EMPLAZAMIENTO Las estaciones se deben emplazar en lugares cuyo clima sea representativo de las condiciones de la zona. Así, por ejemplo, se evitarán hondonadas cuya temperatura, viento, etc. puede ser diferente a la de su entorno. Las estaciones meteorológicas deben estar situadas en un lugar llano y libre de obstáculos que puedan afectar a las observaciones. Siempre que sea posible, el suelo deberá estar cubierto de césped en una superficie de 10x10 m. y el recinto deberá estar cerrado para evitar la entrada de personas ajenas. En cuanto al lugar de emplazamiento de los instrumentos de la estación, no hay unas normas establecidas al respeto, y es esencial que no se afecten entre sí (por ejemplo, que no se proyecte sombra sobre el instrumento medidor de la radiación -tanto global como difusa- o evitar obstáculos que afecten a la recogida de lluvia por el pluviómetro o a la velocidad del viento). A partir de los registros obtenidos en estas estaciones se irán formando sucesivamente las series de datos horarios, diarios, semanales, mensuales y anuales en los que nos basaremos para nuestro estudio climático. GARITA METEOROLÓGICA En los observatorios se usan termómetros instalados con carácter fijo, y en este caso es preciso protegerlos contra todas las posibles causas de error antes enumeradas. Esto se consigue manteniéndolos dentro de una garita apropiada llamada «abrigo termométrico» o «garita meteorológica». (El suelo AB es de listones dispuestos de manera que pueda circular el aire, pero no penetren los rayos caloríficos. Con el mismo objeto las puedes son dobles, pro. vistas de listones inclinados a manera de persiana, 10 mismo que la puerta P. El techo T es doble, de plancha entera, ligeramente inclinado hacia atrás, y atravesado por una chimenea de ventilación C, con su capuchón D. Todo el conjunto debe pintarse de blanco). Estas garitas deben cumplir la condición de impedir la llegada al termómetro de toda radiación exterior, directa o indirecta, y al mismo tiempo facilitar la libre circulación del aire. Existen varios modelos, todos parecidos en sus líneas fundamentales. Describiremos el adoptado por el Instituto Nacional de Meteorología de España: consiste en un cajón de madera de dimensiones moderadas (uno o dos metros), cuyas paredes, incluso las puertas, están formadas por doble persiana, es decir, con dos series de listones inclinados hacia abajo tanto por fuera como por dentro, con objeto de impedir el acceso de la radiación exterior; la persiana exterior impide la entrada de los rayos directos del sol o de la atmósfera; la interior detiene los que proceden del suelo por reflexión. El suelo de la garita está formado por un doble sistema de listones que tiene el mismo objeto de impedir la entrada de rayos sin obstaculizar el acceso del aire. El techo es inclinado para dejar escurrir el agua de lluvia o la nieve, y lleva en su centro una chimenea para activar la circulación de! aire. El cajón va montado sobre patas bien afirmadas en el suelo de modo que el piso quede a una altura aproximada de 1,20 m. del suelo natural, el cual debe ser llano y cubierto de fino césped. La puerta debe abrirse hacia el Norte. Debe pintarse de blanco con objeto de que las radiaciones exteriores sean reflejadas lo mejor posible; los colores oscuros absorberían dichas radiaciones y la garita se calentaría. Los termómetros dentro de la garita deben estar suspendidos por medio de soportes apropiados lo más ligeros posible para evitar la propagación del calor por conductibilidad, y las vibraciones producidas por el viento. Para aumentar la estabilidad y amortiguar dichas vibraciones (peligrosas sobre todo para los termómetros de máxima y mínima, cuyos índices podrían moverse), hay que asegurar la garita con cables de acero. TERMÓMETROS Todos estos aparatos se basan en el principio de dilatación térmica de los cuerpos, descubierto por Galileo en 1.592, que dice que “un objeto cuando se le suministra calor, aumenta su temperatura y se dilata”. Para poder aplicar este principio, los termómetros se construyen, habitualmente, con un pequeño recipiente de vidrio esférico o cilíndrico, llamado depósito o bulbo, prolongado por un tubo muy estrecho, tubo capilar, cerrado por su extremo superior. El depósito y parte del tubo están llenos del líquido que se utilice para la medición; cuando la temperatura aumenta el