PROPUESTA DE UN CURSO INTRODUCTORIO DE FILOSOFÌA A PARTIR DEL ESTUDIO DE LA ARGUMENTACIÓN Tomás Miranda Alonso IES “Amparo Sanz”. Albacete F. Humanidades de Albacete (UCLM) 1. CONTEXTO DE LA PROPUESTA. Desde hace unos cuatro años, el profesor Guillermo Quintás (Facultad de Filosofía de la Universidad de Valencia) coordina un grupo de profesores de secundaria y de universidad que están trabajando en un proyecto consistente en producir materiales para vertebrar la programación correspondiente a la materia de Filosofía de primero de bachiller. También se tiene previsto hacer lo propio con la Historia de la Filosofía de segundo y ofrecer también al profesorado material de formación. Así mismo, la aplicación en el aula de estos materiales es objeto también de evaluación periódica por parte del mismo profesorado implicado, que se ha constituido en grupo de trabajo. Una de las características de esta propuesta frente a otras existentes en el mercado es su diversificación. El profesor podrá elegir uno dos o documentos de entre los publicados para vertebrar su clase y así poder acercarse a los problemas tratados no tal y como éstos se plantean en general y en abstracto, sino como se presentan a los estudiantes en el momento actual y especialmente en los medios de comunicación Los documentos deben contemplar los items generales del programa oficial (el conocimiento, la realidad, el ser humano, la acción, la sociedad) pero desde la actualidad y forma en que se viven hoy en día los problemas. Cada documento presentará los diversos aspectos del problema tratado a través de textos, que provocarán en el aula un ejercicio riguroso de reflexión y de diálogo filosófico. Además de textos de carácter filosófico se incluyen también narrativos y periodísticos. Los materiales producidos están siendo editados conjuntamente por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valencia y por la Editorial Marfil. Cada uno de los libros tiene la siguiente estructura: a. Introducción común b. Exposición de la unidad en conjunto 1 c. El TEMA Capítulo primero: Diferentes posiciones ante el problema. Capítulo segundo: Desarrollo de los problemas abiertos. Capítulo tercero: Razones de las propuestas. Capítulo cuarto: Los programas de acción d. Actividades e. Bibliografía. Los títulos publicados hasta el presente son (por orden de aparición): Argumentos, por Tomás Miranda. El poder y su legitimidad, por Adrián Gil. Las quimeras del arte, por Amparo Rovira. Ciencia y verdad, por Salvador Feliu. Información y conocimiento, por Francisco Caballero. A estos títulos hay que añadirle un léxico filosófico: Términos y usos del lenguaje filosófico, por Guillermo Quintás (ed.) El objetivo de esta comunicación es exponer cómo se puede utilizar mi Argumentos para vertebrar los distintos temas principales del contenido de la programación de la asignatura de Filosofía de primero de bachiller, convirtiendo, al mismo tiempo, el diálogo argumentativo en un taller de racionalidad. 2. COMPROMISOS EDUCATIVOS Y FILOSÓFICOS DE ARGUMENTOS. A. Situación de partida. Nos invade una ola de “misología”, de odio a la razón. Nunca se ha hablado tanto del diálogo como ahora, pero, en cambio, es la razón de la sinrazón, como diría D. Quijote, la que parece regir las relaciones que se dan entre los actuales encadenados de la cueva platónica: la guerra como instrumento utilizado por muchos pueblos para “resolver” sus conflictos; utilización del terror para conseguir unos dudosos objetivos a base del dolor y del exterminio de las víctimas; genocidio como medio de eliminación del otro; violencia de género; xenofobia, etc. En nuestras escuelas son numerosos los estudiantes objeto de una 2 violencia frecuentemente impune cometida por sus propios compañeros, que para sentirse bien necesitan “machacar” a quienes ellos consideran más débiles o, simplemente, diferentes. Se presenta como “racional” el “orden” económico mundial que está produciendo una cantidad cada vez mayor de excluidos y de pobres. Surgen países y alianzas entre ellos que se autoproclaman garantes de la “racionalidad” y del “orden mundial”, entendiendo como racional cualquier decisión que ellos adopten para defender los intereses estratégicos, económicos y políticos de determinados grupos dominantes y de presión, que pretenden, a su vez, controlar los medios de comunicación para, por medio de la propaganda, presentar como único pensamiento posible el que a ellos interesa que se mantenga (racionalidad monológica). Abundan en nuestras cavernas, cada vez más globalizadas, los filótopos, es decir, los amantes de repetir lugares comunes y