GRIEGO Tema de cultura_2 11 páginas La tragedia griega LA TRAGEDIA A lo largo de la historia, el hombre ha dirigido su atención hacia su propio mundo interior. Gracias a esta búsqueda de lo intrínsecamente humano hemos podido disfrutar de grandes producciones artísticas, como las tragedias griegas. Pues en ellas se presenta lo más esencial de la condición humana: problemas como la relación con la divinidad, la lucha entre el libre albedrío y el destino inexorable, los conflictos entre el interés individual y el colectivo (el estado), entre la familia y el individuo (temas como la “culpa heredada” o la necesidad de vengar ofensas a la familia), y un largo etcétera. Ante todo ello, el hombre se ve obligado a tomar muchas veces difíciles decisiones que condicionan fatalmente su vida y eso hace que en la tragedia griega queden tan bien dibujadas las grandezas y miserias del ser humano. En el año 334 a.C. Aristóteles postuló que la tragedia (mediante una serie de circunstancias que suscitan piedad o terror) es capaz de lograr que el alma se eleve y se purifique de sus pasiones. Este proceso, que se denomina "catarsis"(κάθαρσις), es la purificación interior que logra el espectador a la vista de las miserias humanas. La compasión o el horror que siente el espectador lo liberan de tales sentimientos. La tragedia griega tiene un importante componente religioso y cívico. El origen de la representación, como veremos más adelante, se remonta al culto a Dioniso, y siempre se concibió como parte de un culto a los dioses. Su carácter cívico se deriva de su potencial educador y como lugar gratuito de socialización, reflexión y disfrute. Es interesante resaltar el hecho de que los autores dramáticos no podían representar sus obras cuando ellos querían, sino que ello sólo era posible durante las fiestas en que estaban previstas tales representaciones (las Leneas, las Dionisias rurales y las Grandes Dionisiacas. Estas últimas, celebradas en Atenas en primavera, eran las más importantes). Los temas de la tragedia fueron en su mayoría extraídos de los ciclos míticos (esencialmente los ciclos tebano y troyano), aunque también hay algunas basadas en hechos históricos (como los Persas, de Esquilo). El origen de la tragedia griega Aunque no todos los investigadores están de acuerdo, porque los datos sólo permiten moverse en el terreno de las hipótesis, hay una opinión mayoritaria que vincula el nacimiento de la tragedia con el culto a Dioniso. Según esta teoría, la obra trágica nació como representación del sacrificio de Dioniso (Baco) y formaba parte del culto público. Los teatros debían edificarse en las inmediaciones del templo del dios. Los actores y cantores eran considerados por los sacerdotes personajes inviolables y sagrados. Para los antiguos griegos, Dioniso era la divinidad protectora de la vida y símbolo del placer, el dolor y la resurrección. Durante la época de la vendimia se cantaban en su honor a coro distintos himnos llamados ditirambos. En los poblados y en las plazas, donde el público danzaba, 50 coreutas hacían una ronda alrededor del altar, mientras un solista C_2. La tragedia griega. Página 1 de 11 cantaba el ditirambo. Representaban a los "hombres cabrones" o "sátiros" (seres mitológicos que tenían cuerpo de hombre y piernas de cabra) que lamentaban el sepelio del dios. Primitivamente sólo se trataba de una ceremonia mimética, pero con el correr de los años, las técnicas fueron evolucionando y la magia del disfraz enriqueció la puesta en escena. Cuando los actores interrumpían sus lamentos para tomar aliento, se introducía entre las estrofas el "solo" de un recitante. A partir de esta primera innovación, ya no sólo se conmemoraba la pasión de un dios sino también todos los rasgos de la leyenda. Las ofrendas del público consistían generalmente en un macho cabrío, que era consagrado a Dioniso. Según la etimología más aceptada, la palabra "tragedia" tiene mucho que ver con