Se trata de un momento especial de unión conmigo y... o lo que esté haciendo; el tiempo del ocio está...

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El ocio; el tiempo del no tiempo
Domingo, 15 de Febrero de 2009 19:10
Se trata de un momento especial de unión conmigo y el mundo; no importa dónde esté
o lo que esté haciendo; el tiempo del ocio está fuera del calendario y el reloj y sucede
mientras camino por las calles de la ciudad, rumbeando, o cuando bailo o cuando me
toco o cuando mi mente vaga.
Por Silvana Pezoa
Siempre imagino cómo serían los días antes del tiempo, pienso en cielos calipsos
y un horizonte en el que se percibe el destello gris de las hogueras de la
comunidad, el aire fluye cargado de los olores de la pradera, la montaña y el mar.
El sol se dirige al ocaso, mientras las estrellas aparecen, la primera en iluminarse
es el lucero, luego se desata un carnaval de luces, Orión y su cinturón, las
pléyades, Porción, Aldebarán, Rigel, Betelgeuse, hasta que se enciende toda la
vía láctea, en un cielo índigo, sin luces de ciudad que contaminen el brillo de la
noche.
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El ocio; el tiempo del no tiempo
Domingo, 15 de Febrero de 2009 19:10
Mientras veo las constelaciones estelares pasar, escucho el arrullo del agua que
corre cerca, los suspiros de grillos y cigarras y el encenderse de las luciérnagas y
candelas. La claridad del amanecer me despierta y aprecio con detalle el inicio de
un nuevo día; el sol derrite poco a poco el frío de la noche, evaporando el rocío
matutino.
Esta es la vida del ocio, un día tras otro con el único deber de vivir y disfrutar lo
que la existencia nos ofrece. Esta es una época anterior al calendario en la cual
imaginar era una tarea fundamental, de esta manera, la estrella de la mañana, la
más bella, la que aparece sola y se distingue de todas las demás por su cercanía
a la tierra, recibe el nombre de Ishtar y se convierte en una de las primeras
deidades de la antigua Babilonia.
Y así pasó con todo lo demás, la luna y el sol, los animales, las plantas y todo lo
que vive sobre esta tierra. La curiosidad humana, infatigable, después de inventar
lenguajes para cantar y contar, se dedica a investigar, a descubrir los misterios de
este mundo, y con su capacidad de crear, soñando y construyendo, arma una
sociedad tras otra hasta la actualidad.
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El ocio; el tiempo del no tiempo
Domingo, 15 de Febrero de 2009 19:10
Esto es lo que el ocio representa para mí, un tiempo atávico al cual me conecto
cada vez que hago algo que me gusta: escribir, pintar, leer, fabular, cantar, hacer
música, hacer el amor, besar, contemplar, respirar y tantas cosas más. Se trata
de un momento especial de unión conmigo y el mundo; no importa dónde esté o
lo que esté haciendo; el tiempo del ocio está fuera del calendario y el reloj y
sucede mientras camino por las calles de la ciudad, rumbeando, o cuando bailo o
cuando me toco o cuando mi mente vaga, errante como loba desafiante.
Y después del “hágase la luz”, inventamos el tiempo y el edén nunca volvió a ser
lo mismo; ya en el Paleolítico se marcan ciertos huesos de reno y marfiles de
mamut con anotaciones de las secuencias de la luna. Más adelante, cuando se
inventa la agricultora, se sustituye el calendario lunar por otro basado en el paso
del sol a través del cielo; así el tiempo del no tiempo termina.
La palabra latina “otium”, origen de “ocio”, nace en el tiempo del imperio, ya el
hombre ha esclavizado a otra gente, ya no vive en el tiempo de la diversión, del
gusto y el descanso. La palabra “trabajo” viene del latín vulgar “tripalium” un
elemento de tortura de tres palos. La polarización de la actividad humana en el
tiempo del imperio es evidente.
Las personas que viven en esclavitud ya no disfrutan de su libertad, trabajan,
dejando a sus patrones desocupados de tareas arduas o mecánicas o
reiterativas; los dueños se liberan de los deberes y quedan con todas sus horas
disponibles para el ocio y el negocio, palabra que pertenece a la misma familia.
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El ocio; el tiempo del no tiempo
Domingo, 15 de Febrero de 2009 19:10
Afortunadamente, soy una mujer libre y habito en un tiempo mítico donde no es
necesaria una palabra para el ocio, porque vivo para el disfrute… mi deber es
divertirme; y lo cumplo, imaginando, creando, contemplando y descansando.
Parece difícil, pero no imposible, sólo tienes que detenerte un momento, respira
profundo y verás todo con mayor claridad.
La acepción de “ocio” como “inactividad” es biológicamente imposible, lo vivo
nunca está inactivo, a veces se encuentra en un estado latente, pero nunca
inactivo. Como esta, son muchas las concepciones erradas del ocio, aunque más
que equivocadas, son tendenciosas formas del discurso del poder.
El/la esclavo/a ocioso/a no produce y se convierte en un peligro, apenas tenga un
tiempo para pensar, querrá liberarse y lo logrará. Es como con la doctrina de
shock, no se te permite pensar, ni descansar, estresándote cada vez más.
Por eso superemos el tortuoso shock del trabajo con una ociosa terapia para vivir
felices con nuestra creatividad. Recuerda, los sueños se hacen realidad y otro
mundo es posible.
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El ocio; el tiempo del no tiempo
Domingo, 15 de Febrero de 2009 19:10
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