CRISTIANISMO Y FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA Dr. D. Juan Carlos García Jarama Facultad de Filosofía San Dámaso. Madrid 1.- PRESENTACIÓN Se ha dicho que desde la Ilustración se ha difundido, en el pensamiento de los siglos XIX y XX, un creciente rechazo de Dios, que ha desembocado en las diversas formas y motivos del ateísmo contemporáneo: el positivismo, el materialismo, el cientifismo y el nihilismo, o determinados modos del existencialismo, son algunos ejemplos de ello. Con este giro, que ha tomado la filosofía en no pocos de sus representantes, contradice, o cuando menos resulta extraña, a la larga y fecunda historia de las ideas del Occidente: la de Dios, entre otras, es una de esas cuestiones fundamentales presente a lo largo de todo su desarrollo, durante más de veinte siglos. Sin pretender la amplitud expositiva del curso de Historia de la Filosofía del ciclo inicial, que ya se supone, el objetivo del nuestro es presentar una confrontación entre la fe cristiana y las grandes corrientes del pensamiento de este periodo de la historia reciente, haciendo especial hincapié en alguno de sus autores significativos, a pesar de no ser los de mayor fama o reconocimiento. Conscientes de los límites y las lagunas de la selección realizada, así como de que se podrían haber elegido otros nombres en su lugar, no pretendemos dar un elenco completo de los pensadores célebres e influyentes de los últimos doscientos años de la Historia de la Filosofía. Se trata de centrar nuestra atención y estudio en alguno de ellos para conocer, en síntesis, el conjunto de su pensamiento, y poder analizar más en detalle alguna de sus obras o un fragmento de las mismas, como ejemplos claros de las diferentes tendencias filosóficas contemporáneas. Después de recordar lo que han dicho los filósofos y de adentrarnos en el porqué de cuanto han dicho, no podemos menos de analizar sus consecuencias: en nuestro caso, se trata de analizar cómo han influido esas interpretaciones filosóficas en el ámbito cristiano, las luces que le han aportado, sobre todo en el trabajo irrenunciable de la inteligibilidad de la fe y del anuncio del evangelio, los interrogantes que le han planteado, e incluso lo fundado o no de sus ataques y reproches, no poco frecuentes. Pero la voz de los filósofos no es una cuestión aislada, sino que normalmente ellos se hacen eco de un amplio sentir de su tiempo; en otras ocasiones, por el contrario, ellos mismos lo generan, provocando el nacimiento de ciertas ideas o esquemas de pensamiento; a veces comunican modos de pensar, y otras obstaculizan e incluso impiden que se desarrollen ciertas verdades, por ellos calladas o atacadas. Por eso es necesario estudiar las relaciones complejas que existen entre las ideas filosóficas y su contexto, así como su relación con las demás ideas que tienen que ver con la vida entera de los hombres, sean científicas, políticas, y cómo no, también religiosas. Nuestra consideración del hecho cristiano y la verdad de la fe no debe ser, por tanto, un obstáculo sino, más bien, ha de resultar una ayuda inestimable para nuestra razón en su búsqueda infatigable de la verdad más profunda acerca de las cosas. Nos servirá de provechoso ejemplo el testimonio de aquellos filósofos contemporáneos en quienes brilla, de una manera especial, el resultado de tan fecundo encuentro. Su estudio forma parte de nuestro planteamiento general. 2.- PROGRAMA DEL CURSO Tema 1: El pensamiento de la Era Romántica a. Schleiermacher y la filosofía de la religión b. Schopenhauer y la voluntad de vivir Tema 2: La superación del sensualismo a. El espiritualismo francés de Maine de Biran b. La aportación de Balmes y Donoso Cortés Tema 3: El primado de la vida a. Kierkegaard b. Bergson Tema 4: La vuelta a la tradición metafísica a. Rosmini b. Gratry Tema 5: La filosofía de la acción a. J.H. Newman b. M. Blondel Tema 6: Representantes de la neo-escolástica a. J. Maritain b. C. Fabro Tema 7: El Personalismo a. E. Mounier b. Nedoncelle Tema 8: La Fenomenología de algunos miembros del Círculo de Göttingen a. D. von Hildebrand b. E. Stein Tema 9: Un existencialismo “religioso” a. M. Buber b. G. Marcel Tema 10: La rica aportación del pensamiento judío de nuestros días a. Levinas b. Rosenzweig Tema 11: El influjo sugerente de los rusos a. V. Soloviev b. P. Florensky Tema 12: Las aportaciones de una nueva filosofía del cristianismo a. M. Henry b. J. L. Marion 3.