este ritual. El nombre deriva de "trago día" (del griego "tragos", que significa macho cabrío y de "oda", que significa canto). El primer autor trágico del que tenemos suficiente noticia fue Tespis, que triunfó en el ano 536 a.C. en el primer concurso trágico instituido por Pisístrato para las Grandes Dionisiacas (fiestas que se celebraban durante los primeros días de abril y que duraban 6 días). Tespis reemplazó el pintarrajeo grosero de los coreutas por una máscara de género estucado. Las máscaras representaban las facciones de los distintos personajes. Las más primitivas estaban hechas de corteza de árbol, luego de cuero forrado con tela y, finalmente, de madera. La abertura de la boca era grande y prolongada como un embudo hecho de cobre. Este formato contribuía a aumentar el volumen de la voz en escena. Los creadores de estas máscaras eran verdaderos artesanos Con las innovaciones que introdujo Tespis, la máscara griega dejó de lado el bestiario fabuloso y la tragedia adquirió un tenor más humano. A comienzos del siglo V a.C. la tragedia ya se había instalado como género dentro de la literatura. Las tragedias se componían en trilogías que se presentaban, junto con un drama satírico, a concurso en los certámenes ya aludidos. Los intérpretes y el lugar de representación 1.- Los intérpretes El coro (coreutas) estaba a cargo de los ciudadanos ricos y hacendados, quienes corrían con sus gastos mediante una contribución llamada liturgia (servicio público realizado a expensas de los ciudadanos), creyendo que cumplían así un deber de piedad patriótica (piedad que, por cierto, contribuía también a la conquista de los sufragios populares). Los actores podían llegar, como máximo, a un número de tres (con lo que tenían que asumir varios personajes). Eran siempre varones y profesionales, que igual que los autores eran sometidos a concurso en los certámenes. Se les exigía una buena dicción y saber cantar bien. La representación la solía dirigir el propio autor, que contaba, además de con los actores, con un coro bien adiestrado. Los actores llevaban máscaras, que servían para distinguir, esencialmente, la edad y el sexo de los personajes, aunque también podían aclarar la dignidad del personaje (si era C_2. La tragedia griega. Página 2 de 11 un rey, un héroe o un esclavo) y otro tipo de matices. También llevaba un calzado especial de madera, el coturno, que elevaba la altura del actor para hacerlo más visible. La vestimenta del actor, muy colorista, estaba también adecuada al personaje que representaba. El actor en escena recitaba, cantaba (en solitario o manteniendo un diálogo con otro actor o el coro) y actuaba, es decir, se movía y sobre todo, gesticulaba. El coro es un elemento básico de la tragedia griega, sin el cual ésta no se concibe. El coro lo forman los coreutas, dirigidos por el corifeo. Su importancia va a ser decreciente en la evolución de la tragedia (en Esquilo son casi un personaje más, mientras que en Eurípides aparecen un tanto fuera de la acción). Su número oscilaba alrededor de la decena. El coro puede dialogar con los actores o cantar piezas por sí mismo. Aunque sabemos que el coro danzaba, no tenemos muy claro cuál era su evolución en la escena. 2.- El lugar de representación. El teatro griego constaba esencialmente de dos espacios: el lugar en que se desenvolvían coro y actores (lo que hoy en día llamaríamos “escenario”), por una parte, y las gradas donde se sentaban los espectadores, por otra. El lugar de los actores, a su vez, estaba dividido en distintos elementos: por un lado estaba la escena, que en el fondo presentaba unas aberturas pintadas de acuerdo con la obra en cuestión y que constituían una suerte de decorado. Delante de la escena hay un espacio más corto llamado proscenio, que tenía unas rampas laterales para su acceso. Escena y proscenio eran el lugar de los actores. Delante de ellos, y a menor altura, se encontraba la orquesta. Este espacio