ESTRATEGIAS, TÉCNICAS Y ESTILOS PUBLICITARIOS: ASÍ NOS CONVENCE LA PUBLICIDAD Sergio Calvo Fernández Universidad Europea de Madrid Abril 1998 La Real Academia Española de la Lengua define la publicidad, en su tercera acepción, como la “divulgación de noticias o anuncios de carácter comercial para atraer a posibles compradores, espectadores, usuarios, etc”. En esta misma línea, la propia Ley General de la Publicidad de 11 de noviembre 1988, reconoce este doble carácter comercial e informativo de la publicidad cuando precisa que este instrumento de marketing es “toda forma de comunicación realizada por una persona física o jurídica, pública o privada, en el ejercicio de una actividad comercial, industrial, artesanal o profesional, con el fin de promover de forma directa o indirecta, la contratación de bienes muebles o inmuebles, servicios, derechos y obligaciones”. En definitiva, la publicidad es comunicación persuasiva pagada. Alguien paga para controlar lo que se dice a través de ella y su fin último, en la gran mayoría de los casos1, está claro: conseguir persuadir a los receptores de sus mensajes de la compra de un producto o servicio. 1 Algunos mensajes publicitarios de carácter social, anuncios sobre ONG´s, las campañas de la Dirección General de Tráfico, o las de la Fundación contra la Droga, no pretenden vender un producto en si mismo, pero también intentan persuadir al receptor para que sigua sus consejos. 2 Todos nosotros, como consumidores en potencia, somos conscientes de este hecho. Sabemos que la publicidad intenta convencernos para que compremos y, sin embargo, tarde o temprano terminamos aceptando las reglas del juego y nos dejamos influir por la comunicación publicitaria. Es algo normal, los consumidores no son de piedra. Es cierto que los receptores de los mensajes publicitarios no son sujetos pasivos, pero también es cierto que muchas veces necesitan de la publicidad para tomar una decisión definitiva con respecto a la compra de un determinado producto. Atrás quedaron los tiempos de la “teoría de la aguja hipodérmica”, según la cual los consumidores, como si de autómatas se tratara, recibían los mensajes publicitarios e inmediatamente quedaban convencidos de la excelencia del producto, lo que les producía un impulso irrefrenable de compralo. Este esquema conductista resulta aceptable en los experimentos de Paulov, pero basta recordar que aquellos experimentos se realizaban con perros, y los consumidores no nos encontramos a ese nivel. En la actualidad, todos los estudios2 admiten que los consumidores son sujetos activos, capaces de procesar la información que reciben y atender sólo a aquellos mensajes que les resultan interesantes. De hecho, los españoles estamos sometidos a una media de más de 250 impactos publicitarios al día y, sin embargo, sólo una mínima parte de ellos captan nuestra atención y nos inducen a comprar. Aun así, la publicidad invierte cifras astronómicas para dar a conocer sus mensajes. La pregunta que surge, entonces, es casi inevitable: ¿por qué gastar tanto dinero si los compradores saben que las publicidad les intenta convencer para que compren? Las respuestas son múltiples, pero todas ellas se basan en considerar que la publicidad no es un gasto sino una inversión, a medio o largo plazo, pero una inversión a fin de cuentas. Nos encontramos en mercados altamente competitivos, cada necesidad de los sujetos puede ser satisfecha por múltiples productos y marcas sustitutivas y nuestra memoria es muy frágil. Por este motivo es preciso anunciarse. Sólo de esta forma se consigue mantener un nivel de recuerdo mínimo y que la marca se encuentre entre las opciones de compra buscadas. 2 De la óptica conductista de los años 20, se paso a la instintivista Freudiana de los 50 y 60 y, finalmente, desde la década de los 70 se admiten los postulados neoconductistas cognitivistas, en donde el esquema Estímulo-Respuesta, e sustituido por otro del tipo Estímulo-Organismo-Respuesta. Todavía queda mucho por descubrir sobre lo que ocurre dentro del organismo, pero al menos se han superado las teorías Freudianas, según las cuales en publicidad todo quedaba relegado al instinto de Eros, es decir, al sexo. 3 Como señala MARTÍN ARMARIO (1993, p. 453), “contar con un buen producto o servicio y ponerlo a disposición del cliente a un precio competitivo no es suficiente para garantizar su éxito. Además es necesario informar al mercado sobre las características de ese producto, sobre sus rasgos diferenciadores, sobre la bondad del precio y sobre el lugar donde puede adquirirse”. Una marca no publicitada es prácticamente una marca inexistente. Si los medios de comunicación de masas no se hacen eco de un terremoto ocurrido en Australia, para nosotros ese terremoto no existe. En publicidad sucede exactamente igual. Si los anunciantes no se encargan de dar a conocer su producto, éste no existe y, lo que es peor, el consumidor no confía en él. Como ya se ha dicho, nuestra memoria es muy frágil. Cuando bajamos al supermercado a comprar3 necesitamos conocer de antemano la oferta ante la que nos encontramos. Es cierto que el precio y las promociones van a jugar un papel fundamental a la hora de hacernos comprar uno u otro producto. Pero también lo es el hecho de que una marca que se encuentre en nuestro conjunto evocado tiene muchas más posibilidades de ser elegida que otra que no esté en dicho conjunto. El conjunto evocado de marcas, son aquellas que recuerda el consumidor de un modo espontaneo para cada categoría de productos. Por ejemplo en detergentes un conjunto evocado normal podría ser el formado por Ariel, Dixan, Lenor, Luzil, Skip, Colón y Micolor. Todas las marcas que se encuentran dentro de ese conjunto son conocidas por el sujeto y, por lo tanto, confía más en ellas que en otras que no conoce 4. Además, dentro de este grupo la primera marca es la más recordada y una de las que tiene más posibilidades de ser adquirida. Para conseguir estar dentro del conjunto evocado y una buena posición en la parrilla de salida sólo hay un camino posible: invertir en publicidad. En términos 3 Este fenómeno se produce igualmente en productos de consumo duradero y no duradero. Por distintos motivos, fundamentalmente asociados al riesgo percibido de compra, en ocasiones afecta más a los productos duraderos y, otras veces, incide en mayor medida sobre los no duraderos. 4 No entramos aquí a analizar el fenómeno de las mal llamadas “marcas blancas” o marcas del distribuidor. 4 generales se estima que la publicidad comienza a surtir efecto a los dos meses de su inicio y que también deja de surtirlo pasados dos meses de su finalización (GONZÁLEZ LOBO, 1994, p. 150). Este es el motivo por el cual los distintos fabricantes recurren una y otra vez a la publicidad para anunciar sus productos. Por mucho que nos llamase la atención una determinada marca, cuando se deja de publicitar más tarde o mas temprano nos olvidamos de ella, deja de encontrarse en nuestro conjunto evocado y es como si no existiese. Lo cierto es que tenemos que preocuparnos de otros muchos temas, como para hacer un esfuerzo de memoria suplementario y recordar algo que no es de vital importancia para nosotros. El que el descenso en el nivel de recuerdo sea más o menos rápido depende de muchos factores tales como: El tiempo que lleva la marca conviviendo con nosotros en el mercado. No es lo mismo que desaparezcan Chery Coke o Cristal Pepsi, cuya duración en el mercado fue mínima, que lo haga la archiconocida CocaCola. Lo llamativo de la campaña realizada. La primera campaña del Cuponazo de la ONCE, fue mucho más llamativa que otra segunda realizada diez años después con el mismo esquema, y por eso todavía se recuerda. Y otros factores tales