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LA LUCHA CONTRA LAS DISCRIMINACIONES :
INTRODUCCIÓN :
En el año 1789, hace ya más de dos siglos, la Asamblea Constituyente de la Revolución
Francesa, inspirada en los ideales masónicos, que habían sido recogidos por los
enciclopedistas, de Libertad, Igualdad, Fraternidad y Tolerancia, proclamaron ante el
mundo entero la célebre “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”,
que, en una de sus cláusulas esenciales, decía que : “TODOS LOS HOMBRES
NACEN Y PERMANECEN LIBRES E IGUALES EN DERECHOS”.
Pocos años antes, en 1776, los prohombres que encabezaron la Revolución
Estadounidense, pertenecientes en una gran mayoría a la Francmasonería, también
inspirados en esos mismos postulados filosóficos, habían hecho suyos esos mismos
derechos inalienables e imprescriptibles, de validez universal.
Con ello se marcó el fin del Antiguo Régimen y el nacimiento de una nueva era en la
historia de la humanidad. Se pretendía hacer realidad el viejo sueño de los profetas, y
demás seres de espíritu prominente, que, en todos los tiempos, han anidado en sus
corazones generosos el deseo de hacer un mundo más feliz y digno de vivirse.
Se trataba, también, de hacer realidad aquella inveterada aspiración, llamada con
justicia “la regla de oro” por excelencia, de “no hacer a los demás lo que no quieres
que hagan contigo”, la que se encuentra en la base de todas las más puras y
dignificadoras creencias religiosas y filosóficas desde que el ser humano evolucionó
hacia estados superiores de su intelectualidad y espiritualidad.
Sin embargo, esta lucha por imponerlos no ha sido nunca fácil, pues podemos
constatar que la imperfecta naturaleza del hombre, y por consiguiente, de los
pueblos, ha hecho que muchas veces predominen en él las taras y las más bajas
pasiones del prejuicio, del odio, de la violencia y de las injusticias, por sobre los ideales
de amor, caridad, justicia, fraternidad y paz que inspiran a los hombres de bien.
Conforme con ello, tanto la “Carta” que creó la Organización de las Naciones Unidas,
en 1945, como los “pactos” y “declaraciones” complementarias, así como la mayoría
de las “Constituciones” modernas de los Estados que se han adherido a ella, han
consagrado y perfeccionado esos mismos derechos inalterables, extendiéndolos a todos
sus habitantes y a todos los seres que pueblan nuestro planeta.
Lamentablemente, como hemos señalado, y veremos con más extensión luego, esto ha
sido sólo en teoría, ya que, por distintas circunstancias, en una gran parte de los casos,
han pasado a ser “letra muerta”.
El concepto de igualdad es indiscernible de los derechos humanos. Es el principio que
les da sustancia y razón de ser. Los derechos humanos son producto del pensamiento
ilustrado y, por lo tanto, del primado de la razón.
La idea de igualdad está siempre relacionada con la justicia. Se reconoce al otro como
igual, es decir, digno del mismo trato que cada individuo considera merecer.
Para considerar que un sistema es justo, es necesario que exista un reconocimiento de
que todas las personas gozan ciertas libertades básicas que son compatibles con un
sistema de libertad para todos. Estas libertades son la de pensamiento, de conciencia,
de creencias, de religión, de expresión, de información, de reunión y asociación, de las
artes y de las ciencias, del derecho a la educación, a trabajar y a ejercer una profesión
permitida, etc.
Este planteamiento, que recoge claramente estos principios de igualdad, justicia y
libertades se aprecia en la “primera generación de derechos humanos”, que son las
garantías individuales de índole civil y política.
Al abordar las desigualdades sociales y económicas, el principio de igualdad se
formula como condición y oportunidad. Esto quiere decir que todos los individuos
deben estar en condiciones tales que, efectivamente, puedan tener acceso a las mismas
oportunidades. Esta noción impregna la definición de los derechos económicos y
sociales, también llamados de “segunda generación”. Su trasfondo es la justicia social.
CONCEPTO DE DISCRIMINACIÓN :
En general, se entiende por “discriminación” el diferente tratamiento que en la vida
social reciben las personas, o los grupos, asociado generalmente a las injustas y
arbitrarias diferencias que se hace entre ellas.
La discriminación, por tanto, implica una selección y separación inicua y arbitraria de
los seres humanos, o de las agrupaciones, en la vida comunitaria.
Niega
fundamentalmente la igualdad de oportunidades, favoreciendo a unos y perjudicando
a otros. Constituye, asimismo, una clara violación de los más elementales derechos a la
justicia, y, en algunos casos, a la libertad de pensamiento, opinión, creencias y
conciencia. Y, como lógica consecuencia, se opone a la tolerancia y al anhelado ideal
de fraternidad y amor que deben reinar entre todos los hombres, a fin de asegurar su
sana y normal convivencia.
Ella puede obedecer a múltiples factores : raciales, ideológicos, culturales, filosóficos,
religiosos, políticos, sociales, económicos, sexuales u otras injustas causas de
segregación. Por desgracia, la historia del hombre, hasta nuestros días, está llena de
de estas nefastas lacras sociales.
El racismo, el chovinismo (o nacionalismo exagerado), el confesionalismo, los
fundamentalismos, el sexismo, y otros tantos, todos ellos en sus diversas
manifestaciones, no son más que formas, especialmente perversas, de exclusión social
entre los seres humanos, y se manifiestan en las sociedades enfermas o
defectuosamente organizadas, la mayoría de las veces dominadas psicológicamente
por líderes malignos.
Examinaremos, someramente, estas manchas en la historia de la humanidad, muchas
de las cuales, por no decir todas, aún subsisten en distinto grado en el seno de nuestras
colectividades.