frases hechas por los nuevos dictadores de la moda y del pensamiento políticamente correcto. Son legión los que, como diría KANT, llevados por la pereza siguen en su culpable minoría de edad y son incapaces de pensar por sí mimos: la comodidad, la prisa, el ruido, el gusto por la superficialidad, la dificultad de entender lo que se lee, son factores que influyen en la configuración de un tipo frecuente de individuo que padece una grave anemia argumentativa y que está dispuesto a aceptar como válido cualquier razonamiento que se le presente, aduciendo el tópico relativista-individualista de que todas las opiniones son igualmente respetables. En resumen, no suelen ser los argumentos basados en razones los medios utilizados para llegar a acuerdos válidos intersubjetivamente y formar, de este modo, opiniones razonables, aunque, por supuesto, falibles y provisionales, sino la mentira, que a fuerza de repetirse se acepta como verdadera. En nuestras clases abundan los alumnos que en el mejor de los casos memorizan unas lecciones a las que no encuentran relación con sus intereses. Son numerosos los profesores que organizan su programa a partir de un libro de texto al que los estudiantes se deben acoplar y pretenden ser fieles a una lógica centrada en la materia y no en las características y en las experiencias de su alumnado. Más que enseñar a filosofar, lo que demasiados profesores pretenden 3 es que sus alumnos aprendan filosofía, es decir, se aprendan teorías de otros señores, a los que ven muy lejanos en el tiempo y en el espacio. El profesor se convierte en un mero transmisor de conocimientos que no tienen sentido para los estudiantes, pero que éstos se los tienen que “saber” para aprobar la asignatura. En estas condiciones es lógico que el aburrimiento, la apatía, la rutina, el desinterés, la frustración, la picaresca, etc. se vayan apoderando del aula. Y el mecanismo de defensa del profesorado será pensar que con los alumnos de hoy no se puede hacer nada y que el único instrumento pedagógico al que se puede recurrir es al endurecimiento de las condiciones para promocionar de curso. Y si el profesor tiene una determinada edad pensará también en la jubilación como tabla próxima de salvación. Y las salas de profesores se convertirán en un valle de lágrimas y de quejas por lo malos que son los alumnos. Pero a pocos se les ocurrirá que a lo mejor lo que hay que cuestionar es su propia manera de enfocar la clase y que si los tiempos han cambiado, no se puede seguir ensañando como cuando nosotros éramos alumnos. Y que si una empresa necesita innovar para seguir viviendo y compitiendo, del mismo modo, en educación hay que innovar y que esto se hace en equipos de profesores que se toman su trabajo en serio y que utilizan la imaginación para desarrollar nuevos materiales y nuevas estrategias para experimentarlas en clase, que luego tendrán que ser evaluadas. Sin innovación y sin investigación educativa la labor docente se convierte en una rutina que enseguida carecerá de sentido. B. Envite filosófico-educativo. Apuesta por la filo-logía, por el compromiso apasionado en el ejercicio de una razón capaz de criticar –juzgar con criterios que pretendemos puedan tener una validez intersubjetiva— nuestras creencias, nuestros conocimientos y las normas que rigen nuestra acción. Creencia profunda en la dimensión ilustradora-liberadora que debe tener la educación. Los teóricos actuales de ésta y las declaraciones programáticas que inspiran nuestra ordenación educativa están de acuerdo en que uno de los objetivos de la educación es que los educandos —y ¡ojo!, todos los que intervenimos en el proceso de enseñanza-aprendizaje somos educandos— aprendan a pensar críticamente y que, mediante el ejercicio de la racionalidad, se vayan convirtiendo en ciudadanos autónomos, responsables y solidarios. 4 Hasta aquí, otra vez PLATÓN y KANT. Pero para conseguir esto la educación ha de ser también transformadora de la realidad y de las condiciones que impiden que los hombres y las mujeres se liberen de los lazos que les imposibilitan realizarse plenamente como seres humanos. En este sentido, valoramos altamente los planteamientos de la Filosofía de la liberación (E. DUSSEL), que critica desde las víctimas del sistema-mundo la totalidad excluyente que se presenta como racional. Si aceptamos todo esto, podríamos concluir que las comunidades educativas deberían ser laboratorios de racionalidad. El ejercicio de esta racionalidad nos debe llevar no sólo a conocer la realidad, sino también, como dice HANNAH ARENDT, a pensarla. El conocimiento busca verdades, mientras que