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UNIDAD 1: POLÍMEROS BIOLÓGICOS
Profesor Mario R. Ermácora
Bioquímica de Macromoléculas. Departamento de Ciencia y Tecnología, Universidad
Nacional de Quilmes, Roque Sáenz Peña 180, (1876) Bernal, Argentina.
Los polímeros sintéticos han revolucionado la vida del hombre con un impacto comparable
al dominio del fuego y el desarrollo de la metalurgia. Los polímeros biológicos, por otra parte, son
la base estructural de la vida.
1.1 Polímeros lineales y macromoléculas biológicas
1.1.1 Algunas definiciones
Los polímeros son macromoléculas formadas por el encadenamiento covalente de un número
grande de subunidades monoméricas. Los polímeros son lineales (cada macromolécula tiene sólo
dos extremos) o ramificados (mas de dos extremos). Vamos a dejar de lado en esta primera
aproximación a los polímeros ramificados.
La subunidades monoméricas no pueden existir independientemente como estructuras reales.
Se requiere una reacción química para incorporar los precursores a la cadena, por lo tanto la
subunidad monomérica en la cadena es químicamente diferente de la molécula que la originó. La
reacción de polimerización puede parecer trivial, a veces no es más que una simple deshidratación,
pero tiene profundas consecuencias sobre las propiedades fisicoquímicas del polímero.
Lamentablemente existe cierta confusión con la nomenclatura. En química de proteínas, se
usa el término monómero para describir a la subunidad proteica que interacciona con otra en forma
no covalente para formar una estructura cuaternaria. Cuando nos referimos a polímeros en forma
general usaremos el término monómero para definir a la subunidad que pierde su identidad química
y se une covalentemente a una cadena de subunidades para producir el polímero. Para un polímero
lineal la reacción de polimerización puede describirse como:
li Mi  R1,1–R1,2 ... [–Ri,j ] ... –Ri,m
donde:
i = 1, 2, ..., n
li = m = N0
j = 1, 2, ..., m
Mi indica el monómero de tipo i y R indica la subunidad de tipo i que resulta de la polimerización. Ri1 y Rim, lo
extremos, son químicamente diferentes entre sí y difieren de sus homólogos en el interior de la cadena. N 0 es el número
total de monómeros que reaccionarán para formar el polímero de longitud m. Este número es la sumatoria del número l
de unidades del tipo i, sobre todos los tipos de monómeros.
Los homopolímeros se forman a partir de sólo un tipo de monómero. Por lo tanto, todas las
subunidades en el interior de la cadena son idénticas pero difieren de los dos extremos. En los
heteropolímeros hay varios tipos de subunidades y n puede ser un número relativamente grande,
como veremos para el caso de las proteínas n=20 y para el caso de los ácidos nucleicos n=4.
Homopolímero
CRH2CH2-[CRH-CH2](m-2)-CRH-CH3
Heteropolímero
NH2CR1HCO–[NH2CRiHCO]–NHCRmHCOOH
Fig. 1.1: Dos ejemplos de polímeros lineales ilustran importantes propiedades de la cadena. El homopolímero está
compuesto de subunidades idénticas en el interior de la cadena. Si R=H, como en el caso del polietileno, los extremos
son indistinguibles y la molécula no tiene polaridad. Como ejemplo de heteropolímero se muestra un polipéptido
compuesto de subunidades diferentes. Cada residuo i representa a uno de los 20 residuos de aminoácidos comúnmente
encontrados en las proteínas. Cada monómero tiene polaridad y por lo tanto la cadena también la tiene. Nótese la muy
diferente naturaleza química de los extremos N y C-terminales, una base y un ácido respectivamente. Los residuos
interiores a su vez difieren de los extremos: el ácido y la base forman una amida por eliminación de agua.
En la Figura 1.1 se muestran dos ejemplos de polímeros lineales y se indica el origen de la
polaridad de ciertos polímeros. El concepto de secuencia aparece aquí por primera vez y está
destinado a tener una importancia capital en todas nuestras consideraciones posteriores. Mientras
que en el caso del homopolímero lineal del ejemplo es suficiente con especificar el número de
monómeros para definir todas las propiedades químicas y físicas de la molécula, el heteropolímero
requiere la definición del tipo y el orden de cada residuo. Esta es la base estructural que permite el
almacenamiento y la transmisión de la información genética y la variedad de formas de la
arquitectura de las macromoléculas.
