9 29 de OCTUBRE de 2012 Retrato de un ‘enviciado’ panista Dos veces presidente del PAN sinaloense, Loaiza representa al panismo de cepa fogueado en los años de lucha contra el sistema cerrado; hoy busca de nuevo tomar el timón para enderezar el camino JOSÉ ALFREDO BELTRÁN F ue el “Güero Loaiza” quien descubrió que los “mapaches” del PRI no estaban detrás de los apagones en los mítines de “El Maquío” en 1986. Ingeniero mecánico electricista, asistente a una concentración en la Catedral de Culiacán, Luis Roberto Loaiza Garzón detectó que la causa de los cortes se debía al cableado, que no resistía el paso de corriente al micrófono y bocinas. Se lo dijo al fallecido Javier Calvo, ex líder panista y orador del mitin. Y desde ese día, sin ser militante aún, se convirtió en el voluntario asignado para llevar y traer alambres, focos y sonidos de cuanto mitin se efectuaba. Nacido el 25 de agosto de 1956, Loaiza tuvo su primer contacto con la doctrina social cristiana en el Instituto Chapultepec, becado tras ser el mejor estudiante de la Secundaria Federal 2. Egresó de la Universidad Autónoma de Guadalajara en 1979 y una oferta laboral lo regresó a Culiacán, donde creció en una familia de nueve hermanos, bajo la tutela del padre, comerciante dulcero del Mercado Garmendia. Los Loaiza no traían vena albiazul. Fue el espíritu rebelde de Luis Roberto, el primogénito, quien los conectó al partido. Empezó admirando, a través de Noroeste, al reducido grupo de diputados aguerridos opositores al PRI: Rafael Morgan, Rigoberto López Alarid, Xenén Xóchihua padre. En él influyó poderosamente Manuel Clouthier Del Rincón, quien enfrentaba al Presidente José López Portillo por la nacionalización bancaria de 1982, así como las primeras protestas contra el “fraude electoral”. Saltó de júbilo en 1983 cuando Jorge del Rincón, candidato a la Alcaldía de Culiacán, arrasaba en las urnas, pero el triunfo legal era para el priista Jorge Romero. En 1986, tras las campañas de “El Maquío” a la Gubernatura y de Rafael Morgan a la Alcaldía, se afi lió. Ya enganchado, acudió a una sesión, de la que fue echado porque ésta era sólo para capacitadores y panistas de “estatus”. Se indignó y regresó a reclamar la grosería. Fue Luisa Urrecha quien lo escuchó y le vio madera. Le prestó un libro alusivo a la doctrina panista. Loaiza lo “devoró” en una noche. Al día siguiente, Urrecha, figura emblemática en el panismo local, lo invitó a cursos de adoctrinamiento. Pronto Loaiza formaba parte del selecto y reducido grupo que recibía lecciones de los principales liderazgos, “Maquío”, Rafael Morgan, Jorge del Rincón, Esteban Zamora y Gabriel López Palomares. En ese grupo estaba Jesús Lizárraga Mudeci, yerno de Lorenzo Gómez Leal, quien se convirtió en compadre y amigo. De facto, Loaiza se convirtió pronto en capacitador de Foto:Noroeste / Iván Contreras LUIS ROBERTO LOAIZA cuadros, tarea que desempeñó, sin sueldo, de 1987 a 1995. Tareas que realizaba casi en el clandestinaje. Su empresa no sabía esa función y los cursos se daban en casas particulares. Tan “enviciado” estaba con esas tareas, que tuvo que demostrarle a su esposa, Laura Alicia Guardado, que sí dedicaba días enteros a esas acciones. En tiempos de la represión priista y los conflictos poselectorales, el experto en sistemas electrónicos jugó otro papel clave: delineó la estrategia contraespionaje al Gobierno, que monitoreaba todos los actos del partido, para detectar amenazas oficiales contra la resistencia panista. De 1989 a 1992 fue Diputado por primera vez, en la 59 Legislatura local, cuando muy pocos querían “entrarle”. Ahí enseñó su perfi l combativo. La experiencia la repitió de 1995 a 1998, ahora como líder parlamentario, y una tercera, de 2004 a 2007. Ésta, la de acumular “pluris”, es la única crítica que se le endosa. En 1999 asumió por primera vez la dirigencia del PAN, reeligiéndose por segundo periodo, hasta 2005. En esta etapa el panismo resistió los embates del Gobernador Juan Millán. Con su oficio político, logra que Heriberto Félix ganara la contienda interna de candidato a Gobernador en breve campaña, lo que elevó los bonos del albiazul en 2004. Si bien Loaiza creció bajo el impulso de los mecenas del PAN, no se le identifica con grupos. Ni formó el propio, mediante afi liaciones corporativas, en aras de conservar cotos de poder. Incluso, muchos de sus familiares no son militantes activos. En los últimos años se refugió en la delegación de Caminos y Puentes Federales. Ahora busca “recuperar la identidad” del PAN, en medio de la peor crisis de este partido, al que busca encabezar por tercera ocasión.