circular era ocupado por el coro. En semicírculos concéntricos a este espacio circular, aprovechando una ladera natural para asegurar la perfecta visión de los espectadores, se emplazaban las gradas. En los anfiteatros se utilizaron distintos mecanismos. Al principio fueron pocos y rústicos; luego se fueron perfeccionando e incluyeron plataformas móviles, grúas y todo tipo de parafernalias, gracias a las cuales los personajes adquirían mayor movilidad y desplazamiento sobre el escenario. Famosa es la aparición en algunas tragedias del “deus ex machina” descendiendo desde la altura con una grúa. El precio de la entrada del espectáculo, al menos en un momento dado de la historia de Atenas, era sufragado por el estado, que tenía un presupuesto establecido para ello (el theoricón). Sin duda, tres de los trágicos más grandes de la historia de la literatura son Esquilo, Sófocles y Eurípides (el primero nace en el 525, y los dos últimos mueren en el 406; su actividad creativa, por tanto, tiene lugar, esencialmente, a lo largo del s. V a.C.). Cada uno con su ideología, estilo y manera de entender la tragedia, con un exquisito talento elevaron la producción teatral de la antigua Grecia cotas difícilmente superables. C_2. La tragedia griega. Página 3 de 11 Esquilo Nació en los últimos años del s. VI (525 a.C.), posiblemente en Eleusis. Natural de familia acomodada, vivió importantes acontecimientos en la historia de Atenas, como las guerras Médicas o el procedimiento de democratización de Atenas. Dedicó prácticamente su vida al teatro, en el que cosechó muchos éxitos, aunque en sus últimos años empezó a ser eclipsado por el joven Sófocles. Compuso unos 70 dramas, aunque sólo siete tragedias se han conservado hasta nuestros días. De muchas otras conservamos tan solo algunos fragmentos. Las siete conservadas son las siguientes: Persas Es la pieza trágica más antigua que se conserva completa. Es muy singular por ser una de las pocas tragedias que presentan un argumento histórico, no mítico. Versa sobre la derrota persa en Salamina frente a los atenienses, en el marco de las Guerras Médicas. Lo más llamativo de la pieza es que está contada desde el punto de vista de los vencidos, los persas (el teórico enemigo), que son pintados con una gran dignidad y grandeza, sin el menor atisbo de chauvinismo ateniense. El episodio más célebre es la descripción de la derrota, por parte de un mensajero, ante el rey persa Jerjes. C_2. La tragedia griega. Página 4 de 11 Siete contra Tebas Esta pieza versa sobre uno de los momentos más famosos del ciclo tebano. Polinices, desalojado por su hermano, Eteocles, del reino de Tebas (uno y otro sujetos a la maldición de su padre, Edipo), organiza un ejército para lograr el reinado de la ciudad. En el enfrentamiento personal entre ambos mueren uno y otro ante una de las siete puertas de la ciudad, que fueron atacadas y defendidas por siete personajes principales de cada bando. Con la muerte de sus dos hijos varones, la maldición de Edipo empieza a consumarse. Suplicantes El tema de la tragedia es la huida de las cincuenta hijas de Dánao, que en su natural aversión por el macho, quieren evitar su matrimonio con los hijos de Egipto, sus primos. Llegan a Argos, la patria de su antecesora Io, pidiendo un asilo y protección que les concede el rey de la ciudad. El conflicto de la tragedia se establece entre la protección debida a las Danaides y el temor a ser víctima de un ataque de los hijos de Egipto, decisión que debe tomar el rey de Argos. La Orestia (Agamenón, Coéforos, Euménides) Única trilogía de Esquilo conservada hoy en día (eso sí, nos falta el drama satírico), y basada en el ciclo troyano. Fue representada en el año 458. La primera de las tragedias (Agamenón) alude a la toma de Troya y a la vuelta de Agamenón a Argos, donde será asesinado por su mujer, Clitemnestra, y su amante, Egisto. La venganza de este crimen ocupa la segunda de las tragedias (Coéforos), en la que el hijo de Agamenón, Orestes, impulsado por Apolo, venga a su padre con el asesinato de su propia madre y su amante. La pieza final de la trilogía (Euménides), cierran esta cadena de crimen y castigo con la intervención divina. Orestes es juzgado y declarado inocente por el Aerópago, tribunal instituido por Atenea. Las fieras Erinias que atormentan la conciencia de los criminales, se convierten en bienhechoras (= Euménides), y con su presencia garantizan la recta justicia. Prometeo encadenado. Algunos filólogos dudan de que sea una obra de Esquilo. El argumento de la tragedia es el conocido mito de Prometeo, el famoso titán que roba el fuego a los dioses y, contra el parecer de Zeus, se lo entrega a los hombres. Como castigo por esta actitud, es encadenado a una roca por su desobediencia y rebeldía, y no será desatado hasta que desvele un secreto que conoce (cuál de los descendientes de Zeus le arrebatará el poder). La obstinación de uno por saber el secreto y del otro por ocultarlo es la base de esta tragedia. Técnica dramática. El teatro de Esquilo es muy “barroco”, con una gran tendencia a la espectacularidad, lo que le hacía un autor difícil de representar. En sus obras tiene una gran importancia el coro, que incluso se hace protagonista en algunas de las tragedias, como Las Suplicantes. El papel del coro será menos importante en los autores trágicos posteriores. Los coros de Esquilo tienen mucha presencia en la tragedia y suelen estar atrapados por C_2. La tragedia griega. Página 5 de 11 el temor y la angustia. Por otra parte, a Esquilo se debe la organización de las piezas teatrales en tres obras (trilogías), para dar más recorrido dramático a los temas que trata. Pensamiento. Desde el punto de vista de su ideología, el mensaje de sus tragedias es la restitución del orden y la armonía a través del sufrimiento y del dolor. Armonía religiosa y política, estrechamente unidas. Otro de sus temas esenciales es tema de la culpa heredada y su castigo, lo que abre también un interesante debate sobre hasta qué punto el ser humano es libre es sus tragedias. Lengua y estilo. Su lenguaje tiene un estilo muy elevado, muy ampuloso. También tiene tendencia al uso de vocablos y giros arcaicos, con lo que resulta bastante difícil. Sófocles Sófocles nació en el 496 a. C en Colono, localidad cercana a Atenas y murió en 406. En su larga vida asistió a la época más gloriosa de Atenas y también al comienzo de su decadencia, pues murió sólo dos años antes del fin de la guerra del Peloponeso con la derrota ateniense. Si bien las informaciones acerca de su vida son relativamente escasas, es evidente que gozó de un gran prestigio entre sus compatriotas, conforme a numerosos registros históricos que narran cómo era su vida como ciudadano, muy participativa y comprometida con su entorno. Sófocles fue, quizás, el autor que mejor supo reflejar en sus obras los principios y dilemas espirituales de la Grecia clásica del siglo V a.C., cuando Atenas se hallaba en su máximo esplendor político, económico y cultural. Hijo de familia acaudalada, cuando sólo contaba con 16 años llegó a ser encargado de dirigir un canto de gracia a los dioses (un peán) por la victoria de la batalla de Salamina contra los persas. Posteriormente se desempeñó en distintos cargos oficiales. En el 440 a.C. fue elegido como uno de los 10 estrategas o jefes militares del Ejército ateniense, y en calidad de tal participó de varias expediciones. Fue un estrecho colaborador del gobernante Pericles y del historiador Heródoto. Asumió también dignidades religiosas. De todos modos, su reputación se sustentó fundamentalmente en la actividad teatral, a la que se dedicó toda su vida. En el 448 a.C. derrotó por primera vez al ya anciano Esquilo en el festival dramático anual. Obtuvo la victoria, cuanto menos en otras veinte oportunidades. Su vida, largísima para los parámetros de la época, se extinguió el año 406, cuando