P O2O
CH 2
B
O
O
P O2O
N
CH 2
C
R3
B
C
O
O
O
N
C
C
O
N
P O2-
C
R1
C f
R2
O
O
N
CH 2
B
B
O
A
O
1.2 Diferencias fundamentales entre polímeros sintéticos y macromoléculas biológicas
1.2.1 Algunas propiedades de los polímeros sintéticos
No es nuestro interés profundizar en el tema de los polímeros sintéticos. Nos limitaremos a
señalar algunas propiedades relevantes en comparación con los polímeros biológicos.
El primer aspecto a tener en cuenta es el del origen. Como producto de una reacción química
in vitro los polímeros sintéticos no tienen una estructura precisamente definida. Por ejemplo el
número de monómeros que componen la cadena no es el mismo para todas las moléculas. Habrá
entonces una longitud promedio con una dispersión característica del proceso de obtención.
Es conveniente pensar en término del número de moléculas independientes que componen
una mezcla de monómeros sometidos a la reacción de polimerización. A tiempo cero, la mezcla
estará compuesta exclusivamente de monómeros. Una manera de determinar el número de estos
monómeros es determinar químicamente los grupos funcionales que se pierden al polimerizar.
Supongamos que estamos polimerizando la siguiente molécula en una reacción de esterificación
para dar el poliester correspondiente por simple deshidratación:
HO–CR–COOHHO–CR–CO[O–CR–CO]m-2–CR–COOH
Supongamos también, como ocurre en muchos casos, que la reactividad de los grupos no
cambia significativamente al estar incorporados a una cadena creciente. Obviamente no
obtendremos una única cadena conteniendo el número total, N0, de monómeros originalmente
presentes. Por el contrario, se obtendrán múltiples cadenas de diferente longitud. ¿Cuál es la manera
de conocer algunas de las propiedades de esa distribución de longitudes a medida que la reacción
progresa? Por ejemplo ¿Cuál es el grado de polimerización medio, o el m promedio?
Debemos definir primero el grado de progreso de la reacción, p, como la fracción de grupos
terminales que reaccionaron a un tiempo dado. De la misma manera (1-p) es la fracción de grupos
terminales que aun faltan reaccionar. Como cada molécula independiente tendrá un grupo terminal
independientemente de su longitud, 1-p es también la fracción de moléculas independientes a cada
tiempo. N0(1-p) es el número de moléculas independientes a cada tiempo. Por lo tanto si
distribuimos (dividimos) el número de monómeros presentes a tiempo cero sobre el número de
moléculas independientes a cada tiempo tendremos el número promedio de subunidades,
monómeros o residuos incorporados en las cadenas. Matemáticamente, N0/[N0(1-p)]= 1/(1-p).
Esto quiere decir que si la reacción se completa en un 90% la longitud media de las cadenas
será de 10 residuos. Si transcurre en un 99%, 100. Y así sucesivamente. No intentaremos
demostrarlo aquí, los interesados pueden consultarlo en la bibliografía original, pero es posible
calcular en forma muy sencilla cuál es la probabilidad de que un monómero forme parte de una
molécula de longitud determinada, con lo que se conocerá la distribución de tamaños en la mezcla
para cada grado de polimerización.
Los heteropolímeros pueden tratarse de la misma manera si se hace abstracción de las
diferencias entre monómeros. Pero debe tenerse presente que se generará un producto heterogéneo
en el cual cada molécula difiere de otra en el número de monómeros y además en la secuencia,
composición y en las dimensiones.
La estructura tridimensional de los homo y hetero polímeros será variable. Cada tipo de
polímero sintético se ubicará claramente en una de las siguientes categorías: estructuras sin orden
evidente y siempre cambiantes o estructuras altamente periódicas. Por el momento baste con definir
periodicidad como la posibilidad de conocer la ubicación en el espacio de los monómeros a partir
de simples operaciones matemáticas. Por ejemplo una simple fórmula matemática define la
posición de todos los elementos que constituyen una hélice o las hebras de una fibra.
Esta dualidad entre orden y desorden o entre periodicidad y aperiodicidad puede explicarse a
partir de consideraciones termodinámicas y estereoquímicas. La sencillez de muchos
homopolímeros (y heteropolímeros compuestos de dos o unas pocas subunidades diferentes) hace
que sea fácil optimizar interacciones entre elementos de la cadena, y entre estos y el solvente si lo
hubiera, de manera de superar el alto costo entrópico de ordenar estas macroestructuras. Por otra
parte restricciones estéricas importantes producen estructuras aperiódicas en la escala de la cadena y
el resultado es un polímero de estructura al azar y siempre cambiante.
