PRISION PREVENTIVA ¿CONSTITUCIONAL O INCONSTITUCIONAL? Autor: JUAN CARLOS NACUL.- Los abogados que ejercemos la materia Penal, nos preguntamos casi a diario ¿Si mantener la Prisión Preventiva, resulta Constitucional o Inconstitucional, cuando ha cumplido con sus fines procesales. Pareciera, que el tiempo se detuvo en aquella Argentina, forjada por los Constituyentes Históricos, con justicia llamados “los padres de la Patria”, que, ya en 1853 redactaron la Carta Magna, incorporando en su Preámbulo, el real y verdadero sentido social, filosófico y político a dar, a la incipiente Organización Nacional de cara al mundo.- Ello, se manifiesta con párrafos tales como: “afianzar la justicia y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”.- Posición abolicionista y libertaria, que se asemeja al moderno término garantista, que se ve reflejada en su normativa, especialmente y en cuanto a este trabajo interesa, el art.18 C.N.....”Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso”...- “Quedan abolidos para siempre....toda especie de tormentos”.- “Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución, conduzca a mortificarlos mas allá de lo que aquella exija, hará responsable al Juez que la autorice”..Y así nace, o se configura en la especie, la primera hipótesis de conflicto entre el Derecho Constitucional y el Derecho Procesal Penal, en tanto el primero pregona la libertad del ciudadano sin mengua alguna, y el segundo regula la prisión del sometido a proceso, posiciones equidistantes, que parecen colisionar y enfrentarse, a veces de modo real o aparente, entre el interés de la sociedad, de ver encerrados a los que delinquen, con el interés del individuo, de mantenerse en libertad durante la sustanciación del proceso en su contra.- En tal estadio de situación, podemos decir que estamos, ante un cuadro de Dos Constituciones en Pugna. Así, el Estado debe armonizar el encarcelamiento preventivo, con el instituto de inocencia, que no abandona al justiciable, hasta que recaiga en su contra sentencia condenatoria firme, según se desprende del novísimo precedente de la CSJN en in re: “Loyo Frayre, Gabriel Eduardo-s/ Estafa” causa 161070S.C.L.16,L.XLIX- 06/03/2014.- Cabe afirmar que ambos institutos o prerrogativas, libertad o cárcel, encuentran su legitimación en la normativa Nacional y Supranacional.Puesta en tal disyuntiva la tarea jurisdiccional, debe optar por satisfacer uno de tales intereses, sin mengua o perjuicio para el otro, en el sentido de que uno no se satisfaga en desmedro del excluido, centrándose la real coyuntura en dictar la sentencia justa que condene al culpable y absuelva al inocente, pero lo que la Justicia no se puede permitir, es sufrir o pagar el coste, de mantener preso o condenar a un inocente.- En tal encrucijada, deberá optar por aplicar las enseñanzas del maestro Francesco Carrara, sobre que: ....”es preferible liberar al culpable, antes que condenar al inocente”...Decimos, que virtualmente el tiempo no transcurrió, pues a pesar a estar en el umbral del bicentenario de la Patria, la letra y espíritu Constitucional, en materia de libertad ambulatoria, sigue siendo una lengua que no se habla, ni se aplica al decir del padre de la Constitución Juan Bautista Alberdi.Por expresa manda Constitucional, ya en 1853 se estableció como axioma “la libertad como regla y la cárcel como excepción”, exégesis prevista en la letra constitucional a través de los institutos de “amparo y habeas corpus” del Art. 43 CN, a partir de la reforma de 1994 e incorporada en los Códigos Adjetivos tanto Federal como Provinciales, a través de Institutos tales como: “Excarcelación, Eximición de prisión, Cese o Morigeración de Prisión Preventiva, Arresto domiciliario y otros”. Ello, derivado del sistema Constitucional adoptado, por Argentina, que representa una mixtura tomada del Derecho Anglosajón y Americano, entendiendo que las penas de encierro excesivas, representaban ejemplos de barbarie, solo comparables al destierro o relegamiento del Derecho Griego o Romano, hoy llamadas a la luz del Derecho Internacional de los Derechos Humanos “penas crueles, inhumanas o degradantes”. En tal sentido, resulta auspicioso, la evolución que tuvieron los DD.HH. en las últimas