COMUNICANT: COMUNICACIÓ: Francisco José Miguel Quesada REFLEXIONES SOBRE EL INDIVIDUO COMO OBJETO DE LA TEORIZACIÓN SOCIOLÓGICA RESUM La comunicación presenta un conjunto de reflexiones orientadas a argumentar en favor de la consideración del individuo como categoría propia de la teorización sociológica. Si se acepta como lenguaje propio de la sociología el de la intencionalidad, es preciso determinar de forma previa e inequívoca el sujeto de tales predicados. Se propone una definición basada en la representación mental que cada individuo tiene de sí mismo como objeto de percepciones e intenciones, denominada “ego”. Sin embargo, la unidad del “ego” en el espacio y a lo largo del tiempo biográfico es menos un dato que una asunción problemática, que requiere una crítica dirigida al individuo como un “ego” unitario, centrado y constante. Cabe plantearse las características distintivas del “ego”, su génesis, y sus mecanismos de funcionamiento. Respecto a su caracterización, se reflexiona sobre el aspecto fisiológico (estructuras neurológicas del encéfalo: mente y memoria) y el psicológico (estructuras psíquicas: instancias y conflicto intraindividual). Respecto a su génesis, se aportan reflexiones sobre el ambiente de la mente (la memoria social, la personalidad social, y la interacción social). Respecto a su funcionamiento, se argumenta a favor de un modelo de “ego” descentrado, o fragmentado, como partícula propia y elemental de la teorización sociológica. “Reflexiones sobre el individuo como objeto de la teorización sociológica” Francisco J. Miguel Quesada Departament de Sociologia, UAB (miguel.quesada@uab.es) Abril 2003 Aprovecharé la oportunidad que ofrece el grupo de TEORIA SOCIAL del 4º Congreso de Sociología Catalana para sistematizar y verbalizar un conjunto de reflexiones surgidas a partir del trabajo realizado para la elaboración de mi tesis doctoral (presentada en el año 2001). Como cualquier otra práctica de investigación, la realización de una tesis doctoral implica la generación de resultados más allá de los contenidos en su plasmación material formal. El objetivo de la tesis1 obligó a un trabajo, entre la reflexión epistemológica y la teorización fundamentada, que finalmente no apareció en la tesis, pero que ha orientado buena parte de mis lecturas e intereses desde entonces. Algunas de aquellas reflexiones se aportarán a estas sesiones del Congreso, no en forma de artículo formalmente acabado, ni siquiera con referencias bibliográficas completas, sino tan sólo como ideas abiertas a discusión con la esperanza que beneficien a alguien más que a mi mismo. En cualquier caso, me interesa comenzar manifestando que esta forma de teorización no es “pura” en un cierto sentido. Por el contrario, resulta dependiente de una práctica concreta, y precisamente por ello, resulta teñida de reflexión epistemológica (previa a la teorización) que se encamina hacia metodologías concretas (posterior a la teorización). Igualmente me interesa manifestar que esta modalidad de teorización, fruto de prácticas investigadoras concretas, tiene una plenitud de sentido que, personalmente, me cuesta encontrar en otras modalidades más cercanas a lo que ha sido etiquetado como “Gran Teoría abstracta” o como “Empiricismo Instrumental”.2 1 Brevemente, construir un modelo explicativo de ciertos procesos de consumo, en concreto la adquisición de PCs para uso doméstico 2 La denominación hace una referencia explícita al libro de Ch. W. Mills “La Imaginación Sociológica”; un texto que difícilmente sirve como manual para investigadores noveles, pero que resulta una excelente relectura conforme se adquiere mayor práctica profesional y académica. Estas reflexiones intermedias entre epistemología y metodología se enfrentan a una pregunta fundamental, que corresponde con el problema práctico planteado por mi investigación: ¿Cuál es la unidad de referencia y análisis?. En este sentido, argumentaré a favor, o mejor dicho, alrededor de la consideración del individuo como categoría propia de la teorización sociológica. Propuestas alternativas a la mencionada indican que la instancia pertinente, o el objeto propio, de la reflexión sociológica es algún tipo de entidad supra-individual, bien sea esta entendida en su expresión material (i.e., como grupo, como clase), bien sea en su expresión ideológica (i.e., como elementos ideológicos comunes, sean estos heredados, construidos o adoptados). ¿Qué problema, en términos explicativos, presentan estas posiciones? Puede ser un problema: a) de productividad, o b) de efectividad. a)Respecto a la productividad explicativa, pueden generar explicaciones mediante un exceso de recursos para el resultado