1 MORFOLOGÍA Y ESTRUCTURAS I. OBJETIVOS DE LA ASIGNATURA El objetivo básico de esta asignatura es el estudio sistemático de las formas y estructuras naturales, para compararlas luego con los principios generales de las formas y estructuras creadas por el hombre. Parece evidente que antes de que el hombre modifique la naturaleza, por medio del diseño y construcción de utensilios y recintos de muy diverso tamaño, índole y función, le conviene conocer de manera ordenada, las cosas naturales que le rodean, donde por lo demás, aparecen resueltos con una variedad inmensa y una eficacia asombrosa, la mayoría de los problemas que le preocupan. Como el conocimiento del mundo que nos rodea es demasiado extenso y diverso, tenemos que restringirlo a la constatación de algunas de las características más esenciales que sirvan a nuestro propósito. Para ello, trataremos de ver el mundo desde la perspectiva del hombre de nuestro tiempo. Es así como nos interesa hacer ver nuestro entorno, con los principales problemas que enfrenta la sociedad contemporánea, tratando de ubicar a los estudiantes en una cosmovisión general del momento actual, tan diferente a la que vivieron generaciones cercanamente anteriores. Mostraremos más adelante un compendio de las formas geométricas elementales y sus posibilidades, como lenguaje básico que se utiliza para dar forma a objetos nuevos. Nos iniciaremos en la idea del espacio percibido por el hombre y en la de su capacidad de medir o darse cuenta de las magnitudes. 2. Asimismo, y junto a los elementos anteriores, estudiaremos los principios de las estructuras existentes y de las que construye el hombre, sin entrar por el momento en sus detalles, ni en el cálculo de sus magnitudes. 2 II. CONOCER EL MUNDO CIRCUNDANTE 3. Comencemos desde el principio. Tomemos un trozo de naturaleza y tratemos de aprehender sus aspectos esenciales. Supongamos un trozo de naturaleza virgen. La primera impresión nos mostrará un conjunto casi infinitamente diverso y variado: árboles, plantas, hierbas, animales, insectos, rocas, agua, cielo. Sabemos que si miramos a través del microscopio una gota de agua, veremos otro mundo menos familiar. Si miramos hoy todavía con un microscopio electrónico, aparecerán formas desconocidas y fantásticas. Cada hoja de los árboles, cada organismo vivo, cada trozo de roca, será diferente de los demás. Podemos asegurar que no hallaremos dos objetos absolutamente idénticos. ¿Qué podemos hacer para aprehender este conjunto?,, ¿Tratar de ordenarlo, de establecer grupos, de jerarquizarlo?. Probablemente el hombre de otras épocas vivió en este mundo miles y miles de años, sufrió sus peligros, se alimentó de sus frutos, sin entenderlo, sin verlo verdaderamente, o al menos, sin planteárselo como problema. 4. Es evidente que un escueto vistazo evolutivo de la historia del hombre, que se repite un poco en el comienzo de la propia vida de cada uno de nosotros, nos hace comprender que muchos de nuestros semejantes aceptan también vivir en el mundo de manera pasiva, sin verlo con sentido crítico, sin llegar a configurar para sí una individualidad, con una actitud propia frente a lo que les rodea. Esto, que desde luego es inaceptable para un individuo culto, lo es mucho menos para el que ha de actuar en ese medio y, todavía menos, si pretende construir cosas y, en alguna medida, transformarlo. Sigamos. Cuando el hombre primitivo quiso penetrar más profundamente en su misterio, comenzó por darse cuenta que tenía ante sí un problema particularmente complejo. La segunda dificultad que presenta el mundo circundante -después de su extremada variedad— es su continuado cambio y transformación. Todas las cosas que nos rodean están en un permanente fluir, en un constante pasar de una forma a otra, de un estado a otro diferente. Nada esta quieto. Nada permanece sin variación a través del tiempo. Si nos parece a simple vista que una roca no cambia, pensemos en un lapso mayor de tiempo, en unos trescientos años, por ejemplo, y tendremos que aceptar que su aspecto