la actividad del pensar tiene como finalidad buscar o crear sentido. Las verdades a las que podemos llegar con el método científico no son capaces de saciar la necesidad de saber que tienen los seres humanos, los cuales no se conforman con el conocimiento de una parte de la realidad, la que se reduce a relaciones cuantitativas. Además del conocer, que nos presenta verdades formales y empíricas, es necesario el pensar, es decir, el esfuerzo de la razón compartida por buscar y dar sentido a la experiencia humana. El pensamiento es como el arco que arroja continuamente el dardo de la pregunta a la totalidad de lo real, sin detenerse ante el imperio de las apariencias sensibles ni del propio sentido común. Pero estas dos actividades —conocimiento y pensamiento— no son rivales, pues, como también dice H. ARENDT, la razón pensante, la razón que no para de hacerse preguntas que carecen de una respuesta capaz de tranquilizar nuestro espíritu, es condición a priori del conocimiento. En la actualidad es necesario hacer un ingente esfuerzo colectivo por pensar el complejo mundo en que los seres humanos vivimos, y es urgente construir ideas capaces de orientar nuestra acción, desde las cuales poder someter a crítica el único pensamiento que se nos pretende imponer como racional —el que no es capaz de cuestionarse los fines, sino sólo los medios a utilizar para alcanzar las metas que se nos imponen desde fuera—. Es función de la filosofía el potenciar un pensamiento-discurso (logos) complejo capaz de pensar la complejidad. Pero este discurso ha de construirse en un diálogo interdisciplinar y abierto a la totalidad de los que quieran participar en él, con la única condición de no usar en 5 la presentación de sus puntos de vista más fuerza que las razones con las que construyen sus argumentos. Por ello, podríamos concluir de aquí que cuando hablamos de que la clase se convierta en un laboratorio de racionalidad, entendemos por ésta una racionalidad-dialógica, una racionalidad que tiene en cuenta la mayor cantidad de perspectivas posibles desde las que se puede conocer y pensar una situación. Para ello, los estudiantes y el profesor tienen que esforzarse por convertirse en una comunidad de diálogo (HABERMAS) que intercambia puntos de vista y razones con el deseo de llegar a un entendimiento razonable. Sin embargo, éste no es siempre posible ni, quizá, deseable, por lo tanto no hay que sentirse frustrados si la clase, después de un debate intenso y serio, no llega a conclusiones unánimes: siguiendo a BAJTIN, entiendo que el objetivo del diálogo no debe ser siempre reducir dialécticamente las diferentes voces a una sola, sino permitir también la polifonía y la heteroglosia, es decir, el disenso razonado. No somos conciencias aisladas que nos relacionamos individual, directa y unidireccionalmente con un mundo exterior a nosotros, sino que lo hacemos desde una comunidad de hablantes, y la realidad se nos presenta siempre mediada lingüísticamente. Por tanto, todo conocimiento es un vagar a través del lenguaje, es decir, un diálogo. El pensamiento consiste en un diálogo: con la propia tradición cultural, con otras tradiciones, con los clásicos, con los contemporáneos...y con nosotros mismos. Si el sujeto de conocimiento es siempre una comunidad que dialoga, entonces el proceso educativo se tiene que dar en comunidades de investigación (PEIRCE; M. LIPMAN), donde por medio del diálogo se aprenda a pensar cooperativamente y donde el otro sea considerado no como una amenaza a mi identidad, sino como la condición del ejercicio de mi propia razonabilidad. Prefiero usar este término, en vez de “racionalidad”, para evitar el carácter fuerte, monológico y excluyente con que con frecuencia se ha usado esta segunda palabra. La persona razonable es aquella que es consciente de la complejidad de la realidad y, por ello, intenta ejercitarse en un pensamiento complejo, no dogmático, consciente de su propia falibilidad, abierto a la crítica del otro, y se deja cuestionar por las voces y las críticas de los otros, ante quienes está en una constante actitud de escucha. Este tipo de pensamiento es, a la vez, crítico y creativo, consciente de sus propios supuestos e implicaciones, así como de las razones y evidencias en las que se 6 apoyan sus conclusiones, y capaz de imaginar nuevas formas de mirar y relacionar los elementos integrantes de la experiencia. En estos laboratorios de racionalidad se ha de cultivar un pensamiento crítico en sentido fuerte, tal y como lo entiende R. PAUL —y la corriente del Critical Thinking—, que pretende ser coherente, basado en