Promoviendo los Derechos Humanos y la Salud Mental Los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas con discapacidad por enfermedad mental Catalogación hecha por el Centro de Documentación OPS/OMS en el Perú Los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas con discapacidad por enfermedad mental / Ministerio de Salud; Defensoría del Pueblo; Organización Panamericana de la Salud. Lima: Organización Panamericana de la Salud, 2004. 133 p. (Cuadernos de Promoción de la Salud Nº 8) SALUD MENTAL / DERECHOS HUMANOS / PERSONAS CON DISCAPACIDAD / RETARDO MENTAL (OPS/PER/04.07) ISBN 9972-785-97-1 Hecho el Depósito Legal Nº 150 105 2004-1693 Diseño de carátula tomado de campaña Salud Mental y Derechos Humanos - Un nuevo enfoque. Organización Panamericana de la Salud. Este documento ha sido revisado por Malena Pineda de la Defensoría del Pueblo y por Ricardo Bustamantes del Ministerio de Salud. Contenido CONTENIDO Presentación 7 Primera Parte: Situación de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales de las Personas con Discapacidad por Enfermedad Mental 9 Palabras de bienvenida Dra. Maria Andrée Diouf, Representante de la OPS/OMS en el Perú 11 Los Derechos Básicos y Libertades Fundamentales de las Personas con Discapacidad por Enfermedad Mental en el Perú: Marco Legal y Situación Actual Walter Albán, Defensor del Pueblo del Perú __________________________________ 14 La OPS/OMS y la Promoción de los Estándares Internacionales de Protección de los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad por Enfermedad Mental en las Américas Heidi V. Jiménez y Javier Vásquez, Departamento de Asuntos Jurídicos OPS/OMS __________________________________________________________ 21 El Derecho Internacional como un Instrumento Esencial para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales de las Personas con Discapacidades Mentales y sus Familiares Javier Vásquez, Departamento de Asuntos Jurídicos OPS/OMS ___________________ 28 Testimonios __________________________________________________________ 37 Conclusiones del Taller __________________________________________________ 45 Segunda Parte: Normas e Instrumentos Internacionales de Protección de los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad por Enfermedad Mental _______ 51 Convención Americana sobre Derechos Humanos _____________________________ 53 Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales «Protocolo de San Salvador» _____________________________________________ 75 Declaración de los Derechos del Retrasado Mental _____________________________ 84 Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental-ONU _____________________________________ 86 Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad _______________________________________________ 98 Declaración de Caracas sobre la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en la Atención Primaria ________________________________________ 123 Recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre la Promoción y Protección de los Derechos de las Personas con Discapacidad Mental __________________________________________________ 126 Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad __________________________ 130 P RESENTACIÓN En la tarea de promoción y protección de los derechos de las personas con discapacidad relativa a su salud mental, las Naciones Unidas aprobaron en diciembre de 1991, los «Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental». Estos principios establecen líneas orientadoras para una adecuada protección de los derechos fundamentales de las personas con este tipo de discapacidad, así como para el establecimiento y funcionamiento de instituciones dedicadas a la atención de la salud mental. Los problemas de salud mental en nuestro país se han visto agravados de manera significativa debido a factores socio-económicos y culturales, como consecuencia de la crisis política, las diversas expresiones de violencia, el creciente consumo de sustancias adictivas, la alta tasa de desempleo, y la grave situación de pobreza en la que vive la mayoría de peruanos. A ello debemos añadir el gran desconocimiento que existe por parte de la población con discapacidad y sus familiares, acerca de los derechos que les asisten y sus mecanismos de protección. Esta problemática motivó que, en octubre de 2002, el Ministerio de Salud, la Defensoría del Pueblo y la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud organizaran en la ciudad de Lima el taller denominado «Promoción y protección de los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas con discapacidades mentales y sus familiares». Las conclusiones, recomendaciones, principales ponencias e instrumentos internacionales sobre la materia forman parte del presente documento. Durante el desarrollo del referido taller se analizó el marco jurídico que protege los derechos y libertades fundamentales de las personas que presentan este tipo de discapacidad, y el rol del derecho internacional en la tarea de promoción y protección de los mismos. Este enfoque fue complementado con testimonios de personas con discapacidad y de sus familiares, posibilitando así una mejor aproximación a sus problemas. El propósito es promover la participación de las personas involucradas y sus familiares en la defensa de sus derechos. Asimismo, abrir un espacio para la interacción entre estas personas, autoridades y representantes de la sociedad civil, permitiendo la generación de actitudes positivas frente a la discapacidad mental y el diseño de políticas orientadas a una adecuada atención de este grupo poblacional con mayor vulnerabilidad. Esperamos que este documento constituya un material útil para transmitir algunas de las ideas y reflexiones que se compartieron en el taller, y que contribuya a plasmar acciones concretas en el propósito trazado, tanto en el Perú como en los países de la región. Walter Albán Peralta Defensor del Pueblo PRIMERA PARTE Situación de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales de las Personas con Discapacidad por Enfermedad Mental Primera Parte PALABRAS DE BIENVENIDA DE LA DRA. MARIE ANDRÉE DIOUF REPRESENTANTE DE LA OPS/OMS EN EL PERÚ Hemos dado grandes pasos en el campo de la salud física durante este centenario. Sin embargo, la salud mental ha quedado relegada. Si miramos la salud mental con un enfoque integrador y dinámico constataremos que nos estamos muriendo en vida, o que cada día morimos un poco por falta de salud mental. En muchos países la centralización de los enfermos mentales en hospitales psiquiátricos, excluidos del resto de enfermos, sus condiciones de vida en dichos hospitales, sumados al aumento de suicidios, de cuadros depresivos, a la generalización de la violencia, al incremento del consumo de drogas, del abuso sexual y el incesto, de la delincuencia, de la corrupción y el narcotráfico, nos alertan sobre un alto índice de morbilidad y mortalidad que podríamos reducir si nos ponemos los lentes de la salud mental. Ciertamente, la salud mental, al haberse erigido como la cenicienta de la salud, constituye la última barrera que al final del camino encontramos para levantar y poder hablar de una condición humana digna, de una calidad de vida en un marco de equidad, de derechos humanos y de estilos de vida saludables para nuestros pueblos. Definitivamente, el estado de la salud mental es un indicador del grado de desarrollo y calidad humana de los países, y no lo podemos seguir soslayando. Por esta razón, nuestra Organización se encuentra empeñada en la tarea de impulsar «un proceso sistemático destinado a crear conciencia sobre lo que puede hacerse para mejorar la situación de la salud mental en el mundo». Requerimos del compromiso de los gobiernos y de una voluntad concertadora multisectorial y comunitaria, pues si aspiramos a una salud mental para todos, es imprescindible que también sea una tarea de todos. La OMS/OPS dedicaron el Informe Mundial de la Salud del año 2001 a la Salud Mental. En el infor me: «Nuevos Conocimientos, Nuevas Esperanzas», se presentan diez recomendaciones que los países podrían aplicar para mejorar la salud mental. Dichas recomendaciones se pueden adaptar a cada país en función de sus necesidades y recursos: 1. 2. 3. 4. 5. 6. Dispensar tratamiento en la atención primaria Asegurar la disponibilidad de medicamentos psicotrópicos Prestar asistencia en la comunidad Educar al público Involucrar a las comunidades, las familias y los consumidores Establecer políticas, programas y legislación a escala nacional Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 11 7. Desarrollar los recursos humanos 8. Establecer vínculos y alianzas con otros sectores 9. Vigilar la salud mental de las comunidades 10. Apoyar nuevas investigaciones Estas diez recomendaciones se sostienen en los aspectos débiles encontrados en los países y en la incidencia, prevalencia y magnitud de los grandes problemas de salud mental que amenazan este milenio a nuestros pueblos. Por ejemplo, se calcula que unos 121 millones de personas sufren actualmente depresión. Y que dentro de éstas, las mujeres (9,5%) padecen más este trastorno que los hombres (5,8%). Otro ejemplo, son los 24 millones de personas que sufren de esquizofrenia, los 50 millones de personas que sufren de epilepsia, los 37 millones de personas con demencia y Alzheimer, los cuales en gran parte de los países enfrentan problemas que atentan contra sus derechos. Asimismo, debemos incluir a los 1200 millones de personas que fuman tabaco, y los 70 millones que tienen dependencia al consumo de alcohol y si a esto agregamos los problemas de morbilidad y mortalidad generados por la violencia estructural, es decir, violencia urbana, violencia política, violencia familiar, violaciones, pandillas juveniles, bandas y guerras, constataremos que la salud mental es una tarea de todos y todas. Según el Informe Mundial sobre Violencias presentado este mes en Ginebra, cada año más de 1,6 millones de personas en todo el mundo mueren por hechos violentos. Los expertos en salud pública señalan que esos datos no son sino la punta del iceberg, puesto que la mayor parte de los actos violentos se cometen puertas adentro, quedan sin registrar y dan cuenta de los grandes problemas de derechos humanos que esconden. Estos ejemplos son suficientemente ilustrativos para poner en evidencia no sólo la magnitud de los problemas de salud mental que enfrentamos, sino también para visibilizar la trascendencia de los problemas y trastornos de salud mental que nos resistimos a reconocer. Por otro lado, dichos ejemplos también nos permiten inferir que con los enfoques actuales de atención no estamos dando una respuesta humana, óptima, eficaz y eficiente para mitigar el dolor de tantas personas y sus familias que lo padecen, muchas veces, de manera silenciosa, sin recursos, sin derechos y sin esperanzas. Tan importante como atender a las personas que ya padecen un problema o trastorno de salud mental es prevenir y promover, de manera temprana, medidas preventivas y pautas de crianza que ayuden a los padres de familia a formar a sus hijos y a potenciar los vínculos familiares que contribuyan en la labor de los agentes comunitarios para promover estilos de vida saludables y entornos saludables. Pensamos que queda mucho por hacer y que una agenda concertada pasa por involucrar a las personas afectadas y a la comunidad en el cuidado de su propia salud mental. 12 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte Así, entonces, saludamos la iniciativa de promoción y protección de los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas con discapacidades mentales y sus familiares a fin de debatir y construir propuestas colectivas. Igualmente, nos sumamos a todas aquellas sinergias orientadas a colocar la salud mental en la agenda pública y a reformar la atención de la salud mental hacia un enfoque comunitario, participativo y ciudadano. Esta iniciativa no sólo es un reto y un compromiso con la equidad y los derechos humanos, sino también es una esperanza. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 13 LOS DERECHOS HUMANOS BÁSICOS Y LAS LIBERTADES FUNDAMENTALES DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD POR ENFERMEDAD MENTAL EN EL PERÚ: MARCO LEGAL Y SITUACIÓN ACTUAL Walter Albán Peralta, Defensor del Pueblo en funciones En el ámbito internacional, la proclamación de 1981 como el «Año Internacional de los Impedidos» por la Naciones Unidas, significó un importante avance político hacia el tratamiento de la discapacidad desde la perspectiva de los derechos humanos. A partir de entonces, la filosofía de «participación e igualdad plenas» constituyó el marco del desarrollo de la normatividad internacional a favor de las personas con discapacidad. En este sentido, el «Programa de Acción Mundial para los Impedidos», aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 37/52 del 3 de diciembre de 1982, introduce el principio de «igualdad de oportunidades» como un ámbito nuevo de intervención, así como el reconocimiento del derecho de las personas con discapacidad y de sus organizaciones de participar en la toma de decisiones en los asuntos de su interés. Posteriormente, las «Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad», aprobadas mediante resolución 48/96 del 20 de diciembre de 1993, establecen de manera precisa la función de los Estados en la ejecución de políticas orientadas a la plena integración y al desarrollo en condiciones de igualdad de las personas con discapacidad, señalando en su capítulo IV un mecanismo de supervisión para medir su grado de aplicación. No obstante el gran avance de la normatividad internacional referida a la defensa y promoción de los derechos humanos de las personas con discapacidad, siguen existiendo grandes problemas respecto a su vigencia y respeto. Esta situación adopta dimensiones mayores al tratarse de personas con discapacidad por trastornos mentales por ser las más vulnerables dentro de este sector poblacional, lo que se refleja en violaciones constantes a sus derechos fundamentales, entre ellos: el derecho a la libertad personal, el derecho a un trato digno, el derecho a la identidad, el derecho a manifestar su consentimiento informado1, el derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva, entre otros. Al respecto, los «Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de Salud Mental», adoptados por la Asamblea General de las 1 El consentimiento informado, es una declaración de voluntad efectuada por el paciente el cual luego de recibir información suficiente respecto a su enfermedad y al procedimiento o intervención quirúrgica que se le propone médicamente aconsejable como la más correcta para la solución de su problema de salud, decide prestar su conformidad y someterse a tal intervención. 14 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte Naciones Unidas en su resolución 46/119 del 17 de diciembre de 1991, establecen directrices claras sobre la protección de los derechos fundamentales de las personas con discapacidad mental, así como para el establecimiento de instituciones psiquiátricas y para la atención de la salud mental. Estos principios establecen que todas las personas que padezcan una enfermedad mental, o que estén siendo atendidas por esta causa, tienen derecho a no ser discriminadas por este motivo y al respeto de su dignidad. En este sentido, tienen derecho a la protección contra la explotación económica, sexual o de otra índole, el maltrato físico y el trato degradante. Asimismo, todas las personas que padezcan una enfermedad mental tendrán el derecho a ejercer todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y otros instrumentos pertinentes, tales como el conjunto de principios para la protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión. Adicionalmente, señalan la importancia que tiene el que todo paciente sea tratado y atendido, en la medida de lo posible, en la comunidad en que vive. Asimismo, se establece el derecho que tienen los pacientes de ser tratados en un ambiente lo menos restrictivo posible. Igualmente, cabe resaltar el derecho que tienen las personas con discapacidad mental a no recibir tratamiento sin su consentimiento informado, ni a ser internados o retenidos en una institución psiquiátrica, salvo en los casos en que esto sea necesario para proteger la salud o la seguridad de la persona que se trate o de otras personas, así como sus derechos básicos y libertades fundamentales, conforme a las limitaciones establecidas por ley. En relación a las personas con discapacidad por trastorno mental que se encuentran internados en una institución psiquiátrica, debe ponerse especial énfasis al respeto de su derecho a tener vida privada, a la libertad de comunicación, a la libertad de religión o creencias. Del mismo modo, tienen derecho a contar con instalaciones para actividades de recreo y esparcimiento, instalaciones educativas, entre otros. Estos principios, deben interpretase en concordancia con las disposiciones contenidas en las Normas Uniformes, las cuales están orientadas a lograr la participación activa de las personas con discapacidad en sus respectivas comunidades, así como su desarrollo integral en condiciones de igualdad. En el ámbito regional, el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre los Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales «Protocolo de San Salvador» reconoce que toda persona afectada por una disminución en sus capacidades físicas o mentales tiene derecho a recibir una atención especial con el fin de alcanzar el máximo desarrollo de su personalidad. La Declaración de Caracas, adoptada en la «Conferencia Regional para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en América Latina», y auspiciada por la OPS/OMS y la OEA en Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 15 1990, estableció los estándares de protección en materia de derechos humanos y salud mental. Con relación a la atención psiquiátrica, señala que los recursos, cuidados y tratamientos provistos deben salvaguardar, invariablemente, la dignidad de las personas y los derechos humanos y civiles y propender a la permanencia del enfermo en su medio comunitario. Asimismo, establece que la reestructuración de la atención psiquiátrica ligada a la atención primaria de salud y en el marco de sistemas descentralizados de salud, permite la promoción de modelos alternativos centrados en la comunidad y dentro de sus redes sociales. Esta Declaración también recomienda el ajuste de la legislación nacional de manera que asegure el respeto de los derechos humanos y civiles de las personas con discapacidades mentales. Por estas consideraciones, insta a los ministerios de Salud y de Justicia, a los parlamentos, a los sistemas de Seguridad Social y a otros prestadores de servicios, a las organizaciones de profesionales, a las asociaciones de usuarios, a las universidades y a otros centros de capacitación, así como a los medios de comunicación a apoyar la reestructuración de la atención psiquiátrica a fin de asegurar su desarrollo para beneficio de las poblaciones de la Región. En el mismo sentido, la «Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad», ratificada por el Perú mediante Resolución Legislativa N° 27484, publicada en el diario oficial «El Peruano» el 18 de junio de 2001, establece el compromiso de los Estados parte de trabajar prioritariamente en las áreas de detección temprana e intervención, tratamiento, rehabilitación, educación, formación ocupacional y el suministro de servicios globales para asegurar un nivel óptimo de independencia y calidad de vida para las personas con discapacidad. Todas estas normas establecen obligaciones y/o pautas orientadoras relativas a las políticas que deben implementar los Estados a favor de las personas con discapacidad, las cuales requieren ser observadas por el Estado peruano. En el Perú, la Constitución Política del Estado consagra en su artículo 7° que «la persona incapacitada para velar por si misma a causa de una deficiencia física o mental tiene derecho al respeto de su dignidad y a un régimen legal de protección, atención, readaptación y seguridad». Asimismo, la Ley General de la Persona con Discapacidad, Ley N° 27050, norma de desarrollo constitucional emitida el 6 de enero 1999, establece los lineamientos orientadores de la labor de las entidades del Estado en materia de discapacidad, con el objeto de que puedan desarrollarse en condiciones que garanticen el principio de igualdad de oportunidades y su plena integración en la sociedad. En nuestro país, los problemas de salud mental se han visto agravados de manera muy significativa debido a factores socio-económicos y culturales, como consecuencia de la crisis política, las diversas expresiones de violencia tanto familiar como delincuencial, el creciente consumo de sustancias adictivas, las altas tasas de desempleo, las limitaciones en la educación 16 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte y la grave situación de pobreza en que vive la mayoría de peruanos. Es preciso señalar, que un importante número de las víctimas que la violencia política desatada en 1980 dejó en nuestro país, adquirió diversas formas de discapacidad física, mental y/o sensorial. La Defensoría del Pueblo, de acuerdo con su mandato constitucional de defensa de los derechos fundamentales de la persona y la comunidad, brinda atención prioritaria desde el inicio de sus funciones a la labor defensa de los derechos de aquellos sectores de la población que se encuentran en mayor estado de vulnerabilidad, encontrándose entre ellas las personas con discapacidad. Sin embargo, en el caso específico de las personas con discapacidad por trastornos mentales, hemos recibido un reducido número quejas . Esta situación no hace sino evidenciar el desconocimiento de los derechos que asisten a este sector de la población, tanto por parte de las propias personas con discapacidad como de sus familiares, así como sobre adonde acudir frente a su vulneración. Se sabe que la atención a la población con discapacidad por trastornos mentales, en especial la que se encuentra internada en centros psiquiátricos, dista mucho de los estándares contemplados en los instrumentos internacionales que la vinculan a los derechos humanos. Al respecto, debemos llamar la atención sobre la situación de aquellas personas con discapacidad por trastornos mentales que se encuentran recluidas en los centros penitenciarios del país. En el segundo informe defensorial sobre la situación del establecimiento penitenciario de régimen cerrado ordinario de Lurigancho, de octubre de 2002, hemos podido constatar la existencia en dicho penal de al menos 23 internos que tienen discapacidad mental. De éstos, 15 tienen esquizofrenia, 3 tienen retardo mental y 5 otro tipo de discapacidades por trastornos mentales. Además, existe un alto número de internos que reciben asistencia ambulatoria. Asimismo, se ha verificado que dos de los internos con discapacidades mentales se encuentran recluidos desde 1974 y 1976, y que no cuentan con ningún tipo de documentación. Los internos psiquiátricos se encuentran en un ambiente ubicado en el sótano del penal, el cual presenta graves filtraciones que producen el deterioro de su estructura, a tal punto que el área destinada al comedor ha sido reubicada en un pasadizo que es a la vez utilizado como ambiente de terapia. Las cuadras destinadas a albergar a los internos son oscuras, presentan manchas de humedad y cuentan con dos servicios higiénicos en muy mal estado de conservación. Los internos con problemas mentales requieren de una alimentación especial, debido a los sucesivos cuadros de depresión que presentan. Esto, sin embargo, no se cumple, hecho que agrava su estado de salud, originando cuadros de TBC. A fin de conocer la situación por la que atraviesan las personas con discapacidad por trastornos mentales en el país y sus demandas particulares, la Defensoría del Pueblo realizó reuniones de trabajo con ellas, sus familiares, y con profesionales vinculados al tema de la salud mental. Como resultado de la información proporcionada por los participantes, se pudo llegar a las siguientes conclusiones: Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 17 Con relación al respeto de los derechos de las personas con discapacidad por trastornos mentales: Alto grado de vulnerabilidad Muchas de éstas personas se encuentran en estado de abandono en los centros psiquiátricos, lo que las pone en situación de indefensión frente a la vulneración de sus derechos fundamentales, como es el respeto a su dignidad y a un trato adecuado. Estigmatización y discriminación Este problema se extiende incluso al entorno familiar, generando discriminación y prejuicios que originan el desinterés de los familiares en apoyar el proceso de rehabilitación de dichas personas. En muchos casos se produce el ocultamiento del familiar con discapacidad por temor al rechazo social. Vulneración de su derecho a la identidad Esta situación se presenta tanto en aquellas personas con discapacidad por trastornos mentales que viven con sus familias, como en aquellas que deambulan por las calles, o también en las internadas en establecimientos psiquiátricos y que se encuentran en situación de abandono. Ejemplo de ello son los cerca de 180 pacientes internados en el Hospital Víctor Larco Herrera, los cuales no cuentan con el Documento Nacional de Identidad. En este sentido, la Defensoría del Pueblo coordinará una reunión de trabajo con funcionarios del RENIEC, a efectos de poder realizar una campaña de inscripción a los pacientes indocumentados que son atendidos en dicho centro hospitalario. Esta iniciativa podría extenderse al interior del país y replicarse en otros establecimientos de salud. Con relación a la atención y tratamiento de salud mental: Falta de continuidad en políticas de salud mental por parte de las autoridades de salud que asumen cargos de dirección Este hecho repercute en los tratamientos y terapias de rehabilitación aplicados a las personas con trastorno mental en los establecimientos psiquiátricos, produciendo en los pacientes lo que se denomina rodamiento terapéutico, es decir, el cambio permanente de tratamiento debido a la diversidad de perspectivas y apreciaciones que en el ámbito de la salud mental tienen tales funcionarios. Concentración en Lima de los servicios de atención psiquiátrica ofrecidos por los establecimientos de salud La mayor parte de los servicios de salud mental de régimen cerrado se encuentran concentrados en la ciudad de Lima; las excepciones son Piura y Cerro de Pasco (Huariaca). Esta política del 18 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte sector salud no permite una efectiva atención a los pacientes con trastornos mentales severos que viven en diferentes departamentos del país, y que tienen que ser derivados necesariamente a los establecimientos ubicados en dicha ciudad. Falta de atención a los pacientes psiquiátricos en los centros hospitalarios En casos de urgencia médica, queda al arbitrio del Jefe de Emergencia de turno, el permitir la atención de los pacientes con trastorno psiquiátrico. Asimismo, muchos profesionales médicos consideran el internamiento del paciente psiquiátrico como ultima opción, aceptándolo sólo en casos extremos o cuando a su criterio el caso lo amerita. Excesivo costo del tratamiento farmacológico El costo promedio mensual de los tratamientos farmacológicos oscila entre los S/. 500 y S/. 800, dependiendo de la adquisición de medicamentos genéricos o de marca. La escasez de recursos económicos que usualmente presenta la población con trastornos mentales y sus familiares no permite que éstos reciban un adecuado tratamiento, lo que redunda en la agudización y cronicidad de dichos trastornos. Falta de acceso a la seguridad social y a los seguros privados El listado de exclusiones del Seguro Integral de Salud establece claramente que aquellas personas que padezcan de enfermedades mentales, emocionales o estén bajo curas de reposo, no son alcanzadas por sus beneficios. No obstante ello, pueden ser atendidos niños, niñas, adolescentes o adultos, mientras se encuentren en un centro de educación especial, y no se trate de afecciones generadas por su discapacidad. Falta de marco normativo nacional y de políticas públicas dirigidas a prevenir y promover acciones en materia de salud mental. Si bien la Ley General del Salud, Ley N° 26842, señala que toda persona tiene derecho a la protección de su salud, y que toda persona que presenta discapacidad física, mental o sensorial tiene derecho al tratamiento y rehabilitación, no existen políticas especificas dirigidas a la prevención de las enfermedades mentales, así como tampoco a la promoción y difusión del tema dentro de la comunidad. No existe una política de seguimiento a los pacientes ambulatorios que fueron dados de alta clínica en los establecimientos de salud mental. Tampoco se promueven suficientes programas de visita domiciliaria a los familiares por parte de las asistentas sociales y profesionales de la salud. Debe resaltarse que tan sólo se destina el 1% del presupuesto nacional de salud a la atención de la salud mental en el país. Por estas consideraciones, es necesario adoptar una política nacional y una ley específica en materia de salud mental que se vinculen no sólo con estrategias para la implementación de los instrumentos internacionales de derechos humanos, sino también con el rol que cumplen los organismos de derechos humanos en la protección de las personas con discapacidades mentales. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 19 La Defensoría del Pueblo reafirma su compromiso de contribuir a la defensa y promoción de los derechos de las personas con discapacidad en nuestro país y, en este sentido, hace un llamado a las instituciones públicas y privadas para que eliminen cualquier forma, práctica o modelo de discriminación y exclusión social que violente los derechos humanos de las personas con discapacidad por trastornos mentales. Asimismo, se compromete a promover por medios apropiados y dinámicos los estándares internacionales y normas convencionales de derechos humanos que protegen las libertades fundamentales y los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de las personas con discapacidad mental. 20 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte LA OPS/OMS Y LA PROMOCIÓN DE LOS ESTÁNDARES INTERNACIONALES DE PROTECCIÓN A LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD POR ENFERMEDAD MENTAL EN LAS AMÉRICAS Heidi V. Jiménez y Javier Vásquez Departamento de Asuntos Jurídicos OPS/OMS La Organización Mundial de la Salud (OMS), teniendo en consideración la urgencia de dar una mayor importancia a la protección y promoción de la salud mental, ha emprendido la campaña Sí a la atención, no a la exclusión que consiste en distintos eventos que están teniendo lugar en todas partes del mundo, y que están orientados a crear conciencia sobre el gran impacto que tienen las enfermedades mentales en la población, así como el estigma y discriminación asociadas a las mismas. Así, la OMS dedicó el Día Mundial de la Salud, celebrado el 7 de abril, al tema de salud mental. Por otro lado, la 54 Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en Ginebra del 14 al 22 de mayo, también tuvo como tema central la protección de la salud mental al igual que el Informe de Salud Mundial 2001. Tanto el Departamento de Asuntos Jurídicos como el Programa de Salud Mental de la OPS/OMS han decidido colaborar con esta campaña a través de innovadoras aplicaciones del derecho internacional que tienen como objetivo la promoción y protección de los derechos básicos del paciente mental. El propósito de este artículo es, precisamente, dar a conocer los estándares internacionales y algunas de las iniciativas específicas que la OPS/OMS está desarrollando en esta área. Estándares inter nacionales que protegen a las personas con enfermedades mentales Los instrumentos generales de derechos humanos protegen a todas las personas sin distinción alguna por motivo de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social. Consecuentemente, las personas con discapacidad mental se encuentran protegidas por instrumentos generales de derechos humanos tales como la Declaración Universal de Derechos Humanos1; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos2; 1 2 3 A.G. Res. 217 A (III), ONU Doc. A/810 p. 71 (1948). A.G. Res. 2200, 21 ONU GAOR Sup. (No.16) 52, ONU Doc. A/6316 (1966). Entró en vigor el 23 de marzo de 1976 y 85 Estados la han ratificado. A.G. Res. 2200A(XXI), 21 ONU GAOR Sup. (No. 16) 49, ONU Doc. A/6316 (1966). Entró en vigor el 3 de enero de 1976 y 88 Estados lo han ratificado. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 21 el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales3; la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre4, la Convención Americana sobre Derechos Humanos5 y la Convención Europea para la Protección de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales6, entre otros. Por otro lado, debido a la protección que requiere el paciente mental por su particular condición de vulnerabilidad, impotencia y abandono, distintos organismos internacionales han establecido estándares especiales de protección en materia de salud mental y derechos básicos. Estos estándares hacen parte del derecho internacional y en su gran mayoría se trata de declaraciones e informes promulgados por la Asamblea General y la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, respectivamente. Erica Irene Daes, Relatora Especial para la Subcomisión encargada de la Prevención de Discriminaciones y Protección de Minorías, órgano que forma parte de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas7, en su informe final Principios, Directrices y Garantías para la Protección de Personas Detenidas a Título de Padecer Enfermedades Mentales o Desórdenes Mentales, define enfermedad mental como cualquier enfermedad psiquiátrica o de otro tipo que deteriora sustancialmente la salud mental (la traducción es nuestra)8. En este mismo informe, la persona con discapacidad mental es definida como aquella que debido a una enfermedad mental, requiere cuidado, tratamiento o control para su propia protección, la protección de otros o de la comunidad, y quien durante el transcurso de su enfermedad es incapaz de manejarse asímisma o sus asuntos (la traducción y el subrayado son nuestros)9. Por su parte, la Declaración de los Derechos del Retrasado Mental10 constituyó la primera invocación de las Naciones Unidas para la adopción de medidas de protección de las personas con retardo mental en el plano nacional e internacional. 4 5 6 7 8 9 10 199 OEA res. XXX. OEA/Ser.L.V/182 doc. 6 rev.1, p.17 (1992). OEA, Off. Rec., OEA/Ser.L./V.II.23 doc. 21 rev. 6 (1979). Entró en vigor el 18 de julio de 1978, y 25 Estados la han ratificado. 213 U.N.T.S. 221, E.T.S. No. 5. Entró en vigor el 3 de septiembre de 1953, y 21 Estados la han ratificado. El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas estableció en 1946 la Comisión de Derechos Humanos. Su principal función es la redacción de recomendaciones, declaraciones y convenciones sobre la protección de derechos humanos. La Subcomisión se encarga de redactar estudios y recomendaciones con relación a la protección de minorías o grupos especialmente vulnerables. United Nations, Economic and Social Council, Commission on Human Rights, Sub-Commission on Prevention of Discrimination and Protection of Minorities; Principles, Guidelines and Guarantees for the Protection of Persons Detained on Grounds of Mental Ill-Health or Suffering from Mental Disorder, U.N. Doc. E/CN.4/Sub.2/1983/17, at 23. (Special Rapporteur Erica Irene Daes): « Any psychiatric or other illness which substantially impairs mental health » Idem: «[A] person who, owing to mental illness, requires care, treatment or control for his own protection, or the protection of others or the protection of the community and for the time being is incapable of managing himself or his affairs.» A.G. Res. 2856, 26 U.N. GAOR Sup. (No. 29), at 99, ONU Doc. A/8429 (1971). Distintas publicaciones de salud mental se refieren a este documento como Declaración de los Derechos de las Personas con Retraso Mental [el subrayado es nuestro]. Ver Derechos Humanos y Salud Mental en México, Mental Disability Rights International (MDRI), Washington D.C. 2000, p. 2 y Derechos Humanos y Salud Mental en el Uruguay, Mental Disability Rights International (MDRI), Washington College of Law, American University, 1995, p. 3. 22 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte En 1991, la Asamblea General aprobó los Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental 11 (en adelante Principios de Salud Mental). Estos principios son considerados como el estándar internacional más completo y detallado que protege a las personas con discapacidad mental, y constituyen una guía importante para los Estados en la tarea de delinear los sistemas de salud mental y evaluar las prácticas adoptadas por los mismos.12 Dichos principios establecen que las personas que padecen de una enfermedad mental tienen derecho a ejercer todos los derechos y libertades fundamentales reconocidos en las declaraciones y convenciones generales de derechos humanos a las cuales se ha hecho referencia. Según estos principios, los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y libertades fundamentales más importantes del paciente mental incluyen: Derecho de igualdad ante la ley (Principio 1.4) Derecho a la atención médica (Principio 1.1) Derecho a ser tratado con humanidad y respeto (Principio 1.2) Derecho a ser atendido en la comunidad (Principio 7) Derecho a proporcionar consentimiento informado antes de recibir cualquier tratamiento (Principio 11) Derecho a la privacidad (Principio 13) Libertad de comunicación (Principio 13) Libertad de religión (Principio 13) Derecho a una admisión voluntaria (Principio 15 y 16) Derecho a garantías judiciales (Principio 17) Otro estándar de protección importante para la protección de las personas con discapacidad mental son las Normas Uniformes sobre Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidades13, aprobadas por la Asamblea General en 1993. Estas Normas constituyen una guía interpretativa de gran importancia para hacer efectivos los derechos básicos y libertades fundamentales consagrados en instrumentos internacionales de fuerza vinculante con relación a personas discapacitadas. Tienen como objetivo principal que las personas que padecen discapacidades físicas o mentales puedan acceder a todas las oportunidades laborales, sociales, y culturales en pie de igualdad respecto a las demás. La OPS/OMS y la promoción de los estándares internacionales en las Américas En términos generales, los servicios de salud mental disponibles en muchos de nuestros Estados miembros son escasos e ineficientes y la orientación de los mismos es inadecuada. Esto se debe a que la atención psiquiátrica generalmente se basa en instituciones que 11 12 13 A.G. res. 119,46 ONU GAOR Supp. (No. 49), Anexo at 188-92, ONU Doc. A/46/49 (1991). Veáse Eric Rosenthal and Leonard S. Rubenstein, International Human Rights Advocacy under the Principles for the Protection of Persons with Mental Illness 16 INTL J.L. & Psychiatry 257, 273 (1993). A.G. res. 48/96, 48 ONU GAOR Supp. (No. 49) 202, ONU Doc. A/48/49 (1993). Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 23 funcionan con un presupuesto muy limitado, y que se encuentran aisladas social y geográficamente.14 De acuerdo a lo señalado por la OPS/OMS15, el Centro de Derechos Humanos de las Naciones Unidas16 y la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas17, los derechos y libertades fundamentales frecuentemente violados en instituciones psiquiátricas incluyen el derecho a ser tratado con humanidad y respeto, el derecho a una admisión voluntaria, el derecho a la privacidad, la libertad de comunicación, el derecho a recibir tratamiento en la comunidad, el derecho a proporcionar consentimiento informado antes de recibir cualquier tratamiento y el derecho a recurrir a un tribunal independiente e imparcial que determine la legalidad de la detención. Como respuesta a esta situación, el Programa de Salud Mental de la OPS/OMS lanzó en 1990 la Iniciativa para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica, con el apoyo de los Centros de Colaboración OMS y organizaciones regionales e internacionales. Como parte de esta iniciativa, ese mismo año la OPS/OMS auspició la Conferencia Regional para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en América Latina, en la cual se adoptó la Declaración de Caracas.18 La Declaración de Caracas es un instrumento de gran valor en lo que se refiere a la promoción de servicios comunitarios. Aboga por una atención psiquiátrica participativa, integral, continua y preventiva, en donde el hospital psiquiátrico no constituya la única modalidad asistencial, principalmente porque aisla al enfermo de su medio [ ] y crea condiciones desfavorables que ponen en peligro los derechos humanos y civiles del enfermo Con relación a otros derechos del paciente mental, la Declaración establece que los recursos, cuidados y tratamientos provistos deben salvaguardar invariablemente la dignidad personal y los derechos humanos y civiles También se recomienda que las legislaciones de los países se ajusten de manera que aseguren el respeto de los derechos humanos y civiles de los enfermos mentales La Declaración de Caracas hace referencia implícita a los estándares internacionales de protección al señalar que las organizaciones, asociaciones y demás participantes [ ] se comprometen mancomunada y solidariamente a abogar y desarrollar en los países programas que promuevan la reestructuración, y al monitoreo y defensa de los derechos humanos de los enfermos mentales de acuerdo a las legislaciones nacionales y los compromisos internacionales respectivos (el subrayado es nuestro). 