no será entonces el mismo. Para el pueblo griego, que fue el primero que utilizó la razón para comprender el mundo, esta naturaleza cambiante es ininteligible. (Ver capítulo V). No pueden aplicar al movimiento y al cambio el principio eleático de identidad» La razón y la lógica tienden a trabajar con ideas absolutas, vale decir, inmutables, que no son afectadas por nada ni dependen de nada. Es posible que comencemos a plantear aquí —de modo harto burdo, 3 desde luego— el verdadero conflicto para resolver el problema que estamos planteando. Tal vez cuando ustedes oyeron por primera vez en la clase de filosofía que para Thales de Mileto solo existió el agua, para Anaxímenes el aire, para Empédocles los cuatro elementos, etc., les parecieron especulaciones sin mucho sentido. Pero cambiemos un poco las palabras, a riesgo de apartarnos del rigor filosófico, en aras de una más rápida comprensión. Si decimos, por ejemplo, que el hombre, frente a un mundo casi evanescente, que fluye y se le escapa de su entendimiento , ante la angustia y la inseguridad que ello le produce, busca afanosamente un punto de apoyo, algo "que no cambie", que permanezca inalterable a través del tiempo, es posible que sea más fácil de entender. Para Thales, el agua sería el principio de todo, lo que permanece invariable, desde donde las cosas son simples transformaciones. Comprendemos la euforia de los Pitagóricos cuando conciben la noción del número —algo inmaterial— que no cambia, que permanece inmutable, en medio del fluir vertiginoso, En efecto, cuando el hombre dice "dos más dos son cuatro", enuncia una verdad eterna, inalterable. Aunque el mundo que nos rodea desaparezca y nosotros mismos dejemos de existir, siempre dos más dos serán cuatro. 5. En el siglo V ante de Cristo, Parménides de Elea metió a la razón humana en un cauce inexorable y tremendo, al enunciar lo que después se llamó principio de identidad; "El ser , es; el no ser, no es", y afirmar luego que el mundo que nos rodea, incluyéndonos a nosotros mismos, no es sino una apariencia, una ilusión de nuestros sentidos. Este principio implacable de la razón humana y esta distinción entre el mundo sensible y el mundo inteligible, como sabemos, duran hasta hoy. La mentalidad griega odia el cambio, lo halla absurdo e incomprensible. Sin embargo, como siempre ocurre, y como una anticipación luminosa de veinticinco siglos, antes que la de Parménides, la voz de Heráclito de Efeso trata de entender el fluir de las cosas, trata de hallar la ley del cambio, de lo que transcurre como un río. Y dice una frase hermosa y llena para nosotros de contenido: "El sol es nuevo cada día", Dice también una frase más objetiva y conocida: "No nos bañamos dos veces en el mismo río'\ III. LA ABSTRACCIÓN Y LA CONCRECIÓN 6. Pero sigamos con nuestro trozo de naturaleza. Cada hombre tendrá sin duda una actitud diversa frente a él. Detengámonos en dos posiciones extremas, para diferenciarlas mejor: la del científico y la del artista. En la primera predomina la abstracción, y en la segunda la concreción. (No olvidemos que el arquitecto y el diseñador se hallan en una posición intermedia), El científico trata de coger el mundo y meterlo en un esquema, en una ley, en una fórmula matemática. Trata de descubrir las causas de los fenómenos y las cualidades de las cosas, Newton toma el universo y en una abstracción gigantesca, lo mete en la ley de la gravitación universal.El hombre es capaz, en efecto, de 4 reemplazar una estructura física determinada, por una estructura mental, es decir, por un modelo matemático abstracto. Luego es natural que, maravillado por el poder de la razón, trabaje con estos modelos o esquemas, se quede con la ley y con sus relaciones matemáticas, y que el universo mismo pase a un segundo plano y en cierto modo se agote. Es inevitable que la abstracción —aunque sea de una utilidad indiscutible y asombrosa— represente un empobrecimiento de la realidad, al ser en último término, reemplazada por esquemas y fórmulas. Las matemáticas son también el resultado de un proceso de pensamiento por medio del cual las actividades correspondientes a una estructura física, se pueden organizar de tal forma que la estructura física quede reemplazada por una estructura mental, es decir, por un modelo matemático abstracto. 