“Calidad Total/Reingeniería en las instituciones educativas” UNSA mail:jcapell@pucp.edu.pe Jorge Capella Riera Profesor Principal Honorario de la E- Vivimos en un mundo de profundas contradicciones como lo demuestran los grandes cambios producidos en los últimos años que escaparon a todo pronóstico, y al mismo tiempo de altísima interdependencia. Una "gran aldea” sin derroteros claros que justifica plenamente la aserción de Morin (1988): “En lugar del "fin de la historia" como sostiene una conocida tesis, estamos asistiendo a lo contrario, "la incertidumbre se ha apoderado de la historia”. El modelo de organización jerárquico tradicional de las instituciones educativas posee un flujo vertical de información que se centra en eficiencia, control y prevención del fracaso; posee por ello, múltiples niveles administrativos, contables y burocráticos. Actualmente se postula un cambio del modelo hacia una organización en equipos, con nuevas funciones y responsabilidades, constituyendo una arquitectura de organización modular, mas que una estructura rígida, que opera como una red de funciones en las que se hace a la vez el papel de cliente y de servidor de otros equipos internos y externos. Estos equipos deben estar siempre listos para cambiar estrategias y productos, dar respuestas rápidas, reunir a personas competentes en algo, eliminar las burocracias tradicionales y prevenir otras. El trabajo es descentralizado y se organiza en forma de proyectos. Es así como surge la concepción de Calidad Total ante la que no es raro encontrar algunas actitudes de resistencia se han combinado con visiones agoreras para insistir que la Calidad Total es un "nicho acomodaticio' que disminuirá progresivamente a la manera de cualquier moda. Asimismo, han aparecido ciertas poses vanguardistas que ya comienzan a proclamar que hay opciones nuevas, diferentes y superiores a la Calidad Total. En algunos ambientes se habla de un "después de la calidad” y de un “más allá de la calidad". Al respecto considero que más que una superación de la esencia epistemológica de lo preexistente, lo que aflora es el añadido de valores que expanden la percepción de la realidad. Los nuevos aportes y valores no necesariamente acaban ni compiten con lo precedente, más bien se le añaden para favorecer un registro más eficiente. Para abordar este tema he creído conveniente partir de las premisas en que Guédez (1998), cuyo pensamiento intento sintetizar en este estudio, basa sus planteamientos sobre la relación educación, cultura y empresa; luego me refiero a la calidad en la gestión educativa, analizo luego la calidad total; sigo enseguida el recorrido de esta modalidad de la gestión hasta llegar a la reingeniería de negocios y finalmente hago unas reflexiones en torno a los estilos de gestión propuestos. Premisas. Voy a partir de diez premisas que Guedez (2000) se plantea como telón de fondo a nuestras reflexiones: Son básicamente diez las referidas premisas: La educación no es la suprema causa del desarrollo pero sí es su más profundo fundamento. La educación no se agota en los procesos del sistema formal, en consecuencia reclama un compromiso de sus actores reales y potenciales. La educación tiene que asumir un rol proactivo ante los requerimientos que proceden de las nuevas realidades socioeconómicas, geopolíticas, tecnológicas, empresariales y culturales. Las nuevas realidades hacen imperativo una estrecha vinculación entre la educación y el sector productivo. El mundo empresarial avanza en una tecnología gerencial más abierta y eficiente que la instrumentada en el sector educación. Los conceptos de calidad y productividad no se restringen a los bienes materiales y a los servicios, también son aplicables a la creación de conocimientos y a los procesos relacionados con su fomento y difusión. En el mundo empresarial existe una avidez de conocimiento, experimentación e innovación proporcionalmente superior a las iniciativas que se obsevan en el sistema educativo formal. Los esfuerzos de capacitación y desarrollo humano asumidos por las grandes empresas se enfatizan progresivamente y tienden a explorar opciones distintas a las ofrecidas por los sistemas formales de educación. La necesidad de legitimar una cultura centrada en los valores y promotora de conductas éticas se ha convertido en una preocupación clave de las mayores empresas de la actualidad, así como en los centros educativos de mayor excelencia. El sistema educativo formal debe robustecer su validez ante el mundo productivo, so pena de ser relegado a lugares secundarios y hasta irrelevantes. 1. La calidad en la gestión educativa. La aplicación de algunos principios y estrategias de la actividad empresarial no es reciente. Según afirma Gento (1995), entre 1910 y 1935, y debido sobre todo a las aportaciones de Gulick y Urwick, la gestión o gerencia escolar comienza a considerar las conclusiones del análisis empresarial, con especial preocupación por su propia rentabilidad. Inlho pasa por ser uno de los autores más representativos de esta tendencia, que se centra en los principios siguientes: tras la definición de propósitos y objetivos, deben señalarse procedimientos y recursos que resulten eficaces; se procederá igualmente a la distribución de tareas, así como al establecimiento de fases y etapas que conduzcan a los fines propuestos. Posteriormente (entre 1935 y 1950), destacan los estudios de Sperb, Wiles, Bradfield y Douglas que, basándose en la relevancia de los factores personales, proponen una atención 2 prioritaria a las relaciones