20080402124215el fon..

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MORFOLOGÍA Y ESTRUCTURAS
I. OBJETIVOS DE LA ASIGNATURA
El objetivo básico de esta asignatura es el estudio
sistemático de las formas y estructuras naturales, para
compararlas luego con los principios generales de las
formas y estructuras creadas por el hombre. Parece
evidente que antes de que el hombre modifique la
naturaleza, por medio del diseño y construcción de
utensilios y recintos de muy diverso tamaño, índole y
función, le conviene conocer de manera ordenada, las
cosas naturales que le rodean, donde por lo demás,
aparecen resueltos con una variedad inmensa y una
eficacia asombrosa, la mayoría de los problemas que le
preocupan.
Como el conocimiento del mundo que nos rodea es
demasiado extenso y diverso, tenemos que restringirlo a
la constatación de algunas de las características más
esenciales que sirvan a nuestro propósito. Para ello,
trataremos de ver el mundo desde la perspectiva del
hombre de nuestro tiempo.
Es así como nos interesa hacer ver nuestro entorno, con
los principales problemas que enfrenta la sociedad
contemporánea, tratando de ubicar a los estudiantes en
una cosmovisión general del momento actual, tan
diferente a la que vivieron generaciones cercanamente
anteriores.
Mostraremos más adelante un compendio de las formas
geométricas elementales y sus posibilidades, como
lenguaje básico que se utiliza para dar forma a objetos
nuevos. Nos iniciaremos en la idea del espacio
percibido por el hombre y en la de su capacidad de
medir o darse cuenta de las magnitudes.
2. Asimismo, y junto a los elementos anteriores,
estudiaremos los principios de las estructuras existentes
y de las que construye el hombre, sin entrar por el
momento en sus detalles, ni en el cálculo de sus
magnitudes.
2
II. CONOCER EL MUNDO CIRCUNDANTE
3.
Comencemos desde el principio. Tomemos un
trozo de naturaleza y tratemos de aprehender sus
aspectos esenciales.
Supongamos un trozo de naturaleza virgen. La primera
impresión nos mostrará un conjunto casi infinitamente
diverso y variado: árboles, plantas, hierbas, animales,
insectos, rocas, agua, cielo. Sabemos que si miramos a
través del microscopio una gota de agua, veremos otro
mundo menos familiar. Si miramos hoy todavía con un
microscopio electrónico, aparecerán formas
desconocidas y fantásticas.
Cada hoja de los árboles, cada organismo vivo, cada
trozo de roca, será diferente de los demás. Podemos
asegurar que no hallaremos dos objetos absolutamente
idénticos.
¿Qué podemos hacer para aprehender este conjunto?,,
¿Tratar de ordenarlo, de establecer grupos, de
jerarquizarlo?.
Probablemente el hombre de otras épocas vivió en este
mundo miles y miles de años, sufrió sus peligros, se
alimentó de sus frutos, sin entenderlo, sin verlo
verdaderamente, o al menos, sin planteárselo como
problema.
4. Es evidente que un escueto vistazo evolutivo de la
historia del hombre, que se repite un poco en el
comienzo de la propia vida de cada uno de nosotros, nos
hace comprender que muchos de nuestros semejantes
aceptan también vivir en el mundo de manera pasiva,
sin verlo con sentido crítico, sin llegar a configurar para
sí una individualidad, con una actitud propia frente a lo
que les rodea. Esto, que desde luego es inaceptable para
un individuo culto, lo es mucho menos para el que ha
de actuar en ese medio y, todavía menos, si pretende
construir cosas y, en alguna medida, transformarlo.
Sigamos. Cuando el hombre primitivo quiso penetrar
más profundamente en su misterio, comenzó por darse
cuenta que tenía ante sí un problema particularmente
complejo.
La segunda dificultad que presenta el mundo
circundante -después de su extremada variedad— es su
continuado cambio y transformación. Todas las cosas
que nos rodean están en un permanente fluir, en un
constante pasar de una forma a otra, de un estado a otro
diferente. Nada esta quieto. Nada permanece sin
variación a través del tiempo. Si nos parece a simple
vista que una roca no cambia, pensemos en un lapso
mayor de tiempo, en unos trescientos años, por
ejemplo, y tendremos que aceptar que su aspecto
no será entonces el mismo.
