UNIÓN INTERNACIONAL DE CIENCIAS ANTROPOLÓGICAS Y ETNOLÓGICAS COMISIÓN DE DERECHO CONSUETUDINARIO Y PLURALISMO LEGAL ACTAS XII CONGRESO INTERNACIONAL DERECHO CONSUETUDINARIO Y PLURALISMO LEGAL: DESAFÍOS EN EL TERCER MILENIO TOMO II ARICA-CHILE 13 AL 17 DE MARZO 2000 MILKA CASTRO LUCIC MIEMBRO DIRECTORIO COMISIÓN DERECHO CONSUETUDINARIO Y PLURALISMO LEGAL TOMO2-1.p65 525 26-07-2000, 0:08 Diagramación y Preparación Editorial Versión Impresa y Electrónica: Gemma Rojas Roncagliolo Diseño de Portada: Patricia Rodríguez Colaboradores: Patricia Albornoz, Rodolfo Cornejo, Roy Corvalán, Andrea Chamorro, Mauricio Jaime, Ariel León, Álvaro Olguín, Loreto Poblete. Impreso en Santiago de Chile el mes de Julio de 2000, por LOM ediciones. SIMPOSIO III: DERECHOS INDÍGENAS, AUTONOMÍA Y DEMOCRACIA COORDINADORES: MILKA CASTRO LUCIC (CHILE) Y XAVIER ALBÓ (BOLIVIA) 527 TOMO2-2.p65 527 26-07-2000, 0:09 528 TOMO2-2.p65 528 26-07-2000, 0:09 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal REGIONALISMO Y MOVIMIENTO INDÍGENA EN EL ECUADOR: UN RETO A LA POLÍTICA DE LA DIFERENCIA José Almeida Vinueza INTRODUCCIÓN En el artículo 4 de la Constitución del Ecuador se lee que el país, en sus relaciones con la comunidad internacional, "rechaza toda forma de colonialismo, de neocolonialismo, de discriminación o segregación; reconoce 1 el derecho de los pueblos a su autodeterminación y a liberarse de los sistemas opresivos" . Al respecto resulta más que irónico que, entre otros, este principio animara la actuación del movimiento indígena en el "Golpe de Estado" que derrocó en Enero último al Presidente Mahuad y colocó en el poder una "Junta de Salvación 2 Nacional" . Al canalizar el descontento general por el mal manejo gubernamental de la economía y la corrupción impertante, este acto fue el epílogo de una serie de acontecimientos que habían sumido al país en una 3 profunda descomposición económica, política y moral . El "vacío de poder" era evidente e inminente su "asalto" por parte de cualquiera de las fuerzas en contienda; pero nadie imaginó la envergadura de la participación indígena en este suceso. Luego de esta toma, que muchos juzgaron como un "atentado a la Democracia", abundaron las reacciones, ya sea en rechazo, de aceptación parcial o como adhesión solidaria. La inicial impugnación al "error histórico" de la CONAIE, sin embargo, pronto varió hacia su reconocimiento como un acto "fundacional", ya que sin duda se trataba de un verdadero puntapié al caduco sistema político y los envejecidos paradigmas de la visión 4 mestiza del país . Con esta intervención, la imagen de los pueblos indios se había acrecentado no sólo como la "última reserva moral" del Ecuador o quienes mejor expresaban la penuria de su gente, sino también como un importante eje para la restauración política, moral e identitaria de la nación ecuatoriana. Los banqueros —se decía—si bien habían saqueado el país, no habían logrado expropiar sus valores, refugiados dramáticamente 5 en los indios. Para reconstruir el país, en consecuencia, sencillamente había que escucharlos . Pero, además, el movimiento indígena había salido al encuentro de otro factor de indudable gravitación en esta coyuntura: el despertar del regionalismo, manipulado por grupos económicos en decadencia que, para cubrir sus errores, habían desempolvado en el momento preciso este sentimiento latente en la sociedad ecuatoriana 6 desde el siglo pasado . En efecto, en el marco del "ajuste estructural" dictaminado por las financieras internacionales, el Gobierno empezó a implementar medidas para achicar el tamaño del Estado y privatizar sus empresas, tanto para readecuar el modelo de acumulación en favor de las transnacionales, como para ocultar y proteger a quienes realmente habían llevado al fracaso la economía del país. Pero, en su débil intento por captar apoyo para esta medida, permitió que se introdujera dentro de la típica impugnación neo-liberal al "intervencionismo estatal" un argumento inesperado: el descalabro no tenía otra causa que el "centralismo quiteño" y la "ociosidad serrana", las que, cual estructuras parasitarias, habían ocasionado el "atraso de las regiones" y la pobreza general del país. De pronto, el orígen no estaba en el manejo rentístico y dependiente de la economía, la injusta e inmoral distribución de la riqueza o la sobre-explotación desequilibrante de recursos y fuerza de trabajo, sino un asunto de "mentalidades". Así, según este argumento, si los sectores dominantes no habían logrado el progreso para el país era porque la "burocracia dorada" localizada en la Capital se habia tragado los beneficios generados por su esfuerzo. Si los pobres seguían sumergidos en la miseria, era porque habian sido "abandonados" por el poder central. Bajo esta óptica, hasta resultaba justificado que los empresarios evadieran impuestos o se llevaran sus capitales a Europa o los EE UU para evitar el "engorde" de los burócratas quiteños. Una secuela de todo ésto fue la ola de pronunciamientos e incluso de varios plebiscitos provinciales en favor de la autonomía de las provincias afectadas por el "centralismo absorvente". Pero, el punto exacervante fue la utilización del sentimiento regionalista para justificar la bancarrota del sistema bancario controlado por círcu529 TOMO2-3.p65 529 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia 7 los económicos irónicamente derrotados por la propia doctrina neo-liberal . El respaldo del Gobierno de Mahuad al sistema financiero en quiebra, mediante dudosas operaciones de salvataje, tales como la erogación de fondos en favor de dichos bancos, el congelamiento de las cuentas de ahorro en beneficio de los banqueros, e incluso la decisión de dolarizar la economía nacional, fueron efectuados bajo presión de círculos económicos de Guayaquil que habían amenazado con independendizar la Provincia de Guayas si no lograban el apoyo gubernamental. Pero, al sobrevenir el "golpe" justo en contra de estas medidas, se volvieron explícitos los intereses de estos grupos: no habían sido tanto los portadores de un renovado patriotismo o nacionalismo, sino tan sólo adeptos de una descentralización administrativa que les permitiera una favorable privatización de bienes estatales y la retención de su deteriorado poder a nivel de circunscripciones provinciales o regionales. En todo caso, no cabe duda de que todo ésto había puesto en juego la supervivencia del Estado y, con ello, la posibilidad de reorganizarlo desde la perspectiva de la diversidad socio-cultural de su población. Esta tesis había sido puesta en el tapete y había logrado un notable éxito como referencia para redimensionar el Ecua8 dor . Pero su potencial empezaba a ahogarse en intentos precipitados e innecesarios. Por eso es que para varios sectores tanto el "regionalismo costeño" como el "pluriculturalismo indígena" no eran más que las dos caras de la moneda con que se buscaba dividir al Ecuador; pero también había otros que los consideraban con seriedad, dada su evidente importancia para el país. No cabía duda: se tenía que incorporar la heterogeneidad de la sociedad civil en un nuevo modelo estatal para forjar la verdadera unidad del Ecuador o se tendría que sufrir su "balcanización". ECUADOR, UN PAÍS MULTICULTURAL Tal como ocurre con otros paises del orbe, la sociedad civil del Ecuador experimenta en la actualidad una inusitada explosión de identidades sociales que directamente impugnan la conformación y viabilidad de la centralidad estatal. La singularidad de este caso, sin embargo, radica no sólo en la presencia interpelante de un movimiento indígena notablemente organizado, sino también en el rebrote de otros particularismos que, como es el caso del regionalismo, introducen en el debate una noción distinta de lucha por la diferencia. La actual reorganización de los Estados, por lo regular, corresponde a etapas de desintegración de antiguos imperios o bloques coloniales que, al deshacerse en pedazos, facilitan la eclosión de "naciones históricas" antaño oprimidas o silenciadas por la égida estatal. Tambien ha proliferado en países de condición dependiente que inveteradamente sufren la modificación de sus fronteras en razón de las variaciones de los intereses estratégicos de las potencias que los dominan. No cabe olvidar tampoco los cambios sufridos por paises sobresaturados de modernidad, los que, impelidos por un talante "postmoderno", paradógicamente, en plena "globalización", experimentan el reflujo de fundamentalismos de toda índole, incluyendo brotes secesionistas dentro de sus fronteras. El Ecuador, desde luego, participa de algunos de estos cambios, pero su particularidad recae en la forma como el movimiento indígena ha tomado la iniciativa ante el descalabro del Estado y su modelo de desarrollo, postulando no sólo la eliminación de las causas estructurales que han colocado a los indígenas en situación de injusticia y desigualdad, sino también la defensa estratégica de la dimensión multicultural y plurinacional de la sociedad ecuatoriana. Este avance conceptual y práctico antecede a otra de sus peculiaridades: la inesperada irrupción de una auténtica "fiebre de autonomías", especialmente en la Costa, donde también se cuestiona la forma, el sentido y el destino del Estado Nacional Unitario. De este modo, al impugnarse la conformación centralizada de los estados contemporáneos, "la nación ha muerto; larga vida a la región", parecería ser la consigna alternativa, coincidente con la emitida en otras 9 latitudes . Pero, aunque el regionalismo comparte con los indígenas el rechazo al Estado excluyente, su perspectiva de cambio es completamente diferente. Este contrapunto permite distinguir en el Ecuador al menos dos proyectos de reorganización nacional. El primero, que empuja una descentralización y democratización paralela a la redistribución de la riqueza, con la cultura indígena como referente para un reordenamiento nacional de tipo "pluricultural"; y el segundo, que, eludiendo los problemas estructurales, privilegia la descentralizacion administrativa y financiera de las subunidades provinciales, siempre bajo la idea de mantenerlas dentro de un tipo de modernización "cosmopolita", sin ingerencia estatal. Las dos, desde luego, ante la 530 TOMO2-3.p65 530 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal debilidad institucional del Estado y la ausencia de hegemonía en la política nacional, insisten en el repliegue hacia los espacios locales para así facilitar el contacto entre la población civil y el aparato jurídico-administrativo; pero difieren en cuanto a la forma y sentido de dicha intermediacion o representación. Ya varios autores han destacado que mientras la primera opción es proclive a una democratización más participativa, consensual y comunitaria, la segunda corre el riesgo de mas bien fortalecer variantes de liderazgo local oligárquico, 10 populista o clientelar . De allí que la mayoría de los análisis descubren más la incompatibilidad que su eventual complementariedad, más aún cuando se mira respectivamente a cada una de ellas como modalidades contrapuestas de "socialismo" versus "capitalismo neo-liberal". De cualquier modo, casi todos mantienen que la eclosión de la diversidad en un mundo globalizado es un 11 hecho . Constituye una suerte de revancha de la particularidad ante un "centro" mal habido y disfuncional que, a nivel de cada Estado, redunda en lo que Gellner calificara como divorcio entre el sistema político y la 12 diversidad socio-cultural de la sociedad civil . Y en tanto es imposible eliminar la heterogeneidad sociocultural dentro de cualquier Estado, se concluye que no habría otra opción que manejar la diversidad o sucumbir como sociedades. La explicación más extendida sobre este divorcio adjudica el problema al mal funcionamiento de la economía: las minorías nacionales o las regiones "oprimidas" o "marginadas" no son otra cosa que víctimas de un "colonialismo interno" ejercido desde un centro que las explota u oprime. La estructura politica estatal es un montaje jurídico-institucional que consagra la supremacía de los poderosos del centro sobre los marginados de la periferia, aunque ésto no signifique necesariamente la eliminación de toda resistencia dentro de estos últimos 13 sectores . Otros análisis, en cambio, insisten en una visión mas bien "superestructural" o "culturalista": el desencuentro deviene de la forma como se ha tratado de implementar la "modernización", la "civilización" o el "progreso" en las nuevas naciones. Según este enfoque, el problema estaría en que se ha colocado al modelo unitario de Estado-Nación de orígen centro-europeo como el eje de la evolución política y social de la humanidad, pero sin que exista la capacidad para implementarlo en sociedades definitivamente heterogéneas y muchas veces ajenas a ese "ser occidental". De allí que los gobernantes de estos países se hayan inclinado más por imponer el modelo que en consensuarlo, lo que significa a la postre eliminar a la fuerza los particularismos 14 o "primordialismos" de la sociedad civil en aras de un "interés superior" ajeno a su trayectoria histórica . Es lo que Spencer entendiera en su momento como el necesario e inexorable avance del civitas sobre el comunitas, pero que en su implementación como política de Estado derivara no tanto hacia la asimilación del diferente sino en etnocidio e incluso genocidio de toda entidad social culturalmente diferente. El amalgamiento de estas ideas, en todo caso, ha llevado a entender cualquier interés o manifestación en defensa de la particularidad como un atisbo "romántico", "populista" o "reaccionario". En términos políticos, lo regional o cualquier particularismo étnico-cultural son vistos como "secundarios" y aún teóricamente irrelevantes, ante el vigor de lo "nacional". Pero, otros enfoques, sobre todo aquellos que enfatizan la "perspectiva del actor", permiten avanzar más en la comprensión de estos particularismos con una clave importante: adentrarse en el modo como los sujetos procesan en su subjetividad el movimiento histórico de las estructuras sociales o de los procesos políticos en que se hallan inmersos. Se trataría entonces no sólo de un problema de perspecti15 va, de la forma como los sujetos "interiorizan las externalidades" y "externalizan las internalidades" , sino también de un problema de agencia, es decir, de una óptica que examina cómo estos entendimientos se vuelven principios activos que permiten a los sujetos intervenir concientemente en el decurso y porvenir de las 16 estructuras externas . El problema se centra, en consecuencia, en entender no tanto la forma como se contraponen lo local y lo nacional, sino la forma particular como se vive, interpela, forja o interioriza lo nacional, ya 17 sea desde una perspectiva étnica, de clase, de género o regional . Este esquema interpretativo, por lo tanto, permite apreciar de modo distinto la vigencia de los particularismos étnicos o los movimientos políticos regionales. En esa perspectiva, en este artículo se sostiene que los indicados particularismos no serían tanto la antítesis de lo nacional, sino mas bien constitutivos de la "ecuatorianeidad". En efecto, ¿qué sería este país sin "sus" indios y sus negros? ¿Qué sería la Costa sin la Sierra o Quito sin Guayaquil? Algunos podrían argumentar que, al contrario, sin estas contraposiciones, el país estaría mejor 531 TOMO2-3.p65 531 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia integrado. Pero eso sería como cerrar los ojos antes de cruzar un puente oculto en la neblina. Sería un error considerar al multinacionalismo indígena o al regionalismo costeño simplemente como obstáculos a la integración nacional del Ecuador. Lo adecuado es estudiar su entrampamiento en los juegos de poder que efectivamente frenan la integración nacional; lo equivocado es negar de un solo tajo su existencia. LA CONSTRUCCIÓN NACIONAL En el país impera un modelo económico que propicia la concentración urbana y el crecimiento basado en una economía de mercado subordinada al interés externo. En su primera etapa post-independentista, el eje de la República se estructuró en torno al sistema hacendatario serrano de raigambre colonial, con Quito como capital administrativa del Estado. Sin embargo, al entrar el Ecuador en la fase agroexportadora de entresiglo, el eje se desplazó hacia la costa, con Guayaquil a la cabeza. Allí se instaló el grueso de la producción, comercialización y finanzas ligadas a la demanda externa, erigiéndose en un polo opuesto al predominio serrano, sobre todo en cuanto a la disputa de mano de obra encapsulada en las haciendas andinas y aún en cuanto al propio modelo de acumulación. Esto significó en adelante una descarnada oposición entre dos formas de acumulación económica: la primera, difundida sobre todo en la sierra, basada en la explotación señoral de la mano de obra campesina; y la segunda, localizada básicamente en la costa, sustentada en la explotación asalariada. La primera, centrada en la producción agropecuaria para el abastecimiento del mercado interno; la segunda, en la agroexportación subordinada a la demanda externa. Pero, en forma superpuesta a este esquema, los bienes, servicios y capitales fueron concentrándose en los espacios urbanos, en detrimento del campo, aspecto que se apoyaba desde el Estado 18 como un paso necesario para el "progreso" de la sociedad . De este modo, aunque compartiendo importancia con Guayaquil, Quito se consolidó como centro politico y simbólico de la sociedad "blanco-mestiza" y las áreas rurales se quedaron rezagadas como zonas "incultas", poblada por "indios", "cholos" y "negros", sumergidas en la "barbarie" y a espaldas de la "auténtica" ecuatorianeidad. En términos identitarios, el Ecuador se asumió como sociedad "mestiza": en lo interno se afirmó a partir del rechazo a lo indio y lo negro, mientras que en lo externo lo hacía en base a su ancestral conflicto con el Perú. Sobre esta matriz ideológica, en todo caso, se mantuvo la vieja confrontación ideológica entre "costeños" y "serranos", los primeros percibidos por 19 el imaginario popular como "modernos" y los segundos como "tradicionales" . "Ecuatorianizar", por lo tanto, significaría desde esta óptica juntar a las dos regiones dentro de un proyecto destinado a desmantelar las estructuras tradicionales del mundo rural y selvícola "indianizado" o "moreno" y facilitar el crecimiento de las ciudades "blancas" o "mestizas", para así, de paso, diferenciarse del vecino país del sur, visto como una amenaza cuasi telúrica desde la época del Tawantinsuyu. El problema es que este proyecto nunca alcanzó un verdadero despliegue. Varios autores atribuyen este fracaso a la condición dependiente del país, aunque cada vez es más frecuente la observación a los sectores dominantes por su incapacidad para manejar el Estado, consolidar la economía o afirmar la identidad desde una perspectiva de país. En todo caso, el débil aparato productivo y los insuficientes servicios de las áreas urbanas jamás permitieron acoger satisfactoriamente los flujos demográficos del campo desestructurado, provocándose con ello graves desequilibrios regionales y una tácita discontinuidad socio-económica y cultural entre el campo y la ciudad. La idea de país, en consecuencia, difícilmente habría de prosperar. Por eso es explicable que se haya generado en los marginados de los dos sectores una profunda inconformidad y desconcierto, y aún la necesidad de replegarse hacia el "terruño", la "patria chica" o las "comunidades alternativas" y aún hacia el aislamiento urbano como opciones individuales o colectivas al derrumbe económico, político y moral del sistema. De ese modo, cada sector empezaría a descolgarse de la idea nacional oficial para pasar a percibir la 20 ciudadania o la nacionalidad a su manera, la mayoría como algo ambigüo o inacabado . Y es precisamente en este punto donde habría de cobrar importancia el llamado "problema indígena". Para los indígenas es claro que la construcción nacional del Ecuador se ha montado tanto sobre la negación de su multiplicidad étnica y regional como sobre la explotación de los desposeídos, que coincidentemente portan rasgos culturales diferentes a los de los sectores dominantes. Esta visión se había apoyado en una evidencia: en 532 TOMO2-3.p65 532 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal tanto todo nacionalismo se forja principalmente en base a la anulación del "otro", la variante ecuatoriana no había sido otra cosa que el intento infructuoso de suprimir ante todo y sobre todo lo opuesto a lo "blancomestizo", es decir, lo "indio" y lo "negro", para así colocar sus recursos y fuerza de trabajo en manos de poderosos sectores económicos nacionales o extranjeros. La disputa regionalista, por lo tanto, dentro de esta perspectiva, aunque se fundara en comprensibles antecedentes históricos y geo-culturales, era mas bien estructural e inherente a la lucha por la hegemonía al interior de los sectores dominantes, donde cada fracción se ocupaba de recrear a su modo la forma de explotar recursos y trabajo, y de paso ejercer dominio sobre los sectores subordinados de la sociedad. Una clara muestra al respecto estaba en la alternativa "federalista" o "autonómica" propuesta desde la Costa: ésta no iba mas allá de reclamar la desagregación formal de la administración del Estado, buscando reproducir a escala provincial o regional los mismos mecanismos de dominación presentes en el sistema político impugnado. Frente a esta propuesta, el proyecto indígena aparece con notables diferencias. Forjado en un correlato de efectiva resistencia al Estado excluyente, toca los resortes fundamentales de la dominación y la desigualdad, aplicando lo que su tradición ha transmitido a estos pueblos para resistir la opresión en todas su formas y épocas, donde destacan sus modos particulares de vida socio-cultural y gestión colectiva de recursos. Pero, si bien se trata de una propuesta "etnicista" que evoca positivamente a la culturas locales como eje del nuevo orden social, busca también eslabonar estos primordialismos en un proyecto nacional que articule efectivamente lo diverso en su tejido, pero como red para atacar simultáneamente las causas que han llevado a que tal diversidad se transforme en desigualdad. Esto es justamente lo que ha permitido al movimiento indígena ampliar su marco de alianza con otros sectores de la sociedad ecuatoriana en análoga situación e incluso obtener un considerable reconocimiento y solidaridad en el plano internacional. Visto así, entonces, cabe insistir en lo siguiente: el movimiento indígena es el que se abre con mayor claridad 21 hacia una correcta "política de la diversidad" y no tanto la contraparte "civilista" del regionalismo. En definitiva, es el único que ataca frontalmente los mecanismos que originan la desigualdad y la injusticia en el conjunto de la sociedad ecuatoriana, y por lo tanto, el que se acerca con mayor pertinencia a la ansiada congruencia entre estructura estatal y diversidad de la sociedad civil. EL ESTADO ECUATORIANO Y LA DIVERSIDAD Hoy en día existe un virtual consenso sobre la imposibilidad de que cada Nación, vista como comunidad cultural, tenga su propio aparato estatal. El problema radica en que es difícil encontrar en la práctica un Estado culturalmente homogéneo. Por eso hay un cuestionamiento crucial a la representatividad real del modelo unitario en vigencia. Aún para sus defensores, su incongruencia es obvia: "hay naciones que se hallan repar22 tidas en diferentes Estados", y "hay Estados en cuyo seno conviven diferentes naciones" . Para otros autores, lejos de lo que podría esperarse, la correspondencia plena y unívoca entre Estado y Nación es experiencia 23 lograda apenas en el 17% de los Estados contemporáneos ; los restantes son Estados pluriculturales, aunque con diferente modo de tratar su complejidad interior. Por eso, para estos análisis, la confluencia entre pluralidad cultural de la sociedad civil y centralidad estatal, que para Gellner es la clave del "arte de gobernar", estaría recién empezando. Y, al contrario, la falta de acuerdo en este aspecto es lo que habría generado problemas al interior de los Estados modernos, con las secuelas que son ya de dominio público. Pero, aún desde la óptica más convencional, existen salidas constitucionales a los problemas señalados: las sociedades pluriculturales pueden acogerse a las formas federal o autonómica, consideradas ambas como maneras civilizadas de convivencia y solución cabal a "la unidad dialéctica de dos tendencias contradictorias: 24 la tendencia a la unidad y la tendencia a la diversidad" . Estas modalidades, ya acogidas por varios Estados contemporáneos, se proponen alcanzar la "unidad de la diversidad", postulando una descentralización jurídico-administrativa que, a la par de fragmentar el poder con arreglo a criterios de diferenciación regional y cultural, preserve la fisonomía global del país en una forma estatal superior, unitaria pero respetuosa de la diversidad. Es así que, efectivamente, en los países que han adoptado alguno de estos modelos, coexisten comunidades humanas con características culturales diversas, tales como lenguas, costumbres y tradiciones. 533 TOMO2-3.p65 533 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia De hecho, tienen sus propias leyes y parlamentos e incluso autoridades que refrendan su continuidad e identidad como entidades sociales específicas. La única salvedad es que, cada una de ellas, por separado, no goza de soberanía política, la que recae justamente sobre los órganos del gobierno federal o autonómico, el que asume el compromiso de administrar con justicia y equidad su coexistencia y complemento con las demás. En términos de Borja, entonces, ésta sería la única manera de conseguir una "centralización política armonizada con descentralización administrativa". Pero una pregunta salta a la vista: ¿cómo es que sólo en determinados países se ha logrado armonizar la diversidad socio-cultural y la unidad político-administrativa? ¿Qué le falta o le faltó al Ecuador para asumir modalidades de Estado que, al parecer, acogen en un solo cuerpo la diversidad cultural de cualquier sociedad civil? Es evidente que, para las élites dominantes, un país montado sobre la dominación y explotación de indios, cholos y negros, no podía generar más que una institucionalidad problemática. Por eso había que acoger la experiencia de los paises "modernos" y "civilizados", bastante expeditos en cuanto a domesticar lo "salvaje" o lo "primitivo" bajo los parámetros de un Estado racional y centralizado. Al respecto, dos han sido los marcos contrastantes que han servido de referencia para la constitución de los Estados modernos y que también han servido para la organización del ecuatoriano: "... la francesa, en la que es el Estado quien genera artificialmente una nación, o la alemana, en la que es la nación, originaria y natural, quien busca desesperadamente (y finalmente consigue), un Estado. Concepciones que, a su vez, dan origen a dos tipos de nacionalismos, un nacionalismo cívico o un 25 nacionalismo étnico" . En este sentido, la clase dominante que asumió en el Ecuador el reto histórico de formar una nación independiente con los restos del aparato colonial, no pudo evocar a los ancestros para estructurar las instituciones estatales. Esta era muy difusa y, además, estaba "contaminada" por sangre india o negra. De modo que, por la confusión reinante, se optó por la fórmula de Renán y el racionalismo jurídico francés: había que acudir mejor al "llamado de la civilización" que al "grito de la sangre"; en suma, cabía más "olvidar muchas cosas" y forjar un "destino común" inserto en la tradición europea y cristiana, que preocuparse de la incómoda, imprecisa y mundana diversidad étnico-racial o geográfica de la población. En la convergencia hacia la "cultura superior", cualquier emergencia de las culturas vivas, lejos de ser escuchada o alentada, debía ser más bien reprimida para poner en salvaguarda un concepto de Nación unitaria y monocultural. Así, luego de conformarse en forma unilateral este marco único de símbolos y valores, las costumbres nativas fueron colocadas en el olvido o rechazadas como simple "superstición y barbarie". Al ser caracterizados sus portadores como "incultos" o "incivilizados" no fueron sujeto de derecho alguno, sino mas bien objeto de intervención, lo que, por cierto, significaba la expropiación de recursos y la sobre-explotación de mano de obra contenida en estos ámbitos "bárbaros". Por eso es que las categorías aparentemente igualitarias de "ciudadanía", "ecuatorianeidad" o "mestizaje" pronto se evidenciaron como simple cubertura legal al trato injusto y desigual hacia el diferente. Por lo tanto, la identidad nacional no podía aparecer más que como sentimiento desgarrado y contradictorio, tensionada internamente por los múltiples clivajes que la componen. En cualquier caso, se había anulado en el ciudadano concreto cualquier adscripción a un perfil cultural propio, para mas bien remitirlo a un marco simbólico y valórico que, en último análisis, limitaba el ejercicio de tal ciudadanía sobre todo a quien fuera blanco, católico, propietario, masculino, adulto y sano. Por ende, hasta hace poco, y dentro de una tónica evidentemente racista, no se había reconocido en los indígenas y, por extensión, en los afroecuatorianos, su particularidad cultural y peor aún su existencia como "pueblos" o "nacionalidades". Simplemente se les encontraba indignos de homologarse a otros conglomerados humanos "con mayor historia y cultura", sin opción para realizar su "ser" en un Estado propio o al menos administrar sus 26 recursos desde su propia óptica . Esto aseguraba la explotación económica de los oprimidos, por lo que en adelante se habría de agudizar su empobrecimiento y marginalidad social, aumentando simétricamente su 27 descontento y movilización . En efecto, como consecuencia misma del modelo productivo disforme y dependiente, estos pueblos se habían constituído paradógicamente en un soporte fundamental para la economía ecuatoriana, ya sea antaño en tanto 534 TOMO2-3.p65 534 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal tributarios o trabajadores precarios de haciendas, plantaciones y obrajes, como en la actualidad en cuanto proveedores de bienes y mano de obra, e incluso como depositarios de áreas ricas en recursos naturales. Mas al no reconocerse esta realidad ni ofrecerse garantías a esta población, no se habían creado condiciones suficientes para la reproducción de la base de sustentación de este sistema de explotación. Por lo tanto, éste había llegado al límite de sus posibilidades y con ello la continuidad histórica del esquema oligárquico de país. Pero, la solución a todo ésto es cada vez más difícil dentro de los cánones tradicionales. El problema mayor es la incapacidad de los sectores dominantes para generar opciones de desarrollo que vayan mas allá del simple reajuste del viejo esquema de dominación o la agudización de la dependencia mediante endeudamiento externo. La alternativa radica en la búsqueda de un modelo que aproveche los recursos humanos y materiales aún disponibles dentro de la sociedad ecuatoriana, pero desde una perspectiva de país, es decir, buscando la satisfacción de las necesidades y aspiraciones del conjunto de la población y no solamente de algunos grupos o de determinados intereses foráneos. Allí aparecen los indígenas como un referente necesario, dada su capacidad para resistir o sobrevivir dentro de la sociedad adversa mediante estrategias y conocimientos "autogestionarios" 28 y aún con una visión propia de país . En efecto, los indígenas han pasado de su tradicional "renuencia al cambio" a una resistencia política activa, que ahora se ha transformado en aporte creativo a la transformación del país. El desconocimiento y descuido de esta realidad por parte del Estado habría de convertirse irónicamente en el soporte del "renacer" de los 29 pueblos indígenas y en la clave de sus movilizaciones contemporáneas . Así mismo, el autodescubrimiento de su real valía, gestado coincidentemente con la mayor apertura nacional e internacional a los valores indígenas, llevaría a este movimiento a convertirse en el uno de los factores políticos más importantes del Ecuador contemporáneo. Así, actualmente el movimiento indígena presiona al Estado no sólo por mayor justicia y equidad en la distribución de la riqueza, sino también por más apertura a la heterogeneidad, la descentralización y la interculturalidad. Su plataforma es amplia e integral, cuadriculada en torno a dos ejes de reclamo: el primero, estratégico, que vincula exigencias de tipo económico con reclamos de orden político, cultural y moral; y el segundo, táctico, que articula demandas concretas e inmediatas con propuestas de fondo, concernientes al 30 orden y el sentido mismo de la sociedad . En base a este parámetro, la demanda indígena desborda el esquema clásico que opone lo cultural con lo civico, o lo que en algún momento se calificó respectivamente como "étnico" y "clasista", incorporando en su demanda tanto a quienes apelan al discurso de la identidad, la diver31 sidad y la dignidad, como a aquellos que luchan por mejores condiciones de vida, justicia y equidad Entonces, contrario a lo que se supone, la estrategia de los indígenas ha sido desplegar un abanico de demandas que sirva como malla para acoger los reclamos más acuciantes de una sociedad sumergida en una profunda crisis. Aquí es, en consecuencia, donde su lucha es coincidente con una multiplicidad de exigencias planteadas por varias fuerzas sociales que reconocen su liderazgo, lo que les ha convertido en una auténtica "fuerza nacional". No es suficiente su promoción o reconocimiento como "pueblos" o "nacionalidades" o la ampliación de su representación dentro del sistema político oficial; ahora forman parte de una opción de poder que busca suprimir definitivamente las formas tradicionales de explotación económica, dominación política y discriminación cultural, y en consecuencia forjar un nuevo país basado en la justicia, la equidad y el respeto a la diferencia. Pero, a la luz de sus específicos planteamientos y reclamos, ¿son realmente portadores de un claro y definitivo proyecto nacional? PERSPECTIVAS DE LA UNIDAD EN LA DIVERSIDAD Al plantear los indígenas sus propuestas a nombre de "pueblos" o "nacionalidades" corren un doble riesgo: por un lado, desde la sociedad civil se les puede acusar de "etnicistas" y con ello aislarlos de otras fuerzas sociales 32 e incluso desconocerlos como portadores de un "proyecto nacional" ; por otro, desde el Estado se les puede desmovilizar, concediéndoseles respuestas focalizadas y desconectadas del conjunto de su demanda integral. Aunque la posición del movimiento indígena al respecto es bastante clara en cuanto a concretar sus tesis en alianza con otros sectores, no cabe duda de que por momentos hay en su interior posiciones que, aunque explicables, se deslizan hacia un fundamentalismo cultural, justificando así los temores arriba señalados. 535 TOMO2-3.p65 535 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia El problema es que en el análisis y en la práctica política del país impera una visión esencialista y dualista de la realidad, la que, desde luego, por ser parte de la ideología dominante, ha permeado también a los sectores populares y al propio movimiento indígena. En ese sentido, aquellos que se oponen a la autodeterminación de estos pueblos, tienden a mirar la sociedad como compuesta por grupos compartimentalizados y estancos, 33 incluso incompatibles e inconmensurables . Con esta hábil maniobra, que Díaz-Polanco ha caracterizado 34 como propia de un "relativismo absoluto" , se ha logrado neutralizar en varios países el potencial de cambio inherente a los movimientos políticos de la diferencia. En el Ecuador, ésto subyace a la aparente defensa de la multiculturalidad que realizan determinados sectores interesados en desgajar a los indios de sus alianzas con otros sectores populares y así neutralizar su potencial de cambio. Por lo general, se empieza por caracterizar a los "indígenas" en oposición a los "blanco-mestizos", escogiendo para el efecto unos cuantos rasgos externos que permiten cuantificar y encasillar a sus portadores como "etnias" diferenciadas de la "sociedad nacional". Así se da paso a una intencionalidad perversa: desalojar del entorno indígena a aquellos grupos u organizaciones "externos" que buscan "manipularlos" a nombre de la solidaridad 35 o la afinidad popular . Con eso se espera controlarlos, pero al mismo tiempo conducirlos abierta o sutilmente hacia su final "incorporación" o "mestizaje" sin contratiempos desagradables. Este enfoque, desde luego, omite que estos "grupos" se hallan entrelazados al resto del país en una densa trama de relaciones socio-económicas e intersubjetivas. Si se llega a distinguir en alguno de ellos un cierto "perfil", cabe insistir en que éste casi siempre es situacional y cambiante, más no esencial o imperecedero, más aún en una época de profundos cambios, donde las sociedades humanas sufren alteraciones que desbordan los tradicionales parámetros de identidad. En este sentido, en un mundo globalizado, los contornos identitarios han reventado por completo, dando pie a múltiples y densos alineamientos que dificilmente pueden ser abarcadas por las categorías convencionales. En realidad, hoy en día no existen entidades culturales puras, sino grupos humanos afirmándose a sus medios de vida a través de convicciones políticas, religiosas y éticas que legitiman sus aspiraciones y confieren sentido a su existencia. Se trata de asociaciones emergentes e imprevisibles que se asemejan más a un sistema reticular que sobre la marcha va definiendo sus intereses, alianzas y objetivos, que a estructuras bipolares de 36 antemano delimitadas o sobredeterminadas . Los diferentes grupos, desde luego, tienden a replegarse como entidades específicas, pero por debajo de sus particularidades adicionalmente se articulan entre sí a partir de determinados principios y objetivos, los que en alguna medida se hallan referidos a la posición estructural que estos grupos mantienen dentro del conjunto del sistema social. De este modo, las diferentes coaliciones pueden diferenciarse entre sí en cuanto a su composición interna, pero también en cuanto a su oposición o vinculación con los poderes constituídos. Cuando éstos tambalean, se dice que el poder se desplaza o regresa a la 37 sociedad civil, como una suerte de "contrapoder" . Pero el asunto no es tan fácil: puede llegar a ser una configuración imprevisible, difusa e incontrolable. De allí que se precise de una articulación propositiva. Por su naturaleza y composición, una situación así calza perfectamente con la tesis de la diversidad y la diferencia. En este sentido, el meollo es la defensa de la diversidad cultural. Pero lo más fuerte y significativo de esta tarea está no tanto en su preservación en los polos "puros" como su accionar en las zonas de confluencia o intersticiales. Allí hay mas tensión, choque y reclamo, justamente porque las entidades sociales se hallan compenetradas y difusas sus fronteras. De esta manera, las más afectadas por el "choque" tienden a tomar con fuerza los referentes ancestrales, pero no tanto para retornar a las situaciones de los puntos puros, sino para reorganizar su vida y ajustarla a las nuevas circunstancias con un sentido más intenso y valedero. Los pueblos indígenas, desde su particular posición dentro de la estructura social, han escogido como eje de su lucha la defensa de su cultura, pero sin descuidar su inserción dentro de la problemática de los sectores populares. Corresponde valorar que tal opción es acertada en tanto coincide con los paradigmas políticos de la época, pues ante los efectos desorganizadores e iconoclastas de la globalización, la tesis de la diferencia es más articuladora, integradora y motivante que cualquier otra convocatoria. Eso lo saben sus dirigentes, y de allí el éxito de sus propuestas realizadas desde la óptica de la interculturalidad y el complemento. Pero no caben descuidos, ya que, como se mencionó más arriba, hay riesgo de que ese potencial sea aprovechado o 536 TOMO2-3.p65 536 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal neutralizado por posiciones adversas que son muy activas y que cuentan con una ventaja: el poder, en cualquiera de sus manifestaciones. El regionalismo, por ejemplo, puede ser eficaz al respecto, al presentarse también como un repliegue hacia las estructuras locales; pero en tanto se niega a tratar los aspectos de fondo, desgasta la tesis de la diferencia, restando espacio a la calidad propositiva de la formulación indígena. Se trata entonces de potenciar este eje de articulación nacional, concebido en forma simultánea como programa económico, político y cultural. Una consideración básica es partir del reconocimiento de la diversidad cultural de la sociedad civil y la identificación de los factores políticos que impiden a la gran mayoría de los ecuatorianos el acceso justo y equitativo a los recursos y beneficios que genera el conjunto del país. Allí caben todas las alianzas posibles de quienes auténticamente piensan en el bien del Ecuador como nación. Esto implica empezar por el diseño de un referente de identidad diferente, algo que Kimlinka denominara "ciudadanía diferenciada". Es decir, la afirmación de la identidad de los ecuatorianos en un vínculo positivo con la institucionalidad estatal, en una perspectiva que no signifique el desprecio de cualquiera de los componentes culturales de la sociedad sino la valoración de las ventajas del complemento entre culturas equivalentes, a partir de objetivos comunes que consoliden al país como justo y equitativo con su población. Se trataría entonces de un nacionalismo diferente, basado en la unidad de la diversidad, y no en la exclusión de quienes no coinciden con los valores y símbolos oficiales. Para ello incluso habría que reescribir la historia y construír nuevos mitos fundantes, con elementos que, ventajosamente, abundan en el imaginario y la memoria histórica de los ecuatorianos. En conclusión, resta tan sólo acomodar, mas no subordinar, a las identidades múltiples del Ecuador en torno a la tarea de eliminar aquellos factores históricos y estructurales que han incentivado la división y confrontación entre sectores sociales culturalmente diversos. La discusión sobre el Estado multicultural respetuoso de la diferencia, planteada por los indígenas, es al menos una buena oportunidad para empezar a enfrentar los problema que su descuido ha provocado. NOTAS: 1 Ver Asamblea Nacional Constituyente, Constitución Política de la República del Ecuador, Gaceta Constitucional, Quito, 1998: 3. 2 Luego de desconocer los poderes formales y realizar "asambleas populares" en varias provincias, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) decide tomarse Quito y "refundar la Nación". Sorprendentemente recibe apoyo militar para ocupar el Congreso y las Cortes de Justicia y aún el Palacio Presidencial. Luego que Mahuad abandonara el poder, lo asume una Junta compuesta por el presidente de la CONAIE, el líder militar de la revuelta y un abogado guayaquileño ligado a los sectores populares. Posteriormente, se disuelve para dar paso a la sucesión del vicepresidente Noboa. 3 A la par de su recesión productiva y la inflación incontenible, el Ecuador decrecía en forma alarmante: durante el gobierno de Mahuad, "el dólar subió de 5.600 sucres a 25.000, los salarios perdieron el 346 % de su valor, el PIB se desplomó de 20.000 a 12.800 millones de dólares, el ingreso per cápita de 1.600 a 1.000 dólares" (Borja, R. "Ecuador: un Caso de Reflexión", El Comercio, 2/14/2000). El desempleo alcanzaba el 18% y 55% el subempleo; el 85% de la PEA vivía con menos de 100 dólares mensuales y el salario mínimo vital arañaba apenas los 50 dólares al mes; alrededor del 70% de la población estaba bajo el nivel de la pobreza (Acosta, A. "Con un Puñado de Dólares y un Beso", Hoy, 2/2/2000). Los indicadores sociales sobre salud, educación y vivienda se ubicaban en extremos similares. En su conjunto, todo ésto había provocado un profundo sentimiento de frustración nacional y una aguda desconfianza por el sistema político, las autoridades, sus símbolos e instituciones. 4 Según Carlos Arcos ("Los Paradigmas del País", Hoy, 2/29/00), los indígenas habían hecho saltar en pedazos el "paradigma mestizo" de que se podía forjar la unidad e identidad del Ecuador prescindiendo de indios y negros, exacervando el conflicto con el Perú y manteniendo al Estado como motor del Desarrollo. Ninguno de estas aspiraciones había rendido los efectos esperados y la rebelión indígena terminó por enterrarlos. 5 Sobre este giro en el debate, ver los editoriales de la época en los diarios de Quito (Hoy y El Comercio) y Guayaquil (El Universo y El Telégrafo), especialmente los de Acosta, Arcos, Burbano, Carrión, Cornejo, Luna, Pachano, Ponce, Moncada, Montúfar y Vernaza. 6 El histórico contrapunto entre Costa y Sierra se sustenta en la existencia de dos países dentro del Ecuador, unificados en virtud de su ancestral confrontación con el Perú. Aunque algo similar ocurre en otros Estados, su anomalía radica en la ausencia de un proyecto nacional hegemónico que articule positivamente al pais en términos políticos e identitarios. Ver Quintero, R (Ed). La Cuestión Regional y el Poder, CEN, Quito, 1991. 537 TOMO2-3.p65 537 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia 7 Apoyándose en leyes benéficas, estos bancos realizaron riesgosas operaciones, tales como las "piramidaciones" (asociación de capitales mediante ficticia contabilidad) y los "préstamos vinculados" (créditos fáciles para empresas pertenecientes a los mismos banqueros). Al sufrir estas últimas los efectos de la competencia externa, se desplomaron, arrastrando consigo al sistema bancario casi en su totalidad. 8 Cabe destacar la activa participación dela CONAIE en la convocatoria y realización de una Asamblea Constituyente para reformar el Estado. En dicha Carta se logró consignar al Ecuador como país múltiple y diverso, multicultural y plurilingüe, asegurándose notables garantías para los pueblos indígenas y afroecuatorianos, sobre todo en cuanto a la defensa de sus recursos y respeto a sus tradiciones y cultura. 9 Ver Applegate, C. "A Europe of Regions: Reflections on the Historiography of Sub-national Planes in Modern Times" in: The American Historical Review, Vol 104, Number 4, USA, 1999: 1157. 10 Ver Varese, S (Coord). Pueblos Indios, Soberanía y Globalismo, Abya-Yala, Quito, 1996. 11 Ver Grunberg, G (Coord). Articulación de la Diversidad, Abya-Yala, Quito, 1995. 12 Ver Gellner, E. Naciones y Nacionalismo, Alianza Editorial, Madrid, 1988. 13 Ver Evers, T. El Estado en la Periferia Capitalista, Siglo XXI Editores, México, 1981 y Wallestein, I. y Balibar, E. Raza, Nación y Clase, Iepala, Madrid, 1991. 14 Ver Geertz, C. La Interpretación de las Culturas, Gedisa, Barcelona, 1992. 15 Ver Bourdieu, P. El Sentido Práctico, Taurus, Madrid, 1991. 16 Ver Giddens, A. "El Estructuralismo, el Post-estructuralismo y la Producción de la Cultura", en Giddens, A. y Turner, J. La Teoría Social Hoy, Alianza Editorial, Madrid, 1990. 17 Ver Radcliffe, S. & Westwood, S. Remarking the Nation. Place, Identity and Politics in Latin America, Routledge, London, 1996. 18 Ver Middleton, D. "Transformaciones Ecuatorianas: una Mirada al Aspecto Urbano", en Whitten, N (Ed). Transformaciones Culturales y Etnicidad en la Sierra Ecuatoriana, U de San Francisco, Quito, 1993. 19 Jorge Pino Vernaza ("Guayaquil y la Autonomía", El Telégrafo, 1/5/2000). condensa esta idea desde el puerto en forma inmejorable: la costa es cuna de "liberales, demócratas, laicos, amplios, frontales y autónomos"; y la sierra, de "conservadores, cortesanos, curuchupas, reservados y centralistas". La mayor parte de la opinión serrana, en cambio, elude calificarse de "regionalista", aunque desde luego mantiene fuertes estereotipos sobre los costeños: éstos no serían más que "pícaros" y "arribistas" que abusan de la "ingenuidad" de los andinos. En todo caso, dentro de su imaginario, se autoperciben como más abiertos a la interculturalidad y la diversidad que sus coterráneos de la costa. Al respecto, llama la atención el escaso interés en ambos imaginarios por los "orientales" o "amazónicos", aunque desde la costa se los ve como simple extención de la sierra y desde ésta como imprevisibles "selváticos". Ver Treverso, M. La Identidad nacional en el Ecuador, Abya-Yala, Quito, 1998. 20 Ver Almeida, J. "Identidades en el Ecuador. Un Balance Antropológico", en Cuadernos de Investigación, Departamento de Antopología, PUCE, Quito, 1999. 21 Ver Tylor, C. El Multiculturalismo y la "Política del Reconocimiento", FCE, México, 1997. 22 Borja, R. Derecho Político y Constitucional, FCE, México, 1991: 21. 23 Al respecto, el diagnóstico es lapidario: "sólo 28 etnias de las más de 500 analizadas [a nivel mundial] han conseguido el ideal romántico de la nación-estado". Lamo de Espinosa, E. "Fronteras Culturales", en Culturas Estados, Ciudadanos. Una Aproximación al Multiculturalismo en Europa, Alianza Editorial, Madrid, 1995: 24. 24 Borja, R. op.cit.pág. 97. 25 El fundamento del primero es el famoso "contrato social" del racionalismo roussoniano; y el del segundo, la preeminencia del "pueblo ancestral", planteado por el romanticismo alemán. De allí el aforismo de que se es francés por "convicción" y alemán por "mandato de la sangre". Lamo de Espinosa, E. op.cit.pág. 41. 26 Ver Kimlinka, W. Ciudadanía Multicultural, Paidós, España, 1996. 27 Desde luego, parte importante de los recursos apetecidos por los sectores dominantes "lamentablemente" se encuentran en zonas de poblamiento indígena y afroecuatoriano. Por ello, nada más conveniente que desvalorizarlos como pueblos para justificadamente acceder a ellos, a nombre del "interés nacional". 28 Ante la inmensa concentración de la riqueza y la masificación de la pobreza, los pueblos indígenas mantuvieron su esquema de solidaridad bajo el amparo de tradiciones y conocimientos ancestrales, sorprendentemente amalgamados a los elementos de la modernidad. Ese potencial recién empieza a ser reconocido como base eventual de modelos alternativos de desarrollo. Ver Calderón, F. et.al. Esa Esquiva Modernidad, Nueva Sociedad, Caracas, 1996. 29 El relativo éxito de las movilizaciones indígenas se fundamenta en una realidad de fondo: estos pueblos son tanto un soporte de la economía nacional como su reserva moral indiscutible. Sus "levantamientos", por lo general escasamente reprimidos, consisten principalmente en cerrar carreteras y frenar el flujo de alimentos hacia las ciudades, y simultáneamente enrostrar a la nación su falta de coherencia, identidad y dignidad. De esta manera, estas medidas paralizan y apenumbran al país, obligando a los gobiernos a negociar con los dirigentes indígenas, sin que ésto haya significado en absoluto la solución definitiva a sus reclamos. 538 TOMO2-3.p65 538 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal 30 Desde luego, existe una demanda específica: mantener su propio modo de vida dentro de un modelo de desarrollo participativo, sustentable y solidario; lograr la descentralización democrática y pluricultural del Estado; implementar la interculturalidad en la sociedad ecuatoriana. En suma, una autodeterminación, entendida no como búsqueda de un Estado aparte sino como un medio para lograr dentro de él la tan ansiada "congruencia entre la pluralidad y la unidad de la integración política". DiazPolanco, H. Autonomía Regional. La Autodeterminación de los Pueblos Indios, Siglo XXI Editores, México, 1991: 159. 31 La versatilidad de la plataforma política del movimiento indígena es grande: acoge tanto la reacción popular contra la carestía de la vida, el saqueo bancario y la corrupción como las demandas ocasionadas por las privatizaciones, la reducción del tamaño del Estado o el entreguismo en el plano internacional. Esto explica su insólita alianza con los militares, afectados tanto por el recorte presupuestario como por innumerables ofensas a la dignidad e identidad nacionales. Ver Iturralde, D. "Las Reformas Constitucionales como una Caja de Pandora", Ponencia para el Congreso sobre "Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal", Arica, Chile, 2000. 32 De hecho, uno de los argumentos más utilizados por los adversarios de los indígenas resalta que éstos realmente no representan al país: no serían más que una "minoría" que, sin ser más numerosa que la población de Guayaquil (2’000.000), quiere imponer a la fuerza su "trasnochado" proyecto a 12’000.000 de ecuatorianos. 33 Wolf expresa ésto en forma memorable: "al dotar a las naciones, sociedades, culturas, con las cualidades de homogeneidad interna y distintividad externa y de objetos delimitados, creamos un modelo del mundo como un escenario global en las que las entidades se entrechocan como duras y redondas bolas de billar. De ese modo resulta fácil dividir el mundo en bolas de diferentes colores", Wolf, E. cit. Por Carrithers, M. ¿Porqué los Humanos Tenemos Culturas?, Alianza Editorial, Madrid, 1995: 46. 34 Ver Díaz-Polanco, H. "El Conflicto Cultural en el Umbral del Tercer Milenio", en Rev. Memoria, No. 131, México, Enero del 2000. 35 Por eso es sospechoso que ciertos analistas minimicen o descalifiquen las alianzas de los indígenas con otras organizaciones de la izquierda sindical o con los "nuevos movimientos sociales", e incluso con otros sectores no convencionales, como son los propios militares "progresistas". Según ésto, si se mantienen en sus posiciones, son "divisionistas"; si optan por alianzas, son "muñecos manipulados". 36 Ver Maiguashca, J. y North, L. "Orígenes y Significado del Velasquismo: Lucha de Clases y Participación Política en el Ecuador, 1920-1972", en Quintero, R. op.cit. 37 Ver Oxhorn, P. "Reformas Económicas Neoliberales y Desarticulación de la Sociedad Civil en América Latina", en Yánez, H (Comp). El Mito de la Gobernabilidad, Trama Editorial, Quito, 1996. 539 TOMO2-3.p65 539 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia HACIA EL RECONOCIMIENTO DE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS: EL MODELO DE COGESTIÓN EN ISLA DE PASCUA Pablo Andueza 1) LA GESTIÓN DE TERRITORIOS INDÍGENAS EN CHILE El Estado chileno no reconoce a los pueblos originarios el derecho de autodeterminación sobre los territorios que éstos han ocupado desde hace siglos; por el contrario, reafirma sistemáticamente el principio de la integridad nacional: su territorio debe ser gobernado monopólicamente por las instituciones oficiales de la nación chilena. La rigidez de la posición chilena quedó en evidencia a propósito de la discusión parlamentaria de la ley indígena de 1993. Los intentos del ejecutivo por promover formas autogestionadas de manejo de zonas indígenas, denominadas inicialmente "territorios de desarrollo indígena", quedaron diluidos en las inocuas "áreas de desarrollo indígena" aprobadas en definitiva en la ley, las que no pretenden otra cosa que constituirse en una 1 herramienta para focalizar los planes y programas gubernamentales hacia los habitantes indígenas (Barrientos) . En síntesis, en Chile los pueblos originarios no intervienen significativamente en la gestión de sus territorios. Invocando el principio de la integridad territorial, el Estado chileno controla monopólicamente el campo de acción política. De ahí que la experiencia de cogestión del territorio de Rapa Nui, que es el objeto del presente trabajo, pueda transformarse en un interesante precedente en la lucha de los pueblos indígenas de Chile en favor del reconocimiento de derechos políticos. 2) ESTADO Y COLONIZACIÓN EN ISLA DE PASCUA Hasta el año 1888, en que Chile efectúa la anexión del territorio insular, Rapa Nui era jurídicamente un pequeño Estado independiente con un gobierno interior autónomo bajo control compartido entre los propios rapanui y los administradores de la estancia ovejera; de hecho era además un protectorado francés (Mc Call, 1996). Con la anexión a Chile la isla pierde su autonomía política y sus habitantes originarios son progresivamente privados de sus derechos políticos fundamentales. Los rapanui, por décadas, no solamente estuvieron marginados de la gestión política y económica de su territorio, sino además no gozaron siquiera de la calidad de ciudadanos de la República, como acontecía con la mayoría de los indígenas del país desde la misma constitución del Estado chileno. Rapa Nui fue gobernada a lo largo de la mayor parte del siglo XX por los agentes colonizadores vinculados a la compañía ovejera que explotaba económicamente la isla y a la Armada de Chile que representó por mucho 2 tiempo al Estado chileno . La institución naval asumió el completo control de la isla entre 1953 y 1965, 3 momento en el cual este territorio se incorpora en plena forma a la administración del Estado de Chile . Veamos brevemente las características fundamentales de cada periodo: a) Periodo de control por la compañía ovejera (1903-1953) Aún cuando autoridades y funcionarios civiles y navales chilenos la visitaban periódicamente, el control político de la isla estaba claramente en manos de los administradores de las compañías ganaderas (Porteous). La compañía chileno-escocesa Williamson Balfour dominó autoritariamente la isla durante la primera mitad del siglo XX a la manera que Porteous llamó "a tropical version of the 18th-century Scottish Highlands" (p. 226). b) Periodo de control por la Armada chilena (1953-1965) La forma autoritaria y colonial de gobierno isleño no cambia significativamente con el traspaso de la isla a manos de la armada chilena (Griffero, 1997). Sin perjuicio del esfuerzo moderador de la institución naval frente al despotismo de la Compañía, puesto en evidencia entre otros por Mc Call (1996), lo cierto es que la marginación política y cultural de los rapanui no se mejora en este periodo al punto que motiva, a mediados de los años 60, la revuelta rapanui liderada por el profesor Alfonso Rapu. 540 TOMO2-3.p65 540 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal c) Periodo de "chilenización" (1965-1990) La rebelión rapanui de 1965, que reclamaba el reconocimiento de su condición de ciudadanos chilenos frente al despotismo reinante en la isla, y la respuesta "chilenizadora" del gobierno de orientación social-cristiana de la época, marca un cambio sustantivo del estado de cosas en la isla (McCall, 1996; Porteous). Rapa Nui se incorpora territorialmente a la administración del Estado chileno ampliando sustancialmente sus ámbitos de acción (jurisdiccional, servicios públicos, etc.), lo que viene facilitado evidentemente por el establecimiento de servicios aéreos regulares entre la isla y el continente. Sus habitantes adquieren durante este periodo la ciudadanía chilena. 3) LA "RAPANUIZACIÓN" DE ISLA DE PASCUA El fin de la colonización se encuentra aún pendiente pero parece ser una hecho que, en palabras de Mc Call, "a medida que la cultura diaria de los rapanui se vuelve más chilena, es fácil ver cómo la cultura pública se tornará más rapanui" (1998: 168). Efectivamente, desde hace décadas, el pueblo rapanui viene reapropiándose de los espacios políticos isleños que habían estado históricamente controlados por los colonizadores, lo que se hace más evidente en los últimos diez años (Andueza, 2000). La "rapanuización" es una estrategia, tal como Pierre Bourdieu ha concebido esta noción, es decir, una concertación de prácticas producida por los rapanui en el marco de condiciones sociales e históricas concretas, la que sin ser necesariamente racional favorece la posición rapanui en la política local. Al interior de las nuevas instituciones públicas creadas durante la década de los años ‘60 surgiría el germen del proceso de "rapanuización" isleño que se hace evidente con la transición a la democracia en la década del noventa. La Municipalidad de Isla de Pascua, por ejemplo, ha permanecido en manos rapanui desde su constitución. La mayoría de los regidores o concejales locales han sido rapanui. Durante el gobierno militar se designó por primera vez a un rapanui como Gobernador de la isla, transformándose en un precedente respetado por los gobiernos chilenos hasta hoy día. La "rapanuización" de la Isla de Pascua se ha hecho más palmaria con la llegada de la democracia a tal punto que parece hoy un proceso difícilmente reversible. A partir de los gobiernos democráticos ha comenzado a surgir en la isla una nueva visión del desarrollo y la gestión del territorio insular. Las ideas centralizadoras e impositivas de gestión comienzan a dar paso a un proceso de gestión negociada, que ha incluso incluido el tema candente de la tenencia de la tierra. Esta modalidad de administración negociada la denominamos cogestión: las decisiones que puedan afectar a la isla son tomadas en conjunto con las autoridades locales de origen rapanui, aceptando por esta vía un progresivo proceso de "rapanuización" moderada del territorio insular, aunque siempre bajo el control estatal. Para situar debidamente en su contexto el nuevo modelo de gestión de Rapa Nui es necesario tener una idea aproximada del mapa político isleño reciente. 4) FOTOGRAFÍA POLÍTICA DE RAPA NUI ACTUAL 4 a.- La primera gran tensión política en Rapa Nui es, evidentemente, la existente en la relación entre el pueblo rapanui (habitantes originarios de la isla) y el Estado chileno que ocupa la isla, directamente o a través de terceras partes, desde hace más de un siglo. Los rapanui pueden aceptar –como sus antepasados recientes- la 5 soberanía chilena pero rechazan la usurpación de sus tierras por parte del fisco chileno y la gestión etnochilena del territorio insular. Por su parte, el Estado chileno y sus agentes han visto la ocupación y el control político de Rapa Nui como un fenómeno natural y no han reparado en su significación colonialista. Una buena síntesis de la tensión étnica se expresa en la manera cómo chilenos y rapanui han visualizado el desarrollo de Rapa Nui. Mientras para el Estado de Chile el desarrollo ha tenido que ver con la materialización de los planes y estrategias nacionales en el territorio insular, de características peculiares (fin del aislamiento, mejoramiento de los servicios públicos, desarrollo productivo, etc.), para la población rapanui el desarrollo tiene que ver con la recuperación de la tenencia de las tierras para la etnia y el manejo autónomo de su territorio (Andueza, 2000). 541 TOMO2-3.p65 541 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia La oposición de intereses entre rapanui y chilenos inherente a su contexto colonial subyace en la mayor parte de los conflictos que han sacudido a la isla a lo largo del siglo XX (Andueza, 2000; Castro; Griffero, 1997). Mostrándose abiertamente crítica frente a la etnología tradicional de Rapa Nui y, como asimismo frente al discurso chileno preponderante, que han explicado con demasiada ligereza el ambiente belicoso isleño a la 6 personalidad de los habitantes originarios , la historiografía actual parece centrarse cada vez más en la perspectiva rapanui revelando el contexto colonial de la isla y la lucha indígena por su identidad (Griffero,1997). Aparentemente, no obstante, la tensión interétnica se ha modelado durante los últimos años gracias al cambio de actitud experimentado por el Estado de Chile respecto a la isla y al pueblo rapanui. Desde el punto de visto simbólico, el Estado parece resuelto a reconocer validez y legitimidad a la posición rapanui; desde el punto de vista político, parece conformarse con la "rapanuización" de la isla y la devolución progresiva de tierras isleñas (no comprometidas arqueológicamente), aunque asegurándose la soberanía chilena sobre el territorio. La nueva política de estado, que como puede advertirse facilita enormemente una agenda común chilenorapanui, es pionera en el contexto del país y, como lo señalamos anteriormente, puede constituirse en un auspicioso precedente para otras regiones de Chile de alta densidad indígena. b.- Es necesario advertir, sin embargo, por lo menos en el caso Rapa Nui, que la población chilena que convive con la población indígena puede verse amenazada por el cambio gubernamental. Una parte significativa de la comunidad chilena residente en la isla rechaza la discriminación positiva en favor de los rapanui, especialmente aquella que le imposibilita legalmente a acceder a la propiedad de la tierra local. Este grupo aboga por la (re)chilenización y el pleno cumplimiento de las leyes nacionales en la isla. c.- Para hacer aún más complejo el tema, es necesario recordar que la oposición chileno-rapanui no es la única fuente de tensión en la isla. Al interior de la misma comunidad rapanui existen importantes diferencias. Aunque todos los rapanui están a favor tanto de la rapanuización de la política isleña como en que las tierras de Rapa Nui son para sus habitantes originarios, se ha discrepado sobre el régimen jurídico de tenencia de tierras, lo que en parte explica la división del Consejo de Ancianos. El Consejo de Ancianos (N°1), liderado por don Alberto Hotus, ha defendido la idea de proteger las tierras isleñas no solamente frente a agentes foráneos, sino frente a agentes de la propia comunidad local que podrían entrar a concentrar la propiedad de la tierra. Ante estas amenazas, la propuesta ha sido un régimen socializado de tenencia rapanui de la tierra, tal como lo establece la ley indígena. El Consejo de Ancianos N°2 ha defendido, como el primer Consejo, la tenencia rapanui de la tierra, pero bajo la modalidad liberal o capitalista, lo que le ha hecho tomar distancia respecto de la ley indígena chilena. 5) LAS ESTRATEGIAS Y EL PODER DE LOS ACTORES El Estado decide modificar su actitud frente a la conflictiva cuestión rapanui encomendando en el subsecretario del Interior Belisario Velasco la tarea de interlocutor permanente con la comunidad local, fundamentalmente en el contexto de la nueva legislación indígena. Al mismo tiempo, decide hacer cumplir las promesas incumplidas de Chile en orden a restituir progresivamente las tierras isleñas a sus habitantes tradicionales 7 respetando el tiempo y los requerimientos locales . Para el año 1995, como decíamos más arriba, el pueblo rapanui aparece dividido en dos grupos: el Consejo de Ancianos (N°1) y el Consejo de Ancianos N°2. Sabemos que ambos grupos han estado unidos en aspectos sustanciales como es lo que hemos llamado la "rapanuización" de la isla. Este ideario común pascuense de larga data comprende algunos aspectos como los siguientes: • • • la tenencia rapanui de la tierra el aumento sostenido del poder de la comunidad isleña en asuntos que afecten a la isla la protección de la cultura rapanui (notablemente la lengua) Las diferencias se han centrado principalmente en el régimen legal de tenencia de la tierra que el Estado deberá transferir a los habitantes de origen rapanui. Repitamos: mientras el Consejo de Ancianos (N°1) ha 542 TOMO2-3.p65 542 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal propiciado la ley indígena y el marco regulatorio socializado de tenencia de la tierra, el Consejo N°2 ha favorecido el retiro de la etnia rapanui de la ley indígena y la dictación, en su reemplazo, de una nueva ley especial para la isla que asegure un régimen liberal de tenencia de tierras. Detrás de ambas posiciones, se esconden ideas distintas del desarrollo: mientras para el Consejo de Ancianos (N°1) el desarrollo debe abarcar a todos sus miembros e ir en consonancia con la cultura tradicional rapanui, para el Consejo N°2 el desarrollo 8 tiene que dar cuenta más bien de los requerimientos capitalistas . CUADRO 1: MAPA POLÍTICO DE LA ISLA EN 1995 ACTORES PRINCIPIO ESTRATEGIAS INSTRUMENTOS Consejo de "Rapanuización A n c i a n o s tradicional" (N°1) 1.- Restitución progresiva de las tierras a rapanuis 2.- Régimen protegido de tenencia 3.- "Empoderamiento" rapanui Ley Indígena Negociación con Gobierno de la Concertación Consejo de "Rapanuización A n c i a n o s capitalista" N°2 1.- Restitución de las tierras a rapanuis 2.- Régimen liberal de tenencia 3.- "Empoderamiento" rapanui Ley especial para Rapa Nui Rebelión contra gobierno de Chile Gobierno de "Rapanuización 1.- Restitución parcial poder político y de Chile controlada" tierras a rapanuis 2.- Control del Estado en el proceso Ley Indígena Negociación con rapanuis Chilenos "Chilenización" residentes de oposición Leyes nacionales y Ley Especial para Isla de Pascua Criticismo frente a Gobierno 1.- Aplicación de las leyes nacionales en materia de tierras 2.- Acceso de chilenos a tierras Las estrategias de ambos grupos han apuntado al Estado de Chile, pero con matices diferentes. El Consejo de Ancianos (N°1) ha forjado sistemáticamente una alianza estratégica con los gobiernos de la Concertación a través de negociaciones discretas encaminadas a la plena vigencia de la ley indígena. Al mismo tiempo, ha propendido a alianzas con la comunidad internacional, en esta época extremadamente sensible frente a la cuestión indígena. El Consejo de Ancianos N°2, en cambio, ha recurrido a tácticas de rebelión de corte más efectista, centradas en la denuncia hacia el Estado colonizador, tales como la ocupación de la Iglesia local, el cobro ilegal de derechos de ingreso al parque nacional, la emisión de radio clandestina en lengua rapanui, por mencionar las más significativas. Esta actitud hostil hacia el Estado chileno, ha mantenido al grupo más bien 9 aislado del continente, sin apoyo de su natural aliado, la derecha continental . CUADRO 3: ACTORES RAPANUI Y PODER EN 1995 Actores Objetivos Consejo de Ancianos (N°1) Alianza con Gobierno de la Concertación Negociación Defensa ley indígena Alianza internacional Participación en foros Contactos con otros pueblos polinésicos Incremento de poder Rebelión anticolonizadora Ley especial Consejo de Ancianos N°2 Instrumentos Poder Apoyo de la mayoría de la 10 comunidad rapanui (+) Contactos privilegiados en Chile y en el exterior (+) Temas sensibles (+) Escaso contacto exterior (-) 543 TOMO2-3.p65 543 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia 6) EL MODELO DE COGESTIÓN DE RAPA NUI a.- Consagración legal. El modelo de cogestión de Isla de Pascua, y la Comisión de Desarrollo de Isla de Pascua (CDIP) que la institucionaliza, es el resultado de un largo proceso de negociación entre el Estado chileno y el pueblo rapanui. En definitiva, se le incorpora a la ley indígena 19.253, publicada en octubre de 1993, y al decreto 394, de noviembre del mismo año, que regula la CDIP, a pesar de la oposición tenaz de una parte de la población rapanui. El modelo pascuense debe situarse, en consecuencia, en el marco de la protección nacional e internacional de los pueblos indígenas. b.- Derechos colectivos. Conjuntamente con reconocerse en favor del pueblo rapanui derechos culturales equivalentes a los otros pueblos indígenas (de poseer un sistema de vida y una organización histórica, idioma, formas de trabajo y manifestaciones culturales autóctonas), la ley indígena efectúa dos importantes concesiones a Rapa Nui: i) se reconoce el derecho de incidir significativamente en las más importantes decisiones que pueden afectar a la isla (relacionadas, por ejemplo, con la entrega de tierras, la planificación y la gestión del 11 territorio) que son asumidas por la CDIP . ii) se establece un procedimiento en manos de la CDIP destinado claramente a favorecer la ampliación de las tierras a los habitantes originarios. c.- Rapanuización. La rapanuización de Isla de Pascua se profundiza en la nueva institucionalidad indígena en tres direcciones: • Se aprecia un proceso de descentralización de la administración insular. La gestión chilenizadora, portadora por definición de una escala nacional funcional a los intereses de los gobernantes continentales, cede el paso en favor de una descentralizada, portadora de una escala local que reconoce los intereses particulares de los isleños. Es previsible que las decisiones políticas más trascendentes para la isla, por ejemplo aquéllas ligadas a su desarrollo económico, serán mediadas en lo sucesivo por un ente, como la CDIP, de clara representatividad local • En la nueva institucionalidad se ha establecido una importante participación de la etnia rapanui conjuntamente con representantes chilenos. La creación de la CDIP pone definitivamente fin al monopolio etnochileno en la gestión isleña, especialmente evidente en los servicios públicos, y reúne a chilenos y rapanui (que pueden teóricamente simpatizar con diversas "sensibilidades" locales) en una tarea centrada en la isla y sus potencialidades. • En virtud de la reforma a la ley indígena introducida por la ley 19.587, la pertenencia a la etnia rapanui viene exclusivamente derivada del ius sanguinis, es decir, del origen rapanui de a lo menos uno de los progenitores. Se descarta la adquisición de la condición rapanui para quienes autoidentificándose como rapanui mantengan rasgos culturales de la etnia o cuyo cónyuge tenga origen rapanui. Esta disposición, que no tiene aplicación para otros pueblos indígenas del país, implica en la práctica excluir más radicalmente a los chilenos (en la especie, chilenos o chilenas casados con rapanui) en la propiedad o tenencia legal de tierras de la isla. d.- Negociación. El modelo de Isla de Pascua formaliza un tipo de gestión de territorio fundado más en el compromiso de 12 intereses de los actores políticos isleños que en una proceso de planificación tecnocrática . La composición pluricultural de la CDIP es una prueba de ello. En primer lugar, como dijimos en otra oportunidad, la tensión chileno-rapanui parece encontrarse en un punto de equilibrio dentro del marco del modelo de administración intercultural de la isla, que acepta "rapanuizar" la isla sin poner en cuestión la soberanía chilena. 544 TOMO2-3.p65 544 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal En segundo lugar, la tensión política al interior de la comunidad rapanui parece traspasarse a un nuevo escenario, la CDIP, la que por la naturaleza de sus atribuciones será la instancia llamada a dirimir las luchas familia13 res por el control de la tierra isleña . Por medio de la ley 19.587, ya citada antes, el Consejo de Ancianos N°2 obtiene, en principio, una moderación para Pascua del régimen socializado de tenencia de tierra: en el proceso de distribución de tierras, la CDIP no estará limitada a rapanui no poseedores de tierras, sino indistintamente a poseedores como no poseedores de tierras. En tanto, el Consejo de Ancianos (N°1) podrá invocar en el seno de la CDIP el espíritu de la ley indígena que, en esta materia tan decisiva, señala específicamente que en la entrega de tierra debe atenderse a criterios de necesidad de la población, puede ésta constituirse a título precario (tolerando por esta vía la reasignación de ser necesario) y en todo caso de acorde con la tradición de esta etnia. Finalmente, las reivindicaciones de la comunidad chilena residente en la isla no han tenido acogida en las negociaciones desarrolladas hasta ahora. La moción parlamentaria de la ley 19.587 planteó originalmente la posibilidad que antiguos residentes chilenos de la isla pudieran acceder a títulos de propiedad sobre la tierra, iniciativa que finalmente no prosperó. Los chilenos residentes deberán conformarse por ahora con encontrar aliados en el seno de la CDIP. 7) CONCLUSIONES En el contexto de un país como Chile, que obsesionado por el tema de la integridad territorial ha sistemáticamente rechazado franquear a las comunidades indígenas derechos políticos colectivos, la experiencia pascuense debe ser apreciada en toda su magnitud. En el caso de estudio, se ha desarrollado un esfuerzo importante de mediación entre grupos con visiones de mundo antagónicas, como suele suceder en las sociedades multiculturales de origen colonial. En la experiencia de Rapa Nui debe destacarse el cambio radical de actitud experimentado por el Estado de Chile frente a la etnia. Si durante la mayor parte del siglo XX los rapanui fueron marginados y dominados políticamente por la maquinaria política colonial, últimamente Chile ha mostrado apertura hacia la perspectiva indígena al punto de estar comprometido en la actualidad en un modelo de gestión participativo completamente inédito para el país. La primera característica del proceso en estudio es su plena incorporación a la ley indígena, contando para ello, luego de la reforma legal de la ley 19.587, del apoyo de la enorme mayoría del pueblo rapanui. El reconocimiento legal de la participación del pueblo rapanui en la gestión del territorio insular y el nuevo régimen legal de las tierras confiere a los habitantes originarios un principio de equidad que les permite tratar una agenda política con el Estado de Chile. Esta agenda común, en el caso de Pascua, no fue obstáculo para que los grupos indígenas buscaran estratégicamente acumular fuerzas recurriendo a vías diversas y complementarias a la negociación, particularmente la agitación política o el desarrollo alianzas indígenas nacionales o internacionales. La política intercultural actual de la isla, tal cual se ha organizado en el seno de la CDIP, gira cada vez más en función del compromiso de intereses de los actores políticos. Esta es justamente la segunda característica del proceso. Estado de Chile, pueblo rapanui y sus Consejos de Ancianos, chilenos residentes en la isla, los actores se han abocado a una negociación política permanente que les ha permitido encontrar, como hemos visto, espacios de colaboración a pesar de las divergencias de intereses. En fin, el nuevo modelo parece poner definitivamente fin a la gestión centralizada, autoritaria y etnochilena de la isla y avanzar decididamente hacia una "rapanuización" del territorio insular, en un doble sentido: por una parte, hacia una cada vez mayor injerencia rapanui en la política de Isla de Pascua; y, por la otra, hacia la localización de la gestión atribuyendo a la CDIP de importantes facultades políticas que deberán conciliarse con las propias de la municipalidad local. Es de esperar que la actitud chilena no se altere, que se profundice la política descentralizada de la isla, y que se continúe promoviendo la recuperación de la isla para sus habitantes originarios. 545 TOMO2-3.p65 545 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia BIBLIOGRAFÍA Andueza, P., 1997, "La nueva ley Indígena chilena: historia, contexto internacional y análisis normativo", en Revista de Ciencias Sociales 42, Chile, p. 225-253. 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NOTAS 1 En efecto, el principal efecto jurídico de la declaración de una determinada zona del país como "área de desarrollo indígena" consiste en que la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena podrá coordinar en ella planes, programas y proyectos en forma armoniosa. No obstante, una regla importante para la isla que sobrevivió del proyecto original es la consagrada en el articulo 35 del texto definitivo de la ley indígena: en las zonas silvestres protegidas ubicadas en estas áreas se considerará la participación de las comunidades ahí existentes. Los rapanui promueven la declaración de la isla como "área de desarrollo indígena" pues les permitiría incidir más activamente en la administración del Parque Nacional Rapa Nui que abarca casi la mitad de su territorio. 2 Hasta 1953, fecha en que la Armada chilena asume directamente el control político de la isla, Rapa Nui fue entregada en arrendamiento a una compañía transnacional de explotación ovejera. Por tanto, durante la primera parte del siglo XX la misión naval fue intermitente y más bien ligada a tareas jurisdiccionales y de abastecimiento (Mc Call, 1996). 546 TOMO2-3.p65 546 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal 3 La ley 16.441, de 1966, creó instituciones político-judiciales tales como la Municipalidad de Isla de Pascua y el Juzgado de Letras, las que asumirían en lo sucesivo el control político de la isla. 4 Esta fotografía política isleña fue "tomada" durante 1995, año en que este profesional colaboró con la Municipalidad de Isla de Pascua y el Gobierno Regional de Valparaíso en el tema de la planificación local, en el marco del Programa de Desarrollo Regional (PAREDE) auspiciado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). 5 En 1933, invocando el principio de adquisición de "terra nullius", el fisco consolida legalmente la propiedad de las tierras de Rapa Nui registrándolas a su nombre en el Conservador de Bienes Raíces de Valparaíso. 6 Transcribamos a A.Métraux: "Numerous conflicts have arisen between the natives and the company (Williamson Balfour). Stealing has been one of the chief sources of trouble, but many others difficulties have come from the turbulent spirits of natives and their easily excited imagination. Easter islanders are apt to believe the most unfounded rumors, and easily convinced that others nourish bad intentions toward them" (p. 47-48). 7 La actitud flexible del Estado chileno la explicamos, entre otros factores particulares de Rapa Nui, por lo siguiente: i)en la isla no existen comprometidos intereses económicos dominantes nacionales o internacionales como sucede en el sur de Chile; ii) el territorio de la isla viene acotado geográficamente por el océano y, por tanto, no es potencialmente "ampliable" como sucede con otros territorios indígenas. 8 A una conclusión similar llega Susana ROCHNA. Adelanta la tesis que el Consejo de Ancianos N°2 se nutre del apoyo de la mayor parte de los comerciantes y empresarios turísticos isleños, en el pasado fuertemente vinculados al régimen militar de Pinochet. 9 Es interesante destacar que, aparentemente, muchos de los conflictos entre ambos grupos han sido mediados por miembros de la familia Edmunds, que se ha caracterizado por proveer autoridades al interior de la isla. Es el caso del Gobernador de Isla de Pascua Jocobo Hey y del actual alcalde de Isla de Pascua Pedro Edmunds. Ambos mantenían en esa época buenos contactos con ambos Consejos 10 En elección de abril de 1999, el presidente del Consejo (1) Alberto Hotus obtuvo 407 preferencias, en tanto que Matías Riroroko del Consejo 2 alcanzó 332 sufragios. Este año 2.000, en la designación del representante rapanui a la CONADI, nuevamente vence Hotus. 11 La CDIP tiene las siguientes principales facultades: i) substituir a la antigua Comisión de Radicaciones creada por el Decreto Ley 2.885, que dicen relación con el traspaso de tierras a los isleños; ii) formular y ejecutar programas, proyectos y planes de desarrollo para la isla; y iii) colaborar en la administración del territorio local, el parque nacional por ejemplo. 12 Sobre la planificación negociada se ha tenido presente a M.Hopenhayn en el texto indicado en la bibliografía. 13 En agosto de 1998, la prensa informa que las partes dieron por superado el conflicto surgido al interior de la etnia rapanui por la discusión y aplicación de la ley indígena. Ambos Consejos y un alto representante del gobierno de Chile suscriben un acuerdo para impulsar la CDIP. El Consejo de Ancianos N°2 se compromete a abandonar las hostilidades en tanto el Estado de Chile se obliga a pedir al Presidente de la República la parcelación del Fundo Vaitea y la desafectación de una parte del Parque Nacional para su posterior traspaso a familias rapanui. 547 TOMO2-3.p65 547 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia AUTONOMÍA Y TERRITORIO Alonso Barros Una de las pocas veces que se nos habló de ‘Autonomía’ en la escuela de derecho, fue en derecho privado, respecto de los mal llamados ‘contratos innominados’. Se nos señalaba que el derecho privado se basaba en el principio de la ‘autonomía de la voluntad’. En este sentido, Teubner ha notado que la lex mercatoria internacional es, actualmente, de las más ‘autónomas’. El mundo de los negocios y empresas internacionales tiene sus propios jueces, peritos, leyes, instancias, fueros y privilegios para resolver sus conflictos, sin necesidad de intervención estatal (aunque en último término la legítima coerción física es privativa de los estados). Si bien muchos estados reconocen la libre determinación de los pueblos y la autonomía de los cuerpos intermedios, tanto en el derecho publico nacional como en el internacional, se han planteado muchos problemas para determinar el alcance de dicha ‘autonomía’ (nada más ver el caso de la UNAM en México). Pero es en relación a los pueblos indígenas repartidos por diversos estados del mundo que el tema de la autonomía ha adquirido especial relevancia. Para los pueblos indígenas (y aquí no considero la realidad de los indígenas urbanos y migrantes), sin embargo, el autogobierno se considera esencialmente ligado al territorio, como los dos lados de una misma moneda. En efecto, el concepto de plena autonomía se considera inseparable del territorio que le da sentido y es, para muchos pueblos indígenas de América y el mundo, no sólo el conjunto de recursos materiales que éste contiene, (indispensables a la vida); sino que también un referente fundamental a la manutención de las relaciones, valores y creencias propias (incluso se mantienen lazos de parentesco con él). En algunos casos las nociones identitarias asociadas al territorio y sus topónimos, han, incluso, demostrado tener mayor permanencia que otras, asociadas al lenguaje (como el Kunza, la extinta lengua Atacameña, por ejemplo). En este sentido, el grado de autonomía al que aspiran muchos pueblos indígenas, se plantea en directa relación con el grado de control y decisión que éste pueda tener respecto de los recursos materiales e 1 intelectuales que caracterizan y sustentan sus modos de vida. Una de las preocupaciones comúnmente expresadas por pueblos indígenas de diversas partes del mundo, apunta, pues, a ampliar el campo extremadamente restringido de decisiones que pueden legalmente tomar respecto de recursos materiales e intelectuales considerados propios. Actualmente, este último tipo de recursos 2 ha estado al centro de las preocupaciones y debates indígenas transnacionales . Las organizaciones indígenas (y vinculadas) a nivel transnacional, están actualmente diseñando, de manera prioritaria, estrategias para salvaguardar lo que en la jerga del derecho se llama ‘propiedad intelectual’, participando en foros de la OMPI (Organización Mundial para la Propiedad Intelectual) y similares. Pero sin duda que la temática más grave y urgente para los pueblos indígenas de América sigue siendo el acceso pleno y autonómico a sus territorios (que el convenio 169 de la OIT llama ‘tradicionales’). Las presiones extractivas, mineras, forestales e hídricas, entre otras, han aumentado significativamente por toda América indígena. De manera creciente se han ido sumando otras presiones, ejercidas por los nuevos discursos turísticos, ecológicos y patrimonialistas estatales, de tipo desarrollista y/o conservacionista. Así pues, los territorios indígenas de América vuelven a aparecer en los debates nacionales, y en las miradas de aquellos que buscan riquezas y recursos de ‘fácil’ acceso valiéndose de diversas leyes. Es precisamente la relación que existe entre ‘ley’ y ‘territorio’ la que me interesa explorar. Para ello me baso tanto en tres años de experiencia como abogado en apoyo de las comunidades Atacameñas, como en aquella lograda trabajando en el marco de un Doctorado en Antropología con algunas comunidades Mixes, en el estado de Oaxaca, México. A riesgo de parecer autoreferente en exceso, hago la aclaración que la perspectiva que intento desarrollar no se ancla ni en el derecho, ni en la antropología. Espero así evitar estériles viajes de ida y vuelta entre los concep3 tos elaborados en una y otra disciplina, bajo el amparo de una retórica de lo ‘interdisciplinario’ . Mi acerca548 TOMO2-3.p65 548 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal miento propone pues una síntesis metodológica, que, en lugar de generar nuevas glosas, contribuya mas bien a despejar algunos excesos retóricos. Agrego que no es un producto acabado. DEL HECHO AL DERECHO. La autonomía, en referencia a colectividades humanas organizadas, se ha moteado (y reducido) internacionalmente como ‘libre determinación de los pueblos’. Se manifiesta, de hecho, en las posibilidades de libre decisión respecto de los diversos aspectos espirituales, intelectuales y materiales que dichos pueblos consideran les incumbe. Históricamente y hasta hoy, la autonomía de hecho de los pueblos indígenas de América y el mundo, y sus diversas posibilidades e implicaciones, se han visto generalmente restringidos y en gran parte controlados por sistemas normativos producidos por las sociedades de turno que las han dominado (coloniales o republicanas; peninsulares, criollas o mestizas), leyes y palabras que el estado colonizador y neo-colonizador han hecho tradicionalmente valer por medio de la fuerza oficial, de la que tiene el uso exclusivo. Tradicionalmente y hasta hace muy poco, empero, la participación indígena en la elaboración de dichos sistemas normativos ha sido nula o marginal. Las primeras constituciones de los recientemente independientes países americanos excluían claramente a los indígenas de las decisiones públicas, ya sea por medio de sistemas de elección censitarios, o explícitamente, manteniéndoles en su calidad colonial de ‘incapaces relativos’. En la actualidad, incluso se puede sentir que las palabras indígenas brillan por su ausencia en las modernas legislaciones indigenistas (o indianistas según el gusto) internacionales y nacionales, incluyendo a la Chilena. PERSPECTIVAS LEGISLATIVAS INDÍGENAS Desde hace mas de una década, muchos pueblos y organizaciones indígenas han puesto un empeño organizado sin precedentes por ver su acotada autonomía de hecho reconocida legalmente, pujando por la paulatina consagración de una ‘autonomía de derecho’. Incluso parece que algunos pueblos han llegado a considerar que la consecución del ‘derecho’ fuera una pre-condición a la existencia y el pleno desarrollo del ‘hecho’ autonómico. Pero además de intentar consagrar legalmente los ámbitos de ejercicio actuales de la autonomía de hecho, este movimiento legislativo también ha buscado ampliar los mismos por medio de reformas legislativas. Estas apuntarían al reconocimiento de la especificidad indígena, las de sus formas de gobierno (e implicaciones), y una más justa participación en los procesos de tomas de decisiones políticas, económicas y sociales a nivel local, nacional e internacional global. Presiones indígenas por reforma legal y reconocimiento constitucional e internacional, han tendido a la creciente visibilidad de los pueblos indígenas. Conceptos que hace algunos años eran casi exclusivamente utilizados en el marco de disciplinas como la antropología y la sociología, tales como ‘etnia’, ‘etnicidad’, ‘identidad’, ‘cultura’, ‘paisajes culturales’, ‘sitios sagrados’, ‘territorios tradicionales’, ‘autonomía territorial’, y otros muchos mas, han empezado a circular en ámbitos legales y judiciales, sin que se sepa muy bien que hacer con ellos. Es el caso de la Ley Indígena Chilena, la que ha consagrado muchas categorías jurídicas nuevas, reconociendo, por ejemplo, la existencia de las ‘tierras patrimoniales’ aimaras, quechuas y atacameñas, entre otras. ¿Pero, qué significa este tipo de reconocimiento en la practica? ¿Que efectos ha tenido la ley indígena sobre los movimientos sociales indígenas en Chile? ¿De donde provienen realmente las palabras utilizadas en las leyes indígenas? DEL DERECHO AL HECHO. En México, también, la mayoría de las reivindicaciones indígenas se formulan en términos de reformas legales y constitucionales. Un colega indígena Mixteco, al conocer algunos aspectos de las leyes chilenas me dijo: ‘ya quisiéramos nosotros tener leyes así, hace rato que estaríamos tranquilos’. A pesar de la presión ejercida, y de algunas reformas legales efectuadas en el sentido expuesto, en países como Chile y México no se ha visto un 549 TOMO2-3.p65 549 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia claro avance hacia el reconocimiento de la autonomía territorial de los pueblos indígenas que habitan el denominado ‘territorio nacional’. Sobre éste, dichos estados ejercen y se irrogan la más absoluta soberanía, muy a menudo mal entendida y peor empleada. Si bien es cierto que actualmente existen muchos foros sobre los noveles ‘derechos indígenas’, debates anuales en Ginebra, Comisiones y sub-comisiones de la ONU, iniciativas como esta a la que asistimos, resulta paradójico, sin embargo, que en los países de América en que, como México, se ha ratificado la Convención 169 de la OIT, dicho tratado no haya surtido efecto legal real, ni haya generado jurisprudencia significativa. El acuerdo de San Andrés, al igual que las reformas constitucionales que recogieron algunas demandas indígenas, han quedado en letra muerta. Las prometedoras reformas legislativas a nivel de algunos estados de la federación mexicana, se han topado, asimismo, con el más pesado de los techos constitucionales a nivel federal. La lucha por el reconocimiento y consagración de ‘los derechos indígenas’, tanto a nivel internacional y nacional parece, pues, apuntar hacia un camino mas lleno de incertidumbres que de logros reales. Por lo demás, desde que los españoles en América consagraran el aforismo del ‘se acata pero no se cumple’, nadie puede negar el hecho de que aunque cambia la ley, no cambia la realidad. Muchas declaraciones de la ‘voluntad soberana’ pasan a ser mera letra muerta, o ninguneadas como de corte ‘programático’ o ‘declaraciones de buena voluntad’. Resulta a lo menos curioso que, a pesar de la poca credibilidad que tienen las leyes entre muchos de los pueblos que las han sufrido, éstos sigan buscando soluciones a sus problemas por medio de propuestas legales. ¿Qué fascinación ejercerá el idioma legal, que, a pesar de que la historia demuestra que estas han sido el mecanismo privilegiado para el despojo de los indígenas, se siga considerando la retórica leguleya como idónea para expresar y resolver demandas económicas, sociales y políticas? No cabe duda que el creciente empuje por el reconocimiento de ámbitos autonómicos de derecho, esfuerzos que intentan contribuir a solucionar los problemas indígenas ‘de arriba hacia abajo’ (en la tradición positivista), por así decirlo, representan un insigne esfuerzo por mejorar las asimétricas relaciones entre muchos de los estados nacionales del continente Americano y las poblaciones indígenas asentadas al interior de sus fronteras. Es por eso que, a pesar de lo bien fundado de su proceder, este creciente movimiento legislativo (v.g.: vinculado a la creciente promoción de ’la cultura de los derechos humanos’) se puede caracterizar como dogmático, esencialista, constructivista, voluntarista y fragmentador a la vez. Nuevas categorías legales que pretenden armonizar la convivencia entre pueblos, se generan, principalmente, a partir de tradiciones intelectuales y normativas occidentales que frecuentemente se dan por sentadas y no son sometidas a critica adecuada. Es tal vez por eso que todos estos esfuerzos legislativos internacionales se han topado con un problema definicional y jurídico fundamental: ¿Quienes son los ‘indígenas’? ¿Quien será el sujeto eventual de la nueva colección de derechos y programas a favor de los indígenas que se intentan promulgar a nivel internacional? Reconocidamente, ninguno de los teóricos, antropólogos y legisladores han podido dar respuestas satisfactorias. Augusto Williamsen, uno de los epígonos del derecho indígena internacional, al reconocer las dificultades que este hecho representaba en términos prácticos y de aplicación de justicia, ha dicho, sin embargo, que existiría un acercamiento posible a la ‘identidad’ del sujeto jurídico indígena tanto individual como colectivo, acercamiento que esta en boga a nivel internacional. Esta podría encontrarse, según dicho autor, al considerar instituciones de origen precolombino, como lo son el ‘consejo de ancianos’ de muchos pueblos y comunidades indígenas en América. Pero, si lo que más caracteriza a los indígenas son sus formas de gobierno, su capacidad para dotarse de sentido (cualquiera que este sea) y autogobernarse mediante instituciones propias; ¿Porqué no se concentra el esfuerzo legislativo internacional en obtener el reconocimiento universal de las formas de gobierno indígenas, y de los territorios necesarios a ella? ¿Pero entonces (se podría retrucar), porque no reconocerle este mismo derecho a cualesquieras agrupaciones humanas (indígenas o no) que demuestren capacidad de autogobernarse, 4 y exijan que esta capacidad pueda aplicarse libremente en un espacio determinado? No es sorprendente que muchos sostengan que las demandas por autonomía de los indígenas son comparables a las demandas de muchas agrupaciones llamadas civiles por ‘democracia radical’. 550 TOMO2-3.p65 550 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Creo que algunas de las criticas hechas a los actuales esfuerzos legislativos internacionales tienen razón, en el sentido de que tal vez sin querer, dichos esfuerzos están crecientemente acorralando a los pueblos indígenas en trincheras culturales, en categorías jurídicas que no han sido sometidas a una evaluación critica adecuada. Y no se trata de proponer un programa ‘ultraliberal’ donde rige la ley del mas fuerte. Lo que preocupa realmente es que parecen estar repitiéndose los mismos errores que le dieron origen a la antropología misma, como una ciencia al servicio de los estados coloniales. Muchas de las nuevas categorías legales, a que me referí anteriormente, han sido producidas por antropólogos, sociólogos y abogados indigenistas. ¿Pero no tenderán éstas a modificar las lógicas y practicas relacionales indígenas al intentar sustituirlas por otras, mas ‘ajustadas a derecho’? ¿No ha acaso el proceso de ‘etnificación’ y el de la glorificación de la ‘diferencia’, y las ‘políticas de la identidad’ en América latina, adoptado ribetes fundamentalistas que parecen reflejar mas fielmente el racismo colonizador (reproduciéndolo), que la real demanda de los pueblos indios? No desconozco la utilidad de muchas leyes creadas, pero creo que, dado el carácter eminentemente fragmentador de las mismas, a la larga, condenan a los indios al paulatino y creciente despojo de sus recursos. Mucho se ha alabado la creación de conceptos jurídicos híbridos, como el de los ‘paisajes culturales’ en Australia. Al amparo de este ultimo, los aborígenes de ese país están consiguiendo el reconocimiento de sendos territorios. Pero la experiencia ha demostrado que eso no es suficiente. En un caso en particular, un clan aborigen obtuvo el reconocimiento de un sitio sagrado, una isla ubicada en un brazo de mar. Luego, el estado Australiano decidió construir un puente que uniera las dos riberas, puente que debía pasar por sobre dicha isleta. Los aborígenes protestaron, pero, en último término se construyo el puente porque se estimo que las categorías jurídicas híbridas referidas no contemplaban el denominado ‘espacio aéreo’. Este era propiedad exclusiva del Estado. El ejemplo pretende demostrar que, aunque se intente crear conceptos jurídicos que respondan en mejor medida a los intereses indígenas, siempre va a existir un desfase entre lo que se intenta proteger y la capacidad del estado de generar nuevas palabras de poder. El empuje creativo de los indígenas en los ámbitos legislativos formales, siempre esta bajo el riesgo de ser superado por nuevas leyes, crecientemente fragmentadoras, y que obliguen nuevamente a los indígenas a buscar nuevas estrategias, desarrollar nuevos argumentos, generar nuevos especialistas, etc. El número abrumador de legislaciones especiales nacionales que ejercen presión sobre los territorios y recursos indígenas en general, ya plantea un problema insoluble. No se puede esperar que una comunidad o un pueblo mantenga abiertos tantos frentes a la vez. Es precisamente en consideración a la permanente agresión estatal y privada por medio de las leyes que surge la pregunta ¿No será que el discurso jurídico y el de los ‘derechos’ es, de por sí, contrario a las lógicas relacionales indígenas? ¿El lenguaje de la ley, es un lenguaje abusivo per se, o el que lo sea depende de quien tenga el poder de promulgarlo? ¿Es solo un problema de correlación de fuerzas de partes en la pugna por palabras de poder? UN POCO DE HISTORIA ANTROPOLEGAL. Los que conozcan la historia fundacional de la disciplina antropológica recordarán que su nacimiento se debe, en parte, al interés Imperial Británico por hacer más fácil el dominio y control de las colonias. En efecto, uno de las bisagras jurídicas en torno a la cual se posibilitó el poder imperial era el ‘Indirect Rule’. Los antropólogos de la época iban a estudiar los ‘usos y costumbres’ o ‘leyes primitivas’ de los Africanos, Micronesianos, etc, etc., para luego informar de sus hallazgos al gobierno que financiaba su investigación. Éste luego las utilizaba eficientemente en la sujeción y administración de los pueblos. Muchos de estos primeros antropólogos actuaban, como los actuales, con buenas intenciones. Eso explica tal vez que haya habido un buen numero de abogados entre ellos! El evolucionista de Maine (uno de estos abogados y padres fundadores de la antropología), sostenía que las ‘relaciones primitivas’ se regulaban en base a nociones de ‘estatus’ o ‘estatuto’, y que éstas evolucionaban hasta convertirse en la ‘moderna’ capacidad para ‘contratar’ (v.gr.: from status to contract). De seguir su perspectiva, y considerando los actuales esfuerzos legislativos, podríamos decir que estamos en franca regresión! Y no es que considere yo a los ‘fueros’, ‘privilegios’ y ‘estatutos’ ‘primitivos’ o ‘feodales’ categorías 551 TOMO2-3.p65 551 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia jurídicas poco ‘evolucionadas’ o ‘injustas’ ni mucho menos. De las investigaciones de archivo que he desarrollado en México, aparece claramente que el sistema jurídico colonial, en gran medida de inspiración feodal, daba muchas más garantías a los indígenas, y les ofrecía muchas mayores posibilidades de defender sus intereses individuales y colectivos que las posteriores legislaciones igualitarias y republicanas de inspiración 5 revolucionaria y francesa . Si bien existían desigualdades, éstas eran estatuidas, y cualquiera que participara en una relación de tipo jerárquico sabía, por lo menos, a que podía atenerse. La moderna legislación privatista en cambio, al sostener dogmáticamente la ‘igualdad ante la ley’, permite que las más ignominiosas desigualdades prosperen fuera de su ámbito, al amparo de una reconocida ‘ficción legal’. Otra de estas abusivas ficciones legales, que históricamente ha afectado a los indígenas, es aquella de que la ley ‘se presume conocida por todos’ y se suele agregar, como si fuera pensado particularmente para abusar de la ignorancia indígena ‘no se podrá alegar el error de derecho’. Y estas, todas son consagradas en nuestras veneradas repúblicas! La pregunta que surge: ¿Es acaso necesario o deseable limitarse a plantear, o soluciones liberales (contract) u otras, cuasi feodales (status)? ¿Es necesario identificar a los indígenas? ¿No será precisamente el proceso de ‘identificación’ legal el que ha reducido la complejidad indígena a categorías rígidas y reificantes que coadyuvan al poder estatal? ¿Por que la palabra ‘identidad’, de ser sinónimo de congruencia e igualdad, ha pasado, (en parte debido a su ‘legalización’ promovida por antropólogos) a significar su exacto contrario, es decir, a ser equivalente de ‘diferencia’? ¿Porque privilegiar la ley, con sus reconocidas rigideces, a la libre, transparente respetuosa e informada negociación entre personas o colectividades soberanas libres? PERSPECTIVAS INDÍGENAS DEL DERECHO. El territorio indígena requiere de cuidados y protección constantes. En muchas comunidades de indígenas se practica el recorrido regular de linderos, para cerciorarse de su estado y evitar invasiones de hecho. Debiera existir el mismo ‘recorrido de linderos’ para las invasiones legales! Como vimos, esta tarea requeriría que las comunidades fueran capaces de competir con todo el peso de las burocracias estatales. Además de la multiplicidad de leyes invasoras, los procesos son costosos, largos y llenos de incertidumbres, particularmente si 6 consideramos las nuevas instancias internacionales, financiadas por los mismos estados . Si una empresa se viera enfrentada a los mismos problemas que las comunidades, sin duda emplearían a una decena de bufetes jurídicos especializados diferentes. Y hay algunos que piden aun más leyes! Por eso, en clara inteligencia autonómica, muchos pueblos han intentado, y con mas o menos éxito, abrir espacios de negociación con diversos interlocutores estatales e internacionales con el objeto de resolver mas efectivamente los problemas y amenazas actuales que los afectan. Acorralados por el ininterrumpido despojo, muchos pueblos han incluso debido recurrir a la violencia, como única forma de forzar el dialogo con el ‘mal gobierno’. En la practica, las incongruencias entre la autonomía de hecho, aquella reconocida legalmente, y la plena a la cual aspiran los indígenas (y muchos no-indígenas!), dan lugar, o a abusos, o a negociaciones, o a la guerra, por la asimetría que caracteriza la relación entre dichos ámbitos. EL CASO ATACAMEÑO La construcción de la autonomía de las comunidades en el desierto de Atacama en estos últimos años, y en términos generales, ha ido siguiendo el ritmo de la evolución de la CONADI a nivel nacional. La juridización indígena, consagrada en la Ley 19.253 o Ley Indígena, permitió pensar, inicialmente, que el ‘proceso de construcción de la autonomía’ indígena podría encontrar cauce en una institución que serviría de espacio de negociación: la CONADI. Lideres indígenas de base fueron colocados en puestos públicos remunerados, con la esperanza de que éstos pudieran atender mejor las demandas de sus hermanos. Incluso indígenas con bajos niveles de educación formal alcanzaron puestos directivos de la institución, en una clara muestra de la buena voluntad de no seguirle el juego a las elites educadas que genera el discriminante sistema educativo de Chile. 552 TOMO2-3.p65 552 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal La evolución política de la CONADI, sin embargo, ha terminado por inclinar la balanza negociadora institucional a favor de los intereses del estado, los que, comúnmente son los que con mayor agresividad se oponen a las reivindicaciones indígenas. Esta paulatina clausura al diálogo que ha caracterizado a la CONADI (el caso Ralco y la cesación en el cargo de Domingo Namuncura constituyendo tal vez uno de sus hitos culminantes) ha, a su vez, generado diversos procesos a nivel nacional. En el Norte de Chile, la relación con el estado Chileno ha evolucionado de manera diferente a la Mapuche, sin embargo. A pesar de algunos éxitos iniciales, como la regularización comunitaria de la casi totalidad de las aguas superficiales existentes en la macrocuenca de Atacama a favor de las comunidades indígenas, el proceso autonómico material que se inicio se ha visto casi detenido. Me refiero en particular, al caso territorial Atacameño. Hace algunos meses, Rodrigo Egaña (actual Director de la CONADI) decidió, a ultima hora, suspender un seminario sobre territorio indígena a realizarse en San Pedro de Atacama. Esa fue una muestra mas de que el tema del ‘territorio indígena’ (ergo, autonomía) esta prácticamente cerrado a nivel estatal. Los lideres indígenas que inicialmente fueron allegados a la CONADI, algunos, por temor a perder sus cargos, han comprobado que pueden hacer y decir cada vez menos cosas, e incluso se han visto forzados a actuar en sentido contrario a los intereses de los pueblos que se suponen representan. Aunque algunos intentan luchar desde el interior de la CONADI, sus voces han sido absorbidas por la altisonante y represora retórica estatal. No hay nadie para alzar la bandera de la autonomía en Atacama. Pero el territorio si está, y las tierras patrimoniales de que habla la Ley Indígena ya han sido identificadas por antropólogos. Pero ¿quién va a hacer valer estas leyes? ¿De qué sirven los reconocimientos ‘de derecho’ si los hechos no acompañan? ¿Es solamente un problema de ‘aplicación de las leyes’? Para el caso del Norte de Chile, se puede sostener que la Ley Indígena ha influido en el debilitamiento de los movimientos sociales indígenas, así como en el de las justificadas demandas autonómicas. Y no es un mero problema de correlación demográfica. En los tres años que trabajé en la CONADI de san Pedro de Atacama, pude apreciar como el discurso jurídico-estatal fue logrando cooptar (o sobornar) a los que antes de la promulgación de la Ley Indígena eran lideres respetados con gran capacidad de convocatoria. (En el caso Mapuche, a todas luces el proceso de cooptación parece haber ocurrido con menor intensidad). Hablar de una ‘etnificación’ promulgada desde el estado no es errado: la ley indígena ha debilitado la capacidad indígena para definir libremente sus intereses y subjetividades colectivas y/o individuales, y defenderlos de manera autónoma (con o sin leyes). En la actualidad cabe la posibilidad de que las comunidades Atacameñas demanden judicialmente el reconocimiento de sus tierras patrimoniales (el Estado, por medio del Ministerio de Bienes Nacionales se ha negado tajantemente a reconocerlas, a pesar de la Ley Indígena, porque considera que el reconocimiento de tal territorio atentaría contra ‘el desarrollo nacional’). 7 ¿Pero qué extensión tendría este territorio ? Los antropólogos que han trabajado en el sector, (y que después de los propios indígenas, parecen ser los mas indicados para señalar ‘territorios tradicionales’) han catastrado mas de tres millones de hectáreas como ‘tierras patrimoniales’ de los Atacameños. El Estado no las va a reconocer por las buenas. El camino jurídico a seguir parece simple. El ‘acta de conversión’ a la religión católica, que dio pie ‘jurídico’ al control español (documento histórico registrado) sobre los Atacameños puede perfectamente ser esgrimido como titulo. En él, la Corona española se compromete a respetar las tierras indígenas. La ONU reconoce hoy la potencial validez de este tipo de acuerdos. Pero, aun sin él, puede sostenerse que el titulo Atacameño al territorio no esta inscrito, pero eso no le resta validez jurídica. Las doctrinas extranjeras y la jurisprudencia internacional ya la han reconocido: el título a la tierra de los Atacameños podría basarse en la posesión de tiempo inmemorial. Si los tribunales Chilenos, hasta la Corte Suprema, no reconocen dicho territorio, se podría pasar a la Corte Inter-Americana de derechos humanos, que ya ha establecido jurisprudencia a favor de la propiedad indígena en América. Por ultimo, de no acatar el estado chileno la decisión de dicho tribunal, se podría seguir promoviendo el caso hasta la Corte 553 TOMO2-3.p65 553 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia Internacional de La Haya, argumentando incumplimiento de tratado por parte del estado Chileno (se requeriría de un estado buzón). El camino es tan largo! De allí a que las comunidades accedan a las instancias finales, ya sus tierras y recursos pueden haber sido afectados irremediablemente! Pero sin duda que es un camino a seguir, y mientras antes, mejor. A pesar de las posibilidades estratégicas que he reseñado, sin embargo, los líderes Atacameños han estado preocupados de percibir recursos estatales, para distribuirlos entre las comunidades que les dan respaldo político y así consolidar sus bases de apoyo. Por eso, la incipiente historia de la CONADI en Chile, se parece tristemente a la que ha vivido y vive el INI en México. Si no eliminaron a la CONADI a punta de leyes (como se supone iba a ocurrir con MIDEPLAN, de quien depende), es porque la institucionalidad, aunque desvirtuada, todavía podía ser útil para mitigar la intensidad de las demandas indígenas, encauzándolas en la retórica legal y estatal. La autonomía de derecho no es pues una precondición, ni debiera ser una meta de por sí. La autonomía es esencialmente un hecho, y no hay ley que la supla. En el caso Atacameño seria más propio hablar de una ‘heteronomia’ de derecho y de muy poca autonomía en los hechos. En efecto, existe una clara divergencia entre los espacios autonómicos consagrados legalmente, y la capacidad autonómica de hecho del pueblo supuestamente beneficiado. Es precisamente la legislación indígena la que ha sido utilizada como herramienta para paralizar el fortalecimiento de la autonomía en los hechos! NOTAS 1 Hago notar que este tipo de análisis territorial también se puede aplicar a la vida indígena en las ‘ciudades mestizas’, y sus geografías urbanas. 2 Se ha latamente demostrado que las enormes utilidades que exhiben las grandes compañías farmacéuticas y agroalimentarias, se deben, en gran parte, a los conocimientos producidos por diversos pueblos indígenas a través de los tiempos. Pero estos pueblos e individuos indígenas, lejos de recibir algún justo beneficio por compartir sus conocimientos, podrían verse, incluso, forzados a recomprar los conocimientos y derivados que ellos mismos han producido para poder utilizarlos sin ‘infringir la ley’. Hay casos bien repertoriados sobre esta materia. 3 Como ejemplo, puedo dar el de un abogado indígena en México, por ejemplo, que ha intentado traducir el ‘tequio’ y las obligaciones comunitarias (parecido a la ‘minga’ en Chile), en términos de la doctrina de los cuasi-contratos. 4 ¿No es esto acaso lo que ha logrado Tompkins en Chile al comprar enormes extensiones de terreno, amparado en la lex mercatoria, para, autónoma y soberanamente, decidir lo que en dicho territorio se hace o no, y espantar el estado desarrollista al señalar que los bosques nativos no serán explotados JAMÁsS? 5 De hecho, los tratados celebrados entre españoles e indígenas, y otros arreglos constructivos (como se llaman en la ONU), todavía tienen valor jurídico, en el sentido de que los estados independientes que sucedieron al Español debieron de haberlos respetado (lo que casi nunca hicieron). 6 Anoto que China, Rusia, Francia, Inglaterra y Estados Unidos tiene una absoluta inmunidad jurídica a nivel internacional. En efecto, de incumplir sus obligaciones internacionales, estos países no podrían ser compelidos a su apego por la Corte Internacional de La Haya: la ejecución forzosa de las resoluciones emanadas de este Tribunal requieren de la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, Consejo en que dichos países tienen un poder de veto discrecional. Se está muy lejos de pasar del derecho de ciertos estados a nivel internacional, al estado de Derecho Internacional. 7 Los académicos militares, en su poco conocida pero influyente jerga geopolítica, lo han caracterizado como una ‘frontera interior’. 554 TOMO2-3.p65 554 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal PUEBLOS INDÍGENAS Y PARTIDOS POLÍTICOS EN AMÉRICA LATINA DESAFÍOS DE UNA NUEVA RELACIÓN Araceli Burguete Cal y Mayor 1 Del 7 al 9 de noviembre de 1999 se celebró en Juchitán Oaxaca el "Taller Regional Pueblos indígenas y partidos políticos", co-organizado por la Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía-ANIPA y la Coalición Obrero Campesina Estudiantil del Istmo-COCEI, bajo el auspicio de IWGIA-Dinamarca. En dicho evento participaron diversos representantes populares indígenas. Un senador de Colombia, una diputada de Ecuador, un congresista de la Región Autónoma del Atlántico Norte de Nicaragua, tres asesores parlamentarios indígenas de Guatemala, Nicaragua y Ecuador, un dirigente indígena de Perú y seis diputados y exdiputados de México de dos partidos políticos, cinco presidentes municipales, una docena de regidores, representantes de dos organizaciones sociales del norte de México, un numero grupo de zapotecos de la región del Istmo, así como algunos investigadores del CIESAS de Oaxaca y Chiapas. El análisis se dividió en tres partes: a) el diagnóstico, en perspectiva histórica, de la relación entre los pueblos indígenas y los partidos políticos b) los desafíos de una nueva relación entre los pueblos indígenas y los partidos políticos y c) los retos de las organizaciones y pueblos indígenas en la construcción de nuevos canales para la representación indígena. Estas notas recogen algunos de los puntos centrales del debate. Por razones de tiempo no profundizaré en el diagnóstico histórico, sino que me centraré en las propuestas y sus desafíos. Aunque en un significativo número de países el movimiento indígena se encuentra divido en dos posturas que se conocen como "organizaciones antielectorales" y las "pro-electorales", en este escrito recojo el debate de organizaciones que no son antielectorales, que fueron las que estuvieron presentes en dicho taller. Para estas organizaciones, la necesidad de tener representantes indígenas en los órganos legislativos de sus respectivos países, responde al mismo reclamo del derecho a la participación y representación, cuando exigen estar presentes en la ONU, en la OEA, en la OIT, en el Fondo Indígena, entre otros. Para ellas no se discute esa necesidad. No se quiere estar afuera del poder local y de los órganos legislativos y de los espacios de poder en donde se decide su futuro y el destino de la nación. La discusión es ¿cómo se llega a esos órganos? ¿mediante qué canales? ¿sobre la base de qué relaciones con los partidos: integracionista o pluralista? Por la novedad del tema, en el taller abundaron las preguntas, muchas de las cuales se quedaron sin respuestas. Algunas de esas interrogantes fueron: ¿Qué esperamos de los partidos políticos en relación con las demandas específicas indígenas? Sí rechazamos a los partidos políticos como la única vía para acceder a la representación ¿Queremos entrar en el sistema de los partidos y formar partidos políticos indígenas? ¿Cuáles otras vías podríamos construir? ¿Qué características deberían tener y de qué manera se enlazaría lo local con lo nacional? ¿Qué tipo de reformas del sistema electoral son necesarias para garantizar la autorepresentación indígena y el desarrollo de procesos electorales que no tengan que pagar los altos costos de rupturas del tejido social que frecuentemente dichos procesos suelen dejar como secuela? Admitiendo que un mundo globalizado, las alianzas son imprescindibles. ¿Qué tipo de alianzas? ¿Con quiénes? ¿Cuál sería la naturaleza de las alianzas? ¿Cómo deberían sostenerse esas alianzas? ¿Sobre la base de qué principios? ¿Hacia dónde debe orientar el movimiento indígena sus estrategias de lucha en su búsqueda por acceder a las instituciones de poder local y a los órganos de representación? ¿Cómo construir sistemas políticos pluralistas que den cabida a la diversidad regional, de etnia y de género? ¿Es posible establecer nuevas relaciones entre los pueblos indígenas y los partidos políticos? ¿Pueden los sistemas políticos de nuestros países construir sistemas electorales culturalmente adecuados para garantizar la representación indígena? ¿Qué desafíos tienen frente a sí? 555 TOMO2-3.p65 555 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia Entre otras interrogantes del mismo signo. Ante la diversidad de los participantes, sus contextos y los distintos grados de consolidación de los movimientos y organizaciones indígenas de la región, imposibilitó pensar en respuestas únicas a las muchas interrogantes o a construir un menú limitado de posibilidades. Tal restricción no impidió, sin embargo, identificar tres ejes problemáticos que permearon todo el debate: 1) La percepción que los partidos políticos se encuentran en crisis, pero que también los sistemas electorales existentes no ofrecen alternativas para la representación indígena; 2) Los pobres resultados que las organizaciones obtienen en su relación de alianza con los partidos y 3) La emergencia de nuevos mecanismos para la representación, que ofrecen pistas sobre algunos caminos en la búsqueda de alternativas hacia la autorepresentación indígena. Sobre la base de las preocupaciones expresadas en dicho taller, trabajé las siguientes reflexiones. 1.- CRISIS DEL SISTEMA DE MEDIACIÓN POLÍTICA Con frecuencia los indígenas suelen interrogarse sobre la conveniencia de continuar insistiendo en la búsqueda de nuevas relaciones con los partidos y se preguntan si acaso no es mejor renunciar a la búsqueda de dicha relación. Esta interrogante tiene sentido cuando las organizaciones y sus dirigentes perciben la profunda crisis que actualmente atraviesan los sistemas de representación de partidos políticos en América Latina. La presencia de los partidos en las comunidades y pueblos indígenas suele remitir a experiencias con saldos desastrosos. Son constantes los testimonios indígenas que ubican como punto de partida de un conflicto el arribo de los partidos políticos. Y es que la oferta política de los partidos siempre parte del supuesto de desconocer la existencia de otras culturas políticas, otras jurisdicciones y otras formas de organizar la representación -previamente existentes- que suponen la organización indígena diferenciada. La cultura política indígena, las jurisdicciones y las formas y mecanismos de nombrar a sus representantes no son, en lo general, reconocidos por los partidos, a cuya cultura política le es inherente la competencia y las pugnas por el poder. En prácticamente todos los países de América Latina los partidos políticos han perdido capacidad de representación y mediación en los conflictos. En la última década se ha producido un creciente deterioro de los partidos políticos como vehículos de intermediación y agregación de intereses. Han perdido la capacidad de dar respuestas a las demandas de sectores y actores emergentes. En la década de los noventa, la conflictividad étnica se acentúo en casi todos los países de América Latina. El milenio y el siglo XX cerraron con dos rebeliones indígenas: el levantamiento en 1994, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas y el levantamiento armado, en 1999, del Ejército de Resistencia Indígena (ERI) en la Costa Atlántica de Nicaragua. El nuevo milenio vio la luz con un levantamiento indígena en Ecuador, en enero del 2000. La falta de canales para la mediación de las demandas indígenas, constituye una de las muchas razones de tales levantamientos. Los partidos políticos de América Latina no están contribuyendo a dar respuestas al requerimiento de construir nuevos modelos de Estados plurales. Todas las corrientes políticas representadas en los partidos, continúan reproduciendo el paradigma del Estado monoétnico. La configuración de propuestas que pugnen por la construcción de democracias pluriétnicas, continúa siendo una necesidad que los partidos no están abordando. Y si bien los partidos suelen verse como "el problema", empero la solución –o las soluciones- no están solo en ellos. Los problemas de fondo se encuentran en los modelos de integración política, en los sistemas de partidos y en los sistemas electorales. En nuestros países los sistemas políticos han sido –y continúan siendo hasta hoy día- profundamente integracionistas, ya que no han reconocido, ni han dado la oportunidad, a los pueblos indígenas a fortalecer sus propias instituciones de elección de representantes y autoridades. En los casos en donde las formas de elección indígena se han mantenido en sus manos, han sido principalmente resultado de la ausencia o poca presencia de los Estados, lo que ha permitido una reproducción marginal de esos sistemas; pero de ninguna manera son resultado de un reconocimiento estatal expreso. Hay, existen, perviven, hasta hoy día, en todos los pueblos indígenas, culturas políticas que están reclamando su reconocimiento. En la actualidad, la democracia liberal representativa entendida como la representación única a través de los partidos políticos, no es aceptada como una relación deseable por los pueblos indígenas. Esos buscan incorpo556 TOMO2-3.p65 556 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal rar otros conceptos y visiones de democracia, incluyendo las que ellos mismos poseen. Cuestionan y repudian el modelo democrático liberal con dominio monoétnico y con hegemonía partidaria y aspiran a llevar legítimos representantes a los órganos de representación. Si los indígenas y el modelo democrático coinciden ambos, en buscar mecanismos para la legítima representación. Entonces ¿en dónde y por qué se sucede el desencuentro entre ambos? La democracia es, entre otras definiciones, fundamentalmente, un sistema de reglas del juego político, en donde todos los ciudadanos tienen, presuntamente, igualdad de condiciones para poder acceder a los órganos de representación popular. Y en donde –también presuntamente- el voto de cualquier persona tiene un mismo valor. Sin embargo en el juego establecido por dichas reglas, los indígenas no han podido, evidentemente, jugar. Basta observar la composición de cada uno de los Congresos de nuestros países. Los indígenas no están. ¿Qué es entonces lo que impide que los indígenas puedan participar activamente en el juego político de la democracia electoral? Lo que puede verse es que el problema son las reglas, ya que ésas no facilitan, sino que impiden, que los indígenas tengan un adecuado desempeño en dicho juego. Así, sí mantenemos vigente la meta de los sistemas democráticos –y de los indígenas mismos- de crear mecanismos legítimos para acceder a los órganos de representación popular, quizá entonces el error está en que intentamos mantener las reglas del juego político, sin darnos cuenta que la realización del principio básico de la presunta igualdad, en nuestros países, no puede darse. No voy a abundar aquí en proporcionar datos que muestren el perfil de la desigualdad, la diversidad y la pluralidad de nuestras sociedades. Ante sociedades desiguales, es evidente que las reglas del juego político de la competencia electoral a través de los conceptos de "igualdad", concebidos para otras sociedades –quizá allí si, con mayor igualdad- en nuestros países no funcionan De esta forma, el desafío que ahora tenemos, es admitir que el principio de la igualdad como fundamento para la competencia electoral, no constituye el terreno sobre el que hay que construir las reglas del juego para garantizar que los indígenas participen. Por el contrario, estamos en un escenario de la desigualdad, de la diversidad y de la diferencia. Y es sobre este terreno –el realmente existe- sobre el que hay que construir nuevas reglas del juego político democrático. Esas nuevas reglas tendrían el mismo propósito de llevar ciudadanos a los órganos de representación popular haciendo vigente la democracia. La diferencia está, entonces, no en los fines, sino en los medios. Si fuera así, entonces lo que tendríamos que trabajar es en la búsqueda de atajos que nos permitan llegar a la democracia representativa. Trabajar sobre nuevas rutas que no partan de la presunta igualdad, sino de los andamiajes que nos ofrece la diversidad. El reconocimiento de la diversidad étnico, cultural, regional, de edad, de genero –y no ya la presunta igualdad, nunca existente- constituyen pisos que pueden ser soporte para llegar a la democracia. Así, nuestro desafío en los albores de este milenio, los retos que tenemos frente a sí están en identificar nuevas reglas del juego y los principios básicos del mismo. Un punto de partida es aquél que admite que los diseños para la construcción de los procesos electorales en nuestros países, no se agotan solamente en el terreno de lo político, sino también deben de abrevar de lo cultural. Lo que nos obliga a abordar en nuestras propuestas y modelos, la dimensión cultural de la democracia. Dimensión que de dar cuenta de visiones que los propios pueblos tienen sobre el poder, la democracia y frente a los Estados. Se trata, en suma, como ha dicho Esteban Krotz, de culturizar el concepto de democracia. 