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I°) DISCRIMINACIONES EN RAZÓN DE LA RAZA U ORIGEN ÉTNICO
(RACISMO Y ANTISEMITISMO), O DE LA NACIONALIDAD (CHOVINISMO O
XENOFOBIA).
El Racismo:
Esta palabra viene de “raza”, con la que se designa, en la antropología y biología
clásicas, a cada uno de los grupos en que se subdividen las especies humanas, cuyos
caracteres, perpetuados por la herencia, permiten distinguirlos.
Por “racismo” se entiende una teoría política y antropológica que sostiene la hipótesis
de que hay diferencias de capacidad intelectual, moral cultural y física entre las razas
humanas; y la creencia de que unas son superiores a otras.
Sus creadores pretendieron hacer del racismo una “teoría de la historia”, es decir, una
interpretación peculiar de la sociedad, capaz de explicar el pasado, el presente y el
futuro; al mismo tiempo que el punto de partida de una nueva moralidad, a la que un
autor llamó “ética de la selección”, que sostiene que el mundo debe pertenecer a los
mejores, a los más fuertes, a los mejor dotados.
1°) La raza : factor fundamental de la historia.
El pensador político francés, conde Arthur de Gobineau (1816- 1882), con su “Ensayo
sobre la Desigualdad de las Razas Humanas”, es considerado el padre del “racismo”,
porque puso en orden y sistematizó todas las ideas que hasta ese momento se habían
exteriorizado sobre el tema. Después de sus investigaciones antropológicas, históricas
y lingüísticas, reconoció tres grandes razas humanas : la blanca, la amarilla y la
negra. Ése fue además el orden de superioridad que estableció entre ellas. Según su
pensamiento, la raza blanca, que en su estado más puro es rubia, dolicocéfala y de
ojos azules, es la que tiene superiores características. Es noble, ama la libertad y el
honor, rinde culto a la espiritualidad. La raza amarilla es materialista y carece de
imaginación. Y la negra no tiene inteligencia. Sin embargo, Gobineau afirmó que, no
obstante sus deficiencias, las razas inferiores son de todas maneras superiores a los
mestizajes, puesto que la hibridación es un factor de degradación. Las mezclas
étnicas, los matrimonios entre razas distintas, determinan la decadencia de los grupos
humanos y de las sociedades.
2°) El “racismo” se fundamenta, también, en la “superioridad” de una raza : Lleva
implícita, o explícitamente, la idea de la superioridad global de una raza sobre las
demás y, en su expresión extrema, propugna el derecho al mando social de la raza
superior e, incluso, la exterminación de las razas tenidas como inferiores, cual ocurrió
en los tiempos del hitlerismo.
3°) Las expresiones del racismo, y las consiguientes discriminaciones, son y han sido
las siguientes:
A) en contra de los negros, o los de piel oscura, actualmente además en contra de los
latinos en determinados países;
B) en contra de los indios o pueblos originarios;
C) en contra de los judíos;
D) en contra de los gitanos; y
G) en contra de los extranjeros, en general.
A) La discriminación en contra de los Negros :
Ella constituye una de las expresiones históricas más crueles y generalizadas de
racismo y tuvo lugar, en su época más álgida, con la esclavitud de los negros durante
los siglos XVI al XIX; y, más adelante, con la discriminación de ellos, principalmente
en los Estados Unidos de Norteamérica, a partir de su abolición, y durante el
“apartheid sudafricano”.
La verdad es que el comercio de seres humanos, considerados inferiores, para
destinarlos al trabajo y a la producción es casi tan antiguo como el hombre.
Pensadores como Aristóteles y Santo Tomás justificaron esa práctica. Pensaban que
la esclavitud obedecía “a la naturaleza de las cosas” y admitieron que hay hombres
que por su condición no merecen ser libres sino esclavos. Esto ocurrió en todas las
sociedades de la Antigüedad.
1°) La etapa más dramática y cruel de racismo y esclavitud se produjo entre los siglos
XVI y XIX, con la llamada “trata de negros” en las tierras de América. Se los vendía
como animales. Los compradores solían marcarlos a fuego para que no se
confundieran con los esclavos ajenos. Los reclutaban en las costas occidentales de
África.
La trata fue brutal. Era opinión generalizada que los negros simplemente no tenían
“alma”. Por eso fray Bartolomé de las Casas defendió sólo a los indios, pero no a los
negros. El racismo dio, pues, como resultado la “esclavitud”.
Pero cuando ella fue legalmente abolida, le sobrevivió la “discriminación”. Así ocurrió
en los Estados Unidos de América, en que, no obstante la Guerra Civil de Secesión de
mediados del siglo XIX, y la “Ley de Emancipación” expedida por el Presidente
Lincoln en 1863, la gente de color continuó siendo víctima de la más ominosa
persecución racial.
Como era lógico de esperar, este enconado odio racial tuvo con el tiempo una
respuesta, que fue el “racismo de los negros”. Así como los blancos despreciaban a los
negros, éstos a su vez despreciaban a los blancos. Los líderes negros condenaban la
política del “integracionismo” y se oponían a los matrimonios mixtos. Su consigna era
la “vuelta a la madre África”. Esta dualidad se proyecta hasta nuestros días.
Caso de la República de Sudáfrica :
Se denomina “apartheid” a la política de discriminación racial que la minoría blanca
impuso en la República de Sudáfrica contra la mayoría negra a partir de 1948 en que
el “Nationalist Party” (de los nacionalistas “boers”), tomó el poder.
“Apartheid” significa en lengua afrikáans “separación” o “segregación social”; y
como todas las concepciones racistas, ella se fundamenta en la supuesta superioridad
de una raza humana sobre las demás. Los blancos en Sudáfrica reivindicaron esa
superioridad y, en nombre de ella, defendieron su derecho a gobernar el país.