Para el pueblo griego, que fue el primero que utilizó la
razón para comprender el mundo, esta naturaleza
cambiante es ininteligible. (Ver capítulo V). No pueden
aplicar al movimiento y al cambio el principio eleático
de identidad» La razón y la lógica tienden a trabajar con
ideas absolutas, vale decir, inmutables, que no son
afectadas por nada ni dependen de nada. Es posible que
comencemos a plantear aquí —de modo harto burdo,
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desde luego— el verdadero conflicto para resolver el
problema que estamos planteando.
Tal vez cuando ustedes oyeron por primera vez en la
clase de filosofía que para Thales de Mileto solo existió
el agua, para Anaxímenes el aire, para Empédocles los
cuatro elementos, etc., les parecieron especulaciones sin
mucho sentido.
Pero cambiemos un poco las palabras, a riesgo de
apartarnos del rigor filosófico, en aras de una más
rápida comprensión. Si decimos, por ejemplo, que el
hombre, frente a un mundo casi evanescente, que fluye
y se le escapa de su entendimiento , ante la angustia y la
inseguridad que ello le produce, busca afanosamente un
punto de apoyo, algo "que no cambie", que permanezca
inalterable a través del tiempo, es posible que sea más
fácil de entender. Para Thales, el agua sería el principio
de todo, lo que permanece invariable, desde donde las
cosas son simples transformaciones. Comprendemos la
euforia de los Pitagóricos cuando conciben la noción del
número —algo inmaterial— que no cambia, que
permanece inmutable, en medio del fluir vertiginoso, En
efecto, cuando el hombre dice "dos más dos son
cuatro", enuncia una verdad eterna, inalterable. Aunque
el mundo que nos rodea desaparezca y nosotros mismos
dejemos de existir, siempre dos más dos serán cuatro.
5. En el siglo V ante de Cristo, Parménides de Elea
metió a la razón humana en un cauce inexorable y
tremendo, al enunciar lo que después se llamó principio
de identidad; "El ser , es; el no ser, no es", y afirmar
luego que el mundo que nos rodea, incluyéndonos a
nosotros mismos, no es sino una apariencia, una ilusión
de nuestros sentidos. Este principio implacable de la
razón humana y esta distinción entre el mundo
sensible y el mundo inteligible, como sabemos, duran
hasta hoy.
La mentalidad griega odia el cambio, lo halla absurdo e
incomprensible. Sin embargo, como siempre ocurre, y
como una anticipación luminosa de veinticinco siglos,
antes que la de Parménides, la voz de Heráclito de Efeso
trata de entender el fluir de las cosas, trata de hallar la
ley del cambio, de lo que transcurre como un río. Y
dice una frase hermosa y llena para nosotros de
contenido: "El sol es nuevo cada día", Dice también una
frase más objetiva y conocida: "No nos bañamos dos
veces en el mismo río'\
III. LA ABSTRACCIÓN Y LA CONCRECIÓN
6. Pero sigamos con nuestro trozo de naturaleza. Cada
hombre tendrá sin duda una actitud diversa frente a él.
Detengámonos en dos posiciones extremas, para
diferenciarlas mejor: la del científico y la del artista. En
la primera predomina la abstracción, y en la segunda la
concreción. (No olvidemos que el arquitecto y el
diseñador se hallan en una posición intermedia),
El científico trata de coger el mundo y meterlo en un
esquema, en una ley, en una fórmula matemática. Trata
de descubrir las causas de los fenómenos y las
cualidades de las cosas, Newton toma el universo y en
una abstracción gigantesca, lo mete en la ley de la
gravitación universal.El hombre es capaz, en efecto, de
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reemplazar una estructura física determinada, por una
estructura mental, es decir, por un modelo matemático
abstracto. Luego es natural que, maravillado por el
poder de la razón, trabaje con estos modelos o
esquemas, se quede con la ley y con sus relaciones
matemáticas, y que el universo mismo pase a un
segundo plano y en cierto modo se agote. Es inevitable
que la abstracción —aunque sea de una utilidad
indiscutible y asombrosa— represente un
empobrecimiento de la realidad, al ser en último
término, reemplazada por esquemas y fórmulas.