2.- LO TÁCTICO: LAS ALIANZAS Si partimos del supuesto que durante mucho tiempo, todavía, los partidos políticos continuarán siendo actores políticos necesarios para la institucionalización de la vida democrática en América Latina, más vale pensar de qué manera convivir con ellos. Los partidos políticos no son, en la gran mayoría de los pueblos indígenas de América Latina, entes desconocidos o ajenos a las sociedades indígenas. Las luchas partidarias permean –con altos costos, por cierto- a las comunidades. Muchos de los conflictos de la vida cotidiana se están dirimiendo ahora por los colores de un partido político, mimetizado, sincretizado, interpenetrado, con muchas otras instituciones del sistema electoral y de gobierno indígena. Así que, el rechazo a los partidos políticos no es porque ésos constituyan "instituciones occidentales" a las que hay que repudiar per se, sino porque como ya dije, su 557 TOMO2-3.p65 557 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia diseño no cumple, en los entornos indígenas, la misión y la función para lo que fueron creados, ya que no garantizan la representación democrática de importantes segmentos de la población de nuestros países, tales como los indígenas y las mujeres. Pero mientras los sistemas electorales se modifican y las sociedades indígenas se fortalecen para construir sus propias vías, los partidos políticos continuarán siendo, en muchos lugares, aliados incomodos. La pregunta es de qué manera tales alianzas dejan más beneficios que daños. Las relaciones de alianza con los partidos políticos suelen presentarse por dos vías: a) o son los indígenas los que buscan la relación con los partidos, b) o son los partidos los que buscan la relación con los indígenas. Cada mecanismo tiene sus características y problemas. Sin pretender una tipología, los casos más frecuentes son: A.- La relación convencional con los partidos es que los indígenas han sido durante mucho tiempo solamente electores, pero pocas veces han sido elegidos. En las últimas dos décadas muchos partidos han advertido la utilidad de ofrecer candidaturas a los indígenas. Sin embargo la mayoría de los casos –y como quedó ratificado en las pasadas elecciones de Guatemala, según denunciaron organizaciones mayas- los indígenas sirven para rellenar las listas. Los colocan en lugares simbólicos y solo sirven para motivar al voto de los electores indios. Pocas veces en tales circunstancias los indígenas pueden llegar a los órganos de representación popular, aunque ciertamente se han presentado casos. Esta es típicamente la relación que los indígenas establecen con los partidos que están en el poder. Para México ésta es la clásica fórmula de relación del gubernamental Partido Revolucionario Institucional PRI, con los indígenas del país. Este tipo de relación tiene, sin embargo, altos costos. Con frecuencia los partidos suelen obligar a los indígenas a que bajen sus banderas o reivindicaciones específicas. Muchas de ellas en aras de las agendas de los partidos y cuando son gobierno también, en aras de la estabilidad política. En situación de debilidad, los indígenas suelen subordinar las demandas propias por el programa del partido que les dio el registro. Muchas causas y luchas indígenas han sido negociadas por los intereses de los partidos que los cambia por otras prebendas, sacrificando las demandas de las bases indígenas. Los resultados han sido, entre otros, la falta de credibilidad en el sistema electoral, el abstencionismo; el desprestigio de los representantes indígenas y la búsqueda de sus bases hacia otras opciones políticas, abriendo con ello la entrada a la competencia electoral dentro de sus comunidades. B.- Hay otros indígenas que acceden por mecanismos parecidos, pero por la vía de los partidos de oposición. Los candidatos emergen en coyunturas muy precisas de movilizaciones regionales. Sus movilizaciones han llamado la atención a la opinión pública y los partidos de oposición pretenden favorecerse de esa situación. Estos casos tienen sus propios riesgos. Una vez que arribaron a los congresos, los candidatos indígenas tienen regularmente problemas. La primera disyuntiva a la que se enfrentan es sí se asume como gestor o como legislador. Tal cuestión es crucial. Si opta por ser gestor podrá contribuir a lograr beneficios directos para sus representados, pero tendrá poca trascendencia en impulsar las demandas centrales del movimiento indígena que, por lo general se mueven en los escenarios de lo nacional e incluso de lo internacional. Si opta por esta segunda opción, concluirá su periodo con pocas bases y simpatías locales. Tal vez, si es consistente pueda mantener alguna presencia nacional. Al arribar al congreso, también se enfrentará con la disyuntiva de dar atención a la lealtad de la causa india o a la lealtad de la agenda del partido que lo postuló. Si opta por la primera, podrá quedar solo dentro del congreso y dar batallas en solitario. Si opta por disciplinarse a la agenda del partido, será uno más y no un diputado indígena. C.- En la última década se han presentado cambios en la relación y asistimos a planteamientos de alianzas entre ambos actores. En los ejemplos que antes he descrito, se trata de indígenas que a título individual (aunque puedan estar apoyados por una base indígena) logran arreglos con los partidos. Lo nuevo, es la emergencia de movimientos indígenas que tienen programas propios y buscan y están dispuestos a realizar alianzas con los partidos políticos para lograr metas puntuales. Muchas veces se trata de una alianza coyuntural. Por ejemplo un movimiento indígena que pugna por una alianza que logre la inclusión de un número finito de representantes en una contienda electoral específica. En algunos casos incluye la negociación de un programa de reformas. 558 TOMO2-3.p65 558 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal En este tipo de alianza táctica o pragmática, dos buenos ejemplos nos lo aportan organizaciones bolivianas. Un partido político indígena radical (el Tupak Katari) realizó una alianza pragmática con un partido neoliberal, logrando establecer un vicepresidente indígena: Víctor Hugo Cárdenas. La historia de esa insólita alianza fue recogida por Xabier Albó e intituló su libro "¿...y de Kataristas a MNRristas. La sorprendente y audaz alianza entre Aymaras y Neoliberales en Bolivia." Esta fue quizá, la primera "sorprendente y audaz" alianza de los indígenas con los neoliberales. A partir de entonces varios sectores del movimiento indígena se propondrían alianzas pragmáticas con diversas corrientes ideológicas, rompiendo relaciones corporativas que había mantenido durante años con los partidos gubernamentales y/o con los partidos de filiación marxista. La gestión de Víctor Hugo Cárdenas fue de una extraordinaria importancia para Bolivia, ya que durante su gobierno se realizó una profunda reforma del Estado que, aunque con dificultades y deficiencias, sin embargo ha creado las bases para empoderar a los pueblos indígenas de ese país. El otro caso que no fue del todo exitoso, fueron las alianzas que un movimiento indígena realizó con partidos de oposición en el oriente boliviano. A partir de un largo proceso de construcción de organizaciones regionales y en el marco de esfuerzos unitarios se integró la Confederación de Pueblos Indígenas (CIDOB), logró la realización, como punto culminante, de la "Marcha por la Dignidad y el Territorio" en 1990. Una nueva marcha, ahora con el lema "Territorio, tierra, derechos políticos y desarrollo" partió de nuevo hacia la capital del país, en 1996. Estas marchas dieron gran notoriedad a sus principales dirigentes. De inmediato les llovieron ofertas de los partidos políticos. Para que a cambio de votos indios, los partidos les daban una o más curules. Los resultados fueron desastrosos. Un tejido de complicaciones dentro de las que destacan el incumplimiento de los compromisos con las marchas que el gobierno había asumido, con el propósito de desgastar y debilitar la imagen de los dirigentes; aunado a otros factores, impidieron que los dirigentes del CIDOB pudieran, en esa ocasión, llegar a los órganos de representación popular. Este caso me permite reflexionar sobre las condiciones reales sobre las que estructuralmente se produce el voto indígena. La primera cuestión es desmitificar la hipótesis o falsa ecuación que presume que a mayor población indígena, mayores votos para los candidatos indígenas. El caso de Bolivia, Guatemala y muchísimos otros, han demostrado que no es así. La lección que dejan es que el voto no se mueve mecánicamente por lealtades étnicas. Los votos no tienen esencialidad étnica. Cuando los indígenas votan por indígenas, suele ser resultado de otras cosas, de otros trabajos y otros procesos, que por lo general refieren a la construcción de propuestas y programas construidos socialmente. Esa perspectiva del voto esencialista, también tuvo costos para los partidos políticos. Algunos de ellos convencidos por los líderes indígenas, apostaron al voto étnico, a la hiótesis del presunto voto indígena cautivo. Una de las sorpresas fue descubrir que en algunos lugares sucedía exactamente lo contrario. Los indígenas a veces desconfiaba de los representantes indígenas. También en muchas ocasiones los indígenas votaron, por razones de corporativismo/prebendalismo a favor de candidatos no indígenas, sin importar sí el candidato indígena estaba ofreciendo una plataforma de lucha indígena de largo plazo. Esto sucede con mayor frecuencia cuando el candidato indígena aspira a cargos de representación popular que están más allá del interés local (como las diputaciones federales, senadurías o gobernaturales) y que trascienden las relaciones de contacto directo. Hay muchos otros motivos que han llevado a candidatos indígenas a descalabros electorales, que enumeraré rápidamente: a) en muchas ocasiones el voto indígena no llega a las urnas. La distancia, la falta de transporte, hasta las condiciones climatológicas del día de la elección, pueden determinar el comportamiento del voto; b) en sectores importantes de la población indígena las elecciones no suelen ser acontecimientos relevantes, a no ser que tales procesos tengan que ver con sus gobiernos locales o que algunos de los miembros de su organización se encuentren involucrados como candidatos. Tal identificación cumple un papel movilizador importante; c) en otros casos, la falta de credencialización o aún la desconfianza al empadronamiento en contextos de persecución o guerra de baja intensidad (como Guatemala y Chiapas, entre otros) dificultan que los votos indígenas fluyan. d) en muchas culturas indígenas las mujeres no siempre votan, lo que le disminuye en la mitad el universo de electores; e) además en un porcentaje elevado la población indígena es inexperta en las técnicas electorales. Muchas veces es analfabeta dificultando la selección. Un número significativo de elecciones en las regiones indígenas, han dejado altos porcentajes de boletas anuladas. 559 TOMO2-3.p65 559 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia Es por esto y por otras razones, por las que las regiones indígenas tienen un bajo perfil competitivo en los procesos electorales. Muchos partidos se han dado cuenta que los dirigentes indígenas, si bien, son muchas veces, líderes prestigiados en la opinión pública, empero no garantizan lo que a ellos les interesa: votos. Los partidos no son buenos samaritanos ni se guían por causas morales, por lo que el presunto "apoyo" y "solidaridad" que discursivamente ofrecen a los movimientos indígenas, no se traduce en ofertas, cerrando una puerta más para que los indígenas pueden tener sus propios representantes. Muchos partidos sostienen que el voto indígena es altamente costoso, ya que no es un voto que pueda ser influenciado por los medios de masas, sino que requiere de relaciones de contacto directo, lo que resulta oneroso para cualquier campaña. Por ello, las candidaturas indígenas no son competitivas en un terreno en donde los votos se rigen, como en la bolsa de valores, por la oferta, la demanda, en suma: los valores de cambio. Por la fuerte inversión de dinero que la promoción de los votos de las regiones indígenas requiere, ésos frecuentemente sólo son accesibles para los partidos que se encuentran en el gobierno. Ya que, adicionalmente, al mismo tiempo los sufragios indígenas son altamente vulnerables a la coptación y al tráfico de la pobreza. Por ejemplo, en la actual coyuntura electoral de México, los dos principales candidatos que se disputan el triunfo: el del gubernamental PRI y del Partido de Acción Nacional (PAN) compiten –si les creemos a las estadísticas electorales- por una franja de un 20% en donde se encuentran los indecisos y el llamado "voto verde". Que no se refiere al voto de los ecologistas, sino al voto de las áreas rurales, incluyendo las zonas indígenas. El opositor PAN está consciente que puede perder las elecciones porque el partido gubernamental ha usado las políticas públicas para obtener para sí los votos cautivos a favor de su candidato. Estos ejemplos ilustran cómo en el sistema de partidos y en el sistema electoral de la mayoría de los países de América Latina, los procesos electorales por más transparentes que sean, no garantiza un sistema democrático. Los indígenas, con tal sistema electoral, no tienen posibilidades reales de competir, porque carecen de igualdad de condiciones y su voto, en consecuencia, no es cualitativamente igual a la del resto de los ciudadanos. Las realidades que viven los pueblos indígenas impide que estructuralmente, ellos tengan los representantes que legítimamente ellos quieren llevar al Congreso. Todas estas dificultades hacen que la presunta "igualdad" del voto que suponen los sistemas electorales democráticos, no se logre. De lo que resulta que los ciudadanos latinoamericanos vivamos en regímenes democráticos excluyentes y por lo tanto ilegítimos. 3.- LO ESTRATÉGICO: NUEVOS CAMINOS HACIA LA AUTOREPRESENTACIÓN INDÍGENA En muchos otros aspectos, los partidos no son siempre los mejores aliados de los indígenas cuando ésos pretenden lograr reformas para el establecimiento de fórmulas electorales que elimine el monopolio de la representación que los partidos políticos tienen en sus manos. Muchas iniciativas ciudadanas e indígenas en diversos países, que han promovido reformas legales al sistema electoral para permitir la representación bajo fórmulas ciudadanas, no ha gozado del apoyo de los partidos y, cuando se ha logrado, con frecuencia adolecen de omisiones. Los reclamos indígenas a hacer realidad el derecho a la autorepresentación se expresa de muy diversas maneras. El anhelo de conducir sus propios procesos y la importancia que las instituciones legislativas tienen en el imaginario indígena, se expresan en la creación recurrente de "parlamentos de facto" o "parlamentos paralelos". Por ejemplo, en el preámbulo de la movilización de enero de 2000 que condujo al derrocamiento del presidente Mahuad en Ecuador, se constituyeron en las regiones indígenas, durante la primera semana de enero, Asambleas Provinciales denominadas "Parlamentos". Todos los "parlamentarios" se dieron cita masivamente en Quito el martes 11 de enero, para constituir el denominado "Parlamento Nacional de los Pueblos del Ecuador". En el ejercicio de sus funciones, los parlamentarios acordaron la desaparición de todos los poderes de ese país. Igual situación se había vivido antes en Chiapas. Después de la declaratoria de las autonomías de facto el 12 de octubre de 1994, en las regiones que fueron declaradas autónomas, se nombraron los "parlamentos comunitarios", municipales y regionales. Los parlamentarios se reunieron en enero de 1995 en San Cristóbal de las Casas y constituyeron un Consejo Ejecutivo de las Regiones Autónomas Pluriétnicas (RAP), que es la instancia ejecutiva del "Consejo de Parlamentarios". 560 TOMO2-3.p65 560 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Además de las vías de facto a través de los cuales los pueblos indígenas instauran sus propios órganos de gobierno y de representación por la vía de los hechos, los pueblos indígenas han dedicado además, muchos esfuerzos para lograr reformas legales que den cauce al reclamo de autorepresentación. Enunciaré aquí, bajo una lógica cronologica, algunas de ellas: 1.- Panamá. Después de casi medio siglo de guerras y treguas entre el pueblo kuna y el gobierno panameño, finalmente el pueblo kuna logró el reconocimiento gubernamental de la administración de su territorio bajo un régimen especial, con la aprobación de la Ley 20 del 31 de enero de 1957, mientras que con la Ley del 16 de febrero de 1953, el estado pañameño reconoció el sistema de organización política de Kuna Yala, lo que quiere decir que el Estado reconoce y respeta su sistema de organización política y de autogobierno. El Estado panameño reconoce y confirma la autoridad del Congreso General Kuna que como gobierno de facto había comenzado a sesionar desde 1945. Desde entonces la Comarca kuna está regida por su propia estructura social, política y cultural dirigida por tres caciques (sailas) generales a través del Congreso General Kuna. El Estado reconoce que la Comarca Kuya Yala constituye una división política cuya organización, administración y funcionamiento están sujetos a un régimen especial (Constitución Política de Panamá, Art. 5) El estado reconoce y garantiza la existencia del Congreso General Kuna, como organismo político-administrativo de la Comarca. La organización política kuna reproduce hasta el nivel local el modelo del Congreso General. En el gobierno local, tiene su Congreso Local y hay tantos gobiernos locales como comunidades. En el congreso local se abordan todos los problemas de las comunidades. Cada congreso local elige a tres sailas locales, que son delegados que participan dentro del Congreso General Kuna. Desde la escala local, hasta la de toda la comarca, los sailas son personajes de respeto, que son elegidos por sus cualidades para coordinar y orientar los esfuerzos de la comunidad. Puede ser revocado en cualquier momento. Los Sailas son los representantes legítimos de los Kunas y tienen su cuota comarcal en el Congreso. 2.- Nicaragua. Después de una fuerte resistencia el gobierno sandinista admitió dar una salida política a los levantamientos indígenas que se multiplicaban en la Costa Atlántica. Sobre la base de propuestas elaboradas por antropólogos mexicanos, se instauró un régimen de autonomía regional para la Costa Atlántica, que reconoce, entre otras cosas, autonomía territorial y política. El proceso de instauración del régimen autonómico ha sido lento. Pese a que la Ley que la instituye se emite en 1987, ésa comienza a funcionar hasta 1990 con la instalación del primer Consejo Regional Autónomo. La recomposición del tejido social después de la guerra ha sido lenta y las confrontaciones no logran superarse. El bipartidismo que ha caracterizado a Nicaragua desde la Independencia, se mantiene vigente y cruza las lealtades políticas de los nicaragüenses. En la Costa Atlántica, pese a que la Ley permite la formación de asociaciones de suscripción popular, sin embargo la cultura política bipartidista nacional que impregna también a los costeños, no ha logrado ser superado por ninguna otra entidad política regional. Y es que los pocos grupos de ciudadanos que se han cobijado bajo esas "asociaciones de suscripción popular" –como la asociación política YATAMA- no han renunciado a sus ligas con los partidos nacionales y por el contrario actúan como sus apéndices. Esta dependencia es alentada por el sistema electoral. La elección de autoridades costeñas pasa necesariamente por el sistema electoral nacional, lo que profundiza las pugnas ínter partidarias entre los costeños. La lucha a través de instituciones como los partidos políticos no logra involucrar a la población costeña, creando un cuadro de fuerte abstencionismo, generando entre otras cosas, un problema de representatividad política, agudizado por la novatez y poca eficiencia en la gestión, que han mostrado los gobiernos regionales para dar respuesta a los principales reclamos de la población. 3.- Colombia.- En Colombia, por su parte, las reformas constitucionales de 1991 han establecido dos asientos de manera obligatoria para indígenas en el Senado de la República, sin que su elección pase por los partidos políticos. De enero a julio de 1991 sesionó la Asamblea Nacional Constituyente en Colombia. De los cambios más significativos destaca la creación de dos circunscripciones electorales especiales para senadores indígenas. En el artículo 171 de la Constitución quedó lo siguiente: "En el Senado habrá 2 senadores elegidos en circunscripción nacional especial por comunidades indígenas. Los representantes de las comunidades indígenas que postulen al Senado deberán haber ejercido un cargo de autoridad tradicional en su comunidad o haber sido líder de su organización indígena." 561 TOMO2-3.p65 561 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia Por su parte el artículo 176 constitucional establece: "En la Cámara de Representantes la Ley podrá establecer una circunscripción especial para asegurar la participación de los grupos étnicos y de las minorías piacute, ticas y de los colombianos residentes en el exterior" Además desde 19991 en Colombia los movimientos sociales también son actores políticos importantes en la vida política, y al igual que los partidos pueden disponer de un financiamiento y de autonomía para financiar parcialmente sus actividades políticas. En el Capítulo 2 dice: "De los partidos y movimientos políticos. Artículo 107. Se garantiza a todos los nacionales el derecho de fundar, organizar y desarrollar partidos y movimientos políticos, y la libertad de afiliarse a ellos o retirarse. También se garantiza a las organizaciones sociales el derecho a manifestarse y a participar en eventos políticos..." El caso de los derechos de representación política indígena en Colombia, podría ser considerado dentro del movimiento indígena como un "derecho meta". Es decir constituye una meta paradigma dentro de un número significativo de organizaciones indígenas de América Latina que luchan por lograr mecanismos de representación semejantes a los de ese país. La experiencia de Colombia resulta muy atractiva para otros pueblos de América Latina. 4.- Guatemala.- En Guatemala, por su parte, la institución municipal ha estado cobrando fuerza en la última década como un espacio de representación y gobierno indígena. La población indígena en ese país constituye una mayoría demográfica (65 a 85%, según la fuente) pese a ello los indígenas han estado fuera del poder. La minoría no indígena ha controlado al Estado y sus instituciones. En 1987 se produjo una reforma electoral que admite los Comités Cívicos como mecanismos para elegir presidentes municipales sin la obligatoriedad del registro por la vía de la participación de los partidos políticos. Aunque lentamente esta reforma está contribuyendo a empoderar a los indígenas en los municipios. en las pasadas elecciones del 7 de noviembre de 1999. Un total de 173 Comités Cívicos se presentaron a elecciones con propuestas a alcaldes municipales. Esta cifra es significativa, toda vez que del total nacional de 330 municipios, el 52.42% presentó candidatos fuera de los partidos políticos. Lamentablemente solamente 25 de ellos pudieron ganar, lo que indica las desventajas que los separan de las estructuras partidarias. Pese a ello, los Comités Cívicos fueron los grandes triunfadores de la contienda para elegir a los gobiernos locales en las pasadas elecciones de noviembre de 1999, pues lograron convencer al electorado de asistir a las urnas y vencer el alto abstencionismo que se había presentado en los comicios pasados. Los Comités Cívicos están comenzando a mostrar sus bondades para acceder al poder local y la tendencia de su uso es a la alta. Al surgir los Comités Cívicos en 1987, se registraron solamente 48 Comités, mientras que en las elecciones de 1995 habían ascendido a 159, y en 1999 fueron 173. Es significativo mencionar que del total de los municipios que presentaron candidaturas a través de los Comités Cívicos, el 58.38% estaba ubicado en la región de Occidente, caracterizada por su alta concentración de población indígena. 5.- Ecuador.- En Ecuador, el movimiento indígena agrupado en la Confederación de Organizaciones y Naciones Indígenas de Ecuador (CONAIE) ha fortalecido su presencia a nivel nacional, compitiendo con fuerza con los partidos políticos, logrando desplazar a los partidos de tradición marxista. En 1986 fue creada la CONAIE, aglutina en su interior a las organizaciones indígenas regionales más importantes de los pueblos y nacionalidades indígenas del Ecuador. La unidad de esta organización ha sido puesta a prueba constantemente, en virtud de su diversidad étnica, regional y aún de orientaciones políticas. Pese a las diferencias internas que con frecuencia la debilitan, empero, en el curso de casi 15 años de vida, han consolidado una gran capacidad de movilización que en reiteradas ocasiones ha paralizado al Ecuador y ha logrado importantes conquistas, tanto para sus afiliados, como para el resto de los ecuatorianos. La naturaleza de las demandas que han levantado las rebeliones indígenas pacíficas que durante una década (1990-2000) ha promovido la CONAIE muestran claramente su evolución y maduración. La primera fase de 1990 a 1996, se percibe como un movimiento que reclama el reconocimiento de derechos específicos para los pueblos indígenas. A partir de 1997, hasta el 2000, se observa un cambio de estrategia. Deciden constituirse en 562 TOMO2-3.p65 562 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal una alternativa nacional y buscan la conducción del país, no como un movimiento de reivindicaciones indígenas, sino de propuestas de construcción de un nuevo estado y un nuevo país, que beneficie a todos los ecuatorianos. Para ello desarrollan una estrategia de alianzas con el movimiento popular de Ecuador y construyen un movimiento político al que llamaron Pachakutik-Nuevo país. A través de este organismo los indígenas han podido llevar a diputados indígenas al Congreso. Además algunos de sus miembros se han destacado en altas instancias del poder nacional. Tal es el caso de Nina Pacari, que fue segunda vicepresidenta del Congreso Nacional y José María Cabascango, vocal del Tribunal Supremo electoral. Con altibajos (por el desacierto de la corrupción de algunos de sus diputados) el movimiento Pachukutik se ha consolidado como la principal fuerza política de oposición a nivel nacional desplazando a los partidos políticos convencionales, al tiempo que ha levantado una gran capacidad de movilización nacional, que la ha convertido en protagonista de significativos levantamientos pacíficos –incluyendo la de enero del 2000- que han paralizado al país, derrocado a dos presidentes de la República y han logrado importantes conquistas a los indígenas y al resto de los ciudadanos de ese país y constituye el vértice del movimiento indígena continental. 6.- Oaxaca.- El caso del estado de Oaxaca, en México, también es representativo de las conquistas al derecho a la autorepresentación indígena. Los 570 municipios que existen en esa entidad se han visto beneficiados por una reciente reforma electoral en 1998, que reconoce los usos y las costumbres como mecanismos legítimos y legales para las elecciones municipales. Por primera vez, en 1998, los indígenas oaxaqueños no estuvieron obligados a tener que recurrir a los partidos políticos para registrar a sus candidatos ante los órganos electorales, ni tuvieron que simular el registro electoral para registrar a su candidato ya previamente electo por los usos y las costumbres. Este avance en la legislación de Oaxaca no ha podido ser incorporado en otras legislaciones electorales de las otras entidades federativas de México y sólo funciona en Oaxaca, en parte por la pequeña dimensión de sus municipios. A MANERA DE CONCLUSIONES Este ensayo, igual que el taller de Juchitán, no pretendió dar respuestas a las muchas interrogantes que esta problemática entraña. La novedad de la misma nos coloca apenas en la fase de identificación de las preguntas de investigación y de la pertinencia del tema. Sin tener un carácter conclusivo, algunas reflexiones son las siguientes: La relación de los pueblos indígenas con los partidos políticos, es una relación perversa que deja más daños que beneficios, pero que sin embargo en la mayoría de los casos, hasta hoy día, es una relación inevitable. Los sistemas electorales tienen como propósito sostener la hegemonía de los partidos mestizocráticos y androcráticos. Se requieren sistemas electorales que den cabida a las muchas maneras de cómo puede vivirse la democracia. La crisis del sistema de partidos y los cambios que nuestras sociedades están sufriendo, están reclamando un nuevo diseño de los partidos, así como una nueva ética en su relación con la sociedad. Ese nuevo escenario puede ser un terreno propicio para construir nuevas relaciones entre ambos actores políticos. Aunque es poco probable que los pueblos indígenas se sientan satisfechos hoy día al lograr que los partidos políticos hagan suyas las demandas indígenas incorporándolas a sus programas, ya que ciertamente los indígenas no aspiran a que ésos continúen representándolos, tampoco se puede ignorar la conveniencia que dichos institutos políticos comprendan la pertinencia y legitimidad de los derechos específicos de los pueblos indígenas, contribuyendo a facilitar nuevos modelos de Estado que dé cause a la pluralidad regional, étnica y de género. La construcción de la democracia pluriétnica no tendrá como unos constructores a los pueblos indígenas, sino necesariamente al resto de la sociedad civil y de la sociedad política de nuestros países. NOTAS 1 Maestra en Ciencias. Profesora-Investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-Sureste) San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México. Dirección electrónica: burguete@juarez.ciesas.edu.mx 563 TOMO2-3.p65 563 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia TERRITORIOS INDÍGENAS: UNA DEMANDA NO ESPERADA PARA EL SIGLO XXI1 Milka Castro Lucic 2 INTRODUCCIÓN Este trabajo constituye para la autora una suerte de ensayo sobre la emergencia de las nuevas demandas indígenas. Se analizan algunos conceptos puestos en la discusión por los pueblos indígenas, como el de nación y sus implicancias en la territorialidad. Otro aspecto que trata es la relación que existe entre el llamado proceso de globalización y las nuevas demandas y conflictos en los territorios indígenas. Se efectúa una breve revisión de cómo ha sido abordado el tema de la tierra indígena, hasta llegar a un escenario en que ha sido la propia población indígena quien ha instalado en la discusión antropológica y de las ciencias sociales, en general, sus demandas por un derecho "territorial". Tales demandas se fundamentan en el peso que tienen las interrelaciones entre el "control territorial" de un grupo y las estructuras sociales, culturales y políticas, en la identidad de los pueblos indígenas. Se presenta a modo de ejemplo el caso de los pueblos andinos de Chile, su base territorial y las posibilidades y dificultades para mantener el control territorial, así como de la importancia que ello tendría en la persistencia como pueblo. NACIÓN Y TERRITORIO INDÍGENA ¿LOS NUEVOS RETOS? "El territorio, la tierra, son derechos y elementos básicos para la continuidad de nuestro pueblo, donde se ha desarrollado y permanecido desde tiempos milenarios bajo una concepción que incorpora una serie de conocimientos sobre la vida. Ante esto, reafirmamos nuestro compromiso histórico para restituir los derechos consagrados y aceptados universalmente para un pueblo..." 3 Comunidades de Nación Originaria Mapuche, 1997 . Un hecho que preocupa a los estados de América Latina es el reto teórico y político que puede significar el que 4 las demandas indígenas hayan incorporado su reconocimiento como naciones . Aunque sobre el tema de naciones y nacionalismos ha corrido "ríos de tinta", el análisis se ha circunscrito fundamentalmente sobre la situación europea. Villoro (1999) propone cuatro condiciones necesarias para definir una nación: a) comunidad de cultura; b) conciencia de pertenencia; c) proyecto común; y d) relación con un territorio. Este último de especial interés en este ensayo, implica la existencia de: "un lugar que no tendría porque estar limitado por fronteras precisas, ni siquiera estar ocupado por la nación en cuestión. Es un lugar de referencia que puede revestir muchas modalidades. Puede ser el territorio real donde se asienta un pueblo, el "hábitat"; en los pueblos agrícolas está delimitado por su asentamiento, en los nómadas se presenta como un ámbito abierto, sin límites fijos. La relación con el territorio puede también ser simbólica. En muchas etnias hay la referencia a un lugar originario, considerado sagrado, porque de allí surgió el pueblo. A veces este sitio es lejano y su memoria sólo se conserva en los mitos fundadores..." (Villoro, op.cit: 15-16) En el caso de Latinoamérica son útiles para iniciar la discusión, los conceptos propuestos por Eric Hobsbawn para quien aquellos sentimientos de pertenencia colectiva y que poseen la capacidad de funcionar potencialmente en escala macropolítica son sólo lazos protonacionales, caracterizados por: el papel básico que tienen las raíces lingüísticas al definir barreras e identidades; la etnicidad en cuanto une a poblaciones que viven en grandes territorios o incluso dispersas, y carecen de una organización política común; y la conciencia de una historicidad nacional, de pertenecer o haber pertenecido a una entidad política duradera. Pero estos criterios distan mucho de decir que conducen a la transformación en naciones. Los lazos protonacionales, que se pre- 564 TOMO2-3.p65 564 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal sentan bajo dos modalidades, como formas supralocales de identificación popular que van más allá de las que circunscriben los espacios reales en que las personas pasan la mayor parte de sus vidas, y como lazos y vocabularios políticos de grupos selectos vinculados de forma más directa a estados e instituciones y que pueden acabar generalizándose, extendiéndose y popularizándose, no contienen la "relación necesaria con la unidad de organización política territorial" que sería lo que constituye el criterio crucial de lo que hoy día entendemos como ‘nación’" (56-86). También Villoro (op.cit) propone el concepto de proto-nación para referir al proceso de constitución de una nueva nación, condición que hará surgir la reivindicación de un Estado de nueva traza, que a su vez dote de una estructura política a esa comunidad. Hay una sensación de urgencia en la coyuntura política indígena actual, tronan exigencias de etno-naciones sometidas en el seno de los estados americanos. La cuestión es averiguar si las demandas indígenas constituyen una amenaza nacionalista semejante a las fórmulas observadas en otros continentes. En general, como principio político el nacionalismo conlleva la "congruencia entre la unidad nacional y la política" (Gellner, 1997: 13). Como entidad social se refiere a cierta clase de estado territorial moderno, "el estado nación" (Hobsbawn, op.cit: 18). La identificación del Estado con la nación (a cada nación un Estado soberano, para cada Estado una nación unificada) es una invención moderna. Pueden detectarse variadas formas de relación 5 entre Estados y naciones (Villoro 1998: 17) . La nación, "es el valor simbólico más elevado de la modernidad, posee un carácter cuasi sagrado igualado sólo por la religión" (Llobera, 1996: 10). El nacionalismo cuestiona 6 la distribución del poder político y la naturaleza de las fronteras políticas, se cuestiona al Estado mismo . Lo cierto es que, en el sentido moderno, la palabra no se remontaría más allá del siglo XVIII, y hace sólo unos veinte años que se habría iniciado su fructífera fase, ya que fue entre los años 1968-1988 cuando es mayor el número de obras "que arrojan luz sobre lo que son las naciones y los movimientos nacionales y el papel que interpretan en el devenir histórico" (Hobsbawn, op.cit: 12-13). Para este autor, los criterios objetivos para explicar la emergencia de una nación como la lengua, etnicidad, historia común, rasgos culturales o territorio común, llevan a confusiones porque hay muchos casos que se ajustan a esta definición, y no son naciones, o bien porque estos rasgos son dinámicos, cambiantes o ambiguos. En el caso del territorio, la dificultad no es menor, pues en muchos casos es compartido por grupos lingüísticos y culturales diferentes. Otra opción, también engañosa, ha sido buscar criterios "subjetivos", esto es por la conciencia, identificación o adscripción colectiva o individual, sin compartir necesariamente los criterios objetivos. Para Hobsbawn, estas definiciones son inciertas, el concepto que está enraizado social, histórica y localmente, y por tanto debe explicarse en el contexto de esas realidades, refiere más bien a una entidad variable, que a veces puede tomar culturas que ya existen y las transforma en acciones, pero otras veces las puede inventar, y a menudo destruir, esa es la realidad, asegura Hobsbawn. El nacionalismo es el que engendra naciones, y no al revés, aprovecha de forma selectiva y a veces con transformaciones radicales, la riqueza cultural preexistente, heredada históricamente; es posible también que se haga revivir lenguas muertas, que se inventen tradiciones. No se pone en duda que la voluntad y la cultura constituyen factores importantes en la emergencia de la nación (Gellner, op.cit: 80). "Dos hombres son de la misma nación si y solo si comparten la misma cultura, entendiendo por cultura un sistema de ideas y signos, de asociaciones y de pautas de conducta y comunicación; y sólo si se reconocen como pertenecientes a la misma nación. En otras palabras las naciones hacen al hombre, pero ninguna de las dos opciones es suficiente" (ibid: 20). En el surgimiento de nuevas unidades también intervienen lo que Gellner llama "barreras de comunicación" (op.cit.: 88). Surgen con el distanciamiento cultural y lingüístico y la capacidad de diferenciarse de otros; lo que para algunos individuos constituyen rémoras, acaban siendo una auténtica ventaja para las colectividades víctimas, ya que permiten expresar el resentimiento y descontento en términos inteligibles buscando aliviar los males. Es entonces cuando se traza una frontera y se planifica circunscribir un área propia en búsqueda a la postre de fomento y protección de la zona, y una reducción de la emigración laboral hacia otras regiones. Lo cierto, es que estas demandas que, siguiendo a Hobsbawn, podemos calificar de "protonacionales", constituyen una respuesta no esperada a las políticas estatales que infructuosamente pretendieron lograr la homogeneización cultural y lingüística, y que hoy se desvanecen ante el alzamiento de culturas minoritarias que han optado por reafirmar su identidad y asumir por sí mismos, la defensa de su base territorial, bastión 565 TOMO2-3.p65 565 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia desde donde esperan resistir los embates de la cultura de masas mundializada. Lo que está ocurriendo es que cuando los nuevos modelos económicos liberales tienden a disminuir la influencia política del Estado, y con ello las culturas locales ven la amenaza de perder aceleradamente terreno a medida que se abren los espacios al capital, como respuesta a éstos y otros diversos procesos de globalización se ha desencadenado una inesperada tensión dialéctica entre lo global y lo local (Nogué: 42-44). En la nueva era de un capitalismo reorganizado a través de una nueva concepción de tiempo y espacio, es claro que cualquier lugar puede convertirse en el destino de una explotación minera, forestal o agrícola, por ejemplo; es entonces cuando la amenazada identidad indígena ha mostrado su capacidad de fortalecer las barreras culturales, generando una suerte de reapropiación y defensa de su territorio, guiada por un fuerte sentimiento de pertenencia al mismo, y por una cultura que se le reconoce ser depositaria de legitimidad política. La relación vertical que vive América Latina en general, en materias legislativas y jurídicas, es patente en Chile en la conformación de la nación chilena que embarcada en políticas integracionistas, pretendía subsumir las comunidades étnicas pre-existentes en un Estado monolítico. En el sector rural, son indígenas de base campesina a los que la propia hostilidad de sus "compatriotas" les ha hecho sentir la diferencia y el distanciamiento cultural y lingüístico, pero son estas mismas diferencias las que hoy acaban siendo una auténtica ventaja al posibilitarles expresar su resentimiento en términos inteligibles. LAS NUEVAS DEMANDAS En lo jurídico, se ha llegado al fin de una era, con una crisis visible del estado y de su derecho, que afecta principalmente el derecho individual que ha sido desplazado desde el centro del sistema, por el orden colectivo. "El estado moderno, al completar doscientos años, está viejo y en crisis. Creado para garantizar la igualdad, la libertad, la seguridad y la propiedad, como solemnemente proclamaba la constitución francesa de 1793, llega al final del siglo XX sin haber podido promover la igualdad ni la libertad ni la seguridad..." (Mares, 1997: 176). Es en esta agonía donde se plantean discusiones fundamentales a los pueblos indígenas, como nuevos sujetos jurídicos, con derechos de naturaleza diferente a los individuales. Hoy vemos acentuarse las controversias que generan los pueblos indígenas. Si su historia ha sido un proceso continuo de subordinación ¿porqué el conflicto toma otras dimensiones al finalizar el siglo XX? ¿por qué el potencial conflictivo se ha elevado? Es preciso recordar que en lo que fue el territorio indígena, las comunidades rurales indígenas no han dejado de experimentar el estrechamiento de sus cercos productivos y culturales, cualquiera que sea el sistema económico-político coyuntural. Sin dudas el panorama hoy es algo diferente: se han tensionado las relaciones con el Estado, ha aumentado su capacidad de movilización y resistencia, y se presenta un alto grado de vigencia de los derechos humanos: los indígenas no están solos. Documentos jurídicos internacionales como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, la Declaración de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas, y las leyes de cada país, fortalecen la emergencia de un nuevo actor social que funde las demandas campesinas y ciudadanas en el crisol del poder indígena. La importancia que reviste el territorio para la reproducción de la cultura cuenta hoy con el reconocimiento de una comunidad internacional que ha asumido que los gobiernos deben respetar la importancia especial que para las culturas y 7 valores espirituales de los pueblos interesados reviste su relación con las tierras o territorios . Es en esta demanda donde empieza la controversia ¿cuáles son los derechos de los indígenas? ¿dónde fijar el hito histórico de la emergencia del derecho? ¿antes o después de los repartimientos de tierra que tuvieron lugar cuando los indígenas eran "vencidos" o "pacificados" como en el caso mapuche? ¿cómo zanjar los litigios fraudulentos de tierra después de varios años? Algunos estudiosos convencidos que el camino válido es el que ofrece la ley se sumergen en oscuras historias que guardan los "documentos" que pueden aclarar esta situación, en tanto que algunos sectores indígenas han comenzado a rechazar con enojo estas fuentes que sólo les demuestran que pueden ser burladas por quienes detentan el poder económico. Para ellos su historia no va por el camino de los papeles escritos... la interrogante que ronda es si se podrán revertir o remediar años de discriminación. En el caso chileno vemos cómo mientras el Estado se esmera por consolidar un modelo económico a través del incremento de la inversión extranjera, las comunidades indígenas han hecho lo suyo, fortaleciendo el tenor de 566 TOMO2-3.p65 566 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal 8 sus demandas . Inmersos en el crisol del desarrollo económico, contrastan como individuos míseros y marginales. No es casualidad que sea precisamente en aquellas áreas donde ha sido más significativa la presencia de empresas nacionales e internacionales, que las movilizaciones mapuche se hayan radicalizado porque nuevas formas de usurpaciones amenazan las tierras que han logrado conservar; pero esta vez en sus demandas incor9 poran el reconocimiento a derechos territoriales y autonómicos . Como respuesta a los hechos caracterizados como "de violencia" que han tenido lugar en la zona mapuche, se ha impuesto el Estado de derecho en defensa de la propiedad privada, y se ha autorizado la acción policial, las detenciones y encarcelamientos de mapuche cuando se ha invadido la propiedad privada. No obstante esta acción, el sector empresarial culpa también al mismo Estado por haber promulgado una Ley Indígena que constituye un estímulo y un detonante de los conflictos, por el sólo hecho de crear por ley un fondo de tierras para que el Estado compre aquéllas que están en litigio. El tema de fondo, el tema que hay que abordar es la definición de la nueva relación Estado-pueblos indígenas. Los ejemplos señalados estarían demostrando cómo la crisis del estado-nación y los intentos de homogeneización cultural, las lenguas y las culturas minoritarias reafirman su identidad y, en palabras de Michael Keating (1996), "reinventan el territorio", puesto que es innegable que una cultura con base territorial resiste mucho mejor los embates de la cultura de masas mundializada... "lo cierto es que el lugar reaparece con fuerza y vigor. La gente afirma, cada vez con más insistencia y de forma más organizada, sus raíces históricas, culturales, religiosas, étnicas y territoriales. Se reafirma en otras palabras, en sus identidades singulares" (Nogué: 43-45). Estamos ante una expresión de excepcional revalorización de los lugares y de la nación como respuesta a la sensación de indefensión, de impotencia y de inseguridad que genera la globalización. De la demanda territorial se ha transitado hacia la demanda por derecho a la libre determinación, a la autonomía. Díaz Polanco, sostiene que "históricamente las comunidades autónomas se han constituido como entidades territoriales" (1991: 164 -166); y dado que el territorio constituye una demanda sólida entre los pueblos indios, puede esperarse que el principio territorial siga siendo indispensable en los proyectos de autonomía en el futuro. Aún cuando las demandas por autonomía hacen temer por un paso hacia la secesión y a la fragmentación del estado nacional, lo que se observa es que "las organizaciones indígenas generalmente insisten en que sólo piden autodeterminación interna y mayor participación en la política nacional, no como una minoría excluida..." (Stavenhagen, 1997: 72). El régimen de autonomía territorial se puede complementar u oponer, con el llamado principio de personalidad, esto es que la autonomía debe reconocerse a los miembros de una nacionalidad con independencia del territorio. La población se separaría de acuerdo con su integración cultural, según nacionalidades libremente escogidas... en este caso la autonomía no se constituiría como "un cuerpo territorial" sino 10 como una "asociación de personas". (Díaz Polanco, 1991) . Este principio es atractivo para ciertos sectores que ven la posibilidad de ignorar el conflicto por luchas territoriales en el campo, y centrar las demandas del 11 indígena en la ciudad, que hoy conforman la mayoría . DESDE ENTORNOS A TERRITORIOS. Hoy mientras se promueven marcos legales para que las "tierras" se negocien entre individuos, las demandas indígenas propugnan el "territorio" como un derecho colectivo. La cuestión de fondo es el reconocimiento o no del derecho indígena, de su naturaleza y de una inmensa gama de procesos de transformación de las formas de vida social en las más variadas condiciones locales y regionales que dinamizan el derecho hacia una necesaria adecuación a la realidad. Como antropóloga me interesa destacar el tránsito desde cuando el legítimo campo de estudio de la antropología a partir del siglo diecinueve era la cultura, en todos los tiempos y lugares no pertenecientes a occidente en zonas remotas y exóticas; se veía en el mundo primitivo un vasto laboratorio donde se podía aprender algo de la naturaleza del hombre, en un pequeño mundo aislado y más o menos autosuficiente, donde las situaciones podían ser manejadas con métodos o técnicas; hasta una era de prácticas autocríticas en que los seguidores de la nueva corriente conceden un lugar preeminente a la gestión de sus destinos por los propios pueblos indígenas y defienden la autodeterminación (Barré, 1982). En el antiguo esquema, existía el convencimiento de 567 TOMO2-3.p65 567 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia llevar con urgencia a cabo investigaciones etnográficas entre las "culturas más simples" pues los vaticinios anunciaban su pronta e irremediable desaparición. Las sociedades del llamado mundo primitivo, entonces, se trataban con cierta simpatía. Eran vistas como entidades "relativamente autónomas", y los temas que se enfocaban referían al matrimonio, familia, parentesco, o a la descripción de técnicas de trenzar cestas, desatendiendo así un análisis de los sistemas económicos y políticos de mayor tamaño e ignorando la subordinación a la que estaban siendo sometidos los pueblos y sus culturas que terminaría por extinguirles. Ello no era azaroso, ocurría que los problemas seleccionados para el estudio por los antropólogos y el marco analítico dentro del cual manejaban estos problemas estaban influidos por el medio político, económico e ideológico en que trabajaban (Llobera, 1975: 62). En la tradición europea, un hito importante tiene lugar a raíz de las preocupaciones nacionalistas y culturalistas iniciadas por el filósofo alemán J. G. von Herder, defensor de la diversidad cultural y nacional. Esta poderosa corriente que contribuyó a alentar el estudio de los campesinos del siglo XVIII, emerge de la oposición a la creciente homogeneización cultural que acompañaba al desarrollo del capitalismo. Esta resistencia comenzaba con un esfuerzo por conservar y recuperar las culturas tradicionales cuyos mejores depositarios eran los campesinos. Esta etnografía herderiana incluyó la lengua, las danzas y canciones, las festividades civiles y religiosas, la indumentaria, hasta la organización familiar y política, las actividades económicas y toda la vida social de los campesinos. Junto a esta corriente, se agregó la escuela histórica del derecho, con la que se inicia el estudio y registro del derecho consuetudinario como respuesta a los intentos de universalizar el código napoleónico en sociedades fuertemente tradicionales (Palerm,1981: 149) Así, el territorio o el derecho al territorio - que perdían día a día - de los pueblos llamados primitivos no era un tema central. El énfasis se ponía más bien en la concepción de ‘entorno’, y su influencia o no, sobre la cultura. Kroeber y Wissler, enfatizaban, por ejemplo, su interés en la caracterización de áreas culturales, o en la correspondencia de rasgos culturales y áreas naturales, con algún tipo de influencia determinista. Fordes alejándose de este determinismo, y relativizando el peso del entorno, sostuvo que la "superestructura social" estaba condicionada por el hábitat, pero especialmente por "complejas interacciones..., y por contactos externos que con frecuencia son en gran parte indiferentes al entorno físico como a la economía" (1934). Con la ecología cultural la mirada gira y se vuelve sobre las interacciones tecnoecológicas y tecnoeconómicas y refuerza la relación entre ciencia social y ciencia natural. Será con el materialismo cultural de Steward - quien influenció directamente a Sidney Mintz y Eric Wolf, entre otros-, que el análisis se centrará en la identificación de las condiciones materiales de la vida sociocultural, en términos de la articulación entre procesos de producción y hábitat (Harris,1979). En el tema que nos interesa, del derecho, el debate giraba en otra dirección. Entre la primera y segunda guerra mundial, Malinowski y Radcliffe Brown, estuvieron preocupados por una definición de derecho que aclarara si las "sociedades primitivas" tenían derechos como las sociedades "civilizadas". El primero argumentaba que todas las sociedades, incluyendo las primitivas tenían derechos, en tanto que el segundo señalaba que aquellas sociedades que carecían de gobierno centralizado, de jefes organizados y de tribunales, no tenían derecho sino costumbres. Este debate debe ser entendido en el contexto de las necesidades prácticas de los administradores coloniales. E. Adamson Hoebel, después de la segunda guerra mundial, propuso una metodología diferente para descubrir los postulados jurídicos subyacentes en las normas jurídicas de sociedades ampliamente diferenciadas. Otro importante debate tuvo lugar entre Paul Bohannan y Max Gluckman quienes se centraron en los procesos judiciales (Collier, 1995: 47-51). Mientras la opción de muchos antropólogos es continuar en éstas y muchas otras discusiones académicas, no debe extrañar que, parafraseando a Mires, estemos presenciando, ante la consternación de muchos "etnólogos", cómo la etnicidad se arranca de sus cuadernos de apuntes, y "comienza a tomar forma política"; y en la unión que se produjo entre la ecología y la etnología, el indígena va encontrando nuevos aliados (1991: 36). Los entornos, hábitat, ecosistemas, son hoy definitivamente "territorios", espacios de sobrevivencia donde se genera la cultura de sus pueblos, son espacios de pertenencia, se pertenece a ese lugar de la misma forma que todo lo que allí existe. 568 TOMO2-3.p65 568 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal ¿TIERRAS O TERRITORIOS? Mientras pareciera no tener mayor relevancia el que diversos conceptos como entorno, hábitat, ecosistema, medioambiente, tierra y territorio, entre otros, hayan sido utilizados indistintamente como referencia espacial o soporte de las "culturas", los propios indígenas junto con denunciar las persistentes políticas de fragmentación de sus territorios, han puesto en la discusión conceptual el replanteamiento del uso de los conceptos de 12 tierra y territorio . Son cada vez más las demandas por territorios, y con ello por el control sobre todos los 13 recursos naturales que en los territorios existan, como agua, vegetación, suelo, subsuelo y animales . Para Godelier, este territorio es aquella "porción de la naturaleza, y por tanto del espacio, sobre el que una sociedad determinada reivindica y garantiza a todos o a parte de sus miembros derechos estables de acceso, de control y de uso que recaen sobre todos o parte de los recursos que allí se encuentran y que dicha sociedad desea y es capaz de explotar" (1989: 107). La restitución territorial, no es sólo una demanda que está fundamentada en el reconocimiento del derecho indígena, sobre ella se está proyectando el futuro cultural y económico de los pueblos indígenas, incluso incorporándose al modelo y participando en el mercado. En los tiempos del "retorno a la democracia", cuando en 1989 se firmaba en Chile el Acuerdo de Nueva Imperial, se abrió un espacio para la discusión acerca de las propuestas del pueblo mapuche sobre el derecho a la autodeterminación, y a un proceso autonomista que depende del curso que se diera a las demandas territoriales como condición clave para hacer posible el implementar condiciones para la autogestión y participación. Aquellas buenas intenciones, en opinión de los propios mapuche, han quedado atrapadas en las instituciones creadas por el Estado como es la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena y la misma Ley Indíge14 na empujándoles a buscar vías alternativas como es el reforzamiento del protagonismo indígena . Ello se agrava, en opinión de expertos mapuche porque "a nivel del Estado y del gobierno se carece de un interlocutor sensible o por lo menos, conocedor de la problemática mapuche en toda su profundidad" (Naguil, 1999/a: 7). Este autor considera que, en comparación a otros países donde ya se ha instalado el debate por autogobierno y territorio, esta situación demuestra el "enorme retraso político, jurídico y cultural" en el que están sumidos los indígenas en Chile (ibid: 8). TERRITORIO E IDENTIDAD. En este trabajo sostenemos que el derecho a la territorialidad, es fundamental para la sobrevivencia de los pueblos indígenas, implica por tanto un proceso de apropiación de la tierra por parte de una determinada sociedad de humana. Entenderemos por propiedad, siguiendo a Godelier, aquel "conjunto de reglas abstractas que determinan el acceso, el control, el uso, la transferencia y la transmisión de cualquier realidad social que pueda ser objeto de discusión". Tales reglas de propiedad tienen las siguientes características: a) pueden ser aplicadas a cualquier realidad tangible o intangible, como la tierra, el agua, o los conocimientos rituales, fórmulas mágicas, etc.; b) son simultáneamente prescriptivas, proscriptivas y represivas; c) se presentan bajo la forma de sistema; parafraseando a Malinowski, "son sistemas de derechos combinado", pues combina formas colectivas e individuales de apropiación; y d) una sociedad distingue con mayor o menor exactitud, la condición de quienes poseen los derechos y cuáles son, determinando así la igualdad o desigualdad de sus miembros (Godelier,1989: 100 -106). El derecho territorial, señala Mauss, es el derecho más desarrollado incluso entre los nómadas, que son propietarios también de sus territorios de trashumancia, es un derecho intransferible, por estar ligado a la familia, al clan o a la tribu mucho más que al individuo. Un estudio de este derecho debe poner especial cuidado en la naturaleza del lazo que une al propietario con el objeto poseído, su propiedad está ligada al mito de la tierra madre, la tierra donde residen los antepasados, que son dueños de conceder la abundancia o imponer el hambre. (1967: 291). Tierra en sí, es para los indígenas un concepto totalizador, en tanto aglutina en torno a él todos los otros, con los que se encuentra estrechamente ligado: cultura y etnicidad. Sin embargo, donde históricamente se presenta 569 TOMO2-3.p65 569 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia mayor evidencia de despojo es en la tierra; pero, insistimos, la tierra no es sólo un recurso productivo, un objeto de trabajo, es fuente de la vida, base de la organización cultural, social y política y cuna de tradiciones y costumbres. La relación con la tierra es una relación total: de fusión entre el indio y la tierra, la tierra y la cultura son indisociables: es la condición de la cohesión del grupo, por sobre las diferencias (Barré,1982: 6264). Después de quinientos años de todo tipo de imposiciones culturales o económicas, el indígena se encuentra en el más amplio rango de diferenciación social, económica, cultural, política y religiosa que se puede gestar en una sociedad: desde un pastor aymara que reside en el altiplano inmerso en una cultura que cambia muy lentamente, y que para él parece no haber sufrido grandes transformaciones, hasta un profesional en las esferas del gobierno, o en cargos de representación internacional. Aún cuando la migración campo ciudad les ha hecho abandonar sus comunidades de origen, es en ellas donde se pueden nutrir aquellos que sobreponiéndose a los costos de ser discriminados buscan fortalecer su identidad en la ciudad, donde han trasplantado ritos y creencias que tuvieron su origen en otro contexto sociocultural, en las diferentes fases de los ciclos productivos agrícolas o pastoriles. Esta heterogeneidad ha atentado contra el logro de un total acuerdo para oponerse a megaproyectos por ejemplo o a políticas que mercantilizan sus recursos; algunos verán posibilidades de trabajo en las nuevas empresas, de venta de sus bienes, o de beneficios reales en los ofrecimientos de compensación. En el discurso político del indígena se apela a la esencia de lo indígena. El contacto interétnico, la tensión creciente entre indígenas y no-indígenas, el racismo que sufren los indígenas, la emergencia de un sujeto indígena a nivel de toda América Latina, el reconocer sociedades pluriétnicas y multiculturales, ha puesto también el tema de la identidad en el centro de la discusión antropológica. por un lado refiere a una identidad esencializada, ésta se construye sobre la existencia de una cultura coherente en un territorio, compartida, con historia y ancestros comunes, más allá de las divisiones y desviaciones de la historia actual. Pero, por otro lado, la identidad también se concibe como los múltiples puntos de similitud y de diferencias, de construcción a través de la ambivalencia, de la división entre lo que uno es y lo que es el otro. Aunque se hace referencia al pasado se relaciona con la discontinuidad y la diferencia, y con una experiencia común. (Hall, en Chaves, 1998; Sotomayor, 1998). El indígena del campo emerge como el custodio de una cultura que continúa construyendo y reelaborando, mientras que el indígena de la ciudad se va apropiando de esta elaboración. No se trata hoy de plantear una opción por el destino del indígena en la ciudad, o en el campo. Ambos son parte de una realidad, del mismo desarrollo de la sociedad indígena, constituyen una unidad en que dialécticamente potencian la identidad del ser indígena. LAS COMUNIDADES ANDINAS EN CHILE: UN PARADIGMA DE DERECHOS TERRITORIALES DIFERENTE. La comunidad andina, de una trayectoria muy diferente a la del pueblo mapuche, desde sus raíces ha experi15 mentado muchas transformaciones ; la organización que conocemos en Chile, correspondería a formas "residuales" pues habrían perdido sus referencias funcionales a niveles superiores del antiguo ayllu (Carter y Albó, 1988). Veamos, en el espacio que hoy controlan prevalecen tres sectores en cualquiera de sus formas: aldeas de agricultores o caseríos de pastores. Esos sectores son: uno particular, donde se encuentra la vivienda familiar, los corrales y huertos; otro de tierras semicomunales, regadas con aguas que están bajo el control de la comunidad; y un sector de tierras plenamente comunales. Tal como ocurre en Bolivia, éstas corresponden a áreas de pastoreo en praderas naturales, donde todos los miembros de la comunidad tienen derecho de apacentar su ganado, así como de extraer el combustible que necesitan para su consumo doméstico. Pueden también convertir en tierras de cultivo ciertas porciones de estas tierras, previa autorización de la comunidad (Urquidi,1970: 154). Con diferentes matices, aún podemos encontrar el llamado "efecto de comunidad" que se sustenta en la "gestión colectiva" de: recursos, fuerza de trabajo, medios de trabajo y conocimientos, y que permitiría obtener una mejor producción y mayor bienestar (González de Olarte,1984: 218). 570 TOMO2-3.p65 570 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal En un perfil altitudinal el norte de Chile presenta tres pisos ecológicos, productivos, claramente diferenciados: valles costeros, precordillera (alrededor de 3.000 m.), y altiplano (4000-4500 m.). La comunidad andina tal como ha sido descrita en el párrafo precedente corresponde, básicamente, a las comunidades que practican la agricultura. Los territorios de la costa fueron tempranamente expropiados de su base económica por efecto de las nuevas políticas de explotación colonial, permaneciendo la población en un área sobre los 3.000 aproximadamente como una verdadera zona de refugio. Hasta mediados del presente siglo, las comunidades se encontraban prácticamente aisladas por la ausencia de redes viales. A partir de la década de los años sesenta, con nuevos proyectos político-administrativos y planes de "integración", este cerco se rompe, generando un inesperado proceso de migración hacia la ciudad bastante significativo, aunque no se abandonan las tierras productivas ni su explotación, manteniendo así la reproducción de ésta cultura que no se explica si no es en cada uno de los mismos procesos productivos agrícolas y pastoriles. Una interesante aproximación al tema, aunque bastante diferente a la situación chilena, es señalada por Carter y Albó, para el caso de la comunidad andina, en el caso boliviano: "es como un ‘mini-estado’. tiene su territorio, sus ciudadanos, sus propias normas legales, su estratificación interna, su sistema de autoridades, su organización interna de recursos materiales y humanos, su relación corporativa con otras comunidades y con el mundo exterior", todo ello a pesar de que las presiones para que desaparezca son obviamente muy fuertes (op.cit: 490). Una importante particularidad del ayllu-comunidad, radicaba en que las formas de apropiación del territorio eran muy diferentes a las impuestas por el dominio europeo. Los derechos de una comunidad sobre recursos productivos estaban dispersos de mar a cordillera, con extensos y desérticos espacios no productivos intermedios, pero sembrados de significados mágico-religioso, en múltiples elementos del paisaje natural y de factura humana. Estas comunidades revestían el carácter de mini-territorios que podían tener o no discontinuidad, pero dentro de un amplio territorio cultural compartido por los diversos grupos étnicos que habitaban los Andes, que sí era compacto si se atiende a la multiplicidad de formas de apropiación existentes, materiales y mágico religiosas, tangibles o intangibles. La vida de los pueblos que practican la agricultura es más comprensible para el derecho occidental allí donde hay claras muestras de las formas de apropiación por el trabajo comunitario invertido en viviendas, caminos, canales, predios, muros entre otros. El problema para los pueblos indígenas ha sido demostrar sus derechos sobre terrenos de pastoreo trashumante, es decir la apropiación y uso de praderas naturales que realiza el hombre siguiendo los hábitos alimenticios de los animales. En esta forma de producción cada familia extensa cuenta con un asentamiento principal (la casa principal o "j’acha uta"), otro de uso temporal de menores proporciones; también poseen viviendas aisladas (de una o dos piezas) utilizadas en lugares de pastoreo que son de breve estadía; y por último, se puede observar construcciones rudimentarias de muros de piedras con techo de paja, y estructura dispuestas en semicírculos sin techo, donde permanece vigilante el pastor durante el día. A excepción de esta última que se puede encontrar próxima a praderas de secano, las demás construcciones se encuentran generalmente próximas a los humedales ("bofedales" o "vegas"), o a fuentes de agua. El territorio de pastoreo descrito se encuentra, en cierto modo, protegido por la legislación indígena vigente a través de ciertas disposiciones especiales para aymaras y atacameños sobre las llamadas "tierras patrimonia16 les", que corresponden estrictamente a praderas naturales de pastoreo compartidas por varias comunidades . Estas praderas a que alude la ley, incluirían tanto a los humedales que se encuentran dispersos a lo largo del 17 territorio aymara y atacameño, sobre la cota de los 3.000 metros, aproximadamente -, como a los pastos anuales que crecen en planicies y laderas de cerros. El desafío es mostrar evidencias de una forma distinta de derecho sobre un territorio que se presenta discontinuo, si sólo se toma en cuenta sólo la existencia de aislados recursos productivos utilizados. Lo cierto es que la movilidad pastoril trashumántica ha generado una red de senderos troperos que unen praderas y asentamientos en distancias que pueden alcanzar 100 kilómetros, ya que mientras más árido es el territorio más largas son las distancias entre un espacio productivo y otro. En este patrón de apropiación del "espacio" que tiene como principal evidencia cultural visible el patrón de asentamiento disperso en un amplio territorio bajo el control 18 de un linaje , un recurso indispensable lo constituyen las praderas de secano, en cualquier cerro o planicie que 571 TOMO2-3.p65 571 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia ofrezcan especies palatables, preferentemente usadas sólo por los llamos, y los humedales que surgen donde existen fuentes de agua superficial y/o subterránea, a estos últimos se le incorpora trabajo humano para lograr la producción y reproducción de sus pastos. Las formas y normas de apropiación de los humedales, son similares a las empleadas en las áreas de cultivo bajo riego, en los poblados agrícolas: son de usufructo privado de una o más familias que compartan una misma fuente de agua; y de la misma forma que en los terrenos de cultivos, cada familia usuaria tiene la obligación de reparar (limpiar) los canales principales que nacen de las vertientes y llegan al humedal. En tanto que las praderas naturales, donde no hay trabajo humano incorporado en su conservación, son definitivamente comunales El tipo de ganado y sus hábitos alimenticios son aspectos importantes a considerar en el derecho de los territorios de pastoreo trashumántico: mientras las alpacas generalmente permanecen en los blandos pastos de humedales, los llamos recorren libremente extensas áreas tras pastos duros y secos, y pastos de secano que crecen después de las lluvias de verano, por lo que es casi imposible establecer límites infranqueables por cada familia, pero lo que sí existe es un reconocimiento de sus fronteras (Castro Lucic, 2000). Sostenemos que este territorio ancestral, se presenta discontinuo si atendemos al potencial productivo, pero es compacto si se incorporan todos las otras formas de vestigio cultural. El espacio andino es un hábitat sacralizado a partir de la tierra misma, la "Madre Tierra" o "Pachamama", y del agua que la hace fértil. En su interior o en su superficie reside un panteón de fuerzas sobrenaturales que conceden o niegan los medios que el hombre necesita para sobrevivir. Cerros y volcanes antropomorfizados, guardianes de la reproducción biológica y cultural constituyen hitos certeros en la delimitación territorial; con su imponente geografía tienen una doble función, a) reglamentar sobre los límites de cada comunidad, en función de la disponibilidad de recursos productivos, y b) unir culturalmente lejanas comunidades, mediante la apropiación de las fórmulas mágicas que han establecido los hombres para acceder a sus favores a cambio de simbólicas ofrendas a distancia. La territorialidad religiosa que se plasma, no en construcciones fastuosas o catedrales, sino en múltiples accidentes del paisaje, constituye un tema tal vez incipiente en este país, pero que puede arrojar valiosísimos antecedentes a la cuestión del derecho indígena. Específicamente la importancia del territorio y la cultura que en él se originó, y se ha recreado con todas las modificaciones inherente a su desarrollo histórico, continúa siendo una base sólida en la fundamentación del derecho indígena. Esta concepción de territorio en las montañas andinas del norte de Chile no ha sido aceptada por el aparato estatal, y seguramente no lo será. Las instituciones gubernamentales pertinentes estarían optando por entregar a las comunidades indígenas sólo aquella porción de la naturaleza en que se demuestre uso, productivo o religioso; si así fuera se tendrá por resultado un mosaico territorial con grandes intervalos fiscales o privados, a pesar de que cada comunidad no sólo posee el conocimiento y el convencimiento de que esos extensos terrenos semi áridos, les pertenecen, sino que también poseen documentos que avalan el derecho de acuerdo a la legislación. Éstos y otros temas están requiriendo un urgente diálogo intercultural. A modo de síntesis: En América Latina, entre aquellos pueblos indígenas donde comparten una más clara conciencia de pertenencia a una cultura diferente, se ha producido una revalorización de los lugares y de la nación como respuesta a la sensación de indefensión, de impotencia y de inseguridad que genera la globalización. Han transitado desde la demanda territorial hacia la demanda por derecho a la libre determinación, a la autonomía. Efectivamente, no todos los casos de conciencia de pertenencia a una nación han conducido a la reivindicación de un Estado independiente, "pueden desembocar igualmente en una lucha por alguna forma de autonomía dentro del Estado, que garantice el desarrollo de la propia cultura" (Villoro, op.cit: 17). El discurso nacionalista, advierte Olive, puede invocar el multiculturalismo en su defensa; pero más que un motor de progreso para una nación puede convertirse en una justificación para la perpetuación de una clase política en particular; además ha ocurrido que muchos ideales de nación han llegado a promover más el aislamiento y la exclusión, que la participación en un concierto más amplio (1999: 63). En el caso chileno, aunque es prematuro aventurar los ideales de cada uno de los pueblos indígenas, nos atrevemos a sostener que su principal demanda es por reconocimiento como nación dentro del Estado, y 572 TOMO2-3.p65 572 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal derechos a la libre determinación. Pero ello requiere, como señalamos más arriba, iniciar un diálogo que esclarezca cada uno de estos conceptos que, sin dudas revisten, por su desconocimiento; un gran temor y rechazo por las implicancias que podrían tener en el aparato estatal. Finalmente, este ensayo es una contribución que ha pretendido incorporar en su primera parte una revisión de los marcos conceptuales que están detrás de las demandas indígenas, y luego mostrar una situación tan específica como es el pastoreo en comunidades aymara y atacameña, con el propósito de mostrar cómo el desconocimiento de ciertas formas productivas, ha sido clave en el no reconocimiento de los derechos sobre estos territorios, cuna de sus culturas. BIBLIOGRAFÍA: Barré, M. Ch., 1982, "Políticas indigenistas y reivindicaciones indias en América latina 1940-1980", en América latina: etnodesarrollo y etnocidio, G. Bonfil et al., Ed. Flacso, San José de Costa Rica, 29-38 p. Carter, W. y X. Albó, 1988, "La comunidad aymara: un mini-estado en conflicto", en Raíces de América. El mundo aymara. Comp. X. Albó, Ed. 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(Kymlicka, 1996: 26). 5 Existen Estados con una multiplicidad de nacionalidades en su seno (España, Rusia, Canadá, Bélgica, la India); Estados federales que reconocen variantes regionales dentro de una nacionalidad hegemónica (Alemania); Estados con una nacionalidad dominante y otras minoritarias (China, México). A la inversa, hay naciones divididas en varios Estados (kurdos, armenios, mongoles, massai) o aun naciones sin Estado (palestinos). Los Estados que coinciden con una unidad nacional son, en realidad una excepción (Francia, Suecia, Países Bajos, tal vez) Villoro, op.cit: 17) 6 En tanto es una institución o conjunto de instituciones específicamente relacionadas con la conservación del orden, donde existen agentes especializados en esa conservación, como la policía y los tribunales, que se han separado del resto de la sociedad. De entre las varias formas autorizadas de mantener el orden, la fuerza sólo puede ser utilizada dentro de la sociedad por un agente especial, claramente identificado, fuertemente centralizado y disciplinado, el Estado (Gellner, op.cit: 16) 7 Convenio 169 de la OIT aprobado en 1998 en Ginebra. 8 Los indígenas reconocidos por el Estado chileno, "son los descendientes de las agrupaciones humanas que existen en el territorio nacional desde los tiempos precolombinos, y reconoce como principales etnias a: la Mapuche, Aymara, Rapa Nui o Pascuense, Comunidades Atacameñas, Quechuas y Collas del norte del país, comunidades Kawashkr o Alacalufe y Yámana o Yagán" (Ley Indígena Nº 19253, 1993) 9 Los principales focos de demandas se sitúan hoy en el sur del país, en la zona mapuche donde se desarrollan las siguientes actividades: a) expansión de empresas forestales, sobre tierras boscosas; b) explotación de celulosa que contaminará con desechos áreas costeras de uso de pescadores; c) nuevas carreteras que surcan tierras indígenas; d) la construcción de represas hidroeléctricas; e) la instalación de oleoductos. 10 Díaz Polanco, op.cit., agrega que quienes abogaban por la posición culturalista, eran los socialistas austríacos Otto Bauer, Karl Renner y Rudolf Springer, de la corriente conocida como austromarxismo, posición que era rechazada por Lenin, quien sostenía la tesis de la autonomía regional, territorial. 11 La juventud indígena, capacitada técnica y profesionalmente se está acercando a las organizaciones vinculándose a las comunidades que mantienen conflictos, validándose como interlocutores en representación de su "pueblo", surgiendo así una nueva generación de dirigentes que deberá plantear que el problema indígena ha sido siempre un problema político centrado en la relación con el Estado (Salamanca, 1999) 12 En términos generales territorio se define como una extensión de tierra perteneciente a una nación, entendida ésta como una sociedad natural de hombres a los que la unidad de origen, historia, de lengua y de cultura, inclinan a la comunidad de vida y crea la conciencia de un destino común (Larousse, 1988). Tierra, en estricto sentido es "la parte sólida de nuestro planeta", o el "terreno dedicado al cultivo". 13 El convenio 169, se señala "la utilización del término "tierras" en los artículos 15 y 16 deberá incluir el concepto de territorios, lo que cubre la totalidad del hábitat de las regiones que los pueblos interesados ocupan o utilizan de alguna otra manera" (Art.13) 14 CONADI y la Ley Indígena, son instrumentos débiles e ineficaces para responder a los problemas y demandas de la sociedad mapuche contemporánea; que se imponen por un conjunto de estrategias, tanto represivas como paliativas creadas por el gobierno chileno (Naguil, 1999/b: 12) 2 574 TOMO2-3.p65 574 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal 15 Mamani, 1988, clasifica la tierra productiva en cuatro sectores: sayana (propiedad solar) y las liwa qallpa (pequeñas parcelas distribuidas en distintos sitios). Además, en el conjunto de la comunidad suele diferenciarse la aynuqa (destinada a monocultivos) y el ahijadero (campos de pastoreo). 16 La ley indígena 19.253, en el artículo 63, señala que se "deberá salvaguardar los siguientes tipos de dominio: a) Tierras de propiedad de indígenas individualmente considerados, que por lo general comprenden la casa habitación y terrenos de cultivo y forrajes; b) Tierras de propiedad de la Comunidad Indígena constituida en conformidad con esta ley y correspondientes, por lo general, a pampas y laderas de cultivo rotativas; y c) Tierras patrimoniales de propiedad de varias Comunidades Indígenas, tales como pastizales, bofedales, cerros, vegas y otras de uso del ganado auquénido". 17 Sólo en la región altiplánica al interior de la ciudad de Arica, 27 comunidades o poblados, utilizan 430 humedales de diferentes tamaños (Castro, M. et al, 1999), dispersos en 756.528 hectáreas (C.D.I.,1974). 18 La actual estructura de las unidades de producción es heterogénea, es evidente que los asentamientos de pastores pertenecen a un tronco común, pero la composición de cada familia al interior de ellos y el grado de cohesión interna como comunidad, es muy variable. Se agrega a ello que en algunos lugares estos asentamientos se han mantenido con una organización basada en la cohesión familiar o del linaje en torno a una autoridad reconocida, y otras han dado origen a poblados, los que más bien se utilizan para actividades religioso-católicas; para recibir servicios como: educación, y salud; y para el funcionamiento de organizaciones impuestas: juntas de vecinos, comunidades indígenas (de acuerdo a la actual Ley Indígena). LAS COMUNIDADES NATIVAS Y EL SISTEMA ELECTORAL PERUANO ("EN LA BÚSQUEDA DE UNA REPRESENTACIÓN EFECTIVA") Javier Echevarría Mejía GENERALIDADES: La nomenclatura jurídica internacional orienta la aparición, reconocimiento y porque no el fortalecimiento de instituciones. Haciendo un acápite en la institucionalidad genérico internacional llamada derechos humanos, queremos detenernos en dos conceptos no menos importantes: elecciones y democracia. Las justas electorales como forma de afirmar el sistema democrático, adquieren su real dimensión cada vez que las mismas se llevan a cabo; sea cada cinco años (presidenciales) o bien cada tres años (municipales), ambos para el caso de Perú, es en ese momento que la ciudadanía tiene la oportunidad concreta de poder expresarse para que de modo indirecto mediante representantes puedan gobernarse a sí mismos. En este sentido sólo mediante el uso del derecho a elegir, por ende también al de ser representado en el quehacer estatal, es que se materializa una de las características esenciales de la democracia en su contenido etimológico. Democracia y elecciones, que se conjugan en la frase elecciones democráticas, al menos teóricamente canalizan inquietudes y expectativas genéricas de la sociedad en su conjunto. Sociedad que ha seguido un ritmo evolutivo (o ¿involutivo?), que para muchos hoy por hoy ha adquirido matices globalizadores, los mismos que 1 de alguna manera la homogenizan . La actual existencia del Estado peruano lleva a reflexionar en torno al sistema electoral como fórmula de participación de la ciudadanía en la representación indirecta. Teniendo en consideración la multiculturalidad del Perú, es válido preguntarse si los diferentes grupos humanos que se afirman culturalmente, de modo diferente a la sociedad globalizada, encuentran canalizadas sus inquietudes y expectativas genéricas en un sistema electoral peruano como el vigente. Hablar de estos grupos humanos es hablar de la temática indígena. Cuando se habla de la temática indígena, para el caso especial de Perú, se tiende a confundir conceptos puesto que el mismo legislador peruano ha optado por diferenciar entre comunidad campesina y comunidad nativa. En sentido estricto se estaría hablando de la temática indígena cuando nos referimos sólo a comunidad nativa, de ahí que sea indiferente emplear la nomenclatura de comunidad nativa o comunidad indígena indistintamente. 575 TOMO2-3.p65 575 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia Estamos convencidos que mal podemos hablar de democracia y concretamente de elecciones democráticas, si el sistema electoral es incapaz de hacer participar activamente a aquellos grupos humanos que formando parte del estado peruano no se encuentran inmersos en la dinámica de la sociedad globalizada actual, por motivos exclusivamente de orden étnico; estamos hablando de las comunidades nativas concretamente las amazónicas. He aquí la importancia de este tema a investigar: crear puentes jurídicos de diálogo entre la democracia estatal y las comunidades nativas, que por razones geográficas e históricas se encuentran perteneciendo a un país. Obviar esto, es faltar por no decir violentar el derecho a la identidad cultural; que en un orden de "sociedad civilizada actual" que por naturaleza se le define como tolerante, caería en sociedad civilizada etnocéntrica (intolerante entonces) por solo considerar a aquel espejo de sociedad exactamente igual a ella. CUADRO DE COMUNIDADES NATIVAS EXISTENTES EN EL PERU 2 LOS GRUPOS NATIVOS EN TERMINOS PORCENTUALES 3 TOTAL DE POBLACIÓN NATIVA: 230073 Amuesha Ashaninka Culina Chamicuro Matchiguenga Nomatsiguenga Piro Chayahuita Jebero Amarakaeri Bora Huitoto Ocaina Achual Aguaruna Jíbaro Candoshi Huambisa Amahuaca Capanahua 6980 52461 300 126 8679 5531 2553 13717 642 1623 371 1917 188 4719 45137 52 1916 5545 247 267 3.03% 22.80% 0.13% 0.05% 3.77% 2.40% 1.11% 5.96% 0.28% 0.71% 0.16% 0.83% 0.08% 2.05% 19.62% 0.02% 0.83% 2.41% 0.11% 0.12% Cashibo-Cacataibo Cashinahua Moyuruna Nahua Sharanahua Shipibo-Conibo Yaminahua Napuruna Alama Lamas Yagua Ese‘ejja Orejón Secoya Cocama-Cocamilla Iquito Arabela Ticuna Uranina 1661 909 1177 450 438 20178 324 8632 2175 22513 3487 600 288 678 10705 234 302 1787 564 230073 0.72% 0.40% 0.51% 0.20% 0.19% 8.77% 0.14% 3.75% 0.95% 9.79% 1.52% 0.26% 0.13% 0.29% 4.65% 0.10% 0.13% 0.78% 0.25% 100% 576 TOMO2-3.p65 576 26-07-2000, 0:10 Amuesha Ashaninka Culina Chamicuro Matchiguenga Nomatsiguenga Piro Chayahuita Jebero Amarakaeri Bora Huitoto Ocaina Achual Aguaruna Jíbaro Candoshi Huambisa Amahuaca Capanahua Cashibo-Cacataibo Cashinahua Moyuruna Nahua Sharanahua Shipibo-Conibo Yaminahua Napuruna Alama Lamas Yagua Ese`ejja Orejón Secoya Cocama-Cocamilla Iquito Arabela Ticuna Uranina XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal LA POBLACIÓN NATIVA EN CIFRAS DEMOGRÁFICAS (UBICACIÓN SEGÚN DISTRITO, PROVINCIA Y DEPARTAMENTO) A partir de las cifras presentadas por el INEI (instituto Nacional de Estadística e Informática), producto de la recopilación del ultimo censo poblacional de Perú en 1993, se ubica a los diferentes grupos étnicos nativos de la amazonía peruana. En ella se aprecia los aproximadamente 40 grupos étnicos identificados, con la información proporcionada se buscará ordenarla en función de la ubicación de las comunidades nativas censadas y su pertenencia a cada provincia y distrito en particular. Saltará entonces a la vista que en más de un distrito existen más de una comunidad nativa. La visualización panorámica también permite contrarrestar la información que hace 15 años atrás se manejaba en la que se podía llegar a determinar aún más de 60 grupos étnicos a lo largo de la amazonía peruana. La persistencia y existencia de los grupos nativos hasta el día de hoy en el Perú, no hace más que plantear la necesidad de tener en cuenta a grupos humanos que con características distintas a una sociedad homogénea globalizada, mantienen una identidad cultural propia. La lectura en cifras y números al margen de las riqueza de las caracterizaciones que presenta la elaboración de cuadros en cifras estadísticas como es el presente caso, nos lleva a afirmar que los grupos nativos con mayor presencia demográfica nativa en el caso de la amazonía peruana, son los asháninkas y los aguarunas. En sentido inverso, los grupos nativos que menos población presentan son los Chamicuro y los Jíbaro. Sea que se trate de un número mayor a de un número menor de nativos, la identidad cultural a tenerse en cuenta, para efectos de considerar el respeto a las diferencias que presenten, y en función a ellas la posibilidad de abrir canales de participación de ellas en cualquier proyecto de Estado Moderno, como es el caso de Perú, 4 es una verdad que sólo ha sido tenida en cuenta a medias . No es nuestra intención hacer una apología al indigenismo, pero sí dejar en claro que los grupos nativos no pueden ser considerados como menores de edad, ni discapacitados mentales. La democracia representativa tiene las herramientas necesarias para hacerles participar activamente y evitar que los sucesivos gobiernos "democráticos" deriven en paternalismos o clientelajes para con los nativos. Es válido preguntarse qué mecanismos adicionales a los que presenta la democracia para la participación de los grupos nativos en la vida democrática se hacen necesarios: Quizá la referencia a fórmulas de discriminación inversa, en un sistema electoral idóneo. Para un abordaje idóneo de los derroteros que poco a poco vayan apareciendo, referidos a sistema electoral y comunidades nativas, deberán tenerse en consideración los conceptos de derecho a votar (sufragio activo) y 5 derecho a ser elegido para los cargos públicos (derecho de sufragio pasivo) . La necesidad de incorporar estos conceptos a lo que se intenta reflexionar tiene que ver con la idea de representación y participación política, la misma que en un sentido democrático deberá dar un espacio adecuado a los grupos amazónicos. CUADRO COMPARATIVO DE LA POBLACIÓN NATIVA CON LA POBLACIÓN DISTRITAL: PARA CADA GRUPOS ÉTNICOS, Y DE LOS DISTRITOS EN GENERAL UNO DE LOS Para una mejor visualización panorámica de la proporción que representan las poblaciones nativas, se les compara con el universo de la población de distrito dentro de la que se encuentran (para cada grupo étnico en particular) al momento de observar la existencia de porcentajes bajos de población nativa o porcentajes altos, se deberá tomar en cuenta que las mismas pueden responder: • • Lo excesivamente espaciado que se encuentran distribuidas geográficamente (porcentajes bajos); así como al hecho de encontrarse concentradas en un espacio geográfico muy delimitado (porcentajes altos). Los gráficos que presentan un porcentaje muy ínfimo (0%) se tratan en realidad de porcentajes de decimales de cero, que no se pueden graficar al detalle debido al programa que se está utilizando. 577 TOMO2-3.p65 577 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia Finalmente cuidando no repetir más de una vez la población distrital en donde se encuentran más de una comunidad nativa, se compara el porcentaje de población distrital en general con el de la población nativa en general (último gráfico). Este último porcentaje que se muestra da una idea genérica de lo que significa la presencia de la población nativa en gran parte de la región correspondiente a la selva alta (rupa rupa) así como a la selva baja (omagua). Hasta aquí la parte descriptiva de la temática de la población indígena (población de las comunidades nativas) por parte del estado peruano, en cifras. Ahora pasaremos a poner sobre la mesa el tema del mecanismo que por excelencia podría brindar la democracia para una participación activa de las comunidades nativas, bajo dos supuestos: el derecho de sufragio activo y el derecho de sufragio pasivo. 5% 2% DistritosNatv Secoya DistritosNat v Arabela 98% 95% 6% 3% DistritosNatv Ticuna DistritosNatv Uranina 97% 94% 7% 2% DistritosNatv Bora DistritosNatv Amuesha 93% 98% 16% 9% DistritosNatv DistritosNatv Asháninka Jebero 84% 91% 9% 2% DistritosNatv Huitoto DistritosNatv Culina 98% 91% 1% 19% DistritosNatv Chamicuro DistritosNatv Aguaruna 81% 99% 578 TOMO2-3.p65 578 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal 15% 9% DistritosNatv DistritosNat v Machiguenga Achual 91% 85% 1% 8% DistritosNatv Nomatsiguenga DistritosNatv Ocaina 92% 99% 0% 3% DistritosNatv Piro 97% DistritosNatv Jíbaro 100% 5% 12% DistritosNatv DistritosNatv Chayahuita Candoshi 88% 95% 6% 1% DistritosNatv Alama DistritosNatv Ocaina 94% 99% DistritosNatv Amarakaeri 6% 3% DistritosNatv Napuruna 97% 94% 1% 0% DistritosNatv Amahuaca DistritosNatv Yaminahua 99% 100% 6% 5% DistritosNatv Nahua 95% DistritosNatv Shipibo-Conibo 94% 579 TOMO2-3.p65 579 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia DistritosNatv Moyuruna 36% 12% DistritosNatv Sharanahua 64% 88% 14% 3% DistritosNatv Cashibo-Cacataibo DistritosNatv Lamas 86% 97% 5% 23% DistritosNatv Cashinahua DistritosNatv Yagua 77% 95% 3% 2% DistritosNatv DistritosNat v Ese`ejja Capanahua 98% 97% 22% 8% DistritosNatv Cocama-Cocamilla DistritosNatv Huambisa 78% 92% 9% 1% DistritosNat v Orejón 99% DistritosNatv Iquito 91% 11% PoblDistrital Pobl aNativa 89% 580 TOMO2-3.p65 580 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal OBSERVACIÓN: Para efectos del cálculo de los porcentajes se ha tenido en cuenta que los siguientes distritos tienen dentro de sí a más de un grupo étnico: Huánuco-Puerto Inca-Yuayapichis Amuesha, Asháninka Junín-Chanchamayo-Perené Amuesha,Asháninka Pasco-Oxapampa-Puerto Bermúdez Amuesha, Asháninka Cusco-La Convención-Echarate Machiguenga, Asháninka y Piro Cusco-La Convención-Quimbiri Machiguenga, Asháninka Junin-Satipo-Mazamari Nomatchiguenga, Asháninka Junin-Satipo- Satipo Asháninka, Nomatchiguenga Ucayali-Atalaya- Raimondi Asháninka, Piro, Amahuaca, y Yaminagua Ucayali-Atalaya-Tahuania Ashaninka, Shipìbo- Conibo Ucayali-Atalaya-Yurúa Ashaninka, Amahuaca, Nahua y Yaminagua Ucayali-Coronel Portillo-Callaria Ashaninka, Shipìbo-Conibo Ucayali-Coronel Portillo-Iparia Ashaninka, Shipìbo-Conibo y Cocama-Cocamilla Ucayali-Purus-Purus Culina, Amahuaca, Nahua, Cashinahua y Sharanahua Loreto-Alto Amazonas-Lagunas Chamicuro, Cocama-Cocamilla, Candoshi y Chayahuita Junin–Satipo- Pongoa Asháninka, Nomatchiguenga Loreto-Ucayali-Pampa Hermosa Piro, Shipìbo-Conibo Madre de Dios-Manu-Madre de Dios Piro, Amarakaeri Ucayali-Atalaya-Sepahua Piro, Nahua y Yaminahua Loreto-Alto Amazonas-Cahuapanas Chayahuita, Aguaruna y Candoshi Loreto-Alto Amazonas-Jeberos Chayahuita, Jebero Loreto-Alto Amazonas-Morona Chayahuita, Achual, Aguaruna, Candoshi y Huambisa Madre de Dios-Tahuamanú-Tahuamanú Amarakaeri, Yaminahua y Ese‘ejja Loreto-Mariscal Castilla-Pebas Bora, Huitoto, Ocaina, Yagua y Orejón Loreto-Maynas-Putumayo Bora, Huitoto, Ocaina, Quechua del Napo, Yagua, Orejón, Secoya, Cocama-Cocamilla y Ticuna Loreto –Alto Amazonas –Pastaza Achual, Candoshi, y Alama Loreto-Loreto-Trompeteros Achual, Jíbaro, Alama y Uranina Loreto-Loreto-Tigre Achual, Jíbaro, Alama y Uranina Amazonas-Condorcanqui- Río Santiago Aguaruna, Huambisa Loreto-Alto Amazonas-Barranca Aguaruna, Huambisa, y Alama Madre de Dios-Tambopata-Las Piedras Amahuaca, Napuruna Madre de Dios-Tambopata-Tambopata Amahuaca, Shipibo-Conibo y Ase´ejja Ucayali-Coronel Portillo-Campoverde Cashibo-Cacataibo y Shipibo-Conibo Ucayali- Padre Abad-Padre Abad Cashibo-Cacataibo y Shipibo-Conibo Ucayali-Ucayali-Padre Marquez Cashibo-Cacataibo y Cocama-Cocamilla Ucayali-Coronel Portillo-Yarincocha Shipibo-Conibo y Cocama-Cocamilla Loreto-Maynas-Mazan Napuruna, Orejón Loreto-Maynas-Napo Huitoto, Napuruna y Arabela Loreto-Maynas-Torres Causana Napuruna, Secoya Loreto-Mariscal Castilla-Ramón Castilla Yagua, Ticuna Loreto-Maynas-Indiana Huitoto, Yagua 581 TOMO2-3.p65 581 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia CUADRO COMPARATIVO DE LA POBLACIÓN DISTRITAL (EXCLUYENDO LA POBLACIÓN NATIVA) CON LA POBLACIÓN ELECTORAL POR DISTRITO. En un orden de proporciones, se ubica a la población distrital para compararla con la población electoral, como no se tiene conocimiento de la población nativa electoral, se excluye a la población nativa de la distrital. Al igual que en el caso anterior se cuidará de no repetir más de una vez la población distrital en donde se encuentran más de una comunidad nativa; lo mismo se tendrá presente en el de las cifras de población electoral. El resultado obtenido servirá de pauta para determinar más adelante la población electoral nativa. La idea en este punto es llegar a hacer el ejercicio comparativo de población electoral y población distrital no sólo en general sino también distrito por distrito. PoblaDistrit 46% 54% PoblaElector PoblaDistrit PoblaElecto 850558 724464 1575022 "POSIBLE POBLACIÓN NATIVA ELECTORAL", OBTENIDA A PARTIR DEL COCIENTE: (POBLACIÓN ELECTORAL/ POBLACIÓN ELECTORAL) Utilizando el cociente obtenido el en cuadro anterior, y al no tener dato alguno de la población nativa electoral, nos planteamos que en el mejor de los casos la proporción entre población electoral/ población electoral (cociente) es el mismo que mantienen las poblaciones nativas en el proceso electoral. De esta forma se ha calculado en cifras ("posibles") la participación de el derecho a elegir de las poblaciones nativas. Al no haber estadísticas de cuales es la población electoral nativa, el cociente obtenido nos da una pauta. De esta forma habremos leído el derecho de sufragio nativo pasivo. FÓRMULAS PARA IMPLEMENTAR SUFRAGIO PASIVO) UN DERECHO DE SUFRAGIO REPRESENTATIVO (DERECHO DE Muy al margen que si el sistema electoral peruano vigente permite, así como está constituido, la participación de los nativos en las justas electorales, hay que tener en consideración que: • El hecho que participen listas con indígenas en la elecciones parlamentarias o municipales, nada asegura que esas listas obtengan un resultado favorable. • Dada la situación de inequidad en que se encuentran los grupos nativos al momento de pretender presentarse a los justas electorales, frente a otras listas no nativas, es necesario asegurar la representatividad de los mismos para que los nativos vean canalizadas sus inquietudes e intereses. La idea para el caso peruano podrá plasmarse en crear dos fórmulas, la cual se ha tomado de la legislación comparada, la misma que ha diseñado fórmulas para poder conseguir que las minorías tengan una real repre6 sentación . • Sistema de cuotas electorales: mediante la cual se asegura la presencia de nativos en las listas que pretenden ir al parlamento o al consejo municipal, en aquellos distritos donde exista presencia nativa. 582 TOMO2-3.p65 582 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal • Sistema de distritos electorales especiales: En donde se asigna de antemano un cupo o escaño en el parlamento (o consejo municipal), independientemente que haya o no una presencia considerable de indígenas en las listas que postulan, en aquellos distritos donde exista presencia nativa. Para el caso de Perú, en conclusión, creemos que la instalación de una fórmula como de la distritos electorales especiales de inmediato teniendo en cuenta "la vetusta y pétrea" cultura jurídica de los legisladores peruanos sería demasiado "cuestionada"; por lo que nos inclinamos a plantear las dos fórmulas, una seguida detrás de la otra en el tiempo: • • Una de corto plazo e inmediata: la de cuotas electorales Una de largo plazo, hacia la cual debe prepararse y orientar al legislador: la de distritos electorales especiales. 7 En conclusión, lograr en los términos de Alain Touraine lograr una igual y diversidad al mismo tiempo, implica reconocer una dialéctica multicultural (si la existe), lo que en nuestro caso implicaría además ubicar a los grupos nativos bajo criterios de división política para asegurar sobre que entorno deben tener el espacio de participación política, sea mediante cuotas o mediante cupos. La representación y la canalización de intereses singulares que guardan identidad cultural. NOTAS 1 OSSIO ACUÑA, Juan. "Las paradojas del Perú oficial. Indigenismo, democracia y crisis estructural". Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. 1994. 1ra edición. 300 p. Pag. 93-95 2 Instituto Nacional de Estadística e Informática. CENSOS NACIONALES 1993. IX de Población . IV de Vivienda. "Comunidades Indígenas". Nº 3 Tomo I. Dirección Nacional de Censo y Encuestas. 111 pag. Cabe resaltar que el año de 1996 se intentó reactualizar los datos estadísticos, mediante la publicación de un Atlas de Comunidades Nativas del Perú, publicado en el año de 1997, con el auspicio entre otros d la Defensoría del Pueblo. 3 Ibidem 4 MONTOYA, Rodrígo. "Multiculturalidad y Política". Sur Casa de Estudios del Socialismo. Lima. 1998. 225p. Pag. 44-59 5 NOHLEN,. Dieter; PICADO Sonia; ZOVATTO Daniel (comp..) "Tratado de derecho electoral Comparado de América Latina". Fondo de Cultura Económica. México D.F. 1998. 856 p. Pag. 106-111 6 NOHLEN,. Dieter; PICADO Sonia; ZOVATTO Daniel (comp..) "Tratado de derecho electoral Comparado de América Latina". Fondo de Cultura Económica. México D.F. 1998. 856 p. Pag. 410-422 7 TOURAINE, Alain "Igualdad y diversidad: Las nuevas tareas de la democracia". Fondo de Cultura económica. México. 1998. 95 p. 583 TOMO2-3.p65 583 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia Grupo Etnico Autodenom Familia Lingüística Amuesha Yanesha Arahuaca Asháninka Asháninka Ashéninka Arahuaca Culina Madija Chamicuro x Machiguenga Matsiguenga Arahuaca Arahuaca Arahuaca Nomatsiguenga Matsiguenga o Arahuaca Atiri Piro Yine Chayahuita Campo Piyapi Cahuapana Jebero Amarakaeri Shiwilu Harakmbut Arahuaca Cahuapana Harakmbet Ubicación Geográfica Departamento Provincia Distrito Huánuco Junín Pasco Pasco Pasco Pasco Ayacucho Cusco Cusco Huánuco Huánuco Huánuco Junín Junín Junín Junín Junín Junín Junín Junín Junín Pasco Ucayali Ucayali Ucayali Ucayali Ucayali Ucayali Loreto Cusco Cusco Cusco Cusco Madre de Dios Madre de Dios Junín Junín Junín Cusco Loreto Madre de Dios Madre de Dios Ucayali Ucayali Loreto Loreto Loreto Loreto Loreto Loreto Puerto Inca Chanchamayo Oxapampa Oxapampa Oxapampa Oxapampa Huanta La Convención La Convención Puerto Inca Puerto Inca Puerto Inca Chanchamayo Chanchamayo Satipo Satipo Satipo Satipo Satipo Satipo Satipo Oxapampa Atalaya Atalaya Atalaya Coronel Portillo Coronel Portillo Purus Alto Amazonas Calca La Convención La Convención La Convención Manu Manu Satipo Satipo Satipo La Convención Ucayali Manu Tahuamanu Atalaya Atalaya Alto Amazonas Alto Amazonas Alto Amazonas Alto Amazonas Alto Amazonas Alto Amazonas Loreto San Martín Loreto Cusco Cusco Madre de Dios Madre de Dios Madre de Dios Alto Amazonas San Martín Alto Amazonas Paucartambo Quispicanchis Manu Tambopata Tahuamanú Pob. Pob. por Distrito Nativa Distrito Nativo Censada 93224 Yuyapichis 6980 5684 Perené habs. 34336 Oxapampa 13470 Palcazú 6804 Pto. Bermúdez 17236 Villa Rica 15694 Sivia 52461 21730 546446 Echarate habs. 47504 Quimbiri 18262 Puerto Inca 11983 Tournavista 5080 Yuyapichis 5684 Perené 34336 Pichanaqui 31685 Coviriali 4157 Llaylla 3625 Mazamari 15002 Pongoa 24706 Río Negro 22204 Río Tambo 15370 Satipo 26527 Pto. Bermúdez 17326 Raymondi 23165 Tahuania 6613 Yurúa 729 Callaria 199593 Iparia 11256 3067 Purus 300 habs. 3067 12533 Lagunas 126 habs. 12533 88570 Yanatile 8679 8670 Echarate habs 47504 Quellouno 11528 Quimbiri 18261 Manu 1797 Fitzcarrald 810 66235 Mazamari 5531 15002 Pangoa habs 24706 Satipo 26527 94050 Echarate 2553 47504 Pampa Hermosa habs 3948 Madre de Dios 13444 Iyapari 1098 Raymondi 23165 Sepahua 4891 Balsapuerto 13717 11666 101254 Cahuapanas habs 8286 Jeberos 3391 Lagunas 12533 Morona 1234 Tnte. César 5321 López Yurimaguas 55010 Papaplaya 3813 3391 Jeberos 642 habs 3391 27562 Kosñipata 1623 4249 Camanti habs 2280 Madre de Dios 13444 Inambari 5596 Tahuamanú 1993 584 TOMO2-3.p65 584 26-07-2000, 0:10 % Pob. pob. Electoral Nativa 7.48 1295 9369 8194 2437 7834 8086 9.6 3301 14706 4775 4771 1771 1295 9369 14627 1399 1183 6362 9628 5715 5122 16276 7839 8187 2215 478 98412 3768 9.78 1350 1 4243 9.79 6469 14706 2955 4775 931 236 8.35 6362 9628 16276 2.71 14706 1102 1345 295 8187 2032 13.54 1391 1030 1173 4243 1209 1210 18.93 5.88 26784 1169 1173 1496 889 1345 2017 468 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Bora Miamunaa Huitoto Huitoto Meneca Murui Muinamé Huitoto Ocaina Dyo´xaiya-o- Huitoto Ivo´tsa Achual Aents Jíbaro Aguaruna Aents Jíbaro Mayna o Shiwiar CandoshiShapra Jíbaro Huambisa Huampis/ Shuar Jíbaro Amahuaca Yora Pano Capanahua Nuquencaibo Pano Cashibocacataibo Uni Pano Cashinahua Moyoruna Nahua Junikuin Matsé Yura Pano Pano Pano Sharanahua Onicoin Pano Jibaro Candoshi Jíbaro Loreto Mcal. Ramón Pebas Castilla Loreto Maynas Putumayo Loreto Mcal. Ramón Pebas Castilla Loreto Maynas Indiana Loreto Maynas Napo Loreto Maynas Punchana Loreto Maynas Putumayo Loreto Mcal. Ramón Pebas Castilla Loreto Maynas Putumayo Loreto Alto Amazonas Morona Loreto Alto Amazonas Pastaza Loreto Loreto Trompeteros Loreto Loreto Tigre Amazonas Bagua Aramango Amazonas Bagua Imaza Amazonas Condorcanqui El Cenepa Amazonas Condorcanqui Nieva Amazonas Condorcanqui Río Santiago Cajamarca San Ignacio Huarango Cajamarca San Ignacio San José de Lourdes Loreto Alto Amazonas Barranca Loreto Alto Amazonas Cahuapanas Loreto Alto Amazonas Manseriche Loreto Alto Amazonas Morona San Martín Moyobamba Moyobamba San Martín Rioja Awajun Loreto Loreto Trompeteros Loreto Loreto Tigre Loreto Alto Amazonas Cahuapana Loreto Alto Amazonas Lagunas Loreto Alto Amazonas Morona Loreto Alto Amazonas Pastaza Amazonas Condorcanqui Río Santiago Loreto Alto Amazonas Barranca Loreto Alto Amazonas Morona Madre de Dios Tambopata Las Piedras Madre de Dios Tambopata Tambopata Ucayali Atalaya Raymondi Ucayali Atalaya Yurúa Ucayali Purus Purus Loreto Requena Alto Tapiche Loreto Requena Emilio San Martín Huánuco Puerto Inca Codo del Pozuzo Ucayali Coronel Portillo Campoverde Ucayali Padre Abad Irazola Ucayali Padre Abad Padre Abad Ucayali Ucayali Padre Márquez Ucayali Purus Purus Loreto Maynas Yaquerana Ucayali Coronel Portillo Sepahua Ucayali Atalaya Purus Ucayali Atalaya Yurúa Ucayali Purus Purus 371 habs 11015 19024 1.95 3912 1917 habs 8009 11015 107393 1.78 1965 3912 188 habs 15066 13467 59836 8009 11015 19024 0.98 3529 2544 19407 1965 3912 26447 17.84 188486 23.94 4719 habs 45137 habs 52 habs 1916 habs 5545 habs 247 habs 267 habs 1661 habs 909 habs 1177 habs 450 aprox. 438 habs 8009 1234 14709 4832 5672 14902 24527 9252 18748 9028 22879 15589 9376 8286 7783 1234 43722 3160 4832 5672 8286 12533 1234 14709 9028 9376 1234 4760 33172 23165 729 3067 1922 5805 5797 14197 13461 13966 7484 3067 2136 4891 3067 729 3067 10504 0.49 36762 5.21 19638 28.23 64893 0.38 7727 3.45 54905 3.02 3067 2136 8687 29.63 55.1 5.18 3067 14.28 1965 1209 3132 1384 1423 5208 5871 2740 4108 2097 6109 4344 2981 1030 1860 1209 24025 2001 1384 1423 1030 4243 1209 3132 2097 2981 1209 1063 23796 8187 478 1350 970 1908 996 7089 3060 6462 2150 1350 769 2032 1350 478 1350 585 TOMO2-3.p65 585 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia ShipiboConibo Joni Pano Yaminahua X Pano Quechua del Napo Napuruna ó Quechua Kichwaruna Quechua del Pastaza y del Tigre Alama o Inga Quechua Quechua Lamas Llacuash Yagua Yihamwo Quechua Peba-Yagua Ese´ejja Ese´ejja Tacana Orejón Maijuna Tucano Secoya Aido Pai Tucano Huánuco Loreto Loreto Loreto Madre de Dios Ucayali Ucayali Ucayali Ucayali Ucayali Ucayali Ucayali Ucayali Ucayali Ucayali Madre de Dios Loreto Loreto Loreto Loreto Loreto Madre de Dios Loreto Loreto Loreto Loreto San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín San Martín Puerto Inca Ucayali Ucayali Ucayali Tambopata Coronel Portillo Coronel Portillo Coronel Portillo Coronel Portillo Padre Abad Atalaya Coronel Portillo Atalaya Atalaya Atalaya Tahuamanú Maynas Maynas Maynas Maynas Maynas Tambopata Alto Amazonas Loreto Loreto Loreto Bellavista El Dorado El Dorado El Dorado Huallaga Huallaga Lamas Lamas Lamas Lamas Lamas Lamas Honoria Contamana Pampa Hermosa Vargas Guerra Tambopata Callaria Campoverde Iparia Masisea Padre Abad Tahuania Yarinacocha Raymondi Sepahua Yurúa Tahuamanú Iquitos Mazan Napo Putumayo Torres Causana Las Piedras Barranca Pastaza Tigre Trompeteros San Pablo Agua Blanca San José de Sisa San Martín Alto Saposoa Piscoyacu Caynarachi Cuyumbuqui Lamas Pinto Recodo Rumisapa San Roque de Cumbaza San Martín Lamas Shanao San Martín Lamas Tabalosos San Martín Lamas Zapatero San Martín Picota Shamboyacu San Martín San Martín Chazuta San Martín San Martín Shapaja San Martín Tocache Shunte San Martín Tocache Uchiza Loreto Mcal Ramón Ramón Castilla Castilla Loreto Mcal Ramón Pebas Castilla Loreto Maynas Indiana Loreto Maynas Las Amazonas Loreto Maynas Putumayo Madre de Dios Tahuamanú Tahuamanú Madre de Dios Tambopata Tambopata Loreto Maynas Mazan Loreto Maynas Napo Loreto Maynas Putumayo Loreto Ramón Castilla Pebas Loreto Maynas Putumayo Loreto Maynas Torres Causana 20178 habs 324 habs 8632 habs 2175 habs 22513 habs 3487 habs 600 habs 288 habs 678 habs 5129 342328 18835 3948 8112 33172 199593 14197 11256 14145 13966 6613 38815 23165 30778 4891 729 1993 289737 334608 12999 13467 8009 5636 4760 9376 34589 14709 5672 4832 10009 142974 2708 15955 4695 1929 3204 8065 4098 14392 8717 2990 1680 1240 11544 5331 2519 9475 2108 1614 30701 13986 586 1.05 2.57 6.28 15.74 5.74 1505 8861 1102 2719 23796 98412 7089 3768 4077 6462 2215 13026 8187 2032 478 468 153880 2538 2544 1965 1151 1063 2981 3132 1423 1384 3318 1208 6061 1656 516 1025 2327 1720 9382 1334 1074 438 1547 4700 2235 841 3420 1107 119 6365 5214 11015 3912 15066 12576 8009 1993 33172 12999 13467 8009 11015 8009 5636 3529 3068 1965 468 23796 2538 2544 1965 3912 1965 1151 586 TOMO2-3.p65 60652 5.89 26-07-2000, 0:10 35165 1.7 45490 0.63 13645 4.96 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal CocamaCocamilla Iquito Arabela Ticuna X TupiGuaraní X Záparo Tapueyocuaca Záparo Du-ugu Sin clasificación Loreto Loreto Loreto Loreto Loreto Loreto Loreto Alto Amazonas Alto Amazonas Loreto Loreto Maynas Requena Ucayali Ucayali Ucayali Loreto Loreto Loreto Coronel Portillo Coronel Portillo Maynas Maynas Mcal Ramón Castilla Mcal Ramón Castilla Maynas Loreto Loreto Loreto Loreto Urarina X Sin clasificación Loreto Loreto Loreto Loreto Lagunas Santa Cruz Nauta Parinari Putumayo Maquia Padre Márquez (2) Iparia (3) Yarinacocha (2) Alto Nanay Napo (4) Ramón Castilla (2) Yavarí Putumayo (9) Tigre (4) Trompeteros (4) Urarinas 10705 habs 234 habs 302 habs 1787 habs 564 habs 12533 4283 28842 7997 8009 7736 7484 11256 38815 2398 13467 13986 6060 8009 5672 4832 9967 126955 8.43 2398 13467 28055 9.75 2.24 6.36 20471 2.75 4243 1088 8389 2101 1965 2842 2150 3768 13026 1442 2544 5214 2511 1965 1423 1384 2114 RUBBER-TAPPERS AND ESCAPED AFRICAN SLAVES DESCENDENTS: AGROECOLOGIC POSSESSION, PROTECTION OF THE AMAZON AND THE LAW1 José Heder Benatti 2 I - Introduction. 1. Presenting the Brazilian law concept on civil possession. 2. The concept of agrarian possession according to the Brazilian law. 3. The Brazilian law of indigenous possession. 4. The agroecologic possession. 4.1. History of the agroecologic possession in the Brazilian amazon. 4.2. Fundamentals of the agroecologic possession. 4.2.1. The indigenous cultural diffusion in the making of the agroecologic possession. 4.2.2. The role of land dispute as a factor in structuring the agroecologic possession. 4.3. A new concept of possession: the agroecologic possession. Agroecologic possession: elements and concepts. I - INTRODUCTION Amazon’s vast wealth of natural resources, such as the diversified fauna, flora, hydrographic, minerals, and climate, also harbors a great variety of ethnic and social groups such as Indians, descendants of escaped 3 African slaves, rubber tappers, nut-gatherers, and babaçu-gatherers. In addition to these populations , there are groups of individuals farming small plots in the forest, as well as those living in areas subject to tidal floods, river dwellers, ranchers and fishermen. These different groups, also referred as "peasants" or "traditional 4 populations" , re important because their life, culture and economy reflect a life-style in harmony with the environment. Nevertheless, the government’s policies developed in Amazon, in order to promote an economic relationship with other Brazilian regions, during the last thirty years, ignored its regional characteristics and disregarded its history, culture, economy as well as their regional traditions. In addition, these policies, which were enhanced with a centralized and military conceptions used to occupy the region, brought serious problems to the traditional agrarian and land structures in the Amazon. Actually, there is a conflict between the official concept, which recognizes only its conception, and the regional reality, that is, the state legal system, in some aspects, contradicts other concepts about rural land possession in Amazon. The government’s policies to solve these very serious land problems resulted in two "scenes" in Amazonian: 587 TOMO2-3.p65 587 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia 1) on one hand, the government, trying to solve the most recent land occupation conflicts by implementing a very old-fashioned land regulation procedure: the distribution of individual plots to each family. 5 2) on the other hand, the rubber tappers, river dwellers, descendants of escaped African slaves , river6 dwellers , holding their own traditionally established rules of land possession, ignored by the official policies, that need to be recognize and regulate. The objective of our juridical study today is based exactly on this need to recognize the traditional populations’ rights to the land. We understand that we can define new criteria in order to stimulate legislative and administrative changes. The protection of the traditional populations’ rights to their land is the key to protect a system of land use that has traditionally been proved to be ecologically successful. For the purpose of our study, we find it necessary to explain here the existing laws in the Brazilian Civil Code regarding the different forms of land possession: civil, agrarian, indigenous, and Agroecologic. Here we will also explain the historic facts of land dispute in Brazil which led to the development of the Agroecologic form 7 of land possession . This way, we hope to help to create a complete picture leading to the understanding of two 8 complex themes: possession and land dispute. 1. PRESENTING THE BRAZILIAN LAW CONCEPT ON CIVIL POSSESSION. Possession is one of the most controversial judicial concepts. The concept of possession has been developed since the Roman and a vast literature can be found on the subject. The word "possession" has had many definitions throughout history. The difficulties to study it comes with a wide variety of definitions throughout history, as well as different opinions among law professionals at the same time, some worried about its logic and others about social issues. At least there is an agreement about the 9 distinction between possession and property. Since the dawn of humanity, the state of possession preceded the propriety . According to the studies on the theory of possession’s origins in the Roman Law, the point of departure for this study was the appropriation of common lands in Rome. According to the Brazilian Civil Code’s civilist concept, possession is the action that precedes propriety. The vigilance of the propriety is required to assure possession. In other words, possession complements the propriety. In order to assure land property it is necessary assure protection for the possession. The owner’s guarantee to property is defined as the "right" because possession can simply be explained as not only a fact but also a "right". Possession is the visible act, or the exteriorization of propriety. The legal document called "the property", stating that the propriety is the key document to the "possessory defense". In our opinion, one of the main reasons for this theoretical predicament in defining what we may call "the institute of possession" is, first of all, the narrow interpretation of its contents under the juridical concept, under a hegemonically civilist view. Secondly, the hegemonically view has over the possession, departed from the presupposed that the civil possession point of view should be a general theory of possession, that is, this conception encompassed a wider notion, comprising all rights. This theoretical predicament, when put into practice, proved to demonstrate how much the present concept of possession is not capable to respond to all the contemporary social and juridical questions. It is necessary for us to perceive the new social developments in order to apply the correct measures, leading this way to workable answers to the political, social an environmental demands. It is not for another reason we believe that a general theory of possession does not exist. What does exist is a plurality of possession concepts, each one answering to specific economic, juridical and environmental needs. Throughout Brazilian history, in order to answer to economic, social and environmental needs, new conceptions of possession had to be elaborated and placed under the same juridical category. In the Civil Code, these new conceptions are codified as a possibility and not as a general theory that can be applied to all cases of possession. The Brazilian Civil Code promulgated in January 1st, 1916, and adopted since January 1st, 1917, was instituted in order to consolidate the liberal principles, disregarding the Brazilian rural reality. If we analyze the structure 588 TOMO2-3.p65 588 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal of the agrarian property, under the Civil Code’s juridical institutes, we will arrive to the conclusion that the Brazilian rural property is consolidated without questions, regarding its origin, concentration and distribution. The unique alternatives offered by the Code regarding land distribution are its division among successors, or its subdivision for sale of the property. 2. THE CONCEPT OF AGRARIAN POSSESSION ACCORDING TO THE BRAZILIAN LAW. The application of the agrarian possession Brazilian Civil Code, inspired by the French legislation from the beginning of the XX century, gave absolute protection to private property. Nevertheless, these regulations seems to be unsuitable to Brazil’s rural reality. Social, juridical and environmental conflicts related to the land possession, have occurred in the past and still occur in Brazil today. The causes for these conflicts are: a) first, connected to the access to the land through "possession" of the land, or through land ownership through the title; b) and second, conflicts related to different groups competing for different forms of land use. In one side we have the legal acquisition of the land through the written title, expedited by competent authority and recorded in the register of property. (These formalities are indispensable in order for the land to acquire the status of private property). On the other hand, we have the acquisition of the land through "possession". A group of peasants can acquire land title if they have lived in the area for several years, have effective culture carried on by groups of peasants in their ecological and regional variables, and have used oral, rather then written form of land transactions. In their understanding, the document (title), expedited by competent authority, does not worth more than the right to work, connecting the individual to the possession and giving the right to that piece of land. During the military government, several norms were promulgated with the objective of surpassing the legal obstacles to the agrarian reform. Among them, the constitutional amendments that defined specific disciplinary dispositions in order to fit the different forms of dispossession, as part of the agrarian reform regulations. (These regulations and decrees are included in the Land Statute and Law 4.504, November 30th, 1964). Nevertheless, all this legal apparatus was not enough to alter the ‘status quo’ of the latifundium (large tracts of land belonging to one individual), much on the contrary, the question of access to the land through other ways continued to be relegated, except through the purchase and sale of the land, through succession or, with a few exceptions, through the areas of dispossession with the purposes of agrarian reform, where social conflicts existed. 10 The Land Statute had some positive aspects , although it also intends to implement an agrarian reform without taking the large rural owner’s land in order to promote the occupancy and utilization of these lands by the rural workers. Besides the Statute not only did not treat the subject about agrarian possession as it deserved, but also did not recognize it as a tool to come into possession of land. With the 1988 Constitution, the possibility to land democratization became more timid and conservative. If on one hand the principle of social function of property was consecrated in the constitutional commandments, on the other hand, it also assured the right to the property, without any restriction, or, without any mechanism pointing a limit to the abuse to the land caused by human concentration existing today. In European countries, the right to property is assured, but there are several legal instruments imposing a limit to the excessive human concentration. In regard to the dispossession for agrarian reform purposes aiming to help land distribution, and ending the latifundium, became impossible because its regulations demanded mandatory and immediate payment. The indemnification involved in the transaction turned the process of dispossession with land reform purposes into a reward, rather than a mechanism capable of dismantling the large and non-productive propriety. The most recent legislation, addressing the agrarian issues, is the Law n. 8.629, of February 26th, 1993 or Agrarian Law, partially substituting the Land Statute. The Agrarian Law tells about the main necessary concepts to the implementation of the Federal Constitution, defining which proprieties can be expropriated, which can be labeled as: small, average, and productive; it also explains the social function of the propriety, the forms of indemnification and tells who are the beneficiaries of the agrarian reform process. 589 TOMO2-3.p65 589 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia A general analysis shows that this Law did not bring any new lights on the theme. It limited itself in repeating, in a more clear manner, some of the articles, included in the Land Statute. For the possible beneficiaries of an agrarian reform program, there was no change in the situation: In many aspects it is more protective of the large rural proprietors than the previous legislation. In order to prove the above statement we’d like to cite Art. 12 from Law n. 8.629: "It is considered fair the indemnity that allows to the individual whose lands were disposessed the restitution, in his patrimony, of the amount of the same value replacing the property lost in the cause of social welfare"; that is, according to this law, the dispossession for agrarian reform purposes does not provide a mechanism to punish the owner of rural properties for failing to contribute to the constitutional precept of social welfare. As to the juridical institute of possession, there are two ways to define it: First, it presents itself as autonomous, susceptible of self producing legal effects independently of any title that refers to it expressing a right, a situation of fact, or a power that starts to have juridical life much before, since the moment where the fact materializes as a possible phenomenon, which is the case of the agrarian possession. Second, a possession presents itself dependent of a right that can attribute to it, such as the right of property, use fruition, emphyteusis and the concession of real right to use, which is the case of the civil possession. It is possible that possession and propriety can concur on the same land, in which case the subject of the action are different people with distinct juridical interests: one having the right to the possession, the other to propriety, in this case, the possession can occur in detriment or limiting the right of propriety. Consequently, the possession would be an autonomous right, distinct from the propriety which could appear parallely to the right of propriety and concur with it. When the individual holding the lawful title to the propriety keeping only its formal aspect, or, already lost the possession of the property, this complete material disconnection to the property can make it possible for a third partner to acquire the possession in a public manner, with the intention of taking profits of it. The agrarian possession, because of its historic development and its entire doctrinaire elaboration of Agrarian Law, appears as a reaction to restrictive civil conception that connects the possession only to the individual holding the title, not knowing that even the civil possession has the possibility of presenting itself as autonomous, susceptible of producing legal effects, independently of any other title that is able to express a right to it. The possession appears in the history of humanity centuries before the abstract concept of propriety. Its essential characteristics is connected to the fact that it can only be considered agrarian possession the action that connects the possessor directly to the land. One of the fundamental principles of the Agrarian Law is the recognition of man’s rights to the land. The social and economic function of the agrarian possession takes place through the connection with the land developed through the agrarian activity. This way, it is not only enough that the land is used, but also that this use should be carried on the basis of respect to the environment, in accordance with the agro-environmental legislation. The necessary requirements of the agrarian possession, according to the Brazilian Agrarian Law, is the effective culture and the habitual place of living. The effective culture is characterized when the possessor works in an area and draws from it the benefits for himself and his family, using it economically with the due respect for the preservation of the environment. The habitual place is the area where the "possessor" customarily can be found working, with definitive determination of developing agrarian activities. The possessor’s domicile does not necessarily have to be on the possessed land. Therefore, the agrarian possession, due to its own intrinsic characteristics, can be considered as a direct, immediate and productive relationship with the land. It is direct because the concrete results should happen without intermediaries. Immediate because it is a continuous act, without any long interruption in land use. The productive characteristic refers the land’s production’s beneficiaries, represented by the possessor, his family and the society. Also the land’s yield should not be used for speculation. The agrarian possession can be inherited or sold. It is only lost when stops existing the direct, immediate and productive relationships (Duque Corredor, 1981:46). 