aún seguía escribiendo. De Los 123 dramas se conservan solo siete, cuyos argumentos repasamos a continuación: Ayax Obra inspirada en el ciclo mítico troyano. Ayax, el segundo de los héroes griegos que asaltan Troya en valor y bravura, se considera muy desairado cuando, una vez muerto Aquiles, los griegos ofrecen su armadura al segundo entre los guerreros griegos, y deciden dársela a Ulises. Él decide vengar esta ofensa, pero Atenea, protectora de Ulises, le nubla la mente, y arremete contra un rebaño de ganado. Al darse cuenta de C_2. La tragedia griega. Página 6 de 11 que incluso los dioses están en su contra, decide quitarse la vida. La tragedia no acaba ahí, pues los átridas deciden privarlo incluso del descanso de la sepultura y ultrajar su cadáver, cosa que evitará una decidida intervención de Ulises. Así la figura de Ayax queda rehabilitada. Traquinias Hércules es impulsado por una pasión irrefrenable a raptar Yole, hija del rey Eurito, atacando la ciudad de su padre y reduciéndola a escombros. Más tarde hace llegar a esta joven a su palacio, donde le esperaba su legítima esposa Deyanira. Ésta, que es pintada como una mujer pasiva y poco enamorada de su marido, más que por despecho, por el temor a perder sus relaciones conyugales, se venga sobre él regalándolo un manto que, impregnado con la sangre del centauro Neso y la hidra de Lerna, provoca la muerte a Heracles entre terribles dolores. Deyanira, que no sospechaba que el manto tuviera efectos tan mortíferos, se suicida posteriormente clavándose una espada en el costado. Tanto Heracles como Deyanira son pintados casi más como animales, sólo movidos por el apetito sexual, que como personas, y esta estupidez causa su muerte. Antígona Una de las obras maestras de Sófocles y de toda la tragedia griega, que presenta el conflicto entre dos legitimidades igualmente válidas: la familia frente al estado. El rey de Tebas tras la muerte de Eteocles y Polinices, Creonte, que además era tío, por parte de madre, de los hijos de Edipo, prohíbe dar sepultura a Polinices, que ha atacado la ciudad (y que, por lo tanto, es un traidor), con lo cual está obrando de acuerdo con los intereses de la polis, la ciudad. Antígona se enfrenta a su tío esgrimiendo un derecho religioso familiar, que es dar sepultura y honrar al hermano muerto. Estas dos posturas no son capaces de llegar a un acuerdo, lo que desencadena la tragedia. Antígona se suicida, arrastrando a la misma actitud a su prometido Hemón, hijo de Creonte. Lo mismo hace su madre y esposa de Creonte, Eurídice, al conocer la muerte de su hijo. Edipo Rey La tragedia más famosa de Sófocles y, como en el caso de Antígona, obra magistral derivada del llamado ciclo tebano. La tragedia comienza con el hundimiento de la ciudad aplastada por la peste, ante la que Edipo, rey de la ciudad, reacciona con valentía, queriendo conocer las causas que desencadenan la peste. A pesar de las advertencias del adivino Tiresias, Edipo no ceja en su empeño por saber la verdad. Poco a poco su valor empezará a convertirse en desazón, y más tarde en desesperación, cuando se da cuenta de que él es el causante de la peste por haber matado, sin saberlo, a su padre y haberse casado con su propia madre. Cuando Yocasta, madre y esposa, se entera del hecho, se suicida, y el propio Edipo, para quien la muerte es un castigo demasiado benévolo, se provoca una espantosa ceguera. La grandeza de la tragedia es la lucha desigual de un hombre contra su destino. Edipo es una buena persona, un gobernante inteligente, razonable y sensato, pero la carga de su destino es insoportable. Electra En esta obra, Sófocles echa mano del ciclo troyano, contando la historia (ya tratada por Esquilo) de la venganza de Orestes sobre su madre, Clitemnestra y el amante de ésta, C_2. La tragedia griega. Página 7 de 11 Egisto. Electra, hija de Agamenón y hermana de Orestes, vive ya sólo con la esperanza de la venganza que Orestes, ausente, debe