como, la memorabilidad del slogan (El que sabe SABA), el dinero invertido, el plan de medios llevado a cabo, el lanzamiento de otros productos en el sector en el que se encuentra el nuestro, y otros factores imposibles de prever con antelación. De cualquier modo, las empresas fabricantes son conscientes de la importancia de mantener el nivel de recuerdo y, aproximadamente cada dos meses, relanzan la campaña que están emitiendo o comienzan otra nueva. Así, consiguen mantenerse en la mente del consumidor sin saturarle demasiado (lo cual también es un problema). Conscientes de que el nivel de recuerdo se mantiene aproximadamente dos meses utilizan este intervalo para recuperarse económicamente y cuando los sujetos están a punto de olvidar su marca en beneficio de otras que realizan la publicidad más recientemente, vuelven a la carga con intensidad y logran posicionar en el mismo lugar que ocupaban un mes antes. Esta es la técnica de las oleadas publicitarias, utilizada 5 comúnmente por todos los anunciantes. Cada uno sigue su propia periodicidad. Por eso es frecuente que durante un tiempo no recordemos, por ejemplo, los mensajes de Balay, porque está en la zona valle de su inversión publicitaria y si los de Fagor, porque se encuentra en el pico más alto de dicha inversión. De este modo, algunas veces coinciden varias marcas sustitutivas, pero lo normal es que cada una mantenga sus ciclos propios de recuerdos. Si alguna marca se sale de esta dinámica deja de recordarse en poco tiempo y volver a recuperar su posición inicial le cuesta mucho. Así como ningún anunciante está dispuesto a perder posiciones, invierte periódicamente en publicidad y obliga a los demás a seguir invirtiendo, porque ¿quién le pone el cascabel al gato? ¿cuál es el primer anunciante que decide no publicitar su producto sabiendo que los demás si lo hacen? Es evidente que nadie se atreve a afrontar de cara este problema, motivo por el cual los consumidores están expuestos a infinidad de mensajes publicitarios (de las mismas marcas) a lo largo de su vida. No obstante la publicidad no hace milagros. Resulta muy difícil convencer a alguien para que compre algo si realmente no está predispuesto a ello. En este sentido lo que realmente consigue la comunicación publicitaria es reforzar decisiones más o menos tomadas de antemano. En el caso de productos de precio bajo, consigue (como ya se ha visto) que la marca se conozca y que, por consiguiente, combinando esta variable con otras como el precio o el diseño del producto, se compre. En el supuesto de productos caros la publicidad sobre todo informa sobre las características y, una vez, que se ha tomado la decisión, la refuerza. A todos nos gusta ver que se anuncia el coche que hemos comprado después de adquirirlo. De esta manera creemos que hemos realizado una buena compra. Además, si seguimos en la hipótesis de un automóvil y somos realmente sinceros en nuestras respuestas, ¿cuándo no fijamos en serio en la publicidad de coches? Lógicamente cuando vamos a comprar uno. Mientras tanto, la publicidad es algo que está ahí y nos da la seguridad de encontrar información cuando la precisamos, pero no le prestamos mucha atención. Sólo cuando decidimos comprar ese tipo de producto comenzamos a fijarnos más en los anuncios. Gracias a la televisión decidimos que marcas y modelos nos gustan más, nos fijamos en ellas por la calle, recortamos información publicitaria de la prensa o vamos a los concesionarios a recabar datos y llevarnos a casa algunos folletos que no son otra cosa que publicidad, 6 más informativa que persuasiva, dado en este caso el soporte. Este fenómeno es normal. La atención y la retención son selectivas. Estamos expuestos a miles de estímulos diarios y, sólo prestamos atención a aquellos que realmente nos interesan. Además, una cosa es que les prestemos atención y otra distinta que los recordemos posteriormente. Este es el gran problema de la comunicación publicitaria. Resulta más o menos sencillo conseguir llamar la atención con un anuncio pero, ¿cómo conseguimos que los consumidores recuerden ese anuncio si, en principio, no están interesados en la compra de ese producto?. Ya sabemos que un anuncio que no se recuerda es una anuncio inexistente, por lo tanto, tan importante como llamar la atención es conseguir el recuerdo. Esto no es fácil. Para lograrlo la publicidad dispone de una serie de estrategias, técnicas y estilos que utiliza una y otra vez con el fin de convencernos de sus argumentos. A continuación vamos a ver cuáles son estas técnicas, pero todavía queda otra pregunta por contestar. Los compradores son conscientes de la naturaleza subjetiva de la publicidad como fuente de información. Reconocen que la misma es un tipo de comunicación persuasiva pagada, a través de la cual los fabricantes difunden mensajes positivos sobre sus productos. Entonces, si los consumidores son conscientes del carácter comercial y persuasivo de la publicidad, ¿cómo es posibles que estén influidos por sus mensajes? Muchos autores se han embarcado a dar solución a esta pregunta. LAMBIN (1995, p. 129), propone a este respecto una respuesta doble. Según este autor, los consumidores utilizan la publicidad como fuente de información, a pesar de sus limitaciones, porque: Su uso supone un ahorro importante en la búsqueda de información. No es igual ir de tienda en tienda recabando datos de los vendedores o de las etiquetas para tener una primera visión de conjunto del objeto de compra, que dejarse guiar por la publicidad. 7 Además, la publicidad les permite conocer las características de los productos revindicadas por el productor y saber, de este modo, si lo que se dice acerca de ellos es o no cierto una vez que los prueban. Este segundo punto es especialmente importante, ya que la gran mayoría de los estudios demuestran que la eficacia de la publicidad está directamente relacionada, como no podría ser de otra forma, con la credibilidad que le conceden los sujetos. Esta credibilidad puede ser mayor o menor dependiendo de si nos encontramos en mercados eficientes o degenerados (TELLIS y FORNELL, 1988, pp. 64-71), ante productos duraderos o no duraderos (COMANOR y WILSON, 1979, pp. 453-476), o en situaciones positivas o negativas de discrepancia comunicativa (KOPALLE y LEHMANN, 1995, pp. 280-290)5, aunque en términos generales los compradores a priori, no mantienen unas actitudes excesivamente favorables hacia la publicidad, lo que no implica necesariamente que no estén influidos por ella. En este sentido, destaca el estudio realizado por ROYO VELA (1996 p. 441-451) según el cual las creencias mostradas por el público hacia la publicidad son de tres tipos: creencias hacia los efectos económicos, hacia los efectos sociales, y hacia los aspectos éticos que, lógicamente, se encuentran relacionados con los anteriores. VELA detecta una doble dimensionalidad de las actitudes de las personas hacia la publicidad. Cuando se trata de valorar sus aspectos económicos, los compradores muestran sentimientos favorables, mientras que al analizar los aspectos sociales esos sentimientos son, claramente, desfavorables. Los sujetos muestran actitudes positivas hacia las funciones de la publicidad en el sistema económico, tales como la provisión de información o el apoyo al funcionamiento del mercado (aunque a la hora de valorar sus efectos sobre el precio de los productos existe una división de opiniones entre los que creen que la publicidad incrementa el precio y los que no). No mantienen la misma postura hacia los efectos sociales y hacia el contenido de los mensajes difundidos, acerca de los cuales los sujetos muestran actitudes negativas. 