CAFÉ AMARGO Unos requerimientos difíciles de conseguir El árbol que produce el café sólo crece en climas tropicales entre unos 200 y 800 metros sobre el nivel del mar. Se necesita un territorio en el que no haya viento y sea bastante húmedo. Estos requerimientos hacen que el café se pueda cultivar sólo en determinadas zonas que reúnan estas cualidades. El uso de pesticidas se ha generalizado en los últimos años, y ha provocado que el periodo fértil de las tierras en que se produce café haya disminuido a 20 años o menos. Los productores de café están en el Sur... Los principales países productores de café son Brasil, Colombia, Indonesia, México y Uganda. Brasil produce casi el 20% del café mundial, mientras Colombia se acerca al 15%. La producción mundial de café es alrededor de 40 millones de toneladas. ...mientras los consumidores están en el Norte El 80% del café que se produce en el mundo se consume en países del Norte. Los países de la Unión Europea consumen casi el 50% de la producción mundial. En algunos países del Sur (por ejemplo, Nicaragua) resulta extremadamente difícil conseguir un café de calidad en bares y restaurantes: los mejores granos se destinan a la exportación. El café como fuente de dependencia económica Para algunos países la producción de café supone una parte muy importante de sus ingresos. Ello se debe al régimen de monocultivo o casi monocultivo que se da en estos países o en amplias zonas de dichos países. Así, por ejemplo, para Uganda, las exportaciones de café suponen casi el 70% del total de las exportaciones, mientras para Nicaragua este porcentaje es del 22%. Sin embargo, para Brasil, principal productor del mundo de café, las exportaciones de café sólo suponen un 5% de sus ingresos. Para los países que producen café en régimen casi de monocultivo, las oscilaciones a la baja del mercado mundial (provocadas a veces por movimientos especulativos) suelen ser desastrosas. Las dificultades para que los países productores lleguen a un acuerdo hacen que las multinacionales puedan imponer condiciones a su medida y controlen el mercado del café y una parte importante de las economías de los países productores. Evolución de los precios del café durante los últimos 25 años El café como fuente de injusticia social En muchos países productores de café, las desigualdades sociales son enormes. Una parte pequeña de la población concentra en sus manos una parte importante de la riqueza y los medios de producción. En cambio, un elevado porcentaje de la población no dispone de tierras para cultivar o dispone sólo de pequeñas parcelas. Las plantaciones de café suelen ser extensos territorios propiedad de grandes empresas o individuos y familias muy poderosos. La miseria que abunda en los países productores hace que la mano de obra resulte muy barata y las condiciones de trabajo sean duras. Por otra parte, también es común que existan pequeñas parcelas propiedad de una familia modesta en las que se cultiva café. La producción de estas parcelas suele ser insuficiente para satisfacer las necesidades de la familia, por lo que sus miembros se ven obligados a buscar otras ocupaciones para complementar sus ingresos. Una espiral infernal de difícil salida Dado que las grandes empresas o los individuos y las familias poderosas concentran la mayor parte de la riqueza derivada del café, tienen, con frecuencia, mucha influencia sobre los gobiernos locales que siguen dócilmente políticas destinadas a favorecer los intereses de los grandes propietarios. Se inicia así un ciclo de marginación social que perjudica a la mayoría. Los pequeños productores de café suelen ser marginados y en muchas ocasiones acaban perdiendo las tierras. Ello es así porque sus condiciones de trabajo y la debilidad económica que padecen les obligan a aceptar casi cualquier condición por parte de bancos o intermediarios. En los países del Tercer Mundo los intereses bancarios son muy elevados y el riesgo de perder las tierras o las cosechas es considerable. Una parte importante de los beneficios del duro trabajo que implica el cultivo del café va a parar al pago de los intereses de los bancos que financian la compra de abonos y equipos. Ademas, con frecuencia, los intermediarios compran las cosechas a bajo precio incluso antes de que se hayan recogido. Dado que los pequeños productores suelen estar agobiados por las deudas que han contraído, muchas veces no les queda más opción que malvender sus productos aún a bajo precio. A veces el precio es menor del que exige la mera supervivencia económica, con lo que se ven obligados a pedir nuevos créditos. Pensemos que el nivel cultural de los productores es bajo, mientras los bancos e intermediarios cuentan con equipos de abogados y economistas. No hay salida fácil a este ciclo de endeudamiento-trabajoendeudamiento. Un desenlace amargo y frecuente es la pérdida de las tierra. Para empeorar aún más las cosas, el precio del café ha disminuido o se ha mantenido constante en los últimos años, mientras el precio de productos elaborados ha crecido. Los países productores de café se ven obligados a producir más café para conseguir lo mismo o menos que antes. El reparto de los beneficios del café es injusto Al igual que sucede con otros muchos productos del Sur, los beneficios que se general con el café se reparten muy desigualmente. Los productores y trabajadores son los que menos se benefician de su trabajo, mientras los comerciantes locales, los intermediarios y las grandes multinacionales se quedan con la mayor parte del dinero que se obtiene. No hay que olvidar tampoco a los gobiernos locales que recaudan mediante impuestos y aranceles. Por otra parte, los países del Norte imponen fuertes aranceles a los productos elaborados del Sur. Así, es más barato importar café sin tostar que café tostado, lo que provoca que las tostadoras se instalen en el Norte y se pierda así una oportunidad para el desarrollo en los países del Sur. Las grandes multinacionales compran el café a intermediarios locales que, a su vez, los compran en condiciones muy desventajosas para los productores. Las grandes multinacionales gozan de privilegios enormes (exención de impuestos y pagos a la seguridad social, etc.). En resumen, cuando un consumidor del Norte disfruta de una humeante taza de café no sabe (muchas veces no es capaz de imaginar) la terrible realidad que ha hecho posible que él pueda disfrutar de ese instante. ESPANICA pretende romper, con tu ayuda, esta situación de injusticia y dolor. Todo depende del café "Colombia depende del café y su cotización exterior hasta tal punto que en Antioquía la curva de matrimonios responde ágilmente a la curva de los precios del café. Es típico de una estructura dependiente: hasta el momento propicio para una declaración de amor en una loma antioqueña se decide en la bolsa de Nueva York" Eduardo Galeano, "Las venas abiertas de América Latina", (Siglo XXI-Madrid), edición de 1990, p. 163 http://www.nodo50.org/espanica/amargo.html#productores