590 TOMO2-3.p65 590 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal 3. THE BRAZILIAN LAW OF INDIGENOUS POSSESSION. Among the indigenous populations, the relationship between the individual and the land encompasses a more intricate set of values, since the indigenous populations regard the land not only as a source for their subsistence. Their survival depends on the religious and social traditions, based on respect to the environment. For the indigenous people, land is "the basic environment of production and for ethnic sustainability. The territory owned by a indigenous society encompasses, not only the necessary lands where agriculture, hunting and trading takes place, but also the place of old villages, the cemeteries, sacred or mythical grounds (frequently linked with the origin of their ancestors)"(Gomes, 1991:3). Based on these social and natural aspects, the Indians built a deep and wide knowledge about the surrounding environment, and this knowledge is important to understand the ecosystems’ biodiversity which is managed by the indigenous communities. Since Brazil’s discovery, Portuguese legislation always recognized (at least formally) the Indians’ rights to their lands. There is no doubt that the 1988 Constitution was the first constitutional text that devoted one whole chapter to the indigenous rights, giving them the deserved constitutional recognition. Its contents represent a conceptual advance to assure the implementation of the indigenous nations’ rights. Nowadays, all the questions addressing indigenous rights must be discussed and approved by the National Congress. Another innovative aspect of the 1988 Constitution was the guarantee of exclusive use fruition, by the indigenous populations, of the natural resources or other amenities found in their lands. The importance of indigenous possession recognition lies on the fact that these new concepts do not appear in neither civil nor agrarian laws. Also, it guarantees the right to exclusive use fruition, in accordance to their needs of ethnical survival. As a consequence, the Law 6.001/73 in article 23 considers that "Indian possession is a effective land occupancy, according to their habits, folk and tribal traditions, withhold and where they live and produce in order to guarantee their subsistence or something economically profitable". The indigenous possession encompasses a wider range of concepts (different from the civil and agrarian possessions) by giving recognition to the indigenous housing, the necessary space for land cultivation, hunting, extrativism, areas of perambulation, the old villages, cemeteries, and sacred and mythical sites. Another fundamental difference between the indigenous possession and other forms of possessions is the establishment of State propriety: "In order to become a patrimony of the Federal Union, it is necessary that the land is occupied by Indians or be inhabited by Indians; subversion of juridical values, in this case, possession determines the property, but there is a huge distance from the usucapion institute, therefore, possession is determined by a third party: the State."(Souza Filho, 1989:12) There is a clear separation between possession and propriety attributed to the same land property. The Indians have the permanent possession and the power of exclusive use fruition. This power is denied even to the title holder: the Union; on the other hand, the Union acquires the dominion, or the title of all indigenous lands. The indigenous communities have all powers to their lands, except the power to alienate it. The indigenous possession has the constitutional power of transforming the land that somehow is, or was, under Indian occupation, to public benefit; but never a third party is allowed to acquire the land. 4. THE AGROECOLOGIC POSSESSION: RUBBER-TAPPERS AND DESCENDANTS OF ESCAPED AFRICAN SLAVES’ FORM OF LAND POSSESSION. After a deep reflection about the agrarian possession juridical concept, in this specific topic we intend to develop a new discussion about Agroecologic possession. In order to understand its meaning and get into a concept, we will analyze the legal material sources, according to a historic view as the juridical norm origin is a consequence of the social phenomenon. The social phenomenon studies about possession in Amazon is seen as a new notion about this institute as the existent legislation is defective in terms of agrarian possession. Besides, this legislation intends to be unique, 591 TOMO2-3.p65 591 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia therefore, does not take into consideration the Brazil’s wide territory as well as huge cultural diversity, particularly when it refers to Amazon. Then we will study the Agroecologic appearance, analyzing its historic origin. Since then, we highlight that the Agroecologic possession is not a closed "standard" which can be applied into all situation of possession in Amazon, on the contrary, we intend to introduce its elementary principles; that is the Agroecologic possession basis which can be enhanced with afterwards analyses. The Agroecologic form of land possession addresses the subject of land possession with respect to ecology. The social phenomenon leading to the occupancy of the Amazon and its effects on the environment led to the conclusion that the existing legal system needed to be reviewed in order to answer the emerging needs of the area’s occupancy. 4.1. HISTORY OF THE AGROECOLOGIC POSSESSION IN THE BRAZILIAN AMAZON. Since the Europeans arrival in Amazon, the land was inhabited by many powerful indigenous nations. These people, settled by the Amazon rivers, occupied thousands of millions of kilometers by the river banks. The Indian’s powerful nations had very advanced economic and social structure. The cause of their decimation, loss of their culture and religion, their social and economic destruction and the conquest of their territories by the Portuguese, was due to the missionaries’ action to catechize them, epidemies brought by the new settlers, wars, and slavery not only for agricultural purposes but also for gathering plants used as spices (Cf. Morán, 1990:24-25 and Oliveira, 1983:169-170). The missionaries’ action, as well as the Portuguese crown policies, will promote the origin of the smallholder 11 of family basis in Amazon. By the second half of the 18th century, we can identify Indians into two situations: some had their social and political structures completely disorganized, living under the new imposed culture; and others escaped from the relationship with Europeans. The Amazonian peasant is the descendent of the Indians who subjected themselves to the new imposed culture. "Those Indians, who either escaped to the interior or stayed in the rural areas, found themselves without their tribes, living in a way where nothing was 12 left for them, but the family - based autonomous agriculture, combined with hunting and fishing , for the purpose of their subsistence." Along with the acculturated Indians and the blacks, the racial mixes between the three races resulted in different human tipes such as the mamelucos, the mulatos and the cafuzos. These human types represent the social "parias" left by colonial Brazil are today’s Amazon’s peasants. These people inherited from the Indians the knowledge to subsist in the area. Recently, the peasant population is represented also by the river dwellers. During the Colonial Period, from the 16th century until the first half of the 18th Century, the economy was developed based on three premises: 1) the monoculture (either extrativist or agricultural) for exporting purposes, 2) the slavery (first Indian, followed by the black African), and 3) the large land donations by the Portuguese 13 crown called sesmarias . These large tracts of land were given without any definite limits, with only vague geographic clues as references. This fact made difficult the discrimination between public and private lands, in addition to generate all kinds of doubts about the exact area of the land. During the Republican Period (from 1898 to 1960), land use appears to be developed under four characteristics: 1) insouciance by the rural elite as to the boundaries of their lands in a definable and measurable land unit, which could provide its division or market selling, on the contrary the rural land had inaccurated limits, for instance the reference of the land limit were directly related to the production: "some lands had 100 rubber roads, a nut plantation produces 3.000 hectoliters..."(Mendonça, 1984:185); 14 2) the land occupation starts to take place by possession and lease (aforamento) . In spite of the lawful guarantees, full power of private property ownership was not granted and the State ended up as the principal owner of the land; 3) land owners invested their efforts in agriculture for commercial purposes. They were not interested in land in itself, as it was not worthy, but in what it could produce; 592 TOMO2-3.p65 592 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal 4) the extrativist exploration by rubber-tappers and the nut-gatherers could take place in two ways: first, the worker could live in the land and there exercise extractive activities with the owner’s permission, 15 supplying with merchandise (aviamento ). Second, the worker lived outside the area where extractive activities took place, with owner’s permission. of the land and exercised extractive activities in a different area, also with the owner’s permission. In both cases, the worker had to sell all the extracted goods to the owner of the land and always ended up as being indebted in the process of distribution with the lessee or 16 "regatão" . The occupation of the Amazon, since the 16th Century, took place mainly by the rivers and wet lands, since the water-ways were the only paths to travel from place to place. This reality was only deeply changed in 1964, when a new road system was introduced in Brazil. This was a turning point in the Amazon’s communication 17 and transport besides making accessible populations to move into the dry areas of inland Amazon . Since the decade of the Sixties, the States’ power over land possession was no longer interesting because of the increasing necessity to legalize large tracts of land, in order to give place to the large enterprises. The rights to private propriety become more widely exercised but this time with land limits, since extractivist activities had to be limited to certain areas. Actually, the policies developed in the Amazon during the last thirty years ignore the regional area, thus, it ruined all the history, culture, economy and juridical and social relations put into practice in Amazon. the results could not be different: the increasing social and environmental crisis. The dispute of land control is now a important issue since the discovery of natural resources under ground. 4.2. FUNDAMENTALS OF THE AGROECOLOGIC POSSESSION. Amazonian’s various peasants can be divided into two large migrant groups from other areas of Brazil: the first is the group of peasants immigrated to Amazon, attracted by the federal politics defined as "people-less land for land-less people". These people moved spontaneously to the Amazon, encouraged by government incentives. The second group of peasants are those who came to the Amazon after the second half of the 18th Century, those who migrated from 1850 to 1912, and also. During the Second World War, a group of migrants moved to the Amazon to become rubber-tappers. This was called the Rubber Battle. The form of possession and use of the natural resources done by the first group is compatible with the agrarian possession: each family owns an individual lot of land. The sustainable extractive reserve activities developed by the second group (represented by the river dwellers, rubber-tappers and descendents of escaped African slaves), are compatible with the the Agroecologic form of possession. The Agroecologic possession implies in two important elements: the cultural diffusion and the dispute for the 18 control of the natural resources . 4.2.1. THE INDIGENOUS CULTURAL DIFFUSION IN THE MAKING OF THE AGROECOLOGIC POSSESSION. As mentioned before, the peasant class in the Amazon rised probably by the middle of the 18th Century, as a result of the dispersion and acculturation of the indigenous populations. From the Indians, the new settlers learned how adjust to the environment. Hunting, fishing, agriculture, management-systems, food-habits, was inherited from the Indians. Today, all these techniques and customs are part of the daily practices of the riverdwellers, rubber-tappers and the descendents of escaped African slaves. This process, called cultural diffusion, occurs when the immigrant social group has to learn about new environmental conditions. The group’s adaptation becomes more rapid when there are other groups, already adapted, living in the area. The new practices diffusion is facilitated through the exogamic practice and economic interchange with other ethnic groups. These processes provide continuously new values and ideas adopted by the group, maintaining the cultural changing process as a main component of the adjustment process" (Morán, 1990:31). 4.2.2. THE ROLE OF LAND DISPUTE AS A FACTOR IN STRUCTURING THE AGROECOLOGIC POSSESSION. The Amazonian peasant of today inherited from the indigenous populations the traditions of living in harmony with the environment in the Amazon. This fact is the basis for the Agroecologic possession. At the beginning, 593 TOMO2-3.p65 593 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia the fact that properties’ limits were imprecise was not a problem because the proprietors did not considered the land in itself worthy and their efforts were related to controlling of production and trade. The right to propriety were precarious and doubtful, anyway, the control and power of coercion were a most common way to proprietors keep their huge influence on production and trade. Gradually the peasants took over areas belonging to proprietors of large tracts of lands. The land proprietors were not able to exercise control over such large areas. The Agroecologic possession became effective when the economy based on large land ownership weakened. The economy based on the monoculture and on the mobilization of a work force based, in many cases, on the slavery, caused the fragmentation of the enterprises by proprietors of large tracts of land (Almeida, 1989:172). The area of common use is the core of the Agroecologic possession. This form of possession implies the sustainable use of forest resources supported by the group’s respect to the area of common use. Through the Agroecologic possession, "a certain territorial stability is achieved by the development of the permanent institutions, with its rules of succession and having, as its center of gravity, the common use of the basic resources" (Almeida, 1989:173). The degree of control of the natural resources may vary; or it may be exercised by a family group, by several branches of families, depending on the degree of cohesiveness and solidarity existing in the group. Historic components leading to the possession are also taken into consideration. If in one hand, group cohesiveness is necessary to assure defense and access to the natural resources, on the other hand, land conflicts will make possible the establishment of boundaries of the lands controlled by a certain group. The Agroecologic possession takes place initially by setting the basis for social sustainability. When the group faces litigation and extreme adversity, resulting from access to the land with agricultural and sustainable extractive resources purposes, possession takes place by means of a certain degree of cohesiveness and solidarity. 19 These moments of conflict among different social groups help to strengthen the ties among peasants . By 1970, the Agroecologic possession starts its political consolidation and the peasants’ movements aiming to claim their rights to land possession. This occurs when the peasants are threatened by other social groups claiming the land possession, for other purposes. These social conflicts are often intense and violent since two distinct objectives of land use are in struggle for control of the same land. The Agroecologic possession, by granting land rights to rubber-tappers, river-dwellers, descendents of escaped African slaves is in conflict with the large enterprises such as mining, agricultural and cattle raising enterprises, and, in many cases, large governmental projects. In most cases, a definition of land boundaries is necessary to secure the peasants’ rights. In order to control the land and face the adversaries, it is essential for the peasants to develop group cohesiveness by strengthening the ties of solidarity. 4.3. A NEW CONCEPT OF POSSESSION: THE AGROECOLOGIC POSSESSION. The civil possession is guaranteed by the land title; in the case of the agrarian possession, the possession is completed only with the objective factor of the exploration of the land by the possessor. In the Agroecologic possession, the defining factor is the sustainable land use. This collective form of possession of the natural resources, plus the presence of work practices based on the agroextactivism, are characteristics of the Agroecologic possession. The delimitation of the peasants’ rights on the areas used for cultivation and domicile, as well as on the areas of "common use", do not have to be neither adjacent nor permanent. In other words, neither work nor housing areas have to be on fixed lots. In addition to this, the distribution of housing sites and area of common use, is determined by group consensus and never by an individual alone. In the Agroecologic possession, two forms of possessions take place: one, based on the system of common land use, that is, the community form and, the other, based on the unity of the familiar work, that is, the familiar form of possession (this may be understood as a form of "private possession"). The area of common use is "land not subject to individual appropriation in a permanent character. In these areas, the concepts of private propriety and possession for common use are applied, conducted by a degree of 594 TOMO2-3.p65 594 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal solidarity and social cohesion, and having as the point of departure the norms of general consensus that assures the upkeeping of these areas"(Almeida, 1989:183). Also areas of public access (such as rivers, lakes, beaches, etc.) are considered areas of "common use". These areas are not subject to private possession, though these areas are connected with trading of goods with neighbor communities. The combination of family-based areas and areas of common land use are the foundations of the Agroecologic possession. The Agroecologic possession, resulting of ecological and social concepts, becomes a reality by the presence of three elements: 1) the house, 2) the small plot, and 3) and the forest. 1) The house is the place where the family lives, domestic activities are accomplished, including the surrounding areas such as: a vegetable garden, the orchard, where perennial culture is developed and frutiferous trees are planted, the area assigned for the preparation of the flour and the area assigned to raising small domestic animals. Many of the social gatherings take place in the "flour house". 2) The small plot is the family’s area used to the agricultural activities, in most cases, for the family’s subsistence which does not include the extrativist production. What can be considered as areas of familiar possession are those related to production results, such as house, small plot and a part of forest where new herbs and shrubbery’s grow on devastated land. Together these areas are considered a certain family area. 3) Forest is the area where sustainable extractive activities and hunting takes place. It is a common practice the clearing of small areas in the forest for manioc culture, but the forest is fully recovered after a certain period. Taking into consideration the diversified environmental and social problems of Amazon today, it is valid to put into question the traditional forms of possession. The only solution to the problem is the adoption and implementation of new forms of land distribution aiming to apply collective land-use policies with respect to the environment and social welfare. The diversified environmental and social problems of contemporary Amazon justifies the need for new forms of land possession. Therefore the old form of land distribution (allowing the possession of large tracts of lands by one individual) is being replaced by the adoption of new land possession policies based on the sustainable use of the natural resources. The habitual domicile, effective culture, rural modules and factors benefiting the area are determinant factors of this form of possession. The areas occupied by groups of peasants engaged in extracting sustainable reserves is defined by the sites of their houses, their small plots of land, as well as the other areas in the forest reserved for hunting, fishing and sustainable extrativism. Since the subsistence of these populations depends on extracting food from areas of common use in the forest, these areas can be lawfully possessed. The concept of land possession implies to lands used to secure the life-style of these peasants. 4.4. AGROECOLOGICAL POSSESSION: ELEMENTS AND CONCEPTS. The main elements of the Agroecologic possession are: a) The Agroecologic possession values the possessor’s work as a form of land acquisition, therefore, it is a social factor of economic transcendence once the agrarian activity developed by the possessor constitutes in an economic value. The Agroecologic possession also takes into consideration the protection of environmental and cultural interests; b) Because it is a possessory phenomenon, the Agroecologic possession is a concrete action, real, visible and tangible. This form of possession is also dynamic because it requires an effective land exploration. Nevertheless, the concept of land exploration is related with the agroextractivist activities, with its center on the sustainable use of the natural resources; c) The Agroecologic possession takes place on the land, but does not offer rights. One of its main characteristics is exactly the fact that the possession occurs only through the connection with the land, 595 TOMO2-3.p65 595 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia developed through agrarian activities. These activities are exercised through the collective use of the natural resources, with the presence of family work practices based on agroextrativism. In this form of possession there is an interaction between the family and the collective possession; d) Another important element in the Agroecologic possession is the "area of common use". Around this area the social group needs to build an structure of cohesiveness and cooperation in order to guarantee the access and common use of the natural resource. The group, by general consensus, has to establish the norms to legitimate the possession and build the land possession historic process; e) A family can acquire rights to the land through benefits resulting from the work on the land. The work is the determining factor of the family possession. Therefore, the house, the adjacent small land plot, the "capoeira" or small plot of land in the forest, the opened trails for extractive reserves, are areas that can be possessed by a certain family as a result for their efforts. Based on the above, we can define the Agroecologic possession as the form of possession adopted by a group of peasant families (or a rural community), taking into consideration the social, cultural, economical, juridical and ecological influences. Physically, it is a complex area which includes areas possessed by families and areas of common use, allowing the group to exercise sustainable extractive activities. We cannot bewilder Agroecologic possession with communal possession, "composse" and co-ownership. The land communal possession has a public meaning, in which is forbidden the individual possession, the notion of private or familiar land-use does not exist. In communal affairs, as well as in indigenous in general, the production is accomplished for the whole community, and the product is distributed in a communal way and the land is not seen as a merchandise which can be divided and appropriated individually. In Agroecologic form of possession the familiar land-use does exist, however the area of common use is not a merchandise in its entire meaning, because it is considered an immobilized area by the social group. These two aspects differ from communal possession’s essence. Eventhough in "composse" each one of the co-owners are allowed to put in practice their power on the goods, respecting other owners rights concerning on land-use at the same area (Alves, 1990:577), it is not possible, however, that, at the same time, a collective land-use based on individual possession. In "composse" none coowner is allowed to have exclusive possession on any part of the common propriety, as it is a form of common possession related to the same goods. The Agroecologic possession has as an important characteristic the existence, at the same time, the collective form of possession and the individual power on the goods. Besides, Agroecologic possession is not a co-ownership (or condominium), as this last one only occur in the propriety. It is rights to the propriety collectively put in practice related to the same goods. The co-ownership is based in "composse"’s general rules. The attorney José Carlos Moreira Alves assures that "composse" "corresponds to goods possession as co-ownership does to propriety"(Alves, 1990:477). The civil, agrarian, indigenous and Agroecologic possession have their own peculiarities, which gives to each one factual and juridical autonomy among them and when compared to other juridical institutes. Furthermore, eventhough these possession types have its autonomy and different historic and social backgrounds, they also have similar characteristics, related them, meaning that possession is the partial perception of the entireness. This complex of concepts about possession will be the social and juridical contemporary manifestations about the possession phenomenon. 5. BIBLIOGRAPHY REFERENCE. ACEVEDO MARIN, R. E. & CASTRO, E. M. R. de. 1993, Negros do Trobetas: guardiães de matas e rios. Belém, UFPA, NAEA, Brasil. ACUNÃ, C. de. 1994, Novos Descobrimento do Grande Rio das Amazonas. Trad. de Helena Ferreira; revisão técnica de Moacyr Werneck de Castro; revisão de José Tedin Pinto. Rio de Janeiro, Agir, Brasil. AGUIAR, R. A. R. de, 1994. Direito do Meio Ambiente e Participação Popular. 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I would like to thank very much the translators, Iara Cadwalader and Liana Rodrigues, without them this paper wouldn’t have been translated into English. 2 José Heder Benatti, lawyer, Professor Agrarian Law, Master of Law (Environmental Legislation, Amazonian Land Tenure in Federal University of Para, Brazil), researcher of the Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazônia - IPAM (Amazonian Research Environmental Institute, Non Government Organization), Associate researcher of the Núcleo de Altos Estudos Amazônicos NAEA / Federal University of Pará-Brazil (Governmental Organization of research and postgraduate work). E-mail: benatti@amazon.com.br 3 Peasant is the individual that subsists on agrarian activities with the basis on the family structure. The agroextractivist peasant also organizes his/hers agricultural work around the family structure but part of his/hers production derives from extracting the natural sustainable resources (from forest harvest, fishing and hunting). 4 Traditional populations are all communities subsisting traditionally or culturally on the extractivism of sustainable natural resources. This flexible concept can be applied to the diversity of rural communities in Brazil (MURRIETA etti ali, 1995:51) 5 "Quilombo" is a black community organized by escaped African slaves since the end of the 16th Century. "Quilombo" is a word of Banto origin meaning "a war camp in the forest". Reminiscent from a quilombo, is an expression created from a constitutional precept and is now adopted by the descendants of escaped African slaves. 6 Rubber-tapper and river-dwellers are words signifying two different peasant groups. Rubber tapper (seringueiro) is derived from the word "seringueira", the rubber producing tree "hevea brasilienses". River-dweller (ribeirinho) is derived from "ribeira", a place by the river. These words, of botanical and geographical origins are used to identify a particular form of land possession: the agroecologic possession. 7 Agroecological possession is a concept developed from studying the rubber tappers land possession point of view and from the descendants of escaped African slaves. The subject will be explained in more detail in other part of this work 8 Every time the word "possession" appears in this work it reefers to "land possession". 9 According to the Brazilian Civil Code, an individual can peacefully occupy a private propriety for more than a year and one day, by establishing residence and working the land to self sustain. This individual in Brazil is called posseiro, or the individual who is in possession. In order to recover the property It is necessary for the proprietor to reimburse the posseiro for all the work he/she has done in the property during the period he/she resided in it. The Federal Constitution considers that if a rural worker occupies a propriety (not larger than 50 ha.) for more than five years, having continuous possession and effective land use, this individual acquires the right to this land, that is, the usucapion right. 10 Among the positive aspects there are the definition on rural module, small propriety ("minifúndio"), large propriety (latifundium). 11 The family - basic rural producer in Amazon - is a "land possessor" (posseiro), as an individual who occupies the land without consent of a third party, may these lands be public or private. Therefore, this individual do not have the legal title to the land. 12 Racial mixes: Mameluco: indian and white. Caboclo: black and white. Cafuzo: indian and black. 13 Allotment is an uncultivated land assigned by settlers by the Portuguese Crown. The owners had to pay a tribute to the King. This system aimed to assure the colonial domain through occupation and agriculture. 14 Aforamento: act or fact of leasing is a civil institute that allows the proprietor to transfer the useful possession, dominion of the land. The lessee, person who acquires the useful possession, has to pay a pension to the proprietor. By transfering the possession, the possessor acquires all perpetual rights to land use. 15 Aviamento: can be defined as a "kind of credit without money". This is embryo of a large mechanism that put to work all the economy in the Amazon, from the Period of the Rubber and still persisting in our times, although modified and less important. 16 Regatão: is the name of a boat in which the rural worker used to sell his extractive production and his agricultural remainder, also buying some industrialized products such as sugar, salt, oil, coffee, etc and tools. 17 2 Amazon occupies 3/5 of Brazil, with an area of 4,871,000 km , encompassing six states: Acre, Amapá, Amazonas, Pará, Rondônia, Roraima and Tocantins. 599 TOMO2-3.p65 599 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia 18 The author who developed studies on the ethnic groups in order to explain the area of common use is Almeida (1989). This analysis is done by Almeida (1989:164) as he studies the area of common use system in the agrarian structure. However, in our work, we adapted some of his evaluations into the agroecologic possession which is a term not used by the author. We consider that the agroecologic possession comprehends the common lands. 19 LA COSTUMBRE JURÍDICA EN LAS SOCIEDADES PLURIÉTNICAS 1 Luis Heredia La omisión de la percepción de costumbres jurídicas esencialmente diferentes existentes en las sociedades pluriétnicas y, concomitantemente, la superación de la penalización de la diferencia, se impone como una necesidad insoslayable en las sociedades democráticas americanas. La lógica que gobierna las costumbres jurídicas de las minorías étnicas originarias en América responde a la lógica de sus propias culturas y representa una distancia irreductible con respecto la lógica de los sistemas jurídicos occidentales. El pensamiento occidental exhibe características peculiares que son producto, entre otras cosas, de una evolución histórica específica, dentro de la cual debe señalarse la práctica de la escritura, características que difieren de la de los pueblos ágrafos, cuyo derecho, por otra parte, es consuetudinario en sentido estricto. La vocación del liberalismo por ignorar los aspectos conflictivos de la realidad social, o por considerarlos manifestaciones disturbadoras del orden; su proclividad a considerar el conflicto como epifenómeno del sistema y de reprimirlo en lugar de solucionarlo, así como la fe en su inevitable superación, acentúa la desintegración de las comunidades nativas. Todo lo cual constitiye una manifestación clara de dominación política. INTRODUCCIÓN El momento actual, caracterizado entre otros fenómenos por la globalización creciente y, correlativamente, por los cambios en casi todas las esferas de la vida humana, es testigo por otra parte, del fortalecimiento de las identidades étnicas, de la fuerza de las demandas de los pueblos originarios en cuanto a territorio, desarrollo técnico y científico endógeno, derecho a ser considerados pueblos/naciones y autonomía, todo lo cual implica una transformación profunda de las relaciones entre las etnias y los Estados, un nuevo orden, "una nueva relación", al decir de Jorge Nahuel, dirigente nativo mapuche. Si algo faltaba para convencernos de la fuerza de las reivindicaciones, basta mirar lo ocurrido hace pocos días en Ecuador, donde la movilización de las comunidades aborígenes hizo temblar las estructuras del poder político. Así, las predicciones de Iturralde (1991), formuladas hace poco más de ocho años sobre la base de un análisis exhaustivo de la realidad étnica latinoamericana en el sentido de que, de no mediar respuestas a los requerimientos aludidos, el fin de siglo sería testigo de enfrentamientos violentos y graves, han encontrado una confirmación irrecusable. Deseamos a partir del presente artículo poner de manifiesto, a través del análisis breve de lo que entendemos por "costumbre jurídica", las extraordinarias dificultades que surgen de la aplicación del derecho positivo en ámbitos donde imperan otras formas de control social. Dentro de los conocimientos que cada cultura se empecina en transmitir a las generaciones sucesivas están los conocimientos normativos, el aprendizaje de las distintas normas que regulan las interacciones sociales en cada sociedad. Recordemos que una de las definiciones de cultura de mayor aceptación en el campo de la antropología la define como el conjunto de valores específicos –hoy diríamos de significados, sentidos- y los comportamientos que de ellos se derivan. En el curso de la socialización, en los contextos socializadores críticos (Bernstein, 1988) el sujeto internaliza fuertemente los distintos aspectos de su realidad, y, entre ellos, el sistema de normas, los valores, los significados con ellos relacionados y todo lo que de un modo u otro cae dentro de lo que denominamos lo permitido y lo prohibido. 600 TOMO2-3.p65 600 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Los sistemas normativos son, obviamente, construcciones humanas y, como tales, encuentran fundamento en distintas fuentes. Que el derecho positivo sea eminentemente laico no debe hacernos olvidar que el derecho occidental reconoce en sus orígenes vinculaciones con lo religioso, y la costumbre jurídica en vigor en gran parte de las etnias aborígenes consiste de normativas que se confunden con los aspectos mítico-religiosos de estos pueblos. Precisamente esta distinción tiene que ver con la forma de internalización del universo de normas, con los estilos o modalidades educativos, esto es, con las maneras en que operan las formas de transmisión e incorporación de los conocimientos, cómo se plasman en la conciencia del niño. Concluida la socialización primaria se dice que el niño está en posesión "de un mundo", del mundo propio, a partir de formas específicas de internalización de sus contenidos dentro de una sociedad que, más allá de los procesos de aculturación, exhibe como característica una fuerte cohesión en todos los respectos. Cuando el niño nativo ingresa a la escuela se inicia un largo proceso de aprendizajes diversos, entre ellos el del sistema normativo de la sociedad mayor. Un sinnúmero de normas y prácticas aprendidas en el seno de su comunidad chocan con las que se le imparte desde la escuela, algunas de ellas inexistentes y hasta censuradas en su mundo nativo pero que en la escuela atraviesan horizontalmente casi todo su quehacer, como la necesidad de ser competitivo, pues las gratificaciones allí existentes tienen que ver con lo que culturalmente el sistema ha definido como éxito. Y para ser competitivo a su vez es necesario el cumplimiento de un cúmulo de normas y el ejercicio de practicas ajenas a su manera de ser, de vivir, de comprender el mundo. De modo que el niño nativo y el adulto que se ha incorporado tarde a la sociedad mayor, o por lo menos que alterna con cierta frecuencia con sus actores por razones laborales, por ejemplo, deben conocer y manejar un sinnúmero de normas de todo tipo para poder desenvolverse dentro de la cultura oficial del Estado. Las distintas definiciones de la realidad que debe asumir –bien es cierto que con la preeminencia de sentidos y significados y con el valor de realidad que tiene el propio mundo- y la necesidad de incorporar nuevos y dispares sistemas axiológicos, semióticos y normativos, colocan virtualmente al nativo en una situación de anomia que se deriva de lo apuntado anteriormente. Algunos autores, como es sabido, han llegado a caracterizar el síndrome de esquizofrenia cultural, consecuencia de la asunción por parte del individuo de dos modelos culturales distintos y contradictorios (si respeto la norma de un grupo violo la del otro y viceversa). Por otra parte, como toda sociedad impone el respeto de las normas propias a través de los distintos modos de control social que instituye, reconoce las desviaciones y estigmatiza a aquellos que violan las normas socialmente instituidas, se produce así una doble coerción sobre el sujeto y, en no pocas ocasiones, una doble estigmatización. Los valores indígenas son el resultado de su particular modo de ver el mundo y viceversa. De la misma manera podríamos decir que las normas establecidas en el mundo indígena son el resultado de su peculiar manera de plantear las distintas formas de interacción social allí vigentes. En tal sentido, aunque no es bueno generalizar, hay sí algunos aspectos de la cultura relacionados con la percepción y el comportamiento que exhiben una gran presencia en el universo nativo. Efectivamente, hay ciertas estructuras de relevancia semiótica fácilmente identificables, y ello es válido para las culturas nativas de tradición recolectora/cazadora como de agricultores. Ne refiero a la vigencia de la solidaridad, a la preocupación por la preservación –casi religiosa- del medioambiente, al uso racional de la naturaleza y al énfasis en el ser más que en el poseer. Los sistemas jurídicos nativos no pueden sino estar relacionados con esos aspectos de la cultura, con los valores a custodiar, aunque, obviamente, no se reduzca a ellos. Y aunque el ámbito jurídico nativo no sea estable, fijo e inamovible, porque es evidente que exhibe cambios el epocalismo y el tradicionalismo de Geertz se visualizan en cualquier cultura-, una de las diferencias entre el mundo jurídico aborigen y el mundo jurídico occidental gira en torno de la velocidad del cambio que éste experimenta de manera permanente, cambio dentro del cual debemos computar el vertiginoso crecimiento normativo. El sistema de prohibiciones (que eso me parece que es el derecho) aumenta de manera exponencial, aparecen permanentemente nuevas normativas y otras anteriores cambian. El ámbito de lo jurídico en el mundo nativo tradicional aparece como más estable en la medida en que lo jurídico se encuentra "empotrado" en el universo total de la cultura. No está de más recordar que en las culturas de tradición occidental uno de los tres poderes del Estado es un poder legisferante, es decir, un poder cuya misión esencial es el permanente e ininterrupido "dictado" de normas. 601 TOMO2-3.p65 601 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia LA DISTANCIA JURÍDICA Las diferencias existentes entre la costumbre jurídica y el derecho positivo son verdaderamente abisales, lo cual en modo alguno justifica calificar una modalidad jurídica de "costumbre" y a la otra de "sistema", pues de entrada ello nos ubica en una posición etnocéntrica manifiesta. Hablaremos en adelante, pues, de derecho nativo y de costumbre jurídica indistintamente para aludir al conjunto de prohibiciones y formas de control social que regulan la vida de las comunidades aborigenes. En relación a las diferencias, ellas se ubican en los aspectos propiamente formales cuanto en los sustanciales. Que una demanda sea denegada porque el juicio se ha perdido como consecuencia de la inasistencia del actor el día y la hora prefijados para la audiencia, indepedientemente de las buenas razones que eventualmente tuviere el demandante para alcanzar la justicia que persigue, es una cosa de difícil comprensión para un aborigen. En las comunidades nativas no hay juez –funcionario especializado- que administre la justicia. El lugar donde la justicia se dice es el espacio comunitario y los sujetos intervinientes, que casi siempre son varios, varían con las etnias. ¿Por qué nuestro interés en establecer distinciones entre la costumbre jurídica y el derecho positivo, haciendo caso omiso de la distancia axiológica y comportamentual, entre muchas otras, que media entre los miembros de las comunidades urbano marginales y muchas rurales y los de la sociedad nacional? ¿Se justifica esta distinción que hacemos? Creemos que la distinción está plenamente justificada en un hecho por demás singular: las comunidades indígenas configuran una realidad aparte respecto del resto de la población del país – desde el punto de vista idiomático, ideológico, filosofíco,etc.- mas allá de las distinciones que, además, podamos hacer al interior de éstas. Pero especialmente en tanto a partir del largo proceso que comienza con la conquista, ellos fueron denominados "indios", fueron construidos como el "otro" por excelencia, respecto del cual la sociedad occidental mantiene un grado máximo de extrañamiento. Es por eso que esa realidad aparte exige un tratamiento aparte, específico en relación con lo jurídico. Son indudables las fricciones, colisiones, faltas de correspondencias y usos alternativos de dos formas jurídicas antitéticas: la costumbre jurídica y el derecho positivo. Si las hay, y muy frecuentemente, dentro del mismo derecho positivo, es comprensible que las haya entre dos mundos fundamentalmente distintos. La existencia de dos formas jurídicas, las más de las veces antitéticas, no es óbice para que el nativo apele al derecho oficial cuando en el ámbito del propio no encuentra satisfacción a sus demandas o cuando la acción protectiva de aquél le es más conveniente. Este fenómeno ha sido analizado por Sierra (1991) para el caso de nativos mexicanos. Asimismo, son cada vez más frecuentes los casos en que las comunidades, ante hechos de homicidios, formulan la denuncian ante los estrados judiciales, Este hecho ha sido señalado por diversos autores y es una práctica que hemos podido comprobar también en varias etnias radicadas en el actual territorio argentino. Ilustra lo anterior –el uso alternativo de una u otra forma jurídica- la conducta de un nativo toba, padre de una niña que exhibía una enfermedad recidivante. Ello lo llevó a plantear el caso en el seno de su comunidad, en la cual acusó primero a uno, luego a otro y finalmente a todos los piogonak (chamanes) de la dolencia de su hija. En la medida que el padre veía que la muchacha continuaba enfermándose, y no encontrando ningún chamán que abatiera el mal, infirió que los chamanes se habían conjurado en contra suya y de su hija. El caso es que el conflicto no pudo solucionarse en el ámbito de la comunidad, a pesar de los intentos que se hicieron, inclusive por parte del propio cacique. Entonces el afectado se salió del ámbito propiamente "médico" (chamanístico) y recurrió a un ámbito ubicado fuera del universo étnico, la fuerza policial, donde formuló su denuncia en contra del accionar de los piogonak. La policía se hizo presente en la comunidad del "Lote 68", de la Provincia de Formosa –Rep. Argentina-,y detuvo a ocho piogonak. Y es aquí donde se plantea un conflicto institucional intercultural prácticamente insoluble, porque es obvio que desde el punto de vista del derecho positivo era ilegal la detención de los chamanes. Sin embargo, el planteo de éstos no se hizo ni en el campo jurídico ni en el policial. Sacaron el caso de este último ámbito y lo instalaron en el propiamente médico: solicitaron que se practicara una radiografía de la enferma. Los radiólogos 602 TOMO2-3.p65 602 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal diagnosticaron la enfermedad de la niña, afirmando que se trataba de una lesión pulmonar, como claramente se visualizaba en la radiografía. A partir de aquí la situación se puso del lado de los chamanes, a partir de la estrategia que habían elaborado. Sostuvieron entonces que nunca podrían haber sido ellos los que dañaban o enfermaban a la niña, porque las lesiones que ellos provocan no son "visibles" al ojo humano –digamos "profano"- ni aun a través de una radiografía. Si el mal aparece en una radiografía, ello es prueba elocuente de que no se trata de un daño causado por ningún chamán. ¿Cómo conciliar dos construcciones socioculturales de la enfermedad y de la cura tan absolutamente inconciliables? ¿Cómo conciliar un sistema normativo para el cual para inculpar y condenar son necesarias pruebas objetivas, visibles, con otro sistema para el cual la ausencia –en este caso- de datos objetivos sería la prueba irrefutable de la acción de los chamanes, es decir de su culpabilidad? ¿Habría otra forma que no sea una reorganizacion profunda del sistema jurídico que admita el pluralismo y la diversidad para dar cabida a situaciones como la descrita? Lo anterior se trata, obviamente, del caso de un conflicto intracultural, planteado entre aborígenes y emergente de prácticas absolutamente internas y ajustadas a los cánones de su propia cultura –la cura chamanística, el daño, etc.-, pero que es sacado de su propio ámbito étnico por un miembro de la comunidad y radicado en la sociedad mayor en busca de una solución que, jurídicamente, no podía alcanzarse de ningún modo. Como decimos, los episodios de fricción son muy frecuentes. La profesión de chaman de N.C. ilustra otro tipo de desencuentros. N.C. es chamán de la comunidad de Empalme Graneros, en Rosario, Rep. Argentina, donde está radicado un elevado número de aborígenes tobas procedentes en su mayor parte de las provincias del Chaco y Formosa. Los pacientes de N.C. son nativos tobas pero son cada vez más los pacientes no aborígenes que lo visitan. Como ha habido quejas sobre ejercicio ilegal de la medicina, N.C. abandonó la atención de "blancos" dentro de la comunidad toba y los atiende durante las horas de la tarde en una pequeña casa, sumamente modesta, ubicada a unas treinta cuadras de dicha comunidad. ¿Se trata en este caso de ejercicio ilegal de la medicina? Jurídicamente, el piogonak estaría incurso en una evidente violación de la legislación vigente, toda vez que su actividad no aparece legitimada por título habilitante alguno, violación que alcanza también el ejercicio de su actividad médica al interior de la comunidad aborigen. Sin embargo, la actividad de los piogonac está letigimada en la comunidad, pues las distintas etnias tienen formas específicas de legitimación tanto de las distintas formas del poder cuanto de la profesión chamánica. Levi-Strauss decía que la relación entre el chamán y el paciente no es diádica, que hay un tercero entre ambos y que ese tercero es el más importante de la tríada, porque es el que presta consenso y legitima la forma de la cura: la comunidad. Aquí, como en otros ámbitos, se produce un choque de legitimidades. Con lo anterior quiero decir que, en cualquier reforma de la legislación vigente que se elabore, habrá que incorporar las formas, modalidades y estilos locales de legitimación, no sólo en lo que se refiere al ejercicio de distintas actividades particulares, sino que ello debe alcanzar inclusive el plano político. Más aun, las formas de legitimación de la autoridad en las distintas etnias no tiene por qué operar a través de lo que hoy entendemos por "democracia representativa". En tal sentido, es necesario respetar las propias formas de legitimación vernácula, incluidas otras formas políticas por las que ellos puedan optar, como la democrática. HACIA EL PLURALISMO JURÍDICO El planteo "costumbre jurídica" vs. derecho positivo a secas resulta un tanto maniqueo. No se trata, en muchísimas situaciones, de optar por una u otra forma jurídica. En efecto, los procesos de aculturación en algunos casos llevan varios siglos y tanto el comportamiento de los aborígenes respecto del derecho cuanto el derecho mismo han acusado el mayor o menor impacto que proviene del conocimiento de parte del derecho oficial, dependiendo ello de distintas razones: la proximidad física de ambas culturas, las frecuencias observables en la interacción social intercultural, la escolarización o no de los nativos, la inserción de los aborígenes en el mercado laboral de la sociedad mayor, entre otras, lo cual explica la utilización que en muchas ocasiones hacen los nativos del derecho oficial cuando las cosas no les han ido bien con el propio. 603 TOMO2-3.p65 603 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia Por tanto, no podemos aludir al derecho indígena como si se tratase de una realidad homogénea. Más bien tendríamos que decir que es francamente heterogéneo, heterogeneidad que se da en un doble aspecto: por una parte, la diferencia que media entre las normativas de distintas etnias y que reconoce su origen en la especificidad cultural, y, por otra, dentro de las mismas etnias, la diversidad jurídica que se produce en ellas a partir de la mayor o menor incorporación de elementos del derecho oficial como herramienta para solución de conflictos. A decir verdad, son muy pocos, si es que los hay, los aspectos homologables entre el derecho nativo y el derecho estatal. Por ejemplo, los nativos cazan y pescan durante las épocas en que estas actividades, de acuerdo con la legislación en vigor, no pueden practicarse. Pero el caso es que las vedas que ellos tienen –prolijamente establecidas- son de otro tenor. Las limitaciones se refieren a la cantidad y al tamaño, por ejemplo, de los ejemplares que cacen o pesquen. Tengamos en cuenta, además, que su actividad no es un deporte sino que tiene que ver, nada más ni nada menos, que con la subsistencia de los pueblos de economía de tradicion cazadora y recolectora. De modo que ante la prohibición del derecho estatal, continúan gobernándose por la costumbre jurídica. En general, los conflictos que se generan entre los miembros de las comunidades nativas son resueltos dentro de éstas conforme al derecho consuetudinario vigente y los procedimientos, como se ha dejado dicho, varían notablemente según la cultura de las distintas etnias. La falacia que se esconde detrás del monismo jurídico vigente en sociedades francamente pluralistas se relaciona con la paradoja marcada por Resta (1994) en el sentido de que un problema general de la sociedad hay que planteárselo a un sistema particular, que debe regular el todo siendo una parte de ese todo, sometido, además, a las presiones de grupos y clases de intereses encontrados. De donde la garantía de la seguridad jurídica que brinda la igualdad ante la ley se torna cuanto menos sospechosa. Pero si todos los ciudadanos son iguales ante la ley, habría que agregar que esa igualdad sólo se cumpliría a condición de que ella lo sea respecto de la ley propia, de la ley de la cultura a la cual pertenezco y en la cual me motivo. De lo contrario, la proclamada igualdad se transforma en absoluta desigualdad ante "la" ley y la justicia en injusticia. A tal punto esto es así que el derecho vigente en Occidente que vela por la igualdad ante la ley y por la "seguridad jurídica" –básicamente material, por supuesto- en nada incide en el hecho de que las doscientas personas más ricas posean más bienes que las dos mil millones más pobres del planeta. La situación de subordinación jurídica de las etnias es una preocupación manifiesta en los pueblos originarios. Tan intrusiva es la realidad dominante que los mismos nativos, para alcanzar sus propias demandas, tienen que sujetarse a dos mil años de evolución del concepto de propiedad y de igualdad occidentales, echar por tierra sus propias concepciones sobre la relación cultura/naturaleza y someterse a los cánones, técnicas jurídicas, formas de demandas, condicionamientos, etc., de la sociedad occidental. No les queda otro camino que moverse dentro del vicioso círculo jurídico heterónomo. Porque el planteo de los problemas que formulan debe ajustarse a derecho y la legalidad no puede originarse en otra cosa que no sea aquella definida por el derecho. Es decir, el planteo nace, se desarrolla y concluye dentro de la órbita del derecho, un derecho que está, por otra parte, como hemos señalado, en las antípodas del derecho autóctono y que, de inicio, marca una desigualdad cuya profundidad es ocioso señalar. La relación de dependencia extrema en este sentido, echa por tierra, por supuesto, los valores fundamentales relacionados con la universalidad de los derechos. Por otra parte, que las políticas han continuado tendiendo hacia la integración, esto es a la disolución de la cultura autóctona dentro de la nacional, no cabe ninguna duda si tenemos en cuenta que cuando se reglamenta la Ley nacional 23.302/85 se lo hace dentro del espiritu del Convenio 107 de la OIT, instituto del derecho internacional que recibiera permanentes críticas, como es sabido, de parte de los pueblos originarios por sus contenidos claramente integracionistas. Si alguna duda cupiere sobre el particular, los mismos mapuches señalan que el artículo 2do. del referido decreto reglamentario expresa que "El Instituto de Asuntos Indígenas –INAI- entenderá como autoridad de aplicación al "Convenio 107 sobre Protección e Integración de las Poblaciones Tribales aprobado por la Ley 14.932" 604 TOMO2-3.p65 604 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal LA TRANSGRESIÓN HACIA ADENTRO Y HACIA AFUERA. El estar sometido a un doble sistema de regulación social de la conducta implica cuatro formas de posibles violaciones normativas: dentro de la comunidad nativa puedo violar la norma vernácula pero también la norma oficial; dentro de la sociedad mayor –que es donde cada vez más frecuentemente viven los nativos- puedo comportarme violando la preceptística nativa pero también violando la legislación estatal. Es sabido que el Convenio 168 de la OIT consagra una serie de nuevos derechos, aunque no aquellos reivindicados con más fuerza por los nativos: derecho al territorio, autodeterminación y ser considerados pueblos/ naciones. Respecto de estos derechos fundamentales los Estados se han mostrado muy renuentes a aceptarlos. Y en relación concretamente al derecho indígena el Convenio reza que su aplicación es posible cuando "no sea incompatible con los derechos fundamentales definidos por el sistema jurídico nacional ni con los derechos humanos internacionalmente reconocidos". Por lo que llevamos dicho podrá inferirse la escasa aplicabilidad que tendrá este apartado si tenemos en cuenta la no menos escasa "correspondencia jurídica" existente entre ambos derechos. Hasta tanto los Estados se decidan a acordar los derechos fundamentales citados, parecería sensato promover alguna forma de autonomía relativa que sancionara positivamente el funcionamiento de la administración de justicia al interior de las comunidades aborígenes a partir de la costumbre vernácula en ellas imperantes y para delitos o transgresiones cometidos dentro del ámbito o jurisdicción de ellas. Para delitos cometidos en el ámbito de la sociedad nacional por parte de nativos, o en el ámbito de las sociedades aborígenes por actores de la sociedad mayor sería necesario arbitrar la conformación de consejos o tribunales integrados por representantes de las sociedades en cuestión cuya finalidad fuera la posibilidad de alcanzar la comprensión mutua de la acción delictiva y las normas en las que el sujeto se motivara para llevarla a cabo a través de procedimientos que podríamos calificar como de traducción cultural de lo jurídico. BIBLIOGRAFÍA CITADA: Bernstein, Basil (1988). Clases, código y control. Tomo II: Hacia una teoría de las transmisiones educativas. España. Edit. Akal. Iturralde, Diego A. (1991). Los pueblos indígenas y su derecho en América Latina. EN: Revista de Crítica Jurídica. México. Resta, Eligio (1994). El derecho fraterno. Igualdad y diferencia en el sistema de derecho. EN: Multiculturalismo y diferencia. Universidad de Granada. España. Sierra, María Teresa (1991). Conflicto y transacción entre la ley y la costumbre indígena. EN: Revista de Crítica Jurídica. México. NOTAS 1 Universidad Nacional de Córdoba (Rep. Argentina). 605 TOMO2-3.p65 605 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia PROPIEDAD Y AUTONOMÍA EN COMUNIDADES CAMPESINAS EN EL PERÚ, PROYECCIONES DESDE LA POBLACIÓN1 Henkjan Laats 2 Las definiciones de autonomía normalmente se refieren de un lado al autogobierno y al otro lado a la libre voluntad (p.e Wolters, 1960). En el Perú señalamos que desde el inicio del siglo XX a través de leyes y políticas estatales existen experiencias con el autogobierno, pero en la mayoría de los casos la población indígena misma ha tenido poca oportunidad para participar en las decisiones estatales, así limitando el principio de la libre voluntad. Este trabajo brinda ejemplos sobre las diferentes adaptaciones locales que se han dado dentro de este marco, incluyendo las proyecciones que tienen las pobladores indígenas hacia el futuro. El área del estudio es el ámbito rural del departamento del Cusco, Perú. HISTORIA DE LAS POLÍTICAS SOBRE AUTONOMÍA Y PROPIEDAD EN EL PERÚ, OPINIONES DESDE LA POBLACIÓN RURAL A través de su historia el Perú ha conocido varias corrientes de pensamiento de la población y políticas de los diferentes gobiernos sobre la autonomía y los derechos de la población indígena, y en general sobre los derechos a la tierra. En las relaciones de propiedad en el ámbito rural de la zona serrana del Perú, que tiene una población que es en su gran mayoría indígena, se puede distinguir diferentes etapas. 1. Durante el periodo colonial, con el proceso de reducción de los indios, las poblaciones originales de los indígenas rurales: los ayllus, fueron reducidos a pueblos pequeños a fin de facilitar la labor de evangelización. En este proceso la Corona otorgaba las tierras a las comunidades, disponiendo dos formas de explotación de la tierra: una de manera colectiva, cuyo producto servía para el pago de los tributos a la Corona; el resto de tierras eran explotadas en forma individual por los campesinos para su propia manutención. 2. A inicios del siglo XIX, desde que se pronunciara la independencia de Perú, se pretendió eliminar a las comunidades, pues éstas eran consideradas rezagos coloniales que impedían el desarrollo de la población indígena. Bolívar, inspirado en los principios liberales de la revolución francesa, pretendió dar solución al problema de la tierra, estableciendo la parcelación de las Comunidades de Indígenas en favor de la propiedad individual. Este decreto no tuvo los resultados esperados, pues fueron unos pocos (caciques y recaudadores) los que sacaron provecho de la situación, en perjuicio de las Comunidades de Indígenas existentes, quienes empezaron a ser despojadas de sus tierras. La realidad en el inicio de este siglo fue que la gran mayoría de la propiedad agraria perteneció a los hacendados (situación que continuaba hasta la reforma agraria). 3. Recién con la Constitución de 1920 que el estado peruano va a reconocer la existencia de las comunidades indígenas. De esta forma se pasa de una política de ignorancia y desintegración de las comunidades de indígenas, a una de protección y tutela con la que se va a pretender incorporar a las Comunidades al ordenamiento jurídico nacional. Siguiendo el camino iniciado por la Constitución de 1920, la de 1933 va a reiterar la existencia legal de las Comunidades de Indígenas, pero irá más allá otorgándoles personería jurídica (Revilla y Price, 1992). 4. En 1960 fue propuesta la primera ley de reforma agraria y en 1962 se dieron los primeros Decretos Supremos y se promulgaron las primeras leyes relativas a la reforma agraria. En 1969, el presidente Velasco inició la reforma agraria, periodo en el cual la mayoría de las haciendas se convirtieron en Cooperativas Agrarias y algunas se convirtieron en Asociaciones de Productores, Grupos Campesinos y Comunidades Campesinas. El Decreto Ley 17716 y el Estatuto de Comunidades Campesinas trataron de modificar la estructura comunal adecuándola al modelo cooperativo. Las políticas oficiales desconocieron las características sociales y culturales autónomas de las comunidades. 606 TOMO2-3.p65 606 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal 5. La Constitución de 1979, la Ley General de Comunidades Campesinas 24656 y la Ley de Deslinde y Titulación de Territorio Comunal 24657 (ambos 1987), entre otros, regularon el saneamiento legal de las comunidades, y además las funciones, derechos y obligaciones. 6. La privatización de tierras es el último cambio que todavía no es muy visible, pero que ya juega un papel importante en las proyecciones hacia el futuro de la población rural serrana. Desde la promulgación de la Constitución de 1993 las comunidades estaban facultadas para disponer libremente de sus tierras (del Castillo, 1996) y en Julio de 1995 la nueva ‘Ley de Tierras’ 26505 fue aprobada: no existen límites a la extensión de la propiedad (sólo el impuesto adicional para propiedad que tiene más que 3000 ha.); no hay protección especial de tierras agrarias contra el uso urbano; las comunidades pueden aplicar un modelo de ‘empresa’; las expropiaciones del pasado no pueden ser anuladas; los propietarios privados que se beneficien de los proyectos de riego y drenaje implementados con fondos públicos, necesitan compartir proporcionadamente en los costos. Aunque el proceso de titulación individual es lo más significante en la Costa, también en la Sierra en diferentes comunidades este proceso ya ha sido iniciado. Aunque la historia de Perú conoce muchas protestas de la población (rural) contra gobernantes y terratenientes, sólo desde el inicio de este siglo, las opiniones de la población influyeron en las políticas de varios gobiernos. La primera influencia llegó a través de la corriente indigenista. la cual estuvo constituido de varios políticos y académicos, quienes descataron que Perú es un país indígena y no español. Esta corriente que no contaba con mucha participación de la población indígena misma, presentó un imagen idealista de los indígenas, argumentando entre otros que la sociedad moderna/europea tiene una tendencia individualista, mientras la sociedad indígena tiende hacía la colectividad. La filosofía de esta corriente ganó simpatía en la política peruana, razón importante para el reconocimiento de las comunidades indígenas en los años veinte. La población indígena misma durante este siglo mostraba cada vez más su dissatisfacción con la desequidad en la tenencia de tierras, estas actas de protesta, junto con una creciente presión internacional, fueron las principales causas para la reforma agraria del presidente Velasco del gobierno militar. Así mismo la protesta de los campesinos respecto de la corrupción e ineficiencia de los administradores de las cooperativas y la queja que "la reforma agraria no consideró en su objetivo ‘los ayllus’" influyó la conversión de esas en comunidades campesinas. . 3 En general los pobladores indígenas opinan sobre su historia: "La cultura colonial fue dominante sobre la cultura quechua, que tenia como consecuencias la obligación de hablar castellano, ignorando el idioma maternal quechua. Fue una época de explotación, servidumbre, sin derechos y implementación de fiestas religiosas. Los invasores españoles han venido para explotar las riquezas peruanos y han desactivado el desarrollo económico de la población indígena de la región. Las tierras de las comunidades originales han sido apropiadas por las haciendas, no hubo educación para los colonos. Los campesinos solo podían intercambiar sus productos (mediante trueque). Frente a los maltratos a los colonos se empezó a organizarse en sindicatos, movilizaciones y protestas, sacrificándose con muertos." Durante la reforma agraria se decidió cambiar el nombre de las "Comunidades de Indígenas" en "Comunidades Campesinas" (para la sierra) y "Comunidades Nativas" (para la selva), con el argumento que las palabras indio e indígena eran términos denigrantes. Con la ley general de las comunidades campesinas en 1979 se formalizó esta definición, en el sentido que las comunidades campesinas y nativas tenían el derecho a inscribirse en los registros públicos. La opinión de los campesinos "indígenas" mismos tiene doble cara, respondiendo la pregunta ¿nos consideramos campesinos ó indígenas?, la respuesta de un grupo de trabajo fue literalmente: "Campesinos, porque trabajamos en el campo. Aclaramos: la palabra campesinos fue una imposición de la reforma agraria, muchos sí nos consideramos indígena." Esta frase ilustra, que de un lado la población le gusta ser nombrado por su profesión campesina, y tienen dificultades llamarse indígena porque el término todavía tiene una connotación despectiva. Al otro lado parece que desde la reforma agraria la palabra indígena lentamente esta perdiendo su significado denigrante y que la población serrana (rural y urbano) cada vez más da importancia y orgullo a sus 607 TOMO2-3.p65 607 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia raíces indígenas. El mismo grupo de trabajo aclaró: "Es conveniente juntar en una ley a las comunidades campesinas y nativas, con la finalidad de tener una sola ley general de los pueblos indígenas. Las particularidades deberán ser reglamentadas (sierra, costa, selva). De esta forma se generaría la unidad indígena. Para este objetivo también se necesita lograr un ministerio de pueblos indígenas". En general, la opinión de la población indígena que ha vivido bajo coyunturas de hacienda y de cooperativa, y ahora es miembro de una comunidad campesina corresponde en el sentido que la época precolonial (ayllu, costumbres etc.) es visto como referencia para (re)construir el futuro y que la época actual (comunidad) es la más favorable que han vivido. Existen discrepancias sobre las épocas de la cooperativa y de la hacienda. Dependiendo de la calidad de gestión y influencia de los gerentes, representantes de algunas comunidades opinan que la hacienda ha sido su peor periodo, mientras otras han sufrido más durante la gestión de la cooperativa. La historia descrita en este párrafo se ilustrará con el ejemplo de las comunidades, las cuales pertenecieron a la hacienda y luego a la Cooperativa Ccapana. LA HACIENDA CCAPANA 4 La hacienda Ccapana se situaba en los actuales distritos Ccatcca y Carhuayo de la provincia Quispicanchi del departamento Cusco en Perú. Ccapana tenía una extensión de apróxidamente 16,000 hectáreas. La altitud de la hacienda variaba de 3,500 metros m.s.n.l. hasta más que 4,500 m.s.n.l. La hacienda Ccapana tenía siete estancias: Hachacalla, Parccoccalla, Sumana, Ccallhua, Coya, Andayaque y Ccapana. Ccapana y Andayaque eran las estancias que ofrecían las mayores y mejores posibilidades para el desarrollo de la agricultura y la ganadería, debido a la existencia de regadío y terreno plano; sin embargo, eran las estancias que más tierras improductivas tenían. En la estancia de Ccapana se encontraba ubicada la casa hacienda y la administración central de la cual dependían las estancias. La hacienda tiene su origen en los comienzos del s. XVI. En los siglos siguientes, la hacienda pasó a ser propiedad de varias familias. El último hacendado Otto di Bari introdujo varias mejoras como la ganadería mejorada y la construcción de carreteras, canales de riego y escuelas. El hacendado Otto de Bari aprovechaba una estructura organizativa que tenía sus raíces en la organización tradicional de los habitantes de la región de Ccapana. (Algunos de los actuales habitantes todavía trabajan parcialmente según esta estructura y están en vías de fortalecer mas esta tradición). A raíz de que uno de los mayordomos infirió castigo corporal a dos colonos de la estancia Parccoccalla en Agosto de 1960, durante un trabajo, éstos, al parecer, presentaron un pliego de reclamos al hacendado; lo mismo que los colonos de las otras haciendas. En el mes de Setiembre, todas las estancias habían presentado sus pliegos de reclamos y formaron sus sindicatos; en el mismo mes los colonos y el hacendado firmaban pactos laborales. En 1961, durante las primeras propuestas para la reforma agraria, el hacendado Otto de Bari tomó contacto con una serie de organismos, para que lo ayuden a organizar la venta progresiva de la hacienda a los colonos y también ha pidó un programa de desarrollo en favor de éstos, como "medio de frenar los avances del comunismo" y como "intento de experimentación de la reforma agraria". En 1968, la "Asociación Agropecuaria Ccapana" y Sumana compraron una parte de la estancia Ccapana. La parte que no fue vendida se convirtió en el inicio de los años setenta en la cooperativa Ccapana. Los actuales habitantes de la ex hacienda tienen diferentes opiniones sobre esta época. Los comuneros de la comunidad Parccocalla tienen una versión mucho más critica del periodo, afirmando que ha sido lo peor en su historia, que los de Nueva Esperanza Ccapana, que opinan que los años de la cooperativa han sido peores. La historia de la hacienda Ccapana en comparación con otras haciendas se caracteriza por un vínculo más cercano entre el hacendado y los colonos. El hacendado vivía en su hacienda (contrariamente a muchos otros hacendados) e implementó algunas actividades para el desarrollo y construyó diferentes obras de infraestructura. Aunque las opiniones sobre la hacienda no son favorables, otras haciendas como Lauramarca tenían regímenes más abusivos. Probablemente por esta razón en Lauramarca, había una serie de conflictos entre el hacendado y los colonos (Reátegui, 1977), mientras la situación en Ccapana fue mas o menos tranquila. Cárdenas Ruiz (1997) confirma el carácter abusivo de Lauramarca: "La familia Saldivar fueron los propietarios de la hacienda Lauramarca y explotaron la gente en una manera abusiva. Ellos continuaron la cruel tradición colonial de torturar la gente indígena, sin tener nada de consideración. Los mestizos de Ocongate trabajaban como empleados del hacendado y fueron utilizados para las taréas de tortura, salvando las caras de sus dueños." COOPERATIVA AGRARIA DE PRODUCCIÓN REVOLUCIÓN DE CCAPANA Desde 1971 la Reforma Agraria afectó lo que quedaba de la hacienda Ccapana. En 1973/1974 se formó el comité de administración "predio Ccapana". Por resolución 134 CAJAF del 10 de Abril de 1975, se reconoció la constitución de la CAP Revolución de Ccapana B-VII-0035 LTDA. Ccapana era la cooperativa central que abarcaba 6 sectores, territorio en el que hoy día están 4 comunidades (Ccapana, Parccoccalla, Hachacalla y Anccasi) y 2 anexos (Ccalhua y Ccoya). El Ministerio de Agricultura proporcionó un administrador para supervisar los trabajos, el ganado y la comercialización. En la cooperativa trabajaban 12 empleados permanentes. Según los comuneros de la comunidad Ccapana, ya desde el año 1974 el desarrollo fracasó, ello tuvó que ver con los abusos de los funcionarios del estado (mala administración, venta fraudulenta de maquinarias, falta de mantenimiento de maquinarias y ganado, etc.). 608 TOMO2-3.p65 608 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Por ejemplo, durante los primeros años de la cooperativa el jefe del Ministerio de Agricultura en Cusco obligó al Comité de Administración de la Cooperativa a vender ganado (10 vacunos y 100 ovejas) al administrador de entonces, que era su primo. Posteriormente hizo aparecer un documento falso donde se indicaba haber pagado el valor del ganado, hecho que nunca se realizó. 5 A pesar de estos abusos, sólo a partir del año 1981 los comuneros dejaron de considerar el administrador como la autoridad a quien se tiene que respetar; así cuando el Ministerio envío un Secigrista que tuvo problemas con los comuneros (borrachera, malversación de fondos hasta amenaza con cuchillo a los comuneros), estos se quejaron con el Ministerio y lo destituyeron. Desde este año hasta 1989, los 6 sectores oficialmente todavía formaban una Cooperativa pero no había administradores para la supervisión; esta ausencia de autoridad facilitó experiencias de autogestión que eventualmente resultó en la comunidad que existe ahora. Hasta 1982 todas las tierras eran comunales y los "comuneros" las trabajaban en faenas; después de la destitución del último administrador se designó por acuerdo de cada sector a través de asambleas y acuerdos secretos, sectores para uso individual. Después de esto cada sector se independizó en su forma de administrar la producción pero sin eliminar la existencia formal de la Cooperativa. En 1983 los sectores pidieron por acta la disolución de la Cooperativa y su conversión en Comunidades. Sin embargo los trámites demoraron años por causa de la burocracia. La ley de condonación de la deuda agraria favoreció a los comuneros para el pago del 50% del valor de las tierras, es así que se facilitó su titulación. Finalmente, en 1989 se disolvió formalmente la Cooperativa por acuerdo de la asamblea general. En general, la época de la Cooperativa Ccapana ha sido un periodo no favorable para los campesinos (Aunque la población de Ccallhua y Hachacalla lo perciben como un periodo positivo, porque los administradores de la cooperativa no se involucraron en su vida, mientras se sintió la presencia de la hacienda claramente en estas comunidades). LA SITUACIÓN ACTUAL DE LA AUTONOMÍA Y PROPIEDAD EN COMUNIDADES CAMPESINAS, OPINIONES Como anteriormente fue mencionado, solo desde 1979 la gran mayoría de la población indígena de Cusco tiene por primera vez la oportunidad de vivir y producir en una forma hasta cierto modo autónomo, sin estar incorporado en una hacienda o cooperativa. Para describir el nivel de la autonomía, se analizará formulaciones en las leyes vigentes del Perú sobre autogobierno y libre voluntad respecto de las comunidades campesinas. Referido al autogobierno, las comunidades campesinas tienen aparentemente un gran nivel de autonomía como dice el articulo 1 de la Ley Comunidades Campesinas 24656: "Declárese de necesidad nacional e interés social y cultural el desarrollo de las comunidades. El estado las reconoce como instituciones fundamentales, autónomas en su organización, trabajo comunal y uso a la tierra, así como en lo económico y administrativo, dentro de los marcos de la Constitución, la presente Ley y disposiciones conexas". Sin embargo, el nivel de autogobierno es limitado, viendo que los comuneros individualmente están dispuestos a las mismas leyes que los otros ciudadanos y que los gobiernos de la comunidad están dispuestos a normas estrictas que regulan el funcionamiento de su gestión. La ley 24656 por ejemplo determina: • • los requisitos para ser un comunero calificado o integrado • • • está prohibido el acaparamiento de tierras dentro de la comunidad las tierras de las comunidades son inembargables e impresciptibles, también son inalienables. Por excepción podrán ser enajenadas, previo acuerdo de por los menos dos tercios de los miembros calificados de la comunidad las parcelas familiares deben ser trabajadas directamente por comuneros calificados son órganos de gobierno de la comunidad campesina: la asamblea general, la directiva general y los comités especializados por actividad y anexo • varias atribuciones de la asamblea general y la directiva general, las cuales deben ser complementadas por el Estatuto de la Comunidad. • el trabajo que los comuneros aportan, con su consentimiento, en beneficio de la Comunidad, se considera como la unión de esfuerzos dirigidos al logro del desarrollo integral de la misma. Por tanto, no genera necesariamente retribución salarial y no es objeto de un contrato de trabajo. Se efectuará voluntariamente a cambio de los beneficios que señale el Estatuto. 609 TOMO2-3.p65 609 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia La nueva ley de tierras 26505 de 1995, posibilita que las comunidades dispongan libremente de sus tierras, además facilita la posibilidad de inversión minera por terceros en la comunidad y el uso de terrenos eriazos por terceros por el estado y terceros. Además la nueva ley establece una diferencia entre las comunidades campesinas de la Costa y las comunidades de la Sierra y la Selva: "para la adquisición de propiedad por parte de posesionarios comuneros sobre la tierra que poseen por más de un año o por parte de miembros de la comunidad o de terceros así como para gravar, arrendar o ejercer cualquier otro acto de disposición sobre las tierras comunales de la Costa se requerirá el voto a favor de no menos del cincuenta por ciento de los miembros existentes a las Asamblea instalada con el quórum correspondiente, mientras en la Sierra y la Selva para disponer, gravar o ejercer cualquier otro acto sobre las tierras se requerirá del Acuerdo de la Asamblea General con el voto conforme no menos de los dos tercios de todos los miembros de la Comunidad." Analizando las leyes involucradas se puede concluir que el autogobierno de las comunidades esta restringido 6 por normas estrictas, limitando así severamente la libre voluntad de sus pobladores. Además se puede ver que las leyes todavía tienen incluido implícitamente la hipótesis de la corriente de los indigenistas en el inicio de este siglo, que la población indígena supuestamente tiene una tendencia hace una actitud comunal/colectiva, mientras el resto de la sociedad tiende a ser más individualista (homo económico). Esta convicción ha sido articulado aún más, a través de la nueva ley de tierras, en la cual se distingue la población Serrana/Selvática y Costeña, es decir la población indígena y la población no indígena. Otro aspecto de las nuevas leyes, políticas y la situación económica y social en general es que la población indígenas cada vez más se encuentra en una coyuntura neoliberal globalizada, así confrontando con más intensidad dificultades de mantener una organización colectiva y la presión de participar en un mercado competitivo. Las opiniones de representantes de la población rural del departamento de Cusco sobre la situación actual son 7 las siguientes : "Hay más carreteras y comerciantes, más movimiento de productos y más impacto de los medios de la comunicación, pero al otro lado hay más trueque (intercambio) de productos por los bajos precios de agricultura. Otra dificultad es que no existen posibilidades para sacar prestamos del gobierno, porque el Banco Agraria no mas existe. Durante el Banco Agraria había aumento de producción ahora se produce para subsistir. El problema del Banco Agraria fue que no tenía mecanismo para que los campesinos pagaban sus deudas. Ahora hay campesinos que pierden sus tierras a los bancos porque no pueden pagar sus deudas." "Además hay una falta de capacitación para mejorar la producción agraria. En general de parte del estado hay un abandono en la promoción agraria, hay una presencia de Organizaciones No Gubernamentales, pero ambos las organizaciones públicas y privadas tienen la tendencia de trabajar en una manera paternalista que distrae al campesino". "Hay aspectos positivos a nivel de la organización, actualmente hay más comunidades, rondas campesinas. y otros comités especializados, anexos y centros poblados. Las comunidades campesinas están mejor organizados, porque los terrenos están titulados, existe capacitación para los directivos, y hay más confianza en los directivos. Se incrementó el interés en la planificación integral de la comunidad.. Pensamos que es importante mantener la organización comunal, porque es un patrimonio que persistió y resistió más de 500 años, continuando trabajos en forma asociativo, para el beneficio de los propios campesinos y para el mercado". "Entre los aspectos negativos en el funcionamiento de las comunidades se destaca que las faenas comunales son aportes económicos, pero actualmente se encuentra en vías de extinción. Algunas comunidades no tienen estatuto otras no lo cumplen. No todos directivos trabajan bien, porque, ser elegido como directivo a veces es un castigo. Las organizaciones se viene perdiendo sobre todo en las comunidades del valle (cerca mercado), por la titulación individual y la parcelación de tierras. Las 610 TOMO2-3.p65 610 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal nuevas leyes y la política neoliberal del actual gobierno están causando la desorganización de las comunidades campesinas, porque el gobierno quiere cumplir con la carta de intención de FMI (IMF)". "Para el desarrollo personal y comunal existen más Centros Educativos, colegios secundarios, institutos tecnológicos, programas de alfabetización y Puestos de Salud, resultando que los jóvenes tienen un mayor nivel de educación, ya hay muchos hijos de campesinos que ejercen cargos públicos y privados importantes. En general existe una mayor preparación del campesino, que tiene un mayor dominio del castellano. Estos factores se constituyen en una presión interna y externa por no quedarse atrás y el sentido general que hay una mayor libertad para decidir sobre su propio futuro, causó un aumento de las iniciativas de los propios campesinos por su desarrollo. También existe una mayor participación de las mujeres en la toma de decisiones. algunas están empadronadas, ejercen cargos en la junta directiva comunal, juzgados, gobernación, gremios etc. Además se esta viviendo cambios positivos en los servicios básicos como: agua, luz carreteras, desagüe, teléfono, TV, etc." "A nivel cultural se pierde la identidad campesina: música, fiestas tradicionales, vestimiento, alimentación, valorizando lo extraño, olvidando lo nuestro. Nuevas religiones están apareciendo que causan desorganización de la comunidad. Además hay una falta de orientación, difusión y defensa de nuestra identidad, por las instituciones competentes, por ejemplo en la educación no se fomenta nuestra cultura y el gobierno no tiene una política socio cultural (no le conviene al FMI y otros). No respetamos nuestros valores culturales (nos avergonzamos), fomentándose en la alienación cultural de los jóvenes. También hay una perdida de usos y costumbres tradicionales en la agricultura y ganadería." En los comentarios descritos se ve a un lado una tendencia hacia el colectivismo, y el mantenimiento de las tradiciones, al otro lado también hay la valoración de iniciativas individuales y el deseo de aprovechar de nuevos desarrollos. Esto no son contradicciones pero ilustraciones del panorama complicado en lo cual cada ser humano se encuentra. Además se rescata que las opiniones no representan una uniformidad. Con ejemplos de las comunidades que pertenecían a la hacienda Ccapana se mostrará las diferencias en opiniones y realidades sobre autonomía respecto la tenencia de tierras en una área aparentemente uniforme (una historia común, características, sociales, económicas y culturales parecidas). AUTONOMÍA Y PROPIEDAD EN LAS COMUNIDADES QUE PERTENECÍAN A LA HACIENDA CCAPANA En este momento la anterior hacienda Ccapana esta conformado por 5 Comunidades Campesinas (Ccallhua, Hachacalla, Buenavista Parcocalla, Sumana y Nueva Esperanza Ccapana), de 1 Asociación de Productores (asociación Ccapana), de 2 anexos (Coya y Chullohuire), que pertenecen a la comunidad Hachacalla.. COMUNIDAD CCALLHUA Ccallhua es en el proceso de ser reconocido legalmente como una Comunidad Campesina. Anteriormente perteneció a Parcocalla, pero pagando con dinero y trabajo consiguió su desmembramiento en 1995, después obtuvo su resolución de reconocimiento del Ministerio de Agricultura, pero todavía no recibió su titulo de propiedad y personería jurídica. El conflicto mayor en Ccallhua es con la comunidad madre Parcocalla, de la cual sus directivos no están dispuestos para firmar el título de propiedad de Ccallhua, mientras que no pagan una suma alta de dinero. La comunidad esta pensando en una titulación individual de las propiedades, y existe el temor que la actitud de Parcocalla, será un obstáculo para este proceso. HACHACALLA Hachacalla formó parte de la cooperativa. Recibió su resolución de reconocimiento, su titulo de propiedad y su personería jurídica en el inicio de los años noventa, por lo cual está reconocido como comunidad Campesina. La comunidad tiene un estatuto, que también es aplicado. La comunidad consiste de 79 comuneros empadronados, pero incluso los comuneros jóvenes que todavía no están empadronados, la comunidad consiste cerca de 100 familias. La asamblea general autorizó Coya y Chullohuire para ser anexos, lo cual es el primer paso en el proceso de ser una comunidad campesina pero todavía están en el proceso del desmembramiento. Contrario a Ccallhua en Hachacalla la mayoría de los comuneros quieren continuar como comunidad BUENA VISTA PARCOCALLA Parcocalla también fue parte de la cooperativa. Se cumplió los requisitos para ser comunidad en el inicio de los años noventa. Con apoyo de CCAIJO, Casa Campesina y la municipalidad, la comunidad complementó en tres años su "saneamiento físico" en 1994. o la elaboración del padrón de parcelas, que significa la elaboración de un mapa catastral de la comunidad y las parcelas de todas las familias y la instalación de hitos, con el objetivo de evitar y resolver conflictos entre comuneros y de aumentar la seguridad sobre sus parcelas. Igual que en Ccallhua, en Parcocalla existe interés para la titulación individual de las tierras. 611 TOMO2-3.p65 611 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia SUMANA Sumana compró en 1968 sus tierras de Otto di Bari y se convirtió en un "grupo campesina". En 1976 la comunidad cambió en una "precooperativa" y en el inicio de los años ochenta, la junta se decidió donar las tierras a la Comunidad Campesina Sumana. La razón para esta donación fue que los habitantes de Sumana fueron informados que ellos estaban obligados para hacerlo. Varios comuneros expresaron que no lo habrían hecho, si ellos habrían sabido que la conversión no fue obligatoria. Sumana tiene desde 1993 todos sus requisitos para ser comunidad. Viven unas diez familias en una sección que se llama Libertad Marcopata, estas familias se proclamaron como anexo, pero esto no ha sido reconocido por la asamblea general de Sumana, y por eso esta considerado como "pequeño sector". ASOCIACIÓN CCAPANA Igual que Sumana, la Asociación Ccapana compró en 1968 su tierra de Otto di Bari y se convirtió en un grupo campesina, actualmente esta considerado como una "asociación de productores". De las 70 familias de Asociación Ccapana, 40 son los socios, las familias que compraron la tierra del hacendado y todavía son los únicos titulados. Las otras 30 familias entraron en los últimos 30 años, sobre todo a través de la compra de pequeños pedazos de tierra de los socios. Los habitantes originales y los nuevos pobladores dividen la comunidad en dos partes conflictivos. El conflicto se escaló en el inicio de los años noventa en el sentido que los dos grupos tenían sus propios comités, sin tener una institución representante para todos los miembros de la asociación. Desde 1998 la asamblea general y su junta directiva funciona otra vez y parece que la mayoría de los habitantes están dispuestos para resolver el conflicto, sin embargo la diferencia en opinión todavía existe. Los socios quieren privatizar la comunidad en una manera que todos los socios reciben un certificado de titulación acuerdo a la transacción de 1968, en este caso las otras 30 familias sólo recibirán los títulos para los pequeños pedazos de tierra que ellos compraron de los socios. El otro grupo opta para la elaboración de un "padrón de parcelas" que significa el catastro de las parcelas cultivadas, así formalizando el usufructo de las tierras agrícolas. El asunto más conflictivo es acerca las tierras eriazas. Los socios consideran esta área como su propiedad, mientras las otras familias por lo menos quieren tener un parte. Este asunto cada año se vuelve más urgente, por la creciente presión a la tierra (más población, erosión, perdida de tierras por daño ribereño). COMUNIDAD NUEVA ESPERANZA CCAPANA Como Hachacalla, Ccallhua y Parcocalla, Nueva Esperanza perteneció a la cooperativa, recibió todos sus documentos para ser comunidad campesina en los inicios de los años noventa. Como Parcocalla, en 1997 después de un pedido de los comuneros se ejecutó el saneamiento físico de la comunidad. La mayoría de la población de Nueva Esperanza opta para continuar como comunidad. Aunque las comunidades que pertenecieron a la hacienda Ccapana solo cubren un muestro pequeño del ámbito rural del Cusco, de lo mencionado arriba se puede deducir que no se puede tomar conclusiones uniformes sobre la realidad y las opiniones de la población rural indígena de Cusco. El ejemplo muestra que en un plazo de treinta años poblaciones que tienen una historia común desarrollaron realidades muy diferentes, Ccapana que ahora es una asociación de productores, Sumana al igual que la asociación Ccapana en un primer instante fue un grupo campesino pero se convirtió después en una comunidad campesina, Ccallhua que fue un anexo, y esta en proceso de formalizarse como una comunidad, Parcocalla y Nueva Esperanza Ccapana que son Comunidades Campesina pero cuentan con un padrón de parcelas, etc. Igualmente hay una gran diversidad en las proyecciones hacia el futuro, desde mantenerse como una comunidad hasta la titulación individual de parcelas. En las seis comunidades además se puede distinguir un carácter plurilegal de las relaciones de propiedad. Las leyes del estado peruano determinan si una población es comunidad, cooperativa, asociación etc., pero dentro de estos marcos cada grupo desarrolló su propio régimen en que se regula los tramites de compraventa, la resolución de conflictos sobre linderos, invasión de parcelas etc., la destinación de tierras privadas, versus tierras comunales, reglas para el trabajo comunal y otras formas de cooperación (faena, minka, ayni). Sin embargo el carácter autónomo de las reglas y leyes consuetudinarios, siempre se encuentra en una relación subordinada a las leyes estatales. La controversia entre el sistema legal estatal y consuetudinario es la más obvia en el caso de las rondas campesinas: 612 TOMO2-3.p65 612 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Las rondas campesinas surgieron como reacción de la población indígena serrana a la incapacidad del estado por causas como escasez de personal, corrupción e inaccesibilidad para manejar la justicia en la zona serrano rural. Existen muchos ejemplos en el departamento del Cusco en que una o varias comunidades constituyeron una ronda campesina para controlar abusos como el abigeato. Paralelamente el estado peruano estimuló la constitución de los comités de autodefensa como estrategia para combatir el terrorismo y el narcotráfico. Las rondas campesinas están reconocidas a través la ley Nº 24571 de 1986: "Reconózcase a las rondas campesinas pacíficas democráticas y autónomas, cuyos integrantes están debidamente acreditados ante la autoridad política competente, como organizaciones destinadas al servicio de la comunidad y que contribuyen al desarrollo y a la paz social, sin fines políticos partidarios. Tienen además como objetivos, la defensa de sus tierras, cuidado de su ganado y demás bienes, cooperando con las autoridades en la eliminación de cualquier delito." Sin embargo, en la realidad la autonomía de las rondas campesinas es limitada, porque la forma consuetudinaria de justicia aplicada por las rondas campesinas para castigar los culpables de un crimen, muchas veces no corresponde con la justicia formal, por lo cual existen muchos casos de ronderos que fueron arrestados, por la ejecución del derecho local. Otra presión que amenaza el carácter propio de las rondas campesinas es que el estado promueve la conversión de las rondas campesinas en comités de autodefensa, que significa estar sometido a normas establecidas por el estado y el perdido total del carácter consuetudinario. La ley 24571 menciona: "Dispone que las Rondas Campesinas adecuen su organización y funciones a las de los Comités de Autodefensa", "Es necesario adecuar la organización y funcionamiento de las Rondas Campesinas a las normas y procedimientos previstos para los Comités de Autodefensa, a fin de lograr la eficacia de ambas Instituciones en su propósito de lograr el desarrollo y la paz social" y "Disponer que las Rondas Campesinas, Pacíficas, Democráticas y Autónomas, adecuen su organización y funciones a las normas previstas en el Decreto Supremo Nº 077/DE-92 - Reglamento de Organización y Funciones de los Comités de Autodefensa, en el plazo de treinta días". Estas normas contradicen al principio de voluntad mencionado en el decreto legislativo Nº 741 de 1991 "Las Rondas Campesinas, Rondas Nativas y Colonas, Rondas Urbanas, Comités de Defensa Civil, Grupos de Seguridad y otras formas de organización de autodefensa existentes que se formen en el país, podrán adoptar lo dispuesto en el presente Reglamento voluntariamente, para participar en las tareas de pacificación." Los comités de autodefensa son definidas en el decreto legislativo Nº 741 en la siguiente manera: "Los Comités de Autodefensa son organizaciones de la población rural o urbana, surgidos espontánea y libremente, para desarrollar actividades de autodefensa contra la delincuencia, evitar la infiltración del terrorismo y del tráfico ilícito de drogas, defenderse de los ataques de éstos y apoyar a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú en las tareas de pacificación y desarrollo socioeconómico de las zonas en las que operan.". Aunque la ley declara "La organización y funcionamiento de los Comités se basa en el respeto a la idiosincrasia y costumbres de los pobladores y en los principios establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Constitución y las leyes vigentes", los comités de autodefensa definitivamente no poseen el nivel de autonomía de las rondas campesinas en el sentido que son controlados por el ejército: "Los Comités de Autodefensa serán acreditados por los correspondientes Comandos Militares, previa autorización expresa del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.", "Su funcionamiento se encuentra enmarcado geográficamente bajo el control de los Comandos Militares respectivos." y "Los Comités en el cumplimiento de su misión de Autodefensa serán asesorados, apoyados y controlados por la Autoridad Militar o Policial con quienes coordinarán las acciones necesarias". Tenemos que ver estas restricciones en la lucha contra el terrorismo en los años ochenta y el inicio de los años noventa, sino que tambien aclarando que parece que en la política peruana no hubo muchos esfuerzos para adaptar las leyes y normas antiterroristicas en favor de la situación actual que es más pacífica. En general la composición, los deberes, obligaciones y derechos de los miembros de los Comités son definidos por la ley en una manera, que brinda poco espacio para libre disposición, y aún menos para poder involucrar principios consuetudinarios. VISIONES, PROYECCIONES HACIA EL FUTURO Como se observó en el caso de las comunidades que pertenecieron a la hacienda Ccapana, las proyecciones de la población rural indígena son muy diversas, sin embargo se puede distinguir algunas generalidades. Primeramente se menciona en todos los grupos de trabajo y entrevistas individuales la importancia de mantener la 8 identidad cultural, por ejemplo . "Las comunidades campesinas y nativas y los pueblos indígenas deben tener sus representantes en el congreso de la república, además debe existir un ministro de comunidades campesinas, comunidades 9 nativas y pueblos indígenas. Queremos mediante una ley como símbolos de los pueblos indígenas : la bandera del tahuantisuyo, la chakitaclla, la papa. Se debe crear una la ley de conservación y preservación de nuestras danzas, música y folklore autóctonos del pueblo indígena. Existe la necesidad de constituir un archivo nacional de los pueblos indígenas y un museo nacional de los indígenas." Vinculado con la identidad cultural además existe el deseo "que la educación en el futuro sea bilingüe y de 613 TOMO2-3.p65 613 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia acuerdo a nuestra realidad y que todas las leyes y normas sean bilingües", o más drásticamente: "Incorporar quechua, obligando su aplicación en todos los niveles, tanto privado y público". Al lado de querer mantener la identidad indígena existe el deseo de mejorarse económicamente: "En primer instante se requiere los servicios básicos (agua, desagüe, electrificación) que todas las familias campesinas, estén satisfechas suficientemente en sus necesidades de alimentación, vestido y vivienda. También queremos gozar de los avances tecnológicos (maquinarias, medios de comunicación). Queremos que en las comunidades existan mini empresas, o que las Comunidades Campesinas están organizaciones por líneas de producción". Otro grupo quería convertirse en "comunidades industriales (INSDU)". En general existe "interés por industrializar nuestros productos y por involucrarnos más en el mercado y el deseo de superación personal". Para lograr esto "se debe restituir el Banco Agraria" A través de los comentarios se puede concluir que la continuación como comunidad para muchos no contradice con un desarrollo económico (organizaciones por líneas de producción o comunidades industriales). La opción de elegir entre la titulación individual y propiedad colectiva en general es percibido como "dos opciones extremas". Según mi conocimiento en ninguna comunidad serrana existe una propiedad colectiva de todas las tierras, los comuneros conocen y practican la compraventa de tierras entre ellos. Pero una elección para seguir como comunidad, normalmente sí significa no participar en el mercado de las tierras afuera de la comunidad, es decir la prohibición de la venta de tierras a terceros afuera de la comunidad, y la prohibición del acaparamiento dentro de la comunidad. A base de una encuesta realizada en 1997, 10% de las comunidades quiere continuar en forma tradicional, 75% quiere convertirse en una comunidad modernizada, y una otra minoría quiere titularse individualmente. 10 Para ser una comunidad modernizada o fortalecida, se precisaron los siguientes rasgos : "tener un padrón de parcelas, que significa que los comuneros tienen un título de posesión, pero no de propiedad (vea Parcocalla y Nueva Esperanza); elaborar y ejecutar nuestros diagnósticos y planes de desarrollo integral sostenido; tener una visión y misión; fortalecer nuestra identidad y solidaridad; fortalecer relaciones externas con diversas instituciones públicas y privadas; mejorar la capacidad organizativa/democracia directa; y un mejor manejo de nuestros recursos naturales". Aparte de la comunidad modernizada/fortalecida también existe la opción de tener títulos individuales (de las parcelas de uso agrícola) condicionado al control comunal, dejando las otras tierras (pasto, bosque etc.) como territorio comunal. Otro asunto es la opción que las comunidades se convierten o se conjuntan en un concejo menor, municipio o distrito, posibilidad que es visto positivamente por una mayoría. Se mencionó como posibilidades de la municipalización de las comunidades campesinas: "mejores posibilidades para ejecutar obras, mejor educación, creación de mercados para venta de productos agropecuarios y artesanía, industrialización de productos de la zona, tener mayor organización con comunidades colindantes." Para facilitar un buen funcionamiento de las comunidades se requiere vínculos más democráticos con los gobiernos locales, por ejemplo que "cada comunidad debe alcanzar su plan de desarrollo comunal al municipio para que se encorpore al plan de desarrollo distrital, que a nivel nacional en el futuro existan espacios, mecanismos de participación directa en la confección de leyes/en la elaboración, planificación y ejecución de las leyes." Respecto a la autonomía y la propiedad, se puede concluir que aunque la constitución de las leyes sobre comunidades campesinas no ha sido el producto de la libre voluntad de sus pobladores, en general constituye un tipo de propiedad con lo cual los comuneros se identifican. Al otro lado parece que en muchos casos las leyes con sus normas y reglas son demasiado rígidas, que tiene como consecuencia que las comunidades y los individuos integrantes no tienen suficiente espacio, democracia y opciones para elegir según la propia voluntad. 614 TOMO2-3.p65 614 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal A nivel comunal la mayoría prefiere mantener su posición de autonomía en el sentido que terceros no pueden integrarse en la comunidad y comprar las tierras. Sin embargo a nivel de la política local y nacional parece que la prioridad es una mejor integración y más democracia, sino que incluyendo políticas que aseguran el mantenimiento de la identidad indígena, y aspectos como la institucionalización de los idiomas indígenas etc. Probablemente la elección de integrarse en vez de independizarse sobre todo es el producto de una visión realista de la realidad actual peruano. Respecto a los efectos de la globalización y el neoliberalismo de la población indígena serrana, existe un mayor peligro de desventaja, dado que las comunidades en la mayoría consisten de tierras agrícolas marginales, con pocas posibilidades en una competencia mercantil y dado que las comunidades tienen un atraso en la relación con el mercado. La consecuencia directa del neoliberalismo se siente actualmente en el sentido que las comunidades cada vez más tienen problemas de competir con sus productos agrícolas con productores de la costa, selva o el extranjero, causando una mayor dependencia al trueque (intercambio de productos) y al 11 autoconsumo. Además existe posiblemente el peligro de un proceso de acaparamiento que ocurrió después la privatización dictado por Simon Bolivar. A nivel comunal el dilema entre la colectividad y el provatización, ocurre en la elección de continuar como comunidad o la titulación individual, que concurre con la elección entre una sociedad plurilegal, en cierto modo proteccionista y en cierto modo limitando posibilidades, favoreciendo el aspecto de autogobierno versus una sociedad neoliberal, favoreciendo el aspecto de la libre voluntad. CONCLUSIÓN El debate sobre autonomía indígena regional no tiene mucha importancia en la zona serrano del Perú, causado por factores que la población indígena es una mayoría y no una minoría; y además por la reformia agraria y porque los indígenas no son llamados indígenas, pero campesinos. Por estas razones en el Perú, contrario a la situación en paises como Bolivia y Ecuador, no existe un movimiento indígena de mucha influencia, sino que los indígenas están organizadas a través orgamizaciones (federaciones) agrarias. En este sentido será interesante tener un estudio comparativo con los paises vecinos que tienen una otra historia que el Perú, sobre todo acareciendo una reforma agraria con mucho impacto. A un lado, como se observó, en el Perú el debate sobre los derechos indígenas y sobre el autogobierno local es menos importante, al otro lado parece que la integración de la cultura indígena (a base de la historía indígena serrana: inka y preinka) en otros partes de la población (mestiza, europea y asiática) es más fuerte que en los paises vecinos. Específicamente la discusión en el Perú se concentra más en la necesidad de una regionalización o descentra12 lización del país , sin tener directamente un punto de vista de los derechos indígenas. A nivel de la política local existe la demanda de las comunidades campesinas de estar involucrado en una manera más directa y más democrática. Un debate respecto a la autonomía que sí tiene mucha importancia en el Perú es la tensión entre el sistema judicial estatal y el sistema judicial consuetudinario, en el contexto del neoliberalismo. En el tema de las relaciones de propiedad, la privatización de las tierras como resultado del neoliberalismo directamente afectará a las comunidades y entonces al vinculado sistema legal consuetudinario. En este sentido no sólo la economía pero también la identidad cultural cambiará en una manera que no se puede pronosticar. Otra tensión se encuentra en la contradicción en las leyes peruanos que el derecho consuetudinaria y la autonomía indígena hasta cierto punto están reconocidos, pero que las leyes formales siempre son más dominantes En general, a nivel nacional, local y comunal se requerirá un mejor involucramiento de las poblaciones indígenas serranas mismas para poder influir los procesos sobre sus destinos en los próximos años, así teniendo más control sobre el aspecto de la libre voluntad de la autonomía. Respecto al autogobierno parece que las comunidades campesinas forman una microunidad política que corresponde con la voluntad de la mayoría de sus habitantes. Sin embargo, existe un deseo para modernizarse. Este proceso de modernización refiere para los habitantes generalmente a un fortalecimiento de la comunidad, y solamente en pocos casos a una titulación individual, 615 TOMO2-3.p65 615 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia tomando en cuenta el gran dilema de la vulnerabilidad de la población rural indígena de la zona serrana del Perú a los efectos negativos del neoliberalismo. BIBLIOGRAFÍA von Benda-Beckmann F., 1995. Anthropological Approaches to Property Law and Econmics. European Journal of Law and Economics no.2, 1995. von Benda-Beckman F and K., 1998. A functional analysis of property rights, with special reference to Indonesia. Bonilla, Jenifer, 1996. Nueva legislación y tenencia de la tierra en Cusco, ¿tercer intento modernizador?.Centro Bartolomé de las Casas, Cusco del Castillo L, 1992. ¿Tienen futuro las comunidades campesinas? Debate Agrario 14, CEPES, Lima, Perú. del Castillo L, 1996. Impacto de la Ley de Tierras sobre las comunidades campesinas y nativas. "Vox Juris", año 6, Lima, Perú. Cárdenas Ruiz E., 1997. Ocongate: Los Cristianos No Católicos y el Desarrollo. CBC y MRCNC. Cusco, Perú. Casa Campesina/CBC, PETT and RRPP, 1999. Registro de Comunidades Campesinas de Departamento del Cusco, Centro Bartolomé de las Casas, Perú Casa Campesina/CBC, 1997. Taller Regional "Comunidades Campesinas y Saneamiento Legal en el contexto de la Nueva Ley de Tierras", Cusco, Perú Coordinadora Nacional de Comunidades Campesinas, 1997. I Taller "Comunidaes Campesinas y Titulación, Problemática Regional y Perspectivas Nacionales", Lima, Perú Drzewieniecki, Joanna, 1997. Indigenous communities, law and legal culture in the Andes, SEPIA, Lima, Perú Kervyn B., 1989. Campesinos y acción colectica: La organización del espacio en comunidades de la sierra sur del Perú. Revista Andina año 7, n°1, juio 1989, Perú Kervyn B., 1990. Las comunidades campesinas: ¿instituciones obsoletas? Nuñez Palomino. P.G., 1995. Law and Peasant Communities in Peru (1969-1988). Thesis Landbouwuniversiteit Wageningen. Derecho y Comunidades Campesinas en el Perú (1969-1988). CBC, CCAIJO, Cusco, Perú. Martínez, Héctor, 1962. La Hacienda Capana. Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas, Lima Reategui Chavez, Wilson, 1977. Explotación agropecuaria y las movilizaciones campesinas en Lauramarca - Cusco. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima 616 TOMO2-3.p65 616 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Revilla V. Ana Teresa y Price M. Jorge, 1992. La administración de la justicia informal. Fundación M.J.Bustamente de la Fuente Urrutia J.,1992. Comunidades campesinas y antropología: Historia de un amor (casi) eterno, Debate Agrario 14, CEPES, Lima, Perú. NOTAS 1 Este trabajo se basa sobre todo en los resultados del Taller y Seminario "Proyecto de Ley de Comunidades Campesinas y Nativas. Alternativas y posibles efectos en la Región" que tuvó lugar en el Centro Bartolomé de las Casas en mayo 1999 y el trabajo de campo que se realizó en el contexto de los proyectos "Asesorias y servicios multiples a campesinos de la región Inka" y "Proceso de formación a campesinos del departamento del Cuzco". 2 Institución: Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de las Casas", CBC, Perú, Universidad de Wageningen (Holanda). Dirección: Casilla 81, Cusco, Perú. Correo electrónico: hjlaats@apu.cbc.org.pe 3 Las citaciones en este artículo son los resultados de trabajos grupales en los talleres que sirvieron como insumo de este trabajo y de algunas encuestas semi estructuradas. La población que participó en estos eventos principalmente fueron directivos de las comunidades y lideres de federaciones agrarias distritales y provinciales. Respecto a la representividad se trata a un lado de un grupo semi selecto, con mejor dominio del castellano y más contactos con instituciones y la política, al otro lado este grupo sirve como vocero de la población en general y las fuentes de información de parte de otros grupos de la población (encuestas, diagnósticos) muestran opiniones parecidas 4 La información sobre la hacienda Ccapana viene de Martinéz (1962), Olivera Begazo (1977), entrevistas semi-estructuradas y siete diagnósticos participativos. 5 Hasta entonces las comuneras respetaron al administrador como la autoridad natural, con la misma posición que antes tenia el hacendado 6 Sin embargo, en la práctica se puede constatar que por la ausencia de las instancias oficiales de administración de justicia, la mayoría de las comunidades sobre todo aplica su propia administración de justicia, a menudo no respetando las leyes estatales o interpretandolas libremente, ver luego en este artículo. 7 Taller y Seminario "Proyecto de Ley de Comunidades Campesinas y Nativas. Alternativas y posibles efectos en la Región" 8 Taller y Seminario "Proyecto de Ley de Comunidades Campesinas y Nativas. Alternativas y posibles efectos en la Región" 9 Estos símbolos son típicos para la población indígena del Cusco" 10 Taller Regional "Comunidades Campesinas y Saneamiento Legal en el contexto de la Nueva Ley de Tierras", Casa Campesina/CBC, 1997, con participación de líderes campesinos y representantes de instituciones estatales y privadas. 11 Es dificil de determinar hasta que punto este riesgo es real, porque la situación actual es muy diferente comparada con la época de Bolivar, por ejemplo, ahora prácticas de acaparamiento están menos probables por el temor para agresión terrorística, porque la población en general está más empoderada y por la existencia de prácticas que obstaculan el crecimiento económico de individuos (p.e. el asumir de responsibilidades en fiestas). 12 Desde la conquista Perú ha tenido gobiernos muy centralizados, situados. en el capital del país Lima, consistiendo en la mayoría de miembros de la minoría no indígena. 617 TOMO2-3.p65 617 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia IDENTIDAD Y DERECHO, CASO DE LOS LAFKENCHE DEL BUDI * Christian Martí S. El tema de la identidad ha tenido diversas interpretaciones, según el grupo social en cuestión, la identidad varía. Esto lo ha hecho ser muy difícil y complejo de abordar. Cuando se habla de identidad de algún grupo en particular; ¿A que nos estamos refiriendo? ¿Cómo identificar y determinar un sistema social con el cual no se está familiarizado? En primer lugar la identidad se debe entender como el conjunto de costumbres que un determinado grupo posee, su interacción tanto al interior del grupo como con otros grupos y con el medio ambiente en el que está inmerso el determinado grupo. De esta reflexión se pueden establecer una serie de interpretaciones, sin embargo una adecuada comprensión debe de hacerse desde los mismos involucrados, es decir, desde el grupo en cuestión. DIVERSIDAD ¿UNA MOLESTIA PARA EL DESARROLLO, O PARA QUÉ DESARROLLO? Al identificar una serie de relaciones al interior de los diferentes sistemas sociales, de un pueblo originario, estamos identificando una serie de costumbres, que no son fruto de la casualidad, un evolucionismo o funcionalismo puritano. Se están reconociendo las particularidades que caracterizan un determinado pueblo, sus costumbres, relaciones sociales etc. Paralelamente se debe reflexionar sobre el tema de la comprensión y coexistencia entre culturas diferentes, comprender al otro como parte integral de la naturaleza humana; en esto el tema de la diversidad implica el reconocer al otro como persona con derechos. Todo esto como parte de una supraestructura. "Cosmovisión: productos simbólicos y de lenguaje de cada cultura en particular, representados por sus formas de vida y la relación hombre medio ambiente". La multiculturalidad se plantea como un mecanismo de coyuntura para relacionar diferencias de los diversos sistemas sociales al interior del sistema globalizador, sin embargo una buena parte de la sociedad occidental reacciona en forma reticente cuando se habla algún tema relacionado con lo indígena, lo étnico o los pueblos originarios, de los cuales esta multiculturalidad debe de ser representativa. Este particular secularismo no es nuevo y se extiende desde tiempos de la conquista en donde la mirada hacia los pueblos originarios ha sido discriminatoria y dominante. Si se habla de multiculturalismo o de un pluralismo social, éste sólo se toma en cuenta para el trato con los países desarrollados tecnológicamente o del "primer mundo", en dicho caso los políticos y la sociedad en general argumentan a una diversidad cultural, al derecho, etc. Sin embargo cuando se trata de mirar hacia adentro de nuestra Latino América y de los pueblos originarios, se jerarquiza, se divide, se descalifica. Solamente por el hecho de pertenecer a un tipo de sistema social diferente, donde las particularidades son la base de las culturas. Esta diferencia está notoriamente marcada, en la actualidad, por el tipo de tecnología utilizada y en base a esto los categorizan como grupos inferiores (pueblos originarios) y con un escaso o nulo derecho a acceder al poder; esto determinado por los grupos que poseen y manejan dicho poder, llámense éstos, gobierno, transnacionales, etc., es decir, sociedades tecnologizadas y automatizadas donde el ser humano está siendo poco a poco desplazado por la tecnología, cuestión que provoca una contradicción con la naturaleza humana. Siendo la tecnología una herramienta para el beneficio del hombre y no el hombre una herramienta en beneficio de la tecnología. El tema de fondo es el uso que se le da a la tecnología para el que hacer humano, es decir, el uso de la tecnología para la producción y reproducción de los sistemas de acumulación de conocimiento, dirigidos a transformar esta tecnología en un mecanismo de dominio (informática), por ende el manejo del poder en el contexto multicultural. Lo concerniente al multiculturalismo determina la existencia de diversas formas de asociación, lo complejo del asunto es el comprender a dicho multiculturalismo o diversidad dentro de un contexto territorial, es decir el espacio físico. 618 TOMO2-3.p65 618 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal En la antigüedad y en el transcurso de la historia los territorios, "espacios culturales", sobraban y existía territorio para todos los grupos, sin embargo con el pasar de los siglos y con la explosión demográfica (siglo XX), los espacios se agotaron, los sistemas de auto abastecimiento de las diferentes sociedades colapsaron y entramos directamente a la reutilización de los espacios o territorios donde el uso y manejo de la tecnología fue determinante para la sobre vivencia llegando a la constitución de sociedades dominantes y dominadas por dichos medios tecnológicos. La relación que se establece entre ambas produce roces e incluso exterminio. Sin embargo desde el período de la ilustración se comienza a dibujar otra perspectiva donde nacen las ciencias sociales y comienza el proceso de industralización de la tecnología. Desde entonces hasta la fecha el panorama ha cambiado bastante, hemos visto pasar las diferentes corrientes de pensamiento, desde la mencionada ilustración hasta la globalización, ésta última producto de la estandarización de un modelo al cual nadie o muy pocos cuestionamos. Como resultado, en teoría, la globalización tiende a la diversidad en todo su sentido, aparentemente, pero si vemos detalladamente existen globalizadores y globalizados. Volvemos al mapa social en el cual el poder y sus grupos reguladores sólo han cambiado de nombre, de vestimenta. Se deja la violencia física y se toma la informática como herramienta de dominio. En dicho escenario la diversidad y el multiculturalismo: ¿Realmente son representativos del discurso integrador en el cual las sociedades minoritarias puedan tener algún acceso a su propia determinación? ¿Pueden estas minorías tener una identidad propia, sin excluirse del "sistema multicultural" o serán más bien una molestia para el desarrollo de la tecnologizada sociedad occidental en la cual estamos viviendo? Existen diferentes matices para abordar la multiculturalidad sin embargo la importancia de las relaciones entre lo diverso y el reconocimiento de una identidad esta aún por verse. Lo que traduce la idea de identidad en una utopía, vista desde el prisma de las sociedades modernas y globalizadoras en que lo propio es la homogenización de la cultura. Abrá que ver cual cultura es la que determina esa homogenización. IDENTIDAD Y NATURALEZA: COSMOVISIÓN Partiendo de la premisa de que todo ser humano como tal posee costumbres y formas de asociación que los caracteriza, y que además estas características en lo general se desarrollan dentro de un sistema social y éste existe siempre y cuando sus protagonistas los lleven a cabo en un espacio, un lugar físico. Desde este punto de vista la identidad comienza por las características particulares a la cual cada individuo o grupo social pertenece en un medio, es decir, el territorio. Cuando hablo de territorio me refiero al tema de un individuo en relación su entorno social y físico, sus adaptaciones a un medio y una serie de interacciones que se desarrollan de una forma en particular entre y por un grupo de individuos. En el contexto de la historia de cualquier cultura, pueblos o sociedades, como se les quiera llamar, el tema de la territorialidad es un factor indiscutible para la existencia como tal, es donde se realizan las actividades sociales, la vida diaria. Se plantea así mantención y desarrollo en el tiempo de una cultura partiendo por su hábitat, (tradición cultural), esto es algo innato del ser humano. Luego una serie de adaptaciones en el ámbito social, (parentesco, política, religión, economía, etc.), que determinan el tipo de cultura al cual estamos en presencia. Esto en directa relación con el medio ambiente nos determina la identidad en particular del individuo o grupo humano. La identidad Mapuche Lafkenche se observa a partir de su sistema social en el cual la interrelación con sus sistemas ecológicos, (ecosistema), y religioso, (rituales), proporcionan una determinada forma de vida. La relación que los Mapuches Lafkenche poseen con la naturaleza los caracteriza como pueblo, las costumbres que llevan a cabo en sus diferentes ceremonias sociales denotan esa intrínseca relación entre lo mágico, la nuturaleza, y el individuo. Esa relación que los cientistas sociales traducen en: una sociedad en equilibrio tanto en sus sistemas sociales como ambientales. La interacción que los Lafkenche tienen con su medio ambiente fundamenta su particular forma de vida, las relaciones sociales y las costumbres que como sociedad poseen implica una particular estructura social es así 619 TOMO2-3.p65 619 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia como su estratificación social como el manejo de los recursos naturales disponibles, los determina como cultura. Dentro de la cosmovisión Mapuche Lafkenche la tierra es la portadora de la vida, la relación que se tenga con ella y en particular la pertenencia, es decir, el ser parte de un todo unificador, de un sistema balanceado y dinámico del cual el individuo forma parte, donde las cosas, los hechos, el ser, en síntesis la existencia, adquieren una notoriedad única, propia. Lo que la cultura occidental no comprende y no comparte es que en un mismo territorio exista una sociedad con costumbres diferentes a las chilenas. De este modo no se puede tener un acercamiento ni una percepción del real sentido de existencia de la sociedad Lafkenche. Las particularidades del sistema social Mapuche Lafkenche determinan una estructura con un tejido social complejo en donde existe una serie de estatus y roles, su interrelación determina al sistema político-militar, sus instituciones y funciones. Por otra parte está la interrelación con su sistema mágico-religioso portador de la cosmovisión, (ceremonias y creencias), Mapuche Lafkenche. De esta forma se establece un sincretismo entro lo político-militar y lo mágico religioso, base de la sociedad Mapuche Lafkenche. LA ESTRUCTURA SOCIAL MAPUCHE LAFKENCHE La sociedad Mapuche posee una definida y compleja estructura, tanto su sistema político, religioso, económico y de parentesco; Son fruto de una elaborada cosmovisión la cual es articulada por personas que poseen un determinado y fundamental rol dentro de la comunidad; Es así como encontramos a las principales autoridades que conforman un primer estatus dentro de la estructura social Lafkenche. Dichas autoridades son el Lonko, la Machi y el Niengpin. El Lonko es el jefe político de una comunidad el cual está encargado de administrar el orden. Mantiene un cargo político militar cuando se le requiere, sin embargo la sociedad Mapuche, hasta antes de la llegada de los Españoles, poseían un sistema social armónico y en directa relación con la naturaleza y en especial con la tierra, (por lo general no belicosos). La Machi es la encargada medicinal y religiosa dentro de la comunidad y actúa en directa relación con el Lonko. La Machi es la encargada de los rituales y ceremonias destinadas a extraer los diversos males que pueda sufrir un individuo al interior de una comunidad u otra. Es también quién encabeza las ceremonias sagradas: Nguillatun. El Niengpin es quien posee la autoridad religiosa en donde no existe Machi, su función es convocar a los miembros que componen la comunidad para llevar a cabo las ceremonias que encabezaría la machi. A continuación en la estructura social Mapuche está el Hueupife, quien tiene la tarea de narrar la historia, (cosmovisión Mapuche), a los demás miembros de la comunidad. Por otra parte es el encargado de transmitir el mensaje y enseñar a los más jóvenes la historia a través del relato. Luego se encuentra el Huerken que tiene la tarea de actuar de vocero, su misión es dar a conocer la palabra de las autoridades tanto políticas como religiosas de una comunidad a otra, o de un grupo a otro sea este perteneciente a la cultura Mapuche o hacia otras culturas. HISTORIA, (LA COLONIZACIÓN CONTINUA) La historia ha demostrado como se ha colonizado con sistemas imperialistas, que no son de la elección de las minorías y como tal se les obliga a pertenecer a una cultura, que no es la propia, con la cual no se mantiene una directa interrelación, la que no les permite poseer particularidades, caracterizaciones, una identidad, el poder vivir como lo ha hecho el linaje antiguo. A esto se refiere la Identidad, el reconocer en el contexto social y físico, lo propio. Esto no significa renunciar y cerrarse a que se está en presencia de otros grupos sociales, como los Chilenos, los cuales siguen colonizando. Sin embargo el espacio para coyunturas y crear mecanismos por los cuales se puedan establecer instancias sociales equitativas, para cada grupo, es medular. 