El Presidente y el arroz con leche Jueves, 10 de Junio de 2010 12:39 El presidente Piñera se considera progresista a la vez que entona un “Arroz con leche, te quiero casar...” Por Bet Gerber, directora de Proyectos Fundación Friedrich Ebert “No podemos seguir indiferentes frente a la disminución en la natalidad y nupcialidad. Al hecho que nazcan más niños fuera que dentro del matrimonio. Al drama que por cada niño nacido vivo uno deja de nacer debido a los abortos. Al incremento de los embarazos adolescentes no deseados”. Creí no haber escuchado bien cuando el Presidente Sebastián Piñera mencionó varias cuestiones que se suponen preocupantes en su mensaje del 21 de mayo. La transcripción no deja lugar a dudas, allí está, textual, el llamado a no permanecer indiferentes frente al flagelo que supone que nazcan más niños fuera que dentro del matrimonio. Cierto es que décadas atrás, ser hijo “natural” podría haber generado más de un despectivo respingo. Sumado al prejuicio social, el terreno jurídico sufrió demoras vergonzosas: recién en 1998 se modificó el Código Civil en materia de Filiación, que iguala, entre otras cosas los derechos de herencia. Pero ¿qué riesgos, Presidente, enfrentan los niños y niñas nacidos fuera del matrimonio en el año 2010? 1/2 El Presidente y el arroz con leche Jueves, 10 de Junio de 2010 12:39 Como no logro vislumbrar la gravedad de la situación, busco pistas en las siguientes frases del discurso. Aluden al aborto y a los embarazos adolescentes. Aumenta mi desconcierto, ya que el Presidente del Chile del Siglo XXI no puede ignorar que la asociación: niños nacidos fuera del matrimonio+aborto+embarazo adolescente es, cuanto menos, espuria. En Chile, dos tercios de los recién nacidos llegan a este mundo sin que su padre y su madre estén casados. Parece de perogrullo aclarar a esta altura de los tiempos que, fuera del matrimonio, no significa fuera de la sociedad, fuera del afecto, fuera de toda posibilidad de recibir una buena educación, pero, sobre todo, que no significa fuera de la familia. Ya hace demasiado tiempo que el concepto de familia incluye, entre otras posibilidades, familias monoparentales, familias ampliadas y/o parejas que crían a sus hijos sin estar casadas. Claro está que los mismos hechos, aún sustentados en datos duros, dan lugar a diferentes interpretaciones. En este caso cabe pensar quiénes quedan del lado de la marginalidad: ¿los 2/3 que viven equivocadamente, o quienes pretenden imponer formatos vinculares universales pasando por alto procesos personales y sociales irreversibles? El presidente Piñera se considera progresista a la vez que entona un “Arroz con leche, te quiero casar….”. ¿Será que este Gobierno quiere, pero no puede? En una entrevista reciente, la ministra del SERNAM, Carolina Schmidt, imagina a la mujer chilena dentro de 20 años con la capacidad para ejercer con libertad el mejor proyecto de vida que considere. Esta alentadora perspectiva se da de bruces con el ideal femenino por el que aboga el organismo que dirige, a saber, “la mujer que no compite con el hombre a costa de su esencia”. La pregunta del millón es qué sucedería si aquella mujer soñada logra desplegar dentro de 20 años el proyecto de vida que se le antoje, y tal proyecto no coincide con el que el Presidente, algún ministro, o quien sea se atrevan a definir como correspondiente a su “esencia”. Tal vez resulte posible eludir el mal camino si alguna persona calificada revelara a “la mujer” las claves de la buena esencia, la que vale. El sello esencialista y familiarista presumible en el actual Gobierno se torna absolutamente nítido cuando el Presidente define el contexto indicado para el nacimiento y crianza de un niño o de una niña, excluyendo otras posibilidades. Habrá sido esta certeza la que lo inspiró a anunciar una medida que promete política de Estado a largo plazo, incentivando a los jóvenes a tomar las decisiones adecuadas a tiempo: “premiaremos con un bono de Bodas de Oro a las parejas que cumplan 50 años de matrimonio”. 2/2