obtenido3, o b)Respecto a la efectividad explicativa, pueden generar explicaciones inexactas en cuanto a su valor de verdad. Un espacio propio para la explicación en Sociología. Para empezar la crítica desde un marco más general, cabe plantear la siguiente pregunta: ¿se puede especificar claramente un espacio propio para la explicación en el ámbito de la Sociología?. En otros ámbitos del conocimiento y la producción científica no se ha planteado de forma tan extensa el problema de la explicación. El objeto de estudio resulta indiscutido en la mayoría de ámbitos del conocimiento, y parece interesante reflexionar sobre el porqué de este fenómeno. Se puede pensar que tiene que ver con alguna característica distintiva de la vida social que la diferencia de otros ámbitos, igual que se puede pensar que tiene más que ver con el interés que despierta el conocimiento de lo social para las propias sociedades4. La primera postura, “esencialista” en el sentido de hacer referencia a una 3 Contra esto caben dos criterios o soluciones que se veran más adelante como enfrentadas: la parsimonia y el reduccionismo. 4 Descarto aquí una tercera posibilidad que es la que defiende que el criterio de demarcación entre disciplinas “naturales”, “estéticas” y “humanistas” es el método utilizado (respectivamente: hipotético-deductivo, hermenéutico, y dialéctico), dado que no resulta relevante para la determinanción de cual sea el objeto de estudio propio de la sociología. propiedad intrínseca del objeto, es defendida por quien afirma que es la existencia, y la relevancia, de lo que llamamos “intencionalidad” lo que determina la forma propia de explicación5. La segunda postura, “perspectivista” en el sentido de hacer referencia a la posición del observador, es defendida por quien afirma que lo relevante para determinar formas propias de explicación en CC.SS. es lo que llamamos “interés” 6. Cabe hacer notar, para la argumentación actual, que de estas dos posturas enfrentadas la segunda aporta un criterio de demarcación efectivo si nuestro objetivo es distinguir entre ámbitos del conocimiento, y como tal, resulta útil para la filosofía de la ciencia. Sin embargo sólo la primera permite realizar una diferenciación similar a la segunda, y además establecer un elemento esencial para poder definir el objeto de estudio. El llamado vínculo micro-macro entre fenómenos sociales. En Sociología, respecto a la cuestión del espacio propio: existe una extensa tradición de apelación a vínculos micro-explicativos y también a vínculos macroexplicativos. Entiendo que no hace falta insistir aquí en esta diferenciación, más allá de destacar que estas dos categorías se diferencian en virtud de un criterio que hace referencia a objetos diversos. En la tradición macro-explicativa se apela a diversos tipos de entidades supra-individuales (materiales, o ideológicas), mientras que en la tradición microexplicativa se apela a entidades estrictamente individuales. El enfrentamiento de ambas tradiciones tiene lugar a través del problema del llamado “vínculo micro-macro”. Quiero plantearlo aquí de la siguiente forma: en términos de productividad explicativa (vide supra), fenómenos macro-sociales permiten explicar óptimamente fenómenos macro-sociales (flecha blanca 1), y fenómenos micro-sociales permiten explicar óptimamente fenómenos micro-sociales (flecha blanca 2), tal como ilustra el sentido horizontal en la figura siguiente. Esto es, estrictamente, macroexplicaciones y micro-explicaciones. t Macro-F1 5 6 t+1 1 Macro-F2 Por ejemplo, ELSTER, J. (1983) El cambio tecnológico, Barcelona: Gedisa, 1990. Por ejemplo, HABERMAS, J. (1968) Conocimiento e Interés, Madrid: Taurus, 1989. 3 Micro-F1 5 6 2 4 Micro-F2 Figura 1. Vínculos entre fenómenos y tiempo Sin embargo, estas explicaciones pueden implicar problemas de efectividad explicativa; podemos tener explicaciones útiles, o al menos satisfactorias, pero desconocemos si son verdaderas7. Si nos satisface el requisito de productividad no se plantea mayor problema, pero si nos preguntamos por cuál sea el “cemento de la vida social”, es decir, si exigimos valor de verdad a una explicación, se hace necesario apelar al llamado vínculo micro-macro, porque, aunque insistamos en la diferenciación analítica, la complejidad de los fenómenos y procesos sociales abarca ambos niveles. Las apelaciones a que el “cemento” sea la causalidad, o sea la intencionalidad, u otras propuestas, comparten en cualquier caso esa preocupación por la efectividad explicativa, y acaban resultando en apelaciones a la especificación de un vínculo entre ambos niveles (micro y macro), es decir, el sentido vertical del la figura 1. En este último