7. El artista hace exactamente lo contrario; en vez de generalizar, en vez de apartarse de la realidad, busca la unidad en la multiplicidad, lo particular en lo general. No indaga sobre las cualidades y causas de las cosas, sino que nos ofrece la intuición de sus formas y sensaciones. No las deduce, sino que las intuye, como algo inmediato. Ortega dice que lo real está ahí por sí mismo y, por lo tanto, no interesa al artista. Creemos que se equivoca. Porque el mundo real está ahí, es cierto, pero hay que descubrirlo. Muchos pasan por el mundo, durante años sin verlo, Descubrir cada cosa, maravillarse de ello, es como crearla de nuevo. Al artista le interesa cada forma, en cada momento, en cada infinito rincón del universo, en vez de una ley sobre el universo.. Leonardo decía que la finalidad de la pintura y de la escultura era saber ver. El artista es el hombre que sabe ver. En vez de escamotear la realidad por medio de un esquema, él concreta la realidad particular, le da vida de nuevo. Nuestro trozo de naturaleza virgen tiene facetas innumerables. No es lo mismo al amanecer que en el crepúsculo; en un día de sol o uno de lluvia; no es igual a plena luz, que con algunos rayos de sol por entre los troncos de los árboles. Cada rincón, cada detalle minúsculo, puede adquirir dimensiones desconocidas. Tampoco es igual si lo vemos en un momento depresivo de nuestro espíritu, que si estamos llenos de vitalidad y alegría. La frase de Heráclito "El sol es nuevo cada día", es una verdad para el artista. Mientras que no le dice nada al científico. (Una aclaración lateral; la expresión, a veces usada por los críticos, de "arte abstracto", que podría inducir a confusión frente a lo que estamos explicando, es errónea, desde este punto de vista- Hay arte figurativo y no figurativo, según emplee formas conocidas o no. Por otra parte, tendremos oportunidad de mostrar comparaciones asombrosas entre fotos de la realidad, tomadas con microscopio electrónico, y cuadros de pintores contemporáneos no figurativos). 5 IV. OTRAS MANERAS DE VER EL MUNDO 8. Sigamos tratando de conocer nuestro trozo de mundo, a través de las épocas. Platón (428-347 a.C.) también anula el mundo cambiante que nos rodea y se queda con un mundo ideal que permanece inalterable. Aristóteles (384 - 322 a.C.) se acercará más al hombre — por eso sus puntos de vista duraron veinte siglos- y nos dice que existen las cosas, los árboles, los animales, la gente. Pero las cosas que existen vienen a ser la parte de ellas que no cambia, son los conceptos de las cosas, Aristóteles afinó el concepto de mesa, de caballo, de niño, como quien prepara tarjetas para un kardex. Es decir, otra vez la realidad diversa, múltiple, cambiante, vista a través de esquemas ordenados y prácticos. De pronto se produce el estrepitoso derrumbe de todo un edificio filosófico pacientemente construido, cuando el hombre se da cuenta, a fines del siglo XV —entre otras novedades— de que la tierra en que vive no es el centro del universo, como había creído desde siempre, sino un planeta cualquiera en la inmensidad del cosmos. El planeta Tierra no sólo no está inmóvil, como parecieran mostrarnos nuestros sentidos, sino que se desplaza en el espacio a la increíble velocidad de 114.000 kilómetros por hora. La crisis profunda desencadenada por Copérnico (1473-1543) llevó a la hoguera a Giordano Bruno el año 1600 y obligó a Galileo (1564-1642) a renegar de sus convicciones. En medio ahora de la oscuridad y el desconcierto, cuando la razón humana estaba en un callejón sin salida, Descartes ( 1596 - 1650) logra coger un débil asidero en medio de sus dudas y dice al menos "existo yo, pensando". Hasta que Kant (1724 - 1804) alcanza los valores más altos del intelecto humano, al proporcionar