5 No es objeto de esta ponencia desarrollar las teorías de estos autores. Todas ellas afectan claramente a la credibilidad de los mensajes publicitarios y se encuentran profusamente recogidas, para aquellos que tengan un especial interés en las mismas, en las referencias bibliográficas que se ofrecen al final de estas páginas. 8 A este respecto, VELA ha desarrollado una investigación entre 127 estudiantes de primer curso de la escuela de Relaciones Laborales de la Universidad de Valencia. El autor suministró a los estudiantes de esa escuela un cuestionario estructurado que recogía 24 afirmaciones relativas a aspectos personales, económicos y sociales de la publicidad emitida en televisión y a las cuales los sujetos tenían que contestar expresando su grado de acuerdo sobre una escala de cinco puntos. El siguiente cuadro recoge los resultados más significativos, en términos de medias y desviaciones típicas, obtenidos en esta investigación. Cuadro 1 _ y sx del conjunto de creencias hacia la publicidad en televisión Creencias _ Sx 1.La publicidad es una fuente de información útil respecto a la oferta existente 3,44 0,97 2.La publicidad me dice lo que compra la gente con estilos de vida similares al 2,30 0,95 mío 2,88 1,01 3.La publicidad me dice qué marcas poseen las características que busco 3,43 1,03 4.La publicidad hace que la gente compre productos muy caros sólo para 1,86 0,86 presumir 2,88 0,98 5.En general, la publicidad da una “imagen verdadera” del producto anunciado 3,37 0,99 6.En general, la publicidad ayuda a la economía de la nación 3,13 1,08 7.La publicidad me ayuda a estar al día respecto a los productos existentes 4,09 0,83 8.La publicidad hace que la gente viva en un mundo de fantasía 3,39 0,94 9.Debido a la publicidad la gente compra muchas cosas que realmente no necesitan 10.La publicidad promueve la competencia y eso beneficia al consumidor Fuente: ROYO VELA (1996, p. 447) En general, se aprecia que los sujetos mantienen creencias positivas hacia la función económica de la publicidad. Sentencias como “la publicidad promueve la competencia y eso beneficia al consumidor”o “en general la publicidad ayuda a la economía de la nación” obtienen unos resultados elevados con medias de 3,39 y 2,88 respectivamente. Sin embargo, al entrar en la esfera personal y social el punto de vista 9 de los compradores se modifica sensiblemente. En este sentido, cabe destacar la contradicción que se establece entre la creencia 5 y el resto de las creencias relacionadas directamente con la conducta de los compradores. Según este estudio, en términos generales, los sujetos opinan que la publicidad no muestra una “imagen verdadera” de los productos, sin embargo, se encuentran claramente influidos por ella. Las puntuaciones obtenidas en las creencias 8 y 9 no dejan lugar a ninguna duda. Puede que la publicidad no diga la verdad, pero por su causa, la gente compra cosas que realmente no necesita y, por consiguiente, está influida por ella aun sabiendo que se trata de una comunicación interesada. De igual modo, los compradores opinan, en su gran mayoría, que “la publicidad hace que la gente se compre productos muy caros sólo para presumir”. Esta creencia se relaciona directamente con la imagen y la calidad percibida de las distintas marcas. Así, si una persona quiere dejar patente su clase, su elegancia o cualquier otro atributo destacable de ella, puede estar influida por la comunicación comercial y comprarse una marca de un determinado producto que indique aquello que desea transmitir. Además, aceptar este esquema supone que un número importante de consumidores opinan del mismo modo y también se han dejado influir por la publicidad en la compra de sus productos. Una persona puede comprarse un buen coche, de precio elevado y marca muy conocida, sólo para presumir, porque el resto de personas que le rodean también están influidas por la comunicación publicitaria y opinan que el producto que se ha comprado es de mayor calidad que otros. Pero la mayor contradicción se da entre la creencia 5 y las creencias 1, 3 y 7. ¿Cómo es posible que lo sujetos afirmen que la publicidad es una fuente de información útil (3,44), que ofrece datos sobre las características de las marcas que se buscan (2,88) y les permite ponerse al día respecto a la oferta del mercado (3,37) cuando opinan que sus mensajes no se corresponden con la realidad? Evidentemente no tiene sentido, pero el comportamiento de los consumidores en más de una ocasión se mueve por caminos que, en principio, parecen poco racionales. Para encontrar una explicación a esta conducta hay que remitirse a la balanza coste/beneficio.Tal vez los compradores intuyan que la publicidad es una comunicación parcial e interesada que no siempre informa verazmente sobre las características de los productos (no tanto porque sea engañosa, por cuanto oculta datos que puedan 10 resultar de interés), pero conseguir información a través de ella les resulta mucho más cómodo que realizar cualquier otro tipo de búsqueda. Así, los sujetos al ser conscientes de las limitaciones de la comunicación publicitaria creen que actúan de un modo correcto,y probablemente sea así. Saben que la publicidad no dice toda la verdad, pero también saben que buscar información por otras vías es excesivamente costoso, por lo que finalmente deciden utilizarla, siempre con un margen de duda con respecto a aquello que comunica. En cierta medida, todos estamos influidos por la publicidad. Otra cosa es que lo reconozcamos abiertamente. Si preguntamos a una persona si está influida por la publicidad a la hora de comprar un determinado producto, muy probablemente (en un 80%) su respuesta sea negativa. El “truco” radica en hacer la pregunta de otra manera. Es necesario utilizar técnicas proyectivas, de tal modo que el sujeto proyecte en los demás su forma de actuar. Así, si en vez de la pregunta anterior hacemos otra del tipo “¿cree vd. que la mayoría de la gente está influida por la publicidad a la hora de comprar x producto”, entonces el resultado es el contrario. La gran mayoría de las personas afirman que los demás si están influidos por la comunicación publicitaria. Ellos no, pero los otros sí. El mecanismo psicológico que subyace en esta respuesta es muy sencillo. El consumidor razona aproximadamente del siguiente modo: “si hasta yo, que soy una persona coherente y razonable, estoy influido por la publicidad; ¡como no van a estar influidos los demás! De esta manera, el sujeto proyecta su forma de pensar en los otros y, si el ser consciente de ello, responde lo que piensa realmente. Utilizando estas técnicas los resultados no dejan lugar a ninguna duda. Como ponen de manifiesto las investigaciones realizadas por CALVO FERNÁNDEZ (1997, pp. 389-438) aproximadamente el 70% de los sujetos reconocen la influencia de la publicidad en sus decisiones de compra, frente a un mínimo 30% que dice no estar influido por ella. (Ver gráfico 1). Desagregando estos resultados en distintas categorías de producto, las conclusiones son parecidas (Ver gráfico 2). En todos los casos el porcentaje de personas influidas por la comunicación publicitaria ronda el 60%, oscilando entre el 68% del automóvil y el 62% del microondas. Los dos extremos se sitúan cuando los productos analizados son la colonia y el detergente. En el primer caso, el 78% de los sujetos afirma encontrarse influido por la publicidad, mientras que en el segundo sólo realizan la misma aseveración el 54% de los encuestados. 