14 15 16 17 18 Itzak Levav, Helena Restrepo y Carlyle Guerra de Macedo, The Restructuring of Psychiatric Care in latin America: A new policy for Mental Health Services, 15 J. PUBLIC HEALTH & POLICY 71, (1994). OPS/OMS, Programa de Salud Mental, Diagnóstico sobre el estado de los derechos humanos de las personas con enfermedad mental en países de Centro América. Informe Final, Tegucigalpa, 1998. Este informe diagnosticó la situación en cinco países: Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá. United Nations, Center for Human Rights, Study Series Human Rights and Disabled Persons, 1993, at 27 (Special Rapporteur Leandro Despouy) Infome Daes, supra nota 8, p. 24-27. En 1990, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) convocó a distintas organizaciones, asociaciones, profesionales de salud mental y juristas a la Conferencia Regional para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en América Latina (1990), celebrada en Caracas. Una reproducción completa de la Declaración de Caracas puede ser consultada en Itzak Levav, Helena Restrepo y Carlyle Guerra de Macedo, The Restructuring of Psychiatric Care in Latin America: A new policy for Mental Health Services, 15 J. PUBLIC HEALTH & POLICY 71 (1994). 24 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte Si bien es cierto que los estándares internacionales a los cuales hemos hecho referencia detallan los derechos de los pacientes mentales, desafortunadamente éstos han tenido escasa promoción y no han sido, en la mayoría de los casos, incorporados en las legislaciones nacionales.19 Por este motivo, la OPS/OMS, como Oficina Regional de la OMS y agencia especializada de la Organización de Estados Americanos (OEA), estima esencial que estos estándares internacionales y normas generales sean difundidas entre autoridades gubernamentales, otras agencias de las Naciones Unidas, organizaciones intergubernamentales, ONGs, procuradurías de derechos humanos, instituciones nacionales de derechos humanos, profesionales de salud mental, abogados, jueces, estudiantes de derecho, usuarios, sus familiares y demás personas involucradas en la promoción de políticas de salud mental. Las disposiciones que protegen específicamente a las personas con enfermedades mentales son un instrumento muy importante para la reestructuración de la atención psiquiátrica que lleva a cabo la OPS/OMS y son, además, un componente esencial de la normativa de derechos humanos y libertades fundamentales aceptadas a nivel internacional. El limitado conocimiento de estos estándares es uno de los factores que da lugar a frecuentes violaciones de los derechos básicos y libertades fundamentales de las personas con enfermedades mentales y, consecuentemente, su difusión contribuiría al respeto de estos derechos.20 Esta falta de información afecta negativamente a las personas con enfermedades mentales en áreas tales como el trabajo, la educación, la formación de una familia, la libertad de circulación e, incluso, a veces llega a causar tratamientos inhumanos y degradantes en hospitales psiquiátricos.21 De hecho, violaciones en hospitales psiquiátricos, tales como tratamiento inhumano y degradante o condiciones de vida deplorables, tienen efectos negativos en la salud de los pacientes mentales; por ello esta difusión también contribuye positivamente a la rehabilitación, tratamiento y prevención de enfermedades mentales. Existe, entonces, un evidente vínculo entre la diseminación del derecho internacional y salud mental, cuya consecuencia más importante es, como se ha indicado, una mejor promoción de salud mental. Ciertamente, la OPS/OMS esta llevando a cabo esta divulgación y busca lograr, eventualmente, la incorporación de las normas y estándares internacionales que protegen los derechos del paciente mental en políticas, planes y leyes nacionales de salud mental. Actividades específicas de la OPS/OMS Como parte de la Iniciativa para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica, el Departamento de Asuntos Jurídicos y el Programa de Salud Mental de la OPS/OMS han iniciado actividades conjuntas para promocionar los derechos básicos y libertades fundamentales de las personas con discapacidades mentales y sus familiares. Esta colaboración tiene como objetivo la 19 20 21 Informe final OPS/OMS, supra nota 15. Ver I. Levav & R. González Uzcátegui, Rights of Persons with mental illness in Central America, 101 Acta Psychiatrica Scandinavica Supp. 84 (2000). Jonathan M. Mann, Health and Human Rights, 1 HEALTH AND HUMAN RIGHTS 5 (1994). Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 25 implementación de la Resolución CD40/R19 del Consejo Directivo de la OPS/OMS que exhorta a los Estados miembros a hacer un esfuerzo por mejorar las legislaciones que protegen los derechos humanos de estas personas.22 En base a esta colaboración, en 1998 el Programa de Salud Mental publicó el informe titulado Diagnóstico sobre el estado de los derechos humanos de las personas con enfermedad mental en países de Centro América.23 Este estudio concluyó que ninguno de los países estudiados contaba con un instrumento legal específico de protección de los derechos de las personas con discapacidades mentales y sus familiares. La divulgación de estándares internacionales en materia de salud mental es una de las estrategias planteadas por este diagnóstico y, por ello, la OPS/OMS publicará próximamente un análisis y recopilación de los instrumentos internacionales más importantes que protegen los derechos básicos y libertades fundamentales de las personas con enfermedades mentales. En el ámbito del sistema de las Naciones Unidas, de los sistemas regionales europeo e interamericano, así como de ONGs, se considera que los documentos seleccionados en esta publicación han tenido escasa difusión y, por lo tanto, será una importante guía para las autoridades de salud, organizaciones internacionales, agencias especializadas de las Naciones Unidas, ONGs, profesionales del derecho, personal de salud mental, asociaciones de usuarios, sus familiares y demás personas involucradas en la protección de los derechos de las personas con discapacidad mental, y en la tarea de elaborar planes, políticas y legislaciones de salud mental. De igual forma, esta publicación será una guía importante para organismos internacionales de protección de derechos humanos (tal como la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos) y tribunales nacionales en su tarea de interpretar convenciones internacionales o legislaciones nacionales, respectivamente, en los informes o decisiones que sean pronunciados en materia de salud mental. Otra de las actividades previstas por el Departamento de Asuntos Jurídicos y el Programa de Salud Mental es la creación de redes nacionales, integradas por individuos y organizaciones (gubernamentales y no-gubernamentales) vinculadas a la promoción y protección de la salud mental, que sean capaces de diseminar e implementar (en instituciones psiquiátricas y en la sociedad civil) los referidos estándares internacionales y normas generales de protección. Con este propósito, el próximo mes de mayo y con el apoyo de las oficinas de campo de la OPS/OMS y la Oficina Central de la OMS, se llevarán a cabo los primeros talleres de capacitación en Costa Rica y Nicaragua. El derecho internacional es, pues, un componente esencial de la campaña Sí a la atención, no a la exclusión. De hecho, el Departamento de Asuntos Jurídicos de la OPS/OMS está colaborando con el Departamento de Salud Mental de la OMS con relación al uso, interpretación y estrategias para la implementación de los estándares y normas generales de derecho internacional que protegen a las personas con enfermedades mentales y a sus familiares. Como parte de esta iniciativa, el 2 y 3 de abril del año en curso, se celebró en 22 23 I. Levav & R. González Uzcátegui, supra nota 20, at 84. OPS/OMS Informe Final, Supra nota 15. 26 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte Ginebra un congreso internacional sobre Derecho y Salud Mental cuyo objetivo fue discutir acciones concretas para implementar el uso de los instrumentos que protegen al paciente mental. Participaron expertos en derecho y salud mental de los cinco continentes, tanto de la OMS y sus oficinas regionales, como de organizaciones gubernamentales y nogubernamentales. Por su parte, otras organizaciones internacionales han mostrado interés en el trabajo desarrollado por la OPS/OMS en este campo. Así, el 28 de febrero de 2001, el Departamento de Asuntos Jurídicos y el Programa de Salud Mental fueron invitados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismo de la Organización de Estados Americanos (OEA) encargado de la promoción y protección de derechos humanos, a presentar el tema Situación de las Personas con Discapacidades Mentales en el Hemisferio. Esta presentación hizo parte de las audiencias generales que celebra este organismo todos los años. Anteriormente, en 1999, la CIDH se había referido a las personas con discapacidad mental como un grupo especialmente vulnerable, y también había indicado que estas personas no se encuentran en condiciones de manejar su propia persona. Consecuentemente, requieren de cuidados, tratamiento y supervisión para su propia protección.24 La OPS/OMS solicitó a la Comisión tomar acciones inmediatas para proteger la vida e integridad personal de miles de adultos y niños que se encuentran detenidos en instituciones psiquiátricas o abandonados en las calles. Como parte de su intervención, la OPS/OMS presentó las normas y estándares establecidos por el derecho internacional que protegen a las personas con discapacidades mentales, y explicó las actividades que la OPS/OMS está llevando a cabo para promocionar los derechos de estas personas. La OPS/OMS recomendó a la CIDH tener en cuenta que en su calidad de organismo internacional de derecho público especializado en salud, la misma podría cooperar técnicamente con la CIDH en casos específicos acordados por ambos organismos. De igual forma la OPS/OMS solicitó a la Comisión incluir el tema de salud mental en aquellos informes especiales que se publiquen sobre la situación general de derechos humanos en los Estados. Ciertamente, el derecho internacional es un instrumento esencial para alcanzar una mejor promoción de la salud mental, y la OPS/OMS, al igual que otras organizaciones internacionales, tienen por delante la importante tarea de continuar diseminando a todo nivel la normativa internacional existente en esta materia. Este nuevo reto podría dar lugar a acciones concretas orientadas a prevenir el impacto negativo que tienen las enfermedades mentales en la salud de la población mundial y, al mismo tiempo, podría suscitar nuevas iniciativas en las que el derecho internacional también sea utilizado para la promoción y protección de otras áreas de salud pública. 24 Informe No. 29/99, Caso No. 11.427, 102 Período Ordinario de Sesiones, aprobado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su sesión No. 1424 del 9 de marzo de 1999. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 27 EL DERECHO INTERNACIONAL COMO UN INSTRUMENTO ESENCIAL PARA LA PROMOCIÓN Y PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS Y LAS LIBERTADES FUNDAMENTALES DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDADES MENTALES Y SUS FAMILIARES Javier Vásquez, Departamento de Asuntos Jurídicos OPS/OMS I. Introducción En la región de las Américas muy pocos países han aprobado leyes que, específicamente, protejan los derechos básicos y libertades fundamentales de las personas con discapacidades mentales y sus familiares.1 En la mayoría de estos países, estos derechos son protegidos -en algunos casos- por leyes generales aplicables también al resto de las personas (disposiciones constitucionales, civiles, penales, laborales o procesales) o por leyes sobre discapacidad en general que garantizan solamente algunos de los derechos de estas personas2. En el caso del Perú existen leyes que protegen los derechos de las personas con discapacidades en general; no obstante no han incorporado toda la normativa internacional existente es esta materia, y no protegen ampliamente los derechos de las personas con discapacidades mentales.3 Surge entonces la interrogante de si existe un mecanismo de protección que, ante la ausencia de disposiciones específicas en materia de salud mental, pueda garantizar a las personas con discapacidades mentales y a sus familiares el pleno disfrute de los derechos básicos y libertades fundamentales en pie de igualdad respecto a otros seres humanos. Efectivamente, sí existe este mecanismo de promoción y protección, y ha sido establecido por el derecho internacional. 1 Argentina, Bahamas, Barbados, Brasil, Canada, Chile, Guyana, México, Jamaica, Trinidad and Tobago y los Estados Unidos tienen leyes de salud mental. Bolivia, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominiacana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay y Perú tienen leyes sobre discapacidad en general o disposiciones constitucionales, civiles, penales, procesales o laborales que garantizan sólo algunos derechos a estas personas. Ver Pan American Health Organization/World Health Organization (PAHO/WHO), Public Policy and Health Program, Psychiatric Care and Mental Health Legislation in the English-speaking Caribbean Countries, Technical Report Series No. 71, Washington D.C. 1999 y Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), Programa de Salud Mental, Diagnóstico sobre el estado de los derechos humanos de las personas con enfermedad mental en países de Centroamérica, Washington D.C. 1998. 2 Ver Constitución Nacional de Perú: Capítulo 1: derecho a la vida, a la integridad personal, igualdad ante la ley, libertad de conciencia y religión, libertad de opinión y expresión, a residencia, derecho de asociación, al trabajo, a la libertad, al matrimonio, a la salud, a la educación y al voto. 3 En Perú, los derechos de estas personas se encuentran protegidos por la Ley General de la Persona con Discapacidad, promulgada el 18 de diciembre de 1998. 28 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte De hecho, los instrumentos generales de derechos humanos establecidos por el derecho internacional protegen a todas las personas sin distinción alguna por motivo de raza, color, sexo, idioma, religión, afiliación política, origen nacional, extracción social, posición económica o cualquier otra característica. Consecuentemente, las personas con discapacidad mental se encuentran protegidas por instrumentos generales establecidos por el derecho internacional para la defensa de los derechos humanos, tales como la Declaración Universal de Derechos Humanos4; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos5; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales6; la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre7, la Convención Americana sobre Derechos Humanos,8 y su Protocolo adicional en materia de derechos económicos, sociales y culturales,9 y la Convención Europea para la Protección de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales10, entre otros. Vale la pena mencionar que las personas con discapacidades mentales se encuentran también protegidas por la Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación de las Personas con Discapacidad,11 adoptada por la Asamblea General de la OEA el 8 de junio de 1999. Sus objetivos son prevenir y eliminar todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad física o mental y propiciar su plena integración en la sociedad. Con relación a los menores con discapacidad mental, los mismos se encuentran también protegidos por la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.12 Asimismo, debido a la protección que requieren las personas con discapacidades mentales por su particular condición de vulnerabilidad, impotencia y abandono, distintos organismos internacionales han establecido estándares especiales para la promoción y protección de los derechos básicos y libertades fundamentales de estas personas y sus familiares. Tales estándares, o si se quiere, lineamientos, también pertenecen al ámbito del derecho internacional, y son en su gran mayoría, declaraciones, recomendaciones e informes 4 A.G. Res. 217 A (III), ONU Doc. A/810 p. 71 (1948). 5 A.G. Res. 2200, 21 ONU GAOR Sup. (No.16) 52, ONU Doc. A/6316 (1966). Entró en vigor el 23 de marzo de 1976 y 85 Estados la han ratificado. 6 A.G. Res. 2200A(XXI), 21 ONU GAOR Sup. (No. 16) 49, ONU Doc. A/6316 (1966). Entró en vigor el 3 de enero de 1976, y 88 Estados lo han ratificado. 7 199 OEA res. XXX. OEA/Ser.L.V/182 doc. 6 rev.1, p.17 (1992). 8 OEA, Off. Rec., OEA/Ser.L./V.II.23 doc. 21 rev. 6 (1979). Entró en vigor el 18 de julio de 1978 y 25 Estados la han ratificado. Perú ratificó este documento el 28 de julio de 1978, y aceptó la competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos el 21 de enero de 1981. 9 OEA, No. 69 (1988), sucrita el 17 de noviembre de 1988, Documentos básicos en materia de derechos humanos en el sistema Interamericano,OEA/Ser.L.V/II.82 doc. 6 rev. 1, p. 67 (1992). Entró en vigor el 16 de noviembre de 1999, y ha sido ratificado por 12 Estados. Perú ratificó esta Convención el 4 de junio de 1995. 10 213 U.N.T.S. 221, E.T.S. No. 5. Entró en vigor el 3 de septiembre de 1953, y 21 Estados la han ratificado. 11 A.G./res. 1608 (XXIX-0/99), 7 junio 1999. Esta Convención entró en vigor el 14 de septiembre de 2001, y hasta el momento ha sido ratificada por Costa Rica, México, Argentina, Uruguay y Panamá. 12 Adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, entró en vigencia el 2 de septiembre de 1990, y ratificada por Chile el 13 de agosto de 1990. En su artículo 23, los Estados parte reconocen el derecho de los niños que sufren impedimentos físicos o mentales a recibir cuidados especiales y establece las medidas que deben tomar dichos Estados para garantizar el desarrollo individual del menor. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 29 promulgados por la Asamblea General y la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la OPS/OMS, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. A continuación me referiré a los estándares internacionales más importantes en esta materia. II. Estandares establecidos por el sistema de Naciones Unidas y por el sistema interamericano La Declaración de los Derechos de las Personas con Retraso Mental13, adoptada en 1971, constituye la primera invocación de las Naciones Unidas para que se adopten medidas de protección a las personas con retardo mental en el plano nacional e internacional. Este documento establece que las personas con retraso mental tiene los mismos derechos que las demás personas, y que incluyen, entre otros, la atención médica, el tratamiento físico, la educación, la capacitación, la rehabilitación y la orientación que les permita desarrollar al máximo su capacidad. En 1991, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó los Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental14 (en adelante Principios de Salud Mental). Dado la especificidad de los Principios de Salud Mental, la OPS/OMS considera que este documento es un instrumento esencial para la interpretación y aplicación de las convenciones internacionales de derechos humanos. Estos principios son considerados como el estándar internacional más completo y detallado, y presentan una guía para el establecimiento de sistemas nacionales de salud mental y la evaluación de la práctica de los mismos. Consecuentemente, dedicaré la mayor parte de mi exposición al análisis de algunos de estos principios debido a que también son una referencia importante para las discusiones en los grupos de trabajo esta tarde. En términos generales, este documento reconoce que las personas que padecen de una enfermedad mental tienen derecho a ejercer todos los derechos y libertades fundamentales reconocidos internacionalmente (consagrados en documentos tales como la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la Convención Europea para la Protección de Derechos Humanos y Libertades Fundamentales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, entre otros). Algunos de estos Principios también estan recogidos en las Normas Uniformes sobre Igualdad para las Personas con Discapacidad15 (en adelante Normas Uniformes), 13 A.G. res. 2856 (XXVI), 26 ONU GAOR Supp. (No. 29) p. 93, ONU Doc. A/8429 (1971). 14 A.G. res. 46/119,46 ONU GAOR Supp. (No.49) p.189, ONU Doc. A/46/49 (1991). 15 Standard Rules on the Equalization of Opportunities for Persons with Disabilities, G.A. res 48/96, 48 U.N. GAOR Supp. (No. 49) at 202, U.N. Doc. A/48/49 (1993). 30 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte aprobadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y constituyen un importante estándar para interpretar los derechos básicos y libertades fundamentales con relación a las personas con discapacidad que aparecen en otros instrumentos internacionales. Algunos de estos principios han sido adoptados en documentos internacionales aprobados por organismos Interamericanos, tales como la Declaración de Caracas (aprobada por la OPS/OMS)16 y la Recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (OEA) sobre la Promoción y Protección de las Personas con Discapacidad Mental17 (en adelante la Recomendación de la CIDH). Todos estos estándares internacionales han sido incluídos en sus carpetas para consulta. Lamentablemente, no contamos con el tiempo para hacer un análisis exhaustivo de todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y libertades fundamentales consagradas en los Principios de Salud Mental; sin embargo, haremos referencia a los derechos y libertades más importantes de las personas con discapacidades mentales, que han sido establecidos tanto por los documentos arriba mencionados del Sistema de las Naciones Unidas, como por aquellos propios del Sistema Interamericano, por constituir (dichos documentos) una importante guía en el diseño de las políticas nacionales de salud mental. Derecho a la atención médica (Principio 1.1) Este principio básicamente establece que todas las personas tienen derecho a la mejor atención disponible en materia de salud mental, que será parte del sistema de asistencia sanitaria y social. Las Normas Uniformes también se refieren a este derecho, y en su artículo 2º establecen que los Estados deben asegurar la prestación de atención médica eficaz a las personas con discapacidad. En cuanto a la Declaración de Caracas, la misma se refiere a los cuidados y tratamientos médicos y señala que éstos deben salvaguardar invariablemente la dignidad personal y los derechos humanos y civiles y basarse en criterios racionales y técnicamente adecuados Por ejemplo, con relación a criterios racionales y técnicamente adecuados, los principios de Naciones Unidas establecen que no se pueden llevar a cabo prácticas tales como la esterilización como tratamiento a la enfermedad mental. Derecho a ser tratado con humanidad y respeto (Principios 1.2 y 1.3) El principio de salud mental 1.2 establece que todas las personas que padezcan una enfermedad mental o que estén siendo atendidas por esta causa, serán tratadas con humanidad y con respeto a la dignidad inherente de la persona humana. Por su parte, el principio 1.3 prohíbe el tratamiento inhumano y degradante al señalar que todas las personas que padezcan una enfermedad mental tienen derecho a la protección contra la explotación económica, sexual o de otra índole, el maltrato físico o de otra índole y el 16 En 1990 la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) convocó a distintas organizaciones, asociaciones profesionales de salud mental y juristas a la Conferencia Regional para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en América Latina (1990) celebrada en Caracas. En el marco de esta conferencia se aprobó la Declaración de Caracas. 17 Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), OEA/Ser./L/V/II.111, doc. 20 rev., 16 de abril 2001. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 31 tratamiento degradante. Con relación a la explotación económica, los principios establecen que cuando la persona con discapacidad mental trabaja en la institución, se le debe pagar lo mismo que se le pagaría a una persona fuera de la institución, de conformidad a la legislación nacional o las prácticas locales. Las Normas Uniformes también se refieren a este derecho en su artículo 9º el cual reconoce que las personas con discapacidad son vulnerables al maltrato en la familia, en la comunidad o en las instituciones, y necesitan que se las eduque sobre la manera de evitarlo. Ciertamente, el derecho a ser tratado con humanidad y respeto constituye per se un derecho fundamental de cualquier ser humano protegido por las convenciones generales de derechos humanos, tal como la Convención Americana (artículo 5.2). No obstante, en el caso de las personas con discapacidad mental, principalmente en el caso de aquellas internadas en instituciones psiquiátricas o centros penitenciarios, se debe observar una mayor vigilancia de su cumplimiento precisamente por la posición de impotencia que es común en personas con discapacidades mentales. Es, precisamente, esta posición de impotencia lo que ha hecho que las personas con discapacidad mental sean consideradas como un grupo especialmente vulnerable que requiere una protección especial, sobre todo en lo referente a su integridad física, psíquica y moral.18 Derecho de igualdad ante la ley (Principio 1.4) Se trata del derecho a la no discriminación. En los términos del Principio 1.4 se entiende por discriminación cualquier distinción, exclusión o preferencia cuyo resultado sea impedir o menoscabar el disfrute de los derechos en pie de igualdad. Este derecho, también está consagrado en muchas otras declaraciones y convenciones internacionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sólo por mencionar algunos. En cuanto a estándares interamericanos, es importante mencionar que en la Recomendación de la CIDH, este organismo de derechos humanos se refiere a la igualdad ante la ley que tienen las personas con discapacidades mentales respecto a los demás. En este documento se recuerda a los usuarios y sus familiares que estén conscientes de que las personas con discapacidad mental tienen los mismos derechos y libertades fundamentales que el resto de los seres humanos, y que existen principios internacionales que protegen a estas personas, especialmente debido a su particular condición de vulnerabilidad e impotencia... Derecho a ser atendido en la comunidad (Principio 7) El principio de salud mental 7 establece que toda persona que padezca una enfermedad mental tendrá derecho a vivir y a trabajar, en la medida de lo posible, en la comunidad, y 18 Ver Informe anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), OEA/Ser.L/V/II.102 Doc.6 rev. 16 de abril de 1999, Victor Rosario Congo. Informe No. 63/99, Caso 11.427 (Ecuador). 32 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte cuando el tratamiento se administre en una institución psiquiátrica, el paciente tendrá derecho a ser tratado, siempre que sea posible, cerca de su hogar o del hogar de sus familiares. Asimismo tendrá derecho a regresar a la comunidad lo antes posible. Es importante señalar que las Normas Uniformes se refieren a la rehabilitación de las personas con discapacidades mentales en la comunidad, y señalan que debe alentarse a las personas con discapacidad y a sus familiares a participar directamente en la rehabilitación. En el sistema interamericano, tanto la Declaración de Caracas como la Recomendación de la CIDH establecen lineamientos en cuanto al derecho de la persona con discapacidad mental a vivir y ser tratado en la comunidad. De hecho, la Declaración de Caracas hace hincapié sobre el derecho del paciente mental a ser atendido en su comunidad, y aboga por una atención psiquiátrica participativa, integral, continua y preventiva donde el hospital psiquiátrico no constituya la única modalidad asistencial. La Declaración hace referencia al derecho del paciente mental a ser tratado con humanidad y respeto al afirmar que el hospital psiquiátrico aisla al enfermo de su medio y crea condiciones desfavorables que ponen en peligro los derechos humanos y civiles del enfermo . En cuanto a la Recomendación de la CIDH, en su numeral 4, este organismo recomienda a los Estados promover e implementar a través de legislación y planes nacionales de salud mental la organización de servicios comunitarios de salud mental cuyos objetivos sean la plena integración de las personas con discapacidad mental en la sociedad y la participación de organizaciones profesionales, asociaciones de usuarios y familiares, sus amistades, organizaciones de asistencia social y otros miembros de la comunidad en la rehabilitación del paciente mental. Derecho a proporcionar consentimiento informado antes de recibir tratamiento (Principio 11) El principio de salud mental 11 establece que no se administrará ningún tratamiento a un paciente sin su consentimiento informado, salvo con las excepciones que se explican en este principio. De acuerdo a este artículo, por consentimiento informado se entiende el consentimiento obtenido libremente sin amenazas ni persuasión indebida, después de proporcionar al paciente información adecuada y comprensible en una forma y lenguaje que este pueda comprender. Este principio es particularmente importante con relación a algunas prácticas, tal como los tratamientos psicoquirúrgicos u otros tratamientos irreversibles que específicamente no se pueden practicar si afectan la integridad de la persona (de conformidad con las convenciones generales de derechos humanos, se entiende por integridad la integridad física, psíquica y moral). Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 33 Derecho a la privacidad, a practicar actividades recreativas y deportivas, a la educación y a adquirir artículos para su vida diaria y libertad de comunicación y religión (Principio 13) El principio 13 de Salud Mental se refiere, principalmente, a las condiciones que deben existir en las instituciones psiquiátricas, y establece que a todo paciente en una institución psiquiátrica se le debe respetar su privacidad, la libertad de comunicarse con otras personas en la institución, enviar y recibir comunicaciones, la libertad de recibir visitas, la libertad de acceso a servicios postales, prensa, radio, televisión y la libertad de practicar su religión. Este principio también se refiere a la importancia de que en las instituciones existan instalaciones para practicar actividades recreativas, deportivas, educativas e instalaciones donde el paciente pueda adquirir artículos esenciales para su vida diaria. Con relación al derecho a la comunicación, la comunicación con el personal de salud mental es esencial para que el paciente pueda tener conocimiento sobre su diagnóstico completo y tratamiento. En lo que se refiere al derecho a la privacidad, el diagnóstico, tratamiento, expedientes personales y, en general, cualquier información que se encuentre en la institución psiquiátrica, es de carácter confidencial y no debe ser divulgada a otras personas con el fin de proteger la privacidad y reputación del paciente. Los artículos 5º, 6º, 7º, 11º y 12º de las Normas Uniformes también se refieren a estos derechos. La Convención Americana y el Protocolo de San Salvador protegen derechos íntimamente vinculados a las condiciones de vida que deben existir en las instituciones psiquiátricas.19 Respecto a las condiciones en instituciones psiquiátricas, la CIDH en su recomendación hace importantes observaciones a los Estados. Este documento, en su recomendación 6 señala que los Estados deben adoptar las medidas que sean necesarias para que en todas las instituciones de salud mental se expongan los derechos del paciente en lugares visibles, tales como salas de espera, servicios de admisión, y otros lugares frecuentados por familiares y pacientes. Por otro lado, su recomendación 7 establece que se debe apoyar en las instituciones la creación de organismos que supervisen el cumplimiento de las normas de derechos humanos y que involucren a pacientes, sus familiares, sus representantes y personal de salud mental. Derecho a una admisión voluntaria (Principio 15 y 16) El principio de salud mental 15 establece que cuando una persona necesite tratamiento en una institución psiquiátrica se hará todo lo posible por evitar una admisión involuntaria. La detención de una persona en un hospital psiquiátrico puede tener lugar cuando sea necesario proteger a la comunidad o al paciente mismo de cualquier daño que éste pudiera 19 Ver Convención Americana (artículo 12º, libertad de conciencia y religión y artículo 13º, libertad de pensamiento y expresión) y Protocolo de San Salvador (artículo 14º, derecho a los beneficios de la cultura; artículo y artículo 13º, derecho a la educación). 34 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte causar por motivo de su enfermedad o cuando sea necesario proporcionar a la persona tratamiento médico para evitar el deterioro de su salud (Principio de Salud Mental 16). De acuerdo al principio 16, la detención involuntaria de una persona con discapacidad mental debe ser hecha de acuerdo a un dictámen médico. La detención involuntaria de un paciente en una institución psiquiátrica es una medida muy seria que tiene repercusiones respecto a distintas normas de derecho internacional, principalmente por el hecho de que dicha detención puede restringir arbitrariamente la libertad personal (garantizada por la Convención Americana en su artículo 7) y, por consiguiente, otros derechos básicos y libertades fundamentales. De no contarse con condiciones, procedimientos e instancias específicas establecidas por la legislación nacional para admitir voluntariamente a los pacientes en las instituciones psiquiátricas, dichas personas son sometidas a una detención arbitraria contraria a lo establecido por el artículo 7º de la Convención. Derecho a garantías judiciales (Principio 17) Las personas con discapacidad mental que se encuentran recluídas involuntariamente en instituciones psiquiátricas, al igual que cualquier otro ser humano privado de su libertad, tienen derecho a ser escuchadas por una autoridad competente con el propósito de determinar la legalidad de su detención. Este es el derecho a las garantías judiciales que consagran las distintas declaraciones y convenciones internacionales de derechos humanos mencionadas anteriormente, tal como la Convención Americana (artículo 8º), la cual establece que toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial establecido por la legislación nacional. Para proteger este derecho, el Principio de Salud Mental 17 establece que las legislaciones nacionales deben establecer los llamados órganos de revisión que son órganos judiciales u otros órganos independientes establecidos por la legislación nacional, los cuales tienen la responsabilidad de informar al paciente, al representante personal del paciente o a sus familiares acerca de cuál es la situación de la detención involuntaria del paciente y/o retención en un hospital psiquiátrico. Estos órganos de revisión, de acuerdo al Principio de Salud Mental 17.3 deben examinar periódicamente los casos de pacientes que hayan sido admitidos involuntariamente en una institución psiquiátrica. Esta es una medida muy importante porque una vez que desaparecen las condiciones de salud mental que dieron origen a la admisión del paciente, las autoridades médicas tendrían la obligación de dar de alta a la persona como paciente involuntario. De no existir esta revisión los hospitales psiquiátricos podrían convertirse en centros penitenciarios donde los pacientes permanecen indefinidamente detenidos a pesar de no haber cometido delito alguno. El único objetivo de la hospitalización involuntaria, tal como se ha señalado, debe ser tratamiento médico o protección del paciente y/o la comunidad, pero no mera custodia. Este derecho, cobra mucha importancia con relación a la determinación de la capacidad o incapacidad del paciente para administrar sus propios bienes y a la posibilidad de apelar la decisión de un tribunal nacional con relación a su incapacidad de proceder legalmente. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 35 Me gustaría terminar esta presentación haciendo referencia a la aplicación y al monitoreo de los Principios de Salud Mental y demás estándares internacionales en esta materia. Según el Principio 23, corresponde a los Estados miembros aplicar los referidos principios, adoptando medidas pertinentes de carácter legislativo, judicial, administrativo o educativo, y darles amplia difusión. Sin embargo, han tenido hasta el momento escasa divulgación en la región de las Américas. Por su parte la Recomendación de la CIDH, en su numeral 2 establece recomendaciones a los Estados con relación a la aplicación de los Principios de Salud Mental y demás estándares internacionales que se han mencionado en esta presentación. Así, se recomienda a los Estados miembros tomar medidas de carácter legislativo, judicial, administrativo, educativo y de otra índole para divulgar por medios apropiados y dinámicos (entre autoridades gubernamentales, ONGs, profesionales de salud mental, abogados, jueces y otras personas involucradas en la promoción de políticas de salud mental) los estándares internacionales y normas generales de derechos humanos que protegen las libertades fundamentales y derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de las personas con discapacidades mentales. Muchas gracias. 36 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte TESTIMONIOS TESTIMONIO DE LA SEÑORA GLADYS CANALES MARTÍNEZ Vida antes de la detención Casada, madre de dos niños de 11 y 04 años de edad. Vivía con su familia en El Agustino. Había construido mi casa en el terreno que pagábamos mensualmente a la Cooperativa Los Forjadores. Trabajaba en el Municipio de Jesús María, en el parqueo vehicular, y mi esposo era obrero de construcción civil. Nuestra vida transcurría normal, tranquilamente hasta el 24 de octubre de 1993, en que fui detenida junto con mi esposo por miembros de la DINCOTE. Esto ocurrió en mi casa a las 04:00 de la madrugada mientras dormíamos. Una mujer que había querido acogerse a la ley de arrepentimiento había señalado mi casa como lugar donde se encontraban unos terroristas de SL (Sendero Luminoso). Fuimos llevados a la DINCOTE del Callao. Ahí nos torturaron física y psicológicamente para que nos autoinculpáramos de algo que nunca fuimos. Sin embargo, así lo hicimos para salvar nuestras vidas y la de nuestros familiares. Nuestros hijos quedaron en total abandono, nuestra casa también. Mi mamá los recogió posteriormente y los cuidó. Nuestra casa fue saqueada, y el terreno pasó a propiedad de la cooperativa. Mi esposo fue condenado a 4 años de cárcel y yo a 20 años, siendo ambos inocentes. Cuando él salió del penal sólo encontró a nuestro hijos que habían crecido sin sus padres, con personas mayores, con muchas carencias afectivas y materiales. Imagínense, entonces, lo que encontré yo cuando al cabo de 8 años de estar recluida en un penal salí indultada por el Presidente Paniagua, gracias a que la Comisión ad Hoc de Indultos demostró mi inocencia. Mi familia fue destruida psicológica y espiritualmente, mis hijos ya son mayores de edad, crecieron sin sus padres, crecieron prácticamente solos. No tenían un verdadero hogar, con el estigma de tener a sus padres acusados de ser terroristas, pues la sociedad se había encargado de hacerles creer eso. Quedé sin trabajo, sin posibilidades de recuperarlo y hasta de recuperar a mi familia. Al salir del penal encontré una nieta, otra vida y otros problemas. El estado emocional de mi familia y el mío es crítico, los lazos afectivos fueron destruidos, la vida continuó sin que esos lazos se volvieran a unir. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 37 En el penal se sufre mucho, hay carencias de todo tipo, y ese sufrimiento y malestar psicológico son muy difíciles de sobrellevar. Hay sólo una psicóloga para cerca de 400 internas en el penal de mujeres de Chorrillos, la atención no es buena y está sujeta al tiempo y a la buena voluntad de las autoridades. La injusticia, la estigmatización de la sociedad hacia nosotros repercute en nuestra salud mental; es continua nuestra depresión, los casos de psicosis o paranoia continúan a pesar de haber recobrado la libertad. Seguimos presos de nuestra angustia a pesar de estar en libertad. Semanalmente mi familia y yo recibimos gratuitamente terapias gracias a las psicoterapeutas de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. Ese tratamiento nos ha servido de mucha ayuda, del Estado no hemos recibido nada a pesar que éste cometió un error con nosotros; no contamos con seguro alguno, no tenemos dinero para medicinas. Le pedimos al Estado, a las autoridades pertinentes del sector Salud, Justicia, del Congreso, Poder Judicial que reparen el daño que nos hicieron. No pensemos en el dinero, pensemos en la reparación de la salud física y psicológica, del trabajo, de la educación, de la vivienda y en todas aquellas cosas que perdimos y que son de difícil acceso para nosotros. Pedimos el respeto y el reconocimiento a nuestros derechos humanos, a la vida, a la integridad física y moral, a la salud, al trabajo. TESTIMONIO DEL SEÑOR ELÍAS ROJAS ALVARADO Vida antes del accidente Sub Oficial Técnico de 3era de la PNP. Trabajaba en la DIN en la zonas de emergencia de Uchiza, Tocache, Tingo María, Tananta y otros. Me dedicaba a dar seguridad a los pueblos del sector y luchar contra el terrorismo y narcotráfico desde agosto de 1987 hasta fines de 1989. Fui guardaespaldas del magistrado Hugo Sibina Hurtado. Semanas antes de regresar a Lima, el puesto policial de Uchiza es atacado por terroristas del MRTA y de SL. Los terroristas logran desarmar y secuestran a 17 miembros de la PNP quienes son llevados a la plaza de armas, desnudados y asesinados frente al pueblo. Yo y otros compañeros logramos salvarnos refugiándonos cerca al río. A las pocas semanas cuando regresaba de Uchiza a Tocache, junto con 11 efectivos policiales, fuimos interceptados y atacados por un grupo de terroristas. Con algunos compañeros repelimos el ataque; los sobrevivientes escapamos hacia Tananta y Tocache. Como guardaespaldas de tres jefes policiales de Tocache era fácilmente identificable, y mi nombre y apelativo comenzó a circular por diversos poblados de la zona con amenazas terroristas. Mis jefes decidieron entonces trasladarme a Lima. 38 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 7 Primera Parte Atentado El 6 de noviembre de 1989, a dos semanas de haber llegado a Lima, me encontraba trabajando y desplazándome en una moto cuando fui atacado desde una camioneta por presuntos miembros terroristas del MRTA. Fui trasladado al hospital más cercano, los médicos certificaron que tenía traumatismo intracraneal, hemorragia y ruptura de la coroides producidas por proyectiles de arma de fuego. Al borde de la muerte soy trasladado al hospital de Policía en estado inconsciente. Así permanezco durante tres meses hasta que desperté y no sentí mi cuerpo, no podía incorporarme, caminar, orinar, comer; no recordaba lo que había pasado, no hablaba, prácticamente me encontraba destrozado y lleno de vendajes. Tratamiento Comienza una etapa de rehabilitación y de aprender a hablar, caminar, comer, recordar, reconocer a mi familia, a vivir como si fuera un niño recién nacido. Como resultado de este atentado fui dado de baja por acto de servicio, y elevado al grado de técnico de 1era. Tuve la suerte de recibir la adecuada atención por parte de mi institución y del Hospital de la Policía. Las terapias y rehabilitaciones dieron resultado positivo produciéndose al cabo de 7 años mi recuperación del habla, del conocimiento, de la vista de uno de los ojos y del movimiento de los miembros superiores e inferiores. Hasta la fecha soy atendido mensualmente por médicos de la sanidad de la PNP de neurocirugía, oftalmología y salud mental. A todos ellos y a Dios les debo gratitud y reconocimiento a su dedicada labor. Sin embargo, ésta no ha sido la suerte para muchos otros pacientes compañeros, quienes habiendo luchado contra el terrorismo y la delincuencia al servicio de nuestra patria y de los ciudadanos han quedado mutilados, discapacitados y con muchos traumas. Carencias No hay suficientes medicinas en el hospital para los diferentes tratamientos que se deben seguir por lo que no se cumple con las recetas ambulatorias del departamento del Fospoli Fondo de Salud Policial; por lo tanto, gastamos el 35% de nuestro sueldo en medicinas. Yo continúo mensualmente mis consultas y terapias físicas de natación, martes y jueves, desde 1990, en el gimnasio y sauna del Cuartel del Rímac. Necesidades Físicamente me encuentro bien y psicológicamente mejor, tengo además el apoyo de mi familia, pero falta que mi institución reconozca el traslado de mi residencia a Iquitos donde vive toda mi familia. Este pedido fue declarado IMPROCEDENTE porque injustamente no cumplo con el requisito de haber prestado servicios a mi institución durante 30 años, ya que el atentado lo sufrí a los 14 años de servicio, quedando en estado de discapacidad por servicios prestados a mi patria. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 7 39 Solicito a las autoridades pertinentes, al Presidente de la República, a los congresistas, al Ministro del Interior, a la Defensoría del Policía, que con criterio de conciencia y justicia presten una mejor atención a los enfermos que sufrimos distintas discapacidades y nos reparen adecuadamente por el servicio prestado a nuestra patria y a nuestros compatriotas. TESTIMONIO DEL SEÑOR VICENTE ENCARNACIÓN HERRERA Vida antes de que familiares adquieran discapacidad mental Nosotros vivíamos en Alto Marona, Tarapoto (a una hora de camino de la carretera marginal de la selva), y nuestra vida era tranquila. Nos dedicábamos al cultivo de arroz, yuca, café, cacao y plátano, criando además algunos animales para venta y consumo propio. En este tiempo, tanto mis padres como mi hermana gozaban de buena salud, y realizaban sus actividades con toda normalidad. Circunstancias en que adquieren la discapacidad mental El trastorno mental de mi hermana Lucía Encarnación (36 años), quien tiene esquizofrenia paranoica irreversible, empezó cuando, a mediados de 1989, una columna de cerca de 150 miembros de Sendero Luminoso llegan al caserío donde vivíamos; los terroristas, si bien, permanecieron por un día, advirtieron a toda la población que de no contar con su colaboración, adjudicarían las tierras a otros que apoyaran sus actividades subversivas. Un vez retirada la columna senderista, retornan al cabo de tres meses, y es cuando se llevan a mi hermana, que en ese momento tenía 22 años de edad, aproximadamente. Ella desaparece, y luego de seis meses regresa a mi casa; conjuntamente con otras personas en su misma condición habían logrado escapar de sus captores. Durante el tiempo de desaparición de mi hermana, mi padre la buscó desesperadamente por toda la selva, tratando de saber algo de su paradero, pero no logró nada. A su regreso, nos cuenta que había sufrido abusos sexuales por parte de los altos mandos de Sendero Luminoso, especialmente de uno de ellos, que no la dejaba tranquila. También fue testigo del ajusticiamiento de su enamorado, por querer escaparse, y quien, como ella, había sido llevado por los senderistas. La actitud que ella tomaba, en ese tiempo, era de alejamiento y solía llorar todo el tiempo, reprochando, incluso a mi padre, el hecho de no haber sido él a quien se llevara la columna senderista. Su vida cambió por completo, pues ya no era la misma persona. Con respecto a mi papá, el adquiere la discapacidad mental (esquizofrenia paranoide), recién hace dos años, en Huánuco, producto de todas las dificultades familiares por las que pasamos 40 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte (desempleo, enfermedad de mi hermana, pobreza extrema, abandono de sus bienes en Pucayacu, Tingo María). El se alteraba de forma imprevista, llegando incluso a amenazar físicamente con una arma blanca a mi hermano menor, y tildándolo de vago, ocioso, irresponsable, a pesar que mi hermano se preocupaba por encontrar algún puesto de trabajo. Con el trascurso del tiempo, mi papá se vuelve más agresivo y empeora cuando lo despiden del PAR, en donde trabajaba como vigilante. Luego de ocurridos los hechos en Pucayacu, dejamos todos nuestros bienes y nos mudamos a Huánuco, lugar en donde residen mis padres, pues yo ya radico en Lima, por el problema de mi hermana. También quiero manifestar que mi hermana fue víctima de una violación en Huánuco, durante una de sus salidas prolongadas de las que solía regresar sin manifestar palabra alguna; producto de este hecho nació mi sobrina Estrella, quien lleva mi apellido y está a mi cuidado, pues sufre de epilepsia. Tratamiento que recibieron y reciben sus familiares En Huánuco, mi hermana no tuvo tratamiento alguno ni fue internada, ya que mi madre pensaba que después de dar a luz recobraría su salud mental, hecho que no ocurrió y, por el contrario, mi hermana empeoró y empezó a agredir a la gente en las calles, siendo denunciada incluso ante la PNP de dicho lugar. Tales denuncias no procedieron debido a su estado de salud. Actualmente, mi hermana esta internada en el Hospital Víctor Larco Herrera de Lima, en el pabellón de indigentes, lugar en donde fue internada debido a los buenos oficios del presidente del Cuerpo Médico de dicho hospital, dado que en un inicio no se permitió el internamiento, ofreciéndome, en vez de ello, atención ambulatoria. Ella recibe medicamentos para su enfermedad, así como terapias para su rehabilitación: tejido, costura y manualidades. Sobre el caso de mi papá, aún no está internado y sólo recibe medicación para su enfermedad psiquiátrica, siendo atendido en el Hospital Regional Herminio Valdizán de la ciudad de Huánuco, adonde acude cada vez que se siente muy mal. Las medicinas prescritas, no pueden ser adquiridas por mi padre por su alto costo, alterando así su estado de salud mental. Quiero añadir que la situación actual de mi familia en Huánuco (padres, hermano y sobrina con discapacidad física), es difícil, puesto que no cuentan con ingreso económico estable, siendo apoyados algunas veces por las cantidades mínimas de dinero que les mando mensualmente, y que no logra cubrir las necesidades de mi familia. Incluso, mi madre se encuentra delicada de salud, por un tumor en el estómago; por razones económicas no ha podido ser intervenida en algún centro hospitalario. Yo no cuento con un trabajo estable y, esporádicamente, tengo ingresos económicos a través de trabajos eventuales como chofer, o realizando labores de limpieza en casas de personas a las que se me recomienda. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 41 Dificultades encontradas para el internamiento que presenta el centro hospitalario Para internar a mi hermana tuve que afrontar muchas dificultades, pues todos los hospitales me denegaron el internamiento, aduciendo que no había camas, presupuesto; sugerían que la tuviera en mi casa y recibiera tratamiento ambulatorio por parte de dichos centros de salud. Ante tales dificultades, solicité la ayuda del entonces PROMUDEH, para que mi hermana fuera internada en el Hospital Larco Herrera, ya que en este hospital señalaban que tenían presupuesto limitado y sólo podían atenderla por consulta externa. También solicité el apoyo de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, la cual me manifestó que no podía hacer nada al respecto, y que más bien agotara todos los medios para el internamiento en cualquier centro de salud. Finalmente, mi hermana fue internada gracias al apoyo del doctor José Ortiz, presidente del Cuerpo Médico del Hospital Larco Herrera, donde, actualmente recibe tratamiento médico especializado. Ante todas estas dificultades, ya no he intentado internar a mi papá, a pesar de que sus médicos en Huánuco así lo prescriben. Cada vez que lo he solicitado, las autoridades hospitalarias me manifiestan que no hay camas, presupuesto, y otras razones. Solicitud o recomendaciones Solicito a las autoridades pertinentes que al conocer mi caso, me ayuden a conseguir un trabajo para poder solventar los gastos que requiere el tratamiento médico de mi hermana, mi padre y mi sobrina, quien actualmente tiene 3 años, va al colegio y recibe tratamiento en el Hospital del Niño. Solicito al gobierno, destinar un presupuesto especial al Hospital Larco Herrera, y así se pueda cubrir las necesidades de los pacientes. Asimismo, sugiero que el gobierno realice una campaña para empadronar y recoger a todos los enfermos mentales que deambulan por las calles, para darles el cuidado y tratamiento pertinentes. TESTIMONIO DEL SEÑOR JORGE LANDÁZURI SEBASTIANI (BRIGADIER DE LA 4TA. REGIÓN DE BOMBEROS VOLUNTARIOS DEL PERÚ) Cómo adquirió la discapacidad mental Adquirí hipoxia perinatal y trauma del parto antes del nacimiento; esto se debe al retraso del parto y produce un shock eléctrico que afecta al niño. Desde temprana edad recibí tratamiento sicológico y neurológico en el Hospital Víctor Larco Herrera. 42 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte Problemas presentados durante su tratamiento en el Hospital Larco Herrera Fui presidente de la Asociación de Epilépticos Adolescentes y Jóvenes por nueve años. Durante mi gestión (1948 para adelante) el hospital sí ofrecía un buen servicio para los enfermos neurológicos, pues el abastecimiento de medicinas era óptimo al contar con donaciones por parte de los laboratorios. Asimismo, se contaba con más pabellones para la atención médica a los pacientes. También se recibía a los pacientes para su internamiento o, en todo caso, se les atendía por consultorios externos. Hoy, la situación es distinta, porque los pacientes son derivados al Instituto de Ciencias Neurológicas, dirigido por la doctora Mazzoti. En cuanto a los medicamentos éstos tienen que ser adquiridos por los mismos pacientes. La mayoría de estos medicamentos son caros, perjudicando así el tratamiento de los pacientes, pobres o en extrema pobreza Tratamiento que recibió y que recibe actualmente Para mi tratamiento recibí medicamentos como Epamín y Fenobarbital, pero lo que más me ayudó a superar mi enfermedad fue la educación especial que recibí en el Colegio San José, a cargo de los hermanos maristas, en Huacho, colegio que en sus inicios brindaba el servicio educativo especial. Actualmente, continúo asistiendo a mis consultas médicas mensuales en EsSalud, las mismas que son de resultado favorable, y sigo tomando los mismos medicamentos, los cuales son proporcionados por EsSalud. Hasta el momento no tengo problemas para recibirlos. Sobre mi estado de salud, no he tenido crisis y permanezco en un estado de normalidad. Vida personal y familiar Tanto de parte de mis padres y hermanas no tuve el apoyo necesario para superar mi enfermedad, tampoco en lo referido a mis estudios superiores seguidos en la universidad. Si bien mi madre no me rechazó y me demostró cariño, no me brindó el apoyo debido, más bien tomaba una actitud indiferente hacia mí al no preocuparse por mi salud. Quien me apoyó constantemente fue un tío materno, tanto en la etapa en que recibí tratamiento médico como en aquella en donde seguí estudios superiores. Tuve la oportunidad de estudiar dos carreras universitarias: psicología y educación especial. Soy casado, padre de un hijo y abuelo de dos nietas. En el tiempo que decidí contraer matrimonio, mi esposa ya tenía conocimiento de mi enfermedad, incluso previo al matrimonio se hizo la consulta neurológica y psiquiátrica sobre mi estado de salud. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 43 Desde un principio, la familia de mi esposa me brindó todo tipo de apoyo, pues sabía que yo podía llevar la carga familiar; además, contaba con un trabajo que me permitiría hacerme responsable tanto de mi esposa como de mis hijos. En ese tiempo trabajaba como director de bienestar en el entonces Ministerio de Hacienda, posteriormente ejercí dicho cargo en el Ministerio de Industria. De mi familia siempre ha recibido pleno apoyo en todo momento, tanto para mis consultas médicas y para mis demás actividades, como la que realizo en el Cuerpo de Bomberos Voluntarios. Desde los años 50 soy miembro de este Cuerpo de Bomberos, cuyos integrantes conocen de mi enfermedad, y no me han discriminado para nada, permitiéndome realizar todas las actividades propias de un bombero. Actualmente, ocupo el cargo de secretario de la Comisión de Salud y Sanidad. Sugerencia personal Debido a mi labor como bombero, mis compañeros y yo al ser solicitados mediante el Nº 116, nos dirigimos con la unidad correspondiente, al lugar donde ocurre una emergencia. Si el servicio es de calle, ocurre el primer problema: la no identificación del paciente (no cuenta con DNI) situación que entorpece su traslado a los centros médicos especializados en salud mental. Sugiero a los familiares que sean sensibles con sus parientes que tienen discapacidad mental, y que no se abandone a los enfermos de la calle, ello sería de mucha utilidad para que los hospitales de salud mental puedan permitir el internamiento de los pacientes intelectuales, neurológicos y neurosiquiátricos. Pido a la Defensoría del Pueblo exigir que los pacientes sean identificados, para ello debe coordinar con el RENIEC, y así este organismo extienda un carné o documento de identificación. Finalmente, sugiero que se sancione a los familiares que abandonan a sus parientes que presentan trastorno mental. 44 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte CONCLUSIONES DEL TALLER DERECHOS HUMANOS BÁSICOS Y LIBERTADES FUNDAMENTALES DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDADES MENTALES Y SUS FAMILIARES Javier Vásquez, Organización Panamericana de la Salud I. Participantes Participaron 70 personas, las cuales representaban a distintos sectores del gobierno, sociedad civil y asociaciones de usuarios y familiares, tales como, Defensoría del Pueblo, Congreso de la República, Defensoría del Policía, Hospital Especializado Victor Larco Herrera, Hospital Especializado Hermilio Valdizán, Instituto Especializado de Salud Mental Honorio DelgadoHideyo Noguchi, Medicina Legal del Ministerio Público, Hospital Regional Las Mercedes, Hospital María Auxiliadora, Universidad Particular Cayetano Heredia, Dirección Regional de Salud de Tacna, Centro de Salud Pérez Carranza, Ministerio de Salud, Colegio de Psicólogos, Hospital de la Sanidad de las Fuerzas Policiales, Hospital Guillermo Almenara Essalud, Hospital Edgardo Rebagliati Martins Essalud, Centro Educativo Mater Purísima, Colegio Médico, Unidad de Educación Especial, Sociedad Peruana de Síndrome de Down y la Asociación Nacional de Padres y Familiares de Niños y Jóvenes con Discapacidad. II. Resultados del Taller sobre derechos humanos En el primer día los grupos de trabajo discutieron el tema « Situación actual de los derechos básicos y las libertades fundamentales de las personas con discapacidades mentales en el Perú». Síntesis de las participaciones El Defensor del Pueblo manifestó que la institución a su cargo había recibido un reducido número de quejas. Esta situación evidencia el desconocimiento de los derechos que asisten a este sector de la población y los mecanismos que poseen frente a su vulneración, tanto por parte de las propias personas con discapacidad mental, como por parte de sus familiares. De acuerdo a lo manifestado por el Defensor del Pueblo no se brinda asistencia médicopsiquiátrica en prisiones, y se presentan casos de internos que han estado privados de su libertad por 28 años sin revisión judicial y sin este tipo de atención médica. Según lo expuesto por el Defensor, actualmente existen 180 personas internadas en el Hospital Especializado Víctor Larco Herrera, las cuales no tienen Documento Nacional de Identidad-DNI. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 45 La Defensoría del Pueblo solicitó la cooperación técnica de la OPS/OMS para iniciar un programa piloto de capacitación a abogados de esta institución. Ello con el propósito de supervisar a las instituciones psiquiátricas, el cumplimiento de los instrumentos internacionales de derechos humanos y de la legislación nacional aplicable. Como práctica común, las personas con emergencia psiquiátrica no son atendidas en los servicios de emergencia de los hospitales generales. Las emergencias de salud mental, en realidad, suelen ser atendidas sólo en las emergencias de las instituciones psiquiátricas. No existe aún una política nacional de salud mental. El congresista Javier Diez Canseco solicitó apoyo a la OPS/OMS para el desarrollo de un diagnóstico sobre la situación de personas con discapacidad mental, documento que serviría de base para la elaboración de un proyecto de ley sobre los derechos y libertades fundamentales de las personas con discapacidades mentales y sus familiares. El personal de salud mental que trabaja en hospitales psiquiátricos no ha sido capacitado en el tema de los derechos humanos de las personas con trastornos mentales, siendo importante su entrenamiento en este campo. Igualmente, se requiere la capacitación de fiscales y jueces que tramitan procesos legales en los que se decide el internamiento y se determina si la persona carece de capacidad jurídica por motivo de su discapacidad mental. Para lograr este propósito es necesario contar con el apoyo técnico de profesionales especializados en salud mental. Los educadores en las escuelas tampoco están familiarizados con el tema de derechos humanos. Los participantes solicitaron que la Defensoría del Pueblo realice visitas periódicas a los hospitales psiquiátricos, capacite en el tema al personal de las cárceles e instituciones psiquiátricas y revise la situación de las personas con discapacidades mentales que se encuentran internadas en centros penitenciarios. Los participantes coincidieron con la posición de que aun cuando vivir en la comunidad es un derecho fundamental de cualquier persona, en estos momentos no es posible proceder con la desinstitucionalización de las personas internadas en hospitales psiquiátricos en la medida que no se cuenta con las condiciones mínimas necesarias, y más, específicamente, con servicios basados en la comunidad. En un porcentaje significativo no existe conocimiento por parte del personal de salud acerca de la normativa internacional de derechos humanos. Se requiere de grupos de apoyo y vigilancia dentro de los hospitales psiquiátricos, monitorear el cumplimiento de la normativa internacional y nacional de derechos humanos, y que, además, se involucre a las asociaciones de familiares. Para una mayor efectividad esta medida debería de ser establecida por ley. Los medios de comunicación deberían de ser sensibilizados y capacitados con relación a la discriminación y derechos de las personas con discapacidades mentales de tal forma que la difusión de información sobre personas con problemas de salud mental no se convierta, en sí, en un mecanismo que coadyuve al estigma de este gripo poblacional. Es fundamental incorporar el tema de salud mental en los niveles primarios de atención. Existen programas dirigidos a la mujer y a las víctimas de terrorismo; no obstante, se requiere mayor énfasis en el componente de salud mental. 46 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte Se remarcó que el Consejo Nacional de Discapacidad (CONADIS) carece de programas para proteger a las personas con discapacidades mentales. Esto obedece, principalmente, al hecho de que los mismos no han sido establecidos por la ley nacional sobre discapacidad. No existe una ley específica que proteja los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas con problemas de salud mental y de sus familiares. Las municipalidades con el apoyo del Ministerio de Salud deben incorporar en sus planes de trabajo acciones que protejan los derechos de las personas con discapacidades mentales. El segundo día los grupos de trabajo discutieron el tema «Acciones y estrategias que puedan ser adoptadas por entidades gubernamentales, sociedad civil, usuarios y familiares, de conformidad con los estándares internacionales y normas generales de derechos humanos con el objetivo de formar una red local que promocione y proteja los derechos de las personas con discapacidades mentales y sus familiares». Síntesis de las participaciones Es importante iniciar la capacitación de la policía, la fiscalía y el Poder Judicial en el tema de derechos humanos de las personas con discapacidades mentales. Se hacen necesarias acciones multidisciplinarias para promocionar y proteger los derechos mencionados, que involucren a las asociaciones de familiares y organizaciones no gubernamentales relacionadas con salud mental. Iniciar junto con el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil- RENIEC y el Ministerio de Salud, el proceso de tramitación del Documento Nacional de Identidad DNI de todas aquellas personas que aún se encuentran indocumentadas en las distintas instituciones psiquiátricas. Difundir los Principios de Salud Mental de las Naciones Unidas y demás normas internacionales en la sociedad civil y entre autoridades gubernamentales, utilizando a los medios de comunicación. Asimismo, incorporar dichos principios como parte de la política nacional de salud mental y en las eventuales leyes que se formulen. Incorporar en el plan nacional de salud mental la creación y fortalecimiento de servicios basados en la comunidad. El personal de los establecimientos especializados expresaron su interés en recibir mayor capacitación en esta esfera. Para lograr una promoción y protección más efectiva de los derechos y libertades de las personas con discapacidad mental, se hace necesaria una mayor colaboración entre las entidades de la sociedad civil y las organizaciones gubernamentales. Del mismo modo, es importante la designación de una institución que facilite la cooperación entre los distintos sectores. Los participantes propusieron que esa función fuera llevada a cabo por la OPS en Perú. Se solicitó que la OPS/OMS apoye en la difusión de la normativa internacional y que colabore técnicamente con las partes interesadas para incorporar en políticas, planes y legislación dicha normativa y demás estándares internacionales. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 47 III. Recomendaciones Además de las recomendaciones planteadas por los participantes en el taller sobre derechos humanos de las personas con discapacidades mentales y sus familiares, se propone a contrapartes nacionales y/o a la Organización Panamericana de la Salud, según corresponda, las recomendaciones siguientes: 1. Se recomienda a las autoridades encargadas de las distintas instituciones psiquiátricas (Hospital Especializado de Salud Mental Víctor Larco Herrera, Hospital Especializado de Salud Mental Hermilio Valdizán e Instituto Especializado de Salud Mental Honorio Delgado- Hideyo Noguchi) iniciar, con el apoyo del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil-RENIEC y otras autoridades nacionales vinculadas, la tramitación del Documento Nacional de Identificación DNI de todas aquellas personas que aún se encuentran indocumentadas en dichas instituciones y permanecen actualmente internadas sin contar con este documento. 2. Teniendo en consideración los planteamientos y propuestas presentadas por el Defensor del Pueblo en el marco de este taller, se recomienda a esta institución iniciar la supervisión del cumplimiento de las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos en las instituciones psiquiátricas. Con este fin, se recomienda a la Organización Panamericana de la Salud en Perú facilitar este proceso en constante comunicación con la Unidad de Salud Mental del Ministerio de Salud, de tal forma que la Defensoría del Pueblo pueda recibir toda la información y capacitación técnica necesaria para llevar a cabo un monitoreo de los derechos y libertades de las personas con discapacidad mental. Ello de conformidad con los estándares internacionales existentes en esta materia. 3. Considerando la propuesta presentada por los representantes del Ministerio de Salud en el área de salud mental, se recomienda a esta entidad la incorporación, dentro del plan nacional de salud mental, de la normativa internacional existente en derechos humanos. Para ello, el Programa Regional de Salud Mental reitera su disposición de colaborar técnicamente con esta institución en la formulación de dicho documento. Se recomienda a la representación de la OPS en Perú dar seguimiento a la propuesta de dicha institución referente al envío de una versión preliminar del Plan Nacional de Salud Mental para ser revisado por el Programa Regional de Salud Mental, de conformidad con el derecho internacional de los derechos humanos. 4. Teniendo en cuenta la intervención del congresista Javier Diez Canseco, la reunión que el mismo sostuvo con los representantes de la OPS en Perú y de la Unidad de Salud Mental del Ministerio de Salud durante el desarrollo del taller, así como la celebración del año de los derechos de la persona con discapacidad en Perú (2003), se recomienda a la representación de la OPS dar seguimiento a la propuesta del Dr. Diez Canseco sobre la colaboración técnica que la OPS/OMS pudiera ofrecer para la formulación de una ley que proteja los derechos humanos de las personas con discapacidades mentales. Concretamente, se recomienda realizar las gestiones necesarias para que la Unidad de Salud Mental del Ministerio de Salud pueda llevar a cabo reuniones con aquellos congresistas que actualmente se encuentran trabajando en el mencionado proyecto de 48 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Primera Parte ley. El congresista propuso que la OPS/OMS pudiera asesorar al equipo encargado de la redacción de dicho documento sobre normas generales de derechos humanos y estándares referentes a la formulación de leyes en salud mental. 5. Se recomienda a la Organización Panamericana de la Salud en el Perú, al Ministerio de Salud y a la Defensoría del Pueblo publicar la memoria del taller, de tal forma que se difundan sus resultados y los instrumentos internacionales que protegen los derechos humanos de las personas con discapacidades mentales. 6. Considerando el compromiso adquirido por algunas instituciones al concluir el taller, se recomienda a la representación de la OPS en Perú continuar convocando a las personas e instituciones que asistieron al taller para que participen en reuniones técnicas e iniciativas concretas, y facilitar la constitución de una red nacional de apoyo, promoción y protección de los derechos humanos de las personas con discapacidades mentales. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 49 SEGUNDA PARTE Normas e Instrumentos Internacionales de Protección de los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad por Enfermedad Mental 52 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS. SERIE SOBRE TRATADOS, OEA, NO. 36, 1144, SERIE SOBRE TRATADOS DE LA ONU, 123, ENTRADA EN VIGOR 18 DE JULIO DE 1978, REIMPRESO EN DOCUMENTOS BÁSICOS CONCERNIENTES A LOS DERECHOS HUMANOS EN EL SISTEMA INTERAMERICANO, OEA/SER.L.V/II.82 DOC.6.REV.1 P. 25 (1992). Preámbulo Los Estados Americanos signatarios de la presente Convención, Reafirmando su propósito de consolidar en este continente, dentro del cuadro de las instituciones democráticas, un régimen de libertad personal y de justicia social fundado en el respeto de los derechos esenciales del hombre; Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana, razón por la cual justifican una protección internacional de naturaleza convencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los Estados americanos; Considerando que estos principios han sido consagrados en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que han sido reafirmados y desarrollados en otros instrumentos internacionales, tanto del ámbito universal como regional; Reiterando que, con arreglo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sólo puede realizarse el ideal del ser humano libre, exento del temor y de la miseria, si se crean condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales y culturales, tanto como de sus derechos civiles y políticos, y Considerando que la Tercera Conferencia Interamericana Extraordinaria (Buenos Aires, 1967) aprobó la incorporación a la propia Carta de la Organización de normas más amplias sobre derechos económicos, sociales y educacionales, y resolvió que una convención interamericana sobre derechos humanos determinara la estructura, competencia y procedimiento de los órganos encargados de esa materia, Han convenido en lo siguiente: Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 53 PARTE I - DEBERES DE LOS ESTADOS Y DERECHOS PROTEGIDOS CAPÍTULO I - ENUMERACIÓN DE DEBERES Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos 1. Los Estados partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social. 2. Para los efectos de esta Convención, persona es todo ser humano. Artículo 2. Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno Si en el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el artículo 1º no estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades. CAPÍTULO II - DERECHOS CIVILES Y POLITICOS Artículo 3. Derecho al Reconocimiento de la Personalidad Jurídica Toda persona tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica. Artículo 4. Derecho a la Vida 1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente. 2. En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta sólo podrá imponerse por los delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal competente y de conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con anterioridad a la comisión del delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos a los cuales no se la aplique actualmente. 3. No se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido. 4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos políticos ni comunes conexos con los políticos. 5. No se impondrá la pena de muerte a personas que, en el momento de la comisión del delito, tuvieren menos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni se le aplicará a las mujeres en estado de gravidez. 6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto o la conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los casos. No se puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de decisión ante autoridad competente. 54 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte Artículo 5. Derecho a la Integridad Personal 1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral. 2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano. 3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente. 4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en circunstancias excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su condición de personas no condenadas. 5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos y llevados ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para su tratamiento. 6. Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y la readaptación social de los condenados. Artículo 6. Prohibición de la Esclavitud y Servidumbre 1. Nadie puede ser sometido a esclavitud o servidumbre, y tanto éstas, como la trata de esclavos y la trata de mujeres están prohibidas en todas sus formas. 2. Nadie debe ser constreñido a ejecutar un trabajo forzoso u obligatorio. En los países donde ciertos delitos tengan señalada pena privativa de la libertad acompañada de trabajos forzosos, esta disposición no podrá ser interpretada en el sentido de que prohíbe el cumplimiento de dicha pena impuesta por juez o tribunal competente. El trabajo forzoso no debe afectar a la dignidad ni a la capacidad física e intelectual del recluido. 3. No constituyen trabajo forzoso u obligatorio, para los efectos de este artículo: a. Los trabajos o servicios que se exijan normalmente de una persona recluida en cumplimiento de una sentencia o resolución formal dictada por la autoridad judicial competente. Tales trabajos o servicios deberán realizarse bajo la vigilancia y control de las autoridades públicas, y los individuos que los efectúen no serán puestos a disposición de particulares, compañías o personas jurídicas de carácter privado; b. El servicio militar y, en los países donde se admite exención por razones de conciencia, el servicio nacional que la ley establezca en lugar de aquél; c. El servicio impuesto en casos de peligro o calamidad que amenace la existencia o el bienestar de la comunidad, y d. El trabajo o servicio que forme parte de las obligaciones cívicas normales. Artículo 7. Derecho a la Libertad Personal 1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales. 2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados partes o por las leyes dictadas conforme a ellas. 3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios. 4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 55 5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su comparecencia en el juicio. 6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales. En los Estados partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser restringido ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona. 7. Nadie será detenido por deudas. Este principio no limita los mandatos de autoridad judicial competente dictados por incumplimiento de deberes alimentarios. Artículo 8. Garantías Judiciales 1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. 2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: a. Derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete, si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal; b. Comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada; c. Concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa; d. Derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor; e. Derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por la ley; f. Derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos; g. Derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable, y h. Derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior. 3. La confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza. 4. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos hechos. 56 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte 5. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los intereses de la justicia. Artículo 9. Principio de Legalidad y de Retroactividad Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho aplicable. Tampoco se puede imponer pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito. Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiará de ello. Artículo 10. Derecho a Indemnización Toda persona tiene derecho a ser indemnizada conforme a la ley en caso de haber sido condenada en sentencia firme por error judicial. Artículo 11. Protección de la Honra y de la Dignidad 1. Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad. 2. Nadie puede ser objeto de ingerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación. 3. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas ingerencias o esos ataques. Artículo 12. Libertad de Conciencia y de Religión 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y de religión. Este derecho implica la libertad de conservar su religión o sus creencias, o de cambiar de religión o de creencias, así como la libertad de profesar y divulgar su religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en privado. 2. Nadie puede ser objeto de medidas restrictivas que puedan menoscabar la libertad de conservar su religión o sus creencias o de cambiar de religión o de creencias. 3. La libertad de manifestar la propia religión y las propias creencias está sujeta únicamente a las limitaciones prescritas por la ley y que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los derechos o libertades de los demás. 4. Los padres, y en su caso los tutores, tienen derecho a que sus hijos o pupilos reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. Artículo 13. Libertad de Pensamiento y de Expresión 1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección. 2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 57 fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar: a. El respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o b. La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas. 3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones. 4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2. 5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión, idioma u origen nacional. Artículo 14. Derecho de Rectificación o Respuesta 1. Toda persona afectada por informaciones inexactas o agraviantes emitidas en su perjuicio a través de medios de difusión legalmente reglamentados y que se dirijan al público en general, tiene derecho a efectuar por el mismo órgano de difusión su rectificación o respuesta en las condiciones que establezca la ley. 2. En ningún caso la rectificación o la respuesta eximirán de las otras responsabilidades legales en que se hubiese incurrido. 