TERCER MUNDO ECONÓMICO - Espacio Virtual de la Facultad de

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TERCER MUNDO ECONÓMICO
N° 157 – Junio 2002
ONU y el comercio
Un mensaje ambivalente y contradictorio
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) intenta un delicado equilibrio entre los
que están a favor y en contra de una nueva ronda de la Organización Mundial de
Comercio (OMC). Un mensaje ambivalente y contradictorio del secretario general de la
ONU, Kofi Annan, acompañó la reciente publicación de un informe que enjuicia las
desigualdades del sistema multilateral de comercio.
Por Chakravarthi Raghavan
El nuevo programa de negociaciones comerciales lanzado en Doha contiene una "gran
promesa", sugirió el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Kofi
Annan, el 11 de abril, en un breve mensaje en ocasión del lanzamiento en Ginebra de la
campaña "Comercio con justicia", de Oxfam Internacional. La campaña elaboró también un
informe en el que se responsabiliza a las normas comerciales injustas de la Organización
Mundial de Comercio (OMC) de la situación de los países pobres y en desarrollo, en la
medida que permiten que los países ricos roben a las naciones pobres.
El mensaje de Annan fue leído en su nombre por el subsecretario general de la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Carlos Fortin, en una
rueda de prensa convocada por Oxfam para la publicación de su informe ante la UNCTAD.
El mensaje fue ambivalente y contradictorio, y demostró las dificultades enfrentadas por el
sistema de la ONU a la hora de intentar respaldar las campañas de destacadas ONG contra
el sistema multilateral de comercio injusto y la nueva ronda "antidesarrollo" de la OMC, a
la vez que expresó su apoyo por las nuevas negociaciones comerciales lanzadas en la
Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC en Doha.
Normas manipuladas
El propio informe de Oxfam, en un resumen ejecutivo que había sido dado a conocer varias
semanas antes a la ONU y a la UNCTAD, responsabiliza de la situación de los países en
desarrollo y de los pobres de todo el mundo a los países ricos. Sin escatimar palabras, los
culpa de manipular en su favor el sistema de comercio y las normas que lo rigen, para poder
seguir manteniendo sus propios mercados cerrados a las exportaciones de los países en
desarrollo en momentos en que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional
(FMI), a través de condicionamientos en los préstamos, presionan a los países en desarrollo
a abrir sus mercados de golpe, a menudo con consecuencias perjudiciales para las
comunidades pobres.
El informe responsabiliza a la comunidad internacional de no abordar seriamente el
problema de los precios bajos e inestables de las materias primas, que hunden a millones de
personas en la pobreza, y por permitir que las poderosas transnacionales realicen
inversiones y utilicen prácticas laborales que contribuyen a generar pobreza e inseguridad,
sin más trabas que unas débiles directrices voluntarias (en el Compacto Global de la ONU).
En el informe se dice: "Otra parte del problema es la Organización Mundial del Comercio
(OMC). Muchas de sus normas sobre propiedad intelectual, inversiones y servicios
protegen los intereses de los países ricos y de las poderosas ETN, al tiempo que imponen
enormes costes a los países en desarrollo".
"La inclinación de la OMC hacia los intereses de los países ricos y las grandes empresas
suscita cuestiones fundamentales sobre su legitimidad", expresó Oxfam en el informe, que
identifica el grado de protección comercial contra los países en desarrollo practicado por las
principales entidades comerciales, responsabilizando a la Unión Europea de ser la más
cerrada y proteccionista de todas.
En un comunicado de prensa, el director general de la OMC, Mike Moore, felicitó el
informe de Oxfam y su exhortación a que los países desarrollados hicieran mayores
esfuerzos por abrir sus mercados. Los reclamos del informe por redistribución de la tierra,
mayor financiación para el desarrollo, desarrollo de infraestructuras y directrices para las
transnacionales estaban fuera del mandato de la OMC, expresó. Moore también opinó que
los ataques del informe a las normas de la OMC sobre los Aspectos de los Derechos de
Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS) eran algo extraños, a la luz de
la declaración de Doha sobre TRIPS y salud pública, e insistió en que la visión de Oxfam
de que el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS) requeriría que los
países en desarrollo privatizaran los servicios públicos, incluido el suministro de agua,
estaba equivocada.
Sobre la democratización, Moore adujo que todas las decisiones críticas se tomaron sobre la
base del consenso, omitiendo el hecho de que en Doha, tanto el propio Moore como el
presidente de la Conferencia Ministerial, se unieron para manipular el consenso, incluso a
través del exclusivo proceso de negociación de "sala verde" en la última noche del último
día.
Con Dios y con el diablo
"Comercio con justicia" podría ser un tema de la ONU, y varios de los mensajes y
advertencias del informe de Oxfam representan objetivos comunes de la comunidad
internacional, y los gobiernos y otros actores de todo el mundo deberían traducirlos a la
acción, dijo Annan en su mensaje. También habló sobre cómo "el comercio es una fuerza
poderosa para lograr el desarrollo y reducir la pobreza", en una réplica de las consignas de
la OMC, el FMI y el Banco Mundial.
Y dos párrafos más debajo de su mensaje de una página, Annan quedó bien con Dios y con
el diablo y dijo: "El nuevo programa de negociaciones comerciales lanzado en Doha en
noviembre pasado, contiene una gran promesa. No se debe perder esta oportunidad de
abordar las necesidades especiales de los países en desarrollo y construir un sistema de
comercio multilateral justo, basado en normas y predecible. Una de las claves para el éxito
será erradicar no sólo los desequilibrios comerciales sino también la disparidad de la
capacidad de negociación que impide a los países en desarrollo participar en lleno en la
formulación de nuevas normas comerciales".
Con posterioridad a Doha, varias organizaciones de caridad británicas y una amplia gama
de organizaciones de la sociedad civil del Norte y del Sur han visto con desdén las
pretensiones de que las negociaciones lanzadas en Doha constituyan una "Ronda del
desarrollo", y en cambio la han bautizado como la "Ronda de todo menos desarrollo". En
efecto, en Doha, y luego en Nueva York, en el proceso preparatorio de la Conferencia sobre
Financiación para el Desarrollo de Monterrey, los países del Sur congregados en el Grupo
de los 77 se negaron a aceptar una formulación de la Unión Europea para declarar las
negociaciones iniciadas en Doha como una "Ronda del desarrollo". Esto, no obstante, no ha
impedido que Moore y la Secretaría de la OMC que él encabeza pongan la "Agenda del
desarrollo de Doha" en la página Web de la OMC y que este organismo la presente en
conferencias de prensa.
Las organizaciones internacionales, incluido el sistema de la ONU, en tanto procesos
intergubernamentales, son sin duda reflejo de las relaciones de poder de los países
poderosos y les resulta difícil en la situación actual expresar sus propias opiniones, aún
cuando la Carta de las Naciones Unidas les exija hacerlo. Sin embargo, al tratar de
asociarse con este tipo de campañas de la sociedad civil y de dar la imagen de que les presta
apoyo -incluso cuando adhiere y propugna la agenda de las empresas-, el sistema de la
ONU corre peligro de perder credibilidad y apoyo público.
El embajador de Brasil, Luiz Felipe de Seixas Corre, quien también participó en el acto,
dijo que desde la perspectiva de Brasil, el resultado de Doha fue positivo desde un punto de
vista general y específico, que Brasil se alegraba de que se hubiera lanzado una nueva
ronda de negociaciones comerciales y que en las negociaciones Brasil procuraría sus
intereses específicos en sectores tales como agricultura, negociaciones sobre normas en
antidumping y subsidios (en particular créditos a la exportación), aplicación y propiedad
intelectual.
Seixas Correa elogió el énfasis de Oxfam en la importancia fundamental de la agricultura
en la nueva ronda y el papel importante que podrían desempeñar las ONG a poner ante la
atención pública la manipulación y el doble rasero. El enviado brasileño también sugirió
que había una serie de puntos en la Declaración Ministerial de Doha que presenta a los
países en desarrollo oportunidades de corregir los desequilibrios actuales y abordar las
desigualdades, mencionando al respecto la inclusión de los temas de aplicación, los
programas de trabajo específicos sobre trato especial y diferenciado para los países en
desarrollo, y la creación de grupos de trabajo para estudiar las relaciones entre comercio y
transferencia de tecnología y entre comercio, deuda y finanzas.
La campaña de Oxfam, lanzada simultáneamente en varios países industrializados y en
desarrollo, destacó que sus principales objetivos de política son:
* Mejorar el acceso de los países pobres a los mercados y acabar el ciclo de los subsidios a
los excedentes agrarios y el dumping en la exportación por parte de los países ricos.
* Poner fin al uso de condiciones en los programas del FMI y el Banco Mundial para forzar
a los países pobres a abrir sus mercados, sin tener en cuenta el impacto sobre los pobres.
* Crear una nueva institución internacional sobre materias primas para promover la
diversificación y acabar la oferta excedentaria, para elevar los precios en niveles
compatibles con unas condiciones de vida razonables para los productores y cambiar las
prácticas empresariales de manera que las compañías paguen precios justos.
* Establecer nuevas normas sobre propiedad intelectual que garanticen que los países
pobres puedan acceder a las nuevas tecnologías y a medicamentos esenciales; y que los
agricultores puedan conservar, intercambiar y vender semillas.
* Prohibir las normas que obligan a los gobiernos a liberalizar o privatizar servicios básicos
vitales para la reducción de la pobreza.
* Mejorar la calidad de las inversiones y de las condiciones laborales del sector privado.
* Democratizar la OMC de manera que los países pobres puedan hacer oír su voz.
* Cambiar las políticas nacionales, educativas, sanitarias y de buen gobierno en los países
en desarrollo, para que los pobres puedan desarrollar sus capacidades, realizar su potencial
y participar en los mercados en condiciones más equitativas.
Oxfam citó tres factores que motivaron su campaña:
* Es indefendible que el comercio mundial continúe según el modelo actual; ninguna
comunidad civilizada debe tolerar los extremos de prosperidad y pobreza generados por las
condiciones que prevalecen en el comercio; y nadie debe estar dispuesto a aceptar el abuso
de poder, la injusticia y la indiferencia frente al sufrimiento en las que se sustentan esos
extremos.
* Un bien informado interés propio de los países ricos para asegurar que el mundo en
desarrollo pueda compartir el aumento de la prosperidad y la riqueza.
* La convicción de que el cambio es posible. (SUNS)
Disposiciones sobre la Balanza de Pagos de la OMC
Estados Unidos, Unión Europea y Canadá resisten las negociaciones
Los principales países desarrollados se han opuesto a las negociaciones en la
Organización Mundial de Comercio (OMC) para resolver un acertijo legal que impediría a
los países en desarrollo imponer controles a las importaciones para salvaguardar su
posición en materia de balanza de pagos.
Por Chakravarthi Raghavan
Estados Unidos, apoyado con ciertos matices por Canadá, la Unión Europea y Japón, se ha
opuesto a las negociaciones sobre los temas de aplicación relacionados con el Artículo
XVIII del GATT de 1994, sobre disposiciones relativas a la balanza de pagos y al apoyo
gubernamental al desarrollo económico. Esos dos temas fueron derivados al Comité de
Restricciones por Balanza de Pagos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en
términos de la Declaración Ministerial de Doha y del compromiso de abordarlos a través de
las negociaciones como parte del programa de trabajo de Doha y del compromiso único.
El primer tema se relaciona con la jurisdicción para juzgar la justificación general de las
medidas por motivos de balanza de pagos adoptadas conforme al Artículo XVIII:B, es
decir, que sólo el Comité de Restricciones por Balanza de Pagos tendrá autoridad para
examinar la justificación general de medidas por motivos de balanza de pagos. Se pidió al
Comité de Restricciones por Balanza de Pagos que analizara el tema e informara al Consejo
General de la OMC.
El segundo tema derivado al Comité de Restricciones por Balanza de Pagos fue que se
haría una evaluación completa del Artículo XVIII (Asistencia Gubernamental al Desarrollo
Económico) con miras a asegurar que favoreciera el objetivo original de facilitar el
desarrollo progresivo de las economías de los países en desarrollo y les permitiera aplicar
programas y políticas de desarrollo económico diseñadas para elevar las condiciones
generales de vida de su población. Se pidió al Comité de Restricciones por Balanza de
Pagos que analizara esto e informara al Comité de Comercio y Desarrollo.
La Declaración de Doha dice en el párrafo 12 que en los casos en que el programa de
trabajo establezca un mandato de negociación específico, las cuestiones de aplicación
pertinentes se tratarán con arreglo a ese mandato; y que las demás cuestiones pendientes
relativas a la aplicación serán tratadas con carácter prioritario por los órganos competentes
de la OMC que, antes del final de 2002, presentarán informe al Comité de Negociaciones
Comerciales.
Cuestiones de jurisdicción
Con relación a la jurisdicción para juzgar la justificación para invocar las disposiciones en
materia de balanza de pagos, si bien el Artículo XVIII:B ha atribuido este papel al Comité
de Restricciones por Balanza de Pagos, el Órgano de Apelación de la OMC, en una
diferencia comercial planteada por Estados Unidos contra India, dispuso que un grupo
especial podría considerar la justificación. El tema fue entonces presentado por países en
desarrollo como parte de la gama de temas de aplicación.
En la reunión de febrero del Comité de Restricciones por Balanza de Pagos, India hizo una
declaración en la que argumentaba que el Comité sólo decidiría sobre la justificación de las
medidas en materia de balanza de pagos y que los grupos especiales de solución de
diferencias y el Órgano de Apelación sólo podrían decidir acerca de la aplicación de tales
medidas.
En la reunión del 8 de abril del Comité de Restricciones por Balanza de Pagos, Estados
Unidos y los otros miembros del Grupo de los Cuatro (Unión Europea, Canadá y Japón)
actuaron más o menos en conjunto para oponerse a esa consideración. La discusión
continuará en la próxima reunión de junio.
El 8 de abril, Estados Unidos dijo que había habido una pausa en estas cuestiones de
aplicación durante la preparación de Doha, y que en Doha los ministros no habían
estipulado ningún mandato para negociar sobre esto, por lo cual no podía ser resuelto. En
cuanto a Estados Unidos, estuvo satisfecho con la situación actual y con la capacidad de los
grupos especiales del Órgano de Apelación de juzgar dicha cuestión. Este tipo de "control
de calidad" era necesario, de lo contrario las disposiciones en materia de balanza de pagos
serían utilizadas para eludir las obligaciones de la OMC.
Brasil dijo que todos los temas de aplicación estaban sujetos a negociaciones en función de
la Declaración de Doha y del programa de trabajo.
Canadá dijo que estaba muy incómodo con los dos temas. El de la jurisdicción del Comité
de Restricciones por Balanza de Pagos implicaba "graves consecuencias para el sistema".
En opinión de Canadá, las disposiciones en materia de balanza de pagos funcionaron
bastante bien y no era necesario establecerlas. La Unión Europea también era muy
escéptica acerca de las posibilidades de resolver el tema. Los grupos especiales, dijo, tenían
la capacidad de evaluar las disposiciones en materia de balanza de pagos y el tema
planteado por India ya había sido resuelto por jurisprudencia. Japón coincidió con la Unión
Europea y Estados Unidos.
En la reunión del Comité de Restricciones por Balanza de Pagos del 27 de febrero, India
había aludido al mandato ministerial de Doha al Comité sobre estos dos temas y expresó
que esperaba que hubiera un "diálogo constructivo" durante el año que permitiera un
resultado exitoso para informar al comité de Negociaciones Comerciales. Las propuestas de
India y un grupo de países en desarrollo en 1999 se habían presentado al Comité de
Restricciones por Balanza de Pagos, y ya habían sido objeto de ciertas discusiones formales
e informales.
Las disposiciones del Artículo XVIII:B del GATT y el Entendimiento sobre las
Disposiciones en materia de balanza de pagos del GATT de 1994, dijo India, se basaban en
la premisa del reconocimiento de que los países miembros cuya economía sólo podía
apoyar condiciones de vida baja y que estaban en las primeras etapas de desarrollo, tendían
a experimentar dificultades en materia de balanza de pagos originadas principalmente de
los esfuerzos por expandir sus mercados internos, así como de la inestabilidad de sus
relaciones comerciales cuando están en un proceso de desarrollo veloz.
Así, las disposiciones del Artículo reconocieron la tendencia del proceso de desarrollo a
generar dificultades en materia de balanza de pagos, así como la necesidad de salvaguardar
la posición externa de los países en desarrollo y asegurar un nivel de reservas adecuado
para la aplicación de programas de desarrollo a través del control del nivel general de
importaciones a lo largo de un periodo a medida que el avance de los programas de
desarrollo cree nuevas demandas.
Las disposiciones del Artículo XVII:B y el Compromiso de 1994 fueron ideadas para
autorizar medidas de protección o de otro tipo, que afectaran a las importaciones, incluidas
las restricciones cuantitativas, para fines de balanza de pagos de una manera que tomaron
en cuenta el alto grado de demanda continuada de importaciones probable de ser generado
por programas de desarrollo económico de los países en desarrollo.
Los criterios establecidos conforme al Artículo XVIII.9 tenían el objetivo de diferenciarse
de los aplicados a los países desarrollados miembros contemplados en el Artículo XII.2.
No obstante, las normativas y recomendaciones del grupo especial y del Órgano de
Apelación que fueron adoptadas por el Órgano de Solución de Diferencias (en el caso
presentado contra India por Estados Unidos) y que involucraron medidas en materia de
balanza de pagos adoptadas conforme al Artículo XVIII:B, parecerían haber hecho muy
difícil para los países en desarrollo miembros recurrir al Artículo XVIII:B, además de viciar
las diferencias en las disposiciones destinadas a los países miembros desarrollados –a través
del Artículo XII- y en desarrollo, a través del Artículo XVIII:B.
Otro grupo de temas que surgieron de las decisiones del grupo especial y del Órgano de
Apelaciones se relacionaban con la respectiva competencia de los órganos políticos y
judiciales de la OMC en todos los asuntos relacionados con las restricciones a las
importaciones mantenidas de conformidad con el Artículo XVIII:B. Las disposiciones
conforme a los acuerdos de la OMC estaban destinadas a estipular que sólo los asuntos
resultantes de la aplicación de medidas de importación restrictivas, y no las que surgieran
de la justificación general de esas medidas, podían ser referidas a los grupos especiales, y
que no podía invocarse el proceso de solución de diferencias para modificar ninguno de los
derechos acordados a países en desarrollo miembros de conformidad con el Artículo
XVIII:B, incluidos los derechos de procedimiento.
Sin embargo, los organismos judiciales de estas diferencias habían realizado resoluciones
importantes sobre la relación entre los órganos judicial y político de la OMC en el sector de
medidas por motivos de balanza de pagos y también en el sector de acuerdos regionales de
comercio, regido por disposiciones similares a las de las medidas de balanza de pagos.
El grupo especial y el Órgano de Apelación habían dispuesto que el Entendimiento de
Solución de Diferencias podía ser invocado con relación a cualquier asunto relacionado con
las restricciones de balanza de pagos, no sólo con relación a los asuntos resultantes de la
aplicación de medidas de balanza de pagos individuales sino también con relación a la
justificación general de las medidas de balanza de pagos.
El efecto de la normativa también fue que si bien las disposiciones del Artículo XVIII.12
del GATT de 1994 y el párrafo 13 del Entendimiento sobre Disposiciones en materia de
balanza de pagos permitieron que el Consejo General decidiera que las restricciones de
balanza de pagos que fueran incompatibles, debían ser suprimidas dentro de un "periodo
especificado" y aprobar formalmente un cronograma para la supresión de las restricciones,
no era necesario que fueran tomadas en cuenta en los procedimientos de solución de
diferencias.