entre quienes inciden en la propia escuela y en la necesidad de fomentar la participación de todos ellos. Actualmente, pese a que hay quienes defienden el principio de que la organización ha de basarse sólo en principios pedagógicos y didácticos, la mayoría de instituciones educativas desarrollan sus propias interpretaciones de la gestión estratégica, de la calidad total, de la excelencia administrativa, de los aportes de la quinta disciplina, etc. Para Gento, la gerencia educativa hace referencia a la dotación, organización y utilización de los elementos precisos para el buen funcionamiento de las instituciones educativas. Douglas, por su parte, afirma que debe atenderse a los principios siguientes: en primer lugar, el equipo y dotación precisa han de estar en función de los objetivos; se atenderá igualmente a la adecuada coordinación de los elementos de autoridad y responsabilidad, dentro del contexto social específico; deberá, asimismo, reconocerse la incidencia de factores psicológicos. Creo que al hablar de gestión o gerencia educativas hay que considerarla como un proceso porque arranca de una materia prima a la cual se le aplican unos medios de transformación para obtener un determinado producto. Gerenciar es tomar unas ideas, unas intuiciones, unas iniciativas, unos sentimientos y convertirlos en propósitos, luego de aplicarles una serie de recursos y de administrarlos a través de determinadas acciones organizacionales. Es también favorecer la traducción de esos propósitos en bienes, servicios o conocimientos. 2. La Calidad Total. Como vemos, la atmósfera histórica que produce cada época sugiere siempre una filosofía gerencial, es decir, un enfoque de conducción identificado en las exigencias del momento. Considero que la Calidad Total es uno de los estilos que mejor encarna el espíritu de nuestra contemporaneidad. Guédez (1998) asevera que este enfoque arrancó aproximadamente en la década de los años cincuenta (con la asesoría de Deming al Japón de la postguerra) y que, posteriormente, se especificó y sistematizó con las contribuciones provenientes de lshikawa, Crosby, Jurán, Conway y otros. 2.1. Conceptos Básicos. Las correspondencias entre las pautas de la época y la Calidad Total se perciben mejor desde el propio enunciado de sus conceptos básicos. En efecto, propone un mejoramiento continuo y una permanente dinámica de eliminación del desperdicio, y ello no es más que una manera de asumir las ideas esenciales de 'una teoría abierta". También propone un control de los procesos y un reiterado uso de especificaciones claras, y tales aspectos se inscriben con exactitud en los paradigmas más representativos del momento actual. Asimismo, la Calidad Total se apoya sobre las acepciones derivadas de la prevalencia de la eficacia y de la acentuación de las ventajas competitivas, con lo cual asume las exigencias de apertura y globalización que rigen al mundo contemporáneo. En fin, la Calidad Total es un enfoque contextualizado en la esencia misma de las demandas epocales. 2.3. Alcances Fundamentales. 3 Las definiciones son por esencia restrictivas ya que siempre representan un encerramiento conceptual. Por eso, más que redondear una noción, lo que resulta importante es captar los alcances fundamentales de un determinado enfoque. Con base en esta advertencia, Guédez dice que la Calidad Total es una filosofía gerencial que busca el mejoramiento continuo de los procesos de trabajo, mediante la identificación, eliminación y prevención del desperdicio. Todo este esfuerzo se inspira en el propósito de favorecer la combinación de una alta productividad con una suprema calidad. La reseña anterior contiene una serie de expresiones que ameritan cierta ampliación. Comencemos por explicar que hablar de "filosofía gerencial” significa subrayar que la Calidad Total es un enfoque sistemático de todo el proceso de la gerencia y que, por lo tanto, cubre desde la manera de asumir la planificación hasta la forma de asegurar el seguimiento de una determinada gestión. No puede pensarse que la Calidad Total es sólo una actitud circunscrita a la función de coordinar una institución, tampoco podría reducirse a un elemental registro estadístico de resultados. Ella abarca todo el empeño gerencial y también contempla toda la manera de ver, actuar y evaluar una gestión. Otro dato fundamental que se recoge en la aludida descripción, se refiere al 'mejoramiento continuo'. En efecto, esta iniciativa expresa el extracto básico de la Calidad Total. Tanto es así que si se nos presionara para dar una visión escueta de asunto, diríamos que el mejoramiento continuo es el origen, la naturaleza y el fundamento de la Calidad Total. Es su origen porque significa, en última instancia, hacer las cosas bien desde el principio y mejorarlas continuamente. También es su naturaleza porque la calidad se administra, ejecuta y asegura mediante el mejoramiento sostenido y creciente de los procesos. Finalmente, el mejoramiento continuo es el fundamento de la Calidad Total, porque la acción de mejorar no se agota en ninguna conquista y su impulso requiere de un mantenimiento sin límite. Para decirlo más explícitamente, ni el mejoramiento ni la calidad responden a una imagen congelada o absoluta, ambas tienen un más allá y siempre admiten la prolongación de un empeño. Las dos dimensiones resultan ser instancias estratégicas. La figura del "desperdicio” es igualmente importante para comprender el alcance de la Calidad Total. Realmente, esta idea está muy correlacionada con el sentido del mejoramiento