3. Para la efectiva protección de la honra y la reputación, toda publicación o empresa periodística, cinematográfica, de radio o televisión tendrá una persona responsable que no esté protegida por inmunidades ni disponga de fuero especial. Artículo 15. Derecho de Reunión Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto a las restricciones previstas por la ley, que sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional, de la seguridad o del orden públicos, o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos o libertades de los demás. Artículo 16. Libertad de Asociación 1. Todas las personas tienen derecho a asociarse libremente con fines ideológicos, religiosos, políticos, económicos, laborales, sociales, culturales, deportivos o de cualquiera otra índole. 2. El ejercicio de tal derecho sólo puede estar sujeto a las restricciones previstas por la ley que sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguridad nacional, de la seguridad o del orden públicos, o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos y libertades de los demás. 3. Lo dispuesto en este artículo no impide la imposición de restricciones legales, y aun la privación del ejercicio del derecho de asociación, a los miembros de las 58 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte fuerzas armadas y de la policía. Artículo 17. Protección a la Familia 1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser protegida por la sociedad y el Estado. 2. Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia si tienen la edad y las condiciones requeridas para ello por las leyes internas, en la medida en que éstas no afecten al principio de no discriminación establecido en esta Convención. 3. El matrimonio no puede celebrarse sin el libre y pleno consentimiento de los contrayentes. 4. Los Estados partes deben tomar medidas apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso de disolución, se adoptarán disposiciones que aseguren la protección necesaria de los hijos, sobre la base única del interés y conveniencia de ellos. 5. La ley debe reconocer iguales derechos tanto a los hijos nacidos fuera de matrimonio como a los nacidos dentro del mismo. Artículo 18. Derecho al Nombre Toda persona tiene derecho a un nombre propio y a los apellidos de sus padres o al de uno de ellos. La ley reglamentará la forma de asegurar este derecho para todos, mediante nombres supuestos, si fuere necesario. Artículo 19. Derechos del Niño Todo niño tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor requieren por parte de su familia, de la sociedad y del Estado. Artículo 20. Derecho a la Nacionalidad 1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad. 2. Toda persona tiene derecho a la nacionalidad del Estado en cuyo territorio nació si no tiene derecho a otra. 3. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiarla. Artículo 21. Derecho a la Propiedad Privada 1. Toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes. La ley puede subordinar tal uso y goce al interés social. 2. Ninguna persona puede ser privada de sus bienes, excepto mediante el pago de indemnización justa, por razones de utilidad pública o de interés social y en los casos y según las formas establecidas por la ley. 3. Tanto la usura como cualquier otra forma de explotación del hombre por el hombre, deben ser prohibidas por la ley. Artículo 22. Derecho de Circulación y de Residencia 1. Toda persona que se halle legalmente en el territorio de un Estado tiene derecho a circular por el mismo y a residir en él con sujeción a las disposiciones legales. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 59 2. Toda persona tiene derecho a salir libremente de cualquier país, inclusive del propio. 3. El ejercicio de los derechos anteriores no puede ser restringido sino en virtud de una ley, en la medida indispensable en una sociedad democrática, para prevenir infracciones penales o para proteger la seguridad nacional, la seguridad o el orden públicos, la moral o la salud públicas o los derechos y libertades de los demás. 4. El ejercicio de los derechos reconocidos en el inciso 1 puede asimismo ser restringido por la ley, en zonas determinadas, por razones de interés público. 5. Nadie puede ser expulsado del territorio del Estado del cual es nacional, ni ser privado del derecho a ingresar en el mismo. 6. El extranjero que se halle legalmente en el territorio de un Estado parte en la presente Convención, sólo podrá ser expulsado de él en cumplimiento de una decisión adoptada conforme a la ley. 7. Toda persona tiene el derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero en caso de persecución por delitos políticos o comunes conexos con los políticos y de acuerdo con la legislación de cada Estado y los convenios internacionales. 8. En ningún caso el extranjero puede ser expulsado o devuelto a otro país, sea o no de origen, donde su derecho a la vida o a la libertad personal está en riesgo de violación a causa de raza, nacionalidad, religión, condición social o de sus opiniones políticas. 9. Es prohibida la expulsión colectiva de extranjeros. Artículo 23. Derechos Políticos 1. Todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades: a. De participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos; b. De votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores, y c. De tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país. 2. La ley puede reglamentar el ejercicio de los derechos y oportunidades a que se refiere el inciso anterior, exclusivamente por razones de edad, nacionalidad, residencia, idioma, instrucción, capacidad civil o mental, o condena, por juez competente, en proceso penal. Artículo 24. Igualdad ante la Ley Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin discriminación, a igual protección de la ley. Artículo 25. Protección Judicial 1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales. 60 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte 2. Los Estados partes se comprometen: a. A garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso; b. A desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y c. A garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso. CAPÍTULO III - DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES Artículo 26. Desarrollo Progresivo Los Estados partes se comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel interno como mediante la cooperación internacional, especialmente económica y técnica, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos que se derivan de las normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires, en la medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados. CAPÍTULO IV - SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS, INTERPRETACIÓN Y APLICACIÓN Artículo 27. Suspensión de Garantías 1. En caso de guerra, de peligro público o de otra emergencia que amenace la independencia o seguridad del Estado parte, éste podrá adoptar disposiciones que, en la medida y por el tiempo estrictamente limitados a las exigencias de la situación, suspendan las obligaciones contraídas en virtud de esta Convención, siempre que tales disposiciones no sean incompatibles con las demás obligaciones que les impone el derecho internacional y no entrañen discriminación alguna fundada en motivos de raza, color, sexo, idioma, religión u origen social. 2. La disposición precedente no autoriza la suspensión de los derechos determinados en los siguientes artículos: 3 (Derecho al Reconocimiento de la Personalidad Jurídica); 4 (Derecho a la Vida); 5 (Derecho a la Integridad Personal); 6 (Prohibición de la Esclavitud y Servidumbre); 9 (Principio de Legalidad y de Retroactividad); 12 (Libertad de Conciencia y de Religión); 17 (Protección a la Familia); 18 (Derecho al Nombre); 19 (Derechos del Niño); 20 (Derecho a la Nacionalidad), y 23 (Derechos Políticos), ni de las garantías judiciales indispensables para la protección de tales derechos. 3. Todo Estado parte que haga uso del derecho de suspensión deberá informar inmediatamente a los demás Estados Partes en la presente Convención, por conducto del Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, de las disposiciones cuya aplicación haya suspendido, de los motivos que hayan suscitado la suspensión y de la fecha en que haya dado por terminada tal suspensión. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 61 Artículo 28. Cláusula Federal 1. Cuando se trate de un Estado parte constituido como Estado Federal, el gobierno nacional de dicho Estado parte cumplirá todas las disposiciones de la presente Convención relacionadas con las materias sobre las que ejerce jurisdicción legislativa y judicial. 2. Con respecto a las disposiciones relativas a las materias que corresponden a la jurisdicción de las entidades componentes de la federación, el gobierno nacional debe tomar de inmediato las medidas pertinentes, conforme a su constitución y sus leyes, a fin de que las autoridades competentes de dichas entidades puedan adoptar las disposiciones del caso para el cumplimiento de esta Convención. 3. Cuando dos o más Estados partes acuerden integrar entre sí una federación u otra clase de asociación, cuidarán de que el pacto comunitario correspondiente contenga las disposiciones necesarias para que continúen haciéndose efectivas en el nuevo Estado, así organizado, las normas de la presente Convención. Artículo 29. Normas de Interpretación Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el sentido de: a. Permitir a alguno de los Estados partes, grupo o persona, suprimir el goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Convención o limitarlos en mayor medida que la prevista en ella; b. Limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados Partes o de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados; c. Excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano o que se derivan de la forma democrática representativa de gobierno, y d. Excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y otros actos internacionales de la misma naturaleza. Artículo 30. Alcance de las Restricciones Las restricciones permitidas, de acuerdo con esta Convención, al goce y ejercicio de los derechos y libertades reconocidas en la misma, no pueden ser aplicadas sino conforme a leyes que se dictaren por razones de interés general y con el propósito para el cual han sido establecidas. Artículo 31. Reconocimiento de Otros Derechos Podrán ser incluidos en el régimen de protección de esta Convención otros derechos y libertades que sean reconocidos de acuerdo con los procedimientos establecidos en los artículos 76 y 77. CAPÍTULO V - DEBERES DE LAS PERSONAS Artículo 32. Correlación entre Deberes y Derechos 1. Toda persona tiene deberes para con la familia, la comunidad y la humanidad. 62 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte 2. Los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común en una sociedad democrática. PARTE II - MEDIOS DE LA PROTECCIÓN CAPÍTULO VI - DE LOS ORGANOS COMPETENTES Artículo 33 Son competentes para conocer de los asuntos relacionados con el cumplimiento de los compromisos contraídos por los Estados partes en esta Convención: a. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, llamada en adelante la Comisión, y b. La Corte Interamericana de Derechos Humanos, llamada en adelante la Corte. CAPÍTULO VII - LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS Sección 1. Organización Artículo 34 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos se compondrá de siete miembros, que deberán ser personas de alta autoridad moral y reconocida versación en materia de derechos humanos. Artículo 35 La Comisión representa a todos los miembros que integran la Organización de los Estados Americanos. Artículo 36 1. Los miembros de la Comisión serán elegidos a título personal por la Asamblea General de la Organización de una lista de candidatos propuestos por los gobiernos de los Estados miembros. 2. Cada uno de dichos gobiernos puede proponer hasta tres candidatos, nacionales del Estado que los proponga o de cualquier otro Estado miembro de la Organización de los Estados Americanos. Cuando se proponga una terna, por lo menos uno de los candidatos deberá ser nacional de un Estado distinto del proponente. Artículo 37 1. Los miembros de la Comisión serán elegidos por cuatro años y sólo podrán ser reelegidos una vez, pero el mandato de tres de los miembros designados en la primera elección expirará al cabo de dos años. Inmediatamente después de dicha elección se determinarán por sorteo en la Asamblea General los nombres de estos tres miembros. 2. No puede formar parte de la Comisión más de un nacional de un mismo Estado. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 63 Artículo 38 Las vacantes que ocurrieren en la Comisión, que no se deban a expiración normal del mandato, se llenarán por el Consejo Permanente de la Organización de acuerdo con lo que disponga el Estatuto de la Comisión. Artículo 39 La Comisión preparará su Estatuto, lo someterá a la aprobación de la Asamblea General, y dictará su propio Reglamento. Artículo 40 Los servicios de Secretaría de la Comisión deben ser desempeñados por la unidad funcional especializada que forma parte de la Secretaría General de la Organización y debe disponer de los recursos necesarios para cumplir las tareas que le sean encomendadas por la Comisión. Sección 2. Funciones Artículo 41 La Comisión tiene la función principal de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos, y en el ejercicio de su mandato tiene las siguientes funciones y atribuciones: a. Estimular la conciencia de los derechos humanos en los pueblos de América; b. Formular recomendaciones, cuando lo estime conveniente, a los gobiernos de los Estados miembros para que adopten medidas progresivas en favor de los derechos humanos dentro del marco de sus leyes internas y sus preceptos constitucionales, al igual que disposiciones apropiadas para fomentar el debido respeto a esos derechos; c. Preparar los estudios e informes que considere convenientes para el desempeño de sus funciones; d. Solicitar de los gobiernos de los Estados miembros que le proporcionen informes sobre las medidas que adopten en materia de derechos humanos; e. Atender las consultas que, por medio de la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, le formulen los Estados miembros en cuestiones relacionadas con los derechos humanos y, dentro de sus posibilidades, les prestará el asesoramiento que éstos le soliciten; f. Actuar respecto de las peticiones y otras comunicaciones en ejercicio de su autoridad de conformidad con lo dispuesto en los artículos 44 al 51 de esta Convención, y g. Rendir un informe anual a la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos. Artículo 42 Los Estados partes deben remitir a la Comisión copia de los informes y estudios que en sus respectivos campos someten anualmente a las Comisiones Ejecutivas del Consejo Interamericano Económico y Social y del Consejo Interamericano para la 64 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte Educación, la Ciencia y la Cultura, a fin de que aquella vele porque se promuevan los derechos derivados de las normas económicas, sociales y sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires. Artículo 43 Los Estados partes se obligan a proporcionar a la Comisión las informaciones que ésta les solicite sobre la manera en que su derecho interno asegura la aplicación efectiva de cualesquiera disposiciones de esta Convención. Sección 3. Competencia Artículo 44 Cualquier persona o grupo de personas, o entidad no gubernamental legalmente reconocida en uno o más Estados miembros de la Organización, puede presentar a la Comisión peticiones que contengan denuncias o quejas de violación de esta Convención por un Estado parte. Artículo 45 1. Todo Estado parte puede, en el momento del depósito de su instrumento de ratificación o adhesión de esta Convención, o en cualquier momento posterior, declarar que reconoce la competencia de la Comisión para recibir y examinar las comunicaciones en que un Estado parte alegue que otro Estado parte ha incurrido en violaciones de los derechos humanos establecidos en esta Convención. 2. Las comunicaciones hechas en virtud del presente artículo sólo se pueden admitir y examinar si son presentadas por un Estado parte que haya hecho una declaración por la cual reconozca la referida competencia de la Comisión. La Comisión no admitirá ninguna comunicación contra un Estado parte que no haya hecho tal declaración. 3. Las declaraciones sobre reconocimiento de competencia pueden hacerse para que ésta rija por tiempo indefinido, por un período determinado o para casos específicos. 4. Las declaraciones se depositarán en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, la que transmitirá copia de las mismas a los Estados miembros de dicha Organización. Artículo 46 1. Para que una petición o comunicación presentada conforme a los artículos 44 ó 45 sea admitida por la Comisión, se requerirá: a. Que se hayan interpuesto y agotado los recursos de jurisdicción interna, conforme a los principios del Derecho Internacional generalmente reconocidos; b. Que sea presentada dentro del plazo de seis meses, a partir de la fecha en que el presunto lesionado en sus derechos haya sido notificado de la decisión definitiva; c. Que la materia de la petición o comunicación no esté pendiente de otro procedimiento de arreglo internacional, y Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 65 d. Que en el caso del artículo 44 la petición contenga el nombre, la nacionalidad, la profesión, el domicilio y la firma de la persona o personas o del representante legal de la entidad que somete la petición. 2. Las disposiciones de los incisos 1.a. y 1.b. del presente artículo no se aplicarán cuando: a. No exista en la legislación interna del Estado de que se trata el debido proceso legal para la protección del derecho o derechos que se alega han sido violados; b. No se haya permitido al presunto lesionado en sus derechos el acceso a los recursos de la jurisdicción interna, o haya sido impedido de agotarlos, y c. Haya retardo injustificado en la decisión sobre los mencionados recursos. Artículo 47 La Comisión declarará inadmisible toda petición o comunicación presentada de acuerdo con los artículos 44 ó 45 cuando: a Falte alguno de los requisitos indicados en el artículo 46; b. No exponga hechos que caractericen una violación de los derechos garantizados por esta Convención; c. Resulte de la exposición del propio peticionario o del Estado manifiestamente infundada la petición o comunicación o sea evidente su total improcedencia, y d. Sea sustancialmente la reproducción de petición o comunicación anterior ya examinada por la Comisión u otro organismo internacional. Sección 4. Procedimiento Artículo 48 1. La Comisión, al recibir una petición o comunicación en la que se alegue la violación de cualquiera de los derechos que consagra esta Convención, procederá en los siguientes términos: a. Si reconoce la admisibilidad de la petición o comunicación solicitará informaciones al Gobierno del Estado al cual pertenezca la autoridad señalada como responsable de la violación alegada, transcribiendo las partes pertinentes de la petición o comunicación. Dichas informaciones deben ser enviadas dentro de un plazo razonable, fijado por la Comisión al considerar las circunstancias de cada caso; b. Recibidas las informaciones o transcurrido el plazo fijado sin que sean recibidas, verificará si existen o subsisten los motivos de la petición o comunicación. De no existir o subsistir, mandará archivar el expediente; c. Podrá también declarar la inadmisibilidad o la improcedencia de la petición o comunicación, sobre la base de una información o prueba sobrevinientes; d. Si el expediente no se ha archivado y con el fin de comprobar los hechos, la Comisión realizará, con conocimiento de las partes, un examen del asunto planteado en la petición o comunicación. Si fuere necesario y conveniente, la Comisión realizará una investigación para cuyo eficaz cumplimiento solicitará, y los Estados interesados le proporcionarán, todas las facilidades necesarias; e. Podrá pedir a los Estados interesados cualquier información pertinente y recibirá, 66 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte si así se le solicita, las exposiciones verbales o escritas que presenten los interesados; f. Se pondrá a disposición de las partes interesadas, a fin de llegar a una solución amistosa del asunto fundada en el respeto a los derechos humanos reconocidos en esta Convención. 2. Sin embargo, en casos graves y urgentes, puede realizarse una investigación previo consentimiento del Estado en cuyo territorio se alegue haberse cometido la violación, tan sólo con la presentación de una petición o comunicación que reúna todos los requisitos formales de admisibilidad. Artículo 49 Si se ha llegado a una solución amistosa con arreglo a las disposiciones del inciso 1.f. del artículo 48, la Comisión redactará un informe que será transmitido al peticionario y a los Estados partes en esta Convención, y comunicado después, para su publicación, al Secretario General de la Organización de los Estados Americanos. Este informe contendrá una breve exposición de los hechos y de la solución lograda. Si cualquiera de las partes en el caso lo solicitan, se les suministrará la más amplia información posible. Artículo 50 1. De no llegarse a una solución, y dentro del plazo que fije el Estatuto de la Comisión, ésta redactará un informe en el que expondrá los hechos y sus conclusiones. Si el informe no representa, en todo o en parte, la opinión unánime de los miembros de la Comisión, cualquiera de ellos podrá agregar a dicho informe su opinión por separado. También se agregarán al informe las exposiciones verbales o escritas que hayan hecho los interesados en virtud del inciso 1.e. del artículo 48. 2. El informe será transmitido a los Estados interesados, quienes no estarán facultados para publicarlo. 3. Al transmitir el informe, la Comisión puede formular las proposiciones y recomendaciones que juzgue adecuadas. Artículo 51 1. Si en el plazo de tres meses, a partir de la remisión a los Estados interesados del informe de la Comisión, el asunto no ha sido solucionado o sometido a la decisión de la Corte por la Comisión o por el Estado interesado, aceptando su competencia, la Comisión podrá emitir, por mayoría absoluta de votos de sus miembros, su opinión y conclusiones sobre la cuestión sometida a su consideración. 2. La Comisión hará las recomendaciones pertinentes y fijará un plazo dentro del cual el Estado debe tomar las medidas que le competan para remediar la situación examinada. 3. Transcurrido el período fijado, la Comisión decidirá, por la mayoría absoluta de votos de sus miembros, si el Estado ha tomado o no medidas adecuadas y si publica o no su informe. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 67 CAPÍTULO VIII - LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS Sección 1. Organización Artículo 52 1. La Corte se compondrá de siete jueces, nacionales de los Estados miembros de la Organización, elegidos a título personal entre juristas de la más alta autoridad moral, de reconocida competencia en materia de derechos humanos, que reúnan las condiciones requeridas para el ejercicio de las más elevadas funciones judiciales conforme a la ley del país del cual sean nacionales o del Estado que los proponga como candidatos. 2. No debe haber dos jueces de la misma nacionalidad. Artículo 53 1. Los jueces de la Corte serán elegidos, en votación secreta y por mayoría absoluta de votos de los Estados partes en la Convención, en la Asamblea General de la Organización, de una lista de candidatos propuestos por esos mismos Estados. 2. Cada uno de los Estados partes puede proponer hasta tres candidatos, nacionales del Estado que los propone o de cualquier otro Estado miembro de la Organización de los Estados Americanos. Cuando se proponga una terna, por lo menos uno de los candidatos deberá ser nacional de un Estado distinto del proponente. Artículo 54 1. Los jueces de la Corte serán elegidos para un período de seis años y sólo podrán ser reelegidos una vez. El mandato de tres de los jueces designados en la primera elección, expirará al cabo de tres años. Inmediatamente después de dicha elección, se determinarán por sorteo en la Asamblea General los nombres de estos tres jueces. 2. El juez elegido para reemplazar a otro cuyo mandato no ha expirado, completará el período de éste. 3. Los jueces permanecerán en funciones hasta el término de su mandato. Sin embargo, seguirán conociendo de los casos a que ya se hubieran abocado y que se encuentren en estado de sentencia, a cuyos efectos no serán sustituidos por los nuevos jueces elegidos. Artículo 55 1. El juez que sea nacional de alguno de los Estados partes en el caso sometido a la Corte, conservará su derecho a conocer del mismo. 2. Si uno de los jueces llamados a conocer del caso fuere de la nacionalidad de uno de los Estados partes, otro Estado parte en el caso podrá designar a una persona de su elección para que integre la Corte en calidad de juez ad hoc. 3. Si entre los jueces llamados a conocer del caso ninguno fuere de la nacionalidad de los Estados partes, cada uno de éstos podrá designar un juez ad hoc. 4. El juez ad hoc debe reunir las calidades señaladas en el artículo 52. 68 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte 5. Si varios Estados partes en la Convención tuvieren un mismo interés en el caso, se considerarán como una sola parte para los fines de las disposiciones precedentes. En caso de duda, la Corte decidirá. Artículo 56 El quórum para las deliberaciones de la Corte es de cinco jueces. Artículo 57 La Comisión comparecerá en todos los casos ante la Corte. Artículo 58 1. La Corte tendrá su sede en el lugar que determinen, en la Asamblea General de la Organización, los Estados partes en la Convención, pero podrá celebrar reuniones en el territorio de cualquier Estado miembro de la Organización de los Estados Americanos en que lo considere conveniente por mayoría de sus miembros y previa aquiescencia del Estado respectivo. Los Estados partes en la Convención pueden, en la Asamblea General por dos tercios de sus votos, cambiar la sede de la Corte. 2. La Corte designará a su Secretario. 3. El Secretario residirá en la sede de la Corte y deberá asistir a las reuniones que ella celebre fuera de la misma. Artículo 59 La Secretaría de la Corte será establecida por ésta y funcionará bajo la dirección del Secretario de la Corte, de acuerdo con las normas administrativas de la Secretaría General de la Organización en todo lo que no sea incompatible con la independencia de la Corte. Sus funcionarios serán nombrados por el Secretario General de la Organización, en consulta con el Secretario de la Corte. Artículo 60 La Corte preparará su Estatuto y lo someterá a la aprobación de la Asamblea General, y dictará su Reglamento. Sección 2. Competencia y Funciones Artículo 61 1. Sólo los Estados partes y la Comisión tienen derecho a someter un caso a la decisión de la Corte. 2. Para que la Corte pueda conocer de cualquier caso, es necesario que sean agotados los procedimientos previstos en los artículos 48 a 50. Artículo 62 1. Todo Estado parte puede, en el momento del depósito de su instrumento de ratificación o adhesión de esta Convención, o en cualquier momento posterior, declarar que reconoce como obligatoria de pleno derecho y sin convención especial, Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 69 la competencia de la Corte sobre todos los casos relativos a la interpretación o aplicación de esta Convención. 2. La declaración puede ser hecha incondicionalmente, o bajo condición de reciprocidad, por un plazo determinado o para casos específicos. Deberá ser presentada al Secretario General de la Organización, quien transmitirá copias de la misma a los otros Estados miembros de la Organización y al Secretario de la Corte. 3. La Corte tiene competencia para conocer de cualquier caso relativo a la interpretación y aplicación de las disposiciones de esta Convención que le sea sometido, siempre que los Estados partes en el caso hayan reconocido o reconozcan dicha competencia, ora por declaración especial, como se indica en los incisos anteriores, ora por convención especial. Artículo 63 1. Cuando decida que hubo violación de un derecho o libertad protegidos en esta Convención, la Corte dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su derecho o libertad conculcados. Dispondrá asimismo, si ello fuera procedente, que se reparen las consecuencias de la medida o situación que ha configurado la vulneración de esos derechos y el pago de una justa indemnización a la parte lesionada. 2. En casos de extrema gravedad y urgencia, y cuando se haga necesario evitar daños irreparables a las personas, la Corte, en los asuntos que esté conociendo, podrá tomar las medidas provisionales que considere pertinentes. Si se tratare de asuntos que aún no estén sometidos a su conocimiento, podrá actuar a solicitud de la Comisión. Artículo 64 1. Los Estados miembros de la Organización podrán consultar a la Corte acerca de la interpretación de esta Convención o de otros tratados concernientes a la protección de los derechos humanos en los Estados americanos. Asimismo, podrán consultarla, en los que les compete, los órganos enumerados en el Capítulo X de la Carta de la Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo de Buenos Aires. 2. La Corte, a solicitud de un Estado miembro de la Organización, podrá darle opiniones acerca de la compatibilidad entre cualquiera de sus leyes internas y los mencionados instrumentos internacionales. Artículo 65 La Corte someterá a la consideración de la Asamblea General de la Organización en cada período ordinario de sesiones un informe sobre su labor en el año anterior. De manera especial y con las recomendaciones pertinentes, señalará los casos en que un Estado no haya dado cumplimiento a sus fallos. 70 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte Sección 3. Procedimiento Artículo 66 1. El fallo de la Corte será motivado. 2. Si el fallo no expresare en todo o en parte la opinión unánime de los jueces, cualquiera de éstos tendrá derecho a que se agregue al fallo su opinión disidente o individual. Artículo 67 El fallo de la Corte será definitivo e inapelable. En caso de desacuerdo sobre el sentido o alcance del fallo, la Corte lo interpretará a solicitud de cualquiera de las partes, siempre que dicha solicitud se presente dentro de los noventa días a partir de la fecha de la notificación del fallo. Artículo 68 1. Los Estados partes en la Convención se comprometen a cumplir la decisión de la Corte en todo caso en que sean partes. 2. La parte del fallo que disponga indemnización compensatoria se podrá ejecutar en el respectivo país por el procedimiento interno vigente para la ejecución de sentencias contra el Estado. Artículo 69 El fallo de la Corte será notificado a las partes en el caso y transmitido a los Estados partes en la Convención. CAPÏTULO IX - DISPOSICIONES COMUNES Artículo 70 1. Los jueces de la Corte y los miembros de la Comisión gozan, desde el momento de su elección y mientras dure su mandato, de las inmunidades reconocidas a los agentes diplomáticos por el derecho internacional. Durante el ejercicio de sus cargos gozan, además, de los privilegios diplomáticos necesarios para el desempeño de sus funciones. 2. No podrá exigirse responsabilidad en ningún tiempo a los jueces de la Corte ni a los miembros de la Comisión por votos y opiniones emitidos en el ejercicio de sus funciones. Artículo 71 Son incompatibles los cargos de juez de la Corte o miembros de la Comisión con otras actividades que pudieren afectar su independencia o imparcialidad conforme a lo que se determine en los respectivos Estatutos. Artículo 72 Los jueces de la Corte y los miembros de la Comisión percibirán emolumentos y gastos de viaje en la forma y condiciones que determinen sus Estatutos, teniendo en cuenta la importancia e independencia de sus funciones. Tales emolumentos y gastos de viaje será fijados en el programa-presupuesto de la Organización de los Estados Americanos, el Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 71 que debe incluir, además, los gastos de la Corte y de su Secretaría. A estos efectos, la Corte elaborará su propio proyecto de presupuesto y lo someterá a la aprobación de la Asamblea General, por conducto de la Secretaría General. Esta última no podrá introducirle modificaciones. Artículo 73 Solamente a solicitud de la Comisión o de la Corte, según el caso, corresponde a la Asamblea General de la Organización resolver sobre las sanciones aplicables a los miembros de la Comisión o jueces de la Corte que hubiesen incurrido en las causales previstas en los respectivos Estatutos. Para dictar una resolución se requerirá una mayoría de los dos tercios de los votos de los Estados miembros de la Organización en el caso de los miembros de la Comisión y, además, de los dos tercios de los votos de los Estados partes en la Convención, si se tratare de jueces de la Corte. PARTE III - DISPOSICIONES GENERALES Y TRANSITORIAS CAPÍTULO X - FIRMA, RATIFICACIÓN, RESERVA, ENMIENDA, PROTOCOLO Y DENUNCIA Artículo 74 1. Esta Convención queda abierta a la firma y a la ratificación o adhesión de todo Estado miembro de la Organización de los Estados Americanos. 2. La ratificación de esta Convención o la adhesión a la misma se efectuará mediante el depósito de un instrumento de ratificación o de adhesión en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos. Tan pronto como once Estados hayan depositado sus respectivos instrumentos de ratificación o de adhesión, la Convención entrará en vigor. Respecto a todo otro Estado que la ratifique o adhiera a ella ulteriormente, la Convención entrará en vigor en la fecha del depósito de su instrumento de ratificación o de adhesión. 3. El Secretario General informará a todos los Estados miembros de la Organización de la entrada en vigor de la Convención. Artículo 75 Esta Convención sólo puede ser objeto de reservas conforme a las disposiciones de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados, suscrita el 23 de mayo de 1969. Artículo 76 1. Cualquier Estado parte directamente y la Comisión o la Corte por conducto del Secretario General, pueden someter a la Asamblea General, para lo que estime conveniente, una propuesta de enmienda a esta Convención. 2. Las enmiendas entrarán en vigor para los Estados ratificantes de las mismas en la fecha en que se haya depositado el respectivo instrumento de ratificación que corresponda al número de los dos tercios de los Estados partes en esta Convención. En cuanto al resto de los Estados partes, entrarán en vigor en la fecha en que depositen sus respectivos instrumentos de ratificación. 72 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte Artículo 77 1. De acuerdo con la facultad establecida en el artículo 31, cualquier Estado parte y la Comisión podrán someter a la consideración de los Estados partes reunidos con ocasión de la Asamblea General, proyectos de protocolos adicionales a esta Convención, con la finalidad de incluir progresivamente en el régimen de protección de la misma otros derechos y libertades. 2. Cada protocolo debe fijar las modalidades de su entrada en vigor, y se aplicará sólo entre los Estados partes en el mismo. Artículo 78 1. Los Estados partes podrán denunciar esta Convención después de la expiración de un plazo de cinco años a partir de la fecha de entrada en vigor de la misma y mediante un preaviso de un año, notificando al Secretario General de la Organización, quien debe informar a las otras partes. 2. Dicha denuncia no tendrá por efecto desligar al Estado parte interesado de las obligaciones contenidas en esta Convención en lo que concierne a todo hecho que, pudiendo constituir una violación de esas obligaciones, haya sido cumplido por él anteriormente a la fecha en la cual la denuncia produce efecto. CAPÍTULO XI - DISPOSICIONES TRANSITORIAS Sección 1. Comisión Interamericana de Derechos Humanos Artículo 79 Al entrar en vigor esta Convención, el Secretario General pedirá por escrito a cada Estado Miembro de la Organización que presente, dentro de un plazo de noventa días, sus candidatos para miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El Secretario General preparará una lista por orden alfabético de los candidatos presentados y la comunicará a los Estados miembros de la Organización al menos treinta días antes de la próxima Asamblea General. Artículo 80 La elección de miembros de la Comisión se hará de entre los candidatos que figuren en la lista a que se refiere el artículo 79, por votación secreta de la Asamblea General y se declararán elegidos los candidatos que obtengan mayor número de votos y la mayoría absoluta de los votos de los representantes de los Estados miembros. Si para elegir a todos los miembros de la Comisión resultare necesario efectuar varias votaciones, se eliminará sucesivamente, en la forma que determine la Asamblea General, a los candidatos que reciban menor número de votos. Sección 2. Corte Interamericana de Derechos Humanos Artículo 81 Al entrar en vigor esta Convención, el Secretario General pedirá por escrito a cada Estado parte que presente, dentro de un plazo de noventa días, sus candidatos para Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 73 jueces de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El Secretario General preparará una lista por orden alfabético de los candidatos presentados y la comunicará a los Estados partes por lo menos treinta días antes de la próxima Asamblea General. Artículo 82 La elección de jueces de la Corte se hará de entre los candidatos que figuren en la lista a que se refiere el artículo 81, por votación secreta de los Estados partes en la Asamblea General y se declararán elegidos los candidatos que obtengan mayor número de votos y la mayoría absoluta de los votos de los representantes de los Estados partes. Si para elegir a todos los jueces de la Corte resultare necesario efectuar varias votaciones, se eliminarán sucesivamente, en la forma que determinen los Estados partes, a los candidatos que reciban menor número de votos. 74 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 PROTOCOLO ADICIONAL A LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS EN MATERIA DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES «PROTOCOLO DE SAN SALVADOR». SERIE SOBRE TRATADOS, OEA, NO. 69 (1988), SUSCRITA 17 DE NOVIEMBRE DE 1988, REIMPRESO EN DOCUMENTOS BASICOS RELACIONADOS A LOS DERECHOS HUMANOS DEL SISTEMA INTERAMERICANO, OEA/SER.L.V/II.82 DOC.6 REV.1 P. 67 (1992). Preámbulo Los Estados partes en la Convención Americana sobre Derechos Humanos «Pacto de San José de Costa Rica». Reafirmando su propósito de consolidar en este Continente, dentro del cuadro de las instituciones democráticas, un régimen de libertad personal y de justicia social, fundado en el respeto de los derechos esenciales del hombre; Reconociendo que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana, razón por la cual justifican una protección internacional, de naturaleza convencional coadyuvante o complementaria de la que ofrece el derecho interno de los Estados americanos; Considerando la estrecha relación que existe entre la vigencia de los derechos económicos, sociales y culturales y la de los derechos civiles y políticos, por cuanto las diferentes categorías de derechos constituyen un todo indisoluble que encuentra su base en el reconocimiento de la dignidad de la persona humana, por lo cual exigen una tutela y promoción permanente con el objeto de lograr su vigencia plena, sin que jamás pueda justificarse la violación de unos en aras de la realización de otros; Reconociendo los beneficios que derivan del fomento y desarrollo de la cooperación entre los Estados y de las relaciones internacionales; Recordando que, con arreglo a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y a la Convención Americana sobre Derechos Humanos, sólo puede realizarse el ideal del ser humano libre, exento del temor y de la miseria, si se crean condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos económicos, sociales y culturales, tanto como de sus derechos civiles y políticos; Teniendo presente que si bien los derechos económicos, sociales y culturales fundamentales han sido reconocidos en anteriores instrumentos internacionales, tanto de ámbito universal como regional, resulta de gran importancia que éstos sean reafirmados, desarrollados, perfeccionados y protegidos en función de consolidar en América, sobre la base del respeto integral a los derechos de la persona, el régimen democrático representativo de gobierno así como el derecho de sus pueblos al desarrollo, a la libre determinación y a disponer Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 75 libremente de sus riquezas y recursos naturales, y considerando que la Convención Americana sobre Derechos Humanos establece que pueden someterse a la consideración de los Estados partes reunidos con ocasión de la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos proyectos de protocolos adicionales a esa Convención con la finalidad de incluir progresivamente en el régimen de protección de la misma otros derechos y libertades, Han convenido en el siguiente Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos Protocolo de San Salvador: Artículo 1 Obligación de Adoptar Medidas Los Estados partes en el presente Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos se comprometen a adoptar las medidas necesarias tanto de orden interno como mediante la cooperación entre los Estados, especialmente económica y técnica, hasta el máximo de los recursos disponibles y tomando en cuenta su grado de desarrollo, a fin de lograr progresivamente, y de conformidad con la legislación interna, la plena efectividad de los derechos que se reconocen en el presente Protocolo. Artículo 2 Obligación de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno Si el ejercicio de los derechos establecidos en el presente Protocolo no estuviera ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos constitucionales y a las disposiciones de este Protocolo, las medidas legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos. Artículo 3 Obligación de no Discriminación Los Estados partes en el presente Protocolo se comprometen a garantizar el ejercicio de los derechos que en él se enuncian, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social. Artículo 4 No Admisión de Restricciones No podrá restringirse o menoscabarse ninguno de los derechos reconocidos o vigentes en un Estado en virtud de su legislación interna o de convenciones internacionales, a pretexto de que el presente Protocolo no los reconoce o los reconoce en menor grado. 