En opinión de India, tanto sobre el tema de la justificación de la balanza de pagos conforme
al Artículo XVIII:b como por la compatibilidad de los acuerdos regionales de comercio con
el Artículo XXIV, había argumentos sólidos para reforzar la opinión, sobre la base de los
textos pertinentes así como de la práctica del GATT, que los organismos judiciales
estudiarían los asuntos que surgieran de la "aplicación de" medidas restrictivas a la
importación adoptadas con fines de balanza de pagos -o asuntos que surgieran de la
aplicación de disposiciones del Artículo XXIV, como podía ser el caso-, y que no entrarían
en la justificación general de medidas de balanza de pagos, o la compatibilidad de un
acuerdo regional de comercio con el Artículo XXIV.
En la práctica conforme al GATT de 1947, en el único caso en que se pidió a un grupo
especial que evaluara la justificación en razón de balanza de pagos de una medida, el grupo
especial no evaluó por sí mismo la posición financiera externa del país en cuestión sino que
se basó en la decisión de que las Partes Contratantes del GATT, actuando conjuntamente,
ya habían adoptado este asunto sobre la base de una determinación por parte del Fondo
Monetario Internacional (FMI). El grupo especial limitó su examen a la compatibilidad con
el GATT de las medidas individuales impuestas por razones de balanza de pagos.
También, dos grupos especiales a los que se les pidió que evaluaran la compatibilidad de
acuerdos de comercio regional notificados conforme al Artículo XXIV, se rehusaron a
hacerlo. A lo largo de la historia del GATT de 1947, ni un solo grupo especial decidió
determinar la justificación por razones de balanza de pagos, de medidas notificadas de
conformidad con los Artículos XII y XVIII:B o la compatibilidad de un acuerdo de
comercio regional con el Artículo XXIV.
La práctica compatible fue que las Partes Contratantes, actuando conjuntamente, asignaran
esos asuntos a los organismos compuestos de los representantes de las Partes Contratantes.
Durante las negociaciones de la Ronda Uruguay, Estados Unidos había presentado una
propuesta amplia para una reforma de las disposiciones de balanza de pagos relativas a la
supervisión de las medidas en materia de balanza de pagos, que incluían disposiciones que
explícitamente ofrecían la resolución por parte de los grupos especiales, de la cuestión de la
compatibilidad de las medidas de balanza de pagos bajo revisión del Comité de Balanza de
Pagos. A esta propuesta en particular, se opusieron los países en desarrollo y se logró un
acuerdo, después de prolongadas negociaciones, en la forma de un pie de página para el
Entendimiento sobre Disposiciones de Balanza de Pagos.
El texto del pie de página pone en claro tres aspectos: el procedimiento de solución de
diferencias puede ser invocado con respecto a las restricciones notificadas en virtud del
Artículo XVIII:B, la invocación del procedimiento de solución de diferencias debe
relacionarse con "asuntos que surgen de la aplicación de medidas restrictivas a la
importaciones, adoptadas en función de objetivos de balanza de pagos", y tal invocación no
podía implicar una modificación de los derechos y obligaciones estipulados por el Artículo
XVIII:b.
La referencia a la "aplicación de" medidas es idéntica a la del texto del párrafo 12 del
Entendimiento sobre la Interpretación del Artículo XXIV del GATT de 1994.
Ninguna de las otras cláusulas de los acuerdos de la OMC y los entendimientos que definen
las causas de acción de conformidad con el Entendimiento de Solución de Diferencias
contiene una referencia similar a la aplicación de medidas.
El mismo tema, conclusiones opuestas
Mientras estaban en marcha los procedimientos de solución de diferencias por las
restricciones por motivos de balanza de pagos de India, otro grupo especial examinaba, a
pedido de India, las restricciones de Turquía a las importaciones de productos textiles y
vestido, introducidas en un acuerdo comercial con la Unión Europea que Turquía describió
como un acuerdo que ofrecía la conclusión de una unión aduanera. Turquía adujo que sólo
el Comité de Acuerdo de Comercio Regional era competente para examinar esa materia.
Dicho panel dijo que entendía de la redacción del párrafo 12 del Entendimiento sobre el
Artículo XXIV que los grupos especiales tenían jurisdicción para examinar "cualquier
asunto que surgiera de la aplicación de esas disposiciones del Artículo XXIV". En su
opinión, un grupo especial podía examinar la compatibilidad de la OMC de uno o varias
medidas que "surgieran de" los tipos de acuerdo del Artículo XXIV. Esta fue también la
posición de Estados Unidos como tercero.
Sobre el tema de que el grupo especial remitiera para examinar el acuerdo de comercio
regional que subyacía a una medida adoptada en el marco del mismo, el grupo especial
señaló que la OMC había establecido un Comité de Acuerdos de Comercio Regional y este
comité iba a evaluar la compatibilidad con el GATT y la OMC de los acuerdos de comercio
regional, una tarea muy compleja, desde las perspectivas económica, legal y política de
diferentes miembros. En opinión de ese grupo especial, el tema de la compatibilidad con el
GATT y la OMC de una unión aduanera, era generalmente asunto del Comité de Acuerdos
de Comercio Regional, ya que implicaba "una amplia evaluación multilateral de todas las
uniones aduaneras, es decir, una cuestión que concierne a los miembros de la OMC en su
totalidad".
El grupo especial que atendía la controversia de Turquía interpretó los términos "cualquier
asunto que surja de" (en el Entendimiento) como refiriéndose a medidas específicas
adoptadas en conexión con la formación de un acuerdo conforme al Artículo XXIV, y
estipuló que la justificación general de ese acuerdo era un asunto que en general los grupos
especiales debían dejarlo al Comité de Acuerdos de Comercio Regional.
No obstante, el grupo que examinó las restricciones cuantitativas relativas a balanza de
pagos, de India, rechazó específicamente el argumento de que los términos "cualquier
asunto que surja de" en el Entendimiento del Artículo XXIV tenía esa consecuencia.
Estipuló que esta frase simplemente significaba "la aplicación de las disposiciones del
Artículo XXIV"... y no permitió una distinción como proponía India.
Así fue que dos grupos especiales de la OMC llegaron a conclusiones opuestas sobre el
mismo tema fundamental.
India argumentó que correspondía a los miembros de la OMC resolver esta contrariedad y
volver a destacar que las disposiciones existentes prevén que sólo el Comité de Balanza de
Pagos y el Consejo General tienen autoridad para examinar la justificación general de
medidas en materia de balanza de pagos. (SUNS)
TERCER MUNDO ECONÓMICO
N° 156 – Mayo 2002
Asistencia técnica de la OMC
Dudosos beneficios para el Sur
En marzo se prometieron alrededor de 20 millones de dólares para un fondo de asistencia
técnica de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para los países en desarrollo,
pero la pregunta que se plantea ahora es cuán efectiva es la ayuda de esos programas de
creación de capacidad con relación al comercio para los países pobres y si en realidad sus
objetivos no son más bien un reflejo de las agendas de los donantes del Norte que de las
necesidades de los receptores.
Por Chakravarthi Raghavan
Una Conferencia sobre Promesas de Contribuciones realizada el 11 de marzo en la
Organización Mundial de Comercio (OMC) para actividades de asistencia técnica, ofreció
un total de más de 30 millones de francos suizos (20 millones de dólares estadounidenses)
para un Fondo Fiduciario Global, con una partida de 25,2 millones de francos suizos para el
año 2002 y 5,6 millones para el 2003. Los fondos serán utilizados por la OMC para lo que
se describe como "el Fondo Fiduciario Global del Programa de Doha para el Desarrollo", y
destinados a diversas actividades descritas como actividades de asistencia técnica:
seminarios y simposios nacionales y regionales.
De las cantidades prometidas, 6.032 millones de francos suizos son fondos transferidos por
donantes (Alemania, Holanda, Reino Unido y Estados Unidos) de los fondos fiduciarios
bilaterales que ellos ya crearon en la OMC.
Acorde con la práctica de las instituciones internacionales, del total de 30,8 millones de
francos suizos de recursos extrapresupuestarios destinados a tales actividades, la Secretaría
de la OMC cobrará el 13 por ciento en concepto de "gastos generales". Por lo tanto, las
secretarías internacionales tienen un interés creado en administrar planes de asistencia
técnica a través de fondos extrapresupuestarios, aún cuando en declaraciones públicas las
autoridades de las organizaciones se quejan de ello y manifiestan su preferencia por
partidas de presupuesto regulares. También las delegaciones de gobierno muestran
reticencia a adoptar un perfil alto y criticar algunas de esas actividades porque tanto sus
funcionarios con sede en la capital como sus diplomáticos, están invitados a esos
seminarios y reuniones o desean asistir a ellos. La situación no es diferente en la OMC.
Sin embargo, los diplomáticos comerciales y sus ministros radicados en la capital podrían
insistir en aplicar un correctivo importante, es decir, que sus grupos de interés público de la
sociedad civil (y no meramente empresarios) sean invitados a asistir y participar. Más allá
de la disparidad de esos grupos, actualmente están más al tanto de los temas y otros puntos
de vista que los promovidos y presentados por las secretarías internacionales y sus
invitados. De esa forma, los funcionarios locales y grupos empresariales se beneficiarían de
los debates.
Si bien parte de los fondos asignados para gastos generales quizás se gasten legítimamente
en recursos de personal e instalaciones, como práctica general por lo menos algunos de los
montos disponibles para las organizaciones internacionales en el marco de esos fondos de
fideicomiso y financiación voluntaria también se convierten en un tipo de fondo con fines
deshonestos que es utilizado para cubrir los gastos de viaje de los directores de las
organizaciones y funcionarios de alto rango que asisten a esos seminarios y talleres.
En 2001, por ejemplo, según versiones de diplomáticos comerciales, los numerosos viajes
del Director General de la OMC, Mike Moore, y de algunos funcionarios que lo
acompañaron en varias visitas y reuniones regionales donde promovió el lanzamiento de
una nueva ronda de negociaciones comerciales con temas nuevos, fueron cubiertos con
presupuestos para asistencia técnica.
Este tema parece haber figurado el año pasado en las discusiones del comité de presupuesto
de la OMC, si bien los miembros que lo plantearon parece que no recibieron una
información detallada en esa materia.
Para hacer justicia con la OMC y Moore, ésta no es una situación privativa del órgano
mundial de comercio. No obstante, la falta de transparencia de la OMC y sus procesos de
presupuestación y gasto (tanto previo como posterior), incluso para los miembros -dejando
aparte a la sociedad en general- es mucho más pronunciada que en otras organizaciones
internacionales, donde los documentos presupuestarios, informes de auditoría, etc., suelen
estar disponibles para la consulta pública.
Naturaleza de la asistencia técnica
En la Declaración Ministerial de Doha -que de hecho en ningún lado menciona el término
"Agenda para el Desarrollo", si bien la Secretaría de la OMC la ha llamado así-, los
ministros de los países miembros aceptaron una "asistencia técnica con objetivos bien
definidos y financiación sostenible" y reconocieron que la "cooperación técnica y la
creación de capacidad son elementos claves de la dimensión del desarrollo".
Luego de la Conferencia Ministerial de Doha, Moore, así como algunos países, estuvieron
hablando del programa de trabajo y de las negociaciones allí iniciadas como algo
condicionado a la prestación de asistencia técnica y creación de capacidad para los países
menos adelantados (PMA) y otros. Estos son términos que también son utilizados en otras
organizaciones internacionales, y sin embargo no hay una comprensión clara de lo que
significan y cómo los entienden los que prestan la asistencia técnica.
En una reunión del Consejo General de la OMC, del 13 de febrero, en comentarios sobre
los planes y actividades de asistencia técnica, Túnez dijo que los programas de capacitación
técnica y asistencia de organizaciones internacionales para la creación de capacidad, a
menudo terminan en la realización de seminarios, intervención de consultores y viajes por
todo el mundo de la gente involucrada, pero de última con muy poco incremento en la
capacidad de los países en cuestión.
Un informe sobre actividades de asistencia técnica presentado por la Secretaría de la OMC
a su Comité de Comercio y Desarrollo, que también se convirtió en la base de la reunión
sobre promesas, enumeró unos 517 eventos, con temas o títulos que van desde "acceso"
hasta "TRIPS" (Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio). No
obstante, no hay indicios de las cantidades gastadas en cada uno de ellos.
De los 517 eventos planeados, 87 tienen relación con los cuatro "temas de Singapur"
(inversión, política de competencia, transparencia en la contratación pública y facilitación
del comercio), 62 con las negociaciones sobre servicios y 15 con agricultura. Entre los 87
planeados sobre los temas de Singapur, el organismo de cooperación escogido para los
temas de inversión y política de competencia es la Secretaría de la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), cuya división de inversiones,
incluso desde antes de la Conferencia Ministerial de Singapur en 1996, ha estado ocupada
intentando promover normas y acuerdos multilaterales sobre inversión y competencia.
Los propios planes de asistencia técnica de la UNCTAD, develados en una reunión a
principios de este año de su Comité sobre Bienes y Servicios, y sobre cuya base la agencia
de la ONU intenta recaudar fondos de donantes, sugieren que tal vez sus propias
prioridades -por la dependencia que tiene de los donantes- estén sesgadas a favor de los
cuatro temas de Singapur.
Uno de los documentos internos de la UNCTAD, que parece haber llegado a manos de
algunas delegaciones, comprometidas en el proceso de revisión a mitad de periodo de la
agencia, sugiere que una de las principales fuentes de financiamiento en la que se pensó es
el ministro de cooperación para el desarrollo del Reino Unido, Clare Short. Los
documentos del Departamento para el Desarrollo Internacional británico que han obtenido
las ONG, demuestran que una de las principales finalidades del referido Departamento es
promover los acuerdos de la OMC sobre inversión, política de competencia, transparencia
en la contratación pública y facilitación del comercio, y que espera que las organizaciones
reciban esos fondos para lograr, a través de la asistencia técnica, el apoyo de los países en
desarrollo para una agenda comercial ampliada.
Holanda y la Unión Europea son otra fuente de financiación potencial, y sus propios
documentos de comercio dejan poca duda de qué quieren lograr y qué esperan que hagan
las organizaciones que reciben la donación. Algunos de los ministros de la Unión Europea
fueron a la décima conferencia de la UNCTAD (UNCTAD X) en Bangkok en 2000 y
realizaron un esfuerzo concertado por promover los temas de Singapur. No hay razón para
pensar que sus opiniones hayan cambiado desde entonces o que hayan aflojado sus
presiones.
Según los informes de las delegaciones del Grupo de los 77 y ONGs en Nueva York, el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que también financia esas
actividades, está siendo presionado por Estados Unidos para asegurar que se promueva su
agenda.
Con relación a la OMC, cabía esperar un plan de asistencia técnica dentro del "Programa de
Doha para el Desarrollo" que tratara de incorporar el desarrollo al comercio y a otras
actividades, y no al revés. Sin embargo, bajo el título de "incorporación" se enumera, por
ejemplo, una reunión en la sede de la Comisión Económica para África, titulada
"incorporación de las prioridades comerciales a los planes de desarrollo y a los Programas
de Estrategia de Reducción de la Pobreza".
Preocupaciones de la sociedad civil
Unas 18 organizaciones de la sociedad civil, en una declaración del 11 de marzo,
expresaron su preocupación por la creación de capacidad en materia de política comercial y
el cumplimiento de las promesas, así como el contenido de los programas propuestos,
acusándolas de ser más pro-Secretaría –y donante- que orientadas a los receptores y sus
necesidades. Los planes, comentaron las ONG, esencialmente dieron prioridad a los temas
de Singapur en términos de la asistencia entre organismos que se prestaría.
Los grupos de la sociedad civil dijeron que la asistencia técnica y la creación de capacidad
habían surgido como temas importantes para los PMA y países en desarrollo en la
Declaración Ministerial de Doha. En Doha, los ministros habían aceptado "asistencia
técnica con objetivos bien definidos y financiación sostenible" y reconocieron "que la
cooperación técnica y la creación de capacidad son elementos claves de la dimensión del
desarrollo".
Si bien es ampliamente compartido el objetivo de crear capacidad en los miembros de la
OMC para definir y actuar en política comercial en función del interés nacional, quedan
preguntas importantes acerca de cómo podría proporcionarse la creación de capacidad y por
quién.
Las ONG destacaron que en el Consejo General realizado en febrero, los representantes del
gobierno en Ginebra señalaron que había problemas significativos con el plan de asistencia
técnica de la OMC y pidieron que fuera revisado con aportes de los gobiernos miembros,
añadiendo que ellas también deseaban aprovechar la oportunidad presentada por la reunión
sobre promesas para dejar sentada su preocupación por el plan de asistencia técnica
revisado.
Algunas de las principales preocupaciones de la sociedad civil son:
1) El plan de asistencia técnica hasta ahora ha sido en gran medida concebido por la
Secretaría de la OMC y no por los receptores de la asistencia: 40 PMA y más de 80 países
en desarrollo. "Exhortamos a que se estudien más a fondo las propuestas realizadas por los
PMA para la asistencia técnica en la Declaración de Zanzíbar de julio pasado".
2) La naturaleza del plan de asistencia técnica es en sí mismo problemático. Gran parte del
plan implica el Marco Integrado para la Asistencia Técnica relacionada con el Comercio en
apoyo de los Países Menos Adelantados (MI),
un programa que ya se ha intentado y ha fallado. Los organismos del MI son el Fondo
Monetario Internacional, el Centro Internacional de Comercio, la UNCTAD, el PNUD, el
Banco Mundial y la OMC. La asignación de responsabilidades en el MI renovado parece
nuevamente desbalanceada, y en particular, que se le asigne el papel protagónico al Banco
Mundial es motivo de preocupación. Los gobiernos receptores deberían tener la flexibilidad
de escoger la agencia y la forma de asistencia que consideren más apropiada.
3) La asistencia entre organismos parece dar prioridad a los controvertidos temas de
Singapur. Esta priorización de los nuevos temas de negociación sobre las necesidades de
los PMA y los países en desarrollo para mejorar la capacidad en los temas en marcha, es
problemática. El mandato de Doha no da prioridad a esos temas y específicamente
encomienda que se preste asistencia técnica para "evaluar mejor las consecuencias" de
temas tales como inversión y competencia.
4) Se ha reconocido ampliamente que los seminarios y talleres de la Secretaría de la OMC
son demasiado generales e ineficaces. Esto muestra la necesidad de una evaluación más
independiente de los anteriores esfuerzos de la Secretaría en materia de asistencia técnica a
la hora de aprobar el nuevo plan de asistencia técnica. Las asociaciones estratégicas con
bancos regionales para la aplicación de los mandatos de Doha son especialmente oscuras.
"Exhortamos a los donantes a trabajar más estrechamente con todos los países miembros de
la OMC y con actores de la sociedad civil involucrados, para definir un programa de
creación de capacidad comercial que fortalezca la capacidad general de esos países de
identificar y perseguir sus propios objetivos de comercio en el contexto de un plan para el
desarrollo más amplio. Para (ello) es importante crear un mecanismo que evalúe de manera
independiente su eficacia. El plan actual destinado a permitir que otra rama de la Secretaría
de la OMC realice una auditoría sobre creación de capacidad, es insuficiente", manifestaron
las ONG. (SUNS N° 5078)
TERCER MUNDO ECONÓMICO
N° 155 – Abril 2002
Comité de Negociaciones Comerciales
La OMC avala principios, prácticas y estructuras de negociación
El Comité de Negociaciones Comerciales de la OMC, que debe supervisar las
conversaciones que surgen del mandato de la Conferencia Ministerial de Doha, ha
aprobado un conjunto de directrices en materia de procedimiento que podría encaminarse
en cierta forma a asegurar una mayor transparencia y participación en el proceso de
negociaciones. El organismo de supervisión también nombró al Director General de la
OMC como presidente ex oficio, en lo que varios miembros acordaron constituye un
acuerdo excepcional que no sienta precedentes para el futuro.
Por Chakravarthi Raghavan
Después de más de dos semanas de intensas consultas y negociaciones, el 1 de febrero el
Comité de Negociaciones Comerciales (CNC) se puso de acuerdo en torno a los principios
y prácticas que deberían regir su trabajo y el de los organismos y estructuras de negociación
para la nueva ronda de negociaciones comerciales que surge del mandato de la Cuarta
Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) realizada en
Doha en noviembre de 2001. El CNC también decidió acerca de los parámetros de las
reuniones y la elección de los jefes de los organismos de negociación, un proceso
intergubernamental, que por lo tanto será presidido por un representante gubernamental.