líquido se dilata y la columna sube por el interior del capilar; lo contrario ocurre cuando la temperatura disminuye. En los observatorios meteorológicos se emplean los termómetros de mercurio para medir la temperatura máxima, "que es el valor termométrico más alto alcanzado en un día"; y los de alcohol para medir la temperatura mínima o "valor más bajo de la temperatura en una jornada". En nuestras casas solemos usar los termómetros aneroides bimetálicos de tipo circular, que constan de dos láminas metálicas escogidas entre metales que tengan coeficientes de dilatación muy distintos. Las láminas están soldadas una contra la otra; cuando la temperatura varía, una de las láminas se dilata más que la otra, obligando a todo el conjunto a curvarse. Este movimiento se amplifica por un sistema de palancas que terminan en una aguja que indica la temperatura. La escala que llevan incorporada todos nuestros termómetros, es la escala centígrada, que asigna el valor de 0º al punto de congelación del agua y el valor de 100º al punto de ebullición. También se usa, sobre todo en los países anglosajones, la escala Fahrenheit. Para obtener la temperatura en esta escala, partiendo de la centígrada, deberemos realizar la siguiente operación: temperatura en Fahrenheit = (1.8 * temperatura centígrada) + 32 Cuando instalamos un termómetro debemos tener mucho cuidado en donde lo hacemos. Lo que verdaderamente queremos medir es la temperatura del aire y debemos de tener una serie de precauciones para que los valores que midamos sean fiables, las más importantes son las siguientes: - Sus apoyos deben ser lo más reducidos posible, quedando necesariamente el depósito al aire. - Debe de estar suficientemente ventilado. - Debe de estar alejado de obstáculos que pueden falsear la medida, tales como superficies fuertemente calentadas o enfriadas, acción directa del sol o de paredes muy reflectoras. En Meteorología es muy importante conocer los valores trmométricos extremos en un día, para esto se han creado termómetros especiales que dejan indicada automáticamente dicha temperatura, máxima o mínima desde la última observación efectuada. El termómetro de máxima consta de un termómetro ordinario, cuyo tubo tiene interiormente cerca del depósito una estrangulación: cuando la temperatura sube, la dilatación de todo el mercurio del depósito empuja con suficiente fuerza para vencer la resistencia opuesta por la estrangulación; en cambio, cuando la temperatura baja y la masa de mercurio se contrae, la columna se rompe, quedando, por consiguiente, su extremo libre en la posición más avanzada que haya ocupado durante todo el intervalo. El termómetro de mínima es de alcohol y lleva en su interior un índice de esmalte sumergido en el líquido. Cuando la temperatura sube, el alcohol pasa fácilmente entre las paredes del tubo y el índice, y éste no se mueve; en cambio, cuando la temperatura baja, el alcohol arrastra en su movimiento de retroceso dicho índice porque éste encuentra una resistencia muy grande a salir del líquido. La posición del índice indica, por tanto, la temperatura más baja alcanzada. Los termómetros de extremas deben tenerse horizontales. Después de la lectura se inclinan suavemente, el de máxima hacia el lado del depósito y el de mínima en sentido contrario. Esta operación se llama poner los termómetros en estación. A veces hay que darles algunas ligeras sacudidas o golpecitos: la columna de mercurio del de máxima debe quedar “soldada” y el índice del de mínima debe llegar hasta el extremo de la columna de alcohol. Al hacer la lectura téngase siempre presente que la temperatura mínima viene indicada por el extremo del índice más alejado del depósito; nunca por el más cercano; es decir, que de los dos puntos señalados por los dos extremos del índice la temperatura mínima es la mayor. (Los dos termómetros van suspendidos ligeramente inclinados con el depósito hacia abajo, por medio, de sendos cordelitos y ojetes D, a un marco o bastidor MM. El contacto con cuerpos sólidos es tan escaso que sólo, influye sobre los termómetros la temperatura del aire.) Los dos termómetros de máxima y de mínima suelen montarse paralelamente entre sí sobre un mismo soporte. (Una varilla vertical A con un pie B sostiene por medio del tornillo de presión C, que puede fijarse a la altura deseada, un brazo horizontal D que determina por: ambos