Apuntes sobre algunos aspectos de las nuevas leyes en las pequeñas empresas Rodríguez Mancini, Jorge Publicado en: DT 1995-A, 597 1. La sanción de las leyes 24.467 y 24.465 (DT, 1995-A, 545; 543) referidas la primera al régimen legal de pequeñas y medianas empresas y la segunda a modificaciones a la ley de contrato de trabajo (DT, 1976-238) y creación de nuevas formas de contratación, suscita innumerables cuestiones relativas al funcionamiento futuro de las relaciones laborales dentro de las denominadas "pequeñas empresas". En esta nota me limitaré a examinar sólo algunos de aquellos temas de orden estructural de las leyes en un trabajo progresivo de análisis de lo que significa un primer ensayo de transformación legislativa, acerca del cual sería prematuro pronunciar juicios definitivos en lo referente a su efectividad y sobre todo en cuanto al logro de los objetivos propuestos. 2. En primer lugar me parece conveniente subrayar un punto principal cual es el de que la ley para pequeñas y medianas empresas contiene en lo referente a la reglamentación de las relaciones laborales un título el III) que sólo se refiere a las "pequeñas empresas" o lo que es lo mismo no comprende sino a una sola de las categorías a que está dirigido el resto de la ley. Queda por determinar en función de lo dispuesto en el art. 83 de la ley comentada la categorización de cuáles son las "pequeñas empresas" para lo cual la ley sólo establece expresamente una de las dos condiciones a que se somete dicha categorización: que el plantel de la empresa no supere los cuarenta trabajadores. El otro elemento referido a la magnitud de la "facturación anual" será fijado para "cada actividad o sector" por una "Comisión Especial de Seguimiento" creada por la misma ley en su art. 105 (no en el 104 al que remite por error el art. 83 citado). Salvo que luego por reglamentaciones, a las que nos estamos acostumbrando que excedan el texto legal, se establezca otro criterio, lo cierto es que el legislador ha tomado como base de la categorización mencionada la noción de "empresa" cuya definición no puede ser otra en esta materia que la del art. 5º de la ley de contrato de trabajo y por lo tanto no parece que pudieran estar incluidas en la categoría de "pequeña empresa", establecimientos o explotaciones que pertenezcan a la misma empresa. Esto es lo que surge del texto legal. 3. La segunda cuestión que debe destacarse también es patente en la estructura del texto legal. Quiero decir que conforme con lo preceptuado en los arts. 83 y siguientes, el título referido a las relaciones de trabajo se integra con dos partes nítidamente diferenciadas: la que impone operativamente ciertas modificaciones a la ley de contrato de trabajo y la que implementa el sistema de disponibilidad colectiva mediante el cual la negociación colectiva podrá modificar lo dispuesto en la ley con relación a algunas de las instituciones del contrato de trabajo. Son pues de aplicación inmediata -una vez que se conozca el ámbito de aplicación de la ley por la categorización a que me he referido antes- los arts. 84 a 88 sobre la simplificación del registro del personal, el art. 89 sobre la modificación a los arts. 18 inc. b, 31 y 38 de la ley nacional de empleo (DT, 1991-B, 2333), el art. 95 sobre la forma de computar el preaviso para los trabajadores contratados desde la vigencia de la nueva ley que sean despedidos, el art. 96 sobre formación profesional y el art. 98 sobre la eventual financiación por el Fondo Nacional de Empleo de las indemnizaciones correspondientes a extinciones de contratos derivados de un procedimiento de crisis con la alternativa de "financiar acciones de capacitación y reconversión para trabajadores despedidos". También aparecen como operativos los dispositivos dirigidos a orientar la negociación colectiva según lo previsto en los arts. 99 a 103. En cambio las disposiciones acerca de posibles modificaciones en materia de régimen de descanso anual, pago de sueldo anual complementario y régimen de extinción del contrato de trabajo, quedan diferidos a lo que se negocie en las convenciones colectivas. 