continuo, pues este último no es más que la manera de asegurar la progresiva proscripción de los desperdicios. Dentro del léxico de la Calidad Total se entiende por desperdicio 'la diferencia entre cómo están las cosas ahora y cómo deberían o podrían estar si todo marchara correctamente'. También podría decirse que es todo aquello que sobra o que falta para que un proceso sea eficaz, eficiente y efectivo. Ciertamente, entre el mejoramiento continuo de los procesos se observan dos tipos de desperdicios: los triviales u obvios y los sustantivos. Los primeros no requieren una especial cuantificación para su eliminación, mientras que los segundos no se perciben con evidencia y requieren ser rastreados y computados. La cuantificación de éstos responde a unas variaciones que ameritan un manejo estadístico a fin de verificar su progresiva eliminación. En este contexto, hay que recordar que los desperdicios pueden asociarse a materiales, equipos, tiempo, dinero, información y a oportunidades desaprovechadas. 2.4. Características. Con base en los alcances expuestos, dice Guédez, la característica general de la Calidad Total reside en promover una complementación entre calidad y productividad. Estos dos atributos siempre habían sido considerados como irreconciliables. Se pensaba que la productividad se garantizaba a costa de la calidad y que ésta significaba un sacrificio de la cantidad. Pues bien, la Calidad Total ha demostrado que, además de no haber 4 incompatibilidad, entre ambos atributos existe más bien una relación consustancial: la calidad es causa y consecuencia de la productividad. La característica general expuesta sirve de marco a otras características más específicas, como son: el diseño de los productos o servicios a partir de las necesidades y expectativas de los clientes; la incorporación de los suplidores al proceso de producción; la sustitución de los conceptos de control por los de seguimiento y mejoramiento; el énfasis en el desenvolvimiento de los procesos más que en la verificación de resultados; el uso de la ingeniería industrial y de las herramientas estadísticas para garantizar una acción sistemática sobre los procesos; el fomento del compromiso desde las más altas esferas gerenciales; la acentuación del adiestramiento y de desarrollo del personal; la institucionalización del trabajo en equipo; el manejo de especificaciones claras, y finalmente, la insistencia en relaciones interpersonales basadas en una comunicación efectiva y en un buen clima organizacional. En última instancia, todo esto puede resumiese en hacer las cosas bien desde el principio, sin dejar de mejorarlas continuamente y a plena satisfacción del cliente. La desagregación de las características anotadas sugiere algo más que una filosofía. Comprende también una disposición gerencial nueva así como una acción eficiente. Por eso, la Calidad Total requiere de un estilo de conducción nutrido de sentido estratégico, de compromiso institucional y de vocación axiológica. En definitiva, la Calidad Total necesita una gerencia renovada por los valores del liderazgo, la motivación, la comunicación, la participación y la cultura organizacional. 3. De la Calidad Total a la Ingeniería de Negocios. La esencia de la Calidad Total, señala Guédez, mantiene la vigencia de sus enfoques. Los aportes que se han concretado posteriormente, lejos de refutar sus postulados, lo que hacen es nutrir la energía de sus propios recursos. 3.1. Secuencia histórica. La secuencia que corrientemente suelen comentar los manuales al referirse al desarrollo de la ciencia administrativa durante el siglo XX viene a ser ésta: La Administración Científica, en 1900-1920 (Taylor y Gilbreth) El Proceso Administrativo Funcional, en 1930 (Fayol y Parker) El Relacionismo Humano, en 1940 (Mayo) 5 El Estructuralismo, en 1950 (Etzioni y Bamard) El Relacionismo Motivacional, en 1960 (McGregor, Maslow y Herzberg) El Desarrollo Organizacional en 1970, (Bennis y Beckhard) La Teoría Z, en 1970 (Ouchi) La Calidad Totaí, en 1950-1980 (Deming, lshikawa, Crosby, Juran y Conway) La Excelencia Administrativa, en 1980 (Peters y Waterman) La Quinta Disciplina, en 1990 (Peter Senge) La Reingeniería de Negocios 1990 (Hammer y Champy). Con base en esta secuencia puede decirse que desde 1960 no podría hablarse de relaciones de adversidad, superación o de contradicción entre las diferentes corrientes expuestas. Son todas aproximaciones que contribuyen, desde sus respectivos dominios, a ver mejor los desarrollos de la vida organizacional. El uso simultáneo de todos ellos no produce esenciales alteraciones traumáticas ni fomenta peligrosos cruces epistemológicos; más bien, se promueve un interesante rodeo que ilumina la realidad organizacional desde todos sus bordes. Para decirlo con términos gráficos: lo que se produce es una ampliación de los ángulos perceptivos y de los márgenes comprensivos de la dinámica gerencial. Cuando la flexibilidad de dicha tesis se retorna en el marco de lo que ha ocurrido después de la sedimentación teórica de la Calidad Total, surge un enunciado que, además de contundente, resulta insoslayable: la Calidad Total es un enfoque abierto o deja de ser Calidad Total. Esto significa que él consiste en una ruptura de poses rígidas y de patrones dogmáticos. En este estudio asumo que luego de la consolidación estructural del enfoque de calidad, se han producido tres abordages esenciales, cuyos fundamentos son perfectamente compatibles con los que postula la Calidad Total y por eso los analizo: “La Excelencia Administrativa” sostenida por Peters y Waterman, "La Quinta Disciplina" planteada por Senge y “La Reingeniería de Negocios” por Hammer y Champy. 