El desarrollo y rumbo de la música en la sociedad actual Emilio Casco Centeno Melissa Isaaly Mendoza Bernabe Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Resumen La sociedad actual se rige dentro de un sistema neoliberal, donde el desarrollo económico es la principal ocupación. Los fenómenos artísticos, en específico la música, afectados por esta situación, manifiestan claramente cómo la sociedad se encuentra asfixiada, desordenada y oprimida. Para Adorno la música y la sociedad tienen una estrecha relación, pues ambas están en continuo movimiento, son dinámicas, se transforman según el contexto y, son determinadas de forma directa e indirecta. La comprensión de tales procesos, en la actualidad, puede ayudar a entender el desarrollo y futuros movimientos de la relación música y sociedad. Palabras claves: música, sociedad, T. Adorno, neoliberal, cultura. Introducción Panorama de la sociedad actual neoliberal El panorama de la sociedad actual, es un contexto neoliberal que se ha regido por políticas económicas basadas en la globalización que ha hecho desde la décadas de los 60s estructuraciones y ajustes en favor de la economía mundial (Fondo Monetario Internacional) dando como resultados una gran dificultad en el desarrollo de identidades, la consolidación de sistemas sociales y políticos estables. Estos procesos dejan muy visibles los problemas ambivalentes de la realidad social en la que interactuamos día a día. Las demandas mundiales de este sistema económico provoca un desbalance en diversas estructuras del país tales como: política, cultura, comunicación, ciencia, entre otras, donde debido a las carencias de herramientas para competir con países del primer mundo deja al nuestro (México) rezagado y [Escriba aquí] arrastrando situaciones sin resolver que provocan un desequilibrio social y por lo tanto individual.1 Durante todo el desarrollo histórico de la humanidad la expresión sobre la realidad social se ha expresado de distintas maneras. El arte siempre ha sido una manera de manifestar el sentir persona ante las transformaciones sociales, es por eso que la música ha ido agregando los elementos nuevos para mostrar una vez más su papel histórico, psicológico y cultural dentro de las estructuras que conforman la sociedad. Sin embargo, esta función ha tenido cambio debido a que se ha visto inmersa en las políticas neoliberales, este fenómeno de globalización ha utilizado la música con distintos fines por esto es necesario exponer como la música muestra modificaciones internas a los fenómenos sociales, viéndose subordinada a las producciones comerciales de masas y sufriendo desplazamientos antropológicos en la sociedad estandarizada, penetrando a la estructura de la audición musical y la manipulación de la misma. La economía neoliberal ha sustentado su crecimiento en el consumismo, creando dependencia a las compras de distintos productos por distintos factores como; culturales, afectivo, niveles socioeconómico o masificación. Así, la cultura se ha convertido en medio ideal para lograr el fin de consumismo que es comprar, encontrando en el arte popular y en específico en la música un potencial mercado.2 Debido a esto es necesario establecer qué tiene en común la producción de la industria cultural contemporánea con las formas de arte popular o "inferior" de otros tiempos. ¿Cuáles son las relaciones que se crean entre la música (objeto) y los oyentes o posibles consumidores de música (sujeto)? ¿Qué determina esta relación simbiótica entre el comprar y escuchar música? La anterior cultura popular mantenía cierto equilibrio entre su ideología social y las condiciones sociales concretas en que vivían sus consumidores. Probablemente, esto contribuyó a mantener más impreciso que hoy el límite entre el arte popular y el arte serio en el siglo XVIII, influyendo directamente sobre la función social y psicológica de la música como medio de consumo masivo. 