extremos en dobles horquillas EE. Los termómetros de máxima M y de mínima N. descansan sobre dos horquillas, siendo inmovilizados por el resorte R.) Termógrafo El aparato registrador de la temperatura se denomina «termógrafo». Se emplean dos tipos principales, que difieren por la naturaleza de su órgano sensible. En el tipo de cápsula la parte sensible está constituída por una cápsula de metal de paredes delgadas, muy aplastada en forma de cinta arrollada; la sección de la cápsula es una elipse muy estrecha; está herméticamente cerrada y llena de un líquido muy dilatable; uno de sus extremos va fijo en el soporte del aparato, el otro queda libre. Cuando la temperatura aumenta el líquido se dilata mucho más que la cápsula; por consiguiente, tiende a enderezarla para aumentar así su capacidad; por el contrario, si la temperatura disminuye el líquido se contrae y tiende a arrollar la cápsula. Como uno de los extremos está fijo, estos movimientos solamente puede verificarlos el otro extremo, en el que se ha colocado una plumilla con tinta para registrar estas variaciones. (F.g. 69.-Esquema del termógrafo. El órgano sensible AB está sujeto en B al soporte e y empuja por su extremo A la palanca DP; T = tambor giratorio; SS = soporte.) En el tipo de cinta bimetálica, la cápsula está substituída por dos cintas metálicas soldadas una encima de otra y arrolladas de modo que el metal más dilatable quede hacia afuera. Cuando sube la temperatura, la cinta tiende a enrollarse por dilatarse más por fuera que por dentro, y cuando baja tiende, por el contrario, a enderezarse. La cinta bimetálica va sujeta por un extremo y libre por el otro, igual que la cápsula descrita antes. BAROMETRO La presión debida al peso del aire se denomina presión atmosférica, y su unidad de medida es la atmósfera, definida como la “cantidad de peso que ejerce una columna de mercurio de 760 milímetros de altura a una latitud de 45º, al nivel del mar y a una temperatura de 0º centígrados”; aunque en Meteorología se usan los milibares o los milímetros de mercurio. La relación entre estas medidas es la siguiente: 1 atmósfera son 1.013,2 milibares ó 760 milímetros de mercurio. Para apreciar las variaciones de presión se utiliza el barómetro. Su inventor fue Evangelista Torricelli en el siglo XVII, y desde esa época, hasta nuestros días, éstos aparatos han cambiado mucho de forma, aunque su base sigue siendo el experimento del físico y matemático italiano. En los Observatorios meteorológicos se utilizan los barómetros de mercurio. Se usa dicho líquido por ser el más denso que se conoce y porque se evapora poco a las temperaturas ordinarias; por ejemplo, si utilizáramos agua, la columna sería unas diez veces mas alta que la que se utiliza con el mercurio. Normalmente en nuestras casas tenemos los barómetros llamados aneroides, que no requieren tantos cuidados como los de mercurio, puesto que no contienen ningún tipo de líquido en su interior. El más utilizado consiste en una cápsula metálica de paredes delgadas y acanaladas, para aumentar así su sensibilidad, que va herméticamente cerrada y en cuyo interior se ha hecho el vacío. La presión atmosférica que actúa sobre estas paredes no es contrarrestada por ninguna presión interior y tiende a aplastar la cápsula. Para evitarlo, por lo menos en parte, se le aplica un resorte que tiende a tirar de dichas paredes en contra de la presión atmosférica. Así, pues, cuando la presión exterior aumenta, el resorte cede algo y la cápsula se aplasta; si por el contrario, la presión atmosférica disminuye, el resorte tiene mayor eficacia y la cápsula se abomba. Este barómetro se gradúa por igualdad con uno de mercurio. La instalación del aparato no exige ningún cuidado especial. La presión atmosférica en un mismo lugar no es constante, sino que experimenta contínuas variaciones. Para obtener el trazado continuo de dichas variaciones se usa un aparato registrador llamado barógrafo. La parte sensible consta de una serie de cápsulas de vacío idénticas a la que contiene el barómetro aneroide, soldadas unas encima de otras por suparte central, fomando batería, con lo cual se consigue que sumen sus efectos, pues el de una sola sería insuficiente para poner en movimiento los órganos de trasmisión. Cuando la presión aumenta, todas las cápsulas se aplastan y la batería se acorta; cuando disminuye se abomban y