¿Qué es un evangélico?

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¿Qué es un
evangélico?
Por Larry Trotter
Cuando la gente me pregunta qué soy o qué creo, les digo que soy cristiano. Cuando pide
una explicación más amplia, les digo que soy evangélico. En algunas partes de la República
Mexicana (como en el estado de Chiapas en el cual más de 40% de la población es evangélico),
todo el mundo sabe qué es un evangélico. En otras partes, hay pocos evangélicos y, por lo tanto,
menos conocimiento acerca de lo que creemos.
A veces la gente me dice lo que piensa acerca de lo que es un evangélico. A menudo se mencionan
distorsiones como “Ustedes no creen en la Virgen” o trivialidades como “Ustedes son los
que no fuman”. Algunos nos confunden con las sectas, confusión que el Concilio Vaticano II
cuidadosamente evita.
Para entender lo que es un evangélico en forma histórica, tenemos que volver al siglo XVI
durante la época del Renacimiento. Un aspecto importante de ese movimiento intelectual fue
un nuevo aprecio por los textos de los libros clásicos en sus idiomas originales, sobre todo el
Antiguo Testamento hebreo y el Nuevo Testamento griego. Cuando algunos eruditos (sacerdotes,
profesores y otros) empezaron a estudiar la Biblia con seriedad en sus idiomas originales,
encontraron discrepancias graves entre las enseñanzas bíblicas y las prácticas de la iglesia
católica romana. Empezaron a promover una reforma de la iglesia. Sin embargo, la jerarquía
romana interpretó el movimiento reformador como una rebelión contra la iglesia, y forzó a
que los reformadores y sus seguidores salieran de la iglesia romana. Por un incidente en el
cual algunos príncipes que apoyaban la reforma registraron una protesta contra una decisión
política, algunos empezaron a llamarlos protestantes, y la reforma llegó a ser llamada la “reforma
protestante”. La palabra evangélico, como es usada en México, es practicamente un sinónimo
de protestante. La palabra evangélica obviamente enfatiza el evangelio, que significa “la buena
noticia” o “la buena proclamación”. El evangelio se refiere a la buena noticia de lo que Dios hizo
por su pueblo por medio del ministerio de su Hijo Jesucristo. Además de diferencias superficiales,
los católicos romanos y los evangélicos tienen diferencias sobre la naturaleza del evangelio.
Antes de hablar de estas diferencias, debo empezar afirmando que creemos en un solo Dios, el
cual es revelado en la Biblia como una Trinidad de tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El Padre envió a su Hijo al mundo para salvar a su pueb El Hijo fue concebido por el Espíritu
Santo, nació de la Virgen María, vivió una vida perfecta, fue crucificado y resucitó al tercer día. El
ascendió a la diestra de su Padre de donde vendrá a juzgar a todos. El Padre y el Hijo enviaron al
Espíritu Santo que mora en su pueblo, la iglesia.
Si usted es católico romano, reconocerá estas creencias como algunas que usted también
afirma. Sin embargo, hay algunas diferencias importantes en las cuales debemos ser claros para
entendernos bien.
Para comparar las creencias de la iglesia católica romana con las de los evangélicos referente
al contenido del evangelio, podemos considerar los lemas que fueron adoptados por los
reformadores para resumir su enseñanza. En latín (y en castellano), los lemas son:
sola scriptura (sola escritura)
sola gratia (sola gracia)
sola fide (sola fe)
solus Cristus (solo Cristo)
soli Deo gloria (solo a Dios la gloria)
sola scriptura: En la iglesia católica romana, solamente los sacerdotes debían leer e interpretar
la Biblia (postura que cambió en parte con el Concilio Vaticano II en 1962). Además, muchas
tradiciones eclesiásticas practicamente habían reemplazado la Biblia como la norma de la fe
cristiana. Los reformadores afirmaron que la Biblia es la palabra de Dios y por lo tanto la única
norma de la fe cristiana. Además, querían que todos los cristianos leyeran la Biblia, e insistían en
que la Biblia es suficientemente clara para que los laicos puedan entenderla. En forma práctica, la
invención reciente de la imprenta por Gutenberg hizo posible, por primera vez en la historia, que
el pueblo pudiera obtener y leer sus propias Biblias, un hábito que los evangélicos han retenido
hasta la fecha.
sola gratia: En la iglesia romana medieval, existía un sistema de mérito humano que animaba
que la gente ganara su salvación por medio de sus propios méritos. En oposición a este
sistema de mérito humano, los reformadores predicaron la gracia (favor inmerecido) de Dios.