1 2 La sociedad neoliberal, Rojas Jorge, Universidad de Concepción, Chile, 2006. El consumismo artístico y sus efecto, Acha Juan, Trillas, México, 2012. [Escriba aquí] Teoría de Adorno "Lo que nos habíamos propuesto era nada menos que comprender por qué la humanidad, en lugar de entrar en un estado verdaderamente humano, se hunde en un nuevo género de barbarie"3 Adorno estable que dentro del marco conceptual de la filosofía de la conciencia se comprende la relación sujeto y objeto regida por el desenvolvimiento del pensamiento conceptual en donde convergen razón formal y razón instrumental. A este despliegue lo denomina dialéctica de la ilustración, cuya realización abarca todos los ámbitos del conocimiento y la sociedad. El desarrollo de tal dialéctica en el mundo tiene como consecuencia la eliminación de todo lo que hay de diferente en el sujeto y en el objeto. Desde este diagnóstico, es posible comprender por qué Theodor Adorno postula la tesis de que la teoría del conocimiento es inseparable de la teoría de la sociedad. Toda reflexión del sujeto sobre la forma de conocer el objeto es también reflexión sobre las condiciones sociales e históricas, en las cuales el sujeto se relaciona con el objeto; y toda reflexión sobre estos condicionantes sociales e históricos es, a su vez, reflexión sobre las formas de conocimiento. Adorno critica todas las formas de pensamiento que en algún momento de la reflexión olvidan el carácter mediado del sujeto y del objeto y plantean su separación absoluta. Aquí el pensamiento adorniano muestra su deuda con el marxismo de Lukács. La separación radical entre sujeto y objeto entroniza al sujeto como poseedor de la mediación y ello va en deterioro de lo cualitativamente diferente del objeto. Como correctivo de la reducción subjetivista, Adorno postula la primacía del objeto. Siguiendo este análisis, la experiencia objetiva no puede ser reducida a una reflexión del sujeto sobre sí mismo, ya que ésta no daría cuenta de la penetración del sujeto en los condicionamientos históricos y sociales que constriñen una relación entre sujeto y objeto. La teoría crítica es, así, teoría crítica de la sociedad y del conocimiento; ambos momentos se tornan inseparables. 3 Dialéctica de la Ilustración, T. Adorno y Mark Horkheimer, EU, 1997 (Pág. 51). [Escriba aquí] Esta teoría transita en los límites del paradigma de la filosofía de la conciencia. La preocupación de este paradigma reside, básicamente, en el modo en que el sujeto se relaciona con los objetos del mundo. El sujeto, desde esta perspectiva, se refiere a los objetos para representarlos tal como son, o bien para producirlos tal como deberían ser. La interrelación entre conocimiento y acción es fundamental en la interpretación del pensamiento de Adorno. Según él, la relación entre sujeto y objeto está regulada por un concepto de razón instrumental, restringida a la capacidad de evaluación subjetiva de los medios necesarios para alcanzar un fin contingente: la reproducción ciega de la propia vida. Este concepto de razón, determina los fines del conocimiento y de la acción por medio de convicciones subjetivas ajenas a cualquier jurisdicción racional. La razón instrumental (que se ha tornado dominante en el pensar y el actuar del hombre) es la razón en la base de las sociedades modernas. Max Horkheimer, quien escribió conjuntamente con Adorno y compartió muchas de principales ideas, expresa claramente este motivo: “Si de todos modos (el conocimiento y la acción) se ocupa de fines, da por descontado que también estos son racionales en un sentido subjetivo, es decir, que sirven a los intereses del sujeto con miras a la auto conservación... La idea de un objeto capaz de ser racional por sí mismo... sin referirse a ninguna especie de ventaja o ganancia subjetiva, le resulta a la razón subjetiva profundamente ajena.”4 Este marco explicativo permite entender con más claridad una teoría del conocimiento donde el objeto sólo es pensable, si no se la separa de una teoría de la sociedad, así, toda reflexión del sujeto sobre la forma de conocer el objeto es, también, reflexión sobre las condiciones sociales e históricas en las cuales el sujeto se relaciona con el objeto; y toda reflexión sobre estos condicionantes sociales e históricos es, a su vez, reflexión sobre las formas de conocimiento. Comprendiendo lo antes mencionado podemos decir que: El proceso de desarrollo significa asimilar formas de pensamiento, tanto culturales y sociales, regidas por el principio de identidad, es decir, formas tendientes a la eliminación 4 Crítica de la razón instrumental, Marx Horkneiker, Buenos Aires, Sur, pág. 15 y 16. [Escriba aquí] de todo aquello que es no-idéntico, diferente, bajo principios abstractos y cuantitativos de equivalencia e intercambio económico con gran influencia social, todo está partiendo de las células conformantes y estructurales que son el objeto (música) y el sujeto (la sociedad) donde la interacción de ambas dentro del contexto neoliberal provoca la inclusión del consumismo masificado (creando una identidad social de aceptación colectiva e individual) como la relación prioritaria entre el objeto y el sujeto. Exclusión del arte como parte de la vida, consumismo. La transición a la producción calculada