Las matemáticas son también el resultado de un
proceso de pensamiento por medio del cual las
actividades correspondientes a una estructura física, se
pueden organizar de tal forma que la estructura física
quede reemplazada por una estructura mental, es decir,
por un modelo matemático abstracto.
7. El artista hace exactamente lo contrario; en vez de
generalizar, en vez de apartarse de la realidad, busca la
unidad en la multiplicidad, lo particular en lo general.
No indaga sobre las cualidades y causas de las cosas,
sino que nos ofrece la intuición de sus formas y
sensaciones. No las deduce, sino que las intuye, como
algo inmediato.
Ortega dice que lo real está ahí por sí mismo y, por lo
tanto, no interesa al artista. Creemos que se equivoca.
Porque el mundo real está ahí, es cierto, pero hay que
descubrirlo. Muchos pasan por el mundo, durante años
sin verlo, Descubrir cada cosa, maravillarse de ello, es
como crearla de nuevo. Al artista le interesa cada forma,
en cada momento, en cada infinito rincón del universo,
en vez de una ley sobre el universo..
Leonardo decía que la finalidad de la pintura y de la
escultura era saber ver. El artista es el hombre que sabe
ver. En vez de escamotear la realidad por medio de un
esquema, él concreta la realidad particular, le da vida
de nuevo.
Nuestro trozo de naturaleza virgen tiene facetas
innumerables. No es lo mismo al amanecer que en el
crepúsculo; en un día de sol o uno de lluvia; no es
igual a plena luz, que con algunos rayos de sol por
entre los troncos de los árboles. Cada rincón, cada
detalle minúsculo, puede adquirir dimensiones
desconocidas. Tampoco es igual si lo vemos en un
momento depresivo de nuestro espíritu, que si estamos
llenos de vitalidad y alegría.
La frase de Heráclito "El sol es nuevo cada día", es una
verdad para el artista. Mientras que no le dice nada al
científico. (Una aclaración lateral; la expresión, a veces
usada por los críticos, de "arte abstracto", que podría
inducir a confusión frente a lo que estamos explicando,
es errónea, desde este punto de vista- Hay arte
figurativo y no figurativo, según emplee formas
conocidas o no. Por otra parte, tendremos oportunidad
de mostrar comparaciones asombrosas entre fotos de la
realidad, tomadas con microscopio electrónico, y
cuadros de pintores contemporáneos no figurativos).
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IV. OTRAS MANERAS DE VER EL MUNDO
8.
Sigamos tratando de conocer nuestro trozo de
mundo, a través de las épocas.
Platón (428-347 a.C.) también anula el mundo
cambiante que nos rodea y se queda con un mundo ideal
que permanece inalterable.
Aristóteles (384 - 322 a.C.) se acercará más al hombre
— por eso sus puntos de vista duraron veinte siglos- y
nos dice que existen las cosas, los árboles, los animales,
la gente. Pero las cosas que existen vienen a ser la parte
de ellas que no cambia, son los conceptos de las cosas,
Aristóteles afinó el concepto de mesa, de caballo, de
niño, como quien prepara tarjetas para un kardex. Es
decir, otra vez la realidad diversa, múltiple, cambiante,
vista a través de esquemas ordenados y prácticos.
De pronto se produce el estrepitoso derrumbe de todo
un edificio filosófico pacientemente construido, cuando
el hombre se da cuenta, a fines del siglo XV —entre
otras novedades— de que la tierra en que vive no es el
centro del universo, como había creído desde siempre,
sino un planeta cualquiera en la inmensidad del cosmos.
El planeta Tierra no sólo no está inmóvil, como
parecieran mostrarnos nuestros sentidos, sino que se
desplaza en el espacio a la increíble velocidad de
114.000 kilómetros por hora. La crisis profunda
desencadenada por Copérnico (1473-1543) llevó a la
hoguera a Giordano Bruno el año 1600 y obligó a
Galileo (1564-1642) a renegar de sus convicciones. En
medio ahora de la oscuridad y el desconcierto, cuando
la razón humana estaba en un callejón sin salida,
Descartes ( 1596 - 1650) logra coger un débil asidero
en medio de sus dudas y dice al menos "existo yo,
pensando".
