“Crónica de una abstención anunciada” Miércoles, 31 de Octubre de 2012 14:23 Y es que hace rato que podemos percibir en las personas la sensación de que, a la hora de generar cambios, las instituciones se mueven por un lado y la ciudadanía por otra. Por  María Inés de Ferrari,  Directora Ejecutiva de la Corporación Participa. Sí, era la crónica de una abstención anunciada. Para muchos de nosotros no es sorpresa que solo un 40% del padrón electoral haya ido a votar: teníamos antecedentes de estudios comparados, datos locales, pero sobre todo, quienes trabajamos hace rato con y desde la ciudadanía teníamos en el cuerpo las dudas, conversas y expresiones territoriales que hacían prever estas cifras. Y es que hace rato que podemos percibir en las personas la sensación de que, a la hora de generar cambios, las instituciones se mueven por un lado y la ciudadanía por otra. Ello no se contradice en absoluto con la alta participación en las movilizaciones sociales. Porque la calle no solo permite expresarse, sino también desahogarse de manera colectiva, sentir que no se está solo en una demanda por ser escuchados. En ese sentido, en cambio, el voto siendo una herramienta mucho más eficaz para generar cambios concretos, no se percibe como forma de incidencia, sino como cumplimiento de un deber que no necesariamente se traduce en una voz fuerte. Ahora bien, que lo que sucedió fuera esperable, no le quita en absoluto lo preocupante. A quienes creemos en la relevancia de tener una democracia activa, que de verdad sea participativa y representativa (términos que no se oponen), nos parece un problema grave que no se utilice también como espacio efectivo de expresión y participación un proceso electoral tan relevante como las elecciones municipales. Y es hora de problematizar al respecto. Con los 1/2 “Crónica de una abstención anunciada” Miércoles, 31 de Octubre de 2012 14:23 hechos consumados y un 60% de personas que no votó, es urgente generar procesos de análisis, reflexión y conversación, donde haya una escucha activa por parte de quienes están en política. Ello implica no parar la oreja solo frente a argumentos que parezcan novedosos, sino más bien escuchar los que se vienen dando hace rato, pero de forma activa, más humilde, más curiosa, con conciencia de que hay un lenguaje que aprender, necesidades con las cuales empatizar, propuestas y críticas que escuchar. Porque ojo, aquí no es que esté pasando algo muy inesperado o nuevo. Se ha constatado en hechos y datos duros, un proceso que viene desde hace rato, y que ya estaría bueno ya que le prestáramos no solo atención sino un espacio formal de comunicación. Razones para explicar la abstención se han comenzado a dar varias: que no existen propuestas ni liderazgos atractivos y convocantes, que votar sería legitimar un sistema al cual no se adhiere, que para qué tomarse la molestia, el tiempo y la micro si al final la cosa no cambia mucho, etc. Seguramente hay un poco de todo, pero ahora urge indagar y visibilizar las múltiples causas, pues estas hablan de diversas realidades, intereses, expectativas. Porque chilenas y chilenos somos diversos, muchos chiles conviven en nuestro país. Y la gracia de la democracia es que justamente todos y todas, con nuestras legítimas diferencias no solo nos sintamos convocados a la toma de decisiones colectivas, sino que también constatemos que las estructuras y las instituciones garanticen que podamos participar de ese espacio con autonomía y en igualdad de condiciones. Pensando en que se nos viene un nuevo año electoral, como sociedad conjunta tenemos muchos desafíos. Desde la sociedad civil, me atrevería decir que en el corto plazo y pensando en que se nos viene un año electoral, tenemos la tarea de articularnos, compartir experiencias, soportes y estrategias para desde nuestras diferentes posiciones hagamos un fuerte trabajo de información y difusión de manera focalizada a diversos públicos, para que las personas conozcan sobre las condiciones y características del proceso electoral que se nos viene y así podamos por un lado generar un debate amplio sobre las necesidades de reformas políticas, así como promover y exigir campañas mucho más sustantivas, con propuestas programáticas, que sean luego fiscalizables y frente a las que las candidaturas tengan que responder. Solo así, comenzaremos un camino lento pero seguro, hacia una participación electoral con más sentido colectivo, y como consecuencia de ello, más masiva. 2/2