3.RELACIÓN DEL TEMA ELEGIDO CON OTRA POSICIÓN FILOSÓFICA Y VALORACIÓN RAZONADA DE SU ACTUALIDAD ORTEGA Y GASSET Y F.W. NIETZSCHE Uno de los autores que mostró una especial predilección por el pensamiento de Nietzsche, fue el pensador español Ortega y Gasset que desarrolló su filosofía en la primera mitad del siglo XX. En sus obras de madurez, propone una concepción perspectivista de la verdad y defiende los valores vitales, las dimensiones no estrictamente racionales de la persona, bajo la influencia del vitalismo nietzscheano. Pero el vitalismo de Nietzsche es contrario al racionalismo. Su pensamiento tiene desde el comienzo un claro propósito, aceptar la realidad como devenir, como cambio permanente y juego trágico entre contrarios, afirmar la vida con toda su complejidad, exaltar los valores genuínamente vitales entendiendo que la vida (cada vida humana individual) es “voluntad de poder”, es decir, fuerza creadora, impulso, intuición, instinto y afán de superación, de manera que subraya los aspectos irracionales de la vida. Ortega, aunque influido por Nietzsche, y aún compartiendo su crítica a los excesos del racionalismo, evita acentuar los aspectos irracionales, pasionales o instintivos de la vida. Es por esto que Ortega no admitió que lo clasificaran como vitalista. Él mismo llamó a su doctrina “raciovitalismo” o doctrina de la “razón vital”, y con este título quiso separarse tanto del racionalismo dominante en la filosofía moderna como del vitalismo de Nietzsche. Considera que carece de sentido rechazar la racionalidad humana, pues es una dimensión básica e irrenunciable. El apetito de verdad y de objetividad forma parte de las inclinaciones más profundas del ser humano, así como nuestra predisposición a alcanzarlas mediante el ejercicio de la razón. Además, con la razón construimos descripciones de la realidad que nos permiten orientarnos y enfrentarnos al naufragio de la existencia. Ortega reclama el valor de la razón, pero de una razón vital que, a diferencia de la razón pura del racionalismo, es capaz de recoger las peculiaridades y reclamaciones de la vida (la perspectiva, la individualidad, la historia, la vocación por la acción, la excelencia y la corporeidad) y que se dirige fundamentalmente a proporcionarnos ciertas pautas para orientarnos en nuestra vida y circunstancia. La razón vital es también “razón histórica”. Comprender los distintos sentidos de la existencia humana exige tener en cuenta los sentimientos y proyectos del individuo y de la colectividad, así como las categorías, creencias y esquemas mentales que cada individuo, grupo o cultura ha utilizado para dar un sentido a su vida y enfrentarse al reto de la existencia. En este sentido, Ortega afirma que el ser humano no es naturaleza, sino historia. Dicho de otro modo, no existe una esencia humana genérica, “el ser humano no es, sino que se hace”. La influencia de Nietzsche lleva a Ortega a considerar la vida como el núcleo de la reflexión filosófica, frente al “cogito” cartesiano, es la vida la realidad indubitable. Frente al “yo abstracto” del racionalismo, Ortega propone el “yo circunstancial”. Del mismo modo, el “yo” no puede ser lo que es, sino en el ámbito de lo concreto y depende de la circunstancia para su realización. Hay una preocupación que recorre todo el pensamiento de nuestro autor, que es la de la autenticidad. La autenticidad es la fidelidad absoluta a lo que un sujeto realmente es, el verdadero imperativo moral es el de la necesidad de ser fiel a la tarea propia. En esto Ortega es de nuevo heredero de Nietzsche, al mismo tiempo que se distancia de él. Por ello insiste en que su propuesta de autenticidad no involucra sólo a la esfera de la vida individual, sino también a la esfera colectiva. Del mismo modo que cada individuo se enfrenta al reto de ser fiel a su propio ser, también la sociedad en su conjunto puede traicionar su destino o ser coherente con él. En función de las circunstancias históricas y culturales, cada época tiene una tarea fundamental que realizar y un destino. Ortega se declara, además, perspectivista y defiende que no existe un punto de vista objetivo. El perspectivismo está también inspirado en Nietzsche. Como él Ortega se enfrenta al objetivismo. Pero Ortega intenta evitar caer en el irracionalismo y el relativismo nietzscheano. Puesto que también tenemos una tarea colectiva, afrontar el reto de cada época exige esforzarse por encontrar una verdad intersubjetiva. Ser fiel a la propia vida, tener una existencia auténtica, es ser fiel también a la tarea o al “tema” de nuestro tiempo. De ahí la necesidad de sumar cada una de las perspectivas vitales para alcanzar la verdad integral. Cada vida es un punto de vista sobre el mundo. Cada persona, cada pueblo, es un aspecto más de la verdad, y sin la suma de todos estos aspectos o perspectivas la verdad es insuficiente. Ortega considera que la tarea de su generación, no es otra que la de superar los principios básicos de la modernidad, superación que en el caso de España servirá además para la renovación de la vida cultural, política y social. VALORACIÓN RAZONADA DE SU ACTUALIDAD Ortega y Gasset puede ser considerado con justicia el fundador de la filosofía española contemporánea y maestro de las actuales generaciones de filósofos de nuestro país. A él se debe la gestación de la generación del exilio español a la que pertenecen María Zambrano o José Gaos o los discípulos que permanecieron en España, como Javier Zubiri y Julián Marías. Ortega y Gasset desarrolla en muchos aspectos una filosofía similar a la de Martin Heidegger, y aunque no ha tenido gran repercusión fuera de nuestras fronteras, sin duda se trata de un filósofo de primera linea. Ortega supo imprimir en la cultura española un mayor interés por la divulgación filosófica y por la implicación de los intelectuales por las cuestiones de nuestro tiempo. En este sentido, pueden considerarse herederos de Ortega algunos pensadores divulgadores de la filosofía en nuestro país como Fernando Savater o José Antonio Marina, sin olvidar la gran talla de filósofos menos conocidos que desarrollan su pensamiento en las universidades españolas. Llevó a un alto grado de desarrollo su noción de razón-vital en su dimensión orientativa para la vida cotidiana, un principio muy afín a los valores vitalistas de nuestra cultura. Ortega afrontó de forma preclara y con valentía los problemas políticos, religiosas, culturales y sociales que acuciaban a España y ha sido bandera de un proyecto de europeización de España que ha influido notablemente en la profunda transformación de nuestra sociedad. La reflexión política sobre España desarrollada en sus obras la España invertebrada y La rebelión de las masas, ha sido reconsiderada a la luz de la reciente reflexión de Javier Gomá sobre la nueva sociedad de masas en España, en su obra Ejemplaridad pública. En definitiva, la sombra de este pensador fundamental ha quedado proyectada sobre la totalidad las dimensiones culturales de nuestro país.