Estas consideraciones nos introducen a un concepto cuya importancia se empezó a notar sólo
recientemente: el grado de ‘frustración’ conformacional de polímeros. Una forma de definir este
concepto es representar la distribución de energías para las conformaciones accesibles al polímero.
Un polímero tiene alta frustración conformacional cuando puede plegarse en numerosas
conformaciones de energía semejante. Por el contrario, cuando sólo existen unas pocas
conformaciones que tienen energías mucho menores que el conjunto de las conformaciones
posibles, se habla de bajo grado de frustración. Alternativamente, se puede pensar la frustración
como la imposibilidad para un polímero de satisfacer simultáneamente todas las interacciones
intramoleculares y al mismo tiempo evitar las desfavorables. Los polímeros que adquieren
estructuras altamente periódicas tienen bajo grado de frustración. Las proteínas ‘naturales’ (que
tienen baja periodicidad como veremos más adelante) son un conjunto de polipétidos que
adquirieron por evolución la habilidad de plegarse en una conformación definida tienen también
baja frustración.
1.2.2 Distintos tipos de polímeros biológicos
Vamos a clasificar los polímeros biológicos en tres grandes categorías. Las proteínas, los
ácidos nucleicos y los polisacáridos. Comenzaremos con los polisacáridos que se asemejan en
mayor grado a los polímeros sintéticos. Son moléculas lineales (celulosa, amilosa) o ramificadas
(glucógeno). No tienen longitud constante y en algunos casos tampoco composición constante.
Suelen formar estructuras periódicas normalmente hélices de distinto paso y cintas que se agrupan
formando fibras o glóbulos. No nos detendremos aquí en los detalles químicos y estructurales de la
enorme variedad de polímeros en cuya composición intervienen azúcares junto a otras moléculas.
No existe una estructura única o específica para cada uno de ellos y a pesar de su periodicidad
deben ser estudiados como estructuras promedio. Todos estos polímeros parecen tener sólo una
función mecánica o de almacenamiento. Para estas funciones la periodicidad es la gran virtud y no
molestan mucho las heterogeneidades locales.
Los ácidos nucleicos nos introducen en un mundo nuevo. Aquí la fidelidad a una secuencia es
la regla. Están absolutamente desaconsejados los cambios. La función de macromolécula que
almacena información requiere gran precisión. El mecanismo de síntesis enzimática de estas
macromoléculas incorpora mecanismos de corrección para asegurar la fidelidad. Esencialmente hay
sólo cuatro tipos de monómeros que difieren solo en la base purina o pirimidina que se une a
nucleósidos idénticos. Las propiedades químicas de estas bases son muy semejantes en cuanto a su
solubilidad en agua y falta de carga a pH fisiológico. Difieren en tamaño las purinas y pirimidinas y
en la capacidad dadora y aceptora de enlaces hidrógeno. Esta similitud global hace que la cadena de
DNA se parezca mucho a un homopolímero. De allí su fuerte tendencia a formar una estructura
altamente periódica. La propiedad de formar puentes de hidrógeno específicos entre A-T (o A-U) y
entre G-C también introduce un alto grado de orden. Esta es la razón por la cual la estructura global
del DNA, la doble hélice de Watson y Crick, se dedujo muy tempranamente a partir de los patrones
de difracción de las primeras fibras de DNA analizadas. Como veremos mas adelante, miles de
mapas de difracción de proteínas estudiadas hasta la fecha no produjeron aún una teoría general del
plegamiento de las proteínas.
El DNA no se encuentra aislado en casi ninguna circunstancia. Normalmente está revestido de
proteínas formando complejos nucleoproteícos. Muchas de esas proteínas cambian la estructura
tridimensional de segmentos del DNA. No tiene mucho sentido hablar de la estructura
tridimensional del DNA aislado de sus interacciones con otras macromoléculas.
