EL NUEVO NACIMIENTO: DEJANDO ATRÁS EL PASADO por D. MARIANO HEREDIA Una de las cosas que llaman la atención cuando uno mira una fotografía, es darse cuenta de cómo cambiamos, y sobre todo al mirar fotos de hace 5, 20 ó 30 años, nos sale espontáneamente la frase: "¡Madre mía, cómo hemos cambiado!". El ser humano está cambiando constantemente. En realidad, todo cambia y vivimos en una sociedad en la que los cambios se producen a una velocidad vertiginosa. La Palabra también nos habla de un cambio: (2ª Corintios 5:17 ) "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." El fundamento del cambio: Queremos personas cambiadas en estos tiempos que nos tocan vivir. El evangelio tiene un poder extraordinario para cambiar vidas, para cambiar familias e incluso para cambiar sociedades enteras. Este ha sido uno de los factores que más ha atraído a la gente a lo largo de la Historia de la Iglesia. Hogares de alcohólicos destrozados por la conducta del padre, que a raíz de la conversión de éste vuelven a una reestructuración completa, matrimonios rotos tocados por el poder del evangelio, hijos peleados con sus padres y viceversa, grupos enfrentados entre sí; el evangelio siempre ha tenido la reputación o la pretensión de ser un instrumento de cambio. ¿Lo es? ¿Lo es hoy? ¿Por qué lo es tan poco en algunas circunstancias? Vamos a estar considerando todas estas preguntas, que son de gran importancia. El filósofo alemán Nietzsche dijo en una ocasión una frase que nos puede hacer sonrojar: "Mostrarme que los cristianos están realmente redimidos y voy a creer entonces en su redentor". El tema de los cambios que el evangelio produce en nosotros es un asunto vital para nosotros mismos, para nuestro entorno, y para nuestro impacto evangelístico en la sociedad. Pablo en este versículo nos menciona en primer lugar cuál es la condición, condición sin la cual no es posible que haya un cambio. Observemos que viene introducido claramente por la conjunción "Si", "Si alguno está en Cristo..." La condición indispensable para cualquier tipo de cambio permanente, duradero y verdadero es la unión con Cristo, que Pablo define de una manera extraña como "estar en Cristo". Es curiosa la expresión que Pablo utiliza aquí porque no dice: "Si alguno cree en Dios...", "Si alguno imita a Cristo...", "Si alguno obedece a Cristo..." ¿por qué no dice esto? No menciona ninguna de estas afirmaciones. ¿Por qué? La respuesta la tenemos en nuestro propio país. ¿Cuántos millones de españoles creen en Dios y se llaman cristianos? Por lo menos varios millones; creer en Dios no es suficiente para producir ningún cambio; en España hay millones de Teístas ¿Y que es un Teísta? Es una persona que cree en Dios como una fuerza motora, como una Idea, como un concepto. Vosotros tendréis la oportunidad de hablar con gente que os dirá: "Si, si yo soy creyente". Una pregunta: ¿era creyente Saulo de Tarso? ¿Aquel Saulo que no había sido tocado todavía por la gracia salvadora de Cristo? Sí, tremendamente creyente, profundísimo, religioso, porque uno puede ser creyente y estar profundamente equivocado. Lo que hace la fe auténtica no es en si misma creer en un Dios o creer en Dios siquiera. Saulo era creyente e incluso la Biblia misma nos dice que el diablo mismo cree y tiembla. "Si alguno está en Cristo" La fe viene definida no en términos de nuestra creencia en Dios sino en nuestra permanencia en Cristo. Y esto es muy importante Poniéndolo en términos más sencillos: la relación esencial para cualquier tipo de cambio es una relación viva y constante con Cristo. Hemos de reconocer que aquí hay un elemento de misterio, sobrenatural; no entendemos de qué manera Cristo vive hoy dentro de mi corazón. Es una unión mística difícil de explicar pero esta