11 Estos resultados concuerdan con observación de la realidad. La publicidad de colonias suele ser atractiva y estética, razón más que suficiente para que los sujetos se sientan más atraídos ella que por la publicidad por de la otros productos. Además, en más de una ocasión, la única vía de información de que disponen los compradores para conocer la existencia de una nueva colonia es la comunicación publicitaria. Aunando estos dos hechos resulta normal que nos encontremos con el porcentaje más elevado en este caso. Por el contrario, los anuncios de detergentes suelen ser los peor valorados de todo el espectro publicitario y, por eso, los consumidores son reticentes a reconocer su influencia. No pueden reconocer que se dejan influir por unos mensajes tan evidentes y toscos como los transmitidos en los anuncios de detergentes. 12 En resumen, es evidente que los consumidores están influidos por la publicidad (lo deseen o no) en el momento de efectuar una compra. Veamos ahora, cómo consigue la publicidad esa influencia. Básicamente, para ello la publicidad juega a tres niveles distintos que son los que pasamos a analizar a continuación: a un nivel general o estratégico (tomando decisiones de carácter global que afectan a toda la campaña), a un nivel táctico (decidiendo qué tipo de técnicas concretas van a utilizar) y, finalmente, a un nivel de estilos (considerando que estilo es el más adecuado para 13 transmitir el mensaje deseado). En cualquier caso, antes de comenzar esta clasificación de técnicas y estilos conviene dejar claro que no existen fórmulas mágicas, ni decálogos que haya que seguir al pié de la letra. En publicidad 2 + 2 no son 4. Si existiese una regla invariable para transmitir mensajes con éxito, no se daría la competencia entre marcas, todas conseguirían alcanzar resultados sorprendentes y nosotros, como consumidores, no tendríamos capacidad de elección. Simplemente compraríamos aquello que se nos marcase en cada momento. La realidad es bien distinta, el comprador es un sujeto activo, que no siempre reacciona como se desea ante los mensajes publicitarios. Por ello, las agencias de publicidad han de tener mucho cuidado a la hora de diseñar sus anuncios para intentar que todo el mundo entienda lo mismo y que, además, sea lo que ellas quieren. ESTRATEGIAS PUBLICITARIAS PARA CONSEGUIR LA PERSUASIÓN La base primordial de cualquier campaña de publicidad radica en un buen producto o servicio. Esta si es un regla de oro invariable. Lo mejor para captar la atención y conseguir las ventas es tener un buen producto. Todos los creativos sueñan con tener entre manos marcas como CocaCola o Nestlé, cuyos productos prácticamente se venden por si sólos. No es lo mismo intentar vender un televisor Sony con tubo “trinitron” y todos los adelantos de la técnica que una marca desconocida de calidad inferior. Aun así, hasta estos buenos productos tienen que anunciarse, ya que de lo contrario no pasan a formar parte de nuestro conjunto evocado6. Lo difícil es conseguir vender “productos no tan buenos” o no tan atractivos para el público con la misma facilidad que estos otros. Para ello, desde el punto de vista estratégico la agencia de publicidad debe seguir unos pasos claramente definidos, tal y como se muestra a continuación. 6 La campaña de publicidad en el lanzamiento de Onda Cero Radio supone un buen ejemplo de lo dicho. Anunciar una emisora de radio es sumamente difícil. Se juega con intangibles resaltar el beneficio básico puede resultar muy complicado. Sin embargo en aquel caso no fue necesario recurrir a los argumentos tópicos de este tipo de anuncios (la radio te acompaña a todas partes, te permite estar informado en todo momento, etc, etc.), Bastó con presentar el producto tal cual era y mostrar qué fichajes tenía Onda Cero en ese momento: Luis del Olmo, Julia Otero, Andrés Aberasturi., Ernesto Saéz de Buruaga, etc. 14 1. Definir correctamente el “Público Objetivo” El primer paso que se debe dar consiste en realizar un estudio exhaustivo del público al que se pretende vender el producto. Cuanto mejor esté definido el público al que se pretende llegar (lo que en términos profesionales se denomina “target group”) más fácil será acceder a él y convencerle de lo que se quiere, con los argumentos que se sabe que ese tipo de público está esperando. Para ello son fundamentales las investigaciones de mercado previas en las que se realizan segmentos de mercado atendiendo a distintas variables de clasificación. De esta forma a cada persona o grupo de personas se le ofrece el producto que están buscando para satisfacer sus necesidades y resulta mucho más sencillo conseguir la venta. Las variables de clasificación que se utilizan en estos casos son muy diversas, pero básicamente se centran en el sexo, la edad (psicológica, no real), el nivel de estudios, la clase social y, sobre todo, los estilos de vida, es decir la forma de vivir o de comportarse de la persona dentro de la sociedad. Gracias a estos estudios se pueden crear grupo de características muy similares con respecto a estas variables y, lo que es más importante, con respecto al consumo del producto que se pretende vender. Las personas se comportan de un modo diferente según su edad, sus estudios o su clase social y esto es algo que tienen que conocer los creativos publicitarios a la hora de diseñar sus mensajes. No se vende igual un producto a una persona joven y con estudios (anuncios con mucho colorido, lenguaje divertido y gente joven, por ejemplo la última campaña del Ford Fiesta), que a una persona mayor de clase social media alta (anuncios con tonos más grises, lenguaje más serio y representación de ejecutivos, ejecutivas, por ejemplo la última campaña del Renault Megane). Pero, lo más importante son los estilos de vida. No podemos dar por sentado que una persona, por el mero hecho de pertenecer a una determinada clase social se va a comportar de una determinada manera. Por ejemplo, una persona de clase alta puede preferir un coche pequeño y una de clase media-baja un coche grande para presumir de él ante sus vecinos. Los estilos de vida nos permiten conocer el tipo de persona “real” a la que se va a vender el producto. Podemos saber si es aventurero, sedentario, clásico, moderno, activo, pasivo, etc. y en función de ello diseñar el mensaje más adecuado. Por ejemplo, puede que alguien tenga espíritu aventurero y, que ese sea el motivo por el cual prefiere comprarse un coche 4x4 antes que un utilitario. Si el creativo conoce este hecho podrá venderle el coche de esta manera, apelando a sus necesidades de autorealización. De este modo, el 4x4 se convierte en un todo un símbolo del carácter de esa persona. Es su prolongación y de esta forma es más fácil venderlo. 15 2. Realizar fuertes inversiones Es cierto que una inversión elevada no siempre conduce a unos resultados satisfactorios. El resultado final depende sobre todo de cómo se haya invertido el dinero inicial. Pero si suponemos que el nivel de creatividad y el plan de medios no varían, una campaña con mayor inversión es capaz de conseguir un mayor número de impactos sobre los sujetos y, por lo tanto, se recuerda más. Y en el recuerdo muchas veces está la base de una buena campaña. Cuanto más se repita una idea más tienden los consumidores a hacerla suya y ya no la cuestionan. En este sentido es importante contar con una idea clave que se trasmita claramente a través de todas las campañas. Cuerpos Danone; Aprende de tus hijos; La calidad nuestra razón de ser o La salud tiene un precio son frases que perduran en la memoria de todos nosotros y que rápidamente son asociadas a marcas como Danone o Pascual, facilitando enormemente la compra de los productos que llevan estas “marcas paraguas”. No obstante, no se trata tanto de invertir grandes sumas de dinero a corto plazo, como de incidir con tenacidad, una y otra vez, sobre un mismo mensaje. Todos sabemos que si no nos gusta la tónica es porque la hemos probado poco. Y no es de extrañar porque Swechpss dedicó más de diez años a transmitirnos esta idea. En este sentido, resulta totalmente cierto el refranero popular cuando afirma que “quien la persigue, la consigue”. Pero se trata de perseguirla poco a poco y con mensajes muy claros. Campañas agresivas como la última de Telefónica, pueden saturar al espectador y dar lugar a lo que CHANG (1988) denomina “Hipótesis de la sobrecarga informativa”. Un punto de saturación en el cual, el receptor no sólo no atiende a los mensajes emitido, sino que reacciona negativamente ante los mismos, porque se encuentra saturado de escuchar una y otra vez lo mismo, sin pausas aparentes en la transmisión. 