El “apartheid”, a pesar de que en teoría significa que las personas de distinta raza
tienen iguales oportunidades, pero por separado, en la práctica sometió a la mayoría
de los nativos de color a humillantes discriminaciones en la vida social, política y
económica de la comunidad sudafricana. Los negros no tuvieron derecho a participar
en la conducción del Estado, a pesar de que representaban cerca del 83% de la
población.
Afortunadamente esta aberrante institución fue suprimida gracias a los esfuerzos de
dos tradicionales enemigos : Frederik de Klerk y Nelson Mandela (líder de los negros
que pasó antes 27 años en prisión), recibiendo ambos el Premio Nobel de la Paz en
1993.
B) La discriminación en contra de los Indios o Pueblos Originarios :
Aun cuando todos los pueblos indígenas del orbe han sufrido, y siguen sufriendo, de
discriminaciones y marginaciones en su calidad de tales, nos referiremos
principalmente al racismo en contra de los indígenas o pueblos originarios de
América.
La expresión “indio” fue un término arbitrario impuesto por los conquistadores para
designar al aborigen de América, y data por tanto de los tiempos de Colón. Como
sabemos, en esa época se pensaba, equivocadamente, que se había llegado a la parte
occidental de la India y de ahí esa designación.
Desde un comienzo se suscitó la cuestión de si los “indios” eran seres humanos o no.
Muchos teólogos y misioneros de aquel tiempo sostenían que no; pero el asunto quedó
resuelto en 1537 por una bula expedida por el Papa Paulo III, en que se estableció que
los indios eran “verdaderos hombres” y que, por tanto, tenían capacidad de razonar y
de recibir las enseñanzas de la religión católica. Pero se inició entonces la discusión de
si ellos eran “esclavos naturales”, según las ideas que, como hemos señalado
anteriormente, habían expuesto Aristóteles y recogido más tarde por Santo Tomás; o
estaban destinados a ser hombres libres.
Desde el punto de vista socioeconómico, “indio” es sinónimo de clase oprimida y
explotada. Generalmente el blanco, y aun el mestizo, tienen actitudes racistas frente al
indio. Le consideran miembro de una raza inferior y una traba para el progreso.
A pesar de algunos avances producidos sobre esta materia en los últimos decenios, los
indios sufren aún exclusiones muy severas. Es así como habitan en las zonas más
pobres de las ciudades y campos, están sometidos a una economía de subsistencia,
tienen bajísimos ingresos, soportan el mayor grado de analfabetismo, desempeñan las
tareas más rústicas.
Lamentablemente, nuestro país, al igual que la mayoría, no escapa a este trato injusto
y segregativo en contra de quienes habitaban nuestras tierras varios milenios antes de
que llegaran los conquistadores europeos. A modo de ejemplo : Frente a la actitud de
rebeldía de los indígenas que tratan de recuperar mediante la fuerza las tierras que
heredaron de sus ancestros, en lugar de aplicárseles la sanción que le correspondería a
cualquier otro autor, se comete el grave error de asimilar esos actos de violencia a la
figura delictiva de “terrorismo”, lo que trae aparejado que se disminuyan sus
garantías procesales, se aumenten los poderes en la persecución de los delitos y, lo que
es peor y más inicuo, se aumenten considerablemente las penas que se les aplican.
C) La discriminación en contra de los Judíos (o Antisemitismo o, más propiamente,
Antijudaísmo o Judeofobia):
El “antisemitismo” es una forma de “racismo” y consiste en la persecución, o la
actitud hostil, contra los judíos. Tiene muy remotos antecedentes históricos y distintas
causas, según la época en que se manifestaron. Se produjo desde antes y después de la
era cristiana, con las invasiones que despojaron a los israelitas de sus tierras
ancestrales efectuadas por los asirios, babilonios, persas, sirios, seléucidas, romanos,
bizantinos, árabes y otomanos. Junto con expulsar a los judíos de su terruño, a la
fuerza, los vendieron como esclavos y, una vez, consumada esta atroz injusticia, les
impidieron en todo tiempo su regreso a ella, bajo pena de muerte.
Este antijudaísmo perduró, más tarde, después de haber sido ya expulsados
definitivamente de su patria, ocurrida con la destrucción del Templo de Jerusalén el
año 70 de nuestra era, durante la llamada “diáspora” (o dispersión de los judíos por
todo el mundo) : con las Cruzadas; con la expulsión de los judíos de Inglaterra (1290),
de Francia (1306 y 1394), de España (1492), de Portugal (1497) y del reino de Nápoles
(1510-1541); con la sin par discriminación civil, social, económica y política que
sufrieron en las sociedades europeas anteriores a la Revolución Francesa; después,
con los horrores del zarismo ruso (los llamados “pogroms”); con la vesania hitlerista;
con la persecución soviética; con los ataques, guerras y amenazas de exterminio por
parte de los árabes e islamistas, antes y después de la creación del Estado de Israel por
parte de las Naciones Unidas, en 1948; con el neonazismo; y con muchos otros actos de
hostilidad antijudía a lo largo de la historia, que alcanzan lamentablemente hasta el
mismo día de hoy.
Vale recordar aquí que fue este máximo Organismo Mundial quien, ratificando las
normas jurídicas del derecho internacional público moderno, aprobadas por la ex “La
Liga de las Naciones” que había reconocido y hecho suyos los principios contenidos en
la “Declaración Balfour”, del año 1917, y tomando también como fundamento los
indiscutibles antecedentes históricos, morales y humanitarios, les entregó a los judíos
un minúsculo territorio, compuesto principalmente por tierras desérticas, que con su
esfuerzo han logrado hacer de él un vergel.