Hasta que Kant (1724 - 1804) alcanza los valores más
altos del intelecto humano, al proporcionar fundamento
racional a toda la ciencia y la tecnología moderna . Con
sus famosos juicios sintéticos a priori y sus geniales
intuiciones del espacio, el tiempo y las categorías, hace
posible las matemáticas, la geometría y las ciencias
naturales.
Sin embargo, el mismo Kant, demuestra que la razón
no sirve para otra cosa que no sean las matemáticas, las
ciencias, la geometría, No sirve para sostener una
metafísica, por ejemplo, ni —agregamos ahora- para
comprender algo tan cercano a nosotros, como es
nuestra propia vida.
La evolución del pensamiento humano, además de la
crisis copernicana mencionada, y después de ir
arribando gradualmente a un período de positivismo, en
que parecía haberse alcanzado una definitiva estabilidad
y madurez, se produce el año 1914 una nueva e
inconcebible hecatombe, con la primera guerra
mundial. A ello haremos referencia más adelante
(párrafos 38 y 39) al considerar la crisis de la razón y
una nueva expresión.
Por último, aparece en la cultura contemporánea el
problema de la historia, como la totalidad de los modos
de ser y de las creaciones humanas en el mundo. Un
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proceso flexible, variable, que no obedece a causas ni
efectos, como le agrada a la razón. Problema que el
idealismo —dice García Morente- no podrá resolver,
porque él mismo es un producto de la historia. La
filosofía contemporánea tendrá que superar estos
problemas y encontrar otra respuesta más profunda, que
contenga a las cosas y al yo, y que contenga a la
historia. Esa realidad es la vida.
V.
LA VIDA ES ININTELIGIBLE
9, Nadie osaría poner en duda que la vida es lo más
importante en el mundo que estamos tratando de
aprehender y lo que verdaderamente tiene que
interesarnos. Los arquitectos trabajan para hombres
que, además de pensar y conocer, descansan, pasean,
sufren, hacen deportes, en una palabra, vivenUtilizan materiales que se deforman, que cambian de
estado, que se deterioran, que también tienen vida útil
limitada. Nada más lejos de esta realidad que los
conceptos absolutos, invariables, eternos.
Pero la vida, desde el punto de vista de la razón, es
ininteligible. Para el intelecto humano, inflexible desde
Parménides, que no puede aceptar por ningún motivo
cosas contradictorias, cosas que "sean y no sean" a la
vez, la vida no es sino un cúmulo de contradicciones.
Veamos algunas, las más relevantes:
— Ella nos es dada y no nos es dada: En efecto,
alguien nos la ha dado, sin siquiera consultarnos. Nos
damos cuenta de ello, cuando estamos precisamente
viviendo. Pero no se nos da hecha, como quien regala
un reloj, Es algo que está por hacer, y es así como
vamos haciendo nuestra vida, bien o mal, en cada
momento.
—
Es libertad y deterninismo: Somos libres de
hacer esto o lo otro; a cada momento elegimos el
camino a seguir. Pero tenemos necesariamente que
vivir; no podemos, por ejemplo, suspender nuestra vida
por un tiempo.
—
La vida es, casi por definición, un camino seguro
e inexorable hacia la muerte. La vida y la muerte -dos
términos antagónicos- son inseparables. Podría decirse
que la vida alcanza su máximo valor, cuando más cerca
se está de perderla,
El héroe llega al cénit de su existencia en el instante
en que se juega la vida.
Estas y otras más, son contradicciones; y todo ello es
así, porque en la raíz de la vida, en su estructura
ontológica, está lo que es diametralmente opuesto al ser
estático e inmóvil creado por Parménides.
Esa raíz es el tiempo. Algo que transcurre, que fluye,
que no está quieto10.La Filosofía contemporánea está en una
encrucijada,puesto que sabe que todas esas
herramientas maravillosas, capaces de hacer posible las
matemáticas, las ciencias naturales, la geometría, no le
sirven para aprehender lo que ahora más leinteresa,que
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es la vida. Todas están basadas en conceptos estáticos y
definitivos, operados por una lógica creada hace
veinticinco siglos. La lógica del principio de identidad,
del de contradicción, del tercero excluido y del de razón
suficiente» Se plantea ahora la necesidad de una nueva
lógica, de una nueva manera de pensar, flexible,
histórica, que supere el principio de identidad y la
operatoria con entes inmóviles.
