Borges - La Muerte y La Brújula Puede afirmarse que la contribución más original de Borges a las letras universales reside en el logro de su propósito conciente de traducir los problemas abstractos de la filosofía al lenguaje de las imágenes y los símbolos. En Borges, filosofía y literatura alcanzan una relación inédita. Más que improbables soluciones metafísicas, la obra de Borges nos brinda un planteo inquietante de los enigmas y su don no es la certeza sino más bien la sospecha de que hay un saber y que alcanzarlo es trascender la condición humana. Borges finca su filosofía en lo dudoso. Para él no hay verdad predicativa y la única verdad posible es la de la sensación. (empirismo radical borgeano: Las cosas no son más que un conjunto de sensaciones). De esta forma, la verdad queda eliminada de la metafísica borgeana y con ello Borges llega a un idealismo paradójico. Es entonces desde el encuadre de lo paradójico o contradictorio desde donde debemos analizar sus cuentos para llegar al metatexto. En "La muerte y la brújula" Borges juega con pares de opuestos (simetría) que se interaccionan para conformar una totalidad que es representación del mundo tal como es pensado y percibido por el mismo Borges. Estos términos opuestos se interceptan e interactúan construyendo un laberinto (mental y real), representación tanto del tiempo (día 3) como del espacio (cuatro puntos cardinales), dentro del cual el propio hombre intenta su búsqueda. Esta búsqueda se da para Borges en términos de una dialéctica donde hay dos "razones" que se contraponen y entre las cuales se establece una confrontación (la figura del bifronte), una especie de acuerdo en el desacuerdo pero también una especie de sucesivos cambios de posiciones inducidos por cada una de las posiciones (contrarias). 1.LO REAL / LO CONCRETO - LO FICTICIO / LO PENSADO----Borges nos muestra en este cuento las posibilidades de convergencia y divergencia de estos opuestos. En cuanto a "la secreta morfología de la malvada serie y la participación de Scharlach", lo pensado por Lönnrot coincide con lo real programado por Scharlach, mientras que en lo que respecta a "la identidad del infausto asesino" y otros hechos concretos de la serie de crímenes lo pensado difiere de lo real. La realidad está sujeta al destino. Así lo demuestra el hecho de que la invención de Scharlach tiene su pie de apoyo en cuatro "detalles" que son fruto del azar: el equívoco asesinato de Yarmolinsky, la circunstancia fortuita de que hubiera iniciado precisamente esa frase en la máquina de escribir, la ocurrencia del periodista del Yidische Zeitung acerca de que Lönnrot investigaba los nombres de Dios para dar con el nombre del asesino y el hecho de que a un tendero se le ocurriera publicar una edición popular de la Historia de la Secta de los Hasidim. Desde las posibilidades que le brinda el azar, Scharlach puede programar la muerte de Lönnrot e inducirlo a dar con su destino, destino prefigurado pero no menos azaroso. . 2.El pensamiento está sujeto a la lógica. La lógica en Lönnrot es la base de su conjetura. En este marco, Borges pone en juego la suposición, el cálculo, la hipótesis. Lönnrot representa la razón que intenta el desciframiento del enigma. Pero la esencia de lo misterioso es una mezcla de precisión rigurosa y de arbitrariedad absoluta. Lo posible es predecible. Lo que es, es impredecible. Lo posible está ligado a lo pensable y a la lógica. Pero lo que es también está ligado a lo arbitrario y al destino. La trama urdida por Scharlach encaja en el camino del destino arbitrario y sigue su curso. Lönnrot adivina la morfología de los hechos pero se le escapan los hechos en sí. Ni el pensamiento es infalible desligado de la realidad ni el destino es absolutamente impensable, no en términos abstractos sino en términos de una aprehensión de la realidad por medio de los sentidos. Dice Borges: "La intuición no es una opinión, es la cosa misma; en cambio, con el razonamiento abstracto, con la razón, nacen a la vez la duda y el error". Este camino, el camino del razonamiento abstracto, es el que guía a Lönnrot, que si bien adivina la morfología de la serie no puede impedir que el "último crimen se consume". Lönnrot puede prever el crimen, pero no puede impedirlo, porque el destino no se