dos décadas, las reformas operadas en nuestra Constitución en 1994, los precedentes emanados de la CSJN, la CFCP y demás Tribunales de Alzada del País.Idéntica evolución encontramos en los Códigos del rito adjetivo, tanto federal como provinciales, que dejaron atrás por obsoleto, inconstitucional e inviable, el Sistema Inquisidor propio del Derecho Penal de Autor, para transitar el actual camino del Sistema Acusatorio de Enjuiciamiento Penal de Acto, de tipo contradictorio y adversarial.Hoy por imposición de la normativa nacional y supranacional, se debe aplicar y respetar en forma inexcusable e irrestricta, las garantías fundamentales de linaje Constitucional, que informan y nutren al debido proceso legal adjetivo, la libre defensa en juicio y el instituto o estadio de inocencia.A pesar de ello, existe una cerrada y obstinada posición en mantener sinedie las cautelares privativas de libertad, siendo necesario reclamar el cumplimiento de la regla “libertad” durante la sustanciación del proceso penal y dejar que la Prisión Preventiva cumpla con los fines procesales, para los cuales fue concebida y no como un abuso del poder estatal jurisdiccional.Es así, que la Justicia es el parámetro, con que se mide la actitud del Juez al momento de transitar la investigación criminal, acuciado por el ansia del descubrimiento de la verdad real o material, por lo tanto el sometido a proceso penal, debe imperativamente gozar de todas las prerrogativas- declaraciones, derechos y garantías- que la Constitución de los Argentinos establece, para legitimar el llamado juicio previo, que manda el art.18 CN.Convencidos que el instituto de la Prisión Preventiva, tal como hoy se la concibe y aplica, resulta a todas luces violatoria de todo el andamiaje y Bloque Constitucional Federal, que importa en la especie, hacer incurrir a Argentina en causales de responsabilidad Internacional, al desoir e inaplicar expresos Pactos y Tratados Supranacionales suscriptos o adscriptos.Persuadidos además, que la cautelar privativa de libertad, no cumple con los fines y objetivos, para los cuales fue incorporada en las Leyes de Forma, que tampoco cumple, con el postulado emanado del art. 18 C.N., pues las cárceles no son sanas, ni limpias, no resocializan, no readaptan, ni devuelven a la sociedad un hombre útil, ni mucho menos aceptado por ella.Por ello y por mucho más, el instituto de Prisión Preventiva o criminalización o estigmatización previa, como modo de imponer penas o condenas anticipadas, agravando en demasía la situación del sometido a proceso, infligiéndole sufrimientos innecesarios, resulta absoluta y genéricamente inconstitucional, en tanto resulta incompatible con el principio de inocencia, de todo ciudadano involucrado en causa judicial penal, máxime, cuando ha cumplido con los presupuestos procesales, para los cuales fue normativizada, única posibilidad legitimante que se prevé, para aplicarla, sin avasallar la garantía de inocencia, de idéntico rango constitucional.- Influencia del Derecho Constitucional sobre el Derecho Procesal Penal.Tal como lo enseña Raúl Washington Abalos, ..”estudiar la vinculación del Derecho Procesal Penal con el Derecho Constitucional, significa vincular filialmente a aquél con éste. El Derecho Procesal Penal es hijo de la Constitución, y por lo tanto, en algunos aspectos, sus normas tienen la misma jerarquía, es decir jerarquía constitucional”.- En suma, si la libertad del sometido a proceso penal, está reglamentada por la ley adjetiva y esta nace como correlato o premisa expresa del texto Constitucional, su relación además de íntima, resulta conexa y absolutamente dependiente, en tanto todo el fundamento represivo del Estado está dado o contenido en la Constitución, ya sea en su carácter de dogma, o por los principios que impone, o bien por las garantías que asegura.Continúa el autor citado: ..”Así como el Derecho Procesal Penal sirve al Derecho Penal su efectiva realización, el Derecho Constitucional le otorga al primero la jerarquía de norma fundante cuando reglamenta garantías expresas e implícitas de la Constitución Nacional. No solo tiene jerarquía constitucional la reglamentación de la Justicia, los funcionarios encargados de dar vida a la función judicial también son obra directa de la misma Carta Magna, y los derechos que la ley acuerda al imputado son garantías inalienables deparadas por aquélla al sujeto sometido a juzgamiento”.Dijimos en la introducción, que el Preámbulo Constitucional, resume la idea política de país que tuvieron en mira los Constituyentes históricos de 1853.