76 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte Artículo 5 Alcance de las Restricciones y Limitaciones Los Estados partes sólo podrán establecer restricciones y limitaciones al goce y ejercicio de los derechos establecidos en el presente Protocolo mediante leyes promulgadas con el objeto de preservar el bienestar general dentro de una sociedad democrática, en la medida que no contradigan el propósito y razón de los mismos. Artículo 6 Derecho al Trabajo 1. Toda persona tiene derecho al trabajo, el cual incluye la oportunidad de obtener los medios para llevar una vida digna y decorosa a través del desempeño de una actividad lícita libremente escogida o aceptada. 2. Los Estados partes se comprometen a adoptar las medidas que garanticen plena efectividad al derecho al trabajo, en especial las referidas al logro del pleno empleo, a la orientación vocacional y al desarrollo de proyectos de capacitación técnico profesional, particularmente aquellos destinados a los minusválidos. Los Estados partes se comprometen también a ejecutar y a fortalecer programas que coadyuven a una adecuada atención familiar, encaminados a que la mujer pueda contar con una efectiva posibilidad de ejercer el derecho al trabajo. Artículo 7 Condiciones Justas, Equitativas y Satisfactorias de Trabajo Los Estados partes en el presente Protocolo reconocen que el derecho al trabajo al que se refiere el artículo anterior supone que toda persona goce del mismo en condiciones justas, equitativas y satisfactorias, para lo cual dichos Estados garantizarán en sus legislaciones nacionales, de manera particular: a. Una remuneración que asegure como mínimo a todos los trabajadores condiciones de subsistencia digna y decorosa para ellos y sus familias y un salario equitativo e igual por trabajo igual, sin ninguna distinción; b. El derecho de todo trabajador a seguir su vocación y a dedicarse a la actividad que mejor responda a sus expectativas y a cambiar de empleo, de acuerdo con la reglamentación nacional respectiva; c. El derecho del trabajador a la promoción o ascenso dentro de su trabajo, para lo cual se tendrán en cuenta sus calificaciones, competencia, probidad y tiempo de servicio; d. La estabilidad de los trabajadores en sus empleos, de acuerdo con las características de las industrias y profesiones y con las causas de justa separación. En casos de despido injustificado, el trabajador tendrá derecho a una indemnización o a la readmisión en el empleo o a cualesquiera otra prestación prevista por la legislación nacional; e. La seguridad e higiene en el trabajo; f. La prohibición de trabajo nocturno o en labores insalubres o peligrosas a los menores de 18 años y, en general, de todo trabajo que pueda poner en peligro su salud, seguridad o moral. Cuando se trate de menores de 16 años, la jornada de trabajo Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 77 deberá subordinarse a las disposiciones sobre educación obligatoria y en ningún caso podrá constituir un impedimento para la asistencia escolar o ser una limitación para beneficiarse de la instrucción recibida; g. La limitación razonable de las horas de trabajo, tanto diarias como semanales. Las jornadas serán de menor duración cuando se trate de trabajos peligrosos, insalubres o nocturnos; h. El descanso, el disfrute del tiempo libre, las vacaciones pagadas, así como la remuneración de los días feriados nacionales. Artículo 8 Derechos Sindicales 1. Los Estados partes garantizarán: a. El derecho de los trabajadores a organizar sindicatos y a afiliarse al de su elección, para la protección y promoción de sus intereses. Como proyección de este derecho, los Estados partes permitirán a los sindicatos formar federaciones y confederaciones nacionales y asociarse a las ya existentes, así como formar organizaciones sindicales internacionales y asociarse a la de su elección. Los Estados partes también permitirán que los sindicatos, federaciones y confederaciones funcionen libremente; b. El derecho a la huelga. 2. El ejercicio de los derechos enunciados precedentemente sólo puede estar sujeto a las limitaciones y restricciones previstas por la ley, siempre que éstos sean propios a una sociedad democrática, necesarios para salvaguardar el orden público, para proteger la salud o la moral públicas, así como los derechos y las libertades de los demás. Los miembros de las fuerzas armadas y de policía, al igual que los de otros servicios públicos esenciales, estarán sujetos a las limitaciones y restricciones que imponga la ley. 3. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a un sindicato. Artículo 9 Derecho a la Seguridad Social 1. Toda persona tiene derecho a la seguridad social que la proteja contra las consecuencias de la vejez y de la incapacidad que la imposibilite física o mentalmente para obtener los medios para llevar una vida digna y decorosa. En caso de muerte del beneficiario, las prestaciones de seguridad social serán aplicadas a sus dependientes. 2. Cuando se trate de personas que se encuentran trabajando, el derecho a la seguridad social cubrirá al menos la atención médica y el subsidio o jubilación en casos de accidentes de trabajo o de enfermedad profesional y, cuando se trate de mujeres, licencia retribuida por maternidad antes y después del parto. Artículo 10 Derecho a la Salud 1. Toda persona tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del más alto nivel de bienestar físico, mental y social. 78 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte 2. Con el fin de hacer efectivo el derecho a la salud, los Estados partes se comprometen a reconocer la salud como un bien público y particularmente a adoptar las siguientes medidas para garantizar este derecho: a. La atención primaria de la salud, entendiendo como tal la asistencia sanitaria esencial puesta al alcance de todos los individuos y familiares de la comunidad; b. La extensión de los beneficios de los servicios de salud a todos los individuos sujetos a la jurisdicción del Estado; c. La total inmunización contra las principales enfermedades infecciosas; d. La prevención y el tratamiento de las enfermedades endémicas, profesionales y de otra índole; e. La educación de la población sobre la prevención y tratamiento de los problemas de salud, y f. La satisfacción de las necesidades de salud de los grupos de más alto riesgo y que por sus condiciones de pobreza sean más vulnerables. Artículo 11 Derecho a un Medio Ambiente Sano 1. Toda persona tiene derecho a vivir en un medio ambiente sano y a contar con servicios públicos básicos. 2. Los Estados partes promoverán la protección, preservación y mejoramiento del medio ambiente. Artículo 12 Derecho a la Alimentación 1. Toda persona tiene derecho a una nutrición adecuada que le asegure la posibilidad de gozar del más alto nivel de desarrollo físico, emocional e intelectual. 2. Con el objeto de hacer efectivo este derecho y a erradicar la desnutrición, los Estados partes se comprometen a perfeccionar los métodos de producción, aprovisionamiento y distribución de alimentos, para lo cual se comprometen a promover una mayor cooperación internacional en apoyo de las políticas nacionales sobre la materia. Artículo 13 Derecho a la Educación 1. Toda persona tiene derecho a la educación. 2. Los Estados partes en el presente Protocolo convienen en que la educación deberá orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad humana y del sentido de su dignidad y deberá fortalecer el respeto por los derechos humanos, el pluralismo ideológico, las libertades fundamentales, la justicia y la paz. Convienen, asimismo, en que la educación debe capacitar a todas las personas para participar efectivamente en una sociedad democrática y pluralista, lograr una subsistencia digna, favorecer la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos raciales, étnicos o religiosos, y promover las actividades en favor del mantenimiento de la paz. 3. Los Estados partes en el presente Protocolo reconocen que, con objeto de lograr el pleno ejercicio del derecho a la educación: Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 79 a. La enseñanza primaria debe ser obligatoria y asequible a todos gratuitamente; b. La enseñanza secundaria en sus diferentes formas, incluso la enseñanza secundaria técnica y profesional, debe ser generalizada y hacerse accesible a todos, por cuantos medios sean apropiados, y en particular por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita; c. La enseñanza superior debe hacerse igualmente accesible a todos, sobre la base de la capacidad de cada uno, por cuantos medios sean apropiados y, en particular, por la implantación progresiva de la enseñanza gratuita; d. Se deberá fomentar o intensificar, en la medida de lo posible, la educación básica para aquellas personas que no hayan recibido o terminado el ciclo completo de instrucción primaria; e. Se deberá establecer programas de enseñanza diferenciada para los minusválidos a fin de proporcionar una especial instrucción y formación a personas con impedimentos físicos o deficiencias mentales. 4. Conforme con la legislación interna de los Estados partes, los padres tendrán derecho a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos, siempre que ella se adecue a los principios enunciados precedentemente. 5. Nada de lo dispuesto en este Protocolo se interpretará como una restricción de la libertad de los particulares y entidades para establecer y dirigir instituciones de enseñanza, de acuerdo con la legislación interna de los Estados partes. Artículo 14 Derecho a los Beneficios de la Cultura 1. Los Estados partes en el presente Protocolo reconocen el derecho de toda persona a: a. Participar en la vida cultural y artística de la comunidad; b. Gozar de los beneficios del progreso científico y tecnológico; c. Beneficiarse de la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora. 2. Entre las medidas que los Estados partes en el presente Protocolo deberán adoptar para asegurar el pleno ejercicio de este derecho figurarán las necesarias para la conservación, el desarrollo y la difusión de la ciencia, la cultura y el arte. 3. Los Estados partes en el presente Protocolo se comprometen a respetar la indispensable libertad para la investigación científica y para la actividad creadora. 4. Los Estados partes en el presente Protocolo reconocen los beneficios que se derivan del fomento y desarrollo de la cooperación y de las relaciones internacionales en cuestiones científicas, artísticas y culturales y, en este sentido, se comprometen a propiciar una mayor cooperación internacional sobre la materia. Artículo 15 Derecho a la Constitución y Protección de la Familia 1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser protegida por el Estado, quien deberá velar por el mejoramiento de su situación moral y material. 2. Toda persona tiene derecho a constituir familia, el que ejercerá de acuerdo con las disposiciones de la correspondiente legislación interna. 80 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte 3. Los Estados partes mediante el presente Protocolo se comprometen a brindar adecuada protección al grupo familiar y en especial a: a. Conceder atención y ayuda especiales a la madre antes y durante un lapso razonable después del parto; b. Garantizar a los niños una adecuada alimentación, tanto en la época de lactancia como durante la edad escolar; c. Adoptar medidas especiales de protección de los adolescentes a fin de garantizar la plena maduración de sus capacidades física, intelectual y moral; d. Ejecutar programas especiales de formación familiar a fin de contribuir a la creación de un ambiente estable y positivo en el cual los niños perciban y desarrollen los valores de comprensión, solidaridad, respeto y responsabilidad. Artículo 16 Derecho de la Niñez Todo niño sea cual fuere su filiación tiene derecho a las medidas de protección que su condición de menor requieren por parte de su familia, de la sociedad y del Estado. Todo niño tiene el derecho a crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres; salvo circunstancias excepcionales, reconocidas judicialmente, el niño de corta edad no debe ser separado de su madre. Todo niño tiene derecho a la educación gratuita y obligatoria, al menos en su fase elemental, y a continuar su formación en niveles más elevados del sistema educativo. Artículo 17 Protección de los Ancianos Toda persona tiene derecho a protección especial durante su ancianidad. En tal cometido, los Estados partes se comprometen a adoptar de manera progresiva las medidas necesarias a fin de llevar este derecho a la práctica y en particular a: a. Proporcionar instalaciones adecuadas, así como alimentación y atención médica especializada, a las personas de edad avanzada que carezcan de ella y no se encuentren en condiciones de proporcionársela por sí mismas; b. Ejecutar programas laborales específicos destinados a conceder a los ancianos la posibilidad de realizar una actividad productiva adecuada a sus capacidades respetando su vocación o deseos; c. Estimular la formación de organizaciones sociales destinadas a mejorar la calidad de vida de los ancianos. Artículo 18 Protección de los Minusválidos Toda persona afectada por una disminución de sus capacidades físicas o mentales tiene derecho a recibir una atención especial con el fin de alcanzar el máximo desarrollo de su personalidad. Con tal fin, los Estados partes se comprometen a adoptar las medidas que sean necesarias para ese propósito y en especial a: a. Ejecutar programas específicos destinados a proporcionar a los minusválidos los recursos y el ambiente necesario para alcanzar ese objetivo, incluidos programas laborales adecuados a sus posibilidades y que deberán ser libremente aceptados por Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 81 ellos o por sus representantes legales, en su caso; b. Proporcionar formación especial a los familiares de los minusválidos a fin de ayudarlos a resolver los problemas de convivencia y convertirlos en agentes activos del desarrollo físico, mental y emocional de éstos; c. Incluir de manera prioritaria en sus planes de desarrollo urbano la consideración de soluciones a los requerimientos específicos generados por las necesidades de este grupo; d. Estimular la formación de organizaciones sociales en las que los minusválidos puedan desarrollar una vida plena. Artículo 19 Medios de Protección 1. Los Estados partes en el presente Protocolo se comprometen a presentar, de conformidad con lo dispuesto por este artículo y por las correspondientes normas que al efecto deberá elaborar la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, informes periódicos respecto de las medidas progresivas que hayan adoptado para asegurar el debido respeto de los derechos consagrados en el mismo Protocolo. 2. Todos los informes serán presentados al Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, quien los transmitirá al Consejo Interamericano Económico y Social y al Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura, a fin de que los examinen conforme a lo dispuesto en el presente artículo. El Secretario General enviará copia de tales informes a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. 3. El Secretario General de la Organización de los Estados Americanos transmitirá también a los organismos especializados del sistema interamericano, de los cuales sean miembros los Estados partes en el presente Protocolo, copias de los informes enviados o de las partes pertinentes de éstos, en la medida en que tengan relación con materias que sean de la competencia de dichos organismos, conforme a sus instrumentos constitutivos. 4. Los organismos especializados del sistema interamericano podrán presentar al Consejo Interamericano Económico y Social y al Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura informes relativos al cumplimiento de las disposiciones del presente Protocolo, en el campo de sus actividades. 5. Los informes anuales que presenten a la Asamblea General el Consejo Interamericano Económico y Social y el Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura contendrán un resumen de la información recibida de los Estados partes en el presente Protocolo y de los organismos especializados acerca de las medidas progresivas adoptadas a fin de asegurar el respeto de los derechos reconocidos en el propio Protocolo y las recomendaciones de carácter general que al respecto se estimen pertinentes. 6. En el caso de que los derechos establecidos en el párrafo a) del artículo 8 y en el artículo 13 fuesen violados por una acción imputable directamente a un Estado parte del presente Protocolo, tal situación podría dar lugar, mediante la participación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y cuando proceda de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a la aplicación del sistema de 82 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte peticiones individuales regulado por los artículos 44 a 51 y 61 a 69 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. 7. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo anterior, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos podrá formular las observaciones y recomendaciones que considere pertinentes sobre la situación de los derechos económicos, sociales y culturales establecidos en el presente Protocolo en todos o en algunos de los Estados partes, las que podrá incluir en el Informe Anual a la Asamblea General o en un Informe Especial, según lo considere más apropiado. 8. Los Consejos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en ejercicio de las funciones que se les confieren en el presente artículo tendrán en cuenta la naturaleza progresiva de la vigencia de los derechos objeto de protección por este Protocolo. Artículo 20 Reservas Los Estados partes podrán formular reservas sobre una o más disposiciones específicas del presente Protocolo al momento de aprobarlo, firmarlo, ratificarlo o adherir a él, siempre que no sean incompatibles con el objeto y el fin del Protocolo. Artículo 21 Firma, Ratificación o Adhesión y Entrada en Vigor 1. El presente Protocolo queda abierto a la firma y a la ratificación o adhesión de todo Estado parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. 2. La ratificación de este Protocolo o la adhesión al mismo se efectuará mediante el depósito de un instrumento de ratificación o de adhesión en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos. 3. El Protocolo entrará en vigor tan pronto como once Estados hayan depositado sus respectivos instrumentos de ratificación o de adhesión. 4. El Secretario General informará a todos los Estados miembros de la Organización de la entrada en vigor del Protocolo. Artículo 22 Incorporación de otros Derechos y Ampliación de los Reconocidos 1. Cualquier Estado parte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos podrán someter a la consideración de los Estados partes, reunidos con ocasión de la Asamblea General, propuestas de enmienda con el fin de incluir el reconocimiento de otros derechos y libertades, o bien otras destinadas a extender o ampliar los derechos y libertades reconocidos en este Protocolo. 2. Las enmiendas entrarán en vigor para los Estados ratificantes de las mismas en la fecha en que se haya depositado el respectivo instrumento de ratificación que corresponda al número de los dos tercios de los Estados partes en este Protocolo. En cuanto al resto de los Estados partes, entrarán en vigor en la fecha en que depositen sus respectivos instrumentos de ratificación. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 83 DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL RETRASADO MENTAL, A.G. RES.2856 (XXVI), 26 U.N. GAOR SUPP. (Nº 29) P. 93, ONU DOC. A/8429 (1971). La Asamblea General, Consciente de la obligación de los Estados Miembros de las Naciones Unidas, contraída en virtud de la Carta, de adoptar medidas conjunta o separadamente, en cooperación con la Organización, para promover niveles de vida más elevados, trabajo permanente para todos y condiciones de progreso y desarrollo económico y social, Reafirmando su fe en los derechos humanos y las libertades fundamentales y en los principios de paz, de dignidad y valor de la persona humana y de justicia social proclamados en la Carta, Recordando los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos, los pactos internacionales de derechos humanos, la Declaración de los Derechos del Niño y las normas de progreso social ya enunciadas en las constituciones, las convenciones, las recomendaciones y las resoluciones de la Organización Internacional del Trabajo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la Organización Mundial de la Salud, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y otras organizaciones interesadas, Subrayando que en la Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social se ha proclamado la necesidad de proteger los derechos de los física y mentalmente desfavorecidos y de asegurar su bienestar y su rehabilitación, Teniendo presente la necesidad de ayudar a los retrasados mentales a desarrollar sus aptitudes en las más diversas esferas de actividad, así como de fomentar en la medida de lo posible su incorporación a la vida social normal, Consciente de que, dado su actual nivel de desarrollo, algunos países no se hallan en situación de dedicar a estas actividades sino esfuerzos limitados, Proclama la presente Declaración de los Derechos del Retrasado Mental y pide que se adopten medidas en el plano nacional o internacional para que sirvan de base y de referencia común para la protección de estos derechos: 1. El retrasado mental debe gozar, hasta el máximo grado de viabilidad, de los mismos derechos que los demás seres humanos. 84 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte 2. El retrasado mental tiene derecho a la atención médica y el tratamiento físico que requiera su caso, así como a la educación, la capacitación, la rehabilitación y la orientación que le permitan desarrollar al máximo su capacidad y sus aptitudes. 3. El retrasado mental tiene derecho a la seguridad económica y a un nivel de vida decoroso. Tiene derecho, en la medida de sus posibilidades, a desempeñar un empleo productivo o alguna otra ocupación útil. 4. De ser posible, el retrasado mental debe residir con su familia o en un hogar que reemplace al propio, y participar en las distintas formas de la vida de la comunidad. El hogar en que viva debe recibir asistencia. En caso de que sea necesario internarlo en un establecimiento especializado, el ambiente y las condiciones de vida dentro de tal institución deberán asemejarse en la mayor medida posible a los de la vida normal. 5. El retrasado mental debe poder contar con la atención de un tutor calificado cuanto esto resulte indispensable para la protección de su persona y sus bienes. 6. El retrasado mental debe ser protegido contra toda explotación y todo abuso o trato degradante. En caso de que sea objeto de una acción judicial, deberá ser sometido a un proceso justo en que se tenga plenamente en cuenta su grado de responsabilidad, atendidas sus facultades mentales. 7. Si algunos retrasados mentales no son capaces, debido a la gravedad de su impedimento, de ejercer efectivamente todos sus derechos, o si se hace necesario limitar o incluso suprimir tales derechos, el procedimiento que se emplee a los fines de esa limitación o supresión deberá entrañar salvaguardas jurídicas que protejan al retrasado mental contra toda forma de abuso. Dicho procedimiento deberá basarse en una evaluación de su capacidad social por expertos calificados. Asimismo, tal limitación o supresión quedará sujeta a revisiones periódicas y reconocerá el derecho de apelación a autoridades superiores. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 85 PRINCIPIOS PARA LA PROTECCIÓN DE LOS ENFERMOS MENTALES Y EL MEJORAMIENTO DE LA ATENCIÓN DE LA SALUD MENTAL, A.G. RES. 46/119, 46 U.N. GAOR SUPP.(Nº 49) P. 189, ONU DOC. A/46/49 (1991). Aplicación Los presentes Principios se aplicarán sin discriminación alguna por motivos de discapacidad, raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional, étnico o social, estado civil o condición social, edad, patrimonio o nacimiento. Definiciones. En los presentes Principios: a) Por «defensor» se entenderá un representante legal u otro representante calificado; b) Por «autoridad independiente» se entenderá una autoridad competente e independiente prescrita por la legislación nacional; c) Por «atención de la salud mental» se entenderá el análisis y diagnóstico del estado de salud mental de una persona, y el tratamiento, el cuidado y las medidas de rehabilitación aplicadas a una enfermedad mental real o presunta; d) Por «institución psiquiátrica» se entenderá todo establecimiento o dependencia de un establecimiento que tenga como función primaria la atención de la salud mental; e) Por «profesional de salud mental» se entenderá un médico, un psicólogo clínico, un profesional de enfermería, un trabajador social u otra persona debidamente capacitada y calificada en una especialidad relacionada con la atención de la salud mental; f) Por «paciente» se entenderá la persona que recibe atención psiquiátrica; se refiere a toda persona que ingresa en una institución psiquiátrica; g) Por «representante personal» se entenderá la persona a quien la ley confiere el deber de representar los intereses de un paciente en cualquier esfera determinada o de ejercer derechos específicos en nombre del paciente y comprende al padre o tutor legal de un menor a menos que la legislación nacional prescriba otra cosa; h) Por «órgano de revisión» se entenderá el órgano establecido de conformidad con el principio 17 para que reconsidere la admisión o retención involuntaria de un paciente en una institución psiquiátrica. Cláusula general de limitación El ejercicio de los derechos enunciados en los presentes Principios sólo podrá estar sujeto a las limitaciones previstas por la ley que sean necesarias para proteger la salud o la seguridad de la persona de que se trate o de otras personas, o para proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los derechos y libertades fundamentales de terceros. 86 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte Principio 1 Libertades fundamentales y derechos básicos 1. Todas las personas tienen derecho a la mejor atención disponible en materia de salud mental, que será parte del sistema de asistencia sanitaria y social. 2. Todas las personas que padezcan una enfermedad mental, o que estén siendo atendidas por esa causa, serán tratadas con humanidad y con respeto a la dignidad inherente de la persona humana. 3. Todas las personas que padezcan una enfermedad mental, o que estén siendo atendidas por esa causa, tienen derecho a la protección contra la explotación económica, sexual o de otra índole, el maltrato físico o de otra índole y el trato degradante. 4. No habrá discriminación por motivo de enfermedad mental. Por «discriminación» se entenderá cualquier distinción, exclusión o preferencia cuyo resultado sea impedir o menoscabar el disfrute de los derechos en pie de igualdad. Las medidas especiales adoptadas con la única finalidad de proteger los derechos de las personas que padezcan una enfermedad mental o de garantizar su mejoría no serán consideradas discriminación. La discriminación no incluye ninguna distinción, exclusión o preferencia adoptada de conformidad con las disposiciones de los presentes Principios que sea necesaria para proteger los derechos humanos de una persona que padezca una enfermedad mental o de otras personas. 5. Todas las personas que padezcan una enfermedad mental tendrán derecho a ejercer todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales reconocidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y otros instrumentos pertinentes, tales como la Declaración de los Derechos de los Impedidos y el Conjunto de Principios para la protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión. 6. Toda decisión de que, debido a su enfermedad mental, una persona carece de capacidad jurídica, y toda decisión de que, a consecuencia de dicha incapacidad, se designe a un representante personal, se tomará sólo después de una audiencia equitativa ante un tribunal independiente e imparcial establecido por la legislación nacional. La persona de cuya capacidad se trate tendrá derecho a estar representada por un defensor. Si la persona de cuya capacidad se trate no obtiene por sí misma dicha representación, se le pondrá ésta a su disposición sin cargo alguno en la medida de que no disponga de medios suficientes para pagar dichos servicios. El defensor no podrá representar en las mismas actuaciones a una institución psiquiátrica ni a su personal, ni tampoco podrá representar a un familiar de la persona de cuya capacidad se trate, a menos que el tribunal compruebe que no existe ningún conflicto de intereses. Las decisiones sobre la capacidad y la necesidad de un representante personal se revisarán en los intervalos razonables previstos en la legislación nacional. La persona de cuya capacidad se trate, su representante personal, si lo hubiere, y cualquier otro interesado tendrán derecho a apelar esa decisión ante un tribunal superior. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 87 7. Cuando una corte u otro tribunal competente determine que una persona que padece una enfermedad mental no puede ocuparse de sus propios asuntos, se adoptarán medidas, hasta donde sea necesario y apropiado a la condición de esa persona, para asegurar la protección de sus intereses. Principio 2 Protección de menores Se tendrá especial cuidado, conforme a los propósitos de los presentes Principios y en el marco de la ley nacional de protección de menores, en proteger los derechos de los menores, disponiéndose, de ser necesario, el nombramiento de un representante legal que no sea un miembro de la familia. Principio 3 La vida en la comunidad Toda persona que padezca una enfermedad mental tendrá derecho a vivir y a trabajar, en la medida de lo posible, en la comunidad. Principio 4 Determinación de una enfermedad mental 1. La determinación de que una persona padece una enfermedad mental se formulará con arreglo a normas médicas aceptadas internacionalmente. 2. La determinación de una enfermedad mental no se efectuará nunca fundándose en la condición política, económica o social, en la afiliación a un grupo cultural, racial o religioso, o en cualquier otra razón que no se refiera directamente al estado de la salud mental. 3. Los conflictos familiares o profesionales o la falta de conformidad con los valores morales, sociales, culturales o políticos o con las creencias religiosas dominantes en la comunidad de una persona en ningún caso constituirán un factor determinante del diagnóstico de enfermedad mental. 4. El hecho de que un paciente tenga un historial de tratamientos o de hospitalización no bastará por sí solo para justificar en el presente o en el porvenir la determinación de una enfermedad mental. 5. Ninguna persona o autoridad clasificará a una persona como enferma mental o indicará de otro modo que padece una enfermedad mental salvo para fines directamente relacionados con la enfermedad mental o con las consecuencias de ésta. Principio 5 Examen médico Ninguna persona será forzada a someterse a examen médico con objeto de determinar si padece o no una enfermedad mental, a no ser que el examen se practique con arreglo a un procedimiento autorizado por el derecho nacional. 88 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte Principio 6 Confidencialidad Se respetará el derecho que tienen todas las personas a las cuales son aplicables los presentes Principios, a que se trate confidencialmente la información que les concierne. Principio 7 Importancia de la comunidad y de la cultura 1. Todo paciente tendrá derecho a ser tratado y atendido, en la medida de lo posible, en la comunidad en la que vive. 2. Cuando el tratamiento se administre en una institución psiquiátrica, el paciente tendrá derecho a ser tratado, siempre que sea posible, cerca de su hogar o del hogar de sus familiares o amigos y tendrá derecho a regresar a la comunidad lo antes posible. 3. Todo paciente tendrá derecho a un tratamiento adecuado a sus antecedentes culturales. Principio 8 Normas de la atención 1. Todo paciente tendrá derecho a recibir la atención sanitaria y social que corresponda a sus necesidades de salud y será atendido y tratado con arreglo a las mismas normas aplicables a los demás enfermos. 2. Se protegerá a todo paciente de cualesquiera daños, incluidos la administración injustificada de medicamentos, los malos tratos por parte de otros pacientes, del personal o de otras personas u otros actos que causen ansiedad mental o molestias físicas. Principio 9 Tratamiento 1. Todo paciente tendrá derecho a ser tratado en un ambiente lo menos restrictivo posible y a recibir el tratamiento menos restrictivo y alterador posible que corresponda a sus necesidades de salud y a la necesidad de proteger la seguridad física de terceros. 2. El tratamiento y los cuidados de cada paciente se basarán en un plan prescrito individualmente, examinado con el paciente, revisado periódicamente, modificado llegado el caso y aplicado por personal profesional calificado. 3. La atención psiquiátrica se dispensará siempre con arreglo a las normas de ética pertinentes de los profesionales de salud mental, en particular normas aceptadas internacionalmente como los Principios de ética médica aplicables a la función del personal de salud, especialmente los médicos, en la protección de personas presas y detenidas contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas. En ningún caso se hará uso indebido de los conocimientos y las técnicas psiquiátricos. 4. El tratamiento de cada paciente estará destinado a preservar y estimular su independencia personal. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 89 Principio 10 Medicación 1. La medicación responderá a las necesidades fundamentales de salud del paciente y sólo se le administrará con fines terapéuticos o de diagnóstico y nunca como castigo o para conveniencia de terceros. Con sujeción a las disposiciones del párrafo 15 del principio 11 infra, los profesionales de salud mental sólo administrarán medicamentos de eficacia conocida o demostrada. 2. Toda la medicación deberá ser prescrita por un profesional de salud mental autorizado por la ley y se registrará en el historial del paciente. Principio 11 Consentimiento para el tratamiento 1. No se administrará ningún tratamiento a un paciente sin su consentimiento informado, salvo en los casos previstos en los párrafos 6, 7, 8, 13 y 15 del presente principio. 2. Por consentimiento informado se entiende el consentimiento obtenido libremente sin amenazas ni persuasión indebida, después de proporcionar al paciente información adecuada y comprensible, en una forma y en un lenguaje que éste entienda, acerca de: a) El diagnóstico y su evaluación; b) El propósito, el método, la duración probable y los beneficios que se espera obtener del tratamiento propuesto; c) Las demás modalidades posibles de tratamiento, incluidas las menos alteradoras posibles; d) Los dolores o incomodidades posibles y los riesgos y secuelas del tratamiento propuesto. 3. El paciente podrá solicitar que durante el procedimiento seguido para que dé su consentimiento estén presentes una o más personas de su elección. 4. El paciente tiene derecho a negarse a recibir tratamiento o a interrumpirlo, salvo en los casos previstos en los párrafos 6, 7, 8, 13 y 15 del presente principio. Se deberá explicar al paciente las consecuencias de su decisión de no recibir o interrumpir un tratamiento. 5. No se deberá alentar o persuadir a un paciente a que renuncie a su derecho a dar su consentimiento informado. En caso de que el paciente así desee hacerlo, se le explicará que el tratamiento no se puede administrar sin su consentimiento informado. 6. Con excepción de lo dispuesto en los párrafos 7, 8, 12, 13, 14 y 15 del presente principio, podrá aplicarse un plan de tratamiento propuesto sin el consentimiento informado del paciente cuando concurran las siguientes circunstancias: a) Que el paciente, en la época de que se trate, sea un paciente involuntario; b) Que una autoridad independiente que disponga de toda la información pertinente, incluida la información especificada en el párrafo 2 del presente principio, compruebe que, en la época de que se trate, el paciente está incapacitado para dar o negar su consentimiento informado al plan de tratamiento propuesto o, si así lo prevé la legislación nacional, teniendo presentes 90 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte la seguridad del paciente y la de terceros, que el paciente se niega irracionalmente a dar su consentimiento; c) Que la autoridad independiente compruebe que el plan de tratamiento propuesto es el más indicado para atender a las necesidades de salud del paciente. 7. La disposición del párrafo 6 supra no se aplicará cuando el paciente tenga un representante personal facultado por ley para dar su consentimiento respecto del tratamiento del paciente; no obstante, salvo en los casos previstos en los párrafos 12, 13, 14 y 15 del presente principio, se podrá aplicar un tratamiento a este paciente sin su consentimiento informado cuando, después que se le haya proporcionado la información mencionada en el párrafo 2 del presente principio, el representante personal dé su consentimiento en nombre del paciente. 8. Salvo lo dispuesto en los párrafos 12, 13, 14 y 15 del presente principio, también se podrá aplicar un tratamiento a cualquier paciente sin su consentimiento informado si un profesional de salud mental calificado y autorizado por ley determina que ese tratamiento es urgente y necesario para impedir un daño inmediato o inminente al paciente o a otras personas. Ese tratamiento no se aplicará más allá del período estrictamente necesario para alcanzar ese propósito. 9. Cuando se haya autorizado cualquier tratamiento sin el consentimiento informado del paciente, se hará, no obstante, todo lo posible por informar a éste acerca de la naturaleza del tratamiento y de cualquier otro tratamiento posible, y por lograr que el paciente participe en cuanto sea posible en la aplicación del plan de tratamiento. 10. Todo tratamiento deberá registrarse de inmediato en el historial clínico del paciente y se señalará si es voluntario o involuntario. 11. No se someterá a ningún paciente a restricciones físicas o a reclusión involuntaria salvo con arreglo a los procedimientos oficialmente aprobados de la institución psiquiátrica y sólo cuando sea el único medio disponible para impedir un daño inmediato o inminente al paciente o a terceros. Esas prácticas no se prolongarán más allá del período estrictamente necesario para alcanzar ese propósito. Todos los casos de restricción física o de reclusión involuntaria, sus motivos y su carácter y duración se registrarán en el historial clínico del paciente. Un paciente sometido a restricción o reclusión será mantenido en condiciones dignas y bajo el cuidado y la supervisión inmediata y regular de personal calificado. Se dará pronto aviso de toda restricción física o reclusión involuntaria de pacientes a los representantes personales, de haberlos y de proceder. 12. Nunca podrá aplicarse la esterilización como tratamiento de la enfermedad mental. 