sentido, la cuestión del vínculo explicativo micro-macro puede plantearse tan sólo8 como representan las flechas 3 y 4 (estrictamente vertical) o en “diagonal” según representan las flechas 5 y 6. En el sentido vertical ascendente (flecha blanca 3), micro-fenómenos (como acciones individuales económicas) dan cuenta de macro-fenómenos contemporáneos (como variaciones en la inflación o en el paro); se trata de explicaciones mediante mecanismos simples de agregación. En el sentido vertical descendente (flecha blanca 4), macro-fenómenos (como corrientes generalizadas de opinión) dan cuenta de micro-fenómenos contemporáneos (como acciones individuales); se trata de explicaciones mediante mecanismos simples de desagregación. Estas estrategias permiten subsumir la complejidad de los fenómenos sociales dentro de modelos explicativos que son a la vez productivos y efectivos, pero al centrar la atención en los fenómenos pueden ignorar la perspectiva temporal de los procesos. Las Esto es caso común en modelos “caja negra”, o en la utilización de correlaciones estadísticas a efectos explicativos. 8 El sentido “horizontal” renuncia al vínculo, como se ha visto, y también a la efectividad en aras de la productividad. 7 explicaciones que pretendan tratar, de forma no trivial, sobre procesos sociales deben apelar necesariamente al vinculo micro-macro en el nivel “diagonal”. Es decir, deben incorporar elementos de temporalidad en la explicación. Así, en el sentido transversal ascendente (flecha negra 5), micro-fenómenos (como acciones individuales coordinadas) dan cuenta de macro-fenómenos posteriores (como efectos estructurales); se trata de explicaciones mediante mecanismos causales de efectos agregados emergentes. En el sentido transversal descendente (flecha negra 6), macrofenómenos (como estructuras socializadoras, o culturales, comunes) dan cuenta de microfenómenos posteriores (como preferencias, o decisiones, individuales); se trata de explicaciones mediante mecanismos de efectos informadores. La figura 1 ayuda a establecer la conveniente distinción dentro del llamado vínculo macro-micro, entre la explicación simple de fenómenos por agregación / desagregación9 y, por otro lado, la explicación compleja de procesos mediante mecanismos. La centralidad explicativa de los agentes sociales y la intencionalidad. La apelación del vínculo micro-macro (o macro-micro) “real” (es decir, en el sentido diagonal antedicho) se resuelve habitualmente a favor de la utilización en términos explicativos de mecanismos estrictamente causales que afectan a determinados “agentes”. Por un lado, las acciones de estos “agentes sociales” se organizan y coordinan causalmente de tal forma que dan resultados emergentes, sobre los que actúa algún tipo de mecanismos de selección10. Por otro lado, y al mismo tiempo, se apela a mecanismos causales de información del AGENTE (IA)11. Con este término ciertamente ambiguo (IA) pretendo aludir a cualquier tipo de configuración, construcción, o generación de una disposición interna en el objeto de estudio, esto es, un cambio de estado que implica nuevas estructuras internas operativas en términos de acciones posteriores. Esta modalidad no contempla el paso del tiempo, y está sometida al riesgo añadido de la “falacia ecológica”, esto es, confundir con vinculo causal lo que es simplemente participación en un fenómeno. 10 La cuestión de los filtros selectivos apuntan hacia la existencia de plantemientos de tipo de evolutivo, ligados a la supervivencia selectiva de comportamientos y normas; un tema muy interesante pero que no se especificará más aquí. 11 En el sentido de que se le ha dado forma al agente. 9 En CC.SS. existe un amplio acuerdo, basado en una ampliamente compartida intuición, sobre la capacidad humana de moldeamiento y modelamiento12. Igualmente existe una amplia intuición propia, acompañada de evidencia empírica, de ausencia de determinismo de tipo mecánico, o lineal, entre la “información del agente” (IA) por parte del medio y sus respuestas proactivas posteriores. Así que aparece un espacio, privilegiado a la vez que necesario, para defender la intencionalidad como instancia explicativa que permite vincular tanto los macro-fenómenos con los micro-fenómenos posteriores (a través de la “información del agente”) como los micro-fenómenos con los macrofenómenos posteriores (a través de la agregación emergente de resultados). Se trata de un falso camino de ida y vuelta (más bien un “eterno retorno explicativo”), en el que se encuentra centralmente un agente intencional, implicado en procesos temporales coordinados con otros agentes, y rodeado, en términos explicativos efectivos, de mecanismos