Luego nombró al Director General de la OMC como presidente ex oficio hasta el 1 de enero
de 2005 -el plazo fijado en Doha para concluir las negociaciones-, después de registrar las
opiniones de varias delegaciones en cuanto a que el nombramiento del Director General era
un "acuerdo excepcional" y no sentaba precedente.
Varias delegaciones, incluidas China e India, dejaron en claro su opinión de que en
ausencia del Director General, las reuniones del CNC podrían ser presididas por el
presidente del Consejo General o de uno de los organismos de negociación, y no la
Secretaría de la OMC. Alguna de las declaraciones, como la de Tanzania, fue bastante
específica en censurar que subsistieran las viejas prácticas del GATT de entregar las
presidencias de los organismos de negociación o de pequeños grupos a los Subdirectores
Generales de la OMC.
Filipinas insistió en que el CNC "no debe" interferir en las discusiones más sustanciales, ni
debe recurrir a los llamados "Amigos del Presidente", "ostensiblemente para facilitar o
promover un consenso". Esto fue una clara referencia al proceso de Doha, donde hubo
ministros -escogidos por el Grupo de los Cuatro: Estados Unidos, la Unión Europea, Japón
y Canadá- que fueron nombrados "Amigos del Presidente" para promover un consenso y
otros ministros que no fueron nombrados pero de hecho actuaron detrás de bambalinas en la
elaboración del documento final.
Los principios y prácticas avaladas por el CNC pueden hasta cierto grado ayudar a que el
CNC y las negociaciones sean un proceso intergubernamental y puedan refrenar tácticas y
manipulaciones no transparentes y arbitrarias como las que caracterizaron las últimas
semanas previas a Doha y durante la propia Doha. Sin embargo, los observadores
comerciales señalaron que los países en desarrollo y sus representantes deben estar alertas y
no acordar, por connivencia u otros motivos, ningún "apartamiento" de esos principios y
prácticas, con la excusa de la "flexibilidad".
La participación de China
Los principios y prácticas para dirigir las negociaciones habían sido revisados (por lo
menos dos veces) en el proyecto original por el presidente del Consejo General, Stuart
Harbinson, de Hong Kong-China. Las revisiones, en dos o tres aspectos, se hicieron ante la
insistencia de los países en desarrollo, cuya voz se ha fortalecido con el ingreso de China a
la OMC en enero de 2002.
En las numerosas consultas que llevaron a la decisión del 1 de febrero, China había
adoptado una clara posición que apoyaba la necesidad de tomar en cuenta los problemas
sistémicos de los países en desarrollo acerca de que el Director General asumiera la
Presidencia y la Secretaría desempeñara algún papel en las negociaciones. China también
tomó posición firmemente detrás del Grupo Africano y de los miembros del Grupo de
Espíritus Afines de países en desarrollo, así como otros que estaban dispuestos a aceptar al
Director General como presidente ex oficio pero querían directrices y normas claras. En el
proceso preparatorio de la reunión del 1 de febrero, cuando el presidente del Consejo
General formuló un lenguaje que todavía daba mucho poder al presidente del CNC y a los
presidentes de los organismos de negociación en la comunicación a los órganos superiores
cuando no hubiera consenso, China insistió, "en instrucciones del capital", que era posible
que no estuviera de acuerdo con esto y quería introducir cambios a la formulación anterior,
que establecía que a falta de consenso, deberían reflejarse las "diferencias sustanciales". Si
bien la formulación oral inicial de China no habría cambiado demasiado las cosas, el
lenguaje final en materia de principios y prácticas, resultado de conversaciones ulteriores,
exige ahora que con relación a la comunicación a los órganos supervisores "los presidentes
deberán reflejar el consenso, o en los casos en que éste no fuera posible, diferentes
posiciones en los temas".
Durante los largos años en que negoció su ingreso a la OMC (y antes al GATT), China
había adoptado una actitud cuidadosa. Tanto su posición importante como país de
comercio, con considerable peso político y comercial, como las mayores "concesiones" que
en cierta medida tuvo que hacer para lograr entrar, hizo creer a algunos que China se
comportaría como los países del Grupo de los Cuatro al integrarse a la OMC y que tal vez
no secundara las posiciones de los otros países en desarrollo. Si bien China puede seguir
todavía aquello que es de su propio interés en asuntos sustanciales, ha dejado claro de qué
lado estaría en cuestiones de procesos y procedimientos. Las conversaciones sobre la
organización del trabajo de las negociaciones posterior a Doha fueron en cierto sentido la
primera prueba, y China dejó pocas dudas sobre su posición, por lo menos en
procedimientos y procesos.
Los negociadores chinos, no obstante, todavía están abriéndose camino en la OMC y sus
procesos. En uno de los aspectos están en inferioridad de condiciones: en la OMC, como
antes en el GATT, los únicos idiomas oficiales de trabajo son el inglés, el francés y el
español; y en todas las reuniones de "sala verde" y "consultas privadas" donde se realizan o
pergeñan los negocios, el idioma de las negociaciones es el inglés. En Doha, en la "sala
verde" ministerial, los procedimientos y negociaciones de la reunión de toda la noche se
realizaron exclusivamente en inglés. A pesar de la insistencia con que las delegaciones de
habla francesa y española plantean en las reuniones plenarias su derecho a tener
documentos y a disponer de intérpretes en su propio idioma, en la OMC negocian en los
pequeños cónclaves sólo en inglés, lo que deja en ridículo las decisiones de los grupos
especiales de solución de diferencias de la OMC y del Órgano de Apelación que citan las
versiones de autorización en francés o español para fundamentar determinada opinión de
los textos en inglés.
Al igual que otros para quienes el inglés no es un idioma de trabajo, los chinos tienden a
pensar en su propio idioma y traducirlo al inglés. Y si bien consultan a amigos -como en los
preliminares de la reunión del CNC del 1 de febrero-, con frecuencia en las reuniones
pequeñas a las que hacíamos referencia, los negociadores tienen que pensar rápidamente,
por decirlo así.
Fue así que en las numerosas conversaciones de pequeños grupos realizadas antes de la
reunión del CNC y dirigidas por Harbinson, la delegación china pusiera objeciones citando
instrucciones de su gobierno. Se sabe que propuso oralmente cierta redacción que
Harbinson -quien está más familiarizado con los matices del uso del inglés- pareció
dispuesto rápidamente a aceptar, ya que había dejado margen para los presidentes.
Posteriormente, en nuevas consultas del 31 de enero y 1 de febrero, cierto número de países
en desarrollo y China cambiaron esto para estipular, en la formulación final adoptada, que
deberían reflejarse no meramente "diferencias sustanciales" sino "posiciones diferentes en
los temas". Esto no contemplaba totalmente la posición original del Grupo de Espíritus
Afines pero igual suponía un avance. Los diplomáticos comerciales del mundo en
desarrollo dijeron que tenían confianza en que el ingreso de China agregaría fuerza a las
opiniones de los países en desarrollo dentro de la OMC, y que la diplomacia china se está
adaptando rápidamente a las formas bizantinas de los procesos del sistema de la OMC.
Una conducta sin reglas
Coronando una semana de consultas y negociaciones muy intensas después de una reunión
formal del CNC el 28 de enero, en la reunión formal de la tarde del 1 de febrero Harbinson
dio a conocer una declaración. En sus comentarios introductorios (revisados) circulados con
anterioridad entre los miembros, Harbinson todavía argumentaba que no era un texto
negociado sino un texto en el que había considerado cuidadosamente e intentado reflejar las
opiniones de los delegados, y esperaba que ofrecería "cierta seguridad" a las delegaciones
en cuestión, en cuanto a seguir "las mejores prácticas de la OMC" y para que el proceso se
desarrollara de manera transparente, participativa y responsable. Su propuesta original era
que las delegaciones "tomaran nota" de su declaración, y nada más. Sin embargo, ante la
insistencia de varios países en desarrollo, los principios y prácticas han sido ahora
"avalados" por el CNC y por lo tanto tiene su impronta.
En cualquier sistema internacional basado en tratados, los miembros no ceden
implícitamente su autoridad a nadie. En la OMC, que reiteradamente aduce estar basada en
normas, la Secretaría o la Presidencia no pueden hacer nada que no esté específicamente
respaldado por normas o procedimientos acordados. Sin embargo, tanto en la etapa
preparatoria de Doha como durante Doha, se invocó dicha autoridad sobre la base de las
antiguas prácticas del GATT, aún cuando no pudiera citarse ningún antecedente concreto.
Los principios y prácticas avaladas por el CNC deberían ayudar ahora a refrenar ese tipo de
conducta "carente de normas", dijeron los diplomáticos comerciales del Tercer Mundo.
Un aspecto interesante del documento, resultado de las consultas pero declarado como texto
no negociado, fue que al hablar del aporte del CNC a "las mejores prácticas establecidas en
los últimos dos años" en cuanto a transparencia internacional y participación, citó sólo "las
prácticas expresadas por el predecesor de Harbinson, el embajador Bryn, de Noruega, el 17
de julio de 2000 (WT/GC/M57) como reflejo de las extensas discusiones sobre
transparencia internacional". Indirectamente, esto distanció a la OMC y al CNC de las
prácticas y procesos de las semanas finales previas a Doha -seguidas por el propio
Harbinson para lograr un texto consensuado a partir de su sola autoridad- y durante Doha.
En la reunión informal que precedió a la formal del 1 de febrero, Bulgaria, que había
apoyado el consenso el día anterior debido a la forma en que se había formulado el tema de
las indicaciones geográficas y las negociaciones sobre su aplicación a otros productos,
pidió la confirmación de la Presidencia de que el Consejo de TRIPS se comprometería en
sus sesiones regulares en debates sustanciales sobre esta materia. Harbinson respondió con
un "sí". En la reunión formal después de la adopción -en la que Bulgaria repitió esto-,
Argentina tomó la palabra posteriormente para decir que entendía que la aclaración de la
Presidencia no era legalmente obligatoria.
Además del cambio de los procedimientos informativos y la necesidad de reflejar
"posiciones diferentes", los principios y prácticas acordados decían que "como regla
general, en la medida de lo posible, sólo un órgano negociador debería reunirse al mismo
tiempo". La formulación original había previsto dos reuniones al mismo tiempo y hubiera
sido menos propicio para la participación de delegaciones más pequeñas.
Intervenciones de los miembros
Después de la adopción del paquete de principios y prácticas, estructuras y procesos, la
Unión Europea dijo que era hora de ponerse a trabajar y comenzar las negociaciones. Dijo
que las discusiones sobre los temas de Singapur (inversión, competencia, contratación
pública y facilitación del comercio) "tendrá lugar en los grupos de negociación, y las
negociaciones comenzarán en modalidades conforme a la Quinta Conferencia Ministerial",
y que los grupos de trabajo informarán al CNC.
Estados Unidos, por su parte, dijo que los presidentes de los diversos organismos deberían
tener "flexibilidad adecuada" y que los miembros no habían alterado ninguno de los
documentos ministeriales adoptados en Doha.
Munir Akram, de Pakistán, dijo que la posición de Pakistán y otros países se relacionaba
con sus preocupaciones en torno al problema sistémico y no con las personas. En ausencia
del presidente ex oficio del CNC, sus reuniones deberían ser presididas por el presidente del
Consejo General o el presidente de uno de los órganos de negociación.
India dijo que los principios y prácticas avalados sólo constituyeron el primer paso. Para
todos sería una tarea difícil interpretar algunos de los párrafos de la Declaración Ministerial
de Doha, dijo India, refiriéndose en este sentido a las interpretaciones incluidas en los
temas de aplicación. En cuanto a los grupos de trabajo, el embajador de India,
Chandrasekhar, dijo en clara respuesta a la Unión Europea, que continuarán sus procesos e
India no consideraba que las negociaciones debían comenzar después de la Quinta
Conferencia Ministerial. India también señaló que el Director General de la OMC, Mike
Moore, no estaba en el CNC para asumir la Presidencia. En su ausencia en cualquier
reunión del CNC, la Presidencia debería ser asumida por el presidente del Consejo General
o uno de los presidentes de los órganos de negociación.
Bulgaria dijo que había aspectos de "prácticas pasadas" que nunca fueron establecidas, y no
podía estar de acuerdo en institucionalizarlas. Los principios aprobados no eran una
solución y era necesario dar pasos concretos para mejorar la transparencia interna mediante
normas explícitas. Las propuestas relacionadas con las negociaciones deberían hacerla sólo
los miembros o grupos de miembros; y a partir de ese momento no debería realizarse
ninguna reunión hasta que todos hubieran recibido copias y propuestas por lo menos 10
días antes de una reunión. Bulgaria también expresó que era hora de que la institución
estableciera un procedimiento de selección para la elección de un Director General.
El delegado de China, Li, declaró que creía firmemente que la OMC era una "organización
basada en las normas" y que deben haber normas y directrices para las negociaciones. Los
presidentes de los órganos de negociación deberían ser integrantes de los miembros. Si bien
habían adoptado un enfoque más flexible para el CNC, eso no debía constituir un
precedente para el futuro.
El embajador de Jamaica, Ransford Smith, dijo en su intervención que si bien los ministros
en Doha habían sentado las bases (en párrafos 45-52 de la Declaración Ministerial), era
tarea de los miembros avanzar en la construcción del andamiaje. El mandato de Doha
también había dado inequívocamente directrices políticas acerca de la naturaleza del
proceso, vale decir, que debería ser conducido de manera transparente entre los
participantes para facilitar la participación efectiva de todos, y con miras a asegurar
beneficios para todos los participantes. Se había establecido así un vínculo entre el proceso
y un resultado sustancial. El tiempo dedicado a elaborar las directrices y procedimientos,
fue entonces un tiempo bien empleado y no era "cháchara de procedimientos". Si bien
Jamaica comprendía las preocupaciones de algunos en cuanto a que los procedimientos no
deberían convertirse en peso muerto en la "Agenda para el desarrollo de Doha", ese riesgo
no debería exagerarse. Demasiada flexibilidad y vaguedad podría, en los hechos, ser
contraproducente.
Si bien aceptaba las directrices, Jamaica creía que la Presidencia del CNC debía salir de las
filas de los miembros, y que había firmes razones institucionales para ello. No quería decir
que el Director General y la Secretaría no tuvieran un papel vital a cumplir. Se esperaba
que el Director General desempeñara una función preponderante pero no necesariamente
desde la Presidencia.
Jamaica no estaba totalmente conforme con el acuerdo sobre los informes de los
presidentes a los órganos superiores. No sólo informes formales sino los proyectos de los
textos de negociación deberían reflejar las diferentes posiciones previas al consenso.
Debería haber un equilibrio general en la selección de los presidentes, acompañando tanto
los órganos regulares como los de negociación, y la responsabilidad de crear una lista de
candidatos debería estar en la Presidencia del Consejo General. En cuanto a las actas de las
reuniones, Jamaica pidió a la Secretaría que fuera "lo más creativa posible" para asegurar la
pronta divulgación de la información sobre las negociaciones a las misiones no residentes y
más pequeñas.
Brunei Darussalam dijo que el documento había satisfecho las preocupaciones de las
delegaciones de la Asociación de las Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Había
mucho en juego para todos en las negociaciones, y ahora que se había logrado un acuerdo
la ASEAN esperaba que pudieran continuar con un trabajo más sustancial.
Filipinas, miembro de la ASEAN, dijo hablando a título individual que los miembros
habían logrado ahora un nivel de acuerdo mayor como para comprometerse totalmente en
el proceso. En cuanto a la transparencia y el manejo neutral de las negociaciones, todas las
negociaciones, formales o informales, deberían ser conducidas y ocurrir sólo en los foros de
negociación. Las decisiones recomendadas o el consenso sólo podían tomarse en reuniones
plenarias. El presidente o, en su ausencia, los vicepresidentes deberían ser totalmente
responsables del proceso de negociación, y el CNC "no interferirá en discusiones
sustanciales (...) ni recurrirá a los llamados ‘Amigos del Presidente’ ostensiblemente para
facilitar o promover un consenso". Los presidentes son los facilitadores. Al comienzo del
proceso de negociaciones, cada organismo deberá trazar sus términos de referencia,
aclarando el alcance, los objetivos y elementos abarcados por las negociaciones, lo que será
aprobado por el Consejo General y sólo el Consejo o los ministros podrán enmendarlo.
El embajador de Tanzania, Ali Mchumo, hablando en nombre de los países menos
adelantados (PMA), dijo que al principio habían resumido su posición, reiterada en
consultas, de por qué sería institucionalmente erróneo que el Director General presidiera un
organismo intergubernamental como el CNC. Eso iba en contra de las normas aceptadas de
esos organismos y no era bueno recargar el cargo del Director General y crearía otras
confusiones institucionales. El Director General como cabeza de la Secretaría debía servir a
los miembros y las negociaciones, y era "impropio" de ese cargo conducir el proceso de
negociaciones intergubernamental. El precedente de la Ronda Uruguay lo era en la época
del GATT, cuando el GATT no era una organización, mientras que la OMC sí lo es, y con
claras líneas de demarcación entre las funciones legislativas y de negociación, y ejecutivas
o de Secretaría. Por lo tanto, es equivocado que el Director General presida el CNC, tal
como si presidiera el Comité de Agricultura o el Órgano de Solución de Diferencias. El
argumento de que esto aseguraría la imparcialidad de la Presidencia equivalía a decir que la
mejor garantía de una toma de decisiones objetiva sería entregar las presidencias al Director
General y a sus vicepresidentes u a otros miembros de la Secretaría.
Por lo tanto, los PMA todavía creían como asunto de principio que el presidente del CNC
debería ser el representante de uno de los países miembros, un embajador con sede en
Ginebra, y que estaba mal dar esa función al Director General, como jefe de la Secretaría,
así como estaría mal pedir al Secretario General de las Naciones Unidas que presidiera la
Asamblea General. No había nada personal al respecto.
Casi todos los delegados de los PMA compartían la opinión de que el presidente del CNC
debía ser un representante de un estado miembro que gozara de la confianza de todos los
miembros. No obstante, Tanzania se comprometía a asegurar que las negociaciones
posteriores a Doha comenzarían sin demora, y no quería interponerse en el camino de un
consenso. Según opinión de Tanzania, las directrices aprobadas debían tener una
"naturaleza obligatoria" y no deberían ser un ejercicio del "máximo empeño". Los
directrices deberían asegurar que el proceso de negociación esté guiado por la necesidad de
transparencia, consenso en la toma de decisiones, participación y responsabilidad ante
todos.
El embajador de Zimbabwe, Boniface Chidyausiku, dijo que la oposición del Grupo
Africano a que el Director General fuera el presidente se basó en que la OMC es un órgano
intergubernamental y debería continuar siendo dirigido por los miembros. Su decisión se
basaba en un interés sistémico y no en personalidades. "En contra de lo que entendemos
como más conveniente hemos acordado que el Director General presidiera el CNC",
afirmó. "Esta es una decisión que no sienta precedentes para el futuro".
El Grupo Africano, con otras delegaciones, había hecho del establecimiento de normas
básicas una condición para llegar a un acuerdo en torno a la Presidencia, y no podía
entender por qué sus socios rechazaban ese procedimiento en una organización basada en
normas. A las normas establecidas en la declaración, no obstante, todavía les faltaba lo que
les hubiera dado "el nivel de acuerdo correcto". El Grupo Africano estaba convencido de
que ninguna Presidencia por su sola autoridad debería someter un texto de negociación a un
organismo superior. Si no había consenso, cualquier posición divergente de las
delegaciones debía estar claramente reflejada. Los africanos esperaban que el principio de
representación equitativa entre países desarrollados y en desarrollo estuviera reflejado en la
selección de presidentes, y que habría sido más equilibrado tener vicepresidentes. "Algunos
de nosotros fuimos estafados en el pasado, y esta vez estamos decididos a seguir muy de
cerca las negociaciones", indicó.