sujeta al razonamiento. El destino puede coincidir con el pensamiento: Tal es el caso de lo tramado por Scharlach, pero el pensamiento no puede forzar al destino. Entre lo previsible (producto de la razón) y lo imprevisible (producto del azar) pueden darse puntos de coincidencia. Es allí donde se interceptan el acontecer y el pensar. Para Borges el mundo está rigurosamente determinado por el azar. El conocimiento y la aceptación del destino constituyen la sabiduría humana y sería éste el único camino para abolir el azar. Contar con el azar para que éste sea menos impredecible es una manera de abolirlo. Pero este conocimiento, para Borges, no es producto del entendimiento racional de la realidad: "No hay una cosa en sí de tras de las apariencias ni un yo mitológico que ordena nuestras acciones. La vida es apariencia verdadera. No engañan los sentidos, engaña el entendimiento". Borges le da primacía a la emoción sobre la inteligencia en la atestiguación de la realidad y en esto se basa en Scheller. (El nominalismo ético de Scheller está expresado en el emotivismo. El nominalismo no pretende alcanzar la verdad absoluta. Las cosas, como universales, no existen. Los universales no son entidades existentes sino únicamente términos del lenguaje. Según el nominalismo sólo existen entidades individuales). Estas entidades individuales quedan reducidas a datos sensibles cuya aprehensión y conocimiento sólo es posible a través de la intuición y los sentidos. Es en este sentido que opera Treviranus y es por ello que llega a dar con los datos concretos y reales. Treviranus intuye los hechos, no los piensa y llega a lo real. Su hipótesis es una hipótesis en la que está contemplado el azar, mientras que en la hipótesis calculada de Lönnrot el azar no interviene; se trata de una hipótesis científica. Lönnrot representa la especulación pura y lo epistemológico. A Treviranus le importa la realidad concreta y aprehende esa realidad valiéndose de la intuición. Borges pone en tela de juicio el razonamiento especulativo en tanto éste puede llevarlo al conocimiento de la estructura del enigma pero no al conocimiento de la realidad concreta. Lönnrot llega a pensar que el victimario (Scharlach) va a ser la cuarta víctima. Es decir, que su pensamiento lo lleva precisamente a la antítesis de lo real, pues en definitiva Scharlach será el victimario. La realidad no puede ser captada en su aspecto concreto por el entendimiento racional y de hecho a Lönnrot la realidad, las meras circunstancias, los nombres, los arrestos, las caras, los trámites judiciales y carcelarios, no le interesan. Scharlach induce el pensamiento racional de Lönnrot sugiriéndole indicios para que descifre el laberinto y llegue a su propia muerte. 2. LO CASUAL / LO CAUSA---Este es otro par de opuestos que plantea Borges en este cuento. Ante el orden casual de los hechos de la realidad se opone el orden causal de la premeditación de Scharlach y el puro razonamiento de Lönnrot. El pensamiento premeditado de Scharlach es simétrico axialmente (simetría axial o simetría del espejo) al de Lönnrot tanto como sus roles en la acción: victimario y víctima. Scharlach premedita los sucesivos pasos de Lönnrot en un orden de causalidad: a tal causa, tal efecto. En cierto sentido, Scharlach y Lönnrot juegan una partida de ajedrez. La significación del tablero de ajedrez concierne a las ideas de combinación, demostración, azar y posibilidad. La historia arranca con una serie de casualidades (el cambio de habitación entre el Tetrarca y Yarmolinky, lo que deja escrito Yarmolinsky en su máquina, el hallazgo del tetragrámaton, la ocurrencia del periodista del Yidische Zeitung y la publicación de la historia de la Secta de los Hasidim), casualidades que Scharlach encaja en lo causal conociendo la lógica racional de Lönnrot. 3. EL DESTINO / LA LIBERTAD--El destino alude a la idea de lo inexorable. "Cada hombre tiene su destino, más allá de la ética; este destino es su carácter" (Heráclito, Fragmento 119). Borges se ha nutrido de la filosofía de Heráclito y es desde ahí que propugna una aceptación valerosa del destino. Es precisamente el carácter razonador Lönnrot el que lo lleva a cumplir su destino. La libertad alude al ámbito voluntarista del albedrío. En este sentido, lo que hace a la libertad es la aceptación de ese destino medido en el azar. Dentro de lo predestinado es concebible un margen de libertad, si es posible la intuición de esa realidad azarosa. 