ésta se alarga. HIGRÓMETRO En Meteorología es muy importante el concepto de humedad del aire atmosférico, que la definiremos como el "contenido de vapor de agua en el aire". Existen varios métodos de medir la humedad, siendo el más usado, y probablemente el más representativo, el de humedad relativa, que es "la relación porcentual entre la cantidad de vapor de agua que tiene el aire y el máximo que podría contener a una temperatura y presión determinada". Para al ser humano lo ideal es que se encuentre entre el 50 y el 70%. En los observatorios meteorológicos se utiliza para medir la humedad relativa del aire, la tensión del vapor y el punto de rocío, el psicrómetro. Este aparato consta de un par de termómetros iguales, cuyos depósitos se mantienen, el uno seco -"termómetro seco", que mide la temperatura del aire- y el otro llamado -"termómetro húmedo"-, tiene el depósito recubierto con una vaina de muselina humedecida por medio de una mecha que la pone en comunicación con un depósito de agua destilada. Viendo la diferencia de medida que existe entre ambos y con la ayuda de unas tablas para cada lugar de observación, se establece el valor de la humedad relativa. El funcionamiento es fácil de comprender: el agua que empapa la muselina se evapora, y como para ello necesita calor se lo roba al termómetro, cuya temperatura, naturalmente, baja. El agua evaporada es reemplazada por la que llega a través de la mecha. El transporte se ajusta automáticamente, estableciéndose un régimen estacionario dependiente de la velocidad de evaporación, en el cual llega al termómetro exactamente la misma cantidad de agua que se evapora; ni más ni menos. Ahora bien, la velocidad de evaporación, o sea la cantidad de agua evaporada depende de la humedad relativa del aire, pues si el aire está saturado es evidente que no podrá admitir ninguna nueva cantidad de vapor, mientras que si está muy seco la evaporación habrá de ser muy activa. Por otra parte, el descenso de temperatura provocado por la evaporación depende, a su vez, de la velocidad de ésta, pues también por este lado llega a establecerse un equilibrio estacionario entre el calor perdido a causa de la evaporación y el recibido del exterior y el descenso de temperatura no progresa indefinidamente, sino que se detiene en un punto más o menos bajo. En resumidas cuentas: el descenso de la temperatura depende de la humedad relativa y de la temperatura del aire, pero por desgracia no hay proporcionalidad. La instalación del psicrómetro es muy sencilla. Los dos termómetros que lo forman van colgados verticales y paralelos de un soporte especial que les deja lo más libres posible a fin de que gocen de una buena circulación de aire. El depósito de agua destilada puede ser un largo tubo encorvado abierto por ambos extremos; por el agujero inferior penetra la mecha de algodón que debe llegar hasta la mitad del tubo; el agujero superior lleva un tapón y sólo se abre para cargar el tubo de agua. Sin embargo, es suficiente usar un pequeño frasco de boca ancha dentro del cual va metido uno de los extremos de la mecha. (AB = termómetro seco. CD = termómetro húmedo. E = vaina de muselina. F - mecha de algodón. MN = depósito tubular de vidrio lleno de agua. SP = soporte.)) El empalme entre la mecha y la muselina debe hacerse de manera que la mecha no «abrigue» el depósito del termómetro; tampoco la muselina debe dar más de una vuelta a su alrededor, pues se empaparía demasiado. La muselina debe cambiarse con más o menos frecuencia, según los lugares; cerca del mar se cubre de una costra de sal que la deja inservible en pocos días. Al efectuar una observación nunca debe estar seca. Los dos defectos que puede sufrir el termómetro húmedo son que esté demasiado seco o demasiado mojado; en ambos casos el error que resulta es del mismo sentido, dando valores de la humedad demasiado altos, pues si está seco la evaporación es insuficiente y el descenso de temperatura demasiado pequeño, y si tiene un exceso de agua tiende a señalar la temperatura del agua que difiere muy poco de la del aire; en ambos casos habrá disminuido la diferencia de temperatura entre los dos termómetros y resultará, como decimos, exagerada la humedad relativa. «Un psicrómetro no da. nunca humedades demasiado bajas»; si se observan humedades muy bajas hay que admitidas como verosímiles; en cambio, si resultan muy