EL MARIDO BURLADO En la quietud de la noche las estrellas brillaban como diamantes incrustados en la inmensa oscuridad de la bóveda celeste. Abajo, en el interior de la pequeña cabaña situada al borde del amplio calvero; Marlok, sentado en el viejo sillón de su padre, retrocedía en el tiempo recordando el pasado. Sin duda estaba en deuda con aquel lugar. Allí había escrito El Marido Burlado, su primera novela que le franqueó las puertas de la fama, y proporcionado dinero suficiente para poder escribir sin preocuparse por la opinión de la crítica profesional. En aquel lugar, apartado de la realidad del mundo exterior, Marlok, venciendo la soledad y el aislamiento que durante años oprimieron su corazón, había conseguido dar salida a las fantasías que había ido acumulando desde su infancia. El hecho de escribir, más que un oficio; para él, que en su fuero interno siempre se había considerado un analfabeto, había resultado una terapia catártica que le permitió enfrentar sin miedo la realidad de la vida cotidiana. Después; el prestigio, los halagos... De pronto, inesperadamente, unos golpes en la puerta le devolvieron al mundo del presente. Muy pocas personas conocían la existencia de aquella cabaña; y sólo a su editor, el Sr.Dicrél, le había comunicado su intención de regresar a ella para recuperar la frescura de los primeros tiempos y poder enfrentar la ironía mordaz de los críticos profesionales, que molestos por su falta de ortodoxia, se esforzaban en impedir que la Academia Sueca, le concediera el Premio Anual de Literatura Fantástica. Sin apresurase, abandonó el confortable sillón y se dirigió a la puerta. En el exterior, un individuo cincuentón bajito y medio calvo; ataviado con una gastada trinchera, se afanaba en aporrear sin fuerza la maciza puerta de roble que le impedía el paso al interior del refugio. Suponiendo que aquel hombre se había extraviado en el interior del bosque y necesitaba referencias para poder encontrar el camino de regreso a la urbe, Marlok le franqueó la entrada. El hombrecillo, con las manos entrelazadas y el rostro crispado se esforzaba por controlar la tensión que amenazaba con hacerle estallar. Apenas con un hilo de voz pronunció las palabras: - Dígale a mi mujer que salga, le aseguro que sabré comportarme. 2 Esbozando una mueca de sorpresa mientras elevaba las manos abiertas hasta colocarlas por encima de la cintura, Marlok contestó al hombrecillo: - Perdone pero no sé de que me habla, no creo haberle visto nunca. Sin duda usted se ha equivocado de lugar y a mi me confunde con otra persona. - Me llamo Ernesto López y usted es el Señor Stefen Marlok, famoso escritor y el amante de mi esposa. Por favor, no se moleste en negarlo, lo sé todo. Dígale a mi mujer que salga; a Usted le hará caso. Yo estoy dispuesto a olvidar todo y perdonar su infidelidad. La insistencia de aquel individuo comenzaba a irritarle, y Marlok no era un hombre paciente. Desde su metro noventa de altura y sus cien kilos de peso, procuró contenerse para no elevar el tono de voz: - Escúcheme bien porque no voy ha a repetirlo: No tengo ni idea de quien es usted. Tampoco sé ni me importa quien es su mujer. Y estoy seguro de no haberle ofendido, pues hace tiempo que no gozo del placer sexual por negarme a soportar los problemas y veleidades que acarrea el mantenimiento de amantes inciertas. Las lágrimas brotaron de los ojos del hombrecillo mientras entre sollozos suplicaba: - Seguro que para Usted ella apenas significa nada... Usted puede tener todas las mujeres que quiera, mientras que yo...compréndalo, para mi ella lo es todo. No puedo vivir sin su presencia. Mi vida sin ella estaría vacía y sería peor que mil muertes. Conmovido por el sentimiento del hombre, Marlok alzó la mano con la intención de posarla sobre su hombro y procurarle consuelo. Pero antes de que la mano pudiera alcanzar su destino, el hombre se retiró con brusquedad. Las lagrimas desaparecieron de sus ojos y un brillo maligno mostró el odio que acumulaba en su interior. Con una rapidez de la que Marlok no le hubiera creído capaz, el hombre introdujo la mano en el bolsillo de su arrugada gabardina y la sacó empuñando un tremendo revolver con el que le apuntó al centro del pecho. La rabia sustituyó al tono de súplica que hasta entonces había utilizado, y ante los ojos de Marlok, el pequeño hombrecillo cobró la dimensión de una bestia asesina. De su boca, apenas sin alzar la voz, las palabras salieron mostrando a las claras la resolución de matar: - Eres un canalla que te has aprovechado de mi debilidad, y por Dios que si hay Infierno, ahora mismo lo vas a conocer. 3 La débil detonación de una carabina de aire comprimido lanzadora de dardos anestésicos sacó a Marlok del estado hipnótico que la visión del inmenso revolver apuntando a su pecho le había provocado. Junto a la puerta de la cabaña que había permanecido abierta, un hombre tremendamente fornido, asía con firmeza la carabina de la que había brotado el sonido liberador. Como si de un sueño se tratara, Marlok vio como el hombre de la carabina, envuelto por la niebla procedente del exterior, se dirigía hacia él, mientras el hombrecillo se desmoronaba y caía lentamente sobre la gruesa alfombra que cubría el suelo de la estancia. - Tranquilícese Sr. Marlok - dijo el hombre que había dejado a un lado la carabina mientras se arrodillaba para tomar el pulso con gesto profesional al inerme cuerpo tendido en la alfombra. En ningún momento ha corrido Usted peligro. El revolver con que le apuntaba el Sr.Roberson es un arma simulada. Es una talla en madera que uno de nuestros pacientes ha realizado como terapia ocupacional. - Pero discúlpeme Sr. Marlok - continuó el hombretón mientras se incorporaba después de haber explorado el cuerpo tendido en la alfombra - usted no me conoce. Soy el Dr.Foster, Director del sanatorio para pacientes con desequilibrios nerviosos que recientemente ha sido abierto en el extremo opuesto del bosque y que linda con su propiedad. El Sr.Roberson que es uno de nuestros primeros internos, al leer su novela EL Marido Burlado, se ha obsesionado con el personaje de Ernesto López; y ha llegado a identificarse con él hasta el punto, de que al entrarse por una de nuestras enfermeras que Usted se encontraba en la cabaña, ha decidido recuperar a la mujer que en realidad nunca ha tenido. En nombre de la dirección del Sanatorio, le ruego admita nuestras más encarecidas disculpas, y le garantizo personalmente que incrementaremos las medidas de seguridad para que jamás vuelva a producirse una situación molesta para su persona. Meses después, mientras Marlok esperaba la salida del avión que le trasladaría a la ciudad de Estocolmo para recibir el Premio de Literatura Fantástica, una pequeña noticia semiescondida en las páginas interiores del periódico llamó su atención. El artículo explicaba escuetamente como un hombre había asesinado al amante de su mujer tras descubrirlos juntos gracias a la lectura de una obra de ficción. Aquella noticia corroboraba lo que Marlok siempre había sospechado: 4 Cualquier situación que la mente humana sea capaz de imaginar, probablemente ya se habrá producido con anterioridad. Quizá se produzca en el mismo instante en que es imaginada. Y si esto no es así; con toda probabilidad, solo es cuestión de tiempo que el mundo imaginario que se desarrolla en la mente de los creadores de historias, tome forma y se manifieste en el mundo de la realidad ordinaria. Almería 1982 - Madrid 17 del 3 del 2003 5