LA LIBERTAD DE PRENSA TEMA PERMANENTE EN CAMPAÑAS PROPAGANDÍSTICAS ANTICUBANAS Enviado: Viernes, 16 de Marzo de 2001 02:40 a.m. Asunto: CUBA Y LA LIBERTAD DE PRENSA (Tomado de: www.upec.cu - Unión de Periodistas de Cuba) LA LIBERTAD DE PRENSA TEMA PERMANENTE EN CAMPAÑAS PROPAGANDÍSTICAS ANTICUBANAS A partir de 1959 el tema de la libertad de prensa y de expresión se esgrimió sostenida y malévolamente por Estados Unidos para atacar a Cuba. La reaparición de periódicos como Noticias de Hoy y la Calle, la salida de nuevos diarios como Revolución y Combate, la fundación de la agencia Prensa Latina o la revista Verde Olivo, la aparición de Radio Habana Cuba y otros medios de propiedad social, estatal o pertenecientes a organizaciones provocaron los primeros ataques de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) contra el naciente proceso revolucionario. La presencia de esos medios fue vista, por los que dicen ser defensores del pluralismo, como un peligro para la libertad de prensa y de expresión en Cuba y toda América. Un coronel de la CIA y periodista de una cadena de periódicos en Chicago Tribune, Jules Dubois, se estableció en Cuba en 1959 y se dedico durante casi dos años, aparte de espiar y crear una red de agentes, a publicar artículos o hacer insidiosas declaraciones sobre los peligros que enfrentaba la libertad de prensa en América por el hecho de la creación de “medios totalitarios y comunistas” en Cuba. Su pensamiento cavernícola lo llevó a proclamar incluso que el respeto y el ejercicio de la libertad de prensa y de la democracia sólo eran compatibles con la existencia de propiedad privada en los medios de comunicación. En aquel entonces, en cuba, la mayoría de los principales periódicos y revistas tradicionales continuaban saliendo normalmente. Nadie impidió ni impuso a Diario de la Marina, la información, Excelsior, Prensa Libre, El País, El Mundo, Avance y El Crisol, y las revistas Bohemia, Carteles, Romances, Vanidades y decenas de otras cambio alguno en su régimen de propiedad ni en su perfil editorial. Lo cierto es que el Primero de Enero de 1959 sólo dejaron de parecer cinco diarios – Tiempo en Cuba, Ataja, Alerta, Pueblo y Mañana – y tres emisoras de radio –Cadena Oriental de Radio, Unión Radio y Reloj de Cuba --, cuyos dueños o directores, que fueron conocidos criminales y testaferros de la dictadura de Batista, huyeron de los tribunales de justicia cubano. Quien revise en los archivos el contenido de lo que se publicaba en Cuba en aquellos días fácilmente podrá comprobar que existió una ampliada libertad, en particular para la prensa de propiedad privada que usó sus páginas, como regla, para atacar y difamar a la Revolución y sus leyes de beneficio popular, sobre todo a partir el 17 de mayo de 1959 cuando se promulgó la Ley de Reforma Agraria. Iniciaron la guerra más prolongada y despiadada de desinformación sobre Cuba con la publicación de editores y artículos venenosos y calumniosos, la reproducción de materiales anticubanos publicados en Estados Unidos y cables mentirosos de las agencias norteamericanas AP y UPI que pintaban a diario como infernal la situación en Cuba. La Reforma Agraria fue interpretada como la abolición de libertad de prensa en Cuba. En aquel entonces, Fidel Castro expresó: “ Es curioso pensar que las campañas que no se hicieron contra los gobernantes vendepatrias, contra los gobernantes sinvergüenzas, son las campañas que ya hoy comienzan a hacer y amenazan con ser cada día audaces y furibundas, contra el gobierno que no se ha robado un centavo, contra el gobierno que no ha cometido un solo acto de nepotismo, contra el gobierno que no ha incurrido en uno solo de los vicios de la vieja política, que no ha cometido un solo acto de violencia contra ningún ciudadano de la república...” Los primeros conceptos públicos de la revolución cubana sobre el tema de la libertad de prensa y de expresión fueron expuestos por Fidel Castro el 7 de junio de 1959 en una reunión con los periodistas de los principales medios de difusión, a la cual no asisten, aun que fueron invitados, la mayoría de los directores de los medios de prensa privados. “...periodismo no quiere decir prensa, sino periodismo – dijo entonces Fidel Castro --, porque empresa quiere decir negocio y periodismo quiere decir esfuerzo intelectual, quiere decir pensamiento, y si por algún sector la libertad de prensa ha de ser apreciada es, precisamente, no por el que hace negocio con la libertad de prensa, sino para que el que gracias a la libertad de prensa escribe, orienta y trabaja con el pensamiento y por vocación, haciendo uso de ese derecho que la revolución reconquistó para el país y que la revolución mantiene para el país, aun en medio de todas las campañas tendenciosas que tienden a concitar cuantos enemigos sea posible contra la obra revolucionaria que estamos realizando.” La aplicación de esos conceptos por la Revolución puso en crisis a los que durante todo el siglo, y aun antes, hicieron negocio en Cuba con la libertad de prensa. Se adoptaron medidas para poner punto final al procedimiento de las elevadas subvenciones y dádivas que recibían las empresas periodísticas privadas procedentes de los caudales del erario público; se dio un periodo de gracia a los propietarios de publicaciones que tenían planes de regalos mediante sorteos públicos, lo que se había convertido en un lucrativo negocio, para que acabasen con ellos, como parte de la política de la revolución de saneamiento moral de la sociedad; se abogó, por otra parte, por el establecimiento de salario decoroso para los periodistas, a lo cual las empresas privadas opusieron tenaz resistencia. A tales medidas se unió la merma de ingresos que tuvieron esas publicaciones tradicionales por la contracción de la publicidad comercial y oficial, la baja de sus suscripciones y compradores en la calle y la implantación por los periodistas, obreros gráficos y locutores de la radio y la televisión y la coletilla, la inserción de una simple nota aclaratoria a todo trabajo donde se expresasen datos falsos o insidiosos con el fin de dañar la revolución o lesionar los intereses de la nación. Los dueños de periódicos y espacios radiales y televisivos no pudieron soportar una libertad de prensa en serio. La batalla por la dignificación del periodismo, que determinó la expulsión de las filas del Colegio Nacional de Periodistas de criminales, corruptos, malversadores, mercenarios de la pluma y traidores a la patria, se sumaba al panorama periodístico que resultó sumamente molesto y adverso para los magnates de la gran prensa cubana, agrupados en el denominado Bloque Cubano de Prensa, en aquella etapa inicial de la revolución cubana. Frente a todo este conjunto de hechos, a diario, los dueños de esas publicaciones vociferaban: Son ataques a la libertad de prensa y de expresión. Y la SIP les hacia coro. Otras veces, la SIP era la que daba los gritos y los dueños de periódicos hacían el coro. Lo cierto es que al eliminarse las prebendas, las empresas privadas fueron incosteables y los dueños optaron por abandonar el país. Algunos se marcharon hacia Miami u otras ciudades en los vuelos regulares salidos de La Habana alegando ser “perseguidos por el comunismo” . Todos, al llegar al territorio extranjero, se presentaban como victimas de las violaciones de libertad de prensa en Cuba, y ocupaban los cintillos de toda la prensa continental agrupada en la SIP. El Departamento de Estados norteamericanos, la CIA y otras agencias, a su vez, se encargaban de entregarles cuantiosas sumas de dinero, que procedían de los contribuyentes, a los empresarios para que fundasen en La Florida, Venezuela y otros países replicas contrarrevolucionarias de Diario de la Marina, Avance, El Crisol, Bohemia, o de las emisoras radiales de la Habana. En los documentos de la CIA sobre la invasión de la bahía de Cochinos, desclasificados en 1998, se ofrece amplia información sobre los aportes financieros que se hacían por esa agencia oficial del gobierno de los Estados Unidos a algunas de esas publicaciones contrarrevolucionarias. El abandono de imprentas y redacciones por sus propietarios dio oportunidad a la revolución de utilizar esos recursos para ampliar la libertad de prensa y de expresión. Se creo, por ejemplo, en el País-Excelsior la Imprenta Nacional que comenzó a editar cientos de miles de ejemplares de las mejores obras de la literatura universal. La primera obra editada fue El Quijote de la