elevadas, cabe sospechar del aparato, hay que vigilarlo; la muselina debe estar húmeda, pero no debe chorrear. Para efectuar una observación se abre la garita termométrica donde está instalado el psicrómetro, y se leen las dos temperaturas lo más rápidamente posible para evitar la influencia perturbadora del cuerpo del observador, y se halla la diferencia entre las dos lecturas. Si es de noche hay que servirse de una lámpara eléctrica de bolsillo, que se mantendrá encendida el menor tiempo posible, sin acercarla al aparato más de lo indispensable. Cuando la temperatura del termómetro húmedo baja de cero grados el agua se hiela. Para que la observación esté bien hecha debe formarse alrededor del depósito una vaina de hielo delgada y homogénea; si es preciso, se vierten sobre el depósito, «suprimiendo la muselina», con una pipeta, unas gotas de agua que se hielan inmediatamente, formando la mencionada vaina. El resto de la observación se termina como de ordinario. Los aparatos que utilizamos en nuestras casas se llaman higrómetros, siendo uno de los modelos más utilizados el higrómetro de cabello, basado en la propiedad que tienen algunas sustancias de absorber el vapor de agua atmosférico; por ejemplo el cabello humano, el cuál es muy sensible, alargándose o acortándose según la atmósfera se halle húmeda o seca. La graduación del aparato se hace por comparación con un psicrómetro; pero si esto no es posible, podemos comprobar que nuestro higrómetro es fiable, realizando las siguientes pruebas: para el punto cero metemos el aparato en una caja hermética junto con una sustancia desecante y para el 100 bastará con envolverlo en un paño humedecido. El higrómetro se puede transformar fácilmente en registrador, será el higrógrafo. Se le da la misma forma que a los demás registradores con su tambor giratorio y su plumilla inscriptora encerrados dentro de una cajita con cristal. La parte sensible que está protegida por una jaula de rejilla metálica, queda al exterior y es un haz de cabellos fijo por ambos extremos; va cogido por su punto medio por un ganchito el cual lo mantiene siempre tirante mediante un contrapeso o resorte. Los movimientos de vaivén del haz de cabellos se transmiten por este medio al juego de palancas que gobierna la plumilla, pero como, según sabemos, los desplazamientos obtenidos no serían proporcionales a las variaciones de la humedad, se ha introducido en el juego de palancas una modificación muy ingeniosa, mediante la cual los movimientos finales de la plumilla llegan a resultar proporcionales a los cambios de humedad, y de esta manera las divisiones de la escala vertical de la banda de papel arrollada al tambor pueden ser equidistantes, cosa sumamente ventajosa, principalmente porque queda corregido el defecto de la falta de sensibilidad hacia, el extremo 100 de la escala. El artificio consiste en sustituir una de las articulaciones del juego de palancas por un movimiento de resbalamiento de dos levas de perfil curvo calculado expresamente para producir tal efecto y las cuales se mantienen siempre apretadas una contra otra por la acción de un resorte. (AB haz de cabellos. CDEF juego de palancas. MM' muelle que mantiene en contacto la. palanca MD con la M' E. T tambor. SS soporte.) El higrógrafo es uno de los aparatos registradores que requieren mayor vigilancia. En cuanto se note que marca una recta horizontal es seguro que está desarreglado. En este caso por debajo (o por encima) del valor correspondiente a dicha línea el aparato marca bien; el defecto suele estar, en los órganos de transmisión, hay que repasarlos todos y, si hay necesidad, desmontarlos y volverlos a montar. Es necesario efectuar la comprobación del cero y el 100. Para la comprobación de este punto, que es, el más importante, los fabricantes proveen a cada aparato de un saco de franela, que puede ajustarse a la rejilla de protección del órgano sensible, y empaparlo en agua. EVAPORÍMETRO PICHÉ. Para medir la evaporación potencial se usa el evaporímetro Piché. Está formado por un tubo de vidrio cerrado por un extremo y abierto por el otro, que se llena de agua destilada o de lluvia; su extremo abierto se tapa mediante un disco de papel secante sujeto por una. arandela de alambre. El aparato se cuelga dentro de la garita meteorológica con la boca abierta hacia abajo; el disco impide que el agua se derrame, pero