es la realidad. ¿Que dice el apóstol Pablo en Efesios? "Para que Cristo habite por la fe en vuestros corazones" (Ef.3:17) No entendemos muy bien cómo, pero Cristo está sentado a la diestra del Padre allí en el cielo y vive dentro de mi corazón también. Esta es la razón por la que en los testimonios sencillos, la frase más bonita que los resume es: "Cristo ha venido a mi corazón". Esto es un testimonio rico. No podemos decir: "Me he hecho de la religión evangelista". El que eso afirma no ha entendido nada del mensaje del evangelio o por lo menos muy poquito, porque ni es una religión, ni es evangelista, en todo caso será evangélica. Cristo en nuestros corazones por la fe, en una unión mística que no entendemos muy bien, pero en palabras del Apóstol Pablo: "Ya no vivo yo, más vive Cristo en mí" (Gálatas 2:20). Podemos tener dos actitudes fundamentales en nuestras creencias religiosas: o bien Dios es un concepto, una idea, una fuerza, y entonces seremos creyentes Teístas (si se les puede llamar creyentes) o creemos en Dios como una persona viva, manifestada en Cristo, y en que consiste esto todos lo sabéis y no voy a entrar en detalles. Yo le hablo a Dios, Él me escucha y me responde... tengo una relación personal. El cáustico y agudo actor norteamericano Woody Allen, en cierta ocasión hizo una burla muy avinagrada de Bily Gray, un evangelista norteamericano diciendo: "Si, esta noche se va a cenar con Dios porque dice que tiene una relación personal con él... Debe ser que sale cada noche a cenar con él". Woody Allen estaba intentando ridiculizar a Bily Gray pero en el fondo estaba describiendo una gran realidad, una relación personal. "Si alguno está en Cristo..." Esta es la base y el fundamento, es el primer paso. Cualquier intento de vivir la fe cristiana si no empezamos por aquí será o activismo o humanismo, pero no será auténticamente la fe cristiana. Todo empieza con la unión con Cristo. Consecuencias (o áreas) Pablo menciona tres consecuencias. Ahí es donde empezamos a vislumbrar los cambios. La primera de ellas: "Nueva criatura es" Esta es la primera consecuencia en el fundamento del cambio, este es el aspecto más profundo de la transformación que produce Cristo en nosotros. Empieza por el "SER". La transformación que Cristo obra dentro de nosotros empieza por el "SER". Muchas personas, sobre todo al convertirse, piensan que la conversión consiste en cambiar de conducta, de actitudes, "un enmendarse". Esto es correcto, pero viene en segundo lugar, es la consecuencia. La transformación que se produce en nosotros mismos es un cambio tan profundo que Jesús mismo (Juan 3) define como "nacer de nuevo", un nuevo nacimiento, una recreación, es como si fuéramos creados de nuevo. Una de las características de los evangélicos, en contraposición con otras ramas del Cristianismo, es que ponemos mucho énfasis en el nuevo nacimiento, y no lo hacemos por casualidad, sino porque son palabras de Jesús mismo. Pero todo esto lo sabéis muy bien, no os estoy diciendo nada nuevo. Vamos a un terreno más práctico; ¿Cómo se manifiesta el nuevo nacimiento? ¿Cómo se manifiesta que uno es una nueva criatura? Fundamentalmente se manifiesta en el "SER", en el carácter. Se manifiesta primeramente en la forja de un carácter nuevo. Vamos a detenernos aquí para ampliar esto, que es muy importante. Un carácter ( no en el sentido psicológico o temperamental) Cristo no cambia el temperamento de las personas, los rasgos innatos, los rasgos genéticos. Ha habido creyentes recién convertidos que se han visto sumamente frustrados, incluso se han enfadado con Dios, que dicen: "Yo pensaba que si alguno está en Cristo nueva criatura es, quiere decir que yo iba a cambiar radicalmente mi forma de ser, iba a ser diferente