El antisemitismo tiene tres componentes principales que han actuado, separada o
vinculadamente, a lo largo del tiempo : 1) un componente teológico, que es el repudio
de los otros credos religiosos al judaísmo, por su pureza en la creencia en un Dios
único que los eligió y entregó a ellos la responsabilidad para promover en todo el
mundo sus estrictos principios éticos 2) un componente étnico, que se basa en las
teorías raciales de Treitschke, Gobineau, Chamberlain y otros pensadores, que
pretendieron probar la “inferioridad” de la raza hebraica; y 3) un componente
económico, que fue la preocupación y envidia de sectores de las burguesías europeas,
sus clases populares, y sus representantes políticos, por el poder económico alcanzado
excepcionalmente por un pequeñísimo grupo de mercaderes y banqueros judíos, que
habían demostrado un extraordinario talento para los negocios. Enceguecidos por su
odio y envidia, a todas luces irracional, no tomaron en consideración que, mientras
tanto, la inmensa mayorías de sus hermanos de sangre se debatían, principalmente en
los países orientales, entre la marginación y la miseria más espantosa.
El antisemitismo llegó a su clímax con la tiranía de Hitler, quien antes, en su libro,
traducido como “Mi Vida” o “Mi Lucha”, había expresado ya sus convicciones sobre
la “inferioridad” de la raza judía, que a su juicio era la “destructora de la cultura”, y
que vivía como “parásito en el cuerpo de otras naciones”. Hitler hizo del
antisemitismo una verdadera teoría política, culpando a los judíos de todos los males
de la sociedad germánica, incluso de haber “asesinado por la espalda” al ejército
alemán durante la Primera Guerra Mundial. Las nefastas ideas del máximo líder nazi
tuvieron un trágico y amargo desenlace en el llamado “holocausto” (o mejor dicho
“Shoá”); es decir, en el premeditado asesinato y tortura de millones de judíos,
mujeres, ancianos, jóvenes y niños, incluso lactantes, en los campos de concentración
y exterminio levantados por la perfidia nacional socialista.
En la actualidad, a todos estos factores de antisemitismo, y otros que en homenaje al
tiempo omito, hay que agregar la propaganda sistemática y demoledora a través de
todo el mundo de todos los países y pueblos árabes e islámicos en general. conformado
por …….. Estados y ………… (1.200) ¿??? millones de habitantes en todo el mundo,
y con el omnímodo poder económico que les da el hecho de ser los dueños de casi todo
el petróleo que se extrae y vende en los mercados mundiales, majaderamente tratan
de descalificar y deslegitimar a la pequeña nación hebrea, desconociendo su derechos
históricos y presentando sus actos de legítima defensa como ilegítimas agresiones; y
D) La discriminación en contra de los Gitanos :
Sabemos que los “gitanos” (llamados también “romaníes”), son una etnia que, al
parecer, procede del noroeste de la India y que se han diseminado por todo el mundo,
especialmente en los diversos países de Europa. Su mayor arraigo es en Rumania,
donde han vivido cientos de años.
Lo que caracteriza a este particular grupo humano es su arraigado espíritu nómade,
viviendo generalmente en carpas; sus casamientos endógenos; sus trabajos en
artesanías de utensilios (especialmente de cobre); su vestimenta, su cultura, su lengua,
sus creencias y sus costumbres vernáculas. Sus mujeres trabajan, generalmente,
viendo la suerte a quienes se encuentran en su entorno y que no son de su misma
etnia.
Todas estas peculiares características, que persisten en mantener en el tiempo, no
adaptándose o asimilándose al medio en que viven, los hace considerar por los
autóctonos como elementos extraños o extranjeros. Estas consideraciones, con la
particularidad de estar unidas a otras de tipo negativo, (- algunas ciertas, pero para
determinados miembros, y otras, producto de la imaginación o exageración populares
-) han determinado que sean repudiados o temidos por sus vecinos, y por ende odiados
o discriminados.
Recordemos que, de acuerdo a las teorías racistas y nacionalistas que sustentaron
políticamente al Régimen Nazi, consideraba a los Gitanos, al igual que a los judíos, los
negros, los eslavos y otros grupos étnicos, además de los homosexuales y los enfermos
mentales, como razas inferiores o seres indignos de vivir, habiendo sido también
cruelmente asesinados, la mayoría de ellos en las fatídicas cámaras de gases.
Lamentablemente, hemos visto este último tiempo que el odio y la discriminación en
contra de este singular grupo étnico todavía subsiste, habiendo sido expulsados de los
territorios de algunos importantes países europeos, y negándoseles la entrada en otras
naciones del mismo continente.
E) la discriminación en contra de los Extranjeros en general (o Xenofobia).
Ya en la antigüedad se discriminó a los extranjeros. Tanto los griegos como los
romanos los calificaron de “bárbaros” y los sometieron a su dominio esclavista. Los
romanos menospreciaron a los germanos, a los galos, a los celtas y a otros grupos a los
cuales consideraron inferiores. Hubo de por medio prejuicios culturales y raciales
muy arraigados.
En el presente esta discriminación se ha acentuado considerablemente, por la
afluencia enorme de extranjeros que llegan a los países más desarrollados en busca del
trabajo del que carecen en sus países de origen-, y que lo hacen, ya sea en forma legal
(como residentes transitorios o como inmigrantes), o en forma ilegal (los llamados
indocumentados).
Actuales brotes de racismo y discriminaciones:
Parecía que las situaciones de segregación racial, ideológica y social iban camino a
disminuir o desaparecer al ritmo de los avances de la civilización, pues las
intransigencias étnicas, religiosas y culturales parecían superadas, al menos en
algunos países o regiones.
