La ética de Aristóteles Aristóteles es un filósofo del siglo IV a.C. que se va a convertir en el máximo representante de lo que se conoce como eudemonismo. Este eudemonismo significa felicidad, pero esta felicidad va a ser mucho más compleja que la propuesta por el hedonismo. Vamos a dividir el pensamiento en varios puntos. 1. Para Aristóteles toda la naturaleza está ordenada para cumplir una serie de objetivos. Por ejemplo, cualquier ser vivo tiene la función de nutrirse y reproducirse. De igual manera, el ser humano va a tener en el campo de la moral una meta a alcanzar: la felicidad. Esto es lo que se conoce como teleología (del griego telos = fines) 2. Para saber qué felicidad debemos alcanzar tenemos que conocer el ser humano. El ser humano deja de entenderse como algo puramente corporal o material y Aristóteles considera que tiene una parte más puramente espiritual gobernada por la razón. De esta manera, Aristóteles defiende dos tipos de objetivos que el ser humano debe disponer para ser feliz. a) virtudes dianoéticas. Virtudes de carácter más espiritual, como por ejemplo la amistad o la sabiduría. b) Virtudes éticas: posesión o disfrute de unos bienes materiales. Las dos son necesarias, pero la primera es más importante. 3. Para alcanzar esas virtudes, Aristóteles defiende una serie de reglas prácticas a seguir. La más importante de ellas es lo que se conoce como el ideal del justo medio. Esto significa que el comportamiento virtuoso está en el equilibrio entre dos extremos. Ej.: Una persona generosa no es tacaña pero tampoco derrochadora. El hombre valiente es aquel que está en el equilibrio entre la cobardía y la temeridad. Para alcanzar esto, Aristóteles dice que debemos utilizar nuestra capacidad racional y después adquirir una costumbre o hábito para que esa virtud se vuelva algo natural a nosotros y actuemos así casi sin pensarlo. El máximo ideal de Aristóteles es el del sabio, que tiene todas sus necesidades cubiertas, es ciudadano respetuoso con las leyes, y goza de la amistad. Posteriormente, en el siglo XIII Tomás de Aquino defenderá la misma ética pero el máximo bien estará marcado por el acercamiento a Dios (beatitud).