Las proteínas son polímeros misteriosos. Ahora que conocemos la estructura tridimensional
de más de mil proteínas, toda su fascinación y misterios surgen ante nosotros. Estas moléculas
tienen un grado muy bajo de periodicidad y orden interno. No obstante su estructura es
absolutamente específica. Además, el grado de complejidad de su arquitectura es tal que es muy
difícil generalizar motivos tridimensionales simples que actúen como bloques comunes en su
construcción. Es verdad que las proteínas suelen mostrar hélices y láminas en su estructura. Pero
estas cortas estructuras periódicas no se relacionan entre sí mediante operaciones geométricas
sencillas. Aparecen a lo largo de la cadena y surcan el espacio como surgidas de la imaginación de
algún artista. Está firmemente establecido que la secuencia de aminoácidos es un código en el que
están escritas en forma unidimensional las especificaciones del objeto tridimensional final. Ese
código nos es desconocido y si bien podemos comprender algunas de sus palabras, como veremos
más adelante, todavía no podemos leer el mensaje completo y predecir la apariencia más probable
de la estructura a partir de su secuencia.
Es decir que las proteínas se destacan claramente de otros polímeros. Sus estructuras
tridimensionales no son al azar ni tampoco son altamente regulares. La razón mas probable de esta
enorme plasticidad en la forma de cada proteína es la existencia de 20 residuos de aminoácido
diferentes. El número de combinaciones posibles para un polímero lineal de 20 monómeros
diferentes es astronómico. ¡Para una longitud de 100 residuos son posibles 20100 o 10130
combinaciones! Y esta estimación solo hace referencia a la secuencia. La variedad potencial en la
geometría de la cadena es aun mayor. Por otra parte, si bien es posible clasificar a los aminoácidos
en dos grandes grupos, como polares y no polares, cada uno de los 20 aminoácidos tiene
características que lo distinguen claramente de la mayor parte de los demás. Hay residuos ácidos
básicos, polares no cargados, voluminosos, no voluminosos, aromáticos, no aromáticos, etc. En
verdad, la clasificación de los residuos de aminoácidos mediante criterios fisicoquímicos mantuvo
(y mantiene) ocupados a los científicos por mucho tiempo.
Hay otro aspecto que separa las proteínas biológicas de los demás polímeros. Las proteínas
han evolucionado y el conjunto de estructuras existentes combina la especificidad geométrica con la
función de autoensamblado eficiente. En otras palabras, la rica variedad de detalles estructurales en
las proteínas se forman rápida y eficientemente, en el término de segundos en la célula, siguiendo
instrucciones embebidas en la secuencia.
De acuerdo a estimaciones optimistas, una tabla descriptiva de todas las formas globales de
plegamiento encontradas o supuestas para las proteínas tendría aproximadamente 1000 entradas.
Con esa tabla sería posible clasificar cada nueva estructura de Rayos X descripta en un grupo
preexistente. Aún así la estructura real diferiría en detalle de la del grupo asignado.
Nos ocuparemos de la estructura proteica de una forma mucho mas rigurosa más adelante.
¿Cuál es la necesidad biológica de tanta variedad en la estructura? Una vez más la respuesta debe
buscarse en la función. Toda proteína tiene una función específica. Eso significa acción. Las
proteínas pueden ser vistas como herramientas. La variedad es una virtud para las herramientas.
Así, a mucha variedad de tareas le corresponde mucha variedad de herramientas.
1.3 Conformación de macromoléculas biológicas
Vamos a usar el término conformacíon para definir la estructura tridimensional de una
macromolécula o de parte de ella. La conformación se especifica como una lista de las coordenadas
espaciales x, y, z de cada átomo que compone la estructura considerada. Conformación debe
distinguirse cuidadosamente del término configuración que hace referencia a los isómeros surgidos
de la existencia de átomos quirales. Un ejemplo de diferente configuración para un átomo de
carbono se muestra en la Figura 1.4. La única manera de interconvertir dos isómeros
configuracionales es mediante la ruptura de enlaces covalentes. Por lo tanto no hay interconversión
configuracional en los polímeros biológicos. Por ejemplo, sólo L-aminoácidos y D-azucares forman
el esqueleto de proteínas y ácidos nucleicos respectivamente.
H
OH
H
H
COOH
COOH
HO
H
CH3
CH3
NH2
NH2
Isómero de
L-threonina no
presente en las
proteínas
(configuración L en el
carbono beta)
L-threonina
(configuración D en el
carbono beta)
H
CH3
H
H
COOH
COOH
HO
H5C2
H
CH3
NH2
L-isoleucina
(configuración L en el
carbono beta)
NH2
Isómero de
L-isoleucina no
presente en las
proteínas
(configuración D en el
carbono beta)
Fig. 1.4: Configuración del carbono  de los residuos treonina e isoleucina. Nótese que las moléculas no pueden ser
superpuestas a menos que se rompan enlaces covalentes.