TERCER MUNDO ECONÓMICO
N° 154 – Marzo 2002
Los organismos multilaterales y el espejismo del progreso
Políticas obstinadas y el doble discurso de Washington jugaron un papel nada menor en lo
que ha resultado ser uno de los fracasos económicos más destacados del siglo XX.
Por Mark Weisbrot
Todos saben que los últimos 20 años han sido una época de rápido progreso económico
general para la gran mayoría de los países, especialmente del mundo en desarrollo. Los
aranceles se han derrumbado y los países han abierto sus fronteras al comercio
internacional y la inversión. La tecnología ha avanzado como nunca antes, se nos dice, con
revoluciones en industrias tan estratégicas como las comunicaciones, en que las
computadoras e Internet originan y difunden milagros de productividad en todo el planeta.
Por supuesto, hay problemas: una diferencia cada vez más profunda entre países ricos y
pobres, destrucción ambiental y, en algunos países y regiones, los pobres quedan por el
camino. Pero el motor del crecimiento apunta hacia delante. Así que si podemos ajustar
algunos de los problemas, entonces el crecimiento –y las políticas que lo produjeronpermitirán que las generaciones futuras disfruten una vida mejor. ¿No es verdad?
En realidad, es evidente que la verdad es lo opuesto.
Los últimos 20 años han sido un miserable fracaso económico para la mayoría de los
países, con un crecimiento en alza pronunciada. El Banco Mundial, al igual que otras
fuentes oficiales, publica datos sobre el aumento de los ingresos por persona. Pero pocos
economistas y casi ningún periodista han juzgado conveniente desarrollar un tema a partir
de lo que la historia sin duda registrará como el fracaso económico más destacado del siglo
XX, además de la Gran Depresión. Consideremos esto: en América Latina y el Caribe,
donde el producto interno bruto creció un 75 por ciento por persona de 1960 a 1980, de
1980 a 2000 creció sólo un siete por ciento.
El colapso de las economías africanas es más conocido, si bien todavía se lo ignora: el PIB
del África subsahariana creció en aproximadamente 34 por ciento por persona de 1960 a
1980; en los últimos 20 años, el ingreso por habitante cayó en aproximadamente 15 por
ciento. Aún si incluimos las economías de rápido crecimiento de Asia oriental y del sur de
Asia, las últimas dos décadas tuvieron un desempeño lamentable. Para todo el grupo de
países de bajos y medianos ingresos, el crecimiento del PIB por habitante fue menos de la
mitad del promedio de los 20 años previos.
También, como podría esperarse en tiempos de mal desempeño económico, las últimas dos
décadas aparejaron un progreso muy reducido según indicadores sociales importantes como
expectativa de vida, mortalidad infantil, alfabetismo y educación –nuevamente, para la
vasta mayoría de países de ingresos bajos y medios. Nadie discute este dato, ni nadie puede
cuestionar los periodos escogidos para realizar la comparación. No se trata de un fenómeno
cíclico: ambos periodos contienen una recesión mundial, y los 70 tuvieron importantes
crisis petroleras. De hecho, si hubiera datos completos disponibles para la década del 50,
los últimos 20 años parecerían aún peor.
Si el crecimiento no lo es todo, pero es todo lo que las autoridades que han dictado las
políticas para la mayoría del mundo en desarrollo –el Fondo Monetario Internacional
(FMI), el Banco Mundial, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos- han prometido
entregar. Si se conocieran mejor los datos básicos, una gran pregunta económica ocuparía
el centro del escenario con relación al mundo en desarrollo: ¿cuáles son los cambios
estructurales y de política que han llevado a este terrible fracaso económico? ¿Qué se hizo
mal? Es difícil, por supuesto, aislar las causas de un deterioro económico mundial, a largo
plazo, que abarca tantas economías en muy diferentes estadios de desarrollo.
Pero hay un modelo para las políticas que emanaron de Washington durante los últimos 20
años; y unos pocos ejemplos pueden ilustrar gran parte de la historia. La crisis financiera
asiática de 1997 fue desencadenada por una apertura de los mercados de capital que llevó a
un rápido ingreso de fondos del exterior. Esto fue promovido a la fuerza por el
Departamento del Tesoro de Estados Unidos, a pesar de que los países afectados tenían
elevadas tasas de ahorro nacional y no precisaban necesariamente aumentar sus empréstitos
externos. Como ha señalado el premio Nobel Joseph Stiglitz –economista principal del
Banco Mundial en esa época- los arquitectos de esta política no tenían un solo estudio que
demostrara que la apertura de los mercados de capital provocaba un aumento del
crecimiento. En este caso, la política tuvo el efecto opuesto: en 1996 y 1997 hubo un
cambio completo del flujo de capital que representó aproximadamente el 11 por ciento del
PIB de Corea del Sur, Indonesia, Malasia, Filipinas y Tailandia.
El egreso de fondos provocó el derrumbe de las monedas locales y desencadenó el pánico
financiero. Washington intervino de variadas maneras que ayudaron a transformar la crisis
en una grave depresión económica regional. En primer lugar, el Departamento del Tesoro
de Estados Unidos convenció a Japón para que abandonara la propuesta de crear un fondo
monetario asiático que habría suministrado como mínimo 100.000 millones de dólares para
estabilizar las monedas antes de que cayeran en picada. En segundo lugar, el FMI impuso
una austeridad fiscal y monetaria innecesaria en las economías golpeadas por la crisis, con
tasas de interés que llegaron al 80 por ciento en Indonesia.
Hubo otros grandes errores también, y el resultado fue desastroso: en 1998, la economía de
Indonesia se redujo en un 13,7 por ciento y la de Tailandia en un 10 por ciento. La crisis
asiática se esparció primero a Rusia y luego a Brasil. Esto ilustra otro efecto debilitador de
la imprudente liberalización de la inversión: el "contagio" podía ahora esparcir el pánico
entre los países que mantenían apenas mínimas relaciones comerciales entre ellos.
La conducta gregaria de los inversionistas que buscaban evitar la próxima crisis del
siguiente mercado emergente era la única conexión necesaria. Una vez más, la intervención
del FMI incrementó el daño. Tanto en Rusia como en Brasil, la organización insistió en
mantener tipos de cambio sobrevaluados, apuntalándolos con enormes préstamos (42.000
millones de dólares en Brasil) y altas tasas de interés (hasta 170 por ciento en Rusia). En
ambos casos, las monedas se derrumbaron de todas maneras; los países habían sufrido
pérdidas de producción y pesadas deudas a cambio de cero ganancia económica.
El único argumento esgrimido por el FMI para mantener los tipos de cambio sobrevaluados
fue que un colapso desencadenaría la hiperinflación. Pero la hiperinflación nunca ocurrió; y
ambas economías respondieron muy positivamente a las devaluaciones de la moneda, a tal
punto que Rusia registró su mayor crecimiento en dos décadas (8,3 por ciento) en el año
2000.
Este escenario se ha repetido más recientemente en Argentina, donde el gobierno
actualmente ha entrado en moratoria con la montaña de deudas que ha acumulado para
mantener su tipo de cambio fijo a lo largo de los cuatro años de recesión, la triplicación de
las tasas de interés y un fenomenal paquete de préstamos del FMI por 40.000 millones de
dólares concedido en diciembre de 2000.
Las economías de transición son un caso especial, pero ilustran el daño monumental que
puede hacerse cuando se les da rienda suelta a los mejores y más brillantes de Estados
Unidos para diseñar una nueva sociedad. Rusia perdió casi la mitad de su ingreso nacional
en unos pocos años después de adoptar el recomendado programa de "terapia de choque" en
1992.
Si bien el FMI ha intentado negarlo, Rusia realmente siguió su programa, incluso la
supresión inmediata del control de precios (que provocó una inflación de 520 por ciento en
tres meses) y la rápida privatización de la industria. El gobierno incluso cumplió la mayor
parte de los objetivos fiscales y monetarios del FMI, por lo menos hasta que la economía se
derrumbó a tal punto que el trueque se convirtió en el medio de intercambio preferido. El
resultado fue un país recientemente subdesarrollado con un ingreso por habitante menor al
de México; fuera de las guerras o los desastres naturales, este fue el peor derrumbe
económico de la historia.
Otros cambios estructurales y de política también enlentecieron el crecimiento de los países
de bajos y medianos ingresos durante este periodo. Políticas monetarias ajustadas (con altas
tasas de interés) fueron parte de una tendencia general en los requisitos de préstamo del
FMI en todo el mundo en desarrollo. Esta tendencia fue evidente en regiones de ingresos
elevados también, incluido Estados Unidos y Europa (donde todavía prevalece), y el
crecimiento más lento resultante también afectó a los países en desarrollo a través de la
demanda reducida de sus exportaciones. Además, las reservas monetarias de los países en
desarrollo crecieron notablemente, tal vez como resultado de una mayor inestabilidad y de
la creciente globalización financiera.
En términos de la inversión perdida, el costo de mantener esas reservas es importante –
probablemente entre 0,4 y dos puntos porcentuales de crecimiento anual, dependiendo de la
acumulación del país.
Las fallidas políticas de las últimas dos décadas son definidas a menudo como un producto
de la ideología extrema del libre mercado o el libre comercio. Pero eso no es exacto. Por
ejemplo, en los países que sacrificaron la economía para mantener un tipo de cambio fijo –
Rusia, Brasil y Argentina- la solución del mercado libre habría sido abandonar la atadura y
dejar que la moneda cayera.
En la crisis asiática, una de las pocas cosas que Washington llevó efectivamente a cabo fue
lograr que los gobiernos de la región garantizaran la deuda privada de los prestamistas
extranjeros, en lugar de dejar que los bancos quedaran sujetos a la disciplina del mercado.
El modelo más coherente es que los intereses nacionales de los países en desarrollo y en
transición han sido cada vez más sacrificados en función de intereses extranjeros más
poderosos.
Esto es tal vez más obvio en el caso de los derechos de propiedad intelectual. El Sur en
general ya pierde anualmente decenas de miles de millones de dólares que van a parar a
esos monopolios extranjeros –una fuga de recursos que se multiplicará si los países ricos
lograr aplicar el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual
Relacionados con el Comercio (TRIPS) de la Organización Mundial de Comercio.
El monopolio de patentes es la forma de proteccionismo más costosa, ineficiente y –en el
caso de medicamentos esenciales- peligrosa que existe actualmente. Desde un punto de
vista económico, crea el mismo tipo de distorsión que los aranceles, sólo que varias veces
mayor. Sin embargo, los intentos por ampliar la ley de patentes y derechos de autor vigente
en Estados Unidos a los países en desarrollo se ha convertido en uno de los principales
objetivos de la política comercial exterior de ese país.
La expansión de los reclamos extranjeros a la propiedad intelectual no sólo se lleva los
escasos recursos de los países en desarrollo sino que también les dificulta seguir los
ejemplos más exitosos de industrialización tardía, como Corea del Sur o Taiwan, en los que
la difusión de la tecnología extranjera desempeñó un papel importante. Esto es parte de un
problema más general que se refleja en el fracaso económico de los últimos 20 años.
Históricamente ha habido varias vías para el desarrollo, pero ninguna se asemeja a la
colección de políticas que Washington endosa actualmente a los países en desarrollo. Los
países recientemente industrializados utilizaron diversas combinaciones de política
industrial y planificación, industrias de propiedad estatal, amplios controles a los subsidios
y tipos cambiarios, aranceles y restricciones a las importaciones para llegar al punto en el
que sus industrias y empresas pudieron ser competitivas a escala internacional. En varios
aspectos, esas estrategias fueron similares a las de los países de altos ingresos que llegaron
antes.
Estados Unidos tuvo un pesado arancel promedio de 44 por ciento en bienes
manufacturados en 1913. Pero los países ricos ahora "patean la escalera", como describe
Ha-Joon Chang, economista, en su próximo libro que llevará ese título ("Kicking away the
ladder"). Es difícil decir cuánto del enlentecimiento del crecimiento ha resultado de la
prohibición de estrategias de desarrollo con probabilidades de éxito y su sustitución por una
adhesión rígida a la teoría de la ventaja comparativa.
La liberalización del comercio ha seguido históricamente al desarrollo, a medida que las
economías nacionales se hicieron competitivas en los mercados mundiales. No es de
sorprender que los intentos de revertir este modelo demostraran ser contraproducentes. En
respuesta a tales críticas, el Banco Mundial ha producido una serie de documentos y
argumentos destinados a demostrar que los países que más se "globalizaron" durante las
últimas dos décadas, fueron los más exitosos.
Sin embargo, esta investigación no prueba nada de eso, como demostró Dani Rodrik, de la
Universidad de Harvard, quien toma la participación del comercio en el PIB como su
medida de globalización. Pero la participación en el comercio es un resultado, no una
variable de política; tiende a aumentar con el crecimiento. De manera que todo lo que el
Banco Mundial ha mostrado en realidad es que los países de crecimiento más rápido
tienden a aumentar la proporción de su economía dedicada al comercio.
En efecto, los "globalizadores" favoritos del Banco Mundial parecen ser tres países cuyo
crecimiento se ha acelerado en los últimos 20 años: China, India y Vietnam. Pero China e
India tienen dos de los mercados nacionales del mundo más protegidos. China no tiene
siquiera una moneda convertible, e India conserva estrictos controles de capital. También
Vietnam, donde la mayoría de la inversión en los últimos años ha sido asumida por el
Estado.
Los globalizadores exitosos, pues, son las excepciones que confirman la regla. Y si hay
alguna regla que puede extraerse de las experiencias de desarrollo exitosas es que las
condiciones en las cuales el comercio y la inversión internacional pueden contribuir al
crecimiento, son específicas de cada país. Incluso algunas de las cuestiones más básicas de
las finanzas internacionales, tal como tener un tipo de cambio fijo o flexible, depende de
instituciones nacionales específicas. Tanto más para dejar que los gobiernos nacionales
elaboren sus propias políticas económicas.
Pero ese es exactamente el argumento que el ejército de economistas y burócratas de
Washington no concederá. Y tienen un cartel de acreedores poderosos, encabezados por el
FMI, que puede determinar las políticas para docenas de países deudores. Un gobierno que
no cumpla con las condiciones del FMI seguramente no será elegible para recibir créditos
privados o, en la mayor parte de los casos, créditos del Banco Mundial, otros prestamistas
multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo o el Grupo de los Siete. Hasta
que este cartel no se deshaga –o sus políticas cambien drásticamente- sólo los países cuyos
gobiernos son suficientemente fuertes como para resistirlo tendrán una posibilidad
razonable de revertir el fracaso económico de las últimas dos décadas del siglo XX.
------------Mark Weisbrot es co-director del Center for Economic and Policy Research
<www.cepr.net> con sede en Washington.
El presente artículo apareció por primera vez en The American Prospect (Vol. 13 No. 1, 1º
de enero de 2002 – 14 de enero de 2002). (c)The American Prospect, Inc. 2002.
TERCER MUNDO ECONÓMICO
Nº 153 – Enero-Febrero 2002
Negociaciones en la OMC
¿Un proceso dirigido por los miembros o por la Secretaría?
La experiencia pasada y el trabajo que queda por delante han llevado a un creciente
reconocimiento de que son los propios miembros de la Organización Mundial de Comercio
(OMC) quienes deben dirigir con firmeza el proceso de negociaciones mandatado por la
Cuarta Conferencia Ministerial, celebrada del 9 al 14 de noviembre de 2001 en Doha. De
lo contrario, la Secretaría de la organización se apoderará de las conversaciones.
Por Chakravarthi Raghavan
La Cuarta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que
aceptó lo que llamó un "programa de trabajo amplio y equilibrado", estipuló que "las
negociaciones (en el marco del programa de trabajo) se desarrollarán de manera
transparente entre los participantes" y que la conducción general de las negociaciones será
supervisada por un Comité de Negociaciones Comerciales bajo la autoridad del Consejo
General. La Declaración Ministerial también estipula que "el desarrollo y la conclusión de
las negociaciones y la entrada en vigor de sus resultados se considerarán partes de un todo
único".
Hay algunos informes, basados en las conversaciones emanadas de fuentes de la Secretaría
de la OMC y ciertas reuniones de los embajadores comerciales con el director general de la
OMC, Mike Moore, acerca de seguir precedentes anteriores de rondas comerciales previas
en el marco del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, precursor de la
OMC), y de constituir un Comité de Negociaciones Comerciales presidido por un ministro.
El director general de la OMC, en una carta a los embajadores, también ha dejado flotando
en el aire la idea de nombrar "facilitadores" que podrían "viajar y celebrar consultas" como
una forma de mejorar "la gestión y los sistemas" de la OMC y sus procesos decisorios en
las conferencias ministeriales.
El programa de trabajo encomendado por la Conferencia Ministerial de Doha implica, en
los hechos, la realización de negociaciones sobre todos los temas abarcados en la Ronda
Uruguay, la última ronda de conversaciones multilaterales de comercio bajo el antiguo
GATT, que se metieron en el programa, de una forma u otra. Además, hay negociaciones
para desarrollar modalidades sobre los cuatro temas de Singapur (comercio e inversión;
comercio y políticas de competencia; transparencia en la contratación pública; y promoción
del comercio) y medio ambiente, así como una gama de temas (incluidas cuestiones de
aplicación) y varios elementos que no implican negociaciones pero deberán ser resueltos
por los diversos organismos de la OMC y el Consejo General con carácter prioritario.
Una mirada detallada al programa de trabajo de Doha sugiere que la tarea para las misiones
de comercio y sus negociadores radicados en Ginebra será como mínimo un 50 por ciento
mayor que en la Ronda Uruguay. Implicará un elevado costo que agotará hasta los recursos
de las delegaciones de los países europeos pequeños y del mundo en desarrollo.
A partir de las lecciones aprendidas durante el proceso preparatorio de la Cuarta
Conferencia Ministerial y por el estado actual de los asuntos en Doha (bastante diferentes
de la bulla que hicieron los medios de difusión acerca del resultado), varios diplomáticos de
países en desarrollo están subrayando la necesidad de asegurar un proceso firme dirigido
por los miembros, y no manipulado por la Secretaría.
¿El GATT como precedente?
Por otro lado, algunos funcionarios comerciales parecen invocar el uso del término Comité
de Negociaciones Comerciales para sugerir que había que seguir el antecedente del antiguo
GATT para constituir y nombrar un presidente, así como para el desarrollo de las
negociaciones. Si bien se cita el Acuerdo de Marrakech que creó la OMC (en el Artículo
IX.1), para sugerir que habría que seguir las prácticas del GATT, la disposición en sí se
aplica sólo a "la formulación de decisiones" y las antiguas prácticas de hecho no ofrecen un
claro precedente y ni siquiera sirven como directrices.
Si bien es popular hablar de las pasadas siete rondas del GATT, en realidad resulta muy
equívoco. Cuando el GATT nació como un acuerdo provisorio, con la inclusión en el
Acuerdo General de las secciones de la Carta de La Habana referidas a política comercial,
no hubo ni una disposición como esa en el Art. 17 de la Carta de La Habana que estipulara
que la Oficina Internacional de Comercio convocara a conferencias en materia de aranceles.
Es más, ni siquiera hubo en el GATT una disposición que planteara un enfoque general
para reducciones arancelarias; este enfoque fue posible en el marco del GATT de 1947
recién en la Ronda Kennedy (1964-67) después que se agregó el Artículo XXVIII bis en el
texto del acuerdo y entró en vigor. Hasta ese momento (que abarcó las siguientes rondas: de
Ginebra en 1947, de Annecy en 1949, de Torquay en 1951, de Ginebra en 1956 y de Dillon
en 1960-62), el único ejercicio de reducción arancelaria se dio a través de negociaciones
bilaterales y enfoques de pedido-oferta. La multilateralización tuvo lugar recién cuando se
incorporaron las listas anexas enmendadas a las listas anexas del país y se extendieron a
todos los demás por el principio de nación más favorecida (nmf). Las conferencias sobre
aranceles (o rondas) fueron convocadas principalmente para permitir a los países negociar
su acceso en un solo lugar con todos los miembros del GATT, si bien a partir de Torquay,
las Partes Contratantes del GATT también se embarcaron en negociaciones de aranceles
bilaterales.