3.2. La excelencia administrativa La tesis de la Excelencia Administrativa propugna un esquema de siete variables y de ocho principios. Las siete variables se expresan en lo que se ha llamado las '7S' o el 'átomo feliz'. Peters y Waterman sostienen que, independientemente del ramo que manejen, las empresas excelentes son aquéllas que ejercitan una constante innovación, un sustantivo énfasis en las capacidades del personal y en el estilo de liderazgo que se asuma. El eje en tomo al cual se precisan todos estos alcances está conformado por los valores compartidos que caracterizan la cultura de una organización. A partir de esta apreciación, aparecen los ocho principios que siguen: Enfasis en la Acción: Esto significa que sólo intentando algo es como se garantiza el aprendizaje y se asegura el logro de resultados mejores. “Hágalo, arréglelo, inténtelo" es el lema que obliga a explorar soluciones para acrecentar la calidad de los esfuerzos y productos. 6 Cercanía al Cliente: Las empresas de todo tipo subsisten por sus clientes. Una organización encuentra su razón de ser en la existencia de clientes que requieren servicio, confiabilidad y calidad. Autonomía e Iniciativa: Es necesario ampliar los espacios y ajustar los estímulos que permitan fomentar el 'sistema de campeones'. “El .campeón” es el creador infatigable que se convierte en la fuerza impulsora de las innovaciones y del desarrollo empresarial. Todos los trabajadores son campeones en potencia y, en consecuencia, cuando se les proporciona el espacio para la autonomía y la iniciativa se crean las condiciones para la repotenciación de toda la organización. Productividad contando con las Personas: Las empresas de calidad son la explicita expresión de tratar a las personas como socios que merecen respeto y confianza. La motivación y el reconocimiento son indispensables para la productividad y la excelencia. El personal es el activo más importante de una organización. Valores esclarecidos: Es fundamental establecer un sistema de valores que construya un sólido conjunto de convicciones, normas y acciones. Los valores son más importantes que los recursos tecnológicos o económicos de una empresa. Sobre ellos reposa la garantía de la excelencia y del desarrollo de toda la organización. Concentración en el negocio que se domina: El acento se pone en el negocio que mejor se domina, y cuando se requiere diversificación o la absorción de otro negocio, ello no debe implicar un descuido de lo que constituye el negocio fundamental. Estructuras Sencillas: A pesar de que la organización crezca y se haga cada vez más compleja, se requiere que su funcionamientos su estructura se mantengan sencillos y resulten fluidos para quienes trabajan en ella. Para diseñar estructuras sencillas se deberán mantener tres pilares básicos: estabilidad, sentido de equipo y erradicación de viejos hábitos. Simultaneidad en estirar y aflojar: La paradoja de la administración de excelencia se representa mediante una firme dirección que otorgue un máximo de autonomía. Esto implica unas creencias y actitudes comunes, pues en el sistema del simultáneo estira y afloja, las personas que no comparten los valores no tienen cabida. Una rápida revisión de las siete variables y de los ocho principios del enfoque de la Excelencia Administrativa revela que, en sus fundamentos esenciales, no se aprecia una oposición a los criterios sostenidos por la Calidad Total, es decir, a todo lo relacionado con las ideas de mejoramiento continuo, eliminación del desperdicio, atención al cliente, especificaciones claras, control del proceso, prelación de la eficacia, determinación de misiónvisión-valores, acentuación de ventajas competitivas, gerencia situacional, sistema meritocrático, modelaje en cascada y fomento de una cultura cuanti-cualitativa. Sobre estos aspectos no vamos a añadir ningún comentario. Lo que sí tenemos que subrayar ahora es que todos estos enunciados se complementan con una precisión bastante exacta a las variables y principios transcritos más arriba. En este contexto, no resulta justo pensar que al hablar de la Excelencia Administrativa se esté pensando en algo que está más adelante o por encima de lo que constituye la esencia de la Calidad Total. Desde luego, también es justo admitir que esta complementación funciona también en sentido contrario. Definitivamente, los significados y alcances de la calidad y de la excelencia son consustanciales. 7 3.3. La quinta disciplina. El mismo argumento anterior es aplicable cuando comparamos la Calidad Total con las tesis vinculadas a la Quinta Disciplina (o 'arte y ciencia de las organizaciones orientadas al aprendizaje'). En efecto, aquí se aprecia también una complementación de mutuo enriquecimiento que trasciende cualquier contradicción o enfrentamiento. Toquemos rápidamente el asunto para legitimar la referida hipótesis. En sus rasgos fundamentales, Senge arranca con una apreciación básica: los continuos cambios del tiempo actual ameritan de organizaciones que ejerzan una acción de cambio que sólo puede asegurarse por la capacidad para aprender. Esta es la única alternativa para promover su expansión y para garantizar su capacidad para crear el futuro. En este orden de ideas, aprender es algo muy por encima de la simple conjugación de informaciones, datos y experiencias. Lo fundamental es el aprendizaje específico o pertinente, es decir, aquél que fomenta la expansión