Todo cambio en la conformación de macromoléculas normalmente surge por rotación de
átomos a través de enlaces simples . A temperatura ambiente la longitud de los enlaces y los
ángulos de valencia fluctúan con pequeñas variaciones alrededor de un mínimo energético. Así, una
definición absoluta de la posición de cada átomo no es posible. Por lo tanto cuando se define una
conformación o un estado conformacional se toma la posición promedio o más probable de los
átomos considerados y se aceptan como conformaciones diferentes a las que se distinguen
claramente en términos geométricos. Operativamente esto se hace estableciendo un límite arbitrario
a las diferencias en las posiciones de los átomos o en los ángulos de enlace entre ellos.
albúm ina 67 kDa
Hem oglobina 68 kDa
fibrinógeno 400 kDa
gam a globulina 160 kDa
Fig. 1.5: Imagen global de la estructura proteica hacia 1950.
1.4 Aspectos estructurales de la función biológica
Los ácidos nucleicos y proteínas cumplen una función biológica específica para la cual
adquieren una estructura específica. Muchas veces el investigador se encuentra con el problema de
establecer cuál es la función biológica de una de estas macromoléculas o en caso de conocerla de
entender como esta se lleva a cabo. En estos casos el análisis de la estructura tridimensional es el
método más fértil para encontrar las respuestas. Por supuesto se trabaja también con modelos
previos a los datos estructurales y estos a veces orientan el estudio específico de la estructura
tridimensional. Es muy común ver esquemas con esferas que interactúan o figuras geométricas que
se acoplan entre sí para esquematizar la interacción de dos macromóléculas.
A decir verdad, hacia los años 50, todo lo que se podía decir acerca de la estructura de algunas
proteína cabía en un esquema como el que se muestra en la Figura 1.5. A medida que se obtuvieron
cristales adecuados para estudios de rayos X y se estableció el método cristalográfico para
determinar las coordenadas atómicas de las macromoléculas se pudo avanzar hacia modelos más
realistas. Se pudo relacionar entonces la estructura con la función sobre una base fisicoquímica.
Conceptos como el de binding, alosterismo y catálisis cobraron vida y salieron de los simples
esquemas sobre el papel para convertirse en objetos extremadamente complejos que funcionan
siguiendo reglas precisas y leyes generales.
Esta relación, un tanto obvia entre la estructura y la función no es la que nos interesa en este
momento. Vamos a ver otras propiedades globales de las macromoléculas que se relaciónan
indirectamente con la función. Nuevamente, nos limitaremos a las proteínas y los ácidos nucleicos.
La primera propiedad es la inestabilidad intrínseca de estas estructuras. Luego de los cursos de
biología molecular y bioquímica que ustedes han tomado no necesito convencerlos de que cada
molécula de proteína y los ácidos nucleico pasa durante su existencia por innumerables cambios en
su conformación. Una doble cadena de DNA debe desenrollarse localmente para permitir la
transcripción. Las proteínas se despliegan para pasar membranas y llegar a sus organelas de
residencia. Las enzimas cambian su conformación durante la catálisis, etc.
El concepto que surge aquí es que una estructura debe ser por un lado específica y
precisamente definida. Por otro lado esa misma estructura debe ser plástica y maleable para
adaptarse a los cambios estructurales frecuentes a lo largo de su vida. A diferencia de los
polisacáridos y otros polímeros con funciones mecánicas o de relleno, los ácidos nucleicos y las
proteínas deben ser estructuralmente inestables. Las enzimas necesitan flexibilidad para funcionar y
al mismo tiempo precisión en su estructura. También deben resistir condiciones químicas adversas
y adaptarse a cambios en la composición de las soluciones en que se encuentran. Las proteínas
deben ser degradables y recambiarse rápidamente para adaptarse a las necesidades de las células.
Las proteínas deben además ser objetos capaces de evolucionar para conferir ventajas adaptativas.
Los ácidos nucléicos deben ser quimicamente estables pero deben permitir la evolución y además
ser conformacionalmente flexibles para actuar como moldes. Deben además soportar su propio
gigantismo como archivos químicos. Es decir deben ser ágiles para no fragmentarse durante su
función. Por último, y a diferencia de las proteínas, deben ser modulares para poder repararse en
caso de daño químico.