fundamento racional a toda la ciencia y la tecnología moderna . Con sus famosos juicios sintéticos a priori y sus geniales intuiciones del espacio, el tiempo y las categorías, hace posible las matemáticas, la geometría y las ciencias naturales. Sin embargo, el mismo Kant, demuestra que la razón no sirve para otra cosa que no sean las matemáticas, las ciencias, la geometría, No sirve para sostener una metafísica, por ejemplo, ni —agregamos ahora- para comprender algo tan cercano a nosotros, como es nuestra propia vida. La evolución del pensamiento humano, además de la crisis copernicana mencionada, y después de ir arribando gradualmente a un período de positivismo, en que parecía haberse alcanzado una definitiva estabilidad y madurez, se produce el año 1914 una nueva e inconcebible hecatombe, con la primera guerra mundial. A ello haremos referencia más adelante (párrafos 38 y 39) al considerar la crisis de la razón y una nueva expresión. Por último, aparece en la cultura contemporánea el problema de la historia, como la totalidad de los modos de ser y de las creaciones humanas en el mundo. Un 6 proceso flexible, variable, que no obedece a causas ni efectos, como le agrada a la razón. Problema que el idealismo —dice García Morente- no podrá resolver, porque él mismo es un producto de la historia. La filosofía contemporánea tendrá que superar estos problemas y encontrar otra respuesta más profunda, que contenga a las cosas y al yo, y que contenga a la historia. Esa realidad es la vida. V. LA VIDA ES ININTELIGIBLE 9, Nadie osaría poner en duda que la vida es lo más importante en el mundo que estamos tratando de aprehender y lo que verdaderamente tiene que interesarnos. Los arquitectos trabajan para hombres que, además de pensar y conocer, descansan, pasean, sufren, hacen deportes, en una palabra, vivenUtilizan materiales que se deforman, que cambian de estado, que se deterioran, que también tienen vida útil limitada. Nada más lejos de esta realidad que los conceptos absolutos, invariables, eternos. Pero la vida, desde el punto de vista de la razón, es ininteligible. Para el intelecto humano, inflexible desde Parménides, que no puede aceptar por ningún motivo cosas contradictorias, cosas que "sean y no sean" a la vez, la vida no es sino un cúmulo de contradicciones. Veamos algunas, las más relevantes: — Ella nos es dada y no nos es dada: En efecto, alguien nos la ha dado, sin siquiera consultarnos. Nos damos cuenta de ello, cuando estamos precisamente viviendo. Pero no se nos da hecha, como quien regala un reloj, Es algo que está por hacer, y es así como vamos haciendo nuestra vida, bien o mal, en cada momento. — Es libertad y deterninismo: Somos libres de hacer esto o lo otro; a cada momento elegimos el camino a seguir. Pero tenemos necesariamente que vivir; no podemos, por ejemplo, suspender nuestra vida por un tiempo. — La vida es, casi por definición, un camino seguro e inexorable hacia la muerte. La vida y la muerte -dos términos antagónicos- son inseparables. Podría decirse que la vida alcanza su máximo valor, cuando más cerca se está de perderla, El héroe llega al cénit de su existencia en el instante en que se juega la vida. Estas y otras más, son contradicciones; y todo ello es así, porque en la raíz de la vida, en su estructura ontológica, está lo que es diametralmente opuesto al ser estático e inmóvil creado por Parménides. Esa raíz es el tiempo. Algo que transcurre, que fluye, que no está quieto10.La Filosofía contemporánea está en una encrucijada,puesto que sabe que todas esas herramientas maravillosas, capaces de hacer posible las matemáticas, las ciencias naturales, la geometría, no le sirven para aprehender lo que ahora más leinteresa,que 7 es la vida. Todas están basadas en conceptos estáticos y definitivos, operados por una lógica creada hace veinticinco siglos. La lógica del principio de identidad, del de contradicción, del tercero excluido y del de razón suficiente» Se plantea ahora la necesidad de una nueva lógica, de una nueva manera de