ejecutar sobre su hermana. En el transcurso de la tragedia hay noticias sobre una posible muerte de Orestes, cosa que hunde en un desánimo total a Electra. Al final aparece el hermano, que ejecuta la venganza. El núcleo de la tragedia es la tensión psicológica que sufre Electra, que vive sólo pendiente de cumplir su venganza. Filoctetes Un oráculo dice a los griegos que Troya sólo caerá si se acercan a la ciudad Filoctetes con su arco y Neoptólemo, hijo del malogrado Aquiles. Filoctetes era uno de los expedicionarios a Troya, pero fue mordido por una serpiente en un pie, lo que le produjo una herida que exhalaba un hedor insoportable. Los griegos, persuadidos por Ulises, lo abandonan en un islote desierto, donde Filoctetes debe alimentarse de las aves del lugar. Pero este personaje tenía en herencia el arco y las flechas de Heracles, base del oráculo que lo hacía imprescindible para conquistar Troya. Los griegos envían a la isla de Lemnos, donde había sido abandonado Filoctetes, a Ulises (el más artero de los griegos) y Neoptólemo. El primero propone llevar a Filoctetes engañándolo con la esperanza de que lo llevarán a su patria. La tragedia tiene su base en la lucha interior de Neoptólemo entre su conciencia (que le pide decir la verdad a Filoctetes) y su interés y el de los griegos (llevarlo engañado a Troya). Al final, vence la primera de las fuerzas interiores, y Neoptólemo le confía a Filoctetes el engaño de Ulises. Filoctetes se niega entonces a abandonar la isla, problema que solucionará el autor con la aparición del propio dios Heracles para persuadirlo a ir (aparición que en la tragedia antigua se denomina “deus ex machina”). Edipo en Colono La tragedia narra los últimos días de la vida de Edipo, cuando ciego y andrajoso, llevado por Antígona que hace de lazarillo, se integra en el bosque de las Erinias, diosas de la venganza, para disponerse a ir al más allá. De toda la tragedia (compuesta por un Sófocles cercano a los noventa años) emana una sensación de misterio y de cercanía con el más allá. Al final Edipo avanza sólo hacia el otro mundo. Sin duda, la cercanía de la muerte hizo que el dramaturgo reflexionara de manera tan intensa sobre estos temas. Además de estas tragedias conservadas en su integridad, conservamos numerosos fragmentos de algunas otras del gran número que escribió nuestro autor. Pensamiento de Sófocles Cabe destacar que el teatro de Sófocles siempre fue fiel a una determinada concepción del mundo, según la cual éste se halla regido por leyes eternas, encarnadas en sus obras por los dioses, a las que los hombres se encuentran sujetos. A diferencia de Esquilo, no centró su teatro en la inexorabilidad del destino, sino que destacó la capacidad humana para asumirlo y llevar una vida ligada a principios éticos. Para él no existía conflicto entre la necesidad cósmica y la libertad individual. La mayoría de sus personajes (Electra, Antígona, Edipo, etc) ilustran la tesis de que es preciso soportar con nobleza las adversidades y los sufrimientos; y realzan la grandeza de la voluntad que se enfrenta a las consecuencias. C_2. La tragedia griega. Página 8 de 11 Los protagonistas son de carne y hueso. No luchan contra los obstáculos exteriores o la fatalidad, sino contra las debilidades del corazón. Sófocles representa el clasicismo en la tragedia, el equilibrio. Los personajes de sus tragedias, tras superar trances difíciles (= el difícil trance del conocimiento) suelen aceptar su destino de manera digna. Sófocles aligeró el peso del coro en las tragedias, situándolo en un segundo plano. Así el modelo de Esquilo, más cercano a los orígenes corales de la tragedia, va cambiando en la dirección de dar más peso a los personajes individuales y a la acción, mucho más sutil y elaborada. Otras aportaciones suyas fueron la consolidación del prólogo como parte de la tragedia y la sustitución de las trilogías encadenadas por las libres (compuestas de