Dimensión social y comunicativa de la verdad

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Dimensión social y comunicativa de la verdad.
Resumen de Filosofía del Lenguaje –Conesa, F. y Nubiola, J. - Herder - Cap. 7.pp.144-161
1. La verdad.
Verdad lógica o gnoseológica: Es la adecuación ( y no ecuación!) entre el
intelecto y las cosas. Esta verdad está presente en muestras mentes, tiene un carácter
racional pero referida a la realidad.
Verdad metafísica u ontológica: Es la inteligibilidad de las cosas, la
inteligibilidad con respecto al intelecto. Está presente en las cosas, en la realidad, pero
puede ser referida en la mente del hombre.
La verdad lógica es estudiada en la segunda operación del entendimiento: el
juicio. La verdad lógica es la propiedad del juicio. Corresponde a la Lógica su estudio.
También es estudiada por la Gnoseología o por las diversas teorías del conocimiento.
La verdad metafísica u ontológica la estudia la Metafísica u Ontología. También
puede estudiarla la Gnoseología.
También la Epistemología se ocupa de ambas verdades. Busca la verdad
ontológica y la expresa con proposiciones científicas (verdades lógicas) aunque
provisionalmente.
Ahora bien, la Filosofía del Lenguaje qué agrega, qué añade? Estudia ambas
verdades pero agrega su dimensión social y comunicativa.
2. La verdad es inagotable.
Las cosas tienen esencias, el hombre es capaz de conocerlas pero no
absolutamente. Al conocerlas se adecua a la realidad y conocemos la verdad de esa
cosa. Pero la verdad no puede ser agotada totalmente por ningún conocimiento humano.
Verdad. Relación y sujeto. El hombre accede (imperfectamente) a la realidad
con verdad y certeza. El hombre en tanto tal es un sujeto que conoce: un cognoscente.
Ahora bien, el cognoscente siendo sujeto como es tiene un aspecto subjetivo, hay algo
que es del sujeto. (Subjetivo es un modificador directo que se corresponde a un
modificador indirecto del sujeto, ambos son equivalentes). Pues bien, lo que conoce el
sujeto es subjetivo de alguna manera (no de todas las maneras). El sujeto al conocer
conoce la realidad abstrayendo y logrando captar las esencias de las cosas materiales.
Abstrae la materia, es decir se queda con la forma intencional. De lo que no puede
abstraerse es de su propia realidad concreta de un modo total y absoluto. Su propia
subjetividad está presente al momento de conocer. Si bien conoce el concepto objetivo
de “barrio”, no está al margen de su propia subjetividad el barrio de la infancia. Supera
esta instancia de sana subjetividad abstrayéndose de ella además de la abstracción que
ya hizo sobre la cosa. De alguna manera queda su macla en el concepto objetivo de
barrio. A la Lógica y a la Filosofía del Lenguaje (y a toda la Filosofía...) le preocupa el
concepto objetivo o el concepto objetivo de barrio pero en la construcción de la
personalidad importará más el conocimiento de su barrio que el del barrio. El
conocimiento objetivo estará maclado por la subjetividad humana. Macla se refiere, en
cuestiones de piedras, a aquellas piedras que se separan intentando dejarlas en su pureza
de constitución. Y así, no obstante, aún en la parte “pura”, queda algo (macla) de la otra
piedra. Otro tanto ocurre en el conocimiento humano, algo queda de nuestra
subjetividad (que no es subjetivismo) en nuestros conceptos.
El conocimiento entra en relación con la cosa, una relación de adecuación, pero
una relación al fin. Hay una referencia a otro, un orden a otro en el conocimiento, este
otro es la realidad misma. El sujeto tiene una relación, una referencia a otro. El
conocimiento es relacional, referencial. En un sentido noble, técnico y riguroso el
conocimiento es relativo (que no es equivalente a relativismo). Esta relación o
referencialidad (o relatividad, que no es relativismo) implica o supone a un sujeto
ubicado desde algún lugar (y lugar analógicamente considerado), desde algún prejuicio
según Gadamer.
3. Pluralismo y relativismo.
Que no conozcamos perfectamente ni siquiera la esencia de una abeja, no quiere
decir que no conozcamos con verdad y con certeza como ya hemos dicho en varias
oportunidades.
Que la realidad sea multilateral no significa que no conozcamos las cosas
realmente.