criterios, ordenado, y que se abre a que sus juicios puedan ser evaluados con los megacriterios de la verdad, la corrección, la belleza y la sinceridad. El pensamiento crítico en sentido fuerte es aquél que se realiza desde la escucha de otras palabras y de las palabras de los otros, las cuales pueden cuestionar la validez de nuestros prejuicios y de nuestros criterios de evaluación, que, con frecuencia aceptamos acríticamente, y que podrían no ser sino los que a determinados grupos interesa que tengamos para satisfacer así sus propios y particulares intereses. De aquí la necesidad de utilizar textos —de autores clásicos, de autores contemporáneos, de filósofos, de literatura, del periodista que plantea hoy un tema de actualidad— para enriquecer el diálogo y para permitir que entren en el aula otros interlocutores cuyas palabras pueden interpelar nuestros pensamientos y ayudarnos a aclarar nuestras ideas. Conclusión: mi idea de la filosofía. Entiendo el filosofar como el ejercicio de un tipo de racionalidad que nos permita pensar la complejidad, para lo cual ha de facilitar el diálogo entre las diferentes disciplinas que tienen como objetivo entender la realidad, y ha de integrar los distintos puntos de vista desde los que ésta es interpretada. El pensamiento filosófico se ejercita en las fronteras que artificialmente se establecen entre los distintos sistemas de conocimiento y tiene como misión ensanchar los límites de éstos y ampliar, de este modo, nuestro horizonte de comprensión. La misión de la filosofía es la de urgir y viabilizar un pensamiento complejo, en un proceso que no tiene final, ya que la realidad cambia constantemente. La tarea filosófica consiste en posibilitar una manera de mirar y contemplar la realidad que nos permita una comprensión profunda de la misma (theoría) y nos descubra también todas las posibilidades de transformación que ella encierra. Sólo un pensamiento de este tipo será capaz de orientar una acción (praxis) liberadora de las cadenas que nos mantienen a los prisioneros actuales amarrados ante las sombras. La filosofía ha de tejer con el mayor número posible de filamentos la red que debemos utilizar para intentar comprender la realidad en su integridad, una realidad que es polimórfica y que 7 no puede ser entendida si sólo se la mira desde una única perspectiva. La filosofía es la voz que continuamente nos despierta del sueño placentero que nos invade cuando creemos dogmáticamente que ya hemos llegado al final del camino, recordándonos que siempre cabe otra forma de pensar y que siempre podemos ensayar otras formas de relacionarnos, porque el que tenemos no es nunca el único mundo posible. Si la filosofía es el esfuerzo por construir una racionalidad pragma-dialógica capaz de pensar la complejidad, su didáctica, es decir, el modo de su realización concreta, ha de ser también el pragmadialógico: diálogo reflexivo que surge desde y para la acción. La clase de filosofía debe ser una laboratorio de racionalidad entendida en este sentido, en el cual se intenta construir una comunidad que mediante el diálogo se dedica a reflexionar sobre los grandes problemas que nos afectan a los seres humanos, aquellos que nos son comunes por nuestra condición de tales, es decir, que más nos importan (inter-esse). La filosofía ha de ser la garante de una racionalidad corporeizada, encarnada en los sentimientos y en las experiencias que los seres humanos adquieren en su relación con el mundo, cuyos procesos y productos son siempre provisionales, pues tienen que ver con la vaguedad, con los procesos comunicativos, que son siempre históricos y están mediados siempre por circunstancias biográficas y culturales. Se trata de una razonabilidad probatoria, que camina a tientas y cuyos logros son siempre susceptibles de ser revisados. Pero esta revisión no se puede hacer sino desde la misma razón compartida, es decir, desde la razón dialógica. El olvido de una razón de este tipo y la dogmática pretensión de ser el único portador de la “auténtica” razón monológica, la cual ha de ser impuesta por la fuerza, es la causa de la actual misología, que tanto daño y sufrimiento está produciendo en nuestros días, especialmente en las víctimas de un sistema económico que niega la posibilidad de vivir con la dignidad que les corresponde a la mayor parte de la población de este planeta, y en una gran cantidad de hombres y mujeres que son víctimas de guerras, de torturas y del terror que otros seres humanos producen. 