620 TOMO2-3.p65 620 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Lo importante es un buen entendimiento, entendiendo como tal la voluntad de diálogo siempre dentro del marco del respeto al ser humano y a sus costumbres. Dialogar sobre las diferencias y también sobre las similitudes, así como poder sobrellevarlas para que éstas no puedan llegar a ser objeto de acciones conflictivas en donde el gobierno ha radicalizando su postura, lo que es determinante para el continuo exterminio de sociedades originarias existentes en el territorio. También esta el tema de cómo tratar las posibles coyunturas, el descubrir las características similares, los intereses en común y en relación a esto se puedan crear instancias realmente fructíferas para el tema un desarrollo sustentable a escala cultural y humana. A pesar de la enorme distancia entre ambas culturas. El solo hecho de compartir parte de un mismo territorio significa tener un nexo social que en conjunto ambas deben y pueden desarrollar. Sin embargo encontramos otro factor de gravitante importancia para el tema de la identidad, la aculturación. En ocasiones dicho proceso no siempre tiene una adecuada recepción o adaptación, por parte de una cultura sobre la otra respectivamente, sino más bien se trata de una imposición etnocentrista de una sociedad sobre otra. La llamada pacificación o pacto de Quillín, hecha en 1641 aunque reconoció la autonomía del pueblo Mapuche al sur del río Bio-Bio, sólo fue un mero trámite ya que la dominación colonial ya había sembrado sus frutos, no directamente por la vía de la fuerza dado que el pueblo Mapuche ha sido el más aguerrido en contra de la conquista de este territorio. Sin embargo el manejo del poder fue instaurado sobre la base de un sistema extranjero, el colonizador, el imperialista. De la Europa "modernizadora" y con una perspectiva de vida diferente pero "mejor" que la de los antiguos habitantes de estas tierras; postura que hasta el día de hoy algunos sostienen. Debemos reconocer la historia como un proceso de diversificación y esto no excluye de responsabilidad a ninguno de los dos participantes en los conflictos, más bien se debe de trabajar por el respeto y el acercamiento; eso sí teniendo en cuenta el fenómeno del pluralismo y de la "globalización". Que la sociedad chilena este inmersa en la llamada globalización no significa exigir a los pueblos originarios una adhesión total. Para comprender el fenómeno de la globalización se debe de capacitar con relación a las necesidades de cada grupo y no con relación al contexto de la sociedad Chilena, sólo así podremos tener una relación armónica con el conjunto de pueblos que la historia nos ha mostrado para acceder así a una real diversidad en el contexto del conjunto de sociedades existentes en el presente. Se debe de reconocer que somos un país con una diversidad cultural patente y que las formas de asociación y desarrollo no están determinadas etnocénticamente o unilateralmente, sino más bien se establecen en relación a la identidad particular de cada grupo social que se distribuye a lo largo y ancho del territorio Chileno. Considerando lo anterior el punto principal en la relación: Estado Chileno – Pueblos originarios, es lo referido a obviar las jerarquías culturales que aun que parezca retórico y simplista, son la columna vertebral de los problemas existentes entre los grupos mencionados, es así como lo más importante, y que tiene carácter de urgencia, es el reconocimiento de la existencia real de una multiculturalidad. Y que como tal se aborden los tema que ocasionan los diferentes conflictos. Dicha problemática que ha surgidos entre el Estado Chileno y los pueblos originarios, en particular con los grupos del sur de Chile, ha sido la falta de voluntad y transparencia, (por parte del gobierno Chileno), en el reconocimiento de los derechos que como pueblo poseen; El derecho a la diversidad tanto religiosa, económica, política, etc. En síntesis abordar de una vez por todas el tema de la autodeterminación, debiendo producirse una serie de mecanismo que traigan con sigo un proceso de autogestión por parte de los pueblos originarios. Problemática de fondo en los conflictos. Sin embargo la interpretación que distintos organismos de Estado y la propia clase política del país nunca ha reconocido los derechos de los denominados pueblos indígenas, quienes infructuosamente han reclamado y sistemáticamente se les ha ignorado. A pesar de existir la ley indígena, (19.253), que establece la protección, el derecho a culto, el desarrollo como pueblo y una serie de medidas destinadas a preservar y fomentar las 621 TOMO2-3.p65 621 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia culturas originarias del territorio Chileno, a través de la creación de la CONADI, (corporación nacional de desarrollo indígena) y las llamadas áreas de desarrollo indígena. La CONADI propuso la creación de nueve "áreas de desarrollo indígena" en todo el país: San Pedro de Atacama, Isla de Pascua, Lleu-Lleu, Alto Bio-Bio, Lonquimay, Lago Budi, San Juan de la costa, Puerto Edén y Bahía Mejillones; De éstas sólo han sido creadas tres hasta la fecha: San Pedro de Atacama, Alto Bio- Bio y Lago Budi, esta última fue aprobada el 10 de Marzo de 1997, Creando oficialmente la "área de desarrollo indígena del Lago Budi". Sin embargo y como en otros casos, dicha Área de desarrollo indígena no ha sido respetada como la ley lo establece, comenzando por parte del gobierno una serie de descalificaciones y violaciones al derecho que en un comienzo se le otorgó a los pueblos originarios. Los objetivos en la creación de las áreas de desarrollo indígena fueron planteados de la siguiente mane1 ra : 1.- La focalización de los organismos de Estado en beneficio del desarrollo económico, social y cultural de los individuos y comunidades indígenas del área. 2.- Coordinar los programas de inversión pública y privada de desarrollo del área. 3.- Promover la participación de las personas y comunidades indígenas. 4.- Velar por la adecuada explotación y protección de las tierras indígenas así como por su equilibrio ecológico. 5.- Fomentar la práctica, conservación y desarrollo de la cultura y el idioma indígena. Sin embargo lo que quedó establecido como ley fue lo concerniente a -"señalar límites y la necesidad de que los organismos de Estado focalicen y coordinen su acción en beneficio de las comunidades."- Sin establecer instituciones ni organismos que tengan a cargo el cumplimiento y desarrollo de las áreas antes mencionadas. - (La Conadi ha hecho oidos sordos al respecto y no se ha pronunciado en favor de los afectados, siendo esta institución creada: ¿para proteger los intereses de los llamados pueblos originarios, o los intereses del Estado quien administra esta institución? He aquí otra inconsistencia dentro del sistema de Estado ya que la Conadi debe ser manejada por y para los intereses de los pueblos indios)-. Como podemos apreciar, la creación de las llamadas áreas de desarrollo indígena deben tener como función proteger y fomentar la cultura de los pueblos originarios dentro del territorio Chileno, sin embargo esto no se cumple. Lo complejo del tema en estos puntos es que el Estado Chileno se ha tomado atribuciones tanto para legislar, (creando la ley), como para definir criterios, (como la disponibilidad del territorio, que la misma ley protege), en los cuales no son competentes, dado que no se ha realizado una investigación seria en terreno ni se ha dialogado con las comunidades afectadas. Esto ha venido a ser lo contrario que sucede en la realidad especialmente cuando algún proyecto de gobierno o algún empresario nacional o extranjero plantea algún tipo de proyecto de "desarrollo", como lo ha intentado ser la carretera de la costa, interviniendo las comunidades en territorio indígena. No se ha escuchado al dueño de la tierra, no se ha respetado la propia ley de Estado; bajo tal escenario la aparición de conflictos y la disposición para tratar el tema de fondo, que es la apropiación de espacios donde los pueblos indios han vivido durante siglos. Además han sido sistemática e ilegalmente expulsados de sus territorios, con la implicancia que esto significa en términos de impacto cultural y ambiental, todo esto en un muy poco transparente papel social y político. UBICACIÓN GEOGRÁFICA En la costa de la novena región, entre el río Imperial por el norte, y Tolten por el sur, se sitúan los Lafkenche, originarios del lugar los Mapuche Lafkenche poseen una serie de características y costumbres propias que los identifica y los une como sociedad. A la llegada de los españoles los Mapuches dividían sus territorios en correspondencia con las zonas ecológicas según donde residiesen. 622 TOMO2-3.p65 622 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Dichas zonas los españoles las llamaron Butralmapus (gran territorio). Existieron cuatro grandes Butralmapus; El Lafkenmapu o país marítimo; El lelvumapu o país del llano; El ianpiremapu o zona del pehuén y el Puelmapu o zona del este (Argentina). El Lafkenmapu comprendía desde el río Itata hasta la desembocadura del río maullín, pero rápidamente queda circunscrito al espacio entre el Bío-Bío y la desembocadura del Calle-Calle. Este a su vez se subdividía en Aillarewe: Marihueñu, Arauco, Tucapel, Licaniebu, Ranquilhue y Cautín. En el caso del Aillarewe de Cautín se extendía junto al litoral entre los ríos Imperial y Toltén teniendo los levos de pilocura, Llamocaví, Coyamrehue, Celolevu y Budi, de esta forma los Aillarewe se componían de Rewe, los que estaban constituidos por Lof (comunidad Mapuche). ¿POLÍTICA O DERECHO? La importancia del diálogo para tener un acercamiento al mundo de los pueblos originarios sólo se ha venido a plantear como opción cuando las vías bélicas ya no han dado resultado. El intento de crear coyunturas ha sido fruto del trabajo de personas y organizaciones ligadas a los pueblos originarios, sin embargo esto no es ni ha sido lo suficientemente concreto como para establecer una sana y pacífica convivencia entre Mapuches y Chilenos, los conflictos se han agravado, las situaciones de contradicciones que el propio estado Chileno ha tenido para establecer las reglas del juego (leyes), han sido no sólo arbitrarias sino que incongruentes en su base. El Estado Chileno mediante el gobierno debe plantear una adecuada y transparente postura política, además tiene el deber de ser garante de la buena convivencia entre Chilenos y Mapuches. Los Chilenos poseen una identidad "relativamente definida", (globalizada), la cultura Mapuche ha poseído una definida y propia desde hace mucho, los territorios ocupados por la sociedad Chilena han sido espacio ganado a través del tiempo en luchas y pugnas bélicas, sin embargo se ha establecido un Estado-Nación Chileno, el cual posee una política de gobierno que debe dar cuenta de la diversidad existente en el territorio. Debido esta diversidad, en el territorio Chileno, se hace necesario que los pueblos originarios posean una libre determinación a través de la autogestión por ejemplo; Tener poder de decisión propia frente a los problemas que les afectan directamente para así no ser marginados del sistema social y en específico del sistema político existente en este país, el cual dice representar a toda la población del territorio Chileno, sin discriminación de ninguna índole. Es así como el derecho establecido en las leyes de Estado, en lo que se refiere a la libertad de culto; En el cual las manifestaciones de racismo tanto en lo político como en lo religioso o de cualquier tipo están descartados y supuestamente penadas por las leyes existentes ??????????????... Sin embargo se comienza a gestar una serie de anomalías como la irrupción por parte de empresas constructoras contratadas por el Estado Chileno para la ejecución de obras al interior de las llamadas "áreas de desarrollo indígena", las cuales legalmente están protegidas de este tipo de "desarrollo". Otro factor gravitante en la problemática es el "desconocimiento", por parte del gobierno y las autoridades de la región, (intendencia), en lo que respecta al tema de la identidad y los derechos de los pueblos originarios, específicamente a que se refiere al derecho de libre culto. La voluntad del gobierno y de sus respectivas instituciones debe ir en directa relación con o establecido en la constitución del Estado Chileno, para así hacer valer en el fondo lo estipulado en la ley indígena; Sin embargo el conflicto que se ha originado pone de manifiesto la actitud "poco voluntariosa" para hacer valer la ley, en un sector que es minoría, dentro del Estado-Nación Chileno. ¿Será que el gobierno no le ha dado el real alcance a las repercusiones que ésta falta de voluntad política está ocasionando? ¿El gobierno entrante del Sr. Lagos, tomará decisiones concretas para tratar el tema de los conflictos con los pueblos originarios? El debate a cerca del tema puede y debe dar como resultado un próspero diálogo entre la sociedad Estatal Chilena y los pueblos originarios de cada región del país. Una responsable actitud por parte de las autoridades vendría a ser el principio de un diálogo en que ambas partes puedan exponer claramente los nexos o coyunturas que pueden haber para la buena convivencia entre 623 TOMO2-3.p65 623 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia seres humanos. En el caso de los Lafkenche del lago Budi la problemática se ha dado por el específico caso de la irrupción de empresas contratadas por el estado y bajo el amparo del gobierno Chileno, las cuales han realizado una serie de trabajos, en los predios de las comunidades Mapuche Lafkenche, destinados a la construcción de la carretera de la costa. Dichos trabajos fueron los de marcar topográficamente el lugar, (poner estacas e itos dentro de los predios de las comunidades Lafkenche), sin tener el permiso de la comunidad o en su defecto con intimidaciones y engaños de parte de las empresas constructoras. Esto es no es un menor detalle si se toma en cuenta la importancia que reviste que el propio gobierno esté eximiéndose de las responsabilidades y obligaciones que la ley indígena contempla. Esto no ha llevado sino a agravar más las relaciones entre el gobierno y los pueblos originarios de dicha zona, terminando el problema en los juzgados correspondientes y en algunos casos en enfrentamientos con el cuerpo de trabajo del ejército, quién ha estado contribuyendo a la construcción de la llamada carretera de la costa, la cual es el foco del problema en el lago Budi actualmente. El asunto es de difícil solución, en una primera instancia está la ley 19.253, (ley indígena); así como la ley 19.300, (ley del medio ambiente), y por otro lado esta la llamada aplicación de los proyectos de "desarrollo" que el gobierno esta ejecutando, sin la debida autorización legal. Entonces que queda por hacer si el gobierno y sus instituciones no respetan los derechos que por ley les fueron otorgados a los pueblos originarios de las diferentes zonas del país. (Véase el caso Ralko, entre otros muchos). Existen muchas y variadas salidas para el problema que origina la construcción de la carretera de la costa en el sector del lago Budi en las comunas de Puerto Saavedra y Teodoro Smith; Sin embargo cualquier comienzo de diálogo debe ser bajo la paralización inmediata de las obras por parte del ejército y empresas contratadas para los trabajos de construcción de la carretera, ya que dichos trabajos se enmarcan fuera del contexto legal y con un problema que está siendo tratado en los tribunales aún hoy, (Marzo de 2000), por ende no se puede continuar con las obras en ejecución. EL FUTURO NO LLEGA, SE VA EN BUSCA DE ÉL Estamos frente a un caso que sin ser acotado ni de menor importancia para el país, no se le ha dado la debida importancia que requiere. Lo que está en juego son una serie de implicancias sociales en directa relación con la identidad y el derecho: La identidad de un pueblo, Los Lafkenche del Budi, la destrucción de muchas y variadas comunidades que han vivido en la zona desde tiempos remotos, así como la destrucción de la cultura a la cual pertenecen y que los identifica como Lafkenche; La destrucción de un complejo conjunto de especies endémicas del sector que con la construcción de una carretera desaparecerán definitivamente tanto flora como fauna. • • Es decir no estamos frente a un problema que pueda anexarse en archivos para una posterior revisión. • • No se está frente a un grupo social el cual no tenga un horizonte y una tradición cultural definida. No estamos en presencia de una forma de cultura menos importante ni menos compleja, ni salvaje, ni ágrafa con la cual no se pueda dialogar ni llegar a instancias de mutuo acuerdo. La cultura que se pretende eliminar es irremplazable, sus costumbres y su forma de asociación no las encontramos en ninguna otra parte de la cultura Mapuche (véase la tradición de los tres Rewes dentro del campo de Ngillatue). • Las especies de flora y fauna además de ser endémicas pertenecen a un ciclo de aguadas el cual se encuentra protegido por la Conaf, (Corporación nacional forestal). • Y por último las pretensiones del gobierno deben ser muy bien examinadas ya que en el caso del área del lago Budi existe una ley que tarde o temprano y con la participación de personas y entidades de distinto índole, esclarecerá el por que no se ha cumplido una serie de leyes citadas anteriormente y bajo las cuales no se puede llevar a cabo las irregularidades que hoy Marzo del 2000, se han venido y se están realizando, tanto por parte del ejército, de la intendencia de la IX región así como por parte del ministerio de obras públicas, por ende del gobierno. 624 TOMO2-3.p65 624 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Si queremos realmente construir una sociedad equitativa, democrática y con valores culturales los cuales podamos transmitir a nuestros hijos y a las nuevas generaciones, debemos en primer término trabajar por el respeto al ser humano, por el respeto a la diversidad cultural, por el respeto a las tradiciones y culturas de los demás seres humanos. Esto puede significar el traspasar no sólo el campo de lo puramente Antropológico, puede ser una postura que poco o nada tenga que ver con los planteamientos de la observación participante o el situarse en el "otro" contexto para aprender de la llamada "otredad", de su cultura. Sin embargo esa llamada otredad también nos mira como una otredad, como una sociedad diferente, sin embargo ellos no están destruyendo ni perjudicando lo esencial, seres humanos. NOSOTROS, LOS OTROS Puede ser que la antropología que se está impartiendo en los establecimientos educacionales, esté de la mano de las nuevas corrientes en donde la globalización dio cuenta también de esos hijos de la dictadura que fueron partícipes de un discurso, que estudiaron para ser científicos, para mejorar la sociedad y que de algún modo se han olvidado que son personas y han comenzado a actuar como científicos, como positivistas del la cultura, como enajenados por el saber, pero ese saber tiene que llegar algún día a puerto, el saber por saber, el investigar por investigar son aliados de los sistemas que han hecho que las personas se categoricen a tal punto que se pueda observar casos como el del lago Budi o como el caso de Ralko y como muchos otros. ¿Tiene la disciplina antropológica un objetivo distinto al de ayudar y servir al ser humano; en su fondo? Tanto los estudiantes como los antropólogos, los maestros y doctores afines a la disciplina, tenemos derechos, tenemos una identidad como antropólogos la cual se lleva en alguna parte de nuestro ser humano, es decir, ¿somos primero seres humanos o antropólogos, o ambos? Y si somos ambos, ¿cómo poder coexistir con ambos? Si bien la antropología se establece como la ciencia que estudia al hombre, ésta no debe de ser estática en su fondo (objetivo-s); los Antropólogos se forman bajo un paradigma científico, con su historia, con sus diferentes tradiciones y con sus innumerables trabajos, ya sea de campo o de gabinete lo que me parece admirable ya que la profesión en sí es una aventura, pero esa aventura debe de estar al servicio del ser humano, de la comunidad, de las distintas comunidades a las cuales nuestro aporte signifique algo más que saber que poseen instituciones, estructuras, costumbres, etc. La identidad y el derecho de cada uno de los antropólogos en alguna forma esta reflejada en sus trabajos y como enfrentarlos a diario, esto puede ser un parámetro para medir si efectivamente el trabajo realizado es útil para la sociedad o para algún tipo de sociedad. Los aportes que la antropología hace a diario a las distintas instancias o problemas existentes en la sociedad es una realidad, sin embargo esa realidad no debe de olvidar que gran parte de los trabajos y el origen de la antropología se debe al "estudio" y conocimiento de las sociedades de los pueblos originarios, estén estos presente materialmente o no. La preocupación que debemos a dichos pueblos debe ser un compromiso a trabajar en pos de ayudar o de solucionar aunque sea en parte esos problemas que tienen en el presente. Ya que sin ir más lejos dichos problemas son originados por mecanismos o formas de adaptación de las nuevas y globalizadoras culturas que actualmente se desarrollan en todo el mundo, es así como se debe de fomentar el apoyo a esos olvidados pero vigentes pueblos originarios. NOTAS * Documentalista Audiovisual, Fotógrafo: Etnovisión; Universidad Bolivariana de Santiago de Chile, Escuela de Antropología Social. 1 Planteado por las comunidades, profesionales asesores competentes en la materia: Antropólogos, Sociólogos, Historiadores y Organismos No Gubernamentales, (ONGs.). 625 TOMO2-3.p65 625 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia APROXIMACIONES AL DERECHO CONSUETUDINARIO ENTRE LOS AYMARA DEL NORTE DE CHILE: VIGENCIA Y CAMBIOS EN ÁREAS ALTIPLÁNICAS. Rodrigo Muñoz El presente trabajo forma parte de la ejecución de un Proyecto promovido por la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, cuyo objetivo específico es el de: "Caracterizar la realidad jurídica actual de las comunidades Aymaras, a través del análisis y sistematización de su derecho consuetudinario aplicable principalmente a las tierras y aguas, según los conceptos que manejan sus agrupaciones y/o los indígenas individualmente considerados". Las bases de este Proyecto tienen como antecedente el artículo 54 de la ley 19.253, llamada también Ley Indígena, que, al referirse a la Costumbre Indígena y su aplicación en materia de justicia, señala que: art.54.- La costumbre hecha valer en juicio entre indígenas pertenecientes a una misma etnia, constituirá derecho, siempre que no sea incompatible con la Constitución Política de la República. Cuando la Costumbre deba ser acreditada en juicio podrá probarse por todos los medios que franquea la ley y, especialmente, por un informe pericial que deberá evacuar la Corporación (Conadi) a requerimiento del Tribunal. Precísamente, entonces, esta Corporación requería saber cuál era esa costumbre indígena –de haberla- para así poder informar al juez, dado el caso, ilustrandolo para mejor resolver. Los resultados de este trabajo preliminar que son los que se intentará exponer aquí, considerando el ámbito de aplicación del mismo, donde se privilegió el análisis de cinco comunidades indígenas altiplanicas, y que pretende entregar insumos nuevos a la mesa de discusión, en el entendido que es un proceso todavía no terminado, sino que son los avances hasta ahora obtenidos. Las comunidades en comento han sido seleccionadas según las especificaciones que se detallan en la propuesta de este Proyecto, considerándose las de Guallatire, Caquena, Visviri, Guacoyo y Parinacota. Uno de los primeros aspectos a observar en este estudio partió de la consideración, y distinción –si existíaentre costumbre jurídica y derecho consuetudinario. En efecto, como dijimos anteriormente, la ley indígena da pié para aplicar, por parte del juez, la costumbre indígena cuando se den los supuestos allí señalados. Sin embargo, la costumbre, desde el punto de vista del derecho tradicionalmente se la ha definido como "la repetición u observancia constante y uniforme de una regla de conducta por los miembros de una comunidad social acompañada de la convicción de que se responde u obedece a una necesidad jurídica". Surgió entonces, la primera pregunta, al contrastar esta definición con las acepciones del derecho consuetudinario que se manejan, por ejemplo la que lo entiende como "Aquellas normas y reglas de comportamiento y de convivencia social que existen al interior de cada comunidad o de cada pueblo indígena, y que contribuyen a la integración de cada sociedad, al mantenimiento de su orden interno y a la solución de conflictos que puedan surgir, incluyendo, por lo tanto, un sistema de sanciones para quienes violan esas normas" (Herve y Urrejola, 1994. En Aylwyn 1995) De esta simple comparación, se refleja algo que, a nuestro entender, parece referirse a un sistema normativo bastante más amplio que la mera repetición de hechos en la vida social de un grupo humano. Ese derecho consuetudinario ha tenido diversas precisiones, por lo demás, ya que se ha asumido por muchos que "sus elementos constitutivos conforman un complejo interrelacionado que refleja la cambiante situación histórica de los pueblos indígenas, las transformaciones de la ecología, demografía, economía y situación política frente al Estado y sus aparatos jurídico-administrativos" (Stavenhagen 1990). Por esta razón, este concepto adquiere una dimensión histórica evolutiva y esencialmente cambiante, diversa de las percepciones ahistoricas que tradicionalmente se habían tenido en sociología y antropología jurídica. De más está decir que creemos que la discusión actual ya no debe versar sobre si existe hoy, en el mundo aymara de Chile, el derecho 626 TOMO2-3.p65 626 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal prehispánico, cuestión suponemos superada en el mundo académico, sino en cómo se resignifica el derecho – incluso el derivado del Estado- desde una perspectiva hermeneutica indígena. No podemos soslayar el hecho, eso si, que la concepción del derecho consuetudinario nos ha parecido por momentos -si se me permite la expresión- un cajon de sastre en el que cabe cualquier cosa, cualquier variante, cualquier manifestación cultural que, permeada o no por otras, se representa en un momento historico dado, identificándose, a veces, con el concepto de cultura mismo. Sea como fuere, coincidimos en que el derecho consuetudinario contiene aspectos que van más allá de las meras relaciones "inter privatos" como podríamos decir, asimilandolas a las relaciones que se dan entre particulares en base a la justicia conmutativa. Van mas alla, decimos, porque también implican las relaciones que se dan entre los particulares o los miembros de la comunidad, en este caso, con aquellos que imponen justicia, o dictan las normas o resuelven los casos de conflicto, según cada situación. Inclusive, cuando en un determinado ámbito cultural las normas no se imponen desde arriba, o cuando los conflictos son resueltos por los vecinos -pares en este sentido-, también dicha formula implica una expresión de derecho consuetudinario. Es necesario hacer presente que las dicotomías de lo "Público" y lo "Privado", se presentan -en todo caso- como categorías del derecho tradicional, y parten del razonamiento, del criterio de diferenciación, de si existe o no el sujeto Estado en sus relaciones. Así, si este conjunto de normas viene a regular las vinculaciones del Estado (cuando actúe como poder) con los particulares, en un plano de justicia distributiva, nos vamos a encontrar con relaciones de Derecho Público. Surge, entonces, inmediatamente la conclusión obvia: En el derecho consuetudinario no se puede hablar de relaciones en el ambito "público" y en el ambito "privado", toda vez que los pueblos y comunidades indígenas no constituyen Estado, con las calidades típicas que se conocen en la cultura jurídico-política no indígena.. Hechas estas observaciones, nos encontramos, entonces, que la Ley indígena, no sabemos si conciente o deliberadamente utilizó el término costumbre, y no derecho consuetudinario, con lo que restringe en forma grosera el ámbito de su aplicación, y con ello el criterio del juez, a ciertas relaciones de mayor o menor importancia en el ámbito sociocultural de las comunidades indígenas chilenas. De aceptarse el derecho consuetudinario en toda su extensión, nos encontraríamos con que se debería reconocer la facultad jurisdiccional que pudiesen tener las autoridades indígenas, según los casos, dandose situaciones inéditas en nuestra historia legislativa y judicial en que, de pronto, el juez enfrentado a un caso de conflicto se vería en una encrucijada, en virtud del artículo 73 de la constitución Política que preceptúa la exclusividad de que gozan los tribunales establecidos por la ley para conocer de las causas civiles y criminales, resolverlas y hacer ejecutar lo juzgado, agregándoles la obligación de fallar en virtud del principio de inexcusabilidad, que señala que cuando ha sido reclamada su intervención en forma legal y en negocios de su competencia no pueden excusarse de ejercer su autoridad, ni aún por falta de ley que resuelva la contienda o el asunto sometido a su decisión. Y más encima se mandata que Nadie puede arrogarse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias otra autoridad o derechos que los que expresamente les hayan conferido la Constitución o las leyes.. Así las cosas, y aplicando estos principios, nos encontramos con que los jueces y solo los jueces DEBEN FALLAR, ya que de no hacerlo caerían en un notable abandono de sus deberes, delito tipificado y sancionado constitucionalmente. ¿Que debiera este juez hacer frente a un caso como el que se plantea? Declararse incompetente, o incluso declararse como falto de jurisdicción y entregarle (devolverle podríamos decir) la facultad a la autoridad autoctona o al que, según el derecho consuetudinario estuviera llamado a conocer del asunto y resolverlo. Fácil es adivinar que frente a una situación hipotética como la que se plantea, por lo menos en el caso de Chile, una solución en este sentido causaría serios conflictos con los sectores que adhieren a las tradiciones republicanas más conservadoras y, como se ha visto en los últimos tiempos, tan defensores de ese concepto manoseado y en vías de extinción –según nuestro parecer- como el de soberanía. El problema, en todo caso, se presentará para el juez cuando es requerida su intervención, situación que supone –apriorísticamente- una entrega de jurisdicción por parte del indígena, y con ello, una renuncia al sometimiento de sus propias autoridades. Aún en este evento podríamos decir, aplicando un sentido lato de 627 TOMO2-3.p65 627 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia derecho consuetudinario, que esa entrega de todas formas corresponde a una manifestación cultural, aunque permeada, no por ello menos validada, y que constituiría, en definitiva, una expresión mediatizada de derecho consuetudinario. Ahora bien, ¿Qué pasaría si el indígena no concurre a requerir la intervención del Tribunal, sino simplemente la obvía y se somete a sus (si las tiene) propias autoridades? Ese indígena podría caer en un ilícito constitucional y penal, pudiendose tipificar conforme la normativa actual, según los casos y las circunstancias, un posible delito de sedición. No parece justo, ni siquiera criterioso, un razonamiento de esta naturaleza. Cuando la ley indígena habla pues, de costumbre a secas, está cercenando importantes elementos del derecho consuetudinario, tanto lo referente a las autoridades, como lo relativo a los procesos mismos que ellos pueden aplicar. Y no podía ser de otro modo, ya que aparecen casi como paradigmas constitucionales, principios como los del debido proceso, en circunstancia que podría darse el caso –también situación hipotética, pero no alejada de la realidad-, que en los juzgamientos indígenas, no se considere para nada -ni sea escuchado- el autor del hecho que éstos eventualmente pudieran categorizar como punible (estamos pensando, según la experiencia mexicana, en las soluciones de conflictos vía arreglos, acuerdos o conciliaciones familiares o comunitarias) Pero haciendo a un lado estas disquisiciones, el trabajo nuestro tenía por objetivo precísamente observar qué normas configuran derecho consuetudinario hoy en día en las comunidades aymaras de la Primera Región, independientemente del hecho que fuera o no recepcionado, reconocido o aceptado por la legislación vigente, la que, volvemos ha decirlo, acepta la costumbre jurídica, concepto mas modesto que el derecho consuetudinario, con mayusculas, en el entendido que se cumplan las condiciones al principio señaladas y con ese paraguas protector que nos vuelve a fojas cero, cuando la ley dice "siempre que no se contradiga la constitución, las buenas costumbres o el orden público". Es como si alguien dijera: vamos cambiar esta situación, y para ello daremos un giro gravitante en 360 grados, osea, quedamos donde mismo. Nos dimos a la tarea de observar, en base a un estudio de casos que se basó en las fuentes tradicionales de información, (informante clave, entrevistas tanto personales como comunitarias) si este derecho consuetudinario, este sistema más o menos estrucrturado afectado por las gradientes altitudinales, con un mayor o menor contacto con otras tradiciones jurídicas, conforme a la muy amena explicación que nos hizo en las últimas horas de la noche xavier albó, tenía manifestaciones actuales y cuáles eran ellas. Se privilegiaron dos ambitos de aplicación. las tierras y las aguas, de modo que, a partir de allí, de dichas relaciones pudiesemos derivar a otros aspectos de la vida comunitaria. Lo primero que hay ue decir en esta materia, es que la separación temática de tierras y aguas es solamente desde el punto de vista del análisis, ya que resulta más que constatado y claro el principio de la Indisolubilidad de las aguas con la tierra, tanto en la idea de propiedad como en la sensación de tratarse a ambas como un todo. A partir de este principio, verificado en terreno, nos centramos en una primera tarea, cual era ver si los proyectos de regularizaciones propiciados por los programas habían provocado algún impacto en las relaciones comunitarias de los beneficiarios de los mismos. La primera de las cuestiones que observamos fue la de que en terminos cotidianos, la vida nos les cambió en nada. La propiedad en términos jurídicos no afectó ni provocó fenómeno alguno en la gestión de los recursos. Sí se tiene claro que esta nueva situación legal tiene una importancia que no se puede desconocer, ya que los miembros de las comunidades entienden que esta "legalización" que se materializa en un documento, pasa a tener un reconocimiento erga omnes. Además de esto, al parecer, estos instrumentos conforman un resguardo casi sacralizado de los derechos que allí se contienen. Esta sensación opera en forma más fuerte en los aymaras, quienes tradicionalmente han tenido que garantizarse en la palabra escrita los derechos frente a terceros. Los efectos de la regularización han operado en una logica de lo que hemos llamado, en una aproximación conceptual semi jurídica, semi antropológica de apropiación/enajenación: Apropiación en el sentido de una suerte de revitalizaciòn de la idea de comunidad; esto es un nuevo énfasis en la reivindicación de la apropiación comunitaria respecto del recurso hídrico. la reivindicaciòn en cuestión opera en la relación con otros, sean ellos terceros no indígena o comunidades también indígenas aledañas. no opera en los mismos terminos a nivel de las relaciones intracomunitarias. Allí, sin dudas, la idea de la propiedad particular continúa teniendo 628 TOMO2-3.p65 628 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal gran vigencia. Es decir, un sentido comunitario frente a terceros, y un sentido más individualista a nivel interno. enajenación, en términos de la pérdida de ciertos recursos propios y tradicionalmente utilizados para la regulación del conflicto por el uso de las aguas. se trata de un efecto que los comuneros asocian dierctamente al proceso de regularización. así, la capacidad de negociar y resolver tensiones y conflictos entre los representantes de las unidades económicas campesinas que hacen uso, por ejemplo, del agua de una misma vertiente, se ha perdido. el poblador andino, de alguna forma, asume que un tercero –no siempre claramente identificado (la conadi, la dirección de aguas o algún asesor jurídico)- debiera ser ahora, en esta nueva situación legal, quien resuelva las tensiones que tradicionalmente se manejaron por otras vías. Esta situación se ha verificado en las cinco comunidades que se han estudiado. Hasta ahora se ha venido insinuando la idea de conflictos por el uso del agua. Ahora bien, ¿Cómo se manifiestan en términos practicos estos conflictos? En terreno se observo que los problemas intracomunitarios por uso, manejo y administranistración –cuando existían- siempre estuvieron asociados a tensiones por tierras en sus múltiples manifestacones. No es de extrañar un fenomeno como este en funcion del princpio de indisolubilidad antes aludido. Veamos, a modo de ejemplo, un caso: En la localidad de Guallatire. Allí, los comuneros de las estancias de Pisarata y Sura surane, viven, en los últimos años, una relación tensionada por el uso común de una vertiente, que se manifiesta en acusaciones de toda índole. (acusaciones de desvío de canales, u obstrucción del curso de los mismos). Las visitas a estos predios y las conversaciones con los vecinos directamente involucrados permitieron identificar la causa subyacente en esta tensión: Un conflicto de deslindes en los predios no resuelto por mas de dos decadas y las tensiones interfamiliares de él derivadas, han impedido tomar los acuerdos necesarios (forma tradicional de gestionar armonicamente el agua), para organizar las faenas de limpieza, hacer los surcos o los canales. Se trata entonces de una omisión provocada, que en circunstancias normales bastaría para resolver una situación muy simple. Podemos decir entonces, que las relaciones entre usuarios de agua colindantes en el altiplano de Parinacota, no han requerido del diseño de una institucionalidad ni organización compleja. En los hechos, las tensiones identifivadas son entendidas como asuntos entre particulares, donfde la comunidad y su organización no tienen competencia. al parecer, el escaso desarrolo de organizaciones de regantes en el area esta asociado a este fenomeno. Sin embargo, esto no significa que frente a posibles agresiones externas, vengan de terceros no indígenas u otras comunidades, no consideren como una herramienta viable, el hecho de constituir organizaciones de usuarios de aguas ya sea conforme al codigo de aguas (que privilegia y potencia los usos individuales) o a las organizaciones establecidas en la ley indígena, asentada mas bien sobre la base de usos comunitarios, cuestión que, entre los aymaras ha resultado de difícil aplicación, salvo comunidades como Guacoyo que tiene un sentido comunitario probadamnente más acentuado. Por último habria que agregar que, conforme este estudio no hemos arribado a conclusiónes definitivas en torno a la vigencia del derecho consuetudinario, probabilidad que no descartamos, pero resulta bastante alarmante esta suerte de entrega o renuncia de los atributos o facultades de decisión en un tercero, ya que, lenta, imperceptible y quien sabe si definitivamente se está cayendo en algo que pddríamos llamar una verdadera capitulación al conceder y dejar que terceros resuelvan –o comiencen a resolver- sus asuntos internos. Me ha parecido muy grave esta situación, porque precísamente se está enajenando parte integrante de lo que conforma una parte esencial del derecho consuetudinario. aunque es prematuro decirlo, hasta ahora no he podido observar normas que impliquen la supervivencia de este derecho. En efecto, pienso que a lo mas nos hemos encontrado con ciertas manifestaciones de costumbre jurídica, pero que no alcanzan como para formar este entramado complejo llamado derecho consuetudinario. habrá que terminar este trabajo y esperar que, cuando se complete el puzle podamos aseverar lo contrario. 629 TOMO2-3.p65 629 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia DESARROLLO LOCAL Y GESTIÓN AUTONÓMICA PARA EL ETNODESARROLLO LA REIVINDICACIÓN TERRITORIAL MAPUCHE1 Alberto Parra Salinas 2 ABSTRACT La Integralidad de la reivindicación mapuche actual cuestiona el enfoque impuesto de la Modernización económica nacional y "bienestar individual" (radicalizado con la modernización neoliberal), y nos inserta en aquella lógica que define desarrollo como un proceso y una experiencia específica desde la cultura. En otras palabras, desafía a comprender el desarrollo como el ejercicio de la Identidad específica de un Pueblo. Este ejercicio supone espacios políticos/económicos construidos socialmente con referencia específica a lo territorial. Así la idea de "Desarrollo Local" y el concepto mismo de "lo local" remiten invariablemente, en lo Mapuche, a una viva memoria de control territorial (proceso histórico de control territorial-derrota militarreducción material). Se actualiza entonces el "territorio" remitiendo a la dimensión política del "hábitat" (espacio físico-formas organizacionales propias-control de los recursos naturales), con su relectura urbana de recreación y reproducción cultural desde el dinamismo intercultural. Entonces si el desarrollo es dependiente de la capacidad de ejercer la cultura, precisa relevar la idea de autogestión y autodeterminación de los procesos (reconocimiento de una lógica organizativa que legitima la decisión colectiva y negocia la relación interétnica), mientras exige dar cuenta de su más conflictiva vertiente, la definición de los recursos que la sociedad chilena permitirá controlar. MEMORIA HISTÓRICA Y REIVINDICACIÓN En los últimos tres años, el surgimiento de una potente movilización indígena, ha puesto en el centro de la discusión pública la situación en la que se encuentran los pueblos originarios en Chile. Si bien esta movilización ha ganado visibilidad pública debido a la inusitada violencia que se ha generado en los sectores más conflictivos, en general ha pasado desapercibido el cuestionamiento amplio que la integralidad de la demanda indígena hace a la relación establecida por el Estado de Chile en el último siglo y medio de historia nacional. En efecto, aún cuando este proceso reivindicativo se activó en Chile en el marco de los 500 años de la llegada de los hispanos a tierra americana, ha sido en el último trienio en donde se ha masificado un discurso público reivindicativo que apela a conceptos como autonomía, autodeterminación, autogestión y territorialidad para definir la demanda. Lo llamativo de esta nueva posición en la movilización indígena es que re-sitúa, y de alguna manera predefine, los espacios y los escenarios de negociación posible, condicionando la relación a la existencia de una real voluntad política por parte del Estado. De la misma manera, y asociado a lo anterior, se ha ido redireccionado el discurso político de la organización indígena buscando la interlocución directa con el Gobierno Central (más allá de los tradicionales espacios de negociación local municipales o regionales) pero avanzando a su vez, hacia la construcción de propuestas de desarrollo desde la dimensión local. Este proceso ha coincidido con un cambio en el tipo de dirigente que guía la movilización, caracterizándose hoy día por un liderazgo joven y con mayor preparación formal que los antiguos líderes. Las bases organizacionales también han sufrido una transformación significativa tendiendo, cada vez más, a definirse desde un enfoque local de desarrollo territorial-integral. Así, la idea de una gran organización indígena que pudiese interlocutar con el Estado se ha diluido en una multiplicidad de organizaciones con un referente claramente local, cuestión que ha potenciado el dinamismo en la reivindicación. En este escenario, el presente documento pretende plantearse las implicancias de una discusión sobre el tipo de desarrollo que se busca, la manera como, en ese contexto se conjugan los conceptos 630 TOMO2-3.p65 630 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal de autonomía, autodeterminación y territorio, y la viabilidad, en las actuales circunstancias de una propuesta de gestión territorial. Si bien esta reflexión pudiese abarcar a todos los Pueblos Indígenas que habitan Chile, nos interesa aquí abordar fundamentalmente el caso del movimiento mapuche, dada la importancia pública que ha adquirido y las particularidades históricas de la relación entre el Estado Chileno y el Pueblo Mapuche. Si bien es cierto no es nuestro objetivo central analizar esta relación, sí es oportuno revisar su naturaleza para comprender la integralidad de la actual demanda. Más allá de las cifras del despojo que ha sufrido el Pueblo Mapuche, nos interesa aquí recalcar la naturaleza cambiante de esta relación y la presencia y vitalidad de lo 3 que podríamos llamar una "memoria de la riqueza" perdida. Así, podríamos señalar al menos, seis momentos históricos en la relación, que han servido para la articulación de la memoria histórica del Pueblo Mapuche: 1.- Situación Hispano-Mapuche Idea de pacto, establecimiento de una frontera, relaciones de intercambio, expansión territorial mapuche a las pampas. 2.- Situación Chileno-Mapuche Invasión territorial (“pacificación de la Araucanía”), perdida de la autonomía, reducción, reconversión productiva forzada, campesinización. 3.- Reforma Agraria Entrega (devolución) de tierras, presencia de un discurso de integración. Memoria de Riqueza Situación de Pobreza y Reducción Promesa de Riqueza de Pobreza Estos momentos históricos han prefigurado un marco actualSituación de relación caracterizado por la asimetría, y la 4.- Dictadura Militar y Represión Contrarreforma agraria, desaparición de dirigentes, de represión, incapacidad para ver la legitimidad los planteamientos del otro. Decreto de Subdivisión (D. 2568), Forestación Subsidiada (D. 701) Un ejemplo claro de la continuidad histórica de esta situación esta dada por el espítiru y la intencionalidad de las normativas tendientes a regular la relación entre la sociedad nacional y los Pueblos Indígenas. Tal como 5.- Pacto de Nueva ImperialLillo, y Leyse Indígena señala Rodrigo ha pretendido con ellas solucionar el "problema indígena" y no el problema de la 4 Nueva Leyrelación Indígena,"sociedad Restablecimiento de un Pacto, Protección Integración nacional-pueblos originarios" , lo que dePromesa algunademanera da cuenta de una imposibilidad de la Tierra Reconocimiento Constitucional y Ratificación del C. 169, "fundante" del Estado de Chile para relacionarse con la diversidad cultural. ampliación de la Territorialidad, Territorios de Desarrollo Indígena. Esta incapacidad ha generado como paradigma de la relación un discurso que, en el caso mapuche ha tenido dos ejes: 6.- Aplicación de la Asimilacionismo ley y Práctica de y Proteccionismo. Desilusión y Movilización las administraciones y Frei El uno y elAylwin otro, caracterizados por un discurso que oscila entre "integrar a los mapuche a los beneficios del Proyecto de ley cercenado, aplicación parcial la norma, negativa al y medios occidentales) y "proteger las manifestaciones progreso" (donde progreso es eldeacceso a tecnologías reconocimiento Constitucional, Ley de Seguridad del Estado ante la Movilización, de su cultura" (en la medida que las manifestaciones de la cultura indígena no interpelen a la cultura de la asociación Gobierno-Empresa frente a Megaproyectos, represión de lideres mapuche. 631 TOMO2-3.p65 631 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia sociedad nacional) se hallan atravesados por una direccionalidad desde el Estado o la sociedad nacional, donde las definiciones carecen de participación indígena. Esta doble intencionalidad en la relación se contrapone, a su vez, con los discursos políticos que históricamente ha organizado la dirigencia indígena. En efecto, en una visión rápida, es posible constatar que, dentro del movimiento mapuche, se organizan al menos, dos líneas de acción para afrontar la reivindicación. Estas líneas se caracterizan por buscar salidas a los conflictos en la perspectiva institucional (búsqueda de normativas específicas para abordar los conflictos, relación con la institucionalidad del Estado, etc.) o bien de manera más autonómica (propuestas de control territorial, representación indígena, autodeterminación, etc). Es preciso señalar que ambas líneas de acción no siempre aparecen en antagonía, de hecho el discurso de muchas de las organizaciones que están llevando adelante procesos reivindicativos se constituye de ambas vertientes. Estas líneas, entonces, si bien entremezcladas en una estrategia más global, pueden ser desagregadas para diferenciar con claridad los resultados de su cruce con los discursos que coexisten dentro del Estado. En el cuadro siguiente se presentan las organizaciones que aparecen como representantes de cada perspectiva y los resultados de su cruce con los discursos desde el Estado; se señalan también las instituciones públicas que -en terminos generales- organizan su accionar con base en estos discursos, los resultados y ciertos casos 5 ejemplificadores de esta relación . SOCIEDAD MAPUCHE ESTADOCHILENO RESULTADO DE LA RELACIÓN EJEMPLOS -Discriminación ("indios buenos" v/s "indios malos") -Teoría de la Infiltración -Triángulo Lafkenche -Caso Temulemu/ Didaico/Pantano Discurso Institucionalista -Ad Mapu -Newen Mapu -Mapuche 2000 -Consejo de Todas las Tierras Discurso Proteccionista -Ley 19.253 -Adm. Frei -CONADI (Diálogos Comunales). -Ley Indígena -Compra de Tierras por las vía del mercado -Participación indígena a través de los Consejeros -Caso Ralco (la posición de laAdm Frei). DiscursoAutonómico -Coordinadora Arauco Malleco -Consejo de Todas las Tierras -Asociación Ñankuchew -Identidad Lafkenche DiscursoAsimilacionista -Poder Judicial -Empresarios -Derecha Política -Represión pura (bajo cargo de terrorismo). -Caso Rukañamko/ Temucuicui -Toma en Truf Truf y caso de tortura en Padre Las Casas -Campesinización (INDAP) -Proletarización -Urbanización - Caso Ralco (la posición de la Empresa) A partir de la lectura de este cuadro, es posible relevar algunos puntos críticos dentro del actual proceso de reivindicación: a) Inserción en el discurso del Estado de la idea de autodeterminación b) incorporación del discurso autonómico con la perspectiva institucional dentro del movimiento indígena. 632 TOMO2-3.p65 632 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal c) Diseño de mecanismos de participación y representación interna (referida a lo indígena) y externa (referida a la relación interétnica y el paradigma de la interculturalidad). d) Generación de los mecanismos que aseguren la sostenibilidad de la autonomía. Así, urge discutir y fundar un discurso propio en lo mapuche sobre lo que se va a entender por etnodesarrollo, por autonomía y por gestión territorial y por lo tanto de organizar y validar las opciones de desarrollo de cada comunidad en la dimensión local. A partir de allí, se podrán plantear, fundamentalmente desde las organizaciones indígenas, los modelos de relación y las propuestas de gestión que, en la perspectiva de la sostenibilidad territorial, generen su propia sostenibilidad política. En otras palabras, la articulación de una memoria histórica común que re-funde los principios de la organización y los objetivos de la reivindicación es de vital importancia para el éxito del movimiento indígena. Esta memoria histórica por años se ha planteado en su dimensión global (como la memoria historica del Pueblo Mapuche) dejando de lado la dimensión local de esa construcción. En esta perspectiva, lo verdaderamente novedoso es la actual conformación de memorias históricas con perfil local: la idea de las Identidades territoriales. Esto no niega la presencia de una conciencia común, ni mucho menos desarticula la solidaridad y compromiso con los demás ámbitos territoriales de la reivindicación; por el contrario potencia la articulación de modelos de autonomía manejables y así viabiliza el movimiento. En esta perspectiva, la superposición de esta memoria histórica en su dimensión local con la articulación de un nuevo discurso reivindicativo que combina las vías autonómicas e institucional plantea como posible la materialización de la autonomía y por lo tanto re-sitúa el escenario de negociación. A continuación abordaremos rápidamente algunos aspectos de la discusión sobre etnodesarrollo con el objeto de precisar la manera en que los conceptos se utilizan en este documento. No es nuestro interés abordar los que Durston llama el "discurso fundacional" del etnodesarrollo, sino más bien tratar de visualizar el estado de la construcción mapuche sobre el etnodesarrollo. HACIA UN DISCURSO MAPUCHE DEL ETNODESARROLLO El concepto de etnodesarrollo ha sido cuestionado en tanto no define desde la cultura misma los procesos de los diversos Pueblos tendientes a relacionarse con el medio de manera sustentable y a partir de sus patrones 6 tradicionales. No siendo nuestro objetivo entrar en esa discusión, seguiremos aquí a John Durston en el sentido de asumir como categoría analítica el concepto de Etnodesarrollo, y que la diferencia del concepto más amplio y neutro de "desarrollo indígena". En esa perspectiva, el etnodesarrollo definiría un tipo de desarrollo indígena que se funda en el control del espacio y en el ejercicio y la proyección de la propia cultura. Así entendido, el "desarrollo" se define desde la perspectiva del Pueblo que lo vive y no es sino la capacidad de ejercer su propia cultura asegurando la sostenibilidad de su relación con el medio (compromiso generacional). A este respecto, la definición que da la Declaración de San José sobre Etnodesarrollo y Etnocidio de 1981, es la que seguiremos en adelante. Fuertemente influida por Bonfill, en la declaración Etnodesarrollo se define como: ...la ampliación y consolidación de los ámbitos de cultura propia mediante el fortalecimiento de la capacidad autónoma de decisión de una sociedad culturalmente diferenciada para guiar su propio destino, cualquiera sea el nivel que considere e implica una organización equitativa y propia del poder. Esto significa que el grupo étnico es unidad político administrativa con autoridad sobre su propio territorio y capacidad de decisión en los ámbitos que constituyen su proyecto de desarrollo dentro de 7 un proceso de creciente autonomía y autogestión . Esta perspectiva contradice la actual forma de concebir el desarrollo y cuestiona los procesos que se han llevado adelante en la Araucanía. En efecto la idea de un desarrollo caracterizado como Modernización económica neoliberal y "bienestar familiar-individual" (es decir, aumento de la competitividad, aprovechamiento de 633 TOMO2-3.p65 633 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia las "ventajas comparativas" del país y la potenciación del individuo y su unidad productiva particular para -por adición- mejorar la calidad de vida del colectivo, etc.) hegemoniza la práctica del estado debiendo los mapuche insertarse en el modelo, mezclando los requerimientos del mercado con formas tradicionales de producción y consumo. En este sentido, dado que los modelos de desarrollo son experiencias específicas de una cultura, la reivindicación mapuche presenta la perspectiva integral de un proceso desde la cultura. Supone un hábitat y por lo tanto un "territorio", y plantea el protagonismo de los "sujetos del desarrollo", en otras palabras la participación en la toma de decisiones, la autogestión de los procesos y en última instancia la autodeterminación. Es decir, el reconocimiento de las formas de organización en su dimensión política y decisoria, las que a su vez en pala8 bras Hugheney y Marimán legitimen las "decisiones colectivas y negocien las formas de la relación interétnica" . Aparece así, en esta perspectiva, una suerte de "base crítica" para el etnodesarrollo que consideraría, al menos, los siguientes cuatro puntos: 1. La proyección y "consolidación dinámica" de la cultura (identidad) 2. La capacidad de decisión autónoma sobre el destino del grupo (autodeterminación) 3. La presencia y desarrollo de una organización propia (autogestión), y 4. La existencia de una base material propia (control territorial) Un proceso caracterizable como de etnodesarrollo, entonces, supone la interacción de todos estos elementos. En efecto, no es posible la "consolidación dinámica" de la cultura si no existe capacidad de decisión autónoma en el grupo; de la misma manera, no es posible la existencia y proyección de una organización propia sin la existencia de una base material disponible. En nuestro juicio esta constatación ha sido el elemento más importante en la articulación reciente del discurso mapuche sobre el tipo y la modalidad de desarrollo que se pretende. Hasta este momento, cada uno de estos cuatro puntos había sido asumido desagregadamente en la elaboración de los discursos reivindicativos, o bien considerados como parte de un macrodiscurso sin proyección práctica. Si bien la promoción de la cultura ha estado históricamente en el centro de la reivindicación, la idea del control territorial (y consecuentemente su autogestión) había aparecido en forma marginal y más como argumento de la demanda que como propuesta de solución. Creemos que el escenario para este salto cualitativo comenzó a generarse por la emergencia de reinvindicaciones de carácter étnico en todo el mundo, la instantaneidad y presencialidad en la entrega de la información y básicamente -en el caso que nos ocupa- por el surgimiento de un nuevo liderazgo indígena. Estos nuevos dirigentes se caracterizan por tener una depurada capacidad para articular discursos reivindicativos que mezclan la raiz cultural de la demanda y las formas tradicionales del liderazgo con una gran capacidad política y de negociación frente al mundo wingka. Una de las principales transformaciones que impuso este nuevo liderazgo fue el re-direccionamiento de la reivindicación, lo que ha permitido la generación de propuestas específicas y el establecimiento de condiciones mínimas para una negociación. Este nuevo liderazgo, sin abandonar necesariamente la raíz discursiva tradicional ha logrado re-enfocar el discurso insertando la dimensión local de los procesos y la perspectiva de la organización propia. Así, podríamos decir que se ha pasado de un discurso caracterizable de la siguiente manera, cultura - identidad de pueblo – participación - tierra a uno que lo explicita y lo convierte en reivindicación integral: cultura - identidad local y de pueblo – participación/organización propia – territorio 634 TOMO2-3.p65 634 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Manteniendo la centralidad de la cultura, se inserta la dimensión local (dimensión espacial-relacional que es definida por los propios indígenas con base en la memoria histórica y en el marco relacional actual) sin renunciar a la idea aglutinante de Pueblo; mientras se potencia la idea de la participación asociándola a la de organización propia (que se articula en función de la dimensión local independientemente de su estructura formal) y se amplía la reivindicación material de la propiedad de la tierra a la idea de autonomía en un territorio. DIMENSIÓN LOCAL, TIERRA Y TERRITORIO. Hasta aquí hemos dicho que este estilo particular de "desarrollo" exige el ejercicio de la autonomía; hemos señalado también que este ejercicio supone espacios político/económicos construidos socialmente y con referencia específica a lo territorial y finalmente que la inserción de lo "local" y del concepto de "desarrollo local" remiten invariablemente, en lo Mapuche, a una viva memoria de control territorial y riqueza material perdida frente al Ejército de Chile en el último cuarto del siglo pasado (proceso histórico de control territorial-derrota militar-reducción material). Esta relación directa -y central para la cultura indígena- con la tierra ha sido ampliamente reconocida y pese a la persistencia de constituciones jurídicas discriminatorias en países como Chile, ya es ampliamente reconocido el derecho que ostentan los pueblos Indígenas respecto de las tierras que ocupan. Para ello, baste señalar el borrador de la declaración de los Derechos Humanos de las Poblaciones Indígenas, preparado por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU: Los Pueblos Indígenas tienen el derecho a mantener y fortalecer su propia relación espiritual y material con sus tierras, territorios, aguas, mares costeros y otros recursos, que tradicionalmente han poseído u ocupado o utilizado de otra forma y a asumir las responsabilidades que ese propósito les 9 incumben respecto de las generaciones venideras. Si bien en el caso mapuche esta relación con la tierra es clara, no podemos olvidar que el proceso de restricción territorial al que fueron sometidos por la fuerza, con la reconversión productiva forzada que se le asoció y su secuela de pobreza sencillamente terminó con la organización de los antiguos territorios. Por otra parte, el terrible desgaste económico al que fue sometida la sociedad mapuche en la parte final de la guerra contra el ejército chileno, la verdadera limpieza étnica que éste llevó a cabo en la Araucanía y la brutal reducción de principios de este siglo, practicamente despobló bastas zonas territoriales dejando a los sobrevivientes sumidos en la más absoluta indefensión y dependencia económica. En este escenario donde la organización tradicional aparece como casi inexistente, y la propiedad indígena se restringe a una mínima porción de la controlada anteriormente, cabe hacerse las preguntas, ¿cómo constituir un territorio?, ¿cómo sostener una organización que lo controle? Las palabras de Alfonso Raimán, dirigente de la Asociación Comunal Ñankuchew de Lumaco dan cuenta de un proceso paulatino que aún no se ha concluido, "...hemos ido madurando un proceso, antes cada comunidad... hacía una recuperación... de las tierras... pero paulatinamente hemos ido madurando otros conceptos, hoy día estamos en recuperación de nuestros territorio, hablando hoy en día del control de nuestro espacio territorial... y lo otro que tiene que ver igual... con esto de la dignidad mapuche clarificar también cuáles son 10 nuestros derechos" Respecto a los modelos organizacionales, Francisco Caquilpán, del Centro de Comunicaciones Xeg Xeg, señala algunos caminos, "...nunca el Pueblo Mapuche ha tenido una (sola) organización... sino que existieron muchas organizaciones, por eso existen los rehues, los ayllarehues... y lo que se produjo en esos años fueron alianzas políticas al interior del Pueblo Mapuche. Entonces cuando empezamos a plantear la idea de poder crear organizaciones... está en la idea de aprovechar esa figura... es posible que no todos los rehues se puedan reconstruir, porque no existen, se perdieron pero lo que nosotros creemos que tenemos que 11 recuperar es la esencia de eso, los principios de esa organización..." . 635 TOMO2-3.p65 635 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia Lo importante es que en la perspectiva de esta construcción se actualiza el "territorio" remitiendo a la dimensión política del "hábitat" (espacio físico-formas organizacionales propias-control de los recursos naturales), lo que a su vez remite a la materialización de una opción de desarrollo particular. Podríamos decir entonces, que en esta nueva construcción de lo territorial, lo ancestral opera más como referente discursivo, que como uno material. Las nuevas identidades territoriales no son exactamente las antiguas, y la perspectiva de la organización tampoco implica la reivindicación exclusiva y excluyente de la organización tradicional. Más bien se ha organizado una perspectiva de desarrollo que, apelando a la potencia de la tradición se inserta en un nuevo escenario (de negociación) lo que viabiliza la reivindicación. HACIA UN MODELO DE AUTOGESTIÓN. EL SURGIMIENTO DE LA IDENTIDAD TERRITORIAL Nos parece que el concepto Identidad territorial no es sino la recreación y reconstrucción de la sociedad tradicional y por su intermedio la actualización política de la tradición. En palabras de Francisco Caquilpán, "...cuando nosotros hablamos de la reconstrucción de la sociedad (mapuche) estamos hablando de rescatar nuestros principios, nuestros valores, y con esos elementos, en este contexto histórico, ubicarlos, reubicarlos, para proyectar nuestra sociedad en los distintos ámbitos... en educación, en economía, en todos los aspectos... Nosotros cuando estamos hablando de la reconstrucción no estamos hablando de volver 200 o 500 años atrás... nosotros estamos hablando de principios, de principios y 12 valores, estamos hablando de rescatar eso y de readecuarlo... en este contexto histórico y político..." Alfonso Raimán nos evoca esta actualización, incorporando una idea central del concepto de control territorial que funda la reivindicación, "...cada identidad territorial tenía su propia estructura... en la sociedad chilena se da un tipo de organización... vertical... en el caso de nosotros se da un estilo de organización que es de tipo horizontal... por ejemplo los Longkos Nagches no tenían mucha o no tenían nada de ingerencia sobre los wenteche, los lafkenche, los pikumche, los pewenche, los williche. (¿la pregunta es entonces?) ... cómo recobramos ese tipo de organización antigua... cómo controlamos ese espacio, no solamente le damos el tipo de estructura (a) la organización... si no somos capaces (además) de controlar esos espacios territoriales... Nosotros no le vamos a quitar la tierra a un campesino wingka que tenga 80, 100 hás... pero sí en estos lugares (la cosa) es que cómo nosotros ejercemos el control... de todo lo que significa la dinámica en términos culturales. Nosotros definir por ejemplo los programas, la malla curricular que se les tiene "13 que enseñar a los niños en los colegios... En efecto, la propiedad de la tierra no aparece como un tema central a la constitución del territorio. Si bien la propiedad de la tierra se asocia a la idea de la superación de la pobreza, el control territorial sería más bien una suerte de soberanía sobre la tierra que la propiedad misma. La forma de la conducción política, es decir el manejo de los territorios, debe entonces articularse desde la sociedad mapuche (en esa lógica tradicional no excluyente) y con lógicas de liderazgo que le son propias (por tradición o apropiación). Así, se vuelve a apelar al fudamento material: el territorio. En opinión de Mauricio Huenchulaf: "La cosa principal aquí es el territorio. Por eso cuando se habla en otros países donde algo se ha avanzado sobre esto, lo primero son los estatutos de autonomía, pero sobre un territorio concreto... un espacio físico completo donde vive mucha gente indígena, territorio ancestral y en seguida viene todo lo que es el ordenamiento interno del territorio, todo lo que es la educación y una serie de cuerpos legales, leyes de tipo electoral, leyes de división político administrativa... tiene que también adecuarse todo esto... de las tributaciones... el ingreso, (el) financiamiento de ese territorio autónomo... el tema "14 de la justicia, en fin toda la institucionalidad... Este "círculo reconstructivo" en la sociedad mapuche se asienta, como señalaramos hace un rato, en la relación identidad cultural-identidad local–organización propia–territorio, y precisamente por ser una opción de desarrollo desde la cultura es su re-actualización y su re-diseño. 636 TOMO2-3.p65 636 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Queda pendiente en nuestro análisis, un último y conflictivo tema: frente a una reivindicación de este tipo que, como decíamos al principio, dada su integralidad hace un cuestionamiento amplio a la relación establecida en Chile en el último siglo y medio de historia, ¿cuál será la reacción del Estado? Frente a una reivindicación que se articula en torno a la noción de control territorial (que como veíamos se refiere más a una suerte de soberanía sobre el territorio que a la propiedad de la tierra; es decir al control de los recursos del territorio), ¿qué recursos se les permitirá a los mapuche controlar? NOTAS 1 Este texto es una versión parcial y preliminar de un documento más amplio sobre las diversas propuesta de desarrollo indígena presentes en el actual proceso de reivindicación en la VIII y IX región de Chile, que se prepara al interior de la Fundación Instituto Indígena. 2 Fundación Instituto Indígena. (56 - 45) 21.02.78 - 21.00.16. f.i.i.@entelchile.net - www.fii.co.cl 3 Este concepto de "memoria de riqueza", además del cuadro adjunto se desarrollan con mayor amplitud en el documento de Rodrigo Lillo y Alberto Parra titulado: "Proteccionismo, Asimilacionismo Y Autonomía. Los Discursos en pugna en el conflicto Pueblo Mapuche-Estado Chileno", en preparación. 4 Rodrigo Lillo, "La legislación como aspecto de la relación Intercultural". En: Cultura, Hombre y Sociedad, N°1 1999, Centro de Estudios Socioculturales, Universidad Católica de Temuco. Una relación detallada de las iniciativas legales en materia indígena, en una perspectiva crítica, puede encontrarse en Aldo Vidal, "Políticas Legislativas en Chile. El caso de las Tierras y territorios Mapuche". En: Cultura, Hombre y Sociedad, N°1 1999, Centro de Estudios Socioculturales, Universidad Católica de Temuco. 5 Este cuadro se desarrolla en detalle en el documento en Rodrigo Lillo y Alberto Parra, "Proteccionismo, Asimilacionismo Y Autonomía...", documento en preparación. 6 John Durston, "El Etnodesarrollo de cara al siglo 21", CEPAL 1995. 7 Declaración de San José sobre Etnodesarrollo y Etnocidio en América Latina, 1981. 8 Diane Hugheney y Pedro Marimán, Acerca del Desarrollo y la Diáspora Mapuche. En "Tierra, Territorio y desarrollo indígena", IEI-UFRO, Temuco, 1995. 9 "Los derechos Humanos de las Poblaciones Indígenas". Comisión de Derechos Humanos, Naciones Unidas. Julio de 1997, página 4. 10 Entrevista a Alfonso Raimán. Presidente Asociación Ñankuchew de Lumako. Realizada por Rodrigo Levil el 31 de agosto de 1999. 11 Entrevista a Francisco Caquilpán. Centro de Comunicaciones Xeg Xeg. Realizada por Rodrigo Levil el 25 de agosto de 1999. 12 Entrevista a Francisco Caquilpán. Centro de Comunicaciones Xeg Xeg. Realizada por Rodrigo Levil el 25 de agosto de 1999. 13 Entrevista a Alfonso Raimán. Presidente Asociación Ñankuchew de Lumako. Realizada por Rodrigo Levil el 31 de agosto de 1999. 14 Entrevista a Mauricio Huenchulaf. Director Sociedad Mapuche Lonko Kilapán. Realizada por Rodrigo Levil el 29 de septiembre de 1999. 637 TOMO2-3.p65 637 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia THE POLITICAL ORGANISATION AND THE LAND TENURE SYSTEM OF THE REHOBOTH BASTERS AN INDIGENOUS PEOPLE IN THE REPUBLIC OF NAMIBIA Dr. Y.J.D. Peeters * 1. INTRODUCTION Independence of multi-ethnic societies does not necessarily bring benefits to all the ethnic groups in these societies. A very relevant case for this phenomenon is the newly established state of Namibia where small nomadic peoples like the Bushmen are now in great danger of being swamped by the immigration of settlers from other regions. Another threatened group is the Community of Rehoboth Basters. This community numbers some 35,000 people, living in a area of 14,216 square kilometres south of Windhoek, the capital of Namibia. They settled in their lands in the early 1870’s. They developed their own legislation, years before the Germans installed their colonial rule over Namibia in 1885 and as such they constitute an indigenous people in present-day Namibia. 2. HISTORICAL OVERVIEW The first Baster communities emerged between the Cape Colony’s northwestern frontier and the lower course of the Orange River at the end of the eighteenth century. In he beginning of the nineteenth century, missionary organisations, such as the "London Missionary Society" and the "Rheinische Missionsgesellschaft" established congregations in the territory of the Basters and supported the local communities (gemeentes) in developing written forms of regulations that were already in custom for a long period. Several of these political institutions were adopted from the neighbouring Khoi tribes, in particular the offices of "Chief" (Kaptein) and "Sub-chief" (Onderkaptein) and the annual tribal gathering. The regulation of public life depended largly on the introduction of written congregational constitutions (or "gemeenteordenings"), not only for the christianized people within the community but also for the Heatben, who were treated on equal footing. All community-members were liable to pay taxes and levies, to attend church services, tot send their children to school from the age of seven and to have births and deaths within their families registered with the authorities; Every community elected yearly between their members a "Council" (Raad), responsible for the control of the civil and ecclesiastical order, the settlement of, disputes between the community members, the punishment of offences and the distribution of garden-plots and arable land. During such meeting, the community decided also about the th acceptance of new members. At their public gathering on the 24 of March 1868, the community of Basters of Tuin decided to emigrate beyond the borders of the Cape Colony. In order to find new places for settlement on the northern banks of the Orange River, the Council of Tuin sent our an advance party under the leadership of "kaptein" Hermanus van Wyk. He conducted several negotiations with the tribal governments in Nama- and Hereroland and he participated in a common Peace Conference at Okahandja in 1870. At the beginning of the people’s "Great Trek" from de Tuin tot Rehoboth, the Basters drafted a Provisional Constitution during the th trekkers’sojourn in Warmbad on the 15 December 1968. st A revised form of this Constitution was promulgated on the 31 of January 1872 at Rehoboth and it was again renewed and amended on the first of January 1874. This legislation became known as the "Vaderlike Wette" (Parental Laws). These laws did not only restrict themselves to constitutional matters (such as - the election of a Chief and of a Council, citizenship, ...) but included at the same time civil and criminal laws and regulations. The German colonial administration concluded a "Schutz- und Freunschafsvertrag" (Treaty of Protection and Friendschip) with the Rehoboth Basters on the 15the of September 1885. According to this Treaty, "the German Emperor recognized the rights and freedoms acquired by the Basters at Rehoboth for themselves...". Further, the Treaty mentions that all disputes between Rehoboth community members "will be tried by their own 638 TOMO2-3.p65 638 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal judges and according to their own laws". An important passage in the Treaty is Paragraph 7, which reads as follows "if there should be any other matters to be settled between the German Empire and the Kaptein of the Basters at Rehoboth, these will later be solved by agreements between the two Governments". Despite the efforts of the German administration and legislation to increase their influence in the Basters community, the Council of the community continued to enact new laws. The Councillors also played a leading part in the rebellion of April 1915 against the Germans. The form of local self government remained unchanged during the period of military occupation of South th West Africa by Union forces (1915-1919) and in the first years of the mandatory system. On the 17 of August 1923, two members of the Executive Council of the Basters (the Government) and seven members of the "Raad" (the Parliament) signed an Agreement with the South West Africa Administration. But a majority of the Rehoboth Basters rejected the Agreement because "it limited their rights to self-determination and it failed to resort rights to land filched under German regime". Finally, this opposition led to an open rebellion in 1925 and the formation of an oppositional "Nuwe Raad" (New Council). The S.W.A. Administration reacted with Proclamation 31 of 1924, whereby the "Kaptein", the traditional courts and officials appointed by the "Raad" were temporarily dispensed with and their powers transferred to the Magistrate and his Court. It is important to notice that Proclamation 9 of 1928, whereby an "Advisory Council" was introduced. In a first period, the Council consisted of three elected members and three members appointed by the S.W.A. Administration. According to a Proclamation in 1935, the three appointed members of the Council were to be elected. The "Advisory Council" governed the community in all "internal matters", such as the approval of loans to citizens, buying and selling of land, village affairs, ... The oppositional "New Council" continued to function in the period between 1925 and the early thirties On their initiative, a number of petitions wee sent to the "League of th Nations", requesting the restoration of full self-government. Finally, on the 11 of April 1933, there came an end to the division of the community and a new "Advisory Council" was elected by all members of the community. In 1946 the mandate of the League of Nations was transformed into the Trusteeship system of the United Nations and the Republic of South-Africa continued to be the administrating power. In 1966 the General Assembly, by resolution 2145 (XXI) terminated South-Africa’s mandate and legally took over the responsibility of the territory. However factually the Republic of South Africa continued to administer the territory under various forms until the installation of the United Nations Transitional Assistance Group (UNTAG). In all this period, the Rehoboth Baster community saveguarded its ancestral institutions and organisations. In 1976, the South-African parliament voted a law No 56-(1976) which created a formal type of institutions which fitted in the traditional existing ones. This Law in no way replaced the so-called Paternal Laws but merely tried to insert them into the South African administrative structure for the territory. The UNTAG suspended the Act in 1989 without making reference to the Paternal Laws, which were not repealed as they formed in no way part of the South African legal system. By virtue of schedules to the Namibian constitution, all so-called discriminative South-African law ceased to have effect. This applied also to law 56-(1976). It seems obvious that the repeal of the above mentioned law recreated the "status quo ante" i.e. the Paternal Laws and eventual dispositions of the Treaty of 1885. 3. REHOBOTH SINCE THE INDEPENDENCE OF NAMIBIA Under the excuse of eliminating all so-called ‘remnants" of the South African Administration, the government of Namibia has since Independence set out on a path of total destruction for the small Rehoboth Baster People. By virtue of the Constitution which declares English to be the oly official language, they have forcefully switched the whole administration and schooling of Rehoboth tot Englisch from Afrikaans, the mother-tongue of all the Baster People. Massive immigration, mainly form northern Owambo people has been promoted to try to destabilise the demographic and social structure of the area; The government of Namibia has tried to destroy the centrury old system of selfgovernment and taken away all assets fo the previously recognised authorities. The communal land has been illegally transferred to the Namibian State, under pretext that is was "public property", under the South Africa rule; The Namibain government got also hold of the assets of the 639 TOMO2-3.p65 639 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia Rehoboth Development and Investment Corporation, worth 10 000 000 NS but sold to government allies and friends for next to nothing. Even property, such as the Community Hall and Library, completely realised with personal donations of the members of the community was illegally seized. By abolishing the traditional administration jobs were lost and combined with the undermining of traditional farming, unemployment soared. The division of Namibia in regions, represented in a second Chamber of Parliament worsened the situation. Indeed, Rehoboth was purposely fractured and divided over two regions, so that the citizens of Rehoboth have to go either 100 km north or 150 km south to discharge even the most simple administrative duties. The touristic infrastructure was nationalised and consequently neglected, small businesses, shops and craft crumbled and slowly the social and economic fabric of the area collapsed. More and more citizens could not pay the mortgages on their houses anymore and a huge number of families were expelled from their property by the banks. Once a thriving community, second only to the white farmers, Rehoboth has now, ten years after independence sunk into despair. The only positive point in the last years were the municipal elections of 1998. Whilst the Rehoboth Community had decided not to participate in the first elections which resulted in a Swapo-DTA council majority, now the interim Kaptein organised an ad hoc "electors union" through which the traditional authorities won the majority in the council. At this time Mr. Freygang, a former member of the traditional council is the mayor. This positive development was however overshadowed by the fact that the new council discovered that for years the previous city council had collected service-dues, without paying them on to the providers (Namweter e.g.). When the new council took office, suddenly Namwater claimed huge sums of money and completely closed down the watersupply of Rehoboth (including schools and hospital) thus creating a unhearable situation, so as to discredit the current authorities; This behaviour of the central authorities is in line with a decade of harassment of the Rehoboth community, which seems to come to no end. 4. THE LAND TENURE SYSTEM IN REHOBOTH. The Baster people is basically an agricultural people. In the course of this century they have been able to adapt their traditional way of life and institutions to the requirements of modern society. In this way they diversified their economy still based on agro-products such as diary, leather, cattle-breeding, fodderstations, egg-farms etc... The cornerstone of this society was the particular land tenure system. From the beginning of their history around 1870 the land they acquired was vested in the Chief, who is a kind of trustee on behalf of the people. Under German influence the Council started a kind of inventory of the land (e.g. Kadaster, grundbuch) which was kept at the Chiefs office. The land was of two kinds: the village on the one side, the farmland on the otherside. The farmland very soon was almost privatised, that is personal title was given to the farmers, which was also subject to inheritance. But a sizeable portion of farmland was kept as communal land. This land was apportioned by the Chief to various farmers, which for instance were in need of grazing land or water-wells. Part of the communal land was also used for development projects, such as a water reservoir with dam, different agro-industrial plants (diary, egg-breeders, leather factory). In the village, which was entirely communal land, plots were designed for individual housing. These plots were given in permanent lease to the tenants. These leases could be inherited with the agreement of the Chief. When young people grew up and intended to marry they submitted a request to the Chief for a plot. To the unfamiliar outsider, the town of Rehoboth may thus look as any rural community, for the lawyer it is not. Moreover according to the paternal laws a Baster citizen may not contract debts he cannot repay. So to build their houses, the new couples had to submit a request to borrow at the Community Bank, to the Chiefs Council, which would appreciate their financial capacity and if necessary, include parents or other relatives as collateral. 640 TOMO2-3.p65 640 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal At date of independance no debts-problem existed in Rehoboth. Since independance, precisely 10 years ago, the Namibian government has systematically set out to destroy the Rehoboth people. A lot of rethoric has been trumpeted against the so-called racist white farmers who are less than 10% of their population, in town more than half of the farmland, but to our knowledge not one single white farmer has been expropriated. Instead the Namibian government has turned against the second most wealthy group, which was politically defenceless the Basters of Rehoboth. First of all it destroyed the land tenure system in two ways. In the village, all inhabitants were declared owner of their plot. At first glance this was an "emancipatory move" from so-called tribal system and a large number of inhabitants were quite satisfied with it. They were less so, when some months later tax agents came and told them they had to pay land tax, since now they were owners. Secondly all other communal land outside the town was nationalised and vested in the government. This included the communal grazing land, which was divided in plots and given to Owambo immigrants as well as all agro-industrial equipment and customers which were on that land. In less than a year all factories and plants were run-down, plundered and squandered. Water and electricity bills, now under central government, increased tenfold and the whole social fabric collapsed. People could not pay their rent, their service or their mortgage any more and the banks took more than half of the houses of the town. In ten years a thriving people had been reduced to poverty and dependence. The worst of the story is that no one else profited from this. So much for redistribution of wealth. Products once produced by Rehoboth are now imported from South Africa. This systematic destruction has not taken place without resistance. A court case has been held against the government on the land issue. At great cost it was taken up tot the High Court of Namibia but was rejected. The Basters then appealed to the U.N. In 1997 they submitted a communication to the U.N. Human Right committee for consideration under optional protocol to the international covenant on civil and political rights. The decision on this communication is still pending ANNEX I: THE ECONOMIC DESTRUCTION OF REHOBOTH Rehoboth had developed during the seventies and eighties under the leadership of Kaptein . J.G.A. (Hans) Diergaard into the second most wealthy community of Namibia after the white farmers. This was achieved through a very judicial use of the available means in close interaction with all the components of the community. It put parts of the communal land at disposal of local economic initiatives and combined this with a loans and incentives policy. In this way one can give the following economic picture of Rehoboth in the course of 1990: Rehoboth is a overwhelmingly farming community of approximate 37 000 inhabitants, where agriculture is the spine of the economy. There are a large number of independent farmers having today only few heads of cattle. This means that in its over 30 years of activity Rekor has essentially built up an agroindustrial network, lately also extending into ecotourism. It has to be noted that all these initiatives were located on communal land held in trust from the traditional authorities. 641 TOMO2-3.p65 641 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia This is corroborated by the fact that after the seizure of Rekor assets. 0nly the "movable" property and the working capital were sold, not the land and neither the buildings which the Namibian government considered state property at the time. A brief description of the assets follows. I ECONOMIC ASSETS DIRECTLY UNDER REHOBOTH GOVERNMENT I.1 Leather factory: Private company (not related to Rekor) on communal land and building. Est.Value (1990): Building: 200.000 N$ Machinery: 400.000 N$ Total: 600.000 N$ Actual status: derelict. I.2 Tsumis breading station for cattle, goats, sheep (Karakoul) and indigenous animals, with an agricultura college attached. Est.value (1990): Cattle: 967.000 N$ 880.000 N$ Land and buildings Total 1.847.000 N$ Actual status· College closed, animals slaughtered and sold. Possible squatters in buildings. I.3 Game Reserve of Arovlei Natural Reserve on which Rehoboth government setout a wide array of wild animals purpose-bought, such as giraffes, rhinos, gemsbok, etc. Management offices: Est.value (1990): Land 600.000 N$ 700.000 N$ Game Total 1.300.000 N$ Actual status: derelict. Animals stolen or killed or starved. Squatters in administration buildings I.4 Rehoboth Spa Resort in centre of town. A number of detached houses, caravan site, outdoor and indoor-swimming pools and service buildings. Est.value (1990): Land and buildings 1.800.000 N$ Actual status: In possession and management of Department of Tourism. Severely downgraded and almost out of use. I.5 Oanab Water Dam and scheme. Water reservoir build by Rehoboth Government. Seized by Namibian Government, and transferred to Namwater. (State company) In 1993 a 99 year concession was given by the Namibian government to Acacia Ltd Company for touristic development on the lake shore. Some investments have been done and site is operating, however without community involvement. Est value (1999): 30.000.000 N$ II. Rekor-held Companies II.l Administration business and office buildings Various buildings in town-centre: (Sakesentrum I, Markplein, Woonhuis, agra;, Sakesentrum II, 2 woonerven) and 2 buildings in Windhoek (Pionierspark, Klein-Windhoek) Est.Value (1990): 1.614.000 N$ 642 TOMO2-3.p65 642 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Actual status: Illegally sold for 1.000.000 N$ by central government. Most of the properties are derelict. II.2 Swartmodder milkfarm and fodderstation. Fodderstation grew Lucerne in irrigated system connected to Sewage water draining. Milkfarm had up to 400 cows of "Stamboek"-breeding. Produced up tot 2500 lit. milk/day in eighties. Est. Value (1990): 923.770 N$ Actual status: Liquidated. Fodderstation collapsed through lack of maintenance of pumps. Cows were gradually sold to pay debts. Premises derelict II.3 Diary-company. Diary-cy processed the milk of II.2 and also bottled juices. When II.2 collapsed, situation of Diary became precarious. Through monopolising juice-sector was also forced out of market. Had ±120 employees. Activity stopped 1994 (milk) 1998 (juice). Est. Value (1990) 500.000 N$ Sold for: 400.000 N$ Actual status: Plant guarded by owner to keep it from destruction. II.4 Poultry farm Largest egg/poultry farm of the country. Went out of business partly due to dumping prices on eggs from S. Africa in 1996. Est.Value (1990): 2.111.500 N$ Actual status: derelict. Forclosed by NDC. II.5 Wholesale Company A distribution centre for goods to the Local shopkeepers. Closed in 199... Est.value (1990): ................. Actual status: Unused. In reasonable condition. III. GENERAL TOTAL OF COMMUNITY ASSETS HELD IN 1990: 10.700.000 N$ (without dam) 40.700.000 N$ (with Dam) (1 N$ = 0,152 EURO, 40.700.000 N$ = 6.186.400 EURO) ANNEX II: REHOBOTHS PEOPLE’S MOTION IN THE WAKE OF NAMIBIAN INDEPENDENCE 20/3/1990 (SUMMARY AND TRANSLATION FROM AFRIKAANS) Taking into consideration that: • The Rehoboth Basters settled in their beloved territory ‘Rehoboth Gebiet" in the former century, in order to achieve political autonomy and the international recognition of its territorial integrity. • The Rehoboth Basters confirmed their independence and sovereignty with the elaboration of the Paternal Laws in 1872. • • The Rehoboth Gebiet has never been annexed to a larger territory. Neither the germans nor the Government of South Africa suspended the institutions and the legislation of the Rehoboth Basters. On the contrary, they confirmed them in agreements and treaties. • The Rehoboth Baster never agreed or accepted to give up their self-determination and self-government. Moreover, the international community never contested these principles in relation to the Rehoboth Community. 643 TOMO2-3.p65 643 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia • The Rehoboth Basters agreed, for the peace and the cooperation in former SWA, to participate in the Resolution 435 independence process; without, however, giving up their autonomy and self-determination. • The Government of the territory of South West Africa, known as the Republic of Namibia since 21/ 03/1990, suspended all rights of the Rehoboth community for self-determination and expropriated their property. • • The citizens of Rehoboth realise now that they have been cheated and sold out with false promises. The people of Rehoboth is not willing to give up its identity, their self-determination and autonomy and refuses to accept the loss of parts of its territory after the Independence. • The people of Rehoboth believe that the Government of the RSA did not respect agreements in relation to the negotiations concerning the Rehoboth territory and its future. Consequently, the Rehoboth Community decided to withdraw its participation to the Resolution 435 elections and the Constitutional Council. For these reasons, the People of Rehoboth order their leaders, (the Captain, his council and the Legislative Council), to act as follows: • • • with the knowledge that they are the only elected leaders of the Rehoboth People that the Captain, his Council and the Legislative Council take up again all their former functions that the Captain, his Council and the Legislative Council take immediate steps for the Independence of the Rehoboth Gebiet • that the Captain, his Council and the Legislative Council elaborate a new constitution for the Rehoboth Gebiet, in accordance to the Paternal Laws of 1872 • that the People of Rehoboth should be governed by the Captain, his Council and the Legislative Council: and in no way subordinate to the Government of the RSA or the Parliament of Namibia • • that the leaders take up their authority over the administration that the leaders of Rehoboth can only be bound by the will of the people and to the regulations of the Paternal Laws of 1872. NOTES * President. European Research Group on Federalism in Africa. Brussels – Belgium. 644 TOMO2-3.p65 644 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal LAS AUTONOMÍAS. CARACTERÍSTICAS Y ELEMENTOS Consuelo Sánchez * El reclamo de autonomía de los pueblos indígenas no es una idea extravagante, extraña o ajena a la dinámica de dichos grupos socioculturales. Se trata de una demanda común a todas las colectividades que viven en una situación de opresión étnica y/o sujeción nacional, y que pretenden acceder a "una autoexpresión política y 1 cultural" por medio de la autonomía. El moderno régimen de autonomía o el federalismo sobre bases étnicas tiene por lo menos un siglo de existencia. Entre las primeras experiencias de Estados multinacionales que adoptaron regímenes federales y autonómicos en favor de nacionalidades o grupos étnicos se encuentran Suiza y los países socialistas de la Unión Soviética (1922), Yugoslavia (después de la segunda guerra mundial), y la República Popular de China (ésta instituyó el régimen autonómico para las regiones del Tíbet, Mongolia Interior, Kuangsi Chuang, Sinkiang Uigur y Mingsia Hui). Sobre todo a partir de la década de los setenta, diversos países de Europa occidental han ido admitiendo el régimen de autonomía en sus estructuras estatales para satisfacer los reclamos de nacionalidades y, también, de regiones con identidades particulares. En Italia, la Constitución de 1947 instituyó la autonomía de cuatro regiones con estatuto especial: Sicilia, Cerdeña, el Valle de Aosta ("de base nacional francesa") y TrentinoAlto Adigio (de base nacional alemana). En 1963 se instituyó la región Venecia-Julia (de nacionalidad eslovena). El establecimiento de las regiones se postergó en Italia hasta 1970, cuando se inicia "la transformación 2 regionalizada del Estado". En España hubo dos ensayos efímeros de autonomía territorial durante la Primera República (1873) y la Segunda República (1931-1936), pero no fue sino hasta la Constitución de 1978 cuando la autonomía de las nacionalidades y regiones que integran el país se establece como una estructura estable y que goza de consenso. El Estado español se ha "autonomizado", pues en la actualidad se han conformado diecisiete regiones autónomas, (incluida la de Madrid), cuando originalmente la autonomía se pensó como una solución para las llamadas nacionalidades "históricas" (catalana, vasca y gallega). En otros países europeos la autonomía se ha establecido principalmente para los territorios insulares: la constitución portuguesa de 1976 otorgó a las islas Madeira y Azores la calidad de entidades autónomas; en Finlandia se instituyó la autonomía de las islas Aland; en Dinamarca se estableció la autonomía para las islas Feroe y, en 1978, el Parlamento danés aprobó la ley de autonomía de Groenlandia. En Canadá se adoptó el sistema federal (a partir 1867) para dar respuesta a los reclamos de autogobierno de los francófonos en Quebec, y recientemente, el 1 de abril de 1999, la constitución canadiense reconoció la autonomía de los inuit (más conocidos como esquimales) en el nuevo territorio de Nunavut, como parte de la federación. En América Latina, entre los países que han dado respuesta a los reclamos de autonomía territorial de los pueblos indígenas destacan Nicaragua, que en su constitución de 1987 instituyó el régimen de autonomía en las regiones donde habitan los pueblos indígenas y comunidades étnicas de la Costa Atlántica, y Colombia, que en la nueva constitución (proclamada el 4 de julio de 1991) estableció la autonomía de los territorios indígenas. Como norma, los gobiernos se oponen enérgicamente al reconocimiento de la autonomía, argumentando que ésta conduce al separatismo, a la secesión o al desmembramiento del Estado nacional. Sin embargo, ninguna de las experiencias autonómicas señaladas ha provocado la ruptura de la integridad del Estado-nación, sino todo lo contrario: ha fortalecido la unidad nacional. La autonomía "es justamente el antídoto del secesionismo", 3 ya que, como apunta Beneyto, no hay en ella "posibilidades de secesión, sino fórmulas de autogobierno". Se suele recurrir a la destrucción de la URSS y de Yugoslavia para afirmar los argumentos antiautonomistas. En realidad, se trata de casos ilustrativos de que, cuando se pone en funcionamiento un régimen federal u autonómico, es posible mantener unidas bajo una misma estructura política a nacionalidades o colectividades 645 TOMO2-3.p65 645 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia étnicas diversas; y, además, de que cuando se intenta disolver el arreglo autonómico, o éste no se renueva a tiempo, la unidad entra en crisis. La construcción de la URSS y Yugoslavia como federación de nacionalidades fue lo que hizo posible que se conservara por muchos años su integridad. Ello adquiere relevancia si se advierte que paralelo a la conformación de estos Estados multinacionales, en el resto de Europa proliferaban los movimientos nacionalistas exigiendo su propio Estado nacional. Diversos especialistas en el tema coinciden en señalar que hasta finales de la década de los ochenta no se habían desarrollado movimientos separatistas relevantes en la URSS y Yugoslavia, aunque era evidente que la falta de democracia afectaba a los pueblos y que las demandas de mayor autonomía aumentaban. No obstante, las causas fundamentales del derrumbe de la URSS y de Yugoslavia no fueron los conflictos nacionales, sino las dificultades económicas y políticas, así como las fallidas reformas emprendidas para superarlas (como la perestroika, en el caso de la URSS). La multiplicación de las tensiones nacionales fue la consecuencia de esos fracasos y del deterioro subsecuente de las instituciones federales y autonómicas. Se puede demostrar que tanto las repúblicas soviéticas como las repúblicas yugoslavas no pensaban separarse, sino construir consensos 4 en torno a un renovado federalismo y emprender la democratización. Los fracasos para concebir un nuevo pacto multinacional provocaron la ruptura (en cuyo desenlace no hay que menospreciar el papel que jugaron algunos Estados occidentales), y, con ello, el desarrollo de nacionalismos exclusivistas, particularmente patológicos en el caso de Yugoslavia. En la actualidad, algunas de las repúblicas independientes de la extinta URSS (como Rusia, Georgia, Tadjikistán) y de Yugoslavia conservan sistemas autonómicos. En otros casos, como en China, España y Canadá, las pretensiones de secesión de los tibetanos, vascos y quebequenses existían mucho antes del establecimiento del sistema autonómico en los respectivos países; y, en todo caso, la radicalización de sus reclamos independentistas se alimentó por la frustración en los ritmos y el grado de autonomía que se puso en marcha. Kimlincka señala que, en Canadá, la posibilidad de secesión de Quebec es muy real, pero la preferencia histórica de ingleses, franceses y aborígenes "no ha sido abandonar la 5 federación, sino renegociar los términos de ésta para alcanzar un mayor nivel de autonomía". Se puede decir algo similar para el caso de España: existe un fuerte movimiento secesionista en el País Vasco, pero la inclinación de catalanes, gallegos y demás nacionalidades y regiones no ha sido la independencia de España, sino avanzar hacia un federalismo autonómico que ofrezca mayores competencias políticas y financieras a las entidades autónomas. Una experiencia que ejemplifica el potencial de la autonomía para fortalecer la unidad nacional es el caso de Nicaragua. Después del triunfo de la Revolución Popular Sandinista, el gobierno revolucionario rechazó las demandas de los grupos étnicos de la Costa Atlántica, lo que provocó su alzamiento. Esta contradicción fue utilizada por el gobierno de los Estados Unidos para alentar la separación de la Costa Atlántica, respecto del Estado nicaragüense, y facilitar así la imposición de sus intereses. Si bien la política estadounidense no estaba directamente encaminada a favorecer a la población costeña (incluyendo a indígenas y otras comunidades étnicas: negros, garífonas y mestizos), utilizó sus ansias libertarias como pretexto para su intervención. El hecho es que la carencia de una política clara por parte del gobierno sandinista estaba sentando las bases para una fragmentación nacional. Esto llevó a los sandinistas a explorar diversas soluciones al conflicto, logrando, mediante el proyecto de autonomía regional para la Costa Atlántica, un arreglo para el desarme de los indígenas rebeldes y su gradual incorporación al proceso autonómico y nacional. La autonomía regional fortaleció la unidad nicaragüense, alejando la amenaza intervencionista sobre la Costa Atlántica y el peligro de desmembramiento de la nación. Al mismo tiempo, el régimen de autonomía sentó las premisas de un Estado nacional más respetuoso de la diversidad étnica. La importancia de este paso es inocultable: a raíz de la derrota electoral de los sandinistas, en 1990, el único cambio sandinista que ha sobrevivido a la contraofensiva de los posteriores gobiernos neoliberales ha sido el régimen de autonomía. En fin, las experiencias en todo el mundo muestran que los movimientos separatistas suelen desarrollarse cuando los gobiernos insisten en privilegiar a uno de sus componentes étnicos y hacer desaparecer a los otros, y allí donde combaten toda expresión de las aspiraciones de autonomía. Esta postura acentúa y politiza las diferencias étnicas, orillando a las colectividades étnicas subordinadas hacia posiciones secesionistas, en la 646 TOMO2-3.p65 646 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal medida en que éstas se sienten amenazadas por la discriminación política y social. El punto crítico es cuando los pueblos estiman que la autodeterminación es imposible dentro del Estado en el que están insertos. En cambio, los países que reconocen oportunamente los reclamos de autogobierno de los grupos étnicos o nacionales, han logrado un nivel de unidad y estabilidad social aceptable, con grandes posibilidades de desarrollar 6 un "sentimiento común de solidaridad entre la población en general", esto es, un "patriotismo compartido". Ahora bien, si la autonomía no rompe con la unidad nacional, ¿por qué los gobiernos la rechazan enérgicamente? Creemos que existen por lo menos tres razones: 1) la asociación unilateral del derecho a la autodeterminación con la independencia; 2) el predominio del modelo de Estado-nación, que pretende una congruencia entre el Estado y la comunidad étnica, y, por lo tanto, rechaza toda posibilidad de identificación del Estado con los diversos grupos socioculturales existentes en sus fronteras, y 3) la naturaleza (o la tendencia) centralista de los Estados, que entra en conflicto con los cambios que promueven los autonomistas, esto es, el diseño de un sistema político descentralizado basado en la diversidad cultural. La descentralización de poderes del nivel central a las entidades autónomas es la condición básica para el real funcionamiento del régimen de autonomía. DERECHO A LA AUTODETERMINACIÓN El concepto de autodeterminación tiende a relacionarse exclusivamente con las nociones de independencia, soberanía y constitución de un Estado nacional. Esta perspectiva tiene su origen en la Europa del siglo XIX, con el despertar de la conciencia nacional y la aspiración a constituir un Estado nacional propio. Es cuando el nacionalismo se vincula con el pensamiento democrático liberal: éste aporta el principio de la soberanía popular o el derecho de un pueblo a decidir la forma de gobierno que desee, y el nacionalismo proporciona el requisito de que sea el conjunto de las personas que constituye una nación el que reciba colectivamente el 7 derecho a autogobernarse. Con esta articulación el nacionalismo adquiere un carácter político; la libertad política se asocia a la libertad nacional y la autodeterminación con la voluntad y el deseo de una nacionalidad de hacerse de su propio Estado. Fundándose en estas ideas se desarrolló el "principio de las nacionalidades", que en términos generales significaba el derecho de cada nación a tener su propio Estado independiente. A este principio apelaron los movimientos nacionales (particularmente en aquellas naciones divididas en distintos Estados) italiano, alemán, polaco, griego, belga, irlandés, después de 1830, en la época de las revoluciones democrático burguesas. A finales del siglo XIX, el principio de las nacionalidades fue sustituido por el derecho a la autodeterminación, que significaba el derecho de cada nación a formar en su territorio un Estado aparte, independiente y soberano. Los alcances de este derecho eran los mismos que los del principio de las nacionalidades; la diferencia radicaba en el énfasis puesto en la definición de la nación, como sujeto de derecho, y en los fundamentos en que basaron los movimientos nacionales sus reclamos. Aunque en ambos principios el componente étnico de la nación es fundamental, los movimientos que apelaban al principio de las nacionalidades enfatizaron los fundamentos democrático liberales, la voluntad de una nación de tener su propio Estado; mientras los movimientos que reclamaban el derecho a la autodeterminación hicieron hincapié en los rasgos étnicos de la nación y su realización en un Estado nacional propio. Esta última fue la característica de los movimientos nacionales que surgieron a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, en los antiguos imperios multinacionales de Turquía, Rusia, Austria-Hungría, así como en el interior de los estados nacionales europeos y de algunas colonias de Asia. En ese mismo período de exacerbación de los movimientos nacionales en Europa central y oriental, los socialistas (particularmente los rusos) adoptaron el derecho de las naciones a la autodeterminación por considerarlo fundamental en las "tareas de la liberación nacional en un ambiente de opresión nacional". Para Lenin el significado de este derecho tiene el mismo sentido que el principio de las nacionalidades: "la autodeterminación política, la independencia estatal, la formación de un Estado nacional". La diferencia radicaba en el énfasis puesto por los bolcheviques en la democracia política y la igualdad de derechos de todas las naciones, 8 como los fundamentos del derecho a la autodeterminación. A raíz de la Revolución de 1917, el gobierno 647 TOMO2-3.p65 647 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia soviético puso en marcha un plan para dar una solución pacífica al problema de las nacionalidades y los pueblos sujetos al antiguo imperio zarista, basado en la "abolición de la desigualdad nacional" y el establecimiento de la igualdad nacional mediante la conformación de una federación de naciones. También desplegó una política internacional en contra del imperialismo y el sistema colonial: apoyo activo a los movimientos de liberación nacional que se desarrollaban en las colonias inglesas, francesa, holandesas, italianas de Asia y África, abogando por su independencia nacional. Estas acciones atrajeron la simpatía de muchos dirigentes de los movimientos de liberación de los pueblos coloniales (China, Vietnam, Angola, Malasia, Argelia), quienes adoptaron las interpretaciones marxistas-leninistas sobre el colonialismo y la cuestión nacional, y asociaron las tareas de liberación nacional con el socialismo. Los movimientos nacionales árabes, asiáticos y africanos, algunos de los cuales habían surgido antes de 1914, adquirieron mayor fuerza después de la Segunda Guerra Mundial y se convirtieron en el foco de atención internacional, sobre todo a raíz de las tensiones de la "guerra fría". Es entonces cuando se expresan en el ámbito internacional dos posiciones respecto a los reclamos de emancipación de los pueblos coloniales: la del bloque de los anticolonialistas, bajo el liderazgo soviético, que exigía la independencia de los pueblos coloniales; y la de los norteamericanos y sus aliados europeos, que ofrecían una evolución política de las colonias hasta que estuvieran en condiciones de alcanzar su independencia, con lo que retardaban las exigencias de una liberación nacional inmediata e incondicional. La ambigüedad de la posición norteamericana sobre el problema del colonialismo se manifestaba en su doble discurso: por un lado, retomó el principio liberal wilsoniano del derecho de los pueblos a la autodeterminación, que consistía en "el derecho de cada pueblo a elegir la forma de gobierno bajo la que desea vivir", como uno de los principios de su política respecto a las reivindicaciones de los pueblos coloniales; y, por otro, se negó en diversos foros internacionales a condenar el régimen colonial, e incluso se opuso a la petición del bloque anticolonialista en la ONU de convertir el derecho de los pueblos a la autodeterminación en uno de los principios legales de la Declaración de los Derechos Humanos. Sin embargo, la exacerbación de los movimientos de liberación nacional y el impacto que tuvo el triunfo de la República Popular de China, en 1949, obligó a Estados Unidos a decidirse por la descolonización, a fin de contener el avance de las ideas y los 9 movimientos nacionalistas de orientación comunista. Las condiciones internacionales y los movimientos de masas en las colonias hicieron posible la liberación nacional de los pueblos coloniales. La Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, establece en el artículo 1: "Todos los pueblos tiene el derecho de autodeterminación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural". Esta formulación difiere en tres aspectos importantes de los otros principios ya señalados: a) no se refiere a las naciones como las beneficiarias exclusivas de la autodeterminación, sino que establece que todos los pueblos en general son sujetos del derecho a la autodeterminación; b) no dispone una relación única y lineal entre autodeterminación y constitución de un Estado nacional independiente y soberano, sino que establece el derecho a la autodeterminación como un principio general, dejando abierta las opciones políticas que los pueblos escojan. Pero la falta de definición de qué o quiénes son los pueblos, tiende a limitar la aplicación del derecho a la autodeterminación. Los Estados han pretendido atribuir este derecho a las colonias, negando su aplicación a los grupos nacionales o étnicos que se encuentran dentro de sus fronteras. Sin embargo, la idea de la autodeterminación –como derecho no sólo de los pueblos sometidos por potencias extranjeras, sino también de los pueblos insertos en Estados independientes– se ha extendido en los movimientos étnico-nacionales. Los pueblos indígenas y las minorías nacionales han venido insistiendo en que también son pueblos (con su propia cultura, lengua, historia, tradiciones, religión y pasado político) y, que como tales, tienen el derecho a la autodeterminación. Aunque los pueblos indios, como la mayoría de las minorías nacionales, considerándose sujetos del derecho a la autodeterminación han optado por la autonomía sin romper la unidad nacional. La autonomía se reivindica como parte de una plataforma de transformaciones democráticas y descentralizadoras del Estado, que implica el autogobierno de las colectividades étnicas. Esta opción por la autonomía viene a 648 TOMO2-3.p65 648 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal ampliar el concepto de autodeterminación del derecho internacional, que había estado relacionado exclusivamente con las ideas de independencia, soberanía y constitución de Estados nacionales. Habría que subrayar que la característica de la mayoría de los movimientos étnicos en la actualidad consiste en que aspiran a la autonomía y no a la independencia. Si desde principios del siglo XIX hasta los años sesenta y setenta del siglo XX, predominaron los movimientos nacionalistas de orientación separatista, en las últimas décadas han sido predominantes los movimientos que reclaman autonomía, tanto en Europa como en América Latina, Asia y África. Son contados los movimientos independentistas (Birmania, el País Vasco, Quebec, Irlanda del Norte, Chechenia, Kurdistán, Somalia), cuyos reclamos pueden ser tan válidos y justos como los de otros pueblos que ya alcanzaron tales metas. En la actualidad, el derecho a la autodeterminación en el derecho internacional puede interpretarse de la siguiente manera: puede ser sujeto del derecho a la autodeterminación cualquier conjunto de personas que se considere como "pueblo"; y, puesto que no se indica ninguna excepción a este término, la cualidad de pueblo puede extenderse a las naciones, nacionalidades, etnias y pueblos indígenas, que así se estimen. Como tampoco se establece la forma concreta de ejercicio del derecho a la autodeterminación, cada pueblo habrá de decidir libremente la condición política que mejor satisfaga sus aspiraciones históricas. Aunque las formas de gobierno que éstos decidan están de alguna manera acotadas, ya que sólo pueden optar por alguna de las vías reconocidas internacionalmente, tales como: a) la independencia y constitución de un Estado nacional propio, b) la asociación con una o varias entidades políticas para constituir una federación, confederación, o alguna otra forma de unidad política, y c) la autonomía dentro de un Estado-nación. En el Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de las Naciones Unidas se ha venido discutiendo, desde 1988, un proyecto de Declaración Universal sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, con la participación de diversas organizaciones indias, organismos no gubernamentales y los representantes de gobiernos. Las organizaciones indias han insistido en que se incluya la condición de pueblo de los indígenas y el reconocimiento que se confiere a todos los pueblos en el derecho internacional: el derecho a la autodeterminación, lo que incluye el derecho a la autonomía. Si bien estos derechos se han incorporado al proyecto, sus alcances no están todavía suficientemente clarificados, y los representantes de los diversos Estados que participan en los debates han tratado de anular o limitar el derecho a la autodeterminación y a la autonomía de los pueblos indios. Los desacuerdos han retardado la presentación de dicho texto en las Asamblea de la ONU para su aprobación. La reivindicación de autonomía de los pueblos indios es representativa en, por lo menos, cuatro sentidos. En primer lugar, la legitimidad de la demanda de autonomía se basa precisamente en el principio general del derecho a la autodeterminación. Los indígenas se consideran como pueblos y reivindican la autonomía como la forma concreta de ejercer su derecho a la autodeterminación. En segundo lugar, la cualidad de pueblo se sustenta en la etnicidad, en el carácter histórico de las colectividades indígenas y en su posición actual dentro del Estado nacional en el que están insertos. En tercer lugar, la autonomía significa la conformación de entes autónomos en el marco del Estado nacional preexistente; en consecuencia, la autonomía no implica independencia, soberanía y constitución de un Estado nacional propio. El reconocimiento del derecho a la autonomía comprende el establecimiento de nuevas relaciones entre el Estado nacional y los pueblos indígenas, fundado en un pacto autonómico que conduzca a la cancelación del Estado homogeneizador, centralista y excluyente; y, al mismo tiempo, la edificación de uno nuevo, descentralizado, democrático, incluyente y plural. En cuarto lugar, y como consecuencia de lo anterior, los principios o argumentos en los que se basa el reclamo de autonomía son la democracia, la libertad política, la justicia y la igualdad. ESTADO-NACIÓN O ESTADO PLURIÉTNICO El Estado-nación se convirtió en la única forma de organización política reconocida como legítima y en la única con atribuciones soberanas. Los Estados nacionales, siguiendo el modelo forjado durante la revolución francesa, se concibieron como entidades políticas de ciudadanos, con independencia de la composición étnica de la población. En teoría, por tanto, los Estado-naciones se concibieron como entidades étnicamente homo- 649 TOMO2-3.p65 649 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia géneas. Pero en la práctica esto no fue ni ha sido posible. La gran mayoría de los Estados nacionales que se conformaron tanto en Europa como en Asia, África, América y Oceanía, son culturalmente heterogéneos: están conformados, según el caso, por diversas naciones, pueblos o culturas que mantienen sus identidades diferenciadas, aunque a menudo no se reconoce esta realidad. Muchos insisten en eliminar las diferencias étnicas e imponer la cultura de la nacionalidad dominante; otros han reconocido la naturaleza pluriétnica del país, pero no todos quieren admitir los derechos y los cambios en la estructura del Estado que tal reconocimiento supone. Sólo algunos Estados han aceptado asumir legal y políticamente los derechos que les asisten a las diversas colectividades étnicas y las transformaciones que ello implica. La tendencia a identificar al Estado con una nación (o identidad étnica) y a rechazar una perspectiva plural, resulta de dos concepciones que influyeron de manera significativa en la construcción de los Estados nacionales (y que también estuvieron presentes, en cierta medida, en los movimientos nacionalistas): la concepción romántica (particularista o historicista) y la concepción individualista (o universalista). En el enfoque individualista no hay lugar para el sujeto colectivo, y en el enfoque particularista se insiste en el principio de "una cultura para cada nación, y a cada nación un Estado". El resultado de ambas perspectivas, aplicadas en rigor, es la homogeneización nacional y el bloqueo a la composición pluriétnica o multicultural del Estado. Así, el Estado-nación se concibe, por una parte, como una entidad política en la que sus miembros pertenecen a una sola nación, un solo pueblo y una sola cultura, y, por la otra, que a cada uno de sus miembros les corresponde ciertos derechos y libertades individuales en tanto ciudadanos. Se ignora la existencia de otros pueblos y naciones con identidades distintas en el seno del Estado nación, y, en consecuencia, se rechaza la posibilidad de reconocer derechos particulares a las colectividades diferenciadas. Como corolario de esta perspectiva, los gobiernos han tratando por todos los medios a su disposición de destruir las identidades étnicas distintas y de obligarlas a asimilarse o integrarse a la cultura de la nacionalidad dominante; o, en todo caso, se deja que la mayoría se imponga sobre las minorías étnicas. El carácter excluyente de este modelo de Estado-nación ha sido la causa principal de la mayoría de los actuales conflictos étnico-nacionales en el mundo. El Estado-nación ha sido ampliamente cuestionado por los movimientos étnicos que presionan a favor de un pluralismo étnico y exigen su participación en la organización política del Estado, mediante la autonomía o el federalismo. Las luchas protagonizadas por los pueblos indígenas, grupos étnicos o nacionales en diversas partes del mundo, en pleno vértigo globalizador, demuestran una vez más que la diversidad étnica y nacional no es un fenómeno transitorio o en proceso de desaparición. Por el contrario, las particularidades étnicas y nacionales tienden a acentuarse por los efectos de la globalización misma, por la extensión de las ideas democráticas, así como de los derechos y libertades políticas. Aunque el Estado nacional permanece todavía como la única forma de organización política reconocida con legitimidad, y no se prevea aún su cercana eliminación, sí puede ser profundamente transformado en una dirección pluralista y hacia la descentralización del poder. En una perspectiva plural el punto de partida consiste en admitir que un Estado es culturalmente diverso cuando sus miembros pertenecen a diferentes naciones (plurinacional), pueblos (pluriétnico) y culturas (pluricultural). Pero no basta con reconocer la existencia de estas colectividades y proteger sus derechos y libertades individuales (como insisten muchos liberales), sino que se requiere asumir sus derechos colectivos y establecer medidas específicas (constitucionales y legales) para que puedan adoptar las decisiones y el control sobre sus propios asuntos. Se trata, en consecuencia, de transformar la organización política del Estado y de sus poderes, con el fin de que éste refleje y dé expresión a las diversas colectividades étnicas o nacionales que lo integran. El derecho a la autonomía deriva de un principio interno establecido en las constituciones democráticas (además del mencionado en el derecho internacional): la soberanía popular o el gobierno del pueblo. Si la soberanía es la facultad que posee el pueblo para autodeterminarse, para elegir o modificar la forma en que ha de gobernarse, en un Estado pluriétnico o multinacional cada uno de sus pueblos o colectividades étnicas debe gozar de esa prerrogativa. La forma en que habrían de ejercer este derecho soberano debe resultar de un pacto o acuerdo entre los distintos pueblos y el Estado. 650 TOMO2-3.p65 650 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal En los países donde se ha alcanzado un acuerdo de este tipo, y las colectividades étnicas (pueblos indios, nacionalidades, etc.) han optado por alguna forma de autonomía política, en las negociaciones se han acordado las instituciones con facultades de autogobierno, a través de las cuales podrán las colectividades étnicas desarrollar su peculiaridad política y asumir las funciones y competencias que les serán transferidas por el gobierno central. En tales pactos autonómicos, además, se establecen los principios básicos que darán sustento a los entes autónomos y su relación con la estructura nacional, así como las formas de cooperación y coordinación entre los entes autónomos, el gobierno central y la sociedad en general. Concretamente, cuando se ha acordado un régimen de autonomía, ello ha supuesto definir un rango constitucional de la autonomía y adoptar el estatuto de la misma. En este estatuto de autonomía se especifican, mínimamente, los derechos de los grupos, el ámbito territorial de la entidad autónoma, la jurisdicción territorial como ámbito de gobierno y justicia, las competencias que les corresponden en relación con las propias del 10 gobierno central y los órganos políticos y administrativos con que funcionará como ente público. Este tipo de acuerdo ha sido la característica de las negociaciones adoptadas por los países que han reconocido los derechos autonómicos de las colectividades étnicas en los últimos años. En otros casos, como en España e Italia, el reconocimiento de tales derechos fue resultado de acuerdos entre los partidos políticos nacionales y las fuerzas políticas regionales, en el contexto de transformaciones del régimen autoritario (fascista) y centralista a uno democrático y descentralizado. NOTAS * Etnóloga. Profesora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (México) y Coordinadora general de la Revista Memoria. 