Lamentablemente, ello no ha ocurrido así, por diversas razones complejas difíciles de
explicar. Es así como en el presente hay un despertar del “racismo” en Europa y en
otros continentes. Las situaciones de segregación, fundadas en consideraciones
raciales, se han multiplicado. Son cada vez más frecuentes los fenómenos de exclusión
o de agresividad contra las personas o grupos en razón de que su apariencia física, sus
características étnicas, su lenguaje, sus expresiones culturales y religiosas difieren de
las del grupo dominante. Ellas son interpretadas como indicios de una inferioridad
innata e inspiran las prácticas discriminatorias y, a veces, incluso de exclusión
violenta de los grupos o personas alógenas. Sin duda, son los sectores políticos de la
derecha europea más reaccionaria (- los neofascistas y los neonazis -) los que han
exacerbado el etnocentrismo, o sea, la tendencia a defender, incluso por la fuerza, su
identidad étnica y cultural y a proteger los valores, creencias y costumbres que se
consideran amenazados por la apertura, la inmigración y la presencia de personas
extranjeras. Advierten el ingreso de inmigrantes de Asia, África y América Latina
como un peligro para la estabilidad de un país o para su identidad cultural. Esto ha
llevado hacia un recrudecimiento de los nacionalismos, chovinismos, la xenofobia y,
naturalmente, del racismo.
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II°) DISCRIMINACIONES EN RAZÓN DEL SEXO U ORIENTACIÓN SEXUAL
(SEXISMO):
A fin de una mejor exposición, dividiremos estas discriminaciones de tipo sexista, o de
género, en dos grupos : A) en contra de las mujeres, y B) en contra de los que
manifiestan una orientación sexual diferente a la de las mayorías (como ser, los gays,
homosexuales, lesbianas, transexuales y bisexuales).
A) Las discriminaciones en contra de las Mujeres :
En todas las épocas de la historia ha existido discriminación en contra de las mujeres,
la que, si bien no ha sido tan dramática, como las que sufrieron los negros y los judíos,
no ha dejado de ser profundamente injusta.
Recordemos que en la antigüedad en casi la totalidad de los pueblos, con muy
honrosas excepciones, se les consideró a las féminas como que eran biológicamente
inferiores al hombre, y como tales, estaban destinadas sólo para trabajos menores. Se
les limitaba exclusivamente al hogar, a engendrar y criar a los hijos y, en no pocos
casos, a secundar o apoyar a los varones en el trabajo. Esta equivocada apreciación
pseudocientífica respecto a la inferioridad de la mujer perduró hasta no hace muchos
años.
Esta situación de menosprecio generalizado hacia ella de parte de los varones,
naturalmente provocó, como réplica, su autodefensa en la creación del “movimiento
feminista”.
El Feminismo es el movimiento a favor de la igualdad de oportunidades de la mujer
en relación con el hombre, así en la vida privada como en la pública. Si bien esta
denominación data de fines del siglo XIX, los antecedentes de él son mucho más
antiguos.
En 1723 se planteó en los círculos intelectuales la cuestión de si las mujeres debían ser
admitidas en el estudio de las ciencias y de las artes, abriéndose una dura polémica a
este respecto.
En la época de la Ilustración se dieron pasos importantes en el desarrollo del
feminismo. No obstante, es digno de notar que la Convención, durante la Revolución
francesa, rechazó la propuesta de “la igualdad política entre los dos sexos”, a pesar de
las vehementes alegaciones en su favor de Condorcet, Fourier y Saint-Simon, quienes
bregaban por la emancipación de la mujer.
Todos estos precursores del feminismo defendieron el derecho de ellas a una
educación igual que la del hombre, a iguales oportunidades en el desempeño de las
funciones públicas y privadas, y al derecho a elegir y ser elegidas en la vida política de
la comunidad.
No obstante lo anterior, la experiencia demuestra que la lucha por la consecución de
los propósitos de estas entidades, hasta esta fecha, ha sido muy severa, teniendo
escasos o nulos resultados en los diferentes países y sociedades. En efecto, tal como lo
demuestran los recientes estudios hechos por el “Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo” (conocido por la sigla PNUD), ningún país del mundo trata a las
mujeres igual que a los hombres, existiendo todavía mucha disparidad de
oportunidades entre ambos sexos. En los países industrializados, que se supone que
han avanzado mucho en el camino de la igualdad, la discriminación se manifiesta
especialmente en el empleo y en los salarios. Por lo general, se entregan a las mujeres
las tareas mal pagadas y de exigua productividad, otorgándoseles a éstas sueldos
inferiores a los hombres por trabajos de la misma naturaleza. A ello hay que agregar
las largas jornadas de trabajo en sus hogares.
A pesar de ello, como veremos más adelante, ocasionalmente se han producido casos
de “discriminación positiva” a favor de las mujeres. Cabe mencionar que en las
conferencias internacionales realizadas con el patrocinio de las Naciones Unidas, los
delegados de algunos países de América Latina y de los pueblos islámicos, muy
imbuidos de sus dogmas religiosos, se han opuesto tenazmente a la legalización del
aborto, incluso por razones terapéuticas; a las políticas sobre planificación familiar; al
control de la fecundidad; y a otros temas conexos.
El caso más extremo en esta materia de discriminaciones en contra de la mujer se
presentan en los países con regímenes islámicos, tanto del Medio Oriente como del
África del Norte, donde todavía impera la “sharia”, esto es, la retrógrada ley
coránica, de los tiempos de Mahoma “: Así, por ejemplo, en Arabia Saudita, las
instalaciones públicas se segregan de acuerdo al sexo; existe un régimen general de
discriminación que niega a las mujeres el derecho de conducir vehículos, vestirse
según su elección, casarse y divorciarse libremente, votar, aparecer en público sin un
“guardián” masculino, o dar un testimonio en la misma forma que lo hacen los
hombres. Y qué decir del patético caso de Irán, profusamente publicitado por la
prensa internacional en estos días, donde al igual que en otros países del mismo signo,
se aplica un sistema jurídico que condena a todas las mujeres adúlteras a ser
“lapidadas”, esto es, a ser asesinadas mediante piedras lanzadas a su cuerpo por sus
compatriotas, hasta causarle la muerte.