causales de información y de emergencia. Resumiendo lo expuesto hasta el momento, una estrategia explicativa definida por 1) apelación a la vinculación micro-macro, 2) para fenómenos y procesos, 3) en cuanto a productividad y a efectividad, da lugar, o define, un espacio propio para la explicación en CC.SS. Este espacio resulta ser un lugar intermedio, o fronterizo, que ha sido propuesto reiteradamente, y en el que se sitúan, por ejemplo, las teorías mertonianas “middle-range” en el campo específico de la Sociología.13 Al mismo tiempo, destaca la relevancia en términos explicativos de los agentes informados e intencionales, como elementos mediadores dentro de un sistema complejo y temporal de causalidades. La especificidad explicativa del elemento mediador Si se considera con un poco de atención, la consigna de “buscar la solución en el medio” aplicada a la práctica investigativa sociológica plantea, al menos, tres posibles 12 Ambos términos hacen referencia a modalidades de información mental, pero se diferencian por el mecanismo concurrente en la configuración: moldeamiento apunta hacia la ductilidad pasiva de la mente y a los mecanismos por los cuales el entorno pueden reconfigurarla, mientras que modelamiento apunta hacia la capacidad imitativa de la mente y a los mecanismos activos que pone en funcionamiento para reconfigurarse a partir de percepciones del ambiente. 13 Existen propuestas generalizadas similares como el “middle level” del que habla Nancy Cartwright, dentro del ámbito de la Filosofía de la Ciencia interpretaciones. Todas ellas son problemáticas, y a pesar del interés que suponen, no se profundizará aquí en la discusión, más allá de su diferenciación. La primera interpretación es de orden sustantivo; se trata de buscar y caracterizar al “hombre medio”, al tipo ideal weberiano, o a la mayoría muestral14. La segunda interpretación es de orden normativo; el consenso como "desideratum", bien sea 1) de carácter filosófico en el sentido aristotélico, 2) de carácter político, o comunicativo en el sentido habermasiano, o 3) de carácter económico, como las diversas teorías del equilibrio económico, o del centripetismo ideológico maximizador de votos. La tercera interpretación es de orden epistemológico; según la cual para buscar explicaciones "en el medio" es necesario conocer los límites o extremos. Esta tercera interpretación es la que me interesa discutir aquí. Una condición necesaria para el conocimiento de un objeto es el conocimiento de sus límites. Este planteamiento en el ámbito del conocimiento sociológico implica que: 1)Los límites superiores pueden ser “La Sociedad”, o “UNA sociedad”, o una cultura, o un rasgo genético particular. 2)Los límites inferiores pueden ser un "sujeto histórico" (como una Nación, o una clase social), o un individuo, o una unidad cultural (“meme”), o una instancia supraindividual. Parece relativamente fácil determinar cual es el límite superior, pero la reflexión sobre la que quiero incidir es que no resulta en absoluto obvio cual sea el límite inferior, tanto en términos de productividad explicativa como de efectividad explicativa. Anteriormente he mencionado de forma implícita una tradición que se podría denominar “individualista”, precisamente por defender que el nivel micro, el límite inferior, lo constituyen los individuos. Pero esto no tiene por que entenderse como la unidad atómica de la explicación en Sociología. La “superación” del individualismo metodológico A partir de ahora quiero dirigir las reflexiones hacia la discusión sobre la superación de la perspectiva microsociológica individualista citada anteriormente15. En este sentido, 14 15 Correspondería seguramente al lenguaje de los "tontos por ciento" que menciona una canción de J.Sabina. Tal vez, mejor calificarla de “suberación” dado que se apela a instancias sub-individuales. ¿el individuo es realmente el límite inferior relevante para la Sociología? Si se rechaza esta presunción se entra en el campo de lo que se podría denominar “picosociología”. El vínculo micro-macro cambia de escenario al modificar sus límites, y se convierte en el espacio explicativo en que el individuo se sitúa en el un lugar central únicamente porque existen instancias supra-individuales. La cuestión, a partir de este momento, pasa por plantear qué hay de sociológicamente relevante "dentro" del individuo, reconociendo que quedan muchas cuestiones por el camino sin resolver. Para poder tratar de forma clara y distinta esta cuestión podemos llamar “individuo” a la unidad biológica que es la sede de los procesos mentales. Dentro del individuo debe estar lo que se puede llamar “ego”, es decir, un conjunto de estados