PARAMETROS DE EVALUACION DE FILTROS Carlos Trullás Head of R&D ISDIN La protección contra los rayos ultravioletas del sol se consigue mediante nuevos hábitos de conducta bajo el sol, empleo de ropa protectora y se complementa mediante la aplicación de fotoprotectores tópicos. En determinadas situaciones pueden ser útiles los fotoprotectores sistémicos como antioxidantes, beta carotenos etc. La principal indicación de los fotoprotectores, y el motivo original de su desarrollo, fue la protección frente a la quemadura solar inducida por UVB. Dada la equivalencia entre el espectro de acción eritematógeno y el espectro de acción carcinógeno de la radiación solar en animales de experimentación, se ha propuesto el uso de fotoprotectores con la finalidad de proteger no sólo frente a la quemadura solar, sino con la finalidad de prevenir la fotocarcinogénesis y otros efectos adversos de la radiación ultravioleta, como son la fotoinmunosupresión, el fotoenvejecimiento o el desarrollo y activación de ciertas dermatosis caracterizadas por la fotosensibilidad de los pacientes. Pero precisamente la mayor relevancia que ha ido adquiriendo la fotoprotección como herramienta fundamental en la estrategia de prevención de los efectos agudos y crónicos fotoinducidos ha llevado a una evolución constante en la formulación de los fotoprotectores y en los métodos de evaluación de su eficacia. El constante avance en el conocimiento de la biología de la piel, los efectos fisiopatológicos de la luz solar y los mecanismos implicados , así como el desarrollo de nuevos filtros solares más eficaces y seguros han permitido ir desarrollando mejores fotoprotectores y métodos de evaluación más relevantes para las nuevas indicaciones de los fotoprotectores. Desde los primeros fotoprotectores en USA ( 1928), Australia (1930) y Francia (1936), la evolución de los fotoprotectores no ha parado, siendo muy activa desde mediados de los años 80. Podemos hablar de varias generaciones: 1 generación: con filtros UVB y FPS bajos. Protegen frente a la quemadura 2 generación: con filtros UVB - UVA y FPS medios. Protegen frente a quemadura y efectos crónicos. 3 generación: con filtros UVB –UVA –Biológicos. FPS altos. Protegen frente a efectos agudos y crónicos. Uso en fotodermatosis, grupos de riesgo. Mayor cosmeticidad. Fotoestabilidad 4 generación? : Con filtros más potentes y seguros, más específicos y con mayor eficacia clínica. Con activos que mimetizan mecanismos de fotoadaptación y fotoreparación. Nuevas formas cosméticas que aseguren una fácil “ compliance”. Pero este desarrollo de nuevas generaciones de fotoprotectores no hubiera sido posible sin el desarrollo y la aparición en el mercado de nuevos filtros solares. Así hoy disponemos de nuevos filtros solares químicos, organominerales, físicos y biológicos cuyos mecanismos de acción se basan en absorción y/o reflexión y/o dispersión de la radiación UV, o neutralización de la formación de radicales libres. Y este incremento del armamentarium de filtros en Europa , que contrasta con el menor panel de filtros disponibles en USA, ha permitido sin lugar a dudas situar a Europa en la cabeza de la Fotoprotección y por ende permitir que los consumidores y pacientes europeos puedan luchar de un modo más efectivo en la prevención de los desórdenes dermatológicos fotoinducidos . Esta mayor innovación y actividad de la industria europea en el campo de la fotoprotección ha estado motivada por el status regulatorio de los fotoprotectores en Europa, status que ha sido un catalizador en lugar de un freno. Pero esta innovación durante los últimos años en Fotoprotección ha tenido su reflejo en el uso y apoyo que los profesionales de la salud han dado a los fotoprotectores como herramienta fundamental para proteger a la piel sana de los daños agudos y crónicos de la radiación solar, como en la dispensación y prescripción de los fotoprotectores para su uso en pacientes con fotodermatosis tales como Erupción polimorfo lumínica, urticaria solar , lupus eritematoso, proceso fototóxicos y fotoalérgicos etc., en pacientes con lesiones precancerosas ( queratosis actínicas), para prevenir y reducir la incidencia de cáncer de