Decimos que de una realidad cualquiera podemos hacer múltiples juicios
posibles. El juicio es el acto por el cual el entendimiento compone al afirmar y divide al
negar. Si decimos que el hombre es un mamífero, juzgamos que hombre y mamífero se
dan unidos en la realidad. Y si decimos que el hombre no es ovíparo, juzgamos que
hombre y ovíparo se dan separados en la realidad. El primero es un juicio de
composición y el segundo un juicio de división.
Ahora bien, de hombre podemos emitir múltiples juicios, la realidad hombre es
multilateral, como toda realidad. La realidad es una pero se nos presenta
fragmentariamente. De hombre podemos decir que: El hombre es un ser vertebrado, El
hombre es un ser social, El hombre es un ser creado, El hombre es un ser racional, etc.
Ninguno de estos juicios agota todo lo que esta realidad multilateral es. No hay un
juicio que cierre perfecta y definitivamente y para siempre todo lo que el hombre es. Si
bien es cierto que, dentro de una teoría de la definición aristotélica hay un juicio que lo
especifica: El hombre es un ser racional. Aquí, la definición se establece por género y
diferencia específica: El hombre (especie) es una animal (género) racional (diferencia
de especie o específica). Todo concepto tiene una comprensión: hombre, por ejemplo. Y
siguiendo con los mismos ejemplos podemos decir como notas inteligibles de este
concepto que lo constituyen como tal tenemos: vertebrado, social, creado, racional, etc.
La teoría aristotélica de la definición indica que todo concepto tiene notas inteligibles o
esenciales o accidentales. Las esenciales pueden corresponderle de un modo propio o de
un modo impropio. Si es impropio se está significando que esa nota inteligible la
comparte con otro concepto que no sea hombre y si es propio se está significando que
esa nota inteligible no la comparte con nadie, le es específico y exclusivo. Pues bien, la
definición aristotélica con gran tino ha indicado que para definir un concepto que se ha
extraído de la realidad, debe indicarse una nota impropia pero principalísima que la
ubica en un género: ser animal; pero además debe indicarse la nota propia y exclusiva
que lo ubica en una diferencia específica: ser racional. Y esto es un planteo claro y
extraordinario a la vez, pues podemos definir conceptos que hemos extraído de la
realidad y decir El hombre es un animal racional. Ahora bien, dijimos todo lo que
podemos decir de hombre? Hemos agotado la esencia del hombre? No hay ningún otro
juicio posible? No hay posibilidad de otro juicio verdadero y cierto sobre el hombre?
Creemos que no. Es posible, más allá del juicio de la definición, dar otros juicios
verdaderos y ciertos siempre intentando agotar las esencias de las cosas. Nuestro tema
era distinguir pluralismo y relativismo. El pluralismo, un sano pluralismo, consiste en
que todo sujeto puede juzgar sobre una realidad cualquiera. Estos juicios, este conjunto
de juicios no pueden ser contradictorios entre sí, pues en ese caso, o bien ambos son
falsos o uno es verdadero y el otro es falso. Deben respetar una sana lógica. Y además
todos estos juicios no tienen el mismo valor, hay juicios más importantes que otros. Hay
un más y un menos, hay una jerarquía. Hay pareceres mejores que otros, pues todo
juicio supone una argumentación que lo fundamente y hay argumentaciones mejores
que otras. Y si se quiere el valor de la autoridad, del que lo dice. Notemos que en el
relativismo no nos perfeccionamos necesariamente con el juicio del otro, en cambio en
este sano pluralismo el otro es piedra fundamental para mi perfeccionamiento pues me
permite abarcar más lateralidades de las cosas que yo no juzgué. El otro me hace mejor
en tanto que me permite conocer más (y mejor) la realidad en cuestión. El otro es clave
para mí en tanto no haya contradicción en su discurso ni igualdad de pareceres y de
saberes. De aquí que este pluralismo no sólo no es un relativismo sino tampoco un
sincretismo, y como tal insano a cualquier entendimiento.
Creemos, junto a Juan Pablo II, que:
“La verdad es una, pero se nos presenta fragmentariamente a través de los
múltiples canales que nos conducen a su cercanía diferenciada...” Juan Pablo II – El
hombre frente a la verdad. L’Osservatore Romano 21.12.86 p.22
4. El ars nesciendi.
Comenzaremos afirmando en la capacidad que tenemos de conocer las esencias
de las cosas aunque imperfectamente. Y las conocemos con certeza. Podemos conocer
con verdad y certeza aunque seamos falibles.