en un cerrar y abrir de ojos". No, este no es el cambio que es legítimo esperar. Vamos a entender bien lo que significa ser una nueva criatura para no tener frustraciones y peleas con Dios. Antes de Pentecostés ¿cómo era el Apóstol Pedro? Colérico, impulsivo, extrovertido, peleón, siempre en primera plana... ¿Y después de Pentecostés? ¿Fue un tímido quietecito? ¿Después de Pentecostés, se convirtió? ¿Después de Pentecostés, se convirtió Pedro en un Juan? ¿Estudioso? ¿Reflexivo? NO, Pedro siguió teniendo el mismo temperamento, carácter y la misma estructura psicológica que antes tenía, pero según nuestro conocimiento Pedro no cortó ninguna oreja más. Es decir: la obra que Cristo produce en nosotros es moldear, pulir, refinar lo que son nuestros rasgos innatos de carácter, los controla, los domestica; antes de convertirnos (permitidme la expresión) somos un poco asalvajados. Lo que el Espíritu Santo produce en la forja del carácter es un domesticar los rasgos, pero el extrovertido seguirá siendo extrovertido, colérico e impulsivo y el introvertido seguirá siendo igual. Lo que sí podemos esperar son ciertos cambios que tienen que ver con nuestra identidad personal. Por tanto no hablamos de un carácter temperamental-psicológico. Estamos diciendo que Cristo forja en nosotros un carácter moral. ¿Qué quiere decir esto? Pues que Dios va desarrollando en nosotros las virtudes que adornaron el carácter de Cristo: Amor, Gozo, Paz, Paciencia, Mansedumbre, Humildad, Sabiduría, y más... Cristo va forjando en nosotros un carácter bello, la belleza de carácter, hasta tal punto que se puede decir de algunas personas a raíz de su experiencia de conversión: "No parece el mismo", "Es otro, parece que lo hayan cambiado". Hay algunas personas especialmente llenas del Espíritu Santo y de Cristo que son profundamente atractivas, atraen, casi irradian luz, hay algo distinto en esas personas que no sabemos que es. ¡Que impresionante el relato del primer mártir de la iglesia primitiva!. Dice que en un momento dado todos vieron su rostro como rostro de un ángel. La nueva vida en Cristo no empieza haciendo y haciendo y haciendo muchas cosas, no empieza con el servicio, la nueva vida en Cristo empieza en el SER, con un nuevo carácter, con la forja de este carácter nuevo. La profundidad de la comprensión del mensaje cristiano se manifiesta no en lo que hacemos (uno puede hacer muchas cosas por el Señor) sino en lo que soy, en el carácter, en estas virtudes que estamos mencionando ahora mismo. El Señor Jesús, las pocas veces que exhortó a las multitudes a aprender de él decía: "Aprended de mí..." ¿que añadía detrás? "soy". Podía haber dicho "aprended de mí que hago cosas", "aprended de mí que digo palabras extraordinarias". Pero el énfasis del Señor Jesús está en el "SER". El primer test, el primer gran cambio de un creyente empieza a manifestarse en esta forja de un carácter nuevo, nueva naturaleza, nuevo nacimiento, nueva forma de ser. Es el primer cambio que es legítimo esperar. Y no es nuestro deber juzgar a nadie, sino a nosotros mismos, hemos de analizarnos y ver nuestro álbum de fotos particular, hace 10 años ¿cómo era yo de carácter moral? ¿He cambiado? ¿Qué tal anda mi mansedumbre? ¿Mi humildad? etc... En este sentido los cambios son necesarios y buenos, el primer cambio es una nueva creación, la forja progresiva de un carácter moral nuevo. El segundo cambio: "Las cosas viejas pasaron" La segunda consecuencia de estar en Cristo, tiene que ver con la sanidad de nuestro pasado, la liberación del peso del pasado, en este proceso de recreación en el que Dios no solo nos va forjando un carácter moral nuevo, sino que además sana nuestro pasado. Esto es muy importante, y ahora vamos a dedicarnos a considerar