de música como articulo para las masas tardó sin duda más tiempo que el proceso análogo en la literatura o en las artes plásticas. Su elemento no conceptual y no objetual desde que Schopenhauer la remitía a la filosofía irracionalista haciendo tardía su factor de la venta.5 Los medios para las masas no son tan sólo la suma total de las acciones que representan o de los mensajes que se irradian desde esas acciones. Los medios constan de diversos estratos de significados, superpuestos los unos a los otros y todos los cuales contribuyen al efecto de la compra como una necesidad principal. Cierto es que debido a su naturaleza de fácil asimilación estos productos racionalizados parecen ser más nítidos en sus mensajes que las auténticas obras de arte, las cuales no pueden ser reducidas en un solo mensajes concreto, pero el legado del significado ha sido usurpado por la industria cultural en la medida en que lo que trasmite se organiza por su parte con el objeto de dominar el ánimo de los espectadores en diversos niveles psicológicos a la vez, creando un mensaje oculto que pueda ser más importante que el mensaje explícito, ya que el primero eludirá los controles de la conciencia, no se lo "verá al través", no será esquivado por la resistencia a las ventas y, en cambio, es posible que se hunda en la mente del espectador. Según Lukács, el mundo social contemporáneo ha creado una segunda naturaleza que debe interpretarse en un marco de separación entre el mundo pleno de los sentidos y mundo vacío de los mismos, que es, el mundo enajenado 5 Obras completas, A. Schopenhauer, Biblioteca de grandes pensadores, Gredos, Madrid, 2010. [Escriba aquí] de la mercancía. Este último es un mundo cosificado en donde todas las actividades humanas trasmutan en mercancías. La esencia de éstas se basa en que una relación entre personas cobra el carácter de una ‘objetividad fantasmal’ que con sus leyes propias rígidas, aparentemente conclusas del todo y racional, esconde toda huella de su naturaleza esencial, el ser de una relación entre hombres. 6 La objetividad fantasmal se aproxima a la idea de segunda naturaleza. El punto de contacto radica en la metamorfosis de lo histórico, lo producido por la actividad humana, la naturaleza del trabajo humano, en una naturaleza petrificada, llevando como consecuencia y en términos epistemológicos, la separación entre sujeto y objeto, implicando una dominación del primero sobre el segundo. Lo anterior mencionado se justifica con la teoría del conocimiento que reproduce esta separación: La separación de sujeto y objeto es real e ilusoria. Verdadera, porque en el dominio del conocimiento de la separación real acierta a expresar lo escindido de la condición humana, algo que obligadamente ha devenido; falsa, porque no es lícito hipostasiar la separación devenida ni transformarla en invariante. Esta separación radical del sujeto y del objeto no deja de tener severas consecuencias. Una vez que sujeto y objeto se piensan sin sus mediaciones intrínsecas, el sujeto es absolutizado y devora al objeto, olvidando cuanto tiene él mismo de objeto. En la praxis, el dominio del objeto se pervierte en dominio sobre los propios sujetos. Esta manifestación es como el dominio del poder consumista desvía la función expresiva y sensible de la música, por lo tanto, creo un efecto receptor en el sujeto (en este caso la sociedad) de responder a una necesidad ilusoria (como la segunda naturaleza) asimilándola y adoptándola dentro de su vida como una función racional y verdadera. Al pensar en su mediación el sujeto y el objeto, en el análisis filosófico se parte del sentido equívoco que los constituye: sujeto puede referirse tanto al individuo particular como a determinaciones generales, la conciencia general. Hoy, la producción comercial de artículos de consumo culturales se ha vuelto 6 Historia y conciencia de la clase, G. Lukacs, Ryr, 1957. [Escriba aquí] aerodinámica y coincidentemente ha aumentado la influencia de la cultura popular sobre el individuo. Este proceso no ha quedado limitado a la cantidad sino que ha dado lugar a nuevas cualidades. En tanto que la cultura popular reciente ha absorbido todos los elementos y en particular todas las "prohibiciones" de su predecesora, difiere de ésta decisivamente en la medida en que se ha desarrollado en un sistema. Cuanto más inarticulado y difuso parece ser el público de los actuales medios para las masas, más tienden a lograr su "integración" los medios para las masas. La fuerza creciente de la moderna cultura es realzada por las modificaciones de la estructura sociológica