4. LO REAL / LO VIRTUAL - LO VERDADERO / LO APARENTE--Lönnrot se maneja en el plano de lo virtual. "Virtualmente, había descifrado el problema". Lönnrot se mueve a un nivel conjetural en el que la hipótesis y el cálculo, "su mente razonadora y la brújula", lo llevan a prever lo posible. Lo aparencial es otra cara de lo real para Borges: "La realidad es como esa imagen nuestra que surge en todos los espejos, simulacro que por nosotros existe". Aparece aquí también una forma de simetría axial; lo real y lo aparencial como términos simétricos y contrapuestos que son parte de una misma totalidad. (Triste Leroy, el bifronte, etc). Dentro de esta misma idea de lo aparente, un enmascaramiento, se pueden entroncar el tema del simulacro de Scharlach - Griphius y el tema de los disfraces de carnaval (arlequines). El disfraz puede ser concebido como reflejo del "aspecto distinto" que las cosas y seres expresan en el mundo teniendo sus raíces en la Unidad Primordial y Original en la que no había opuestos. Así cada parcela del ser se disfraza para constituir un aparente ente autónomo. La realidad se puede enmascarar y así enmascarada puede pasar a configurar un doble de sí misma. Estamos ante el mismo sentido de simetría y oposición. 5. LO PERMANENTE / LO MUTABLE----El pensamiento o el espíritu no es de condición superior a la realidad externa: es algo que está también en perpetuo cambio como los objetos del pensamiento. Estas ideas se encuentran en Heráclito, en los estoicos y luego en Nietzsche. Los hechos de la realidad están inmersos en un perpetuo devenir tanto como es mutable la naturaleza misma y el hombre. En el cuento de Borges, lo cambiante está simbolizado en lo azaroso y lo fortuito tanto como en el simulacro de los disfraces. Lo real es mutable porque dentro de lo real están polarizados los opuestos. La realidad es doble y en tanto doble es cambiante. El mundo real aparece como equivalente al caos, a un laberinto inescrutable e imponderable frente al mundo mental, racional, organizado y geométrico. En el mundo real interviene lo fortuito que es una medida de lo cambiante. Sin embargo, aparece la idea de lo permanente en cuanto que "todos los caminos conducen a Roma". Dentro del caos del laberinto, el centro es la representación de lo permanente. El laberinto es una construcción artificiosa que no tiene derecho ni revés, ni principio ni fin, es un continuo. El mundo es a su vez cambiante y permanente, caótico y ordenado. El laberinto, como representación de lo continuo simboliza lo permanente en relación a la dimensión temporal. En el laberinto están implícitas las dimensiones del tiempo y del espacio. En cuanto a la dimensión del tiempo, Borges propone la idea del eterno retorno: "Máteme en D como ahora va a matarme en Triste -Leroy". La eternidad representa una duración continua, simultánea, inmóvil, infinita, condensada e indivisible del tiempo: perpetuidad que no tiene principio ni fin. El cosmos se compone de un número limitado de elementos y el número de combinaciones posibles es también limitado. De aquí que una vez producidos los fenómenos vuelvan cíclicamente a producirse (tiempo circular borgeano).La existencia de los seres es pura repetición de existencias anteriores (tema recurrente en Borges). El individuo ha vivido un número infinito de veces y volverá a vivir eternamente. El orden eterno sólo puede lograrse por la abolición de las contraposiciones, de lo distinto y lo cambiante, o sea, del azar. Asimismo, la idea del espacio como un orden externo está presente en la estructura cuaternaria del "tetragrámaton" (nombre compuesto por cuatro letras, sin vocales) quien alude al nombre de Dios, así como los cuatro puntos cardinales determinantes del espacio, se refiere a la manifestación del mundo como totalidad y en tanto uno, eterno. Lo permanente se hace presente a su vez en la totalidad de la dualidad, pares de opuestos simbolizados en este caso por los losanges o rombos alternantes en positivo y negativo o colores distintos (amarillo, verde y rojo), que se repiten como señales en el cuento (Liverpool House, los rombos