También repetiremos que somos plures -muchos- en el conocer estas esencias,
nuestras mutuas imperfecciones al conocer los juicios de los otros se van esmerilando.
Pero, cómo estar abierto o dispuesto al juicio del otro?La conciencia y la introspección
nos van marcando el camino: Yo no soy capaz de conocer todo lo que la cosa es, solo
conozco algo (con verdad y certeza). Pero tal vez ayudaría aún más tener el hábito
permanente de saberse ignorante. El eco socrático que se escucha desde el fondo de la
historia de la filosofía nos repite: El principio de la Sabiduría es saberse ignorante. Pues
bien, practiquemos el arte de no saber (ars nesciendi) las cosas total y absolutamente, lo
que nos permita ver al otro y escuchar al otro como si fuéramos nosotros mismos. Es el
arte de tomar conciencia que la verdad (o juicio alcanzado) es parcial, revisable,
corregible y mejorable. El que sea una parte no significa que sea falso, pero sí significa
que no es suficiente para explicarlo totalmente. El otro con sus juicios impide que yo
me experimente como dueño de la verdad, el otro me ayuda a descubrir que en realidad
es la verdad la que nos posee. El otro me ayuda a descubrir más sobre la esencia en
cuestión.
Yo no agoto una esencia (aunque llegue a una definición al modo aristotélico).
El otro tampoco agota la esencia. La comunidad no agota la esencia. La
complementación nos perfecciona en el conocimiento multilateral de la realidad. La
Filosofía no agota esencia de una cosa determinada, la Teología tampoco (aunque
formule respuestas radicales no la agota), las ciencias particulares (o ciencias fácticas si
se quiere) tampoco. Todos los saberes aportan perspectivas y todos -la comunidadaportan costados distintos que nos permiten avanzar en el camino hacia la verdad total,
pero estaremos en camino, progresando en ese camino.
TEXTO COMPLEMENTARIO
Juan Pablo II – El hombre frente a la verdad
3 de setiembre de 1986
[Extracto]
Discurso a los partícipes en
el Coloquio de Ciencia, Filosofía y Teología,
Organizado en Roma por la Asociación de París.
Señoras, y señores:
Lo relativo y lo absoluto
1. Han Tomado la iniciativa de celebrar en Roma un coloquio sobre el tema
“Ciencia, filosofía y teología y perspectiva del hombre. Lo relativo y lo absoluto”. Y, en
esta circunstancia, han querido tener un encuentro con el Papa, siguen su deseo de
manifestar, en el corazón mismo de sus investigaciones, una fidelidad sin fisuras a la fe
católica y a las del ministerio de Pedro.
A pesar de la brevedad de este encuentro, los recibo con alegría. Pues otorgo
gran importancia, lo saben, a la búsqueda exigente de la verdad y a la confrontación leal
de cuantos se consagran a ella desde el campo de observaciones, estudios y reflexiones
que les son propios, respetando la propia metodología y la propia epistemología. La
verdad es una. Pero se presenta a nosotros de forma fragmentaria a través de los
múltiples canales que nos conducen a su cercanía diferenciada. La grandeza del
hombre es tal que puede consagrarse sin descanso a penetrar todas las dimensiones de
esa verdad.
La razón está ordenada, por su naturaleza, a la verdad. Y la fe es adhesión a la
Verdad, cuya misma fuente se revela a la inteligencia y el amor del hombre. Pertenecen
ustedes a diversos campos científicos, ciencias de la naturaleza y ciencias humanas,
cuyos métodos son muy diferentes. Y los que entre ustedes son filósofos y teólogos
saben bien que, en cuanto ciencias, la filosofía y la teología son ellas también tentativos
limitados para percibir la unidad compleja de la verdad. Es sumamente importante
intentar por una parte la búsqueda de una síntesis vital, cuya nostalgia nos aguijonea,
y, por otra parte, evita cualquier sincretismo irrespetuoso de órdenes de conocimientos
y grados de certeza distintos.
Así, pues, me alegro de su iniciativa y de todos los esfuerzos que intentan establecer el
lazo entre la ciencia y la fe, sin minimizar ninguno de los términos y honrando plenamente las
exigencias de una y otra.
ACTIVIDAD: REALIZAR LA LECTURA COMPRENSIVA. En breve se subirá la guía para el
T.P. Llevar el texto comprendido y las dudas para el viernes 23/5.
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