Mancha. Puede decirse que la masificación de la cultura del pueblo cubano comenzó con ese acto, y que unos pocos meses después tomo mayor dimensión en el desarrollo, en 1961, de la campaña de alfabetización. Ya entonces Fidel Castro daba el siguiente consejo al pueblo: “ Aprende a leer y escribir, lee, infórmate, medita, observa, piensa. ¿Por qué? Porque ese es el camino de la verdad”. Para la revolución Cubana estuvo muy claro desde sus inicios que la conquista del derecho a una verdadera libertad de prensa y de expresión, que alcanzasen a todos no a muna minoría del pueblo, pasaba por el desarrollo de una obra educacional y cultural que, en primer lugar, propiciase aulas y maestros a todos los niños en edad escolar y enseñara a leer y escribir a más de un millón de cubanos analfabetos. ¿ No es acaso una especie de burla hablar actualmente de libertad de prensa en un determinado país o en una determinada región del Tercer Mundo en que la mayoría no puede leer los periódicos o revistas o los letreros que aparecen en las pantallas de los televisores? ¿de que libertad de prensa se puede hablar donde hay 800 millones de analfabetos y hay una verdadera invasión de, los medios audiovisuales para destruir sus culturas e imponerle modelos y gustos, la doctrina de un pensamiento único? A clases capitalistas explotadoras siempre le ha interesado mantener su régimen de opresión política y explotación económica. También ha quedado claro que la propiedad social de los medios de comunicación fue la garantía para que estos no pudieran ser utilizados por intereses particulares, ajenos a los de la mayoría dela población. De ahí que en la Constitución de la Republica de Cuba, aprobada por la asamblea Nacional del Poder Popular y en referéndum popular en 1976, y reformada en 1992, establece en su Articulo 53 que “ se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista. Las condiciones materiales para su ejercicio están dadas por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión y el cine son de propiedad estatal o social y no pueden ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada, a lo que aseguran su uso al servicio exclusivo del pueblo trabajador y del interés de la sociedad. No son pocas las personas que procedentes de otros países llegan a Cuba y manifiestan su asombro por alguna de la s realizaciones de la obra social del pueblo cubano, en particular en la esfera de salud publica, educación, la seguridad social e investigaciones científicas. Se interrogan por qué tales éxitos no se conocen en sus países. La culpa de ello no es de los cubanos ni siquiera de esas personas, sino de quienes controlan los grandes medios de comunicación que ocultan o tergiversan la realidad cubana. En Cuba, por ejemplo, se efectuó en 1997 el XIV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Mas de 11 millones de jóvenes de cien países se dieron cita en la Haban, para los grandes medios mundiales no existió ese festival como no han existido elecciones en cuba. Fabrican murallas de silencio junto a murallas de mentiras y calumnias. Practican, en fin, su libertad de prensa que es sinónimo de libertad de empresa. Usted desmiente esa mentira, y ocurre que la mentira ha circulado por miles de periódicos y estaciones de televisión y de radio, y el desmentido lo registran unos pocos,. Así funciona esa libertad de prensa. La línea de Cuba, por ello, ha sido por encima de todo, la de defender la verdad. Porque la verdad triunfa en los hechos. Loa mentira se destruye por si misma mas tarde o mas temprano. En la guerra como en la paz, se ha tenido como principio informar públicamente el máximo posible y preservar la discreción mínima ineludible. La batalla por la devolución del niño Elian González demostró el valor de tales afirmaciones. Con la verdad y contra la mentira se venció en ese largo combate. La televisión, la radio y la prensa escrita cubana, de propiedad social y estatal, fueron un factor decisivo en el éxito de esa batalla por la devolución de una inocente criatura secuestrada por la mafia y la extrema derecha de Estados Unidos. Transmitieron toda la información necesaria y amplia, incluso la de fuentes enemigas. Aportaron todos los elementos de juicios requeridos, lo