y procesos mentales que conocemos como conciencia, como memoria, y como intencionalidad, y que está dotado de una “conciencia de unidad”. Así se propone una definición de “ego” basada en la representación mental que cada individuo tiene de sí mismo como objeto de percepciones, memoria e intenciones. Esta entidad está diferenciada del individuo biológico, pues aunque se basa únicamente en estados y procesos neurofisiológicos tiene unas características emergentes diferenciadas de cada uno de sus componentes básicos. Si se acepta como lenguaje explicativo propio de la sociología el de la intencionalidad, entonces se hace preciso determinar de forma previa e inequívoca el sujeto de tales predicados. En este sentido, parece más acertado referirse al “ego” que al “individuo”. ¿Cuál es la caracterización relevante de este sujeto? En contra de la tradicional, y en cierto modo acrítica, asunción sobre la “individualidad” del individuo, la unidad del “ego” en el espacio y a lo largo del tiempo biográfico es menos un dato que una asunción problemática. Se requiere por ello una crítica dirigida al individuo identificado con un “ego” unitario, centrado y constante (en una línea similar a la que ya en el siglo XVIII usó Hume cuando argumentaba la imposibilidad de la existencia de la idea del yo). Contrariamente a esta idea, podemos reconocer en muchos autores la consideración de individuo como punto de conciencia unitaria que toma decisiones “racionales” en un sentido amplio (o “diltheyniano”, esto es, que cualquier otro ser humano podría comprender). Esto es así incluso en autores muy dispares, tanto como puedan serlo J.-P. Sartre y Gary Becker. Hacia una caracterización del “ego”16 Con la intención de apuntar ciertos caminos por los que puede discurrir la reflexión en este sentido, cabe interrogarse por diversas cuestiones. En primer lugar, se debe aclarar cuales son las bases constitutivas de esta entidad "egótica", en segundo lugar si la unidad de la conciencia no se deriva de tales bases se debe aclarara como se genera o informa la unidad egótica en cada individuo, y finalmente, dad su relevancia respecto a la explicación basada en estados intencionales, se debe aclarar cual es el funcionamiento del ego. 1) Las características distintivas y constitutivas del ego Respecto a la caracterización de las bases constitutivas del ego, hay dos aspectos a considerar, el fisiológico y el psicológico. El aspecto fisiológico hace referencia a las estructuras neurológicas del encéfalo humano, como bases constitutivas y sedes del ego. En este sentido, y de acuerdo con los conocimientos actuales sobre neurobiología, hay que comenzar destacando que la percepción de un ego como una entidad coherente y distinta no se puede ubicar en un solo órgano de la mente humana, sino que depende de la conexión entre distintas operaciones básicas realizadas de forma independiente por ambos hemisferios cerebrales. De hecho, se ha comprobado como la disección del cuerpo calloso que une los dos hemisferios17 produce casos de conciencias físicas independientes del ego; así estos individuos son incapaces de comparar dos objetos que sostienen en cada mano). Por otro lado, existe algún tipo de especialización, pues ante estímulos ambiguos parece prevalecer el hemisferio que mejor puede desarrollar la respuesta: si lo requerido es verbal prevalece la parte izquierdo, si no lo es prevalece la parte derecha. La conciencia unitaria no ha podido ser identificada fisiológicamente, y actualmente se piensa en ella como una función mental superior, que agrega tres funciones básicas: la propiocepción, la memoria a largo plazo y la atención. La propiocepción, o percepción del 16 Una versión considerablemente extendida del siguiente apartado puede consultarse en Internet. La URL es http://www.tdx.cbuc.es/TDX-0114102-163016/index.html, y las páginas pertinentes 52 a 104. 17 Práctica ya obsoleta y erradicada, pero anteriormente frecuente en pacientes epilépticos. propio cuerpo, tiene una base filogenética (por adyacencia de neuronas dedicadas a representar los estados del propio cuerpo), pero se ha comprobado cómo se configura y reconfigura esencialmente a partir de la experiencia sensible.18 Por su parte, la memoria funciona de forma absolutamente descentralizada respecto a los distintos sistemas sensoriales que almacenan información “separada” en diferentes zonas del cortex. Cualquier evocación (y también percepción) del mundo implica un proceso de recopilación que recientemente se ha estimado en 150 milésimas de segundo (Edelman&Tononi). La atención funciona de forma que se activa la conciencia hacia una de las múltiples líneas de percepción, procesamiento