3. Poner en marcha un Plan de Medios eficaz. El Plan de Medios y Soportes consiste en la selección de los medios publicitarios (televisión, radio, prensa, cine, publicidad exterior, etc.) y soportes (TVE1, Tele 5, Onda Cero, El País, etc.) que se van a utilizar para realizar la campaña. Si se desea que ésta incida de la forma adecuada sobre el público objetivo hay que diseñar un plan capaz de llegar a la mayor parte de ese público con el menor coste posible. No se trata tanto de tener mucho dinero, como de repartirlo adecuadamente. En función del cuál sea el público objetivo de la campaña, éste preferirá uno u otro medio de comunicación para que se contacte con él. Si el planificador desconce este hecho, puede enviar mensajes por los canales inadecuados y éstos (por muy buenos que 16 sean) nunca llegarán a contactar con su público. Por ejemplo, determinados productos no deben ser anunciados en televisión porque eso afecta a su nivel de calidad percibida, o determinadas personas ven más los informativos que otras. Las clases medias y altas consumen menos televisión que las bajas y cuando lo hacen buscan distintos tipos de programas. Por eso, en función del perfil del posible comprador, el anuncio debe ser emitido en una u otra franja horaria, en el corte de un espacio u otro, o directamente dirigirse al medio prensa o de revistas especializadas. Sin entrar a matizar las dificultades que ésto entraña debido al actual sistema de contratación de los bloques publicitarios, este punto es de vital importancia. Si no se emite para el público objetivo, se esta tirando el dinero, porque las personas que perciben el mensaje no están interesadas en él.No es lo mismo emitir un anuncio en el corte publicitario de un programa como Informe Semanal que hacerlo en Sorpresa, Sorpresa. Y no es lo mismo, emitirlo en televisión que sacarlo en prensa. Por ejemplo, CocaCola aprovecha la emisión del programa Los 40 Principales en el Canal +, para transmitir sus mensajes, en el convencimiento de que en esa franja horaria se encuentra reunido frente al televisor gran parte de su público objetivo. Este panorama cambiará en un plazo breve gracias a la introducción de la televisión Digital o “televisión a la carta”. Gracias a este sistema de canales temáticos será posible que el medio televisión se comporte de un modo similar al medio prensa especializada y, por consiguiente, resultará mucho más sencillo contactar con el público objetivo buscado. Por ejemplo en un canal dedicado al montañismo será más fácil vender productos para la escala y otro dedicado al mundo del motor, será preferible introducir anuncios de automóviles y motocicletas. 4. Elegir un posicionamiento claro. El posicionamiento se define como el lugar que ocupa el producto o la marca en la mente del consumidor y es una baza fundamental a la hora de conseguir la venta. Todos nosotros estamos expuestos a multitud de mensajes y no podemos dedicar mucho tiempo, a colocar los diferentes productos y marcas que nos intentan vender en nuestra mente, con el fin de darles (mas o menos) una puntuación y realizar un ranking mental de cuales son las principales marcas de un determinado producto y en qué se diferencian unas de otras. Son los fabricantes gracias a la publicidad los que se encargan de posicionar el producto en nuestra mente. Cuanto más clara esté esta posición, mejor recordaremos la marca y más posibilidades existirán de comprarla. Para conseguir un buen posicionamiento la publicidad se encarga de asociar el 17 producto o la marca a una idea muy concreta y recordarnos una y otra vez esa asociación para que todos tengamos claro que lugar debe ocupar esa marca en nuestro ranking y, además, que todo el mundo posicione la marca en un lugar semejante. Por ejemplo, Pascual es calidad y salud , Rolex es elegancia y precisión, Volvo es robustez y seguridad, Danone es salud, Ariel es blancura, etc., A la hora de ver cuál es la mejor posición para la marca, lo primero que se debe decidir es sobre cuántas diferencias se va a realizar el posicionamiento. En este sentido, muchos especialistas en Marketing defienden con fuerza que al público objetivo hay que promocionarle un sólo beneficio. Cuantos menos beneficios se relaten mejor, esto es lo que en publicidad se llama utilizar una única proposición de venta. Esto es lo que hizo Ariel con su campaña de “nadie lava más blanco”, sólo resaltó el beneficio de la blancura, pero no el del olor o el del precio, con lo que consiguió posicionarse como el detergente que lava más blanco. Cada marca debe elegir un atributo y convertirse en el ofertante número 1 del mismo ya que los compradores tienden a recordar mejor el mensaje del número 1 que los mensajes del resto, especialmente en una sociedad supercomunicada como la nuestra. Sin embargo no todos están de acuerdo en que el posicionamiento con un sólo beneficio sea el mejor camino. También pueden posicionarse 2 y hasta 3 beneficios, especialmente si 2 o más empresas reclaman ser las mejores en un mismo atributo. La idea es encontrar un hueco dentro de un segmento de mercado. Volvo posiciona sus coches como los más seguros y más duraderos, beneficios que, por otro lado, son compatibles; se espera que un coche seguro, sea también duradero. Del mismo modo, la pasta de dientes Signal se posiciona con 2 beneficios: "protección anticaries" y "más sensación de frescor". Para convencer al consumidor de que el producto contiene los 2 beneficios mencionados, la pasta que sale del tubo tiene 2 colores, confirmando así visualmente esos 2 beneficios objetivo. A la hora de elegir una estrategia de posicionamiento las empresas deben evitar 4 importantes errores: - Infraposicionamiento, que se da cuando los consumidores potenciales sólo tienen una vaga idea de la marca, a la que no asocian con nada en especial. - Sobreposicionamiento, que se produce cuando el comprador tiene una imagen demasiado estrecha de la marca. - Posicionamiento confuso, que tiene lugar cuando los compradores tienen una imagen confusa de la marca como consecuencia de que a ésta se la busquen 18 demasiadas asociaciones, o se le cambie su posicionamiento con demasiada frecuencia. - Posicionamiento dudoso, que se da cuando los consumidores encuentran poco fiables las asociaciones buscadas por la marca a la vista de las características del producto, su precio o su fabricante. En cualquier caso, salvando estos cuatro errores, resulta fundamental elegir un posicionamiento adecuado. Para ello, una vez definido el público objetivo y segmentado el mercado se analiza el posicionamiento de las otras marcas y se elige un posicionamiento para la nuestra7. Podemos situarnos con el mismo posicionamiento que la marca líder (por ejemplo Capitán Frudesa y Capitán Pescanova), podemos situarnos muy cerca de la marca líder pero para transmitir lo contrario (por ejemplo, Coca Cola refresco de cola y Seven Up refresco de no cola), o podemos situarnos lo más alejados posibles de la marca líder (por ejemplo Pascual tecnología y Central Lechera asturiana naturaleza). Elijamos una u otra estrategia, la publicidad será la encargada de transmitir al público ese posicionamiento a través de sus mensajes. Los anuncios de Central Lechera Asturiana se desarrollan en el campo, con personajes reales del entorno, etc. Por el contrario, los anuncios de Pascual transcurren en la ciudad y con personajes con tintes de ejecutivos. TÉCNICAS PUBLICITARIAS PARA CONSEGUIR LA PERSUASIÓN Al margen de estas grandes líneas maestras a seguir para conseguir los objetivos deseados, en publicidad se utilizan otros recursos a nivel tácticos igualmente importantes para persuadir a los sujetos de la adquisición de productos y servicios. Estas técnicas pueden emplearse de forma aislada, pero lo normal es que en un mismo anuncio estén recogidas varias de ellas. 