de la pinturería en el lugar donde fue asesinado Azevedo, la vestimenta de los arlequines y al final cuando "Lönnrot miró los árboles y el cielo subdivididos en rombos turbiamente amarillos, verdes y rojos"). La significación de los losanges concierne al esfuerzo por dominar lo irracional, lo doble contrapuesto, sojuzgándolo a una estructura dada, geométrica, racional. En todo losangeado aparecen dos elementos repetidos, opuestos, que constituyen una trama dual: dos triángulos equiláteros unidos por uno de sus lados forman un rombo cuadrangular (la ruta de los crímenes), rombo y cuadrado a un mismo tiempo. De allí, el triángulo, símbolo de la divinidad y el cuadrado, símbolo de la totalidad terrenal. Por otra parte, la naturaleza dual está manifestada por lo simétrico. Los pensamientos de Scharlach y Lönnrot son simétricos. El primer crimen es obra del azar. El segundo, de la necesidad. Ambos son aprovechados por Scharlach para tejer el laberinto. La historia, nacida en la Rue de Toulon, cuando Scharlach y su hermano son apresados continúa con la agonía de Scharlach en Triste Leroy. Simétricamente, Scharlach hace ir a Lönnrot a la Rue de Toulon y luego a Triste Leroy. Esto representa una estructura cíclica y como cíclica, simétrica. La simetría en el tiempo está dada por la idea de eternidad presente en el sentido de que habrá una próxima vez para la muerte de Lönnrot ("La próxima vez que me mate…") La simetría en el espacio está dada por los lugares comunes que se repiten en la historia de Scharlach y de Lönnrot. La Quinta de Triste Leroy es a su vez la representación de un laberinto de abundantes e inútiles simetrías, donde todo es doble y se corresponde con las imágenes de los espejos. En la casa está lo dual, los opuestos, lo laberíntico y lo simétrico, lo caótico y lo ordenado, lo permanente y lo mutable. (patios iguales, antecámaras circulares, espejos opuestos, escalinatas dobles, el Hermes Bifronte, afuera el mismo y desolado jardín).Lo mutable está representado por la flor que se deshoja e indica lo que cambia de estado, lo que perece, lo que es transitorio. La casa no es tan grande. El mundo no es tan grande. Lönnrot se da cuenta de que la agrandan la penumbra (representa la incapacidad del hombre de ver con absoluta claridad el mundo y llegar a la certeza), la simetría (representa las oposiciones dentro de lo mutable y lo permanente), los espejos (representan lo aparencial en contraposición con lo real), los muchos años ( representan la historia del mundo, el paso del tiempo que oscurece las cosas, el permanente devenir), mi desconocimiento (representa la situación en la que se encuentra el hombre dentro del mundo). El mirador representa el centro del laberinto (Roma). Nuevamente aparecen los losanges de las ventanas, amarillos, verdes y rojos y "lo detuvo un recuerdo asombrado y vertiginoso".Esto refiere al tema de lo permanente, de lo eterno, de la circularidad. La simetría está dada por la figura del rombo, como se ha dicho, dos triángulos unidos en oposición. El triángulo, como representación de lo ternario, del número tres, simboliza la divinidad y por tanto, la idea. En tanto cuadrado, se hace presente lo cuaternario, que simboliza la realización de la idea, esto es, lo real, lo que tiene existencia física. (cuatro son los elementos, cuatro los jinetes del Apocalipsis, cuatro los puntos cardinales, cuatro las estaciones, etc). La idea, la elaboración mental de Lönnrot, se completa cuando arma el triángulo y le dice a Treviranus que tiene resuelto el crimen. Pero cuando Lönnrot llega a Triste Leroy y completa el cuadrado, toca lo real, lo concreto, lo terrenal, pues los cuatro puntos cardinales definen el universo real concreto. De esta forma encontramos al elemento ternario correspondiéndose con lo mental, lo espiritual, la idea en tanto que el cuaternario pone de manifiesto la organización material. En "La muerte y la brújula", a través de Scharlach y Lönnrot, Borges nos enfrenta con lo imprevisible y lo predecible, lo real y lo virtual, lo concreto y lo pensado, lo sensible y lo racional, lo carnal y lo espiritual y, en definitiva, nos enfrenta con los que es y lo conjetural. En definitiva, Lönnrot es la brújula, un instrumento de precisión y Scharlach, la muerte, una realidad inexorable