de la capacidad para crear soluciones sintonizadas con la dinámica de una realidad en permanente cambio. De esta manera, el concepto de aprendizaje acumulador se sustituye por el de aprendizaje generador o prolífico. De particular importancia resulta destacar que, así como hay personas que poseen limitaciones para aprender, de igual manera existen organizaciones con incapacidades de aprendizaje. Estas restricciones u obstáculos, reconocidos como "incapacidades de aprendizaje' son preocupantes en los niños y dramáticas en los adultos. Y algo análogo ocurre con las organizaciones. Cuando esas incapacidades se ignoran, ocultan o subestiman se promueven consecuencias negativas, en tanto que nos convierten en prisioneros de un pensamiento encerrado. Así afloran testimonios como los siguientes: 'Yo soy mi posición' (mis responsabilidades llegan sólo hasta donde se marcan las fronteras de mi posición). 'El enemigo está afuera" (Yo no me considero parte del problema). 'Somos un gran equipo que resolverá la situación' (equipos anclados en una aparente habilidad, la cual se desintegra en condiciones de presión). Estas apreciaciones restringen severamente el aprendizaje creativo. La superación de tales incapacidades reside en la ejercitación de las cinco disciplinas del aprendizaje organizacional. Estas comprenden: Desarrollo de la Maestría Personal: Este no es un estado definitivo, por el contrario, es un proceso permanente de aprendizaje prolífico que permite ampliar la habilidad para producir resultados pertinentes. Este significado comprende dos alcances: percibir el entorno con claridad y precisar lo que en cada momento resulta más importante. Manejo de Modelos Mentales: Este enunciado se asocia con un entrañable apego a la verdad y con una apertura de espíritu. Tales disposiciones involucran un mejoramiento de nuestras imágenes internas acerca de cómo funciona el mundo. Esto es fundamental porque, frecuentemente, las ideas nuevas chocan con imágenes internas que actúan como prejuicios limitantes. Construcción de la Visión Compartida: Una visión compartida es mucho más que una idea. Ante todo, es la presencia de una fuerza en el corazón, o sea, una fuente de impresionante energía. Esta fuerza se incrementa cuando es compartida por todo el grupo que forma parte de una institución. La construcción de una visión compartida lleva a la gente a conocer sus anhelos más elevados, y a oír los sueños de los otros dentro del marco de una misma resonancia. Aprendizaje en Equipo: La primera idea que se vincula al equipo es el sentido de alineación, es decir, a la posibilidad de establecer un todo en donde la potenciación del grupo resulte de la potenciación de la persona, y donde la potenciación de la persona se derive de la potenciación del grupo. 8 Pensamiento Sistémico: Las dos ideas básicas que se congregan en este enunciado son, en primer lugar, el ver más las interrelaciones holísticas que las cadenas lineales de causa-efecto y, en segundo lugar, el ver más los procesos de cambio que las fotografías de situaciones. Luego de esta panorámica relación sobre 'La Quinta Disciplina' surge de inmediato un corolario: estos lineamientos, en sus aspectos esenciales, no contradicen ni tampoco apartan a un lado los postulados de la Calidad Total. Son enfoques que amplían algunos aspectos y que exploran otros, pero en ningún caso podría sostenerse que desmontan el andamiaje axiológico y epistemológico de la Calidad Total. Más en propiedad, podría pensarse que aquí también se pone de manifiesto la tesis de una complementación. Esto significa que un empeño gerencial podría perfectamente combinar ambas perspectivas. En apoyo de esta observación, cabe destacar que, entre la idea del “mejoramiento continuo” y la noción de “aprendizaje organizacional", sólo resulta una diferencia enunciativa y verbal. En el fondo, ambos propósitos convergen en el logro del desarrollo de la organización, a través de la realización de la persona y, a la inversa: favorecer el desarrollo de la persona mediante el crecimiento organizacional. 3.4. La reingeniería de negocios. Hammer y Champy sostienen que la definición breve de la reigenieria de negocios se puntualiza mediante la expresión: 'empezar de nuevo'. En este sentido, subrayan que su propósito no se reduce a mejorar lo que existe ni a añadir algunos cambios que permitan una continuación de las estructuras básicas. Implica, en definitiva, "volver a empezar e inventar una manera mejor de hacer el trabajo". A partir de esta breve síntesis, proponen luego un concepto más formal en donde se asevera que “reingenieria es la revisión fundamental y el rediseño radical de procesos para alcanzar mejoras espectaculares en medidas críticas y contemporáneas de rendimiento, tales como costos, calidad, servicio y rapidez". Los referidos autores explican que las palabras clave de esta definición deben ser explícitamente rescatadas. Son ellas: "fundamental", “radical”, “espectacular” y “procesos". La palabra “fundamental" se explica por las preguntas con las cuales arranca la iniciativa de la reingeniería: ¿Por qué hacemos lo que estamos haciendo? ¿Y por qué lo hacemos en esa forma? La reingeniería determina primero “qué" debe hacer una compañía, y luego se plantea “cómo debe hacerlo". Se concreta en el deber ser y no acepta nada por sentado. Por su parte, el término "radical" significa llegar hasta la raíz de las cosas, en lugar de quedarse en los arreglos superficiales y en las medidas episódicas. En este orden, el vocablo "espectacular” subraya que no se