piel, y proteger y mantener en buen estado grupos de riesgo ( sujetos inmunosuprimidos) tales como pacientes trasplantados, pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana, pacientes sometidos a radioterapia y quimioterapia .Mención especial merecen las campañas escolares y de organizaciones sanitarias para educar a la población pediátrica sobre nuevos hábitos de conducta bajo el sol, entre ellos el uso adecuado de la fotoprotección. Pero este uso de los fotoprotectores como herramienta para proteger, ya no frente a la quemadura, sino frente a desarrollo de cáncer de piel, fotoinmunosupresión, fotodermatosis ha llevado a una evolución y armonización constante de los métodos de evaluación de su eficacia, para disponer de métodos de evaluación más adecuados y con “endpoints” más relevantes a estos usos “ clínicos”. Así los primeros métodos de evaluación de la eficacia de un fotoprotector se describen ya por H.Blum en 1945 y por R. Schulze en 1956. Pero hay que esperar hasta 1978 y 1984 para que de un modo oficial la FDA en USA y el Instituto DIN en Alemania publiquen sus respectivos métodos oficiales de evaluación. Estos métodos que introducen el concepto de Factor de Protección Solar (FPS), usan como “ endpoint” la determinación del eritema fotoinducido en humanos, en presencia y ausencia de fotoprotector. Hasta 1994 en que aparece el método COLIPA de evaluación del FPS, diversos países tales como Australia, Japón, Sudáfrica, Nueva Zelanda van publicando sus respectivos métodos de evaluación del FPS. Esta diversidad de métodos, con sus diferencias en cuanto a fuente de luz, cantidad de fotoprotector aplicado, tipo de progresión de las dosis de irradiación y formulaciones estándar utilizadas, crea problemas de interpretación y comparación de los FPS de productos elaborados y comercializados en diferentes países, con la consiguiente falta de información y transparencia para el consumidor. Por ello COLIPA, Asociación Europea de Industrias de Cosmética y de Perfumería, crea un grupo de trabajo para diseñar un nuevo método de evaluación del FPS en humanos. Analizan y detectan los aspectos positivos y negativos de los métodos existentes y en 1994 proponen el Método Colipa, método que introduce mejoras ostensibles en los aspectos de definición de, la lámpara UV utilizada, determinación de la mínima dosis eritemática (MED), número de voluntarios, cantidad y técnica de aplicación de producto e inclusión de formulaciones estándar de FPS elevado. Desde 1998 hasta 2002 aparecen nuevos métodos en Austria, Rusia, China y Corea. En el año 2000 y con el objetivo de armonizar los métodos de evaluación del FPS, Colipa, JCIA ( Japan Cosmetic Industry Association) y CTFA ( Cosmetic & Toiletry & Fragrance Association of South Africa) inician los trabajos para armonizar y diseñar un nuevo método, el International Sun Protection Factor ( SPF ) Test Method, cuyo Final Draft aparece en Diciembre 2002. Este Método Internacional introduce modificaciones en cuanto al número y selección de los voluntarios, valoración colorimétrica del fototipo, caracterización de la fuente de luz, formulaciones estándar, determinación de la MED etc. En paralelo a este proceso de armonización de los métodos de evaluación del FPS de los productos solares, ha tenido lugar un largo proceso de discusión sobre cómo evaluar la eficacia frente al UVA, y sobretodo a medida que se conocía mejor los efectos producidos por el UVA y aparecían en el mercado filtros solares con absorción en este rango y productos solares de amplio espectro que reivindicaban protección en el UVB y en el UVA. Además de la discusión sobre si dichos métodos de evaluación debían ser métodos in Vitro y/o métodos in Vivo (en humanos), un tema adicional y no menor de reflexión era como expresar dicha protección, con frases o con índices, y si el criterio de elección de un producto solar por parte del consumidor debía basarse en el índice FPS o en el FPS y en la protección en el UVA. Al inicio de la discusión de los métodos de evaluación en el UVA, había quienes se decantaban por un método de evaluación en humanos y quienes se decantaban por un método de evaluación en animales y quienes