El director ejecutivo del GATT que presidía las negociaciones no tenía entonces una
importancia particular. Incluso la Ronda Kennedy, donde se intentó por primera vez un
ejercicio general de reducción de aranceles y se excluyeron importantes sectores o
determinados productos de las reducciones arancelarias generales, demostró las
limitaciones del ejercicio.
Estos y otros acontecimientos de la economía mundial (el repudio de Estados Unidos al
Acuerdo de Bretton Woods, la ampliación de la Unión Europea hasta incluir al Reino
Unido, Irlanda y Dinamarca, y la formación del EFTA en Europa) dieron como resultado
que se plantearan otros temas en las negociaciones multilaterales de comercio.
La Ronda de Tokio (1973-79) fueron, pues, las primeras y --como dijo el informe del
director general al final de la ronda— "más ambiciosas" negociaciones económicas
multilaterales iniciadas como un acto político de ministros de países que eran partes
contratantes del GATT, y abiertas a la participación de países no miembros. La ronda
incluyó en su agenda no sólo la reducción de obstáculos arancelarios y no arancelarios de
productos tanto industriales como agrícolas, sino también otros temas como el sistema de
salvaguardia, temas de países desarrollados/en desarrollo y mejoras en el marco
internacional para la conducta del comercio mundial.
Fue en este contexto que la reunión ministerial de Tokio y su declaración crearon un
Comité de Negociaciones Comerciales, con autoridad conferida en él para elaborar planes y
procedimientos de negociación comercial detallados y supervisar el avance de las
negociaciones. En esa época el propio GATT no tenía marco institucional, y legalmente su
Secretaría era la del Comité Interino de las Naciones Unidas para la Organización
Internacional de Comercio.
El Comité de Negociaciones Comerciales de la Ronda de Tokio era, pues, un organismo
externo, que funcionaba directamente bajo la dirección de los ministros, pero nunca intentó
ser el lugar donde se realizaran negociaciones sustanciales.
El Comité estaba presidido por el entonces director general del GATT, Olivier Long. (Si
bien era un economista liberal, hay que reconocer que al final, cuando Estados Unidos y la
Unión Europea llegaron a un acuerdo sobre el comercio de bienes "falsificados" y quisieron
que lo incluyera en el proceso de negociación, para lo cual convocaron a unos pocos países
a una reunión, Long se negó).
La naturaleza misma de las negociaciones y los diversos acuerdos debieron ser
incorporados en el marco del GATT por las Partes Contratantes del GATT.
La Ronda Uruguay
En el caso de la Ronda Uruguay, aún en los prolegómenos del lanzamiento en Punta del
Este, el entonces director general, Arthur Dunkel, y la Secretaría intervinieron, si bien de
manera mucho más sutil de lo que ocurriría luego en la OMC, primero por Renato Ruggiero
y ahora por Moore.
En la etapa preparatoria de Punta del Este, los miembros estuvieron profundamente
divididos acerca de si incluir los servicios en las negociaciones. Un proyecto, preparado por
grupo de países dirigidos por Colombia y Suiza, disponía todos los temas que debían ser
negociados, mientras que otro grupo dirigido por Brasil e India no estipulaba ninguna
negociación en materia de servicios.
Un acuerdo presentado por la Unión Europea y aceptado por Estados Unidos desembocó en
el lanzamiento de las negociaciones sobre mercancías en la Parte I de la Declaración
Ministerial como decisión de los ministros de las Partes Contratantes del GATT, y las
negociaciones sobre servicios en la Parte II como una decisión separada de los ministros
reunidos en ocasión de la sesión especial de las Partes Contratantes del GATT. La Parte III
tenía una disposición para otra reunión de ministros al final de las negociaciones para
decidir sobre la aplicación internacional de los respectivos resultados.
Se crearon los siguientes organismos: un Grupo de Negociaciones sobre Mercancías para
dirigir las negociaciones sobre mercancías, un Grupo de Negociaciones sobre Servicios, un
organismo de supervisión aparte para monitorear los compromisos de statu quo y
desmantelamiento previstos en la Declaración, y un Comité de Negociaciones Comerciales
presidido por el ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay.
Pero en la medida que el ministro rara vez visitaba Ginebra, la Secretaría ocupó el espacio,
y nació un Comité de Negociaciones Comerciales a nivel oficial que estaba presidido por
Dunkel en carácter personal. Esto también permitió que la Secretaría llevara adelante sus
propias agendas a través del llamado Grupo de Negociación sobre el Funcionamiento del
Sistema del GATT.
La experiencia de los países en desarrollo en la Ronda Uruguay no fue demasiado feliz,
más aún en términos de los mandatos de procedimiento que se dieron cuando fracasaron
dos reuniones ministeriales –la reunión de evaluación de mitad de periodo en Montreal y la
reunión de Bruselas en 1990- y se le pidió a Dunkel que celebrara consultas para promover
un acuerdo. En ambos casos promovió un arreglo o acuerdo entre Estados Unidos y la
Unión europea, y luego impuso el resultado al mundo en desarrollo a través de las
reuniones de "sala verde". Después de la evaluación de mitad de periodo, esto forzó al
mundo en desarrollo a aceptar negociar las normas del Acuerdo sobre los Aspectos de los
Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS), un acuerdo que,
mirando en perspectiva, incluso varios economistas de la escuela del libre comercio
admiten ahora que fue un error.
En términos del proceso de consultas que dirigió después de Bruselas, en que hubo
negociaciones entre reducidos grupos de países, al final, en diciembre de 1991, si bien
estaba de acuerdo con la práctica anterior del GATT y la Declaración de Punta del Este, en
que las decisiones debían ser adoptadas por consenso, Dunkel cambió todo radicalmente.
Presentó un Proyecto de Acta Final -ofreciendo textos para partes de cada acuerdo en que
las partes no habían podido llegar a un acuerdo- y anunció en el Comité de Negociaciones
Comerciales que el texto podría ser abierto y cambiado en cualquier parte sólo por
consenso. En realidad, cuando hizo el anuncio, en el Comité de Negociaciones Comerciales
de diciembre, los propios miembros ni siquiera tenían el texto del proyecto, el que se
repartió recién después de la reunión.
Sin embargo, las diferencias entre Estados Unidos y la Unión Europea en materia de
agricultura y una serie de otras cuestiones forzaron a que el texto fuera abierto (en donde
las dos grandes potencias querían cambios) sin que mediara una decisión de consenso
previa, mientras que a cualquier cambio que quisieran los países en desarrollo se le
anteponía el requisito de que era necesario que hubiera consenso previo.
El Comité de Negociaciones Comerciales de la Ronda Uruguay era un organismo externo
que no formaba parte de la maquinaria del GATT ni estaba bajo el control y autoridad del
Consejo del GATT. Sin embargo, la Declaración Ministerial de Doha prevé
específicamente que el Comité de Negociaciones Comerciales funcione bajo la autoridad
del Consejo General de la OMC. Según el Acuerdo de Marrakech, cuando la Conferencia
Ministerial no está en sesión, el Consejo General es la suprema autoridad legislativa y está
autorizada a adoptar las decisiones que pueda tomar la Conferencia, excepto quizás pasar
por encima una decisión de la propia Conferencia.
En tal situación, y dada la carga de trabajo de las negociaciones y el trabajo encomendado a
los órganos de la OMC, hay una creciente opinión de que el proceso debería ser mantenido
firmemente bajo el control de los miembros para permitir que las delegaciones más
pequeñas participen y puedan llevar a cabo el trabajo, y para asegurar que la Secretaría no
se apropie del proceso o cree una situación como la que se dio en los preparativos de Doha
o en la propia Doha, en que los miembros se encontraron "negociando" con los
funcionarios de la Secretaría. El presidente del Comité de Negociaciones Comerciales,
según esta opinión, debería ser un embajador residente que trabajaría estrechamente con el
presidente del Consejo General, estaría accesible en forma directa a las delegaciones
presentes en Ginebra y estaría al tanto de sus preocupaciones, y no necesitaría de la
mediación de la Secretaría. Esto aseguraría que las delegaciones más pequeñas no se
sintieran abrumadas por el proceso de negociaciones ni quedaran en una situación en la que
nuevamente serían meros espectadores.
OMC
¿Se institucionalizan los "hombres verdes" de Doha?
Los procedimientos decisorios antidemocráticos a los que se recurrieron en la última
Conferencia Ministerial de Doha podría convertirse en un rasgo institucional del
organismo conforme a una propuesta presentada por el director general, Mike Moore,
para "mejorar" el funcionamiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Por Chakravarthi Raghavan
El director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Mike Moore, ha
sugerido utilizar "facilitadores" nombrados con bastante anterioridad a la próxima
Conferencia Ministerial, los cuales podrían "viajar y celebrar consultas". Sería una forma
de mejorar "la gestión y sistemas" de la OMC y sus procesos decisorios en las reuniones
ministeriales.
De aceptarse la sugerencia de Moore -contenida en una carta que envió, poco después de su
regreso de Doha, a los embajadores de los países miembros de la OMC- se
"institucionalizaría" el proceso de consulta y toma de decisiones que se puso en juego en
los preparativos de la Cuarta Conferencia Ministerial y durante la misma.
El Comisario de Comercio de la Unión Europea, Pascal Lamy, en un discurso pronunciado
en Berlín con posterioridad a Doha, dijo que las "absurdas" dificultades en la toma de
decisiones en la OMC señalan la necesidad de una reforma urgente de la organización,
"algo que sé que Mike Moore, el actual director general, anhela ver".
Campaña sutil
Mientras tanto, a través de informes en los medios "simpatizantes de la OMC" desde la
reunión ministerial de Doha -que fueron destacadamente reproducidos en la publicación
diaria de la OMC de recortes de noticias y "para beneficio" de las delegaciones que de lo
contrario no los hubieran visto- ha habido una campaña sutil contra el sucesor de Moore,
Supachai Panitchpakdi, de Tailandia.
En un discurso pronunciado en Nueva Delhi el 2 de diciembre en una reunión organizada
por el Foro Económico Mundial, Supachai habló de la necesidad de que las negociaciones
de la OMC se realizaran con gran cuidado para asegurar que los países en desarrollo
obtuvieran todos los beneficios de la agenda de Doha. Si bien considera que el resultado fue
bueno, advirtió que los países en desarrollo tendrían que esperar a que comenzaran las
negociaciones para ver los resultados. También dijo que la ayuda técnica prometida en
Doha a los países en desarrollo y en especial a los menos adelantados, es "necesaria antes
de que comiencen las negociaciones, para permitirles a esos países participar de manera
informada".
Los informes iniciales salidos de Doha habían indicado que Supachai, quien deberá asumir
el cargo en agosto de 2002, tal vez no lo haga y en lugar de eso pase a ocupar un alto cargo
en su país, incluso como primer ministro. Se mencionaron nombres de probables sucesores:
el embajador de Hong Kong en la OMC, Stuart Harbinson, y el ministro de Comercio de
Sudáfrica, Alec Erwin.
Este intento falló cuando de Tailandia llegó la noticia de que no había base alguna para los
rumores de que Supachai volvería a la política interna de su país y que las próximas
elecciones no serán hasta el 2005. Luego venía un comentario del Financial Times debidamente reproducido en el diario de la OMC-, de que el ex presidente de México,
Ernesto Zedillo, está interesado en el puesto pero que antes debía "manejar la partida" de
Supachai, y que "la idea de que se eche atrás atrae a varios gobiernos que no estaban
convenidos de su capacidad de culminar una ronda".
Un proceso basado en el poder
En conversaciones privadas, varios de los embajadores y negociadores de una serie de
países en desarrollo que estuvieron presentes en Doha y han estado evaluando la reunión y
su resultado, señalaron que tanto en el proceso que condujo a la Conferencia Ministerial
como en la propia Conferencia, se eludieron las normas y el sistema "basado en normas y
dirigido por los miembros" se convirtió en un sistema basado en el poder y dirigido por la
Secretaría apoyada por la Unión Europea y Estados Unidos.
Durante el proceso preparatorio así como en la propia Conferencia, el proceso de consultas
se convirtió en un proceso en el cual los miembros, individualmente y/o en grupos
plurilaterales, "negociaban" con la Secretaría y, más tarde en Doha, pasaron por la farsa de
que los ministros dieran sus opiniones a los "facilitadores" que habían sido nombrados por
el presidente de la reunión de Qatar de manera antidemocrática y sin consulta previa.
En Ginebra, en los preliminares de Doha, el presidente del Consejo General, el
representante de Hong Kong Stuart Harbinson, se reunió con algunos embajadores de
manera individual, o en grupos, y celebró algunas "consultas generales" como forma de
ejercicio de transparencia.
Se realizó luego en México una reunión limitada de ministros a fines de agosto, donde,
como lograron reconstruir varios embajadores de las conversaciones mantenidas con los
que participaron, surgió un programa de trabajo variado. Luego, en la noche del 2 de
setiembre, Harbinson produjo un proyecto de Declaración Ministerial, que fue discutido
ampliamente en una reunión informal del Consejo General. A eso siguieron más procesos
de consultas realizadas por Harbinson (sobre la declaración) y algunos alineados a Moore
(sobre aplicación y otros temas).
Luego se hizo la reunión limitada en Singapur el 13 y 14 de octubre, en la que participó
más o menos el mismo grupo de ministros que en México. Consiguientemente, Harbinson y
la Secretaría formularon un programa y proyecto de trabajo sobre los temas anteriores y los
nuevos, y el 27 de octubre fue presentado como el proyecto revisado de Harbinson.
Después de más discusiones en el Consejo General, Harbinson afirmó su derecho a enviar
directamente a Doha, sin autorización del Consejo General, el proyecto de declaración del
27 de octubre formulado por él y el proyecto de decisión en materia de aplicación
formulado por él y Moore. Harbinson y Moore también ignoraron los requisitos del
Consejo General y las cartas oficiales enviadas por algunas delegaciones para presentar
oficialmente sus propias opiniones y posiciones antes de la Conferencia Ministerial de
Doha.
Allí se presentaron los textos controvertidos de Harbinson y Moore -omitiendo por
completo el protocolo relacionado a tales eventos- en la reunión de la ceremonia de
apertura después de los discursos y en el barullo que rodeó la partida desde la sala del Emir
de Qatar, de manera que nadie pudo objetar el procedimiento.
Al día siguiente, en la primera reunión de jefes de delegación del Comité Plenario, el
presidente de la Conferencia, el ministro de Comercio de Qatar, anunció que tal como se
había presentado y acordado en la sesión de apertura, el texto de Harbinson formaría el
documento de trabajo. También anunció los nombres de los "facilitadores" y luego
continuó con la apertura de la discusión sobre temas sustanciales, intentando ignorar las
objeciones que levantaron algunos ministros de Comercio, entre ellos el de India. Los
métodos antidemocráticos que rodearon el nombramiento y trabajo de los facilitadores
provocaron que se les pusiera el nombre de "los hombres verdes", por las negociaciones de
"sala verde" que se caracterizaron por manipulaciones similares.
Mirando en retrospectiva, lo que surge es que la presentación de los ministros de sus puntos
de vista en diversos temas, seguidos en los tres días siguientes (y noches) por reuniones de
los facilitadores con determinados ministros o grupos de ellos, fue sólo un procedimiento
para hacer creer a los ministros que eran parte de un proceso y mantenerlos ocupados, a
diferencia de los ocurrido en anteriores conferencias de Seattle y Singapur.
Los "facilitadores" y la Secretaría trabajaban en una conclusión que no tenía relación
alguna con las opiniones volcadas por varios ministros, como varios de ellos admitieron en
privado incluso en Doha en la noche del 13 al 14 de noviembre.
Esto fue seguido esa misma tarde, alrededor de las 18 horas, por el proceso de "sala verde"
en la Suite Presidencial Nº 11 del centro de conferencias. Fue una reunión que transcurrió
en gran parte durante la noche, con escasas interrupciones para consultas de Estados Unidos
y la Unión Europea, y para que Estados Unidos pudiera someter a su asesor legal los
proyectos de la Unión Europea sobre medio ambiente, producidos en la "sala verde",
repentinamente alrededor de las tres de la madrugada del 14 de noviembre.
Las discusiones en la "sala verde", según se informó dirigidas en inglés sin que mediara
interpretación alguna -sin las habituales protestas de las delegaciones de habla francesa o
española presentes-, y la forma en que se invitó a los ministros a participar -y a representar
países y grupos de países-, aparentemente desembocó en una situación en que uno de los
ministros latinoamericanos no pudo seguir la sesión en inglés.
Y la forma en que se "extendió" la propia Conferencia Ministerial -a pesar de un anuncio
previo de que la medianoche del 13 era el plazo-, sin el proceso habitual de una reunión
plenaria para decidirlo, y la realización de la reunión final, claramente evidenció para
muchas delegaciones las manipulaciones que caracterizaron al proceso.
En su discurso en Berlín, Lamy describió a la OMC como uno de los tres pilares de la
gobernanza mundial, junto al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, de un
lado, y al sistema de las Naciones Unidas, del otro. El Comisario de la Unión Europea
expresó su satisfacción por el resultado de Doha, incluso los temas nuevos (los cuatro
"temas de Singapur": comercio e inversión; comercio y políticas de competencia;
transparencia en la contratación pública; y promoción del comercio), si bien sus
comentarios llevaron a la conclusión de que prevé que las negociaciones llevarán mucho
más tiempo y que las normas del sistema de comercio que abarcan esos sectores entrarán en
vigencia recién alrededor del 2010.
Saludemos al sistema de gobernanza mundial apoyado en tres pilares.
Trabajo
Comercio internacional amplía desigualdades salariales
El comercio internacional amplía la diferencia salarial entre trabajadores calificados y no
calificados en Estados Unidos y otros países industrializados, según un estudio realizado
por dos investigadores de la Universidad de California. El comercio creciente de insumos
de intermediación, que adopta la forma de participación de la producción y
subcontratación en el extranjero, está reduciendo la demanda de las actividades poco
calificadas en el mundo desarrollado a la vez que aumenta la demanda relativa y los
salarios de la mano de obra calificada.
Por Chakravarthi Raghavan
El comercio internacional tiene el efecto de aumentar la diferencia salarial entre
trabajadores calificados y no calificados en Estados Unidos y otros países industrializados,
pero eso es debido al llamado "comercio de insumos de intermediación" (participación de
la producción, contratación fuera de la empresa, subcontratación y otros métodos
empleados por las transnacionales), revela un nuevo estudio (Documento de Trabajo de la
Junta Nacional de Investigación Económica Nº 8372) de Robert C. Feenstra, del
Departamento de Economía de la Universidad de California y Gordon H. Hanson, de la
Escuela de Relaciones Internacionales y Estudios del Pacífico de la Universidad de
California.
La creciente diferencia salarial entre trabajadores calificados y no calificados en Estados
Unidos y otros países industrializados y sus causas (cambio tecnológico dentro de una
industria, competencia entre los países en desarrollo con bajo nivel salarial y los
desarrollados u otras razones) ha sido objeto de controversia entre economistas y teóricos
del comercio. La creciente diferencia salarial pone fin a la igualación del precio de los
factores y otras teorías por el estilo del comercio internacional y la ventaja comparativa.
Los teóricos puros del "libre comercio" intentaron primero cuestionar la diferencia y luego,
enfrentados a los datos, han estado buscando la explicación en otros elementos.
Por su parte, los grupos de trabajadores internacionales han señalado las diferencias
salariales para reclamar "protección" contra ese tipo de competencia y/o intentar encontrar
la explicación de la falta de sindicalización o las restricciones a la sindicalización en los
países en desarrollo y el bajo nivel salarial resultante de la falta de negociación colectiva.
