restriccion cautelar de la libertad - Escuela de la Magistratura del

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RESTRICCIONES CAUTELARES DE LA LIBERTAD.
CJS,
Tomo
134:327,
16
de
junio
de
2009,
“INCIDENTE
DE
EXCARCELACIÓN
PRESENTADO POR EL DR. DIEGO RODRÍGUEZ PIPINO A FAVOR DE ROBERTO GENARO
PLAZA EN EXPTE. Nº 3177/08 – CAM. 3º EN LO CRIMINAL – RECURSO DE CASACIÓN”
(Expte. N° CJS 32.156/09)
Principios
constitucionales:
tanto
la
Constitución
Nacional,
la
Constitución Provincial, como los tratados internacionales consagran a la
libertad y a la privación provisoria como regla y excepción. Entonces, lo
segundo también posee jerarquía constitucional y no se encuentra prohibido,
siendo que las específicas disposiciones que lo contemplan, mediante la
imposición de distintos requisitos infranqueables, la limitan a su justo
alcance
y
medida
(arts.
18
y
75,
inc.
22
de
la
CN;
9.3
del
Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos; 9 y 11 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos; 7.3 y 8.2 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos; XXV de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre; y 19 de la CP).
Sobre
el
particular,
la
Corte
Suprema
de
Justicia
de
la
Nación
ha
reconocido que el derecho a gozar de libertad durante el proceso no es
absoluto y que el arresto, la detención y la prisión preventiva son medidas
cautelares que cuentan con respaldo constitucional siempre y cuando sean
necesarias para asegurar el éxito de la investigación o para garantizar, en
casos graves, que no se siga cometiendo delito y que no se frustre la
ejecución de la eventual condena (Fallos, 280:297; 304:1524 y 305:1022).
En
esa
tesitura,
la
Corte
Interamericana
de
Derechos
Humanos
–cuya
jurisprudencia es guía para la interpretación del pacto de San José de
Costa Rica (CSJN, Fallos, 318:514)- consagró a la prisión preventiva como
medida cautelar no punitiva (c. Suárez Rosero, 12/11/97) y admitió como
legítima causal para dictarla a la gravedad penal de la imputación, siempre
y cuando la amenaza de cumplimiento efectivo subsista mientras dure la
medida (informe 2/97). En ese informe, además, aceptó como justificativo
para su dictado al peligro real de reiteración o reincidencia delictiva y,
en la Resolución Nº 17/89, a la reacción pública ante la gravedad especial
del hecho.
Juez Natural: sin perjuicio de las contadas excepciones regladas en el art.
19 de la Constitución Provincial, la privación provisoria de la libertad
ambulatoria del imputado, en cualquiera de sus especies sólo puede ser
ordenada
por
juez
competente
mediante
resolución
escrita
debidamente
motivada, con expresa alusión a sus razones fácticas y jurídicas y oportuna
notificación.
Para
ser
válidamente
dictada,
además
de
la
gravedad
del
delito,
debe
encontrar su causa en el posible daño al proceso, sea a la averiguación de
la verdad o a la concreta actuación de la ley penal, valorado en cada caso
y en atención a sus particularidades objetivas y subjetivas; asimismo,
tratándose de una medida cautelar, únicamente procede ante la verosimilitud
del
derecho
que
se
quiere
proteger
y
el
peligro
en
la
demora
y,
principalmente, debe ser útil, razonable y proporcional al peligro que se
quiere evitar.
De conformidad a esos lineamientos constitucionales y con especial énfasis
en la regla de proporcionalidad aludida, la cautelar sólo se concibe cuando
en el caso concreto al hecho investigado corresponda pena privativa de
libertad de cumplimiento efectivo. Como lógica derivación, la magnitud de
la amenaza penal indica en alto grado de probabilidad el peligro de daño al
proceso, ya por evasión del imputado o por deliberado ocultamiento de
pruebas.
En ese entendimiento, para los distintos grados y momentos del proceso y
según el concreto peligro procesal, la ley adjetiva local regula, con
distintas
magnitudes,
las
posibles
medidas
restrictivas
de
la
libertad
ambulatoria que pueden imponerse y los institutos o remedios aptos para
hacerlas cesar, los que deben ejecutarse en la medida de lo indispensable y
de modo que perjudiquen lo menos posible a la persona y reputación del
afectado (art. 270).
