LA VANGUARDIA 45 R E L I G I Ó N DOMINGO, 25 ABRIL 2010 Bogotá acoge, desde el año 1640, una réplica de la virgen de Montserrat a 3.152 metros de altura La Moreneta más cercana al cielo el sitio más representativo de la capital, superando a lugares de renombre como el Museo del Oro. “Los extranjeros lo visitan por ser un icono mencionado en las guías. Es mirador de la ciudad, posee acceso multimodal (peatonal, funicular y teleférico), tiene dos excelentes restaurantes y es un destacado escenario natural. Los residentes lo visitan ante todo por ser sitio de peregrinación. ¡Suben a pie y de rodillas!” explica Héctor López, catedrático de Turismo de la Universidad Externado de Colombia. MARCELA OSPINA Bogotá L o que más me sorprendió de Bogotá fue encontrarme con una réplica de la Moreneta flanqueada por la senyera y la bandera colombiana”, confesaba con orgullo un catalán en su primer viaje a Colombia. Como todos los extranjeros, subía en teleférico al cerro de Monserrate para admirar las impresionantes vistas de la ciudad de siete millones de habitantes, sin asociar el nombre con el del monasterio de su país. Una vez arriba, encontró en una capilla una imagen exacta a la Virgen de Montserrat. A pesar de la poca información visible en el santuario, esta relación de hermandad tiene casi cinco siglos de historia. Y si bien no es la única réplica fuera de Catalunya, ninguna Moreneta habita tan cerca del cielo como la que vigila a Bogotá, desde el año 1.640, a 3.152 metros de altura. La extensión de la devoción culto a la Mare de Déu de Montserrat empezó en Italia durante el medioevo, y aún hoy se veneran imágenes en Roma, Nápoles, Catania, Génova y Alguero. Con la llegada de los misioneros, tras la conquista de América, se fundaron templos dedicados a la Virgen en Brasil, México, Venezuela, Cuba, Puerto Rico, Ecuador y Bolivia. A mediados del siglo XVII, Juan de Borja, presidente del Nuevo Reino de Granada, autorizó la construcción de una capilla en la cima del cerro que custodiaba a Santafé de Bogotá. Un sobrino del abad de Montserrat, sacerdote en la ciudad, propició la importación de una representación de la Virgen, pero desapareció alrededor de 1950. En el año 1993, el padre catalán Bonifaci Tordera recibió la petición de interceder, como monje de un monasterio en Bogotá, para que Montserrat volviera a regalar una figura. “Hablé -según recuerda- con el entonces abad Sebastià M. Bardolet y aceptó. Tenían una virgen tallada y policromada hecha por un escultor de Reus. Se pidió autorización a la familia que la había regalado y accedieron. En la aduana querían cobrar mucho dinero puesto que catalogan la imagen como si fue- S I MBOLOGÍ A Puede afirmarse de Monserrate que, además de un templo, es símbolo de Bogotá PER EGR I NAC I ÓN Los bogotanos creen que quien entra como turista en Montserrat sale como peregrino XAVIER CERVERA En la cima más alta. La réplica de la Virgen de Montserrat, flanqueada por las banderas de Catalunya y Colombia, está en un templo situado en la cima más alta de la ciudad de Bogotá, a 3.152 metros de altitud. Es la Moreneta que está más cerca del cielo ra una obra de arte extranjera. Con el abogado y el obispo, sin embargo, logramos convencerlos de que se trataba de una donación”. El día de la entrada de la Moreneta al santuario, en el año 1996, se congregaron los representantes más importantes de la Iglesia de Bogotá, el cuerpo diplomático español y empresarios catalanes. Todos asistieron a la procesión y escucharon el canto del Virolai, en pleno bosque andino. Si de Montserrat se dice que más que un monasterio, es uno de los emblemas nacionales de Catalunya, de Monserrate también puede afirmarse que, además de un templo, es el símbolo de Bogotá. Ha sido elegido como Hasta el 2008 miles de creyentes subían y bajaban con devoción por un camino estrecho y mal empedrado como acto penitencial. Durante la Semana Santa de ese año, 1.500 personas de los cuerpos de socorro fueron necesarias para recibir a más de 200.000 peregrinos. Pero el acceso peatonal fue cerrado en el año 2009 debido a que el camino de acceso presentaba riesgos de derrumbes. Las obras todavía no han terminado a pesar de la presión ejercida desde diversos sectores hace unos meses para que pudiese celebrarse la Semana Santa con procesión al cerro como es tradición. Aun así las visitas no se interrumpen. El teleférico y el funicular garantizan la comunión entre el cerro y la ciudad. En Navidad el fervor religioso comulga con la fiesta: conciertos de la Orquesta Filarmónica y juegos pirotécnicos que iluminan el cerro y la ciudad a sus pies. Más que una réplica de la Moreneta, los bogotanos parecen haber importado una idea para cautivar: “En Montserrat, quien entra como turista, puede salir como peregrino”.c