se impregna con ella y la deja evaporar sobre toda su superficie con mayor o menor rapidez, según las condiciones de temperatura y humedad del aire. El tubo lleva grabada una graduación creciente de arriba abajo que representa milímetros. (AB = tubo de vidrio. CD = oblea de papel secante. EF = muelle sujetador. El agua llega hastá H. La graduación va hacia abajo.) El tamaño de los discos debe ser rigurosamente constante, pues la graduación del aparato está hecha teniendo en cuenta dicho tamaño. No se olvide que la superficie evaporante es la de dicho disco (en parte por ambas caras) y que el tubo se ha hecho mucho más estrecho con objeto de aumentar su sensibilidad y que puedan apreciarse fácilmente las décimas de milímetro. La observación se efectúa una vez al día, por la mañana, anotando la graduación alcanzada por el agua dentro del tubo (la raya de la graduación debe quedar tangente al vértice del menisco). Restando de esta lectura la del día anterior resultará la cantidad evaporada. Antes de que el tubo quede vacío es preciso volverlo a llenar. Nunca debe quedar en el tubo una cantidad de agua inferior a la que se presume pueda evaporarse en un día. Si por descuido se encontrase el aparato completamente vacío, aquel día debe anularse la observación. Hay que tener en cuenta que cuando se renueva el agua. (lo cual deberá hacerse, naturalmente, siempre «después» de haber efectuado la observación) el día siguiente habrá que tomar como «lectura del día anterior» la que resulte «después» de renovar el agua, es decir, que el día que se renueve el agua hay que efectuar dos lecturas: una «antes» para utilizarla como minuendo el mismo día y otra «después» para servir de sustraendo el día siguiente. El disco se renueva cuando hace falta; cerca de la orilla del mar hay que renovarlo con más frecuencia porque se carga de sal. Después de llenar el tubo de agua y poner el disco sobre su apertura es recomendable practicar en el centro de éste con un alfiler un orificio para que entre el aire a la cámara superior. VIENTO De este "aire en movimiento" lo que nos interesa conocer en primer lugar es su velocidad, que será mayor cuanto mayor sea la diferencia de presión atmosférica entre dos puntos. La mediremos en metros por segundo o en kilómetros por hora o en nudos, medida anglosajona que representa las millas marinas por hora. La equivalencia entre todas ellas es: 1 nudo = 1,852 kilómetros/hora = 0,515 metros/segundo. Y en segundo lugar por su dirección, que es de donde procede el viento. Se expresa en grados, contados en el sentido de las agujas del reloj a partir del norte geográfico; a ese punto se le asigna el valor de 0º o 360º, al Este 90º, al Sur 180º y al Oeste 270º. Los aparatos utilizados para medir el viento son el anemómetro y la veleta, siendo el primero el que mide la velocidad y el segundo la dirección de donde sopla el viento. El anemómetro más usado es el de cazoletas, que consiste en una cruz o molinete horizontal móvil alrededor de un eje vertical; cada brazo de la cruz lleva en su extremo una cazoleta o semiesfera hueca, estando todos los huecos dirigidos en el mismo sentido. En estas condiciones el viento encuentra siempre una cazoleta por su cara cóncava y la opuesta por la convexa; como la primera opone mucha mayor resistencia que la segunda, el aparato se pone a girar; además, cualquiera que sea la dirección del viento, el sentido de la rotación es siempre el mismo. Las cazoletas están calibradas de tal manera que una vuelta completa sea un metro de recorrido del viento y con un sensor acoplado que cuente las vueltas por segundo, obtendremos el valor de la velocidad. En la actualidad se utilizan anemómetros de tres brazos y las cazoletas tienen forma cónica en vez de esférica. En el caso de la veleta existen muchos tipos, desde la que tiene forma de gallo hasta la utilizada en los observatorios, pasando por las mangas de los aeródromos. Todas están construidas de igual forma; constan de un pivote vertical, donde puede girar libremente una pieza de forma variada, normalmente por uno de sus extremos termina en punta de flecha y por el otro lleva dos paletas que forman un ángulo bastante cerrado. Cuando sopla el viento, el aparato tiende a colocarse en la posición de mínima resistencia, y como el lado de las paletas ofrece la máxima, es la punta de flecha la que nos indica la