que contribuyo a la movilización de todo el pueblo y a que se fortaleciese su conciencia patriótica y revolucionaria. Las mesas redondas se convirtieron en fuente de información y de conocimiento, a tal punto que la población, una vez acabada la batalla de Elián, solicitó la permanecía de ellas. -------------------------------------------------------------------------------- De la Constitución de la República de Cuba Artículo 53. Se reconoce a los ciudadanos libertad de palabra y prensa conforme a los fines de la sociedad socialista. Las condiciones materiales para su ejercicio están dadas por el hecho de que la prensa, la radio, la televisión, el cine y otros medios de difusión masiva son de propiedad estatal o social y no pueden ser objeto en ningún caso, de propiedad privada, lo que asegura su uso al servicio exclusivo del pueblo trabajador y del interés de la sociedad. La ley regula el ejercicio de estas libertades. --------------------------------------------------------------DOS FUERZAS NEGATIVAS: EL BLOQUEO Y LOS LLAMADOS INDEPENDIENTES Cuba ha sufrido en las ultimas cuatro décadas un bloqueo absurdo como parte de una política hostil y de cerco dispuesta por los Estados Unidos. La prensa cubana ha sido afectada por esa política, y e determinadas coyunturas se ha visto obligada a guardar silencio o esperar la mejor oportunidad para ofrecer informaciones que, en no pocas ocasiones, resultaban estimulantes y beneficiosas para el país. Citemos, por ejemplo, las negociaciones sobre una determinada inversión extranjera o la concreción de una operación comercial. Son informaciones que, de publicarse fuera del momento oportuno, tienen significativas implicaciones por la represalias y presiones que ejercen las embajadas y agentes de Estados Unidos en todo el mundo que por Ley de ese país deben evitarlas u obstaculizarlas. Esto, pues, hace bien delicado el trabajo de los periodistas cubanos. La prensa cubana, no obstante, puede preciarse de ser una de la mas libres e independientes del mundo. No tiene que defender los intereses de la propiedad privada, ni los de la publicidad comercial, ni los del grupo de politiqueros. Escapa, en fin, ala dominación de los poderosos, a las política neoliberales, a las condiciones que imponen los organismo financieros internacionales. La prensa cubana no es un negocio y la noticia para ella no es una mercancía. Y es mayormente libre porque no hace propaganda a favor de los modelos económicos-sociales que generan desempleo, hambre, miseria, analfabetismo, enfermos sin atención medica, mendicidad, niños y ancianos desamparados, vicio como la droga, el juego y la prostitución, el racismo, el terrorismo y las guerras injustas. Los poderosos que utilizan todas las armas para destruir a Cuba, matarla de hambre y crearle todo tipo de dificultades, esgrimen el tramposo razonamiento de la libertad de prensa para atacarla. ¿Que derecho tienen ellos a enjuiciar nuestra políticas editoriales y de información dirigida a garantizar la decisión soberana de un pueblo de luchar por su independencia y dignidad, de construir el modelo de sociedad que considera más justo y humano, en medio de un clima de agresiones, amenazas y cercos? Es frecuente que la propaganda anticubana intente justificar la creación de poderosas emisoras cuyas señales están dirigidas hacia Cuba, como Radio Martí o TV Martí, o el apoyo financiero y político a los llamados “periodistas independientes” dentro de Cuba como una manera de que el pueblo cubano reciba la información que el gobierno de Cuba le niega. Es una mentira más. Se trata de piezas montadas para subvertir el orden dentro de Cuba y para justificar las políticas criminales del imperialismo contra el pueblo cubano. Los llamados periodistas independientes no son ni periodistas ni independientes. Ese calificativo de independientes se lo han vendido al mundo al igual que le han impuesto la marca de un automóvil o un tubo de pasta dental. Se trata de agentes a sueldos de un gobierno extranjero que tiene como política oficial exterminar a los cubanos por medio del hambre y las enfermedades, y a los que, en su inmensa mayoría, disfrazan de periodistas. Sólo unos pocos han ejercido profesionalmente el periodismo. Sus