Esta opinión, a su vez, ha dado lugar a los llamados derechos de los trabajadores y temas de
normas laborales, que reiteradamente se plantean en la Organización Mundial de Comercio
(OMC). El argumento es que si los trabajadores del mundo en desarrollo pudieran
organizarse y se asegurara el cumplimiento de normas laborales básicas (derecho a
organizarse y negociar colectivamente) mediante el establecimiento de un vínculo con las
normas comerciales de la OMC y su sistema de solución de diferencias, los niveles
salariales de los países en desarrollo podrían aumentar, creando así una "competencia leal".
No obstante, esto es cuestionado no sólo por los productores y gobiernos de los países en
desarrollo sino también por grupos de la sociedad civil del Tercer Mundo que ven que la
OMC -asentada en el poder- y su tendencioso mecanismo de aplicación, sólo agregarán
problemas a los trabajadores del Sur. Y también está el argumento de los gobiernos de los
países en desarrollo que dicen que la defensa de los derechos de los trabajadores por parte
del movimiento sindical internacional en realidad es un intento de negar al mundo en
desarrollo su "ventaja comparativa" a través de una forma de protagonismo disfrazado.
Contratación fuera de la empresa
El estudio de Feenstra y Hanson aduce que tal vez las dos partes de este argumento estén
equivocadas en cuanto a que hay un elemento del comercio internacional que no está
debida o adecuadamente contemplado en las teorías del libre comercio internacional, que
evolucionaron originalmente cuando los movimientos de factores (tanto capital como mano
de obra) entre los países quedaron estáticos y el comercio internacional y el intercambio de
mercancías reflejaron a partir de entonces la ventaja comparativa.
El estudio demuestra que el comercio de insumos de intermediación tiene el mismo
impacto en la demanda laboral que el cambio hacia la calificación a partir de la
introducción de tecnología. Ambos reducen la demanda laboral de actividades poco
calificadas, a la vez que aumentan la demanda relativa y los salarios de los trabajadores más
calificados.
El estudio también revela que no se trata tanto de que el responsable sea la creación de
instalaciones de producción en un país en desarrollo que depende de materias primas y
mano de obra locales para producir mercancías para el consumidor final, así como los
llamados acuerdos de subcontratación y participación en la producción, a menudo
adoptados por una transnacional y/o su filial mediante la exportación de un insumo,
después de haberlo procesado más en un país en desarrollo y de volver a importarlo. En
esos casos, la transnacional no sólo se beneficia del menor costo de producción en el
exterior debido a los salarios bajos, sino que también tiene un importante incentivo fiscal:
las tasas del país de origen se aplican sólo sobre el valor agregado.
Feenstra y Hanson señalan que varios economistas que han investigado la disminución de
los salarios de trabajadores poco calificados durante los años 80 y 90, tanto en términos
reales como con relación a los salarios de los trabajadores calificados, concluyeron que no
es el comercio la explicación predominante o incluso principal del cambio en los salarios,
sino más bien el cambio tecnológico, tal como en influjo masivo de computadoras en el
lugar de trabajo. Con una opinión contraria, Feenstra y Hanson argumentan que el comercio
internacional es fuente de desigualdad salarial, pero eso es debido al comercio de insumos
de intermediación, que a veces o a menudo se denomina participación en la producción o
contratación fuera de la empresa. Distinguiendo entre el cambio en los salarios debido al
comercio internacional (comercio de insumos de intermediación) y el debido a los cambios
tecnológicos, en opinión de los dos autores, se trata de una cuestión más bien empírica que
teórica.
Si la argumentación de Feenstra y Hanson es correcta, entonces no servirá de nada asegurar
los derechos de los trabajadores y la negociación colectiva: en un país en desarrollo con un
amplio "ejército" de mano de obra desempleada y no calificada, la negociación entre mano
de obra y capital se da en términos desiguales. Por cada trabajador que se levante en huelga,
probablemente haya decenas de otros trabajadores dispuestos a tomar su puesto con salarios
más bajos; y únicamente puede ayudarlos la intervención estatal en defensa de los
trabajadores, algo que en el mundo industrializado es resistido por el movimiento sindical
internacional y a lo que ciertamente se opone el capital.
Tomando los datos detallados de Estados Unidos, Feenstra y Hanson señalan que las
ganancias de los trabajadores de los sectores no productivos con relación a los del sector
productivo en el país, cambió erráticamente entre los años 60 y los 70, pero sustancialmente
en los años 80 y 90. Hubo un aumento sustancial durante ese periodo entre el índice de
trabajadores del sector no productivo con relación al sector productivo en el rubro
manufacturero de Estados Unidos. Si bien este aumento de la oferta de trabajadores podría
explicar la reducción de salarios relativos de los trabajadores del sector no productivo de
los años 70 a principios de los 80, se contrapone al aumento de los salarios relativos del
sector no productivo a partir de entonces. La única explicación coherente con los hechos es
que ha habido un cambio hacia afuera en la demanda de más trabajadores calificados desde
mediados de los 80, sugieren los autores.
Los teóricos del libre comercio que cuestionan este argumento señalan que la magnitud de
las corrientes de comercio de Estados Unidos con los países en desarrollo es demasiado
pequeña como para explicar la demanda salarial observada.
Los autores, analizando los datos, concluyen que el comercio de mercancías ha aumentado
sustancialmente con relación a la producción de esos productos en varios países
industrializados avanzados. Varias pruebas indican que el comercio de mercancías de
intermediación ha desempeñado un papel cada vez más importante en el comercio si se
observa el comercio "de procesamiento" (definido por las oficinas aduaneras como la
importación de insumos de intermediación para el procesamiento y subsiguiente
exportación del producto final). Por ejemplo, los autores revelan que dicho comercio ha
crecido enormemente en China, con Hong Kong como intermediario. Este procesamiento
con destino al exterior ha servido no sólo a los países recientemente industrializados, sino
también a Estados Unidos, Japón y Europa.
Señalando el comercio de insumos de intermediación como la fuente de la desigualdad,
ambos autores citan el ejemplo de empresas estadounidenses que exportan insumos de
intermediación a las plantas maquiladoras de México, donde se realiza el ensamblaje de
partes y otras actividades de producción, en lugar de en Estados Unidos. A partir de esos
datos, los autores encuentran que la decisión de las empresas de comprar insumos de
intermediación en el exterior ciertamente afectará sus empleos a escala nacional, y sería de
esperar que afectaran de manera diferenciada a los trabajadores calificados con relación a
los no calificados. Así, la contratación fuera de la empresa tiene un efecto cualitativamente
similar en la reducción de la demanda relativa de mano de obra no calificada dentro de una
industria a la que tiene el cambio tecnológico, como el uso de computadoras.
El estudio revela que la contratación fuera de la empresa, a empresas en el exterior, que
realiza la industria manufacturera estadounidense, está asociada con la creciente demanda
relativa de mano de obra calificada. Esa contratación fuera de la empresa podía ocurrir a
través de la inversión extranjera directa, en tanto las transnacionales reorientan la
producción de partes y componentes o ensamblaje de productos, al exterior. O también
podría ocurrir a través de un cambio de las prácticas de contratación por la cual las
empresas reemplazan la producción doméstica de insumos de intermediación con
importaciones compradas a compañías independientes abastecedoras en el exterior.
Un estudio de Matthew Salguther (2000), "Production Transfer Within Multinational
Enterprises and American Wages" (Transferencia de la producción dentro de las empresas
multinacionales y salarios en Estados Unidos), publicado en Journal of International
Economics, sugiere que la IED no es un canal importante de movilidad de trabajos
estadounidenses en el exterior o de mejoramiento de la calificación dentro del país. El
estudio de Slaughter, combinado con los resultados de un estudio anterior de Feenstra y
Hanson (1999), sugiere que la IED no es el medio a través del cual la contratación fuera de
la empresa ha inducido una mejora de la calificación en el sector manufacturero de Estados
Unidos. Otros estudios han concluido que la IED dirigida al interior en Estados Unidos, no
contribuyó a un mejoramiento de la calificación en el sector manufacturero de Estados
Unidos. (Los que dicen que la IED es la panacea para el desarrollo, suelen argumentan que
atrae capital y mejora el nivel de calificación y la tecnología, y genera difusión de
tecnología dentro de un país. Actualmente hay bastante evidencia en contrario).
Al analizar los efectos de la contratación fuera de la empresa y la inversión asociada a la
misma, el estudio señala el ejemplo de las empresas manufactureras de Hong Kong-China,
que mudaron sus fábricas a China continental, en la vecina provincia de Guangdon,
administrándolas desde las sedes en Hong Kong. Lo típico es que esas empresas abastezcan
a las fábricas en China de materias primas y a menudo envíen las mercancías a través de
Hong Kong para el procesamiento final antes de exportarlas a su destino final. En la medida
que Hong Kong trasladó su producción a China, la manufactura se ha convertido en una
parte menos importante de su economía. Los dos autores dicen que la literatura existente
sólo ha comenzado a rascar la superficie de cómo la globalización de la producción cambia
la estructura industrial y la demanda de factores en las economías adelantados y
emergentes. Feenstra y Hanson sostienen que la participación en la producción y el
comercio de insumos de intermediación importan más generalmente por la forma en que se
aplican los modelos de comercio a los datos. En las pruebas del modelo Heckscher-Ohlin,
lo común es asumir que las exportaciones son producidas enteramente por la combinación
de factores internos de producción con insumos de intermediación productos internamente.
Esta noción, señalan Feenstra y Hanson, es equivocada.
Un tema que no es suficientemente explorado en el estudio NBER es el relativo a cuánto de
este comercio de insumos de intermediación a través de la participación en la producción o
la subcontratación y otros acuerdos, se debe a los bajos salarios y cuánto a los impuestos y
aranceles fiscales y otros gravámenes.
Es claro que se hace necesario investigar esta fuente de desigualdad entre los países y
dentro de ellos. Esa investigación requiere analizar los incentivos fiscales que los gobiernos
de origen de las empresas dan a sus empresas para emprender tales IED en "contrataciones
fuera de la empresa" (cuyo propio término se ha vuelto confuso al igualar la producción
basada en insumos internos y generar transferencia de tecnología al país receptor y su
difusión en él, con acuerdos de concesión de licencias, contratación fuera de la empresa y
otros acuerdos que sirven para enviar el valor agregado a los países de origen sin ninguna
acumulación de capital en el país receptor ni transferencia de tecnología y capacitación).
Las medidas de los países industrializados para incorporar normas de inversión en los
acuerdos internacionales de comercio acentuarán este proceso en detrimento del mundo en
desarrollo.
TERCER MUNDO ECONÓMICO
Nº 152 – Diciembre 2002
Declaración Ministerial de la OMC
¿Una agenda para el "desarrollo" en Doha?
La Declaración Ministerial adoptada por la Cuarta Conferencia Ministerial de la
Organización Mundial de Comercio (OMC), un "programa de trabajo" que será
completado no más allá del 1 de enero de 2005 como un compromiso único, en los hechos
es una agenda para negociaciones multilaterales de comercio en por lo menos 19 sectores.
Es una agenda más vasta e invasiva en términos de economía y política nacional que la
Ronda Uruguay.
Por Chakravarthi Raghavan
Además de la Declaración Ministerial principal, la reunión de Doha también adoptó una
declaración sobre el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual
relacionados con el Comercio (TRIPS) y Salud Pública, y la Decisión sobre Aplicación.
(Ver textos en: www.wto.org). La mayoría de los temas de aplicación planteados por los
países en desarrollo fueron dejados de lado para ser negociados en las partes pertinentes del
nuevo programa de trabajo. Los más de 30 temas en los cuales se tomaron "decisiones",
básicamente son enviados a organismos subordinados para actuar y aparentemente bastaría
con poner el máximo empeño.
El Representante Comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick, dijo desde el principio –y
lo reiteró en las reuniones de "sala verde"- que él no podía hacer nada al respecto y que el
ritmo y la forma de integración están establecidos en la Ley de Aplicación de la Ronda
Uruguay de Estados Unidos y en la Declaración de Acción Administrativa, presentada al
Congreso. Ambas requieren que los contingentes de todos los rubros restringidos se
mantengan igual y sean suprimidos recién en la medianoche del 31 de diciembre de 2004.
Los rubros a "integrar" son los productos que no tienen ninguna restricción.
Algunos órganos de prensa señalaron que los países con restricciones podrían haber
obtenido ciertos beneficios si no se hubieran opuesto a Estados Unidos y la Unión Europea
en los temas nuevos, pero se trata de un caso de ignorancia de la ley estadounidense. Es por
eso que países como India y Pakistán nunca creyeron seriamente que podrían obtener algún
beneficio y no estuvieron dispuestos a abandonar nada en aras de algún mínimo beneficio
en el "crecimiento sobre el crecimiento".
Lo único por lo que India, Pakistán y otros países le hacen un seguimiento al Consejo para
el Comercio de Mercancías como forma de proteger sus intereses, es para no permitirle que
inicie un proceso para extender el Acuerdo sobre Textiles y Vestido que, según el Acuerdo
de Marrakech, expira automáticamente en la medianoche del 31 de diciembre de 2004.
Bangladesh, en la Evaluación de las Políticas Comerciales de Estados Unidos de este año,
ya planteó su propuesta de extender el Acuerdo sobre Textiles y Vestido por otros cinco
años, para seguir beneficiándose de los ingresos por cupos. Sin duda que otros pequeños
proveedores comenzarán a hacer las mismas propuestas, y tal vez Estados Unidos y la
Unión Europea les sigan.
El otro tema de gran preocupación para los países en desarrollo, incluido India, ha sido que
algunos países importadores poderosos han concluido un grupo de investigaciones de casos
antidumping sin adoptar ninguna medida. No obstante, se disponen a iniciar nuevas
investigaciones: un caso patente de acoso comercial que la Unión Europea ha estado
utilizando, en especial contra exportadores de textiles.
Sobre esto, hay un llamado a las "autoridades investigadoras" a poner el "máximo empeño"
para examinar con especial cuidado las solicitudes antes de iniciar los procedimientos, "en
los casos en que una investigación del mismo producto del mismo miembro, resulte en una
conclusión negativa dentro de los 365 días previos a la presentación de la solicitud". Pero el
escaso efecto que pueda tener en los "investigadores" queda anulado por la subsiguiente
formulación para después de la solicitud: "a menos que este estudio previo a la iniciación
indique que las circunstancias han cambiado, la investigación no deberá proceder".
Las cuestiones relacionadas con la aplicación serán tratadas como parte integral del
programa de trabajo, y por lo tanto como un compromiso unitario. Todos los temas de
aplicación más sobresalientes serán abordados como asunto prioritario por los organismos
competentes de la OMC, los cuales tienen instrucciones de informar para fines de 2002 al
Comité de Negociaciones Comerciales que será creado en el marco del programa de
trabajo.
El tiempo y la energía gastada por el mundo en desarrollo para poner sobre la mesa los
temas de aplicación, sólo dieron como resultado un acuerdo para negociarlos bajo el nuevo
programa de trabajo. Sin embargo, lograron incluirlos en una renegociación; de lo
contrario, las potencias simplemente se hubieran negado siquiera a mirarlos.
Un "programa de trabajo amplio"
En el párrafo 11, la declaración lo llama un "Programa de Trabajo amplio y equilibrado" y
dice que comprende "un programa de negociación ampliado y otras decisiones y
actividades importantes, necesarias para hacer frente a los desafíos que tiene ante sí el
sistema multilateral de comercio".
En el camino preparatorio de Doha, y en un esfuerzo por desalentar y "descabezar" al
mundo en desarrollo, tanto el Representante Comercial de Estados Unidos, Robert Zoellick,
como el comisario europeo de Comercio, Pascal Lamy, no quisieron una agenda detallada o
un mandato expreso, y desalentaron lo que llamaron fijar el resultado final a través de la
agenda. Zoellick prefirió el enfoque de Punta del Este, que permitiría que la agenda fuera
elaborada después del lanzamiento, y modificada a medida que se realizaran las reuniones
ministeriales.
No obstante en Doha, si bien presentaban una aparente unidad contra el mundo en
desarrollo, Estados Unidos y la Unión Europea en realidad competían tratando de fijar el
resultado final a través del mandato. Como resultado, en agricultura, medio ambiente e
incluso normas de la OMC hay una redacción tan inadecuada que algunos negociadores
creen que la "ronda" nunca concluirá o todos esos temas de interés para el mundo en
desarrollo se pasarán a otro programa de trabajo.
En su libro El GATT: la ley y la organización económica internacional, Kenneth W. Dam –
ahora en el gobierno de George W. Bush-, sugiere que el éxito del (antiguo) GATT radica
en que sus negociaciones comerciales y concesiones de acceso al mercado no estuvieron
politizadas. El director general de la OMC, Mike Moore, ha politizado enormemente a la
OMC. Y con las tácticas de mano dura en la "sala verde" para forzar la inclusión en la
agenda de ciertos temas muy políticos en gran cantidad de países, la OMC se ha convertido
en centro muy visible para los movimientos de protesta que no puede contrarrestar la
campaña de apoyo y desinformación que los principales órganos financieros de Occidente
dieron a Moore.
Un motivo oculto de la invitación de Qatar a la OMC para realizar su Conferencia
Ministerial en Doha habría sido colocar al Emirato en el circuito geográfico de las
conferencias mundiales y darlo a conocer, como ocurrió con Uruguay con la reunión del
GATT en Punta del Este. Pero lejos de ser una "agenda de Doha para el desarrollo", que
pudiera dar fama a Qatar, el programa de trabajo -en caso de lograr una conclusión exitosa
con acuerdos en todos los sectores, nuevos y viejos- realizará el sueño estadounidense del
"mercado libre" que William Blum, en Rogue State (Zed Books London, 2001) denomina
la "privatización del mundo o globalización".
Normas laborales, ambientales y agricultura
El párrafo sobre "normas del trabajo" de la declaración final (párrafo 8), que omite la frase
final del proyecto anterior de Stuart Harbinson y Moore –"La OIT constituye el foro
apropiado para un diálogo sustancial en diversos aspectos del tema de la globalización", tal
vez temporalmente complazca a las centrales sindicales, pensando que contribuirá a
aumentar el número de miembros en el mundo en desarrollo, para compensar la pérdida de
miembros del Norte). No obstante, de hecho complicará las negociaciones, y marginará a
las agencias del sistema de la ONU.
El párrafo seis, sobre el medio ambiente y el desarrollo sustentable, fue incluido a
instancias de la Unión Europea, y en cierta forma parece inocuo en cuanto está en el
preámbulo de la declaración. Pero cuando se lee cuidadosamente el mandato a celebrar
negociaciones sobre medio ambiente -en los párrafos 31 y 32, que fue soltado sin previo
aviso en la madrugada del 14 de noviembre en la "sala verde"-, se observa que podría
enredar aún más las negociaciones sobre medio ambiente y agricultura.
Los países en desarrollo grandes y pequeños, incluidos algunos miembros del Grupo
Cairns, parecieron sentir que el otro texto negociado anteriormente salvaguardaba
suficientemente sus posiciones en las negociaciones y no parecen haberse "molestado"
demasiado por los problemas del Grupo Cairns y la Unión Europea en este sector. En
agricultura, el mandato en cierto sentido ha sido ampliado para ir más allá de los plazos
para nuevas reformas establecidas en el Artículo 20 del Acuerdo sobre Agricultura, y dar
argumentos para la "eliminación gradual" de subvenciones, una formulación a la cual el
Grupo Cairns ha valorado enormemente, y cuya inclusión en los temas de Singapur apoyó.
A pesar de eso, la Unión Europea insistió en introducir en el párrafo 13 sobre el mandato
agrícola la frase "sin prejuzgar el resultado", que en cierto sentido reduce o anula la
inclusión de los términos "remoción progresiva" de todas las subvenciones agrícolas. No
queda claro si Australia (el "líder" del Grupo Cairns) había aceptado y tampoco si lo había
hecho el canciller de Brasil, Celso Lafer, quien sin ser un facilitador, habría tenido gran
influencia en los documentos de Doha. Pero la frase "sin prejuzgar el resultado" disgustó a
miembros latinoamericanos del Grupo Cairns, que habrían ido a la "sala verde" a negociar
y se encontraron con que el juego ya había terminado. Tal vez esperaron el momento
oportuno y en la madrugada, cuando aparecieron los párrafos para negociar sobre medio
ambiente, quisieron que se incorporara un lenguaje similar ("sin prejuzgar el resultado") en
el preámbulo a este tema (en el párrafo 31), así como en agricultura, lo que fue rápidamente
apoyado por Estados Unidos.