- EXPLICACIÓN Siguiendo las indicaciones de Fides et ratio, intentamos repensar “el valor que tiene la filosofía de este periodo para la comprensión de la fe y las limitaciones a las que se ve sometida cuando olvida o rechaza las verdades de la Revelación”. La recuperación de su horizonte sapiencial así como de su alcance definitivamente metafísico, que en ocasiones se deja enriquecer por la aportación inigualable de la teología, nos ofrece elementos racionales para profundizar la defensa de la dignidad del hombre y afirmar rotundamente nuestra confianza en su capacidad para conocer la verdad, así como para alentar su intimísimo anhelo de felicidad, dando respuesta a la cuestión de su sentido último y definitivo. El peso de la razón y del materialismo, la irrupción del psicoanálisis o el predominio de los fenómenos, la existencia fugaz del ser humano y el impulso de su afectividad, la fuerza de la voluntad o el primado de la vida, la condición temporal, histórica e intersubjetiva de la persona o el dominio de lo irracional, las teorías de la ciencia o la filosofía del lenguaje, son algunas de las cuestiones ineludibles que la filosofía reciente ha colocado sobre el tapete de la discusión filosófica. Si en algunos autores tendremos que reconocer una desgraciada ignorancia de las fuentes de la verdad cristiana o posturas que son el resultado, muchas veces, de afianzados prejuicios, en otros encontraremos material provechoso para un intercambio fecundo entre la fe y la razón. Si en algunos encontramos una radical desconfianza en el sujeto, en otros esa misma debilidad se transforma en el inicio de una búsqueda de la realidad fundamental. La sospecha de unos se transforma en acicate para otros. En algunos se impone lo parcial y lo relativo; en otros, eso mismo se interpreta únicamente como los fragmentos de un todo mayor. En fin, digamos que en la filosofía de cada uno de los pensadores elegidos podemos encontrar alguna de las piezas que componen el amplio mosaico de los tesoros culturales de los hombres y los pueblos, así como elementos indispensables para llevar a cabo un diálogo fecundo con quienes no comparten todavía la fe. Si en algún momento sus exposiciones nos incomodan, lejos de responder con una condenación precipitada, podremos encontrar entonces la oportunidad para una sincera y humilde revisión de nuestras propias ideas y vivencias, a fin de que toda renovación concuerde, no sólo con la fuente evangélica, sino también con las necesidades del hombre concreto a quien se busca servir. Lejos de contradecir la pretensión, tan propia de nuestros últimos tiempos, de convertir a la filosofía en una ciencia rigurosa, en un saber seguro, la mencionada pluralidad de puntos de vista y de intereses no hace sino plasmar perspectivas más bien complementarias, así como reflejar la congénita limitación del entendimiento humano ante lo inasible de una verdad siempre mayor. Lo irreconciliable del conflicto lo descubrimos, más bien, en su deseo pretencioso de absolutizar el propio parecer, y erigirlo como único y exclusivo frente a los demás. Así, la preocupación epistemológica de Kant y el deseo de Fichte de convertir la filosofía en una verdadera ciencia, el teísmo especulativo de Schelling o el idealismo absoluto de Hegel, la importancia de la voluntad en Schopenhauer y Nietzsche o la dimensión económica de Marx, los valores de Scheler o el renacer de la ontología en Hartman –por citar algunos ejemplos- están poniendo de manifiesto, aún en su diversidad y, a veces, en su frontal oposición, que la búsqueda de la filosofía va mucho más allá, no conformándose con respuestas penúltimas ni con recortes en el horizonte de su interés. Por eso mismo resulta una cuestión cada vez más urgente y necesaria, que la filosofía recupere su natural inclinación al conocimiento de la verdad más objetiva de las cosas, a la verdad total y definitiva en la que descansa, como en su auténtico objeto, nuestra inteligencia: sólo de ese modo podrá ella señalar los limites a una actitud todavía hoy marcadamente positivista, así como levantar la confianza intelectual de un, todavía hoy vigente, escepticismo epistemológico. Sólo si la filosofía es lo que debe ser tendrá el hombre continuamente presente los radicales misterios de su existir finito, aquellos que atañen a lo más profundo de su condición, y aprenderá a denunciar, con valor e ingenio, los prejuicios y