trata de mejoramientos marginales ni secuenciales, sino de "dar saltos gigantescos en rendimiento", lo cual exige eliminar totalmente lo viejo, aunque ello haya representado éxitos en el pasado. Finalmente, se encuentra la palabra más importante de las cuatro: "procesos”. Esta conlleva a aceptar que -en lugar de centrar los enfoques en tareas, oficios, personas o estructuras- los negocios deben estar orientados a los procesos. Estos se entienden como un "conjunto de actividades que recibe uno o más insumos y crea un producto de valor para el cliente". La idea suprema es rediseñar o reconstruir los procesos para hacer que ellos arranquen de cero. La Reingeniería descarta los paso pequeños y los avances cautelosos: "es una cuestión de todo o nada". En este sentido, el problema no consiste en hacer que la gente trabaje más, sin en que trabaje de otra manera. Esto significa que, en lugar de fragmentar un trabajo en tareas, operaciones y en trabajadores especializados, se rediseñen procesos al margen de una secuencia divisoria. Intentar corregir las fallas en un determinado estado de un proceso es la manera segura de mantener un mal rendimiento de la empresa. Se requiere superar definitivamente la división del trabajo propuesta por Adam Smith. Ahora los oficios centrados 9 en tareas están descartados. Las empresas deben organizarse en tomo a los procesos. Estos procesos tienen que inspirarse en las "tres ces”: cliente, competencia y cambio. Ahora los clientes les dicen a los proveedores lo que quieren, cuándo lo quieren y cuánto pagarán. Por su parte, la competencia ahora es de muchas clases y se desglose en precio, selección, calidad y servicio. Finalmente, sobre el cambio, hay que aceptar que él se ha vuelto permanente y general. El diagnóstico que hace la Reingeniería es relativamente sencillo: los procesos fragmentados y las tareas organizacionales especializadas de las empresas, hacen que nadie se percate de las inconsistencias y de las ineficacias. Tampoco permiten que se perciban las verdaderas necesidades del cliente ni que se adopten las decisiones adecuadas a tiempo. En definitiva, las organizaciones fragmentadas muestran "extraordinarias deseconomías de escala". De acuerdo con la Reingeniería, cuando una compañía rediseña sus procesos se producen los siguientes cambios: Cambian las unidades de trabajo: de departamentos funcionales a equipos de proceso. Los oficios cambian: de tareas unidimensionales a trabajos multidimensionales. El papel del trabajador cambia: de controlado a facultado. La preparación para el oficio cambia: de entrenamiento a educación. El enfoque de medidas de desempeño y compensación se desplaza de actividad a resultados. Cambian los criterios de ascenso: de rendimiento a habilidad. Los valores cambian: de proteccionistas a productivos. Los gerentes cambian: de supervisores a entrenadores. Las estructuras organizacionales cambian: de jerárquicas a planas. Los ejecutivos cambian: de anotadores de goles a líderes. En el marco de la Reingeniería, no es suficiente rediseñar los procesos. Es necesario vincularlos con los otros aspectos para evitar desviaciones y fracasos. Los enlaces entre ellos son fundamentales: la forma en que se realice el trabajo condiciona la naturaleza de los oficios, y también afecta la manera de agruparse a las personas que lo ejecutan. Asimismo, las personas que asumen los oficios multidimensionales a través de los equipos, deberán ser seleccionadas, evaluadas y pagadas por sistemas administrativos adecuados. Finalmente, los valores constituyen el sustento del desempeño de los procesos. Los términos y los énfasis con los cuales se presenta la alternativa de la Reingeniería de Negocios producen inquietudes que no podemos disimular. Ciertamente, ante un entorno altamente disruptivo, incierto y complejo resulta difícil admitir proposiciones tajantes e inflexibles. Las ideas, hoy en día, deben absorber la modestia y la prudencia que aconsejan los nuevos tiempos. Guédez cree que el trabajo de Hammer y Champy contiene algunas expresiones que, por prepotentes, se hacen inflexibles además de descalificadoras de todo aquello que no encaje con exactitud en sus puntualizaciones. Desde luego, esta actitud establece también un alejamiento de todas las otras opciones que conforman el amplio repertorio empresarial. 10 Un rápido muestreo de las aludidas expresiones permite darle fundamento a nuestras inquietudes. En efecto, entre otras cosas, aparecen las siguientes afirmaciones: "un conjunto de principios sentados hace más de dos siglos ha dado forma a la estructura, la administración y el desempeño de los negocios durante los siglos XIX y XX'. Realmente, resulta exagerado -por decir lo menos- sostener que nada ha ocurrido durante todo ese tiempo. El radicalismo y la autosuficiencia de la información genera una expectativa desproporcionada en todos sus alcances. "A las compañías les queda algún tiempo (aunque no mucho) para aplicar las lecciones a sus propias organizaciones. Los problemas que la asedian son apremiantes. Las compañías que actúan rápidamente sobre estas lecciones podrán competir con éxito en un mundo en que la única constante previsible ha venido a ser el cambio rápido e inexorable". Ante esta reflexión sólo cabe pensar en una arrogancia desporporcionada y hasta demagógica. La dinámica del cambio actual es precisamente la mejor razón para erradicar el concepto de 'lecciones' definitivas y absolutas así como exclusivas y excluyentes. 