- Idea que resurge, cada vez que resulta necesario, resaltar su conceptualización, ante legislaciones que pretenden olvidar sus claros preceptos, especialmente en cuanto a libertad personal, e igualdad de todos los habitantes, en el ejercicio pleno de los derechos y garantías que la letra Constitucional acuerda.La mejor y mayoritaria doctrina nacional, enseña que:..”El preámbulo orienta al legislador procesal, porque en aquél está contenido también el propósito político del Constituyente Nacional, como pauta orientadora de todo orden legislativo del país. Es por esa razón que las instituciones procesales lo observan como guía, y como base de interpretación para reordenar la interpretación equivocada, cuando el legislador olvida el mandato que él le impone”.Así, cuando el ciudadano ve amenazada su libertad, por la potestad represiva del Estado, acude al texto constitucional, para preservarla o recuperarla, en tanto su letra expresa la tutela y protege, concibiéndolos como derechos implícitos o explícitos.- En tal sentido, la libertad está consagrada como garantía expresa, delegando la reglamentación de tal derecho al legislador procesal, en la inteligencia de que el ciudadano inocente, conforme a la manda constitucional del art. 18, podrá gozar plenamente de tal ejercicio y recurrir en su amparo, en tanto su derecho sea vulnerado.- Conclusión y reflexiones finales.- Resulta claro, en consecuencia, que el encarcelamiento preventivo sólo puede tener fines procesales, porque se trata de una medida cautelar, no punitiva, criterio que, como se dijo, surge de lo expresamente previsto en el art. 280, CPPN y 281 C.P.P.Tuc., y que fuera consagrada en distintos precedentes por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, especialmente en el señero y emblemático fallo Suarez Rosero (20), sentencia del 12/11/97, párrafo 98.En la ocasión el Alto Tribunal definió la prisión preventiva indebida y excesivamente prolongada como: ..”violatoria del principio de igualdad, respecto de cuyo alcance, también se pronunció la Corte Interamericana de Derechos Humanos en opinión consultiva nº:4/84- 09/01/84, en la propuesta de modificación de la Constitución Política de Costa rica, relacionada con la naturalización - párrafos 53 a 58- una excepción que despoja a una parte de la población carcelaria de un derecho fundamental por la sola naturaleza del delito imputado en su contra y, por ende, lesiona intrínsecamente a todos los miembros de dicha categoría inculpados”-( considerando 18) Reafirmando a la vez, el carácter netamente cautelar y no punitivo de la prisión preventiva, así como la obligación estatal – la que surge por imperio del art.8.2 de la C.A.D.H.- de no restringir la libertad del detenido más allá de los limites necesarios, para asegurar que no impedirá el desarrollo eficiente de las investigaciones, y que no eludirá la acción de la justicia.Concepto básico, que se refleja en diversos instrumentos del derecho internacional de derechos humanos, especialmente en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en su art. 9.3, el que dispone que la prisión preventiva de las personas que hayan de ser juzgadas, no debe ser la regla general.Por todo lo expuesto, solo cabe arribar a la conclusión obligatoria en relación al tema en tratamiento y sobre que la prisión preventiva, resulta una medida de carácter cautelar excepcional, única posibilidad admitida constitucionalmente, y que solo puede anidar fines netamente procesales, como evitar la fuga del imputado y la frustración o entorpecimiento de la investigación de la verdad.Conceptualización, que surge de la correcta exégesis del principio de inocencia, como primera y fundamental garantía, tutelado tanto por el art. 18 de la C.N. y art.8.2 de la C.A.D.H. y debidamente reglamentado por el art.280 del C.P.P.N..