pensar, flexible, histórica, que supere el principio de identidad y la operatoria con entes inmóviles. VI. LO INTELIGIBLE 11. Si observamos un roble y consideramos que es un árbol que proviene de una semilla conocida, que bajo ciertas condiciones germina y crece; luego sabemos como se alimenta de determinadas substancias del suelo* conocemos el fenómeno de la fotosíntesis que se opera a través de sus hojas; admiramos la correcta formación de su estructura resistente, etc. ¿Podemos decir que estamos ante algo que comprendemos, que nos es inteligible?. Creemos que no, porque sólo tenemos una información más o menos completa de una serie de hechos que ocurren ante nosotros, pero no sabemos por qué y cómo ocurren verdaderamente. Veamos un ejemplo histórico, tal vez más concluyente: En tablillas de arcilla de Mesopotamia, de unos 800 años A.C, se hallan anotaciones sobre predicciones de eclipses con exactitud asombrosa, tal vez mayor incluso que la que utilizamos en la actualidad.Aparte deNumerosos conjeturas que pueden enhebrarse a partir de un hecho como este,la verdad es bastante mas simple. Sucede que ese pueblo, desde unos 1800 años A.C. desde la época de Hamurabi, se preocupó de observar anotar los movimientos de las estrellas en el firmamento. Se sirvieron al parecer de un elemental sistema de coordenadas, que les permitió dejar constancia de la trayectoria de los principales puntos luminosos del cielo, lo que llevaron a cabo con una constancia asombrosa. A cualquier persona que realice algo semejante, tienen que llamarle la atención los extraños movimientos de ciertas estrellas, que diferentes del resto y que a veces incluso retroceden con respecto al conjunto: ellos son los planetas del sistema solar Cuando se produce un eclipse —hecho muy singular para todos los pueblos primitivos— repararon sin duda en la posición relativa de esas estrellas en particular.Si al cabo de los años se repite el fenómeno, es fácil darse cuenta que la posición entre ellas es la misma. Luego cuando en un nuevo período de tiempo, esos objetos celestes se aproximan a la posición ya conocida, puede preverse que se va a repetir el fenómeno.Si se trata de un eclipse solar, sabemos hoy que la sombra proyectada por la luna puede no pasar por Mesopotamia. En esos casos, cuando hay dudas sobre si el fenómeno se produce o no, se recurre a un mito y puede decirse por ejemplo, que los dioses estaran molestos o propicios. En todo caso, en vez de usar cálculo o instrumento alguno, estos astrónomos poseian en cambio una estadística de varios siglos, con la que siempre es posible extrapolar nuevos períodos de tiempo. Si sus conclusiones eran exactas, ello se debe a que los fenómenos celestes son exactos, más que los instrumentos que podemos usar hoy,en reemplazo de tan abundante informacion. 8 12. Frente al caso que nos interesa, diremos que para los astrónomos mesopotámicos, el cielo no era inteligible, pues aunque conocían al dedillo el movimiento de esas pequeñas luces que se desplazan en el firmamento, no tenían idea alguna de lo que ellas eran en realidad, ni de por qué se producían los fenómenos que observaban. El pueblo griego, en cambio, tuvo una actitud diametralmente opuesta, tratando de explicarse los fenómenos desde sus raíces más profundas. Solo es inteligible aquello cuyas causas primeras conocemos y puede reducirse a los procesos lógicos de nuestra razón. 13. El ejemplo descrito nos sirve de paso para una reflexión de orden general: Un pueblo más o menos aislado, puede contentarse con un grado elemental de conocimiento, que le proporcione una explicación simple y cómoda del acontecer diario. Este grado de conocimiento puede durar siglos. En cambio un pueblo como el griego, situado geográficamente en una confluencia de culturas, está expuesto a tomar contacto con respuestas disímiles y antagónicas para un mismo problema. Ello introduce la duda y con ella,el deseo de alcanzar una verdad más segura y más profunda. VII. EL FONDO DEL PROBLEMA 14. Hasta aquí tenemos ya planteado el fondo