Imaginemos ahora que solicitamos ahora a arquitectos a ingenieros que diseñen y construyan
objetos tridimensionales que cumplan las especificaciones dadas mas arriba. La tarea excede no
solo nuestra capacidad sino nuestra imaginación.
1.5 Introducción al estudio conformacional de macromoléculas
No nos vamos a ocupar del estudio de polímeros sólidos porque por el momento no son relevantes
para los objetivos de este curso. Aunque hay que mencionar que por ejemplo a veces se recurre al
estudio de películas deshidratadas de proteínas y acidos nucléicos para comprender mejor la
estructura de estos polímeros.
Cuando se estudian polímeros sintéticos el objetivo fundamental es determinar sus
propiedades globales como objetos en el seno de un líquido. Hay dos casos: a) moléculas altamente
regulares que estan formadas de motivos discretos que se repiten en el espacio. b) conglomerado
conformacional esencialmente al azar. En ambos casos cada molécula difiere de la otra en su
conformación, en sus dimensiones o en ambos aspectos. Se busca conocer las dimensiones
promedio y se trabaja con conceptos tales como volumen macromolecular, radio de giro y distancia
end to end. Las técnicas disponibles permiten deducir estos parámetros a partir de mediciones
ópticas o de propiedades físicas como viscosidad de las soluciones o velocidad de sedimentación.
Adicionalmente se busca conocer las pautas geométricas que pueden ser importantes para fines
específicos. Por ejemplo una matriz cromatográfica puede estar formada por partículas esféricas de
unos cientos de micrones de diámetro. Esas partículas pueden estar formadas por un gran número
de moléculas entrecruzadas que forman cavidades de dimensiones regulares que pueden actuar
como tamices moleculares. Conocer las propiedades de esas cavidades puede ser un importante
objetivo tecnológico.
Cuando se estudian polímeros biológicos hay que hacer diferencias. Si se trata de materiales
importantes por sus propiedades mecánicas, como los polímeros de relleno de tejidos o paredes
celulares, muchas de las consideraciones vistas más arriba tienen validez. Si se trata de DNA, el
cual pertenece a los polímeros informacionales, de composición y secuencia absolutamente
definida, es absolutamente imprescindible conocer la secuencia. Por eso existen mega
emprendimientos dirigidos a secuenciar el mayor número posible de genomas. La forma y la
geometría de toda la molécula son menos importantes, sin embargo como se trata de objetos muy
alargados con un alto grado de orden interno todavía se puede aprender mucho de ellos estudiando
sus motivos repetitivos. Por último, en el caso del DNA es necesario conocer la geometría detallada
de los sitio de interacción con proteínas. Se aplican entonces los mismos criterios que se usan para
proteínas y que se discutirán ahora.
Cada proteína es un objeto único, no regular. Su conformación no puede ser estudiada por
partes. De allí la frustración cuando no se dispone mas que de información promedio sobre ellas.
No sirve de mucho, para entender como funciona una proteína, conocer su contenido de -hélice o
su volumen. Se requiere una descripción detallada de todos sus átomos en el espacio. Por eso si
bién se usan todas las técnicas mencionadas más arriba, se tiene finalmente que llegar a la
determinación de la estructura por técnicas de difracción de rayos X o the RMN. Estas técnicas se
verán más adelante. Ahora baste decir que para determinar la cristalográfica de una proteína pueden
requerirse años de trabajo un resultado frecuente es todavía el fracaso. Hasta la fecha se conocen
aproximadamente unas mil estructuras no redundantes que son el resultado de un esfuerzo de
cuarenta anõs. La mayor parte de ellas se resolvieron en los últimos diez años. La técnica de RMN
si bién avanza a pasos agigantados es demasiado compleja para proteínas de más de cien residuos.
La computación o cálculo de la estructura de una proteína a partir de la secuencia y de
principios fundamentales es la solución lógica de la imperiosa necesidad de conocer la estructura de
todas las proteínas biológicamente relevantes.
Este problema ha ido reclutando el esfuerzo de las mentes mas brillantes de la biología, la
física y la química. Se ha erigido en el último gran problema a resolver de la biofísica. y se le
conoce como el problema del plegamiento. Este problema es el eje conductor de el curso que
acabamos de iniciar.
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