B) Las discriminaciones en contra de las Minorías Sexuales o personas de Orientación
Sexual Diferente, llamada “homofobia” (esto es, en contra de los homosexuales, gays,
lesbianas, transexuales y bisexuales.
La Homosexualidad :
La homosexualidad es una orientación sexual distinta, y se define como la interacción
o atracción sexual, emocional, sentimental y afectiva hacia individuos del mismo sexo.
Etimológicamente, la palabra homosexual es un híbrido del griego “homós” (que en
realidad significa “igual”, y no, como podría creerse, derivado del sustantivo latino
homo, que quiere decir „hombre‟) y del adjetivo latino “sexuales”, lo que sugiere una
relación sexual y sentimental entre personas del mismo sexo, incluido el lesbianismo.
A pesar de que el término “gay” (que en inglés anticuado significa „alegre‟) suele
emplearse para referirse a los hombres homosexuales y el término “lesbiana” para
referirse a las mujeres homosexuales, lo cierto es que “gay” es un adjetivo o sustantivo
que identifica a las personas homosexuales sin importar su género.
Durante muchos años, influido talvez por el concepto que de la homosexualidad
divulgaron las religiones monoteístas (no nos olvidemos, a este respecto, de la historia
bíblica de “Sodoma y Gomorra”), se le consideró como una aberración o degeneración
y, en el mejor de los casos, como una enfermedad del instinto sexual. Sin embargo,
desde 1973 la comunidad científica internacional considera que la homosexualidad no
es una enfermedad ni menos una depravación.
Los estudios realizados en torno al tema no demuestran con suficiente claridad que la
homosexualidad tenga un origen genético, hormonal, neurológico o cerebral.
En la actualidad, la situación legal y social de los homosexuales varía mucho de un
país a otro y, frecuentemente, es objeto de severas polémicas. La tendencia más
generalizada es su discriminación y marginación del cuerpo social, con todas las
agravantes que esta situación lleva consigo.
Es en los países donde impera el Corán donde esta situación reviste mayor gravedad.
Es así como en Irán, la homosexualidad es un delito capital, hasta tal punto que al
menos 200 iraníes fueron ejecutados el año recién pasado. Esto dio fundamento para
que su presidente, Mahmoud Ahmadinejad, afirmara con toda desfachatez, en la
Universidad estadounidense de Columbia, que en Irán no había homosexuales.
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III°) DISCRIMINACIONES EN RAZÓN DE RELIGIÓN O CREENCIAS :
Nos limitaremos sólo a enumerar algunas; las más frecuentes :
a.) Contra los judíos (ya lo vimos al tratar del “antisemitismo”, en que dijimos que, a
todas las causas raciales invocadas en su contra, se agrega el de sus particulares
convicciones religiosas);
b.) Contra los cristianos, de las distintas denominaciones, en todos los países en que
predomina el Islamismo y, en algunos casos, el Budismo o el Hinduísmo;
Es así como se persigue : a los católicos apostólicos y romanos en particular; y a las
diversas otras ramas del cristianismo, como son los ortodoxos, evangélicos,
protestantes, luteranos, calvinistas, adventistas, pentecostales, testigos de Jehová,
maronitas, coptos (de Egipto, Etiopía y Eritrea), los cristianos de Siria, Líbano y
Jordania, etc. Cabe señalar que muchas de estas ramas religiosas existían ya en sus
diversos países muchos siglos antes de que adviniera el Islamismo.
c.) Contra los mormones;
d.) Contra los árabes y musulmanes, sobre todo en Europa, donde hay una fuerte
inmigración proveniente de países islámicos del norte de África y de Turquía. Esta
discriminación se ha acentuado hasta límites extremos en los últimos años en todo el
mundo, lo que se explica por el sinnúmero de los más variados, peligrosos y crueles
movimientos terroristas islámicos que fanáticamente operan en todo el mundo. Llegó
a su clímax después del ataque terrorista que derribó las emblemáticas Torres
Gemelas de la ciudad de Nueva York, efectuado por la banda islamista de Bin Laden.
Lo mismo cabe decir respecto de los atentados terroristas cometidos por islamistas en
los Metros de Moscú, España y Londres, en las horas de mayor afluencia de público.
e.) Contra los seguidores de Buda en general, y, en particular, en contra de los
budistas tibetanos, de parte de los fundamentalistas islámicos y del régimen
“comunista” sui géneris que impera en China.
f.) Contra los chinos creyentes de la secta religiosa del “Falun Gong”, prohibida y
combatida inmisericordemente por parte del gobierno comunista chino.
Merece destacarse la persecución religiosa del Gobierno chino en contra de todos los
fieles de las distintas religiones que subsisten en su territorio y que no acepten el
nombramiento de sus máximos líderes por el partido comunista gobernante.
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IV°) DISCRIMINACIONES POR RAZONES IDEOLÓGICAS, CULTURALES,
FILOSÓFICAS Y POLÍTICAS :
Por ejemplo,
a.) en contra los masones, por parte de los regímenes totalitarios, tal como existió en el
siglo recién pasado con el “comunista soviético”, con el “fascismo italiano”, con el
“nacionalsocialismo hitlerista” y con el “falangismo franquista”, en que bastaba el
descubrir que eran o habían sido iniciados en nuestras prácticas y doctrinas para ser
condenados a muerte de inmediato.
Discriminación en contra de nuestros Hermanos masones ha sido la constante de
parte de la Iglesia católica, apostólica y romana.
