El enfoque de las leyes actuales y la nueva propuesta... protección y prevención de la violencia contra la mujer, continúan...

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La letra chica y las buenas intenciones en la lucha contra la violencia hacia las mujeres.
Jueves, 16 de Mayo de 2013 13:59
El enfoque de las leyes actuales y la nueva propuesta de ley, creadas para efectos de la
protección y prevención de la violencia contra la mujer, continúan centrándose en la "violencia
intrafamiliar", invisibilizado los componentes de género que subyacen a esta problemática y
que sitúan a las mujeres como sus víctimas principales.
Jimena Gallado y Tatiana Hernández, Observatorio de Género y Equidad
En el mes de marzo, el SERNAM al mando de Carolina Schmidt, despachó un proyecto de ley
que modifica la actual Ley de Violencia intrafamiliar (N° 20.066). Este proyecto, como muchos
otros proyectos y discusiones de la actual administración, no está exento de la singular "letra
chica". Para el caso de esta problemática es muy dramático, si consideramos que lo que está
en juego es la vida de las mujeres chilenas.
El enfoque de las leyes actuales y la nueva propuesta de ley, creadas para efectos de la
protección y prevención de la violencia contra la mujer, continúan centrándose en la
"violencia intrafamiliar", invisibilizado los componentes de género que subyacen a esta
problemática y que sitúan a las mujeres como sus víctimas principales. Mientras, no se
reconozca o incorpore de una manera efectiva el enfoque de derechos humanos y de género
en la comprensión del fenómeno, la respuesta estatal continuará siendo ineficiente y parcial,
sin otorgar los mecanismos de protección necesarios para sus víctimas.
Podríamos decir que este nuevo proyecto se reduce a una declaración de "buenas intenciones"
frente a las recomendaciones realizadas por el Comité de expertas de la CEDAW en su informe
2012 y por el Consejo de de Derechos Humanos de la ONU a través del Examen Periódico
Universal, porque sigue siendo una interpretación reduccionista y parcial del fenómeno,
desestimando lo solicitado por el derecho internacional de los derechos humanos de las
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mujeres: la violencia contra las mujeres es un delito y permanente por su especificidad.
El nuevo proyecto incorpora una nueva agravante: cometer el delito en presencia de testigos
menores de edad. Sin embargo, lo reduce exclusivamente para el maltrato habitual. Este
agravante busca proteger a los menores de ser testigos frecuentes de este tipo de
violencia desde el enfoque del interés superior de las y los niños. Sin embargo, no
resguarda el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia, dejando fuera
otras agravantes que si pudieran cautelar este derecho, con independencia que esta se
realice en presencia de los menores de edad.
Esta lógica ha marcado las políticas del SERNAM encabezadas por la Ex Ministra Schmidt,
olvidando que el principal rol –por ley- de quien conduce al SERNAM, es velar por los derechos
de la Mujer y que aún cuando las políticas de infancia requieran el apoyo de diversos sectores,
no son responsabilidad de esta cartera.
Por otra parte, la propuesta incorpora las relaciones de pololeo, noviazgo o relaciones íntimas
de pareja sin convivencia, demanda reiterada por las organizaciones de la sociedad civil y de
mujeres que trabajamos en esta problemática. No obstante, éstas modificaciones no ofrecen
una garantía real de resguardo del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia en el
contexto de este tipo de relaciones, dado que introduce el término "ejercicio habitual", que
puede ser homologable al de "Maltrato habitual" cuestionado por las expertas de la CEDAW y
las organizaciones de mujeres expertas en el tema, dando continuidad a que finalmente no se
investiguen penalmente todos los actos de violencia en este tipo de relaciones y todos los actos
de violencia doméstica.
Respecto de suspensión del procedimiento judicial, el proyecto incorpora que debe escucharse
la opinión de la víctima (actualmente basta que fiscal y juez se pongan de acuerdo). Indica
además que el tribunal responsable podrá de oficio o a petición de parte, citar a audiencia y,
oyendo a todos los intervinientes, revisar y modificar una o más medidas. La indicación debiera
considerar la exigencia de realizar una investigación acuciosa, toda vez que es fundamental
como elemento reparatorio para las víctimas y además permite al Estado ejercer efectivamente
su rol persecutor sobre el delito cometido.
El riesgo de la "letra chica" y "las buenas intenciones" se visibiliza además porque no va
acompañada de un trabajo permanente de difusión y sensibilización a los encargados de
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aprobar y sugerir modificaciones de leyes encaminadas a la prevención del fenómeno y una
real protección de las mujeres afectadas. Tampoco recoge la opinión e información producida
por las organizaciones de mujeres que han investigado sobre la "Ruta Crítica de la violencia
contra las mujeres en Chile", e instituciones académicas que han evaluado las herramientas
procesales y la efectividad de la intervención judicial en la protección de las mujeres, que
muestran los problemas que enfrentan las mujeres que deciden denunciar.
Este nuevo proyecto no resolverá las deficiencias o nudos críticos detectados en la
administración de justicia, tanto en sede penal como en la justicia de familia y mientras
no se resuelvan los "temas conexos" (pensiones de alimentos y otros ) o mientras la
intervención del sistema penal para efectos de la violencia intrafamiliar, no considere las
especificidades del fenómeno y continúe centrada en la persona del ofensor con un
objetivo determinado, que es aplicar una sanción a una persona imputada de un delito y
no a la protección de la víctima.
Asimismo, es importante señalar que no se contempla la existencia de una partida
presupuestaria para el desarrollo de recursos humanos especializados en violencia de género
(a través de una política de capacitación dirigida a jueces, defensores y fiscales), que permitan
hacer exigibles la aplicación de sanciones penales, aún cuando la misma ley establece que sus
operadores deben contar con las herramientas y formación suficientes.
Entre los aspectos valorables del proyecto, se reconoce la inclusión dentro de la definición
actual de violencia "aquella que afecte la libertad o indemnidad sexual o la subsistencia
económica", como también la eliminación del perdón de la víctima en delitos sexuales. Sin
embargo al estar inmersas en un proyecto de Ley sin un enfoque de derechos humanos y de
género, pierden su fuerza.
Mientras no se logre una ley integral, que abarque la violencia de género en sus distintas
formas y expresiones, desde las menos visibilizadas a sus máximas expresiones como el
femicidio (intimo, no intimo y por conexión), y no se incluya los aspectos preventivos,
educativos, sociales, asistenciales y de atención prioritarios (reparación), necesarios para el
abordaje del fenómeno, este tipo de proyecto de ley serán sólo iniciativas que reforzarán el
tradicional concepto de violencia intrafamiliar y no lograrán la interconexión entre los distintos
servicios del Estado para dar una real garantía a las mujeres, niñas y adultas mayores a vivir
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una vida sin violencia, perdiendo con ello la oportunidad de contribuir efectivamente en la lucha
contra la violencia hacia las mujeres.
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