este tema. Muchas personas viven agobiadas por el peso del pasado, hasta el punto que constituye un freno (una verdadera parálisis) en su vida. Y no pocas personas gastan la mayor parte de su energía psicológica, espiritual, y a veces hasta su salud física luchando contra su pasado, lamentando errores, faltas, etc... permitidme poner varios ejemplos: Personas en rebeldía y que lucha contra un ambiente familiar traumático, matrimonios rotos, padres alcohólicos, hijos peleados con sus padres... "¡Si yo hubiese hecho aquello!", "¡Si no hubiese hecho lo otro!", "¡Si hubiese actuado de aquella manera!". Y constantemente están pensando en lo que podían haber hecho y no hicieron y lo que no deberían haber hecho e hicieron, etc... Decisiones equivocadas. Como el anuncio de un coche, que aparece estos días en TV, hablando de los humanos. Dice: "pensáis, pero os equivocáis muchas veces". Otro ejemplo: "¡Si no hubiera escogido aquel trabajo!", "¡Si no me hubiera casado con aquella persona!", "¡Si no me hubiera ido a vivir a tal sitio!". Nuestra vida es un conjunto de errores. Todos cometemos errores, y estos errores con el paso de los años van adquiriendo peso y poso. Y si no sabemos tener una actitud sana, adecuada, hacia los errores de nuestro pasado, viviremos atrapados y amargados. La depresión no es pecado (al menos que la Biblia mencione) pero la amargura sí que lo es. Estar o vivir triste en un momento dificultoso de nuestra vida no es un pecado, pero vivir amargado sí lo es, y muchas personas viven amargadas por decisiones tomadas en el pasado. La nueva vida en Cristo nos descarga de todo esto, porque nos da una perspectiva distinta en cuanto al pasado. ¿En que sentido? Mirad lo que dice Eclesiastés 3:15, y aquellos de vosotros que estéis cargados, apesadumbrados por vuestro pasado subrayad este versículo, del libro más sabio de la antigüedad, el libro del Eclesiastés: "Aquello que fue ya es, y lo que ha de ser fue ya, y Dios restaura lo que pasó" Dios restaura lo que pasó... La enseñanza que encontramos a lo largo de toda la palabra de Dios es que Dios no solamente restaura nuestro pasado sino que incluso lo usa para cumplir su propósito en nuestras vidas. Es decir, Dios no nos usa sólo a pesar de nuestros errores, de nuestros pecados, sino que Dios nos usa incluso a través de nuestros errores y pecados. ¡Que impresionante la biografía de José! En Génesis 45 y sobre todo en Génesis 50:20, cuando se manifiesta a sus hermanos: "Vosotros pensasteis mal contra mí, más Dios lo encaminó para bien" Cogió todo el mal que le hicieron, y lo encaminó para bien. El problema es que muchas veces nos falta perspectiva de tiempo y nos cuesta entender cómo Dios está usando nuestros errores, nuestros pecados y nuestro pasado y nuestros contextos familiares y nuestros problemas, pero Dios los usa para bien como en el caso de José. Dios ha usado a familias enteras para cumplir sus propósitos en la historia, por lo menos en la historia del Antiguo Testamento. ¿Cómo actúa Dios en relación a nuestro pasado? Yo quiero sugeriros que Dios tiene básicamente tres grandes herramientas para restaurar nuestro pasado. En primer lugar Dios limpia nuestro pasado. Esto es lo que conseguimos con la herramienta del perdón. (Isaías 1:18) "Venid, pues, dice Jehová; y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana." Y luego Romanos 3:21-25. Experimentar el perdón de Dios en cuanto a los pecados pasados es importante si queremos vivir adecuadamente el presente. Sin embargo, nos encontramos con personas que reconocen y aceptan el perdón de Dios pero no se sienten limpias. ¿Por qué? La respuesta no es difícil. Dios les ha perdonado pero ellas no se han perdonado a sí mismas. Esto no es correcto, porque si Dios nos