Se conoce como Leyes Fundamentales del Reino al conjunto de ocho Leyes que organizaban los poderes del Estado durante el régimen del General Franco. Más que de una constitución, se trataba de una carta otorgada, puesto que no habían sido elaboradas ni aprobadas por representantes populares. Fuero del Trabajo de 1938. Recibe influencia de la Carta di Lavoro. Regula la vida laboral y económica. Se establecen límites para la jornada laboral o las retribuciones mínimas, pero todas estas concesiones estaban supeditadas al interés de la nación. El Fuero del Trabajo (1938) es una de las ocho Leyes Fundamentales del franquismo, siendo elaborada antes del fin de la Guerra Civil, si bien es cierto que en el momento de su promulgación los nacionales llevaban una clara ventaja en la contienda; de hecho fue en 1938 cuando Franco creó el Gobierno de la Nación. Este texto es de ideología falangista, familia franquista que tuvo especial influencia en la cuestión laboral y los medios durante la guerra y la dictadura, y entre sus principales puntos se cuentan la regulación de la jornada laboral y del descanso, se crea la Magistratura del Trabajo y así mismo se crean los sindicatos verticales o amarillos, que son aquellos que agrupaban por igual a patronos y obreros, con lo que el acuerdo se hacía imposible. Ley Constitutiva de las Cortes de 1942. Se elaboran por la perspectiva de la victoria aliada. Se crean cortes como instrumento de colaboración y autolimitación, para preparar y elaborar las leyes. La Ley Constitutiva de las Cortes o simplemente Ley de Cortes de 17 de julio de 1942 fue promulgada durante la primera etapa del régimen franquista, a fin de dar una apariencia de parlamentarismo a la dictadura. Establecía la formación de una asamblea unicameral de elección indirecta con teórica iniciativa legal, aunque ésta residía en la figura de Franco desde el momento de la promulgación de la Ley de agosto de 1939, que le atribuía la capacidad de dictar normas sin ningún tipo de condicionante. Junto con las otras siete leyes fundamentales del régimen se consiguió que el proceso de institucionalización del régimen franquista llegará a su fin. Según la Ley de las Cortes, éstas eran el órgano de participación del pueblo español en las tareas del Estado. Su función era elaborar y aprobar las Leyes, sin perjuicio de la sanción que correspondía al jefe del Estado, Francisco Franco. Eran procuradores en las Cortes: Los ministros. Los Consejeros Nacionales de FET y de las JONS. Los presidentes de altos organismos. La Organización sindical. Los representantes de la familia, elegidos por los cabezas de familia, desde la promulgación de la Ley Orgánica del Estado de 1967. Los rectores de universidades. Los presidentes de determinadas instituciones culturales. Los presidentes de asociaciones y colegios profesionales. Los que fueran designados por el jefe del Estado. Fuero de los Españoles de 1945. Se fijan los derechos y deberes de los españoles. Se intenta enviar un mensaje de democratización a Potsdam. El Fuero de los españoles (1945) es una de las ocho Leyes Fundamentales del franquismo, y en ella se establecían una serie de hipotéticos derechos, libertades y deberes del pueblo español, pero sin garantizar totalmente. Sólo se pretendía guardar la apariencia de respeto hacia el ciudadano, cuando la realidad es que en España durante el franquismo no se respetaron siquiera los derechos humanos. Ley del Referéndum Nacional de 1945. Se establece el uso del referéndum para asuntos importantes. La ley de Sucesión en la Jefatura del estado hace obligatorio el referéndum para modificar las leyes fundamentales. La Ley del Referéndum Nacional (1945) es una de las ocho Leyes Fundamentales del franquismo, y contemplaba la posibilidad de someter a referéndum o plebiscito alguna ley de las concebidas por Franco y su gobierno, cosa que en ningún momento se llegó a hacer. Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947. Regula la sucesión. España se configura como un reino. Franco queda como Jefe de Estado vitalicio. Se crea el Consejo del Reino y el Consejo de Regencia. La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947) es una de las ocho Leyes Fundamentales del franquismo, que se refería a la cuestión de la sucesión de Franco. Establecía que el sucesor sería propuesto por sí mismo, pero que tendría que ser aprobado por las Cortes españolas. Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII y heredero legítimo de un hipotético Reino de España, publicó el 19 de marzo de 1945 el Manifiesto de Lausana, en el que se criticaba duramente la dictadura franquista y se ofrecía al pueblo español la posibilidad de una monarquía de carácter no muy definido. A raíz de esto, Franco lo descartó como posible sucesor. Así pues, optó por el hijo de éste, Don Juan Carlos de Borbón, actual rey de España. Fue proclamado por las Cortes como sucesor de Franco el 22 de julio de 1969. Durante la dictadura, éste accedió brevemente (19 de julio a 2 de septiembre de 1974) a la jefatura del Estado debido a la frágil salud del dictador a causa del parkinson, empeorada debido al disgusto que le provocó el asesinato del vicepresidente Carrero Blanco por parte de ETA el 20 de diciembre de 1973. Finalmente, Franco falleció el 20 de noviembre de 1975 y Don Juan Carlos de Borbón fue proclamado jefe de Estado y coronado como rey de España el 22 de noviembre de 1975, pasando a denominarse Juan Carlos I. Poco después, el 14 de mayo de 1977, Don Juan de Borbón renunció a todos sus derechos dinásticos en favor de su hijo, convirtiéndose en monarca con pleno derecho y dándose comienzo al proceso de cambio político conocido como Transición Democrática. Ley de Principios del Movimiento Nacional de 1958. Establece unos principios rectores del ordenamiento jurídico franquista. La Ley de Principios del Movimiento