1. Llamar la atención. La llamada de atención es fundamental en publicidad. Aunque ya han sido 7 En este trabajo son muy útiles los mapas de posicionamiento que permiten, a un sólo golpe de vista, situar todas las marcas que compiten en el mercado en torno a dos ejes que representan las dos ideas fundamentales sobre las que se posicionan 19 superados los antiguos esquemas del Modelo AIDA, según el cual la publicidad debe llamar la atención, despertar interés, suscitar el deseo y provocar la acción, lo cierto es que las llamadas de atención pueden ser muy útiles. No obstante, conseguir llamar la atención no es conseguir el recuerdo. Un anuncio nos puede parecer interesante en un determinado momento y luego no recordarlo o, lo que suele ser más frecuente, no recordar exactamente que era lo que anunciaba. El principal problema que se plantea aquí es que algo llama la atención cuando se ve por vez primera, pero después puede llegar a provocar indiferencia. Para conseguir que la llamada de atención sea eficaz y perdure en el tiempo, los técnicos publicitarios utilizan diferentes estilos que analizaremos en profundidad a continuación. No obstante en términos generales se puede decir que es necesario que la llamada de atención esté relacionada con el producto o la marca. No se trata de llamar la atención porque sí, sino de hacer una llamada que perdure cuando el anuncio haya desaparecido. Para ello básicamente se pueden recurrir a tres técnicas: - Trabajar con ideas insólitas que provoquen la ruptura de lo psicológicamente esperado. Por ejemplo en los anuncios de Tónica Swechpss, había personas que después de probarla decían que no les gustaba, lo cual llama bastante la atención, ya que es ir en contra de lo que lógicamente se espera. Del mismo modo resultaba insólito pedir Casera en una plaza de toros o después de un naufragio, tal y como se nos presentaba en los anuncios de esta famosa marca. - Utilizar algún estilo publicitario capaz de llamar mucho la atención. Por ejemplo un personaje famoso haciendo algo poco corriente en él, algún efecto especial que sorprenda al espectador, una campaña basada en la intriga que no resuelva el producto del que se trata hasta el final del anuncio o en otro diferente y que haga necesario que el espectador este más atento de lo normal al mensajes o, simplemente, una imagen muy fuerte como las utilizadas por Benetton en su publicidad gráfica. (Aquí se corre el riesgo de provocar asociaciones negativas) - Provocar incertidumbre. Los anuncios que una vez vistos hacen pensar son los que más se recuerdan porque, además, se habla de ellos con la familia y los amigos, en busca de una posible explicación. No hay nada mejor que se hable de un anuncio después de verlo. Un ejemplo de esta tendencia es la última campaña que utilizó Volkswagen para vender su Polo, en la que el coche no era 20 la sorpresa, pero no se sabía muy bien a que sorpresa se refería el anunciante. Existen otro tipo de técnicas que también se utilizan para conseguir captar la atención del espectador, pero en cualquier caso son variaciones sobre las ya expuestas. 2. Repeticiones de comunicación Otra técnica muy utilizada en los últimos años consiste en volver a repetir el anuncio en una versión más corta (20 segundos), después del primer visionado. Entre ambos anuncios se sitúa otro de la competencia o de otra marca que no afecta a nuestro producto. Una de las marcas pioneras en este tipo de técnica fue Duracel que, si bien no repetía exactamente el mismo anuncio, seguía unas pautas similares con su ya famoso “ y dura, y dura, y dura...” En esta línea se muestran otros anunciantes que no repiten exactamente el anuncio, sino que lo dividen en dos partes, una primera de exposición y otra segunda en la que se proponen las soluciones a los problemas planteados en un principio. Ambas partes suelen estar separadas únicamente por una anuncio de otra marca no competidora. Aunque esta técnica es más utilizada en televisión, también puede emplearse en radio y en prensa. En este último caso, la variación consiste en ir desvelando lo que se anuncia página tras página. Esta técnica presenta tanto ventajas como inconvenientes. Ayuda a elevar el nivel de recuerdo, bastante por encima de un anuncio tradicional (BIGNE y MIQUEL, 1996), sin embargo exige que el receptor no realice ningún tipo de zapping cambiando de cadena. En este caso, el impacto en el nivel de recuerdo se pierde y, en el caso de los anuncios en dos partes, como no se encuentran soluciones es muy probable que el anuncio se olvide todavía con mayor facilidad. 3. Incidir sobre las distintas necesidades del consumidor. Una persona puede comprarse un producto para satisfacer distintas necesidades y distintas personas pueden comprar distintos productos para satisfacer las mismas necesidades. El creativo publicitario tiene que conocer perfectamente cuáles son las necesidades potenciales que puede satisfacer el producto e incidir sobre aquellas en las que el consumidor se muestre más indefenso. Todos nosotros tenemos necesidades de autorealización, de autoestima, de seguridad, etc. La publicidad selecciona la necesidad sobre la que va a incidir y se dirige directamente a ella sin 21 ningún tipo de contemplaciones. Por ejemplo, un ordenador se puede vender transmitiendo mensajes diferentes según la necesidad sobre la que se incida. Si se hace sobre la necesidad de reconocimiento social, se incidirá sobre la envidia (un recurso muy utilizado en publicidad) mostrando a otras personas que ya lo tienen, de tal modo que el sujeto deseará tenerlo también, si se intenta cubrir la necesidad de diversión, el ordenador se venderá como la panacea para conseguir la tan buscada diversión, será lo mejor para entretenerse a través de internet o con juegos informáticos. Por último, si se incide sobre la necesidad de seguridad un ordenador podrá venderse como un elemento indispensable para no perder el puesto de trabajo. Este esquema es utilizado hasta la saciedad por las academias de idiomas que inciden directamente sobre la inseguridad de los sujetos para vender el producto. En su publicidad es frecuente encontrar razonamientos del tipo “No pude encontrar trabajo porque no sabía inglés” o “Ríete ahora, pero ya verás cuando yo sea tu jefe”. 4. Conocer las creencias y actitudes del público objetivo. Una creencia es un pensamiento descriptivo, ni bueno ni malo, por ejemplo “creo que el Renault Megane es un coche grande”. Por su parte una actitud es una valoración de una creencia y mueve más a realizar acciones. Por ejemplo, “como me gustan los coches grandes y creo que el Renault Megane lo es, me gusta este modelo y probablemente me lo compre”. La publicidad puede incidir tanto sobre las creencias como sobre las actitudes, sin embargo, le resulta mucho más sencillo incidir sobre las primeras que sobre las segundas. Si a una persona le gustan los coches pequeños, es muy probable que no compre el Megane porque piensa que es grande. Ante esta opción podemos hacer dos cosas: conseguir que cambie de actitud y le gusten los coches grandes o, lo que es más fácil, conseguir que cambie su imagen o creencia sobre el Megane y que no lo vea tan grande como se imaginaba en un principio. La publicidad en muchas ocasiones se utiliza para cambiar las creencias de los sujetos respecto a las diferentes marcas. Cuando se consigue un cambio de actitud nos encontramos ante un cliente que. Muy posiblemente, sea fiel durante mucho tiempo. No obstante esto es algo que no suele ocurrir con frecuencia. 