VI.
LO INTELIGIBLE
11. Si observamos un roble y consideramos que es
un árbol que proviene de una semilla conocida, que
bajo ciertas condiciones germina y crece; luego
sabemos como se alimenta de determinadas
substancias del suelo* conocemos el fenómeno de la
fotosíntesis que se opera a través de sus hojas;
admiramos la correcta formación de su estructura
resistente, etc. ¿Podemos decir que estamos ante algo
que comprendemos, que nos es inteligible?.
Creemos que no, porque sólo tenemos una información
más o menos completa de una serie de hechos que
ocurren ante nosotros, pero no sabemos por qué y cómo
ocurren verdaderamente. Veamos un ejemplo histórico,
tal vez más concluyente:
En tablillas de arcilla de Mesopotamia, de unos 800
años A.C, se hallan anotaciones sobre predicciones de
eclipses con exactitud asombrosa, tal vez mayor incluso
que la que utilizamos en la actualidad.Aparte
deNumerosos conjeturas que pueden enhebrarse a
partir de un hecho como este,la verdad es bastante
mas simple.
Sucede que ese pueblo, desde unos 1800 años A.C.
desde la época de Hamurabi, se preocupó de observar
anotar los movimientos de las estrellas en el
firmamento. Se sirvieron al parecer de un elemental
sistema de coordenadas, que les permitió dejar
constancia de la trayectoria de los principales puntos
luminosos del cielo, lo que llevaron a cabo con una
constancia asombrosa. A cualquier persona que realice
algo semejante, tienen que llamarle la atención los
extraños movimientos de ciertas estrellas, que
diferentes del resto y que a veces incluso retroceden
con respecto al conjunto: ellos son los planetas del
sistema solar Cuando se produce un eclipse —hecho
muy singular para todos los pueblos primitivos—
repararon sin duda en la posición relativa de esas
estrellas en particular.Si al cabo de los años se repite
el fenómeno, es fácil darse cuenta que la posición
entre ellas es la misma. Luego cuando en un nuevo
período de tiempo, esos objetos celestes se
aproximan a la posición ya conocida, puede preverse
que se va a repetir el fenómeno.Si se trata de un eclipse
solar, sabemos hoy que la sombra proyectada por la
luna puede no pasar por Mesopotamia. En esos casos,
cuando hay dudas sobre si el fenómeno se produce o no,
se recurre a un mito y puede decirse por ejemplo, que
los dioses estaran molestos o propicios. En todo caso,
en vez de usar cálculo o instrumento alguno, estos
astrónomos poseian en cambio una estadística de varios
siglos, con la que siempre es posible extrapolar nuevos
períodos de tiempo. Si sus conclusiones eran exactas,
ello se debe a que los fenómenos celestes son exactos,
más que los instrumentos que podemos usar hoy,en
reemplazo de tan abundante informacion.
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12.
Frente al caso que nos interesa, diremos que para
los astrónomos mesopotámicos, el cielo no
era inteligible, pues aunque conocían al dedillo
el movimiento de esas pequeñas luces que se desplazan
en el firmamento, no tenían idea alguna de lo que
ellas eran en realidad, ni de por qué se
producían los fenómenos
que observaban.
El
pueblo griego, en cambio, tuvo una actitud
diametralmente opuesta, tratando de explicarse los
fenómenos desde sus raíces más profundas.
Solo es inteligible aquello cuyas causas primeras
conocemos y puede reducirse a los procesos lógicos de
nuestra razón.
13.
El ejemplo descrito nos sirve de paso para una
reflexión de orden general: Un pueblo más o menos
aislado, puede contentarse con un grado elemental de
conocimiento, que le proporcione una explicación
simple y cómoda del acontecer diario. Este grado de
conocimiento puede durar siglos. En cambio un pueblo
como el griego,
situado geográficamente en
una confluencia de culturas, está expuesto a tomar
contacto con respuestas disímiles y antagónicas para
un
mismo problema. Ello introduce la duda y con
ella,el deseo de alcanzar una verdad más segura y
más profunda.
