“…desde toda la eternidad…” ORACIÓN VOCACIONAL FEBRERO’12 Ambientación En esta jornada de oración por las vocaciones de este mes de Febrero dentro del marco del Año Vocacional y como preludio de nuestra preparación para la Renovación de nuestros votos, nos reunimos para orar dejando resonar en nosotras las palabras de San Vicente y Santa Luisa. Demos gracias a Dios por el don de nuestra vocación y pidámosle el don de la fidelidad y la alegría, para seguir mostrando a todos la grandeza de nuestra vocación. Canto Ven Espíritu de Dios sobre mí, Me abro a tu presencia cambiarás mi corazón.(BIS) Música (breve momento de silencio) Desde la Palabra Is. 49, 1-6 “Escuchadme, habitantes de las islas; atended, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el seno materno, desde las entrañas de mi madre pronunció mi nombre. Convirtió mi boca en espada afilada, me escondió al amparo de su mano; me transformó en flecha aguda y me guardó en su aljaba. Me dijo: «Tú eres mi siervo, Israel, de quien estoy orgulloso.» Aunque yo pensaba que me había cansado en vano y había gastado mis fuerzas para nada; sin embargo, el Señor defendía mi causa, Dios guardaba mi recompensa. Escuchad ahora lo que dice el Señor, que ya en el vientre me formó como siervo suyo, para que le trajese a Jacob y le congregase a Israel. Yo soy valioso para el Señor, y en Dios se halla mi fuerza. Él dice: «No sólo eres mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer a los supervivientes de Israel, sino que te convierto en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los confines de la tierra.»”. Música (breve momento de silencio) San Vicente y Santa Luisa “Pero lo que me impresiona sensiblemente y lo que tiene que conmoveros poderosamente para que apreciéis el servicio de los pobres, es lo que ha dicho una de vosotras: que Dios, desde toda la eternidad, os había escogido y elegido para esto. ¡Dios mío! ¡cómo nos tiene que impresionar esto! Sí, es verdad, Dios desde toda la eternidad tenía sus pensamientos y sus designios sobre vosotras y en vosotras, y desde toda la eternidad estabais en la idea de Dios para el estado en que estáis actualmente; porque, hijas mías, no solamente todo lo que ha sucedido y sucede ahora, sino todo lo que suceda en el futuro, está presente ante Dios, y millones de años son delante de él todavía menos que un día. ¡Qué verdad es que desde toda la eternidad tenía Dios el designio de utilizaros en servicio de los pobres! qué felicidad, hijas mías, y cómo la consideración de esta misión eterna de Dios sobre vosotras tiene que ayudaros a que sepáis agradecerle la elección que de vosotras ha hecho! ¡Pensad mucho en ello! San Vicente C.E. 396 Música (breve momento de silencio) “Tres razones sobre la necesidad que las Hijas de la Caridad tienen para ponerse en la firme resolución de pertenecer toda su vida a la Compañía: La 1ª a es la estima que debemos tener por la gracia de nuestra vocación. La 2ª el peligro que supone estar en la incertidumbre que nos hace pensar siempre en el porvenir y nos impide emplear bien el presente. Y la 3ª a las ocasiones que las Hijas de la Caridad tendrían en todo momento de perder su vocación. Medios para formar esta resolución y mantenerla: El 1º es pedirla con insistencia a Dios. El 2º pensar a menudo en lo que es esta vocación que por una parte nos viene de Dios y que por otra, nosotras hemos aceptado, reconociéndonos indignas de ella Y el 3º no dar entrada nunca a ningún pensamiento que nos desvíe de tal resolución. Señales para conocer a las Hermanas que han formado esta resolución: La 1ª a es la de ser fieles observantes de sus Reglamentos. La 2ª animar a las otras Hermanas y tener gran deseo de la perfección de todas. La 3ª tener gran cordialidad y manifestarse una amistad sólida y respetuosa”. Santa Luisa E. 192 Música (breve momento de silencio) “Pasemos a los medios para ser buenas Hijas de la Caridad. Hay que pedírselo a Dios con frecuencia en todas vuestras oraciones, ofrecerle todas vuestras acciones por este fin, ya que por vosotras mismas no podéis obtener este gran bien. Pobres aldeanas, porqueras como yo, no tenemos que presumir de nosotros mismos. El segundo medio es querer ser verdaderas Hijas de la Caridad. ¿No lo queréis así todas? ¿No os decidís ahora a ello? Después de haber obtenido el consentimiento de todas, el padre Vicente añadió: Haced ahora este acto; decid todas en vuestros corazones: «Sí, Dios mío, deseo con todo mi corazón y quiero ser verdadera Hija de la Caridad, con la ayuda de tu santa gracia». Así es como se hacen los actos interiores, como también los de fe, esperanza y caridad. Para ser verdaderas Hijas de la Caridad, hay que hacer lo que hizo el Hijo de Dios en la tierra”. San Vicente C.E. 37-39 Música (breve momento de silencio) “ Pero, Hijas mías, ¿por qué es tan gran dicha esta vocación? Vamos a ver algunas razones: La primera es que es Dios quien os llama. Ser llamada por todo un Dios, ¡qué admirable vocación! Y esto se conoce por la queja que Dios mismo da cuando hay quienes quieren injerirse en trabajar a su servicio sin que El las haya llamado. También Nuestro Señor da a entender la grandeza de esta vocación cuando dice a sus Apóstoles: “no sois vosotros, sino Yo quien os he elegido”. Grande aprecio debéis, pues, hacer de vuestra vocación. Humillaos, queridas Hermanas. Confundíos ante esta gracia y sed agradecidas por ella Pues si no os humillarais a la vista de vuestra nada admirándoos de que Dios os haya sacado de la pobreza, de la bajeza, para servirse de vosotras, ¿qué seria de vosotras, mis queridas Hermanas? Si hubierais permanecido en la forma de vida de vuestra clase social, hubierais sido como las demás muchachas vuestras compañeras, estaríais ocupadas como los pobres en trabajos manuales. Y nadie os hubiera considerado personas distintas de las demás de vuestra clase. Por eso, vosotras y yo, tenemos muchos motivos para humillarnos profundamente, pero con una humildad sólida que os haga estimar a los demás muy por encima de vosotras”. Santa Luisa . E 211 Meditación personal ( silencio prolongado) Al igual que el profeta Isaías, ¿me siento valiosa para Dios? ¿Qué sentimientos evocan en mí estas palabras de los Fundadores? ¿Es mi vida como Hija de la Caridad auténtico reflejo del amor de Dios? ¿Siento la invitación del Señor a ser luz, alegría, bondad, comprensión, paciencia…,en la Comunidad y en el servicio que realizo? Compartimos nuestra oración (Acción de gracias, peticiones,..) Después de cada intervención cantamos esta estrofa: Cómo te pagaré, oh! Señor, todo el bien que me has hecho. Cómo te pagaré, oh! Señor. (BIS) Magnificat Finalizamos nuestra oración con el canto del Magnificat, y junto con María, damos gracias a Dios por la Compañía. “Ser llamada por todo un Dios, ¡qué admirable vocación!”