- En consecuencia, si se tomara como criterio restrictivo de libertad, las penalidades establecidas en abstracto, por la ley sustantiva, para los delitos atribuidos y la eventualidad de una futura condena, el instituto de excarcelación u otros que permiten el recupero de libertad del encausado, automáticamente se transformarían en letra muerta, al resultar en los hechos inaplicables, en todos los supuestos de penalidades severas.- Tal línea de pensamiento, llevaría a sostener la legitimidad de las detenciones cautelares o preventivas sine-die, para ciertos sucesos delictivos, desvirtuando y subvirtiendo el principio o presunción de inocencia, transformándolos en virtual presunción de culpabilidad.- Concepto reñido con la normativa de aplicación y que repugna al orden público constitucional, siendo manifiesta su inconstitucionalidad, por gravedad institucional y vulneración de expresas garantías fundamentales.Al respecto el Dr. Gustavo Hornos en su voto en causa 5849:...”Olivera Rovere- C.N.C.P.Sala IV-10/04/06” ha definido la interpretación armónica que el juzgador debe dar, de la normativa procesal de aplicación, teniendo en cuanta los postulados tanto de la constitución nacional y de los tratados internacionales en materia excarcelatoria.Afirmando que: ..”cuando la inteligencia de un precepto, basada exclusivamente en la literalidad de uno de sus textos- sin apoyatura que así lo sostenga- conduzca a resultados concretos que no armonicen con los principios axiológicos enunciados en otro de rango superior y produzca consecuencias notoriamente disvaliosas, resulta necesario dar preeminencia al espíritu de la ley, a sus fines, al conjunto armonioso del ordenamiento jurídico y a los preceptos fundamentales del derecho en el grado y jerarquía en que éstos son valorados por el ordenamiento normativo”...” De lo contrario aplicar la ley se convertiría, como lo ha dicho la Corte Suprema en “una tarea mecánica” incompatible con la naturaleza misma del derecho y la función específica de los magistrados que les exige siempre conjugar los principios contenidos en la ley con los elementos fácticos del caso, pues el consciente desconocimiento de unos u otros no se compadece con la misión de administrar justicia”-( fallos 302: 1284 y Otros).- Ahora bien, cuando el Estado avanza sobre el Poder Judicial, quitándole independencia funcional o de criterio, resulta un hecho demostrativo de que el poder político se expande con el transcurso del tiempo sobre el modelo republicano, sofocando su funcionamiento, de tal forma y constancia que ha establecido una costumbre “contra legem” inconstitucional, de invasión sistemática de las funciones específicas de otro poder, alterando la división de poderes, propia del sistema político argentino.- Los efectos de tal modelo de poder público, concurren fundamentalmente en la desconfianza de la sociedad sobre la seguridad de sus derechos, pero consecuentemente generan conflictos para con el propio Estado, por cuestiones que no se plantearían en un marco previsible de seguridad institucional y jurídicaA modo de colofón, cabe concluir que mantener la cautelar de Prisión Preventiva, más allá de los límites permitidos por la Ley y sin tener en mira, fines estrictamente procesales de utilidad práctica y objetiva en cuanto al proceso, representará un claro abuso de poder jurisdiccional, convirtiendo a la interlocutoria sostenida en tal sentido, en inconstitucional por notoria y manifiesta conculcación de garantías fundamentales de abolengo Constitucional y Supranacional.Ello, a que no pueden coexistir sin un grave conflicto la cautelar de encarcelamiento preventivo, con el principio de inocencia, tal como lo sostiene; Luigi Ferrajoli en su obra Derecho y Razón, quién previo a analizar exhaustivamente el principio de inocencia a lo largo de la historia del mundo, y la imposición de la prisión preventiva en su desmedro, concluye en: ..”que la debilidad de la ilustración en asumir, una posición de compromiso para abolir la prisión preventiva, y los esfuerzos que efectuara para limitarla, han sido incapaces para contener el desarrollo patológico de la privación de libertad sin juicio”..En igual sentido reflexiona, el Ministro de la C.S.J.N, Eugenio Zaffaroni , en su actualizada obra Manual de Derecho Penal – parte Gral. y otras