1 Benjamín Akzin, 1983, Estado y nación, Breviarios del Fondo de Cultura Económica, México, p. 175. 2 Véase, Francesco D’onofrio, 1984, "Sistema de partidos y Estado regional en la experiencia italiana", en José Juan González Encinar (compilador), Autonomía y partidos políticos, Tecnos, Madrid, y Martin Kolinsky, 1981, "El Estado Nación en Europa occidental: ¿erosión ‘de arriba’ y ‘de abajo’?", en Leonard Tivey, El Estado Nación, Ediciones Península, Barcelona, p. 119120. 3 Juan Beneyto, 1980, Las autonomías. El poder regional en España, Siglo XXI, Madrid, p.46. 4 Véase Eric Hobsbawm, 1997, Naciones y Nacionalismo desde 1780, Crítica, Barcelona, p. 178. También Bogdan Denitch, 1995, Nacionalismo y etnicidad. La trágica muerte de Yugoslavia, Siglo XXI Editores, México; y Héctor Díaz-Polanco, 1996, Autonomía regional. La autodeterminación de los pueblos indios, Siglo XXI Editores, México, 2ª. Edición, cap. 7. 5 Will Kymlicka, 1996, Ciudadanía multicultural, Paidós, Barcelona, p. 28. 6 Véase W. Kymlicka, op. cit. También, Peter Waldmann, 1997, Radicalismo étnico. Análisis comparado de las causas y efectos en conflictos étnicos violentos, Ediciones Akal, Madrid. 7 B. Akzin, op. cit., pp. 53-60, y Federico Chabod, 1987,La idea de nación, Breviarios del Fondo de Cultura Económica, México. 8 También, decía Lenin, "a nosotros nos interesa, ante todo y sobre todo, la autodeterminación del proletario en el seno de las naciones". Véase su artículo de 1914: "Sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación", en V.I. Lenin, La lucha de los pueblos de las colonias y países dependientes contra el imperialismo, Editorial Progreso, Moscú, pp. 92-125. 9 Sobre el proceso de descolonización, véase, Henri Grimal, 1989, Historia de las descolonizaciones del siglo XX, Iepala Editorial, Madrid. 10 Héctor Díaz-Polanco, Autonomía regional. La autodeterminación de los pueblos indígenas, op. cit.; y Consuelo Sánchez, 1999, Los pueblos indígenas: del indigenismo a la autonomía, Siglo XXI Editores, México. 651 TOMO2-3.p65 651 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia CONSERVACIÓN Y DESARROLLO INDÍGENA: HACIA UNA VINCULACIÓN POSITIVA EN AREAS SILVESTRES PROTEGIDAS1 2 Ivonne Valenzuela Vergara 3 Juan Pablo Contreras Rodríguez INTRODUCCIÓN El presente documento constituye una versión resumida del diagnóstico preliminar de la situación Areas Silvestres Protegidas-Comunidades Indígenas en Chile, que fue elaborado a fin de promover el análisis de las potencialidades de contribución del Sistema Nacional de Areas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), al tratamiento de las demandas de las comunidades indígenas por incrementar su participación en las decisiones de manejo de recursos en territorios con los cuales mantienen vínculos ancestrales. Este planteamiento resulta estratégico, al considerar las posibilidades de generar alianzas estratégicas con las comunidades indígenas para fines de protección y conservación de ecosistemas de importancia para el país y claves en términos de protección y preservación cultural. La superposición de intereses de conservación de ambientes naturales y protección y desarrollo indígena, se plantean en el presente análisis como consistentes y complementarios. 1. SITUACIÓN ACTUAL RELACIÓN ASP-COMUNIDADES INDÍGENAS 1.1. CONTEXTO INTERNACIONAL Desde su creación los Parques Nacionales y otras Reservas han sido creadas sobre prohibiciones, obligaciones y sobre todo manifestando una gran desconfianza con relación a los ocupantes originarios de los lugares. De manera general, las medidas de conservación han sido siempre impuestas a las comunidades locales por organismos ajenos y exteriores, a menudo sin haber sido siquiera consultadas (UICN, 1998). Hoy se advierte el ascenso de un nuevo paradigma en la práctica del manejo de áreas protegidas. Se asume como una premisa la noción de que ningún resultado duradero y significativo se alcanzará en cuanto a los objetivos de conservación si al mismo tiempo no se logran los propósitos de integrar efectivamente a las poblaciones locales a las acciones de manejo y, por cierto, a los beneficios derivados de la conservación. Este paradigma gira esencialmente en torno al problema de cómo entender y aplicar el concepto de participación social en el manejo de las áreas protegidas, articulando nociones y estrategias sobre derechos, responsabilidades, roles, compromisos, interacciones y otros elementos de un nuevo esquema compartido de manejo de las áreas protegidas y de la conservación de los recursos naturales en general (FAO, 1994). Se plantea que la participación de las comunidades locales "sólo podrá considerarse realmente legitima, auténtica y válida si implica acceso real a las decisiones, es decir, si es una forma de redistribuir el poder. De otro modo, quedará como un simple ejercicio retórico o como una manipulación demagógica". Por otra parte, las agencias de asuntos indígenas e instituciones públicas, han tomado papeles activos en programas intersectoriales, experiencia que está gradualmente llevando a cabo una reconsideración de las estrategias de grupos indígenas para el uso de las tierras, manejo de recursos naturales y auto-determinación social. Lentamente se está cambiando la actitud de que los indígenas están bajo la custodia del Estado, separados de la estructura política y económica, dependientes de su apoyo paternal; está siendo reemplazada por un entendimiento del pluralismo cultural y la posibilidad de aprender de la habilidad indígena, a manejar exitosamente los recursos naturales como un componente importante para el desarrollo nacional sostenido (UICN, 1998). Cabe señalar el impulso al concepto de la Reserva de la Biósfera, el cual provee el marco para relacionar el manejo directamente a las necesidades de la gente. Su meta global es promocionar una relación balanceada 652 TOMO2-3.p65 652 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal entre la gente y su medio ambiente, y así, servir las necesidades humanas por la promoción de un desarrollo ecológicamente sano y sostenible. Si se maneja con imaginación debe proveer una oportunidad para aumentar la compresión de los problemas de la biósfera e involucrar a la gente, especialmente gente local, en la conservación y manejo que tiene un impacto vital sobre su futuro (UICN, 1983). Existen ejemplos exitosos de la aplicación de los conceptos y objetivos de Reservas de La Biósfera a la problemática de conservación y culturas indígenas (FAO, 1994). Los criterios que al respecto se han aplicado en el país, son un reflejo de la corriente internacional señalada precedentemente, no obstante ha existido un escaso desarrollo de los elementos conceptuales asociados a la participación de la gente. La cuestión esencial del análisis internacional es la recomendación de integrar a las comunidades locales en el manejo de las Areas Protegidas, especialmente cuando se trata de grupos indígenas, conciliando las necesidades y actividades humanas con el mantenimiento de la biodiversidad como respaldo a los procesos ecológicos, dando relevancia a la participación de la comunidad en la comprensión, uso, disfrute y gestión de los recursos, en un marco ecológico y social que tienda a amortiguar los niveles de presión sobre ellas y asegure un manejo más eficiente de las mismas. Siguiendo esta línea conceptual Araya (en Amend y Amend, 1992) señala que "la integración... (con) la comunidad rural es plenamente necesaria tanto para los efectos positivos que generan las áreas en el ámbito ecológico y social, especialmente en el entorno más inmediato, como por los efectos adversos que suelen originarse desde dicho entorno y que pueden ser evitados o reducidos". 1.2. CONTEXTO NACIONAL En Chile, el SNASPE se compone de 32 Parques Nacionales, 47 Reservas Nacionales y 13 Monumentos Naturales. No existen antecedentes detallados de la ocupación humana en el SNASPE, a excepción del trabajo realizado por Araya y Cunazza (IUCN, 1992) que caracteriza a 3 situaciones en la ocupación humana referido sólo a Parques Nacionales de Chile: comunidades indígenas tradicionales, propietarios de predios particulares y ocupantes ilegales, identificando un total de 2.022 habitantes ocupantes de Parques Nacionales, de los cuales 355 serían indígenas pertenecientes a las etnias aymara y Rapa Nui, con ocupación en el P.N. Lauca y Volcán Isluga para el caso aymara y P. N. Rapa Nui para la etnia homónima. Hoy en día la información procedente de regiones, indica que en el Sistema encontramos 7 Parques Nacionales, 7 Reservas Nacionales, 2 Monumentos Naturales, y 1 Parque Nacional y 1 Reserva Nacional en proceso formal de creación, que se encuentran vinculados a población indígena (inserta o aledaña), lo que involucra a un 11,27 % del territorio que actualmente forma parte del SNASPE (1.641.579,75 ha). La población estimada relacionada con áreas protegidas en Chile es de 17.187 habitantes, donde 7.484 se relacionan con Parques Nacionales, 8.932 se relaciona con Reservas Nacionales, 98 habitantes se relacionan con Monumentos Nacionales, 527 con un proyecto de Parque Nacional y 146 con un proyecto de Reserva Nacional. Cabe señalar que estos datos corresponden a la población existente en las comunidades indígenas que estarían vinculadas con unidades del SNASPE, pero no entrega información acerca de la población efectivamente vinculada con los recursos protegidos. No obstante lo anterior, es importante considerar que para el caso de las Áreas de Desarrollo Indígena es válido considerar el total de la población involucrada en ésta, ya que por las características de creación de las áreas, éstas tienen un tratamiento territorial global. 653 TOMO2-3.p65 653 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia CUADRO Nº 1: AREAS SILVESTRES PROTEGIDAS DE CHILE Y POBLACIÓN INDÍGENA RELACIONADA (INSERTA Y ALEDAÑA): ANTECEDENTES PRELIMINARES. CATEGORÍA DE MANEJO N° unidades Superficie N° Unidades total relacionadas N° Población Superf. unidades con indígena presencia indígena Parques Nacionales Reservas Nacionales Monumentos Naturales Proyecto P.N. Licancabur* Proyecto R.N.Alto Loa* 32 47 13 1 1 8.759.192 5.347.512 17.671 173.000 262.143,75 7 7 2 1 1 7.484 8.932 98 527 146 690.124 504.927 11.388 173.000 262.143,75 Total Sistema 93 14.559.518,75 18 17.187 1.641.579,75 * Unidades en proceso de creación cuya concreción se encuentra supeditada a los acuerdos que puedan establecerse con comunidades indígenas, Bienes Nacionales CONADI y CONAF. La población indígena se vincula con áreas protegidas principalmente a través de las comunidades indígenas constituidas legalmente a partir de la Ley 19.253. Para efectos de esta Ley la comunidad indígena es "toda agrupación de personas pertenecientes a una misma etnia indígena y que se encuentren en una o más de las siguientes situaciones: a) Provengan de un mismo tronco familiar; b) Reconozcan una jefatura tradicional; c) Posean o hayan poseído tierras indígenas en común; y d) Provengan de un mismo poblado antigüo". La vinculación también se establece a través asociaciones indígenas, juntas de vecinos y grupos familiares, entre otros; tal es el caso de la R.N. Pampa del Tamarugal cuyo vínculo se establece con familias aymaras que desarrollan actividades productivas en el bosque, del M.N. Cerro Ñielol de la IX Región vinculado a organizaciones mapuches rurales y urbanas, y del P.N. Vicente Pérez Rosales vinculado a familias huilliches. De acuerdo a la Ley Indígena 19.253, la población indígena de nuestro país está representada por las etnias aymara, quechua, atacameña, colla, rapa nui, mapuche, kawascar y yaganes. El censo de 1992 sólo da cuenta de la población de tres de estas etnias (de 14 años o más) a saber: 920.060 mapuches, 48.477 aymaras y 21.848 rapa nui, lo que suma un total de 998.385 personas, cifra que no resulta del todo confiable a raíz de que la pregunta censal señalaba pertenencia a cultura y no a grupo étnico (lo que podría llevar a establecer adscripción por ejemplo por empatía). En el año 1996 la encuesta CASEN realiza un muestreo para determinar la adscripción a los grupos étnicos definidos en la Ley 19.253, la encuesta arrojó como resultado un total de 635.376 personas (incluye menores de 14 años), la CASEN se aplica sobre una muestra representativa de la población nacional, sin embargo tiene el sesgo de no dar cuenta de una muestra representativa de la población indígena nacional. La población indígena relacionada con áreas protegidas, la encontramos en las zonas rurales donde se ubican preferentemente las áreas silvestres protegidas de nuestro país; desarrolla, con ciertos matices, principalmente actividades tradicionales de agricultura y ganaderÌa de subsistencia y foresterÌa de autoconsumo; los ingresos provenientes de estas actividades son complementados generalmente con empleos temporales y subsidios estatales. En los últimos tiempos, se advierte una alta tendencia e interés de las comunidades al desarrollo de actividades de agro y etnoturismo, como una nueva alternativa económica, aún cuando ésta no constituye una actividad tradicional en la economía indígena. Van Kessel (1996) señala que los aymaras rurales se dedican principalmente a "la agricultura y la horticultura (…) y la ganadería extensiva de camélidos y corderos". Para definir la economía atacameña Castro y Martínez señalan que "existe un cierto consenso para postular para estas comunidades una economía agroganadera". Aldunate, señala que "por lo general en las comunidades actuales se desarrolla una combinación de ganadería con agricultura extensiva" (1996). Además de la actividad ganadera, en la comunidad rapa nui "el turismo se ha convertido en la parte más importante de la economía local y orienta los esfuerzos de muchos rapa nui" (Grant Mc Call, 1996). Como una excepción se presenta el manejo de fauna nativa con fines productivos, entre los aymaras de la I Región en donde CONAF desarrolla un plan de manejo sustentable de la vicuña, que considera la participa- 654 TOMO2-3.p65 654 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal ción de población indígena en la administración y beneficios económicos del proyecto. Se destaca, que al menos para el norte de Chile, parte de la población se ocupa en el sector minero, actividad que cobra importancia en las etnías del norte con el auge de las salitreras y posteriormente la instalación de faenas mineras en áreas cercanas a los poblados indígenas; señala Núñez (1989) que "... actualmente, el impacto de la vida moderna a partir de los focos mineros, sigue vigente". Las zonas rurales con población indígena, catalogadas como de pobreza en nuestro país, se enmarcan dentro de los seis problemas típicos que afectan a la ruralidad (Atmman y Fernández, 1981), estos son: relaciones de dependencia urbano-rural, desempleo, pobreza, minifundio, escasa producción agropecuaria y destrucción del medioambiente, a lo que se agrega en muchos casos el acceso limitado a servicios del gobierno (Araya y Cunazza, en Amend y Amend, IUCN 1992; Brandon y Wells, 1992). A este respecto, MIDEPLAN en su documento "Situación de los pueblos indÌgenas en Chile" (1998), señala, que "en el conjunto de los pobres a nivel nacional, existe un subconjunto, caracterizado por su etnicidad, que muestra un tipo de pobreza más aguda que aquella que afecta a la población no indígena". Por último, es importante considerar que, la relación que establecen éstas con el territorio se genera a partir de una cosmovisión integral, en que naturaleza y hombre son parte de un todo, siendo los recursos naturales la base material fundamental para el desarrollo de la cultura y de la particular identidad de cada etnia. De esta manera, cada grupo étnico ha establecido un vínculo único con su entorno, generando estructuras político, económicas, ideológicas y mágico religiosas que dan soporte a la vida cotidiana, conforman su cultura y la reproducen en el tiempo. 1.3. LAS ÁREAS DE DESARROLLO INDÍGENA (ADI). 1.3.1. CREACIÓN DE ÁREAS DE DESARROLLO INDÍGENA En el artículo 26 de la Ley 19.253, se define el concepto y alcance del área de desarrollo indígena, como un instrumento para la gestión pública en favor de los territorios indígenas; establece que los organismos de la Administración del Estado deberán focalizar su acción en beneficio del desarrollo armónico de los indígenas y sus comunidades. Para que se declare un ADI en nuestro país, deben confluir los siguientes criterios: a) espacios territoriales en que han vivido ancestralmente las etnias indígenas, b) alta densidad de población indígena, c) existencia de tierras de comunidades o individuos indígenas, d) homogeneidad ecológica, e) dependencia de recursos naturales para el equilibrio de esos territorios, tales como manejo de cuencas, ríos, riberas, flora y fauna. Actualmente, existen las siguientes Áreas de Desarrollo Indígena en el país: • Atacama La Grande, II Región: D.S. Nº 70, del 10.03. 1997. En ésta se encuentra inserta la R.N. Los Flamencos y parte del proyecto de P.N. Licancabur. • Lago Budi, IX Región D.S.Nº71 10.03.97. Area de interés para ser incorporada a los listados de Humedales de Importancia Internacional para la conservación de Aves Migratorias, RAMSAR • Alto Bío Bío, VIII Región D.S. Nº 97 del 31.03.97. En ésta se encuentra inserta la R.N. Ralco. Además MIDEPLAN proyecta crear las siguientes Areas de Desarrollo Indígena: • Región de Tarapacá: Colchane, Camiña, Putre, General Lagos, Camarones. Al ADI Camiña se encontraría vinculado el P.N. Volcán Isluga, y al ADI Putre el P.N. Lauca, la R.N. Las Vicuñas y el M.N. Surire. • Isla de Pascua, V RegiÛn. A ésta se encuentra vinculada el P.N. Rapa Nui. Cabe señalar que en el mes de junio del año 1999, se operativizó el Consejo de Desarrollo de Isla de Pascua, del cual es miembro CONAF. • • Lumaco, Purén, Lago Lleu Lleu, IX Región. Yetarkte y Bahía de Mejillones, XII Región. En la Región de Tarapacá se ha priorizado la gestión de creación de las ADI de Colchane y Camiña. 655 TOMO2-3.p65 655 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia En definitiva son ocho las unidades que se encuentran insertas actual o potencialmente en Áreas de Desarrollo Indígenas en nuestro país, lo que involucra a 799.594 hectáreas y apróximadamente 10.602 habitantes (insertos/aledaños). 1. 3. 2. LEYES Y COMPATIBILIDAD LEGAL: VISION PRELIMINAR En el Mensaje con que S.E. el Presidente de la República acompañó al Congreso el Proyecto de la Ley Nº 19.253, se expresa que este proyecto fundamenta el desarrollo de los pueblos indígenas en el respeto a su propia identidad y el reconocimiento de sus derechos; se busca la protección de sus tierras y recursos y el logro del etnodesarrollo, fomentando la educación enmarcada en el ámbito de la propia cultura. Se agrega que esta perspectiva debe realizarse con plena participación de los pueblos indígenas; por ellos se plantean mecanismos de participación en los diversos servicios públicos y organismos estatales cuando se refieran a asuntos indígenas; y más adelante señala "Muchas veces nos preocupamos sólo del progreso, que sin duda es importante, pero corremos el riesgo de perder el sentido profundo de las cosas. Vemos tantas veces que el progreso mal entendido destruye el medio ambiente, y nos trae más problemas que los que pretendíamos solucionar. Debemos aprender de las culturas que supieron respetar la naturaleza, tener una relación armónica con ellas. Las culturas indígenas nos plantean preguntas fundamentales en torno al progreso, al tipo de desarrollo que queremos, al tipo de vida al que aspiramos". La Ley Nº 19.253 que estableció normas sobre protección, fomento y desarrollo de los indígenas, en su artículo 35, expresa lo siguiente: "En la administración de las áreas silvestres protegidas, ubicadas en las áreas de desarrollo indígena, se considerará la participación de las comunidades ahí existentes. La Corporación Nacional Forestal o el Servicio Agrícola y Ganadero y la Corporación, de común acuerdo, determinarán en cada caso la forma y alcance de la participación sobre los derechos de uso que en aquellas áreas corresponda a las Comunidades Indígenas". Por su parte, la Ley Nº 18.362 (D.O. 27.12.84), señala en su artículo 1º los objetivos de conservación que persigue la creación del SNASPE, los que son: "a) Mantener áreas de carácter único o representativas de la diversidad ecológica natural del país o lugares con comunidades animales o vegetales, paisajes o formaciones geológicas naturales, a fin de posibilitar la educación e investigación y de asegurar la continuidad de los procesos evolutivos, las migraciones animales, los patrones de flujo genético y la regulación del medio ambiente; b) Mantener y mejorar recursos de la flora y la fauna silvestre y racionalizar su utilización; c) Mantener la capacidad productiva de los suelos y restaurar aquellos que se encuentren en peligro o en estado de erosión; d) Mantener y mejorar los sistemas hidrológicos naturales, y e) Preservar y mejorar los recursos escénicos naturales y los elementos culturales ligados a un ambiente natural". Se desprende que la visión que todos los servicios y organismos públicos que alguna intervención les pueda caber en la aplicación de estos cuerpos legales, deber ser una visión de conjunto, en el sentido de que tanto los Decretos Supremos de creación y la Ley Nº 19.253 como la Ley Nº 18.362 son cuerpos que se complementan mutuamente y que, por consiguiente, deben ser aplicados en términos que haya la debida correspondencia y armonía entre ellos. Si bien la gestión de utilización de los recursos naturales por el ser humano debe hacerse de modo que produzca el mayor y sostenido beneficio posible para las generaciones actuales, dicha utilización debe producirse cuidando su potencialidad para satisfacer las necesidades y aspiraciones de las generaciones futuras. De aquí que la actividad de conservación sea indispensable, por lo que permanentemente deben estarse emprendiendo acciones destinadas a la preservación, el mantenimiento, la utilización sostenida, la restauración y el mejoramiento del ambiente natural. El sentido de la ley, compatibilizó, o trató de hacerlo, la protección y desarrollo de las de las comunidades indígenas con la defensa del medio ambiente, posición ésta que es consistente con la contemporánea de protección del medio ambiente y de desarrollo sustentable que la inspira. El desarrollo de las comunidades indígenas y la conservación no son conceptos antagónicos entre sí, sino que complementarios, siendo absolutamente falso el dilema o suma cero que pudiera plantearse: desarrollo de las comunidades indígenas versus protección del medio ambiente. 656 TOMO2-3.p65 656 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal 1.3.3. RESPECTO A LA DEMANDA INDÍGENA Para el mivimiento indígena, la Ley Indígena actualmente vigente en nuestro país, no satisface en su totalidad su demanda, la que queda plasmada en el primer borrador de dicha Ley que elaboró La Comisión Especial de Pueblos Indígenas (CEPI). Es así como se sustituye el término territorio definido como "el espacio social, demográico, ecológico, cultural fundamental para la existencia y el desarrollo de los pueblos indígenas" por el de área. La declaración de Áreas de Desarrollo Indígena (ADI), intenta rescatar esta visión y de resguardar los derechos ancestrales que detentan las comunidades sobre los territorios en los que han vivido históricamente. La definición que entrega la Ley 19.253 de estas áreas, es distinta a la de territorio señalada precedentemente, y está referida a "espacios territoriales en que los organismos del Estado deberán focalizar su acción en beneficio del desarrollo armónico de los indígenas y sus comunidades". En el primer borrador de la Ley, el término territorio establecía "el derecho de las comunidades a participar de la toma de decisiones, en los planes de desarrollo económico, social y cultural que allí se implementen, y a oponerse a ellos, así como a beneficiarse de la explotación de los recursos naturales que en ellos existan". En este mismo contexto se daba preferencia a los propietarios indígenas a establecer sobre tierras "derechos sobre las aguas, mineros, de aprovechamiento y manejo de recursos forestales, de utilización y uso de riberas, entre otros" (J.Aylwin, 1997). El concepto de territorialidad señalado viene a ser el soporte material de las culturas indígenas, amparado además en una cosmovisión integral articuladora de la relación que el habitante establece con el medio ambiente; al contrario de lo que sucede con la legislación chilena que establece esquemas legales diferentes para diferentes recursos lo que según Toledo (1996) resulta en un vacío legal ante la disgregación y falta de protección efectiva del suelo, subsuelo, aguas y riberas presentes en territorios de uso indígena ancestral. La movilización indígena que logra la promulgación de una Ley en la época de la transición democrática, hoy en día, reclama por la insuficiencia de un marco jurídico y una política pública especialmente diseñada para la protección y desarrollo efectivo, en una "defensa de los recursos naturales y territorio indígena, como parte vital de (su) estrategia" (V.Toledo, op.cit). No obstante los planteamientos anteriores y considerando que, para el mundo indígena la tierra y el territorio son básicos para plantear el etnodesarrollo. Planteamos que el área silvestre protegida provee un marco legal que se acerca bastante a la visión holística del territorio y de protección de tierras y aguas demandado por las comunidades indígenas, en este espacio pueden hacerse carne las aspiraciones por un manejo integral de recursos naturales y culturales, situación que es reconocida en una serie de cuerpos legales que le dan un tratamiento especial a estas áreas (Código Minería, Código de Aguas, Ley de Bases del Medio Ambiente). 2. ASPECTOS TÉCNICO-ADMINISTRATIVOS INSTITUCIONALES 2.1 ORIENTACIONES INSTITUCIONALES La administración del SNASPE en Chile, se encuentra en un proceso importante de cambio de los esquemas tradicionales de administración y gestión de las áreas silvestres protegidas, en este proceso el tema de las poblaciones locales cobra cada vez mayor relevancia, lo que se aleja bastante del concepto de áreas aisladas desconectadas de los desafíos y problemas del desarrollo local. En este contexto, las estrategias de integración de las poblaciones locales a los objetivos y acciones de manejo, constituyen elementos centrales para mejorar la gestión de las unidades protegidas, como lo es también la contribución del SNASPE al desarrollo local Cuando existe superposición entre áreas silvestres protegidas y áreas de desarrollo indígena, o entre intereses de conservación y desarrollo indígena, lo señalado anteriormente se presenta como elemento medular del análisis. 657 TOMO2-3.p65 657 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia Aún cuando las actuales políticas técnicas de Parques Nacionales y Monumentos Naturales (1989) y Reservas Nacionales (1988), no llegan a definir ni establecer propuestas específicas en relación al tema; cabe señalar que para el caso de las Reservas Nacionales, en los capítulos referidos al manejo de recursos (flora y fauna), manejo de suelos y manejo de pastizales, quedan claro las opciones que tienen las comunidades de hacer uso sustentable de los recursos suelo, pradera para pastura, flora y fauna. El Plan Estratégico para el SNASPE (1998), hace referencia específica al tema en cuestión, al señalar la necesidad de "considerar la participación de las comunidades indígenas en la planificación y manejo de áreas protegidas localizadas en Áreas de Desarrollo Indígena", cuestión que sin duda responde a un cambio de enfoque hacia una concepción de apertura y flexibilización de los criterios tradicionales de administración y manejo. En el contexto señalado, y ante la necesidad de definir orientaciones de administración y manejo de las unidades del SNASPE que se relacionan con población indígena, y de establecer lineamientos estratégicos formales, base de una futura política institucional sobre la materia, se desarrolló en la ciudad de Antofagasta, en septiembre de 1999, el primer taller nacional "Areas Silvestres Protegidas - Comunidades Indígenas". El taller generó una propuesta de lineamientos estratégicos la cual actualmente se encuentra en proceso de formalización. Por otro lado, cabe señalar que existe un conjunto de instrumentos jurídicos nacionales e internacionales, que dan orientaciones generales respecto de la consideración del componente humano en el manejo de áreas silvestres protegidas, áreas en proceso de desertificación, y tratamiento ambiental de proyectos productivos, cuyo análisis supera ampliamente los objetivos de este documento. Es de interés hacer mención al Convenio 169 de la OIT, aún no ratificado por nuestro país, en el cual se establecen importantes indicaciones relativas al desarrollo de los pueblos indÌgenas y tribales, el uso de recursos y administración de territorio, todos tópicos muy relacionados con las áreas silvestres protegidas que se encuentran vinculadas a poblaciones indígenas. 3. PROBLEMAS Y SOLUCIONES GENERADOS EN REGIONES 3.1. EL PROBLEMA Sin duda la presión por el uso de recursos naturales constituye la principal demanda indígena y el principal "problema" a resolver, el cual está estrechamente asociado a la demanda de regularización de tierras indígenas presente en 5 de las regiones involucradas en este diagnóstico (I, II, Rapa Nui, IX y X). De todas formas es importante considerar que este problema no puede analizarse sino a la luz del actual planteamiento reivindicativo de la población indígena en nuestro país, la recuperación de territorios ancestrales y la demanda por la autodeterminación como pueblos originarios. En este marco se encuentra inserta la problemática ASP-comunidad indígena, confluyendo en ésta aspectos económicos, socioculturales y políticos. 3.2. JERARQUIZACIÓN DE PROBLEMAS Los problemas captados en consulta a regiones, permitieron identificar presión por uso de recursos naturales o culturales, impactos producidos sobre los recursos, principales demandas indígenas, percepción de la institución. Respecto a esto último, hay que señalar la existencia de un sesgo, por cuanto ésta la entrega personal de CONAF (para disminuir el sesgo se solicitó aludir a opiniones vertidas por indígenas ya sean éstas de orden informal o documentada). Los problemas identificados pueden ser agrupados por orden de importancia en: • Presión por uso de recursos: Con fines económico-productivos, simbólico-religioso u otros usos culturales (recursos naturales y culturales). La presión por uso de recursos se expresa en forma consuntiva (consumo) y no consuntivo (ejm: uso ecoturístico). • Presión por regularización de tierras al interior de las unidades: Para el saneamiento de tierras indíge- 658 TOMO2-3.p65 658 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal nas de uso ancestral y/o regularización de la propiedad privada o comunitaria, gestión amparada en la Ley 19.253. • Falta de confianza hacia organismos de administración territorial: Este antecedente se recoge en forma cualitativa, en general se estima que se encuentra relacionado a la falta de información y por otro lado, a la aplicación de esquemas rígidos de administración en las unidades que no favorecen un cambio de percepción y, lo más importante, del establecimiento de buenas relaciones con las comunidades indígenas. En forma muy resumida se puede decir que la actividad ganadera es el principal problema, común al 67% de las unidades analizadas, este problema fue identificado por el total de regiones consultadas (15). En general los problemas se derivan del uso no regulado de recursos (recolección de leña, extracción madera, uso aguas, entre otros), no obstante no se identificaron impactos significativos en el uso de los mismos. Otros problemas de menor representación respecto al total nacional, pero no menos importantes, son la desinformación, extracción de áridos, demanda por manejo fauna nativa, minería, demanda por un porcentaje de los ingresos generados en las unidades y saneamiento de tierras. Este último se manifiesta con diferentes grados en el 53% de las unidades consultadas, se trata de un problema global relevado fuertemente por el movimiento indígena mapuche en el sur del país. Las diferentes fórmulas para la solución de los problemas generales identificados, dan cuenta de: la participación indÍgena en la elaboración de planes de manejo, el desarrollo de programas específicos relativos al recurso cultural, convenios para el manejo de recursos, resolución de desafectación, contratos de arriendo y de concesión, actividades de capacitación y educación ambiental, implementación comisiones especiales y de estudios específicos para el saneamiento de tierras indígenas y la redefinición de límites, establecimiento de denuncias y procesos vía judicial, acuerdos informales para el aprovechamiento de recursos, entre otros. Particularmente la experiencia piloto que desarrollamos en el norte de Chile con poblaciones aymaras y atacameñas, en la aplicación de nuevos esquemas de administración con participación indígena en el manejo de recursos ha permitido acumular una experiencia positiva en proyectos como: la administración turística de sitios arqueológicos con fines de conservación y generación de beneficios económicos para las comunidades, aprovechamiento racional de recursos con fines económicos como es el caso del manejo de la vicuña y de bosques de tamarugo, o con fines simbólico-religiosos como la captura de flamencos para rogativas a la tierra, entre otros. Y asimismo gestionar nuevos proyectos como la reformulación de planes de manejo y el análisis de mecanismos concretos de participación indígena para su posterior operación. El siguiente cuadro entrega un resumen de los problemas y las soluciones implementadas regionalmente en 15 unidades consultadas: 659 TOMO2-3.p65 659 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia CUADRO N° 2: IDENTIFICACIÓN DE PROBLEMAS Y SOLUCIONES GENERADAS EN REGIONES REGIÓN UNIDAD PROBLEMA DETECTADO SOLUCIONES Tarapacá P.N. Lauca P.N. Volcán Isluga R.N. Las Vicuñas M.N. Salar de Surire -Saneamiento tierras -Uso consuntivo aguas -Manejo de bofedales (establecimiento de cercos en bofedales) -Demanda por manejo vicuña -Extracción paja brava, tierra -Comisión Plan Saneamiento CONAF/ B. Nacionales/ CONADI -Proyecto Manejo de la vicuña en estado silvestre y cautiverio. -Coordinación con ONG encargada proyecto -Autorización informal para extracción en lugares predeterminados - Apoyo a la regularización con condiciones que aseguren la conservación del recurso (establecimiento de normas). Antofagasta R.N. Los Flamencos -Desinformación -Desconfianza -Demanda % ingresos -Demanda participación administración unidad -Regularización derechos aguas -Saneamiento tierras -Talaje no regulado -Propuesta Plan de Vinculación -Programa Educación Ambiental -Administración de Servicios Turísticos (Aldea de Tulor) -Manejo sustentable Bosque Tamarugo Tambillo -Propuesta constitución comité gestión, como instancia de participación -Convenios con comunidades para conservación recursos hídricos -Programa de acercamiento a comunidades indígenas relacionadas (reuniones periódicas) -Comisión Plan Saneamiento CONAF/ B. Nacionales/ CONADI -Ocupación de terrenos -Ganadería -Desinformación -Demanda % de ingresos -Poco compromiso sector turismo -Mala preparación guías locales -Erosión sitios arqueológicos -Propuesta convenios de uso recursos -Propuestas estudio de ordenación territorial -Establecimiento de cercos en sitios arqueol.ógicos -Capacitación turística -Programa Educación Ambiental Proy.P.N. Licancabur Rapa Nui P.N. Rapa Nui Bío Bío R.N. Ralco De La Araucanía -Ganadería -Incendios -Recolección pehuen -Recolección leña -Viviendas temporales -Recolección pehuén P.N.Villarrica -Extracción ilícita de madera P.N. Huerquehue R.N. Alto Bío Bío -Sobre pastoreo R.N. Malalcahuello -Saneamiento tierras -Ocupación de terrenos y Nalcas R.N. Hualalafquén -Recolección leña -Uso ceremonial o Villarrica M.N. Cerro Ñielol De Los Lagos P.N. Chiloé Total 15 unidades -Desafectación -Recolección leña -Introducción ganado doméstico -Extracción estacas -Participación plan de manejo -Objetivos Plan manejo: permite y regula el uso racional de recursos (piñones, talaje y utilización maderas muertas, uso religiosos de algunos sectores) -Autorizaciones por razones histórico culturales. -Denuncia Juzgado policía local (Res. Judicial y de B.Nacionales) -Denegación de autorizaciones uso recursos -Región propone desarrollo convenios colaboración, establecer beneficios preferentes (recolección pehuén/ pastoreo), asistencia técnica para actividades ecoturismo. -Contratos de arriendo anual -Convenio Municipal -Acta acuerdo para traspaso terreno 1995 (4.000 há) -Convenios para traspaso terreno -Estudio redefinir límites P.N. 660 TOMO2-3.p65 660 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal CONCLUSIONES La corriente conceptual internacional respecto de la materia, recomienda impulsar mecanismos de participación real (adopción de decisiones) de las comunidades locales en el manejo de las unidades protegidas, especialmente cuando se trata de comunidades de origen indígena, participación que no excluye el rol del Estado de velar por la aplicación de las normas y el cumplimiento de los objetivos de conservación. En los último años el país ha venido observando el fortalecimiento paulatino de los diversos pueblos originarios que habitan Chile. En este proceso, el tema de la tierra y los territorios ("recuperación" de los territorios ancestrales) ha ido también constituyéndose en un tema central del debate, teniendo además como meta fundamental el logro del reconocimiento de carácter constitucional para las poblaciones indígenas del país, además de la ratificación de instrumentos internacionales que reconocen y protegen los derechos indígenas. Frente a ello, el Estado aún cuando ha realizado esfuerzos jurÌdicos importantes, fundamentalmente a través de la promulgación de la Ley Indígena de 19.253, aún tiene tareas pendientes a fin de abordar dicha problemática desde los aspectos metodológicos por un lado, y desde los marcos e instrumentos institucionales por el otro, para incorporar oportunamente las modificaciones necesarias y estratégicas de tal forma de transformar la dicotomía Pueblos Originarios / Estado en una síntesis que integre a los actores estratégicos tanto a nivel de diseño de programas, toma de decisiones vitales, y en la operativización de los mismos, de manera de lograr un desarrollo con identidad, armónico e integral de las etnias de nuestro país. A la Corporación Nacional Forestal le asiste jugar un papel importante por el rol institucional que desempeña, especialmente por el grado de influencia que tiene sobre los territorios que forman parte Sistema Nacional de Areas Silvestres Protegidas del Estado que en varios casos constituyen territorios relacionados con comunidades indígenas. Es así como a nivel institucional nacional se ha iniciado un fuerte debate respecto de la contribución de las áreas silvestres protegidas al desarrollo local, lo que refleja una intención de cambio de los criterios tradicionales de administración y manejo hacia estilos más participativos de gestión, involucrando los gobiernos locales, comunidades aledañas, sector privado y organizaciones civiles. El gran desafío del SNASPE hoy en día es establecer mecanismos reales de participación de las comunidades indígenas en el manejo y gestión de las áreas silvestres protegidas, siendo del interés común la protección del medio ambiente y la biodiversidad Existe la fuerte convicción que, considerando el contexto político/institucional actual, una buena forma de fortalecer los objetivos de conservación del Sistema Nacional de Areas Silvestres Protegidas del Estado, es lograr que la propia sociedad imprima mayor valor a las áreas protegidas del Estado, proceso que puede ser facilitado y muchas veces iniciado, a partir del compromiso de las comunidades locales con los objetivos de manejo de cada unidad protegida en particular, protegiendo de esta manera los recursos de uso de la propia comunidad. Reconociendo compatibilidad jurídica de la Ley Indígena y de Administración del Sistema Nacional de Areas Silvestres Protegidas del Estado; se hace posible la promoción de modelos de gestión participativos para el manejo integrado del territorio, los que debieran operativizarse en función del uso ancestral de recursos, aspectos de administración territorial sustentable, identificación de demandas indígenas y priorización de áreas temáticas con énfasis en el desarrollo indígena, en aquellas áreas que como Estado se han relevado como fundamentales para asegurar la protección y desarrollo indígena. Lo anterior sólo es posible en la medida de que se contemple como eje de central de su funcionamiento la participación efectiva de las comunidades indígenas en la administración de estas áreas; siendo clave en este punto, la participación en el proceso de planificación y toma de decisiones. Esta materia ciertamente requiere de un trabajo arduo tanto de las instituciones estatales como de las organizaciones de base fortalecidas, sobre todo cuando se trata de abordar materias y concordar criterios en torno al desarrollo sustentable, identidad y conservación de la biodiversidad tanto natural como cultural de un país. 661 TOMO2-3.p65 661 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia SIGLAS P.N.: Parque Nacional R.N.: Reserva Nacional M.N.: Monumento Natural ASP: Área Silvestre Protegida SNASPE: Sistema Nacional de áreas silvestres protegidas del Estado. BIBLIOGRAFÍA Amend y Amend editores, 1992. Espacios sin habitantes, Parques Nacionales en América del Sur. UICN 1992 Archibold G, Chiari A, Houseal B., Mac Farland C., 1985. Culturas Indígenas en Centro América. Edit. WWF, PEMANSKY, 1985. Corporación Nacional Forestal, 1986. Recopilación de disposiciones legales y materias afines relativas a los recursos naturales renovables, Chile. 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Valladares de la Cruz * Una de las características de las protestas colectivas del movimiento indígena en México, en el último lustro, es que contienen un simbolismo, una ritualidad y una reapropiación de la historia "patria" que no se presentaba en las décadas anteriores, salvo contadas excepciones. Esta dimensión simbólica ha jugado un papel relevante en la construcción de la legitimidad de las reivindicaciones indias de fin de milenio, y podemos observarlo en uno de los escenarios privilegiados para interpelar al poder establecido en el corazón de la Federación: la Plaza de la Constitución, a través de lo que los propios indígenas llaman la toma simbólica de éste y otros espacios no menos importantes como son el Museo Nacional de Antropología e Historia, el Museo de la Ciudad o la zona arqueológica de Cuicuilco. Teniendo en mente este tipo de manifestaciones, en este trabajo analizaremos cómo la legitimidad de las demandas del movimiento indígena deben entenderse en el contexto global de reconocimiento de los derechos 1 colectivos de los pueblos indígenas , así como con las demandas de una mayor democratización de la vida nacional. Sin embargo, debemos de reconocer los avances logrados por los movimientos y organizaciones indígenas en los espacios locales, regionales y nacionales en rubros tales como la conquista del poder en diferentes ayuntamientos, el reconocimiento legislativo de sus derechos en diferentes constituciones estatales, la creación de la cuarta visitaduría de derechos humanos encargadas de los asuntos indígenas y su arribo a la escena pública, que es donde hoy se debate la "problemática" étnica del país, para lo cual el movimiento 2 zapatista fue determinante . Con base en lo anterior, quiero resaltar lo complejo que resulta el entendimiento de los procesos de protesta india, puesto que no solamente se reducen a la coyuntura de los noventa o a los ciclos cortos en la vida de los movimientos; sin embargo, solamente una de las características de las protestas indias es la que nos interesa 663 TOMO2-3.p65 663 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia discutir aquí por su eficacia política al interior y hacia fuera las organizaciones, que es la que denominó dimensión ritual y simbólica a través de la cual se disputa al Estado el monopolio de la información y la "verdad" sobre la nación y el movimiento indio. El espacio en donde me centraré es la ciudad de México, en tanto es un escenario privilegiado para realizar marchas y mítines, debido a que es el asiento del poder federal, así como también por su impacto al trastocar la cotidianidad citadina con el arribo de miles de indígenas que acompañados por sus simpatizantes toman 3 simbólicamente espacios "sacralizados" de nuestra historia republicana . EL MOVIMIENTO INDIO COMO MOVIMIENTO SOCIAL Las aproximaciones teóricas alrededor de los procesos de organización, protesta y acciones colectivas es uno de los campos más espinosos en las ciencias sociales, hace por lo menos una década que se polemiza sobre qué fenómenos socio-políticos y culturales pueden ser considerados como movimientos sociales (López Monjardín, 1991, Cadena, 1991 y Romero, 1991) pasando por la validez del concepto mismo (Touraine, 1999) ya que los modelos analíticos se habían flexibilizado a tal grado que cualquier acción colectiva era considerada como tal. Debido a la amplia discusión sobre esta temática, tomaremos como punto de partida lo planteado por Alberto Melucci (1994, 1997), Steve Stern (1987) y James Scott (1985, 1990). Resumiendo al máximo podemos decir que una de las dificultades en el análisis de los movimientos sociales es el reducirlos a modelos dicotómicos o dualistas. Algunos estudios se centran en el carácter cada vez más formal y autoreflexivo de la acción de los grupos o en una explicación que privilegia las redes de intercambio. Igualmente es difícil reducir las implicaciones profundas que tienen las formas de acción, con su carácter de código y de proceso, a un análisis en términos de cálculo de costos y beneficios (Tarrow, 1994). Melucci propone como alternativa a esas dicotomías conceptuales el analizar a los movimientos sociales contemporáneos en los significados antagonistas de la acción, partiendo de una hipótesis de acuerdo a la cual el conflicto surge de los propios criterios que confieren sentido a la acción, es decir, la cuestión es no sólo observarlos y analizarlos en términos de intercambio, sino lo que implica el significado de ese intercambio. De aquí que una de las premisas fundamentales en este trabajo es el concebir que el antagonismo al que responde el movimiento indígena tiene un carácter, además de político y socioeconómico, eminentemente comunicativo, en tanto que ofrecen al resto de la sociedad otros códigos simbólicos que trastocan la lógica de la dominación. El escenario de las acciones comunicativas del movimiento indio se dan en la llamada "era de la información" o de la "información de masas", es decir, que están ubicadas en sistemas de alta densidad de información donde los individuos y grupos deben poseer cierto grado de autonomía y capacidad de aprendizaje y acción que les permitan funcionar de forma confiable y con un considerable grado de autorregulación (Melucci, 1994). Por otra parte, los sistemas muy diferenciados tienen serias necesidades de integración y transfieren el centro del control social, esto es, el contenido de la acción a sus lenguajes y la regulación externa de las conductas, a la intervención en precondiciones cognitivas y motivacionales. Por estas condiciones es que los conflictos tienden a producirse en áreas del sistema más directamente involucradas en la producción de recursos de información y comunicación, que al mismo tiempo están sometidas a intensas presiones de integración. Estos procesos son regulados por un amplio sistema de control social que trasciende la esfera individual para invadir el propio ámbito donde se configura el sentido de la acción individual. Es así que actualmente son objeto de control social y manipulación espacios de la vida que eran tradicionalmente considerados como "privados" (el cuerpo, la sexualidad, las relaciones afectivas, etcétera) e incluso biológicas (la estructura del cerebro, el código genético, la capacidad reproductora, etcétera). Sobre estos campos detentan el poder el aparato tecnocientífico, las agencias de información y comunicación y los centros de decisión política. Es precisamente en relación con esos aspectos de la vida donde surgen las demandas de autonomía que impulsan la acción de individuos y grupos, donde éstos plantean su búsqueda de identidad al transformarlos en espacios reapropiados donde se autorealizan y construyen el significado de lo que son y lo que hacen (Melucci, 1994:124). 664 TOMO2-3.p65 664 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Es importante confrontar cómo los antagonismos son protagonizados por actores temporales o "profetas" que operan como reveladores, haciendo surgir los dilemas centrales de la sociedad y es por esta condición que una parte importante de los conflictos se plantean en el terreno de la apropiación y reapropiación de recursos que son cruciales para una sociedad basada en buena medida en la información. A partir de la apropiación y reapropiación que las acciones colectivas generan nuevas formas de poder y oposición, el conflicto surge en la medida en que sus protagonistas luchan por el control potencial para la acción colectiva que produce una sociedad. Este potencial ya no está exclusivamente basado en recursos materiales o en ciertas formas de organización, sino que progresivamente radica en la capacidad de producir información. Si bien las acciones de protesta que elegimos son las marchas y mítines, también haremos una breve referencia a las asambleas y congresos que ha realizado el movimiento indígena en los últimos cinco años, ya que considero que las movilizaciones tienen una función simbólica que se plantea en diversos planos; por una parte, proclaman su oposición a la lógica que guía la toma de decisiones respecto a la política pública, al mismo tiempo que operan como médium, es decir, indican al resto de la sociedad la relación entre un problema específico y la lógica dominante del sistema, mostrando que son posibles modelos culturales alternativos que la acción colectiva practica y difunde. El otro plano, es que la movilización también potencia la coordinación de la innovación cultural, las demandas de carácter conflictivo y el resto de los componentes que se integran en la acción del movimiento. Sin duda nos hay que olvidar que los movimientos nos hablan a través de la acción, esto no quiere decir que no empleen palabras, slogans o mensajes, en este sentido el movimiento zapatista ha sido una fuente muy rica, baste recordar el "Ya basta", "La dignidad rebelde", "Para todos todo, nada para nosotros", "Nunca más un México sin nosotros", "Mandar obedeciendo" o "Donde hay mujer que avanza no hay hombre que retroceda", frases que sintetizan las demandas que enarbola el movimiento y sus códigos ético–políticos o morales como también se les ha llamado (Leyva, 1999). En este tipo de mensajes podemos visualizar como se retoman principios de la organización político-social de algunas comunidades indígenas, así como las nuevas propuestas de organización social, como es lo referente, por ejemplo, al espacio donde se sitúa la participación de las mujeres, como algo existente y a la vez en construcción. Recordemos que el movimiento se expresa, principalmente, en sus acciones, tomando el papel de intermediarios entre los dilemas del sistema y la vida diaria de las personas, manifestándose en lo que hacen, el mensaje central es que existen y actúan. Con esto indican a la sociedad que hay un problema que le concierne a todos sus miembros y en torno al cual están surgiendo nuevas formas de poder y conflicto. Para analizar estas acciones comunicativas hemos retomado de Melucci (1994) lo que define como tres modelos de acción comunicativa, los que nos parecen apropiados para continuar con nuestra argumentación, siendo éstos: 1) La Profecía: su mensaje es que lo posible ya es real en la experiencia directa de aquellos que envían el mensaje. La lucha por el cambio está encarnada en la vida y en formas de estructuración del grupo. La profecía es un claro ejemplo de la contradicción antagónica. El profeta habla siempre en nombre de otro, pero no puede evitar presentarse a sí mismo como modelo del mensaje que anuncia. De este modo, mientras los movimientos luchan por subvertir los códigos difunden culturas y estilos de vida que entran en el circuito del mercado o son institucionalizados. 2) La paradoja: en ella la arbitrariedad del código dominante aparece a través de su exageración o de su impugnación. 3) La representación: aquí la respuesta consiste en una reproducción simbólica que separa los códigos de los contenidos que habitualmente lo ocultan; esta forma se puede combinar con las anteriores. Los movimientos contemporáneos recurren mucho a formas de representación como el teatro, el video, los medios de comunicación. 665 TOMO2-3.p65 665 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia La acción comunicativa que subyace en el movimiento indígena sería el modelo de "la profecía", incluso podríamos aventurarnos a señalar que tiene un trasfondo cuasi religioso, donde el ritual, la liturgia, los profetas y los escenarios tienen un papel fundamental. SIMBOLISMO Y RITUALIDAD EN LA DISPUTA POR LA INFORMACIÓN Como todos sabemos el levantamiento zapatista ha sido llamado por muchos la guerra de papel o internet, puesto que la confrontación bélica duró solamente 12 días (De la Grange y Rico, 1998; Arvide, 1998) y por el extraordinario manejo de la información en la prensa escrita, televisiva e internet, que han sido y siguen siendo fundamentales para el movimiento zapatista. La disputa por la información está presente y tiene un rol funda4 mental, en tanto que la acción colectiva y comunicativa existe y tiene un fuerte impacto (Holloway, 1996) . Recordemos el impacto que tuvo el largo silencio zapatista de siete meses, cuando después de haberse firmado los Acuerdos de San Andrés Larraizarr el gobierno federal se negó a darles cumplimiento, y decidieron replegarse a sus comunidades. Es decir, actúan como emisores y receptores de información con arreglo a procedimientos codificados y criterios de eficacia política y simbólica que devienen en una regla en sociedades de información donde el silencio tienen una extraordinaria fuerza de subversión simbólica. En este proceso de subversión simbólica las acciones de zapatistas y del movimiento neozapatista responden con una lógica político–religiosa; por un lado, tienen sus profetas, los que son los líderes de las organizaciones de carácter nacional como la Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía (ANIPA), el Congreso Nacional Indígena (CNI), el "subcomandante" Marcos o el CCRI-CG-EZLN, que en su rol de mediadores muestran a la sociedad india y no india que existen formas alternativas de organización, a través de diversas acciones comunicativas, entre las cuales están las marchas y mítines, donde se dan a conocer códigos alternativos a lo hegemónico con la particularidad de estar revestidos con una ritualidad y una liturgía que cobran un profundo sentido liminar. Se trata de acciones políticas ritualizadas, que se presentan como en un "rito de transición", con sus tres fases: separación, marginalidad y agregación, siendo la segunda la más interesante, pues se trata de un periodo entre uno y otro estado, el "limbo" durante el cual las personas han abandonado un lugar o estado, pero todavía no han entrado o se han unido al siguiente. Con las protestas colectivas se abandona la situación de resguardo comunitario en sus comunidades del que salen apelando su reconocimiento político y cultural, pero a la vez, muestran que ya se ejerce ese derecho a la diferencia y que existen formas más equitativas de relación social, esta es la profecía y la liturgia que a través del ritual es refrendada en discursos, 5 declaraciones y prácticas . Este estado de transición es en términos religiosos un estado de "liminaridad" (Turner, 1974). En este contexto las protestas marcan el proceso de tránsito de una condición de lucha por situarse en un espacio nuevo de reconocimiento como nuevos sujetos políticos, actores de su historia y ya no víctimas de ella. En las acciones comunicativas proféticas se construye colectivamente el communitas o la liminaridad colectiva, donde se busca revertir el orden establecido, cuyo contenido es el de transitar de una nación imaginada a una pluricultural, por ello la disputa de códigos culturales está en el centro de la transición. Se reapropian de los símbolos nacionalistas como la bandera, el himno nacional, que se entona cuando inicia o termina un mitin, o una asamblea como símbolo de reconocimiento y adhesión a la nación, a la vez que se invoca o se pide permiso a los dioses prehispánicos para que sus trabajos de organización y deliberación sean fructuosos, este es el caso del inicio de los trabajos de las asambleas de CNI y la ANIPA. Hay una imbricación de rituales 6 seculares y religiosos, que tienen un impacto importante en el futuro profetizado . Quisiera volver brevemente a la importancia de la construcción liminar en las protestas, específicamente de la liminaridad colectiva (communitas), ya que es justamente en acciones como las marchas y los mítines donde se construye un intenso espíritu comunitario, un sentimiento de gran solidaridad, igualdad y proximidad social. Los individuos que experimentan la liminalidad forman una comunidad de iguales. Las distinciones sociales que pudieran haber existido antes, o que vayan a darse después, se olvidan temporalmente. Las personas liminares experimentan el mismo tratamiento y las mismas condiciones y tienen que actuar de la misma manera. La liminaridad puede estar marcada ritual y simbólicamente por inversiones del comportamiento 666 TOMO2-3.p65 666 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal ordinario, es pues, parte de todo rito de transición. Más aún, en algunas sociedades puede convertirse en una característica permanente de grupos particulares, por ejemplo, de grupos religiosos que suelen utilizar características liminares para diferenciarse de los demás. La humildad, la pobreza, la igualdad, la obediencia, la abstinencia sexual y el silencio pueden ser las condiciones de pertenencia a una secta. Los rasgos liminares pueden también señalar la sacralidad de personas, entornos y eventos mediante su emplazamiento como extraordinarios, fuera del espacio social normal y del tiempo regular. En el caso de las protestas colectivas indígenas el communitas está marcado por el sustrato cultural común, la condición de pobreza y subordinación socioeconómica, la participación comprometida con las acciones del movimiento, la sacralización de los espacios donde se protesta y desde donde se trastoca el discurso del poder y se replantea la nación. Es interesante como en esas acciones comunicativas se sacraliza la vida cotidiana de los pueblos indígenas, es decir, la relación pueblos indios-naturaleza, el poder como servicio y no como dominación, la relación ancianos-sabiduría y las bondades de la jerarquía cívico-religiosa, veamos la liturgia de la ANIPA en un párrafo de los considerandos de su propuesta legislativa que sobre autonomía regional defiende y que es ilustrativa en este rubro: "[los pueblos indios son portadores de una] sabiduría que les ha permitido ser reconocidos como los más eficaces protectores del medio ambiente y de la biodiversidad; sus formas de organización comunal contienen elaboradas estrategias de supervivencia y convivencia social, fundadas en la colabora7 ción y el espíritu de servicio al conjunto social" . En este tenor se describe la vida autonómica india en los documentos que emite el movimiento y en la liturgía de los mítines, de aquí proviene también su carácter sacralizado y ritual siempre encaminadoa a crear solidaridad temporal o permanente entre los asistentes que forman allí una comunidad social. Cuando nos referimos a que a lo largo de diversos actos de protesta presenciamos rituales es debido a la presencia de cierto tipo de comportamientos formales, estilizados, repetitivos y estereotipados que se realizan en determinados espacios "cargados de simbolismo" y en momentos señalados. Como en todo acto ritual se incluyen órdenes litúrgicas, es decir, secuencias de palabras y acciones elaboradas antes de la representación, por ejemplo, una marcha se inicia en algún monumento prehispánico o un museo como el de Antropología o en el Angel de la Independencia, para su posterior arribo al zócalo de la ciudad de México, donde dan inicio los rituales (religioso–seculares) y se finaliza con un discurso–liturgia o una declaración política. Otro elemento interesante en estas acciones comunicativas es el como paralelamente a estos espacios ritualizados de inversión de la realidad, se construyen espacios lúdicos, es decir, que están acompañados de música, fiesta, máscaras ridiculizando a los hombres públicos, representaciones teatrales, presencia siempre legitimadora de líderes de distintos movimientos nacionales y de organizaciones no gubernamentales, "aderezados" con la venta de múltiples objetos donde se simboliza la resistencia; es el momento en que los guiones ocultos (transcripciones ocultas) de la resistencia a la dominación se convierten en guiones públicos (Scott, 1990:89), en tanto que las transcripciones ocultas tienden a ser públicamente expresadas en ciertos momentos (festivales y carnavales) y en ciertos lugares, como es el caso de plaza de la constitución, como arenas para expresar los discursos y agresiones normalmente suprimidos, el discurso antihegemónico, lo que no evita que como en todo acto social, inevitablemente, algunos participantes están más entregados que otros a las creencias que subyacen a los ritos. Sin embargo, por el mero hecho de tomar parte en un acto público conjunto, los participantes muestran que aceptan el orden social y moral común, uno que trasciende su status como individuos. Estaríamos ante rituales tanto de carácter religioso como seculares, manteniendo la división la distinción enunciada anteriormente. Estos últimos también incluyen el comportamiento formal, sin variación y estereotipado, serio, repetitivo, que se da en situaciones no religiosas. ALGUNOS ANTECEDENTES DE LA MOVILIZACIÓN INDIA EN LA CIUDAD DE MÉXICO Hasta antes de mediados de la década de los setenta es difícil hablar de las luchas indias y menos aún de su carácter ritual, porque buena parte ellas estaban englobadas en las luchas del campesinado cuyas demandas fundamentales eran la recuperación y dotación de tierras, la apropiación del proceso productivo, así como la 667 TOMO2-3.p65 667 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia democratización de las estructuras de poder locales y regionales, lo mismo sucedía en lo referente a los estudiosos sobre éstas realidades, pues el énfasis analítico estaba puesto en las causas estructurales que motivaban las respuestas tanto defensivas como ofensivas de movimientos y organizaciones campesinas (Rubio, 1987, Flores, Paré y Sarmiento, 1988), esto porque además el panorama de las disputas donde lo étnico fuera un elemento central era incipiente para mediados de los años setenta, siendo en esos años cuando se inició una nueva etapa de movilización indígena que puso el acento en la diferencia cultural, creándose organizaciones que luchan por reivindicaciones económicas y políticas cuya base de sustento eran los derechos culturales como el de la libre determinación, el de una educación bilingüe y bicultural, el de elegir sus propias autoridades y el respeto a sus territorios ancestrales (Bonfil, 1981, Baez-Jorge, 1985). Este fue el caso de organizaciones como el Consejo Nacional de Pueblos Indígenas (CNPI), la Asociación Nacional de Profesionistas Indígenas Bilingües A.C (ANPIBAC) o el Movimiento Nacional Indígena (MNI) que surgen bajo el alero del Estado junto a otras independientes como la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, o la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CNPA) (Sarmiento, 1985, Mejía y Sarmiento, 1987). Fue en esos años en que se presenta la estrategia del movimiento indio de protagonizar protestas frente al Estado mexicano a través de ciertos rituales como la acción comunicativa. Las respuestas estatales fueron distintas, entre algunas se encuentran la creación de "centros ceremoniales" indígenas como los Mazahua y Otomí en el estado de México, sin ninguna utilidad, más allá de la celebración de un par de Congresos Indíge8 nas o para los cierres de campaña de algún político mexiquense. El impacto de la movilización se reduce a ver al presidente en turno portando un bastón de mando o una banda bordada con las consiguientes promesas de justicia frente a siglos de pobreza y exclusión, o la instauración de programas nacionales donde se incorpora a los indígenas como parte de los sectores pobres y marginados del país, en programas como COPLAMAR, el Programa Nacional de Alimentación o el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL). (Valladares, 1998; Oehmichen, 1999). Este es el escenario por el que caminó el proceso de organización y elaboración de un proyecto amplio indígena, en cuyo trayecto se ensayan diferentes tácticas y estrategias que van desde tomas de tierras, palacios municipales, cierre de carreteras, secuestro de autoridades o el arribo de amplias marchas indígenas al centro de la ciudad de México procedentes de diferentes rincones del país que exigen el cese a la violencia y la represión, recursos para el campo, las que si bien ya guardan algunas características de ritualización como las que he señalado anteriormente, la disputa en el ámbito de la información y en los códigos simbólicos dominantes es sumamente reducida. Una de las protestas india más elocuentes a este respecto fue cuando en agosto de 1985, en el centro de la 9 ciudad, miembros de la Coordinadora Nacional de Pueblos Indígenas (CNPI) , entre los que estaban tzeltales, zoques, nauas y un chinanteco, realizaron un ritual a la usanza india con somerio, incienso e invocación a sus dioses bajo el asta bandera del zócalo capitalino. En el ritual se recordó la defensa de Tenochtitlán por Cuauhtémoc, el que se prolongó por cinco horas y finalizó con la lectura de una carta dirigida al presidente de la república, Miguel de la Madrid, en la cual denunciaban que eran más "de doce millones los indígenas que padecen en este país la peor de las esclavitudes que es la explotación" (Proceso, 1985). De manera simultánea se instalaba una huelga de hambre que a lo largo de siete días permaneció frente a la Catedral Metropolitana, y que se levantó cuando se logró que la Secretaría de Gobernación cancelara las 100 ódenes de aprehensión giradas contra indígenas de diferentes regiones del país. Enfatizo la ritualización en este escenario, ya que la invocación a los dioses y la utilización de somerio no es propio de los debates políticos de las comunidades indias, ni por lo que toca a una negociación frente a las autoridades estatales o dependencias gubernamentales, los rituales están vinculados a ceremonias religiosas o agradecimientos por buenas cosechas, o para pedir lluvias, o llevar a bendecir los animales a la iglesia, sin embargo, la representación ritual que se inicia en ésta etapa del movimiento indio tiene por lo menos dos implicaciones, una se refiere a la intención de romper con el mito de la homogeneidad de la población mexicana, es decir, mostrar la existencia de la otredad, que como tal esta sujeta a una situación de explotación y opresión preferencial por su condición étnica (López y Rivas y Pereda. 1979), y por otro lado, la escenificación de rituales, forma parte del amplio repertorio de estrategias 668 TOMO2-3.p65 668 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal colectivas de presión y lucha del movimiento indio que se han traducido en algunos triunfos como el que comentaremos enseguida. Otra de las acciones colectivas en las cuales el manejo de códigos simbólicos antagónicos al sistema de poder nacional, y la disputa por la información, ahora de frente a la noción de "desarrollo y modernidad" que subyace a los megaproyectos, fue el caso de la defensa del territorio de los nauas del Alto Balsas de estado de Guerrero, cuando se movilizaron contra la construcción de la presa hidroeléctrica San Juan Tetelcingo que inundaría el territorio de siete municipios y veintidos comunidades, que serían totalmente cubiertas y afectando parcialmente a más de cuarenta. Las acciones comunicativas de los nauas fueron desde una reapropiación de la historia prehispánica como fundamento de sus derechos ancestrales sobre el territorio, los vestigios arqueológicos, la biodiversidad y su identidad como pueblo, hasta la difusión de su problemática como etnia en peligro de desaparición que permeó a amplios sectores de la sociedad nacional y generó la solidaridad de organizaciones internacionales. En este proceso de resistencia y lucha diversos profetas del "desastre cautelosamente ocultado" fueron importantes: la "intelectualidad" naua residente en la ciudad de México, la conformación de comités de migrantes nauas en Estados Unidos y algunos comités de apoyo europeos cosecharon uno de los triunfos más relevantes en la historia de resistencia india del país al parar la construcción de la presa. La importancia de este triunfo es hasta hoy día un ejemplo para otras regiones y etnias en lo tocante al papel de la lucha por canales informativos, siempre acompañados de otras formas de presión, como marchas, mítines, huelgas de hambre, etcétera (Díaz de Jesús, 1996; Díaz-Polanco, 1997 y Matias. 1997). EL SIGNIFICADO DEL QUINTO CENTENARIO Uno de los momentos álgidos de la resistencia abierta de los indígenas fue la coyuntura previa a la celebración del Quinto Centenario de la "conquista" de América. La experiencia organizativa generada aquellos años nutrió en buena medida los procesos de fin de siglo, y son el más firme antecedente de aquella "toma simbólica" del centro del poder en México de la que hemos hablado, de la resignificación de espacios, discursos y la ritualización. El actor central: el Movimiento 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular, cuya experiencia fue sin lugar a dudas relevante y rica en liturgía y profecías, y a casi una década de distancia su mayor impacto fue en los procesos organizativos de reflexión y búsqueda de sentido que se generó entre los indígenas del país, más que en un impacto favorable a sus demandas. Hoy día nos parece más claro su proceso de apropiación de la discusión sobre los derechos colectivos, y su intento de introducir el "problema indígena" en el escenario del debate legislativo de la nación, por otro lado, es en esta coyuntura que reaparece el discurso etnicista tanto de los "profetas de la academia" como el de los propios líderes indios como una lluvia que recorre América. Sin embargo, es el ámbito contextual el que da sentido a este proceso. Para autores como Sarmiento (1998) los pueblos indios se aprestaron a convertir la coyuntura que se abría con el Quinto Centenario, como un vehículo para conseguir su reconocimiento como sujetos colectivos y para generar mejoras en sus condiciones de vida. Una de las características relevantes en esa coyuntura fue la amplia participación de diversos sectores de la sociedad civil organizada que se manifiestan y se suman a las protestas, así agrupaciones de campesinos, colonos, obreros, cristianos, católicos, protestantes, ecologistas, mujeres, jóvenes, artistas, estudiantes, etcétera, que pretendían oponerse a las fiestas oficiales. De acuerdo a Sarmiento, en muchas de estas organizaciones había la intensión de ir más allá de la simple oposición a las acciones gubernamentales y dar forma a programas alternativos a las políticas neoliberales. Este proceso de organización y protesta colectiva apuntala el camino a la constitución de actores sociales indígenas. Así se creó el espacio organizativo más importante de los pueblos indígenas al finalizar la década de los ochenta: el Consejo Mexicano 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular, como una instancia de coordinación multisectorial que se constituyó como la instancia mexicana de la Campaña Continental 500 Años de Resistencia Indígena, Negra y Popular que inició sus trabajos en Colombia en octubre de 1990. El CM-500 se conformó por acuerdo resolutivo del Primer Encuentro Latinoamericano de Organizaciones Campesino Indígenas que se llevó a cabo el 2 de octubre de 1989. Al Consejo Mexicano 500 Años, siguieron los Consejos Maya Peninsular, el Guerrerense, el Queretano, 669 TOMO2-3.p65 669 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia Morelense, Oaxaqueño y Metropolitano así como diversos comités promotores de la campaña de resistencia india en América. Especial importancia tuvieron las tres marchas multitudinarias: "Marcha por la dignidad indígena", "Marcha por la Resistencia indígena" y la "Marcha por la Paz" a las que convocó el CM-500 y que se realizaron en la ciudad de México el 12 de octubre de 1992; a estos actos convocaron al pueblo de México en los siguientes términos: Hace quinientos años cambió el destino de nuestros países. La invasión española sufrida en 1492 interrumpió el desarrollo de nuestras culturas y produjo el mayor genocidio de la historia. El CM-500 como instancia plural e independiente, donde participan organizaciones diversas de todo el país, se hermana con todas las protestas, eventos y demás acciones que se realizan a lo largo del territorio nacional, y siendo el Zócalo el corazón político del país, MANIFIESTA en su evento central de este 12 de octubre considerando la REFLEXION NACIONAL, que: Mantenemos como principios básicos y por los cuales luchamos, la autonomía y autodeterminación de los pueblos indios, la igualdad de derechos en: la alimentación, educación, información y comunicación, la salud, a la tierra y los recursos naturales, la movilidad y el libre tránsito; el respeto a la identidad cultural y a la jurisdicción de los pueblos indios.Porque ante la política neoliberal o del liberalismo social del gobierno, vinculada a la Iniciativa de las Américas (propuesta neocolonialista de Estados Unidos), consideramos que los pueblos indios, con su sabiduría y sus costumbres tienen aportes y el derecho a construir una NUEVA RELACION DEL ESTADO CON LA SOCIEDAD y a DEFENDER LA SOBERANIA NACIONAL, amenazada por las políticas económicas globalizadoras y la actitud entreguista del régimen. La elocuencia de la cita nos deja poco que decir, pero no quisiéramos dejar de señalar que es desde inicios de los años noventa cuando el movimiento indígena puso en claro que la autonomía que demandan no significa una separación de la nación, e incluso que su movimiento está encaminado a defender la soberanía nacional, he aquí una de las continuidades en las demandas y el discurso indio, que se ha difundido ampliamente a partir del levantamiento zapatista. Con la declaración el CM-500 invitaba al pueblo de México a los tres eventos centrales que organizó para el 12 de octubre de 1992: una celebración Eucarística en la Basílica de Guadalupe, por la liberacion de los presos indígenas, encarcelados y perseguidos injustamente; una marcha de la Basílica de Guadalupe al Zócalo, y posteriormente la realización de un homenaje a la resistencia india, frente a la estatua de Cuitláhuac, en el paseo de la Reforma, y finalmente, un plantón en el Zócalo capitalino hasta que el presidente de la república atendiera las demandas de los pueblos indios. Como parte de la llamada Jornada Nacional por los Derechos Indígenas y Populares se coordinaron otras actividades, entre las que estuvieron una conferencia de prensa de la Asamblea Nacional por los Derechos Indígenas y Populares con el tema "TLC y neoliberalismo, violación de los derechos indígenas y populares"; una marcha estudiantil popular que salió de la Plaza de las Tres Culturas al Zócalo, y finalmente la campaña concluyó con la llamada "Marcha Independiente Indígena Popular", que partió del monumento a los Niños Héroes al Zócalo de la ciudad, en cuyo trayecto se realizó un mitin frente a la embajada norteamericana y en el monumento a Colón, lugar donde se unieron al contingente que encabezó la Coordinadora Nacional de Pueblos Indígenas (CNPI), en el monumento a Cuauhtémoc. Como podemos ver tanto ayer como hoy la apropiación y resignificación de espacios cargados de simbolismo son importantes para manifestar el proyecto indio y demandar al gobierno nacional el cumplimiento de sus demandas, espacios como el monumento a los Niños Héroes, es reapropiado en reconocimiento a los héroes que defendieron la nación de las invasiones extranjeras, los monumentos a los líderes indígenas Cuauhtémoc y Cuitláhuac, significan una reapropiación del pasado glorioso y de la resistencia india al colonizador, en la Plaza de las Tres Culturas en solidaridad con las luchas populares, y en homenaje a los caídos en ella, y se protestó igualmente en espacios que simbolizan la invasión y la dominación imperialista: el monumento a Colón y la embajada de Norteamericana, estos fueron los escenarios privilegiados para las protestas indias de 1992. 670 TOMO2-3.p65 670 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal EL DESPUÉS DE ENERO DE 1994: INFORMACIÓN, RITO Y PODER En lo que se refiere a los procesos de protesta después de 1994, pareciera que la historia india se divide entre el antes del 94 y el "Ya Basta" de los indios, este momento a marcado un nuevo ejercicio de acciones colectivas encaminadas a la construcción de un movimiento social amplio y heterogéneo que lucha por la democracia, la justicia, la libertad y contra el neoliberalismo y subvertir el poder a través de la acción comunicativa. El compromiso con este proyecto ha sido refrendado, entre otras muchas manifestaciones, en las movilizaciones en la ciudad de México, la primera de ellas fue la respuesta de la sociedad civil que se movilizó el 12 de enero de 1994 demandando el fin de la guerra en Chiapas, se dieron cita miles de mexicanos en el Zócalo de la ciudad, en una de las manifestaciones más importantes en términos de eficacia política, y donde apareció el Todos Somos Marcos, y las esperanzas y expectativas de un sector de la población sobre la posibilidad de un nuevo futuro a partir del levantamiento en las cañadas. En lo que respecta a los arribos de los zapatistas a la ciudad de México, como todos sabemos, han tenido una gran acogida y los actos de protesta que han realizado tienen una eficacia simbólica hasta ahora inédita en la historia nacional para con la causa de los indios y la democracia. La primera aparición zapatista en la ciudad 10 fue en 1996, cuando por segunda ocasión rompían el cerco militar que se les ha impuesto , así llegó a la ciudad de México una representante del EZLN, la camandanta Ramona quien asistió a la inauguración de los trabajos del Congreso Nacional Indígena (CNI), organización que nace después de amplios esfuerzos organizativos y bajo el impulso del EZLN. El CNI es, hoy por hoy, la organización indígena de carácter nacional más importante en tanto ha logrado aglutinar a la gran mayoría de las etnias indígenas del país, y se ha convertido en un interlocutor entre la sociedad civil, el gobierno y el EZLN. El evento de nacimiento del CNI se realizó en las instalaciones del Centro Médico Siglo XXI, contó con la asistencia de 600 delegados indígenas, más reporteros, observadores, e invitados, alrededor de 3,000 asistentes. Al igual que todos los eventos alrededor de los indígenas y de los zapatistas éste estuvo cargado los actos rituales, como por ejemplo, la entrega que hiciera de la Bandera Nacional la comandanta Ramona al naciente congreso indígena, misma que fue recibida por Félix Serdán el último sobreviviente de la guerrilla agrarista de Rubén Jaramillo a quién le señaló "Esto es para que nunca olvidemos que nuestra patria es México y para que todos escuchen que nunca habrá un México sin nosotros". A partir de entonces todas las reuniones, declaraciones y desplegados del CNI inician con el lema "Nunca más un México sin nosotros". El Congreso continuó con un ritual indígena que solicitó a sus dioses permiso para iniciar esta nueva etapa organizativa, además se entonó el himno nacional, posteriormente se cantó el himno zapatista, (este ritual se repite desde entonces en todos los eventos organizados por el EZLN), reapropiándose de los héroes revolucionarios y subvirtiendo códigos dominantes a través de una abundante liturgia. Otro de los actos rituales que forman parte estas acciones comunicativas es el dar lectura a un mensaje o "profecía" del sub-comandante Marcos, en nombre del Comité Clandestino Revolucionario Indígena–Comandancia General del EZLN (CCRICCG). En otras ocasiones el arribo de los zapatistas a sido significativo en términos de apropiación de espacios públicos, donde como ya mencionamos se construye el sentido de la acción y la legitimidad de las demandas indígenas, y donde se reúnen decenas de miles de mexicanos, recordemos aquella toma simbólica del Zócalo de la ciudad, acto que abre otra primera vez, ésta con relación a que por primera ocasión en la historia nacional los indios toman el centro de la ciudad en medio de una plaza desbordante y solidaria con los 1,111 zapatistas, que arribaron el 12 de septiembre de 1997 a exigir al gobierno federal el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés. En términos de disputa por la información ésta acción tuvo diferentes impactos, primeramente acercó la diversidad étnica a la ciudad, con la finalidad de modificar ese referente lejano de pasado prehispánico glorioso de los mexicanos, sin vínculo con los indígenas pobres contemporáneos, para lo cual habría que romper con múltiples representaciones sociales que sobre los indios se han tejido a lo largo de dos siglos de forma estigmatizada, sin embargo con estas acciones se busca acabar con la visión de los indígenas como 671 TOMO2-3.p65 671 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia vendedores ambulantes y marías vendiendo dulces, frutas y bordados, y de indios igual a analfabetos y alcohólicos por la del indio vivo, parte del campesinado pobre, que reivindica el reconocimiento constitucional de sus formas de autogobierno y un régimen de autonomía. En esa larga caminata desde Chiapas hasta la ciudad de México se mostró el rescate y renovación de la historia nacional por los pueblos indios, como lo señalara en ese momento Luis Villoro. En esta reapropiación y resignificación de los héroes y la historia, los zapatistas entraron por Xochimilco, lugar en donde en 1914 se encontraran Zapata y Villa, pararon en Milpa Alta donde Zapata tuvo un cuartel y donde se ratificó el Plan de Ayala. Llegaron en cinco columnas, encabezas por Miguel Hidalgo, José María Morelos, Francisco Javier Mina, Leona Vicario y Vicente Guerrero, y en su "profecía" a la manifestación el Sub-comandante Marcos decía: De nuestro lado están los héroes, los que hicieron nacer esta nación, los que la defendieron contra el invasor y los que hoy junto a nosotros luchan por construir un México con democracia, libertad y justicia para todos... Un México para todos los pobres de este país, porque los pobres somos la mayoría de los mexicanos por culpa del gobierno y de los poderosos. Un México, para todos los Méxicos. Por eso pedimos a todo el pueblo de México que nos apoye en este grito de justicia. Porque nuestra lucha es la de todos. Por eso gritamos "Para todos todo. Nada para nosotros". Por eso gritamos que hay que mandar obedeciendo. Por eso queremos una paz justa y digna para todos los mexicanos. Finalmente, otra de las acciones comunicativas que quisiéramos mencionar de la presencia de los zapatista en la ciudad de México, que no solamente en la ciudad, sino en el país entero, fue la consulta zapatista sobre el "Reconocimiento de los derechos de los pueblos indios y por el fin de la guerra de exterminio", realizada el 21 de marzo de 1999, para lo cual se movilizaron por todo el país 5,000 zapatistas, una mujer y un hombre por cada municipio, para este evento se registraron 20,000 brigadistas en todo el país para difundir la consulta, organizar los actos públicos, la seguridad, el hospedaje y el traslado de los zapatistas en los diferentes municipios del país. El Distrito Federal fue anfitrión 800 zapatistas, que realizaron alrededor 400 actos durante una semana, visitaron universidades públicas y privadas, sindicatos, barrios, la Asamblea de Representantes del D.F., plazas, mercados; también participaron en la marcha del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en repudio a la privatización de la energía eléctrica, tuvieron un histórico desayuno en el club de industriales de la ciudad de México, organizado por Juan Sánchez Navarro, propietario de la Cervecería Cuauhtémoc. Sin faltar visitas a otros lugares importantes para la ciudad, entre ellos estuvo el desayuno en el Sanborns de la Casa de los Azulejos, estuvieron en el Palacio de Bellas Artes, en el Templo Mayor, e hicieron entrega de una ofrenda floral en el Angel de la Independencia para recordar a "los héroes de la patria" y a los 45 asesinados en Acteal. El esfuerzo organizativo EZLN-sociedad civil se constituyó en otros de los triunfos que el EZNL ha cosechado en los últimos cinco años. Se trata de la interpelación al poder, con una propuesta de poder alternativo, es decir, no basado en la dominación sino en el consenso, poder que se expresa en los siete principios proféticos que propone el zapatismo y que han sido retomadas como bandera de lucha por otras organizaciones indias y 11 no indias. Con esta acción comunicativa le disputó al Estado la "verdad" sobre el reducido impacto del movimiento zapatista y nuevamente se refrenda "la profecía" del México solidario que se está construyendo. LA TOMA DE ESPACIOS "SAGRADOS" DEL CNI Y LA ANIPA En cuanto a las protestas y apropiación de los espacios públicos que han sido sacralizados a lo largo de nuestra historia nacional, tanto el CNI como la ANIPA han sido contundentes. Antes de mencionar éstos espacios daré algunos acotados datos de ambas organizaciones. El CNI, desde su nacimiento en octubre de 1996 y hasta mayo de 1999 ha realizado dos Congresos Nacionales y cinco Asambleas, siempre en escenarios públicos, por ejemplo su Segunda Asamblea Nacional que se llevó a cabo en octubre de 1997 en las instalaciones de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) cuya comunidad ha participado activamente en el neozapatismo. La inauguración de esta segunda asamblea contó con la presencia de los 1 111 zapatistas que habían arribado a la ciudad unos días antes, de tal suerte que ellos fueron los inauguraron los trabajos de 672 TOMO2-3.p65 672 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal discusión; en esa ocasión el ritual indígena se realizó en la zona arqueológica de Cuicuilco, misma que fue encabezada por maracames wisrárikas. En su tercera Asamblea sesionaron en el Museo Nacional de Antropología e Historia, el uso de ese recinto significó en palabras de sus líderes una "reapropiación de su pasado prehispánico", habrá que decir que se presentaron algunos contratiempos pues las autoridades del museo estaban reacias a permitirles realizar allí su Asamblea, sin embargo, los indios argumentaron que ese espacio les pertenencia a ellos porque es parte de su historia, de esta forma se reapropiaban del espacio y de su historia. La penúltima Asamblea del CNI se realizó en pleno zócalo capitalino, espacio público que para los indios ya no es solamente para concluir sus marchas y realizar mítines, sino que fue tomado como recinto para celebrar sus discusiones, y desde aquí signaron una declaración política. Se instalaron dos lonas, sillas, una mesa para los moderadores, y otra pequeña para los reporteros y el equipo de computo del CNI. Además de instalar y un pequeño templete para la alimentación y otro destinado a brindar información y venta de sus documentos, aquí 12 sesionaron durante tres días, ante las miradas atónitas de cientos de citadinos . En el mismo tenor la ANIPA se reapropia de discursos, espacios e implementa semejantes repertorios de acción, una de sus particularidades es que desde su aparición buscó llevar su proyecto a discusión en diversas etnoregiones del país. Al igual que para el CNI, la ANIPA se ha ido constituyendo y madurando como una organización que se hermana con el "Nunca más un México sin los indígenas" y continúa implementando un proyecto de politización de las etnias indias de México a partir del rescate y revalorización de la identidad 13 étnica y el manejo de los símbolos patrios . También inician sus asambleas con un ritual indio que pide permiso a sus ancestros para llevar a cabo sus trabajos de discusión, y se concluye cantando el himno nacional y con la presentación de bailes, poesía y música indígena. Una particularidad de la ANIPA es el hacer alianzas partidarias y buscar mayores espacios de participación ciudadana, que es la nueva etapa que se abre para la ANIPA con la constitución de su Agrupación Política Nacional. Ambas organizaciones cuentan entre sus filas con un gran número de "profetas" que van desde jóvenes indígenas militantes de diversas organizaciones productivas, de derechos colectivos y humanos, hasta una diversidad de formaciones académicas que van desde antropólogos, abogados, sociólogos, economistas a trabajadores de dependencias gubernamentales como el INI, o en el gobierno perredista de la ciudad de México, pasando por miembros de organizaciones internacionales cuyo papel fundamental se centra en emprender diversas acciones de vital importancia para el neozapatismo como son la difusión de documentos, declaraciones y principios de las organizaciones, además de tener la tarea de la coordinación de las acciones de protesta, el negociar ante organismos financieros recursos para sus pueblos, así como dar a conocer la situación de los derechos colectivos ante los foros internacionales (Matías, 1999). Mención aparte merecen los indígenas y académicos que desde la cámara de diputados intentan romper infructuosamente con la oposición gubernamental al reconocimiento de regímenes autonómicos en la constitución federal. Seguramente falta mucho por decir sobre estas organizaciones, aquí solamente mencionaremos que se trata de organizaciones que además de la apropiación de espacios y la ritualidad con que abren y cierran sus encuentros que ya son una constante, se diferencian de una marcha y un mitin primeramente porque a éstas concurren miles de ciudadanos indios y no indios, mientras que en las Asambleas y Congresos solo los indígenas deliberan, como debe ser, son sus espacios, pero queremos referirnos a las diferencias que se presentan entre estas dos formas de acción comunicativa en lo referente a la creación del sentido de liminaridad o communitas. En las Asambleas y Congresos la heterogeneidad en la experiencia de lucha, y en los niveles de discusión de los asistentes se hace muy evidente y los momentos de mayor "comunión" es cuando toman la palabra los líderes regionales o representantes de comunidades, en contraposición al discurso político de la "intelectualidad india" que reside en la ciudad o que se puede movilizar fácilmente, mientras que los primeros recorren cientos de kilómetros con grandes esfuerzos y tienen un manejo rudimentario del español, es por estas características que los asistentes a las asambleas se identifican mayormente con ese discurso que tiene referentes de experiencias compartidas y sentidas como urgentes. Los identifica su intención de encontrar apoyo y respuestas al interior de estas organizaciones nacionales, y se unifican también con ese sentimiento que recorre cada asamblea, esa tristeza, ese "estamos tristes o nuestra comunidad está muy triste, o el, nos da tristeza no encontrar 673 TOMO2-3.p65 673 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia soluciones" a través de la cual se vierte algo que los identifica: la búsqueda de soluciones para problemas urgentes, la pobreza y desesperación. CONCLUSIONES Hemos querido mostrar la importancia que tiene para el movimiento indígena la disputa por la información en este México de fin del siglo, que no se trata de estrategias comunicativas que solamente se realicen en sociedades que ya han cubierto sus necesidades económicas básicas y que tienen determinados recursos culturales como la escolaridad y otros recursos-. En México como en muchos otros países de América Latina la lucha por mejorar la situación de los pueblos indígenas, es una lucha vinculada a esferas amplias del sistema social, y si bien la importancia de las reivindicaciones económicas y políticas es central, lo es igualmente disputar los códigos simbólicos que cimientan dicho sistema, para lo cual la disputa por la verdad, la subversión de códigos y las profecía de lo nuevo existente son parte también importante de los movimientos sociales de países pobres como el nuestro. Si bien los movimientos nos hablan a través de sus acciones comunicativas con un contenido antihegemónico, al hacer visibles los antagonismos existentes entre la lógica del poder establecido y una propuesta de poder alternativo, la communitas que se genera en este proceso complejo implica la lucha, resistencia y construcción, que es código y proceso construido con las profecías de levantamientos de ayer como el de Jacinto Canek o las de los revolucionarios de 1910, o los profetas contemporáneos, y tienen una lógica de creación y búsqueda de sentido que no podrían entenderse solamente como acciones guiadas por la lógica de oportunidades y constricciones del movimiento indio, hoy por hoy la liturgía y la ritualidad son parte constitutiva de las propuestas de fin de milenio por un México distinto y será importante tenerlas presentes. Por último, quiero señalar algunas de las aristas del impacto de las acciones colectivas que creo merecen nuestra atención. Si bien reconocemos la importancia de la vigorosa disputa en el ámbito de los códigos simbólicos hegemónicos, está por analizarse los impactos que ha tenido en la población india del país e incluso sus impactos a nivel identitario de los actores involucrados, es decir de que forma se están subvirtiendo esos códigos y se crean otros. Otra de las arenas poco tratadas y que representa un reto es el analizar los impactos del movimiento indígena en el resto de la población no india del país, no solamente entre los grupos solidarios con su causa sino con el resto de la población que vive desde hace cinco años en una escenario de informaciones contradictorias en los medios escritos, televisivos, radiofónicos, culturales y académicos. BIBLIOGRAFÍA Anzaldo Menéses, Juan (comp). 1998. ¡Nunca más un México sin nosotros!. El camino del Congreso Nacional Indígena. Compilación de Documentos 1996-1998. Vol. I. Serie: De los usos y costumbres al derecho indígena. 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Coordinadora del proyecto de Investigación Formativa "Movimientos Indígenas en México al fin del milenio" en la especialidad de Etnología de la ENAH. 1 No hay que ver a la globalización como aquella que se refiere a los instrumentos jurídicos internacionales ratificados por México, como son los casos del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), o la Declaración de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre derechos de los pueblos indígenas, entre otros, sino como un proceso más amplio que ha obligado a los Estados-Nacionales a cumplir, aunque parcialmente, el delicado asunto de los derechos humanos o a reconocer la jurisdicción del tribunal internacional de la Haya. Otro aspecto importante de esta "planetarización", como le llaman algunos, está referido al ámbito de la circulación de información que unifica potencialmente al sistema mundial y plantea nuevos problemas de carácter transnacional respecto al control, circulación e intercambio de esa información. Al mismo tiempo que se produce la mundialización de los problemas y los terrenos en que nacen los conflictos, hoy podemos decir, recordando una frase de hace varios años que "Chiapas es México", y que el zapatismo es parte de un movimiento más amplio contra el neoliberalismo. 2 Entenderemos el espacio público como el espacio de lo político, negado por la modernidad en la profesionalización de la política parlamentaria, suplantado por el mercado y monopolizado por el capital. (Millán. 1996:20) 3 Debemos tomar en cuenta que existen visiones diferentes y alternativas para la "construcción" de un espacio-territorio por parte de actores que reclaman una participación diferenciada en la vida nacional. Para la discusión del territorio, véase Peña. 1999. 4 Si bien reconocemos la centralidad de la disputa por la información, de ninguna se limita a este espacio. La presencia de más de 30 000 efectivos del ejército (de acuerdo a cifras oficiales), la instalación de 266 posiciones militares (de 76 que existían en 1995), además del numeroso armamento, la existencia de fuerzas paramilitares y la violencia cotidiana son una evidencia de la situación de guerra abierta y de baja intensidad existente en Chiapas. Véase sobre el particular el informe del EZLN titulado Chiapas: La Guerra. II. La máquina del Etnocidio. Carta 5.2.". Noviembre de 1999. 5 En relación a la práctica de ésta profesía autonómica puede consultarse los trabajos de Nolasco, Margarita (1998) y el del EZLN titulado Grande es su corazón. Los municipios rebeldes zapatistas (1998). 6 Para muchos autores no es correcta la división entre rituales seculares y religiosos, sin embargo, en este trabajo nos fue útil tal separación. 7 El documento completo de la propuesta de ésta organización puede ser consultada el texto La autonomía de los pueblos indios, publicado por Grupo Parlamentario del PRD, LVI Legislatura, en 1996. 8 De ninguna manera quiero dar la impresión de que esas reuniones tuvieron poca importancia, recordemos la amplia participación india en la celebración de uno de los congresos del Consejo Nacional de Pueblos Indígenas (CNPI) en los ochenta, o la celebración en 1993 del II Encuentro Continental de Naciones, Pueblos y Organizaciones Indígenas, organizado por la Coordinadora de Naciones Indígenas del Continente (CONIC). Lo que quiero enfatizar es la superficialidad de las respuestas estatales, por ejemplo en ese Centro Ceremonial Otomí se invirtieron más de 400 millones de pesos –de los viejos- y la pobreza reinante a los alrededores es lacerante, además que para los indígenas de la región el espacio creado no tienen ningún significado simbólico, y seguramente la inversión en carreteras, insumos para la producción o nuevos proyectos productivos los hubieran beneficiado directamente. 9 La Coordinadora se crea como resultado de una escisión que sufre el Consejo Nacional de Pueblos Indígenas el CNPI. 10 La primera ocasión en que rompieron el cerco militar fue durante la campaña militar denominada "Paz con justicia y dignidad para los pueblos indios, realizada del 11 al 14 de diciembre de 1994, y con base a lo señalado en la Primera Declaración de la Selva Lacandona tomaron posesión de 38 municipios de Chiapas. Véase Burguete, 1998 y EZLN "Grande es su corazón, 1998. 11 Sobre la conepción del poder alternativo pude onsultarse el sugerente texto de Morna Macleod Poder local. Reflexiones sobre Guatemala, (1997). 12 Para dar cuenta de la treyectoria y los documentos emitidos por el CNI puede revisarse las publicaciones periódicas que aparecen en la revista Ce-Acatl y la recopilación de documentos elaborada por uno de sus líderes (Anzaldo Menéses, 1998). 13 La Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía (ANIPA) ha realizado desde 1995, año en que se constituyó, ocho asambleas nacionales, se trata de también de una organización nacional de carácter independiente y es miembro del CNI. La ANIPA es el resultado organizativo de varias experiencias de lucha de movimientos y organizaciones indígenas, que desde finales de los ochenta venían planteando la necesidad de establecer una nueva relación Estado–pueblos indios, y argumentaban la necesidad de realizar reformas constitucionales para el reconocimiento de sus pueblos, por ejemplo, una de sus organizacio- 677 TOMO2-3.p65 677 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia nes fundadoras el Frente Independiente de Pueblos Indios (FIPI) prrsentó en 1989 y después en 1990 en el II Foro Internacional sobre Derechos Indígenas, una propuesta legislativa para el reconocimiento de un régimen de autonomía regional. Con estos antecedente y en respuesta al levantamiento zapatista fue que en 1995 se constituyó la ANIPA quien elaboró y discutió una propuesta de reformas constitucionales para reconocer los derechos de los pueblos indios, que plantea la modificación de los artículos 4°, 14, 18, 41, 53,115,116 de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, para la creación de regiones autónomas. Fue significativo e inédito el que esta organización se creara y deliberara su propuesta en la Cámara de Diputados, y nuevamente fue una primera ocasión en que una organización indígena se creara y sesionara en un recinto legislativo. En otras tres ocasiones han sesionado en la Ciudad de México, en el Museo de la Ciudad y en La Casa del Pueblo, ambos recintos están ubicados en el centro histórico, las otras Asambleas se han realizado en Milpa Alta, Lomas de Bacum, (Sonora), Oaxaca, Chiapas y Guerrero. La ANIPA desarrolló una propuesta legislativa muy acabada, que se fue enriqueciendo en cada una de las Asambleas Nacionales que ha tenido. (Sánchez y Díaz p.) LA APROPIACION ETNICA DE LAS NORMAS EN CONTEXTOS HEGEMÓNICOS Carlos Vladimir Zambrano 1 RESUMEN Esta ponencia llama la atención sobre la necesidad de investigar qué pasa al interior de las comunidades étnicas, después de que se ha sancionado cualquier derecho a la diversidad étnica y cultural; su objetivo es profundizar en el estudio de la relación entre autonomías étnicas y hegemonías políticas y culturales, en países democráticos, porque es evidente la emergencia de nuevos conflictos que ponen de manifiesto la paradoja que la defensa de las culturas, genera cambios culturales conflictivos a las culturas que defiende. Se define la noción de apropiación étnica de una norma, se convoca a realizar estudios dinámicos sobre las realidades jurídicas, se sostiene que en Colombia se progresa hacia una estatalización de las etnias y no hacia una etnización del estado y se plantea el carácter histórico de la formación de las costumbres. INTRODUCCIÓN La década de los noventa ha estado marcada por lo que Octavio Paz llamó, en su libro tiempo nublado, la resurrección de los pueblos. Una movilización de las identidades étnicas, sin precedentes. En América Latina condujo a un generalizado cambio en las constituciones políticas para dar paso al reconocimiento de nuestros países como diversos étnica y culturalmente, en Canadá a transformaciones territoriales (Inuit), en España a redefiniciones estatales (Cataluña) e incluso a la consolidación de nuevas naciones como la Eritrea, producto de una revolución étnico-nacional. Las identidades en pugna se amparaban en los derechos de los pueblos a preservar su identidad cultural, a gobernarse con autonomía, a tener jurisdicción y a hablar su propio idioma. En cierta forma se acogían a la tercera generación de los derechos humanos, cuya capacidad emancipatoriaregulatoria los enmarca dentro del actual proceso de globalización o si se quiere como fuente y parte del proceso de reestructuración capitalista, planteando una serie de problemas en torno a las realidades a ser reconocidas como plurales y a si tal reconocimiento forma parte o no de los mecanismos de legitimación del nuevo orden de dominación internacional. Los sistemas políticos latinoamericanos abren paso a las políticas neoliberales y al reconocimiento de la diversidad cultural, paridas en la misma cama aunque la primera criada con mamá y la segunda con nodriza, las cuales comenzaron a realizarse constitucionalmente, en un diálogo de sordos entre tecnócratas y humanistas. En ese mismo lapso, país por país paulatinamente se ratificó el Convenio 169, de la Organización Internacional del Trabajo, de las Naciones Unidas; significativo instrumento jurídico para los indígenas en la coyuntura, que posicionó a sus comunidades como pueblos sujetos de derechos, tomando por sorpresa incluso a los antropólogos, a los juristas, a los politógos y a los internacionalistas (Villoro 1994). Colombia, lo ratificó, y además lo convirtió en Ley de la República, y luego le dio rango constitucional, pues la constitución colom678 TOMO2-3.p65 678 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal biana otorgó ese poder a los convenios internacionales ratificados. Pero lo que sorprende es que habiendo países resistentes a la ratificación del Convenio 169, fue el Banco Mundial, un aparente vocero de las reivin2 dicaciones indígenas, a través de sus políticas de 1991 , como la Directriz Operacional 4.20, de 1991, que "ofrece una orientación de las políticas para: a) asegurar que las poblaciones indígenas se beneficien de los proyectos de desarrollo, b) evitar o mitigar efectos potenciales adversos en las poblaciones indígenas, causados por actividades asistidas por el Banco. Se requiere acción especial en aquellos lugares en dónde las inversiones del Banco afectan a poblaciones indígenas, tribus, minorías étnicas, u otros grupos, cuyo status social y económico les restringe su capacidad de proteger sus intereses y derechos sobre la tierra y otros recursos productivos". (Banco Mundial 1991) Adicionalmente, en tanto que el banco mundial estipulaba recomendaciones de protección a los pueblos indígenas para permitir la eficacia y buen desenvolvimiento de sus programas, la Universidad de la Defensa de Washington concebía a los movimientos indígenas de Colombia, México, Bolivia, Ecuador y Guatemala, como pioneros de una potencial inestabilidad regional (Lee Van Coth 1994). Con lo que se encuadraba un marco de referencia útil para pensar el contexto global de las reformas de los Estados latinoamericanos o el origen de ellas. La lucha por el reconocimiento real de la diversidad se ha dado en el marco de nuevas y sutiles formas de dominación para los indígenas y para las sociedades con las que coexisten, ha transformado los sentidos de lo democrático y los alcances de la autonomía. En el plano local, la disposición para la afanosa dinámica de cambio, a la vez que moviliza a los indígenas y a otros actores (negros, gitanos inmigrantes), abre nuevas formas de asimilación; o mejor dicho, cambia el contexto en el que la asimilación, la integración o la articulación a las sociedades nacionales deben ser pensadas. Así mismo, si bien se da un reconocimiento político y legal de los derechos diferenciados, y se avanza en ello progresivamente, la transformación del contexto plantea una dicotomía: o bien se está trabajando para realizar un mejor Estado liberal o bien el cariz emancipador de la nueva situación es un reacomodo hegemónico que mantiene las formas de dominación intactas. En ambas situaciones lo jurídico evidencia sus limitaciones formales a la vez que sus posibilidades sociales y culturales, pues es la concreción de las decisiones sociales, en los rumbos que deciden los movimientos indígenas y en las particularidades asumidas por cada pueblo, que debemos encontrar la eventual solución de los caminos ya no de la ley, sino del derecho, y de nuestras preocupaciones por la justicia y la convivencia. En cierta forma el lugar para evaluar la autonomía, la democracia y la posibilidad de un pluralismo sin apellidos académicos. Es en las costumbres que se fraguan en la negociación entre la norma positiva y la práctica social y cultural de apropiación de esa norma y que se derivan de ella, donde es posible mirar la forma como las sociedades avanzan en la realización de sus derechos y en la transformación de sus relaciones sociales internas (comunitarias), externas (nacionales e interétnicas) y políticas con el Estado. Por eso no deben parecer extrañas las observaciones de algunos científicos sociales que llaman la atención sobre el hecho de que los indígenas hacen uso de las mismas leyes que los dominan bien para emanciparse, bien para coadyuvar a su regulación. ¿Cómo la ley para la dominación es la misma ley para la emancipación?, ¿Cómo una comunidad apropia una norma producida por fuera de su comunidad y su tradición y qué efectos genera a su interior en sus usos y costumbres? Aquí no interesa tanto saber cómo se ha ejecutado o no una ley, sino el impacto de ella en las propias comunidades étnicas afectadas, y la reacción social de estas; vale decir, su dialéctica. Como señala Rosana Bisol: "...podemos afirmar que la dialéctica social del derecho es una parte de la dialéctica social nacional e internacional, cuyo proceso histórico es impulsado por las contradicciones sociales. La dialéctica social del derecho nos presenta otra parte del fenómeno jurígeno, esto es, la gestación del derecho en las propias relaciones infraestructurales, con contenidos algunas veces contradictorios, que pueden o no derivar en cristalizaciones normativas del aparato jurídico estatal." (Bisol 1997:35) En consecuencia, se sugiere que para entender la apropiación étnica de las normas en contextos hegemónicos, se requiere de la comprensión de la construcción de las costumbres jurídicas y de los procesos que están 679 TOMO2-3.p65 679 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia conduciendo a la estatalización de las etnias, como insumos para repensar la forma de producir derecho y justicia y para entender la relación entre la diversidad y el pluralismo jurídico, desde una perspectiva crítica. Para ello se ha organizado la ponencia en cinco partes. La primera es la configuración del problema que queremos desarrollar, la segunda se centra en la definición de la apropiación étnica de las normas, la tercera discute si el derecho a la autonomía genera una estatalización de las etnias o una etnización del Estado, la cuarta parte corresponde a la construcción e historicidad de las costumbres, y la quinta y última parte son las conclusiones en una reflexión final sobre apropiación étnica de las normas y el pluralismo jurídico. CONFIGURANDO EL PROBLEMA Los sujetos de la diversidad -indígenas, etnias, naciones pobres, religiones, gitanos, migrantes, negros, amarillos y blancos, entre otros- concebidos como subalternos, logran su reconocimiento aunque sea convirtiendo la ley en una suerte de fetiche, al modo planteado por Dover (1998). Tal argumento es razonable si se tiene en cuenta, a la vez, lo sugerido por Mindie Lazarus-Black y Susan Hirsch, ya que los sujetos subalternos -los sujetos de la diversidad- "incorporan de manera imprecisa el lenguaje de la ley del colonizador" (Lazarus 1994:10). La cuestión no es nada nueva si se recuerda que Juan Friede, en Colombia, hacia 1948, llamaba la atención sobre la "cultura leguleya" de los indígenas, al estudiar el inicio y desenvolmiento del movimiento indígena de Quintín Lame (Friede 1948). Rodolfo Stavenhagen, profesor del Colegio de México, homologa a tal idea la concepción universal de los derechos humanos; piensa que -sin pasar por el tamiz crítico de la diversidad- ellos son excluyentes (Stavenhagen 1991). Se puede pensar que a partir de la construcción social de la dominación se erige la perspectiva social de la emancipación y/o viceversa. Pero, en el fondo, los usos que de las normas hacen los pueblos indígenas para insertarse en la sociedad, generan unas dinámicas que por un lado enfrentan a los pueblos indígenas con las estructuras tradicionales internas de sus comunidades y con las formas estructurantes de nuevas realidades étnicas que empiezan a emerger bajo estas condiciones. En una misma comunidad étnica, por ejemplo la yanacona del Macizo colombiano, a partir del reconocimiento de la diversidad, el conflicto generacional se trasladó de la esfera privada y familiar a la pública y comunitaria. Los jóvenes se lanzaron a las elecciones de gobierno indígena, algo inusual en la comunidad, pues ser joven es sinónimo de no tener derechos. Tomaron el cabildo, incorporaron mujeres, nuevos discursos, etc., que riñieron con el sistema tradicional de los ancianos. En la actualidad es una norma que la juventud participe en las decisiones de la comunidad y la dirija, los ajustes generacionales se vienen realizando entre demandas judiciales internas y demandas que salen de su jurisdicción, pero demuestran la instauración de una nueva costumbre en las reglas consuetudinarias de gobierno yanacona y a la sociedad nacional le demuestra que los jóvenes pueden gobernar sus municipios o departamentos. Por otro lado, las ventajas de ser indígena, por los derechos a la tierra, a la salud, etc., han generado procesos de reindigenización e indigenización, ambos fenómenos se manifiestan entre los yanaconas y es muy extendido en otros grupos étnicos colombianos y latinoamericanos, que se ha manifestado con mayor contundencia a 3 partir de los últimos años . Tal dinámica muestra que, por ejemplo, en algunas zonas haya proliferado la formación de cabildos indígenas en áreas campesinas. Entre los yanaconas, algunas veredas campesinas aledañas, a través de sus juntas de acción comunal, decidieron participar políticamente como indígenas. Algunos de los ocho cabildos yanaconas lo aceptaron y otros se opusieron en forma vehemente, lejos de que se haya resuelto la situación se ha coexistido con ella. En uno de los cabildos que aceptaron no indígenas como indígenas y que los reconocieron, establecieron reglas, formas de trabajo, mecanismos de participación que mal o bien están funcionando y adecuándose permanentemente de manera autónoma. En su interior se diferencian entre los "legítimamente indígenas", para distinguir las personas advenedizas que llegan a trabajar con el cabildo (por ejemplo negros o campesinos de veredas aledañas), con los "netamente indígenas" cuyo origen indígena es reconocido y son sujetos de todos los derechos comunitarios. El movimiento de las identidades étnicas estuvo liderado en Colombia por los pueblos indígenas y detrás de ellos, los negros, los gitanos, los grupos confesionales, los emigrantes y los emigrantes. Colombia cambió su 680 TOMO2-3.p65 680 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Constitución en 1991; en la nueva incluyó el reconocimiento y protección de la diversidad, la jurisdicción indígena y la circunscripción nacional indígena, entre otros derechos. Según el Magistrado, Carlos Gaviria Díaz, "responde a una nueva visión del Estado, en la que ya no se concibe a la persona humana como un individuo abstracto, sino como un sujeto con características particulares, que reivindica para sí su propia conciencia ética" (Sentencia T-523/97). Los pueblos indígenas, en cuanto tales, son sujetos de derechos fundamentales, como son el reconocimiento de su identidad étnica y cultural y a gobernarse según sus usos y costumbres en sus propios territorios. Al otorgarlos el Estado garantiza jurídicamente la incorporación ciudadana de los indígenas, bajo el concepto de respeto a la diferencia cultural, e incluye otros derechos como la jurisdicción especial y la circunscripción electoral indígenas (cfr. Sánchez 1998, Pineda Camacho 1996, Gross 1997, Zambrano 1994, Sánchez 1996). Sin embargo, este conjunto de derechos que han sido reivindicaciones seculares del movimiento indígena, son para los pueblos indígenas dispositivos jurídicos y políticos modernos, que les provocan cambios y conflictos, pero que poco conducen hacia una efectiva democracia entre pueblos diversos. Los pueblos indígenas han pasado a formar parte del Estado colombiano, al ser reconocidas sus jurisdicciones y territorios. Por lo tanto su autonomía se da en el marco estatal y no por fuera de él, como sucedía antes de la constitución del 91. Muestra de ello es que al ser sus autoridades incluidas como parte del Estado, deben enfrentarse a fenómenos como el manejo de presupuestos, alianzas políticas y burocráticas, conflictos interétnicos y proselitismo electoral, dentro de una lógica cultural-estatal, que sus culturas -e incluso sus movimientos- no tenían en perspectiva. Pasar del control ritual del shamán al control fiscal de la hacienda nacional, es un cambio más abrupto que cualitativo. De otro lado, para algunos sectores campesinos, "volverse indígena" es una oportunidad de acceder a recursos, que de otra manera el Estado no les proporciona, así municipios han visto convertir sus veredas en territorios indígenas; mientras que para los sectores contrarios a la causa indígena, tales derechos son unos privilegios a erradicar por sobrerepresentación electoral, mal manejo de recursos e incapacidad de los indígenas de conducir sus propias reivindicaciones. De ahí que esta ponencia busque socializar la preocupación por el estudio de las dimensiones, sociales, culturales y políticas del impacto que sobre los miembros de los pueblos indígenas tiene un acto jurídico complejo como es el reconocimiento de la diversidad cultural. Corolario de lo anterior, se desprende la hipótesis de que el reconocimiento de los derechos a la diversidad étnica y cultural, por ser dispositivos jurídicos novedosos, son dinamizadores de nuevos fenómenos sociales y culturales en la sociedad rural en su conjunto, y particularmente en los pueblos indígenas, poblaciones negras, comunidades religiosas o minorías culturales. Dichos fenómenos sociales y culturales repercuten en su interior (algunos han sido objeto de intervención de las Altas Cortes Constitucionales del país) generando una doble tensión: una, entre los propios indígenas que teniendo normas que protegen sus culturas padecen conflictos con sus propias tradiciones; y otra, con el Estado pues a pesar de que él les reconoce su diferencia, los pueblos indígenas lo rechazan. La cuestión tiene una orientación más politológica que jurídica y busca determinar si la defensa legal de una tradición significa cambiar la tradición que se defiende, pues la Constitución, las leyes, las acciones de tutela, etc., que se supone resuelven el problema, lo que hacen es desatar otros más y más complejos. Tiene la ventaja de establecer los límites y alcances culturales, sociales y políticos del reconocimiento del derecho de la diversidad étnica y cultural, desde la perspectiva de su apropiación étnica e indaga el por qué sí el Estado y sus instituciones políticas y jurídicas, han tratado de cumplir con las demandas de los movimientos culturales ""el principio de diversidad constituye una proyección, en el plano jurídico, del carácter democrático, participativo y pluralista de la república colombiana y obedece a la aceptación de la alteridad ligada a la aceptación de la multiplicidad de formas de vida y sistemas de comprensión del mundo diferentes de los de la cultura occidental"" (SU-510/98); se generan conflictos internos en las comunidades y de estas con el Estado ""el reconocimiento de la diversidad étnica y cultural obedece al imperativo de construir una democracia cada vez más inclusiva y participativa y de ser consecuentes... con la concepción según la cual la justicia constituye un ideal incompleto si no atienden a las reivindicaciones de reconocimiento de los individuos y comunidades... este 681 TOMO2-3.p65 681 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia axioma es preciso evaluarlo dentro de las comunidades pues es un dispositivo moderno que se precia y cambia desde luego todas las instituciones"" (SU-510/98). Al analizar el impacto que, sobre los miembros de una minoría étnica tiene un acto jurídico, resulta sugestivo seguir a Pierre Bourdieu, en Espíritus de Estado. Génesis del campo burocrático, quien señala que no se ha de partir pensando en lo justo de la norma -ni en ninguna otra situación-, sino en cómo pensar los espacios sociales y culturales en los cuales puedan ser diferenciadas las colectividades que interpelan y reinterpretan su relación con su propia comunidad, con la sociedad nacional y con el Estado (Bourdieu:1995:75). En todo caso, lo que se pretende es develar la dinámica de apropiación étnica de lo jurídico y su transformación en derecho y en política, que permita reengendrar teóricamente el espacio étnica y empíricamente observado. Para ello, se recurre a la noción de campo -que, según Bourdieu- es un universo de análisis que permite la contrastación empírica en forma objetiva; se entiende a su vez como un campo de fuerzas, que se ponen en estados de confrontación y alianza, y se imponen a todos los sujetos que se han adentrado en él (Bourdieu 1995). Para relacionar la norma con los sujetos concretos, se emplea la noción de "reflexividad social" planteada por Anthony Giddens, dado que las instituciones modernas, como la ley, difieren de todas las otras formas del orden social respecto a su dinamismo, al grado en que ellas cambian las costumbres y los hábitos tradicionales, y a su impacto global (cfr. Giddens 1991:1). De hecho una acción jurídica, como es la sentencia de la corte, no sólo afecta a la comunidad para la que prevalece su derecho, sino a aquella para la que debe desistir y para el conjunto de la sociedad nacional en la que se desenvuelve el conflicto. Adicionalmente, el marco nacional puede trascenderse y un hecho aislado convertirse en argumento de reivindicación a muchos kilómetros de distancia de donde sucedió. LA APROPIACIÓN ÉTNICA DE LA NORMA En la literatura antropológica y jurídica reciente, se cuentan con los dedos de una mano los estudios que, bajo unos criterios de selección precisos, indiquen que pasa al interior de las comunidades étnicas o los pueblos indígenas, después de que se sanciona una norma jurídica o se ejecuta una sentencia judicial, aunque desde el renacimiento con Vico, se nos dice que "se engaña quien piense el derecho en los términos exclusivos de la ley." (Vico 1989:34). Algunos estudios se han enfocado hacia la reorganización de las élites indígenas (Rappaport 1998), las reformas del estado en relación con los pueblos indígenas (Iturralde 1993), el desarrollo de la sociedad multicultural (Pineda Camacho 1996), la interculturalidad vista desde la lógica de la redefinición global de la sociedad (Sánchez 1998), la legislación nacional comparada en materia de protección a los pueblos indígenas (Sánchez 1998), los mecanismos de protección de los derechos indígenas (Sánchez 1996), entre otros campos que han convertido en algunos casos a los antropólogos en abogados y a los abogados en antropólogos, con muy interesantes resultados de ambas partes. De todas maneras pareciera que unos y otros hacen eco de uno de los padres de la Antropología Cultural, cuando señaló, que "... si la antropología puede influir en el derecho al punto de hacer reconocer el lado positivo de la ley, también puede hacer notar que la ley es sólo parte y fragmento de un sistema de normas más amplio, lo cual reportara beneficios a las ciencias sociales..." (Malinowski 1978:45) Nos interesa entonces, presentar algunas reflexiones acerca de la necesidad de estudiar el proceso de apropiación étnica de una norma; digamos, el proceso social que se desarrolla en una comunidad étnicamente diferenciada, después de sancionada una ley o un decreto o de realizado un fallo judicial que la involucre directa o indirectamente. Las etnografías siempre se han escrito en contextos de transición, hoy en día las diferentes disciplinas que estudian la sociedad parecen ser más sensibles a la necesidad de desarrollar nuevas perspectivas y abordar nuevos temas que den cuenta del cambio con mayor especificidad, concreción y complejidad. Para Boaventura de Sousa, "la tarea más importante para la teoría social consiste hoy en combinar la contingencia global con los determinismos locales, las estructuras con la acción concreta... " (Sousa 1995:272). Realidad inobjetable para quienes se debaten entre las perspectivas etnográficas. El sentido teórico-metodológico de la apropiación 682 TOMO2-3.p65 682 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal étnica de la norma, consiste en volcar nuevamente las preocupaciones investigativas sobre las realidades etnográficas concretas de los sujetos etnológicos específicos, ya transformadas por los efectos propios de las dinámicas sociales, étnicas, políticas y propiamente jurídicas, pluralizadas, "glocalizadas" y complejizadas no sólo por sus expresiones étnicas determinadas, sino por sus temporalidades diversas, que alteran la percepción de la política y de la sociedad, tanto al interior