y moción abiertas simultáneamente en el cerebro humano. La actividad neuronal se lleva a cabo a través de diversas líneas de procesamiento en paralelo independientes sobre las que se dirige la atención. Así pues, las estructuras biológicas de la mente, según los conocimientos actuales, no están “diseñadas para” la conciencia unitaria del Ego en términos de constitución neurofisiológica. En todo caso, se dispone de suficientes recursos como para generar una actividad mental superior (asociada en gran parte a la atención) que emerge como conciencia unitaria, luego esta unidad aún con bases fisiológicas debe ser una adquisición resultante de la relación con estímulos exteriores. El aspecto psicológico hace referencia a las estructuras psíquicas de la mente como instancias diversas, y por tanto permite considerar la vida psíquica como un conflicto intraindividual. En apoyo de esta tesis se han expresado diversas teorías sobre la constitución psíquica del individuo que han hecho referencia a diversas instancias interiores constituyentes de la vida psíquica del individuo. Como ejemplos de esto cabe citar desde la visión de la primera tópica freudiana (el Ello, el Yo y el Superyo) hasta el esquema searliano de instancias separadas por “brechas” (estados mentales, decisiones y acciones). En otro sentido, pero en una línea coincidente, la propuesta de psicología “descentrada”19 lacaniana propone interacciones locales entre componentes psíquicos descentralizados que 18 Es cierto que se han descrito casos de propiocepciones de miembros amputados, pero igualmente, en apoyo a la tesis de la reconfiguración, se han documentado casos de pacientes nacidos sin dedos diferenciados en extermidades superiores que tras operaciones de reconstrucción plástica “reconstruyen” estructuras neuronales en la zona del encéfalo en que se ubica la propiocepción de los dedos. 19 No toda la psicología de raiz freudiana renuncia a la unidad del ego. Contrariamente, los llamados “teóricos del Ego” como Anna Freud, o Heinz Hartmann, refuerzan el papel de la conciencia unitaria. generan estructuras globales. Para Lacan, contrario a la tópica freudiana citada, el ego centrado y unitario no es más que una ilusión, y los deseos no provienen de lo más interior sino de lo más exterior (“lo inconsciente no es íntimo sino extimo”), de modo que los deseos del individuo son tan sólo productos sociales. 2) La génesis de la conciencia unitaria del ego. En vista de que no existen evidencias sobre la base de un ego unitario, y de que cabe dudar incluso de la centralidad y unidad como características psicológicas humanas, cabe preguntarse respecto a la génesis del “ego”, esto es, la influencia del ambiente de la mente sobre ésta. En otras palabras, si el ego unitario no existe de forma natural en el individuo, pero podemos reconocerlo en todo individuo, ¿cómo se genera esta conciencia?. Como respuesta a esta cuestión se puede aludir bien a la relevancia del contexto social que genera la memoria (como Halbwachs), bien a la personalidad como resultado de un “proceso de individuación” (como Fromm) como ruptura y reconstrucción de vínculos, o bien a la autoconstrucción del “self” como resultado de la interacción social con el otro-generalizado (como Herbert Mead). En cualquier caso, la evidencia de la “conciencia de unidad individual” que es una característica del ego no puede ser explicada a partir de estructuras unitarias, sino como estructuras que resultan unitarias a partir de un proceso de interacción con el medio ambiente, que en el caso de los humanos es esencialmente social. De modo que las respuestas sobre cómo se genera el ego en el individuo hay que buscarlas en los procesos de interacción con el ambiente social.20 3) Los mecanismos de funcionamiento del ego. Respecto al funcionamiento de este ego ubicado en un individuo, hay que destacar la relevancia que supone disponer de una entidad tal a la que asignamos la capacidad de la “intencionalidad”. Como se ha discutido previamente, la referencia a un espacio mediador en las explicaciones productivas y efectivas en Sociología se dirige hacia la intencionalidad como proceso, y hacia el ego como sede. Así, una vez superada (hacia “abajo”) la perspectiva del individuo resulta más que relevante la consideración del ego como unidad básica explicativa. 