5. Crear asociaciones de ideas. Esta es la técnica más utilizada. Los spots muestran personas, situaciones o 22 lugares ligeramente mejores que los que se dan en la vida real y que todos desearíamos poder disfrutar. Así se produce una asociación de ideas entre el consumo del producto y poder llegar a la situación que se muestra en los anuncios. Todos acabemos que por usar tal o cual colonia, las mujeres o los hombres no van a caer rendidos a nuestros pies. Sin embargo, nos gustaría que fuera así y, por ridículo que parezca, nos dejamos llevar por estos planteamientos. En publicidad a esta táctica se denomina utilización de los grupos de referencia, que son aquellos grupos a los que nos gustaría pertenecer. Cuando se muestra un desayuno se hace en cocinas amplias y relucientes, probablemente diferentes de la nuestra. Sabemos que desayunando la marca de cereales que se anuncia no vamos a conseguir tener una cocina así, pero nos gustaría que así fuera. Eso permite que simpaticemos con la marca en cuestión, que la recordemos con más facilidad y que, por tanto, sea más fácil que la compremos. Los argumentos con los que se intenta conseguir la asociación de ideas están relacionados con los siguientes conceptos: - Dinero, como símbolo del éxito social. No obstante conviene no sobrepasar unos ciertos límites porque sino el público deja de sentirse identificado. Esta asociación suele hacerse cuando nos encontramos ante un público objetivo joven , por lo general hombres, de naturaleza ambiciosa y que están comenzando a abrirse camino. Aun así, a todos nos gustaría tener a un mayordomo como Ambrosio. - Naturaleza, lo natural y ecológico se ha puesto muy de moda en los últimos años y la publicidad ha sabido aprovecharse de ello. Esta fórmula funciona con todo tipo de público, pero parece más efectiva con las personas urbanas, que busca en lo natural una compensación con el tipo de vida que llevan. La naturaleza se asocia claramente a dos ideas: salud y aventura y sirve para vender muy bien ambos conceptos. - Libertad, este concepto lleva implícitas las ideas de evasión, independencia, vacaciones y, sobre todo, poder ser uno mismo. Paradójicamente esta asociación de ideas se utiliza mucho en productos de limpieza o electrodomésticos dirigidos al ama/o de casa. En este sentido, se intenta transmitir que su uso, permite a los usuarios poder dedicar su tiempo a otras actividades. En definitiva, ser más libres. - Sexo, es el concepto más utilizado por la publicidad, eso si de forma suavizada, 23 aunque no sutil. El producto donde más se usa es en el perfume, aunque también da mucho juego en bebidas alcohólicas, joyas, coches y ropa. Se trata de que la persona que ve el anuncio realice la siguiente asociación: si utilizo este producto tendré más éxito en el sexo. Es efectivo tanto en hombres como en mujeres, aunque se puede utilizar con más posibilidades entre la gente joven. En cualquier caso, sea cual sea el tipo de asociación buscada, lo cierto es que la publicidad siempre persigue algún tipo de asociación en la venta de sus productos. ESTILOS PUBLICITARIOS PARA CONSEGUIR LA PERSUASIÓN Tan importantes como las técnicas son los estilos publicitarios que se usan en publicidad. El estilo publicitario es la forma definitiva que se le da a un anuncio y que permite que este tenga un determinado tono. Es muy raro encontrar un anuncio basado en un único estilo publicitario. Lo habitual es que en el mismo convivan dos, tres, cuatro y hasta cinco estilos distintos, aunque hay uno que siempre tiene primacía sobre los demás. Los estilos publicitarios se utilizan tanto en medio prensa, como en medio, radio, televisión y exterior, si bien es en la televisión (dadas sus especiales características) donde se expresan con mayor claridad. Conociendo los diferentes estilos estaremos en condiciones de hacer frente a la persuasión publicitaria y comprender mejor que recursos está utilizando la publicidad para intentarnos convencer. Los principales estilos publicitarios son: 1. Argumentativo o de problema/tratamiento/solución, es decir, un estilo en el que el protagonista de la comunicación (identificable con el público objetivo) tiene un problema cuya solución se consigue con la utilización del producto anunciado. Este formato, a través del cual se argumenta sobre los beneficios del uso del producto suele usarse con mucha frecuencia en el caso de productos de higiene y limpieza y satisface plenamente los objetivos mercadotécnicos del anunciante. 24 2. Escenas de la Vida, este estilo supone una variación del anterior y consiste en presentar al producto en las situaciones o contextos normales del público objetivo al que va dirigido. Se trata, por tanto, de reproducir situaciones de la vida real y cotidiana en las que se usa el producto, argumentando sobre los beneficios que dicho uso tiene para el consumidor. 3. Musical, es uno de los estilos más utilizados en la radio, aunque también se emplea con mucha frecuencia en la televisión, y consiste en utilizar una melodía pegadiza o "jingle" para llamar la atención y facilitar el recuerdo del mensaje. Este es el caso de las famosas canciones de CocaCola o incluso de ColaCao. Con mucha frecuencia una vez que se consigue que la melodía sea conocida, lo que se hace es cambiar la letra (o incluso hacer desaparecer ésta) y utilizarla como nexo de unión entre muchas campañas, tal y como ha hecho en nuestro país el Banco de Santander o el Aceite de Oliva La Masia. La melodía de un anuncio permite introducir el producto sin aburrir con los textos, populariza la imagen y, lo más importante, hace que la publicidad se recuerde mucho mejor. 4. Humor, este estilo sirve básicamente para llamar la atención y es aconsejable para aquellos anunciantes que sean líderes del mercado. Es importante que el humor no sea vulgar (El anuncio del limpiador Xampa es un claro ejemplo de humor de este tipo) y que además sea pertinente, es decir, que esté relacionado con el producto anunciado y con los beneficios que éste proporciona, porque si no el destinatario va a recordar el chiste pero no el producto anunciado. 5. Demostración, en el estilo "Demo" (como su propio nombre indica) se trata de poner de manifiesto, de forma dramática mediante una demostración, alguna de las características del producto. Por ejemplo, se puede presentar el buen estado en que se encuentra el producto después de un número de usos o, como hacia Zanussi, comprobar con un micrófono en el estudio de grabación lo silenciosas que son sus lavadoras. Este tipo de formato suele venir acompañado de un aviso legal en el que se indica que la prueba a sido realizada ante notario. Las demostraciones pueden efectuarse tomando como referencia únicamente el 25 propio producto o también comparándolo con otros. En este último caso estamos ante lo que se conoce como publicidad comparativa, que aunque en nuestro país está permitida no tiene muy buena imagen, por lo que la mayoría de los anunciantes no se arriesgan a realizarla. No obstante, conviene añadir que, tal y como establece la Ley General de Publicidad de 1988, las comparaciones tienen que realizarse entre productos similares y estar apoyadas en características esenciales y datos objetivos de los productos, para no incurrir en publicidad desleal. 