4. Como lo anticipé trato aquí exclusivamente de los aspectos estructurales de la ley por lo que no incursionaré en el contenido de cada una de las modificaciones dispuestas. En este sentido entiendo que es importante destacar que la ley incorpora dos novedades muy importantes. La primera es una categorización genérica de empresa pequeña para todos los efectos que en la propia ley se establecen, a diferencia de lo que sucede con otros regímenes del derecho comparado y con lo que propuse en mi proyecto de ley de contrato de trabajo en julio de 1993, un resumen del cual se ha publicado en esta revista en el tomo 1993-B, p. 1563. Allí se establecían distintos módulos referidos al número de dependientes para diferenciar exigencias o para implementar excepciones o para establecer nuevas instituciones del derecho individual y del derecho colectivo. En este nuevo cuerpo legal, o mejor dicho en el Título III de la ley que anuncia un estatuto para pequeñas y medianas empresas, se intenta categorizar para todos los fines a un grupo de la actividad empresaria lo cual no deja de resultar original pero a la vez riesgoso por las consecuencias segmentadoras. No se trata de colocar a la ley nueva fuera de un inexistente dogmatismo sobre el tema sino de resaltar la novedad del sistema y como he dicho, los riesgos que esto puede aparejar. De todos modos estos aparecen morigerados por la modesta pretensión de las modificaciones introducidas, en lo que resulta operativo. 5. En cuanto al tema de la disponibilidad colectiva estimo que es preciso un análisis especial de su alcance a partir de la forma elegida por el legislador en el sentido de remitir la negociación de ciertos temas elegidos -las vacaciones, el pago del suelo anual complementario y el régimen de extinción del contratoa "la entidad sindical signataria del convenio colectivo y la representación de la pequeña empresa" (art. 99), con una enigmática referencia a una delegación en "entidades de grado inferior", fórmula que presenta no pocas dudas de interpretación acerca de su alcance teniendo a la vista las normas de la ley de organización sindical que sólo contemplan tres grados posibles en las entidades gremiales. De todos modos resulta interesante la introducción de la técnica de la "disponibilidad colectiva" o dispositividad, tema al que me he referido en otra oportunidad y que aparece implementado en el proyecto de ley de contrato de trabajo a que me he referido más arriba. Sin que con esto pretenda agotar el tema, estimo oportuno destacar que la disponibilidad de que aquí se trata alcanza, como se ha dicho, al régimen de extinción del contrato de trabajo en las pequeñas empresas, previendo la ley como hipótesis el establecimiento de un sistema de "capitalización individual" que se pretende conectar con el sistema de integrado de jubilaciones y pensiones y el régimen de seguros, A la hora de implementar estas modificaciones a través de la negociación colectiva, será necesario tener presente de qué manera la norma autorizativa que contiene esta ley para derogar -en el ámbito propio de la convención colectiva respectiva- las disposiciones de la ley de contrato de trabajo, resulte compatible con la garantía constitucional vinculada con el despido arbitrario (artículo nuevo). 6. Como el objetivo propuesto no es el examen particularizado de las normas de la ley sólo se enuncian en este comentario las líneas fundamentales de la reforma que alcanza como se deduce de lo dicho no exclusivamente a la ley de contrato de trabajo sino al sistema de relaciones jerárquicas entre la ley y la convención colectiva a través de la técnica ya mencionada de la dispositividad colectiva en mérito de la cual la negociación colectiva puede disponer de normas de la ley precisamente porque ésta lo ha previsto expresamente y sólo con el alcance que la disposición legal lo haya admitido. Pero además la reforma que comento contempla aspectos que se refieren a lo que conoce como la articulación de las convenciones colectivas dado que introduce en el esquema general de la negociación colectiva una especie de convenio que sólo se conocía en muy pocos ámbitos y que no se practicaba últimamente. Me refiero a la posibilidad de una convención colectiva específica para cierta categoría de empresas -las pequeñas- excluidas de la convención colectiva de ámbito superior -el de la actividad-. A esto se refieren los arts. 99 y siguientes ya citados. Sólo quiero marcar esta circunstancia y la solución que se establece en el art. 103 a la articulación entre el convenio específico de pequeñas empresas y uno de ámbito superior o inferior, "otro ámbito" expresa la ley incluyendo por lo tanto el eventual convenio de empresa que pudiera estipularse para una pequeña empresa, hipótesis que reconozco no es demasiado factible. 