abogaban por métodos in Vitro. Los métodos de evaluación en animales y teniendo en cuenta los criterios de reducción de la experimentación en animales fueron abandonados, y la discusión se centró en métodos in Vivo en humanos y/o métodos in Vitro. Uno de los problemas que había a la hora de diseñar métodos de evaluación en humanos era definir cual era el “ endpoint “ más adecuado y si existía un “ endpoint” válido para todo el espectro UVA. ). El método de evaluación basado en la determinación del PPF (uso de sustancias fotosensibilizantes) presentaba como ventajas tiempos de exposición más cortos, lámparas UVA menos intensas, pero presentaba la desventaja de la relevancia para la piel sana de los índices así obtenidos, pero sobretodo y por eso se descartó, problemas de tipo ético. La discusión entonces se centró básicamente en tres métodos: método IPD ( oscurecimiento inmediato del pigmento) método PPD ( oscurecimiento persistente del pigmento) método PF UVA ( eritema inducido por UVA) El método basado en el eritema implica tiempos de exposición largos, refleja la eficacia en el UVA corto e implica voluntarios de fototipo I,II. El método IPD se basa en un “endpoint” transitorio, de evaluación imprecisa y discutible relevancia clínica. Además no es adecuado para Fototipos I. Tiene la ventaja de tiempos de irradiación medianos. El método PPD se basa en un “ endpoint” estable y reproducible, adecuado para fototipos II, III y IV y que requiere dosis de irradiación moderadas. La JCIA ( Japan Cosmetic Industry Association ) adoptó el método PPD como método de evaluación de la protección UVA en Japón, pero estableció que la indicación de esta protección en el UVA se hacía no mediante números sino mediante categorías: PA + PA++ PA+++ : si el valor de PFA era igual o superior a 2 e inferior a 4 : si el valor de PFA era igual o superior a 4 e inferior a 8 : si el valor de PFA era igual o superior a 8 La Academia Americana de Dermatología y con motivo de la elaboración por parte de la FDA de la nueva Monografía sobre Productos Solares, recomendó en su Consensus Conference que se usasen dos métodos de evaluación de la protección en el UVA : determinación de la lambda crítica. Si lambda crítica es superior a 370 nm, se puede usar el claim “ amplio espectro” método in vivo en humanos : PPD o PF UVA Entre los métodos in Vitro hay que destacar el método del Standard Australiano y el Método Diffey. El método Diffey permite usar diferentes tipos de sustrato, sustratos que intentan reproducir la topografía de la piel. Las variables que pueden usarse como “ endpoints” son la lambda crítica y el UVA ratio. En Junio 2003 COLIPA creó un Project Team 4 cuyo objetivo era desarrollar un método para la determinación del In Vitro PPD Factor para determinar la protección de productos solares en UVA. Este método debía ser validado frente al método in vivo PPD, y la protección en el UVA debería ser expresada en relación al FPS. Las conclusiones de este equipo de trabajo han sido que la protección en el UVA puede ser determinada de un modo adecuado por este método in Vitro. Otra conclusión es que la protección en el UVA debe ser expresada en relación al FPS. En 2007 COLIPA acaba de publicar la guideline “ Method for the in Vitro determination of UVA protection provided by sunscreen products “. El Instituto DIN ha establecido el método 67502 para calcular el UV-A balance. El UVA balance se calcula de la siguiente forma: se determina el FPS in Vitro y el FPS in vivo se ajusta la curva in Vitro de absorción al valor in vivo de FPS se calcula el in Vitro Factor de Protección PPD se calcula el UV- A balance Por otra parte el gran desarrollo que ha tenido lugar en el campo de los cultivos in vitro, Explantes cutáneos y pieles reconstitutidas, ha permitido en los últimos años evaluar en estos modelos las alteraciones moleculares, histológicas y expresión de genes fotoinducidas. Así estos estudios han permitido profundizar en el conocimiento de la biología de la piel, conocer mejor los mecanismos implicados en el daño actínico y disponer de métodos de evaluación de fotoprotectores que permiten evaluar a nivel molecular, celular e histológico la