EVALUACION DE BIOLOGIA: La biogénesis tiene dos significados. Por un lado es el proceso de los seres vivos que produce otros seres vivos. Ejemplo, una araña pone huevos, lo cual produce más arañas. Un segundo significado fue dado por el sacerdote Jesuita, científico y filósofo francés Pierre Teilhard de Chardin para significar de por sí el origen de la vida. Se conoce como abiogénesis a el origen de la vida a partir de materia inerte. Este planteamiento dominaba el mundo científico desde la época de los filósofos griegos. Es así como Aristóteles sostenía que animales y plantas se originaban por generación espontánea, es decir, espontáneamente a partir de restos de seres vivos en descomposición, del barro o la basura. La hipótesis de la generación espontánea fue rechazada por Franchesco Redi (1626-1697), quien en 1665 demostró que los gusanos que eran detectados en la carne provenían de las larvas de moscas, que no aparecían si se protegía la carne con una malla fina. La aparición espontánea de microorganismos que descomponía la materia orgánica fue más difícil de refutar, ya que los microorganismos eran muy pequeños y no se podían ver claramente si provenían de otros antecesores o bien de la materia inerte. El científico J. T. Needham (1713-1781) propuso que las moléculas inertes podían reagrupase para dar lugar a la aparición de microorganismos. Para poner a prueba esta idea Lázzaro Spallanzani (1729-1799) realizó una serie de experimentos que demostraron que la presencia de microorganismos puede evitarse si los medios en donde proliferan son previamente hervidos y se mantienen cerrados herméticamente. Finalmente, Louis Pasteur (1822-1895), alrededor de 1860, demostró que en el aire hay gran cantidad de microorganismos que son los responsables de la descomposición de la materia orgánica. En 1668 Francesco Redi, un físico, naturalista y poeta italiano, realizó un par de experimentos con los que demostró que los insectos nacían de larvas. Influenciado por Galileo Galilei, quien sostenía que se podía conocer el mundo a través del uso de los sentidos, aplicó un método experimental para poner a prueba sus ideas, con lo que se convirtió en uno de los primeros biólogos experimentales. Redi sostenía que los gusanos nacían de huevos despositados por moscas. Para comprobar su idea colocó pedazos de carne en frascos de boca ancha y dejó unos abiertos y otros herméticamente cerrados. A los pocos días encontró gusanos en los frascos abiertos, pero no en los cerrados. ¿Probaba esto que la carne por sí sola no generaba gusanos? Los que pensaban que podía generarlos de manera espontánea, (espontaneístas) arguyeron que la falta de aire en los frascos cerrados impedía que los gusanos vivieran. Redi repitió los experimentos, pero esta vez cerró unos frascos con gasa fina. Como en estos tampoco aparecieron gusanos, concluyó que ello se debía a que las moscas no podían entrar y depositar huevos. Redi colocó pedazos de carne en frascos abiertos y cerrados. Notó que sólo aparecían gusanos en los frascos abiertos. Sin embargo, cien años después de las observaciones de Leeuweenhoek y los experimentos de Redi, las ideas sobre el origen de los organismos más sencillos seguían divididas. Había quienes aún creían en el origen espontáneo de la vida. Uno de ellos era el jesuita inglés John Needham (1713-1781), según quien alcanzaba con poner sustancias en descomposición en un lugar cálido para que aparecieran “bestias vivas” producidas por una “fuerza vital”. Needham diseñó, en 1745, un experimento con el que intentó demostrar sus convicciones y poner fin a este debate. Preparó un jugo de cordero y lo hirvió para destruir los gérmenes que, según sus opositores, contendría. Para esa época se sabía que el calor mataba los microorganismos. Sin embargo, luego de un tiempo se llenó de “animálculos”, algo que Needham interpretó como una afirmación de la teoría de generación espontánea. Pero estos resultados no lograron convencer a los opositores de la generación espontánea. Uno de los escépticos era Lazaro Spallanzani, un fisiólogo italiano, quien no aceptó la explicación de Needham y propuso, en cambio, que los microorganismos se encontraban en el caldo antes de que este fuera sellado. Para demostrar sus ideas, Spallanzani repitió la experiencia con más rigor. Se aseguró de sacar el aire de los frascos creando un vacío parcial, y de que los frascos estuviesen bien tapados, y calentó el caldo durante más tiempo. En esas condiciones no aparecieron animálculos. Sin embargo, ello no convenció a Needham, quien argumentó que el calor había destruido la fuerza vital. Muchos espontaneístas creían que la esterilización por calor paralizaba la generación espontánea y arguyeron que los resultados de Spallanzani sólo probaban que ésta no podía ocurrir sin aire. El golpe mortal a la generación espontánea En 1860, la polémica entre espontaneístas y sus contradictores se había hecho tan intensa que la Academia de Ciencias francesa ofreció un premio a quien pudiera resolver la controversia. Louis Pasteur, un microbiólogo y químico francés, lo ganó con una serie de experimentos tan bien diseñados que no permitían dudar de que la vida no surgía de la nada. Pasteur utilizó recipientes con cuellos largos y curvos, en los que colocó un caldo que había hervido durante algunos minutos. Al retirarlo del fuego, el aire entraba por el cuello, pero los microbios quedaban atrapados en él, lo que impedía que contaminaran el líquido y permitía conservarlo estéril indefinidamente. Sólo cuando se rompía el cuello, aparecían organismos en el caldo. Con esto, Pasteur derribó definitivamente la teoría de la generación espontánea, pues demostró que los organismos sólo aparecían cuando había aire contaminado. También demostró que los procesos de fermentación se deben a la presencia de microorganismos que pueden eliminarse con calor (un proceso que hoy llamamos pasteurización). Y dedujo que, así como éstos producían la fermentación de la leche, la cerveza o el vino, los gérmenes eran la causa de numerosas enfermedades, las llamadas infecciosas. Otros siguieron ese camino, entre ellos, Robert Koch, un médico alemán, quien descubrió el origen infeccioso del cólera y la tuberculosis. Pasteur utilizó frascos con cuello de cisne y observó que aparecían microorganismos sólo cuando se rompía el cuello de los frascos. Esta historia de dos siglos, de fines del XVII a fines del XIX, y de Leeuwenhoek a Pasteur, llevó a la certeza actual de que los seres vivos provienen de otros seres vivos y no de la materia inanimada. La ciencia actual, sin embargo, no está en condiciones de explicar el origen primero de la vida. Ha encontrado una razonable explicación, de la que nos ocupamos en los otros apartados, sobre cómo los seres vivos actuales descienden de ancestros diversos, pero aún ignora el origen del primero o los primeros ancestros.