13. La persona que padece una enfermedad mental podrá ser sometida a un procedimiento médico u operación quirúrgica importantes únicamente cuando lo autorice la legislación nacional, cuando se considere que ello es lo que más conviene a las necesidades de salud del paciente y cuando el paciente dé su consentimiento informado, salvo que, cuando no esté en condiciones de dar ese consentimiento, sólo se autorizará el procedimiento o la operación después de practicarse un examen independiente. 14. No se someterá nunca a tratamientos psicoquirúrgicos u otros tratamientos irreversibles o que modifican la integridad de la persona a pacientes involuntarios de una institución psiquiátrica, y esos tratamientos sólo podrán, en la medida en Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 91 que la legislación nacional lo permita, aplicarse a cualquier otro paciente cuando éste haya dado su consentimiento informado y cuando un órgano externo independiente compruebe que existe realmente un consentimiento informado y que el tratamiento es el más conveniente para las necesidades de salud del paciente. 15. No se someterá a ensayos clínicos ni a tratamientos experimentales a ningún paciente sin su consentimiento informado, excepto cuando el paciente esté incapacitado para dar su consentimiento informado, en cuyo caso sólo podrá ser sometido a un ensayo clínico o a un tratamiento experimental con la aprobación de un órgano de revisión competente e independiente que haya sido establecido específicamente con este propósito. 16. En los casos especificados en los párrafos 6, 7, 8, 13, 14 y 15 del presente principio, el paciente o su representante personal, o cualquier persona interesada, tendrán derecho a apelar ante un órgano judicial u otro órgano independiente en relación con cualquier tratamiento que haya recibido. Principio 12 Información sobre los derechos 1. Todo paciente recluido en una institución psiquiátrica será informado, lo más pronto posible después de la admisión y en una forma y en un lenguaje que comprenda, de todos los derechos que le corresponden de conformidad con los presentes Principios y en virtud de la legislación nacional, información que comprenderá una explicación de esos derechos y de la manera de ejercerlos. 2. Mientras el paciente no esté en condiciones de comprender dicha información, los derechos del paciente se comunicarán a su representante personal, si lo tiene y si procede, y a la persona o las personas que sean más capaces de representar los intereses del paciente y que deseen hacerlo. 3. El paciente que tenga la capacidad necesaria tiene el derecho de designar a una persona a la que se debe informar en su nombre y a una persona que represente sus intereses ante las autoridades de la institución. Principio 13 Derechos y condiciones en las instituciones psiquiátricas 1. Todo paciente de una institución psiquiátrica tendrá, en particular, el derecho a ser plenamente respetado por cuanto se refiere a su: a) Reconocimiento en todas partes como persona ante la ley; b) Vida privada; c) Libertad de comunicación, que incluye la libertad de comunicarse con otras personas que estén dentro de la institución; libertad de enviar y de recibir comunicaciones privadas sin censura; libertad de recibir, en privado, visitas de un asesor o representante personal y, en todo momento apropiado, de otros visitantes; y libertad de acceso a los servicios postales y telefónicos y a la prensa, la radio y la televisión; d) Libertad de religión o creencia. 2. El medio ambiente y las condiciones de vida en las instituciones psiquiátricas deberán aproximarse en la mayor medida posible a las condiciones de la vida normal de las 92 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte personas de edad similar e incluirán en particular: a) Instalaciones para actividades de recreo y esparcimiento; b) Instalaciones educativas; c) Instalaciones para adquirir o recibir artículos esenciales para la vida diaria, el esparcimiento y la comunicación; d) Instalaciones, y el estímulo correspondiente para utilizarlas, que permitan a los pacientes emprender ocupaciones activas adaptadas a sus antecedentes sociales y culturales y que permitan aplicar medidas apropiadas de rehabilitación para promover su reintegración en la comunidad. Tales medidas comprenderán servicios de orientación vocacional, capacitación vocacional y colocación laboral que permitan a los pacientes obtener o mantener un empleo en la comunidad. 3. En ninguna circunstancia podrá el paciente ser sometido a trabajos forzados. Dentro de los límites compatibles con las necesidades del paciente y las de la administración de la institución, el paciente deberá poder elegir la clase de trabajo que desee realizar. 4. El trabajo de un paciente en una institución psiquiátrica no será objeto de explotación. Todo paciente tendrá derecho a recibir por un trabajo la misma remuneración que por un trabajo igual, de conformidad con las leyes o las costumbres nacionales, se pagaría a una persona que no sea un paciente. Todo paciente tendrá derecho, en cualquier caso, a recibir una proporción equitativa de la remuneración que la institución psiquiátrica perciba por su trabajo. Principio 14 Recursos que deben disponer las instituciones psiquiátricas 1. Las instituciones psiquiátricas dispondrán de los mismos recursos que cualquier otro establecimiento sanitario y, en particular, de: a) Personal médico y otros profesionales calificados en número suficiente y locales suficientes, para proporcionar al paciente la intimidad necesaria y un programa de terapia apropiada y activa; b) Equipo de diagnóstico y terapéutico para los pacientes; c) Atención profesional adecuada; d) Tratamiento adecuado, regular y completo, incluido el suministro de medicamentos. 2. Todas las instituciones psiquiátricas serán inspeccionadas por las autoridades competentes con frecuencia suficiente para garantizar que las condiciones, el tratamiento y la atención de los pacientes se conformen a los presentes Principios. Principio 15 Principios de admisión 1. Cuando una persona necesite tratamiento en una institución psiquiátrica, se hará todo lo posible por evitar una admisión involuntaria. 2. El acceso a una institución psiquiátrica se administrará de la misma forma que el acceso a cualquier institución por cualquier otra enfermedad. 3. Todo paciente que no haya sido admitido involuntariamente tendrá derecho a abandonar la institución psiquiátrica en cualquier momento a menos que se cumplan los recaudos para su mantenimiento como paciente involuntario, en la forma prevista Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 93 en el principio 16 infra; el paciente será informado de ese derecho. Principio 16 Admisión involuntaria 1. Una persona sólo podrá ser admitida como paciente involuntario en una institución psiquiátrica o ser retenida como paciente involuntario en una institución psiquiátrica a la que ya hubiera sido admitida como paciente voluntario cuando un médico calificado y autorizado por ley a esos efectos determine, de conformidad con el principio 4 supra, que esa persona padece una enfermedad mental y considere: a) Que debido a esa enfermedad mental existe un riesgo grave de daño inmediato o inminente para esa persona o para terceros; o b) Que, en el caso de una persona cuya enfermedad mental sea grave y cuya capacidad de juicio esté afectada, el hecho de que no se la admita o retenga puede llevar a un deterioro considerable de su condición o impedir que se le proporcione un tratamiento adecuado que sólo puede aplicarse si se admite al paciente en una institución psiquiátrica de conformidad con el principio de la opción menos restrictiva.En el caso a que se refiere el apartado b del presente párrafo, se debe consultar en lo posible a un segundo profesional de salud mental, independiente del primero. De realizarse esa consulta, la admisión o la retención involuntaria no tendrá lugar a menos que el segundo profesional convenga en ello. 2. Inicialmente la admisión o la retención involuntaria se hará por un período breve determinado por la legislación nacional, con fines de observación y tratamiento preliminar del paciente, mientras el órgano de revisión considera la admisión o retención. Los motivos para la admisión o retención se comunicarán sin demora al paciente y la admisión o retención misma, así como sus motivos, se comunicarán también sin tardanza y en detalle al órgano de revisión, al representante personal del paciente, cuando sea el caso, y, salvo que el paciente se oponga a ello, a sus familiares. 3. Una institución psiquiátrica sólo podrá admitir pacientes involuntarios cuando haya sido facultada a ese efecto por la autoridad competente prescrita por la legislación nacional. Principio 17 El órgano de revisión 1. El órgano de revisión será un órgano judicial u otro órgano independiente e imparcial establecido por la legislación nacional que actuará de conformidad con los procedimientos establecidos por la legislación nacional. Al formular sus decisiones contará con la asistencia de uno o más profesionales de salud mental calificados e independientes y tendrá presente su asesoramiento. 2. El examen inicial por parte del órgano de revisión, conforme a lo estipulado en el párrafo 2 del principio 16 supra, de la decisión de admitir o retener a una persona como paciente involuntario se llevará a cabo lo antes posible después de adoptarse dicha decisión y se efectuará de conformidad con los procedimientos sencillos y expeditos establecidos por la legislación nacional. 94 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte 3. El órgano de revisión examinará periódicamente los casos de pacientes involuntarios a intervalos razonables especificados por la legislación nacional. 4. Todo paciente involuntario tendrá derecho a solicitar al órgano de revisión que se le dé de alta o que se le considere como paciente voluntario, a intervalos razonables prescritos por la legislación nacional. 5. En cada examen, el órgano de revisión determinará si se siguen cumpliendo los requisitos para la admisión involuntaria enunciados en el párrafo 1 del principio 16 supra y, en caso contrario, el paciente será dado de alta como paciente involuntario. 6. Si en cualquier momento el profesional de salud mental responsable del caso determina que ya no se cumplen las condiciones para retener a una persona como paciente involuntario, ordenará que se dé de alta a esa persona como paciente involuntario. 7. El paciente o su representante personal o cualquier persona interesada tendrá derecho a apelar ante un tribunal superior de la decisión de admitir al paciente o de retenerlo en una institución psiquiátrica. Principio 18 Garantías procesales 1. El paciente tendrá derecho a designar a un defensor para que lo represente en su calidad de paciente, incluso para que lo represente en todo procedimiento de queja o apelación. Si el paciente no obtiene esos servicios, se pondrá a su disposición un defensor sin cargo alguno en la medida en que el paciente carezca de medios suficientes para pagar. 2. Si es necesario, el paciente tendrá derecho a la asistencia de un intérprete. Cuando tales servicios sean necesarios y el paciente no los obtenga, se le facilitarán sin cargo alguno en la medida en que el paciente carezca de medios suficientes para pagar. 3. El paciente y su defensor podrán solicitar y presentar en cualquier audiencia un dictamen independiente sobre su salud mental y cualesquiera otros informes y pruebas orales, escritas y de otra índole que sean pertinentes y admisibles. 4. Se proporcionarán al paciente y a su defensor copias del expediente del paciente y de todo informe o documento que deba presentarse, salvo en casos especiales en que se considere que la revelación de determinadas informaciones perjudicaría gravemente la salud del paciente o pondría en peligro la seguridad de terceros. Conforme lo prescriba la legislación nacional, todo documento que no se proporcione al paciente deberá proporcionarse al representante personal y al defensor del paciente, siempre que pueda hacerse con carácter confidencial. Cuando no se comunique al paciente cualquier parte de un documento, se informará de ello al paciente o a su defensor, así como de las razones de esa decisión, que estará sujeta a revisión judicial. 5. El paciente y su representante personal y defensor tendrán derecho a asistir personalmente a la audiencia y a participar y ser oídos en ella. 6. Si el paciente o su representante personal o defensor solicitan la presencia de una determinada persona en la audiencia, se admitirá a esa persona a menos que se considere que su presencia perjudicará gravemente la salud del paciente o pondrá Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 95 en peligro la seguridad de terceros. 7. En toda decisión relativa a si la audiencia o cualquier parte de ella será pública o privada y si podrá informarse públicamente de ella, se tendrán en plena consideración los deseos del paciente, la necesidad de respetar su vida privada y la de otras personas y la necesidad de impedir que se cause un perjuicio grave a la salud del paciente o de no poner en peligro la seguridad de terceros. 8. La decisión adoptada en una audiencia y las razones de ella se expresarán por escrito. Se proporcionarán copias al paciente y a su representante personal y defensor. Al determinar si la decisión se publicará en todo o en parte, se tendrán en plena consideración los deseos del paciente, la necesidad de respetar su vida privada y la de otras personas, el interés público en la administración abierta de la justicia y la necesidad de impedir que se cause un perjuicio grave a la salud del paciente y de no poner en peligro la seguridad de terceros. Principio 19 Acceso a la información 1. El paciente (término que en el presente principio comprende al ex paciente) tendrá derecho de acceso a la información relativa a él en el historial médico y expediente personal que mantenga la institución psiquiátrica. Este derecho podrá estar sujeto a restricciones para impedir que se cause un perjuicio grave a la salud del paciente o se ponga en peligro la seguridad de terceros. Conforme lo disponga la legislación nacional, toda información de esta clase que no se proporcione al paciente se proporcionará al representante personal y al defensor del paciente, siempre que pueda hacerse con carácter confidencial. Cuando no se proporcione al paciente cualquier parte de la información, el paciente o su defensor, si lo hubiere, será informado de la decisión y de las razones en que se funda, y la decisión estará sujeta a revisión judicial. 2. Toda observación por escrito del paciente o de su representante personal o defensor deberá, a petición de cualquiera de ellos, incorporarse al expediente del paciente. Principio 20 Delincuentes 1. El presente principio se aplicará a las personas que cumplen penas de prisión por delitos penales o que han sido detenidas en el transcurso de procedimientos o investigaciones penales efectuados en su contra y que, según se ha determinado o se sospecha, padecen una enfermedad mental. 2. Todas estas personas deben recibir la mejor atención disponible en materia de salud mental, según lo estipulado en el principio 1 supra. Los presentes Principios se aplicarán en su caso en la medida más plena posible, con las contadas modificaciones y excepciones que vengan impuestas por las circunstancias. Ninguna modificación o excepción podrá menoscabar los derechos de las personas reconocidos en los instrumentos señalados en el párrafo 5 del principio 1 supra. 3. La legislación nacional podrá autorizar a un tribunal o a otra autoridad competente para que, basándose en un dictamen médico competente e independiente, disponga 96 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte que esas personas sean internadas en una institución psiquiátrica. 4. El tratamiento de las personas de las que se determine que padecen una enfermedad mental será en toda circunstancia compatible con el principio 11 supra. Principio 21 Quejas Todo paciente o ex paciente tendrá derecho a presentar una queja conforme a los procedimientos que especifique la legislación nacional. Principio 22 Vigilancia y recursos Los Estados velarán por que existan mecanismos adecuados para promover el cumplimiento de los presentes Principios, inspeccionar las instituciones psiquiátricas, presentar, investigar y resolver quejas y establecer procedimientos disciplinarios o judiciales apropiados para casos de conducta profesional indebida o de violación de los derechos de los pacientes. Principio 23 Aplicación 1. Los Estados deberán aplicar los presentes Principios adoptando las medidas pertinentes de carácter legislativo, judicial, administrativo, educativo y de otra índole, que revisarán periódicamente. 2. Los Estados deberán dar amplia difusión a los presentes Principios por medios apropiados y dinámicos. Principio 24 Alcance de los principios relativos a las instituciones psiquiátricas Los presentes Principios se aplican a todas las personas que ingresan en una institución psiquiátrica. Principio 25 Mantenimiento de los derechos reconocidos No se impondrá ninguna restricción ni se admitirá ninguna derogación de los derechos de los pacientes, entre ellos los derechos reconocidos en el derecho internacional o nacional aplicable, so pretexto de que los presentes Principios no reconocen tales derechos o de que sólo los reconocen parcialmente. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 97 NORMAS UNIFORMES SOBRE LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES PARA LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD Las Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad fueron aprobadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su cuadragésimo octavo período de sesiones, mediante Resolución 48/96, del 20 de diciembre de 1993. Introducción Antecedentes y necesidades actuales 1. En todas partes del mundo y en todos los niveles de cada sociedad hay personas con discapacidad. El número total de personas con discapacidad en el mundo es grande y va en aumento. 2. Tanto las causas como las consecuencias de la discapacidad varían en todo el mundo. Esas variaciones son resultado de las diferentes circunstancias socioeconómicas y de las distintas disposiciones que los Estados adoptan en favor del bienestar de sus ciudadanos. 3. La actual política en materia de discapacidad es el resultado de la evolución registrada a lo largo de los 200 últimos años. En muchos aspectos refleja las condiciones generales de vida y las políticas sociales y económicas seguidas en épocas diferentes. No obstante, en lo que respecta a la discapacidad, también hay muchas circunstancias concretas que han influido en las condiciones de vida de las personas que la padecen: la ignorancia, el abandono, la superstición y el miedo son factores sociales que a lo largo de toda la historia han aislado a las personas con discapacidad y han retrasado su desarrollo. 4. Con el tiempo, la política en materia de discapacidad pasó de la prestación de cuidados elementales en instituciones a la educación de los niños con discapacidad y a la rehabilitación de las personas que sufrieron discapacidad durante su vida adulta. Gracias a la educación y a la rehabilitación, esas personas se han vuelto cada vez más activas y se han convertido en una fuerza motriz en la promoción constante de la política en materia de discapacidad. Se han creado organizaciones de personas con discapacidad, integradas también por sus familiares y defensores, que han tratado de lograr mejores condiciones de vida para ellas. Después de la segunda guerra mundial, se introdujeron los conceptos de integración y normalización que reflejaban un conocimiento cada vez mayor de las capacidades de esas personas. 5. Hacia fines del decenio de 1960, las organizaciones de personas con discapacidad que funcionaban en algunos países empezaron a formular un nuevo concepto de la 98 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte discapacidad. En él se reflejaba la estrecha relación existente entre las limitaciones que experimentaban esas personas, el diseño y la estructura de su entorno y la actitud de la población en general. Al mismo tiempo, se pusieron cada vez más de relieve los problemas de la discapacidad en los países en desarrollo. Según las estimaciones, en algunos de ellos el porcentaje de la población que sufría discapacidades era muy elevado y, en su mayor parte, esas personas eran sumamente pobres. Medidas internacionales anteriores 6. Los derechos de las personas con discapacidad han sido objeto de gran atención en las Naciones Unidas y en otras organizaciones internacionales durante mucho tiempo. El resultado más importante del Año Internacional de los Impedidos (1981) fue el Programa de Acción Mundial para los Impedidos, aprobado por la Asamblea General en su resolución 37/52. El Año Internacional de los Impedidos y el Programa de Acción Mundial promovieron enérgicamente los progresos en esta esfera. Ambos subrayaron el derecho de las personas con discapacidad a las mismas oportunidades que los demás ciudadanos y a disfrutar en un pie de igualdad de las mejoras en las condiciones de vida resultantes del desarrollo económico y social. También por primera vez se definió la discapacidad como función de la relación entre las personas con discapacidad y su entorno. 7. En 1987 se celebro en Estocolmo la Reunión Mundial de Expertos para examinar la marcha de la ejecución del Programa de Acción Mundial para los Impedidos al cumplirse la mitad del Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos. En la Reunión se sugirió la necesidad de elaborar una doctrina rectora que indicase las prioridades de acción en el futuro. Esta doctrina debía basarse en el reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad. 8. En consecuencia, la Reunión recomendó a la Asamblea General que convocara una conferencia especial a fin de redactar una convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad para que la ratificasen los Estados al finalizar el Decenio. 9. Italia preparó un primer esbozo de la Convención y lo presentó a la Asamblea General en su cuadragésimo segundo período de sesiones. Suecia presentó a la Asamblea General en su cuadragésimo cuarto período de sesiones otras propuestas relativas a un proyecto de convención. Sin embargo, en ninguna de esas ocasiones pudo llegarse a un consenso sobre la conveniencia de tal convención. A juicio de muchos representantes, los documentos sobre derechos humanos ya existentes parecían garantizar a las personas con discapacidad los mismos derechos que a las demás. Hacia la formulación de normas uniformes 10. Guiándose por las deliberaciones de la Asamblea General, el Consejo Económico y Social, en su primer período ordinario de sesiones de 1990, convino finalmente en ocuparse de elaborar un instrumento internacional de otro tipo. En su resolución 1990/26, el Consejo autorizó a la Comisión de Desarrollo Social a que examinara en su 32º período de sesiones la posibilidad de establecer un grupo especial de Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 99 trabajo de expertos gubernamentales de composición abierta, financiado con contribuciones voluntarias, para que elaborara normas uniformes sobre la igualdad de oportunidades para los niños, los jóvenes y los adultos con discapacidad, en estrecha colaboración con los organismos especializados del sistema de las Naciones Unidas, otros órganos intergubernamentales y organizaciones no gubernamentales, en especial las organizaciones de personas con discapacidad. El Consejo pidió también a la Comisión que finalizase el texto de esas normas para examinarlas en 1993 y presentarlas a la Asamblea General en su cuadragésimo octavo período de sesiones. 11. Los debates celebrados posteriormente en la tercera comisión de la Asamblea General durante el cuadragésimo quinto período de sesiones pudieron de manifiesto la existencia de un amplio apoyo para la nueva iniciativa destinada a elaborar las normas uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad. 12. En el 32º período de sesiones de la Comisión de Desarrollo Social, la iniciativa sobre las normas uniformes recibió el apoyo de gran número de representantes y los debates culminaron con la aprobación de la resolución 32/2, en la que se decidió establecer un grupo especial de trabajo de composición abierta, de conformidad con la resolución 1990/26 del Consejo Económico y Social. Finalidad y contenido de las Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad 13. Las Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad se han elaborado sobre la base de la experiencia adquirida durante el Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos (1983-1992). La Carta Internacional de Derechos Humanos, que comprende la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, así como el Programa de Acción Mundial para los Impedidos, constituyen el fundamento político y moral de estas Normas. 14. Aunque no son de cumplimiento obligatorio, estas Normas pueden convertirse en normas internacionales consuetudinarias cuando las aplique un gran número de estados con la intención de respetar una norma de derecho internacional. Llevan implícito el firme compromiso moral y político de los Estados de adoptar medidas para lograr la igualdad de oportunidades. Se señalan importantes principios de responsabilidad, acción y cooperación. Se destacan esferas de importancia decisiva para la calidad de vida y para el logro de la plena participación y la igualdad. Estas Normas constituyen un instrumento normativo y de acción para personas con discapacidad y para sus organizaciones. También sientan las bases para la cooperación técnica y económica entre los Estados, las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales. 15. La finalidad de estas Normas es garantizar que niñas y niños, mujeres y hombres con discapacidad, en su calidad de ciudadanos de sus respectivas sociedades, 100 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte puedan tener los mismos derechos y obligaciones que los demás. En todas las sociedades del mundo hay todavía obstáculos que impiden que las personas con discapacidad ejerzan sus derechos y libertades y dificultan su plena participación en las actividades de sus respectivas sociedades. Es responsabilidad de los Estados adoptar medidas adecuadas para eliminar esos obstáculos. Las personas con discapacidad y las organizaciones que las representan deben desempeñar una función activa como copartícipes en ese proceso. El logro de la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad constituye una contribución fundamental al esfuerzo general y mundial de movilización de los recursos humanos. Tal vez sea necesario prestar especial atención a grupos tales como las mujeres, los niños, los ancianos, los pobres, los trabajadores migratorios, las personas con dos o más discapacidades, las poblaciones autóctonas y las minorías étnicas. Además, existe un gran numero de refugiados con discapacidad que tienen necesidades especiales, a las cuales debe prestarse atención. Conceptos fundamentales de la política relativa a la discapacidad 16. Los conceptos indicados a continuación se utilizan a lo largo de todas las Normas. Se basan esencialmente en los conceptos enunciados en el Programa de Acción Mundial para los Impedidos. En algunos casos, reflejan la evolución registrada durante el Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos. Discapacidad y minusvalía 17. Con la palabra «discapacidad» se resume un gran número de diferentes limitaciones funcionales que se registran en las poblaciones de todos los países del mundo. La discapacidad puede revestir la forma de una deficiencia física, intelectual o sensorial, una dolencia que requiera atención médica o una enfermedad mental. Tales deficiencias, dolencias o enfermedades pueden ser de carácter permanente o transitorio. 18. Minusvalía es la pérdida o limitación de oportunidades de participar en la vida de la comunidad en condiciones de igualdad con los demás. La palabra «minusvalía» describe la situación de la persona con discapacidad en función de su entorno. Esa palabra tiene por finalidad centrar el interés en las deficiencias de diseño del entorno físico y de muchas actividades organizadas de la sociedad, por ejemplo, información, comunicación y educación, que se oponen a que las personas con discapacidad participen en condiciones de igualdad. 19. El empleo de esas dos palabras, «discapacidad» y «minusvalía», debe considerarse teniendo en cuenta la historia moderna de la discapacidad. Durante el decenio de 1970, los representantes de organizaciones de personas con discapacidad y de profesionales en la esfera de la discapacidad se opusieron firmemente a la terminología que se utilizaba a la sazón. Las palabras «discapacidad» y «minusvalía» se utilizaban a menudo de manera poco clara y conjuga, lo que era perjudicial para las medidas normativas y la acción política. La terminología reflejaba un enfoque médico y de diagnóstico que hacía caso omiso de las imperfecciones y deficiencias de la sociedad circundante. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 101 20. En 1980, la Organización Mundial de la salud aprobó una clasificación internacional de deficiencias, discapacidades y minusvalías, que sugería un enfoque más preciso y, al mismo tiempo, relativista. Esta clasificación, que distingue claramente entre deficiencia, discapacidad y minusvalía, se ha utilizado ampliamente en esferas tales como la rehabilitación, la educación, la estadística, la política, la legislación, la demografía, la sociología, la economía y la antropología. Algunos usuarios han expresado preocupación por el hecho de que la definición del término minusvalía que figura en la clasificación puede aún considerarse de carácter demasiado médico y centrado en la persona, y tal vez no aclare suficientemente la relación recíproca entre las condiciones o expectativas sociales y las capacidades de la persona. Esas inquietudes, así como otras expresadas por los usuarios en los 12 años transcurridos desde la publicación de la clasificación, se tendrán en cuenta en futuras revisiones. 21. Como resultado de la experiencia acumulada en relación con la ejecución del Programa de Acción Mundial y del examen general realizado durante el Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos, se profundizaron los conocimientos y se amplió la comprensión de las cuestiones relativas a la discapacidad y de la terminología utilizada. La terminología actual reconoce la necesidad de tener en cuenta no sólo las necesidades individuales (como rehabilitación y recursos técnicos auxiliares) sino también las deficiencias de la sociedad (diversos obstáculos a la participación). Prevención 22. Por prevención se entiende la adopción de medidas encaminadas a impedir que se produzca un deterioro físicos intelectual, psiquiátrico o sensorial (prevención primaria) o a impedir que ese deterioro cause una discapacidad o limitación funcional permanente (prevención secundaria). La prevención puede incluir muchos tipos de acción diferentes, como atención primaria de la salud, puericultura prenatal y posnatal, educación en materia de nutrición, campañas de vacunación contra enfermedades transmisibles, medidas de lucha contra las enfermedades endémicas, normas y programas de seguridad para la prevención de accidentes en diferentes entornos, incluidas la adaptación de los lugares de trabajo para evitar discapacidades y enfermedades profesionales, y prevención de la discapacidad resultante de la contaminación del medio ambiente u ocasionada por los conflictos armados. Rehabilitación 23. La rehabilitación es un proceso encaminado a lograr que las personas con discapacidad estén en condiciones de alcanzar y mantener un estado funcional óptimo desde el punto de vista físico, sensorial, intelectual, psíquico o social, de manera que cuenten con medios para modificar su propia vida y ser más independientes. La rehabilitación puede abarcar medidas para proporcionar o restablecer funciones o para compensar la perdida o la falta de una función o una limitación funcional. El proceso de rehabilitación no supone la prestación de 102 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte atención médica preliminar. Abarca una amplia variedad de medidas y actividades, desde la rehabilitación más básica y general hasta las actividades de orientación especifica, como por ejemplo la rehabilitación profesional. Logro de la igualdad de oportunidades 24. Por logro de la igualdad de oportunidades se entiende el proceso mediante el cual los diversos sistemas de la sociedad, el entorno físico, los servicios, las actividades, la información y la documentación se ponen a disposición de todos, especialmente de las personas con discapacidad. 25. El principio de la igualdad de derechos significa que las necesidades de cada persona tienen igual importancia, que esas necesidades deben constituir la base de la planificación de las sociedades y que todos los recursos han de emplearse de manera de garantizar que todas las personas tengan las mismas oportunidades de participación. 26. Las personas con discapacidad son miembros de la sociedad y tienen derecho a permanecer en sus comunidades locales. Deben recibir el apoyo que necesitan en el marco de las estructuras comunes de educación, salud, empleo y servicios sociales. 27. A medida que las personas con discapacidad logren la igualdad de derechos, deben también asumir las obligaciones correspondientes. A su vez, con el logro de esos derechos, las sociedades pueden esperar más de las personas con discapacidad. Como parte del proceso encaminado a lograr la igualdad de oportunidades deben establecerse disposiciones para ayudar a esas personas a asumir su plena responsabilidad como miembros de la sociedad. Preámbulo Los Estados, Conscientes de que los Estados, en la Carta de las Naciones Unidas, se han comprometido a actuar individual y colectivamente en cooperación con la Organización para promover niveles de vida más elevados, trabajo permanente para todos, y condiciones de progreso y desarrollo económico y social, Reafirmando el compromiso de defender los derechos humanos y las libertades fundamentales, la justicia social y la dignidad y el valor de la persona humana, proclamado en la Carta, Recordando en particular las normas internacionales en materia de derechos humanos que se enuncian en la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Destacando que esos instrumentos proclaman que los derechos en ellos reconocidos se deben conceder por igual a todas las personas sin discriminación, Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 103 Recordando las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño, que prohibe la discriminación basada en la discapacidad y que requiere la adopción de medidas especiales para proteger los derechos de los niños con discapacidad, y la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares, que establece algunas medidas de protección contra la discapacidad, Recordando, asimismo, las disposiciones de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, destinadas a salvaguardar los derechos de las niñas y mujeres con discapacidad, Teniendo en cuenta la Declaración de los Derechos de los Impedidos, la Declaración de los Derechos del Retrasado Mental, la Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social, los Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental y otros instrumentos pertinentes aprobados por la Asamblea General, Teniendo en cuenta también las recomendaciones y los convenios pertinentes aprobados por la Organización Internacional del Trabajo, en especial los que se refieren a la participación en el empleo, sin discriminación alguna, de las personas con discapacidad, Conscientes de la labor y las recomendaciones pertinentes de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en particular la Declaración sobre la Educación para Todos, de la Organización Mundial de la Salud, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y de otras organizaciones interesadas, Teniendo en cuenta el compromiso contraído por los Estados con respecto a la protección del medio ambiente, Conscientes de la devastación causada por los conflictos armados y deplorando la utilización de los escasos recursos disponibles para la producción de armamentos, Reconociendo que el Programa de Acción Mundial para los Impedidos y la definición de «igualdad de oportunidades» que figura en él representan la firme y sincera aspiración de la comunidad internacional de lograr que esos diversos instrumentos y recomendaciones internacionales sean prácticos y revistan una importancia concreta, Reconociendo que el objetivo del Decenio de las Naciones Unidas para los Impedidos (19831992) que consistía en ejecutar el Programa de Acción Mundial, sigue teniendo validez y requiere la adopción de medidas urgentes y sostenidas, Recordando que el Programa de Acción Mundial se basa en conceptos que tienen igual validez y urgencia para los países en desarrollo que para los países industrializados, 104 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte Convencidos de que hay que intensificar los esfuerzos si se quiere conseguir que las personas con discapacidad puedan participar plenamente en la sociedad y disfrutar de los derechos humanos en condiciones de igualdad, Subrayando nuevamente que las personas con discapacidad, sus padres, tutores o quienes abogan en su favor, y las organizaciones que los representan deben participar activamente, junto con los Estados, en la planificación y ejecución de todas las medidas que afecten a sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, Cumpliendo lo dispuesto en la resolución 1990/26 del Consejo Económico y Social, de 24 de mayo de 1990, y basándose en la lista detallada de las medidas concretas que se precisan para que las personas con discapacidad se hallen en condiciones de igualdad con los demás, que figura en el Programa de Acción Mundial. Los Estados han aprobado las Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad que se enuncian a continuación, con objeto de: a) Poner de relieve que todas las medidas en la esfera de la discapacidad presuponen un conocimiento y una experiencia suficientes acerca de las condiciones y necesidades especiales de las personas con discapacidad; b) Destacar que el proceso mediante el cual cada uno de los aspectos de la organización de la sociedad se ponen a disposición de todos, representa un objetivo fundamental del desarrollo socioeconómico; c) Señalar aspectos decisivos de las políticas sociales en la esfera de la discapacidad, incluido, cuando proceda, el fomento activo de la cooperación económica y técnica; d) Ofrecer modelos para el proceso político de adopción de decisiones necesario para la consecución de la igualdad de oportunidades, teniendo presente la existencia de una gran diversidad de niveles económicos y técnicos, así como el hecho de que el proceso debe reflejar un profundo conocimiento del contexto cultural en el que se desarrolla, y el papel fundamental que las personas con discapacidad desempeñan en dicho proceso; e) Proponer la creación de mecanismos nacionales para establecer una estrecha colaboración entre los Estados, los órganos del sistema de las Naciones Unidas, otros órganos intergubernamentales y las organizaciones de personas con discapacidad; f) Proponer un mecanismo eficaz de supervisión del proceso por medio del cual los Estados tratan de lograr la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad. I. REQUISITOS PARA LA IGUALDAD DE PARTICIPACIÓN Artículo 1. Mayor toma de conciencia Los Estados deben adoptar medidas para hacer que la sociedad tome mayor conciencia de las personas con discapacidad, sus derechos, sus necesidades, sus posibilidades y su contribución. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 105 1. Los Estados deben velar por que las autoridades competentes distribuyan información actualizada acerca de los programas y servicios disponibles para las personas con discapacidad, sus familias, los profesionales que trabajen en esta esfera y el público en general. La información para las personas con discapacidad debe presentarse en forma accesible. 2. Los Estados deben iniciar y apoyar campañas informativas referentes a las personas con discapacidad y a las políticas en materia de discapacidad a fin de difundir el mensaje de que dichas personas son ciudadanos con los mismos derechos y las mismas obligaciones que los demás, y de justificar así las medidas encaminadas a eliminar todos los obstáculos que se opongan a su plena participación. 3. Los Estados deben alentar a los medios de comunicación a que presenten una imagen positiva de las personas con discapacidad; se debe consultar a ese respecto a las organizaciones de esas personas. 4. Los Estados deben velar por que los programas de educación pública reflejen en todos sus aspectos el principio de la plena participación e igualdad. 5. Los Estados deben invitar a las personas con discapacidad y a sus familias, así como a las organizaciones interesadas, a participar en programas de educación pública relativos a las cuestiones relacionadas con la discapacidad. 