Nacional o Ley de Principios Fundamentales del Movimiento (1958) es una de las ocho Leyes Fundamentales del franquismo, y establecía, como su nombre indica, los principios en los cuales estaba basado el régimen, los ideales de Patria, familia y religión, junto con el máximo respeto de las Leyes Fundamentales y a la Monarquía de tipo conservadora que en teoría había en la España del momento. Todo cargo público debía jurar esta ley antes de acceder a su puesto para demostrar su lealtad al franquismo. Ley Orgánica del Estado de 1967. Se enumeran los fines del Estado, se fijan los poderes del jefe del Estado y se declara su responsabilidad política. La Ley Orgánica del Estado (1967) fue promulgada durante la tercera etapa del régimen franquista, un gobierno en el que la mayor parte del poder estaba en manos de la familia tecnócrata. Junto con las otras siete leyes fundamentales del régimen se consiguió que el proceso de institucionalización del régimen franquista. Tiene como materia fundamental la separación de cargos de Jefe del Estado y Jefe de Gobierno, aunque eso no impedirá que Franco siguiera ostentando los dos hasta prácticamente el fin de sus días, con pequeños incisos en los que concedió respectivamente la jefatura del estado a Don Juan Carlos de Borbón y la presidencia del gobierno a Arias Navarro. Otro punto importante es el aumento del número de diputados de las Cortes, el asentamiento de la institución monárquica en España, creación de la figura del procurador familiar, contemplación de la posibilidad de crear asociaciones políticas, etc. Ley para la Reforma Política de 1977. Posteriormente, sería aprobada con rango de Ley Fundamental, Ley para la Reforma Política de 1976 que, en realidad, establece las condiciones mínimas para elegir unas Cortes por sufragio universal y las habilita para proceder a la reforma constitucional de las Leyes Fundamentales. Éste fue el instrumento jurídico que permitió articular la Transición española. La Ley para la Reforma Política fue sometida a referéndum el 15 de diciembre de 1976 y obtuvo un respaldo mayoritario entre quienes participaron. Así, en vez de romper con la estrutura del Estado, se utilizaron los mecanismos legales vigentes para la modificación del sistema, estableciendo los cauces para la creación de una Democracia. El proceso de reforma política española de 1977 es un conjunto de modificaciones de la legislación vigente en España hasta ese momento, las Leyes Fundamentales del Reino, de carácter autoritario, para acabar con la entrada en vigor de una Constitución, que convirtieron al país en una Estado social y democrático de derecho. La reforma tenía como objetivo reconocer y garantizar el ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas (fuertemente restringidos con la legislación vigente a la sazón), legalizar todos los partidos políticos (el único partido legal era la Falange) y permitir a los trabajadores su sindicación y sus derechos laborales (existía un único sindicato vertical, la Organización Sindical, y el derecho a huelga no estaba reconocido). Esta reforma implicaba la aprobación de una Ley Electoral para regular los comicios y la modificación del Código Penal para eliminar los delitos considerados políticos, además de conceder una amnistía a los presos por estos delitos. La piedra angular del proceso es la Ley para la Reforma Política, aprobada el 18 de noviembre de 1976 por las Cortes Generales y sometida a la aprobación en Referéndum el 15 de diciembre de 1976, con una participación del 77 por ciento del censo y un 80 por ciento de votos a favor, y que tenía el carácter de Ley Fundamental. La nueva norma determinaba lo siguiente: Establecía el concepto de soberanía popular como derecho político igual para todos los mayores de 21 años (que era en ese momento la mayoría de edad legal). Procedía a crear un sistema bicameral: Congreso de los Diputados y Senado, con un mandato de cuatro años. Sus miembros serían elegidos por sufragio universal libre, directo y secreto, a excepción de una quinta parte de los senadores que eran designados directamente por el Rey. Autorizaba expresamente al Gobierno o al Congreso de los Diputados así elegido a iniciar una reforma constitucional, si bien no indicaba textualmente que las Cortes Generales resultantes fueran a derogar el conjunto de Leyes Fundamentales que, como bloque constitucional, mantenían la estructura del régimen político proveniente de la dictadura. Esto era así con el fin de no provocar la oposición de los partidarios a ultranza del régimen franquista, el llamado búnker. Sin embargo, entre enero y abril de 1977, se suceden los expedientes de legalización de los distintos partidos políticos, entre los que se destaca la creación de la Unión de Centro Democrático como fuerza de centro-derecha liderada por el entonces Presidente del gobierno, Adolfo Suárez, la legalización del Partido Socialista Obrero Español en febrero y del Partido Comunista de España en abril, y la creación de Alianza Popular. A pesar de todo ello, y de lo que suponía la reforma, la oposición propugnó la abstención al considerar que la reforma era insuficiente y que la ruptura democrática era la única forma de superar el régimen. En mayo se disuelven las Cortes y se convocan elecciones generales bajo el sistema de la nueva legislación para el 15 de junio de 1977 que gano la UCD con un 34,72% de votos, seguida del PSOE con un 29,25%, PCE con un 9,4% AP con un 8%. Tras el proceso electoral, una vez constituido el Congreso y el Senado, se procedió a crear la Ponencia Constitucional a la que se le encargó la redacción de una nueva Constitución de corte democrático occidental. En octubre de 1977 se aprobó la última amnistía general que liberaba a los últimos presos políticos. Este periodo coincide parcialmente con el denominado de transición democrática.