Además, Estados Unidos había introducido en el párrafo 32 (sobre el trabajo en los temas):
"Los resultados de esta labor, así como las negociaciones llevadas a cabo de conformidad
con los apartados i) y ii) del párrafo 31, serán compatibles con el carácter abierto y no
discriminatorio del sistema multilateral de comercio, (...) en particular el Acuerdo sobre la
Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, no alterarán el equilibrio de estos
derechos y obligaciones (negritas del autor), y tendrán en cuenta las necesidades de los
países en desarrollo y menos adelantados". Esto impedirá cualquier intento por parte de la
Unión Europea de redactar nuevas normas o interpretaciones para utilizar medidas
fitosanitarias como "principio de precaución", o cualquier otro, y de adoptar medidas contra
las importaciones (¿de hormonas, de transgénicos?) para complacer a los grupos de presión
nacionales.
El mandato agrícola reclama que se establezcan "modalidades" para las negociaciones no
más tarde del 31 de marzo de 2003, y los cronogramas de proyectos basados en dichas
modalidades serán presentados no más tarde de la Quinta Conferencia Ministerial. Sin
embargo, como será un "compromiso unitario" y la decisión de si negociar o no sobre los
temas de Singapur será tomada únicamente por consenso expreso en la Quinta Conferencia,
la Unión Europea puede fácilmente practicar el obstruccionismo en agricultura (junto con el
resto de Europa, Japón y Corea).
Comercio de servicios
En un esfuerzo por cortarle el paso a las protestas de la sociedad civil contra las
negociaciones del comercio de servicios, se introdujo un párrafo: "Reafirmamos el derecho
que asiste a los Miembros en virtud del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios de
reglamentar el suministro de servicios y establecer nuevas reglamentaciones al respecto".
Sin embargo, las protestas de la sociedad civil en el Norte no tienen nada que ver con este
"derecho de reglamentar". Más bien tiene que ver con el temor de que los servicios públicos
se vean forzados a competir con proveedores de servicios extranjeros privados, y los países
a abrir sus mercados. El artículo 3 del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios
sólo protege a un servicio público suministrado por un gobierno en el ejercicio de la
autoridad gubernamental, y no sobre bases comerciales o en competencia con uno o más
proveedores de servicios.
Seguramente no calmarán a las ONG que agitan este tema con la inclusión en la
declaración del párrafo sobre el derecho de reglamentar y establecer nuevas
reglamentaciones.
-------------Este artículo se publicó en SUNS Nº 5013.
OMC
Moore apura viejos temas nuevos
Hay señales de que la Secretaría de la OMC está presionando a los países miembros para
que actúen rápidamente en base a las acciones dispuestas en la Cuarta Conferencia
Ministerial, celebrada en noviembre en Doha. El fervor de la Secretaría parece extenderse
al lanzamiento de negociaciones sobre los cuatro "temas de Singapur" (inversión,
competencia, transparencia en la contratación pública y facilitación comercial), aunque
todavía se discute si dichas negociaciones fueron lanzadas en Doha.
Por Chakravarthi Raghavan
La Cuarta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) apenas
había terminado cuando la Secretaría comenzó a apurar a los países miembros para que
tomaran decisiones rápidas sobre los asuntos incluidos en el programa de trabajo de Doha y
empezaran las negociaciones sobre los "temas nuevos" (inversión, competencia,
transparencia en la contratación pública y facilitación comercial) promovidos en la
conferencia anterior de Singapur. Varios representantes comerciales afirmaron el 19 de
noviembre que el director general de la OMC, Mike Moore, se estaba autopromoviendo
como jefe de la Comisión de Negociaciones Comerciales, encargada de la conducción de
las conversaciones. También existen señales de que la Secretaría podría impulsar los cuatro
temas de Singapur partiendo de la base de que ya se lanzaron las respectivas negociaciones
en Doha, aunque el presidente de esa conferencia, el ministro de Comercio qatarí Youssef
Kamal, aclaró en la sesión final que "las negociaciones tendrán lugar después de la Quinta
Sesión de la Conferencia Ministerial sobre la base de una decisión por consenso explícito
acerca de las modalidades de negociaciones".
Aclaración oscura
Inside US Trade, una publicación de Washington muy leída por los negociadores
comerciales de Ginebra por considerarla casi el órgano de prensa del Representante
Comercial de Estados Unidos, afirmó en un artículo fechado el 14 de noviembre en Doha
que la reunión terminó "luego de que India lograra una aclaración del presidente de la
conferencia sobre la declaración final". Según la revista, Kamal aclaró que, para que el
lanzamiento de las negociaciones sea posible, los miembros de la OMC deben decidirlo
afirmativamente en la próxima conferencia ministerial de 2003. En una conferencia de
prensa luego del cierre de la reunión, Kamal aclaró en Doha (citado por el artículo de Inside
US Trade) que formulaba su aclaración "en representación de la OMC, no en carácter
personal".
En otro artículo de fecha 15 de noviembre, Inside US Trade se refirió a la posición de India,
según la cual la aclaración del presidente de la conferencia "revierte la presunción de la
declaración final de que en Doha se lanzaron negociaciones sobre contratación pública,
facilitación comercial, inversión y competencia". Sin embargo, dice el artículo, "un
funcionario de Estados Unidos insistió en que la declaración final es el documento ‘rector’
de la conferencia, sugiriendo que la declaración tiene más peso que la aclaración del
ministro de Comercio qatarí Youssef Kamal, como presidente de la reunión ministerial. El
funcionario afirmó que la declaración lanza las negociaciones sobre esas cuatro áreas pero
que los ministros tomarán las decisiones sobre la materia y los métodos de negociación en
su próxima conferencia, en 2003".
El sitio Web oficial de la OMC contribuyó a la disputa y a la confusión. Inicialmente, en la
sección "Conferencia Ministerial de Doha 2001: Resumen del 14 de noviembre", la OMC
sostuvo que la aclaración había sido realizada después de la aprobación de la declaración.
"Tras la adopción de la declaración, el presidente de la conferencia, el ministro Kamal,
explicó su interpretación de los mandatos sobre inversión, políticas de competencia,
transparencia en la contratación pública y facilitación comercial. Esta y otras declaraciones
formuladas en la sesión final del plenario aparecerán en las actas de la conferencia", decía
el párrafo correspondiente. Sin embargo, para la mañana del 21 de noviembre, la nota había
sido modificada sin explicación alguna, y decía: "Antes de la adopción de la declaración, el
presidente de la conferencia"...
En el plenario final de la conferencia, cuyo vídeo fue transmitido en vivo por Internet,
Kamal presentó a los delegados los documentos (las dos declaraciones ministeriales y la
decisión sobre la implementación), citándolos por sus números oficiales, leyó algunas
correcciones a la versión francesa (que había omitido las disposiciones sobre modalidades
en materia de comercio e inversión) y luego hizo su aclaración, antes de pedir a la
conferencia que aprobara los documentos.
En la práctica normal de la OMC y su antecesor, el Acuerdo General sobre Aranceles y
Comercio (GATT), cuando el presidente de la conferencia realiza una declaración de
interpretación antes de la adopción, los documentos adoptados se consideran sujetos a esa
interpretación. Y en general, los acuerdos que incluyen interpretaciones son elaborados en
reuniones previas, formales o informales, a puertas cerradas, y la reunión pública, como el
plenario final, se realiza más que nada para aparentar transparencia. En este caso en
particular, en la reunión de jefes de delegaciones realizada en la tarde del 14 de noviembre,
el jefe de la delegación de India, el ministro Murasoli Maran, advirtió que su país no podría
incorporarse al consenso. Cuba, pese a las amenazas de Estados Unidos y la Unión
Europea, manifestó la misma posición que India, y otros nuevos países dijeron compartir
las preocupaciones de Maran. Finalmente, la reunión pareció levantarse con una decisión
del presidente de suspender el plenario final. De inmediato se publicaron artículos en
medios de prensa de todo el mundo que acusaban a India de intransigente y de arruinar la
conferencia. Altos funcionarios de la OMC y la Unión Europea sacaron partido de esa
situación.
Aparentemente, el propio Kamal inició gestiones tras bambalinas para evitar un colapso.
Nadie sabía exactamente si Maran diría "no" él solo. (El canciller de Brasil, Celso Lafer,
que respaldó la declaración, declaró a la prensa que si la Unión Europea podía adoptar una
posición para defender los intereses nacionales de sus países miembros, no veía por qué
India no tenía el mismo derecho a defender sus intereses nacionales). Otros expertos y
observadores acostumbrados a las viejas prácticas del GATT –como Bhagirath Lal Das, ex
embajador de India ante el GATT, opinaron que la aclaración por el presidente de los
párrafos 20, 23, 26 y 27 de la declaración tenía carácter obligatorio y sería el único
significado de esos párrafos según las prácticas normales del GATT y la OMC, más si se
tiene en cuenta que Kamal la consideró "su interpretación" y la ofreció antes de la adopción
de los documentos, sin que nadie la cuestionara. Así, en este caso, sería necesario un
consenso explícito antes de que puedan proseguir las negociaciones sobre los cuatro temas
de Singapur. Sin embargo, desde el punto de vista práctico, debería tenerse en cuenta que
aunque la decisión de Singapur sobre esos cuatro asuntos incluía una estipulación sobre el
"consenso explícito", esto no impidió que los países industrializados presionaran en Doha a
los miembros que no estaban dispuestos a incorporarse al consenso. De la misma manera, si
bien la próxima conferencia ministerial puede interpretar lo que se dijo y decidió en Doha,
hay señales de que la Secretaría de la OMC, encabezada por Moore, intentará impulsar los
nuevos asuntos desde el comienzo, según negociadores comerciales.
Existe la opinión generalizada de que la Unión Europea promovió el asunto de las
inversiones y otros más que nada para detener las negociaciones sobre agricultura, y por
eso cada vez que había indicios de transacción por parte de los países en desarrollo, el
bloque europeo aumentaba sus demandas. En cuanto a la agricultura y los servicios, se
realizó cierto trabajo preparatorio. En otros planos, no se prevé que la revisión prevista en
el acuerdo sobre TRIPS y las negociaciones lleguen muy lejos. Aunque varios países en
desarrollo y algunos industrializados, como Suiza, presionaron para lograr indicaciones
geográficas de origen, Argentina y Australia advirtieron que resistirían las negociaciones y
el consenso, sin temor a que nadie los acusara de "arruinadores", como le sucedió a India en
Doha. No está claro cómo se resolverá esta cuestión.
Acceso a los mercados de productos no agrícolas
Un área en que el programa de trabajo de Doha estableció negociaciones sin demasiada
controversia es la del "acceso de productos no agrícolas a los mercados". Por un lado, el
mandato del párrafo 16 de la Declaración Ministerial lanza las negociaciones de acuerdo
con el artículo 28 bis del GATT, que prevé negociaciones generales sobre aranceles. (Antes
de la incorporación de este artículo, el GATT no contenía ninguna disposición acerca de
negociaciones multilaterales sobre aranceles, sino sobre negociaciones entre países
individuales, que necesariamente implicaban concesiones recíprocas). El artículo 28 bis
prevé en su párrafo segundo procedimientos multilaterales en tales negociaciones para la
reducción de aranceles y otras obligaciones. El párrafo 3(b) prevé que se tomen en cuenta
las necesidades especiales de los países menos adelantados, de modo que un uso más
flexible de la protección arancelaria contribuya a su desarrollo económico y atienda sus
necesidades de ingresos.
El mandato sobre el acceso de los productos no agrícolas a los mercados también hace
referencia específica al párrafo 50 de la Declaración Ministerial, según el cual las
negociaciones realizadas en virtud del programa de trabajo deben tomar en cuenta
plenamente el principio del tratamiento especial y diferencial para los países en desarrollo y
los menos adelantados, principio contenido en la parte IV del GATT, en una decisión de las
partes contratantes del GATT de 1979 –generalmente conocida como la "cláusula
habilitante"– y en la decisión de la Ronda Uruguay sobre los países menos adelantados.
Sin embargo, una intervención de último minuto en la "sala verde" (donde se toman las
verdaderas decisiones, en grupos reducidos) pudo haber complicado el mandato en esta
área. Esta intervención, aparentemente realizada por el ministro de Comercio de Egipto,
introdujo en el mandato la idea de "reciprocidad casi plena" en los arreglos sobre
reducciones arancelarias, un término que desafía toda definición.
Aunque quizá Egipto haya tenido la intención de proteger a los países en desarrollo de la
reducción de sus aranceles industriales, el hecho es que Estados Unidos y la Unión Europea
interpretarán ese término a su favor para forzar la apertura de mercados de países en
desarrollo para sus empresas y obligar a esos países a reducir sus aranceles a niveles
mínimos. Así, impedirán el tipo de protección de que sus propias industrias gozaron cuando
atravesaban etapas equivalentes de desarrollo, de modo que las industrias del Tercer Mundo
estarán condenadas.
Existe también una disposición que prevé el acuerdo de modalidades para la realización de
estudios adecuados y medidas de aumento de la capacidad de los países menos adelantados
para que éstos puedan participar efectivamente en las negociaciones sobre el acceso de los
productos no agrícolas a los mercados. El alcance de esta disposición no está claro, pero en
base a ella y a otras similares fue que Tanzania, el portavoz de los países menos
adelantados, aparentemente abandonó la postura que el grupo había adoptado en su reunión
ministerial de julio, en Zanzíbar. Allí, los países menos adelantados se habían opuesto a
cualquier negociación o compromiso sobre el acceso de los productos no agrícolas antes de
la terminación de un estudio sobre los efectos de la liberalización y los recortes arancelarios
(orquestados por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en el marco de
programas de ajuste estructural) en los países menos adelantados y otros países en
desarrollo. Los gobiernos y las empresas de Africa opinan que esos recortes son la causa de
la desindustrialización de sus economías. Una posición similar adoptaron los ministros de
Comercio de Africa en la reunión de Abuja.
La fórmula alcanzada en la declaración de Doha bien podría dividir a Africa entre los
países menos adelantados y el resto. Un representante comercial africano comentó, bajo
condición de reserva, que la posición cuidadosamente preparada de Africa, basada en
estudios y conocimientos técnicos, se revirtió –en perjuicio del desarrollo africano– en unas
pocas horas cuando algunos ministros fueron reunidos en "sala verde", sin acceso siquiera a
sus asesores. (SUNS 5014)
Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC
Trampas en la Suite Presidencial Número 11
Sesiones exclusivas a puertas cerradas, propuestas de último momento lanzadas a
delegaciones desprevenidas, ánimos caldeados, todo eso sucedió durante un día y una
noche de trabajo en la Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC en Doha, caracterizada
por la generalización de la desinformación y la manipulación.
Por Rammanohar Reddy
Cuando hay mucho en juego y no se sabe qué puede pasar, la Organización Mundial de
Comercio (OMC) recurre a sus viejas prácticas no transparentes y despóticas. Funcionarios
de la OMC habían informado en principio que la de Doha sería la primera Conferencia
Ministerial sin el infame proceso conocido como "sala verde", cuando ministros de una
docena de países ricos y (de pocos países) pobres eran llamados para ser intimidados a
puertas cerradas por Estados Unidos y la Unión Europea, y los resultados luego eran
enviados a la asamblea integrada por todos los miembros de la OMC para recibir su sello de
aprobación de rutina.
Pero el 13 de noviembre, el último día previsto de la conferencia, y sin que hubiera un
acuerdo a la vista, ministros de unos 20 países entre los 142 miembros de la OMC fueron
llamados a las 18 horas a participar de negociaciones a puertas cerradas en la Suite
Presidencial Número 11 del centro de conferencias. Esa reunión continuó, con una breve
interrupción, hasta las tres de la mañana del 14 de noviembre, mientras la Unión Europea,
Estados Unidos y el director general de la OMC, Mike Moore, pretendían convencer a un
bloque reacio de países en desarrollo a acceder al lanzamiento de una nueva ronda.
"Desgastarnos mediante la fatiga es la táctica típica de los poderosos en la OMC", afirmó
un ministro de un país en desarrollo.
Quienes no fueron invitados debieron esperar afuera para ser informados de los resultados
de las conversaciones. Así llegó a su fin la iniciativa de la transparencia en la OMC. A
aquellos funcionarios que no estaban invitados y que intentaron ingresar a la sala donde se
tomaban las decisiones se les pidió que se retiraran. Eso ocurrió cuando Yash Tandon, de la
delegación de Uganda, intentó participar en la reunión. Poco después se le negó el permiso
para asistir a un Ministro Consejero de la delegación comercial de un país africano
(encargado de las negociaciones en Ginebra), quien quería estar presente para asesorar a su
ministro.
Estados Unidos y la Unión Europea
También se aplicó presión en cuestiones de contenido. "A las tres de la mañana del 14 de
noviembre, la Unión Europea repentinamente lanzó una propuesta completamente nueva
sobre medio ambiente", dijo un funcionario de un país en desarrollo, refiriéndose a cómo se
trataba en Doha uno de los temas más controvertidos. "El ministro de Tanzania dijo que no
podía comprender el lenguaje utilizado y pidió por favor que le dieran tiempo para
consultar el asunto con sus funcionarios afuera". (No queda claro qué tipo de consulta ni
cuánto tiempo se le otorgó, pero otros funcionarios de delegaciones africanas de Países
Menos Adelantados (PMA) declararon a la prensa en la mañana del 14 de noviembre que la
posición que finalmente tomó el ministro de Tanzania, de respaldar los documentos, era
contraria a las indicaciones dadas en Zanzíbar a Tanzania en su calidad de portavoz de los
PMA, y fue decidida sin que Tanzania haya consultado con ministros de otros PMD).
Pero no solo los países en desarrollo fueron sometidos a dichas presiones. Un embajador
ante la OMC de un país europeo que no es miembro de la Unión Europea dijo que los
cambios que propuso repentinamente Estados Unidos a las obligaciones antidumping
irritaron a su país. "Nunca se nos explicó, ni pudimos entender, por qué se agregaron a
último momento frases y condiciones nuevas. No obstante, se exigió nuestro
consentimiento inmediato", afirmó.
Hubo ministros que perdieron los estribos en más de una ocasión durante las tensas
negociaciones. Pero, en general, aquellos que emplearon términos fuertes fueron los
representantes de los países ricos. En una ocasión similar el 13 de noviembre, molesto con
el tono de las reprensiones procedentes de ministros de dos de los países desarrollados de
América, el embajador de Pakistán ante la OMC, Munir Akram, se retiró de la reunión,
aunque su ministro permaneció en la Suite Presidencial Número 11. Al día siguiente, uno
de los funcionarios más encumbrados de la OMC, ansioso por lanzar una nueva ronda,
manifestó su malestar con un ministro de comercio de Asia. Posteriormente le correspondió
a funcionarios subalternos de la OMC pedir disculpas por dicho comportamiento.
Un embajador de un país desarrollado dijo que lo ocurrido en la OMC habría de perjudicar
a la organización como institución. "Algunos países y funcionarios de la OMC llegarán a
cualquier extremo para obtener la aprobación de una nueva ronda. Pero la forma en que lo
hacen compromete los cimientos mismos de la OMC", expresó.
La conexión india
Como India surgió como uno de los participantes más importantes de la Cuarta Conferencia
Ministerial de la OMC, su momento llegó en los últimos días de la reunión en Doha.
Incluso lo satírico estuvo relacionado con India. Las ONG habían empapelado las paredes
del centro de convenciones con copias de un cheque de 1995 emitido por el "Banco de
Ginebra OMC" a los países en desarrollo por el ingreso procedente del mayor crecimiento
de las exportaciones de los países en desarrollo, mayor acceso a los mercados y
concesiones comerciales. Pero el cheque llevaba la leyenda "incumplido".