capacidad de protección de un fotoprotector. Así hoy podemos evaluar si un fotoprotector protege frente a la liberación de interleucina 1 alfa, metaloproteinasas, expresión de p53, formación de dímeros de pirimidina, formación de células disqueratósicas, expresión de queratina 6, alteraciones de Involucrin y Loricrin etc. Estos métodos de evaluación de eficacia nos permiten disponer de métodos más finos y relevantes en la fase de evaluación de nuevos filtros solares y en la fase de optimización de nuevas formulaciones fotoprotectoras. Son muy adecuados para evaluar los llamados filtros biológicos, sustancias que sin absorber y/o reflejar y/o dispersar la radiación solar, son capaces de atenuar los daños fotoinducidos por su capacidad de modular la cascada de eventos moleculares que tienen lugar tras la absorción de radiación por parte de la piel. En paralelo a los procesos de armonización de los métodos de evaluación del FPS, a la búsqueda y selección del método/s más adecuados para la determinación de la protección en el UVA, diseño y puesta a punto de métodos que evalúan la protección a nivel más celular e histológico, ha tenido lugar una intensa discusión, todavía no cerrada, sobre el etiquetaje de los productos solares. Esta discusión ha intentado tener en cuenta por un lado el incuestionable derecho de los consumidores a recibir una información veraz, la protección de la salud y seguridad de los consumidores y por otro la necesidad de la industria de trasladar al etiquetaje los resultados del constante proceso de I+D+i que en el campo de la fotoprotección ha liderado. Esto quiere decir incluir claims en el etiquetado que comunique al consumidor avances en eficacia, seguridad. Pero además y dado el incuestionable papel de los productos solares en el manejo de determinadas fotodermatosis o en la protección y prevención del daño actínico en grupos de riesgo, poder reivindicar dicho uso ha sido motivo de controversia y discusión. Otro tema importante de debate ha sido el tema de resistencia al agua de los fotoprotectores, método de evaluación y etiquetado. El método de ensayo recomendado para determinar la resistencia al agua de un producto solar está descrito en Colipa Guidelines for Evaluating Sun Product Water Resistance de octubre 2004. En abril 2005 Colipa editó la Recomendación nº 16 sobre como expresar en el etiquetado la resistencia al agua. Esta Recomendación establece dos categorías : resistente al agua muy resistente al agua Aunque hay suficiente soporte científico que avala la eficacia de los fotoprotectores en prevenir las quemaduras, reducir el fotoenvejecimiento , suprimir las queratosis actínicas y ser útiles en el manejo de diversas fotodermatosis, varios estudios han puesto sobre la mesa que los indicadores numéricos ( valores de FPS) que figuran en los productos solares, no se interpretan del todo correctamente por parte del consumidor, que los usuarios no usan la cantidad adecuada de fotoprotector ni en la forma correcta, y que algunos usuarios pueden sobrestimar la eficacia de los fotoprotectores y aumentar imprudentemente la exposición solar. A pesar de ello la mayoría de los expertos cree que el uso de fotoprotectores puede proteger frente a los tres tipos de neoplasias y recomiendan utilizar productos solares con FPS altos que incluyan protección frente a UVA. Se ha discutido sobre si sería mejor utilizar en el etiquetado categorías de protección en lugar de índices de FPS, y si sería conveniente limitar los índices de FPS. Los defensores de esta posición argumentan que ello centraría más la atención en la protección y no estimularía la exposición prolongada a la luz del sol. La Academia Americana de Dermatología llamó la atención a la FDA sobre los efectos que tendría sobre la investigación y avances en fotoprotección la posibilidad de limitar el FPS a 30+. Es una discusión abierta y en mi opinión hay que ser imaginativo para encontrar soluciones que salvaguardando los derechos del consumidor no supongan un freno a la I+D+i en fotoprotección, y máxime cuando como he expuesto anteriormente hoy la fotoprotección debe contemplarse como una herramienta que va dirigida a los sujetos con