En la actualidad persiste también en todos los regímenes de los países mahometanos, y
en los países en que domina el comunismo (como Corea del Norte y China comunista),
con la única salvedad de la Cuba castrista;
b.) en contra de los ateos y librepensadores;
c.) en contra los miembros del partido comunista y otros de orientación marxista,
situación que ha cambiado en el mundo occidental, pero que subsiste en los países
islámicos;
Famosa fue en Estados Unidos la discriminación que se siguió en contra de los
adherentes a la izquierda política, al final de la Segunda Guerra Mundial, conocido
como el “macarthismo”.
d.) en contra de los perseguidos políticos de los gobiernos dictatoriales;
e.) en contra los sindicalistas; y
f.) en contra los defensores de los derechos humanos.
Cabe mencionar en este punto el fortalecimiento que han experimentado últimamente
los movimientos de inspiración fascista o neo-nazi, como es el caso de los “cabezas
rapadas”, fanáticos que se oponen a todas las ideologías contrarias a la suya y que
combaten con violencia a todos los que pertenecen a razas que consideran inferiores,
tal como ya lo vimos al referirnos al racismo.
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V°) DISCRIMINACIONES POR RAZONES ECONÓMICO-SOCIALES ;
Estas se manifiestan en contra de las clases bajas o inferiores, o de los pobres
(incluyendo los regímenes de “castas” que, en el hecho, todavía subsisten, por ejemplo
en la India y demás países que profesan el hinduismo).
Se expresan, también, en las desigualdades provenientes de la pobreza, demostradas
por las marcadas y vergonzosas diferencias sociales, en las que unos pocos tienen
mucho, y las inmensas mayorías, casi nada, o apenas para su miserable subsistencia; y
en la falta de acceso a la salud y a la educación, o éstas, de muy baja calidad; en la
falta de alimentación adecuada; etc.
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VI°) DISCRIMINACIONES POR RAZONES DE LA EDAD.
Es necesario aclarar que, en este caso, al igual que en el caso antes mencionado, la
discriminación que de hecho se produce es motivada, no por razones de odio o
desprecio, como en los otros casos aludidos, sino que por dejación, negligencia,
indiferencia o despreocupación, aun cuando esas circunstancias acarrean graves
daños y perjuicios, muchas veces irreversibles, en las víctimas.
A este respecto, podemos distinguir dos casos : a) En contra de los niños en general
(infantes y adolescentes), y b) en contra de los ancianos y discapacitados en general.
a.) Discriminación en contra de los Niños en general (Infantes y los Adolescentes).
Más de 1.200 millones de los habitantes de la Tierra son adolescentes, entre 15 y 19
años. Nueve de cada diez vive en países empobrecidos del Sur, según el Informe
Mundial de la Infancia 2011, publicado por UNICEF. Tan sólo un 12% de los jóvenes
del mundo viven en los países del Norte. El mundo ha hecho grandes esfuerzos para
mejorar la situación de los niños en los últimos años. Se ha conseguido, por ejemplo,
reducir en un 33% la mortalidad en los niños menores de cinco años, se han realizado
grandes avances en la escolaridad primaria, sobre todo, en países de Latinoamérica y
también ha mejorado los calendarios de vacunaciones y el acceso a la salud. Sin
embargo, los grandes logros no han seguido para nuestros jóvenes.
Más de 70 millones de adolescentes en edad de cursar estudios secundarios no asisten
a clase. Estos jóvenes saben leer y escribir, pero aún no han concluido una formación
que complete su desarrollo humano. Esta situación de abandono escolar está
relacionada con la pobreza y la necesidad de las familias de que estos jóvenes
trabajen.
A todo esto hay que añadir los graves daños que ocasionan a los menores la falta del
debido cuidado por parte de sus progenitores o familiares, en grandes sectores de la
población, La falta de alimentación adecuada, de vestuario conforme al clima
ambiente, de cariño y amor, de educación regular, de estricta vigilancia para que no
caigan en el nefasto círculo fatal de la vagancia y de los vicios del alcoholismo y la
drogadicción, sabemos son la moneda corriente de muchos hogares de nuestra
sociedad, especialmente de los sectores de ínfimos o menores ingresos.
Se impone una política gubernamental que ponga fin a esta inicua exclusión social,
máxime cuando esos niños y jóvenes conformarán mañana el material humano que
asegurará la continuidad y el porvenir de nuestras respectivas patrias y sociedades.
b.) Discriminación en contra de los Ancianos y Discapacitados en general.
La discapacidad es una realidad que presenta múltiples facetas. Según el caso, puede
afectar a las personas a lo largo de toda su existencia o alterar el final de sus vidas.
En general, los individuos no son iguales ante la discapacidad y envejecimiento en
términos de condiciones de vida y de trabajo.
Cálculos a nivel internacional, y nacional, determinan que, aproximadamente, entre
un 12 y un 14,5% de la población mundial tiene algún grado de discapacidad que
limita sus posibilidades de trabajo y, por consiguiente, de ganarse su propio sustento.
Se hace estrictamente necesario, por consiguiente, que la sociedad y los Estados se
preocupen de su situación, respetándoles su dignidad y otorgándoles igualdad de
oportunidades frente a los demás, especialmente en lo relativo al acceso al estudio, al
empleo y a su perfeccionamiento, integrándolos así de lleno al cuerpo social. En
ningún caso, debe segregárseles, ni menos dejarlos entregados a su propia suerte o a la
de sus familiares más cercanos, la mayoría de los cuales apenas ganan remuneraciones
para su propia sobrevivencia.
En cuanto a la ancianidad, el problema hoy se ha agravado enormemente, pues
sabemos que la humanidad, con el aumento de las expectativas de vida producido por
los adelantos en la medicina, la ciencia y la técnica, enfrenta cambios demográficos sin
precedentes que tendrán importantes repercusiones en el conjunto de la sociedad
Todos conocemos el cruel destino que tienen que afrontar los ancianos, pues a diario
vemos, o nos enteramos, del estado de abandono en que se encuentra la inmensa
mayoría de este estamento de nuestra sociedad.