del grupo controlador de los medios masivos de comunicación, que dictan de manera implícita los nuevos órdenes sociales, en específico de los nuevos cargos que lleva la música. La antigua elite culta ya no existe, al mismo tiempo, enormes estratos de la población que antes no tenían contacto con el arte se han convertido en "consumidores" culturales. Los públicos actuales, si bien probablemente son menos capaces de la exaltación artística generada por la tradición, se han vuelto más listos en cuanto a sus exigencias de perfección técnica y de exactitud en la información, así como en su deseo de "servicios"; y han adquirido una mayor convicción en cuanto al poder potencial de los consumidores sobre los productores, sin que importe que este poder sea usado realmente. La sociedad es siempre la que sale ganando y el individuo es tan sólo un títere manipulado a las normas sociales. Música y sociedad como genes vivos Quien se refiera en la actualidad en tono decididamente polémico a reacción en la música, incurrirá ante todo en la sospecha de creer en la posibilidad de la existencia de un progreso en torno a las grandes obras de arte, las que en su calidad ineludible deben quedar al margen de cualquier valoración semejante. La libertad del compositor en una obra en concreto se completa con la más íntima comunicación entre ambos (sujeto y objeto) y la medida de correspondencia [Escriba aquí] que resulte entre ambos, a pesar de la imposibilidad de establecer comparaciones frente a otra obra, ni siquiera en sus menores células y sin tener en cuenta la existencia de progreso o reacción,7 debido a que el contexto que permite la interacción intrínseca de ambos elementos está determinada y sometida a las estructuras sociales que responden a las políticas globalizadas de la compra. Cualquier oposición contra una reacción estética ha de desarrollarse por lo tanto centrada en el análisis inmanente de las obras y no como en un vago juicio acerca de su «estilo». Contra éste, las réplicas se hacen ostensibles, como es corriente en toda la música reaccionaria de hoy, y aparecerá tanto más denunciado cuanto mayor sea la sospecha de reacción o en la manifestación de la compra y venta. Se habrá olvidado en primer lugar, según aquella dialéctica la libertad del compositor, cuando éste aparezca, como simple ejecutor de leyes materiales sino exactamente como estructurador soberano de formas, ya que el papel que emprende es el de un títere reproductor utilizado como medio de identificación social para penetrar psicológicamente en el sujeto y que así adopte el objeto como propio. Pero el que se subordina a la obra misma y no emprende nada más que su servicio, desarrolla la constitución histórica de la obra tal como en la misma y se plantea la problemática de la exigencia, con una respuesta y plenitud de una realidad nueva que no responde exclusivamente a la sola estructura histórica de la obra, sino también, a cuya fuerza radica en la problemática de representar la verdadera libertad del compositor. Toda soberanía pretende actuar sobre el material, se desliza en el interior de la obra sin llegar y proclama desde allí su permanencia como meros puntos de vista subjetivos de una historia sobre la perspectiva de una realidad, siendo la única manera sostenible de la obra aprender y asimilar al autor como dominante en lugar de ser dominado. El círculo de medios contemporáneos, en el cual se mueve el autor como en un horizonte cerrado por la historia frente a una estrecha elección de 7 Reacción y Progreso, T. W. Adorno, Tusquets, Barcelona, 1984. [Escriba aquí] posibilidades, cuyo sentido, no sólo es puramente afectivo, sino sobre todo el constructivo-formal se ha transformado. El proceso social no debe ser interpretado como un progreso de hechos individuales, en el sentido de un desarrollo desenfrenado, sino como un proceso de la desmitificación, así ocurre también respecto a la de la música en el tiempo actual. La imagen de una música liberada, tal como se nos venía apareciendo, queda desde luego suplantada en la sociedad contemporánea, cuya base mítica le resulta negada, debido a que se arraiga en el miedo a su perdida estructural tomando un papel vacío donde su esencia propia es solo un velo superficial manejable, determinado y limitado. ¿Qué sigue en la música? Por ello, Adorno escribe en tono sentencioso: “Sólo la autocrítica social del conocimiento procura a este la objetividad, que él malogra mientras obedezca ciegamente a las fuerzas sociales que lo gobierna. Crítica de la sociedad es crítica del conocimiento y viceversa”. [Escriba aquí]