dirección de procedencia del viento. Normalmente sobre el mismo eje de la veleta y por debajo de ella va montada una cruz con los cuatro puntos cardinales para facilitar la observación. PLUVIÓMETRO Y PLUVIÓGRAFO Cuando en Meteorología hablamos de la cantidad de precipitación que va a caer en un punto, queremos hacer referencia a la altura que alcanzaría sobre un suelo perfectamente horizontal si no se filtrase o evaporase y se mide en milímetros por metro cuadrado. Como además, una superficie de un milímetro de altura por un metro cuadrado de base tiene un volumen de un litro, podemos, por consiguiente, usar indistintamente las expresiones milímetros o litros por metro cuadrado. El aparato usado en Meteorología para medir la cantidad de precipitación, es el pluviómetro. Está formado por un tubo cilíndrico hueco, cuya boca tiene un área de 200 cm2 y en su interior hay un embudo situado algo por debajo de la mitad del cilindro, que tiene como misión conducir a las gotas de agua a una vasija que se encuentra en la parte de abajo. Para dificultar al máximo la evaporación de la precipitación recogida, este recipiente queda aislado del cilindro por una capa de aire intermedia y además, el cilindro va pintado de blanco en la cara exterior para absorber lo menos posible el calor. Finalmente la medida se lleva a cabo empleando una probeta graduada con milímetros y décimas de milímetro, que sólo sirve para medir la precipitación recogida con un pluviómetro de diámetro apropiado. El pluviómetro debe instalarse en sitio despejado, libre de obstáculos que puedan alterar la caída de la precipitación. Se sujeta con un poste resistente clavado verticalmente que eleva la altura de la boca del pluviómetro hasta 1,5 metros. Para registrar la precipitación caída se usa el pluviógrafo. Los hay de varios tipos, siendo el más usado el de sifón que es exteriormente como un pluviómetro, pero que en el interior del depósito donde se recoge la precipitación (a) hay un flotador unido a una varilla (b) terminada en una plumilla (c) que va registrando la precipitación caída en un papel milimetrado, con una altura que va entre 0 y 10 l/m2, colocado en un tambor (d). A medida que el depósito se llena, el flotador asciende y hace que la plumilla se mueva hacia arriba; a este movimiento se le une el que tiene el tambor en horizontal, a modo de reloj y preparado para mediciones diarias, semanales o mesuales. Este aparato se completa son un tubo curvado hacia arriba que sale casi del fondo del depósito, en forma de sifón (e). El nivel más alto corresponde con el máximo de la banda donde se registra la precipitación; cuando se alcanza esta medida, el agua sale por el sifón, produciéndose un descenso automático de nivel y el aparato está listo para continuar su registro. Con el pluviógrafo se determina la hora de comienzo y de finalización de la precipitación, así como su intensidad -litros por metro cuadrado caídos en una hora-. Hay que tener mucho cuidado con este término, porque cuando oímos que la precipitación recogida en una hora ha tenido una intensidad determinada, no quiere decir que haya caído toda esa cantidad; significa solamente que, si la precipitación hubiera continuado con esa intensidad durante una hora, se hubieran recogido los litros indicados. INSOLACION Se llama insolación absoluta el tiempo durante el cual el sol ha brillado en el cielo en el transcurso de un período determinado: un día, un mes o un año. También interesa calcular la insolación relativa, o sea, la relación entre la insolación absoluta y el número de horas que el sol haya permanecido durante el mismo período sobre el horizonte. El valor de ésta no llega en ningún caso al 100%, puesto que en las inmediaciones del horizonte los rayos solares, debiendo atravesar las capas más turbias y densas de la atmósfera, y precisamente en sentido tangencial, llegan tan debilitados que no actúan sobre el aparato de medida; los primeros y los últimos momentos del día carecen sitemáticamente de sol. (Esto no es un dfecto de método, pues siempre que los rayos solares carecen de fuerza para actuar sobre el aparato, carecen también de eficacia para todo lo demás). Para medir la duración de la insolación se usa el aparato llamado heliógrafo o heliofanógrafo. El utilizado en los Observatorios es el de Campbell-Stokes, que consiste en una esfera de vidrio que actúa