4. Reflexiones en torno a los estilos de gestión propuestos. Las actitudes de resistencia a estos planteamientos y estrategias tomados críticamente de la organización empresarial y las poses vanguardistas que proclaman que hay opciones nuevas, diferentes y superiores a la Calidad Total han motivado que Guédez haya hecho una serie de comentarios de los que extraigo dos. 4.1. La estrella de la calidad excelente. Guédez (1998) insiste en el sentido abierto y flexible de la calidad. Esta es una afirmación que debe ser recurrente para despojar de cualquier inclinación sectaria hacia la filosofía misma de la calidad. Una prueba de esta amplitud queremos darla mediante la explicación de lo que hemos denominado la estrella de la calidad excelente. Esta no es más que una imagen gráfica que pretende acercar, visual y conceptualmente, las ideas de la Calidad Total, de la Excelencia Administrativa y de la Quinta Disciplina. En un sentido apretado y genérico, podemos sostener que esos enfoques se extractan en los siguientes puntos focales. La Calidad Total se levanta sobre el mejoramiento continuo, el control de los procesos, la satisfacción del cliente y el desarrollo de la gente. Por su parte, la Excelencia Administrativa se apoya en los valores como eje, el dominio del negocio, la cercanía al cliente y la productividad contando con las personas. Finalmente, la Quinta Disciplina enfatiza el aprendizaje generador, la visión compartida, la maestría personal y el pensamiento sistémico. Realmente, en un sentido general, entre todos estos focos no se aprecian contradicciones esenciales. Más bien, se observan distintas maneras de desagregar unas análogas expectativas. Desde nuestro punto de vista, el núcleo y las puntas de la estrella recogen lo sustancial de los enfoques referenciados. Esta conjugación, además, permite romper con rigideces y promueve una percepción bastante completa de las exigencias que se le plantean a cualquier tipo de organización, independientemente de que estén orientadas hacia la producción de bienes de consumo o de servicios culturales. En efecto, cuando hablamos del 'proceso' pensamos en su control y en su mejoramiento. El término 'gente' significa su desarrollo, así como su motivación, reconocimiento, comprensión y confianza. Por su parte, el vocablo "cliente” implica que su existencia es la causa de la sobrevivencia de la organización. La “Misión" se refiere a la naturaleza y ámbito del negocio que se maneja. La 'Visión' es el alcance y proyección que se le pretende asignar al esfuerzo organizacional. Los "Valores” se vinculan con las energías axiológicas y con las intensidades de las convicciones con las 11 cuales se participa de una organización. El 'aprendizaje" guarda correspondencia con la necesaria relación con un entorno turbulento y cambiante. Por su parte, el “Iiderazgo" expresa el peso máximo de conducción de toda la organización a fin de garantizar las exigencias que se desprenden de todas las puntas de la estrella. Finalmente la 'estructura' evoca la necesaria flexibilidad que debe pautar el funcionamiento de una organización. De acuerdo con estos aspectos atomizados podemos intentar una aproximación más en redondo a lo que significa una organización de calidad excelente: es aquélla que, a partir del conocimiento y dominio de su negocio, así como de su insoslayable compromiso con el cliente, es capaz de controlar y mejorar los procesos, como de estimular y favorecer la realización personal de su gente. En función de todas estas exigencias, la organización de calidad excelente arranca de un previo esclarecimiento de su misión y visión, de una perseverante consolidación de sus valores y de un clima organizacional capaz de influir en la gente y de obtener su compromiso. Lo anterior se asigna mediante sistemas estructurales flexibles y sencillos. Un corolario se desprende de lo anterior: más que proclamar la calidad de los productos y la excelencia de los servicios, lo importante es lograr la definitiva implantación de una cultura de la calidad excelente. 4.2. Riesgos y mitos de la calidad total. Luego de las distintas relaciones que hemos establecido, pueda parecer de perogrullo plantear los riesgos y mitos que existen en tomo de la calidad. Sin embargo, ellos son bastante ilustrativos y expanden notablemente la captación de los límites que comprende dicho enfoque. Son básicamente diez los riesgos que pueden debilitar la legitimidad y operatividad de la Calidad Total: La dogmatización. Para la Calidad Total así como para cualquier otro enfoque gerencial, la adopción dogmática representa un riesgo de fuerte peligro. Asumir el bloque completo, copiar sin calcular exigencias, adoptar recetas, tragar sin masticar o cualquier otra actitud semejante conlleva a desajustes sectarios. El Esnobismo. Muy en correspondencia con el riesgo precedente se encuentra aquella actitud que adapta el enfoque de calidad por la exclusiva razón de hacer lo que parece estar de moda. Este sentido oportunista y acomodaticio, generalmente, está acompañado por unas aplicaciones mecánicas que, en nada, se enraízan con el espíritu del enfoque. De esta manera, el fracaso será más temprano que tarde. Poca capacitación. Ocurre muy a menudo que se implanta el enfoque pero sin las necesarias acciones de capacitación. La Calidad Total no puede decretarse al margen de un sistemático y adecuado proceso de adiestramiento e internalización. Aquí los esfuerzos de educación deben ser antes y durante todas las etapas y, muy especialmente, durante aquella que corresponde al establecimiento del enfoque. Además, esta iniciativa debe cubrir la totalidad de las instancias organizacionales. Operacionalización Compulsiva. Dentro del mismo ámbito de lo anterior se encuentra este riesgo. En efecto, las presiones y prepotencias, así como las aceleraciones y ansiedades sólo logran atropellar la iniciativa y caricaturizar sus logros. Dentro de la propia Calidad Total se encuentran las expresiones "justo a tiempo” y “tiempo justo", las cuales pueden sugerir la prudencia necesaria ante un estilo susceptible de fuertes resistencias. 