del problema. Tanto en el mundo circundante como en la arquitectura hay cosas que podemos comprender perfectamente, que podemos sistematizar, y por lo tanto, explicar y trasmitir a otras personas, podemos enseñarlas. Son todos aquellos aspectos que tienen que ver con las matemáticas, con la técnica, con la geometría. El uso de los materiales, sus propiedades, el cálculo de estabilidad de los edificios, el mejor aprovechamiento del sol, los climas artificiales, los aspectos de circulación, zonificación, etc, etc. Pero existe otra parte, sin duda más importante y específica de la arquitectura, que tiene que ver con las formas, el diseño de ambientes apropiados al hombre, la composición de los recintos, los colores, las proporciones de las partes, la organización del conjunto arquitectónico, etc, que se relacionan con la vida del hombre, su sensibilidad, su manera de sentir. Y ello no puede ser reducido a sistemas ni a fórmulas, no puede ser resuelto por medio del análisis, puesto que la razón y la lógica solo operan hasta aquí con conceptos y valores estáticos, ajenos por completo a la fabulosa diversidad y fluidez de la vida. Desde este punto, desde este problema básico, tiene que partir cualquier teoría de la arquitectura contemporánea Asimismo, debe buscarse en la crisis actual de la lógica aristotélica la raíz del arte de nuestros días, como tendremos oportunidad de ver más adelante. 15. ¿Significa lo dicho que hay una parte de la arquitectura que puede ser enseñada sistemáticamente y otra que no puede serlo?, En efecto, significa que una buena parte de ella, tal vez la más específica, sólo puede 9 ser planteada como problema que cada uno de nosotros, cada uno de ustedes, deberemos en su oportunidad ir resolviendo. En la asignatura de Morfología y Estructuras hallaremos antecedentes que les ofrecerán a ustedes, valiosas referencias para incursionar después en la solución de estos problemas, con menos peligro de perderse. Trataremos de aproximarnos a las estructuras de los seres vivientes, de ver cómo están resueltos sus complejos problemas, de apreciar su increíble variedad de formas, sus perfectas estructuras resistentes, su adaptación al medio ambiente, y sobre todo, trataremos de averiguar cómo opera la naturaleza para resolverlos. 16. Por lo demás, debemos decir que este hecho que es posible que a Uds. les desoriente, deseosos como están de recibir respuestas concretas frente a todas las posibles interrogantes— este hecho de que una buena parte de la disciplina que desean aprender solo puede formularse como problema, es lo que más confiere categoría universitaria a su enseñanza. Aclaremos esto. En los últimos años se ha hablado mucho de enseñanza superior, sin que las más de las veces quede claro cuales son sus principales características y, sobre todo, sus diferencias con el resto de la enseñanza. Es un educador chileno del siglo pasado, Valentín Letelier, quien esclarece en su "Filosofía de la Educación" este importante asunto de modo ejemplar. Entre varios aspectos que no es el caso consignar aquí, dice que en la enseñanza media deben darse las verdades hechas, ya aceptadas por la comunidad, mientras que las teorías o hipótesis no comprobadas por completo, deben examinarse en la universidad. Mientras más dudoso o problemático es un asunto, más debe apartarse del liceo, y con mayor interés debe ser acogido en la universidad, puesto que puede contener el germen de un avance en el conocimiento. Es pues tarea básicamente universitaria establecer una teoría de la arquitectura que contemple verdaderamente al hombre, esto es, sin someterlo a métodos especulativos, como el análisis o la deducción lógica, que no harán sino coger esquemas o cortes estériles, en su ilimitada diversidad, 17. Otra cosa muy diferente es enseñar una disciplina en que todos sus aspectos están resueltos, en que todas las cuestiones tienen sus correspondientes respuestas, En ese caso se trataría de un oficio, de una práctica más o menos mecánica. (texto del profesor Euclides Guzman )