de los derechos consuetudinarios, como al exterior de los derechos a la diversidad. Otra perspectiva teórica, más jurídica, expresa en el mismo sentido que "el descubrimiento de las relaciones de poder que se transmiten a través de los enunciados jurídicos, debe partir del estudio de la puesta en obra de las normas." (García 1995.293). Entendemos, que la "puesta en obra" es la demanda de una determinación etnográfica en situaciones de movimiento, que describa las interacciones y las implicaciones recíprocas de las realidades que se conectan. La realidad etnográfica -en tanto puesta en obra- debe ser considerada al mismo tiempo y quizás con mayor jerarquía que la creación de una norma o de una decisión judicial, pues es donde efectivamente estas dos últimas se realizan con exactitud. Para reafirmar esta idea, siguiendo a Crozier y Friedbelrg, "de la misma manera como en la guerra o en el amor, todo el arte del cambio se encuentra en la ejecución." (citados en García 1995:294) La incidencia de lo jurídico no se limita a realizar o no sus objetivos propuestos, sino más bien a identificar el conjunto de procesos étnicos, sociales, culturales y jurídicos que tanto la sociedad nacional como las étnicas desarrollan. Nuestra perspectiva rebasa el ámbito de lo jurídico y lo sitúa en el seno de las dinámicas culturales y sociales de los pueblos indígenas o de las etnias, redefiniéndolo y ubicándolo en el campo analítico de la Antropología Jurídica. Esta suerte de pragmática etnológica, permite enunciar algo que hace más de una década señalara Díaz Polanco, en sus notas teórico-metodológicas sobre la cuestión étnico nacional: para estudiar la pluralidad de las configuraciones étnicas tanto internamente en relación con si mismos, como externamente en relación con otros, se requiere comprenderlos en tanto sujetos históricos, culturalmente diferenciados, en términos concretos. (cfr. Díaz Polanco 1985). En conjunto, los tres argumentos en este acápite citados, conducen hacia una aproximación metodológica para llevar a cabo una etnografía de los cambios culturales y jurídicos, de las alteraciones consuetudinarias, de las trayectorias históricas de los derechos que entran en relación en los niveles global y local, macro y micro, con el fin de establecer sus propios procesos de configuración y construcción social, política y cultural, y por supuesto, étnicos y nacionales, teniendo en perspectiva toda la sociedad, local y globalmente determinada. Ya no asombra el hecho de que el derecho sea un instrumento de poder, regulador o emancipatorio, que se instala en la confrontación por la hegemonía de un poder. Siguiendo a de Souza, existen cuatro contextos estructurales para analizar el poder, la subjetividad y el derecho en las sociedades capitalistas: el doméstico, el laboral, el ciudadano y el mundial, a los que corresponden cuatro formas de subjetividad correlativas: la familiar, la de clase, la individual y la nacional, cuyas formas de poder son el patriarcal, de explotación, de dominación y de intercambio desigual, los cuales se identifican con cuatro formas de derecho: de familia, de la producción, territorial (que es el derecho en el sentido convencional), y el sistémico que incluiría el internacional (Cfr. Sousa 1995:276ss). Para efectos de esta reflexión nos interesan las formas estructurales que corresponden al ciudadano y al mundo, con sus variantes de poder de dominación e intercambio desigual, de subjetividad individual y nacional <aquí involucramos la étnica por considerarla un fenómeno de la misma naturaleza del nacional aunque de distinta magnitud (cfr. Zambrano 1998)> y a las formas de derecho territorial <en particular las formas nacionales que asume el reconocimiento de los derechos a la diversidad> y al derecho internacional. De tal manera que se puede ubicar el derecho a la autonomía, las formas de dominación y la ciudadanía como contextos de la confrontación hegemónica para la realización de la apropiación étnica de la norma. Se entenderá, para efectos de este trabajo, por apropiación étnica de una norma, la traducción de un acto jurídico (norma constitucional, ley, decreto, jurisprudencia, sentencia, proceso judicial, etc.) a los códigos culturales, sociales y políticos propios y particulares de un pueblo indígena, una población negra o una minoría étnica; el cual no se agota en la traducción de la norma al idioma vernáculo (CCLA 1994). En suma, la 683 TOMO2-3.p65 683 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia apropiación étnica de una norma es el proceso mediante el cual los artefactos jurídicos dejan huellas en el cuerpo societal -material y espiritual- del sujeto colectivo, étnicamente diferenciado, tal como lo analizó Jeanette Kloostermann en su estudio etnográfico sobre el resguardo de Muellamuez, del pueblo indígena Pasto, del Gran Cumbal, en Nariño (Kloosterman 1997). Es necesario analizar además de las contribuciones que ha hecho el reconocimiento de estos derechos a la democracia, analizar la cuestión de si las decisiones jurídicas afectan la organización, comportamientos, formas de liderazgo, discursos, cotidianidad, etc., del sujeto étnico, porque es evidente la emergencia de nuevos conflictos que ponen de manifiesto la paradoja que la defensa de las culturas, genera cambios culturales conflictivos a las culturas que defiende. El reconocimiento jurídico de la diversidad cultural y su protección, si bien les permite a los pueblos indígenas su incorporación ciudadana preservando su identidad, les genera, por otro lado, conflictos internos, como el provocado por la representación legitima ante el Estado en el que se confrontaron los líderes indígenas (jóvenes modernos) y las autoridades tradicionales (viejos tradicionales), durante la toma del episcopado colombiano en el año de 1997, o la solución constitucional a los conflictos entre el derecho fundamental de diversidad étnica y otros derechos de igual jerarquía (vida, integridad personal, libre desarrollo de la personalidad, libertad de conciencia, libertad de culto, etc.), originada cuando un indígena sindicado de homicidio político, al ser juzgado según los usos y costumbres de su comunidad, la demanda porque sus autoridades tradicionales le están violando sus derechos humanos fundamentales; y la solución constitucional a los conflictos generados por la libertad de cultos en jurisdicciones indígenas en el que la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia -IPUC- y 31 indígenas arhuacos interpusieron acción de tutela, contra las autoridades tradicionales del Pueblo Arahuaco. Se revela con más claridad la paradoja anunciada: los derechos que protegen las culturas son -a la vezdinamizadores de dos fenómenos conflictivos: transforman la cultura al interior de las propias comunidades y, generan una nueva tensión con el Estado pues a pesar de éste les reconoce su diferencia, lo rechazan. Como el indígena, echa mano en forma asidua de la ley y la constitución, es preciso averiguar si la ley -como señala Henry Giroux- en si misma ha incidido en las formas internas de lo que es visto como tradicional por las comunidades indígenas, o si ha contribuido en mantener la distancia cultural y social que dichas comunidades sienten respecto a la sociedad dominante (Giroux 1992:231). ETNIZACIÓN DEL ESTADO O ESTATALIZACIÓN DE LAS ETNIAS El análisis antropológico de la situación colombiana genera muchos interrogantes particularmente pertinentes en la actualidad. Por un lado, cuáles son los efectos del discurso y prácticas constitucionales sobre sectores de la población comprendida en la categoría de diversidad étnica y por otro lado, cuáles son las tendencias homogenizantes y cuáles las diversificadoras en la modernización del Estado colombiano. Respecto a los pueblos indígenas surgen preguntas sobre la forma en que lo "tradicional" y lo "étnico" se incorporan a discursos estatales que pretenden la consolidación de un estado-nación moderno, e igualmente, pero en sentido contrario, la forma en que las reivindicaciones de lo "tradicional", se convierten en estrategias para los pueblos indígenas y no indígenas de acceso al "estado moderno", legitimándolo. El argumento de este apartado es que en la relación reconocimiento de derechos de los pueblos indígenas, autonomía y democracia, en Colombia, el resultado ha sido una recomposición del Estado colombiano y no de las etnias. A pesar de los esfuerzos de magistrados, antropólogos, politólogos, indígenas e indigenistas, el derecho a acceder a formas modernas de unidad nacional basadas en el ejercicio de la democracia entre pueblos diversos no se está realizando, sobre todo por la complejidad de la situación nacional y porque Estado es una ilusión bastante fragmentada. Una prueba de ello es que en la agenda para las negociaciones de paz no está presente el tema de una democracia plural, y la forma que ella ha asumido es la de una negociación entre poderes supremos. El del Gobierno que asume una realidad ficticia de Estado que "negocia todo menos la unidad territorial" (Valencia 1999:12ª) y el del Secretariado de las Farc que es más monolítico tanto en su forma como en su ideología y procedimiento. Se puede afirmar que, en cambio, se ha avanzado progresivamente hacia una estatalización de las etnias y no una etnización del estado, queriendo indicar con ello que se 684 TOMO2-3.p65 684 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal ha ido más rápido en la cooptación del movimiento social indígena por parte del establecimiento, que en la transformación de éste convirtiendo las relaciones sociales uniculturales en relaciones multiculturales. El Estado liberal no ha perdido su hegemonía ideológica y cultural, sigue desarrollando una unidad intelectual y existe una voluntad colectiva que es promovida simbólica, jurídica y políticamente: "se respetan los usos y costumbres de los Pueblos indígenas mientras no contravengan el ordenamiento jurídico nacional", los indígenas se sienten colombianos tanto como guambianos, arahuacos o paeces. En el congreso indigenista interamericano las delegaciones oficiales, indígena y gubernamental de Colombia representan al Estado. Mientras que en otros países las partes indígenas y estatales hacen evidentes sus contradicciones, las colombianas coinciden en sus puntos de vista, ocultando sus verdaderas contradicciones. De esa manera el Estado con el movimiento político indígena cooptado y con un movimiento social indígena confundido se rehabilita y con el apoyo del conocimiento experto se refunda, pero no es transformado. O, por lo menos, visto desde una perspectiva más amplia su proceso de construcción de lo ciudadano está atravesado por diversas temporalidades y espacios que es preciso pensar, estudiar y analizar para avanzar hacia una situación cualitativamente distinta a la actual. Para sustentar esta idea se deben comparar dos hipótesis. La primera es si ante la crisis del Estado liberal y del mercado como reguladores de lo social, la consolidación de un estado social de derecho pluralista debe concebir a las identidades culturales y étnicas como reguladoras del orden social, otorgándole una centralidad importante a la cultura en la construcción del orden social. Si sobre dicha centralidad se ha avanzado, se estaría ante una realidad en la que la etnización del estado, vale decir la posibilidad de una democracia plural entre pueblos diversos se estaría realizando. La segunda es si la ampliación de los campos burocráticos étnicos son correlativas a la ampliación de los espacios de poder dentro del Estado, el desarrollo de lo multicultural como aspecto central en el ejercicio del poder de la sociedad colombiana sería efectivo y, se tendría un segundo aspecto que daría fuerza a la idea de que se avanza en la línea de la etnización del Estado. La negación de las dos hipótesis nos remiten a la negación de tal posibilidad. Y eso es lo que existe en Colombia, no hay una política de etnización del Estado. Pero si no existe, entonces ¿cómo se puede pensar la estatalización de las etnias? La respuesta apunta a que ello es posible en razón de que si hay un reconocimiento de la diversidad étnica y de los derechos de los pueblos indígenas, aunque están más orientados a la construcción de un campo de poder étnico que se debate dentro de sus propias particularidades, sin afectar la dinámica real del Estado. Un campo especializado, con sus propias luchas de poder, sus ideólogos y sus shamanes, sus expertos, sus técnicos, y sus humanistas. Los de planeación, los políticos, los académicos, sus ong’s y demás, que esta más interesado en regularse internamente que en transformar la vida total de la nación. La metáfora que puede contribuir a explicitar mejor el argumento es la de una casa. La estatalización significa que el reconocimiento de la diversidad ha hecho modificar la distribución de la casa sin afectar su estructura ni afectar su gobierno. Quien gobierna la casa ordenó hacer una habitación para que el nuevo morador la habitara, les entregó las llaves, los dotó de vituallas, les permitió hacer dentro de ella lo que quisieran y les dijo algunos de ustedes pueden gobernar conmigo. Pero las reglas las impongo yo. Si hubiera existido una etnización se hubiera buscado transformar la estructura de la casa y el gobierno se hubiera originado según su nueva estructura y distribución. Por eso es pertinente la pregunta sobre ¿cuál ha sido la apropiación étnica de esos tres poderosos artefactos jurídicos que son la Constitución Política de 1991, la ley 21 de 1991 y el derecho interno de los 81 pueblos indígenas? Si el primero, la Constitución Política, no sólo estableció el reconocimiento de la diversidad étnica y cultural en Colombia, sino además definió el carácter del Estado como descentralizado, social de derecho, participativo, democrático y pluralista. Si la Ley 21 de 1991, convirtió en Ley de la República el Convenio 169 de la OIT para pueblos indígenas en la que se estableció la participación de dichos pueblos en la formulación y aplicación de toda política que los afectara, y la concertación como el dispositivo articulador que horizontalizaba las relaciones entre pueblo Indígena y Estado. Y, finalmente, si el reconocimiento del Derecho Interno de los pueblos indígenas, como base de la autonomía, dotó a dichos pueblos de funciones jurisdiccionales con potestad de impartir justicia y administrar 4 recursos financieros de la Nación . Dependiendo de las respuestas será posible pensar entonces el papel de los 685 TOMO2-3.p65 685 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia pueblos indios en el contexto de la redefinición nacional, de la redefinición de la democracia, de la redefinición de los anhelos de justicia y del nuevo orden social y cultural. La "articulación conciente" a la nación (Gross 1997), no deja de ser conflictiva y contradictoria, y está atravesada por otra serie de procesos nacionales y de problemas de Estado sin cuya resolución la cuestión de la diversidad no puede llevarse a cabo en Colombia: la pobreza, a la desprotección neoliberal del campo y de todos los asuntos agrarios, la producción de cultivos ilícitos y el narcotráfico, el militarismo: guerrilla, ejército, paramilitares, autodefensas, la violación de derechos humanos y el millón de desplazados de sus zonas de origen. Es que el problema de la autonomía está atravesado por las jurisdicciones de los paramilitares, de los distintos grupos guerrilleros, de las bandas de delincuencia social, de los gamonales de los partidos políticos, quienes de facto intervienen, deciden, organizan, manipulan, dentro del Estado o más allá de él, según el caso y la conveniencia. Por tales situaciones los pueblos indígenas cada vez más se ven impelidos a debatir esos problemas desplazando, sin suprimirlas, las demandas culturales, lingüísticas y la integridad étnica a aquellas que tienen que ver con la solución sobre los problemas derivados de actores de conflicto y violencia presentes en sus resguardos y territorios. El reconocimiento de la diversidad, no sólo transforma la dinámica del Estado en relación con los pueblos indios, sino la de los pueblos indios con el Estado, en donde los elementos tradicionales de organización política resultan anacrónicos y los nuevos que responden a esa situación, resultan conflictivos con aquellas. La dirección de Asuntos Indígenas del Ministerio del Interior, el de la política, formuló en 1995 un programa que denominó "de fortalecimiento étnico para los pueblos indígenas" el cual se aprobó como programa de Estado. Participaron en él todas las instituciones con programas indígenas y por primera vez se veía en perspectiva una política coherente hacia los pueblos indígenas. Siguiendo los presupuestos constitucionales el programa estableció una compleja red de consulta con las autoridades tradicionales y organizaciones indígenas. Sin embargo, dicho programa fue cuestionado duramente por el movimiento indígena organizado que culminó en la toma del episcopado colombiano durante dos meses y la toma del Instituto Colombiano de Antropología durante cinco días. "la dirección de Asuntos Indígenas encargada de desarrollar una política indígena del gobierno, ha impuesto una falsa dicotomía entre organizaciones indígenas y las autoridades de las comunidades. Con el argumento del fortalecimiento cultural e institucional de nuestros pueblos, se desconocen las organizaciones que durante casi tres décadas de lucha hemos sido gestoras de nuestros derechos. El gobierno desconoce que las organizaciones surgieron para relacionarse con la sociedad dominante porque las autoridades tradicionales ejercen casi exclusivamente el gobierno interno de acuerdo con las tradiciones culturales. La DAI pretende que éstas sean quienes se sientan a concertar con los ministros y los empresarios, aprovechándose conscientemente que en la mayoría de los casos ni siquiera hablan el castellano. En este argumento culturalista encontraron el mejor instrumento para burlar en la práctica nuestra capacidad de interlocución cualificada, y con ello nuestros derechos." (Unidad Indígena 1995:7) Sin embargo, frente a otro tipo de políticas, más sectoriales, la defensa de la tradición, aquí juzgada como culturalista y cuestionada frente a los retos de la modernización del Estado colombiano, es apropiada como recurso de crítica y sobrevalorada para enfrentar la modernización. "poco importa que el gobierno construya una escuela en cada comunidad si significa la introducción de un modelo donde nuestro proyecto de vida se ve atracado por el desarrollo y la civilización." (ibid) Y un párrafo más adelante señala. "La red de Solidaridad no apoya propuestas globales concebidas según nuestra cosmovisión." (Ibid) Los párrafos anteriores generan problemas a la hora de abordar las cuestiones de políticas públicas, porque lo primero que habría que preguntar es cómo se resuelve la cuestión de que para unos casos hay que ser tradicio- 686 TOMO2-3.p65 686 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal nal y en otros modernos. No así en relación con la legitimidad y representatividad de los líderes indígenas, pues aunque provengan de otros tipos de experiencia de la Acción Política, son nuevos actores en los procesos de reproducción social y cultural. Plantear problemas en el ejercicio de la diversidad a través de la autonomía, la descentralización, el ordenamiento territorial, el uso del manejo ecológico, y otros espacios, no significa la imposibilidad de su realización. Por el contrario, plantea que los conflictos de la autonomía en territorios indígenas son parte de lo que Bordieu llama "un proceso de construcción de capitales" simbólicos, culturales, de fuerza, jurídicos, interdependientes pero no coherentes" que construye un campo de poder étnico, con un capital simbólico y jurídico bastante apreciable. (cfr. Bordieu 1995) Al respecto, Bartolomé señala que: "Las autoridades tradicionales no siempre actúan como ‘líderes’ comunitarios en su relación con instancias externas; los llamados líderes son generalmente, ‘cultural brokers’, o agentes o corredores interculturales, que actúan o pretenden actuar como mediadores entre las comunidades y la sociedad envolvente..." (Bartolomé 1997:35) En efecto, este es el tipo de líderes que llegaron al episcopado colombiano y al Instituto Colombiano de Antropología. Gente modernizadora de las comunidades, gente que politizó las relaciones intergeneracionales generando inestabilidad en las comunidades, gente con una imagen de futuro que no coincide "con los indios con taparrabao", gente que no trabaja la tierra y con mayor sensibilidad por los votos y las alianzas, que por el trabajo social. Es gente que redefine el liderazgo tradicional y amplía los ámbitos de la acción política, no sólo como un mediador, sino a veces, como un manipulador reproduciendo fenómenos propios de la actividad política nacional. Sin embargo, la preocupación ha de centrarse en el ámbito de si los pueblos indígenas tienen una responsabilidad mayor en el contexto de la transformación del Estado en multicultural, además de asumir los cambios internos como su capacidad histórica para reestructurar su vida colectiva. "Por eso es necesario entender que existe una clara contradicción entre los sistemas políticos tradicionales y los nuevos aunque estén orientados por la defensa de los intereses nativos." (Ibid) Empero, en la mira de construcción de ese nuevo escenario de lo público y de lo multicultural, respetando la autonomía, discutiendo el ventriloquismo indigenista y evitando la etnoinfalibilidad o apelación al purismo culturalista, es que las sentencias jurídicas, las providencias de la corte, las jurisprudencias, los peritajes antropológicos, las tutelas en esta fase de construcción nacional y de creación de un campo político pluralista de base multicultural, se revelan como contribuciones teóricas para el conocimiento, sin imponer una visión de Estado pero generando los símbolos para ello, de cara a la etnización del Estado. LA COMPLEJIDAD E HISTORICIDAD DE LAS COSTUMBRES Hemos señalado en los párrafos anteriores cómo la apropiación étnica de la norma apunta al desenvolvimiento de la ley en derecho, dadas las situaciones concretas e internas de las comunidades. Se ha señalado también que la estatalización fija otros comportamientos y otras costumbres en relación con el Estado, algunas de ellas tratadas en Dover (1998), Iturralde (1993). En el acápite precedente se trató de mostrar algunos contextos de la lucha hegemónica. Nos interesa ahora establecer el puente entre la apropiación étnica de la norma y la formación de las costumbres. Nos separamos aquí provisionalmente de los aportes del libro Entre la ley y la costumbre, compilados por Stavenhagen e Iturralde (1990), para pasar a pensar la construcción histórica de las costumbres. El a priori es simple, se trata de llegar al acuerdo de que si las condiciones en que se aparecen los derechos a la diversidad son nuevas, como ellos mismos, su encuentro con las tradiciones propias de un pueblo indígena, producirá inevitablemente nuevas formas de lo que Bisol llama lo jurígeno (cfr. Bisol 1997:37) Y, este fenómeno, coincide con la apropiación de la norma. "En el área de fricción - señala E. P. Thompson- entre la ley y la práctica agraria encontramos la costumbre." (Thompson 1994:116) Parafraseándolo se puede decir que la apropiación étnica de la norma se da en esa área 687 TOMO2-3.p65 687 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia fricción, casi constituyéndola, por lo que sustentaría en si misma su carácter consuetudinario. "La costumbre misma es el área de fricción -insiste Thompson-, toda vez que se la puede considerar tanto la praxis como la ley. El origen de la costumbre se halla en la praxis." (Ibid). Esta asociación es lógica e histórica; tiene la ventaja de que no es una invención como se puede inventar el pasado, sino una construcción social que surge de las mismas realidades socioculturales y étnicas. La costumbre nace y crece hasta la perfección, se inicia cuando el pueblo indígena se apropia étnicamente de una norma y "una vez hecho, se comprueba que es bueno y beneficioso para el Pueblo, y conforme a su naturaleza y disposición, entonces se usa y se practica una vez y otra y, de este modo, mediante la iteración y multiplicación frecuentes del Acto, se convierte en una costumbre; y continuando sin interrupción durante tiempo inmemorial, adquiere la fuerza de una Ley." (Thompson 1994:117) Así como la costumbre tiene un origen, tiene un desarrollo y una institucionalización, tiene también unos límites en el marco de su sociedad y en la interacción con otros. Surge de la cotidianidad, de las experiencias biográficas que de Sousa sugiere que se investiguen. La costumbre no es algo inmutable aunque se presente como larga en el tiempo; así como puede surgir una nueva, otra milenaria puede desaparecer en un segundo. Una misma costumbre puede tener significados distintos de una cultura a otra y dentro de la misma cultura. Una costumbre no es la fuente de los consensos necesariamente. En palabras del mismo Thompson "Quiero dar a entender que la costumbre tenía efecto dentro de un contexto de normas y tolerancias sociales. También tenía efecto dentro de una lucha cotidiana por la existencia. Era posible reconocer los derechos consuetudinarios de los pobres, pero poner obstáculos al ejercicio de los mismos." (Thompson 1994:121) Así pues en el intersticio entre la ley y su práctica se ubica la apropiación étnica de la norma como proceso potencial generador de costumbre, expresando la diversidad potencial de formas posibles de apropiación de una misma norma. No existe pues, desde la ley, una misma consecuencia regulatoria o emancipatoria, ni es garantía de que sus efectos sean los mismos, pues puede suceder que una norma para un pueblo indígena lo pueda emancipar, mientras que para otro la misma ley lo subordine aún más. Las distintas formas como se apropia étnicamente una norma diversifican la posibilidad de nuevas y diferenciadas costumbres. Las desviaciones positivas de una norma "un derecho demasiado injusto no es derecho", son la expresión del sentido común que convoca no a pensar en términos jurídicos que se viola una ley o se es permisivo con ella, sino a pensar antropológicamente que ese es el principio de formación de múltiples costumbres potenciales, pues con toda seguridad pasado un tiempo se habrán establecido nuevas formas de comportamiento y de acción regulada de los individuos. UNA REFLEXIÓN FINAL A manera de conclusión creemos que el potencial transformador de los pueblos indígenas de cara a la etnización del Estado, debe plantearse y desarrollarse. La apropiación étnica de la norma es un proceso complejo de formación de nuevas relaciones sociales y nuevas costumbres, lo cual demuestra por un lado los límites de la comprensión formal del derecho y por el otro sus potencialidades como estructurador cultural de la sociedad. La relación entre apropiación étnica de una norma y la construcción social de las costumbres es de identidad, con lo que se abre campo para pensar en la investigación etnográfica que de cuenta de estos procesos para obtener una mayor comprensión de una sociedad plural y del pluralismo jurídico. La formación de las costumbres se da en contextos hegemónicos por lo que su realización es resultado de la confrontación de poderes culturales, sociales y políticos. En consecuencia, como manifiesta Joaquím de Arruda, "el pluralismo jurídico no se debe confundir con la defensa del derecho no estatal. Su principal esfuerzo teórico es explicar la convivencia contradictoria, algunas veces consensual algunas veces conflictivo, entre varios derechos observados en una misma sociedad." (Arruda 1997:111) La reflexión aquí presentada da cuenta de una de las múltiples y complejas manifestaciones del pluralismo jurídico entendido como "una situación en donde en un mismo espacio geopolítico existen (oficialmente o no) más de un orden jurídico. Esta pluralidad normativa puede tener una fundamentación económica, racial, profesional o cualquier otra; puede corresponder a un período de ruptura social como, por ejemplo, un 688 TOMO2-3.p65 688 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal período de transformación revolucionaria, o puede resultar de una conformación específica de un conflicto de clases en un área determinada de la reproducción social." (Souza 1997:42) Pero sobre todo, entender que, la apropiación étnica de las normas es la base de una formación de una tradición cultural y jurídica, que coayuva a la reproducción de la organización socioétnica de un pueblo indígena. A su vez permite pensar la autonomía como un derecho en construcción que identifique a la sociedad en movimiento y que a la vez conciba a la democracia como un proceso de formación permanente. BIBLIOGRAFÍA Arruda, J. 1997. "Justiça social e justiça legal: conflictos de propriedade no Recife", En: Introduçao crítica ao direito, Universidad de Brasilia, Brasilia. Pp. 109-119 Bisol, R. 1997 "Conflitos agrarios: as sementes de um poder popular legítimo e soberano, En: Introduçao crítica ao direito, Universidad de Brasilia, Brasilia. Pp. 35-38 Bourdieu, P. 1995. Razones prácticas, Anagrama, Barcelona. CCELA-UNIANDES. 1994. Konstitusionkat süpüla tüü akua’ipaka sülu’u kolonpia (sü’utku pütchika)/Constitución política de Colombia de 1991 en wayuunaiki, CCELA-UNIANDES, Bogotá. De Sousa, B. 1997. "Hacia una concepción multicultural de los derechos humanos." En: Análisis Político. Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales. Universidad Nacional de Colombia. No. 31. Bogotá. Pp. 3-16. De Sousa, B. 1995. "La transición posmoderna: derecho y política." 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Profesor de la carrera de Ciencia Política y director del Programa de Relaciones interétnicas y minorías culturales en Colombia, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Colombia. Coordinador de la Red Iberoamericana de Investigaciones en Relaciones Interétnicas. Este trabajo se realiza con el apoyo de la Unión de Universidades de América Latina, UDUAL. 2 En materia de políticas (1991-1995) relativas a los Pueblos Indígenas, el Banco Mundial fija su postura en: Directriz Operacional Relativa a Evaluación Ambiental (4.01), Reasentamientos involuntarios (4.30), Participación de las Organizaciones NoGubernamentales en actividades que financia el Banco (14.70), Nota de política operacional (11.03), Protección de la Propiedad cultural en los proyectos financiados por el Banco y Acceso a Información operacional (17.50), la Resoluciones 93-10/ IDA 93-6: Grupo de Inspección del Banco Mundial; Directriz Operacional 4.20: Pueblos Indígenas. 3 "Reindigenización es un proceso -particularmente complejo- de transformación de la comunidad política de un pueblo indígena (en el sentido de nacionalidad incipiente), basado en la articulación reflexiva en la arena política local, regional y nacional, de reivindicaciones de lengua, tradiciones, costumbres, aboriginalidad, etc., y/o demandas de derechos legales de los pueblos indígenas. La indigenización es el proceso mediante el cual un grupo de personas que, adscritas a las categorías de colono, migrante, citadino o campesino y/o negro, blanco o mestizo, y/o forastero en general, opta por adscribirse a un proceso de reindigenización o a organizarse con base en el modelo legal indígena de una nación." (Zambrano 1998:114) 4 Los tres órdenes normativos enunciados se han logrado con base en la lucha indígena de un movimiento cada vez más organizado y complejo. Existen cuatroo organizaciones indígenas nacionales, AICO, ONIC, ASI y MIC; 18 organizaciones regionales CRIC, CRIVA, OIA, CRIT; 27 organizaciones de base étnica OREWA, Cabildo Mayor del Pueblo Yanacona, MUSU RAMACUNA, Cabildo Mayor Zenú); 30 organizaciones zonales (OZIP, y además asociaciones de cabildos como la Genaro Sánchez que reune los cabildos de Coconuco, Puracé, Paletará, Alto del Rey y Quintana. Organizaciones no tradicionales que mantienen la presión social y política para traducir en Acciones gubernamentales y de Estado las conquistas jurídicas y los derechos obtenidos. 690 TOMO2-3.p65 690 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal DERECHOS INDÍGENAS, AUTONOMÍA Y DEMOCRACIA Abigail Zúñiga Balderas * Como en muchos otros países, es evidente para el caso mexicano la existencia de proyectos nacionales divergentes y antagónicos que luchan por imponerse y que son, a su vez, la expresión de tendencias socio políticas que a escala internacional busca realizar transformaciones en la nación y en el estado-nación surgido durante el siglo XIX, para enfrentar, desde muy diferentes perspectivas, los retos de este fin de milenio. De esta manera se desarrollan dos perspectivas básicas en lo que respecta a la cuestión nacional de nuestros días. Una es la reafirmación de las identidades nacionales de los pueblos a favor de un movimiento de desarrollo pleno de la nación en el marco de la democracia, en la más amplia acepción del término, que es de la que nos ocuparemos. La otra, neoliberal, que intenta debilitar estas identidades. Se trata de una tendencia que debilita a los estados nacionales del capitalismo del subdesarrollo, a partir de una alianza estratégica entre los grupos monopólicos de los centros del poder mundial y los grupos oligárquico-financieros locales que dominan o hegemonizan esos estados nacionales. El elemento común al movimiento político contemporáneo de los pueblos indios es que la propuesta básica de su estrategia liberadora es la autonomía como la expresión esencial de su libre determinación. Durante todo este siglo los estados nacionales han fundado la segregación y el saqueo de los pueblos indios en la existencia de un cuerpo de leyes que con cinismo llaman estado de derecho. A toda reivindicación indígena han respondido penalizando a los indígenas e incluso, movimientos enteros han sido catalogados en los rubros de subversión o terrorismo en los distintos códigos penales. Rota toda posibilidad de expresión "legal" en el caso de México, se levantan en armas los indígenas chiapanecos y declaran la guerra al gobierno mexicano. Se creó una nueva situación. Luego de cruentos bombardeos y masacres que aun siguen impunes, la sociedad civil de México y otros ciudadanos del mundo lograron detener la mano asesina del gobierno federal temporalmente, y se logró por primera vez tener a diversas organizaciones indígenas en un plano de interlocutores no subordinados en los encuentros que para llegar a un acuerdo definitivo de paz se llevaron a cabo en San Cristóbal de las Casas, de manera bilateral. Una situación nunca antes vista en nuestra nación, trajo consigo con muchas dificultades lo que conocemos en México, como los Acuerdos de San Andrés. Parecía que un nuevo camino se había abierto en la realidad nacional. La posibilidad de la reivindicación de los derechos básicos de los pueblos indígenas en el marco de un nuevo estado de derecho que fue modificado ex profeso para validar esta posibilidad, mediante la expedición de una Ley para el Acuerdo y Pacificación y el reconocimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Los Acuerdos de San Andrés tenían al momento de su firma el propósito central de terminar con la desigualdad, la discriminación, la explotación y la exclusión política dirigidas hacia los pueblos indios. Las partes plasmaron en ellos por consenso un marco que contemplara el reconocimiento en la Constitución de los derechos de los pueblos indios. Sus derechos individuales, de personas, y sus derechos colectivos, de pueblos. Las reformas constitucionales e institucionales derivadas de estos acuerdos significarían, llanamente, una modificación sustancial del pacto social que el estado debería reflejar con nitidez, modificando leyes y códigos de todo tipo para hacer coherentes los ordenamientos de todo nivel con éstas primeras reformas. Los Acuerdos de San Andrés parten de un hecho político básico: el viejo pacto en el que se sustentaba la relación entre el estado y pueblos indios se ha agotado y es necesario restablecerlo bajo nuevas bases. La insurrección indígena en Chiapas, pero también el ascenso en la lucha pacífica y civil reivindicando derechos en prácticamente todas las regiones indígenas del país y la militarización que le ha acompañado, muestra que se requieren transformaciones profundas en dicha relación. 691 TOMO2-3.p65 691 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia En los últimos tiempos, ha crecido la pertinencia de los acuerdos de San Andrés que ya no son sólo una herramienta para exigir el reconocimiento de los derechos políticos, sociales, económicos y culturales para los pueblos indios. En estos documentos esta el germen de una reforma a fondo del estado mexicano. La joya oculta del proceso de negociación que llevó a la firma de estos primero acuerdos en el largo proceso de construir un camino para la paz, es la participación directa de una multitud de representantes de organizaciones y de comunidades, de especialistas en derecho y culturas indígenas, que logró del gobierno compromisos expresos y una nueva relación entre el estado y los pueblos indios del país. Una vieja demanda en torno al procedimiento democrático de ejercer quehacer político y hacerlo valer. Sin embargo, el Estado mexicano no sólo no incumplió los Acuerdos firmados en San Andrés Larrainzar el 16 de febrero de 1996, si no que lanzó una ofensiva en contra de los pueblos indios al autorizar a los gobiernos locales a legislar en materia de Derechos Indígenas, a través de la consigna de la Secretaría de Gobernación, quien violando la soberanía de los estados de la República, los "invitó" a legislar sobre la materia. En ellas se ensaya un nuevo método de legislar, simulando que consagran derechos cuando en realidad no es así, sea porque la materia es de competencia federal o bien porque se da a los conceptos en ellas utilizados contenidos que no tienen. El documento en que se fundaba la propuesta de reformas en materia indígena de las Constituciones estatales, fue elaborado el 18 de agosto de 1998 en la Secretaria de Gobernación del Gobierno Federal. Su contenido se agrupaba en tres partes. La primera hacía referencia al compromiso del presidente de la república de legislar en materia indígena y a su iniciativa de reforma constitucional que, en su opinión, satisfacía los acuerdos sobre derechos y cultura indígena. Enseguida expresaba que en virtud de la relevancia de ella, las entidades federativas podrían en "ejercicio de su soberanía", colaborar e impulsar la iniciativa de reforma constitucional mencionada, reformando las constituciones locales, para fortalecer el pacto federal y producir un efecto de apoyo a los derechos y culturas indígenas de la periferia al centro, facilitando así el Congreso de la Unión. El gobierno federal buscaba en las legislaturas de los estados, el apoyo que no había conseguido entre los pueblos indígenas; al mismo tiempo que daba una cátedra del nuevo federalismo: el centro ordena lo que en los gobiernos de los estados locales se debe hacer. Por si quedara alguna duda de las intenciones de la secretaria de gobernación, al final de la primera parte del documento se anotaba lo siguiente: "Se invita a los gobernadores de las entidades federativas que consideren necesaria una regulación especial a favor de la población indígena, para que analicen la factibilidad de llevar a cabo una reforma de sus constituciones en fecha inmediata, con miras al próximo periodo de sesiones del Congreso de la Unión". A renglón seguido también se expresaba: "para lo anterior, se adjunta una nota explicativa y un modelo indicativo del texto que pudiera tener la Reforma de que se trata". La segunda parte del texto era un modelo de cómo podrán ser las reformas "sugeridas". Comenzaba con una declaración de la pluriculturalidad de la nación y que "el derecho de la libre determinación de pueblos y comunidades indígenas se expresa en la autonomía para decidir sus formas internas de convivencia y organización social, económica y cultural, la creación de sus sistemas normativos, sus usos y costumbres, sus formas de gobierno tradicional, su desarrollo, sus formas de expresión religiosa y artística y en la facultad para proteger su identidad y patrimonio cultural". Con estas referencias, varias legislaturas comenzaron a reformar sus constituciones. En la actualidad 16 constituciones de la federación mexicana han incluido en sus textos referencias a los derechos indígenas. Lo que de esta legislación se desprende es que en México a nuestros pueblos indígenas se les sigue negando el derecho de existir como tales y como consecuencia se desconocen también sus derechos colectivos. En los pocos casos donde se han reconocido algunos derechos se hizo tratándolos como minorías a las que hay que ayudar a que se integren a la cultura nacional y por ese camino desaparecerlos. Es una verdad sabida que el derecho se manifiesta tanto como un sistema normativo dinámico, una valoración determinada del mundo, ligada a la racionalidad ética, y una voluntad política para hacer prevalecer una forma determinada de orden; no obstante esto el actual gobierno mexicano todavía considera el sistema jurídico como algo estático, al cual se le pueden introducir o modificar y aun excluir normas y en aras de su unidad, se sigue imponiendo la racionalidad de la clase dominante, como si fuera la única, con la cual violenta las otras racionalidades, que también tienen derecho a existir. 692 TOMO2-3.p65 692 26-07-2000, 0:10 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Este tipo de visiones y políticas niegan el carácter multicultural, pluriétnico y democrático del país que pretendemos ser. Para arribar a él se necesita el concurso de todos los mexicanos, no solo de los pueblos indígenas, pues los cambios que se realicen seguro impactaran al resto de la población mexicana. Estos cambios para ser verdaderos deberán partir del reconocimiento de los pueblos indígenas como sujetos de derechos colectivos. Simular que se reconocen derechos cuando en realidad no es así1 a lo único que conduce es a diferir la solución de problemas que reclaman una atención de fondo y si no se les atiende debidamente podrían generar conflictos mas graves de los que hoy padece la sociedad mexicana. El problema indígena surge como un problema político de interés para las fuerzas políticas nacionales. Aunque todavía insuficiente, éste proceso es muy importante es planteado ahora como un problema que deriva de un modelo de estado equivocado que ha excluido históricamente a los pueblos indios. Así, cuando los pueblos indios se constituyen en sujetos sociales, en fuerzas políticas y en un motor que impulsa el cambio nacional, cobra vigencia la lucha por la autonomía en México, ya que la autonomía implica la democratización de la sociedad y la efectiva participación de los grupos involucrados En el campo de las relaciones políticas, la autonomía se refiere a un grupo social o a una institución que tiene el derecho de dictar sus propias reglas, dentro de un ámbito limitado de competencia. El derecho a pactar con el Estado las condiciones que permitan su sobrevivencia y desarrollo como pueblos, dentro de un estado multicultural. El fin de las autonomías es garantizar el mantenimiento de la identidad y el desarrollo de los pueblos en el marco de un Estado plural. No puede establecerse un régimen de autonomía si los intereses y la visión de la mayoría se imponen como una limitación de la pluralidad. Los pueblos indios se han colocado por derecho propio, en el centro de la escena política. Han creado un amplio consenso en que la nación tiene una enorme deuda con ellos que es necesario saldar. Sin una adecuada solución a la problemática indígena no habrá desarrollo ni democracia. La democracia se expresa esencialmente en la pluralidad, esta ha sido el eje de los procesos democráticos. La autonomía indígena surge como el único camino que puede garantizar, a futuro, la unidad y la integridad de la nación. Consideramos que el pluralismo debe ser la base de una estrategia democrática para los estados nación en los que como en el caso de México, la diversidad étnico nacional constituye una de las características fundamentales de los procesos de formación de esas sociedades nacionales y, por consiguiente, mantienen una composición multiétnica. El pluralismo asume en esencia, el derecho a la diferencia y a la diversidad en el marco de una igualdad efectiva de democratización real del estado y de la sociedad. Reconocer el carácter pluríétnico y multicultural de la nación implica superar la visión decimonónica, desgraciadamente todavía en boga entre importantes sectores de la clase política mexicana, que considera que el principio de la igualdad formal de todos los ciudadanos ante la ley es contradictorio y excluyente de una política de trato preferente y compensatorio que asuma y mandate el respeto a la diversidad cultural de entidades étnicas que optan por mantenerse como pueblos y demandan ser reconocidos como tales, dentro de los marcos del estado nacional. Esto significa que los pueblos indios, además de ser sujetos de las leyes y disposiciones constitucionales que como ciudadanos les corresponden, complementariamente deben ser sujetos de una estipulación constitucional a partir de la cual se establezcan formas específicas de autonomía y de representación nacional, estatal y municipal más allá de lo que establece el articulo 4° de la Constitución mexicana. La solución a los problemas de la población indígena debe ir a la raíz de nuestra realidad social y debe enfrentarse de manera inmediata. En la lucha por un régimen más justo y democrático, los pueblos indios y sus reivindicaciones son parte esencial e integral de un gobierno y una parte fundamental de la solución pacífica a la crisis nacional en que vivimos los mexicanos. En este sentido rechazamos actitudes y prácticas políticas encaminadas a manipular la vocación democrática de los pueblos indios, en aras de lograr apoyos circunstanciales a organizaciones o partidos políticos, debido a que los pueblos indios constituyen parte fundamental de las fuerzas populares que harán posible la instauración de un régimen democrático. 693 TOMO2-3.p65 693 26-07-2000, 0:10 Simposio III: Derechos Indígenas, Autonomía y Democracia El principal fundamento de la transformación democrática es el de las autonomías como parte de la solución a ese gran problema nacional. Entendida la autonomía no sólo como una propuesta de carácter jurídico sino principalmente. Como una vía a través de la cual los indígenas transitan hacia la democracia en México, hacia la participación política en la vida nacional. Así la autonomía es un instrumento que va construyendo el sujeto político, social y económico que reclama sus derechos y que actúa en la vida política nacional. La autonomía es sobre todo, una manera de actuar dentro de la nación como sujeto político independiente y autoafirmativo. La perspectiva integral de la cuestión étnico nacional parte de una concepción de la problemática indígena eminentemente política. Si bien reconoce la integración de todos los actores para apoyar el reconocimiento pleno de los derechos de los pueblos indios, es evidente que lo político es esencial de todos ellos. Mientras no existan gobiernos nombrados, dirigidos y desarrollados por indígenas, y para los indígenas, el problema étnico nacional no se resolverá. El factor político es determinante para la construcción de los autogobiernos y de la verdadera autonomía, porque el sujeto autonómico es un sujeto eminentemente político que requiere su realización en formas de gobierno. Así, la autonomía se presenta como la vía a través de la cual los pueblos indios luchan contra los obstáculos que impiden la democratización de la nación mexicana y el ejercicio pleno de sus derechos. NOTAS * México, D.F. 694 TOMO2-3.p65 694 26-07-2000, 0:10 SIMPOSIO IV: ESTADO, LEYES DEL ESTADO Y CONSTITUCIÓN DEL ESTADO COORDINADORES: ANDRÉ HOEKEMA (HOLANDA) Y RICARDO CALLA (BOLIVIA) TOMO2-4.p65 695 26-07-2000, 0:11 Nota: Los coordinadores estructuraron en tres subsimposios las ponencias recibidas, atendiendo a la diversidad de temas abordados. TOMO2-4.p65 696 26-07-2000, 0:11 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal S L E G A L I D A D E U B S I M P O S I O S T A T A L E I 1 D E N T I D A D I N D Í G E N A LA SAGA DE LOS SAYHUEQUE: LEGISLACIÓN Y MECANISMOS DE ACCESO Y DESPOJO DE TIERRAS. DESDE LA LEY 3814 DE 1899 HASTA LA CONSTITUCIÓN NACIONAL DE 1994 * María T. Boschín ** Leonor Slavsky 1 Hemos podido reconstruir la historia del Linaje Chocorí-Sayhueque , desde la época del Cacique Chocorí. El lugar de nacimiento de este cacique es incierto. Algunos documentos aluden a su condición de chileno, en tanto que Casamiquela (s/f) sostiene su origen tehuelche lo que remitiría a la Patagonia argentina. Sí sabemos 2 que nació entre la última década del siglo XVIII y la primera del XIX , y que su territorio, sus vínculos familiares y su actuación política corresponden al ámbito pampeano-patagónico. El primer documento que se refiere a Chocorí, fehacientemente, es el listado de artículos de consumo y vicios entregados a los caciques en el Fuerte Independencia de Tandil, en los meses de septiembre a diciembre de 1830 (Villar 1998). Una fecha más temprana se obtiene de la transcripción hecha por Augusta (1910) de un relato que refiere circunstancias que lo involucran y que datarían de 1810-1820. A partir de la década de 1830, su desempeño está ampliamente documentado, en especial porque aparece como el principal objetivo de Juan Manuel de Rosas durante la Campaña contra los indios de 1833-34. Ya en fuentes de fines del siglo XVIII, aparecen referencias al "País de las Manzanas" ubicado en el Sur del Neuquén y habitado por indígenas con desplazamientos habituales por las inmediaciones del curso del río Negro. Precisamente, la franja comprendida entre los ríos Colorado y Negro, y la isla de Choele-choel fue la región defendida por Chocorí ante el avance de Rosas. Su hijo Valentín Sayhueque, en carta dirigida al Gobierno de la Nación (1874) no deja dudas con respecto a la territorialidad del linaje: "(...) les referí que mi finado padre Chocorí había tenido unión con las naciones cristianas no impidiendo la formación de pueblos como Patagones, Bahía Blanca y Azul" (cit. Hux 1991). "El seguimiento de la genealogía de este cacique (Casamiquela 1995), emparentado con el cacique tehuelche Cheuqueta, el linaje de los Llanquetruz y con el pampeano Catriel, aporta un imagen de la vasta red de parentesco que le permitió a Chocorí (...) proyectar su influencia sobre un enorme territorio que se extendía desde la Cordillera hasta la costa atlántica, en las proximidades de Carmen de Patagones y Bahía Blanca" (Vezub 2000). Su hijo Valentín Sayhueque o Seminahuel Sayhueque como se consigna en el expediente sucesorio de su hija Rosa, nació en 1818 en Neuquén, y falleció a la edad de 85 años el 8 de septiembre de 1903, en Piedra Sotel, Chubut. Durante su jefatura en la segunda mitad del siglo XIX se advierte con nitidez la consolidación de los fueros territoriales sobre la Patagonia Septentrional, heredados de su padre, y el prestigioso lugar que ocupa encabezando una alianza de jefaturas que se extiende desde el sur de Mendoza hasta la zona de Tecka, en Chubut. A diferencia de su padre que llevó adelante una política ambivalente con el gobierno de la provincia de Buenos Aires, alternativamente apoyada en la hostilidad y el acuerdo, Valentín privilegió una relación pacífica, instrumentada a través de sucesivos tratados (1859, 1863, 1872). En el acuerdo firmado el 30 de mayo de 1863 se expresa la voluntad mutua de "establecer una paz sólida y duradera con el gobierno de la República Argentina y la decisión de éste de prestarle todo apoyo y protección que sea posible, de manera que todo redunde en favor de la seguridad y el bien del país en general". Desde el tratado firmado en 1859 el gobierno le otorga un sueldo mensual, ganado y raciones. Luego Sayhueque se 697 TOMO2-5.p65 697 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado compromete a prestar apoyo para la exploración del río Negro, proteger y defender Patagones bajo las órdenes del comandante de ese fuerte, estar atento a los movimientos de los indios enemigos, dar parte de ellos e integrar las expediciones punitivas contra los mismos, y en el tratado de 1872 a rechazar las pretensiones chilenas al oriente de la Cordillera. El gobierno le asegura la práctica del comercio en cualquier punto de la Argentina y le da garantías para la circulación de su gente y los animales que conduzcan, así como a permitir el acceso de cualquier habitante del país hasta el emplazamiento de la tribu. Esta relación de buena voluntad recíproca se mantuvo hasta principios de la década de l880. Hux (1991) cita dos documentos que así lo corroboran: "Este cacique [Sayhueque] es amigo desde muchos años y su lealtad al tratado es primera garantía para la propiedad en el Partido de Patagones" (Archivo de M. Paz 2-10-1867). El Presidente Sarmiento le escribe al Comandante de Patagones en 1869, diciéndole que consideraba a Sayhueque el mejor cacique y que podía intermediar ante otros jefes para lograr una paz duradera. A partir de la sanción de la Constitución Nacional en 1853, la presión del incipiente estado-nación sobre el territorio indígena patagónico se manifestó a través de modalidades diversas y complementarias: los viajes de reconocimiento efectuados por blancos apoyados por baqueanos indios (Cfr. entre otros, Claraz 1988; Moreno 1876, 1979; Musters 1964), el debate parlamentario y las leyes resultantes, el establecimiento de la colonia galesa en la costa del Chubut en 1865. Según el art. 67 inc. 15 de la Constitución de 1853 era atribución del poder legislativo proveer el trato pacífico con los indios y su conversión al catolicismo. Esto dio inicio al tratamiento de la denominada "cuestión indígena" en el ámbito parlamentario, y a la producción de un corpus legislativo que va a modificar la relación existente con los indígenas que se encontraban fuera de las fronteras internas. Los principales ejes de discusión fueron: el derecho a la tierra, la validez de los tratados, el reconocimiento de su organización política. Un hito importante en la discusión sobre el derecho a la posesión y propiedad de la tierra está contenido en el debate de la Ley 215 de Avance de la frontera al río Negro de 1865. El articulo 2 del proyecto de ley decía: "A las tribus indias comprendidas en el territorio entre la actual línea de frontera y la fijada por el artículo 1 se les reconocerá el derecho aboriginal para la posesión del territorio que les sea necesario para su existencia fija y pacífica". En relación al derecho a la tierra, en las intervenciones de los legisladores se reconocen tres posturas: • "los indígenas no tienen derecho a determinada porción del territorio porque son tribus nómades que no se asientan fácilmente en ninguna parte" (Senador Navarro); • debe respetarse "en cierta manera parte de sus derechos actuales (...) al mismo tiempo que se les hace amigos, se les pone en condiciones humanitarias, haciéndoles ver que el Gobierno actual de la República no es un gobierno desconocedor de sus derechos" (Senador Llerena); • "puede considerárseles a algunas tribus la posesión y aún la propiedad de un espacio de terreno, pero no debemos reconocerles ninguno de esos derechos como anteriores a la ley y fuera de ella. Si algún derecho se les reconoce ¿con qué facultad vamos a herir esos derechos que no han emanado de nosotros? Además, admitido el principio de ese reconocimiento ¿quién le asigna los límites? ¿Quién distribuye el territorio? Entonces no hay verdaderamente tal derecho de propiedad ni de posesión porque yo no concibo esos derechos ni ningún otro desde que el Congreso, el Ejecutivo, un general y un simple comandante de fortín, pueda reducirlos discrecionalmente y por consiguiente llevarlos hasta la nada" (Senador Rojas). En resumen, las alternativas fueron: negarles cualquier derecho, reconocerles derechos preexistentes o reconocerles derechos pero sólo emanados del derecho positivo. Finalmente, el artículo 2 de la ley sancionada dice: "A las tribus indias comprendidas en el territorio entre la actual línea de frontera y la fijada por el artículo 1 de esta Ley se les concederá todo lo que sea necesario para su existencia fija y pacífica". Se reemplaza el "reconocer derechos" por "conceder lo que sea necesario", y se elimina toda referencia a la tierra. Con respecto a la validez de los tratados, se discuten los siguientes aspectos: • ¿Va a tratar el Gobierno con los indígenas como si fueran naciones extranjeras? (Senador Frías, 1865); 698 TOMO2-5.p65 698 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal • ¿El trato pacífico al que obliga la Constitución se refiere a celebrar tratados o a no emplear, dentro de lo posible, la violencia? (Senador Navarro, 1868); • El estado argentino no tiene porqué hacer tratados con súbditos suyos. Se ha sostenido durante siglos y hasta la época actual que todo ese territorio de la pampa hasta la patagonia, le pertenece. No hay tratados internacionales con los indígenas porque no se los reconoce como nación (Senador Figueroa, 1885). Levaggi (1998) afirma que durante el período colonial y el período independiente previo a la Organización Nacional, las relaciones pacíficas entre las sociedades indígenas establecidas fuera de las fronteras interiores, y la sociedad blanca estuvieron regidas por el "derecho de gentes", no fueron relaciones de subordinación como en el derecho interno sino de coordinación entre entidades jurídicamente iguales o parecidas. Esto daba lugar a la aplicación de tratados. Los extractos de las intervenciones de los senadores citados, no dejan dudas con respecto al cambio de posición sobre la posibilidad de celebrar tratados, desde el momento en que se fundamenta que los indígenas se deben incorporar al cuerpo de la Nación. Más aún, en opinión de Levaggi, se comienza a difundir la idea de que esos tratados nunca existieron o carecieron de valor. Esta postura está expuesta en la intervención del Senador Rojo (1865): [Esos tratados] "son especies de convenciones que las autoridades públicas celebran con estas corporaciones más o menos salvajes o civilizadas, pero que no llegan al rango de tratados internacionales". En cuanto al reconocimiento de la organización política, cuando se trató el Proyecto de Ley sobre Colonias Indígenas, se expuso: • "¿Podríamos nosotros asimilar a estos indios a nuestra población destruyendo la organización de tribu que tienen? ¿Por qué hemos de legislar en relación a la familia si ellos quieren conservar su cuerpo político?" (Calvo, DSD 26-8-1885); • "Los indios colocados en agrupaciones, con sus caciques, con sus leyes, con su civilización, con sus costumbres, con su religión (la que no han de abandonar mientras se les tenga así reunidos), serán para siempre los mismos indios, serán una amenaza, un peligro para las poblaciones europeas establecidas en colonias" (Ocampo, DSD 26-8-1885). Las posturas antagónicas oscilaban entre conservar la organización tribal dando a los miembros la aptitud para que gradualmente ingresaran en la civilización, y el no reconocer y hacer desaparecer a las tribus como institución, violentamente si fuese necesario. En tanto que el discurso indigenista y la legislación iban constituyendo el marco legal que daría forma definitiva al proyecto exclusivo impulsado por la sociedad blanca, la postura de los indios manzaneros agrupados bajo la jefatura de Valentín Sayhueque revela que los caciques postulaban un proyecto inclusivo, tal como se desprende de sus propias palabras: "Dios nos ha dado estos llanos y colinas para vivir en ellas; nos ha dado el guanaco, para que con su piel formemos nuestros toldos, y para que con la del cachorro hagamos mantas para vestirnos; nos ha dado también el avestruz y el armadillo para que nos alimentemos. Nuestro contacto con los cristianos en los últimos años nos ha aficionado a la yerba, al azúcar, a la galleta, a la harina y a otras regalías que antes no conocíamos, pero que nos han sido ya casi necesarias. Si hacemos la guerra a los españoles, no tendremos mercado para nuestras pieles, ponchos, plumas, etc.; de modo que en nuestro propio interés está mantener con ellos buenas relaciones, aparte de que aquí hay lugar de sobre para todos" (Cacique Foyel, 8-3-1870, Chubut; en Musters [1871] 1964). "Aunque soy joven, cada día que amanece aumenta mi sabiduría por la gracia de Vuestro Rey de los Cielos (...) participé a mis caciques que ya había recibido fieles obsequios de la autoridad principal (...) que correspondamos fiel y eternamente [a] los anteriores convenios, que apoyemos la defensa de Patagones, Bahía Blanca, Azul, Colorado (...) haciéndoles unas comparaciones y expresando que con las naciones cristianas somos paisanos, hijos del mismo territorio, hijos de un solo Rey de los Cielos y 699 TOMO2-5.p65 699 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado de las mismas mujeres, que respiramos el mismo aire, nos sustentamos con los mismos animales que el Rey de los Cielos crió en el mundo, que ante El somos todos iguales; que no haya mérito entre el pobre y el rico. Les dije también que comprendiesen que vuestro Rey al ponerme a la cabeza de una tribu, lo ha hecho porque sabía, cuando nací, que sería capaz de ser jefe de los valientes que mando y me dio inteligencia para que mirando por todos, hiciera mi felicidad y bienestar [de los demás]. Asímismo me permití añadirles que en las invasiones habíamos perdido buenos padres, hermanos y familias, animales, prendas de plata y últimamente propiedades; en cambio viviendo tranquilos en sosiego todos los habitantes, aumentan las naciones, haciendas, animales de crianza, se vive en una pura alegría (...). Prometiéronme éstos conservar eternamente mi acuerdo por la luz del sol y de la luna, ratificaban todas mis exposiciones evidentes (...). Sin embargo, VE se sirva tener fija confianza y cuente que su Amigo ha trabajado para el bien público. Que no sé mentir. En mí encontrará un criollo sin doblés; cajetilla en el desierto y gaucho en el campo" (cacique Valentín Sayhueque, 16-8-1874, Río Negro; en Hux 1991). Frente al proyecto homogeneizante y asimilador, que buscaba subordinar a los indígenas al poder político del Estado, estos caciques pretendían conservar su especificidad. Se consideraban una entidad política frente a otra entidad, aspiraban a articularse con la Nación, y pensaban que podían convivir en el mismo espacio. Ante la percepción del peligro que significaba la constitución del estado-nación, buscaban atenuar el nivel de conflicto afirmando el valor y la vigencia de los tratados, mostrándose dispuestos a colaborar en la defensa de la frontera exterior y frente a los peligros que implicaban otras alianzas de caciques beligerantes. Sayhueque incluso aceptaba que uno de los niveles de su identidad era la argentina. Así, cuando en el año 1872, recibe un emisario del Coronel chileno Serrano que le ofrece obsequios y dos banderas chilenas, las rechaza diciendo. "Devolvele estas banderas a tu Coronel. Decile que Sayhueque no las va a aceptar. Sayhueque es argentino" (Zeballos 1878). LA GUERRA DEL DESIERTO: DE ALIADOS A ENEMIGOS La denominada "Campaña al Desierto" que se realizara bajo la conducción de Roca en 1879 no alcanzó a efectivizar el control de la Nación sobre el territorio ubicado en las inmediaciones del río Limay. En oportunidad de la inauguración del período parlamentario de ese mismo año, el presidente Roca no deja dudas con respecto al cambio en la relación con el cacique Sayhueque y el país de las Manzanas. Refiriéndose a las fronteras exteriores destaca su importancia para el acceso del comercio internacional: "...por consiguiente no deben existir en ellas tribus de indios enemigos que interrumpen la comunicación por los puntos tal vez más fáciles y adecuados". De allí la necesidad de una segunda expedición "... contra las únicas dos grandes tribus que quedan a este lado de la Cordillera, la de Sayhueque y la de Renquecurá desde cuyo territorio, ocupado por nuestras armas, se dominará facilmente toda la región comprendida entre el Neuquén y el Estrecho". Resalta el éxito logrado por las tropas: "... habiéndo llegado nuestras divisiones al punto de la cita, al país de las Manzanas, el país del Vellocino de oro en las leyendas del desierto, dejando así libres para siempre del dominio del indio esos vastísimos territorios, que se presentan ahora llenos de deslumbradoras promesas al inmigrante y al capital extranjero". Se impuso la tríada ‘inmigración, tierra y capitales’: "A partir de 1880 el proyecto modernizador de la clase dirigente, pareció no tener techo. A tono con las ideas liberales de la época, el Estado estimuló la iniciativa privada. La incorporación efectiva de la Patagonia a la Nación Argentina se basó en tres definiciones programáticas: explotar la tierra (...), fomentar la inmigración (...) [y] estimular las inversiones extranjeras." (Casamiquela y Boschín 2000). En marzo de 1881 se inicia la campaña al Nahuel Huapí conducida por el Gral. Conrado Villegas. Dos años después se rinde Renquecurá, en 1884 se entrega Namuncurá. Sayhueque resiste y se constituye en el último cacique sometido. El 1 de enero de 1885 presenta su rendición en Junín de los Andes, Neuquén, con 700 indios de lanza y 2500 de "chusma". Sayhueque es trasladado hasta Carmen de Patagones, y desde allí por barco a Buenos Aires adonde llega el 22 de febrero. Se entrevista con el Presidente Roca y le solicita tierra para establecer a su tribu y dedicarse a las actividades agrícolas y pastoriles. 700 TOMO2-5.p65 700 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Mientras tanto, 1700 personas entre adultos y niños que habían estado bajo su jefatura se asientan en Chinchinales, a orillas del río Negro, donde los sacerdotes salesianos instalan una misión. Sin embargo este agrupamiento duró poco tiempo. En enero de 1887 llegó órden del gobierno para que ochenta familias se trasladasen a Mendoza (Carta de Mons. Cagliero a D. Bosco, 17-1-87, ACS Roma). Al año siguiente el Padre Milanesio escribe al Padre Savio: "Dígale al Monseñor que en Chinchinal no están más los indios de Sayhueque, pues el gobierno los ha dispersado y desbandado en varios puntos muy lejanos del Río Negro" (ACS, Roma. D. Domenico Milanesio). También los indios de Ñancucheo (que compartían la misión) sufrieron un violento desparramo por orden superior (Angel Piccono a D. Juan Lemovone, 20-11-87). Transcurridos diez años de la solicitud de tierras al presidente Roca, por un decreto del 30 de octubre de 1895 se autorizó a la gobernación del territorio del Chubut para que pusiera en posesión al cacique Sayhueque y su tribu, una superficie total de 30.000 hectáreas. La ley 3814 del 26 de septiembre de 1899 facultó al Poder Ejecutivo a conceder en propiedad al cacique Valentín Sayhueque y su tribu, 12 leguas kilométricas en el territorio del Chubut. El Poder Ejecutivo debía determinar la ubicación y otorgar los títulos de propiedad de la siguiente manera: cuatro leguas al propio Sayhuque y las 8 restantes distribuidas proporcionalmente entre las otras familias. El artículo 4 prohibió la enajenación de estas propiedades hasta que hubieran transcurrido cinco años desde las escrituras de propiedad. Según consta en el expediente de tierras la escrituración se realizó el 5 de enero de 1903 con presencia del presidente de la Nación. Ocho meses después moría Valentín Sayhueque. ¿Cuánta gente integraba la llamada tribu de Sayhueque? En enero de 1885, en ocasión de la rendición, el cacique llegó a Junín de los Andes con 3.200 personas. A la misión de Chinchinales sólo llegan 1700. Cuando en el Congreso de la Nación se debate la ley 3814 de entrega de tierras a Valentín Sayhueque, se consigna que en ese momento, la familia y gente del cacique totalizaba 222 personas (62 parientes directos de Valentín y 160 individuos más). Esto demuestra el éxito de la línea indigenista apoyada en el criterio de la disolución de las sociedades indígenas, que utilizó mecanismos de dispersión a distintos puntos del país y de traslado forzoso a los ingenios y obrajes del norte y a la isla Martín García, y que estaba a cargo del reparto de mujeres y niños entre las familias acomodadas de Buenos Aires, tarea a cargo de la Sociedad de Beneficencia. Los datos que surgen del Expediente de Tierras, de los expedientes sucesorios de Valentín y de algunos de sus hijos y de una nota elevada por Mariano y Cándida Sayhueque y Ambrosio Calfupán al Senado de la Nación permiten reconstruir los hechos que llevaron nuevamente a la desposesión de las tierras donadas por el Estado. ¿Qué implicancias tuvo en la Patagonia la triada "progresista" inmigración, tierra y capital? Puso en competencia dentro de un mismo territorio a dos componentes poblacionales provistos de desiguales saberes para operar en el nuevo esquema jurídico. Para acceder a la tierra, los no indígenas no sólo dispusieron del poder de la fuerza, y del poder que les dio el conocimiento de su propia juridicidad, sino también, porqué no decirlo, de la transgresión de esas mismas normas a través del delito. Uno de los mejores ejemplos de cómo esta desventaja actuó en contra de los derechos de los indígenas es que la sucesión de Valentín Sayhueque no fue iniciada por sus herederos, sino por el apoderado de la Casa Lahusen –gran firma acopiadora y exportadora de frutos del país–, que en agosto de 1910 abrió el expediente sucesorio para cobrar una deuda supuestamente contraída por el cacique antes de su muerte. En diciembre de ese año se declara abierta la sucesión y se resuelve la publicación de edictos en un diario de Rawson y en uno de Trelew (ambas ciudades en la costa, a cientos de kilómetros del lugar de residencia de los Sayhueque en la cordillera), convocando a todo el que se considere con derecho sobre la misma, ya sea heredero o acreedor. La casa Lahusen además de ser la iniciadora del juicio sucesorio se conviertió en el actor principal del proceso. En Trelew, el 25 de diciembre de 1929 se procedió al remate público del lote pastoril n° 12 de 10.000 hectáreas que había sido de propiedad de Valentín. En 1931, Isaías Sayhuque denuncia ante el Director General de Tierras y Colonias, ese remate y la consecuente adjudicación a la Sociedad Anónima de Exportación e Importación Lahusen y Compañía Limitada. En julio de 1946, en nota dirigida al Senado de la Nación Candida y Mariano Sayhueque, y Ambrosio Calfupán declaran bajo juramento maniobras dolosas imputadas a la casa Lahusen contra los herederos de Don Valentín, y manifiestan que la muerte de su hijo Francisco Sayhueque en el incendio de una barraca de la casa de 701 TOMO2-5.p65 701 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado referencia en Comodoro Rivadavia, fue intencional. Denuncian lo que consideran una apropiación ilegítima de las 10.000 hectáreas, y agregan que en dos desalojos posteriores, con intervención del Juez de Paz de Gobernador Costa y Gendarmeria, el primero en 1937 y el segundo en 1944, perdieron el derecho a ocupar las tierras que legítimamente les habían sido adjudicadas. Estos reclamos realizados en la década de 1940, contaron con la colaboración de Francisco Moreno, nieto del Perito Francisco P. Moreno, como puede constatarse en la documentación existente en el Archivo del Museo de la Patagonia. El último acto de denuncia protagonizado por algún miembro de la familia Sayhueque que hemos ubicado, corresponde a la presentación que realiza Cándida Sayhueque por sí y por los integrantes de la tribu de Valentín, ante el gobernador del Chubut, para solicitarle su intervención para recuperar las tierras. La respuesta la dio el Instituto Autárquico de Colonización, que por nota del 9 de septiembre de 1976, expresa que: "En razón de las sucesivas ventas efectuadas de acuerdo al derecho común debidamente inscripto en el Registro de la Propiedad, la acción reinvindicativa que solicita la recurrente [Cándida Sayhueque] de fs. 1 no es de competencia administrativa y sólo puede ser encamida por vía judicial". La reforma de la Constitución del año 1994, invirtió los términos del debate sobre la "cuestión indígena" que dieron sustento a la legislación de fines del siglo XIX. Dos de los ejes de aquel debate, el derecho a la tierra y el reconocimiento de la organización política, fueron retomados durante la Asamblea Nacional Constituyente de 1994 y analizados a la luz de los avances de la legislación internacional y de los argumentos esgrimidos por las organizaciones indígenas de la Argentina. La Constitución incorporó el reconocimiento a la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos, retomando -en alguna medida- el concepto de derecho aboriginal contenido en el proyecto de la Ley 215 del año 1865, que fuera omitido en la redacción del texto definitivo de aquella Ley. En función de esta preexistencia, la Constitución reconoce la personería jurídica de las comunidades y el derecho a la propiedad y posesión de las tierras que tradicionalmente ocupan. La legislación argentina hoy, también reconoce derechos a la tierra, a la organización de los pueblos y de las comunidades de acuerdo con sus propias pautas culturales, y a la participación en la gestión de sus intereses. El 1° de enero de 2000, se cumplieron 115 años de la rendición de Valentín Sayhueque. Sus descendientes conocemos a sus nietos Olegario y Sabina y a su bisnieto Angel-, y muchos otros patagónicos que llevan el apellido Sayhueque, o los apellidos de otras familias vinculadas –Ñancucheo, Paillacán, Chiquichano, Llanquín, Carriqueo, Ainqueo, Chacayal, Nahuelpán, Nahuelquir-, se encuentran dispersos en las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. Muchos de ellos conservan la memoria histórica de haber pertenecido al pueblo manzanero o a la gran alianza de parcialidades que se nucleaba en torno al prestigio del cacique Sayhueque. En tanto que hoy se inscriben en una entidad indígena patagónica global que se autoreconoce con la denominación de "mapuche". ARCHIVOS CONSULTADOS Archivo de la Congregación Salesiana, Roma. Archivo General de la Nación, Buenos Aires. Cámara de Apelaciones en lo Civil, Circunscripción Judicial, N.O del Chubut, Esquel. Museo de la Patagonia, "F. P. Moreno", San Carlos de Bariloche. BIBLIOGRAFÍA ARGENTINA, Honorable Congreso de la Nación, Diario de Sesiones, Cámara de Diputados y Cámara de Senadores. Buenos Aires. Augustas, F. J. de, [1910] 1991, Lecturas Araucanas. Boschín, M. T. y J. E. Vezub, 2000, "Punta de boliches; inmigración libanesa, poblamiento y redes comerciales en la Patagonia", en: R. M. Casamiquela y M. T. Boschín, Patagonia 13000 años de Historia, Emecé, Buenos Aires, en prensa. 702 TOMO2-5.p65 702 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Bruno, C., 1981, Los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora en la Argentina, vol.1, Instituto Salesiano de Artes Gráficas, Buenos Aires. Casamiquela, R. M., s/f, El linaje de los Llanquetruz. Confirmación genealógica de la presencia –en época histórica- del sustrato pantehuelche en el área pampeana, ms. Casamiquela, R. M., y M. T. Boschín, 2000, Patagonia 13000 años de Historia, Emecé, Buenos Aires, en prensa. Claraz, J, 1988, Diario de viaje de exploración al Chubut, 1865-1866, Marymar, Buenos Aires. Hux, M., 1991, Caciques Huilliches y Salineros, Marymar, Buenos Aires. Levaggi, A., 1998, "Los tratados con los indios en la Argentina", en: Seminario Derecho Indígena Comparado, Ministerio de Justicia, Buenos Aires. Moreno, F. P., 1876, "Viaje a la Patagonia Septentrional", en: Anales de la Sociedad Científica Argentina, I, Buenos Aires, pp. 182-197. Moreno, F. P., 1979, Reminiscencias, EUDEBA, Buenos Aires. Musters, G. Ch., [1871] 1964, Vida entre los Patagones, Solar/Hachette, Buenos Aires. Slavsky, L., 1991, Indigenismo y política indigenista en la Argentina, Informe Proyecto de Investigación Anual, 0028/89, CONICET, Buenos Aires, ms. 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Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la República Argentina. ** Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. Secretaría de Cultura y Medios de la Nación, República Argentina. 1 Esta ponencia se enmarca en los resultados del Proyecto ANPCYT 01655, Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, Secretaría de Ciencia y Tecnología, "Política Indígena Patagónica: relaciones interétnicas, identidad y etnicidad. El caso del Linaje Chocorí-Sayhueque, 1830-1930. 2 Fecha de nacimiento calculada sobre la edad que tenía su hijo Valentín al morir en el año 1903. 703 TOMO2-5.p65 703 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado MODOS DE ARTICULACIÓN ENTRE UNA EXPRESIÓN DE DERECHO CONSUETUDINARIO MAPUCHE Y EL DERECHO CIVIL EN LA IX REGIÓN 1 Teresa Durán P. Noelia Carrasco H. PROBLEMA ANTROPOLÓGICO Este trabajo aborda las temáticas de relaciones intraétnicas e interétnicas, relativas a la convivencia social, en sectores indígenas mapuche rurales contemporáneos. Desde el CES de la UCT, un grupo de antropólogos hemos establecido contactos con población mapuche durante los últimos diez años en el campo de las relaciones interétnicas, estudiando y difundiendo información en torno a la problemática de cómo el Estado chileno se ha relacionado con este pueblo, particularmente en lo legislativo, en lo educacional y en lo económico. Al mismo tiempo, hemos intentado comprender los modos a través de los cuales la población mapuche establece diversas relaciones con la sociedad nacional, sea en calidad de miembro de una sociedad que se asume diferenciada étnicamente, sea autoconcibiéndose como campesina chilena. De este modo, hemos podido comprender la perspectiva cultural que orienta los diversos tipos de relaciones. Estos contactos no han sido sólo para efectos de realizar nuestros estudios, como ocurrió en la década precedente, sino que han permitido abordar en conjunto problemas relativos a la salud, a la economía, al derecho, en los cuáles el propio antropólogo se asume incapaz de resolverlos, precisamente porque existe un ámbito estructural de las relaciones, sustentado en un proceso histórico de relaciones que no permite ser superado por los individuos y que depende de cambios profundos en el estilo de relaciones por parte de las instituciones nacionales para abordar de un modo culturalmente pertinente dichos problemas. Mientras tanto, un monto importante de población mapuche está aceptando más y más el estilo nacional e incluso pareciera que, efectivamente lo estuviera asumiendo como suyo. Pudiera ser este el caso que se nos planteó en el sector oeste de la comuna de Nueva Imperial desde donde surgió la voluntad de asumir un estudio conjunto en torno a cómo se está dando la convivencia social al interior de las comunidades. Las expresiones variadas en que fue solicitada la intervención antropológica fueron: ¿porqué alguna gente nuestra no aceptó civilizarse, del modo en que lo hemos hecho nosotros, y sigue creyendo que pueden hacer lo que quieran, y sobre todo vivir a costa de los demás? Si alguna gente no tuvo tierras para trabajar, viéndose obligada a quitarle a los demás lo que necesitaba, ¿porqué ahora las familias, no tratan de que esa mala costumbre no se repita? Aunque el propósito último de la demanda apuntaba a valorar UN estilo de convivencia respecto de otro que se estimaba inadecuado, los términos del acuerdo se establecieron de modo de realizar una indagación amplia que pudiera captar las razones diferentes que cohabitan en el sector en torno a cómo vivir la vida, así como conocer las estrategias usadas por cada grupo para implementar su estilo. Dentro de éstas, las más relevadas fueron la participación de las fuerzas policiales y en lo más general, el papel que ha jugado el derecho civil penal en el proceso, que ha juicio del estilo demandante era "engorroso e ineficaz... aun favorecedor de los delincuentes". Porque, en efecto, se trataba de la pugna entre un sector que defiende la propiedad, la tranquilidad y el orden, y otro, que se caracteriza por cometer robos, violaciones, atropellos diversos a la gente. ¿Se trataba de una simple controversia entre "buenos" y "malos", y entre "delincuentes y "gente honesta", como pudiera darse en cualquier sector del país? ¿O estamos frente a un problema jurídico - antropológico relativo al estilo de asentamiento reduccional al que los mapuche se vieron forzados desde fines del siglo pasado? Postulamos que esta problemática influye y forma parte del proceso de modernización de la sociedad indígena, de cómo el modelo de desarrollo se vive en las comunidades, así como de la forma en que la sociedad 704 TOMO2-5.p65 704 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal nacional interviene a través de la sanción legal de tales conductas, desconociendo contextos históricos y socioculturales. En la perspectiva antropológica, nos parece que el problema social permite aplicar acercamientos teóricos pertinentes para comprender la complejidad sociocultural en contextos multiculturales. La interpretación dinámica de la relación entre el mundo social y cultural, en procesos históricos también demandantes de toma de decisiones intra y extra comunitarias, constituye el aporte que la antropología puede hacer con las respectivas implicancias socioculturales y jurídicas. Las conductas definidas hoy día como "delincuencia", nos parece que justifican el análisis antropológico, a lo menos por dos razones: en primer lugar, porque permiten entender las transformaciones sociales intra sector, y los matices que estas han adoptado entre la categoría social más amplia – en este caso indígenas – lo que a su vez concierne a la temática de la identidad sociocultural y étnica; y luego, por la posibilidad de modificar la intervención que históricamente la sociedad externa y sus instituciones socioculturales han tenido en el asentamiento y actual condición de los pueblos indígenas al interior de las sociedades nacionales, particularmente a través del derecho y la acción judicial. En el primer ámbito, las preguntas que orientan la indagación antropológica son: ¿cuál es el simbolismo y la justificación de las prácticas sociales orientadas a la defensa de un modelo de civilidad introyectado al interior de las comunidades mapuche?, ¿cuánto refiere este simbolismo y práctica a un pasado indígena mapuche, y cuánto se aleja de el?, ¿a qué imagen societaria apunta este simbolismo y práctica judicial? Del mismo modo, ¿qué simbolismo y práctica etnológica sostiene el comportamiento reiteradamente orientado a transgredir un modelo civilizatorio? ¿el modelo mapuche, el no mapuche, o ambos? Las hipótesis que permiten sostener la etnografía hasta aquí realizada afirman que: • En tanto las comunidades indígenas no conforman entidades estáticas ni homogéneas, los procesos de sedentarización forzada acentuaron las diferencias entre los individuos y familias respecto de las nociones y prácticas en torno a la propiedad, las relaciones sociales y los valores culturales. • La práctica y el simbolismo de los modelos societales en torno a los cuales hoy día se articula la coexistencia intraétnica, sólo puede ser explicable, en relación al trasfondo histórico, sociocultural y político pre-existente a la vida social actual de las comunidades; en otras palabras, los modelos que emerjan son de naturaleza etnológica. • La vía policial y jurídica que actualmente opera, no es capaz de resolver por si misma la beligerancia entre los modelos civilizatorios opuestos, tanto por la evolución inconclusa de un gobierno sociocultural propio, basado en los valores tradicionales y/o incorporados, como por una integración sólo formal de las comunidades a la sociedad nacional. Pretendemos abordar aquí las tres hipótesis señaladas de un modo preliminar, ya que aun carecemos de los aportes complementarios de un derecho civil interesado en la temática de la resolución de conflictos. ANTECEDENTES TEMPRANOS La historia mapuche, presentada por los propios mapuche, no ha sido escrita aun. Las visiones de la historia mapuche con las que contamos, son parceladas y no han sido corroboradas por los actores involucrados. Se advierten dificultades intrínsecas en la reconstrucción de la historia a través de los actores contemporáneos. No obstante lo anterior y desde una mirada antropológica, es indudable que lo que hoy día denominamos sociedad mapuche, procede de una sociedad pretérita que se fue constituyendo en el tiempo y en el espacio, a través de la influencia de otros pueblos y civilizaciones, y de la propia creatividad de los sujetos históricos para resolver las cuestiones básicas concernientes a toda sociedad: la constitución del colectivo, la relación con la naturaleza, el planteamiento y acercamiento a las preguntas fundacionales del hombre y del universo, y los proyectos de futuro (Vidal, A: 1999; Boccara, G: 1999; Flores, J: 1999). Para Boccara (1999), es un error homologar los etnónimos araucanos y mapuche "... la palabra mapuche no aparece sino hasta la segunda mitad del siglo XVIII, en cuanto al término araucano, sabemos que hace referen705 TOMO2-5.p65 705 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado cia a los grupos que vivían en la parcialidad de Arauco, y que por lo tanto no abarcaba a la totalidad de los indígenas del centro Sur de Chile. El único término que aparece en la documentación temprana para calificar de manera general a los indígenas del territorio llamado Araucanía, es el de reche, que significa "hombre auténtico o verdadero"" (p. 427). Para este autor, el conjunto étnico mapuche es consecuencia de un profundo proceso de trasnculturización, en la que las relaciones interétnicas e intraétnicas no están ausentes, así como tampoco las nociones de estructura de guerra y de sociedad, en que los actores se vieron involucrados a participar y resignificar. La tesis última de este autor, es que es posible identificar un proceso de transformación en todo conjunto colectivo, excluyendo la condición de constituir Estado como factor sine qua non de la constitución de la sociedad. Para nosotros, si los mapuche no llegaron a constituir un Estado, como lo hicieron otras sociedades, no por eso dejan de constituir sociedad y vivir los procesos normativos y reguladores que la vida social exige. El aporte de Flores (1999) desde una mirada histórica, es haber establecido la diferencia de lógicas y, entendemos racionalidades, entre las prácticas y simbolismos hasta mediados el siglo XIX por parte de los mapuche, y aquella otra diseñada "desde el discurso liberal moderno, que se proyecta y hegemoniza a través del Estado nación Chileno" (p. 215). Lo más pertinente de este aporte, para nuestro argumento, es haber demostrado la existencia de un plan político, territorial, económico y cultural, implementado por la sociedad mapuche de la época, y que Flores denomina la "Araucanía mapuche", diferenciándola de la "Araucanía chilena", específicamente planeada por el gobierno y cuya administración fue posibilitada por el ejército chileno a través del proceso de ocupación de la Araucanía (p. 217). La tesis principal de este autor, es que la "chilenización o nacionalización" del territorio mapuche, no está del todo consumada (p. 218). Vidal, por su parte, demuestra que la sociedad mapuche de los siglos XVII, XVIII y XIX, se estructuró en base a las relaciones de parentesco, a partir de las cuales se construye una densa estructura social, que permite el asentamiento y la ocupación de un territorio, así como la gestación y el mantenimiento de complejas formas de interrelación orientadas a construir cultura y modelos civilizatorios. Estos niveles eran diametralmente opuestos a los propios de la sociedad conquistadora y colonizadora. Para el siglo XIX, el autor señala que "... los mapuche no tenían ninguna de las categorías propias de la economía occidental de la época, como propiedad privada, renta, arriendo, venta de la tierra, etc. Los mapuche no se sentían vendiendo la tierra, porque para ellos la tierra no era posible de vender, la tierra era algo dejado por los antepasados y los seres sagrados mapuche, para la reproducción en el tiempo, hasta siempre, y no podía ser propiedad privada de grupos o individuos" (en prensa, marzo 2000). Las nociones propiamente mapuche de propiedad estaban mediadas por concepciones religiosas; de aquí que la ocupación del territorio era tan importante, y al mismo tiempo el uso, tanto para fines sociales, como ceremoniales. Es en este contexto donde se habrían expresado las últimas bases del mundo mapuche, antes de la invasión del sistema reduccional. De este periodo, provienen por tanto los cimientos de la memoria ideográfica mapuche: las concepciones de persona, el consenso en las normas del vivir bien y vivir tranquilo, las mediaciones legitimadas para enfrentar los conflictos, sin romper el sistema integrativo, etc. ANTECEDENTES DEL SIGLO PASADO Existe abundante bibliografía acerca de la constitución del Estado chileno, así como de la desestructuración de la sociedad mapuche pre – reduccional (Leiva, A: 1984; Bengoa, J: 1985; Foester y Montecinos: 1993). La interpretación más recurrente es que en el marco de la violencia y despojo de la propiedad vivida en la zona desde la constitución de las comunidades, los mapuche habrían respondido de distintas formas; a nivel de la movilización social luchando por la tierra, a través de demandas institucionales por la obtención de recursos y servicios del Estado, y a través de una dinámica de movilizaciones desde las comunidades, enfrentándose al mundo winka en el contexto de instituciones como el cuatrerismo y el atropello a la propiedad privada. En este último tipo de movimiento, es la policía y los propietarios agrícolas, quienes habrían recibido la contraofensiva mapuche. Foester y Montecinos (1993), por ejemplo, proporcionan abundantes datos acerca de cómo habrían ocurrido este último tipo de confrontaciones, desde los años 30 hacia delante. A través de los registros del diario local de la Araucanía, se perciben escenarios en los que grupos importantes de indígenas – hombres 706 TOMO2-5.p65 706 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal y mujeres -, "armados de hachas, piedras, fierros, palos", habrían hecho frente a fuerzas policiales que intentaban hacer justicia en terreno mapuche, a los atropellos a la propiedad, supuestamente cometidos por individuos mapuche (ob. cit, 191-193). El registro de esta data permite visualizar una controversia entre la conducta individual mapuche, la propiedad privada establecida en el territorio, la defensa y protección por parte del Estado de esta propiedad, y la solidaridad mapuche respecto de los actos punitivos derivados e implementados por parte de la autoridad policial. En el año 1935, según esta fuente, "se re editaron las beligerancia entre policías y mapuche en la región...". En el lugar de Rüpükura, "cuna del cuatrerismo – como lo definía el diario Austral – y según la versión de carabineros, se sostuvo una lucha..." a raíz del robo, de un buey y un caballo, y mediando una orden judicial. En este contexto, los "carabineros" – policía – aparecen denominados como los verdaderos resguardadores del interés privado, en representación de la sociedad nacional. El escenario descrito ha sido interpretado en el marco de las relaciones interétnicas winka – mapuche, y mediando un proceso de usurpación y despojo tan notable, como lo fue la ocupación del territorio mapuche por el Estado (ob. cit). ANTECEDENTES ETNOGRÁFICOS ACTUALES El sector de donde emana la base empírica se denomina Rüpükura, que en lengua mapuche quiere decir "camino de piedra"; este es un nombre descriptivo de la geoecología del lugar, ya que el asentamiento humano se localiza al borde de un camino construido entre un cerro y un río. La población actual de Rüpükura, desde una perspectiva etnológica, parece representar un tercer asentamiento humano en el sector, habiendo habido, a lo menos otros dos asentamientos pre reduccionales, sin lazos reconocidos de continuidad con el contemporáneo. Las tres comunidades involucradas en el presente estudio, alcanzan un total aproximado de 200 familias, demográficamente heterogéneas, con presencia de todos los estratos de edad y género, y con marcadas ausencias derivadas de procesos migratorios – principalmente en el grupo de edad adulto joven. La población pre reduccional temprana protagonizó eventos bélicos y a su vez recibió los impactos del proceso de pacificación, a través de la dispersión de las familias extensas y de la llegada de otras, derivadas de los procesos de movilización y trashumancia inducida. Desde un punto de vista demográfico y antropológico, la población así diferenciada, representa los cambios ya registrados en los sistemas de parentesco, economía, organización, religión, derivados del contacto y de la reducción del territorio y el cambio en el estilo de asentamiento (Vidal, 1999). Así, en la actualidad, se registran matrimonios entre miembros de linajes distintos, pero asentados en el territorio de una misma comunidad, uniones derivadas del contacto inducido por las actividades sociales que han generado las sectas religiosas cristiano – occidental, instaladas con propiedad desde fines del siglo pasado. En forma paralela, una población importante se mantiene al margen de estos procesos y reproduce de modo directo o indirecto, patrones más tradicionales. Las corrientes de influencia más definitoria de la heterogeneidad sociocultural actual, arrancan de los procesos de secularización introducidos a través de las escuelas privadas religiosas, entre las cuales cabe destacar a las anglicanas y franciscanas. Al igual que en otros sectores de la Araucanía, estas corrientes se retroalimentan en la década de los 60, en que una influencia mucho más multifacética, se descarga sobre el contexto rural, para acentuar el proceso de modernización e integración a la sociedad nacional. Aparece en escena la acción de organismos privados de desarrollo, ligados a sectores religiosos y al Estado, que abordan las áreas económicas, salud, educación, con nuevas manifestaciones de corrientes religiosas. El impacto de esta influencia se ha podido apreciar en el protagonismo que un sector importante de esta población ha venido asumiendo hasta el presente en estas áreas. Podría interpretarse este proceso como una etapa en la que el liderazgo más ideologizado en la concepción civilizatoria, busca condiciones para reproducir tal concepción en un escenario donde las corrientes todavía indígenas, continúan manifestándose, particularmente por las generaciones más adultas, y/o más comprometidas con estas tradiciones. 707 TOMO2-5.p65 707 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado En este marco, surge, en 1962 la conformación de un Comité de Vigilancia, constituido por jóvenes y adultos adscritos a sectas religiosas, que asumen el resguardo del deber de respeto y práctica de un estilo de convivencia "civilizado", respecto de otro, que no podría calificarse como tal, y que ha sido asociado al de un estilo mapuche que se resiste al orden y al entendimiento. ¿De dónde proviene esta noción de orden y entendimiento? El registro etnográfico identifica dos corrientes; una, asociada al proceso civilizatorio y de sedentarización occidental, y la otra, al propiamente civilizatorio mapuche. En el primer caso, las nociones que justifican al Comité de Vigilancia son las de protección de una propiedad territorial y objetualmente delimitada, sanción al transgresor, valoración del espacio y tiempo de tranquilidad familiar y sectorial, apego al ideario filosófico del concepto de che y de una vida orientada al bien, en una lucha constante contra las fuerzas del mal (Quidel, 1999). En el segundo, las nociones orientadoras parecieran ser: la satisfacción de las necesidades, sin límite de tiempo, espacio y eventual propietario, y la valoración de un comportamiento libre de convenciones sociales y religiosas. Las asociaciones observadas, de ambas corrientes son: en el primer caso, ciertas familias de las comunidades, iglesia y juridicidad urbana nacional; y en el segundo: ciertas familias constitutivas de las reducciones actuales en una actitud de resistencia cultural, reproducción de patrones religiosos mapuche y la vinculación con sectores urbano marginales y proscritos de la justicia nacional. En el marco de estas orientaciones culturales, se registran ya 40 cuarenta años de interrelaciones y conflictos, tanto como de recreaciones y resignificaciones de patrones culturales, densamente imbricadas, pero que representan núcleos poblacionales diferenciados entre, los abiertamente opuestos y los observantes a "la ley y la justicia". En tanto, los sectores externos más explícitamente involucrados son: la fuerza policial nacional, el sistema judicial público local, y de modo más implícito, la iglesia. Al parecer, el mundo del desarrollo no ha jugado un papel directo, y la antropología podría jugarlo, a petición de uno de los sectores, en una etapa de abierto desgaste frente a un problema insoluble. El Comité de Vigilancia, denota una historia creativa e interpretativa de relaciones y de abordaje al problema de la diferenciación intraétnica. Inicia su labor haciéndose cargo de hechos de larga trayectoria en los sectores mapuche postreduccionales; el abijeato y la violación de mujeres. Como se indicó anteriormente, Rüpükura constituyó un sector de tránsito poblacional mapuche y no mapuche, que giró en torno a los asentamientos territoriales y a la propiedad de las masas ganaderas acumuladas hasta la primera mitad del siglo pasado. El ambiente sociocultural de pillaje, de robo de ganado, de defensa y de medidas de autoprotección, era característico de este periodo, no sólo en el territorio mapuche delimitado en Rüpükura, sino en el circundante, que a su vez fue escenario de procesos significativos en la ocupación de la Araucanía y en la constitución de la sociedad regional. A través del tiempo, no obstante, cambian los contenidos de los estilos de conducta respecto de la propiedad y de la organización, y las formas a través de las cuales se sustenta la interacción. Así, el animal sigue siendo el bien más preciado de la conducta en contradicción, habiéndose ampliado la gama de los objetos de hurto, incluyéndose hoy los electrodomésticos, las bicicletas, la ropa, etc. El contexto actual, pareciera indicar que estamos frente a fenómenos distintos a los señalados en el acápite anterior. Se trataría de actos individuales, y/o de pequeños grupos, que disputan "bienes mapuche", en territorio mapuche, con apoyo de fuerzas externas solicitadas por los sectores afectados. Ello indicaría que están involucrados procesos de "sedentarización" y "civilización", como probable respuesta a los procesos anteriores. En otras palabras, si bien el comportamiento rural y urbano mapuche, aparece cuestionando la política integradora del Estado y de la iglesia, no ha podido evitar convertirse al presente, en su víctima, protagonizando, luchas civilizatorias, al interior mismo del contexto mapuche. ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN Cuando ocurre un robo en Rüpükura, el impacto es notable, la información circula con rapidez. Las preguntas candentes son: ¿qué se robaron?, ¿quiénes andan metidos?, ¿hacia arriba y/o hacia abajo del río?. El último robo conocido fue el de un animal, que luego se recuperó. La gente dijo: "se oyeron los disparos, esa es la seña que tiene el Comité de Vigilancia". En otras oportunidades los eventos son distintos, como ocurrió a fines de 1997, donde un miembro del Comité de Vigilancia solicitó respaldo social para apoyar una defensa 708 TOMO2-5.p65 708 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal en el Juzgado de Policía Local de la Comuna de Nueva Imperial. El y su esposa habían sido acusados de agresión física a tres jóvenes que "habían pasado a preguntar" por el Jefe de hogar. En la entrevista que se sostuviera con el juez, pudimos advertir que los casos por agresiones físicas y riñas no eran escasos y en varios de ellos aparecían implicados miembros del Comité de Vigilancia. Por parte del representante de la ley, esto era como habitual entre los mapuche "que viven peliándose", declaró tener constancia de casos increíbles y muchas veces quedarse perplejo sin entender porqué esta gente era así", Agregó que finalmente aplicaba la ley "como a él le parecía, sin contar con condiciones para asegurarse de que estaba aplicando justicia o no". Indagando en terreno qué había pasado, obtuvimos la versión de que los tres jóvenes en referencia habían ido a la casa del dirigente sabiendo con certeza que él no estaba y en horas inadecuadas, y que era obvio que lo hacían para provocarlo por una denuncia que éste habría hecho de ellos en Nueva Imperial de un robo. La persona consultada argumentó que estos jóvenes se comportaban así "desde siempre y que no había que creerles nada y aún defenderse de inmediato"; precisamente al ser invadida en su hogar y conminada a dar una respuesta, ella los agredió con una herramienta de trabajo, motivo por el cual estos jóvenes habían ido a poner la denuncia a Nueva Imperial en su turno. Hasta el momento, la información más abundante proviene de los miembros del Comité de Vigilancia. En el debate continuo en el que ellos se encuentran, han cambiado de estrategias, variando también el número de los participantes, lo que revela la existencia de otros, que aunque no explicitan su pensamiento, o sólo lo manifiesta parcialmente en los juicios, parece permanecer en un silencio activo hasta el presente. Estos otros son: por un lado, los que aparecen implicados en los actos impugnables, y por otros, los observantes. Mientras los últimos en general han permanecido sin explicitar de modo público su pensamiento, la etnografía permite hipostasear que ellos representan "el derecho consuetudinario genuino", aquella forma de concebir el orden social enmarcado en el cumplimiento de normas y valores asentados en lo más profundo del estilo de vida mapuche pre - reduccional o autónomo; en este ámbito, operan por ejemplo, los derechos y deberes de los miembros de cada familia, en sus respectivos roles. La evaluación de la actuación de los miembros en el entorno del colectivo del lof - sea en relación a los mismos presentes como en relación a los antepasados, etc. En este plano, se sitúa la sanción que se otorgó por ejemplo, a una mujer que rompió las normas pre establecidas en relación al matrimonio, fugándose con el hermano de su esposo, construyendo su vida fuera del lof por un periodo de 15 años. Cuando el adulterio fue público, la comunidad entera, con la participación del lonko tradicional, exigieron la salida de la pareja. Este hecho venía a corroborar el sentimiento de la comunidad de que el comportamiento de la mujer había atentado en forma reiterada la norma social, pues además del adulterio, había tenido hijos fuera del matrimonio. El regreso de la pareja sólo fue posible tras la intermediación del lonko tradicional mediante un convenio de nueva inserción en la comunidad. En este ámbito finalmente, opera la sanción social en contra de actos sancionables en el mundo exterior, como por ejemplo la cárcel. Este sector contrapone la lógica consuetudinaria y la funcional sancionadora de la junta de vigilancia. La etnografía que se requiere por tanto, es una de develamiento de esos otros, y de su interrelación. Entendemos que este contexto de interrelación debe hacerse, por una parte, desde el marco teórico apropiado, que en este caso nos parece que es el transaccional (Stuchlik, M., 1999; Holy, L., 1986; Milton, K., 1999), y por otra, para efectos de la intervención, mediante acercamientos interculturales. Sospechamos que la identificación de unos y otros podría develar procesos constitutivos del asentamiento mapuche primario de la región, así como la recreación actual de tales grupos y relaciones. En el diagrama siguiente se representa esta interrelación propia de la historia contemporánea: 1. Derecho consuetudinario en el lof 2. "infractores" 3. Sancionadores contemporáneos. 1960 en adelante 709 TOMO2-5.p65 709 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado Nos parece que este enfoque es importante para la antropología y el derecho, en la medida en que abarca distintas facetas del proceso de incorporación al sistema de vida nacional, considerando antecedentes etnológicos constitutivos del ser mapuche en el mundo reduccional contemporáneo. ¿Cómo se aplica justicia actualmente? Los antecedentes indican que los procedimientos judiciales operan sobre un hecho aparentemente comprobado o comprobable con intencionalidad explícita o no, pero sobre la base del predominio de una cultura común al delito, la europeo - occidental. Por otra parte la etnografía no contribuye actualmente a la diferenciación ideológico - cultural al interior de las relaciones, y respecto de la cual se requiere una interpretación cuidadosa de procesos y significaciones en un contexto de cultura distinta de la europeo - occidental. Recoger lo diverso en un ambiente social de matices similares a la cultura del investigador, es uno de los desafíos pendientes. Ello exige que la participación en este ambiente de controversia y de interrelación agresiva permanente, se vincule además al mundo del desarrollo, que es casi la vida que le está permitida al mapuche en las reducciones, en concordancia con la política cultural vigente. Activar un proyecto de desarrollo le puede ser negado a un miembro del "otro grupo", por no ser digno de legitimidad por parte de quienes protagonizan "el desarrollo" y al mismo tiempo son vigilantes del "orden" contemporáneo. En tanto los otros grupos, desde sus lógicas aparecen activando una visión crítica del desarrollo porque este atenta a la lógica mapuche tradicional que se debilita con la acumulación de bienes y/o la perturba. Un antropólogo de la acción involucrado en este contexto, debe extremar las precauciones para asumir en propiedad el posicionamiento que supone la tendencia más crítica del momento, la Antropología y el Desarrollo (Escobar, 1995). A este tipo de análisis y perspectiva de interpretación, invitamos a participar a los especialistas del derecho interesados en la revisión crítica de la juridicidad civil en práctica. Se requiere dilucidar las nociones de Derecho Consuetudinario que subyace al Comité de Vigilancia y a su interrelación no sólo con el otro ofensor, sino con el otro representante de la norma modélica. En esta visión podrían apreciarse las limitaciones y alcances del Derecho Civil vigente, para una población étnicamente diferenciada, así como las posibilidades de un servicio jurídico más amplio, desde la reforma judicial en marcha. Así, el presente estudio representa un desafío a la Etnografía reflexiva (Hammersley y Atkinson, 1995), a la antropología aplicada que se involucra con la sociedad, pero al mismo tiempo la cuestiona dentro de la perspectiva, en este caso, de los Derechos Humanos y particularmente de los Derechos Indígenas. Nos parece que aquella población indígena, que si bien no aparece situada de modo explícito en la postura reivindicativa más reconocida y valorada por los defensores de estos derechos, de igual modo requiere la atención de los especialistas, ya que está vinculada connaturalmente a los hechos históricos de despojo de sus territorios indígenas e invasión del sistema cultural externo, por todos conocidos. Saber situar el problema y proyectar un abordaje comprehensivo, que se articule con los procesos reivindicativos generales, es la tarea que la antropología de Temuco (Chile) ha asumido. NOTAS 1 Teresa Durán es antropóloga, Directora del CES – UCT; Noelia Carrasco, antropóloga, miembro del CES – UCT. (Centro de Estudios Socioculturales, Universidad Católica de Temuco). 710 TOMO2-5.p65 710 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal POLÍTICAS DEL ESTADO: EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD INDÍGENA Y LA RESOLUCIÓN 4811/96 * Silvina López ** Esther L. Vidal *** Mercedes Avellaneda La presente ponencia tiene como objeto dilucidar los mecanismos por los cuales los pueblos indígenas de la República Argentina construyen en la actualidad su identidad étnica a la hora de reivindicar sus derechos frente al Estado Nación. La Reforma de la Constitución Nacional en 1994 introdujo el reconocimiento de la preexistencia y la obtención de importantes derechos para los pueblos indígenas. Los avances logrados en el enunciado del artículo 75 inciso 17, conformaron un marco de referencia desde el cual la Secretaría de Desarrollo Social (hoy Ministerio de Desarrollo Social y Medio Ambiente) y el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, avanzaron en la formulación de la Resolución 4811/96 como una herramienta instrumental para el reconocimiento de la personería jurídica de las comunidades. La resolución es un instrumento, de las políticas del Estado, para otorgar las personerías jurídicas a las comunidades indígenas, inscribiéndolas en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas. REFORMA DE LA CONSTITUCIÓN, PUEBLOS INDÍGENAS E IDENTIDAD. La apertura de la democracia en 1983, permitió nuevos espacios de encuentro y relación entre los distintos actores sociales, en especial para los sectores más postergados, entre ellos los pueblos indígenas. A lo largo de diez años se producen una serie de hitos jurídicos de suma importancia. Se dicta la Ley 23.302/85 sobre Política Indígena y Apoyo a las Comunidades Aborígenes, varias leyes provinciales (Formosa: 426/84, Salta: 6373/86, Chaco: 3258/87, Río Negro: 2287/88, Santa Fe: 11078/89, Misiones: 2727/89 y Chubut: 3657/91), el Decreto Reglamentario 155/89 y la ratificación del Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes de la O.I.T. (Organización Internacional del Trabajo). Considerando todos estos antecedentes se produce el tratamiento de la temática indígena en la Reforma de la Constitución Nacional en 1994. Una sociedad que negaba tener indios, que llevó a cabo una política de genocidio, etnocidio, explotación y usurpación de tierras, comienza a generar nuevos espacios de diálogo y negociación con estos interlocutores. Las relaciones entre el Estado-Nación y los pueblos indígenas traman nuevos marcos de posicionamientos y de interpretación. Los pueblos indígenas, con el respaldo de legislaciones favorables a nivel local y mundial, logran situarse a partir de sus propias autoadscripciones, para reclamar por sus derechos. Desde ellas alcanzan un consenso con los constituyentes, y se aprueba por unanimidad el nuevo inciso, que logra modificar las adscripciones anteriores. Este triunfo de los pueblos indígenas, les permite reivindicar sus identidades en adscripciones más amplias, por el solo hecho de reconocerse como tal, y desde allí dialogar y presentarse ante el Estado, desde nuevos espacios de relación social. El artículo 75 inciso 17, reconoce la preexistencia de los pueblos indígenas, garantiza el respeto a su identidad, el derecho a una educación bilingüe e intercultural, la personería jurídica de las comunidades y la posesión y propiedad comunitaria de las tierras y la participación en la gestión referida a los recursos naturales y demás intereses que les afec1 ten. La Resolución 4811/96 es un instrumento de las políticas del estado para otorgar las personerías jurídicas a las Comunidades Indígenas, inscribiéndolas en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas. Permite a las comunidades posicionarse desde su cosmovisión, su identidad y formas de organización propias. Establece los siguientes requisitos: nombre y ubicación geográfica de la comunidad, reseña que acredite su origen étnicocultural e histórico, presentación de la documentación disponible, descripción de sus pautas de organización, los mecanismos de designación y remoción de sus autoridades, nómina de los integrantes con grado de paren711 TOMO2-5.p65 711 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado tesco, y mecanismo de integración y exclusión de miembros, el último censo y acta de aprobación del estatuto. Podemos observar un nuevo proceso de reafirmación de la identidad a partir de las gestiones realizadas por las comunidades. Estas deben gestionar su Personería Jurídica ante el Estado Nacional o provincial para operativizar los nuevos derechos enunciados en la Constitución. Las presentaciones se deben realizar ante el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas o en el organismo provincial correspondiente. Estas incluyen entre otros aspectos, un Estatuto de la comunidad señalando la forma de elección de las autoridades de sus comunidades, los requisitos de inclusión y exclusión de sus miembros, los mecanismos por los cuales se tomarán todas las decisiones de la comunidad y quienes son los encargados de representarla. El estatuto de la comunidad constituye el documento central de esta presentación y junto a el debe adjuntarse la carta en que se peticiona a las autoridades el reconocimiento de su personería jurídica, la historia de la comunidad, el último censo y el acta de aprobación de ese estatuto. Las presentaciones son analizadas por un abogado que se ocupa de constatar si se cumplen todos los requisitos formales y sobre todo si se encuentra explicitado el origen étnico de la comunidad y su lugar de asentamiento. En algunos casos esto se vuelve difícil de establecer ya que sus habitantes pueden muy bien estar dispersos en diferentes parajes o porque las comunidades se conforman a partir de diferentes grupos étnicos. Por lo tanto la cuestión de la etnicidad se vuelve una cuestión central para estas comunidades, sobre todo porque en algunas provincias aún hoy niegan la existencia de población indígena en su interior. En la reseña histórica que se debe adjuntar, podemos observar como cada grupo hace una presentación de su comunidad recurriendo a la historia particular de su propio grupo como signos autodiacríticos o una reconstrucción de su identidad a partir de diacríticos reconocibles para el Estado Nacional. El análisis de los expedientes permite, entonces, profundizar en las estrategias empleadas por las propias comunidades en el proceso de la construcción de su identidad. Cuando pensamos la etnicidad lo hacemos en primer lugar centrándonos en la idea de Fredrik Barth que son los limites étnicos los que definen al grupo como categorías de adscripción e identificación utilizadas por los 2 actores mismos y tienen la característica de organizar la interacción con los individuos. Por otra parte también tenemos en cuenta lo que James Brown llama al concepto de "Comunalización", es decir formas y trayectorias 3 de acción que promueven un sentido de pertenencia. Por lo tanto prestaremos atención a las relaciones y prácticas sociales a partir de las cuales los grupos se construyen como comunidades. Sabemos que la identidad se construye en relación a otros grupos afines que tienen en común la subordinación a una sociedad hegemónica que no es originaria. Este proceso de diferenciación lo pensamos como lo plantea Claudia Briones "partiendo de la premisa que las condiciones económicas, políticas e ideológicas en y a través de las cuales se ha construido la alteridad de los pueblos nativos, cambia de caso en caso...". Pensada de esta manera la reivindicación de la identidad étnica es un proceso complejo de producción cultural, donde la alteridad producida opera en el marco de procesos de construcción de hegemonías que a su vez procuran articular prácticas económicas, político-jurídicas e ideológicas (Briones, C. 1998,19). Nuestro enfoque es sin duda interaccionista porque tiene en cuenta el doble juego que se produce entre los actores involucrados. Por un lado, nos interesa considerar las estrategias grupales de cada comunidad para posicionarse frente al Estado Nación y por otro, tenemos en cuenta los mecanismos del Estado para mantener y perpetuar la relación de subordinación con estos grupos. Por lo tanto consideramos que cada uno está incluido en realidades mayores que los atraviesan históricamente como el proceso de formación del Estado Nación. En este continuo, nos interesa puntualizar como emerge hoy la identidad de cada grupo desde la reforma constitucional. Nuestra lectura de las distintas presentaciones sobre el origen étnico-cultural e histórico de las comunidades, nos permitió hacer una diferenciación entre las formas de definir la adscripción desde sus protagonistas. En unos casos, prevalece la autoadscripción de las comunidades indígenas, como elección del propio grupo, que les permite posicionarse desde la cosmovisión, su sentido de pertenencia, historias regionales de tiempos inmemoriales, registros arqueológicos, relatos de luchas y reivindicaciones relacionadas con el tema crucial de las tierras. En otros, la adscripción se enmarca desde las relaciones sociales que la sociedad mayor ha construido acerca de ellos. 712 TOMO2-5.p65 712 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal AUTOADSCRIPCIÓN DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS LOS MAPUCHE Las presentaciones de las comunidades mapuche Kallfvkurá, Ñorkinko y Kaxipayiñ, de la Provincia de Neuquén, se enmarcan en las nuevas formas de relación entre el Estado y los Pueblos Indígenas, respaldadas por los 4 instrumentos jurídicos, desde un espacio de respeto mutuo a las diferencias. "Los mapuce somos el Pueblo Originario que vivíamos y vivimos en una amplia extensión del territorio que ocupan actualmente los estados argentino y chileno. En nuestro ancestral territorio o Wallmapu encontramos el origen de nuestro idioma mapudungun o habla de la tierra. En este espacio físico se desarrolló nuestra cultura. En este territorio encontramos el origen de nuestra identidad colectiva mapuce. Somos hombres de la tierra. En el Wallmapu se inició y desarrolló nuestro conocimiento. La historia colectiva e individual de cada comunidad mapuce se ha forjado en este espacio. En su conjunto, la memoria histórica está sostenida por nuestro Weupife. Nuestra cultura se realiza en relación al medio ambiente, a la biodiversidad. El profundo conocimiento que tenemos sobre los elementos naturales forman parte de nuestra identidad y nos hace parte integrante de ella." ... "Nuestra cultura explica el ordenamiento de la tierra y del territorio, el Wallmapu, compuesto por los ríos, las montañas, los lagos, el mar, etc. Wallmapu o territorio es el espacio en donde se ha realizado la historia de cada familia y de cada lof o comunidad. Aquí se han efectuado las alianzas sociales y políticas. El territorio es el espacio en donde se condensa un conjunto de conocimiento, el kimun o saber" ... "Los mapuce poseemos un sistema institucional que se conoce como Ad Mogen, Nor Mogen, Kume Feleal, Nor Feleal, Ad Kimun, Tuwun, Kupalme. Esta estructura organizativa y normativa se ha cimentado en base a la cultura, porque desde ella se determina la organización de cada una de las comunidades. La adquisición del saber o conocimiento mapuce se realiza mediante el Inadfuam, el Rakiduam, el Kimun, el Gulantuwun. En el campo del derecho y de la justicia utilizamos el Nor Feleal y el Kume Feleal, con todo su orden sistemático y su respectiva codificación." "Las instituciones mapuce basadas en este sistema organizativo y normativo son la única garantía para lograr el pleno y armonioso desarrollo cultural de nuestra civilización. Son las herramientas fundamentales para garantizar la interinstitucionalidad y la interculturalidad con el resto de las sociedades. El reconocimiento de la cultura mapuce conlleva el reconocimiento de su institucionalidad." ... "Los mapuce tenemos una cultura determinada que tiene diversas manifestaciones tanto objetivas como subjetivas. El mapudungun o idioma es el principio esencial en el que se realizan las diferentes manifestaciones religiosas, como el Gillantun, el sistema de vida, las expresiones artísticas. El kimun o saber sobre el Ixofill Mogen o biodiversidad, Mince mapu y Wenu Mapu, el medio ambiente y el cosmos. La ciencia astronómica, sintetizada en un calendario que explica nuestro ciclo de vida como sociedad y el Ixofill Mogen del Wallmapu y Admapu. La ciencia medicinal, que se manifiesta en el conocimiento de las plantas, su composición y efectos." "En lo subjetivo, el sentimiento de pertenencia e identidad sicológica de constituir una comunidad social y culturalmente definida con un origen común, con conciencia de un presente y con la voluntad de continuar siendo mapuce, perpetuando nuestra naturaleza social y cultural". "Los mapuce, - según los conceptos occidentales - somos un Pueblo Nación, ya que pertenecemos a una única comunidad lingüística, social, cultural, material, institucional y territorial. Ante el resto de las culturas socialmente definidas nos caracterizamos por la unificación de este conjunto cohesivo. El derecho a la autodefinición es un derecho imprescriptible e inalienable que comenzamos a ejercer con el presente Estatuto." 713 TOMO2-5.p65 713 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado Las autoadscripciones manifestadas en estas presentaciones van presentando a la cultura mapuche en sus protagonistas, en la cosmovisión y el saber de los antepasados, su relación con el territorio, el medio ambiente y el cosmos, mostrando los aspectos institucionales y normativos propios, con los conceptos en su lengua, traducidos al castellano. En el acta de aprobación del estatuto del Lof. Kaxipayiñ sus integrantes consensúan el documento y expresan su esperanza de que se asienten los principios de una nueva relación con la sociedad "no mapuche". Quisiéramos remarcar el enfoque integral reflejado en toda la presentación, más allá de la reseña histórica. Como síntesis, coincidiendo con la Dra. Lucía Golluscio, consideramos que "Si el lenguaje es una práctica social e histórica, este texto legal manifiesta ese proceso dinámico del tejer identidades sociales propias en una arena común, pero históricamente hostil. En este sentido, el Alocutor del "Estatuto del Lof Ñorkinko" detalla explícita y acentuadamente "lo más mapuche" del derecho de los kwifike che "los antiguos", pero lo va introduciendo en el marco de un discurso formal en español destinado a un Alocutorio específico no indígena —el Estado Nacional y Provincial. En otras palabras, se construye discursivamente una argumentación de textura pulida que, a la vez que remite explícitamente a todos los instrumentos legales nacionales e internacionales que respaldan los derechos aborígenes, está definitivamente basada en pautas culturales y de organización social tradicionales mapuche, seguramente consultadas con ancianos kimíwín "sabios". Y son esas raíces las que el Alñocutor (el colectivo mapuche específico —esta vez, el Lof Ñorkinko—, pero como parte del pueblo originario mapuche) desea explicitar y subrayar, para que no queden dudas de que no se renuncia a nada. Muy por el contrario, se busca a la vez recuperar la "mapuchidad" más genuina y su reconocimiento por 5 la sociedad general." LOS KOLLAS Las reseñas que analizaremos a continuación, pertenecen a comunidades kollas y enfatizan los reclamos y un largo camino de lucha por la propiedad de las tierras, marcados por distintos momentos: la llegada de los españoles, la encomienda, la Revolución de Mayo, los arriendos por pastaje y yerbaje de los ganados, el paso a tierras fiscales nacionales, luego provinciales, largos años de explotación, el Malón de la Paz, el Segundo Malón de la Paz, y los logros alcanzados. Analizamos la Comunidad Indígena del Pueblo Kolla Tinkunaku, que abarca las comunidades de San Andrés, Los Naranjos, Río Blanquito y Angosto del Paraní, del Departamento de Orán, Salta. "Las Comunidades Indígenas Kollas, pertenecen étnicamente a los antiguos Omahuacas, posteriormente influenciados por los Incas, afines con los grupos indígenas que habitan el actual Departamento de Iruya, Santa Victoria y Los Andes, cuyos desprendimientos dependen de un grupo mayoritario, los Quechuas, genéricamente llamados los KOLLAS, todos con características andinas, históricamente esta región perteneció al PACHACUTEC, en la ancestral provincia del KOLLASULLO, parte del Gran TAHUANTINSULLO, del Reino de los INCAS. ... "Estas regiones fueron reconocidas como mercedes indivisas, concedidas a las Comunidades por el Reino de España, durante la época de la conquista. ... Acontecimientos más recientes hicieron que se sometiera la tierra del habitat ancestral de las comunidades aborígenes, a sucesivas subastas públicas, enajenándolas ilegítimamente a terceros, desconociendo el derecho y los reclamos de los diversos pueblos indígenas, de cuya POSESIÓN nunca se desprendieron. Estos actos provocaron la reacción enérgica de los indígenas, provocando la llamada REBELION DE LA PUNA, en 1874, encabezada por Anastasio Inga, Laureano Saravia y otros, la que a pesar de haber vencido a José María Alvarez Prado en la Batalla de Cochinoca, lugar en donde el vencido reconoció los derechos legítimos de las Comunidades Aborígenes (Sólo hasta recibir refuerzos y batir a su vez a los indígenas a sangre y fuego en la batalla de la Queda). Agrávase esta situación en toda la región, algún tiempo después, ya en 1930, cuando el Banco Hipotecario Nacional, a pedido de los gobiernos provinciales, se despojó a los aborígenes y enajenó a terceros estas tierras comunitarias, mediante las subastas públicas" Así fue como el Ingenio y Refinería San Martín de Tabacal y otras empresas, adquirieron grandes fundos de la citada región por sumas irrisorias. 