12 La Disonancia Cognitiva. Esta figura consiste en el desdoblamiento que muchas veces se observa en las altas instancias gerenciales entre lo que se es y lo que se cree que se es, o entre lo que se dice y lo que se demuestra con la acción. Ante esta falta de coherencia es muy seguro que se estrelle cualquier empeño por implantar la Calidad Total. Aquí el modelaje en cascada es fundamental para establecer y consolidar el nuevo enfoque. La rigidez. La adopción de la Calidad Total a la manera de una secta que se encierra en normas impenetrables y ortodoxas es una causa segura de fracaso. Ya lo hemos dicho, y ahora lo repetimos en este contexto, que la calidad será flexible o no será gerencia de la calidad. Es posible, además de legítimo, mezclar y combinar las pautas, enunciados y orientaciones de la calidad con todas las demás que se ajusten a la cultura organizacional de la correspondiente institución. La Cuantificación de la Cultura. Con esta expresión queremos llamar la atención respecto al peligro de acentuar los aspectos cuantitativos de la cultura de la calidad so pena de erradicar los aspectos cualitativos que también son consustanciales a la cultura de la calidad. La Calidad Total no es una simple sumatoria de métodos estadísticos ni un amplio repertorio de herramientas de ingeniería industrial. Es eso y mucho más: por encima de todo es un clima organizacional fundado en la motivación y en el compromiso de la gente. El Pragmatismo. Ocurre con alguna regularidad que se toma a la Calidad Total como una práctica exclusivamente ajustada a los resultados útiles e inmediatos. Desde esta perspectiva ella se asumirá en sus aspectos más formales y pragmáticos, con lo cual se promoverá una rápida evaporación de sus fundamentos filosóficos y humanos. Este aspecto lo hemos tocado, con cierta profundidad, en otros capítulos. Así que sólo debemos ahora recordar que, desde nuestro punto de vista, la Calidad Total es la traducción gerencial del espíritu que prevalece en nuestra época. La Hipercompetencia. En algunas ocasiones, la vocación de competitividad que es inherente a la Calidad Total se exagera en grados peligrosos que llegan, incluso, a atentar contra el propio desarrollo interno de las organizaciones en general, y de las personas en particular. La esencia de la calidad es mejorar antes que ganar y, en consecuencia, hay que evitar una inversión que socave la verdadera dimensión humana del enfoque. La compefitividad debe ser entendida y asumida como consecuencia y no como causa de la calidad. La Ausencia de Etica. Todo lo que se haga al margen de los principios éticos y de la autenticidad de una convicción resulta efímero y superficial. Lo ético no sólo es un problema de principios, sino que también se ha tomado un problema de inteligencia, pues su desconocimiento, tarde o temprano, conduce al rechazo de la sociedad. No hay que olvidar que cualquier triunfo sin dignidad es un estruendoso fracaso. Todas estas aplicaciones funcionan con vehemencia en el ámbito de la Calidad Total. Además de los riesgos descritos, la Calidad Total también ha estado rodeada de algunos mitos o espejismos. Estar conscientes de ellos resulta útil para evitar las trampas derivadas de su ignorancia. Algunos de esos mitos son los que siguen: La contratación de asesores externos es condición necesaria y suficiente para implantar y consolidar la Calidad Total. La Calidad Total se implanta rápido y sus efectos son en plazo perentorio y en volúmenes tangibles. 13 Solo el conocimiento y dominio del nivel gerencial es suficiente para asegurar el éxito de la Calidad Total. Los enfoques de la Calidad Total están enraizados en culturas propicias que, como la japonesa, responden a un sentimiento místico por el trabajo y poseen unas sensibilidades así como unos valores muy particulares. La implantación de la Calidad Total es sencilla y fácil. Algunos fracasos específicos demuestran que la Calidad Total no se ajusta a nuestra idiosincrasia. La Calidad Total es una fórmula administrativa que se aplica sin envolver nuestras posiciones y apreciaciones personales. La Calidad Total es el fin de la organización. Los distintos desajustes qué se desencadenaron en América Latina desde la década de los 80 han demostrado que la crisis, antes de ser una expresión coyuntural, es el reflejo del agotamiento de un patrón de desarrollo, en donde la educación quizá no se enmarcaba de la manera pertinente. Definitivamente, se ha aceptado la necesidad de replantear la vinculación entre educación y sociedad, e igualmente se ha subrayado que el conocimiento es el factor fundamental del crecimiento económico y de las dinámicas sociales. Estas actitudes se convierten en la mejor justificación para profundizar en las interacciones entre educación y empresa. Referencias bibliográficas. GENTO, S. 1995 Gerencia Escolar. En: Diccionario de las Ciencias de la educación. Madrid. Santillana. GUÉDEZ, V. 1998 Gerencia, cultura y educación. Caracas. Tropykos/CLACDEC MORIN, E. 1988 El Método: El Conocimiento del Conocimiento. Cátedra. Madrid. 14