6. Aparición del producto, es aquel estilo publicitario en el que lo único que aparece en el anuncio es el producto (a veces sin ninguna predicación), resaltando mucho la realidad del mismo, es decir, realizando lo que se conoce como una hiperatribución (primeros planos del productos mostrando sus ventajas). Este tipo de formato es muy agradecido en el caso de productos alimenticios como los yogures o los helados. 7. Narrativo, en este caso se trata de contar una historia (real o figurada) en la que aparezca implicado el producto. Cuando consiste en contar historias sobre el desarrollo del producto, su proceso de fabricación o su evolución estamos ante el caso de un publireportaje, que como ya sabemos es de mayor duración (120") que un spot normal de televisión (20"). 8. Suspense, se trata de una variante del estilo anterior en la que se introduce un factor de intriga en la narración. La resolución de la intriga puede aparecer en el mismo anuncio, pero lo normal es que se trata de campañas en varias etapas (campañas "teasser"). Con este formato se consigue llamar poderosamente la atención y que el público comente cuál será el producto que se va a anunciar. No obstante hay que valorar si el producto es lo suficientemente importante como para utilizar un estilo de este tipo, ya que si no se crea una frustración en el receptor del mensaje. Como ejemplo de este formato, cabe destacar la famosa campaña del cuponazo de la ONCE, que aunó esfuerzos técnicos y originalidad para convertirse en todo un hito de la publicidad española. 26 9. Testimonial, este estilo implica la utilización de una persona acreditada, un experto, un directivo de la empresa, un usuario del producto o hasta un personaje famoso, que confirma mediante su testimonio las ventajas del producto y recomienda su uso. Cuando el testimonio es aportado por algún directivo de la empresa se confiere al anuncio una imagen de seriedad que contribuye a transmitir confianza sobre el producto. Es importante elegir a la persona adecuada, ya que sino se puede producir el efecto contrario como pasó con M. Luque y su slogan "Busque, compare y se encuentra algo mejor cómprelo". 10. Personaje Famoso, se trata de una variante del caso anterior en donde el testimonio viene dado por un personaje famoso. Esta persona puede estar o no relacionada o no con el producto (por ejemplo puede ser un deportista que anuncie zapatillas de deporte o colonia) y es muy importante que esté siempre al servicio de dicho producto y no a la inversa ya que sino se produce la canibalización de la marca anunciada y el spot sirve más para promocionar al personaje que al producto en cuestión. (Como es el caso de Isabel P. y sus anuncios de Porcelanosa). No obstante, hay que tener en cuenta que el formato personaje famoso no siempre tiene que contar con un testimonio del mismo, sino que su mera presencia ya apoya el consumo del producto. 11. Busto Parlante, también es una variante de la publicidad testimonial, en la que aparece delante de la cámara la figura de una persona de cintura para arriba (que puede ser o no conocida) y que argumenta o demuestra cuales son las ventajas del producto o servicio que se quiere vender. 12. Efectos Especiales, es un estilo muy utilizado últimamente en donde no aparece ninguna estructura especial, sino que simplemente permite llamar la atención a través de estos efectos. La utilización de técnicas informáticas y digitales ha abaratado considerablemente la realización de este tipo de anuncios y existe una tendencia cada vez mayor a utilizar este formato aún cuando no venga al caso con el producto que se está anunciando. El anuncio de CocaCola Light en el que se introducía a personajes famosos como Humprey Bogart o 27 Louis Amstrong en situaciones actuales es un buen ejemplo de una utilización acertada de este tipo de técnicas. NUEVOS SOPORTES PUBLICITARIOS: CÓMO PERSUADIR SIGILOSAMENTE Durante los últimos años el mercado publicitario ha llegado a tal saturación en el medio televisión que cada día resulta más difícil llamar la atención con un simple anuncio. Por este motivo, los anunciantes y las agencias han buscado otras vías alternativas a la publicidad tradicional para dar a conocer sus productos. Las principales son las que se reflejan a continuación: - Patrocinio televisivo, es un acuerdo económico entre el anunciante y la cadena de televisión para asociar un producto o una marca con distintas modalidades de la programación, desde un mismo programa todas las semanas hasta distintos programas cada vez. Puede ser patrocinio pasivo, cuando se utilizan caretas de entrada y salida a lo largo del programa recordando que tal o cual marca lo patrocina; o patrocinio activo, cuando aparece la marca dentro del programa, por ejemplo cuando Volvo patrocina la información meteorológica dentro de un informativo. - Televenta, consiste en la cesión de tiempo que realiza una cadena de televisión a una empresa para que anuncie varios productos, a cambio de un porcentaje de las ventas obtenidas. Son los programas del Tipo “Teletienda” o “AZ3". Esta modalidad cada día se extiende más porque, según la directiva de la televisión sin fronteras cada un número determinados de minutos de teletienda da derecho a otro número de minutos de anuncios normales. - Telepromoción, hace una incorporación activa del producto a un programa, pero con la diferencia de que el público participa a través de llamadas telefónicas, cartas, etc. Esta fórmula no gusta mucho a los anunciantes ya que el éxito depende, en gran parte, de quien conduce el programa. 28 - Producto emplazado, Consiste en introducir el producto dentro de una serie o una película. Está muy de moda en las televisiones privadas porque de este modo financian gran parte de los gastos de producción de las series. No se trata de publicidad encubierta, ya que no está tipificada como tal y , además, resulta muy efectiva, puesto que el producto se integra con los personajes y situaciones y es percibido de una forma suave en la mente del consumidor. Puede hacerse de forma activa, por ejemplo, cuando se ve a uno de los actores de una serie de televisión utilizando un determinado producto, o pasiva, cuando aparece en escena como parte del decorado. - Bartering, es un intercambio en el que el anunciante le da un programa hecho a una cadena de televisión a cambio de poder promocionar sus productos en él. Un ejemplo de ésta forma de publicidad es el Club Disney que emite Televisión Española. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS CALVO FERNÁNDEZ, S. (1997): Factores Determinantes de la Calidad Percibida: Influencia en la Decisión de Compra. Universidad Complutense de Madrid. Tesis Doctoral. COMANOR, W.S. y T. WILSON (1979): “The Effect of Advertising on Competition: a Survey”, Journal of Economic Literature, vol. 17, junio, pp. 453-476. GONZÁLEZ LOBO, M.A. (1994): Curso de Publicidad, Eresma & Celeste Ediciones, Madrid. KOPALLE, P.K. y D.R. LEHMANN (1995): “The Effects of Advertised and Observed Quality on Expectations About New Product Quality”, Journal of Marketing Research, vol. XXXII, agosto, pp. 280-290. 29 LAMBIN, J.J. (1995): Marketing Estratégico, Mc-Graw-hill, Madrid, 3ª edición. MARTÍN ARMARIO , E. (1993): Marketing, Ariel Economía, Barcelona. ROYO VELA, M. (1996): “Las creencias de los estudiantes hacia la publicidad en televisión: un estudio descriptivo en base al modelo de Pollay y Mittal”, Actas de los VIII Encuentros de Profesores Universitarios de Marketing, Zaragoza, pp. 443-451. TELLIS, G.J. y C. FORNELL (1988): “The Relationship Between Advertising and Product Quality Over the Product Life Cycle: a Contingency Theory”, Journal of Marketing Research, vol. XXV, febrero, pp. 64-71.