piel sana, pero también a pacientes y grupos de riesgo, pacientes y grupos de riesgo donde el FPS y el índice de protección en UVA pueden no ser suficientemente relevantes y requieran los profesionales de la salud ( médicos y farmacéuticos) de información más precisa sobre el FPS concreto, protección UVA concreta y datos de eficacia no en sujetos sanos sino en pacientes, como por ejemplo eficacia en pacientes con Xeroderma Pigmentosum, Erupción Polimorfo Lumínica, en pacientes sometidos a tratamientos inmunosupresores etc. Es decir una regulación demasiado restrictiva puede dar lugar a que sea difícil o poco interesante llevar a cabo determinadas evaluaciones en modelos preclínicos, organotípicos o en pacientes que puedan sustentar claims como anti-.aging, anti-inmunosupresión, prevención del cáncer. Estas medidas restrictivas podrían limitar la búsqueda de nuevos “ endpoints” más relevantes clínicamente , y la investigación de la biología cutánea, así como el “ discovery” de nuevos filtros solares. Con fecha 26 de septiembre de 2006 se ha publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea la “ Recomendación de la Comisión de 22 de septiembre de 2006 relativa a la eficacia de los productos de protección solar y a las declaraciones sobre los mismos. Esta Recomendación va dirigida a los Estados Miembros, cuyas autoridades competentes tomarán las medidas que crean oportunas en relación con esta Recomendación. Esta Recomendación ha introducido variaciones con respecto a la Recomendación Nº 19 que con anterioridad había propuesto COLIPA. Las principales variaciones y no menores son : eliminación de factores por debajo de 6 para reivindicar protección solar la reducción de una categoría, eliminándose la ultra se hace una recomendación sobre el factor de protección UVA ( mínimo 1/3 del FPS) Los conceptos importantes que introduce esta Recomendación de la Unión Europea son : los productos solares deberían proveer una protección mínima en UVB y en UVA la protección en UVB y en UVA no son independientes, deben ser proporcionales. El mínimo grado de protección debería ser : - FPS 6 ( determinado por Internacional Sun Protection Factor Test Method 2006), o grado de protección equivalente medido por método in Vitro - un Factor de Protección UVA de valor al menos 1/ 3 del FPS, determinado por el método PPD , o grado de protección equivalente medido por método in vitro - lambda crítica de al menos 370 nm la eficacia debe indicarse en el etiquetado mediante categorías: baja, media, alta y muy alta. El rango de FPS recomendado es 6, 10, 15, 20, 25, 30, 50 y 50+ no claims tales como :sunblock, 100% protección, total protección no claims tales como : “ protección todo el día “, no necesario reaplicar producto incluir warnings tales como: no estar demasiado tiempo bajo el sol, sobreexposición al sol es perjudicial, no exponer directamente al sol a los bebés y niños instrucciones de uso tales como : aplicar producto antes de la exposición, reaplicar frecuentemente Esta Recomendación tiene aspectos positivos tales como : intentar mejorar la protección real en uso que ofrecen los fotoprotectores a través de unas mejores instrucciones de uso. Reducir el riesgo que el uso de fotoprotectores implique aumentar imprudentemente la exposición al sol La protección en el UVB y en el UVA no deben ser independientes, deben estar relacionadas Fijar el concepto de una protección mínima para reivindicar protección solar La eficacia se indica en el etiquetado mediante categorías e índices de FPS Pero a mi entender la limitación de un FPS máximo puede reducir los programas de I+D+i en el campo de la fotoprotección, reducir el discovery de nuevos filtros solares, limitar el desarrollo de fotoprotectores especiales y específicos para su uso en ambientes laborales , en deportistas, así como en grupos de riesgo, en fotodermatosis y como protección en determinadas patologías fotoagravadas. Puede suponer también limitar la información que requieren los profesionales de la salud en su quehacer diario de prescripción, dispensación y recomendación. Creo además sería conveniente introducir el índice de FPS 40 en la categoría de protección muy alta.