tres piezas conexas, pero completas en sí mismas). Lengua y estilo Si bien en su primera etapa, muy influido por el modelo de Esquilo, su lenguaje tiende a lo ampuloso, en sus grandes tragedias consigue una expresión fluida, un lenguaje que tiene la difícil y aparente sencillez de lo clásico, con recursos literarios naturales, espontáneos y sencillos. Un lenguaje, por otra parte, que se adapta perfectamente con la caracterización de sus personajes. En suma, una expresión que también contribuyó a consolidarlo como el modelo clásico de la tragedia, opinión consolidada con el juicio que de su obra hizo Aristóteles, para quien era el mayor de los dramaturgos griegos. Su obra puede considerarse la fuente de todo el teatro occidental. Eurípides Nació en Atenas de familia pudiente, hacia el 485/484. En su juventud perteneció al círculo intelectual ateniense en que se movían Sócrates, Protágoras o Diógenes y fue uno de los pocos personajes de la antigua Grecia de los que nos consta que poseía una nutrida biblioteca. A pesar de que siempre manifestó interés por las posturas ideológicas más avanzadas, como la corriente sofista, sin embargo, no consta que participara de manera activa en la actividad política de la ciudad, prefiriendo incluso vivir apartado en la isla de Salamina. A pesar de que compuso sobre noventa obras dramáticas, fue el trágico menos premiado, muy probablemente porque sus posturas críticas y avanzadas, conformes a la democracia radical, en la que se impone la razón como único fundamento de la vida humana. En el año 408, ante la inminente derrota de la ciudad, marcha a Macedonia, donde el rey Arquelao se había creado un clima muy propicio a la actividad artística e intelectual. Murió, según afirma la tradición, despedazado por los perros de Arquelao el año 406, el mismo año que Sófocles, pero antes que él, lo que dio la oportunidad al anciano dramaturgo de rendirle un homenaje. De su abundante obra se nos han conservado 18 obras: 17 tragedias y un drama satírico. Esta abundante conservación se atribuye a que Eurípides fue el autor más leído (y tal vez, apreciado) en la antigüedad. Fue el más estimado de los tres trágicos en la época inmediatamente posterior, y el que más influyó en la tragedia latina y en su autor principal (Séneca). Dado su extenso número, vamos a repasar sólo el argumento de las más célebres: C_2. La tragedia griega. Página 9 de 11 Medea Destaca por el finísimo tratamiento psicológico de los personajes. Los Argonautas, acaudillados por Jasón, emprenden la búsqueda del vellocino de oro. Al llegar a la Cólquide, el héroe va a contar con la ayuda de la princesa Medea, que hace posible que Jasón consiga su objetivo. Medea se enamora del héroe hasta tal punto que traiciona a los suyos y huye con él. Pero cuando llegan a Corinto, Jasón la abandona por la hija del rey de esta ciudad. Medea, herida en lo más profundo de su orgullo, planifica cuidadosamente una terrible venganza: la muerte de sus propios hijos habidos con Jasón. Este último episodio supone el núcleo argumental de la tragedia. Eurípides se detiene sobre todo en la descripción psicológica de Medea, una mujer llevada a situaciones de extrema intensidad emocional. El tratamiento de Eurípides es de una increíble modernidad, mostrando comprensión y simpatía por la protagonista de su tragedia. Hipólito Hipólito es un joven que menosprecia el mundo de la pasión amorosa, y está concentrado en actividades relacionadas con la caza. Afrodita, la diosa del amor, no puede soportar semejante menosprecio y hace concebir en su madrastra, Fedra, una pasión incontenible por Hipólito. Como éste se mantiene firme en su rechazo, Fedra difundirá una versión contraria de la historia, contando a su marido que es requerida insistentemente por Hipólito. Teseo la creerá, pues su esposa se ha suicidado, al no poder resistir las negativas a su pasión y con el deseo de arrastrar a Hipólito en su caída, al suicidarse