714 TOMO2-5.p65 714 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal ... "En 1946 los integrantes de las comunidades Kollas de la Puna, la Quebrada y el Valle participaron del célebre "Malón de la Paz" por las rutas de la Patria. Caravana indígena que caminó desde Abra Pampa (Jujuy) hasta la Capital Federal a lo largo de 1.800 Km. a lomo de mula, a los fines de solicitar formalmente la restitución de sus tierras, como milenarios habitantes de estos fundos. Tal reclamo tuvo repercusión posterior cuando en 1949 la legislatura de la Provincia de Salta aprobara la ley 1.012 por la cual se expropió la totalidad de los fundos, habitat natural de las comunidades kollas de Orán, no cumpliéndose la misma por razones que se desconocen. ... A pesar de los diversos intentos de desalojo y la persecusión de parte de los "Patrones", los indígenas jamás hicieron abandono de sus tierras, manteniendo firme sus reclamos, ante los foros provinciales y nacionales." ... "En los años subsiguientes se sucedieron las marchas y las protestas en la Capital Salteña, llegando a consensuar con los Señores de la Honorable Legislatura de la Provincia, una Ley de Expropiación para la restitución de la totalidad de los fundos que conforman la actual habitat natural de las Comunidades Indígenas, 129.248 has, malográndose esta esperanza ante la falta de voluntad política de algunos diputados". En el año 1993, las Comunidades nuevamente insistieron ante el Congreso Nacional la implementación de un nuevo proyecto de ley, ...cuyo proyecto ingresado al tratamiento tuvo el impulso de una nutrida Caravana de las Comunidades Kollas, que marcharon desde sus asentamientos, por distintos medios a la Capital federal y se instalaron en la Plaza Congreso, hasta ver aprobada dicha ley. El proyecto incluyó una mínima porción de la tierra BAJA de la finca, por una extensión de 19.000 has., como primer reconocimiento concreto a nuestros históricos reclamos y muestra de una prudente exigencia de los pobladores indígenas, comprendida por los Señores Legisladores, que dieron su apoyo a la ley". "El Segundo Malón de la Paz por las rutas de la Patria, en el año 1993 y 1995 para poner en marcha la ley de expropiación de la citada fracción, reunió características similares a las anteriores, ya que suscitó la atención de la prensa local, provincial y nacional, de personalidades e instituciones intermedias y de gobierno contó con un marco en pleno desarrollo de los derechos indígenas en muchos ámbitos del país y particularmente la creación de nuevas legislaciones en la materia: el Convenio 169 de la O.I.T., la Reforma Constitucional Art. 75 Inc. 17, que sin duda marcan el rumbo en el proceso de recuperación de las tierras a favor a las Comunidades." "Hoy las Comunidades enfrentan las más penosas de las resistencias por mantener las POSESIONES de las tierras y la preservación del habitat ancestral e histórico, frente a nuevos poderosos PATRONES, que virtualmente desconocen los Derechos Preexistentes, en beneficios de los capitales multinacionales y con la intervención de una justicia lamentablemente parcializada. Las Comunidades esperan ansiadamente al recuperación definitiva de la integralidad de su HABITAT, que dignificará y devolverá la paz y la tranquilidad a los milenarios habitantes de estas tierras." La Comunidad Kolla de Finca Santiago abarca cuatro grandes ayllus: Volcán Higueras, Isla de Cañas, Colanzuli y Cortaderas en una superficie de 125.458 Hectáreas, con dos zonas bien marcadas: la boscosa y la punosa. "Nosotros los indígenas posesionarios de estas tierras desde tiempos inmemoriales, hoy en Finca Santiago, Iruya, Salta. Pertenecemos al Pueblo Kolla. En otra época Kollasullo. Herederos directos de nuestros mayores los Omaguacas y sus parcialidades. Agricultores de oficio, destacados en el campo textil y criadores de ganado." ... "Nuestra existencia en la zona data de 10.300 años; lo confirman los resultados científicos basados en el carbono 14." "Descendientes de los Omaguacas, Ocloyas, Guispiras, Sicayas, Chiscas, Zentas. A toda esta unión federativa la denominaban parcialidades. Usaban el mismo idioma, la misma cosmovisión, religión, tradición cultural, territorio geográfico, forma económica. En síntesis, formamos parte del mismo Pueblo Kolla." 715 TOMO2-5.p65 715 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado "El desarrollo económico ha sido y será comunitario en los ayllus. Aplicando la minka en los trabajos agrícolas como la cosecha y la siembra; el ayne-ruan para los trabajos personales. "Esta paz de vivir se rompió un 17 de setiembre de 1540, cuando Francisco Pizarro agraciaba al capitán Martín Monje con la encomienda de los Omaguacas y varios de sus pueblos adyacentes... Por cierto, no les fue fácil, después de heroicas luchas de resistencia a la esclavitud, dirigidos por nuestro jefe, el cacique Viltipoco. Recién en el año 1600 logran reducirnos." ... "Entrados en 1810... aparecieron los arriendos por pastaje y yerbaje de los ganados. Las tierras indígenas habían pasado a ser fiscales nacionales. Desde 1820 en adelante se hacían cargo cada provincia, pasan a llamarse tierras fiscales provinciales. En 1909 don Juan Patrón Costa, dueño del reciente creado ingenio azucarero General San Martín del Tabacal, en lo que hoy es la ciudad de orán, manda a levantar un plano de lo que daría en llamar Finca Santiago o Rodeo y Negra Muerta en el Departamento de Iruya. Pero la tierra viene con sus habitantes, él necesitaba muchos brazos gratuitos en su creciente ingenio." ... "En 1950, el Sr. Patrón Costa vende la finca únicamente en lo que hoy es Finca Santiago a los españoles Manero-Quiroc, para la explotación forestal del bosque. Allí nacen las continuas amenazas de desalojo de las poblaciones kollas hacia las altas serranías, durante los meses de invierno, con sus ganados, para que se mueran con el frío, la nieve, el viento y la falta de agua". "En 1994, se expropia nuevamente la Finca Santiago mediante la ley Nº 24.334 y 24.640." El 19 de Marzo de 1997 el Consejo Kolla de Finca Santiago toma posesión de las tierras, encontrándose entre la comitiva que vino a Buenos Aires un sobreviviente del Malón de la Paz. El 31 de agosto de 1999, se produce la titulación de las tierras a nombre de la Comunidad. Por lo visto estas comunidades kollas reivindican sus derechos a partir de datos históricos y arqueológicos que legitiman una ocupación desde tiempos inmemoriales en ese territorio. Se apela a los registros arqueológicos para consignar una ocupación muy antigua y a la historia institucional para resaltar los episodios de avasallamiento tempranos más significativos como la donación en encomienda de Francisco Pizarro a Martín Monje del grupo Omaguaca. De esa forma se instituyen como los descendientes directos de los primeros pobladores y grupos encomendados. Por otra parte se menciona el proceso de enajenación de tierras posterior efectuado por la provincia y por los ingenios. Estas presentaciones ponen en evidencia las interrelaciones dinámicas que persisten entre estos grupos y una historia común de explotación y marginación social. La Asociación de Comunidades Aborígenes de Nazareno, del Departamento de Santa Victoria Oeste, Salta, nuclea a 18 comunidades: Nazareno, Campo de la Cruz, Poscaya, Mono Abra, Santa Rosa de Lima, San Marcos de Nazareno, Cuesta Azul, Kelloticar, El Milagro, Campo Grande de Río Blanco, San Isidro, El Moilino, Campo Grande de Bacoya, Bacoya, Pabellón, Laguna, Paltorco y San Marcos de Trigo Huaico. Estos diferentes ayllus siguen practicando las formas de intercambio basadas en el trueque, y se encuentran en continuo movimiento practicando la transhumancia estacional para acceder a los distintos pastos de altura. Poseen pequeños rebaños de animales que llevan en verano a las alturas y en invierno a los valles intermedios. Realizan una agricultura incipiente; en el altiplano cultivan quinua y papas, y en los valles maíz, ajíes y otras hortalizas. "Nazareno, al igual que el resto del departamento, formaba parte del antiguo collasuyu, una de las cuatro grandes regiones político-administrativas del imperio incaico, pero los estudios que se realizan permiten visualizar que la Historia de la Región, tiene una antigüedad mayor al incario." "...es muy posible que la localidad de Nazareno haya sido en principio una "doctrina" o pequeño establecimiento misionero." ... "no se puede desconocer que Nazareno, al igual que toda la región de los Valles Occidentales del que forma parte tuvo un gran protagonismo en el tráfico de mulas al Alto Perú durante el siglo XVII. Sus microclimas y los pasos existentes permitieron la adaptación de este ganado proveniente de la región rioplatense y destinado principalmente al Potosí." 716 TOMO2-5.p65 716 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal "Luego de 1810, la consecuencia inmediata y más dura de la Revolución de Mayo fue la interrupción de la natural vinculación con el Alto Perú. Vínculos que no sólo eran comerciales, sino también familiares y culturales." ... "Posteriormente toda la región adquiere cierto "anonimato histórico" interrumpido por la "Rebelión de la Puna" entre fines del siglo IX y comienzos del presente. En esta ocasión, la cuestión de la tierra era la causal de tal levantamiento de los antiguos y legítimos dueños de las tierras. Los campesinos de Santa Victoria y Nazareno aportaron su sangre en los combates con las fuerzas represoras del gobierno de Jujuy. Sin embargo, esta cuestión sigue vigente. La tenencia de la tierra aún sigue siendo la causa del subdesarrollo y marginación de la región." ... "En otro orden de cosas es parte de la Historia y no se debe olvidar la situación de explotación laboral a que fueron sometidos los habitantes del Departamento durante el "período zafrero." Estamos en presencia de una asociación de Ayllus que se reagrupan en una sola comunidad para no perder sus lazos sociales. Estos estructuran un modo singular de organización económica basada en la explotación de los diferentes nichos ecológicos y en el trueque entre sus distintos miembros. Por lo consignado también la tierra ha sido objeto de numerosos reclamos y se presenta como una deuda que el Estado tiene aun hoy con ellos, que han luchado desde siempre para defender sus derechos. La Comunidad Indígena Kolla El Toro, conformada por los ayllus de Tres Cruces y Punta el Agua se encuentra ubicada en el municipio de Campo de Quijano, del Departamento de Rosario de Lerma, en Salta Abarca una superficie aproximada de 84.000 has. Esta presentación hace énfasis en la antigüedad de los asentamientos y en el reclamo de las tierras. "Esta comunidad indígena Kolla ocupó el Territorio "EL TORO" o "LA HOYADA", desde tiempos inmemoriales. Asimismo formando parte del conglomerado TASTIL. Mucho antes de la llegada de los incas al lugar nombrado. Durante la colonia española tuvo que pagar tributo a los encomenderos. En la República perdieron definitivamente sus tierras y pagaron arriendos por pastaje de sus animales camélidos." ... "Siguen en la actualidad practicando la ganadería de camélidos, ovejas, y muy escasos vacunos por razones de frío-. Expertos artesanos del tejido de lana de la cual hacen su vida diaria y comercian. No practican la agricultura por las bajas temperaturas." "Hasta la fecha no son dueños de sus tierras legalmente pero son posesionarios por derecho ancestral." Estos grupos de pastores de altura especializados en la cría de ganado menor resaltan su origen preincaico. Justifican la pérdida de sus tierras por la explotación que fueron objeto durante la época colonial y republicana. Por otra parte resaltan la pervivencia de un modo de vida tradicional basado en la producción de tejidos de la lana de sus rebaños para mostrar una adaptación a ese medio de larga data y considerar que sus reclamos sobre las tierras que ocupan son legítimos, por el derecho ancestral que los contempla. Todas estas presentaciones de comunidades kollas muestran un camino de lucha y reclamos por la propiedad de la tierra, manifestando las tácticas y estrategias utilizadas, así como los elementos de negociación y gestión ante la sociedad general. LOS WICHI La siguiente reseña histórica pertenece a la comunidad wichi WI ´YE T¨OSEY ubicada a dos Km. de la ciudad de Tartagal, en la Provincia de Salta. Hace su presentación desde una mirada que enfatiza la relación con los ancestros, la forma de vida, el monte y el Chaco, haciendo una referencia muy tangencial al tema de las tierras. "El nombre Wi´ye T´osey es el antiguo nombre wichi para el lugar que actualmente se llama Tartagal y quiere decir "chaguar pisado", porque nuestros abuelos cuentan que en el pasado en esta parte había mucho chaguar, Toda esta zona fue área de ocupación de los wichi, de nuestros antepasados, cuando no había ahâtay (hombres blancos) en esta tierra." 717 TOMO2-5.p65 717 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado ... "Desde hace más de un siglo, había wichi del río Pilcomayo que iban a trabajar en los ingenios de San Isidro, La Esperanza, Ledesma y San Martín de Tabacal. A veces, se casaron con wichi de otros lugares y algunos no volvieron al Pilcomayo, sino se quedaron en lugares en el camino, como Wi´ye T´osey. Otros ayudaron a los primeros blancos a hacer los caminos en la zona y también algunos de ellos se quedaron. Así fue que se fueron juntando familias wichi de diferentes orígenes, en el lugar que hoy se llama Tartagal, sobre una base de subgrupos existentes." "Nosotros conformamos los representantes actuales de esa población wichi originaria, tanto como descendientes de esos primeros habitantes de este territorio, o como allegados por motivo de matrimonio, búsqueda de trabajo y expulsión de otras tierras tradicionales nuestras. Somos principalmente del pueblo wichi, aunque también hay algunas personas de otros pueblos (como chorote y guaraní) quienes se han casado y han quedado a vivir con nosotros". "Somos pueblo del Chaco y desde siempre hemos sabido aprovechar muchas cosas para vivir: la pesca, la caza, la recolección de frutas del monte y la miel, la agricultura, la artesanía y diversos otros trabajos." ... "Aunque vivimos al lado de un pueblo criollo, queremos mantener nuestras tradiciones y nuestro idioma." Esta comunidad instalada en las cercanías de la ciudad de Tartagal, es cuasi urbana. Hace referencia al nombre de su comunidad como un topónimo que nos está revelando la presencia wichi anterior a la ocupación de los blancos lo que legitima, con mayor fuerza, sus derechos. También se apela a la historia del Chaco y de la instalación de los grandes ingenios en la zona para justificar un proceso de migración continuado y el origen multiétnico de esa comunidad. Es interesante resaltar que la convivencia estrecha con los criollos, mayor que en otras comunidades, crea en este caso la necesidad de dejar bien establecido una voluntad comunitaria de mantener sus tradiciones para diferenciarse de los vecinos. Todas estas presentaciones hacen referencia a un pasado común de explotación y miran a la sociedad general y al Estado-Nación desde la trama social de un imaginario que condena la historia del contacto interétnico y legitima la preexistencia de los pueblos originarios. ADSCRIPCIÓN DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS DESDE LA PERSPECTIVA DE LA SOCIEDAD GENERAL. Las reseñas que pasamos a detallar, muestran un esfuerzo por construir la propia identidad, un pasado olvidado y muchas veces negado por medio de la búsqueda de documentos históricos y crónicas, apelando a las descripción de costumbres consideradas como propia de los indígenas. HUARPES La Comunidad Aborigen Huarpe Güentota, del Departamento General Lavalle, de la provincia de Mendoza, hace la siguiente presentación: "Somos un grupo de familias descendientes de huarpes y tenemos el anhelo de recuperar nuestro lugar de origen, nuestras costumbres, nuestra memoria, pero con dignidad." "Hemos conseguido rastrear el apellido hasta el año 1688, donde figura Bartolo Azaguate. El perteneció a la encomienda de Diego Jufré de la Guardia. Era cacique de Angacao." ... "A mediados de este siglo las familias comenzaron a abandonar el campo en búsqueda de una mejor calidad de vida y de educación para sus hijos. Los que se fueron a la ciudad, ya no volvieron y en general se quedaron en el Gran Mendoza." ... "Hemos perdido conocimiento de las manifestaciones espirituales de nuestros antepasados, adaptando una parte de la familia, la religión católica". "Las familias que viven actualmente en el campo, aún conservan costumbres, actividades y características propias de las que muchos cronistas describen de los huarpes que conocieron en el 1.600. Aún se considera como sabia la decisión de los mayores o ancianos. No se toman decisiones individuales que 718 TOMO2-5.p65 718 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal afecten al grupo. Los hombres realizan las tareas de campo, llevan los animales a la aguada, a los lugares de pastoreo, entre otras. Las mujeres se encargan de la casa, hacen artesanías, esquilan, controlan los chivatos recién paridos. Aún se practica la caza y la pesca, se recolecta algarroba y se elabora patay y arrope." Las comunidades Lagunas del Rosario, Elías Guaquinchay, José Andrés Díaz y Juan Manuel Villegas, hacen una misma presentación: "Históricamente estas tierras fueron la cuna del pueblo originario huarpe, durante el primer siglo de la conquista esta población disminuyó considerablemente, de cien mil indígenas que se calculaban residían hasta el valle del río Diamante, veinte mil estaban con los encomenderos, y eran llevados a Chile a trabajar en las minas de oro. En 1662, sólo se encontraban matriculados en la provincia de Mendoza cinco mil aborígenes". "Los últimos aborígenes se refugiaron en las actuales comunidades que en otro tiempo fueron extensos bañados y lagunas en las cuales pescaban, cultivaban y se dedicaban a la alfarería y cestería." ... "Es así que llegamos a las nuevas generaciones, con siglos de despojo, tala indiscriminada de su vegetación, vaciamiento de sus cauces naturales (río Mendoza y San Juan), y sobre todo la negación de esta nueva civilización de su propia identidad, que muchas veces aparece mezclada bajo otras costumbres, pero que permanecen vivas, productos de aquel pueblo originario. Podemos afirmar que los actuales puesteros del noreste mendocino son los descendientes netos de los Huarpes." Por su parte, la Comunidad Huarpe del Territorio del Cuyum, provincia de San Juan, dice: "Somos los primeros habitantes de este territorio, descendientes de los originarios pueblos que vivieron en este lugar y de acuerdo a su Cosmovisión, amaron y respetaron a la Naturaleza. Como hombres y mujeres herederos de una filosofía milenaria, elaborada a través de muchos soles y muchas lunas, por ello, afirmamos: Somos descendientes de las comunidades aborígenes del territorio del Cuyum (Gran Cuyo), que tiene aquí una adaptación histórica que parte de la pre-historia. Así lo demuestran los hallazgos arqueológicos, como los del "Cerro del Toro" o los "Jeroglíficos" del Río Jáchal, entre otros." ... "Hemos llegado a la conclusión de que la única forma es la vida en comunidad, que da la posibilidad de ayudarse y cooperar y poder crecer. Desde hace aproximadamente veinte años estamos elaborando y recreando el sistema filosófico de la Cosmovisión de nuestros pueblos aborígenes, basados en el respeto a la Naturaleza; por ello tenemos que decir con mucha humildad pero con mucho orgullo: hemos recuperado nuestra identidad, hemos fortalecido el núcleo familiar que es la base de la Comunidad aborigen del pueblo Huarpe." Podemos ver en estas presentaciones como los Huarpes apelan a la genealogía como recurso para legitimar por medio de sus nombres de familia una descendencia estrecha con los grupos mencionados en el pasado. Parte del olvido de su cultura es justificada por la necesidad de migrar a los grandes centros poblados, resaltando la pervivencia del conocimiento profundo de sus verdaderas raíces en aquellos que han permanecido en sus lugares de origen. Cabe destacar que se resalta en esos grupos la existencia de una organización comunitaria particular al enumerar las diferentes tareas realizadas por ambos sexos que podríamos encontrar en la descripción de cualquier comunidad de ese tipo. A falta de una cosmovisión sólida se consignan los esfuerzos realizados en ese sentido para estrechar las relaciones sociales entre ellos. El rescate de la cultura se consigna como un objetivo prioritario para la construcción de su propia identidad. MOCOVÍES Varias comunidades de la Provincia de Santa Fe, como Comunidad Rahachaglate Colonia La Lola, Na-Chagüisat El Palmar, La Thee Palma y El Pginik hacen una presentación similar, relatando el mismo proceso de rescate de identidad. Eran familias dispersas que hace unos diez años tomaron la decisión de agruparse y conformar comunidades, nucleadas desde el Obispado de Reconquista, OCASTAFË y la Asociación Amigos del Aborigen. 719 TOMO2-5.p65 719 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado "Pertenece esta comunidad a la etnia mocoví, propia de la provincia de Santa Fe desde los orígenes." "Nuestros pueblos Indígenas fueron pueblos nómades en tiempos anteriores, cuando el territorio pertenecía solo a los indígenas. Lo recorrían de un lugar a otro. Luego se fueron ubicando en distintos campos de patrones, sobretodo de zonas rurales, en los mismos lugares donde cosechaban o en lugares vecinos, trasladándose para la realización de estas actividades donde conseguían trabajo, generalmente temporario." ... "Las familias se empezaron a juntar con el deseo expreso de vivir juntas y se fueron agrupando como comunidades." "Este es un paso inicial luego de vivir dispersos, de perder en ciertos casos el idioma de los más jóvenes o niños, por miedo, descuido o para facilitar que los chicos no chocaran con las diferencias del idioma en la escuela." ... "En la mirada de los ancianos aparece aquello de "que los Pueblos andan de aquí para allá". En la mirada de los jóvenes "cambia muchísimo" y cuando apareció la organización se fueron agrupando en comunidades. " "En encuentros que se fueron realizando durante las llamadas Semana del Aborigen, las familias se empezaron a juntar y se fueron agrupando como comunidad, como comunidades. Así se sienten más cómodos, más apoyados, más seguros. Son historias de muchos años para encontrar lugar seguro." "Entre las familias que constituyen esta Comunidad hay relaciones de parentesco y en otros casos no son parientes pero se dan cercanías de distinto tipo con aquéllos de donde provenimos; todos nos reconocemos y nos reconocen Mocovíes y formando un tronco común con las familias indígenas de las zonas." "Somos amigos de un primer momento cuando nos encontramos y se dio la ocasión de juntarnos y organizarnos; "antes nadie quería ser indio" entre los jóvenes que proveníamos de familias indígenas." Se observa que en estos casos, donde las comunidades indígenas se vuelven a organizar como tales, las adscripciones étnicas tienen dificultad en conceptualizarse. La mayor preocupación entre los jóvenes es por ahora asociarse y vivir juntos para reforzar los lazos sociales luego de haber sufrido la experiencia de estar dispersos. La estrategia de nuclearse en organizaciones y en nuevas comunidades urbanas permitiría reforzar la identidad indígena sobre todo en aquellos que perdieron la posibilidad de mantener vínculos con sus comunidades de origen. CONCLUSIONES Por medio del análisis de estos casos pudimos ver como el proceso de construcción de la identidad adopta formas variadas que están en relación directa con la historia de cada comunidad. En los casos en que las comunidades solicitantes de su personería jurídica tienen una larga historia comunitaria donde se evidencian lazos sociales fuertes, como en el caso de los Mapuche y Kollas, la identidad se manifiesta en autoadscripciones que evidencian un conocimiento profundo de su cultura, de las relaciones sociales particulares, y una cosmovisión en relación directa con su territorio. En los casos donde las comunidades indígenas son de más reciente formación se pone en evidencia una mayor voluntad de reconstruir una identidad basada en los rasgos propios del grupo. Podríamos decir que el proceso de "comunalización" se pone de manifiesto en esta voluntad y necesidad de promover un sentido de pertenencia. Aunque en este caso se recurre a las adscripciones propias del Estado para definir a las comunidades indígenas basadas en caracterizaciones formales, cabe destacar, que encontramos en todas las presentaciones, al igual que en las anteriores, referencias a los orígenes conflictivos de las relaciones interétnicas. Esto nos está señalando la importancia de las trayectorias de cada comunidad como una historia compartida de luchas con una sociedad hegemónica que constituye un motor para la acción y para la construcción de la identidad. Forman parte de un proceso de construcción de nuevas formas de relación entre los pueblos indígenas, el Estado y el conjunto social. 720 TOMO2-5.p65 720 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal NOTAS * Lic. en Antropología y Mediadora, Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, Ministerio de Desarrollo Social y Medio Ambiente ** Lic. en Sociología, Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, Ministerio de Desarrollo Social y Medio Ambiente *** Lic. en Antropología, investigadora del Instituto de Antropología, sección Etnohistoria. 1 El artículo 67 inciso 15 dice: "Proveer a la seguridad de las fronteras. Conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos al catolicismo." El artículo 75, inciso 17 dice: "Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural, reconocer la personería jurídica de sus comunidades y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan, y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano, ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que les afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones." 2 Fredrik Barth, 1976, Los grupos étnicos y sus fronteras, Fondo de Cultura Económica, México, pág. 10. 3 Brown, J. 1990, "Notes on Community, Hegemony and the Uses of the past". En Antrhopological Quaterly 63(l):1-6. 4 El presente texto en cursiva y los sucesivos representan fragmentos extraídos de los expedientes que hemos analizado presentados por las comunidades en el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas para tramitar su personería jurídica. 5 Golluscio, Lucía, 1997, Aproximaciones al estatuto del Lof Ñorkinko, anexado al expediente de la comunidad Ñorkinko. BIBLIOGRAFÍA Barth Fredrik, 1976 Los grupos étnicos y sus fronteras, Fondo de Cultura Económica, México. Briones Claudia, 1998. La Alteridad del "Cuarto Mundo", Una descontrucción antropológica de la diferencia. Ediciones del Sol, Buenos Aires. Brown, J. 1990, "Notes on Community, Hegemony and the Uses of the past". En Antrhopological Quarterly 63(I):1-6 MATERIALES UTILIZADOS Expedientes de solicitud de Personería Jurídica de las siguientes comunidades: Lof Kallfvkurá, Lof Ñorkinko, Lof Kaxipayiñ, Comunidad Indígena del Pueblo Kolla Tinkunaku, Comunidad Indígena del Pueblo Kolla Finca Santiago, Asociación de Comunidades Aborígenes de Nazareno, Comunidad Indígena Kolla El Toro, Wi´Ye T´Osey, Comunidad Aborigen Huarpe Güentota, Comunidad Huarpe Lagunas del Rosario, Comunidad Elias Guaquinchay, Comunidad José Andrés Díaz, Comunidad Juan Manuel Villegas, Comunidad Huarpe del Territorio del Cuyum, Comunidad El Pignik, Comunidad Rahachaglate Colonia La Lola, Comunidad Na Chagüisat El Palmar y Comunidad La Thee Palma. (Se encuentran en el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas). 721 TOMO2-5.p65 721 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado EL LAUDO ANTROPOLÓGICO, LA PERTINENCIA DE SU INCLUSIÓN EN EL TRATAMIENTO DE LA MINORIDAD EN RIESGO VITAL Lic. Eugenia María Ruiz Bry 1 * Nos interesa en este trabajo analizar partiendo de un enfoque antropológico , sucintamente, (dado lo vasto del tema y la posibilidad de explayarse en el tiempo que disponemos para esta exposición), consideraciones que emanan del campo jurídico. Con ese fin revisamos algunos artículos de la "Convención sobre los Derechos del Niño", Ley 23489, sancionada el 28 de septiembre de 1990 y promulgada de hecho el 16 de octubre de 1990. Con relación al artículo 24 inciso f: "...La convención sobre los Derechos del Niño, la República Argentina. Considerando que las cuestiones vinculadas con la planificación familiar atañen a los padres de manera indelegable de acuerdo a los principios éticos y morales, interpreta que es obligación de los estados, en el marco de este artículo, adoptar las medidas apropiadas para la orientación a los padres y la educación para la paternidad responsable..." En primer lugar queremos destacar un corrimiento que se produce al interior del campo jurídico, que atañe al 2 sistema de denominaciones y opera en el campo de las actitudes, este Niño es traspolado en menor . El imaginario social guarda nominaciones, producidas en espacios hegemónicos de opinión, que operan sobre el sentido común. En Argentina el término desaparecido, guarda una directa concatenación a la supresión ilegal de la vida, en un sentido de interpretación por fuera de lo etimológico; da cuenta de una configuración de "identidad acéfala", remite a la aberración social. Traemos aquí una analogía, la construcción de la categoría menor, que deviene del campo jurídico, en A. Latina, es una acepción que porta un pluss de significado que se asocia a lo amenazante, lo peligroso. Opera subliminalmente una cuadratura que torna asimétrica la interpretación de un hecho social, en términos de quién emite la opinión y quién recibe el impacto de la misma. Al recibirla, entendemos, queda sujetado a una nueva configuración de sentidos y cae en un campo estigmático, se pierde la imagen de niño/joven asociado a su orden etario correspondiente, infancia/juventud. Advertimos 3 una "criminalización cultural" : se le confiere status de delito, a una forma cultural de reproducción estratégica de supervivencia, propia de sectores sociales, que están por fuera de cualquier posibilidad de ingresar y desarrollarse en espacios signados como aptos, partiendo de una lectura hegemónica parcializada- "posicionamiento normativo"; la cultura como tal es apreciada por fuera de lo diverso que en sí contiene y admite. Con relación al Preámbulo: "...Reconociendo que las Naciones Unidas han proclamado y acordado en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos que toda persona tiene los derechos y libertades enunciados en ellos, sin distinción alguna, por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, 4 nacimiento o cualquier otra condición..." . "Pobreza", "enclave urbano- marginal", son justamente condiciones, que proveen una distinción en términos estigmáticos y asocian una lectura- sujeto cultural- en términos negativos. (...) Convencidos de que la familia, como elemento básico de la sociedad y medio natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, en particular de sus miembros, y en particular de los niños, debe recibir la protección y asistencia necesarias para asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la comunidad. Reconociendo que el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el 5 seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión (...) Teniendo presente que, como 6 se indica en la Declaración de los Derechos del Niño, el niño, por su falta de madurez física y mental , necesita protección y cuidados especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento". 722 TOMO2-5.p65 722 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal ...el niño por su falta de madurez física y mental..."; de aquí deviene el criterio jurídico de incapaz/incapacidad. Entendemos en esta recomendación una normativa clasada, se asocia la condición etaria propia a un niño de clase media alta, que se desarrolla en niveles de actitud física y mental, en un contexto en el cual las figuras parentales y las instituciones escolares operan como responsables formativos y tutelares, colocando a este niño en una dependencia natural a sus procedimientos contextuales de formación. En el niño/joven de extracción urbano marginal, se aprecia una madurez física y mental diferente, producto de su inclusión temprana en el mercado laboral urbano- informal; está en la calle largo tiempo, con un sentido contingente y utilitario de la 7 misma ; ofrece su fuerza de trabajo a cambio de dinero, en una jornada diaria de ocho a diez horas de semana completa, es responsable de su seguridad, ha perdido el hacer lúdico, instancia fundamental en la niñez, el juego infantil recrea la vida adulta, operando como un elemento de socialización. Esta forma de reproducir la vida social, como trabajador, tiene una linealidad con la condición de adulto maduro, que a la figura de incapacidad jurídica en la que es ubicado. Esta "ubicación normativa", deja por fuera la interpretación de lo social en tanto diverso y penaliza la diferencia en términos de oportunidades. Con relación a la Parte I: "...Para los efectos de la presente Convención, se entiende por niño a todo ser humano menor de 18 8 años de edad , salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad...". Con relación al artículo 3: "... 1. En todas las medidas concernientes a los niños, que tomen las instituciones públicas o privadas 9 de bienestar social, los tribunales , las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una 10 consideración primordial a la que se atenderá será el interés superior del niño... " Con relación al artículo 16, apartado 1: "...Ningún niño será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su 11 domicilio o su correspondencia, ni ataques ilegales a su honra y su reputación..." Por un lado al ser un menor adquiere una visibilidad social exclusiva a esa marca estigmática, que impacta en su condición ciudadana, diluye la perspectiva de ser interpretado como niño/joven e ingresa a una nueva identidad, reconstruida con elementos del campo jurídico que operan negativamente; por otro lado, nos preguntamos ¿existen ataques legales a la honra y reputación?, y por otro observamos que desde el derecho consuetudinario esos ataques son reales, la posibilidad de ser prendido en la vía pública, sin que medie ningún elemento propicio a la intervención policial, entendemos ya un elemento de muestra harto suficiente... Apartado 2: "...Los niños temporal o permanentemente privados de su medio familiar, o cuyo superior interés exija que no permanezcan en ese medio, tendrán derecho a la protección y asistencia especiales del Estado..." Apartado 3: "...Entre estos cuidados figurarán entre otras cosas, la colocación en hogares de guardia, la Kalafa del Derecho islámico, la adopción o de ser necesario la colocación en instituciones adecuadas de protec12 ción de menores . Al considerar las soluciones, se prestará especial atención a la conveniencia de que 13 haya continuidad en la educación del niño y a su origen étnico, religioso, cultural y lingüístico ..." Inferimos del análisis de los artículos aquí presentados, algunas cuestiones que enmarcan el tema, abordándolo desde una posición "ideal". Son explicitaciones generales, que por su falta de especificidad tienden a organizar una legislación asociada al "deber ser", acéfala en la contemplación de la particularidad del trasfondo social que, como problemática, presenta la minoridad que nos ocupa. Entendemos la importancia de la inclusión del laudo antropológico en el análisis interpretativo de la conformación de sentidos de los procesos sociales que, como tales, son diversos y no un cuerpo homogéneo, aparente, en un pretendido arbitraje sustanciado en la igualdad de derechos jurídicos, que choca con la desigualdad de oportunidades. Los procesos económicos atraviesan e impactan los procesos sociales, configuran así dife723 TOMO2-5.p65 723 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado rentes espacios mediados por sujetos, los que devienen de la "marginalidad" y son niños/jóvenes, soportan una doble sujeción, su cotidianeidad en condiciones de pobreza extrema y en un segundo orden una imputación social por pertenecer a ese enclave, que tiene una resolutividad punitoria. El estado como elemento normalizador y de control social, ataca las consecuencias y no las causas, paralelamente en ese hacer funda una caracterización de infancia insolidaria, vaciada de contenidos propios. Surge hacia los niños trabajadores una lectura demonizada, al convertirlos en agentes sociales de lo anómalo. Entendemos también que los procesos jurídicos en los cuales se construye la transgresión con significación diferencial en relación a la identidad social de un sujeto y la forma que cobra en la reclusión como instancia correctiva, refuerza lo que hemos dado en llamar la inclusión negativa. "...ciertamente, no hay una correlación mecánica e inmediata entre pobreza y delincuencia. Se sabe que la mayor parte de los chicos pobres presionados a asegurar la propia existencia y la de sus padres, en el mercado de trabajo, no toman por esos caminos. Apenas una pequeña porción, en circunstancias tan fortuitas como fortuitas son las fronteras que diferencian el orden público de las ilegalidades. A diferencia de sus iguales esos chicos encuentran delante de si una multiplicidad de contactos, de personas e instituciones que abren para ellos la oportunidad de convertirse en "menores", de inscribir su historia a la par de la historia de las instituciones de control público. Sobre esa óptica se cruzan dos historias: de un lado la historia biográfica de niños y jóvenes que optan por la construcción de una identidad y carrera delincuente; de otro, la historia de lo punitorio, vale decir la historia de las instituciones policiales, de los tribunales de justicia y de las instituciones de "bien estar del menor". El problema del "menor", en la sociedad brasileña, es tanto el resultado del funcionamiento de esas instituciones, del modo por el cual el poder público operacionaliza sus funciones represivas y de reparación social, como el modo por el cual se establecen las relaciones y los vínculos de dependencia 14 entre ese segmento de la población joven y aquellas instancias políticas..." . En este sentido y encontrando una concomitancia notable con la minoridad en Brasil, no podemos hablar de exclusión, cuando tenemos un cuerpo jurídico, que legisla y arbitra la pertenencia a la sociedad, prescribiendo para los sectores pauperizados "territorios" y paralelamente desde una perspectiva urbano-espacial, la exclusión se incluye y cobra forma en los lugares centrales de las ciudades. Entendemos a la interpretación que se hace de la minoridad en relación al campo jurídico, un sentido de desprotección ciudadana; todo adulto mayor de veintiún años guarda el derecho de sostener como verdad su inimputabilidad hasta tanto no sea demostrado lo contrario, asistiendo a ese hacer litigio mediante, la minoridad que nos ocupa cae en un terreno cenagoso al quedar "presa" de la condición de inimputable, operando esta categoría en desmedro de sus derechos. La 15 misma tiene el carácter de sentencia, sanción y pasa a construir una nueva biografía personal . Pensamos que la investigación antropológica, en relación los procesos de construcción social de la identidad significada como transgresiva, a escala de lo particular, abra el camino a la formulación de un objeto de estudio, que incluya la dimensión socio-histórica de los individuos, los contextos de producción de sentidos, permitiendo configurar un sujeto con derechos y no del derecho. Entendemos que el tema de la minoridad es un tema eminentemente político en su tratamiento y resolución, severo en sus implicancias, la minoridad que nos ocupa es parte del recambio generacional. Brasil, posee el 16 41% de su minoridad en la calle , Rosario nuestra ciudad, guarda el privilegio de ser la que posee a nivel 17 nacional el mayor número de minoridad en riesgo. Que amerita un tratamiento interdisciplinario , la antropología permite incluir perspectivas que recogen el campo cultural, abreva en la diversidad, se posiciona desde la 18 mirada del sujeto , estos y otros elementos analíticamente interpretados permiten aflorar un sujeto desguazado de condicionamientos homogeneizantes, en términos de patrones sociales a los que se debe llegar, propios de procesos de deconstrucción económica, que impactan en el plano social, correlato de modelos económicos neoliberales, que paulatinamente nos alejan de una mirada propia, desde Latinoamérica y como Latinoamericanos a sus problemáticas. 724 TOMO2-5.p65 724 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal BIBLIOGRAFÍA Adorno, S A., 1993 "Experiência Precoce Da Punicâo" en Masacre dos inocentes. A crianca sem infància no Brasil; José de Souza Martins coord. Hucitec Editora Sâo Paulo 1993- Brasil Apostel, L., en Follari, R., 1992. "La posición de J. Piaget" y Anexo, "Interdisciplinariedad: espacio ideológico", en Interdisciplinariedad –México Convención Sobre los derechos del Niño- Ley 23.849- Publicación de Unicef- Argentina-impreso en Arg. 1990. D’Antonio, H., 1981- Actividad Jurídica de los Menores de edad Rubinzal y Culzoni S.C.C. Editores- Santa Fe- ArgentinaGoffman, E., 1993.- Estigma- La identidad deteriorada. Ed. Amorrortu, Bs.As.-R.Argentina Kottack, C.P., 1996 Antropología- Una exploración a la diversidad humana con temas de la cultura Hispana. Ed. Mc. Graw Hill- 6tª ed. Madrid- EspañaLucchini, R., 1996- Niño de la calle- identidad, sociabilidad, droga, Ed. Los Libros de la Frontera- Barcelona- EspañaRico, J. M., 1985- Crimen y Justicia en América Latina, Ed. SXXI, México Ruiz Bry, E. M., 1999 "Mezclando Técnicas: La Investigación Interventiva", art., Revista de la Escuela de Comunicación Social nº 1 año 2000– Fac. de Ciencia Política y RR.II. UNR. Rosario- Argentina- (en prensa) Ruiz Bry, E. M., 1996- "Menores Institucionalizados- Los hijos de una familia transgresora"- Tesis de Licenciatura en Antropología Social- Esc. de Antropología- Fac- de Humanidades y Artes- UNR- Rosario –Argentina- NOTAS * Antropóloga. Institución: Fac. de Ciencia Política y RR.II. Univ. Nacional de Rosario- R. Argentina. Dirección: Berruti y Riobamba s/n (2000) Rosario- Sta. Fe- R. Argentina. Dirección particular: Montevideo 2748 (2000) Rosario- Sta. Fe- R. Argentina. Correo electr: rbry@fcpolit.unr.edu.ar, ylut@eldigital.com.ar 1 En muchos sentidos la etnografía/antropología es la forma más básica de investigación social. (negrita nuestra, como sinónimos) No solo tiene una larga Historia (Wax, 1971) sino que también guarda una estrecha semejanza con la manera cómo la gente otorga sentido a las cosas de la vida cotidiana. Algunos autores ven en ello su fuerza básica, mientras otros lo ven como una importante debilidad. La etnografía a sido a veces descalificada como impropia para las ciencias sociales porque los datos e información que ella produce son "subjetivos", meras impresiones idiosincrásicas que no pueden proporcionar un fundamento sólido para el análisis científico riguroso (...) Realmente, debe rechazarse la noción de una ciencia de la vida social que explica el comportamiento humano en términos causales. Todas las investigaciones sociales sienten la tensión entre, de un lado, concepciones modeladas por las prácticas de las ciencias naturales, y, de otro, por ideas sobre la especificidad del mundo social y sus implicaciones respecto a la forma como éste debería ser estudiado. A menudo esta tensión se presenta como una elección entre dos paradigmas en conflicto... además de que, con frecuencia, son varios los nombres dados a estos paradigmas, existe una considerable superposición de contenidos entre los diferentes estudios sobre el tema. Siguiendo la mayoría de los estudios precedentes llamaremos a estos paradigmas de "positivismo" y "naturalismo", el primero privilegiando los métodos cuantitativos, el segundo promocionando la etnografía como el método central, si no el único legítimo de investigación social. Hammersley, M y Atkinson, P; págs 15 y16; citado por Eugenia Ruiz Bry en Mezclando Técnicas: la investigación interventiva; en prensa- mayo de 19992 "... El término "menor" de larga utilización en el sentido común, en la prensa y así mismo en la investigación científica, tiene un origen poco noble. Acuñado en Brasil por la medicina legal y reconocido por el derecho público para dividir la población entre responsables e irresponsables, con un segundo criterio de discernimiento moral y desenvolvimiento psicológico, su empleo se generalizó para designar, un tipo específico de niño/joven (sumamos nuestra perspectiva) procedente de las clases populares, en situación de miseria absoluta, expulsada de la escuela desde la tierna edad, que hace de la calle su habitat, y lugar privilegiado de reproducción cotidiana e inmediata de su existencia. Se trata de un niño/joven cuya existencia social y personal es reducida a la condición de minoridad, pasible por consiguiente de intervención "saneadora" de las instituciones policiales de represión y de las instituciones de asistencia y de reparación social. Para un conocimiento de la historia del concepto, ver 725 TOMO2-5.p65 725 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado Correa (1982) Una crítica a la utilización del concepto en la investigación en Ciencias Sociales, en Alvin & Valladares (1989), en Adorno, S. 1993, p. 184. (nuestra traducción del portugués) 3 Categoría de producción propia. 4 El subrayado es nuestro. 5 El subrayado es nuestro. Esta prescripción se fractura, frente a la interpretación biológico-cultural, que se hace de las familias, como transmisoras de herencias sociales viciadas, pasible de lectura desde las teorías darwinistas o lombrosianas. 6 ...la natural y básica condición jurídica de incapacidad que evidencian los menores de edad torna preciso que se los dote del representante que vendrá a superar la falta de aptitud en el ejercicio de los derechos... D‘Antonio, H; 1981:23 7 Para ampliar Lucchini Ricardo, -Niño de la Calle- Identidad, sociabilidad, droga8 Entendemos en "niñez" una pertinencia biológica al término, clara desde este aspecto; desde una reflexión que involucre a la perspectiva de interpretación cultural, es lo mismo decir niño de seis años, que de diecisiete?, es lo mismo niño de clases pauperizadas, que niño de clase media/alta?, son homologables los contextos de producción y reproducción social, que a la vez generan sentidos? 9 Tomando el enfoque de Rico, José María "... en A. Latina, los jueces de menores deben poseer una formación jurídica, Argentina exige además que los candidatos para este cargo hayan demostrado interés por los problemas de la juventud. No se requiere ninguna formación especializada para este cargo, solo se ofrecen cursos apropiados a nivel universitario (...) A menudo la única posibilidad de formación es la asistencia a congresos o seminarios dedicados a los problemas de los menores; (para ampliar ver: Rafael Sajón, citado por J. M. Rico, Reclutamiento y Formación de los magistrados de la juventud y la familia y de las personas que ejercen una función similar, informe presentado al IX Congreso de la Asociación Internacional de Magistrados de la Juventud, Oxford, Inglaterra, julio de 1974)..." p. 274. (la negrita es nuestra). Los jueces de menores, son jueces de adultos, con competencia en menores, entendemos que la falta de una especialización curricular en el tema, deja al arbitrio individual, la rigurosidad de la formación en el mismo. Otras disciplinas, cómo la medicina, en que el encuentro es también con un sujeto desde la perspectiva del soma, poseen en su currícula espacios de formación, ya sea en residencias o concurrencias, exclusivas a la especialidad elegida, lo que habilita al menos la intencionalidad y tendencia concreta de conocer ampliamente un tema. 10 El subrayado es nuestro. Entendemos en "... el interés superior del niño...", una desadecuación terminológica, quién abreva al proceso de judicialización, es desde el derecho consuetudinario un menor, al quedar sujetado a esa rotulación 11 "...ni ataques ilegales a su honra y reputación...", el subrayado es nuestro. 12 Nuestra experiencia, como investigadores en una institución destinada a la resocialización de Menores de baja peligrosidad (para ampliar: Eugenia M. Ruiz Bry, (Menores Institucionalizados- Los hijos de Una Familia Transgresora- Tesis de Lic. Fac. H y Artes- UNR. 1996), nos marca una realidad diferente. El niño institucionalizado queda preso en una maquinaria, productora y reproductora de conductas asociadas y concomitantes a lo delictivo, totalmente alejado de la instancia formativa/ educativa, adecuada a su cohorte etaria. 13 El subrayado es nuestro. Estos aspectos normativos, no aparecen en términos curriculares en la generalidad de las instituciones estatales, en las mismas se habla de "resocialización" y aquí inferimos una negación de la socialización que el niño/joven trae y una calificación negativa de la misma; estos niños/jóvenes, poseen una socialización con normas y valores, también en términos positivos. La didáctica empleada en las instituciones se apoya en la violencia simbólica, representada en el encierro correctivo y la re-socialización en exclusión. Se provoca así una trama de relaciones violentas, como sustancia re- educativa. 14 Adorno, Sergio-1991 (nuestra traducción) 15 ..."la imagen pública de un individuo parecería estar constituida por una reducida selección de acontecimientos verdaderos que se inflan hasta adquirir una apariencia dramática y llamativa, y que se utilizan entonces como descripción completa de su persona..." Goffman, E. (1993). En Argentina, un niño/joven pobre, que es prendido en la vía pública, es llevado en primera instancia a la institución policial de menores, allí queda depositado hasta que el juez de menores de turno, lo interroga, previa a esa interrogación el personal policial, ya ha realizado una, la información obtenida, muchas veces bajo golpiza, queda asentada en una ficha personal, la misma será ofrecida al juez, como elemento biográfico y será actualizada en cada nuevo ingreso a la institución policial. Al cumplir los dieciocho años, esta ficha se convierte en prontuario.(dato de nuestro trabajo de campo). 16 Dato aportado por la Dra. Ethel Volfson Kosminsky, UNESP, en Seminario Internacional Sobre Infancia y Adolescencia en Riesgo Vital en América Latina; Esc. de Trabajo Social –Fac. de Ciencia Política y RR.II-UNR. Rosario Argentina- sept. 15 al 17 de 1999. 17 "...se trata en cambio de la interrelación orgánica de los conceptos de diversas disciplinas hasta el punto de constituir una especie de "nueva unidad" que subsume en un nivel superior las aportaciones de cada una de las disciplinas particulares..." Apóstel L. y otros en Follari, R. 1982: 26. 18 "...Los antropólogos han hecho uso de dos enfoques para el estudio de las culturas, emic (perspectiva del actor) y etic (perspectiva del observador). Un enfoque emic fomenta la visión de los nativos, como piensan ellos (o de un nativo en el caso 726 TOMO2-5.p65 726 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal de historia de vida). ¿Cómo perciben y categorizan el mundo? ¿Cuáles son sus normas de comportamiento y de pensamiento? ¿Qué tiene sentido para ellos? ¿Cómo se imaginan y explican las cosas? El antropólogo busca la punta "punto de vista nativo" y se apoya en los portadores de la cultura – los actores- para determinar si algo que dicen o piensan es significativo..." Kottak, C.P. 1996: 24. S P O S I C I Ó N L U B S I M P O S I O E G A L D E L O S P 2 U E B L O S I N D Í G E N A S MARCO LEGAL DE LAS REIVINDICACIONES TERRITORIALES INDÍGENAS EN PARAGUAY. Oscar Ayala A. * 1. PROCESOS EN SEDE ADMINISTRATIVA. 1.1. INSTITUTO PARAGUAYO DEL INDÍGENA (INDI) La Ley Nº 904/81, denominada "Estatuto de las Comunidades Indígenas", crea a los efectos de la aplicación de su normativa, el Instituto Paraguayo del Indígena, teniendo por objeto "...la preservación social y cultural de las comunidades indígenas, la defensa de su patrimonio y sus tradiciones, el mejoramiento de sus condiciones económicas, su efectiva participación en el proceso de desarrollo nacional y su acceso a un régimen jurídico que les garantice la propiedad de la tierra y otros recursos productivos en igualdad de derechos con los demás ciudadanos". - Art. 1º En lo referente a la consecución del acceso a la propiedad de la tierra, dicha ley contiene normas conexas que conforman el proceso que ha de instarse en esta Institución. a) Personería Jurídica de las Comunidades Indígenas. La obtención de personería jurídica por parte de las comunidades indígenas, otorga a las mismas capacidad para ser sujetos de derecho privado, y constituye por tanto un requisito indispensable para la realización de determinados actos jurídicos, como ser la transferencia y titulación a favor de la misma de un bien inmueble. En el Art. 7º de la Ley se estipula "El Estado reconoce la existencia legal de las comunidades indígenas, y les otorgará personería jurídica conforme las disposiciones de esta Ley". El pedido de reconocimiento de la personería jurídica debe ser presentado al Instituto Paraguayo del Indígena por los líderes de la comunidad y/o sus representantes convencionales, acompañado de la siguiente documentación: • Denominación de la comunidad; nómina de las familias y sus miembros, con expresión de edad, estado civil y sexo. • Ubicación geográfica de la comunidad si ella es permanente o de los sitios frecuentados por las mismas, cuando no lo fuere; y nombre de los líderes de la comunidad y justificación de su autoridad. Posteriormente, dicha solicitud es girada al Poder Ejecutivo, a través del Ministerio de Educación y Cultura, para la firma del Decreto correspondiente, debiéndose inscribir el mismo en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas, expidiéndose copia auténtica a los interesados. b) Reconocimiento de Líderes. Los líderes (Caciques) ejercen la representación legal de su comunidad. La nominación de los líderes será comunicada al INDI, el que los deberá reconocer en tal carácter e inscribir en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas la correspondiente resolución. 727 TOMO2-5.p65 727 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado La obtención de dicho reconocimiento permite a las comunidades acceder a la representación convencional de profesionales (Abogados, Antropólogos, etc.), mediante otorgamiento de poder de sus líderes. c) Del asentamiento en tierras fiscales. La solicitud de tierras fiscales para el asentamiento de comunidades indígenas será hecha por la propia comunidad o por cualquier entidad indígena o indigenista con personería jurídica en forma directa al Instituto de Bienestar Rural (IBR), o por medio del INDI. El IBR en coordinación con el Instituto, podrá de oficio ceder tierras, que sean destinadas para este efecto. En este punto, la ley 904 bifurca el procedimiento de reivindicación de tierras, remitiéndolo a las dependencias de otro organismo estatal: el Instituto de Bienestar Rural (IBR). Para el asentamiento de comunidades indígenas en tierras fiscales, el procedimiento es el siguiente: • Denuncia al IBR sobre la existencia de una comunidad indígena, con expresión del número de sus integrantes, lugar en que se encuentra, tiempo de permanencia en el mismo, cultivos y mejoras introducidas, fracción ocupada efectivamente y la reclamada adicionalmente para atender a sus necesidades económicas y de expansión. • • • • • Ubicación de la fracción en el catastro del IBR. • • Notificar al propietario. • • Comprobar la existencia y la trascendencia del problema social en la localidad de que se trata. Comisionamiento de funcionario, inspección ocular por parte del IBR y presentación de informe. Mensura y deslinde de la fracción a cargo del IBR. Aprobación de la mensura. Resolución del IBR, previo dictamen favorable del INDI, habilitando el asentamiento de la comunidad indígena. d) Del asentamiento en tierras del dominio privado. La solicitud exige los mismos requisitos establecidos precedentemente, incluyendo el nombre y apellido de los propietarios de la fracción que los indígenas ocupen, debiéndose observar el mismo procedimiento. 1.2. INSTITUTO DE BIENESTAR RURAL (IBR) El Instituto de Bienestar Rural fue creado por Ley Nº 852 /63, con objeto de "...transformar la estructura agraria del país y la incorporación efectiva de la población campesina al desarrollo económico y social de la Nación...". Como señaláramos anteriormente, la ley 904 remite gran parte del procedimiento de reivindicación de tierra indígena a esta Institución. La Ley 852 señala, en relación a la afectación de tierras del dominio privado a los fines de la misma, que el IBR de acuerdo con sus posibilidades financieras o disponibilidad de tierras, podrá proponer al propietario la adquisición del inmueble declarado de utilidad social en compra o permuta. Las diligencias a cumplirse a este efecto son las siguientes: Comprobar que las tierras, por su ubicación y condiciones agrológicas son aptas para emprender una colonización agropecuaria. Emplazar al propietario del inmueble para que dentro del término perentorio de noventa días manifieste su conformidad en colonizarlo o venderlo directamente a los ocupantes, de acuerdo a las condiciones prescritas por ley. En caso de que el propietario fuese ignorado o de domicilio desconocido, la notificación y emplazamiento se harán, previo informe del Registro de Poderes, citándolo por edictos publicados en lugar en que se hallan ubicadas las tierras, y en dos diarios de la Capital por el término de treinta días. 728 TOMO2-5.p65 728 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Cumplidos estos trámites, queda expedita, en su caso, la vía del pedido de expropiación ante el Poder Legislativo. OTRAS DEPENDENCIAS. En la órbita del Poder ejecutivo y vinculadas a la administración del Estado, existen además otras Instituciones involucradas en el Proceso de reivindicación de tierras. 1.3. MINISTERIO DE HACIENDA. Una vez aprobada que fuere por el INDI la compra de un inmueble, por haberse arribado a un acuerdo con el propietario, luego de suscribirse el contrato de rigor, esta Institución emite la correspondiente orden de pago al Ministerio de Hacienda, a fin de hacerlo efectivo mediante giro de la suma convenida, a la cuenta corriente del propietario a través del Banco Central. 1.4. CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA. Este organismo, es el encargado del control de las actividades económicas y financieras del Estado. Por norma, el Ministerio de Hacienda antes de ejecutar el pago solicitádole por el INDI, remite el expediente de cada caso a la Contraloría, para su estudio y posterior dictamen, el cual habrá de señalar si se ha dado cumplimiento o no a los requisitos legales y en consecuencia recomendar la aprobación o rechazo del desembolso. 2. PROCESOS EN SEDE LEGISLATIVA. 2.1. EXPROPIACIÓN. La expropiación, en los casos de reivindicaciones territoriales indígenas, consiste en la intervención del poder público, ley mediante, disponiendo la transferencia de un bien inmueble a favor de la comunidad recurrente; ante la ausencia de voluntad del propietario de transferirlo consensualmente en sede administrativa. En este sentido, la Constitución Nacional dispone: "Nadie puede ser privado de su propiedad sino en virtud de sentencia judicial, pero se admite la expropiación por causa de utilidad pública o de interés social que será determinada en cada caso por ley. Esta garantizará el previo pago de una justa indemnización, establecida convencionalmente o por sentencia judicial." El pedido de expropiación se presenta pues, ante el Poder Legislativo, a tenor de su facultad constitucional de dictar los códigos y demás leyes, interpretando la Constitución; en cualquiera de las Cámaras del Congreso, a propuesta de sus miembros; a proposición del Poder Ejecutivo; a iniciativa popular o a la de la Corte Suprema de Justicia. Este debe ajustarse además a la regla de que todo proyecto de ley debe ir acompañado de una exposición de motivos. Aprobado un proyecto de ley por la Cámara de origen, pasará inmediatamente para su consideración a la otra Cámara. Si esta, a su vez, lo aprobase, el proyecto quedará sancionado y, si el Poder Ejecutivo le prestara su aprobación, lo promulgará como ley, y dispondrá su publicación dentro de los cinco días. Una vez conseguido el apoyo de parlamentarios a efectos de su proposición al Congreso, el proyecto de ley debe ir acompañado como dijéramos por una exposición de motivos, que detallen los fundamentos jurídicos y antropológicos del pedido. Al darse entrada al proyecto, este es girado, conforme reglamento interno de ambas Cámaras, a Comisiones de Estudio, a fin de analizar el pedido, para posteriormente ingresar a la plenaria de la Cámara de origen, con el correspondiente dictamen, en mayoría o en disidencia. En el caso de reivindicaciones de tierra indígena, esta es girada a dos comisiones: la de Bienestar Rural y la de Derechos Humanos y Asuntos Indígenas. En ellas se inicia el debate en cada sesión, la cual se realiza una vez por semana, si la disponibilidad de tiempo de los Parlamentarios así lo permite. 729 TOMO2-5.p65 729 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado Este debate conlleva en la práctica, la realización de estudios en el seno de las comisiones (en gran medida sobre cuestiones ya analizadas en sede administrativa), y diligencias diversas, como ser inspecciones oculares, audiencias, pedidos de informes, etc. Una vez dictaminados en Comisiones el Proyecto de Ley, este ingresa en el orden del día de la Cámara de origen, iniciándose el debate en plenaria. En caso de su aprobación, habrá de pasar a la otra cámara, iniciándose un proceso similar al descrito; pudiendo ser rechazado en ésta, volviendo a la Cámara de origen para una nueva consideración. Caso contrario, una vez sancionado el proyecto, queda sujeto a la promulgación o veto del Poder Ejecutivo; en cuyo último caso, vuelve a la Cámara de origen iniciándose un nuevo debate en ambas Cámaras del Congreso, con el eventual despacho favorable o no de las mismas respecto al veto formulado. 2.2. CONTROL INSTITUCIONAL. En concordancia con los principios constitucionales que facultan al Congreso al control Institucional y a velar por la observancia de las leyes, las actuaciones en dicha sede se extienden a otras áreas, como ser la de programación y ejecución del Presupuesto de la Nación – en particular en el rubro de compra de tierras –; el desempeño de los organismos estatales vinculados a la cuestión indígena, y la de Derechos Humanos. 3. PROCESOS EN SEDE JUDICIAL. 3.1. MEDIDAS CAUTELARES. La Ley 43/89, modificatoria de la Ley Nº 1372/88, "Que establece un régimen para la regularización de los asentamientos de las comunidades indígenas", es el derecho sustantivo en que se fundan las acciones cautelares que se incoan en el ámbito jurisdiccional, y que se presentan como accesorias del proceso administrativo detallado precedentemente. En este sentido, la citada ley dispone que "no se admitirá innovación de hecho y de derecho en perjuicio de los asentamientos de las comunidades indígenas durante la tramitación de los expedientes administrativos y judiciales a que dieren lugar la titulación definitiva de las tierras". La petición de la medida cautelar se realiza ante uno de los Juzgados de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de la Jurisdicción que corresponda según la ubicación del inmueble reivindicado. El escrito de solicitud, a más de dar cumplimientos a los requisitos formales de ley - legitimación procesal, exposición de hechos y de derecho, etc. -, exige la determinación precisa del inmueble afectado ; para lo cual previamente se extraen los datos correspondientes de la Dirección General de los Registros Públicos. En este marco, la acción cautelar tiene como contenido pretensional, dos medidas: anotación de litis y medida de no innovar; orientadas a evitar la transferencia y alteración física de la propiedad en perjuicio de la reivindicación indígena, respectivamente. El procedimiento estipula que una vez realizada la presentación y analizados sus fundamentos, el Juzgado debe dictar la resolución correspondiente sin mas trámite; la cual se notifica al propietario del inmueble dentro de los tres días del cumplimiento de la misma, pudiendo ser apelada. 3.5. OTRAS DEPENDENCIAS. a) Ministerio de Justicia y Trabajo. Aunque dentro de la órbita del Poder Ejecutivo, el relacionamiento con sus dependencias se centra en las áreas de Derechos Humanos y del Trabajo. b) Ministerio Público. Dependientes de la Fiscalía General del Estado, participan en el proceso de reivindicación territorial indígena, los departamentos de Derechos Humanos y la de Asuntos Indígenas ; ya sea en el acompañamiento de tareas de campo (relevamiento de censos y datos generales de las comunidades, etc.) o en actividades netamente jurisdiccionales. 730 TOMO2-5.p65 730 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal NOTAS * Abogado. Institución: Tierraviva a los Pueblos Indígenas del Chaco. Dirección: Avda. Rodríguez de Francia 1077, Asunción, Paraguay. Email: tierrraviva@quanta.com.py ESTADO E INDÍGENAS EN HONDURAS: DE LA INVISIBILIZACIÓN DE LOS PUEBLOS AUTÓCTONOS AL CONVENIO 169 DE LA OIT * Marvin Barahona 1. SÍNTESIS INTRODUCTORIA 1 En Honduras existen siete pueblos indígenas, incluyendo a los garífunas afrocaribeños, ubicados en diferen2 tes regiones del país y cuya población actual podría alcanzar entre el 5 y el 10% del total nacional, aunque no 3 existen criterios adecuados para determinar el volumen exacto de la población indígena del país. El estudio hecho por Ramón Rivas, publicado en 1993, sostuvo que la población indígena de Honduras representaba el 4 5,97% del total nacional (253.790 indígenas). Un estudio anterior, elaborado por la Secretaría de Planificación, Coordinación y Presupuesto (SECPLAN), en 1987, le atribuía a los diversos "grupos étnicos" hasta un 5 12.4% del total de la población nacional de ese momento. Pueblo indígena Población Lencas 100.000 Misquitos Xicaques Chortís Pech Tawahkas Garífunas 29.000 19.300 4.200 2.586 700 98.000 Ubicación geográfica (departamentos) La Paz, Lempira, Intibucá, sur de Santa Bárbara, pequeños enclaves en Comayagua, Valle y Francisco Morazán. Gracias a Dios. Yoro y Francisco Morazán. Copán y Ocotepeque. Olancho, Colón y Gracias a Dios. Gracias a Dios y Olancho. Cortés, Atlántida, Colón y Gracias a Dios. Los problemas económicos, sociales, políticos y culturales que enfrentan los pueblos indígenas de Honduras han sido discutidos públicamente en los últimos años, debido a la beligerancia y las manifestaciones públicas que las organizaciones indígenas mostraron en los decenios de 1980-90. Las peregrinaciones indígenas hacia Tegucigalpa, la primera de las cuales se produjo en 1994, señalaron la resolución de los problemas económi7 cos y sociales como los más importantes para la vida de sus comunidades. La economía indígena sigue siendo agrícola y de subsistencia, aunque existen pequeñas variantes regionales. Lo fundamental es el cultivo de granos y tubérculos, y en el caso de los garífunas y miskitos también debe incluirse la pesca. La producción artesanal destinada a los mercados locales y nacionales forma parte de las actividades económicas de casi todos los pueblos indígenas de Honduras, aunque la misma no se efectúa en 8 todas las comunidades. Lo mismo puede decirse de la explotación forestal. La ausencia de apoyo estatal para la producción agrícola, así como la carencia de una infraestructura básica para el transporte y la comunicación (carreteras, telefonía, correo y otros), facilita que la pobreza, el hambre y el abandono socioeconómico predominen en las regiones habitadas por indígenas, aunque tales carencias afecten a unos en mayor medida que a otros. En consecuencia, la mayoría de los indígenas hondureños sigue viviendo entre la miseria y la pobreza. 731 TOMO2-5.p65 731 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado Culturalmente, la mayoría de los pueblos indígenas de Honduras enfrenta el problema de la ladinización, lo que supone un proceso de aculturación y transformación permanente de su identidad social y cultural. La aculturación ha exterminado diversas tradiciones y a la mayoría de las lenguas indígenas del país (sobreviven la miskita, tawahka, pech y la xicaque o tol). A los pueblos que han sufrido procesos más completos de aculturación, como los lencas y chortís, en el vocabulario académico se les denomina "campesinos de tradición indígena". En general, los pueblos indígenas de Honduras, excepción hecha de los miskitos y los garífunas, están amenazados por la extinción. La capacidad de resistencia cultural de los pueblos indígenas, la aplicación del Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Descolonizados, así como su capacidad para asimilar el cambio cultural sin abandonar su identidad y matriz sociocultural original, pueden disminuir las amenazas contra su existencia. 2. EL PROBLEMA DE LA TIERRA El problema fundamental de todos los pueblos indígenas de Honduras es el de la propiedad sobre la tierra. Las organizaciones indígenas se quejan porque las tierras que ocupan sus respectivos pueblos son, en general, de mala calidad y/o porque extensas porciones de ellas son de vocación exclusivamente forestal (La Moskitia, Yoro, parte de la zona lenca y pech). El problema de la tierra, sin embargo, tiene también un carácter jurídico, ya que la mayoría de las tierras ocupadas por los indígenas no está titulada ni reconocida por el Estado en favor de los indígenas. La lucha por el reconocimiento legal de las tierras que ocupan ha sido una causa fundamental de las marchas que los indígenas han llevado a cabo desde 1994. A la falta de seguridad jurídica se suman las frecuentes invasiones de sus tierras por parte de los ladinos, que pueden ser campesinos sin tierra, terratenientes o empresas de explotación agrícola y forestal. Este hecho ha motivado el asesinato de algunos líderes indígenas y ha provocado conflictos agudos entre las comunidades 9 indígenas, los invasores de sus tierras y el Estado. Los enfrentamientos de los últimos años, en los que por ejemplo varios líderes y miembros de las comunidades xicaques del departamento de Yoro perdieron su vida, en disputas por la propiedad de la tierra con terratenientes de la zona y conflictos con campesinos ladinos, demuestran la agudeza del problema. La necesidad de que el Estado emita una legislación específica y adecuada a la problemática indígena de hoy, ha motivado el interés de algunas personas, instituciones y organizaciones no gubernamentales vinculadas a 10 los pueblos indígenas. 3. LA POLÍTICA DEL ESTADO NACIONAL HONDUREÑO HACIA LOS PUEBLOS INDÍGENAS La independencia del país respecto de la corona española, en 1821, significó para los pueblos indígenas no sólo una súbita ruptura con el orden tradicional, sino también la pérdida de los derechos que las leyes españolas les concedían, particularmente los relacionados con la propiedad de la tierra y la organización comunitaria de su vida en los "pueblos de indios". En su lugar, la legislación colonial fue sustituida por las leyes de la Federación Centroamericana (1824-1838) primero, y por las leyes del Estado Nacional hondureño después. Las características de dichas leyes, inspiradas por lo general en el liberalismo clásico europeo y también por los principios de la revolución francesa de 1789, representaron una ruptura del régimen corporativo en el que vivían los indígenas y los pusieron a 11 merced de un régimen que proclamó la ciudadanía individual como nueva forma de existencia política. Ese proceso, sin embargo, fue lento, por lo menos hasta 1838 se ve a las comunidades indígenas de distintas regiones del país creando alianzas con municipios y caudillos no indígenas en las turbulentas luchas políticas 12 que agitaron a Centroamérica durante gran parte del siglo XIX. La causa de estas asociaciones y beligerancia política, inéditas durante el régimen colonial, pudo originarse en el interés de las comunidades indígenas de conservar sus derechos y preservar su identidad sociocultural de los embates de la legislación republicana contra las antiguas corporaciones coloniales. 732 TOMO2-5.p65 732 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal En 1836, por ejemplo, una ley agraria ordenó la remedida de las tierras donde estaban asentadas las comunidades indígenas, para adecuar su proporción al tamaño de la población de cada una de ellas, favoreció la privatización de la propiedad comunal y el nacimiento de la gran propiedad terrateniente en Honduras, aun predominante en el país. Las leyes proclamadas por la Reforma Liberal, desde 1876, que decretaron la separación del Estado y la Iglesia, sancionaron una nueva Ley de Agricultura y consolidaron el predominio de los principios políticos del liberalismo y la supremacía de la República, apuntalaron la tendencia desfavorable para los pueblos indígenas, sus propiedades y modos tradicionales de existencia. Hasta hoy no se puede afirmar, con total certidumbre, cuáles fueron los efectos más duraderos de la legislación republicana sobre los pueblos indígenas, por carecer de series completas de datos que lo demuestren, pero no cabe duda de que los ataques dirigidos a disminuir el peso de la propiedad comunal, la desintegración de las cofradías y hermandades, así como la pérdida del status proteccionista que durante el régimen colonial amparó a los pueblos indígenas, contribuyó a erosionar de manera profunda el antiguo modo de vida de las comunidades indígenas hondureñas. Si la legislación liberal y republicana contribuyó a acelerar el proceso de ladinización iniciado en los siglos XVII y XVIII en las regiones conquistadas por los españoles, las regiones no conquistadas constituyeron un motivo de especial preocupación para las autoridades republicanas durante el siglo XIX. A lo largo de ese siglo, en la legislación hondureña relativa a los pueblos indígenas se registran abundantes referencias sobre los habitantes de La Moskitia, una extensa porción del territorio hondureño que jamás fue conquistada por los españoles, pero que por un corto período estuvo en manos del imperio británico. Una vez que el Estado hondureño estableció su soberanía sobre La Moskitia, en la legislación decretada sobre esa región se encuentran numerosas frases que calificaban peyorativamente a los indígenas, llamándolos "indios selváticos" e "incivilizados", de donde se deduce que la herencia ideológica colonial había calado profundamente en la conciencia y la mentalidad de los criollos hondureños y que seguía siendo utilizada como 13 instrumento de dominación. Como parte de su política hacia esos pueblos, el Estado decretó en 1861 el establecimiento de escuelas para los "indios selváticos", como se denominaba a los indígenas de La Moskitia. Poco tiempo después, en 1868, fue creado el departamento de La Moskitia y al gobernador -como en los tiempos coloniales- se le asignó la función de "reducir a poblado las tribus nómadas que vagan en la costa, señalándose los puntos más saludables y a propósito para las poblaciones"; además de la colonización, el referido decreto contemplaba la aculturación de los indígenas de esa región al mandar que se les evangelizara y educara en castellano, para obligarlos a 14 renunciar a sus "costumbres selváticas". En 1869 fueron nombrados los "curadores" y "celadores" de indios, con la supuesta finalidad de proteger y educar a aquéllos; la analogía de esta legislación con la imperante durante el régimen colonial es evidente. La reforma liberal de 1876 derogó esta ley por considerarla "causa de explotación injusta y vejatoria y fuente 15 perenne de profundos desacuerdos particulares... que comprometen la tranquilidad de sus habitantes". Sin 16 embargo, en 1883, los "curadores" de indios fueron sustituidos por los "gobernadores tutores". En síntesis, la legislación republicana del ultimo tercio del siglo XIX tuvo objetivos claros y específicos de colonización, aculturación e imposición de la hegemonía estatal, dirigidos especialmente a conquistar a los "indios selváticos" de La Moskitia. La continuidad de los objetivos aculturadores y hegemónicos del Estado nacional en La Moskitia es evidente 17 en las primeras décadas del siglo XX, especialmente a través de las denominadas "misiones escolares"; aunque éstas fracasaron, tanto por la falta de recursos económicos y humanos, como por el aislamiento geográfico de La Moskitia. Desde 1860, por otra parte, la "política" del Estado nacional hondureño hacia los pueblos indígenas estuvo seriamente influenciada por las propuestas del misionero español Manuel de Jesús Subirana quien, además de evangelizar a los indígenas del noreste de Honduras, también se preocupó por asegurarles los medios de subsistencia. 733 TOMO2-5.p65 733 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado Subirana solicitó y obtuvo del Estado hondureño la legalización de las tierras ocupadas por poblaciones xicaques y pech. Más de una decena de comunidades xicaques del departamento de Yoro recibieron en 1864 títulos de 18 propiedad sobre sus tierras, de aproximadamente 450 manzanas cada uno. En ese mismo año, el gobierno del presidente José María Medina decretó que los poblados lencas de Yamaranguila e Intibucá fueran regidos por alcaldes indígenas, con lo que estas comunidades lograron el 19 reconocimiento de una tradición establecida por el régimen colonial español en los pueblos de indios. En síntesis, la política del Estado hondureño hacia los pueblos indígenas durante el siglo XIX puede calificarse como un ensayo sistemático de asimilación e integración forzada de los indígenas a la autoridad del Estado nacional, cuyos resultados fueron determinados por la inmadurez y debilidad general del proceso de constitución del Estado Nación. El contenido de la legislación republicana puso en peligro la propiedad de las tierras indígenas, las cuales se vieron amenazadas por el crecimiento de la población no indígena, creciente en número y en ambiciones sociales. El Estado Nacional, con la derogación de las leyes coloniales y más tarde con la expropiación de las propiedades eclesiásticas, inauguró también el período de expropiación del patrimonio indígena. Durante el siglo XX, la política del Estado hondureño para someter a los pueblos indígenas a su voluntad siguió un patrón similar al ya descrito para el siglo anterior, enfatizando su interés publico en la aculturación y castellanización de los pueblos de La Moskitia, mientras concluía el proceso de expropiación de los indígenas del occidente, el centro y sur del país. Las constantes asonadas, insurrecciones de los caudillos regionales y guerras civiles en las que Honduras se vio inmersa, por lo menos hasta 1932, fueron también factores que contribuyeron al fracaso de la acción estatal en las áreas indígenas, lo que lentamente se fue convirtiendo en una actitud de indiferencia hacia la existencia misma de los indígenas. Esta indiferencia, cercana a una tolerancia paternal, parece haber sido muy marcada entre 1932 y 1950, cuando el país fue gobernado por el general Tiburcio Carías Andino, pese a que su gobierno suscribió en 1941 la Convención de Pátzcuaro, México, sobre la creación del Instituto Indigenista Interamericano y los institutos 20 indigenistas locales. Una etapa distinta se inició en 1953, con la organización de una "Misión Cultural" en La Moskitia, auspiciada por el gobierno reformista de Juan Manuel Gálvez. La misma tuvo un éxito relativo al haber incorporado a algunos indígenas en el personal de la Misión. Esta actividad fue interrumpida, sin embargo, debido a las crisis políticas que afectaron a Honduras desde mediados de la década de 1950 hasta los años finales de la década de 1970. Una última etapa, que incluye la actualidad, se inició en la década de 1970 durante el período militar-reformista, enmarcada en un programa de fortalecimiento institucional que condujo a la formación de entes estatales como la Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal (COHDEFOR), el Ministerio de Cultura y Turismo y la reorientación del Instituto Nacional Agrario (INA), organismos vinculados de forma directa o indirecta a la realidad de los pueblos indígenas. La problemática más estrechamente relacionada del quehacer de estos organismos con la situación de los pueblos indígenas son: la propiedad legal de la tierra, la propiedad y usufructo de los bosques, la ocupación de las reservas naturales y la protección de los indígenas como parte del patrimonio cultural e histórico de la nación. Esto último fue sancionado por uno de los artículos de la Constitución vigente en Honduras desde 1982, en el cual se establece: Artículo 346: "Es deber del Estado dictar medidas de protección de los derechos e intereses de las comunidades indígenas existentes en el país, especialmente de las tierras y bosques donde estuvieren 21 asentadas". Mientras el artículo 173 señala que: "El Estado preservará y estimulará las culturas nativas, así como las 22 genuinas expresiones del folklor nacional, el arte popular y las artesanías". 734 TOMO2-5.p65 734 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal La precariedad de estos avances, de carácter estrictamente jurídico y que no necesariamente tienen un cumplimiento efectivo, ha llevado a algunos interesados en la problemática indígena a la conclusión de que "no hay en Honduras una legislación sistemática y completa acerca del tratamiento de la problemática étnica, por lo 23 que se hace necesario y urgente cumplir con esa demanda..." Los decretos promulgados por el gobierno militar entre 1972 y 1975, especialmente los concernientes a la Ley de Reforma Agraria y la nacionalización de los bosques, se convirtieron en referentes obligados de la política estatal para mediar en sus relaciones con los pueblos indígenas, aunque no pocas veces estas leyes han sido 24 también fuente de conflicto y manipulación. Este es, por ejemplo, el caso de ciertos conflictos provocados por la aplicación del Decreto 103, mediante el que se expropió de la tenencia de los bosques a las personas naturales y jurídicas, incluyendo a las comunidades indígenas. El Estado, que además asumió la comercialización de los productos del bosque, se comprometió a indemnizar a los afectados. Sin embargo, los indígenas de algunas regiones se lamentaron por el incum25 plimiento de tal disposición, que para ellos significó una considerable pérdida de ingresos. En 1987, durante el "Primer Seminario Taller con los Grupos Etnicos de Honduras", el Consejo Hondureño de Promoción Indígena (COHPI) sometió a consideración de la asamblea un anteproyecto de ley sobre las mino26 rías étnicas, el que contemplaba la creación del Instituto Nacional Etnico. En el mismo se señalaban los derechos que el Estado debía reconocer a los pueblos indígenas, como el acceso a la tierra, el bosque, el agua, el desarrollo de una cultura propia, el respeto a sus formas ancestrales de organización y el derecho a una educación bilingüe e intercultural. El Instituto Etnico Nacional era concebido como un ente autónomo o semiautónomo, especializado en el cumplimiento de los objetivos y disposiciones contemplados en la ley correspondiente. El mismo fue presentado al Congreso Nacional para su lectura, discusión y aprobación, pero por razones que se desconocen jamás fue aprobado. En suma, entre los acontecimientos de las diferentes coyunturas políticas por las que ha atravesado Honduras, los indígenas aparecen y desaparecen del cuadro de la política estatal; sin embargo, en ninguno de esos períodos los indígenas representaron un interés primordial para el Estado nacional y sus políticas. 4. LA COYUNTURA DE LOS DECENIOS 1980-1990 Y LA CREACIÓN DE UNA PLATAFORMA POLÍTICA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y NEGROS Las respuestas de los pueblos indígenas a los desafíos que les presentó la coyuntura política hondureña, en los decenios de 1980-90, fueron decisivas para consolidar su existencia social e iniciar la constitución de un movimiento político con características propias. Las marchas indígenas hacia Tegucigalpa, denominadas "peregrinaciones" por sus protagonistas, fueron una forma de lucha novedosa, que le aportó a los pueblos indígenas varias victorias de importancia frente al Estado. La existencia de una "plataforma política" de los pueblos indígenas y negros de Honduras debe ubicarse en la década de 1980 y, más probablemente, en la década de 1990. Es en ese período cuando las organizaciones indígenas no tradicionales, particularmente las federaciones, fueron constituidas y efectuaron ensayos de unidad orgánica, presentando planteamientos políticos específicos al Estado. El favorable contexto internacional en el que se produjo la irrupción política de los indígenas y negros en la sociedad hondureña, presidido por la proclamación del Decenio de los Pueblos Indígenas por parte de la ONU, la suscripción de diversos acuerdos de paz en la región centroamericana y la conmemoración del quinto centenario de la conquista de América, fue un contexto inmejorable para avalar la reivindicación de la identidad y los derechos indígenas. La identidad étnica de los pueblos indígenas de Honduras, mientras se mantuvo en los parámetros de una sociedad segregada social o geográficamente, no constituyó un problema para la sociedad mestiza dominante; pero lo fue cuando se tradujo en demanda política de reconocimiento y atribución de derechos ciudadanos, propugnando un nuevo trato de parte del Estado. 735 TOMO2-5.p65 735 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado Ese "nuevo trato", exigido por los indígenas hondureños en las últimas décadas, particularmente desde 1992, está dirigido a transformar el carácter discriminatorio predominante en la relación histórica entre los pueblos indígenas, el Estado y la sociedad dominante en Honduras. Un tema distinto, aunque relacionado con el anterior, es el que se presenta cuando el reconocimiento jurídico y concreto de la diversidad étnica, contradice lo monolítico y homogéneo del discurso ideológico sobre el que han sido construidos el Estado, la Nación y la Identidad Nacional. Los años que siguieron al de 1992 fueron de una activa movilización de los pueblos indígenas de Honduras, particularmente desde fines de 1993 y los primeros meses de 1994, cuando se produjeron las primeras "peregrinaciones" indígenas desde el interior del país hacia la capital de la República. Las movilizaciones fueron precedidas por la creación del Comité Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Intibucá (COPIN), el 27 de marzo de 1993, constituido inicialmente como una representación colec27 tiva de las organizaciones populares del departamento de Intibucá. Las peregrinaciones tenían como objetivo principal la presentación ante las autoridades estatales de un conjunto de demandas económicas, sociales y culturales, que eran consideradas de urgente solución por las comu28 nidades indígenas y no indígenas de los departamentos de Intibucá, Lempira y La Paz. Los indígenas lograron la aprobación del gobierno para 70 de las demandas expuestas, que iban desde la exigencia de construcción de obras de infraestructura, hasta algunos puntos considerados estratégicos por los 29 indígenas, como la titulación de sus tierras y la creación del municipio indígena de San Francisco de Opalaca. La estrategia principal del gobierno ha sido, sin embargo, el incumplimiento de los acuerdos contraídos con los indígenas en las negociaciones que se produjeron tras la primera peregrinación. La actitud gubernamental ha recibido, como respuesta, la realización de nuevas peregrinaciones hacia Tegucigalpa para exigir el cumplimiento de tales acuerdos. La segunda de éstas adoptó el nombre de "Peregrinación por la Paz, el Desarrollo y la Desmilitarización de la Sociedad", y se produjo el 1 de octubre de 1994. La misma logró congregar a unas 20 mil personas de diferentes lugares del país, especialmente de las regiones con mayor número de población indígena. Según los indígenas, el resultado principal de esta segunda marcha a la capital fue la derrota del paralelismo gremial instiga30 do por el gobierno y las Fuerzas Armadas. La tercera peregrinación tuvo lugar el 4 de abril de 1995 y fue protagonizada por unas 1.500 personas. Durante la misma tuvo lugar un acto de solidaridad con monseñor Samuel Ruiz, obispo de Chiapas, y con los indígenas 31 de esa región. En esa ocasión, el gobierno se negaba a ceder frente a la presencia de los indígenas en Tegucigalpa, pero éstos respondieron con una huelga de hambre en la Casa Presidencial. El gobierno terminó cediendo y aceptó la suscripción de un nuevo documento, que recogía las demandas anteriores y agregaba algunas nuevas. Como mecanismo de presión, los indígenas empezaron a hablar de un "éxodo" de sus comunidades hacia Tegucigalpa, lo que creó una enorme preocupación en el gobierno. Aún así, según lo denunciado por el presidente del COPIN, el gobierno no abandonó el fomento del paralelismo gremial y continuó utilizando con ese fin al Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS) y su programa "Nues32 tras Raíces". En otra acción llevada a cabo en Tegucigalpa, el 12 de octubre de 1995, los indígenas efectuaron una demostración pacífica contra las pruebas nucleares francesas (frente a la Embajada de Francia) y otra frente a la 33 Embajada de España, para repudiar el antiguo coloniaje y las matanzas indígenas en Guatemala. Una cuarta peregrinación se produjo el 16 de abril de 1996, la que no tenía como objetivo la presentación de nuevas demandas al gobierno central, sino "que el gobierno se pusiera claro y que concretáramos un plan para 34 operativizar los compromisos". 5. LAS PEREGRINACIONES INDÍGENAS DE 1997: LOS HECHOS Y LAS NEGOCIACIONES La peregrinación indígena del 5 de mayo de 1997 fue precedida por dos hechos que serían los temas más importantes en las negociaciones con el gobierno central, tanto en las que tuvieron lugar en mayo como en las 736 TOMO2-5.p65 736 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal de agosto. El primero de éstos fue -según los dirigentes indígenas- el incumplimiento, por parte del gobierno, de los acuerdos suscritos con las organizaciones indígenas durante las peregrinaciones anteriores, lo que llevó 35 a éstas a anunciar, con un mes de anticipación, la realización de su próxima marcha hacia la capital. El segundo hecho fue el asesinato, en condiciones aún no aclaradas, de dos miembros del pueblo chortí, Ovidio Pérez y Cándido Amador Recinos, este último secretario del Consejo Asesor Hondureño para el Desarrollo de las Etnias Autóctonas de Honduras (CAHDEA), que le dio su nombre a la peregrinación del 5 de 36 mayo. Durante la primera semana de su permanencia en Tegucigalpa, los indígenas, en un número aproximado de 2000, se ubicaron en los predios cercanos a la Casa Presidencial y la Corte Suprema de Justicia, en donde un grupo de aproximadamente 120 de ellos, tras el fracaso inicial de las negociaciones, se declararon en huelga de hambre, para solicitar la adjudicación de tierras a las comunidades chortís de los departamentos de Copán y Ocotepeque, y exigir justicia para los dos chortís asesinados en Copán por sicarios presuntamente pagados por 37 los agricultores y ganaderos de la zona. El pliego de demandas estaba dirigido a los tres poderes del Estado, exigiéndole al Poder Ejecutivo la entrega al pueblo chortí de sus territorios ancestrales, usurpados ilegalmente según los indígenas por los terratenientes de los departamentos de Ocotepeque y Copán. En compensación, los chortís exigieron la entrega de 10.000 hectáreas de tierra para las comunidades de Copán e igual número para las de Ocotepeque, invocando para ello diversos artículos del Convenio 169 de la OIT. El esclarecimiento del asesinato de Cándido Amador Recinos, Ovidio Pérez y el niño Ismael León, como la exigencia de castigo para los responsables materiales e intelectuales de dichos crímenes, constituyeron otra demanda fundamental de los manifestantes. El cumplimiento de los acuerdos pendientes de ejecución, por parte del gobierno, herencia de las negociaciones efectuadas con los pueblos indígenas durante las peregrinaciones de 1994, 1995 y 1996, también formaba parte de las demandas indígenas en 1997. Una novedad en las demandas indígenas de ese año fue la exigencia de iniciar un proceso permanente de concertación con el gobierno, mediante una Mesa Nacional integrada paritariamente por representantes gubernamentales, indígenas y negros, así como de Mesas equivalentes en el nivel local y regional, integradas por representantes con poder de decisión. Las demandas expuestas al Poder Judicial incluían el establecimiento de un "auto acordado" entre los pueblos indígenas y negros y la Corte Suprema de Justicia, para poner en libertad a los indígenas y negros encarcelados por acusaciones de los terratenientes, militares, políticos, madereros y ganaderos. La aplicación inmediata del Convenio 169 de la OIT, ratificado por el gobierno hondureño en 1994, fue también exigida, especificando que el contenido de dicho instrumento fuera divulgado entre los jueces y magistrados del país, con instrucciones precisas para aplicarlo. El castigo inmediato de los asesinos de los líderes y dirigentes indígenas, la investigación de la actuación de los jueces de Copán y Ocotepeque, así como la sanción contra las autoridades involucradas en la violación de los derechos de los pueblos indígenas, constituyeron demandas precisas de los peregrinos hacia la Corte Su38 prema del país. En cambio, al Poder Legislativo se le pedía que aprobara una ley que definiera jurídicamente el "derecho y posesión territorial" de todos los pueblos indígenas y negros, según las demarcaciones ancestrales, así como la adjudicación de 20.000 hectáreas de tierra para las comunidades chortís de Copán Ruinas y Ocotepeque. Otra demanda exigía que los diputados legislaran en favor de que en el Congreso Nacional exista una representación indígena y negra de forma permanente, para que ésta legisle según su criterio todas las leyes relacionadas con los pueblos indígenas. Otras exigencias hechas al Congreso Nacional estaban relacionadas con la institucionalización del Programa Nacional de Educación de las Etnias Autóctonas de Honduras (PRONEEAH); la emisión de una ley de salud; 737 TOMO2-5.p65 737 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado la necesidad de efectuar reformas al Código Penal y la autorización de fondos para financiar las obras aproba39 das por el gobierno en las regiones indígenas. Para iniciar las conversaciones con los indígenas el gobierno nombró una Comisión Negociadora, encabezada por el ministro de Cultura y las Artes, Rodolfo Pastor Fasquelle. Las negociaciones fueron iniciadas, pero pocos días después los dirigentes indígenas se quejaron porque en su opinión dicha Comisión no era la idónea 40 para negociar con ellos, por diversas razones. El 11 de mayo, las comisiones negociadoras de ambas partes acordaron suscribir un Convenio el día siguiente, pero en las primeras horas de la mañana los indígenas fueron desalojados de los predios que ocupaban por un grupo de militares y policías, por tal motivo las negociaciones fueron interrumpidas momentáneamente. Los indígenas continuaron su acto de protesta, trasladándose a un predio de "área verde", en los alrededores del sitio de donde habían sido previamente desalojados, para continuar con las negociaciones la CONPAH estableció cuatro condiciones básicas: 1. Que el gobierno garantice la no represión del movimiento indígena y negro de Honduras. 2. Que el gobierno entregue todos los objetos que fueron confiscados y restituya los que fueron destruidos por el ejército y la policía al momento del desalojo. 3. Que se nombre una nueva Comisión Negociadora del Gobierno, con capacidad de decisión y buena fe. 4. Que se nombre una Comisión de Mediación conformada por la Iglesia, organismos de la sociedad civil, 41 organismos defensores de los derechos humanos, de mutuo acuerdo. El gobierno nombró una nueva Comisión Negociadora, encabezada por el ministro de Agricultura y Ganadería, Ricardo Arias Brito. El mismo día, 13 de mayo, se suscribió un acuerdo de 22 puntos entre ambas partes. La Comisión de Mediación, que aparece como tercer punto entre las condiciones expuestas por los indígenas para continuar con las negociaciones, se convirtió en una "Comisión de Garantes", elegida de una lista de notables propuesta por los indígenas. La entrega de tierras a los chortís, en plazos definidos; el esclarecimiento de los asesinatos de Cándido Amador y Ovidio Pérez; la formación de una Comisión de Garantes y una promesa para la elaboración conjunta de un proyecto de legislación indígena; así como las garantías de seguridad ciudadana para los indígenas chortís en sus comunidades de residencia, con la participación y supervisión de diversos organismos policiales y de 42 derechos humanos, fueron los acuerdos más relevantes entre los firmados el 13 de mayo. El incumplimiento de estos acuerdos, sin embargo, ya fuese por la lentitud o la falta de capacidad gerencial del gobierno, o por la existencia de fuertes intereses opuestos a la distribución de tierras en los departamentos referidos (sólo 50 hectáreas fueron entregadas realmente), llevaron al fracaso a los acuerdos firmados el 13 de mayo de 1997. Este hecho motivó la realización de una nueva marcha de los indígenas hacia Tegucigalpa, para denunciar el incumplimiento de los acuerdos y exigir una respuesta inmediata del gobierno, para que los mismos tuvieran vigencia a la mayor brevedad posible. Las características de esta nueva movilización, realizada bajo el nombre de "Jornada de Resistencia Pacífica Activa Permanente de los Pueblos Indígenas y Negros" y llevada a cabo del 18 de julio al 19 de agosto de 1997, fueron similares a las ya observadas en otras peregrinaciones indígenas a Tegucigalpa. Los indígenas anunciaron en los medios de comunicación, con por lo menos tres semanas de anticipación, su llegada a Tegucigalpa para efectuar una protesta pública por el incumplimiento de los acuerdos firmados el 13 de mayo. Incluso informaron sobre las estrategias que seguirían durante esa nueva peregrinación, en las que contemplaban varias movilizaciones hacia Tegucigalpa, la realización de diversas presiones en el plano inter43 nacional y la posibilidad de efectuar masivas recuperaciones de tierra en las regiones indígenas. Desde esa fecha, además, las organizaciones indígenas informaron a los medios de comunicación sobre las diversas acciones que realizarían en el caso de que el gobierno hondureño no cumpliera con lo pactado el 13 de mayo. Una de esas acciones fue la de intentar boicotear las elecciones generales del 30 de noviembre en todas 738 TOMO2-5.p65 738 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal las comunidades indígenas, oponiéndose al ingreso de urnas y señalando que la población indígena estaba de acuerdo en no votar en las elecciones. Otra acción fue la amenaza de presentar una denuncia contra el gobierno de Honduras ante la sede de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en San José, Costa Rica, por el incumplimiento de los acuerdos 44 suscritos y por la violación del Convenio 169. Pese a la existencia de una Comisión Interinstitucional de Convergencia entre el gobierno y las etnias, y de mecanismos establecidos para el seguimiento de los acuerdos firmados tras las peregrinaciones efectuadas desde 1994, tales instrumentos resultaron inoperantes al no dar las respuestas que los indígenas esperaban sobre el cumplimiento de los compromisos suscritos entre ellos y el gobierno. Las actividades de seguimiento de la Comisión Interinstitucional tuvieron un éxito relativo, especialmente en las comunidades lencas entre abril y diciembre de 1996, mediante encuentros mensuales con los dirigentes del COPIN y las comunidades lencas, pero fueron interrumpidos a fines del mismo año. En ese vacío institucional, caracterizado por la falta de respuestas y de un interlocutor válido y único por parte del gobierno, era previsible que los anuncios de nuevas protestas hechos por los indígenas se hicieran realidad a corto plazo. Las acciones iniciadas por los indígenas chortís y lencas, desde el 18 de julio, siguieron en términos generales el mismo patrón de las peregrinaciones anteriores. No obstante, es preciso señalar algunas diferencias, entre las cuales la más importante parece haber sido el incremento del radicalismo de las organizaciones indígenas de base y de sus dirigentes. Este aspecto resultó evidente en algunos hechos que se produjeron antes y después de esta peregrinación. En primer lugar, la toma de las instalaciones del Instituto Nacional Agrario (INA) en Tegucigalpa, durante seis horas, para transmitir un ultimátum al gobierno exigiendo que se les adjudicaran tierras en sus departamentos, 45 en un plazo de 15 días y se les entregaran los títulos de propiedad correspondientes en 30 días más. En segundo lugar, la toma de la Alcaldía Municipal de la ciudad de Yoro, cabecera del departamento del mismo nombre, por 600 miembros de la Federación de Tribus Xicaques de Yoro (FETRIXY), en solidaridad con los peregrinos de Tegucigalpa y para protestar porque el Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS) no les entregaba los fondos prometidos a sus comunidades. Por otra parte, un grupo de 16 indígenas chortís y lencas solicitó asilo político en la Embajada de Costa Rica en Tegucigalpa, denunciando la inseguridad, el hostigamiento y las amenazas a muerte que pendían sobre ellos, provocadas por los terratenientes y ganaderos de Copán y Ocotepeque. Del mismo modo puede considerarse la permanencia en la Embajada de Costa Rica, después de que les fue denegada la petición de asilo por parte del gobierno costarricense, declarándose en huelga de hambre hasta que el gobierno hondureño le diera una respuesta satisfactoria a sus solicitudes de tierra y castigo de los culpables de los asesinatos de los dos líderes chortís. Estos dos últimos hechos marcaron el curso de las negociaciones con el gobierno, porque crearon, en opinión de varios sectores de opinión, un ambiente desfavorable para una solución inmediata de las demandas indígenas y contribuyeron a que el gobierno afirmara que los indígenas y negros estaban realizando una campaña 46 "con el propósito de lesionar la imagen de nuestro pueblo, así como del régimen democrático que lo preside". La ocupación de la Embajada de Costa Rica, sobre todo, creó un ambiente hostil para la continuación de las negociaciones, especialmente porque los indígenas insistían en su alegato sobre la supuesta persecución política de que eran víctimas, mientras que el gobierno ordenó el desalojo de los ocupantes por medio de fuerzas militares, en horas de la madrugada, utilizando procedimientos que fueron calificados como violentos por los 47 indígenas, algunas organizaciones populares y los medios de comunicación. Al ser desalojados de la Embajada de Costa Rica, los indígenas se trasladaron al edificio del Congreso Nacional en donde continuaron con la huelga de hambre, a la que se sumaron varios estadounidenses y un grupo de ex trabajadores del campo bananero de Tacamiche, como manifestación de solidaridad. 739 TOMO2-5.p65 739 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado La negociación parecía estar en un punto muerto, por la ausencia de alternativas viables para ejecutar los acuerdos firmados el 13 de mayo, por lo que la Confederación de Pueblos Autóctonos de Honduras (CONPAH) presentó el 28 de julio una "Propuesta para la ejecución de los acuerdos", con lo que esperaba superar el estancamiento de las negociaciones. La CONPAH propuso que para resolver parte del conflicto existente se aplicara un marco jurídico constituido por el Convenio 169 de la OIT, el artículo 346 de la Constitución de la República y el artículo 3 de la Ley de Expropiación Forzosa. Propuso, además, que se constituyera una Comisión de Intermediación integrada por los sacerdotes Ricardo Falla y Ramiro Martínez de la Compañía de Jesús y el periodista Oswaldo Martínez; así como una Comisión de Verificadores Internacionales conformada con representantes de diversos organismos internacionales y Rigoberta Menchú Tum. La Comisión de Garantes, ya nombrada, sería observadora y garante de los acontecimientos y del proceso de cumplimiento de los acuerdos por parte de la Presidencia de la República y los pueblos indígenas y negros de 48 Honduras. La CONPAH y los indígenas involucrados en la huelga de hambre no recibieron una respuesta inmediata a este planteamiento; lo más inmediato, el 3 de agosto, fue el desalojo de los huelguistas de la Embajada de Costa Rica. Después de 25 días de haber iniciado su movimiento, los indígenas y negros se lamentaban de no haber recibido una respuesta concreta del gobierno a sus peticiones. El problema radicaba en que el gobierno sostenía que no existían tierras para los chortís, en los lugares mencionados por éstos. Mientras los indígenas afirmaban que el gobierno actuaba con "negligencia" y demostraba 49 "poca voluntad política de querer resolver el problema". Durante el estancamiento de las negociaciones, los indígenas continuaron realizando actividades complementarias a la huelga de hambre que sostenían en el Congreso Nacional, una de éstas fue la realización de un "plantón de indígenas y negros" ante la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), así como la difusión permanente de comunicados de prensa. Después de un mes de permanencia en Tegucigalpa y de varias semanas de huelga de hambre, el 18 de agosto los indígenas firmaron un nuevo acuerdo con el gobierno, cuyos puntos fundamentales buscaban satisfacer las demandas iniciales de los chortís. El gobierno aprobó la entrega a los chortís de 948 manzanas de tierra en el municipio de Copán Ruinas, a partir del 18 de agosto, y de otras 300 en el departamento de Ocotepeque en la misma fecha. Nombró, además, una "Comisión Bipartita" para estudiar el título indígena de las tierras de San Andrés (Ocotepeque) para determinar su validez. El gobierno también accedió a garantizar la seguridad personal de los indígenas en los departamentos de Copán y Ocotepeque, por medio de un operativo de desarme en la zona. Los otros acuerdos buscaban agilizar el cumplimiento de los acuerdos del 13 de mayo y apoyar la elaboración de una propuesta 50 sobre legislación indígena. Aunque este acuerdo estaba constituido por puntos específicos para su ejecución, los indígenas denunciaron, el mismo día de su firma, que las tierras que supuestamente les iban a ser entregadas ya eran reclamadas como propias por la municipalidad de Copán Ruinas y que ésta no estaba dispuesta a entregarlas a los chortís. En opinión de los dirigentes indígenas, esto demostraba que el gobierno "no toma en serio sus compromisos y que 51 peligrosamente juega con la buena voluntad de nuestros pueblos". 6. ALGUNAS VALORACIONES Y CONCLUSIONES La imposibilidad, por parte de los indígenas y negros, de hacer que el gobierno acate y ejecute los compromisos suscritos con ellos desde 1994, con la celeridad y en las condiciones deseadas por ellos, constituye una fuente de nuevos conflictos y de enfrentamiento latente entre el Estado y los pueblos indígenas, sin que hasta ahora se perciban soluciones viables y aceptables para ambos. 740 TOMO2-5.p65 740 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Hasta ahora la tierra ha sido y sigue siendo el elemento catalizador del movimiento indígena hondureño, sin que hasta la fecha éste haya logrado su unidad interna y sin haber elaborado todavía el marco de finalidades políticas que le garanticen una visión para la resolución de ese problema. La falta de una estrategia política del movimiento indígena sigue facilitando que el Estado negocie por separado la solución del problema de la tierra, llevando al movimiento indígena a un paulatino agotamiento. La conquista fundamental del movimiento indígena hondureño, sin embargo, no es la de haber sido capaz de convocar y organizar movilizaciones masivas hacia la capital del país, sino la de haber desafiado con su presencia el discurso ideológico del Estado Nacional, que durante mucho tiempo negó la existencia de los indígenas en Honduras. Después de las peregrinaciones de 1994, los indígenas pasaron de una virtual condición de invisibilidad a la de sujetos sociales reconocidos plenamente por el Estado en la mesa de negociaciones. El Convenio 169 de la OIT, desde su ratificación por el Estado hondureño, pese a las debilidades para su aplicación, se constituyó en un marco de referencia obligado para mediar las relaciones entre el Estado y los pueblos indígenas de Honduras. NOTAS * Historiador hondureño, doctor en Ciencias Sociales, asesor del Servicio Holandés de Cooperación al Desarrollo (SNV) en lo relacionado con los pueblos indígenas en Honduras. 1 La existencia de una alianza entre las organizaciones indígenas y negras, en el naciente movimiento indígena de Honduras, ha llevado a muchos autores a considerar a los negros caribeños entre los pueblos indígenas del país, aun sabiendo que los garífunas fueron forzados por los ingleses a venir a Honduras, en 1797. Véase: Ruy Galvao de Andrade Coelho, Los negros caribes de Honduras, p. 36 y siguientes. Los nativos de las Islas de la Bahía, departamento hondureño sobre el Mar Caribe, conocidos como "creoles", se proclaman también un pueblo indígena, pese a la diversidad de su origen. Su organización, NABIPLA, está afiliada a la confederación indígena del país. Sobre las Islas de la Bahía y su relación con Inglaterra y el Caribe véase: Rafael Leiva Vivas, Tráfico de esclavos negros a Honduras, pp. 129-138. Lo mismo cabe decir sobre la proclama hecha por un grupo de habitantes del departamento de Olancho, que asegura pertenecer a la cultura nahua. Su organización, la Federación Indígena Nahua de Honduras (FINAH), se afilió a la confederación indígena del país. 2 El "Informe sobre desarrollo humano Honduras 1999. El impacto humano de un huracán", PNUD, 1999, calcula la población hondureña de ese año en 5.968.568. Anexo Estadístico, p. 210. 3 El conocimiento del número exacto de habitantes indígenas y negros en Honduras sigue siendo un tema pendiente. Según Darío Euraque, el censo hondureño de 1945 fue el último en registrar datos raciales, y el de 1988 retoma el asunto sólo con "etiquetas étnicas". D. Euraque, "El Mestizaje y los Negros en la Historia de Honduras: Apuntes para Una Próxima Investigación", ponencia ante el Taller Proyecto Memorias del Mestizaje, Tegucigalpa, 24-25 de julio, 1999, p. 1. Por el momento, las cifras conocidas tienen diversos orígenes y no escapan a un uso interesado, la incógnita quedará despejada sólo cuando se realice un estudio demográfico y censal que incluya criterios adecuados para el reconocimiento de la diversidad étnica, lingüística y cultural del país. 4 Ramón Rivas, Pueblos Indígenas y Garífuna de Honduras (Una caracterización), p. 457, nota 1. Rivas señala, en las conclusiones de su estudio, que en su estadística de la población indígena no incluyó a los negros anglohablantes y otros "pueblos indígenas culturalmente diferenciados", ubicados en los departamentos de El Paraíso, Santa Barbara, La Paz, Comayagua, Valle e Islas de la Bahía, porque de la mayor parte de ellos sólo se tiene información parcial. 5 "Memoria Primer Seminario Taller con los Grupos Etnicos Autóctonos de Honduras", 1987, pp.7-8. De los 450, 595 habitantes indígenas mencionados en ese estudio, repartidos en 8 denominaciones (los garífunas aparecen separados de los negros anglohablantes del litoral Atlántico e Islas de la Bahía), no menciona a la población "creole" de Islas de la Bahía. Por el contrario, menciona a los que llama "indios" de El Paraíso y Santa Barbara, sin dar estimados de su población ni aportar información sobre su condición étnica y es a los únicos a los que llama "indios" al momento de nombrarlos. El estudio referido no menciona sus fuentes. 6 La ubicación geográfica de los indígenas hondureños hecha por R. Rivas coincide en términos generales con la realizada por el estudio de SECPLAN, no así en lo que respecta al número de habitantes indígenas, en el que se observan diferencias notorias, como en la cifra sobre la población garífuna a la que Rivas le otorga 98.000 habitantes, mientras SECPLAN registra 300.000, una diferencia evidente si se considera que la diferencia temporal entre un estudio y otro es mínima. 7 Sobre los orígenes de las marchas o peregrinaciones indígenas desde los departamentos interiores hacia la capital Tegucigalpa, véase: Marvin Barahona y Ramón Rivas, Rompiendo el espejo. Visiones sobre los pueblos indígenas y negros en Honduras, 741 TOMO2-5.p65 741 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado especialmente los apartados: "¿Existe un movimiento indígena en Honduras? Hacia una interpretación de la protesta indígena", pp.81-128; y el "Balance de las discusiones", pp. 129-144. 8 Este resumen, sobre la situación económica y sociocultural de los pueblos indígenas de Honduras se basa, fundamentalmente, en las conclusiones del ya citado estudio de R. Rivas, pp. 457-472; en el citado estudio de SECPLAN, pp. 8-9 y cuadros anexos, y el aporte de las organizaciones indígenas presentes en el Simposio Nacional "Imagen y Percepción de las poblaciones Indígenas de Honduras", Tegucigalpa, 31 de octubre de 1996. 9 Sobre el tema de la tierra véase: F. Cruz, "Los indios de Honduras y la situación de sus recursos naturales", pp. 429-430. 10 Véase al respecto las propuestas de N. Rodríguez Mejía: "Ideas acerca del contenido de un anteproyecto de ley sobre las minorías étnicas y la creación del Instituto Nacional Etnico, Tegucigalpa, julio, 1987; y del mismo autor: "Exposición sobre Ley de Protección de las Etnias Autóctonas de Honduras", Tegucigalpa, enero, 1989. 11 E. Florescano., Etnia, Estado y Nación. Ensayo sobre las identidades colectivas en México, Nuevo Siglo/Aguilar, México, 1999. En esta obra, el autor ofrece un análisis sugerente sobre esta problemática y ofrece abundante información sobre el caso mexicano. 12 Al respecto véase mi trabajo: "Honduras: el Estado fragmentado", en Identidades nacionales y Estado moderno en Centroamérica (Arturo Taracena y Jean Piel compiladores), Editorial de la Universidad de Costa Rica, Col. Istmo, San José, 1995, pp. 97-114. 13 Marvin Barahona, Los pueblos étnicos de Honduras (Una aproximación histórica), Tegucigalpa, 1993, inédito. 14 Decreto del 23 de noviembre de 1868 (establece el departamento de La Mosquitia), en: E. Alvarado Reina, Legislación indígena de Honduras., pp. 30-32. 15 Acuerdo del 25 de abril de 1877 (emancipa a los indios selváticos del departamento de Yoro de la autoridad de curadores o administradores), en: E. Alvarado Reina, op.cit., pp. 40-41. 16 Artículo 33 del Capítulo III de la Ordenanza de Gobernadores Departamentales, Gobernadores de Circuito, Consejos Municipales y Alcaldes, emitida en 1883, en: E. Alvarado Reina, op.cit., p. 42. 17 Respecto a la legislación sobre "misiones escolares" véanse: Acuerdo del 28 de abril de 1915 (se organiza una misión escolar en el departamento de Olancho y se nombran las personas que la desempeñarán); Acuerdo del 28 de junio de 1915 (se nombra al profesor Toribio López V. para que vaya a prestar sus servicios a la reducción de indígenas de Pao); Acuerdo del 17 de febrero de 1928 (establece misiones escolares en la parte oriental de La Mosquitia), en: E. Alvarado Reina, op.cit., pp. 54-56. 18 J.M. Tojeira, Los hicaques de Yoro, pp. 34-35; véase, además, W.V. Davidson, El padre Subirana y las tierras concedidas a los indios hondureños en el siglo XIX, especialmente el cuadro "Concesiones de tierras por Subirana de 1862-1864", p. 9. 19 Acuerdo del 7 de abril de 1864 (sobre alcaldes ordinarios de los pueblos de Yamaranguila e Intibucá), en: E. Alvarado Reina, op.cit., pp. 20-21. 20 Se trata del decreto Nº 70, aprobado por el Congreso Nacional el 8 de febrero de 1941, su texto completo puede leerse en la ya citada obra de E. Alvarado Reina, p. 58. 21 Constitución de la República de Honduras, 1982. 22 Ibid. 23 N. Rodríguez Mejía, "Ideas acerca del contenido de un ante-proyecto de Ley sobre las minorías étnicas y la creación del Instituto Nacional Etnico", CAHDEA, Tegucigalpa, 1989, p. 7. 24 Al respecto, representantes de las etnias tolupán, pech, lenca, tawhaka, misquita y garífuna, presentaron ante el presidente Rafael L. Callejas, el 25 de junio de 1992, un documento conteniendo entre otras peticiones la de: "Instruir a las autoridades de la Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal (COHDEFOR) a efecto de que se abstengan de autorizar la explotación del bosque en tierras de propiedad y/o pretendidas ancestralmente por nuestros pueblos indígenas.- Así como desalojar a todos los aserraderos que actualmente están ubicados en tierras propiedad de las comunidades indígenas de las diferentes etnias que representamos". 25 En 1994, por otra parte, los indígenas lencas lograron, por medio del Comité de Organizaciones Populares e Indígenas de Intibucá (COPIN), el cierre de algunos aserraderos en el departamento de Intibucá, tras varios meses de lucha y conflicto con los propietarios de los mismos. La confrontación provocó la destitución del Gobernador Político del departamento, supuestamente por las peticiones hechas por los afectados ante el gobierno central. 26 Véase la ya citada "Memoria" (SECPLAN, 1987), que en su "Anexo Nº 3" incluye la "Declaración de los Grupos Etnicos Autóctonos de Honduras", que en su numeral 8 establece las características que dicho anteproyecto de ley debía tener. 27 Entre esas organizaciones se encontraban las siguientes: Organización Campesina de Honduras (OCH); Sindicato de Trabajadores de la Medicina, Hospitales y Similares (SITRAMEDHYS); Asociación para el Desarrollo de la Región Occidental de Honduras (ADROH); Asociación Nacional de Campesinos de Honduras (ANACH); Unión Nacional de Trabajadores del Campo (UTC); Central Nacional de Trabajadores del Campo (CNTC); Cooperación Técnica Nacional (CTN); Organización Nacional Indígena Lenca de Honduras (ONILH); Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Afines (STINCAH); Colegio Profesional Superación Magisterial de Honduras (COLPROSUMAH); Primer Colegio Magisterial de Honduras 742 TOMO2-5.p65 742 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal (PRICMAH); Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH); Acción Cultural y Ecológica de Rescate (ACER); y los comités de medio ambiente de Yamaranguila y San Juan, entre otras. Actualmente estas organizaciones no forman parte del COPIN. Este último dejó de ser una coordinadora de organizaciones populares para convertirse en representante de las comunidades lencas de los departamentos de Intibucá, Lempira y La Paz, en donde ha creado organismos de base como los Consejos Indígenas y los Comités Cívicos. 28 Las peregrinaciones de los indígenas hacia la capital han continuado debido al incumplimiento, por parte del gobierno central, de muchos de los acuerdos suscritos con las organizaciones indígenas en las primeras marchas. En marzo de 1998, la CONPAH presentó ante los representantes del nuevo gobierno el documento "Balance de Compromisos Contraidos entre el Gobierno y los Pueblos Indígenas y Negros de Honduras (1994-1998)", en el que se detalla el contenido de los acuerdos suscritos y los compromisos cumplidos o incumplidos hasta ese momento. Según la CONPAH, en ese período el gobierno central asumió 301 compromisos con los pueblos indígenas del país, habiendo cumplido a la fecha únicamente 70 de ellos; dejando sin cumplir 184 y por cumplir 47. En la misma fecha los dirigentes indígenas presentaron nuevas demandas al Estado, contenidas en el documento: "Anexo de Nuevas Propuestas de los Pueblos Indígenas y Negros de Honduras". 29 Ibid, p. 67. 30 Ibid, p. 79. 31 Ibid, p. 80. 32 Ibid, pp. 80-81. 33 Ibid, p. 82. 34 Ibid, p. 88. 35 La Prensa, 09 de abril de 1997, p.4A. 36 La Tribuna, 15 de abril de 1997, p.77. 37 Tal versión fue desmentida por los señalados. La Tribuna, 15 de abril de 1997, p. 10. 38 Existe un documento, "Acta Especial Certificada por la Corte Suprema de Justicia", del 06 de mayo de 1997, firmado bilateralmente por los indígenas y la Corte Suprema de Justicia, en la que el Poder Judicial se compromete a satisfacer las demandas expuestas por las organizaciones indígenas. 39 Estas demandas están contenidas en el documento: "Peregrinación de Pueblos Indígenas y Negros ´Cándido Amador Recinos´ VIVE!, firmado por los presidentes de las siete federaciones indígenas agrupadas en la CONPAH, el 05 de mayo de 1997. 40 Los indígenas consideraron que dicha Comisión no tenía capacidad de decisión; que hacía propuestas que minimizaban las peticiones indígenas y ofendían su dignidad; que expresaba falta de voluntad política para negociar; que en la misma participaba el Fiscal de Etnias y Patrimonio Cultural, cuya misión es la de proteger a los pueblos indígenas y no negociar con ellos; entre otros argumentos utilizados por los indígenas para rechazar a la Comisión Negociadora nombrada por el gobierno. Comunicado de la CONPAH, 07 de mayo de 1997; y, La Tribuna, 08 de mayo de 1997, p. 82. 41 Propuesta de la Comisión Negociadora de la CONPAH al gobierno de Honduras, 13 de mayo de 1997. En lo que respecta al nombramiento de una nueva Comisión Negociadora del gobierno, se refiere básicamente a la sustitución del ministro de Cultura, Rodolfo Pastor Fasquelle y del Fiscal de Etnias y Patrimonio Cultural, Eduardo Villanueva. 42 Ver en Anexo: Acuerdo entre la Comisión Especial del Gobierno y la Delegación de los pueblos indígenas y negros de Honduras, firmado el 13 de mayo de 1997 por el presidente de la República, los miembros de la Comisión Negociadora del gobierno, los representantes de la CONPAH, el CONICHH, el COPIN y representantes de los pueblos pech, tolupán y garífuna, y los miembros de la Comisión de Garantes. 43 El Heraldo, 02 de julio de 1997, p. 4. 44 La Tribuna, 17 de julio de 1997, p. 3. 45 Tiempo, 25 de julio de 1997, p. 7. 46 El Heraldo, 05 de agosto de 1997, p. 16. 47 Tiempo, 04 de agosto de 1997, p. 3. 48 Propuesta para la ejecución de los acuerdos, CONPAH, 28 de julio de 1997. La Comisión de Verificadores Internacionales sería constituida con representantes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Comisión de Derechos Humanos de Centroamérica (CODEHUCA), la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Universidad para la Paz y organismos internacionales de desarrollo. 49 Comunicado de Prensa de la CONPAH, 11 de agosto de 1997. 50 Comunicado de Prensa de la CONPAH, 18 de agosto de 1997. El acuerdo fue suscrito entre los representantes del gobierno y de los pueblos indígenas el 15 de agosto, contiene 9 puntos. 51 Comunicado de Prensa de la CONPAH, 18 de agosto de 1997. 743 TOMO2-5.p65 743 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado CONFLICTO ESTADO Y PUEBLO MAPUCHE LA INTERCULTURALIDAD COMO PARADIGMA DEL DERECHO. Rodrigo Lillo Vera * El conflicto interétnico que está presente entre nosotros desde la fundación de la república, reconoce como su causa fundamental, el paradigma desde el que el Estado ha asumido su relación con el Pueblo Mapuche; esto es, desde una perspectiva autorefrente y etnocéntrica. El discurso del Estado chileno, en relación con los Pueblos Indígenas a oscilado entre asimilación y proteccionismo (producto de una errática apreciación de la igualdad). La actual legislación indígena (Ley N ° 19.253) adolece del defecto de que han adolecido todas las anteriores: se han dictado una serie de normas que, bajo la excusa de resolver la "cuestión indígena" han pretendido en cambio resolver un problema nuestro, como lo es la escasez de bienes de producción; mas no, el tema de cómo nos relacionamos con quienes son distintos. La Ley Indígena, en este sentido, no es sino una reiteración de nuestro sistema legal, en cuanto aplicación del concepto de los derechos reales sobre una cosa comerciable, como mecanismo de distribución de los recursos escasos. Que, en definitiva, la posibilidad de resolver estos conflictos, no depende de lo adecuado que pueda parecernos "nuestra solución" del problema, sino, de la posibilidad de establecer respuestas pactadas y acordadas. Que para posibilitar la búsqueda de estas respuestas, debemos recurrir al instrumento de los derechos fundamentales, y a los principios -que constituyen una forma de describir los derechos-. Especialmente el principio de la igualdad, y el derecho de igual consideración y respeto, que es una forma de consagración de la autonomía. I. INTRODUCCIÓN. 