como una lente convergente en cualquier dirección que reciba los rayos solares. El foco se va a formar sobre una banda estrecha de cartulina arrollada concéntricamente con la esfera. y metida entre dos ranuras de un soporte apropiado. Por su cara interna este soporte lleva tres sistemas de tales ranuras, destinados a los tres tipos de banda. que deben usarse, según la época del año, para acomodarse a los desplazamientos del sol en declinación: la banda recta se coloca en el centro y sirve durante la época de los equinoccios (marzo y septiembre); la curva larga se coloca en la parte inferior y corresponde al verano, mientras que la corta se coloca en la parte superior durante los meses de invierno. Dichas bandas llevan impresos una serie de trazos que representan horas. Cuando el sol brilla, su imagen focal quema la cartulina, de modo que si durante todo el día ha brillado sin interrupción deja marcado sobre la banda de cartulina un surco taladrado continuo desde la hora de la salida hasta la de la puesta. Cada vez que pasa una nube el surco se interrumpe durante mayor o menor tiempo. (ss = soporte circular graduado. E = esfera de cristal. B = portabandas. F = índice. P = pie. El trazo marcado en la pieza F debe coincidir con la graduación del soporte circular S, correspondiente a la latitud del lugar. A la derecha se ha dibujado la sección transversal de la pieza B para que se vean los alojamientos destinados a las bandas de cartulina: MN = curva corta para invierno. RS = recta para primavera y otoño. TV = curva larga para verano.) El eje del instrumento debe ser paralelo al eje del mundo y su plano de simetría debe coincidir con el meridiano. Para conseguir lo primero el soporte de la banda puede deslizar sobre una pieza en forma de arco graduado, y que lleva una marca que hay que hacer coincidir cono la indicación correspondiente a la latitud de la estación. Para lo segundo debe orientarse de tal manera que con la banda puesta a mediodía "verdadero", la imagen del sol debe formarse sobre el trazo de las doce horas. La banda se cambia al anochecer, después de puesto el sol. Para saber cuántas horas ha brillado durante el día no hay más que sumar todos los segmentos de surco y medir la longitud obtenida, tomando por unidad la que representa una hora sobre la misma banda, teniendo en cuenta que en las bandas curvas los trazos no son paralelos, sino convergentes, y que, por tanto, el intervalo de una hora debe apreciarse a la misma altura donde aparece el surco quemado. También hay que tener presente que cada segmento de surco aparece redondeado por sus extremos y que la longitud válida es solamente la que va de centro a centro de esos círculos terminales. Los velos de nubes altas muchas veces no impiden que los rayos solares conserven fuerza suficiente para quemar la cartulina, pero también puede ocurrir que lleguen a taladrarla; mientras sea visible claramente la huella del foco debe contarse como verdadera insolación. Este heliógrafo tiene el incoveniente de que sus indicaciones dependen de la calidad de la cartulina empleada y de las características ópticas del vidrio. Por consiguiente, proporciona solamente un índice muy útil y muy importante, pero carece de los atributos de una verdadera magnitud medible. TERMÓMETRO DE MÍNIMA JUNTO AL SUELO Es un termómetro que mide la temperatura que se produce por la noche junto al suelo. Se coloca horizontalmente sobre el césped a 15 cm del suelo y expuesto a la intemperie. Se utiliza como índice del enfriamiento que pueden sufrir las plantas por irradiación. TANQUE EVAPORIMÉTRICO Y TORNILLO DE LECTURA La velocidad de evaporación se mide en tanques normalizados. En ausencia de lluvias la cantidad de agua evaporada durante un periodo se corresponde con el descenso del nivel de agua en este periodo. El tanque más utilizado es el del tipo A. El tanque tipo A es circular de 120,7 cm de diámetro y 25 de profundidad y se debe colocar en una plataforma 15 cm sobre el nivel del suelo, el nivel del agua se debe mantener entre 5-7,5 cm del borde de la cubeta. La medida se realiza diariamente al mismo tiempo que se lee la precipitación. Normalmente se realiza en un cilindro (pozo tranquilizador) situado cerca del borde que sirve para cortar cualquier oscilación que se produce en la superficie del agua. Para medir con precisión se utiliza un tornillo micrométrico.