El arresto, entre ellas, se encuentra reservado a los primeros momentos de
la
investigación,
por
un
tiempo
no
mayor
a
24
hs.
y
al
efecto
de
individualizar al posible responsable (art. 271); no constituye en nuestro
sistema, “lato sensu”, una medida cautelar coercitiva.
La detención, en cambio, procede contra el imputado, en principio, a fin de
asegurar
su
comparencia,
aunque,
ante
el
peligro
al
proceso,
puede
prolongarse hasta el procesamiento en los delitos graves e, inclusive,
hasta la conclusión del juicio en los delitos leves (arts. 274 y cc.).
Inversamente a lo que sucede en la prisión preventiva, la verosimilitud se
presenta en menor magnitud pero, en contraposición, prevalece el peligro en
la demora y la eventual obstaculización a la investigación. La exención de
detención constituye su remedio, puede ser solicitada por el imputado aún
no privado de libertad y debe concederse si se estimare que corresponderá
condena de ejecución condicional (art. 305).
La prisión preventiva se presenta como el medio cautelar privativo de
libertad de mayor magnitud coercitiva en el proceso penal. En cuanto a los
requisitos de su dictado la verosimilitud del derecho y el peligro en la
demora aparecen como condicionantes intrínsecos, ya que sólo procede contra
imputado procesado, es decir, en contra de quien existen elementos de
convicción suficientes para juzgar que es culpable como partícipe de un
hecho delictivo específico (arts. 295 y 300) o, en términos de la doctrina,
contra quien pesa presunción de culpabilidad. Por ello es que los arts. 300
y 306 –que deben conjugarse- imponen al juez, sea para dictarla o para
conceder la excarcelación, estrictamente, considerar la magnitud de la pena
y la eventual imposición de condena efectiva.-
SENTENCIA CONDENATORIA. EFECTO NO SUSPENSIVO DEL RECURSO. EJECUCIÓN DE LA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL DE CASACIÓN.
CJS, Tomo 152:979 (del voto de los Dres. Posadas, Catalano, Cornejo y
Garros Martínez), 26 de enero de 2011, "AVOCAMIENTO SOLICITADO POR LA
DEFENSA DEL IMPUTADO EN CAUSA Nº CJS 32421/09 ‘C/C VALDEZ, RENÉ ELADIO –
RECURSO DE CASACIÓN’ - VARIOS” (Expte. Nº CJS 34.038/10)
El
ejercicio
de
la
jurisdicción
no
se
agota
con
las
actividades
de
dirección, cognición y decisión, sino que implica para los jueces naturales
el
deber
de
ejercer
el
poder
coercitivo
cuando
sea
necesario
y,
fundamentalmente, a efectos de concretar la justicia, el de ejecutar los
fallos dictados como, también, asegurar que éstos sean cumplidos.
La
actividad
coercitiva
“lato
sensu”
procede
hasta
tanto
la
sentencia
definitiva se encuentre firme, y posee naturaleza preventiva, provisoria y
cautelar. La necesidad de dictar una medida de esta naturaleza encuentra
fundamento
constitucional
y
es
patente,
evidente
e
innegable
ante
una
condena recurrida que no aplique el art. 26 del C.P.
Sentencia
Condenatoria
no
firme.
Efecto
no
suspensivo
del
recurso
de
casación: el ejercicio del poder coercitivo cautelar ante el dictado de una
sentencia o de cualquier otra resolución no es excluido por los efectos de
los recursos que puedan interponerse (art. 451 del C.P.P.) puesto que,
asegurar
el
resultado
de
la
decisión
es
un
deber
de
cumplimiento
obligatorio y la existencia real de un pronunciamiento condenatorio que
implique
soportar
una
pena
privativa
de
libertad
-aunque
se
encuentre
recurrido- existe y otorga el convencimiento necesario sobre el probable
daño
jurídico
y
el
peligro
de
evasión,
lo
que
exige
al
juez
imponer
cautelarmente la medida restrictiva de la libertad; instituto procesal que
procede
con
independencia
y
cuya
regulación
es
autónoma
en
la
ley
instrumental.