1 Siguiendo la referencia de Ronald Breton , tres actitudes pueden presentarse hacia las etnias. Así es posible, percibir una reacción de desconocimiento, que incluye desde el intento por asimilar/exterminar a un Pueblo, no en cuanto personas, sino en cuanto identidad colectiva, lo que equivale jurídicamente a un etnocidio, hasta el genocidio, el que se refiere precisamente a dicho aniquilamiento físico. La asimilación constituye –en el 2 decir Breton "el medio que los estados utilizan universalmente para terminar con el problema de las minorías étnicas, y empieza generalmente por la negación a reconocer el problema...". Una segunda alternativa, se presenta por la vía de un reconocimiento de la existencia de las etnias, y de la afirmación de que existe un imperativo ético de asistencia y cooperación respecto de ellas, que por encontrarse en una situación de inferioridad, merecen la preocupación especial de la sociedad global. Dicho paternalismo se ha denominado también como "indigenismo"; del cual, no obstante el cuestionamiento del que es objeto, es necesario valorar sus 3 aportes, desde una perspectiva de la ética de la responsabilidad . Ambas perspectivas -en todo caso- llevan implícitas una consideración de menosprecio respecto de la otra cultura, y configuran un discurso etnocéntrico, que ha estado, y está presente entre nosotros (lo que no es del todo extraño, pues todas las etnias, en algún sentido, se sienten centros del universo). Breton describe, por último lo que sería una actitud positiva caracterizada por el reconocimiento de lo que denomina derecho a la diferencia. "Es la actitud que vuelve decididamente la espalda a los proyectos totalitarios de uniformización de la humanidad y de la sociedad, y que en el individuo diferente no ve ni un extraviado a quien hay que castigar, ni a un enfermo por curar, ni a un minusválido a quien ayudar, sino a otro sí mismo, dotado simplemente de un conjunto de rasgos físicos o de costumbres culturales, generadores de una sensibilidad, de gustos y de aspira4 ciones propios" . En lo que sigue, y de acuerdo a los criterios antes mencionados, intento describir las actitudes que ha exhibido la nación chilena, organizada jurídicamente en el estado, en las relaciones interétnicas con el Pueblo Mapuche, 744 TOMO2-5.p65 744 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal 5 Pueblo Indígena mayoritario en territorio del estado chileno . Ahora bien, el análisis de las actitudes del estado chileno son perceptibles a través del examen de sus manifestaciones concretas, como lo es su discurso 6 jurídico; esto es, "el conjunto de actos de habla organizados de acuerdo con unos determinados principios" . De esta manera, vamos a asumir aquí, una concepción no cartesiana del derecho; es decir, no como una descripción de algo que se encuentra fuera del derecho, noción que encuentra su réplica en una perspectiva dualista de la ciencia; sino en cambio, como una realidad en sí mismo. Esto implica como consecuencia que las normas jurídicas que se refieren a los indígenas, no vienen a describir una realidad distinta ajena del descriptor, sino que constituyen un hecho en sí, por lo que en el análisis de las actitudes, en este caso (que es el análisis de un lenguaje) resulta más complejo; porque pone en cuestión, la posibilidad de que el derecho pueda plantearse desde una perspectiva distinta de la cultura en la que encuentra su fundamento y origen. Y que, por lo mismo, sus reglas puedan ser funcionales a una relación intercultural simétrica. Vale señalar que dichas actitudes no se han seguido entre nosotros como etapas sucesivas en nuestro devenir histórico, sino más bien en múltiples y equívocas reacciones que representan avances y vueltas atrás en una relación que ha estado marcada por la violencia. II. DISCURSO JURÍDICO DEL DESCONOCIMIENTO. La historia de las relaciones entre el Pueblo Mapuche y el estado chileno, parecen resumirse de manera muy 7 acertada como la historia de la intolerancia . Puede decirse que esto es de general ocurrencia en la conformación de estados con carácter pluriétnicos -como el nuestro-; las etnias más poderosas imponen sus formas culturales constituidas por los aspectos materiales y económicos, entre otros. Como señala Manuel López, citando a J. Obieta, "el nacimiento del Estado nación, con los cambios introducidos por la Revolución Francesa, en que los habitantes del Reino, súbditos del Rey de Francia, se convirtieron de improviso en ciudadanos franceses. Se impuso al Estado-nación como unidad política que sólo se vincula a una única comunidad cultural. De aquí se sigue naturalmente, que si en algún caso no se da de antemano esa 8 unidad cultural hay que crearla forzosa y artificialmente, cuestión que en la práctica es más frecuente" . Es así como la idea de la Independencia, que seducía a la clase política chilena de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, suponía la existencia de una nación, configurada en torno a raíces sólidamente edificadas sobre un pasado común, y un sentido de unidad, al que siguiera como paso natural la formación de un nuevo estado. La obstinación de la clase dirigente de la época, por replicar entre nosotros una experiencia europea, le impidió advertir la distancia que los indígenas podían mantener respecto de este proyecto; más aún, considerando que los mapuches mantuvieron una relación política con los españoles en razón de ciertos acuerdos (como el Parlamento de Negrete y otros celebrados entre representantes de la Corona española y diferentes Lonkos de la Araucanía, hasta comienzos del siglo XIX). Esta formulación teórica de la "nación chilena", y la configuración del estado chileno sin la participación de los indígenas, permiten confirmar que la actitud del desconocimiento de las etnias, fue el discurso del estado chileno en su origen. Una falsa e inicua idea de igualdad queda de manifiesto en ese discurso, en que se pretende configurar una artificiosa unidad nacional y cultural, una autoidentificación del colectivo que pasan a formar la ciudadanía del nuevo estado. Esto queda ratificado en el sentido profundo de la declaración de O´higgins en su Bando Supremo de 04 de Marzo de 1819, que tras su intención de terminar con las desigualdades propias de la época, declara la ciudadanía de los indígenas. Cuestión que de paso, abolía las encomiendas y otras protecciones, que en alguna medida mitigaron el genocidio provocado durante la conquista. Más allá del efecto que tuvo la aplicación de esta norma, se genera una discusión fundamental en cuanto al tema de la igualdad, que pretendo abordar más adelante; en el sentido de que se recoge aquí una concepción de igualdad, tributaria de la filosofía contractualista (fundamentalmente desarrollada por Rousseau y Kant, entre otros), que garantiza la igual consideración y respeto de los indígenas, en cuanto personas. No obstante, esta perspectiva política de la igualdad, se desentiende del origen cultural y de la autoidentificación del individuo como integrante de una etnia distinta. 745 TOMO2-5.p65 745 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado Ahora bien, ya desde la mitad del siglo pasado, el discurso jurídico del estado chileno, tendrá efectos directos en el territorio mapuche de la época. La legislación "indígena" del siglo XIX, y gran parte de las normas dictadas para resolver "el problema indígena", tuvieron por objeto en realidad, resolver un problema nuestro; como lo es la distribución de los medios de producción. En efecto, es posible afirmar que la profusa legislación indígena dictada desde los albores de la República buscaba regular la forma en que el territorio mapuche se incorporaba al mercado tierras, acuñando de paso un concepto que persiste hasta hoy en la legislación chilena: tierras indígenas. A modo de ejemplo podemos señalar, la ley de 1866, que entrega al Estado todos los inmuebles baldíos y aquellos respecto de los cuales no esté comprobada la posesión efectiva por más de un año; se le faculta además, para enajenarlos facilitando su colonización; en 1927, por Ley N º 4169 se crea un tribunal especial cuya función era promover la división de las comunidades indígenas; la ley N º 4802 de 1930, crea cinco Juzgados de Indios, que buscaban obtener la división de las comunidades; el Decreto Supremo 4111 de 1931, que disponía y regulaba la división de las comunidades indígenas formadas a la luz de las concesiones de merced; en 1933 se establece la prohibición legal de adquirir tierras indígenas. Ley N º 14.511, que 9 regulaba también la división . El intento de incorporar sus tierras a los estatutos de la propiedad privada vigentes para la generalidad de los chilenos, implicó la imposición de un sistema jurídico ajeno, que sustituyó al propio; lo que redundó en la pérdida de territorio, pero también, como ha quedado dicho, una profunda desculturación y una coerción de su autonomía. En efecto, la territorialidad se relaciona directamente con "un sentido lato de la cultura que engloba todas las actividades materiales, económicas entre otras, mediante las cuales organiza su vida y en consecuen10 cia los sistemas de producción generadores de las formas sociales evocadas anteriormente [clases sociales]" . Este suceso de disminución territorial, favorecido por las distintas legislaciones, contenía ese aspecto ideológico común que se refleja en las distintas etapas del proceso; a saber, a) la ocupación militar del territorio mapuche; b) redistribución de tierras, realizada soberanamente por el estado chileno; y c) división y asignación de títulos individuales. Para este efecto se dictaron normas legales específicas, a partir de 1852, que reiteran la soberanía exclusiva del fisco de Chile sobre este territorio, al sur del Bío bío. Esta soberanía se hizo dramáticamente perceptible, a partir de 1881; con la campaña militar en La Frontera, que eufemísticamente algunos historiadores denominan "Pacificación de la Araucanía" (con directa referencia a las campañas militares francesas en sus colonias). A la operación militar siguió, necesariamente (y según se encontraba proyectado) un proceso de reasignación de tierras. Por esta distribución, el estado se apropió de la mayoría de ellas, las que posteriormente enajenó a particulares a través de remates y adjudicaciones. Otra parte de éstas, fue destinado a la colonización (chilena como europea). El resto, fue distribuido entre los mapuches, a través del proceso radicación; larga fase de transformación (abarcó mas de tres décadas), que modificó radicalmente la territorialidad mapuche, en su administración, su utilización económica, etc., lo que determinó también una 11 transformación absoluta de la sociedad mapuche . "Con la derrota militar ante el ejército chileno, y las consiguientes medidas de radicación y legislativas, el efecto primero e inmediato para los mapuches fue la pérdida definitiva de su independencia y soberanía, su incorporación forzada al país, al Estado y a la juricidad nacio12 nal, y la pérdida de todo su territorio y tierras, a manos de un Estado que era sentido como invasor" . Con la radicación, se afectó en forma fundamental la economía de los mapuches, lo que obviamente afectó las pautas económico culturales; las relaciones familiares y la organización social, que tenía como núcleo base la familia ampliada. Los Lonkos perdieron su autoridad, que se fundaba en la tenencia de tierras, facultades de resolución de conflictos y otros. Nace una nueva forma organizativa social y política. "Antes de la radicación, la comunidad era trashumante y la tierra no se asumía como propiedad demarcada o definida, sino como un bien de usufructo, que con frecuencia era abandonada por otro espacio de explotación que ofreciera mejores ventajas. Dado su abundancia, la tierra no tenía un valor intrínseco. Con la radicación -bajo la forma de arreduccionamiento- la comunidad se convirtió en un grupo cuya existencia ha sido la defensa contra la cultura invasora. Sorpresivamente la identidad -nunca antes cuestionada- se convirtió en el eje de su existencia y esta identidad se defendía desde la reducción. Lo anterior no quiere decir que las comunidades carecen completamente de integración con la 13 sociedad y economía nacional" . 746 TOMO2-5.p65 746 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal La última etapa de este proceso, se intentó verificar mediante la dictación de diversas normas que disponían la división de las comunidades; lo que sólo puedo consumarse bajo el gobierno militar de A. Pinochet, bajo cuyo mandato -en el año 1979- se dictan los Decretos Leyes N º 2.568 y N º 2.750 del año 1979. Con la aplicación de éstos, culmina el proceso de radicación iniciado cien años atrás. En ellos se disponía la división de las reservas indígenas, teniendo como meta, la desaparición de todo régimen especial de regulación de las tierras y de las personas, propiciando la desaparición -en definitiva- de los pueblos indígenas en Chile. En suma, todo el proceso de reduccionismo que abarca desde la ocupación militar, la reducción y la división de las tierras coinciden en un mismo núcleo central que Calbucura describe de forma precisa al decir que "desde una perspectiva histórica, las premisas legales que el Estado ha impuesto han tenido como objetivo deslegitimar el fundamento jurídico del sistema de propiedad colectivo sobre la tierra. A su vez la transformación en propiedad individual de las Comunidades Indígenas implica la abolición del status institucional de 14 minoría étnica que los mapuches han ejercido" . III. DISCURSO JURÍDICO DEL ASISTENCIALISMO. El discurso del asistencialismo, si bien reconoce la existencia de un otro, lo percibe como un "otro inferior", que es digno de protección por su inferioridad. Si bien no pretende su asimilación, si mantiene esta concepción etnocéntrica. Este discurso, en relación con los mapuche, y en general, con los pueblos originarios de América latina, ya estuvo presente desde la conquista a través de la acción de algunas congregaciones religiosas. Al igual como en aquella época, esta actitud que se ejerce en la relación con los indígenas por las etnias mayoritarias, puede constituir una mitigación del actuar etno/genocida. 15 Entre nosotros, tal como lo ha señalado Víctor Toledo , el estado ha desarrollado una política indigenista, sólo entre 1990 y 1998 (además de un breve lapso, entre 1972 y 1973); esto es, el tiempo que corre desde la creación de la Comisión Especial de Pueblos Indígenas, hasta la destitución de Domingo Namuncura de la dirección de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI), en razón de su desacuerdo con la aprobación del proyecto Central Hidroeléctrica Ralco, en la cuenca del Bío Bio. Esta política indigenista se ha fundado a su vez, en un discurso jurídico homólogo. En efecto, la actual legislación indígena en Chile establece el deber del estado de otorgar protección a las etnias y su desarrollo, así como el de sus culturas y de sus tierras. Más allá de la torcida aplicación que el gobierno de turno puede haber hecho respecto de su interpretación, utilizando su normativa y su institucionalidad como una manera de legitimar la violación de los derechos de los indígenas, en razón de la ejecución de proyectos de desarrollo, que persiguen el bienestar económico de la mayoría; éste es el sentido más auténtico, que se puede apreciar del tenor de sus disposiciones y de los principios que deben orientar su aplicación. En este sentido es que se debatió el proyecto en el congreso, donde la intervención de varios legisladores de distintos partidos políticos, señalaron que esta ley obedecía al pago de una deuda histórica por el trato que el estado chileno había brindado hasta ahora a sus etnias. La Ley N º 19.253 establece que "el estado valora la existencia de las etnias y que se compromete -por lo mismo- a dar protección a sus tierras, su cultura y propender a la ampliación de aquéllas y a su explotación 16 equilibrada; en el entendido que la susbsitencia de estas culturas es relevante para la nación chilena" . Es en este mismo interés nacional en el que se funda también el artículo 13 de la ley indígena, que establece la protección de mayor impacto dentro del mundo mapuche; esto es, la inenajenabilidad de la tierra indígena, respecto de quienes no pertenecen a la misma etnia, así como la imposibilidad de establecer gravámenes respecto de ella como las servidumbres, los arriendos (por espacio ilimitado de tiempo) y la expropiación 17 aunque este es un tema en que no coincide ni la doctrina, ni la jurisprudencia -. Este mismo fundamento del interés nacional es el que le otorga a la legislación indígena chilena, una posición de privilegio dentro del sistema legal. En efecto, el tema de la nación y la soberanía nacional es uno al que el constituyente originario del 80’ le otorgó tal relevancia, que se inscribe en el capítulo de las bases institucionales, al que los constitucionalistas le atribuyen la calidad de piedra angular de nuestro sistema, donde se establecen los principios y valores que definen nuestro orden jurídico y social. 747 TOMO2-5.p65 747 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado El tema de la protección de la tierra, constituye una reivindicación tan antigua como el movimiento mapuche. Lo cual no resulta algo extraño ni novedoso, ya que toda etnia persigue disponer de un espacio físico donde asentarse y desarrollarse, y que a su vez, esta territorialidad, determina sus formas de producción y por ende, sus relaciones sociales. En esta parte, resulta fundamental explícita la diferencia que existe entre tierra y territorio, para que no incurrir en confusiones, Estos en efecto conforman dos instituciones diversas entre sí, cuya distinción no se advierte probablemente en el uso del término mapu, del mapuzüngun (que tal vez incluya ambos); pero que se hace flagrante al incorporarlo a la legislación. Territorio es el espacio físico donde se desarrolla una etnia, que determina la cultura de las mismas, y donde desarrolla su cultura y ejerce su control. El territorio, es también un elemento componente de la etnia (pese a que es posible advertir la existencia de etnias sin territorio propio), y por cierto de la nación y del estado. Actualmente se ha establecido también que el territorio corresponde a otro sujeto, cuya naturaleza jurídica resulta extraña a la luz del derecho internacional –según me referiré más adelante-, los Pueblos Indígenas. En el Convenio N º 169 de la OIT se ha establecido el derecho de los Pueblos Indígenas al territorio, que se encuentra descrito allí como el espacio que los pueblos ocupan o utilizan de alguna otra manera. Que dicho territorio abarca no sólo el suelo, sino además el subsuelo, el aire, el agua y –en general- los recursos que allí se encuentran. La discusión sobre la "tierra indígena" se inicia, entre los mapuches con el proceso de radicación y reducción, y su reacción a ella. Acorralados por el reduccionismo territorial y la inseguridad sobre la posesión de las mismas, los mapuches se encontraron en la disyuntiva planteada entre el aislamiento cultural y el riesgo de perder la tierra, o una legislación invasiva, que al menos asegurara la tenencia de parte de la tierra. El requerimiento por la entrega de títulos de dominio y la consiguiente división, fue para algunos un discurso válido. La Unión Araucana dese 1926 manifiesta la conveniencia de una subdivisión igualitaria de sus tierras, para pro18 veer a cada familia de los medios suficientes de subsistencia . Por oposición, La Federación Araucana liderada por Aburto Panguilef, sostendrá la ruptura cultural que implicaba la división de las tierras. Como se ha explicado, la legislación chilena tendió inequívocamente a la división de las tierras indígenas con el propósito de imponer unas formas de distribución de los bienes (el derecho de propiedad), y con ello, una forma cultural. Sólo temporalmente se estableció la inenajenabilidad de las tierras; reivindicación que sólo volverá a cristalizar alrededor de 60 años después. De esta forma queda claro, que lo que protege en definitiva la actual legislación indígena es el viejo concepto de "tierra indígena", que equivale por cierto a la propiedad privada en manos de los indígenas, proveniente de algunas de las formas que el estado ha utilizado para ceder, regularizar, entregar o asignar tierras a indígenas (artículo 12), incluyendo la reforma agraria. Y su protección, no es más que una limitación a la libre circulación de los bienes, estableciendo un mercado paraleloy reducido de tierras. Atendido además, el ordenamiento legal chileno que establece una división artificial de las cosas, esta relación legal con la tierra, asegura el dominio o soberanía sobre el suelo; pero no sobre el sub suelo, que es propiedad inalienable del estado; ni sobre las aguas que existen sobre o por debajo de él, respecto de las cuales lo único que se puede disponer es de una concesión estatal, que no necesariamente corresponde al dueño del suelo; no de los demás recursos 19 naturales, respecto de los cuales pueden establecerse gravámenes o –incluso- la posibilidad cierta de inundarlos . En suma, la legislación indígena actual, arrastra esta herencia "asimilacionista", que implica -como ha quedado demostrado- una inadecuada protección. En efecto las normas de protección de la tierra indígena de la ley N º 19.253, están hechas para impedir las usurpaciones y abusos provocadas en conflictos interétnicos entre los años 30 y 80, con los asentamientos de colonos y latifundistas. Es decir, y según se desprende de la propia discusión del proyecto, a las compras celebradas con engaño, a los arriendos a 99 años a "las corridas de cerco", la persecusión, etc. Pero no, para enfrentar una economía neoliberal globalizada, marcada por la actividad de las multinacionales y sus megaproyectos, y en que el título de dominio no constituye ya una defensa del resto de los recursos. Pero además de ello, constituye una aplicación impuesta de una forma de relación específica con las cosas y una forma de producción y –en definitiva- de desarrollo, que a nosotros puede parecernos muy positiva, pero no por eso constituye una verdad insuperable. 748 TOMO2-5.p65 748 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Permanece aquí, por tanto, una visión etnocéntrica respecto de las etnias, una perspectiva de superioridad, que se plantea también, en otros aspectos. En efecto, los legisladores en una acto consciente, desecharon la terminología utilizada respecto de los indígenas en el derecho internacional, colectivamente considerados como Pueblos, por cuanto esto implica reconocer su calidad de sujeto de derechos colectivos; prefiriendo en cambio, el de "etnias". Se advierte en este aserto un verdadero temor a que las naciones originarias asuman su "mayoría de edad", afectando la unidad nacional. Esta conducta resulta habitual desde una perspectiva proteccionista, por la que se reconoce su existencia, pero se niega su participación. En este sentido, cabe señalar que el Gobierno chileno envió al parlamento, junto al proyecto de ley indígena, el proyecto de reforma constitucional que incorporaba el reconocimiento de los Pueblos Indígenas y del carácter pluriétnico y multicultural de la sociedad chilena, a la Constitución Política (lo que ha sido reiterado por el presidente Frei en Septiembre del año 1999). No sólo a través de la supresión de este punto es que ve limitado el derecho de participación de los indígenas en la ley, en relación con el proyecto elaborado por la Comisión Especial de Pueblos Indígenas. Sobre este punto, José Aylwin señala que "en materia de derechos participatorios, se debilitó la comunidad indígena en la ley al permitirse la constitución de hasta tres comunidades indígenas legales en una comunidad territorial o cultural antigua (artículo 10 inciso 2 de ley indígena); se eliminó el impedimento de trasladar a los indígenas de sus tierras, así como la necesidad de consultar a la comunidad cuando dicho traslado, en forma excepcional, se verificase (artículo 25 del proyecto de ley); se modifica la composición del consejo nacional de CONADI (de acuerdo al proyecto de ley este estaría compuesto por once indígenas social, étnica y territorialmente representativos de los pueblos indígenas del país, cautelándose su autonomía) estableciéndose que dicho consejo estaría compuesto por un total de ocho indígenas designados, a propuesta de las comunidades y asociaciones indígenas, por el Presidente de la República de conformidad a un reglamento (artículo 41 ley indígena); y se eliminan íntegramente las disposiciones del proyecto de ley que creaban la figura de los jueces de paz indígenas encargados de impartir justicia de menor cuantía al interior de la comunidad, quienes serían propuestos por cada comunidad en terna a la Corte de Apelaciones respectiva para su nombramiento (artículos 90 20 a 94 proyecto de ley)" . En definitiva la ley considera sólo dos unidades asociativas, la comunidad (que aún cuando es una institución creada por la ley en el período de radicación, han constituido los espacios en que los mapuches han procurado evitar los efectos de la desculturación) y la asociación indígena. La primera de estas otorga facultades para solicitar la compra de tierras por parte de la Corporación, de consulta sobre alguna situación que pudiere afectarles (artículo 34), sistema que hasta ahora no se ha implementado por los servicios públicos. También se establece respecto de ellas, la facultad de administrar áreas silvestres protegidas que se encuentren en áreas de desarrollo (artículo 35). Como señala Aylwin "se trata en esencia de una participación de carácter consultivo puesto a que la ley dejó, en última instancia, la resolución de los asuntos indígenas en manos de CONADI, entidad cuyo consejo nacional controla el gobierno, así como en manos de los servicios de la administración del Estado. La ley tampoco permite niveles mayores de asociatividad indígena al no contemplar la posibilidad de constituir federaciones de asociaciones o comunidades indígenas. Es más, prohibe a las asociaciones asu21 mir la representación de las comunidades" , lo que en todo caso ha sido validado por la práctica de asociaciones comunales. Por último se considera una representación minoritaria y de elección indirecta en el consejo nacional de CONADI (artículo 41). Se ha criticado esta ley, por sectores vinculados a partidos políticos de derecha (Instituto Libertad y Desarrollo, entre otros), entre otras razones por fundarse en el mecanismo de la discriminación positiva, que en definitiva, no es ni más ni menos que discriminación al fin. Se dice, que el esfuerzo que realiza el estado, para propender al desarrollo de las etnias se funda en una deuda histórica, que consiste en el resarcimiento de que la sociedad chilena es responsable por motivo del trato que se le ha brindado a los mapuches –y a todos los indígenas- en los últimos 190 años de existencia (aunque el tema de hasta cuando corresponde esa deuda, es también discutible). En realidad, esta forma de argumentar el fomento de los pueblos indígenas, sumado a los mecanismos utilizados para ello, configuran esta actitud que Breton ha denominado como paternalista. Esto ha su vez explica el argumento principal -a mi juicio- de la equívoca postura del gobierno anterior que finaliza 749 TOMO2-5.p65 749 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado su mandato, en relación con los indígenas; esto es, considerar que el trato brindado por la sociedad chilena a los indígenas ha provocado su empobrecimiento (lo que es cierto) y que por lo mismo, el esfuerzo de cualquier gobierno democrático debe consistir en incorporar a todos los sectores –incluidos los indígenas- al proceso de crecimiento económico. Este es un punto que intentaré asumir utilizando la moral Kantiana y la Teoría de la Jusitcia de Rawls. No obstante, es preciso recalcar que mientras se siga rechazando el escenario de las relaciones interétnicas, permaneceremos en la etapa del paternalismo. Por lo anterior, parece ser que en verdad la deuda histórica no tiene sólo un contenido social, sino además uno cultural; en tanto cuanto, no hemos sido capaces como sociedad de asumir la relación interétnica y abandonar la idea de la cultura superior. Que, además mientras el discurso jurídico conserve el deseo incontenible de universalidad y de validez total, no será posible dejar de lado su carácter etnocéntrico, explicado por su concepción cartesiana del derecho. IV.- LAS TEORÍAS CONTRACTUALISTAS Y LOS DERECHOS DE LOS INDÍGENAS. A partir de la defensa y la consolidación del sistema de derechos humanos o fundamentales -instrumentos de los cuales los indígenas se han apropiado para incorprorarlo a su propia cultura- se retoman las teorías contractualistas y la visión Kantiana de la imparcialidad y la concepción de la autonomía. El aporte de la filosofía liberal más relevante lo constituye la concepción de los derechos morales o fundamentales y de la igualdad, expresado en el más fundamental de los derechos: el derecho a ser tratado con igual 22 consideración y respeto . Desde esta perspectiva, el filósofo anglosajón Ronald Dworkin distingue entre la igualdad como política, y como derecho. La diferencia entre ambas, la explica Dworkin al señalar que las políticas (o directrices políticas) corresponden al tipo de estándar que propone un objetivo que ha de ser alcanzado; generalmente, una mejora en algún rasgo económico, político o social de la comunidad. Por otra parte, el autor define los principios -que son proposiciones que describen derechos- como un "estándar que ha de ser observado, no porque favorezca o asegure una situación económica, política o social que se considera deseable, sino porque es una exigencia de la justicia, la equidad o alguna otra dimensión de la moralidad. De tal modo, la proposición de que es menester disminuir los accidentes de automóvil es una directriz, y la de que 23 ningún hombre puede beneficiarse de su propia injusticia, un principio" . Dworkin sostiene además que, sólo los principios son vinculantes para los jueces en el ejercicio de la interpretación del derecho. En el tema de la igualdad habitualmente se ignora esta distinción fundamental. Del mismo modo resulta necesario hacer una segunda distinción, a la que también recurre el profesor de Oxford, entre el derecho a igual tratamiento, que es el derecho a una distribución igual de oportunidad, recurso o cargas; y le derecho a ser tratado como igual, es decir, el derecho a ser tratado con la misma consideración y respeto. Sólo en algunas circunstancias, uno incluye al otro; sin embargo, sólo el segundo es fundamental, siendo el primero derivado. En efecto, aquel se encuentra consagrado en las bases de nuestro sistema jurídico social y dice relación con la concepción del hombre como un sujeto moral en sentido Kantiano. Es decir, como un individuo capaz de discernir su propio bien, de trazar un plan de vida a la luz de ese discernimiento, y de adecuar el 24 conjunto de sus actos a ese plan . De esta forma se consagra la autonomía como un valor; y también, el más fundamental de los derechos, en tanto cuanto, por el sólo hecho de pertenecer a la clase de los humanos, tenemos acceso a los mismos derechos, y el hecho de ser privado de alguno de ellos (y por ende, del derecho a ser tratado como igual), significa considerar a alguien como menos que una persona. Se ha dado el mismo alcance a la igualdad jurídica que a la igualdad sociológica y/o cultural; cuando en verdad la jurídica, se relaciona claramente con la situación que otorga el ordenamiento jurídico a una persona determinada, estableciendo un estatus jurídico determinado, que implica su vez ciertos derechos y obligaciones; y la segunda, se refiere a las condiciones de vida reales o efectivas de cada sujeto, inmerso en un contexto social o de grupo, que determina a su vez la identidad propia de cada individuo. La Corte Suprema de Chile, ha explicado esta cuestión con claridad al referirse a la igualdad ante la ley: "La igualdad ante la ley consiste en que todos los habitantes de la República, cualquiera que sea su posición social u origen, gocen de unos mismos derechos, esto es, que exista una misma ley para todos y una igualdad de todos ante derecho, lo que 750 TOMO2-5.p65 750 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal impide establecer estatutos legales con derechos y obligaciones diferentes, atendiendo a consideraciones de razas, ideologías, creencias religiosas u otras condiciones o atributos de carácter estrictamente personal. Toda igualdad se manifiesta concretamente por la generalidad, característica que de ordinario corresponde a la naturaleza jurídica de la norma jurídica; pero ello no significa que en absoluto no puedan dictarse leyes de carácter particular relativas a situaciones específicas y aun personales, como ocurre con frecuencia" (C.S. 25-11-1970, RDJ., t.67, sec. 1ª, pág. 530). Si defendemos la igualdad de los indígenas en el sentido jurídico en que ha sido definido, estamos reiterando los principios aportados por la tradición contractualista. Si en cambio, al afirmar la igualdad de los indígenas en un sentido antrópologico, en realidad estamos utilizando una de las estrategias propias del asimilacionismo, que se funda en el concepto de la unidad nacional Dentro del mismo contexto, John Rawls ha elaborado lo que denomina la Teoría de la Justicia, donde establece ciertos principios, cuya validez emana de que corresponde a unos en que cualquier persona racional, sin considerar sus intereses y posición social estaría de acuerdo, y que utilizando la filosofía de Kant, establece la posibilidad de crear mecanismos que permiten derivar aquellos principios, que establezcan un procedimiento para definir la justicia de cada caso, en lo cual consistiría la justicia constitucional. Expresa Rawls que "el problema de la libertad, es el de elegir un principio mediante el cual, las demandas que los hombres se hacen 25 unos a otros en nombre de su religión sean reguladas" . Esta perspectiva del derecho es acorde con los principios establecidos en nuestra constitución y con lo consagrado en la ley indígena, en el sentido que el bien común no es concebido como el bienestar de la mayoría, sino como la posibilidad de otorgar a cada uno la posibilidad para realizar su propio bien. Resulta valioso también, rescatar que conforme a esta perspectiva del derecho, los derechos constituyen instrumentos jurídicos poderosos para reivindicar la autonomía individual. No obstante, esta concepción del derecho, considera al sujeto como único titular de derechos, es decir, resulta inadmisible en esta teoría del derecho la idea de derechos colectivos. Esto es así, por cuanto el discurso jurídico así generado se funda en la noción de autonomía desarrollada por Kant, que es atribuible a un individuo solamente. En una concepción filosófica como ésta, se asume, que el tema de las etnias, es un tema de las minorías, y los derechos de éstas; de tal modo que se persiste en el desconocimiento cultural de la otra etnia. V.- ¿ES POSIBLE UN DISCURSO JURÍDICO QUE FAVOREZCA UN DERECHO A LA DIFERENCIA? Atendida la construcción de nuestro discurso jurídico, que aquí he intentado explicar, parece insostenible que esta favorezca la posibilidad de establecer de un diálogo basado en la valoración y el respeto de este otro colectivo con el Pueblo Mapuche (o cualquier otra etnia). Más aún, teniendo presente el discurso del movimiento mapuche durante la última década, que reivindica ya no sólo tierras y su protección, sino sus derechos colectivos en cuanto Pueblo. El tipo de discurso presente en el estado, sólo garantiza un "diálogo de sordos", como ha ocurrido hasta ahora. A la luz de esta percepción, resulta comprensible que para los funcionarios del estado, sea absolutamente inexplicable la movilización indígena en estos términos, considerándola subversiva y atentatorio del estado de 26 derecho . Ahora bien, como no es mi intención plantear una posición desde el nihilismo, me parece que exiten algunos pasos que permitirán avanzar hacia un discurso jurídico del derecho a la diferencia; pero por lo visto no será un camino fácil. Resulta en realidad complicado pensar, en que exista un discurso jurídico que permita plantarse desde una perspectiva multiétnica y pluricultural; toda vez, que el derecho corresponde a un elemento cultural, que regula una forma de relaciones sociales, una forma de producción, una forma de determinar los justo y lo injusto para una sociedad. El derecho constituye la autoafirmación de una sociedad, y por lo tanto se hace cargo de sus principios y valores. Parece ser –en todo caso- que, mientras sigamos pensando que es posible encontrar la fórmula para resolver el problema indígena, sin cuestionarnos el paradigma desde el cual nos proyectamos, no estaremos avanzando ni 751 TOMO2-5.p65 751 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado un ápice hacia una relación interétnica más simétrica. Dicho de otra manera; toda vez que se intente describir por el derecho fenómenos que le son ajenos, lo que se estará haciendo, es aplicar el derecho. Lo que "presupone la separación entre un yo y el mundo, entre el sujeto y el objeto, entre el pensar y el actuar, entre la teoría 27 y la práctica, entre el hecho y la norma, entre el caos y el orden" . Parece una estrategia válida, en cambio, en el camino hacia el derecho de la diferencia, la utilización de la doctrina de los derechos humanos, la vigencia de las normas de derecho internacional al respecto, o la creación de un Ombudsman de los Pueblos Indígenas como ha sido planteado por Víctor Toledo. Aún cuando se presente probablemente como una perspectiva indigenista, y no propiamente indígena, que la ética de la responsabilidad nos obliga a situarnos en una perspectiva de realismo. Probablemente sea esto, lo único que podemos esperar de la dogmática jurídica como aporte a la relación inercultural y la reivindicación de las naciones originarias; el resto, es tarea de los indígenas. De esta forma, y sólo en la medida en que la utilización del derecho se haga como forma de apropiación cultural, y en la medida que se desarrolle un propio discurso jurídico desde lo "alternativo" (se entiende que lo es, para nuestro sistema jurídico), será factible relativizar los términos de una estructura que parece autoclausurada. En fin, este discurso, nos permitirá de todas formas, detener el discurso asimilacionista, y a su vez garantizar en algún grado, la participación de los indígenas propiciando la discusión política y el debate nacional que favorezcan la posibilidad de entendimiento, como en el caso de los Acuerdos de San Andrés, en que las partes (estado mexicano y el EZLN) se comprometen a transformar profundamente el estado, y a impulsar un pacto social fundado en el aporte que los Pueblos Indígenas pueden hacer a la unidad nacional, a partir del reconocimiento constitucional de sus derechos a libre determinación y la autonomía. NOTAS * Fundación Instituto Indígena. Vicuña Mackenna 779 2° piso, TEMUCO. (56 - 45) 21.02.78 - 21.00.16 f.i.i.@entelchile.net BRETON, R., 1983. Las Etnias, Oikos-tau S.A. ediciones. España. 2 BRETON, R., Ob. Cit., pág. 92 3 Al respecto ver TOLEDO, V.1998. "Política indígena ¿con o sin indigenismo? Carta para estudiantes, Instituto, amigos mapuches y chilenos", en Proyecto de Documentación Ñuke Mapu. 4 BRETON, R., Ob. Cit., pág. 138. 5 Según el censo de 1992, 9.060 chilens mayores de 14 se reconocen como mapuches, lo que corresponde al 9,60 de esa población. 6 BROEKMAN, J., 1993. Derecho y Antropología, editorial Civitas, España, pág. 233. 7 BENGOA, J. 1996. La historia del Pueblo Mapuche, Sur ediciones, Chile. 8 LÓPEZ, M., 1997. "Herramientas para el análisis del Estado chileno y la cuestión étnica", en Anuario N º 4 del Centro de estudios y Documentación Mapuche Liwen, Edición CEDM Liwen, Chile. 9 AYLWIN, J. Et. al. 1995. Tierra, Territorio y Desarrollo Indígena. Instituto de estudios Indígenas, Chile. 10 BRETON, R., Ob. Cit., pág. 55. 11 Sin respetar ni la forma de distribución y administración propia de los indígenas, como sus unidades políticas básicas - lof o familia ampliada -, ni las autoridades originales. Ver, BENGOA, J., 1996. Ob. Cit. y VIDAL, A., 1999. "Políticas Legislativas Indígenas en Chile, el caso de las Tierras y Territorios Mapuches", en Legislación Indígena, Tierras y Pueblo Mapuche, Número especial de la Revista CUHSO. Centro de Estudios Socioculturales, Universidad Católica de Temuco, Chile. 12 VIDAL, A.,1999. Ob. Cit. 13 PARMELEE, E., s/f. "Decreto Ley 2568: Sus efectos e implicancias", en Proyecto de Documentación Ñuke Mapu. 14 CALBUCURA, J. s/f. "El proceso legal de abolición de la propiedad colectiva: el caso mapuche", en Proyecto de Documentación Ñuke Mapu. 15 TOLEDO, V. Ob. Cit. 16 LILLO, R., 1999. "La legislación como aspecto de la relación intercultural" en Legislación Indígena, Tierras y Pueblo Mapuche, volumen especial de la revista CUHSO, del Centro de estudios Socioculturales de la Universidad Católica de Temuco, Chile. 17 Ver SALAMANCA, M. 1999. "El límite de la protección de las tierras indígenas de la Ley 19.253" en Legislación Indígena, Tierra y Pueblo Mapuche, volumen especial de la revista CUHSO, del Centro de Estudios Socioculturales de la Universidad Católica de Temuco, Chile. 1 752 TOMO2-5.p65 752 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal 18 MARIMÁN, P. 1997. "Tierra y Legislación Indígena: una mirada desde el programa del movimiento mapuche", en Anuario N º 4 del Centro de Estudios y Documentación Liwen, editado por el CEDM Liwen, Chile. 19 Ver TOLEDO, V. 1997. "Todas las aguas. El subsuelo, las riberas, las tierras. Notas acerca de la (des) protección de los derechos indígenas sobre sus recursos naturales y contribución a una política pública de defensa", en Anuario N º 4 del Centro de Estudios y Documentación Liwen, editado por el CEDM Liwen, Chile. 20 AYLWIN, J. 2000. "Antecedentes para la comprensión de los conflictos en Territorio Mapuche", por publicar en revista Perspectiva de la Universidad de Chile, Chile. 21 AYLWIN, J. 2000. Ob. Cit. 22 DWORKIN, R. 1989. Los Derechos en serio. Editorial Ariel derecho, España (pág. 332). 23 DWORKIN, R. 1989. Los Derechos en serio. Editorial Ariel derecho, España (pág. 72 y 73) 24 Ver PEÑA, C. 1998. "¿Por qué necesitamos a Kant" en Revista Nº 69 del Centro de Estudios Públicos. 25 RAWLS, J. 1985. Teoría de la Justicia. Fondo de Cultura Económica, México (pág. 252). 26 Durante el gobierno del presidente Eduardo Frei, este solicitó a los tribunales la aplicación de la Ley de Seguridad del Estado (instrumento jurídico utilizado en forma profusa durante la dictadura militar) en tres ocasiones, mientras que durante el gobierno de Patricio Aylwin se condenó a 144 mapuches por asociación ilícita usurpación y otros delitos. 27 BROEKMAN, J. 1993. Ob.cit. (pág. 42) LA CONCILIACIÓN JUDICIAL Y ADMINISTRATIVA EN LA LEY INDÍGENA 19.253 * Jaime López Allendes La Mediación, como resolución de conflictos jurídicos, en nuestro ordenamiento jurídico ha tenido un rol disminuido en la práctica forense y judicial por nuestra tradición española; en efecto, nuestros abogados y jueces, no se encuentran formados para mediar los intereses de sus clientes, y por lo general y tradicionalmente se ha optado por iniciar un juicio declarativo, ya ordinario o sumario, para lograr solucionar los conflictos. A diferencia de la cultura de los países de tradición jurídica anglosajona donde desde antiguo se contempla como una etapa previa o alternativa al juicio, la intervención de un tercero, que es un mediador que es un abogado especializado, muchas veces perteneciente a un colegio o asociación de mediadores, gozando de mucha aceptación por los particulares. La conciliación, en general, es una forma de terminar un juicio por acuerdo de las partes, o prevenir un litigio eventual, haciéndose concesiones recíprocas. En el procedimiento del artículo 56 de la ley indígena nº 19253, el llamado a conciliación se contempla como trámite esencial, en el numerando tercero. En el Sistema Jurídico Chileno, dentro del procedimiento civil ordinario de aplicación general, la conciliación se ha establecido como un trámite esencial una vez agotada la fase de discusión, de acuerdo a lo establecido en el artículo 262 del código de procedimiento civil. La situación del procedimiento indígena se contempla en la misma disposición citada, inciso 2º in fine "Con todo, en los procedimientos que contemplan una audiencia para recibir la contestación de la demanda, se efectuará también en ella la diligencia de conciliación, evacuado que sea dicho trámite" La ley nº 19.253 de 1993 al establecer la conciliación como trámite esencial, representó una innovación no solamente respecto del anterior procedimiento especial sino también respecto de la normativa procesal común, vigente al promulgarse la ley indígena, que señalaba la conciliación como un trámite que podía facultativamente decretar el Juez. El artículo 56 numerando tercero nos señala por cuáles normas se rige la conciliación judicial indígena, en general reitera de las disposiciones procesales ordinarias de aplicación general, en los artículos 262 inciso 1º in fine, 263 y 267 del código del ramo. "En la audiencia, el Juez actuando personalmente propondrá bases de conciliación. Las opiniones no lo inhabilitarán para seguir conociendo de la causa. De la conciliación, total o parcial, se levantará 753 TOMO2-5.p65 753 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado acta que contendrá las especificaciones de lo avenido y será suscrita por el Juez, las partes y el secretario. Tendrá el mérito de sentencia ejecutoriada". Por aplicación del inciso 1º del artículo 56 de la ley indígena, entendemos que debe darse aplicación, en todo lo pertinente y como norma supletoria, el título II del libro II del código de procedimiento civil. En la práctica tanto en el procedimiento de aplicación general como en el indígena, no se lleva a cabo una actuación personal del Juez ni se proponen bases de arreglo. Los abogados tampoco exigen el cumplimiento de esta norma y en el curso del juicio se ha tomado como una mera formalidad que se cumple con una frase de estilo: "Llamadas las partes a conciliación, esta no se produce". Lo anterior no significa que muchos juicios no concluyan en conciliación, pero no por aplicación de esta norma, sino por gestiones extrajudiciales y que se sancionan en el comparendo. El último numerando del artículo 56 establece que el llamado a conciliación además puede hacerse en cualquier etapa del juicio, pero ya no como trámite esencial. "El Tribunal encargado del conocimiento de la causa, en cualquier etapa del juicio podrá llamar a conciliación a las partes" Si el trámite esencial de la conciliación produce un escaso resultado como iniciativa del Juez, menos aplicación aún tiene esta otra conciliación, establecida como trámite meramente facultativo del Tribunal. Con todo lo anteriormente señalado, se hace necesario precisar que las soluciones alternativas de conflictos, como por ejemplo el avenimiento y el arbitraje han estado tomando cada vez más auge, atendido que la certeza jurídica es un principio y un valor en sí, ya que por el contrario la incerteza puede llegar a producir efectos casi tan negativos que no se ven compensados ni aún con una sentencia favorable. Es por ello que en las relaciones jurídico laborales y usualmente en el ámbito comercial existen instancias previas de avenimiento o arbitraje. La ley indígena en este aspecto introduce una positiva particularidad en las normas relativas a procedimientos judiciales, en el artículo 55 "de la conciliación" "Para prevenir o terminar un juicio sobre tierras, en el que se encuentre involucrado algún indígena, los interesados podrán concurrir voluntariamente a la Corporación a fin que se los instruya acerca de la naturaleza de la conciliación y de sus derechos y se procure la solución extrajudicial del asunto controvertido. El trámite de la conciliación no tendrá solemnidad alguna". "La Corporación será representada en esta instancia por un abogado que será designado al efecto por el Director, el que actuará como conciliador y ministro de fe. Este levantará acta de lo acordado, la que producirá el efecto de cosa juzgada de última instancia y tendrá mérito ejecutivo. De no llegarse a acuerdo podrá intentarse la acción judicial correspondiente o continuarse el juicio, en su caso". Este ha sido denominado trámite de conciliación administrativa, y durante la discusión del proyecto de ley se pensó en darle un carácter de etapa prejudicial obligatoria "entre indígenas", suponiendo que en caso de producirse conflicto con un particular, la CONADI intervendría a través del abogado defensor de indígenas. Finalmente se optó por darle un carácter voluntario, para extenderla a los casos en que fuera parte también un no indígena. Esta ha sido la forma de conciliación más exitosa, no solamente porque existen recursos humanos especialmente dedicados a la labor de resolver conflictos, sino porque se adecua más a la cultura e idiosincrasia indígenas, y a la realidad de los conflictos. En primer lugar, las facultades del conciliador se fundamentan en su "auctoritas" vale decir, en las proposiciones que pueda hacer a las partes y en su poder de convicción, de tal manera que tales proposiciones puedan llegar a ser "justas" o aceptadas por los interesados. Ello implica que sus atribuciones están socialmente reconocidas y por tanto el resultado de la conciliación se cumple por el convencimiento de las partes. El conciliador carece de "imperium", es decir no puede imponer su voluntad a las partes. Sin embargo, esta distinción, que viene en nuestra tradición jurídica del derecho romano, no tiene significación en la costumbre jurídica indígena, de tal manera que las proposiciones del conciliador tienen en tal tradición jurídica una 754 TOMO2-5.p65 754 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal fuerza obligatoria mayor que en la conciliación tal y como se entiende en la legislación nacional, todo lo cual resulta reforzado por el hecho que el Conciliador, como representante de la CONADI, es un representante del poder estatal ante las partes indígenas en conflicto. En segundo lugar, el procedimiento de la conciliación se rige por el principio de la inmediación, vale decir, el abogado conciliador toma un contacto directo con los medios de prueba y las partes, y ello se debe precisamente a la ausencia de mayores ritualidades. Esto resulta especialmente interesante en el caso de las comunidades mapuches, donde los problemas se producen precisamente entre parientes, por lo cual se hace necesario también un trabajo previo de acercamiento personal y humano entre las partes. Resulta obvio que este sentido la labor de persuasión del Conciliador debe ser directa, y no a través de ritualidades, escritos o intermediarios. En tercer lugar, y en relación a la inmediación, el procedimiento de conciliación se destaca por la economía procesal, lo que representa una considerable ventaja frente al otro medio de resolución del conflicto, que es el proceso contencioso. En cuarto lugar, la conciliación extrajudicial es también un trabajo interdisciplinario, donde el Conciliador tiene la asesoría directa de profesionales de la geomensura, cuya intervención es determinante en los juicios de tierras, sin perjuicio de la asesoría de otros profesionales como asistentes sociales. ¿Cuál es el ámbito de aplicación de la conciliación? Debemos distinguir entre lo que son los límites en cuanto a las personas y los límites en cuanto a la materia. En primer lugar, en cuanto al objeto del conflicto, el ámbito de aplicación de la conciliación extrajudicial es más amplio que aquel del procedimiento especial indígena, pues mientras que este solamente puede aplicarse a los juicios sobre tierras indígenas, la conciliación extrajudicial puede aplicarse en general a los juicios sobre tierras en que tenga interés un indígena. Si bien actualmente la CONADI interpreta que la conciliación administrativa se aplica solamente a las tierras indígenas, de la historia fidedigna de la discusión de la ley, tenemos constancia que un parlamentario, el senador Thayer, propuso limitar esta institución a las tierras indígenas, lo que fue rechazado en la Comisión respectiva, luego la voluntad del legislador era aplicarla a toda clase de conflictos de tierras donde estuvieran involucrados indígenas. Lo cierto es que tal redacción e interpretación permite que se aplique este procedimiento a las pretensiones históricas de los indígenas sobre tierras que desde el punto de vista de la propiedad inscrita pertenecen a particulares y por tanto no tienen el carácter de tierra indígena. En segundo lugar, desde el punto de vista de las personas a las que se le puede aplicar el procedimiento, basta que una de las partes o interesados sea indígena, y dependiendo de la interpretación que se le dé a la palabra "interés", también se podría aplicar a conflictos en que los indígenas tienen un interés no patrimonial. En conclusión, esta norma ha sido uno de los mayores aciertos de la ley 19.253. Es necesario hacer notar que cada litigio actual o potencial que se resuelve por esta vía, es un ahorro en tiempo y dinero para los indígenas, que además de conservar la paz en las comunidades, comúnmente soluciona el problema en definitiva, virtud que no tiene la sentencia judicial, la cual, al producir una cosa juzgada limitada, origina una multiplicidad de juicios, así un mismo problema provoca muchas veces recíprocas denuncias de usurpación, reivindicación, juicios de demarcación y cerramiento y hasta interdictos posesorios, todo lo cual no es más que un estancamiento en la resolución del conflicto. La solución consensuada, usualmente pasa por el informe de la CONADI, sea que se produzca dentro de la conciliación administrativa, aunque también puede ser una de las condiciones del avenimiento judicial, sin descartar el nombramiento de un perito topógrafo independiente. NOTAS * Profesor de Legislación Indígena. Universidad Católica de Temuco. Proyecto CREA 755 TOMO2-5.p65 755 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado COMUNIDADES INDÍGENAS: APORÍA Y POSIBILIDAD DE RUPTURA AL INTERIOR DE LOS ESTADOS CONSTITUCIONALES Carlos Mario Piedrahita Londoño * "¿Qué oscura amenaza irradian los indios de las Américas, ¿qué amenaza porfiadamente viva a pesar de los siglos del crimen y el desprecio? ¿Qué fantasmas exorcisan los verdugos? ¿Qué pánico?" ** (Eduardo Galeano) I. El título del presente documento es en sí mismo una premisa de trabajo, una hipótesis integrada por una especie de tautología, pues la idea en el desarrollo de lo real (del mundo real en que vivimos) vuelve sobre sí misma. Decir que la existencia de las comunidades indígenas constituye un problema de difícil resolución para los estados en que existen es homólogo a decir, para la segunda parte del título, que representan una posibilidad de ruptura al interior de los estados constitucionales. Aunque minorías étnicas y lingüísticas no sólo existen en los países con regímenes constitucionales, ni al interior de todos los regímenes constitucionales existen minorías con este carácter o existen muchas minorías pero los estados no pertenecen aún a los constitucionalismos, o lo que es lo mismo, no los reconocemos como países occidentales. Bien, de entrada, las minorías étnicas indígenas de las Américas tienen una variedad de relacionamiento y pertenencia a las sociedades nacionales en las que se encuentran insertas. Esta variedad puede ir desde la pérdida del idioma, y de sus tradiciones (de su cultura) hasta la marginación absoluta, situación que le ha permitido a muchas comunidades el mantenimiento de sus culturas, idiosincrasias, idiomas, vida comunitaria. He podido decir, el grado de relacionamiento y pertenencia a la sociedad hegemónica de los países en que están situados. Han comenzado a verse las dificultades. En primer lugar existen comunidades indígenas en nuestros países (y en algunos son muchísimas) y su grado de relacionamiento no es parejo, es presentable por gradaciones. En nuestro país, me refiero a Colombia, el tema es novedoso aún, muy a pesar de que estas comunidades siempre han estado en nuestros estados. El tema presenta complejidades y espero ir señalándolas a lo largo del desarrollo del trabajo. 1 En Colombia existen por lo menos ochenta comunidades indígenas diferentes . Al hablar de comunidades indígenas se alude a diferencias fundamentalmente de orden lingüístico y no se incluye el número plural de divisiones que puede haber al interior de cada una de esas comunidades clasificadas, en últimas, de los pueblos que las constituyen. Más adelante mediante un extenso trabajo de orden etnológico y etnográfico habría la necesidad de introducir diferentes variables de orden organizacional dirigidas a establecer el número más exacto al respecto. Para ejemplificarlo, existen indígenas Emberaes desde Panamá hasta el departamento del Cauca, y se han dividido por múltiples características como de río, de montaña y de selva. Lingüísticamente, fenotípicamente, simbólicamente son emberaes, pero los de selva tienen sus propios referentes, desarrollos, relaciones diversas de acercamiento a la sociedad nacional, formas de gobierno (en sentido muy general) autónomas, pertenecientes casi a cada poblado. Así, tras conocimiento, deberá proceder un largo ejercicio de teoría de conjuntos realizada a partir del trabajo empírico, que brinde una aproximación mayor que sirva a los propósitos de comprensión y conocimiento de nuestros ancestros presentes. De otro lado, el establecimiento de ese número n, aún indefinido tiene una importancia de orden material jurídico (por lo menos en Colombia y creo que extensible a muchos otros países): La importancia del dato radica en que con él se da un contexto material de aplicación a aquel valor, principio y derecho, pero aún más, a aquella característica de nuestros estados constitucionales, cual es la pluralidad, la diversidad. Diversidad, pluralidad que toma la forma de pluriculturalidad y plurietenicidad. En el caso de los indígenas el fuero establecido da lugar a la plurinormatividad, que quizás, de manera más acertada, deba señalarse como plurijuridicidades. Se ha pasado, en términos filosóficos, de lo uno a lo múltiple, de lo uniforme a lo diverso, 756 TOMO2-5.p65 756 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal de lo uniforme hegemónico y excluyente, a lo múltiple y al desarrollo de instrumentos importantes de inclusión social. Al margen cabe señalar que en Colombia, se reconocen como minorías étnicas fuera de las comunidades indígenas a otras, un poco soslayado el concepto. Se trata de las comunidades negras y de las comunidades raizales. Los negros, aquellos descendientes de los esclavos traídos del Africa, de procedencia también múltiple, pero con contenidos culturales más cercanos a la sociedad nacional. También hacen parte de él sus diferentes grados de mestizajes y que como referente se señalan los de las costas atlántica y pacífica (y con posibilidad de existencia en otros sitios), que conservan una cierta identidad más fáctica que ancestral y que han manejado globos de tierra importantes, antes marginados y ahora urgidos por las necesidades de desarrollo de la sociedad nacional y la globalización. Los raizales son también negros, pero son aquellos ubicados en el archipiélago de San Andrés y Providencia, que tienen igualmente orígenes africanos, pero cuya historia e idiosincrasia, dada su ubicación geográfica, es diferente, más antillana, más caribeña. Su idioma es, a diferencia del idioma general, el inglés y desde antaño profesan religiones de orden cristiano protestantes. En la historia están cerca de los británicos en muchos sentidos. No obstante, solo las comunidades indígenas se diferencian de manera clara de la sociedad nacional y tienen un campo de acción en todos los órdenes de mayor independencia. Este trabajo se dirige fundamentalmente, como está indicado en su nombre, a las comunidades indígenas, aunque parte de las conceptualizaciones del discurso que se elabora sean extensibles a las demás. Para el caso de Colombia es necesario reconocerse que 2 existe una jerarquización étnica en la Constitución de 1991, que en lo dicho puede advertirse . Ahora bien, los indígenas son los pobladores originarios de los territorios de las Américas. Les asiste una característica: son pobladores anteriores a cualquier tipo de estado occidental que haya dominado, aún que haya existido, en estas latitudes. Me refiero a que eran dueños y señores de la América nuestra antes que España y que las demás naciones europeas, y antes que cada una de las repúblicas que reconocemos en las Américas y en las que nos señalamos como nacionales. Son comunidades anteriores a las diferentes formas y regímenes de poder que nuestros países hayan podido adoptar después de las independencias. Hoy los indígenas son los descendientes de esos originarios habitantes y mantienen sus características. Descripción harto obvia y hasta tautológica, cuestión muy propia de los análisis, que se convierten en circulares. De manera explícita la Constitución del Paraguay establece que: "Esta Constitución reconoce la existencia de 3 pueblos indígenas, definidos como culturas anteriores a la formación y organización del Estado" . Otras constituciones de América, como la colombiana, se han referido y explicitado, de distintas formas, que su población está compuesta también por indígenas, pero ninguna hace una manifestación tan contundente como la citada de la república guaraní. ¿Pero, existe alguna diferencia importante en que se refiera en determinados términos la existencia de las comunidades indígenas en las Cartas Políticas de nuestros países? Creo que sí. Se trata de pasar de una situación de invisibilidad, de discriminación (la marginalidad) al reconocimiento, y en tanto, a la inclusión en las sociedades mayores (quizás mejor sería decir más grandes, o nacionales) y que puede significar la posibilidad del respeto social, el reconocimiento de la dignidad que per – se tienen como individuos y como comunidades, y que ha sido repetidamente negada en la historia. El asunto es de significación, de puro sentido. Además es producto de la dinámica de los conflictos sociales afrontar de manera reflexiva una sociedad que se piensa o es el papel que asumen aquellos que piensan la sociedad. Reviste interés explicitar la existencia, así en comienzo sea por definición, mediante movimientos meramente tautológicos, la existencia de los indígenas. Debe agregarse, como lo saben todos, que los indígenas existen hoy gracias a su atávica obstinación por existir; si se quiere, a su absoluto y denodado, no derrotado instinto de conservación. Incluso, existen a pesar de lo establecido por las leyes, y con lo anterior, existen en contravía a la feroz dinámica de aniquilamiento a que han sido sometidos durante medio milenio. Las dinámicas de la historia en nuestro país, aún hoy, a pesar de lo establecido en la Carta Política de 1991, atentan contra la existencia de los indígenas y de sus comunidades. Como en muchas cuestiones cotidianas, y 757 TOMO2-5.p65 757 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado éstas deberían ser consideradas como cotidianas, no las vemos aunque están ante nuestros ojos, a nuestra cercana vista. Existe una especie de ambivalencia entre las dinámicas descritas y las consagraciones y el carácter constitucional de la pluralidad que pregonan los estados de occidente. Se cifra en esta tensión uno de los grandes retos, cuyos senderos están llenos de obstáculos, que se afrontan en estas sociedades nuestras en la búsqueda y consolidación de formas de convivencia más justas. La cuestión, se verá luego, alcanza a cuestionar la forma de organización administrativa y política existente. Lo dicho hasta ahora está llamado a tener consecuencias de tipo práctico, que son problemáticas. El reconocimiento hecho compromete la ética del estado (y debería comprometer la de todos sus habitantes). Me refiero a que la actividad del estado en la promoción de valores, de estos valores, y a la formación de las costumbres que, como lo demótico (griego), sea propiedad de las comunidades que pueblan una república y que ello se exprese en las relaciones que entre ellas se desarrollen. Lo dicho remite a un principio que hoy ha sido negado a medias: me refiero a la idea de la soberanía popular. El reconocimiento de la existencia y autonomía de las comunidades indígenas como son implica respeto por este principio, sin demeritar el principio democrático con que se corresponde. Es que no todos los asuntos de un estado se definen por mayorías. La democracia se concreta cuando los individuos y las comunidades tienen autonomías que les permiten ser. No se trata de uniformar, se trata de dejar ser. Sea decirlo, cuando hablamos de soberanía nacional, casi siempre hoy nos referimos a la soberanía de un estado frente a otros, pero los contenidos de esa soberanía nacional son soberanía popular y a su vez ésta es el producto del ejercicio dinámico de las autonomías de los sujetos. Sin duda, se trata de manera muy rápida del principio de la autodeterminación, que comienza en los individuos y se extiende y encarna en los pueblos. Un poco refutando la idea de la globalización. Tiene sentido hacerlo en este espacio. Globalización es la manera como ahora se quiere denominar la idea de la expansión que ha caracterizado el ejercicio del poder y de las relaciones entre los pueblos, las naciones y los estados en la historia. A la globalización van anexas herramientas culturales para el ejercicio de la guerra justa. Occidente con unos rasgos característicos de la época y desarrollos históricos que vivimos quiere expandirse y universalizar, como antaño ha ocurrido. Las formas y las armas de la guerra, de la conquista y de la colonización son novedosas pero producen similares efectos. España se expandía, con Portugal y otras naciones, y quiso imponer en el mundo sus contenidos culturales, su concepción de vida buena. Napoleón intentó hacerlo. Otros también. Siempre en la historia han existido tentativas totalizantes, globalizantes. Siempre en la historia han existido diversidad de pueblos, de naciones, de comunidades en mil sentidos diferenciadas. Existen en todas partes del mundo minorías, muchísimas minorías étnicas y culturales que han sobrevivido, que existen a pesar de las tentativas expansionistas, globalizantes. Para mí se trata de evidencias. Se dijo que en Colombia son ochenta pueblos, en Brasil cuántos, en Ecuador, en Chile, etc. En la India, en la China, en lo que conocíamos como la Unión Soviética, etc., existen cantidades innombrables de comunidades étnicas que son minorías y que conservan y conservaran su identidad, sus identidades. En mi país la llamada sociedad nacional requiere expandirse y ahora quiere que las minorías étnicas se sumen a sus concepciones y necesidades de lo que llaman el desarrollo, su desarrollo. Para ello requieren de sus territorios. También apetitos extranjeros tienen interés en estos espacios. Estos territorios son aproximadamente la tercera parte del país y los denominan selvas o predios incultos, baldíos necesarios para el interés general. Eran zonas de marginalidad que hoy son las despensas de múltiples actores de la guerra, con armas o sin ellas, con la supuesta razón de la necesidad del progreso y el desarrollo. ¿No es acaso la misma pulsión tanática de aniquilación? ¿No se trata de una forma de guerra justa? He referido ideas acerca de la soberanía nacional (como síntesis ella del ejercicio de la soberanía popular dentro de un estado) y de globalización. Ideas contrarias, pero en la que la segunda ha venido desdibujando indebidamente la primera desde muchísimas de las posiciones que la propugnan. Entonces son arcaicas, pero desuetas, las soberanías de los pueblos como estados, pero no la idea del desarrollo del imperialismo, de la dominación de las potencias y de las trasnacionales sobre los pueblos y sus individuos. 758 TOMO2-5.p65 758 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Contra la expansión, como evidencia de una pulsión de eros, como una evidencia, se presenta las existencias de las minorías, las existencias de las comunidades aborígenes capaces de resistir el avasallaje de la dominación. Valga decir como desarrollo de la soberanía popular. Ambivalentemente se dice democracia (y constitucionalismo) y autodeterminación de los individuos, pero se habla al mismo tiempo de globalización y pertenencia a modelos de uniformidad en los individuos a nivel mundial. Los discursos se nutren, claro está, de un alarmante indebido uso de la teoría de los derechos, que confunden. Recapitulando un poco, a manera de síntesis, podría decirse que las minorías indígenas existen contra la globalización y representan la posibilidad de mantenimiento de la idea de la autodeterminación de los pueblos, de la soberanía popular. Quiero ahora señalar de manera breve un paralelo que considero importante. De los derechos humanos se dice, también, que son anteriores a los estados, o al estado. Así los aborígenes son anteriores a la existencia de los estados occidentales. Derechos humanos e indígenas son anteriores a los estados. Son anteriores las comunidades indígenas nuestras a los estados a los que pertenecen. Se dice que los derechos humanos son naturales, también los indígenas son naturales y naturales de estas tierras. Teniendo en cuenta el postulado de la Constitución de la República de Paraguay podríamos decir que la existencia de los derechos como la existencia de los indígenas son frenos, límites al accionar de los estados. Se trata en realidad de una equiparación falsa. Son tipos de entidades diferentes y no exactamente comparables, pero a cuya base puede haber una feliz coincidencia: Son límites unos y otros a la actuación de los estados. Pues bien, el surgimiento de los derechos como entidades jurídicas, coincide con "el descubrimiento de América". Como hipótesis de trabajo, que no se desarrollará y entrevista ya por algunos españoles, se plantea que el primer trabajo importante, sistemático y serio sobre derechos humanos lo hizo Bartolomé de las Casas en América: Se trata De la Regia Potestate, que se escribió a favor de los derechos de los indios, pero que es extendible a todos los pueblos y los seres humanos. También Los tesoros del Perú, amén de otros importantes documentos. Reconociendo que los textos adolecen de limitaciones, obvias con relación a postulados contemporáneos, pero definitivamente importantes. Así resultaría que derechos e indígenas serían desde el plano lingüístico contemporáneos. La situación es que se trata de América y los indígenas están en América (en lo que en inicio nos convoca). Los derechos de los indígenas están hoy en primer orden, como los derechos humanos o como el constitucionalismo. II. En Colombia, con la expedición de la Carta del 91, como se ha señalado, a los indígenas de Colombia se les reconoció una amplia gama de derechos, que no son exactamente los derechos como se les reconocen a los demás colombianos. Se trata de derechos diferenciados, derechos que en su expresión y concretización no coinciden de manera general con los postulados para las mayorías nacionales. De pronto, de manera formal, sobre el papel, podrían haber sido las comunidades indígenas el sector más beneficiado con la expedición de la Carta. La realidad muestra que el derecho no por ser expedido modifica la realidad, aunque en los imaginarios de manera coyuntural parezca que sí. Pero hace falta más audacia, la construcción de costumbres, modos tolerantes de respeto en la cultura reconociendo la diversidad, la diferencia, la pluralidad para los que la normativa constitucional puede servir de propuesta. Así habría sobre los valores constitucionales que construir la sociedad y las relaciones que en ella se desarrollan. La Constitución en sus artículos reconoce, o quizás mejor, quiere garantizar la diversidad mediante la enunciación de derechos diferenciados, antes no respetados (ahora muy poco también) en los que si se sienta la base de un tipo de relacionamiento distinto, tal vez más justo. Los postulados básicos que se encuentran en la norma expedidas para los indígenas en Colombia son: El Estado reconoce la diversidad étnica y cultural existente en el territorio de la Nación. Desde la normatividad se pueden defender sus derechos y se puede desarrollar y apoyar su autonomía, incluyendo el respeto por las formas propias de gobierno. Es necesario proteger las tierras que están en su poder 759 TOMO2-5.p65 759 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado Puede al mismo tiempo protegerse las riquezas culturales de la nación y de las comunidades, reconocidos hoy como valores de la nacionalidad (supranacionalidad) colombiana. La idea de la participación, del ejercicio de la libertad en sentido positivo es indispensable para la nueva concepción de país. En efecto sea referir apenas si los números de artículos específicos que pueden contener enunciados al respecto relevantes: 1, 2, 3, 5, 7, 9,10, 13, 63, 68, 70, 72, 246, 286, 287, 288, 329, 330, 357, etc. Consideración especial a los artículos 93 y 94, que permiten la conformación del bloque de constitucionalidad con las declaraciones y tratados internacionales que reconocen derechos a las comunidades indígenas. De especial interés que en Colombia los pueblos indígenas en sí mismos representan otro poder administrativo como los órganos o entes del poder público y tienen a su interior en realidad su ejecutivo, su legislativo y su judicial. Dicho de otro modo son como pequeños países al interior de la república. Se recuerda que Colombia es un país unitario, más bien centralista. Ello representa una especie de forclusión pues la forma de administración propuesta choca con las autonomías indígenas y las necesidades de respeto y desarrollo que tienen. He aquí en la práctica la dificultad, la aporía: El diseño del modelo constitucional colombiano ha integrado en esta, y otras materias, cuestiones que son excluyentes. Se requeriría de la existencia de federalismos, confederalismo o autonomías amplias en nuestro país. Naturalmente la propuesta obedece a la aparente imposibilidad física de que las minorías indígenas se declaren como independientes en sus territorios con desconocimiento del poder de la Nación. No parece abrirse aún la idea de las confederaciones indígenas al interior, aunque bien convenientes serían para sus intereses. De otro lado la cruel y dura realidad de la guerra interna que se vive en nuestro país, donde sus territorios son parte del juego geopolítico y estratégico, empaña la visión. Finalmente sea señalar, que el constitucionalismo es en si mismo un invento de occidente, globalizador él mismo y con cuyas herramientas pretendemos mirar y medir y someter a estos pueblos indígenas, creando de nuevo aquella separación entre occidente y los no occidentales, reviviendo la idea de los bárbaros y de la guerra justa. Los tipos de racionalidades diversas ofrecen grandes retos a las naciones que proponen los contemporáneos valores del constitucionalismo, entre ellos el respeto por la diversidad. Ante este panorama, creo que la cuestión que cobra vigencia, que se expresa de manera implícita en la intencionalidad del texto es si con el desarrollo de los derechos diferenciados de los indígenas se trata de autonomías o de secesiones. El texto es un inicio, una tentativa o comienzo de racionalización que pretende cuestionar y explorar, así sea en principio de una manera un poco caótica la posibilidad de ruptura que las comunidades indígenas, como existencia puramente problemática representan para los países occidentales en los que están situados. NOTAS * Abogado (Galeano, Eduardo. "El tigre azul y nuestra tierra prometida", en Lo propio y lo ajeno. 1991, Bogotá, CINEP) 1 Arango, Raúl y Sánchez, Enrique. Los pueblos indígenas de Colombia. TM Editores DNP/40 años, Bogotá, 1997, páginas 83 – 90. 2 Sánchez Botero, Esther. Justicia y Pueblos Indígenas de Colombia. Ediciones UNAL, Bogotá, págs. 106 y s.s., 1998. 3 Citada por Bartolomé Clavero, página 237 en el Texto Happy Constitution. ** 760 TOMO2-5.p65 760 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal S ARTICULACIÓN D E U B S I M P O S I O L O S D O S 3 MUNDOS D E L D E R E C H O YOUR LAWS OR MY CUSTOMS – CAN THERE BE A COMMON GROUND? Dr. K. O. Adinkrah * INTRODUCTION: THE TROKOSI SYSTEM The Trokosi institution is an aspect of the traditional religious practices of the people of south-eastern Ghana. 1 TROKOSI are virgins, and are usually female girls . They are assigned by their families to serve in shrines or deities in order to avoid the wrath of the gods for the crimes or other transgressions committed by a member 2 of the family . The task of the trokosi, apart from actively partaking in the religious rituals of the gods, also includes other services of a domestic, economic and sexual nature to the priest or the shrine owner. The domestic services include performing household chores such as cleaning, doing laundry and cooking for the priest while they engage in farming activities, farming being one of the major economic activities of the people of the area. The trokosi however have no interest, legal or beneficial, in the farm produce the direct result of their labour. The priest has a right of sexual intercourse with the trokosi and this he usually exercises at the initiation ceremony equivalent to a church baptism. Then the deity or god personified by the priest, engages in sexual intercourse with trokosi who have reached puberty. Any responsibility surrounding the children the result of such canal knowledge is however, not that of the priest but devolves on the trokosi and her own family. The period of service for some trokosi ranges from three to five years. But for others, especially those who are supposed to atone for a serious transgression like murder, service is for life. But even in those cases where service is supposed to last for sorter periods, in practice servitude is for life. This is so because even those entitled to be released often find the right illusory considering that the cost of ritual items required for the release rituals to be performed is beyond the resources of the average family. As often happen also, the relevant families are not too eager to procure the release of trokosi once they think the anticipated calamity had been avoided. Added to these is the fact that even for those released from bondage, they must still render services, including sexual favours at the shrine, especially during festivals to the gods and when new priests are installed. 3 Consequently, "trokosi is slavery for life since they virtually become the property of the priest" . THE SYSTEM IN VIOLATION OF STATEWAYS The activities of individuals, the NGOs, the press from within and without Ghana and other campaigners interested in human rights issues finally brought the matter to the attention of the Parliament of Ghana in May 1994. Unlike the practice of female circumcision however, debate over its abolition even though overwhelmingly in favour, was inconclusive. The respite lasted for only a short period of 4 years however. For there was no doubt that on the face of it, the practice or institution violated several Articles of Ghana’s Fourth Republic Constitution. The most obvious include respect for the rights and freedoms of others (Articles 12 (2)); dignity, self-worth, torture or other cruel, inhuman or degrading treatment or punishment (Article 15); slavery, servitude and forced labour (Article 16(1) and (2)); right to equal educational opportunities (Article 25(1)); prohibition of all customary practices which dehumanize or are injurious to the physical and mental well-being of a person (Article 26(2)); children’s 4 right (Article 28) . In addition, the practice seemed to be in violation of regional and international human rights instruments to which Ghana is signatory, such as the African Charter on Human and People’s Rights and the U.N. Convention on the Rights of the Child. 761 TOMO2-5.p65 761 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado ‘NON-LEGAL’ ATTEMPTS TO BAN THE INSTITUTION Acting out of moral outrage and couching their arguments in human rights and socio-economic development terms, private individuals and NGOs espoused their cause in very strong words as typified by the following: "It is meaningless and ridiculous for a nation to spend huge sums of money and make a strenuous effort to eradicate illiteracy through adult education programs but at the same time allow negative cultural practices which prevent innocent children from going to school. It is also a violation of human rights because innocent children are denied their right to attend school even though they are not the culprits. If the practice is intended to serve as a check to (sic) crime, then we can say that it is not effective because ………people continue to commit crimes [even though] girls are sent to the shrines yearly ……I advocate a total abolition of this practice ……… This practice must be abolished, a religion 5 which hinders progress must not be tolerated" . But even though calling for outright extirpation of the practice from society, the methods advocated were to be composed of education, negotiation, persuasion and dialogue. Realising that this may not be sufficient for neither the starving priest nor liberated trokosi in certain situations, sometimes through delicate negotiations with the priests and owners of the shrines, cattle and money were substituted for women and children. And for the released trokosi, food, shelter and some modest amount of money to start life with have also sometimes 6 been offered . STATE LAW (CRIMINAL STATUTE) TO BAN THE INSTITUTION As said before, the negative publicity engendered by the press and other media reports about the trokosi institution had generated a Parliamentary debate on the issue in 1994. And even though Parliament had acted in the case of female circumcision, a practice regarded by many as even worse than trokosi by prohibiting the practice in 1994, it was not until 1998 that Parliament finally acted to pass legislation banning trokosi. Thus by 8 an amendment to the Criminal Code of Ghana , an insertion was made that: "314A.(I) Whoever – (a) sends to or receives at any place any person, or (b) participates in or is concerned in any ritual or customary activity in respect of any person with the purpose of subjecting that person to any form of ritual or customary servitude or any form of forced labour related to a customary ritual commits an offence and shall be liable on conviction to imprisonment 9 for a term not less than three years" . It is a matter of conjecture why after the prescription of female circumcision it took the legislature four more years to act in the case of the trokosi institution. That however is not our concern here. What is important is that inspite of overwhelming evidence showing the prevalence of the practice, to date no prosecutions have been brought. It is believed by many that this is a wise course because successful prosecutions would be difficult for the reason that few witnesses would be willing to come out to support prosecutions. And the reluctance stems from a conviction that, "they will bear the wrath of the gods if 10 they violate the norms associated with the trokosi practice…." . CONCLUSION It has been posited that in situations where different legal systems exist, "they are bound to affect each other 11 over time" . What conclusions can we draw here? In what ways have these systems affected each other? And can we talk about each of the systems - folkways and stateways – accommodating each other in a situation where one system is meant to extirpate the other? What common ground have they reached? How much 12 ground has each yielded? Are these possible of measurement? . 762 TOMO2-5.p65 762 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal NOTES * Senior Lecturer, Ghana School of Law. P. O. Box 179, Accra, Ghana – West Africa. Phone: 233-21-664775; Fax 233-21664822. 1 Although theoretically there could be boy trokosi, in practice, the overwhelming number of trokosi is made up of girls. Is this another ‘re-interpration’ of the customary law by the elders, usually men, to the disadvantage of women? See author’s earlier article, Adinkrah, K.O. (1990-91) "Folk law is the culprit: women’s ‘non-rights’ in Swaziland", Journal of Legal Pluralism 30 x 31: 9-31. 2 See R.K. Ameh and K.A. Attafuah, (1998) Child Slavery in Africa (unpublished), International Institute for Human Factor Development, Trinity Western University, Vancouver, B.C., Canada; the author acknowledges his indebtedness to the authors for much of the description of the trokosi system relied on here and for further enlightenment shed on the subject in subsequent personal interviews. 3 Op cit at p. 16 4 Cf. Article 39 of the relevant Constitution which enjoins the state to ensure that appropriate customary and cultural values, practices and norms are adapted and developed as an integral part of the growing needs of society. 5 Interview with Mack Wisdom in Progress Utilization Magazine, 1994 p.4 as quoted in R.K. Ameh and K.A. Attafuah, op. cit. note 2, at 22-23; see also FIRST NATIONAL WORKSHOP ON TROKOSI SYSTEM IN GHANA, JULY 6 – 7, 1994, passim. 6 Ameh and Attafuah, op. cit. esp. At pp. 18 and 40. 7 Criminal Code (Amendment) Act, 1994, Act 484, Section 1. 8 Criminal Code 1960 (Act 29). 9 Criminal Code (Amendment) Act, 1998 Act 554, Section 17. 11 See K. von Benda-Beckmann (1999) "Why Bother About Legal Pluralism? Analytical And Policy Questions: An Introductory Address" in Keebert von Benda-Beckmann and Harold W. Finkler, Papers of the X Ith International Congress, Moscow, Russia, August 18 – 22, 1997, 25 at p. 27. 12 The writer is not assuming, from the persistence of the practice, that it is moral or admirable; as we all recognize, the folk law sometimes serves as a convenient tool for denying others rights to which they are legitimately entitled: see eg. G.R. Woodman, "Legal Theory, Anthropology, And Planned Legal Pluralism", in Benda-Beckmann and Finkler, op. cit. note 11 at page 30 esp. at p. 34; V. Kriazhkov, "Co-existence of Official And Folk Laws in Russian Realities", in Benda-Beckmann and Finkler, op. cit. note 11, page 40 esp. at 41. LOS JUECES DE PAZ: ENTRE LA LEY Y LA COSTUMBRE Wilfredo Ardito Vega 1. INTRODUCCIÓN En el Perú, la mayor parte de jueces no son abogados, ni funcionarios de carrera, sino personas elegidas por la comunidad para administrar justicia, tomando en cuenta su honestidad y participación en la vida comunal. Se trata de más de 4,000 Jueces de Paz, la mayoría ubicados en las zonas rurales, pero también ejerciendo en las principales ciudades, excepto Lima. Los Jueces de Paz son integrantes del Poder Judicial, designados oficialmente y elegidos de acuerdo al procedimiento que las normas estatales han previsto. Prestan juramento ante la Corte Superior y portan una insignia estatal. La Ley les reconoce competencia para casos de deudas hasta los 2,900 soles (alrededor de 830 dólares), faltas, algunos trámites notariales y violencia familiar, pero en todos estos asuntos, están autorizados por la propia legislación para resolver de acuerdo a sus propios criterios de justicia. Actualmente, la mayoría de conflictos en las zonas rurales y en los barrios marginales de las principales ciudades son atendidos por los Jueces de Paz y para los sectores más pobres de la población, suelen ser las únicas autoridades judiciales a las que pueden acudir y las que tienen mayor legitimidad social. Es muy frecuente que los Jueces de Paz resuelvan casos, que están fuera de su competencia, tanto por la presión de los litigantes, como por lo costoso y distante de las demás instancias del Poder Judicial. 763 TOMO2-5.p65 763 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado Sin embargo, con los Jueces de Paz coexisten más de 5,000 comunidades campesinas, 1,000 comunidades nativas, varios cientos de rondas campesinas y organizaciones populares en las zonas urbano marginales. Muchas de estas entidades administran justicia en determinados conflictos internos, según el llamado derecho consuetudinario, y en el caso de las comunidades campesinas y nativas, esta atribución posee desde 1993 1 reconocimiento constitucional . La población se encuentra, por lo tanto, en la posibilidad real y legal, de acudir a las autoridades comunales o al Juez de Paz. De la misma forma, el Juez de Paz al momento de resolver un conflicto, se encuentra con frecuencia en el dilema de aplicar la ley estatal, que conoce vagamente, o las normas de su propia comunidad. 2. EVOLUCIÓN DE LA JUSTICIA DE PAZ 2.1. LA JUSTICIA DE PAZ TRADICIONAL Los orígenes de la Justicia de Paz se remontan a la breve experiencia constituyente española, hacia el final del régimen colonial. Las Cortes de Cádiz eran conscientes de la lentitud y el burocratismo de los congestionados tribunales. De esta forma, en 1812 la Constitución de Cádiz decretó que los alcaldes asumieran una función conciliadora, como requisito previo para entablar una acción legal. La nueva institución podía permitir que muchos problemas fueran solucionados sin acudir a los tribunales y sin caer en excesos legalistas. Con los mismos criterios, la primera Constitución del Perú (1823), planteó la existencia de los Jueces de Paz, 2 ante quienes obligatoriamente se debía acudir para una conciliación, antes de interponer una demanda civil . De esta forma, la Justicia de Paz surge como una figura básicamente centrada en procurar la armonía entre las partes, antes que establecer mecanismos de sanción. Como vemos, se encontraba enmarcada en el ordenamiento occidental y no pretendía tomar en cuenta la posibilidad de que los indígenas pudieran hacerse justicia de acuerdo a sus propias normas. Además, el gobierno independiente había abolido oficialmente el sistema de castas, que en la administración de justicia implicaba la existencia de diferentes tribunales para españoles y para indios. Teóricamente, todos los peruanos debían acudir a las mismas autoridades. Sin embargo, las diferencias sociales y económicas se mantenían, por lo que los cargos administrativos y judiciales, quedaban concentrados en los criollos y luego otras personas de ascendencia europea. El concepto de ciudadanía tenía también un carácter censitario, considerándose que solamente quiénes tenían intereses económicos, debían tener la facultad para participar en la vida pública. La situación podía ser semejante al régimen colonial, pero en ciertos aspectos fue inclusive más grave. El gobierno independiente dispuso en 1825 la disolución de las comunidades indígenas, facultando la libre adquisición de sus tierras. Esta norma permitió el arrollador avance de las haciendas en las zonas rurales. Existía una división tajante entre los "vecinos notables", o mistis, de extracción española y los indígenas, la mayoría de los cuales no hablaba castellano y cuyas instituciones tradicionales de autogobierno legalmente no existían. Muchos indígenas que acudían anteriormente a sus autoridades comunales, terminaron viviendo en tierras que oficialmente eran de los hacendados y sometidos a su autoridad. Este proceso de despojo de las comunidades se realizó con el respaldo del Poder Judicial. Inicialmente, en el precario contexto institucional posterior a la Independencia, las atribuciones de los Jueces de Paz fueron asumidas simultáneamente por los alcaldes, pero durante el siglo XIX fue paulatinamente apareciendo como un cargo diferente, dentro del Poder Judicial. En la ciudad de Lima, este cargo pasó a ser ejercido por los Jueces de Paz Letrados, abogados nombrados por el Poder Judicial, mientras en el resto del país, continuaban administrando justicia los Jueces de Paz, que la Corte Superior designaba anualmente entre los "vecinos notables". En las zonas rurales, se convirtió en una tradición que el hacendado o una persona de su entorno ocupara el cargo de Juez de Paz, con el argumento que el Juez de Paz debía tener un grado de instrucción superior al promedio. 764 TOMO2-5.p65 764 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Este carácter excluyente de la Justicia de Paz, implicó que, durante el primer siglo y medio de su funcionamiento, fuera difícil que se cumpliera con la función de promover la conciliación o aplicar algún criterio legítimo de justicia, pues los terratenientes empleaban el cargo para mantener y reforzar su poder sobre los indígenas. Con frecuencia empleaban sanciones y mecanismos de coacción para fortalecer los intereses de dichos grupos, incluyendo castigos corporales. Entretanto, a pesar de la situación de dominación, subsistieron dentro de la población indígena, las propias formas de administrar justicia, en base a los varayocs, los ancianos, los padrinos y las asambleas comunales. 2.2. LA JUSTICIA DE PAZ CAMPESINA A partir de 1969, las condiciones sociales en el sector rural cambian radicalmente, debido a la Reforma Agraria y la disolución de las haciendas. Los integrantes de las élites locales migraron hacia Lima y el cargo de Juez de Paz comenzó a ser ejercido por los propios campesinos, quienes continúan agrupados en torno a las comunidades. Podemos decir que de esta forma, el cargo se vuelve mucho más democrático, tanto en cuanto el mecanismo de elección, generalmente en asamblea, como en cuanto a su ejercicio. No existe actualmente una distancia entre la población y el juzgador. Se asume que, cuando éste termine de ejercer el cargo, puede encontrarse también en calidad de litigante. Además, habla el mismo idioma y generalmente, no tiene una posición social que preservar. La conciliación se convierte en la forma más frecuente de resolver conflictos, siendo además un elemento muy presente en la población andina. De esta forma, la Justicia de Paz cambia, de haber sido muy similar a la justicia estatal y un instrumento de control de la población, a ser muy parecida a las formas campesinas de administración de justicia y a expresar los valores y principios de la comunidad. 2.3. LA NUEVA ACTITUD DEL PODER JUDICIAL Ante la actual Justicia de Paz encontramos dos tendencias dentro del Poder Judicial: para los magistrados de formación legalista o positivista, que identifican justicia con ley, la Justicia de Paz es simplemente un mal necesario, debido a las dificultades para los demás niveles de la administración de justicia, para llegar a muchos lugares del Perú. Estos magistrados consideran a la Justicia de Paz un fenómeno temporal, de transición, hasta que el Poder Judicial se consolide y, entre tanto, procuran "formalizar" a los Jueces de Paz, entregándoles códigos y normas, dictando charlas explicando los procedimientos legales y mostrando siempre la amenaza de incurrir en prevaricato. Curiosamente, también en algunas Cortes Superiores de la región andina, predomina esta mentalidad, a pesar que los magistrados tienen rasgos indígenas. La aspiración de estos magistrados es que, a futuro, se otorgue el cargo exclusivamente a los abogados y se procura, en la medida de lo 3 posible, nombrar abogados o egresados de derecho como Jueces de Paz . De otro lado, tenemos magistrados con una posición mucho más crítica sobre el propio Poder Judicial, quienes consideran favorablemente al derecho consuetudinario por ser más rápido y más comprensible y por estar más adecuado a la realidad. Por ello, respaldan que los Jueces de Paz actúen según criterios de equidad, antes que cumplir la ley. Estos magistrados consideran que la opción de colocar abogados como Jueces de Paz genera una distorsión de la figura, que estaría basándose en criterios legales ajenos a la realidad de la población. El temor es que los Jueces que son capacitados terminen aceptando situaciones injustas, pero aparentemente legales. Al colocar al Juez de Paz en una situación de inseguridad, es posible que se convierta en un agente formalista, con mayor rigidez inclusive que un abogado conocedor de los principios del derecho. Sin embargo, los elementos tradicionales permanecen. 3. ETNICIDAD Y JUSTICIA DE PAZ EN EL PERÚ 3.1. LA REGIÓN ANDINA Un observador externo podría señalar que la mayor parte de Jueces de Paz pertenecen a los grupos indígenas peruanos, tomando en cuenta sus rasgos físicos, lo que tiene consecuencias dramáticas en un país tan racista como el Perú: algunos hoteles no permiten que se realicen cursos para Jueces de Paz en sus instalaciones. En algunas Cortes Superiores ha sido evidente que los cambios sociales ocurridos en la Justicia de Paz han llevado 765 TOMO2-5.p65 765 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado a que éstos funcionarios hayan pasado de ser tratados con respeto a ser menospreciados. Sin embargo, sobre su condición de indígena no ha existido una reflexión en el Perú, ni de parte del Poder Judicial, ni de los propios Jueces de Paz. Los casos de discriminación mencionados, se consideran basados en motivos raciales o económicos, muy distintos de la problemática existente en países andinos cercanos, como Ecuador y Bolivia, en los cuales la identidad indígena se contrapone a la identidad nacional. En el Perú, desde hace casi tres décadas, el discurso étnico ha pasado a segundo plano, entre los propios campesinos. Esto puede deberse a la migración a las ciudades y a la expansión del sistema educativo y las telecomunicaciones, pero el factor clave fue la Reforma Agraria, que al entregar la tierra a la población, generó demandas más orientadas a desarrollo y derechos sociales y económicos, que a reivindicaciones culturales. La población buscaba su integración al resto del país que, en un contexto marcadamente centralista, implicaba incorporar muchos elementos culturales externos. La población andina evidentemente conserva muchas prácticas tradicionales, pero paulatinamente, las nuevas generaciones dejan de hablar el quechua y el aymara, especialmente en los lugares con mayor desarrollo económico (Junín, Ancash). Las iglesias evangélicas, muy expandidas en las zonas rurales, rechazan todo rezago de culto prehispánico. Las vestimentas andinas casi han sido totalmente abandonadas por los varones. Inclusive, muchas formas organizativas tienen origen occidental, como la existencia de juntas directivas elegidas anualmente, bajo la forma de las cooperativas o asociaciones sin fines de lucro. La población rural se autodenomina campesina y evita los términos indio o indígena, que por mucho tiempo fueron considerados despectivos. La población que reside en las ciudades andinas, se identifica por el departamento del que proviene o simplemente se considera peruana. El Juez de Paz debe atender a todos los habitantes, incluyendo a la población que sólo habla quechua o aymara, lo que es un factor fundamental, para ser elegidos. Pero es difícil pensar que su condición de indígena sea relevante para su elección. Los criterios de selección suelen ser mas bien el nivel educativo y la participación en la vida comunal. En las zonas donde el sentimiento comunitario disminuye se asume mas bien que alguien foráneo con mayor instrucción es un buen candidato. 3.2. LA REGIÓN AMAZÓNICA Existen alrededor de 60 grupos étnicos en la Amazonía peruana, todos ellos con su propio idioma, costumbres y tradiciones. La subsistencia de la identidad de estos grupos se debe en buena medida a que la colonización fue mucho más tardía, generalmente en el siglo XX. La mayoría de colonos o migrantes proviene de la región andina, pero en un acelerado proceso de aculturación, incrementado por haber dejado sus territorios tradicionales. Su llegada ha originado una serie de conflictos y rivalidades, debido a que generalmente han ocupado las tierras de los nativos. En los años 70, el gobierno buscó resolver el conflicto, pero no admitió la posibilidad de reconocer a la población indígena territorios étnicos autónomos, tanto por criterios geopolíticos, como porque efectivamente se consideraba que la migración a la Amazonía era una válvula de escape respecto a las tensiones sociales en la sierra. La opción elegida fue la titulación de las comunidades nativas, lo cual implicó un proceso de sedentarización y una serie de cambios culturales, debido a la convivencia más estrecha. La presencia de dos grupos humanos muy diferentes ha generado que exista una mayor conciencia respecto a la identidad nativa o mestiza, aunque existen algunos grupos nativos (cocamas, cocamillas, omaguas) que han intentado asimilarse dentro de la población mestiza, negando toda ascendencia indígena. Por su mayor grado de integración a la sociedad nacional, muchos migrantes han alcanzado cargos públicos y una mejor posición económica. Sin embargo, la titulación de las comunidades nativas les permitió organizarse y participar más activamente en la vida pública. En los últimos quince años, muchos nativos han sido elegidos o designados como autoridades estatales (alcaldes, gobernadores, etc.) en cargos que anteriormente sólo eran ejercidos por los colonos, sin tomar en cuenta las reivindicaciones nativas. 766 TOMO2-5.p65 766 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal Sin embargo, todavía el cargo de Juez de Paz se mantiene entre los mestizos, en parte por su mayor nivel educativo. Los pocos Juzgados están ubicados en las capitales de distrito, muy alejados de la población nativa y los Jueces de Paz son elegidos entre habitantes de estos poblados. Estos Jueces de Paz suelen ejercer justicia sin comprender ni tomar en cuenta las prácticas indígenas, desconocen el idioma nativo y en ocasiones ni siquiera ocultan su desprecio hacia los nativos. Existen acusaciones de que algunos de estos Jueces de Paz mestizos pertenecen al grupo de los "patrones", similar a los antiguos hacendados de la zona andina, y emplean el cargo para mantener su poder. Sea esto cierto o no, los nativos prefieren no acudir ante los Jueces de Paz mestizos, porque se sienten discriminados o porque no consideran que se les vaya a hacer justicia con eficacia. Por todo ello, diversas comunidades nativas han solicitado ser sede de Juzgados de Paz. Esto se ha producido con los grupos shipibo (Ucayali), lamista (San Martín) y aguaruna (Amazonas). En estos casos, la población nativa asume conscientemente que el rol del Juez de Paz incluye promover los intereses del grupo nativo, incluyendo la identidad y la cultura. Por lo tanto, muchos de los Jueces de Paz nativos se basan en el derecho consuetudinario para tomar decisiones y esto también es lo que se espera de ellos. En algunos distritos inclusive se ha llegado a nombrar un Juez de Paz indígena para los nativos y un Juez de Paz mestizo para los colonos, con lo cual parece regresarse a la división étnica de la administración de justicia que existía en la Colonia. Sin embargo, la mayoría de los Jueces de Paz siguen siendo "mestizos". 4. SUBSISTENCIA DE CONCEPCIONES TRADICIONALES La organización de la vida comunal, la creciente presencia del Estado, a través de la escuela y programas de asistencia, los medios de comunicación, han modificado la identidad de la población de origen campesino. Sin embargo, es un hecho que subsiste el derecho consuetudinario, como mecanismo de resolución de conflictos. Por éste no queremos indicar las prácticas prehispánicas, mantenidas intactas. El derecho consuetudinario, como toda expresión cultural, ha cambiado de acuerdo a la dinámica propia de un pueblo, y es con esos cambios que aparece en esferas de regulación comunal como el uso de la tierra, el agua y otros recursos escasos, las relaciones familiares, las prestaciones laborales, el ejercicio de la autoridad y la participación en la vida de la comunidad. Muchas de las normas internas son reforzadas a nivel familiar, pero en algunos casos de infracción se acude ante las autoridades comunales o alguna otra persona de ascendencia en la comunidad. En algunas zonas andinas, de escasa tradición indígena, ha surgido en los últimos veinte años las rondas campesinas, que comenzaron por sancionar el abigeato y ahora regulan muchos aspectos de la vida cotidiana. Las rondas se han extendido a comunidades campesinas y algunos lugares amazónicos habitados por mestizos. El Juez de Paz, por su mayor relación con el Estado, suele ser más proclive a las influencias externas, pero aplica con frecuencia al derecho consuetudinario. Situaciones o problemas nuevos pueden ser resueltos por mecanismos tradicionales, pero también la actividad de una institución estatal puede estar modificada por patrones culturales propios. Lo podemos ver nosotros desde las autoridades comunales, que la ley ha moldeado de acuerdo a una cooperativa o una asociación sin fines de lucro, pero las elecciones o nombramientos influyen muchos criterios tradicionales: por ejemplo, entre los nativos aparecen muchas veces grupos de familia o clanes. Por ejemplo, la Ley establece la conciliación como mecanismo fundamental de resolución de conflictos para la Justicia de Paz, pero muchos Jueces de Paz la asumen como la única forma, evitando sentenciar, pese a estar facultados para ello. Esto es debido a concepciones tradicionales, por las cuales, la armonía comunal es un factor fundamental... o se convive por el conflicto, pero no se resuelve. Por lo tanto, muchos Jueces de Paz no toman tanto en cuenta sus competencias legales, sino que simplemente resuelven un caso, en tanto tengan la posibilidad de obtener un consenso entre las partes, por ejemplo, pueden conciliar en un caso de herencia o preparar un acta de separación de una pareja de esposos. De igual forma, cuando no consiguen plantear una conciliación, envían el caso a la autoridad judicial profesional, aunque esté dentro de sus funciones emitir una sentencia. 767 TOMO2-5.p65 767 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado 5. LA MUJER ANTE LA JUSTICIA DE PAZ Un ejemplo visible de la existencia de conceptos tradicionales en la actuación del Juez de Paz la tenemos en la situación de la mujer. En primer lugar, debe señalarse que su escaso número, alrededor del 5% que en los departamentos más andinos, llega a ser inexistente. Muchas veces las mujeres no acuden a las asambleas, ni siquiera cuando son viudas o cabezas de familia. Se trata de una cultura basada en la autoridad masculina y la 4 sumisión de la mujer, como valores fundamentales . La principal manifestación de esta cultura se tiene en la forma como muchos Jueces de Paz abordan la violencia familiar: suelen ser sumamente tolerantes con el agresor y considerarlo una práctica normal. Con frecuencia es reprendida la víctima, señalándose que lo ocurrido se debe a su incumplimiento de los deberes domésticos o a su falta de tacto en relación con el esposo. De esta forma, la unidad familiar, los roles de género tradicionales, aparecen colocados por encima de derechos fundamentales como la integridad física y la libertad individual. Un caso bastante relevante ocurrió en un caserío amazónico. El Juez de Paz recibió la denuncia de una familia, quienes aseguraban que su hija había sido embrujada por un conocido hechicero después de haberse resistido a tener relaciones sexuales con él. La joven aparentemente llevaba varios días paralizada. El Juez se autodenomina mestizo, pero sus rasgos físicos y su limitado manejo del castellano revelan que pertenece al grupo de los cocamillas. Su decisión fue convocar a diversos curanderos de la zona, hasta que encontró a uno capaz de levantar el hechizo. Obra en el expediente que todos los curanderos señalaban que el responsable del maleficio había sido el que la familia aludía. Finalmente el responsable confesó y el Juez de Paz le advirtió que no volviera a realizar "brujería mala", con lo que consideró el caso resuelto. Más allá de la creencia sobrenatural, llama la atención que el Juez de Paz no haya sancionado al brujo agresor, al cual se le atribuía un grave daño para la salud de la joven y, dentro del derecho occidental, un intento de violación. Sin embargo, dentro de la mentalidad tradicional, el problema se había resuelto cuando la joven había recobrado el conocimiento. De manera similar, muchos Jueces de Paz consideran que la violación no es un delito que deba ser perseguido por el Estado, sino un perjuicio relacionado con el honor, por el que la víctima puede o no pedir reparación. Se ha encontrado un acta de una aislada comunidad andina donde el Juez de Paz recibe una denuncia de una mujer que había sufrido un ataque sexual por cinco personas y realiza una conciliación, en la cual, los agresores pagan entre todos, la suma de 50 soles, más o menos 14 dólares, como compensación. Sin embargo, esta acta sólo es inusual por el número de agresores. Es frecuente que quien acude a presentar la denuncia, considerándose agraviado, sea el padre de la joven, quien considera que no va a poder casar a su hija. En esos casos, el acuerdo de conciliación puede establecer el matrimonio de la joven con el violador, en abierta contradicción con lo que señalan actualmente las leyes peruanas, o el pago de una compensación a los padres de la víctima. No se considera ni siquiera necesario que ésta intervenga en estos casos. En alguna comunidad rural, los Jueces de Paz querían saber si era delito abusar sexualmente de una mujer de edad avanzada, dando a entender que sólo consideraban que había un hecho ilícito, cuando se vulneraba la posibilidad de casarse de una joven o se atentaba contra la exclusividad que tenía el marido. Los Jueces de Paz presentan el problema cuando se produce un incumplimiento en el pago de la compensación. No se aprecia un castigo hacia el violador, aplicándose la concepción que simplemente se estaba dejando llevar por sus instintos. Un funcionario del Poder Judicial, nos manifestaba que el acto que el derecho occidental tipifica como violación es bastante frecuente dentro de la población andina, pero no es considerada malo en sí mismo, si puede subsanarse. Otra muestra de la severidad de las concepciones tradicionales respecto a las mujeres, se produjo en un distrito ubicado a media hora de una importante ciudad andina, una mujer es sorprendida en adulterio. Por decisión de la población, ella debe ser azotada públicamente y, para mayor escarmiento, se considera que la persona más adecuada para aplicar el castigo, es el Juez de Paz, presente en la asamblea que toma la decisión. (Puede apreciarse que no se plantea la posibilidad de sancionar al varón que había tenido relaciones con dicha mujer). 768 TOMO2-5.p65 768 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal La sanción es cumplida públicamente, pero posteriormente, la mujer se queja ante el segundo Juez de Paz del poblado. Este tiene estudios superiores y le indica que debe denunciar al Juez de Paz que la azotó, por el delito de lesiones. Cuando la mujer actúa de esta manera, la población indignada pide la destitución del Juez de Paz de Segunda Nominación, que aparentemente estaba respaldando el adulterio y violando el ordenamiento interno. Finalmente, la Corte Superior opta por destituir a ambos Jueces de Paz, mientras sigue el proceso penal 5 contra el agresor . La actitud de la comunidad, nos revela que se considera al adulterio una falta mucho más grave que la violación, porque implica un quiebre de la estructura familiar. Por lo tanto, no es considerada una situación de carácter privada, sino pública. En segundo lugar, el hecho se ha producido en una comunidad semi-urbana, muy cercana a la capital del departamento, con un destacamento policial y una municipalidad, y muy frecuentada por turistas, lo cual hace pensar que en los lugares más apartados, puede ser usual que el Juez de Paz participe o el mismo aplique sanciones contra los derechos humanos. Este caso llega a nuestro conocimiento porque existían dos Jueces de Paz en esta localidad. Si sólo hubiera uno, o si ambos tuvieran el mismo bagaje cultural, que es lo más frecuente, estos casos no llegan a conocimiento de las autoridades. Otra manifestación propia de la cultura tradicional, se aprecia en el tratamiento que los Jueces de Paz dan a los casos de alimentos, siendo frecuente que se establezca una suma irrisoria, tomando como criterio fundamental, no las necesidades del niño, sino del padre. Por lo tanto, se aprecia que no existe una concepción sobre los derechos del niño o la mujer, sino sobre los intereses, en este caso, los del más fuerte. La Justicia de Paz tiende así a reproducir y justificar relaciones autoritarias y desiguales y una sociedad patriarcal, donde la mujer a cargo de una familia no tiene espacio, a pesar de ser una realidad cada vez más frecuente. 6. EJERCIENDO JUSTICIA EN UNA CULTURA AUTORITARIA El Juez de Paz tiene una doble representación: forma parte de su comunidad y es representante del Estado. En caso de confrontación, es posible que tenga que optar entre valores diferentes. Existen casos de Jueces de Paz que participan en las asambleas comunales de las rondas campesinas, como un integrante más de la comunidad. En otras situaciones, el Juez de Paz es una autoridad ilegítima y externa, que la población rechaza. La Constitución establece que en la doble representación que tiene el Juez de Paz, debe actuar siempre optando por el respeto a los derechos humanos. Sin embargo, es evidente que todavía es incipiente, la conciencia sobre los derechos individuales dentro de la población andina. Esto se atribuye a veces a la experiencia autoritaria que muchos campesinos han sufrido, anteriormente con las haciendas y en los años 80 durante el conflicto armado interno, por las presiones de los grupos terroristas y los militares. También debe señalarse que en sociedades donde las posibilidades de sobrevivir son reducidas, los individuos tienden a subordinar sus intereses a las necesidades del grupo. Esto se traduce en una cultura autoritaria, basada en el cumplimiento de roles, a veces de manera forzada. A la larga, la violencia es aceptada como normal o justa, si permite corregir o castigar a un infractor. se experimenta como corrección paterna, trato en la escuela y el servicio militar. Inclusive adquiere una justificación del punto de vista religioso. Los cambios sociales que la expansión de la educación está trayendo, llevan a que muchas mujeres no encajen dentro de los roles tradicionales y la sociedad rural, incluidos los Jueces de Paz, con frecuencia ignoran cómo actuar frente a estas nuevas situaciones. 7. EL ESTADO COMO GARANTE DE LOS DERECHOS HUMANOS Sería un grave error atribuir solamente a los Jueces de Paz actitudes desfavorables a los derechos de la mujer. Es ampliamente sabido que en otros niveles de la administración de justicia, muchas mujeres enfrentan también indiferencia en casos de alimentos, violación o violencia familiar. En realidad, para muchos magistrados, los derechos humanos son un concepto relativo y supeditado a la ley. Por lo tanto, pueden encontrar tecnicismos legales para no procesar una violación grave a los derechos humanos, como suele suceder inclusive con casos de personas muertas bajo tortura o el servicio militar obligatorio. 769 TOMO2-5.p65 769 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado En los casos mencionados en párrafos anteriores, el Poder Judicial ha sido bastante comprensivo. No se ha sancionado a ningún Juez de Paz por conciliar un caso de violación. Suele afirmarse que se trata finalmente de tradiciones que no pueden ser erradicadas y que se trata de "su justicia", con la que es preferible no enfrentarse. "El problema es que ese Juez de Paz se ha puesto en contra del derecho consuetudinario", nos explica un funcionario de la Corte Superior, justificando la destitución del Juez de Paz que hizo denunciar el caso de azotes. Es posible también que se aplique el criterio realista, de que las prácticas autoritarias tienen una legitimidad mayor que algunas acciones estatales. Sin embargo, muchos proyectos de financiamiento del Poder Judicial, tienen un importante componente de género, como requisito de las entidades de cooperación. Por lo tanto, se está impulsando aceleradamente la elección de mujeres como Juezas de Paz. Se ha dictado una resolución administrativa, que establece la obligatoriedad de tener un porcentaje de candidatas mujeres e igualmente, que una mujer debe formar parte de los tres elegidos, aunque la población la rechace mayoritariamente. Esta norma no sólo altera los patrones tradicionales de las comunidades nativas y amazónicas, sino que tiene un carácter claramente antidemocrático. No sabemos si será efectivamente cumplida o si contribuirá efectivamente a modificar los roles tradicionales 6 dentro de la población . Igualmente, los proyectos de capacitación, a cargo de diversas entidades privadas, ponen especial énfasis en esta problemática. Existen videos, manuales y otros materiales de sensibilización, pero el principal reto para un cambio de mentalidad es que el resto del Poder Judicial parece seguir conservando sus prejuicios. CONCLUSIONES Debe corregirse la premisa de que la población rural y el aparato estatal son dos realidades que se han mantenido aisladas. Podemos ver que los elementos más criticados en las prácticas tradicionales indígenas y en la Justicia de Paz también están presentes en la justicia estatal. Esto cuestiona si el Poder Judicial es la institución más capacitada para formular un programa de promoción de los derechos humanos, con los Jueces de Paz. La propia población es consciente de que actúa en un sistema multilegal, acudiendo a la instancia estatal o la instancia comunal, de acuerdo a la naturaleza del problema y sus propias conexiones para cada caso concreto. El Juez de Paz termina siendo una opción más para la población, pero con un carácter de bisagra, pues en teoría comprende tanto la racionalidad de las normas, como los problemas propios de la población. Existen Jueces de Paz más inmersos en la cultura tradicional, que se asumen como integrantes de su comunidad y consideran su legitimidad social como un elemento fundamental. La población espera de ellos el respeto a sus costumbres y tradiciones. Es posible que esto se manifieste también en sociedades que han incorporado formas muy recientes de administración de justicia, como las rondas campesinas. El otro extremo son los Jueces de Paz que han estudiado derecho o se consideran más preparados que el común de la población. Ellos consideran que su labor fundamental es la administración de justicia preservando los principios señalados por la ley y desconocen las prácticas consuetudinarias como manifestaciones jurídicas. La mayoría de los Jueces de Paz se encuentran en una situación intermedia, pero la influencia de la ONGs y otras instituciones, así como el mayor grado de instrucción de las mujeres pueden llevar paulatinamente a cambios radicales en la percepción de su propio trabajo. Es posible entonces que la mujer adquiera mayor protagonismo dentro de la Justicia de Paz y que los Jueces de Paz aprendan a respetar sus derechos. A la larga, es en la población rural del Perú donde los cambios culturales se han manifestado en el siglo que termina con mayor rapidez y profundidad. BIBLIOGRAFÍA ARDITO, Wilfredo 1994 "¿Son los Derechos Humanos un concepto universal?" En Desfaçiendo Entuertos, Nº 3-4. Lima. 1996 Los Indígenas en las Leyes de América Latina, Survival International, Londres, Gran Bretaña. 1997 "The right to Self-Regulation: Legal Pluralism and Human Rights in Peru". En Journal of Legal Pluralism and Unofficial Law, 39. 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Este reconocimiento incipiente alcanzó su expresión más amplia en la Constitución de 1993, donde se extiende a las comunidades campesinas, y no se fija ningún límite en la cuantía, explicándose sólo que las sanciones deberán respetar los derechos humanos fundamentales. 771 TOMO2-5.p65 771 26-07-2000, 0:12 Simposio IV: Estado, Leyes del Estado y Constitución del Estado 2 No podrá entablarse demanda alguna civil, sin haberse intentado la conciliación ante el Juez de Paz. Artículo 120 de la Constitución de 1823. 3 La Ley Orgánica del Poder Judicial expresa esta preferencia en el artículo 69. 4 Las mujeres elegidas para el cargo, suelen haber roto con los roles tradicionales, al tener estudios superiores y ser independientes económicamente. Sin embargo, la población sigue pensando que una Juez de Paz tiene menos carácter y firmeza que sus colegas varones. 5 Cabe señalar que en algunos casos, la comunidad ha sancionado a los dos infractores, pero la sanción hacia la mujer parece ser más frecuente. Es innecesario precisar que la legislación peruana no considera al adulterio como delito, y esto generalmente no es comprendido por los Jueces de Paz. 6 La resolución tiene diversos puntos que cambian la forma comunal de elección, creando un Comité Electoral y estableciendo la obligatoriedad de una elección por voto secreto, siendo que muchas comunidades practican la elección por consenso en una asamblea y prefieren tener formas externas de manifestar su simpatía por uno u otro candidato. EL DERECHO CAMPESINO Y LA LUCHA POR LA LEGITIMIDAD. LA DEFINICIÓN DE LA GESTIÓN DEL AGUA EN EL SISTEMA DE RIEGO DE LICTO, ECUADOR Rutgerd Boelens 1 INTRODUCCIÓN En el desarrollo de los sistemas de riego campesino, el tema de la construcción, reformulación y aplicación de las reglas de gestión es fundamental y recibe una atención creciente. Estas reglas – derechos, obligaciones y otras normas operativas – constituyen la base para la estructuración y el comportamiento de la organización y de la infraestructura del sistema. Como consecuencia, forman las piedras angulares del sistema tecnológico y normativo y determinan en gran medida la distribución de los recursos y beneficios generados en el proceso de producción bajo riego. Al mismo tiempo progresa el reconocimiento de que, para desarrollar sistemas más sostenibles, es necesario adecuar los diseños a los usuarios en vez de adecuar los usuarios a los diseños y encajarles en un sistema tecnológico ajeno. Sin embargo, a pesar de los fracasos de los enfoques verticales y no obstante las muchas discusiones y la aparición de una tremenda cantidad de literatura sobre metodologías y enfoques participativos, existen muy pocos ejemplos de proyectos de riego en que los objetivos y las decisiones con respecto al diseño y la ejecución se hayan basado verdaderamente en la participación campesina. Muchas veces esta participación se limita a la provisión de mano de obra, cuotas y bienes y a la capacitación de los campesinos con respecto a cómo organizarse y cómo utilizar el sistema tecnológico ‘de manera responsable’. Los programas de capacitación tienden a hacer participar a los usuarios en el proyecto de las instituciones y sus profesionales en vez de que los últimos participen en el proyecto y la realidad de los usuarios. Muchas son las razones para la divergencia entre el discurso sobre la participación popular y la práctica, razones que tienen que ver con el contexto sociopolítico adverso, la falta de métodos y metodologías adecuados, la formación monodisciplinaria y vertical de los técnicos, la ausencia de experiencia básica con el riego en el grupo de usuarios, la poca disponibilidad de tiempo y la necesidad de resultados tangibles a corto plazo, la planificación institucional y presupuestal rígida por los donantes, etc. Pero una razón parece ser central: participación fundamentalmente es compartir el poder – un poder basado en el conocimiento, la posición económica o la condición social y psicológica. Compartir este poder para decidir y hacer valer las decisiones va en contra de muchos de los intereses existentes. Por lo tanto no es de extrañarse que en el campo de la gestión de recursos naturales ‘la participación’ ha venido a ser un concepto multi-interpretable. Por esto y el ‘boom’ del tema en los vocabularios de políticas y proyectos esconde visiones e intereses muy divergentes. Tras una aparente homegeneidad existen contenidos distin772 TOMO2-5.p65 772 26-07-2000, 0:12 XII Congreso Internacional Derecho Consuetudinario y Pluralismo Legal tos, a menudo contradictorios, que responden a cuestiones básicas como: ¿quién participa?, ¿cómo y en cuáles condiciones se participa?, ¿cuándo se participa? y ¿en qué se participa? La ‘participación’ puede ser utilizada como un medio o una estrategia tanto para subordinar a los usuarios y reproducir el estatus quo, como para desafiar las estructuras desiguales de poder. Podemos distinguir entre diversas perspectivas básicas sobre ‘la participación campesina en el desarrollo del riego’, cuando se analiza cómo la necesidad de esta participación es legitimada (Slocum et al. 1995; Keulen & Walraven 1996). Las legitimaciones tienen perspectivas que van desde domesticación hasta empoderamiento (Boelens & Hoogendam, en prensa). En los párrafos siguientes se profundiza el caso del desarrollo del sistema de Licto. Aunque ‘la participación’ fue legitimada de manera distinta por los actores centrales en las distintas etapas del proyecto, y a pesar del hecho que las perspectivas básicas arriba mencionadas se traslapan y se combinan en el transcurso del proyecto, vale sacar a la luz tres perspectivas que tienen un papel fundamental en la actuación de los grupos campesinos e indígenas más pobres de la zona: equidad, creación de propiedad y empoderamiento. Primeramente, mediante la participación en la planificación y la construcción de la infraestructura, la consolidación de la organización y la determinación de las reglas de su sistema de riego, estos usuarios han tratado de concretar sus percepciones particulares sobre la justicia social con respecto a la distribución de los derechos y las obligaciones. Segundo, consideran a la ‘participación’ como una inversión campesina para generar sus derechos de propiedad. En los Andes, estos ‘derechos al agua’ refieren generalmente al acceso al agua, al uso de la infraestructura y a la toma de decisiones sobre la gestión del sistema. Los usuarios y usuarias crean sus derechos al agua mediante su participación en la tramitación, el diseño y la construcción del sistema de riego, y a través del mantenimiento y la rehabilitación del sistema ellos conservan y re-crean sus derechos. Entre los usuarios/as se construye una relación de propietarios/as colectivos/as, que es la base para su acción colectiva en la gestión de su sistema (Coward 1986; Boelens & Doornbos 1996; Gerbrandy & Hoogendam 1998). Tercero, el caso muestra que el desarrollo del riego es un proceso sociopolítico en el cual distintos grupos de interés se encuentran, se enfrentan y negocian, para incluir sus ideas e intereses en el diseño organizacional, técnico y normativo del sistema. Estos intereses tienen que ver con el incremento del control sobre el recurso hídrico mismo, sobre el poder de decisión en la gestión del sistema, sobre la redistribu