20 Lo que hace referencia a lo anteriormente mencionado sobre los procesos de “información de los agentes”. La discusión sobre el modelo de individuo pertinente carece de sentido, ya que la relevancia se desplaza hacia la especificación del modelo de ego pertinente para la explicación. Si se acepta este punto de vista puede llevarse a cabo todo el trabajo de modelización y de investigación a partir de un modelo de ego descentrado21 como partícula propia y elemental de la teorización sociológica. En este sentido es preciso especificar los componentes y el funcionamiento de esta entidad egótica, caracterizada por una conciencia (falsa) de unidad y por unos procesos internos conflictivos. Durante el lustro anterior, esta conflictividad intraindividual como base de la vida psíquica aparece en diversas propuestas de autores inscritos en campos diversos como la psicología, la filosofía de la mente, la inteligencia artificial o la sociología. Algunos ejemplos de las diversas variantes que coinciden en esta idea, son el “yo flexible” de Martin, o de Dennett, el “yo saturado” que propone Kenneth Gergen, la “mente social” a la que se refiere Marvin Minsky22, el “yo proteico” de Jay Lifton, o las “negociaciones intrapersonales” en palabras de George Ainslie. Este último autor (inventor del término “egonomics”) ha avanzado bastante en la descripción del modelo de ego con un funcionamiento conflictivo, esto es un individuo “sin ego unitario” sino, contrariamente, un individuo cuyas acciones son la resolución de los conflictos entre múltiples egos internos. Ainslie propone no sólo múltiples egos enfrentados, sino además, tres variedades de conflictos intra-individuales: 1) entre egos sucesivos, como las preferencias de un joven respecto a lo que le ocurrirá cuando envejezca, 2) entre egos alternantes, como cuando alguien a media tarde decide acabar de redactar un escrito, y más tarde, al anochecer decide salir a pasear un rato, y 3) entre egos divididos, como cuando el impulso del propio interés material se enfrenta contra ciertas normas sociales contrarias a su realización. Más aún, al modelo se le añade más complejidad al identificar diversos niveles de intereses para cada ego (e.g., inmediatos vs. postergados). Otros propondrían el término “fragmentado”. Minsky es uno de los fundadores de la Inteligencia Artificial original, ahora llamada “dura” o computacional, pero en 1987 se pasó a la versión “blanda” ligada al conexionismo y a la idea de propiedades 21 22 Más allá (o acá) del individualismo metodológico En definitiva, la perspectiva que podemos llamar “multiegótica” apunta más allá del individualismo metodológico. Hay razones suficientes para discutir si el individuo es la unidad básica de la teorización social, en lugar de serlo agregados como las sociedades, las subculturas, las clases sociales, o los grupos primarios. Si la argumentación se inclina hacia criterios de productividad más criterios de parsimonia explicativa se puede detener, por convención más o menos amplia, en un nivel individual (sin multiplicar los entes, ni por arriba ni por abajo), pero si la argumentación sigue la línea de la productividad más el reduccionismo explicativo no hay razón para rechazar niveles infra-individuales. El reduccionismo multiplica los entes al cambiar de nivel explicativo (i.e., explicación desde la física subatómica de una reacción química). La parsimonia es un criterio estrictamente formal de preferencia entre proposiciones explicativas alternativas y por ello, como todo sistema formal, mantiene un compromiso mayor con la validez interna y la productividad que con la verdad. Pero un reduccionismo ligado a un compromiso mayor con la efectividad en términos de verdad, no incurre en una multiplicación de entes praeter necesitatem y puede permitir acercar las explicaciones al requerimiento de efectividad, esto es, al compromiso con la verdad. La consideración de la multiplicidad del ego es una propuesta que “supera” el debate entre macro y micro-sociología, abriendo el frente de una pico-sociología en la que la unidad no sea el individuo tradicionalmente considerado, sino las manifestaciones egóticas que conviven dentro del individuo. No hay de momento soluciones unificadas, sino diferentes modelos alternativos para referirse a esta convivencia: así un problema clásico de “acción irracional” puede modelizarse a nivel intra-individual bien 1) como conflictos intra-individuales en el momento de la elección (preferencias lexicográficas), o bien 2) como conflictos intra-temporales en el momento de la elección (inconsistencia temporal, debilidad de la voluntad). Sin embargo tanto unos como otros aportan un marco nuevo para pensar y teorizar, y al parecer amplían las posibilidades de enfrentarse a explicaciones de fenómenos y procesos sociales que anteriormente no disponían de un emergentes de sistemas reticulares. En esta segunda etapa utiliza ampliamente la metáfora y el término “mente social” para caracterizar la mente humana que pretende simular la IA. marco