7. Se examinará enseguida otra cuestión que no ofrece mayores problemas a primera vista pero que conviene puntualizar a la luz de las disposiciones legales en vigor, no alteradas por esta reforma. A partir de la existencia de un régimen especial para las relaciones laborales de las pequeñas empresas, constituido por las normas operativas de la ley y por las que las convenciones colectivas establezcan a partir de la autorización de dispositividad, aparece en el relieve del ordenamiento jurídico argentino una situación que debe esclarecerse. De acuerdo con lo dispuesto por el art. 2º de la ley de contrato de trabajo la aplicación de ésta -última- no su vigencia obviamente como erróneamente reza la norma está condicionada a que sus disposiciones sean compatibles con la naturaleza y modalidades de la actividad de que se trate y con "el específico régimen jurídico a que se halle sujeta". Esto implica que en las relaciones laborales de las pequeñas empresas la ley de contrato de trabajo no es aplicable de manera global e indiscutida, sino que se halla condicionada sobre la base de las pautas de compatibilidad a que se refiere la disposición citada. Una vez implementada la reforma en su parte operativa y luego en lo que se estipule en la negociación específica autorizada respecto de ciertas instituciones, está claro que sobre esto no se aplica la ley de contrato de trabajo aunque las disposiciones de esta última resulten más beneficiosas para los trabajadores ocupados en esas empresas. Esto creo que no ofrece posibilidad de discusión ya que de esa manera ha sido interpretado pacíficamente por la doctrina y la jurisprudencia el alcance de la norma del art. 2º de la ley de contrato de trabajo. Naturalmente que con relación a otras instituciones no regladas en la ley específica ni en las convenciones colectivas modificatorias por la autorización dispositiva, la ley de contrato de trabajo seguirá siendo plenamente aplicable y por otra parte, en las otras instituciones no comprendidas en la autorización dispositiva, sólo se podrán estipular en las convenciones colectivas, cláusulas más favorables a los trabajadores, conforme con el criterio de la ley de convenciones colectivas y de la propia ley de contrato de trabajo. 8. Precisamente con referencia a este último tema estimo oportuno hacer una referencia a los efectos de las modificaciones introducidas a la ley de contrato de trabajo por la ley 24.465 (DT, 1995-A, 543) referente a la creación del período de prueba, al contrato a tiempo parcial, a la modalidad de contrato por tiempo determinado de fomento del empleo para trabajadores mayores de 40 años, mujeres, discapacitados y ex combatientes de Malvinas y al contrato de aprendizaje. Como se trata de leyes elaboradas por canales diferentes no parece que se haya previsto ninguna clase de vinculación entre las reformas mencionadas y lo que se instituye como régimen especial de relaciones laborales en la pequeña empresa. Por lo tanto debe interpretarse a mi juicio, que estas modificaciones a la ley de contrato de trabajo y lo mismo con relación a las nuevas normas que no resultan incorporadas a ningún cuerpo legal preexistente, como sucede con los arts. 3º y 4º de la ley citada, son aplicables al ámbito de las pequeñas empresas ya que ninguna de sus normas específicas contempla previsiones diferentes porque las instituciones tratadas en el régimen especial son distintas de las abarcadas por las modificaciones de la ley 24.465. Sólo con relación al régimen de extinción del contrato autorizado por la ley 24.467 para su disposición colectiva, podría suceder que en la negociación colectiva se estipularan condiciones especiales que contradijeran las previstas en el art. 92 bis incorporado por la ley 24.465 en cuyo caso entiendo que debería aplicarse como norma especial la del convenio colectivo y no la general del art. 92 bis sin importar, por lo ya explicado, cuál es la más o menos favorable para el trabajador. Quedan estos apuntes para la reflexión y discusión sobre un tema que seguramente dará oportunidad a la doctrina para aportar interpretaciones las que no deberían estar alejadas de los objetivos propuestos por el legislador dentro de cuya dirección, cualquiera sea la opinión personal del intérprete sobre su valoración, debe buscarse la que mejor se ajuste a aquella voluntad legislativa.