TEMA 2 sabiduria e iluminacion

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TEMA 2: SABIDURIA E ILUMINACION.
San Agustín jamás se preocupo por trazar los límites entre fe y razón. No puede
comprender como pude llamarse filósofo al que no reconoces la existencia de Dios.
Filosofía no designa un modo de conocer racional sino de vida espiritual “filosofar es
dialogar con Dios, hacer vida contemplativa”
Fue su actitud filosófica de búsqueda de la verdad la que le llevo a Dios, pero una vez
abrazada la fe solo querrá saber acerca de Dios y el alma, y de nada mas, pues tan solo
anhela alcanzar esa felicidad plena que consiste en la unión con Dios. Así la filosofía,
en cuanto amor a la sabiduría, expresa un deseo fundamental del ser humano: el de
llevar a cabo un anhelo ascensional que le permite buscar a Dios por encima de todo y
en todas las cosas creadas.
Para San Agustín el ser humano es un ser, dentro de la creación, privilegiado. Como ser
hecho a imagen y semejanza de Dios se encuentra en una relación especial con Este. En
él se refleja con más claridad la trinidad que es Dios. Si Dios es Ser, Verdad y Bondad
supremas, el ser humano, por semejanza, existe, es consciente de su existencia y ama
esto. San Agustín utiliza el mismo argumento que Platón para asegurar la inmortalidad
del alma: el alma es el principio de vida, y como la vida es incompatible con la muerte,
el alma es inmortal. El alma humana cuenta con dos facultades: por un lado, la ratio
inferior, cercana al mundo material y por otro la ratio superior, que es la parte que Dios
ilumina: la iluminación es una luz creada en la que la inteligencia humana contempla la
imagen o participación de las ideas divinas.
Para entender la epistemología de san Agustín hay que partir de dos hechos
fundamentales: uno la consideración dualista de la realidad y otro la consideración
dualista del ser humano. La epistemología agustiniana reconoce tres niveles de
conocimiento que llevan al ser humano a la verdad:
1. conocimiento sensible: consiste en la captación de los objetos materiales por
medio de las informaciones de nuestros sentidos. No es un conocimiento
verdadero, solo nos ofrece opinión.
2. Conocimiento racional o ciencia: propio de la ratio inferior. En un conocimiento
que parte de los datos de la sensación y emite juicios sobre los objetos
comparándolos con los modelos eternos. El alma juzga los seres temporales y
mudables en función de unos modelos eternos y perfectos que provienen de la
iluminación divina. La ciencia es un grado intermedio de conocimiento
exclusivo del ser humano, que se ocupa de cosas y verdades humanas y
temporales.
3. Conocimiento contemplativo o sabiduría: propio de la ratio superior del alma.
Consiste en la contemplación de las verdades de las cosas que son necesarias,
inmutables, eternas y divinas, que pertenecen al mundo inteligible. La
contemplación o sabiduría llega hasta el conocimiento de Dios y para llegar a la
contemplación de estas ideas es precisa la ayuda de Dios mediante la
Iluminación. Dios esta presente en todos los grados del conocimiento, ayudando
al ama a alcanzar la sabiduría como contemplación el Creador.
Las ideas inmutables, perfectas, inteligibles, eternas y supremas que se alcanzan
mediante la sabiduría no pueden proceder del alma humana que, por naturaleza, es
imperfecta, Agustín propone la teoría de la iluminación. Agustín mantiene que las ideas
o modelos eternos e inmutables son pensamiento de Dios que está en la mente divina.
Las ideas eternas e inmutables se conoces mediante la Iluminación de Dios, puesto que
la razón humana no logra llegar a ellas por sí misma. El alma, en su parte superior es
iluminada por Dios para contemplar las ideas divinas. Esta iluminación es posible
porque Dios es fuente primaria de ser y de verdad, participa su ser y su verdad en las
mentes humanas mediante su creación. Dios produce una huella en el alma humana de
la verdad, imprime la iluminación: es una luz que refleja las ideas divinas. El
conocimiento de uno mismo es el camino y el principio de la sabiduría, por cuanto esa
búsqueda interior nos permite descubrir en nosotros mismos la huella de Dios. Esta es la
vía de la interioridad. El alma iluminada por Dios contiene las verdades eternas e
inmutables que solo se captan en la experiencia interior. San Agustín considera que para
alcanzar las verdades necesarias y universales es necesario que el alma se desprenda de
todo lo material y se recoja en la interioridad.
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