6. Los Estados deben alentar a las empresas del sector privado a que incluyan en todos los aspectos de sus actividades las cuestiones relativas a la discapacidad. 7. Los Estados deben iniciar y promover programas encaminados a hacer que las personas con discapacidad cobren mayor conciencia de sus derechos y posibilidades. Una mayor autonomía y la creación de condiciones para la participación plena en la sociedad permitirán a esas personas aprovechar las oportunidades a su alcance. 8. La promoción de una mayor toma de conciencia debe constituir una parte importante de la educación de los niños con discapacidad y de los programas de rehabilitación. Las personas con discapacidad también pueden ayudarse mutuamente a cobrar mayor conciencia participando en las actividades de sus propias organizaciones. 9. La promoción de una mayor toma de conciencia debe formar parte integrante de la educación de todos los niños y ser uno de los componentes de los cursos de formación de maestros y de la capacitación de todos los profesionales. Artículo 2. Atención médica Los Estados deben asegurar la prestación de atención médica eficaz a las personas con discapacidad. 1. Los Estados deben esforzarse por proporcionar programas dirigidos por equipos multidisciplinarios de profesionales para la detección precoz, la evaluación y el tratamiento de las deficiencias. En esa forma se podría prevenir, reducir o eliminar sus efectos perjudiciales. Esos programas deben asegurar la plena participación de las personas con discapacidad y de sus familias en el plano individual y de las organizaciones de personas con discapacidad a nivel de la planificación y evaluación. 2. Debe capacitarse a los trabajadores comunitarios locales para que participen en esferas tales como la detección precoz de las deficiencias, la prestación de asistencia primaria y el envío a los servicios apropiados. 3. Los Estados deben velar por que las personas con discapacidad, en particular 106 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte lactantes y niños, reciban atención médica de igual calidad y dentro del mismo sistema que los demás miembros de la sociedad. 4. Los Estados deben velar por que todo el personal médico y paramédico esté debidamente capacitado y equipado para prestar asistencia médica a las personas con discapacidad y tenga acceso a tecnologías y métodos de tratamiento pertinentes. 5. Los Estados deben velar por que el personal médico, paramédico y personal conexo sea debidamente capacitado, para prestar asesoramiento apropiado a los padres a fin de no limitar las opciones de que disponen sus hijos. Esta capacitación debe ser un proceso permanente y basarse en la información más reciente de que se disponga. 6. Los Estados deben velar por que las personas con discapacidad reciban regularmente el tratamiento y los medicamentos que necesiten para mantener o aumentar su capacidad funcional. Artículo 3. Rehabilitación Los Estados deben asegurar la prestación de servicios de rehabilitación para las personas con discapacidad a fin de que logren alcanzar y mantener un nivel óptimo de autonomía y movilidad. 1. Los Estados deben elaborar programas nacionales de rehabilitación para todos los grupos de personas con discapacidad. Dichos programas deben basarse en las necesidades reales de esas personas y en el principio de plena participación e igualdad. 2. Esos programas deben incluir una amplia gama de actividades, como la capacitación básica destinada a mejorar el ejercicio de una función afectada o a compensar dicha función, el asesoramiento a las personas con discapacidad y a sus familias, el fomento de la autonomía y la prestación de servicios ocasionales como evaluación y orientación. 3. Deben tener acceso a la rehabilitación todas las personas que la requieran, incluidas las personas con discapacidades graves o múltiples. 4. Las personas con discapacidad y sus familias deben estar en condiciones de participar en la concepción y organización de los servicios de rehabilitación que les conciernan. 5. Los servicios de rehabilitación deben establecerse en la comunidad local en la que viva la persona con discapacidad. Sin embargo, en algunos casos, pueden organizarse cursos especiales de rehabilitación a domicilio, de duración limitada, si se estima que ésa es la forma más apropiada para alcanzar una determinada meta de capacitación. 6. Debe alentarse a las personas con discapacidad y a sus familias a participar directamente en la rehabilitación, por ejemplo, como profesores experimentados, instructores o asesores. 7. Los Estados deben valerse de la experiencia adquirida por las organizaciones de las personas con discapacidad cuando formulen o evalúen programas de rehabilitación. Artículo 4. Servicios de apoyo Los Estados deben velar por el establecimiento y la prestación de servicios de apoyo Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 107 a las personas con discapacidad, incluidos los recursos auxiliares, a fin de ayudarles a aumentar su nivel de autonomía en la vida cotidiana y a ejercer sus derechos. 1. Entre las medidas importantes para conseguir la igualdad de oportunidades, los Estados deben proporcionar equipo y recursos auxiliares, asistencia personal y servicios de intérprete según las necesidades de las personas con discapacidad. 2. Los Estados deben apoyar el desarrollo, la fabricación, la distribución y los servicios de reparación del equipo y los recursos auxiliares, así como la difusión de los conocimientos al respecto. 3. Con ese fin, deben aprovecharse los conocimientos técnicos de que se disponga en general. En los Estados en que exista una industria de alta tecnología esta debe utilizarse plenamente a fin de mejorar el nivel y la eficacia del equipo y recursos auxiliares. Es importante estimular el desarrollo y la fabricación de recursos auxiliares más sencillos y menos costosos en lo posible mediante la utilización de materiales y medios de producción locales. Las personas con discapacidad podrían participar en la fabricación de esos artículos. 4. Los Estados deben reconocer que todas las personas con discapacidad que necesiten equipo o recursos auxiliares deben tener acceso a ellos según proceda, incluida la capacidad financiera de procurárselos. Puede ser necesario que el equipo y los recursos auxiliares se faciliten a gratuitamente o a un precio lo suficientemente bajo para que dichas personas o sus familias puedan adquirirlos. 5. En los programas de rehabilitación para el suministro de dispositivos auxiliares y equipo, los Estados deben considerar las necesidades especiales de las niñas y los niños con discapacidad por lo que se refiere al diseño y a la durabilidad de los dispositivos auxiliares y el equipo, así como a su idoneidad en relación con la edad de los niños a los que se destinen. 6. Los Estados deben apoyar la elaboración y la disponibilidad de programas de asistencia personal y de servicios de interpretación, especialmente para las personas con discapacidades graves o múltiples. Dichos programas aumentarían el grado de participación de las personas con discapacidad en la vida cotidiana en el hogar, el lugar de trabajo, la escuela y durante su tiempo libre. 7. Los programas de asistencia personal deben concebirse de forma que las personas con discapacidad que los utilicen ejerzan una influencia decisiva en la manera de ejecutar dichos programas. II. ESFERAS PREVISTAS PARA LA IGUALDAD DE PARTICIPACIÓN Artículo 5. Posibilidades de acceso Los Estados deben reconocer la importancia global de las posibilidades de acceso dentro del proceso de lograr la igualdad de oportunidades en todas las esferas de la sociedad. Para las personas con discapacidades de cualquier índole, los Estados deben a) establecer programas de acción para que el entorno físico sea accesible y b) adoptar medidas para garantizar el acceso a la información y la comunicación. a) Acceso al entorno físico 1. Los Estados deben adoptar medidas para eliminar los obstáculos a la participación en el entorno físico. Dichas medidas pueden consistir en elaborar 108 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte normas y directrices y en estudiar la posibilidad de promulgar leyes que aseguren el acceso a diferentes sectores de la sociedad, por ejemplo, en lo que se refiere a las viviendas, los edificios, los servicios de transporte público y otros medios de transporte, las calles y otros lugares al aire libre. 2. Los Estados deben velar por que los arquitectos, los técnicos de la construcción y otros profesionales que participen en el diseño y la construcción del entorno físico puedan obtener información adecuada sobre la política en materia de discapacidad y las medidas encaminadas a asegurar el acceso. 3. Las medidas para asegurar el acceso se incluirán desde el principio en el diseño y la construcción del entorno físico. 4. Debe consultarse a las organizaciones de personas con discapacidad cuando se elaboren normas y disposiciones para asegurar el acceso. Dichas organizaciones deben asimismo participar en el plano local, desde la etapa de planificación inicial, cuando se diseñen los proyectos de obras públicas, a fin de garantizar al máximo las posibilidades de acceso. b) Acceso a la información y la comunicación 5. Las personas con discapacidad y, cuando proceda, sus familias y quienes abogan en su favor deben tener acceso en todas las etapas a una información completa sobre el diagnóstico, los derechos y los servicios y programas disponibles. Esa información debe presentarse en forma que resulte accesible para las personas con discapacidad. 6. Los Estados deben elaborar estrategias para que los servicios de información y documentación sean accesibles a diferentes grupos de personas con discapacidad. A fin de proporcionar acceso a la información y la documentación escritas a las personas con deficiencias visuales, deben utilizarse el sistema Braille, grabaciones en cinta, tipos de imprenta grandes y otras tecnologías apropiadas. De igual modo, deben utilizarse tecnologías apropiadas para proporcionar acceso a la información oral a las personas con deficiencias auditivas o dificultades de comprensión. 7. Se debe considerar la utilización del lenguaje por señas en la educación de los niños sordos, así como en sus familias y comunidades. También deben prestarse servicios de interpretación del lenguaje por señas para facilitar la comunicación entre las personas sordas y las demás personas. 8. Deben tenerse en cuenta asimismo las necesidades de las personas con otras discapacidades de comunicación. 9. Los Estados deben estimular a los medios de información, en especial a la televisión, la radio y los periódicos, a que hagan accesibles sus servicios. 10. Los Estados deben velar por que los nuevos sistemas de servicios y de datos informatizados que se ofrezcan al público en general sean desde un comienzo accesibles a las personas con discapacidad, o se adapten para hacerlos accesibles a ellas. 11. Debe consultarse a las organizaciones de personas con discapacidad cuando se elaboren medidas encaminadas a proporcionar a esas personas acceso a los servicios de información. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 109 Artículo 6. Educación Los Estados deben reconocer el principio de la igualdad de oportunidades de educación en los niveles primario, secundario y superior para los niños, los jóvenes y los adultos con discapacidad en entornos integrados, y deben velar por que la educación de las personas con discapacidad constituya una parte integrante del sistema de enseñanza. 1. La responsabilidad de la educación de las personas con discapacidad en entornos integrados corresponde a las autoridades docentes en general. La educación de las personas con discapacidad debe constituir parte integrante de la planificación nacional de la enseñanza, la elaboración de planes de estudio y la organización escolar. 2. La educación en las escuelas regulares requiere la prestación de servicios de interpretación y otros servicios de apoyo apropiados. Deben facilitarse condiciones adecuadas de acceso y servicios de apoyo concebidos para atender las necesidades de personas con diversas discapacidades. 3. Los grupos de padres y las organizaciones de personas con discapacidad deben participar en todos los niveles del proceso educativo. 4. En los Estados en que la enseñanza sea obligatoria, ésta debe impartirse a las niñas y los niños aquejados de todos los tipos y grados de discapacidad, incluidos los más graves. 5. Debe prestarse especial atención a los siguientes grupos: (a) Niños muy pequeños con discapacidad (b) Niños preescolares con discapacidad (c) Adultos con discapacidad, sobre todo las mujeres. 6. Para que las disposiciones sobre instrucción de personas con discapacidad puedan integrarse en el sistema de enseñanza general, los Estados deben: (a) Contar con una política claramente formulada, comprendida y aceptada en las escuelas y por la comunidad en general; (b)Permitir que los planes de estudio sean flexibles y adaptables y que sea posible añadirle distintos elementos según sea necesario; (c) Proporcionar materiales didácticos de calidad y prever la formación constante de personal docente y de Apoyo. 7. Los programas de educación integrada basados en la comunidad deben considerarse métodos complementarios para facilitar a las personas con discapacidad una formación y una educación económicamente viables. Los programas nacionales de base comunitaria deben utilizarse para promover entre las comunidades la utilización y ampliación de sus recursos a fin de proporcionar educación local a las personas con discapacidad. 8. En situaciones en que el sistema de instrucción general no este aun en condiciones de atender las necesidades de todas las personas con discapacidad, cabría analizar la posibilidad de establecer la enseñanza especial, cuyo objetivo sería preparar a los estudiantes para que se educaran en el sistema de enseñanza general. La calidad de esa educación debe guiarse por las mismas normas y aspiraciones que las aplicables a la enseñanza general y vincularse estrechamente con ésta. Como mínimo, se debe asignar a los estudiantes con discapacidad el mismo porcentaje de recursos 110 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte para la instrucción que el que se asigna a los estudiantes sin discapacidad. Los Estados deben tratar de lograr la integración gradual de los servicios de enseñanza especial en la enseñanza general. Se reconoce que, en algunos casos, la enseñanza especial puede normalmente considerarse la forma más apropiada de impartir instrucción a algunos estudiantes con discapacidad. 9. Debido a las necesidades particulares de comunicación de las personas sordas y de las sordas y ciegas, tal vez sea más oportuno que se les imparta instrucción en escuelas para personas con ecos problemas o en aulas y secciones especiales de las escuelas de instrucción general. Al principio, sobre todo, habría que cuidar especialmente de que la instrucción tuviera en cuenta las diferencias culturales a fin de que las personas sordas o sordas y ciegas lograran una comunicación real y la máxima autonomía. Artículo 7. Empleo Los Estados deben reconocer el principio de que las personas con discapacidad deben estar facultades para ejercer sus derechos humanos, en particular en materia de empleo. Tanto en las zonas rurales como en las urbanas debe haber igualdad de oportunidades para obtener un empleo productivo y remunerado en el mercado de trabajo. 1. Las disposiciones legislativas y reglamentarias del sector laboral no deben discriminar contra las personas con discapacidad ni interponer obstáculos a su empleo. 2. Los Estados deben apoyar activamente la integración de las personas con discapacidad en el mercado de trabajo. Este apoyo activo se podría lograr mediante diversas medidas como, por ejemplo, la capacitación profesional, los planes de cuotas basadas en incentivos, el empleo reservado, préstamos o subvenciones para empresas pequeñas, contratos de exclusividad o derechos de producción prioritarios, exenciones fiscales, supervisión de contratos u otro tipo de asistencia técnica y financiera para las empresas que empleen a trabajadores con discapacidad. Los Estados han de estimular también a los empleadores a que hagan asustes razonables para dar cabida a personas con discapacidad. 3. Los programas de medidas estatales deben incluir: (a) Medidas para diseñar y adaptar los lugares y locales de trabajo de forma que resulten accesibles a las personas que tengan diversos tipos de discapacidad; (b)Apoyo a la utilización de nuevas tecnologías y al desarrollo y la producción de recursos, instrumentos y equipos auxiliares, y medidas para facilitar el acceso de las personas con discapacidad a esos medios, a fin de que puedan obtener y conservar su empleo; (c) Prestación de servicios apropiados de formación y colocación y de apoyo como, por ejemplo, asistencia personal y servicios de interpretación. 4. Los Estados deben iniciar y apoyar campañas de sensibilización con la finalidad de lograr que se superen las actitudes negativas y los prejuicios relacionados con los trabajadores aquejados de discapacidad. 5. En su calidad de empleadores, los Estados deben crear condiciones favorables para el empleo de personas con discapacidad en el sector publico. 6. Los Estados, las organizaciones de trabajadores y los empleadores deben cooperar Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 111 para asegurar condiciones equitativas en materia de políticas de contratación y ascenso, condiciones de empleo, tasas de remuneración, medidas encaminadas a mejorar el ambiente laboral a fin de prevenir lesiones y deterioro de la salud, y medidas para la rehabilitación de los empleados que hayan sufrido lesiones por motivos laborales. 7. El objetivo debe ser siempre que las personas con discapacidad obtengan empleo en el mercado de trabajo abierto. En el caso de las personas con discapacidad cuyas necesidades no puedan atenderse en esa forma, cabe la opción de crear pequeñas dependencias con empleos protegidos o reservados. Es importante que la calidad de esos programas se evalúe en cuanto a su pertinencia y suficiencia para crear oportunidades que permitan a las personas con discapacidad obtener empleo en el mercado de trabajo. 8. Deben adoptarse medidas para incluir a personas con discapacidad en los programas de formación y empleo en el sector privado y en el sector no estructurado. 9. Los Estados, las organizaciones de trabajadores y los empleadores deben cooperar con las organizaciones de personas con discapacidad en todas las medidas encaminadas a crear oportunidades de formación y empleo, en particular, el horario flexible, la jornada parcial, la posibilidad de compartir un puesto, el empleo por cuenta propia, y el cuidado de asistentes para las personas con discapacidad. Artículo 8. Mantenimiento de los ingresos y seguridad social Los Estados son responsables de las prestaciones de seguridad social y mantenimiento del ingreso para las personas con discapacidad. 1. Los Estados deben velar por asegurar la prestación de apoyo adecuado en materia de ingresos a las personas con discapacidad que, debido a la discapacidad o a factores relacionados con ésta, hayan perdido temporalmente sus ingresos, reciban un ingreso reducido o se hayan visto privadas de oportunidades de empleo. Los Estados deben velar por que la prestación de apoyo tenga en cuenta los gastos en que suelen incurrir las personas con discapacidad y sus familias como consecuencia de su discapacidad. 2. En países donde exista o se esté estableciendo un sistema de seguridad social, de seguros sociales u otro plan de bienestar social para la población en general, los Estados deben velar por que dicho sistema no excluya a las personas con discapacidad ni discrimine contra ellas. 3. Los Estados deben velar asimismo por que las personas que se dediquen a cuidar a una persona con discapacidad tengan un ingreso asegurado o gocen de la protección de la seguridad social. 4. Los sistemas de seguridad social deben prever incentivos para restablecer la capacidad para generar ingresos de las personas con discapacidad. Dichos sistemas deben proporcionar formación profesional o contribuir a su organización, desarrollo y financiación. Asimismo, deben facilitar servicios de colocación. 5. Los programas de seguridad social deben proporcionar también incentivos para que las personas con discapacidad busquen empleo a fin de crear o restablecer sus posibilidades de generación de ingresos. 6. Los subsidios de apoyo a los ingresos deben mantenerse mientras persistan las 112 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte condiciones de discapacidad, de manera que no resulten un desincentivo para que las personas con discapacidad busquen empleo. Sólo deben reducirse o darse por terminados cuando esas personas logren un ingreso adecuado y seguro. 7. En países donde el sector privado sea el principal proveedor de la seguridad social, los Estados deben promover entre las comunidades locales, las organizaciones de bienestar social y las familias el establecimiento de medidas de autoayuda e incentivos para el empleo de personas con discapacidad o para que esas personas realicen actividades relacionadas con el empleo. Artículo 9. Vida en familia e integridad personal Los Estados deben promover la plena participación de las personas con discapacidad en la vida en familia. También deben promover su derecho a la integridad personal y velar por que la legislación no establezca discriminaciones contra las personas con discapacidad en lo que se refiere a las relaciones sexuales, el matrimonio y la procreación. 1. Las personas con discapacidad deben estar en condiciones de vivir con sus familias. Los Estados deben estimular la inclusión en la orientación familiar de módulos apropiados relativos a la discapacidad y a sus efectos para la vida en familia. A las familias en que haya una persona con discapacidad se les deben facilitar servicios de cuidados temporales o de atención a domicilio. Los Estados deben eliminar todos los obstáculos innecesarios que se opongan a las personas que deseen cuidar o adoptar a un niño o a un adulto con discapacidad. 2. Las personas con discapacidad no deben ser privadas de la oportunidad de experimentar su sexualidad, tener relaciones sexuales o tener hijos. Teniendo en cuenta que las personas con discapacidad pueden tropezar con dificultades para casarse y para fundar una familia, los Estados deben promover el establecimiento de servicios de orientación apropiados. Las personas con discapacidad deben tener el mismo acceso que las demás a los métodos de planificación de la familia, así como a información accesible sobre el funcionamiento sexual de su cuerpo. 3. Los Estados deben promover medidas encaminadas a modificar las actitudes negativas ante el matrimonio, la sexualidad y la paternidad o maternidad de las personas con discapacidad, en especial de las jóvenes y las mujeres con discapacidad, que aún siguen prevaleciendo en la sociedad. Se debe exhortar a los medios de información a que desempeñen un papel importante en la eliminación de las mencionadas actitudes negativas. 4. Las personas con discapacidad y sus familias necesitan estar plenamente informadas acerca de las precauciones que se deben tomar contra el abuso sexual y otras formas de maltrato. Las personas con discapacidad son particularmente vulnerables al maltrato en la familia, en la comunidad o en las instituciones y necesitan que se les eduque sobre la manera de evitarlo para que puedan reconocer cuando han sido víctimas de él y notificar dichos casos. Artículo 10. Cultura Los Estados deben velar por que las personas con discapacidad se integren y puedan participar en las actividades culturales en condiciones de igualdad. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 113 1. Los Estados velarán por que las personas con discapacidad tengan oportunidad de utilizar su capacidad creadora, artística e intelectual, no solamente para su propio beneficio, sino también para enriquecer a su comunidad, tanto en las zonas urbanas como en las rurales. Son ejemplos de tales actividades la danza, la música, la literatura, el teatro, las artes plásticas, la pintura y la escultura. En los países en desarrollo, en particular, se hará hincapié en las formas artísticas tradicionales y contemporáneas, como el teatro de títeres, la declamación y la narración oral. 2. Los Estados deben promover el acceso de las personas con discapacidad a los lugares en que se realicen actos culturales o en que se presten servicios culturales tales como los teatros, los museos, los cines y las bibliotecas, y cuidar de que esas personas puedan asistir a ellos. 3. Los Estados deben iniciar el desarrollo y la utilización de medios técnicos especiales para que la literatura, las películas cinematográficas y el teatro sean accesibles a las personas con discapacidad. Artículo 11. Actividades recreativas y deportivas Los Estados deben adoptar medidas encaminadas a asegurar que las personas con discapacidad tengan igualdad de oportunidades para realizar actividades recreativas y deportivas. 1. Los Estados deben iniciar medidas para que los lugares donde se llevan a cabo actividades recreativas y deportivas, los hoteles, las playas, los estadios deportivos y los gimnasios, entre otros, sean accesibles a las personas con discapacidad. Esas medidas abarcaran el apoyo al personal encargado de programas de recreo y deportes, incluso proyectos encaminados a desarrollar métodos para asegurar el acceso y programas de participación, información y capacitación. 2. Las autoridades turísticas, las agencias de viaje, los hoteles, las organizaciones voluntarias y otras entidades que participen en la organización de actividades recreativas o de viajes turísticos deben ofrecer sus servicios a todo el mundo, teniendo en cuenta las necesidades especiales de las personas con discapacidad. Debe impartirse formación adecuada para poder contribuir a ese proceso. 3. Debe alentarse a las organizaciones deportivas a que fomenten las oportunidades de participación de las personas con discapacidad en las actividades deportivas. En algunos casos, las medidas encaminadas a asegurar el acceso podrían ser suficientes para crear oportunidades de participación. En otros casos se precisarán arreglos especiales o juegos especiales. Los Estados deberán apoyar la participación de las personas con discapacidad en competencias nacionales e internacionales. 4. Las personas con discapacidad que participen en actividades deportivas deben tener acceso a una instrucción y un entrenamiento de la misma calidad que los demás participantes. 5. Los organizadores de actividades recreativas y deportivas deben consultar a las organizaciones de personas con discapacidad cuando establezcan servicios para dichas personas. Artículo 12. Religión Los Estados deben promover la adopción de medidas para la participación de las 114 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte personas con discapacidad en la vida religiosa de sus comunidades en un pie de igualdad. 1. Los Estados, en consulta con las autoridades religiosas, deben promover la adopción de medidas para eliminar la discriminación y para que las actividades religiosas sean accesibles a las personas con discapacidad. 2. Los Estados deben promover la distribución de información sobre cuestiones relacionadas con la discapacidad entre las organizaciones e instituciones religiosas. Los Estados también deben alentar a las autoridades religiosas a que incluyan información sobre políticas en materia de discapacidad en los programas de formación para el desempeño de profesiones religiosas y en los programas de enseñanza religiosa. 3. También deben realizarse esfuerzos para que las personas con deficiencias sensoriales tengan acceso a la literatura religiosa. 4. Los Estados o las organizaciones religiosas deben consultar a las organizaciones de personas con discapacidad cuando elaboren medidas encaminadas a lograr la participación de esas personas en actividades religiosas en un pie de igualdad. III. MEDIDAS DE EJECUCIÓN Artículo 13. Información e investigación Los Estados deben asumir la responsabilidad final de reunir y difundir información acerca de las condiciones de vida de las personas con discapacidad y fomentar la amplia investigación de todos los aspectos, incluidos los obstáculos que afectan la vida de las personas con discapacidad. 1. Los Estados deben reunir periódicamente estadísticas, desglosadas por sexo, y otras informaciones acerca de las condiciones de vida de las personas con discapacidad. Dichas actividades de reunión de datos pueden realizarse conjuntamente con los censos nacionales y las encuestas por hogares, en estrecha colaboración con universidades, institutos de investigación y organizaciones de personas con discapacidad. Los cuestionarios deben incluir preguntas sobre los programas y servicios y sobre su utilización. 2. Los Estados deben examinar la posibilidad de establecer una base de datos relativa a la discapacidad, que incluya estadísticas sobre los servicios y programas disponibles y sobre los distintos grupos de personas con discapacidad, teniendo presente la necesidad de proteger la vida privada y la integridad personales. 3. Los Estados deben iniciar y fomentar programas de investigación sobre las cuestiones sociales, económicas y de participación que influyan en la vida de las personas con discapacidad y de sus familias. Dichas investigaciones deben abarcar las causas, los tipos y la frecuencia de la discapacidad, la disponibilidad y eficacia de los programas existentes, y la necesidad de desarrollar y evaluar los servicios y las medidas de apoyo. 4. Los Estados deben elaborar y adoptar terminología y criterios para llevar a cabo encuestas nacionales, en cooperación con las organizaciones que se ocupan de las personas con discapacidad. 5. Los Estados deben facilitar la participación de las personas con discapacidad en la Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 115 reunión de datos y en la investigación. Para la realización de esas investigaciones, deben apoyar particularmente la contratación de personas con discapacidad calificadas. 6. Los Estados deben apoyar el intercambio de experiencias y conclusiones derivadas de las investigaciones. 7. Los Estados deben adoptar medidas para difundir información y conocimientos en materia de discapacidad a todas las instancias políticas y administrativas a nivel nacional, regional y local. Artículo 14. Cuestiones normativas y de planificación Los Estados deben velar por que las cuestiones relativas a la discapacidad se incluyan en todas las actividades normativas y de planificación correspondientes del país. 1. Los Estados deben emprender y prever políticas adecuadas para las personas con discapacidad en el plano nacional y deben estimular y apoyar medidas en los planos regional y local. 2. Los Estados deben hacer que las organizaciones de personas con discapacidad intervengan en todos los casos de adopción de decisiones relacionadas con los planes y programas de interés para las personas con discapacidad o que afecten a su situación económica y social. 3. Las necesidades y los intereses de las personas con discapacidad deben incorporarse en los planes de desarrollo general en lugar de tratarse por separado. 4. La responsabilidad última de los Estados por la situación de las personas con discapacidad no exime a los demás de la responsabilidad que les corresponda. Debe exhortarse a los encargados de prestar servicios, organizar actividades o suministrar información en la sociedad a que acepten la responsabilidad de lograr que las personas con discapacidad tengan acceso a esos servicios. 5. Los Estados deben facilitar a las comunidades locales la elaboración de programas y medidas para las personas con discapacidad. Una manera de conseguirlo consiste en preparar manuales o listas de verificación, y en proporcionar programas de capacitación para el personal local. Artículo 15. Legislación Los Estados tienen la obligación de crear las bases jurídicas para la adopción de medidas encaminadas a lograr los objetivos de la plena participación y la igualdad de las personas con discapacidad. 1. En la legislación nacional que consagra los derechos y deberes de los ciudadanos, deben enunciarse también los derechos y deberes de las personas con discapacidad. Los Estados tienen la obligación de velar por que las personas con discapacidad puedan ejercer sus derechos, incluidos sus derechos civiles y políticos, en un pie de igualdad con los demás ciudadanos. Los Estados deben procurar que las organizaciones de personas con discapacidad participen en la elaboración de leyes nacionales relativas a los derechos de las personas con discapacidad, así como en la evaluación permanente de esas leyes. 2. Tal vez sea menester adoptar medidas legislativas para eliminar las condiciones que pudieran afectar adversamente a la vida de las personas con discapacidad, 116 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte entre otras, el acoso y la victimización. Deberá eliminarse toda disposición discriminatoria contra personas con discapacidad. La legislación nacional debe establecer sanciones apropiadas en caso de violación de los principios de no discriminación. 3. La legislación nacional relativa a las personas con discapacidad puede adoptar dos formas diferentes. Los derechos y deberes pueden incorporarse en la legislación general o figurar en una legislación especial. La legislación especial para las personas con discapacidad puede establecerse de diversas formas: (a) Promulgando leyes por separado que se refieran exclusivamente a las cuestiones relativas a la discapacidad; (b)Incluyendo las cuestiones relativas a la discapacidad en leyes sobre aspectos concretos (c) Mencionando concretamente a las personas con discapacidad en los textos que sirvan para interpretar las disposiciones legislativas vigentes.Tal vez fuera conveniente combinar algunas de esas posibilidades. Podría examinarse la posibilidad de incluir disposiciones sobre acción afirmativa respecto de esos grupos. 4. Los Estados podrían considerar la posibilidad de establecer mecanismos reglamentarios oficiales para la presentación de demandas, a fin de proteger los intereses de las personas con discapacidad. Artículo 16. Política económica La responsabilidad financiera de los programas y las medidas nacionales destinados a crear igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad corresponde a los Estados. 1. Los Estados deben incluir las cuestiones relacionadas con la discapacidad en los presupuestos ordinarios de todos los órganos de gobierno a nivel nacional, regional y local. 2. Los Estados, las organizaciones no gubernamentales y otros órganos interesados deben actuar de consuno para determinar la forma más eficaz de apoyar proyectos y medidas que interesen a las personas con discapacidad. 3. Los Estados deben estudiar la posibilidad de aplicar medidas económicas, esto es, préstamos, exenciones fiscales, subsidios con fines específicos y fondos especiales, entre otros, para estimular y apoyar la participación en la sociedad de las personas con discapacidad en un pie de igualdad. 4. En muchos Estados tal vez sea conveniente establecer un fondo de desarrollo para cuestiones relacionadas con la discapacidad, que podría apoyar diversos proyectos experimentales y programas de autoayuda en las comunidades. Artículo 17. Coordinación de los trabajos Los Estados tienen la responsabilidad de establecer comités nacionales de coordinación o entidades análogas que centralicen a nivel nacional las cuestiones relacionadas con la discapacidad. 1. El comité nacional de coordinación o las entidades análogas deben tener carácter permanente y basarse en normas jurídicas y en un reglamento administrativo Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 117 apropiado. 2. Para lograr una composición intersectorial y multidisciplinaria es probable que lo más conveniente sea una combinación de representantes de organizaciones públicas y privadas. Esos representantes podrían provenir de los ministerios correspondientes, las organizaciones de personas con discapacidad y las organizaciones no gubernamentales. 3. Las organizaciones de personas con discapacidad deben ejercer una influencia apreciable sobre el comité nacional de coordinación, a fin de asegurar que sus preocupaciones se transmitan debidamente. 4. El comité nacional de coordinación debe contar con la autonomía y los recursos suficientes para el desempeño de sus funciones en relación con la capacidad de adoptar decisiones y debe ser responsable ante la instancia superior de gobierno. Artículo 18. Organizaciones de personas con discapacidad Los Estados deben reconocer el derecho de las organizaciones de personas con discapacidad a representar a esas personas en los planos nacional, regional y local. Los Estados deben reconocer también el papel consultivo de las organizaciones de personas con discapacidad en lo que se refiere a la adopción de decisiones cobre cuestiones relativas a la discapacidad. 1. Los Estados deben promover y apoyar económicamente y por otros medios la creación y el fortalecimiento de organizaciones que agrupen a personas con discapacidad, a sus familiares y a otras personas que defiendan sus derechos. Los Estados deben reconocer que esas organizaciones tienen un papel que desempeñar en la elaboración de una política en materia de discapacidad. 2. Los Estados deben mantener una comunicación permanente con las organizaciones de personas con discapacidad y asegurar su participación en la elaboración de las políticas oficiales. 3. El papel de las organizaciones de personas con discapacidad puede consistir en determinar necesidades y prioridades, participar en la planificación, ejecución y evaluación de servicios y medidas relacionados con la vida de las personas con discapacidad, contribuir a sensibilizar al público y a preconizar los cambios apropiados. 4. En su condición de instrumentos de autoayuda, las organizaciones de personas con discapacidad proporcionan y promueven oportunidades para el desarrollo de aptitudes en diversas esferas, el apoyo mutuo entre sus miembros y el intercambio de información. 5. Las organizaciones de personas con discapacidad pueden desarrollar su función consultiva de muy diversas maneras, ya sea mediante su representación permanente en los órganos directivos de los organismos financiados por el gobierno, ya sea mediante su participación en comisiones públicas o el suministro de conocimientos especializados sobre diferentes proyectos. 6. El papel consultivo de las organizaciones de personas con discapacidad debe ser permanente a fin de desarrollar y profundizar el intercambio de opiniones y de información entre el Estado y las organizaciones. 7. Esas organizaciones deben tener representación permanente en el comité nacional 118 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte de coordinación o en organismos análogos. 8. Se debe desarrollar y fortalecer el papel de las organizaciones locales de personas con discapacidad para que puedan influir en las cuestiones a nivel comunitario. Artículo 19. Capacitación del personal Los Estados deben asegurar la adecuada formación, a todos los niveles, del personal que participe en la planificación y el suministro de servicios y programas relacionados con las personas con discapacidad. 1. Los Estados deben velar por que todas las autoridades que presten servicios en la esfera de la discapacidad proporcionen formación adecuada a su personal. 2. En la formación de profesionales en la esfera de la discapacidad, así como en el suministro de información sobre discapacidad en los programas de capacitación general, debe reflejarse debidamente el principio de la plena participación e igualdad. 3. Los Estados deben elaborar programas de formación en consulta con las organizaciones de personas con discapacidad, las que, a su vez, deben participar como profesores, instructores o asesores en programas de formación del personal. 4. La formación de trabajadores de la comunidad tiene gran importancia estratégica, sobre todo en los países en desarrollo. Debe impartirse también a las personas con discapacidad e incluir el perfeccionamiento de los valores, la competencia y las tecnologías adecuados así como de las aptitudes que puedan poner en practica las personas con discapacidad, sus padres, sus familiares y los miembros de la comunidad. Artículo 20. Supervisión y evaluación a nivel nacional de los programas sobre discapacidad en lo relativo a la aplicación de las Normas Uniformes Los Estados son responsables de evaluar y supervisar con carácter permanente la prestación de los servicios y la ejecución de los programas nacionales relativos al logro de la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad. 1. Los Estados deben evaluar periódica y sistemáticamente los programas nacionales en la esfera de la discapacidad y difundir tanto las bases como los resultados de esas evaluaciones. 2. Los Estados deben elaborar y adoptar terminología y criterios sobre la evaluación de servicios y programas relativos a la discapacidad. 