8 3. POSIBILIDADES DE ARGUMENTOS COMO CURSO INTRODUCTORIO DE FILOSOFÍA. A. Justificación En el diseño curricular de la asignatura de Filosofía de 1º de bachiller (BOE 16 de enero de 2001) se incluye entre las funciones que ésta debe desempeñar la de potenciar la capacidad de pensar de modo coherente y autónomo, adoptando ante los problemas una actitud personal. Esta actitud no puede ser fruto del capricho ni arbitraria sino que, por el contrario, ha de poder ser razonada y justificada mediante argumentos en contextos de diálogo, donde se potencia el ejercicio de la razón como instrumento de persuasión. Pero si los estudiantes han de aprender a usar la razón, entonces, reconoce el documento, “deberán conocer, al menos de modo práctico, las principales reglas de la lógica”. Por otro lado, entre los objetivos propios de esta materia tiene un puesto básico el de argumentar de modo racional y coherente los propios puntos de vista, utilizando el diálogo como marco apropiado para tener en cuenta otras opiniones y poder desarrollar mejor un pensamiento crítico. Consecuentemente, entre los contenidos de la asignatura se incluye el conocimiento de las reglas que posibilitan una argumentación coherente y rigurosa, las cuales son objeto de estudio de la lógica, tanto formal como informal. El libro Argumentos presenta materiales y ejercicios para dar respuesta en el trabajo del aula a estas necesidades educativas que la Filosofía asume de modo prioritario. De acuerdo con la línea de la colección, el tratamiento de los problemas se hace a partir de textos de procedencia diversa, capaces de plantear la cuestión a tratar en conexión con los intereses de los jóvenes de bachiller. Los textos elegidos pretenden ayudar a los estudiantes a pensar sobre los argumentos en la medida en que se convierten en objeto de su reflexión, y a conocer las reglas lógicas —formales y, sobre todo, informales— que se han de utilizar en la construcción y evaluación de los mismos. Se han seleccionado textos de filósofos clásicos y contemporáneos para hacer ver que el tema objeto de estudio ha ocupado un lugar central en la tradición filosófica; pero también se ofrecen textos procedentes de la prensa o de revistas, pues la reflexión sobre la argumentación no se puede hacer desde un vacío formal, sino mediante el análisis de razonamientos concretos con los que los hombres y mujeres de hoy piensan los problemas actuales, y participan en la discusión construyendo, a su vez, una opinión argumentada. 9 El enfoque de Argumentos es el pragma-dialéctico, es decir, consideramos la argumentación como un acto de habla (dimensión pragmática) en el que se buscan, se presentan y se contrastan razones para justificar nuestros conocimientos y nuestras acciones en el contexto de un diálogo (dimensión dialéctica). Entendemos, pues, la lógica como la ciencia que se ocupa de estudiar las reglas de los argumentos. Pero éstos pueden ser estudiados o como estructuras formales ideales (acercamiento sintácticopragmático) o como ejemplares concretos utilizados en contextos determinados (acercamiento pragmático). El primer planteamiento es el propio de la lógica formal, mientras el segundo lo es de la lógica informal. El interés reciente por esta lógica, que es de la que más me ocupo en el libro, está relacionado con el movimiento del Critical Thinking, al que antes he aludido. Por otro lado, hay que decir también que la lógica informal, tal y como aquí la entendemos se relaciona estrechamente con lo que Platón y Aristóteles entendían por retórica, que no es un conjunto de recursos meramente estilísticos, sino una ciencia que tiene que ver con la dialéctica y, por lo tanto, con la verdad o, mejor dicho, con lo verosímil, en aquellos campos, como en el de la política o la ética, en que nuestro conocimiento no puede alcanzar la universalidad y necesidad propia de los juicios científicos. Este planteamiento es retomado a mediados del siglo XX, coincidiendo también con el giro pragmático en filosofía del lenguaje y el interés por el lenguaje ordinario, por la que se ha llamado la nueva retórica (CH. PERELMAN) B. Contenido En el primer capítulo se exponen los fines de la argumentación y se presenta la lógica como la ciencia que tiene por objeto las reglas que nos permiten evaluar los argumentos. Se establecen las diferencias entre la lógica formal y la lógica informal y se fijan los campos de las ciencias que se ocupan de la argumentación: lógica, retórica y dialéctica, estableciéndose también las relaciones que se dan entre ellas. En el segundo capítulo se exponen los distintos elementos de que consta la disertación y se analizan también las etapas y reglas que se han de respetar en todo diálogo argumentativo. Se incluye también