perdona, nosotros no podemos ser más "justicieros", por así decirlo, que Dios. Muchos de nosotros somos mas legalistas con nosotros mismos que Dios mismo. Perdonémonos a nosotros mismos, para aligerar el peso de nuestro pasado. La segunda herramienta de Dios es que da sentido a nuestro pasado, la segunda herramienta es su providencia. Dios da sentido a nuestro pasado. ¿Qué quiere decir la palabra providencia? "Providencia = ver desde antes", ver desde arriba, Dios está arriba y ve antes que nosotros, como un espectador que ve que dos coches van a chocar en la calle o que algo va a ocurrir y lo ha visto antes, lo ha previsto. ¿Y por qué lo permite Dios entonces? No lo sabemos, no tenemos respuesta a esta pregunta, pero sí sabemos que ni un solo cabello de nuestra cabeza cae sin su consentimiento. Dios está en control de nuestra vida, de todos y cada uno de los pasos de nuestra vida, y algún día en el cielo tendremos respuesta a tanto sufrimiento y a tanta maldad; "Vosotros pensasteis mal contra mí, más Dios lo encaminó para bien". Y la tercera herramienta es el descanso: Dios alivia el dolor de nuestro pasado. A veces me pregunto yo mismo por versículos favoritos en la Biblia, y nunca es fácil responder a este tipo de preguntas. Tengo varios, pero después de bastantes años, hay uno que siempre viene a mi mente: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados..." ¿y que añade detrás? Jesús no dice: venid a mi y yo os solucionaré los problemas, no dice esto, porque hay problemas en esta vida que no tienen solución, por desgracia hay situaciones irreversibles. Pero dice "Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados que yo os haré descansar" Descanso... El evangelio no es una varita mágica, una lámpara de Aladino que pueda devolver los hijos muertos en accidente, o cualquier otra circunstancia que pueda haber habido, pero si que puede darnos descanso, sentido a nuestro pasado, perdón, descanso... Por esta razón Isaías nos dice: (Isaías 43:18) "No os acordéis de las cosas pasadas; ni consideréis las cosas antiguas. He aquí que yo hago una cosa nueva" ¡Qué versículo tan precioso! El mismo apóstol Pablo lo exponía de otra manera: "Olvidando ciertamente lo que queda atrás, me extiendo a lo que está delante" (Fil.3:13).Dios nos libera del peso del pasado, él es el escritor magistral que puede escribir recto sobre nuestros renglones torcidos, y puede transformar nuestras tragedias en historias con sentido. Si alguno está en Cristo... No si alguno cree en Dios, si alguno está en Cristo se le irá forjando poquito a poco un carácter moral que terminará como con rostro de Ángel. Dios nos libra del pasado. He aquí que las cosas pasadas están pasadas, el poder transformador del evangelio es absolutamente revolucionario. Ser cristiano, estar en Cristo es mucho más que la adherencia a una Iglesia o la creencia en un credo: es una experiencia transformadora de vida, debe cambiar mi vida. Concluyo con una última anécdota: El ex-consejero del presidente Nixon, Chuck Kolson, fue uno de los implicados en el asunto WaterGate. A raíz de esto estuvo en la cárcel bastante tiempo. Allí conoció el evangelio, y ha escrito varios libros, entre ellos uno titulado "Nacer de nuevo" y ha iniciado un precioso ministerio en las prisiones de todo Estados Unidos. Él tiene una frase que viniendo de un hombre que ha pasado bastantes años en la cárcel tiene gran mérito, dice: "Dios quiere liberarnos no solo del infierno venidero sino también del carácter infernal del mundo presente". Que Dios nos ayude a poner un buen fundamento a nuestros cambios. La condición es estar en Cristo y la primera meta es la forja de un carácter nuevo, la segunda meta poner el peso del pasado en manos de Dios. Que así sea.