VII.
EL FONDO DEL PROBLEMA
14.
Hasta aquí tenemos ya planteado el fondo del
problema. Tanto en el mundo circundante como en la
arquitectura hay cosas que podemos comprender
perfectamente, que podemos sistematizar, y por lo tanto,
explicar y trasmitir a otras personas, podemos
enseñarlas. Son todos aquellos aspectos que tienen que
ver con las matemáticas, con la técnica, con la
geometría. El uso de los materiales, sus propiedades, el
cálculo de estabilidad de los edificios, el mejor
aprovechamiento del sol, los climas artificiales, los
aspectos de circulación, zonificación, etc, etc.
Pero existe otra parte, sin duda más importante y
específica de la arquitectura, que tiene que ver con las
formas, el diseño de ambientes apropiados al hombre, la
composición de los recintos, los colores, las
proporciones de las partes, la organización del conjunto
arquitectónico, etc, que se relacionan con la vida del
hombre, su sensibilidad, su manera de sentir. Y ello no
puede ser reducido a sistemas ni a fórmulas, no puede
ser resuelto por medio del análisis, puesto que la razón y
la lógica solo operan hasta aquí con conceptos y valores
estáticos, ajenos por completo a la fabulosa diversidad y
fluidez de la vida.
Desde este punto, desde este problema básico, tiene que
partir cualquier teoría de la arquitectura contemporánea
Asimismo, debe buscarse en la crisis actual de la lógica
aristotélica la raíz del arte de nuestros días, como
tendremos oportunidad de ver más adelante.
15. ¿Significa lo dicho que hay una parte de la
arquitectura que puede ser enseñada sistemáticamente y
otra que no puede serlo?, En efecto, significa que una
buena parte de ella, tal vez la más específica, sólo
puede
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ser planteada como problema que cada uno de nosotros,
cada uno de ustedes, deberemos en su oportunidad ir
resolviendo.
En la asignatura de Morfología y Estructuras hallaremos
antecedentes que les ofrecerán a ustedes, valiosas
referencias para incursionar después en la solución de
estos problemas, con menos peligro de perderse.
Trataremos de aproximarnos a las estructuras de los
seres vivientes, de ver cómo están resueltos sus
complejos problemas, de apreciar su increíble variedad
de formas, sus perfectas estructuras resistentes, su
adaptación al medio ambiente, y sobre todo, trataremos
de averiguar cómo opera la naturaleza para resolverlos.
16. Por lo demás, debemos decir que este hecho que es posible que a Uds. les desoriente, deseosos como
están de recibir respuestas concretas frente a todas las
posibles interrogantes— este hecho de que una buena
parte de la disciplina que desean aprender solo puede
formularse como problema, es lo que más confiere
categoría universitaria a su enseñanza. Aclaremos esto.
En los últimos años se ha hablado mucho de enseñanza
superior, sin que las más de las veces quede claro cuales
son sus principales características y, sobre todo, sus
diferencias con el resto de la enseñanza.
Es un educador chileno del siglo pasado, Valentín
Letelier, quien esclarece en su "Filosofía de la
Educación" este importante asunto de modo
ejemplar. Entre varios aspectos que no es el caso
consignar aquí, dice que en la enseñanza media deben
darse las verdades hechas, ya aceptadas por la
comunidad, mientras que las teorías o hipótesis no
comprobadas por completo, deben examinarse en la
universidad.
Mientras más dudoso o problemático es un asunto, más
debe apartarse del liceo, y con mayor interés debe ser
acogido en la universidad, puesto que puede contener el
germen de un avance en el conocimiento.
Es pues tarea básicamente universitaria establecer una
teoría de la arquitectura que contemple verdaderamente
al hombre, esto es, sin someterlo a métodos
especulativos, como el análisis o la deducción lógica,
que no harán sino coger esquemas o cortes estériles, en
su ilimitada diversidad,
17. Otra cosa muy diferente es enseñar una
disciplina en que todos sus aspectos están resueltos, en
que todas las cuestiones tienen sus correspondientes
respuestas, En ese caso se trataría de un oficio, de una
práctica más o menos mecánica.
(texto del profesor Euclides Guzman )
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