material para tratar del importante papel que tienen los tópicos en los procesos argumentativos. En el tercer capítulo se estudian diversos tipos de argumentos, prestándose especial atención a las falacias, a los razonamientos analógicos, a los que establecen relaciones causales. También se analizan algunos esquemas 10 argumentativos teniendo en cuenta su estructura formal: silogismos, condicionales, reducción al absurdo y dilemas. El cuarto capítulo trata de la estrecha relación que existe entre el ejercicio de una racionalidad argumentativa y el desarrollo de la capacidad crítica de la razón. La teoría de la argumentación tiene un papel central en la elaboración de una teoría de la sociedad, y, por ello, los últimos textos presentados sirven para abrir el marco de discusión propio de la razón práctica —moral y política—. Se trata también la relación estrecha que se puede establecer entre la teoría de la argumentación y la fundamentación de la ética y el derecho. Estos problemas y los textos correspondientes son presentados por medio de preguntas directas tal como se las hace el hombre de la calle y pueden aparecer formuladas por los medios de comunicación: ¿se puede convencer sin vencer?, ¿son igualmente respetables todas las opiniones?, ¿a qué me obliga la participación en una comunidad de diálogo argumentativo?, estado de derecho: ¿poder sometido a la razón, o razón sometida al poder? etc. El libro contiene también un elenco de actividades referidas a cada texto encaminadas a favorecer tanto el esfuerzo analítico como el sintético de los estudiantes, así como herramientas para convertir el aula en una comunidad de argumentadores: - Análisis y comentario de textos. - Análisis terminológico: significado y uso de términos. - Planes de discusión. - Recogida de información sobre algunas cuestiones o autores. - Disertación filosófica. - Debates. - Valoración de argumentos. - Ejercicios de formalización y deducción formal de argumentos. Autores de los textos: - Clásicos: Platón, Aristóteles, Descartes, Gracián, - Filósofos contemporáneos: C. Pereda, Ch. Perelman, Habermas, S. Toulmin, A. Weston, M. Atienza, D. Walton, M. Lipman, C. Hempel, C. García Trevijano, R. Paul, P. Bourdieu, K. Apel, A. Cortina, McCornik. 11 - Otros escritores: S. Georg, R. Regás, G. Martín, O. Fallaci, M. Hidalgo, N. Chomsky, R. Montero. C. Temática planteada. Los textos y los ejercicios propuestos en Argumentos plantean cuestiones y problemas que abarcan la práctica totalidad de los ejes temáticos del currículo de la asignatura de filosofía de primero de bachiller. Podemos decir, pues, que el libro puede ser un buen instrumento para dar un curso introductorio de filosofía. Los temas planteados son los siguientes: Temática relacionada con la epistemología: - El lenguaje. Usos del lenguaje. Lenguaje natural, lenguaje formal. - La lógica. Implicación lógica, implicación pragmática. Silogística. Lógica de enunciados. - La ciencia. La demostración científica. El razonamiento hipotéticodeductivo. La verdad Temática relacionada con la antropología: - Identidad-diversidad. - Interculturalidad - Naturaleza humana - Igualdad de géneros Temática relacionada con la estética: - La belleza. - Valoración de los juicios estéticos. - Funciones del arte Temática relacionada con filosofía moral y política: - Virtudes: justicia, amistad, prudencia. Enseñanza de las virtudes. - Tópicos morales. Prejuicios. - Valores. Jerarquía de valores - Relativismo moral - Hedonismo. Eudemonismo - Ética kantiana. Ética del diálogo y del discurso. - Fundamentación de normas. Legalidad/moralidad 12 - Derechos humanos. - Estado de derecho - Neoliberalismo. Estado/individuo - Retórica y política - Globalización. Relaciones internacionales. - Crítica social. 4. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS -Arendt, H.: La vida del espíritu. Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1984. - Bajtin, M.: Estética de la creación verbal, Siglo XXI, México, 1995 (6ª ed.). - Dussel, E.: Ética de la liberación, Trotta, Madrid, 1998. - Habermas, J.: Teoría de la acción comunicativa, I y II, Taurus, Madrid, 1985. - Kant, E.: “¿Qué es la ilustración?” en Filosofía de la historia, Alianza editorial, Madrid, 1985 - Lipman, M.: Pensamiento complejo y educación, Ed. De la Torre, Madrid, 1997. - Miranda, T.: El juego de la argumentación, Ed. De la Torre, Madrid, 1995. - Paul, R.: Critical Thinking, Sonoma State University, California, 1990. - Peirce, Ch.: El hombre, un signo, Ed. Crítica, Barcelona, 1988. - Perelman, Ch. Y Olbrechts-Tyteca, L.: Tratado de la argumentación, Gredos, Madrid, 1989. 13