el joven por ser repudiado por su padre. En esta tragedia Eurípides vuelve a emplearse con maestría en la descripción psicológica de sus personajes. Las Troyanas Esta tragedia es un contundente alegato antibelicista: el hombre debe evitar por todos los medios la guerra. Para ello escoge la guerra por antonomasia, la de Troya, y le da una interpretación radicalmente distinta a la clásica tradicional: aunque los griegos son los vencedores militares, moralmente resultaron vencidos, porque la crueldad del contingente griego en el saqueo de Troya lleva a los dioses a la decisión de infringirles un merecido castigo. Además de las aludidas, las demás tragedias conservadas de Eurípides llevan los siguientes títulos: Alcestis, Los Heráclidas, Andrómaca, Las Suplicantes, Hécuba, Electra, Heracles loco, Ifigenia entre los Tauros, Helena, Ión, Las Fenicias, Ifigenia en Áulide, Orestes y Las Bacantes. El Cíclope es un drama satírico. Pensamiento de Eurípides Según se ha apuntado ya en los trazos de su biografía, Eurípides, un poco más joven que los otros dos trágicos, es el único que se manifiesta de una manera muy crítica con la tradición recibida, y su visión crítica incidirá sobre todos los aspectos de la vida humana (política, moral, religión, sociedad, individuo, etc.). Esta posición hizo que sus tragedias no fueran premiadas en su época como las de sus predecesores, y que él fuera objeto de C_2. La tragedia griega. Página 10 de 11 las más ácidas burlas por parte de los autores contemporáneos de la comedia, sobre todo Aristófanes. Una de sus principales cualidades es la capacidad de expresar diferentes estados anímicos en personas sometidas a situaciones límite (se le ha llamado el primer psicólogo) y, muy especialmente (caso casi único en la antigüedad), especialmente interesado en la mente femenina. Sólo con repasar los títulos de sus tragedias salta a la vista el atractivo que para él tenían los personajes femeninos. Esta preocupación por la mente humana, hace que los personajes de sus tragedias estén más cercanos a las personas normales de su época y a sus sentimientos y preocupaciones. Por decirlo de algún modo, constituye una especie de aburguesamiento de la tragedia, un acercamiento del héroe al espectador. Sus personajes vacilan, dudan, son arrastrados por las pasiones. En definitiva, tienen un comportamiento netamente humano. En cuanto al tratamiento del mito, Eurípides es profundamente innovador. Contra el respeto que muestra Sófocles por la tradición épica, Eurípides humaniza el mito, lo atrae a la esfera humana. Por otra parte, contempla versiones míticas poco frecuentes, que se apartan de la versión más conocida. Introdujo dentro de la tragedia la figura del “deus ex machina”, es decir, la solución que da al final de la tragedia un dios a nudo trágico que se presenta imposible de resolver. La divinidad desciende desde lo alto, poniendo orden con su autoridad sobre la pendencia humana. También incorpora Eurípides la filosofía a su producción dramática, en la que se dejan ver los principales temas filosóficos de moda en sus días. Lengua y estilo La retórica de tinte sofista, a que tan aficionados eran los atenienses, lo invade todo en la obra de Eurípides. Son muy relevantes a este respecto los numerosos discursos pronunciados por los personajes, muchas veces respondidos por un antagonista con el mismo número de versos. Discursos que versan sobre temas de candente actualidad en su tiempo. Su lenguaje es muy natural y fluido, muy semejante al ático culto de la época. En coherencia con su pensamiento, su lenguaje es muy igualitario, y los personajes míticos hablan igual que sus contemporáneos atenienses. Su lenguaje es muy pictórico, descriptivo, sensual y dotado de gran fuerza dramática. Sus imágenes muestran su enorme sensibilidad por los efectos de luz y color, por el movimiento de los personajes y la distribución escénica. C_2. La tragedia griega. Página 11 de 11