recortes, muchas veces implícitos u ocultos, en numerosas interpretaciones filosóficas actuales. Si con Heidegger hemos de confesar dolorosamente el olvido de la cuestión del ser, y con la fenomenología de Husserl su decidida vocación fundamental para conocer lo esencial, es con la filosofía cristiana con la que recuperamos aquél (el peso del ser), y respondemos a ésta (su vocación a descubrir el verdadero fundamento). Para que la filosofía no quede reducida a mera lógica o psicología, a simple ética, epistemología o, lo que sería peor, a palabras vacías, y para que en dicho camino no desespere ante el peso de un trabajo siempre fatigoso, no puede abdicar jamás de su intención original, y en ella, no debe sentirse incómoda cuando recibe el auxilio de ese orden de verdades de ámbito superior, el de la luz de naturaleza sobrenatural, que viene a iluminar, enriquecer, e incluso a purificar en cada traspiés del discurso racional. Lejos, entonces, de entenderlo como amenaza peligrosa o intromisión indebida, le presencia de la fe en Jesucristo y el sentido de la Iglesia, se convertirán en ayuda y salvaguardia ante el conocimiento, incluso de las verdades naturales. Pensar a la luz de la fe significa, entonces, reposar el pensamiento sobre el sólido fundamento de lo eterno y definitivo: es contar con aquella otra ala necesaria, sin la cual el espíritu humano no podría levantar fácilmente el vuelo hacia lo más alto, a la región más noble: a la Verdad, a Dios. Es desde esta perspectiva como planteamos el presente estudio. Nuestro método contempla una breve exposición sintética del pensamiento de los mencionados autores –bien por parte del profesor, bien por parte de alguno de los alumnos-, que sirva para hacer más inteligible la lectura de una obra –o el fragmento de una obra-, y su posterior comentario filosófico. Se trata, a fin de cuentas, de “pensar con toda la razón humana”, como decía el Cardenal Suhard a un grupo de intelectuales católicos, es decir, de ejercitar generosamente la audacia del quehacer intelectual, de cultivar una actitud científica verdaderamente libre. Pero, por esto mismo, en el análisis de los textos elegidos tendremos presente, como hemos señalado reiteradamente, su repercusión, cualquiera que sea, para la elaboración de una filosofía verdaderamente cristiana. 4.- BIBLIOGRAFÍA Sin pretensión de recoger las mejores de ellos, sino simplemente algunas de las más representativas, recomendamos: BALMES, J., Filosofía fundamental, vol. II, Madrid, 1948 BERGSON, E., Selección de textos, Buenos Aires, 1942 Id., Las dos fuentes de la moral y de la religión, Buenos Aires, 1946 BLONDEL, M., Exigencias filosóficas del cristianismo, Barcelona, 1966 BUBER, M., Eclipse de Dios, Salamanca, 2003 Id., El conocimiento del hombre, Madrid, 2004 Id., Yo y tú, Madrid, 1993 FABRO, C., L’anima, Roma, 1955 Id., Libro dell’esistenza e della libertà vagabonda, Roma, 2000 FLORENSKIJ, P., Le porte regali, Milán, 1977 Id., Il cuore cherubico, Milán, 1999 HENRY, M., Yo soy la verdad, Salamanca, 2001 Id., Encarnación, Salamanca, 2001 Id., Paroles du Christ, París, 2002 VON HILDEBRAND, D., La esencia del amor, Navarra, 1998 Id., El corazón, Madrid, 1996 Id., Actitudes morales fundamentales, Madrid, 2003 KIERKEGAARD, S., El concepto de la angustia, Madrid, 1963 LEVINAS, E., Totalidad e infinito, Salamanca, 1999 MARCEL, G., Aproximación al misterio del ser, Madrid, 1987 Id., Diario metafísico, Madrid, 1969 MARITAIN, J., Ciencia y sabiduría, Buenos Aires, 1944 Id., Problemas espirituales y temporales de una Nueva Cristiandad, Chile, 1943 MOUNIER, E., Obras completas, Salamanca, 4 vols., 1988 NEDONCELLE, M., La fidelidad, Madrid, 2002 NEWMAN, J.-H., Persuadido por la verdad, Madrid, 1995 Id., Discursos sobre la fe, Madrid, 2000 Id., La fe y la razón, Madrid, 1993 Id., El asentimiento religioso, Barcelona, 1959 ROSENZWEIG, F., La estrella de la redención, Salamanca, 1997 ROSMINI, A., Las cinco llagas de la Santa Iglesia, Barcelona, 1968 Id., Breve esquema de los sistemas de filosofía moderna y de mi propio sistema, Buenos Aires, 1972 SCHLEIERMACHER, F., Sobre la religión, Madrid, 1990 SCHOPENHAUER, A., El mundo como voluntad y representación, México, 2000 SOLOVIEV, V., La Sofia, Milán, 1997 Id., Sulla divinoumanità, Milán, 1971 Id., La crisi della filosofia occidentale, Milán, 1989 STEIN, E., Ser finito y ser eterno, México, 1996 Id., La ciencia de la cruz, Burgos, 1989