Debemos hacer conciencia de que merecen el debido respeto a la dignidad de su
senectud, y que no puede considerárseles como meros “estorbos” o “material de
desecho” de nuestra sociedad. Todo cuanto tenemos, todo lo que hemos heredado, ya
sea como simples personas o como comunidad, se lo debemos a su anterior trabajo,
esfuerzo y sacrificio.
Parte el alma ver como los ancianos, en la inmensa mayoría de los casos, son
“botados” por sus familiares más cercanos en los famosos “Hogares” o “Casas de
Reposo”, que surgen como callampas en todas las poblaciones, faltos de las más
elementales medidas de higiene y a quienes se les proporciona una comida a todas
luces inadecuada. La verdad es que son muy pocas las comodidades que estos
llamados “Hogares” pueden otorgarles con los exiguos pesos que se les cobra, pues en
casi todos los casos ellos consisten en el monto de sus pensiones de jubilación que
pagan los organismos previsionales, o los subsidios que paga el gobierno a los
indigentes.
Se impone tomar las medidas adecuadas para poner término a este inicua y perversa
discriminación, que debiera avergonzarnos a todos.
Por otra parte, debemos considerar que si el Estado y la sociedad en su conjunto
abordaran eficazmente el problema de de la discapacidad, y en algunos tipos de la
ancianidad, se vería enormemente beneficiada, por cuanto constituyen un potencial
inexplotado para un mayor crecimiento económico.
DISCRIMINACIÓN POSITIVA :
Este último tiempo, se ha comenzado a plantear y a aplicar lo que se ha llamado
“discriminación positiva”, para referirse a la distinción favorable que se da a unas
personas y grupos, tradicionalmente sometidos a segregaciones negativas, en relación
con los demás. En la práctica, ella ha tenido aplicación tratándose de las mujeres, y,
en algunos casos, respecto de los pueblos originarios.
Sin embargo, como este tipo de desigualdad entraña, en cierto modo, un privilegio, no
han faltado los críticos que se han opuestos terminantemente a ellas, hasta el punto de
que varios Tribunales han declarado inaplicables las leyes que las contemplan, por
oponerse a la igualdad de oportunidades entre los dos sexos o entre todos los
habitantes de un mismo estado.
PALABRAS FINALES :
Si bien es cierto que el “derecho a la no discriminación” es reconocido por los
principales instrumentos internacionales, como la “Declaración Universal de los
Derechos Humanos”, y otros importantes Pactos (el “Pacto Internacional de la ONU
relativo a derechos civiles y políticos”, el “Pacto Internacional sobre derechos
económicos, policiales y culturales de la ONU”, el “Convenio Internacional sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación racial” y el “Convenio N° 111 de la
Organización Internacional de Trabajo”, y otras normas que rigen al interior de la
Unión Europea), lo cierto es que la experiencia diaria demuestra que, por distintos
motivos, algunos ya brevemente enunciados en esta plancha, distan mucho de ser
aplicados en su integridad. Para principiar, muchos países, incluso, ni siquiera han
firmado o ratificado esas normas internacionales.
Menos aún los países cuentan con legislaciones internas apropiadas que permitan
sancionar drásticamente a los infractores de las pocas disposiciones legales que las
contemplan. Afortunadamente, existen algunas organizaciones y personalidades
relevantes, en todo el mundo, que han alzado su voz para criticar enérgicamente estas
vergonzosas situaciones cuando ellas ocurren. Otra veces, éstas luchan directamente
para denunciarlas públicamente con los escasos medios a su alcance, tratando de
colaborar así con la erradicación de las injustas exclusiones sociales, de diversa índole,
que todavía existen en el mundo.
Como si ello fuera poco, observamos a diario que, lamentablemente, las autoridades y
entidades encargadas de su estricto cumplimiento, no tienen la voluntad política para
aplicarlas, tomando deliberadamente sólo a algunos aspectos o sectores de
discriminados o excluidos, y olvidándose de otros, ya sea por dejación, negligencia u
olvido, o lisa y llanamente por no convenir a sus intereses, ya sea religiosos,
ideológicos, políticos, económicos o sociales.
De modo entonces que, como masones, tenemos un desafío importante frente a
nuestras sociedades, pues somos la única entidad organizada a nivel mundial que
objetivamente, por sus supremos valores y principios, humanistas, humanitarios y
filosóficos tiene la autoridad moral suficiente para combatir frontalmente, y a la luz
del día, TODOS, absolutamente todos, los prejuicios, odios, violencias, exclusiones y
segregaciones que vulneran nuestras conciencias de hombres civilizados.
Se impone, pues, hacer debida conciencia entre los Hermanos de la gravedad y
trascendencia de esta problemática, para que, individualmente considerados, y en los
distintos planos en que actuemos en la vida profana, sensibilicemos a la opinión
pública y promovamos y difundamos los valores y prácticas que apoyen la lucha
contra el flagelo de las discriminaciones y exclusiones en todos los sectores de la
población a fin de lograr la justicia y la igualdad de oportunidades para todos.
Finalmente, quiero terminar esta plancha citando las emotivas y elocuentes palabras
del famoso discurso del gran masón e incansable luchador por los derechos civiles que
fuera MARTIN LUTHER KING, que tuvo lugar en 1963, al pie del monumento del
“Gran Emancipador de los Negros”, el Presidente estadounidense ABRAHAM
LINCOLN, expresiones que pueden hacerse extensivas a todas las minorías
perseguidas :
“Anoche tuve un sueño. Soñé con un mundo mejor en que nuestros hijos crezcan
felices y donde no sean juzgados por el color de su piel, por su sexo, ni por sus
creencias religiosas e ideas, sino por la valía de sus personas”.
SFU
HBC 3°
Respetable Logia Cóndor N°9
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