teórico adecuado, o bien suponían problemas en términos de productividad y/o de eficacia explicativa. Algunas referencias para la discusión sobre la perspectiva intra-individual Para finalizar, y prácticamente a beneficio de inventario, se citan algunas referencias básicas recogidas en un listado no exhaustivo de bibliografía útil para la reflexión sobre el papel de la perspectiva propuesta como adecuada para constituirse en guía de investigación, o en espacio propio y central de las explicaciones en CC.SS. Sobre el debate tradicional respecto al vínculo micro-macro: ALEXANDER, J. et al. (1987) The Micro-Macro Link, Berkeley, CA: University of California Press, 1987. HILLIS, W. Daniel (1988) “Intelligence as an Emergent Behavior; or The Songs of Eden”, en GRAUBARD, Stephen R., comp. (1988) The Artificial Intelligence Debate. False starts, real foundations, Cambridge, Mass.: MIT, 1988. HUBER, Joan, ed. (1991) Macro-Micro Linkages in Sociology, Newbury Park: Sage Publications, 1991. KNORR-CETINA, K & CICOUREL, A.V., comp. (1981) Advances in social theory and methodology. Toward an integration of micro- and macro-sociologies, London: Routledge & Kegan Paul, 1981. SCHELLING, Thomas C. (1978) Micromotives and Macrobehavior, New York: Norton, 1978. Sobre el papel de la explicación intencional en CC. Sociales: DAVIDSON, Donald (1968) “Acciones, razones y causas”, en WHITE, Alan R. (1970) La filosofía de la acción, México/Madrid: F.C.E., 1976, p. 116-138. 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MARTIN, Emily (1994) Flexible Bodies: Traking Immunity in American Culture from the Days of Polio to the Age of AIDS, Boston: Beacon Press, 1994. MINSKY, Marvin (1987) The Society of Mind, Nueva York: Simon & Schuster, 1987. RESUMEN ALTERNATIVO CORTO Las características de este individuo que carece de Ego (en el sentido de entidad unitaria) son relevantes si se ha de elaborar una teoría de la acción que se base en la intencionalidad, puesto que la intencionalidad requiere de una sede en la que poder ubicarse. Igualmente un modelo de proceso de adquisición que considere elementos propios tales como las creencias, los deseos o preferencias necesariamente precisa de un Ego al que referir sus predicados. Si consideramos el individuo como la unidad fisiológica y funcional humana, lo que llamamos Ego es la capacidad del individuo para funcionar como objeto. Esto implica especialmente a la memoria pero no en términos de evocación inmediata de sensaciones pasadas, sino como recreación de la identidad. A esta identidad le basta con ser no contradictoria, aunque no sea verdadera, para poder ser utilizada por el individuo. Fisiológicamente no hay una sede del individuo o la conciencia. La memoria y el resto de capacidades dependientes de conexiones neuronales se establecen en interacción con el entorno. El funcionamiento del cerebro es distribuido, paralelo, y coexisten dos mentes situadas en ambos hemisferios. Las bases fisiológicas de la identidad se pueden buscar en 1) la percepción propia, que se organiza en mapas múltiples y jerarquizados, aunque con base genética configurados por la experiencia sensible, ligada a lo audiovisual, 2) la memoria, tanto la explícita o deliberada (para creencias) como la implícita o automática (para el aprendizaje de métodos), y 3) la atención, dirigida hacia el mundo por el interés. Las teorías psicológicas coherentes con esta base fisiológica indican cómo el Individuo esta formado, psíquicamente, por instancias en conflicto (primera tópica freudiana). Este conflicto se resuelve mediante la predominancia de alguna de ellas, principalmente la instancia intermedia, llamada Ego, en continua lucha contra impulsos inconscientes y contra imposiciones sociales. Dentro de las mismas instancias (al menos dentro de lo inconsciente) se dan conflictos que se resuelven por negociación. La “teoría de los objetos relacionales” posterior a Freud describe la mente como una sociedad de agentes independientes, así mismo Lacan plantea una psicología descentrada del Ego (puede ser que Ego esté “actualmente fragmentado”, o bien que nunca haya existido sino como “ideología”). El modelo de individuo sin Ego incorpora todas estas características más la consideración de que tanto la memoria (Halbwachs), como la “construcción” de la identidad interactuando con otros (Mead) o “individuación” (Fromm) como ruptura y reconstrucción de vínculos, son actividades esencialmente sociales en su origen. Por lo tanto, la coherencia de Ego no es más que una aspiración, en un contexto psíquico de conciencia múltiple, de saturación, o mente social, y de negociaciones entre las diferentes instancias de la conciencia.