Agosto 13 de 2007 Jaime Garzón, 8 años de un crimen sin respuestas Jaime Garzón es uno de los casos emblemáticos de impunidad en Colombia: FLIP Alfredo Garzón, hermano de Jaime, recuerda el suceso 'Días antes me había dicho: los 'paras' me van a matar': Juan Roberto Vargas 'La investigación está en una fase de congelamiento': abogado del caso. Por: Jota Ochoa / Terra Colombia Hace exactamente ocho años Jaime Garzón, la vigilia de Néstor Elí en el Edificio Colombia, las triquiñuelas jurídicas de Godofredo Cínico Caspa y la risa mueca del lustrabotas Heriberto de la Calle, se extinguieron por una injusta cuenta de cobro del paramilitarismo. La acidez de las críticas hechas por Jaime y la virtud de lanzar punzadas ¿con humor, pero sin pelos en la lengua- le había sumado no pocos enemigos. El 13 de agosto de 1999 Jaime se dirigía, a las 5:30 de la mañana, para su programa en la emisora Radionet cuando sorpresivamente fue asaltado en su camioneta por un par de sicarios que le propinaron cinco tiros en la cabeza. Garzón había sido declarado blanco militar por Carlos Castaño, jefe máximo en ese momento de las Autodefensas. Uno de sus amigos, Juan Roberto Vargas, fue testigo del presentimiento de Jaime Garzón un día antes del crimen: ¿El ya presentía lo que le iba a pasar. Me había dicho: ¿los ¿paras¿ me van a matar¿. Si puede hablar con Carlos Castaño, usted que cubre fuentes paramilitares, dígale que si me va a matar que me mate bien y no me vaya a dejar como a Antonio Navarro¿, recuerda Juan Roberto, la última persona que vio con vida a Jaime. Al otro día del asesinato, un río de gente se movilizaba para acompañar el cuerpo de Jaime Garzón desde la Plaza de Bolívar hasta un cementerio en el norte de la ciudad. No había sentimientos encontrados, todos, al unísono, rechazaban una de las muertes que más han dolido en los colombianos. Tan masiva fue la peregrinación que un puente peatonal se vino a pique porque no logró soportar la cantidad de gente, cobrando la vida de tres personas. El 10 de marzo de 2004 finalmente se sindicó a Carlos Castaño como el autor intelectual del homicidio, condenado a 38 años de prisión. Pero el jefe de las Auc no pagó un solo día de cárcel y después se conoció la noticia de que, al parecer, había sido asesinado por orden de su hermano Vicente, alias ¿El profe¿. Bajo ese mismo fallo resultaron absueltos Juan Pablo Ortiz Agudelo, alias ¿Bochas¿, y Edilberto Antonio Sierra Ayala, alias ¿Toño¿, quienes habían sido equivocadamente sindicados, en un proceso desviado por testigos falsos y montajes del Das. El crimen de Jaime Garzón se empezó a quedar, como muchos otros magnicidios, sin culpables en la cárcel. ¿Hubo varios testigos que posiblemente hubieran podido aportar, pero que fueron asesinados¿, explica Alirio Uribe, abogado encargado del caso de Garzón. ¿Fueron muchos años de investigación los que se perdieron cuando se cayó todo el proceso. Ahora la investigación está en una fase de congelamiento, con algunas pruebas, pero sin ningún avance¿, concluye el abogado. El Jaime de las mil pieles Difícil hablar de un único Garzón. La versatilidad era una de sus características propias. Había estudiado Derecho en la Universidad Nacional y allí se había enfilado en una célula de la guerrilla del Eln. Pero después, cuando sus ideas dejaron de ser menos subversivas ¿por lo menos en la forma-, pasó a la política pública. Fue alcalde local en Sumapaz, cargo del cuál fue retirado por el entonces alcalde de Bogotá, Andrés Pastrana. Incluso en ese cargo había empezado a ejercer un papel importante en negociaciones de paz y usando sus contactos con guerrilleros de las Farc, para mediar en algunos secuestros. Esa intervención como actor de paz, y tomado esto por los paramilitares como un guiño a la guerrilla, le fue creando su sentencia de muerte. Luego trabajó directamente con la presidencia de César Gaviria. Como humorista Jaime Garzón impuso un nuevo estilo de periodismo y de hacer crítica, que difícilmente ha conseguido reemplazo. Sus imitaciones caricaturescas se burlaban de la realidad de una Colombia trastocada por la corrupción, el narcotráfico y la escena política. Tanto en los programas Zoociedad, como en Quac, el noticiero, Garzón puso en sus personajes las distintas maneras de mirar un mundo inmediato, pero a su estilo. El último personaje que encarnó, quizás el más recordado, fue el lustrabotas Heriberto de la Calle, quien se destornillaba de la risa dando alaridos y se le escapaba uno que otro ¿madrazo¿. Ese espontáneo personaje fue tal vez el que lo inmortalizó en la memoria del televidente. Para Alfredo Garzón, hermano de Jaime, su ausencia la pagamos todos: ¿Yo siento que no se trata de una deuda personal, sino que se trata de un asunto que involucra a la sociedad. Fue una pérdida para muchísima gente. No siento que yo tenga que perdonar a nadie¿, asegura Alfredo. El Jaime Garzón, los ¿Jaimes¿ que encarnaba, aún esperan respuesta de quiénes fueron los autores materiales del crimen, para que no quede coja la justicia, ni se cuele este magnicidio en la larga lista de sucesos impunes en Colombia. http://www.terra.com.co/actualidad/articulo/html/acu3919.htm