La inspiración provino del discurso del primer ministro de India ante la Asamblea General
de las Naciones Unidas la semana previa, cuando comparó las promesas de la anterior
ronda del GATT a los países en desarrollo con "un cheque rebotado". Los ánimos se
caldearon y ocasionalmente se oyeron declaraciones destempladas. Un periodista dijo al
portavoz de la Unión Europea, Anthony Gooch, en la tensa mañana del 14 de noviembre —
cuando parecía que la conferencia iba a fracasar— que el ministro de Comercio de India,
Murasoli Maran, le había dicho que no existía una Declaración Ministerial. (El ministro
quería decir que no se había acordado una declaración final). Gooch rápidamente se dirigió
a un periodista indio que estaba presente y le dijo ásperamente: "¿Si usted tiene el borrador
de la declaración, por qué no se lo da a su ministro, que al parecer le hace falta una copia?".
La desinformación y la manipulación fueron generalizadas durante la conferencia; mientras
los ministros eran cortejados, se aplicaba presión a los gobiernos y se quebraban alianzas.
La atención parecía concentrarse en la alianza entre India, el Grupo de África y los PMA.
El 12 de noviembre, Kenia anunció en una reunión del Grupo de África que India había
decidido subirse al carro de la Unión Europea y de Estados Unidos, por lo cual los
africanos debían olvidarse de una posible unidad de los países en desarrollo. Un tanto
misteriosamente, un periodista estadounidense recibió simultáneamente una llamada
telefónica de la oficina de prensa de Estados Unidos informándole que Kenia convocaría a
la brevedad una conferencia de prensa para realizar un importante anuncio. Por fortuna, la
delegación india se enteró del anuncio de Kenia y emitió una declaración propia,
ratificando su posición. Kenia no convocó la conferencia de prensa, pero como demostraron
hechos ulteriores, se había perpetrado el daño a la alianza.
Al destacar los acontecimientos en Doha, un alto funcionario de la OMC observó: "La
OMC suma a China, la OMC es aislada por India". Por más que se pueda decir acerca de
quiénes deciden las cosas en la OMC, hubo algo que quedó claro. La atención en Doha, por
razones muy distintas, se concentró en dos de los países más grandes y poblados del
mundo.
---------------Rammanohar Reddy es subeditor de The Hindu, un diario independiente en India.
---------------Este artículo se publicó en SUNS Nº 5012 con el consentimiento de The Hindu.
Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC
Doha: una ronda sobre todo, menos desarrollo
Después de seis días de tortuosas deliberaciones, la Cuarta Conferencia Ministerial de la
Organización Mundial de Comercio (OMC) concluyó el 14 de noviembre adoptando tres
documentos, entre ellos una Declaración Ministerial que en los hechos inicia una nueva
ronda de negociaciones que podría dañar las perspectivas de los países del Tercer Mundo.
Por Chakravarthi Raghavan
La Cuarta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC)
celebrada en Doha finalizó el 14 de noviembre, casi un día antes del día programado para
su clausura, después de adoptar una declaración que bien podría ser descrita como una
agenda de negociaciones comerciales con "todo menos desarrollo". Esto es porque si se
sigue avanzando en todos los temas nuevos asumidos en Doha, el "espacio" -ya bastante
restringido- con que cuentan los países para adoptar políticas nacionales que promuevan el
desarrollo, se verá aún más menoscabado. La agenda ayudaría a las principales empresas
mundiales a expandirse a expensas de las empresas nacionales, amparadas en teorías
espúreas de "eficiencia" y "competitividad".
La Declaración Ministerial estableció, además, un programa de trabajo logrado a través de
un acuerdo apadrinado por Estados Unidos que complacía todas las demandas de la Unión
Europea sobre el mundo en desarrollo. La conferencia también adoptó una Declaración
aparte acerca del Acuerdo sobre los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el
Comercio (TRIPS) y la Salud Pública, y una decisión sobre temas de aplicación que carece
de cualquier contenido económico serio que signifique un beneficio para el Sur (los tres
textos están disponibles en el sitio Web de la OMC: www.wto.org). La Unión Europea
ganó en todas sus aspiraciones, pero todavía no queda claro qué se lleva Estados Unidos
por apadrinar el acuerdo.
La Declaración sobre TRIPS y Salud Pública significa quizás una ventaja para el mundo en
desarrollo, pero es una declaración política sin efectos legales o vinculantes, y los
poderosos intereses de la industria farmacéutica que se han beneficiado del monopolio
empresarial mundial ratificado por el Acuerdo sobre TRIPS pueden tratar de socavar los
logros políticos.
Varios grupos de la sociedad civil que hacen campaña en este tema eran conscientes de esto
en Doha, y dijeron que de hecho tenían que reagruparse y mantener la presión para que la
propia revisión del Acuerdo sobre TRIPS reformule las normas de modo de asegurar un
acceso más barato a las medicinas al permitir la competencia genérica.
Los "temas de Singapur"
La Declaración Ministerial principal adopta los llamados "temas de Singapur" (inversión,
política de competencia, contratación pública y facilitación del comercio) estipulando un
programa de trabajo para desarrollar modalidades de negociaciones sobre normas y
disciplinas (incluida la solución de diferencias) en los próximos dos años. El programa de
trabajo incluirá negociaciones para alcanzar acuerdos en cada uno de los cuatro temas que
serán lanzados en la Quinta Conferencia Ministerial sobre la base de una decisión sobre las
modalidades, que será acordada por consenso explícito.
Todo lo peor de los métodos de negociación de la Ronda Uruguay en el antiguo GATT (un
tratado provisorio que fue el precursor de la OMC), y la forma ad hoc en que sus mandatos
podían ser enmendados y ampliados, han sido traídos de vuelta al proceso del Acuerdo de
Marrakech que crea la OMC, violando no sólo el espíritu sino la letra de sus disposiciones
sobre cambios y enmiendas a acuerdos existentes.
Los diplomáticos y ministros comerciales llegarán a lamentar esto pronto, y más cuanto la
sociedad civil de sus países ha tomado mayor conciencia, aun cuando sus voces hayan sido
temporalmente silenciadas por el estrépito de la guerra contra el terrorismo. Los únicos
beneficiarios serían las burocracias comerciales de Estados Unidos y la Unión Europea, que
intentan utilizar su repliegue en las negociaciones comerciales para prevalecer en los
procesos gubernamentales y legislativos.
Otro efecto de la amplitud temática de las negociaciones en varios temas nuevos sin
relación cercana con el comercio es que la conclusión de las negociaciones sobre
agricultura (en las cuales varios países en desarrollo pusieron sus esperanzas de mejorar el
acceso a los mercados altamente protegidos de Europa, Japón y Corea) se prolongaría y
demoraría bastante.
Oposición y sometimiento
Incluso el opresivo proceso de decisiones de "sala verde", en el cual las conversaciones se
desarrollan en un selecto grupo de miembros para aplicar el máximo de presión en uno o
dos que resistan las demandas, renació en Doha como un sentimiento de venganza,. A eso
se sumaron las efectivas restricciones al acceso de los medios y lo que aparece como una
campaña de desinformación sagazmente orquestada. Todo ello logró crear varias sospechas
entre diversos grupos de países.
Uno a uno, los dirigentes de los diversos grupos de interés sucumbieron a las demandas de
la Unión Europea: el grupo de los países de África, el Caribe y el Pacífico (ACP) fueron
vencidos por la aprobación de una exención OMC-GATT para el Acuerdo de Cotonou (por
virtud del cual la Unión Europea garantizaría preferencias comerciales a los países de la
ACP); los países menos adelantados, por formulaciones en la Declaración Ministerial sobre
asistencia técnica para creación de capacidad, etc.
India, que tuvo una posición permanente de rechazo a las negociaciones sobre los temas de
Singapur, fue en cierto sentido "aislado" pues otros miembros que pensaban de manera
similar no hablaron en las sesiones nocturnas de sala verde en la larga noche del 13 al 14 de
noviembre.
En cada revisión del proyecto anterior de la Declaración Ministerial, más se endurecía la
posición a favor de las demandas de la Unión Europea, y el Comisario de Comercio de la
Unión Europea, Pascal Lamy, puso constantemente sobre la mesa nuevos reclamos y temas
nuevos (el nuevo lenguaje y formulación para las negociaciones ambientales surgió en la
sala verde, a las tres de la madrugada del 14 de noviembre, cuando los negociadores habían
sido convocados para las seis de la tarde del día 13). Todo se sumó para que resultara un
proceso coercitivo, intimidatorio y no transparente.
Sin embargo, India resistió sola las negociaciones sobre los cuatro temas de Singapur.
Cuando sus inquietudes fueron ignoradas y el nuevo proyecto fue presentado el día 14 ante
una reunión de jefes de delegación, India reiteró sus opiniones y declaró que a menos que
atendieran sus planteos, no podría unirse a una decisión de consenso. Unos pocos países
más hablaron "compartiendo las preocupaciones de India" pero sin decir específicamente
que se sumarían a su posición.
Cuando resultó claro que India no cedería, se negociaron algunos acuerdos de último
momento y una declaración del presidente de la Conferencia Ministerial de Doha, el
ministro de Comercio de Qatar, Youssef Hussain Kamal, precedió la adopción de la
Declaración Ministerial. La declaración aclaró el significado de las referencias en la misma
(en los párrafos 20 sobre inversión, 23 sobre política de competencia, 26 sobre contratación
pública y 27 sobre facilitación del comercio) a las decisiones por "consenso explícito" en la
próxima Conferencia Ministerial.
En la sesión plenaria final, antes de que se adoptara la declaración, el Presidente declaró:
"Me gustaría señalar que algunas delegaciones han solicitado una aclaración con relación a
los párrafos 20, 23, 26 y 27 del proyecto de declaración. Permítanme decirles que con
respecto a la referencia a que se necesite un "consenso explícito", en esos párrafos, para que
se adopte una decisión en la Quinta Sesión de la Conferencia Ministerial, lo que entiendo es
que, en esa Sesión, sería necesario adoptar una decisión, por consenso explícito, antes de
proceder a negociaciones sobre Comercio e Inversión, Comercio y Política de
Competencia, Transparencia en la Contratación Pública y Facilitación Comercial. A mi
entender, esto daría a cada miembro el derecho a adoptar una posición sobre modalidades
que impediría que las negociaciones continuaran después de la Quinta Sesión de la
Conferencia Ministerial, hasta que ese miembro esté dispuesto a adherirse a un consenso
explícito".
Mientras que la primera parte de la declaración más o menos se remite a la práctica
tradicional del GATT en esas materias, el segundo párrafo indica que es la "opinión" del
presidente. Tal vez esto pueda permitir a los países en desarrollo bloquear las negociaciones
que perjudiquen sus intereses.
Si bien el ministro de Comercio de India, Murasoli Maran, no estaba conforme, permitió
que se adoptara la Declaración Ministerial. Queda por ver si las palabras del presidente de
la Conferencia fueron meramente cosméticos. Después de todo, los mandatos establecidos
por la Primera Conferencia Ministerial en Singapur en 1996, también estipularon que las
negociaciones comenzarían solamente sobre la base del consenso, y sin embargo se
presionó fuertemente para obtener ese "consenso".
Tal como están presentadas, las formulaciones de la Declaración Ministerial implican que
los próximos dos años de trabajo para desarrollar las modalidades de negociaciones de los
cuatro temas de Singapur ingresarían en una fase de negociación, después de la Quinta
Conferencia Ministerial, sujeto a "consenso explícito" sobre las modalidades. No obstante,
es claro que por lo menos en India, la declaración de Doha y lo que sucedió o no sucedió,
levantará una fuerte oposición dado que incluso la coalición gobernante está compuesta por
quienes desean la "globalización" y quienes se oponen a ella e insisten en una posición
"nacionalista".
Las negociaciones sobre agricultura
El texto de la Declaración Ministerial relativo al mandato de las negociaciones sobre
agricultura, a la cual el Grupo Cairns (de países agrícolas exportadores) le ha dedicado tal
atención que parecería que a cambio aceptó los temas nuevos de la Unión Europea, está, sin
embargo, redactado de tal manera que el objetivo del Grupo de "remover progresivamente"
los subsidios a las exportaciones agrícolas fue pasado para un futuro indefinido: ..."nos
comprometemos a celebrar negociaciones globales encaminadas a lograr: mejoras
sustanciales del acceso a los mercados; reducciones de todas las formas de subvenciones a
la exportación, con miras a su remoción progresiva; y reducciones sustanciales de la ayuda
interna causante de distorsión del comercio".
Así, la remoción gradual es un mero objetivo (¿a largo plazo?), y uno no puede evitar
recordar la frase de Keynes, que en el largo plazo todos estaremos muertos. Como
resultado, la posición del Grupo de Cairns en los temas nuevos probablemente no logró lo
que buscaba.
Los países menos adelantados (PMA), liderados por Tanzania, que repentinamente cambió
de idea (por razones inexplicables) e incumplió el mandato de Zanzíbar de los ministros de
los PMA de aceptar los temas nuevos a cambio de ayuda técnica y apoyo para la creación
de capacidad en las negociaciones, también pueden terminar siendo perdedores. Por otro
lado, las diversas organizaciones intergubernamentales que procuran brindar ayuda técnica,
buscan financiamiento de los ministros de cooperación para el desarrollo del Norte. Eso
tornaría muy dudosa la futura asistencia técnica para las negociaciones.
La "ronda del desarrollo" carece de desarrollo
Por Kanaga Raja
El World Development Movement (WDM, Movimiento por el Desarrollo Mundial), una
ONG con sede en Gran Bretaña, criticó a la nueva ronda de negociaciones comerciales
acordada por los miembros de la OMC en Doha —que en su proceso preparatorio en
Ginebra había sido calificada por Estados Unidos y la Unión Europea como la "ronda del
desarrollo"— porque carece de desarrollo. En un comentario sobre el resultado de la Cuarta
Conferencia Ministerial de la OMC el 14 de noviembre, el WDM señaló que, aunque la
Unión Europea no logró que se llegara a un acuerdo sobre la inversión y la competencia, no
obstante, los pobres del mundo no consiguieron una victoria en Doha.
La Declaración Ministerial acordada en Doha compromete a los miembros de la OMC a
lanzar negociaciones sobre temas como el ambiente, los aranceles industriales y subsidios y
tasas compensatorias, además de las negociaciones en curso sobre agricultura y servicios.
Todos estos temas se negociarán como un paquete.
Acerca de los "temas de Singapur", como inversión, competencia, transparencia en la
contratación pública y la facilitación del comercio, el WDM dijo que en las horas finales de
la conferencia quedó claro que India no estaba dispuesta a permitir que la Unión Europea se
saliera con la suya e iniciara negociaciones sobre estos temas. "Una y otra vez en las
semanas previas a la reunión, grupos de países en desarrollo dejaron en claro que iniciar
acuerdos nuevos sobre inversión, competencia y contratación pública no era aceptable",
dijo Barry Coates, director del WDM. "Esto jamás debería haber estado en la agenda de
Doha", subrayó.
Coates también criticó el proceso de Doha, y dijo que "después de dos noches sin dormir,
bajo fuerte presión de la Unión Europea y luego de que delegaciones de varios países se
hubieran retirado, los delegados se vieron obligados a tomar una decisión que afectaría las
vidas de miles de millones de personas. Esta no es forma de dirigir un sistema de comercio
multilateral. Los países en desarrollo, y no sólo India sino los pequeños estados insulares y
los más pobres de los estados africanos, se enfrentaron con valentía a la intimidación y las
amenazas de los países ricos".
Coates destacó que ésta fue una gran derrota para los pobres del mundo, y agregó que "la
tan mentada ronda de desarrollo carece de desarrollo". También lanzó sus dardos a la
OMC. "La declaración acordada es un gran apéndice de la OMC. Esto es tanto imprudente
como peligroso. También habrá de socavar la legitimidad de la OMC".
Coates se lamentó de que el costo de los actuales convenios comerciales ya se esté
manifestando en la vida de la gente. Los países en desarrollo no tienen la capacidad ni el
deseo de negociar estos nuevos acuerdos, dijo. Destacó que la carga de trabajo necesaria
para negociar estos temas es excesiva, aun para los países de medianos ingresos, y mucho
más para los más pobres.
"Los países más pobres del mundo, como Mozambique, fueron obligados a dedicar su
tiempo a negociar sobre convenios de inversión y derechos de propiedad intelectual, en
lugar de mejorar su acceso a los mercados de los países desarrollados. Es una receta para su
futura marginación", señaló el director de WDM.
Coates también apuntó al "proceso profundamente injusto anterior a Doha que resultó en
que prácticamente toda la Conferencia Ministerial fuera dedicada a temas de interés para
los países ricos" y aseguró que "el concepto de una ronda de desarrollo quedó
completamente marginado".
(SUNS Nº 5011)
Oxfam: El resultado de Doha es desalentador
La ONG internacional Oxfam considera que la Cuarta Conferencia Ministerial de la
Organización Mundial de Comercio (OMC) celebrada en Doha fue un desalentador
puntapié inicial para las negociaciones de comercio mundial, otorgándole al acuerdo
alcanzado en la capital de Qatar un puntaje de "cuatro sobre 10". Aunque en lo que respecta
a la salud pública se logró una clara victoria, en otros aspectos, los países en desarrollo
podrían ser avasallados y obligados a aceptar una amplia agenda comercial que podría
exacerbar la pobreza y la desigualdad, advirtió Oxfam en un comunicado de prensa el 14 de
noviembre.
Oxfam elogió el resultado acordado en la Conferencia Ministerial de Doha sobre reglas de
patentes y acceso a medicamentos, y declaró que los países en desarrollo ganaron una
importante batalla política en este frente, tras meses de esfuerzo. "El acuerdo sobre patentes
ayudará a los países pobres a conseguir medicamentos más baratos. Doha envía el fuerte
mensaje de que la salud de la gente está por encima de los intereses de las grandes
compañías farmacéuticas, que tendrán mayores dificultades para intimidar a los países
pobres con respecto a las patentes", dijo Michael Bailey, Asesor de Política de Oxfam.
"Pero la lucha por los medicamentos a bajo precio no ha terminado. Sin mayores cambios,
las reglas de patentes de la OMC seguirán provocando sufrimiento a las personas enfermas
en el mundo en desarrollo".
Mientras la declaración de Doha sobre el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de
Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (TRIPS) y la salud pública se considera
favorable a los intereses del mundo en desarrollo, el programa de trabajo puesto en
movimiento por la conferencia podría tener consecuencias adversas para el Sur, advirtió
Oxfam. Tras días de forcejeos, los gobiernos de los países en desarrollo acordaron en
principio ampliar el alcance de la próxima ronda de negociaciones comerciales. Es posible
que se agreguen conversaciones rápidas sobre inversión y competencia a la agenda, de por
sí exigente, de liberalización de la agricultura y los servicios.
Oxfam teme que esto sobrecargue la capacidad de negociación de los países en desarrollo y
los obligue a abrir sus mercados incondicionalmente a las empresas trasnacionales. "Existe
una vía de escape que permite aplazar los temas nuevos, pero los países en desarrollo
sufrirán intensas presiones para no utilizarla", señaló.
Además, muchos de los reclamos inmediatos de los países en desarrollo fueron rechazados
o acallados con promesas vacuas. "La negativa del mundo rico a detener el dumping
agrícola o a liberar sus mercados a las exportaciones de los países menos adelantados es
escandalosa", comentó Bailey. "Estos descarnados ejemplos de doble discurso e hipocresía
indican que la llamada ‘ronda del desarrollo’ anunciada por los gobiernos europeos quedó
enterrada en la arena de Doha".
Oxfam destacó que ahora el desafío está en lograr que la opinión pública del Norte y el Sur
por igual se unan para luchar por una auténtica ronda de desarrollo que responda a las
necesidades de los mil millones de personas que viven en la pobreza. "La victoria sobre el
acceso a las medicinas muestra que las mareas sí retroceden", concluyó.
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