3. Esos criterios y esa terminología deben elaborarse en estrecha cooperación con las organizaciones de personas con discapacidad desde las primeras etapas de formulación de conceptos y la planificación. 4. Los Estados deben participar en la cooperación internacional encaminada a elaborar normas comunes para la evaluación nacional en la esfera de la discapacidad. Los Estados deben alentar a los comités nacionales de coordinación a que también participen. 5. La evaluación de los diversos programas en la esfera de la discapacidad debe comenzar en la fase de planificación para que pueda determinarse la eficacia global en la consecución de sus objetivos de políticas. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 119 Artículo 21. Cooperación técnica y económica Los Estados, tanto industrializados como en desarrollo, tienen la obligación de cooperar y de adoptar medidas para mejorar las condiciones de vida de todas las personas con discapacidad en los países en desarrollo. 1. Las medidas encaminadas a lograr la igualdad de oportunidades de las personas con discapacidad, incluidos los refugiados con discapacidad, deben incorporarse en los programas de desarrollo general. 2. Dichas medidas deben integrarse en todas las formas de cooperación técnica y económica, bilateral y multilateral, gubernamental y no gubernamental. Los Estados deben traer a colación las cuestiones relativas a la discapacidad en las deliberaciones sobre dicha cooperación. 3. Al planificar y examinar programas de cooperación técnica y económica, debe prestarse especial atención a los efectos de dichos programas para la situación de las personas con discapacidad. Es sumamente importante que se consulte a las personas con discapacidad y a sus organizaciones sobre todos los proyectos de desarrollo destinados ellas. Unas y otras deben participar directamente en la elaboración, ejecución y evaluación de dichos proyectos. 4. Entre las esferas prioritarias para la cooperación económica y técnica deben figurar: (a) El desarrollo de los recursos humanos mediante el perfeccionamiento de los conocimientos, las aptitudes, las posibilidades de las personas con discapacidad y la iniciación de actividades generadoras de empleo para esas personas. (b)El desarrollo y la difusión de tecnologías y conocimientos técnicos apropiados en relación con la discapacidad. 5. Se exhorta, además, a los Estados a que apoyen el establecimiento y el fortalecimiento de las organizaciones de personas con discapacidad. 6. Los Estados deben adoptar medidas para que el personal que participe, a todos los niveles, en la administración de programas de cooperación técnica y económica aumente sus conocimientos sobre las cuestiones relacionadas con la discapacidad. Artículo 22. Cooperación internacional Los Estados participaran activamente en la cooperación internacional relativa a la aplicación de las normas para lograr la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad. 1. En las Naciones Unidas, sus organismos especializados y otras organizaciones intergubernamentales interesadas, los Estados deben participar en la elaboración de una política relativa a la discapacidad. 2. Cuando proceda, los Estados deben incorporar las cuestiones relativas a la discapacidad en las negociaciones de orden general sobre normas, intercambio de información y programas de desarrollo, entre otras cosas. 3. Los Estados deben fomentar y apoyar el intercambio de conocimientos y experiencias entre: (a) Organizaciones no gubernamentales interesadas en cuestiones relativas a la discapacidad; (b)Instituciones de investigación y distintos investigadores cuya labor se relacione con cuestiones relativas a la discapacidad; 120 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte (c) Representantes de programas sobre el terreno y de grupos profesionales en la esfera de la discapacidad; (d)Organizaciones de personas con discapacidad; y (e) Comités nacionales de coordinación. 4. Los Estados deben procurar que las Naciones Unidas y sus organismos especializados, así como todos los órganos intergubernamentales e interparlamentarios de carácter mundial y regional, incluyan en su labor a las organizaciones mundiales y regionales de personas con discapacidad. IV. MECANISMO DE SUPERVISIÓN 1. La finalidad del mecanismo de supervisión es promover la aplicación efectiva de las Normas Uniformes. Dicho mecanismo prestará asistencia a todos los Estados en la evaluación de su grado de aplicación de las Normas Uniformes y en la medición de los progresos que se alcancen. La supervisión debe ayudar a determinar los obstáculos y a sugerir medidas idóneas que contribuyan a una aplicación eficaz de las Normas. El mecanismo de supervisión tendrá en cuenta las características económicas, sociales y culturales que existen en cada uno de los Estados. Un elemento importante debe ser también la prestación de servicios de consultoría y el intercambio de experiencias e información entre los Estados. 2. Las Normas Uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad deben supervisarse dentro del marco de los períodos de sesiones de la Comisión de Desarrollo Social. En caso necesario, se nombrará por un período de tres años y con cargo a los recursos presupuestarios, a un relator especial que cuente con amplia experiencia en materia de discapacidad y en organizaciones internacionales para que supervise la aplicación de las Normas Uniformes. 3. Se invitará a organizaciones internacionales de personas con discapacidad reconocidas como entidades consultivas por el Consejo Económico y Social y a organizaciones que representen a personas con discapacidad que todavía no hayan formado sus propias organizaciones a que, teniendo en cuenta los diferentes tipos de discapacidad y la necesaria distribución geográfica equitativa, integren un grupo de expertos, en el cual dichas organizaciones tendrán mayoría, con el cual el Relator Especial y, cuando proceda, la Secretaría, puedan celebrar consultas. 4. El Relator Especial exhortará al grupo de expertos a que examine la promoción, aplicación y supervisión de las Normas Uniformes, comunique los resultados y proporcione asesoramiento y sugerencias al respecto. 5. El Relator Especial enviará una lista de preguntas a los Estados, a las entidades del sistema de las Naciones Unidas y a las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, incluidas las organizaciones de personas con discapacidad. La lista de preguntas debe referirse a los planes de aplicación de las Normas Uniformes en los Estados. Las preguntas deben ser de carácter selectivo y abarcar un número determinado de normas específicas para hacer una evaluación a fondo. El Relator Especial debe prepararlas en consulta con el grupo de expertos y la Secretaría. 6. El Relator Especial procurará entablar un diálogo directo no sólo con los Estados Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 121 sino también con las organizaciones no gubernamentales locales, y recabará sus opiniones y observaciones sobre toda información que se proyecte incluir en los informes. El Relator Especial prestará asesoramiento sobre la aplicación y supervisión de las Normas Uniformes, y ayudará a preparar las respuestas a las listas de preguntas. 7. El Departamento de Coordinación de Políticas y Desarrollo Sostenible de la Secretaría, en su calidad de centro de coordinación de las Naciones Unidas sobre las cuestiones relativas a la discapacidad, y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y otras entidades y mecanismos del sistema de las Naciones Unidas, como las comisiones regionales, los organismos especializados y las reuniones entre organismos, cooperarán con el Relator Especial en la aplicación y supervisión de las Normas Uniformes en el plano nacional. 8. El Relator Especial, con ayuda de la Secretaría, preparará informes que serán presentados a la Comisión de Desarrollo Social en sus períodos de sesiones 34° y 35°. Al preparar esos informes, el Relator Especial consultará al grupo de expertos. 9. Los Estados deben alentar a los comités nacionales de coordinación o a los organismos análogos a que participen en la aplicación y vigilancia. En su calidad de centros de coordinación de los asuntos relativos a la discapacidad en el plano nacional, debe exhortárseles a que establezcan procedimientos destinados a coordinar la vigilancia de las Normas Uniformes. Es menester estimular a las organizaciones de personas con discapacidad a que participen activamente en la vigilancia a todos los niveles del proceso. 10. Si se dispusiera de recursos extrapresupuestarios, debería crearse uno o más puestos de Asesor Interregional sobre las Normas Uniformes a fin de prestar servicios directos a los Estados, por ejemplo, en: (a) La organización de seminarios nacionales y regionales de formación sobre el contenido de las Normas Uniformes; (b)La elaboración de directrices en apoyo de las estrategias para la aplicación de las Normas Uniformes y (c) La difusión de información cobre las prácticas óptimas en cuanto a la aplicación de las Normas Uniformes. 11. En su 34º período de sesiones, la Comisión de Desarrollo Social establecerá un grupo de trabajo de composición abierta encargado de examinar el informe del Relator Especial y de formular recomendaciones sobre formas de mejorar la aplicación de las Normas Uniformes. Al examinar el informe del Relator Especial, la Comisión de Desarrollo Social, por conducto de su grupo de trabajo de composición abierta, celebrará consultas con las organizaciones internacionales de personas con discapacidad y con los organismos especializados, de conformidad con los artículos 71º y 76º del reglamento de las comisiones orgánicas del Consejo Económico y Social. 12. En el período de sesiones siguiente a la terminación del mandato del Relator Especial, la Comisión examinará la posibilidad ya sea de renovar ese mandato, de nombrar a un nuevo Relator Especial o de establecer otro mecanismo de vigilancia, y formulará las recomendaciones apropiadas al Consejo Económico y Social. 13. Con objeto de promover la aplicación de las Normas Uniformes, debe alentarse a los Estados a que contribuyan al Fondo de las Naciones Unidas para los Impedidos. 122 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte DECLARACIÓN DE CARACAS SOBRE LA REESTRUCTURACIÓN DE LA ATENCIÓN PSIQUIÁTRICA EN LA ATENCIÓN PRIMARIA - 1990 Las organizaciones, asociaciones, autoridades de salud, profesionales de salud mental, legisladores y juristas reunidos en la Conferencia Regional para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica dentro de los Sistemas Locales de Salud. Notando, 1. Que la atención psiquiátrica convencional no permite alcanzar los objetivos compatibles con una atención comunitaria, descentralizada, participativa, integral, continua y preventiva; 2. Que el hospital psiquiátrico, como única modalidad asistencial, obstaculiza el logro de los objetivos antes mencionados al: a) Aislar al enfermo de su medio, generando de esa manera mayor discapacidad social, b) Crear condiciones desfavorables que ponen en peligro los derechos humanos y civiles del enfermo, c) Requerir la mayor parte de los recursos financieros y humanos asignados por los países a los servicios de salud mental, d) Impartir una enseñanza insuficientemente vinculada con las necesidades de salud mental de las poblaciones, de los servicios de salud y otros sectores. Considerando, 1. Que la Atención Primaria de Salud es la estrategia adoptada por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, y refrendada por los países miembros para lograr la meta Salud para Todos en el Año 2000; 2. Que los Sistemas Locales de Salud (SILOS) han sido establecidos por los países de la Región para facilitar el logro de esa meta, por cuanto ofrecen mejores condiciones para desarrollar programas basados en las necesidades de la población de características descentralizadas, participativas y preventivas; 3. Que los programas de Salud Mental y Psiquiatría deben adaptarse a los principios y orientaciones que fundamentan esas estrategias y modelos de organización de la atenci6n de salud. Declaran: 1. Que la reestructuración de la atención psiquiátrica ligada a la Atención Primaria Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 123 2. 3. 4. 5. 6. de Salud en los marcos de los Sistemas Locales de Salud permite la promoción de modelos alternativos centrados en la comunidad y dentro de sus redes sociales; Que la reestructuración de la atención psiquiátrica en la Región implica la revisión critica del papel hegemónico y centralizador del hospital psiquiátrico en la prestación de servicios; Que los recursos, cuidados y tratamiento provistos deben: a) Salvaguardar, invariablemente, la dignidad personal y los derechos humanos y civiles. b) Estar basado en criterios racionales y técnicamente adecuados. c) Propender a la permanencia del enfermo en su medio comunitario. Que las legislaciones de los países deben ajustarse de manera que: a) Aseguren el respeto de los derechos humanos y civiles de los enfermos mentales. b) Promuevan la organizaci6n de servicios comunitarios de salud mental que garanticen su cumplimiento. Que la capacitación del recurso humano en Salud Mental y Psiquiatría debe hacerse apuntando a un modelo cuyo eje pasa por el servicio de salud comunitaria y propicia la internación psiquiátrica en los hospitales generales, de acuerdo con los principios rectores que fundamentan esta reestructuración; Que las organizaciones, asociaciones y demás participantes de esta Conferencia se comprometen mancomunada y solidariamente a abogar y desarrollar en los países programas que promuevan la reestructuración, y al monitoreo y defensa de los derechos humanos de los enfermos mentales de acuerdo a las legislaciones nacionales y los compromisos internacionales respectivos. Para lo cual, Instan: A los ministerios de Salud y de Justicia, a los parlamentos, los sistemas de Seguridad Social y otros prestadores de servicios, las organizaciones profesionales, las asociaciones de usuarios, universidades y otros centros de capacitación y a los medios de comunicación a que apoyen la reestructuración de la atención psiquiátrica asegurando así su exitoso desarrollo para el beneficio de las poblaciones de la Región. * Este es el texto de la Declaración adoptada el 14 de noviembre 1990 por la Conferencia sobre la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en América Latina dentro de los Sistema Locales de Salud (SILOS). Convocada por la Organización Mundial de la Salud/Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS) con el apoyo técnico y financiero del Instituto de Investigaciones Mario Negri de Mi1án, del Centro Colaborador en Salud Mental de la OMS, y el auspicio de las siguientes entidades: Asociación Mundial de Psiquiatría Asociación Psiquiátrica de América Latina Centro Colaborador en Salud Mental de la OMS, Universidad de Umea, Suecia Centro de Estudios e Investigación en Salud Mental de la Región de Friuli, Trieste, Italia Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Organización de Estados Americanos (OEA) Consejería de Sanidad de Asturias, España 124 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte Diputación Provincial de Valencia, Servicio de Salud Mental. Valencia, España Dirección General de Ordenación Sanitaria de la Comunidad de Andalucía, España Instituto Andaluz de Salud Mental Federación Mundial de Salud Servicio de Psiquiatría de la Unidad Sanitaria Local de Livorno, Italia Servicio Psiquiátrico del Servicio Sanitario de Reggio Emilia, Italia Sociedad Interamericana de Psicología Sociedad Venezolana de Psiquiatría Participaron en la reunión representantes de las entidades patrocinantes, juristas, miembros de los parlamentos de Brasil, Chile, Ecuador, España, Mendoza (Argentina), México, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela; y delegaciones técnicas de Brasil, Colombia, Costa Rica, Curazao, Chile, Ecuador, Estados Unidos de América, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 125 RECOMENDACIÓN DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS SOBRE LA PROMOCIÓN Y PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD MENTAL En 1990, la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y organismo especializado de la Organización de los Estados Americanos (OEA), auspició la Conferencia Regional para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en América Latina, donde la CIDH participó como copatrocinadora, y en la cual se adoptó la Declaración de Caracas.1 La Declaración de Caracas también establece estándares de protección en materia de derechos humanos y salud mental. Con relación a la atención psiquiátrica señala que los recursos, cuidados y tratamientos provistos deben salvaguardar, invariablemente, la dignidad personal y los derechos humanos y civiles y propender a la permanencia del enfermo en su medio comunitario . En esta Declaración también se recomienda que las legislaciones de los países se ajusten de manera que aseguren el respeto de los derechos humanos y civiles de los enfermos mentales. La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en 1991 los Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental2 (Principios de Salud Mental). Estos principios son considerados como el estándar internacional más completo y detallado en lo que se refiere a la protección de los derechos de las personas con discapacidad mental y constituyen una guía importante para los Estados en la tarea de delinear y/o reformar los sistemas de salud mental. La CIDH tomó conocimiento de la Resolución CD.40.R19, aprobada por el Consejo Directivo de la OPS/OMS el 26 de septiembre de 1997, en la que este organismo exhorta a los Estados miembros a que se esfuercen por mejorar la legislación que protege los derechos humanos de las personas con discapacidad mental.3 1 En 1990 la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) convocó a distintas organizaciones, asociaciones, profesionales de la salud mental y juristas a la Conferencia Regional para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en América Latina (1990), celebrada en Caracas, Venezuela. En el marco de esta Conferencia se aprobó la Declaración de Caracas. Una reproducción completa de la Declaración de Caracas puede ser consultada en Itzak Levav, Helena Restrepo y Carlyle Guerra de Macedo, The Restructuring of Psychiatric Care in Latin America: A new policy for Mental Health services, 15 J. PUBLIC HEALTH & POLICY, p. 71 (1994). 2 Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental, G.A. Res. 119, U.N. GAOR, 46 Sesión, Supp No. 49, Anexo, p. 188-192. U.N. Doc.A/46/49 (1991). 3 Ver I. Levav & R. González Uzcátegui, Rights of Persons with mental illness in Central America, 101 ACTA PSYCHIATRICA SCANDINAVICA, p.84 (2000). 126 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte De acuerdo a la OPS/OMS,4 al Centro de Derechos Humanos de las Naciones Unidas5 y a la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas6 las libertades fundamentales y derechos más frecuentemente violados en hospitales psiquiátricos incluyen el derecho a ser tratado con humanidad y respeto, el derecho a una admisión voluntaria, el derecho a la privacidad, la libertad de comunicación, derecho a recibir tratamiento en la comunidad, derecho a proporcionar consentimiento informado antes de recibir cualquier tratamiento y el derecho a recurrir a un tribunal independiente e imparcial que determine la legalidad de la detención en un hospital psiquiátrico. La Comisión ha verificado que en las Américas, los usuarios, sus familiares, personal de salud mental, abogados, jueces y demás personas involucradas en la promoción y protección de la salud mental tienen un conocimiento limitado de los estándares internacionales y normas convencionales que protegen los derechos de las personas con discapacidad mental y, además, que estos estándares y normas convencionales no han sido, en la mayoría de los casos, incorporados en las legislaciones nacionales. En abril de 1999, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos aprobó el Informe N° 63/99 con relación a un paciente mental,7 en el cual se señala que es pertinente utilizar estándares especiales para determinar si se ha cumplido con las normas convencionales en casos que involucran a prisioneros o pacientes mentales recluídos en hospitales psiquiátricos por ser considerados un grupo especialmente vulnerable. En este informe, la CIDH interpretó las normas de la Convención Americana que consagran el derecho a la integridad personal, el derecho a la vida y el derecho a la protección judicial a la luz de los Principios de Salud Mental. La CIDH, en el mismo informe, coincidió con la postura de la Corte Europea de Derechos Humanos, según la cual el estado de salud de la víctima es un factor relevante al momento de determinar si se inflingieron penas o tratamientos inhumanos o degradantes y por lo tanto concluyó que el encarcelamiento de una persona con discapacidad mental bajo condiciones deplorables y sin tratamiento médico puede llegar a constituir tratamiento inhumano o degradante, prohibido por el artículo 5(2) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En el informe N° 63/99 la CIDH también concluyó que las personas que padecen discapacidad mental no se encuentran en condiciones de manejar su propia persona y consecuentemente requieren de cuidados, tratamiento y control para su propia protección. 4 Diagnóstico sobre el estado de los derechos humanos de las personas con enfermedad mental en países de Centro América, Informe Final, Tegucigalpa, Julio 1998, Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud. Este informe diagnosticó la situación en cinco países: Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá. 5 United Nations, Centre for Human Rights, Study Series Human Rights and Disabled Persons, 1993, p. 27 (Special Rapporteur Leandro Despouy). 6 United Nations, Economic and Social Council, Commission on Human Rights, Sub-Commission on Prevention of Discrimination and Protection of Minorities; Principles, Guidelines and Guarantees for the Protection of Persons Detained on Grounds of Mental Ill-Health or Suffering from Mental Disorder, U.N. Doc. E/CN.4/Sub.2/1983/17, págs. 24-27 (Special Rapporteur Erica Irene Daes). 7 CIDH, Informe N° 63/99, Caso N° 11.427 (Víctor Rosario Congo), Ecuador. Informe Anual 1998. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 127 Por todo lo cual, LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, RECOMIENDA: A los Estados 1. Ratificar la Convención Interamericana para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación de las Personas con Discapacidad, adoptada por la Asamblea General de la OEA el 8 de junio de 1999, cuyos objetivos son la prevención y la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad física o mental y propiciar su plena integración en la sociedad. 2. Tomar medidas de carácter legislativo, judicial, administrativo, educativo y de otra índole para diseminar por medios apropiados y dinámicos (entre autoridades gubernamentales, ONGs, profesionales de salud mental, abogados, jueces y otras personas involucradas en la promoción de políticas de salud mental) los estándares internacionales y normas convencionales de derechos humanos que protegen las libertades fundamentales y derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de las personas con discapacidad mental. 3. Reformar las leyes existentes en materia de salud mental o discapacidad en general y, si éstas no existen, crear leyes que garanticen el respeto de las libertades fundamentales y los derechos humanos de las personas con discapacidad mental y sus familiares, incorporando en las mismas los estándares internacionales y las normas convencionales de derechos humanos que protegen a las personas con discapacidad mental. 4. Promover e implementar a través de legislación y planes nacionales de salud mental la organización de servicios comunitarios de salud mental cuyos objetivos sean la plena integración de las personas con discapacidad mental en la sociedad y la participación de organizaciones profesionales, asociaciones de usuarios y familiares, sus amistades, organizaciones de asistencia social y otros miembros de la comunidad en la rehabilitación del paciente mental. 5. Promover a nivel de sus Defensorías de los Habitantes u Ombudsman la creación de iniciativas específicas para la defensa de los derechos humanos de las personas con discapacidad mental. 6. Adoptar las medidas que sean necesarias para que en todas las instituciones de salud mental se expongan los derechos del paciente mental en lugares visibles tales como salas de espera, servicios de admisión y otros lugares frecuentados por familiares y pacientes. 7. Apoyar la creación de organismos que supervisen el cumplimiento con las normas de derechos humanos en todas las instituciones y servicios de atención psiquiátrica cuyas actividades involucren a pacientes, sus familiares, representantes de los pacientes y personal de salud mental. 8. Establecer mecanismos de concientización, educación pública (preparación y divulgación de material educativo, tales como folletos, afiches, videos, etc.) y acciones tendientes a combatir la estigmatización y discriminación de las personas con discapacidad mental, a través de organizaciones estatales y ONGs, de 128 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte conformidad con los estándares internacionales y normas convencionales que protegen a estas personas. A todas las partes involucradas en la promoción de la salud mental (comités institucionales de defensa, asociaciones de psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, enfermeras, agrupaciones cívicas, ONGs, asociaciones de usuarios y familiares, abogados, estudiantes de derecho, etc.) 1. Que se involucren activamente en la defensa de los derechos humanos de las personas con discapacidad mental, incluyendo en sus programas acciones concretas. 2. Que divulguen los estándares internacionales y normas convencionales que protegen los derechos de las personas con discapacidad mental a través de reuniones, congresos, publicaciones científicas o campañas educativas, utilizando todos los medios de comunicación social disponibles. 3. Que hagan un esfuerzo para celebrar todos los años el 10 de octubre, declarado Día Mundial de la Salud Mental por la OMS, y aprovechen esta ocasión para promocionar los derechos del paciente mental. 4. Que coordinen acciones con los ministerios de Salud, cajas de Seguridad Social, centros de salud, Defensorías de los Habitantes y demás entidades gubernamentales encargadas de implementar políticas de salud mental para proteger los derechos de las personas con discapacidad mental. A los usuarios y sus familiares: 1. Que estén conscientes de que las personas con discapacidad mental tienen los mismos derechos y libertades fundamentales que el resto de los seres humanos y que existen principios internacionales que protegen a estas personas, especialmente debido a su particular condición de vulnerabilidad e impotencia. Aprobado por la Comisión en su 111º período extraordinario de sesiones, el 4 de abril de 2001. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 129 CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD (APROBADA EN AL PRIMERA SESIÓN PLENARIA, CELEBRADA EL 7 DE JUNIO DE 1999) LOS ESTADOS PARTE EN LA PRESENTE CONVENCIÓN, Reafirmando que las personas con discapacidad tienen los mismos derechos humanos y libertades fundamentales que otras personas, y que estos derechos, incluido el de no verse sometidos a discriminación fundamentada en la discapacidad, dimanan de la dignidad y la igualdad que son inherentes a todo ser humano; Considerando que la Carta de la Organización de los Estados Americanos, en su artículo 3, inciso j) establece como principio que «la justicia y la seguridad sociales son bases de una paz duradera»; Preocupados por la discriminación de que son objeto las personas en razón de su discapacidad; Teniendo presente el Convenio sobre la Readaptación Profesional y el Empleo de Personas Inválidas de la Organización Internacional del Trabajo (Convenio 159); la Declaración de los Derechos del Retrasado Mental (AG.26/2856, del 20 de diciembre de 1971); la Declaración de los Derechos de los Impedidos de las Naciones Unidas (Resolución Nº 3447, del 9 de diciembre de 1975); el Programa de Acción Mundial para las Personas con Discapacidad, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas (Resolución 37/ 52, del 3 de diciembre de 1982); el Protocolo Adicional de la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales «Protocolo de San Salvador» (1988); los Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental (AG.46/119, del 17 de diciembre de 1991); la Declaración de Caracas de la Organización Panamericana de la Salud; la Resolución sobre la Situación de las Personas con Discapacidad en el Continente Americano (AG/ RES. 1249 (XXIII-O/93)); las Normas Uniformes sobre Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad (AG.48/96, del 20 de diciembre de 1993); la Declaración de Managua, de diciembre de 1993; la Declaración de Viena y Programa de Acción, aprobados por la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos (157/93); la Resolución sobre la Situación de los Discapacitados en el Continente Americano (AG/ RES. 1356 (XXV-O/95)); y el Compromiso de Panamá con las Personas con Discapacidad en el Continente Americano (Resolución AG/RES. 1369 (XXVI-O/96); y Comprometidos a eliminar la discriminación, en todas sus formas y manifestaciones, contra las personas con discapacidad, 130 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte Han convenido lo siguiente: Artículo I Para los efectos de la presente Convención, se entiende por: 1. Discapacidad El término «discapacidad» significa una deficiencia física, mental o sensorial, ya sea de naturaleza permanente o temporal, que limita la capacidad de ejercer una o más actividades esenciales de la vida diaria, que puede ser causada o agravada por el entorno económico y social. 2. Discriminación contra las personas con discapacidad a) El término «discriminación contra las personas con discapacidad» significa toda distinción, exclusión o restricción basada en una discapacidad, antecedente de discapacidad, consecuencia de discapacidad anterior o percepción de una discapacidad presente o pasada, que tenga el efecto o propósito de impedir o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por parte de las personas con discapacidad, de sus derechos humanos y libertades fundamentales. b) No constituye discriminación la distinción o preferencia adoptada por un Estado parte a fin de promover la integración social o el desarrollo personal de las personas con discapacidad, siempre que la distinción o preferencia no limite en sí misma el derecho a la igualdad de las personas con discapacidad y que los individuos con discapacidad no se vean obligados a aceptar tal distinción o preferencia. En los casos en que la legislación interna prevea la figura de la declaratoria de interdicción, cuando sea necesaria y apropiada para su bienestar, ésta no constituirá discriminación. Artículo II Los objetivos de la presente Convención son la prevención y eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad y propiciar su plena integración en la sociedad. Artículo III Para lograr los objetivos de esta Convención, los Estados parte se comprometen a: 1. Adoptar las medidas de carácter legislativo, social, educativo, laboral o de cualquier otra índole, necesarias para eliminar la discriminación contra las personas con discapacidad y propiciar su plena integración en la sociedad, incluidas las que se enumeran a continuación, sin que la lista sea taxativa: a) Medidas para eliminar progresivamente la discriminación y promover la integración por parte de las autoridades gubernamentales y/o entidades privadas en la prestación o suministro de bienes, servicios, instalaciones, programas y actividades, tales como el empleo, el transporte, las comunicaciones, la vivienda, Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 131 la recreación, la educación, el deporte, el acceso a la justicia y los servicios policiales, y las actividades políticas y de administración; b) Medidas para que los edificios, vehículos e instalaciones que se construyan o fabriquen en sus territorios respectivos faciliten el transporte, la comunicación y el acceso para las personas con discapacidad; c) Medidas para eliminar, en la medida de lo posible, los obstáculos arquitectónicos, de transporte y comunicaciones que existan, con la finalidad de facilitar el acceso y uso para las personas con discapacidad; y d) Medidas para asegurar que las personas encargadas de aplicar la presente Convención y la legislación interna sobre esta materia estén capacitadas para hacerlo. 2. Trabajar prioritariamente en las siguientes áreas: a) La prevención de todas las formas de discapacidad prevenibles; b) La detección temprana e intervención, tratamiento, rehabilitación, educación, formación ocupacional y el suministro de servicios globales para asegurar un nivel óptimo de independencia y de calidad de vida para las personas con discapacidad; y c) La sensibilización de la población, a través de campañas de educación encaminadas a eliminar prejuicios, estereotipos y otras actitudes que atentan contra el derecho de las personas a ser iguales, propiciando de esta forma el respeto y la convivencia con las personas con discapacidad. Artículo IV Para lograr los objetivos de esta Convención, los Estados parte se comprometen a: 1. Cooperar entre sí para contribuir a prevenir y eliminar la discriminación contra las personas con discapacidad. 2. Colaborar de manera efectiva en: a) La investigación científica y tecnológica relacionada con la prevención de las discapacidades, el tratamiento, la rehabilitación e integración a la sociedad de las personas con discapacidad; y b) El desarrollo de medios y recursos diseñados para facilitar o promover la vida independiente, autosuficiencia e integración total, en condiciones de igualdad, a la sociedad de las personas con discapacidad. Artículo V 1. Los Estados parte promoverán, en la medida en que sea compatible con sus respectivas legislaciones nacionales, la participación de representantes de organizaciones de personas con discapacidad, organizaciones no gubernamentales que trabajan en este campo o, si no existieren dichas organizaciones, personas con discapacidad, en la elaboración, ejecución y evaluación de medidas y políticas para aplicar la presente Convención. 2. Los Estados parte crearán canales de comunicación eficaces que permitan difundir entre las organizaciones públicas y privadas que trabajan con las personas con 132 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte discapacidad los avances normativos y jurídicos que se logren para la eliminación de la discriminación contra las personas con discapacidad. Artículo VI 1. Para dar seguimiento a los compromisos adquiridos en la presente Convención se establecerá un Comité para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad, integrado por un representante designado por cada Estado parte. 2. El Comité celebrará su primera reunión dentro de los 90 días siguientes al depósito del décimo primer instrumento de ratificación. Esta reunión será convocada por la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos y la misma se celebrará en su sede, a menos que un Estado parte ofrezca la sede. 3. Los Estados parte se comprometen en la primera reunión a presentar un informe al Secretario General de la Organización para que lo transmita al Comité para ser analizado y estudiado. En lo sucesivo, los informes se presentarán cada cuatro años. 4. Los informes preparados en virtud del párrafo anterior deberán incluir las medidas que los Estados miembros hayan adoptado en la aplicación de esta Convención y cualquier progreso que hayan realizado los Estados parte en la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad. Los informes también contendrán cualquier circunstancia o dificultad que afecte el grado de cumplimiento derivado de la presente Convención. 5. El Comité será el foro para examinar el progreso registrado en la aplicación de la Convención e intercambiar experiencias entre los Estados parte. Los informes que elabore el Comité recogerán el debate e incluirán información sobre las medidas que los Estados parte hayan adoptado en aplicación de esta Convención, los progresos que hayan realizado en la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad, las circunstancias o dificultades que hayan tenido con la implementación de la Convención, así como las conclusiones, observaciones y sugerencias generales del Comité para el cumplimiento progresivo de la misma. 6. El Comité elaborará su reglamento interno y lo aprobará por mayoría absoluta. 7. El Secretario General brindará al Comité el apoyo que requiera para el cumplimiento de sus funciones. Artículo VII No se interpretará que disposición alguna de la presente Convención restrinja o permita que los Estados parte limiten el disfrute de los derechos de las personas con discapacidad reconocidos por el derecho internacional consuetudinario o los instrumentos internacionales por los cuales un Estado parte está obligado. Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 133 Artículo VIII 1. La presente Convención estará abierta a todos los Estados miembros para su firma, en la ciudad de Guatemala, Guatemala, el 8 de junio de 1999 y, a partir de esa fecha, permanecerá abierta a la firma de todos los Estados en la sede de la Organización de los Estados Americanos hasta su entrada en vigor. 2. La presente Convención está sujeta a ratificación. 3. La presente Convención entrará en vigor para los Estados ratificantes el trigésimo día a partir de la fecha en que se haya depositado el sexto instrumento de ratificación de un Estado miembro de la Organización de los Estados Americanos. Artículo IX Después de su entrada en vigor, la presente Convención estará abierta a la adhesión de todos los Estados que no la hayan firmado. Artículo X 1. Los instrumentos de ratificación y adhesión se depositarán en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos. 2. Para cada Estado que ratifique o adhiera a la Convención después de que se haya depositado el sexto instrumento de ratificación, la Convención entrará en vigor el trigésimo día a partir de la fecha en que tal Estado haya depositado su instrumento de ratificación o de adhesión. Artículo XI 1. Cualquier Estado parte podrá formular propuestas de enmienda a esta Convención. Dichas propuestas serán presentadas a la Secretaría General de la OEA para su distribución a los Estados parte. 2. Las enmiendas entrarán en vigor para los Estados ratificantes de las mismas en la fecha en que dos tercios de los Estados parte hayan depositado el respectivo instrumento de ratificación. En cuanto al resto de los Estados parte, entrarán en vigor en la fecha en que depositen sus respectivos instrumentos de ratificación. Artículo XII Los Estados podrán formular reservas a la presente Convención al momento de ratificarla o adherirse a ella, siempre que no sean incompatibles con el objeto y propósito de la Convención y versen sobre una o más disposiciones específicas. Artículo XIII La presente Convención permanecerá en vigor indefinidamente, pero cualquiera de los Estados parte podrá denunciarla. El instrumento de denuncia será depositado en la Secretaría 134 Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 Segunda Parte General de la Organización de los Estados Americanos. Transcurrido un año, contado a partir de la fecha de depósito del instrumento de denuncia, la Convención cesará en sus efectos para el Estado denunciante, y permanecerá en vigor para los demás Estados parte. Dicha denuncia no eximirá al Estado parte de las obligaciones que le impone la presente Convención con respecto a toda acción u omisión ocurrida antes de la fecha en que haya surtido efecto la denuncia. Artículo XIV 1. El instrumento original de la presente Convención, cuyos textos en español, francés, inglés y portugués son igualmente auténticos, será depositado en la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos, la que enviará copia auténtica de su texto, para su registro y publicación, a la Secretaría de las Naciones Unidas, de conformidad con el artículo 102º de la Carta de las Naciones Unidas. 2. La Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos notificará a los Estados miembros de dicha Organización y a los Estados que se hayan adherido a la Convención, las firmas, los depósitos de instrumentos de ratificación, adhesión y denuncia, así como las reservas que hubiesen. Estado de firmas y ratificaciones Cuaderno de Promoción de la Salud Nº 8 135 Los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas con discapacidad por enfermedad mental Se terminó de imprimir en marzo de 2004 en los Talleres Gráficos de SINCO EDITORES Jr. Huaraz 453 - 449 -Breña Telefax: 433-5974 e-mail: sincoeditores@yahoo.com Lima-Perú