Documento 2629379

Anuncio
el traje nuevo del emperador.indd 3
20/7/12 16:34:02
El
traje nuevo
del
Emperador
edebé
el traje nuevo del emperador.indd 5
20/7/12 16:34:03
© Jordi Sierra i Fabra, del texto, 2012
© Francesc Rovira, de las ilustraciones, 2012
© Ed. Cast.: EDEBÉ, 2012
Paseo de San Juan Bosco, 62
08017 Barcelona
www.edebe.com
Directora de la colección: Reina Duarte
Diseño gráfico: Joaquín Monclús
Primera edición, octubre 2012
ISBN 978-84-683-0584-4
Depósito Legal: B. 22095-2012
Impreso en España
Printed in Spain
EGS – Rosario, 2 – Barcelona
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la
autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si
necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45).
el traje nuevo del emperador.indd 6
20/7/12 16:34:03
El traje nuevo
del Emperador
Jordi Sierra i Fabra
con ilustraciones
el traje nuevo del emperador.indd 7
de Francesc Rovira
20/7/12 16:34:03
El Emperador era el artista más
famoso de la historia de la música.
El único, el mejor, el más grande. Desde
su aparición, y en solo cinco años, había
logrado 20 números uno consecutivos.
Uno cada tres meses. Sus cinco álbumes
habían sido igualmente número uno las
52 semanas de cada año, desbancándose
a sí mismo con la aparición del siguiente.
Todo el mundo se rendía a sus pies. Joven,
guapo, irresistible. Sus fans se contaban
por millones en los cinco continentes.
Así era él.
¿Su nombre? Poco importaba. Nadie
lo llamaba Vicente Manuel Soteras Pardo.
Para el mundo entero era... el Emperador.
—Hubo un Rey del Rock llamado
Elvis Presley, y un Rey del Pop llamado
Michael Jackson, y estaban esos chicos
del siglo XX..., los Beatles. Y esos otros
ancianos, los Rolling Stones. Y ese tío tan
feo con voz de regadera... ¿Cómo era?
¡Ah, sí, Bob Dylan! Pero solo ha habido y
habrá un Emperador —solía decir—: ¡Yo!
No era mal tipo, pero el éxito le
había vuelto algo loco.
Nadie discutía sus ocurrencias.
Su equipo estaba formado por
más de cien personas entre ayudantes,
mánager, asistentes, cocineros, masajistas,
amigos, secretarios, peluqueros, chóferes,
guardaespaldas y un largo etcétera de
8
el traje nuevo del emperador.indd 8
20/7/12 16:34:04
9
el traje nuevo del emperador.indd 9
20/7/12 16:34:08
el traje nuevo del emperador.indd 10
20/7/12 16:34:14
acólitos que vivían a sus expensas y
le reían todas las gracias vitoreándole
siempre. Lo acompañaban a todas partes,
en bloque. Nunca le dejaban solo. Por
supuesto, se hacía siempre la voluntad
del Emperador. Él tenía la primera y última
palabra.
Lo que decía iba a misa y lo que
hacía era ley.
Por eso, cuando se anunció El Gran
Concierto del Milenio...
—Quiero actuar ante medio millón
de personas, dar el concierto más grande y
multitudinario de la historia de la música.
Y quiero que se retransmita a todo el
mundo por televisión e Internet. Que nadie
deje de verme en la Tierra. Y quiero hacerlo
el 31 de diciembre, para que la humanidad
salte al nuevo año con una canción que
estrenaré puntualmente a las doce de la
noche y será mi nuevo gran número uno.
Además, haremos una película con todo
y lo grabaremos para editar un disco en
directo. Será lo más gigantesco que jamás
se haya hecho.
Ya no hubo vuelta atrás.
El equipo se puso en marcha. En
unas pocas horas la noticia había dado la
vuelta al mundo y se había expandido por
el universo: el Emperador iba a cambiar
la historia de la música con el mayor
concierto jamás realizado. El rock, el pop,
11
el traje nuevo del emperador.indd 11
20/7/12 16:34:19
Descargar