informaciones parcializadas y llenas de insultos y un lenguaje irrespetuoso sobre la realidad cubana tienen cabida en las emisoras propiedad del Gobierno Federal, como Radio Martí y TV Martí, y otras de Miami que responden a la mafia anticubana, El Nuevo Herald, o los sitios web anticubanos que han abierto. A esos “independientes” les paga la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana. La SIP y otras organizaciones lo premian con publicidad y dinero, y los proclaman “defensores de la libertad de prensa”. Escriben o hablan por la radio sobre lo que les ordena el gobierno de los Estados Unidos. Cumplen el despreciable papel de típico mercenario dentro del tinglado de la propaganda anticubana diseñada, ejecutada y financiada por el gobierno de los Estados Unidos. Sus acciones son contrarias a la Constitución y a las leyes cubanas al crear, sin autorización, oficinas de prensa y asociaciones. Actúan en un marco de absoluta ilegalidad. En los documentos desclasificados sobre Cuba del gobierno de los Estados Unidos se evidencia que desde los primeros momentos de la Revolución destinaron grandes recursos financieros para fabricar una oposición interna que abriera el camino a la reinstauración de la neocolonia. Cuba no teme a lo que dicen esos mercenarios. A muy pocos han confundido o pueden confundir con sus mentiras y tergiversaciones de la realidad cubana. Lo que irrita a nuestro pueblo es que se haya convertido en instrumentos y colaboradores estrechos del que pretende ser verdugo del pueblo cubano, de quien trata de matarlo de hambre y enfermedades. Pero el pueblo cubano es tan civilizado que las acciones tan indignantes como la que cumplen los llamados “periodistas independientes” son incapaces de arrastrarlo a usar la violencia contra ellos: se a tenido estricto respeto por la integridad personal de esos individuos. A ninguno se le a torturado, asesinado o desaparecido como tristemente ocurre cada año en el resto de América Latina con miles de periodistas u opositores que enfrentan la implantación de las políticas neoliberales como la ingerencia Norteamericana o los desmanes de los gobiernos denominados democráticos y apoyados por Estados Unidos. Pero, no obstante ellos, cada vez que uno de esos mercenarios de la pluma es citado por las autoridades cubanos para requerirlo por violar las leyes, la SIP y toda la prensa de Miami arman un gran escándalo porque en Cuba no se respeta la libertad de prensa y de expresión. Y fabrican historias e informes escalofriantes que circulan por el ciberespacio, se publican en periódicos y revistas, se repiten en emisoras de radio o canales de televisión... con tales técnicas y el dominio que ejercen sobre los principales medios de comunicación mantienen desinformado al mundo sobre las realidades de Cuba y del Tercer Mundo en general. A modo de resumen: La prensa cubana responde a los intereses del pueblo en el poder no a la de los explotadores, opresores y mafias al acecho desde Miami. El bloqueo y la hostilidad contra Cuba contribuyen en algunas ocasiones a limitar la información al pueblo, a retrasar el perfeccionamiento de nuestra libertad de prensa y de expresión, y el nivel de autonomía que le corresponde a la prensa dentro de nuestra sociedad. Los periodistas cubanos están comprometidos con la obra y el proyecto revolucionario y lo defienden e impulsan desde su profesión. El respeto absoluto a la verdad ha guiado y guía los pasos de los profesionales del periodismo en Cuba. La prensa cubana proclama con orgullo que es objetiva, pero no imparcial, porque no se puede ser imparcial entre el bien y el mal, la guerra y la paz, la justicia y la injusticia, el patriota y el vendepatria como la independencia y el anexionismo, la solidaridad y el egoísmo. La prensa cubana es voz de los humildes y para los humildes de todo el mundo, defensora de las víctimas del injusto orden imperante hoy en el mundo. Somos una prensa genuinamente libre en el mundo porque nuestra opinión no está en venta, porque no tenemos compromiso alguno con la publicidad de los grandes intereses económicos ni con un grupo de politiqueros, y porque servimos la causa de la independencia, la libertad, autodeterminación y dignidad de los pueblos.