Encontraron en la Biblia que en nada podemos contribuir a nuestra propia salvación, porque es
completamente un regalo de Dios, o sea, por su gracia. (La postura oficial de la iglesia católica
romana es que somos salvos por la gracia, pero el sistema de méritos sigue confundiendo el
asunto.)
sola fide: En el sistema romano de mérito, uno podía obtener la salvación por medio de la
fe en Jesucristo más las buenas obras. Estudiando especialmente las cartas de San Pablo, los
reformadores descubrieron que la fe es el único instrumento de la salvación, y que las obras
siguen como evidencia de la realidad de la fe. Así que, la salvación es unicamente por medio de
la fe en Jesucristo, y las obras son frutos de la fe verdadera, y no un medio de ganar o merecer la
salvación.
solus Cristus: Durante los primeros tres siglos después de Cristo, la iglesia tenía muchos mártires
y otras personas de fe extraordinaria. Después de que el cristianismo dejó de ser una religión
perseguida y se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano en el siglo IV, la calidad de la
fe sufrió decaimiento en general, y algunos empezaron a recordar el heroísmo de los cristianos
anteriores que sufrieron por su fe. Gradualmente estos héroes de la fe eran considerados como
una clase aparte llamada “los santos”. La creencia se desarrolló de que uno podría recurrir a
ellos para obtener gracia. La gente empezó a invocar y a venerar a “los santos” y sobre todo a la
Virgen María, y a considerarlos intermediarios entre ellos y Dios. Los reformadores recuperaron
el sentido bíblico de la palabra santos que se refiere a todos los cristianos como los que han sido
santificados (apartados) por Dios como su pueblo amado. Además encontraron en la Biblia que
Cristo es el único mediador entre Dios y la humanidad y que la adoración de otros es prohibida.
soli Deo gloria: Después de que el Emperador Constantino abandonó a Roma como la sede de
su gobierno y la trasladó a Constantinopla en el año 330 d.c., y sobre todo después de la caída del
Imperio Romano en el occidente en el año 476 d.c., la iglesia romana adoptó prácticas de la corte
real con una jerarquía elaborada, ritos adornados y el ejercicio del poder terrenal además del
espiritual. Los reformadores querían apartarse de estas prácticas que solían exaltar a los seres
humanos en vez de glorificar a Dios. El deseo de los reformadores fue que todo lo que pensaban,
hacían, y decían fuera unicamente para la gloria de Dios.
Como resumen, podemos decir que la creencia de la iglesia católica referente al evangelio
es: Dios envió a su Hijo al mundo para salvar a los que creen en él y siguen las normas establecidas
por la iglesia católica. Estos son salvos por medio de su fe en Cristo y por medio de sus obras que
Dios considera obras meritorias. Así que, la salvación es por medio de una combinación de la gracia
de Dios con el esfuerzo humano, la fe con las obras. Además, pueden recurrir para obtener gracia a
Cristo, a la Virgen y a los santos.
La creencia de la iglesia evangélica referente al evangelio es: Dios envió a su Hijo al mundo
para salvar a los que creen unicamente en él para la salvación. La fe de los creyentes se muestra
en obras que se conforman a las normas bíblicas. La salvación es un regalo de Dios, basado en los
méritos de Cristo y recibido sólo por medio de la fe en él.
Las dos opciones son:
Autoridad: ¿escritura divina o escritura divina más tradición eclesiástica?
Base de la salvación: ¿gracia divina o gracia divina más mérito humano?
Medio de la salvación: ¿fe en Cristo o fe en Cristo más obras humanas?
Mediador de la salvación: ¿Cristo o Cristo más la Virgen y los santos?
¿Cuál mensaje es el correcto? ¿Cuál es el evangelio verdadero? No puede ser que ambas
versiones sean verdaderas. Mi deseo es darle información por medio de este breve folleto para
que usted pueda seguir buscando la verdad y haga una decisión bien informada. Tanto los
católicos romanos como los evangélicos creemos que la Biblia es la palabra de Dios. Por lo
tanto, si usted quiere saber lo que es el evangelio, simplemente lea la Biblia. Mi sugerencia
es que empiece con las cartas de San Pablo a los Romanos y a los Gálatas y el Evangelio según San
Marcos y que siga leyendo en el Nuevo Testamento.
Tal vez usted no esté acostumbrado a leer la Biblia. Si usted es católico romano, es tiempo
de empezar y no porque yo lo diga, sino porque el mismo Concilio Vaticano II “exhorta con
vehemencia a todos los cristianos […] a que aprendan ‘el sublime conocimiento de Jesucristo’
(Filipenses 3,8) con la lectura frecuente de las divinas Escrituras. ‘Porque el desconocimiento de
las Escrituras es desconocimiento de Cristo’” (Dei Verbum VI, 25).
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