La
doctrina
también
ha
hecho
hincapié
en
esa
especial
manifestación
jurisdiccional y ha resaltado la necesidad de su ejercicio; entre los más
destacados autores, Lino Enrique Palacio advierte que en el caso de haberse
deducido un recurso y hasta que sea resuelto por el superior “el condenado
debe continuar en la misma situación en que se encuentre sin perjuicio de
que,
ante
libertad,
la
hipótesis
continúe
o
se
de
habérsele
disponga –en
impuesto
ese
una
acto- su
pena
privativa
detención
a
de
título
cautelar” (Los Recursos en el Proceso Penal, Ed. Abeledo Perrot, Bs. As.
1998, pág. 25).
Ejecución de la sentencia del tribunal de casación: La ejecución del fallo
es esencial e inmanente al ejercicio de la jurisdicción, pues mediante esa
actividad se realiza efectivamente el derecho en el caso concreto. Su
procedencia ocurre con la sentencia firme, esto es –advierte Alfredo Vélez
Mariconde- cuando la decisión definitiva –sobre el fondo- no es impugnada
por
los
medios
previstos
en
la
ley
procesal
pertinente
(casación
e
inconstitucionalidad) o cuando los recursos son resueltos por el tribunal
competente (conf. Derecho Procesal Penal, Ed. Lerner, Córdoba 1982, pág.
333).
En el segundo supuesto y dejando a salvo los juicios de reenvío o de
nulidad “el tribunal de casación se limita a emitir su declaración sobre el
recurso correspondiendo la ejecución al tribunal que pronunció la sentencia
de mérito” (De la Rúa, Fernando, La Casación Penal, Ed. Depalma, Bs. As.
200, pág. 271; en idéntico sentido, Palacio, Lino Enrique, op. cit., pág.
153). Ello es así porque el superior conoce y decide por vía recursiva
contra
recurso
decisiones
no
hace
definitivas
más
que
de
dejar
otros
magistrados
expedita
la
y
eficacia
el
de
resultado
la
del
sentencia
confirmada o integrarla con la declaración que se efectúe (conf. el primer
autor citado, págs. 260 y 261). La competencia recursiva es, por ende,
limitada, taxativa y restringida, y no excluye la del juez de grado sobre
aquellas cuestiones propias y privativas de la causa.
La regla, al igual que en la mayoría de las legislaciones, es adoptada por
nuestro
Código
Procesal
Penal
(arts.
455,
479
y
cc)
que
además,
especialmente dispone que en caso de que se imponga una pena privativa de
libertad,
y
sin
perjuicio
de
la
ulterior
intervención
del
juez
de
ejecución, el alojamiento debe ser ordenado por el juez o tribunal del
sentencia (art. 503) mientras, a su vez, contempla una única excepción de
intervención directa que es lógica y atiende a la libertad (art. 482).-
Cámara Nacional de Casación Penal “Díaz Bessone, Ramón Genaro s/recurso de inaplicabilidad de
ley" - CNCP -EN PLENO - 30/10/2008Acuerdo Nº 1/2008, en Plenario Nº 13
(Mayoría)
No basta en materia de excarcelación o eximición de prisión para su denegación la imposibilidad de
futura condena de ejecución condicional, o que pudiere corresponderle al imputado una pena
privativa de la libertad superior a ocho años (arts. 316 y 317 del C.P.P.N.), sino que deben valorarse
en forma conjunta con otros parámetros tales como los establecidos en el art. 319 de ese
ordenamiento a los fines de determinar la existencia de riesgo procesal.
La pena que podría corresponder al delito imputado implica una presunción “iuris tantum” del posible
daño procesal.
(Dres. Riggi; Ledesma; Tragant; Hornos; Michelle; González Palazzo: Hergott; David; Mitchell; Fégoli)
(Minoría)
Basta en materia de excarcelación para su denegación la imposibilidad de futura condena de
ejecución condicional, o que pudiere corresponderle al imputado una pena privativa de la libertad
superior a ocho años.
La pena que podría corresponder al delito imputado implica una presunción “iure et de iure” del
posible daño procesal.
(Dres. Catucci; Madueño; Basavilbaso)
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