Exposición del pensamiento de Kant en la pregunta 2 (empezando por la epistemología): 2. Explique el problema del conocimiento en Kant y desarrollar sistemáticamente las principales líneas del pensamiento de este autor Indicaciones del corrector para la 1ª parte de la pregunta2: El corrector tendrá en cuenta la destreza del alumno para explicar el problema del conocimiento en Kant, muy especialmente la cuestión de los límites del conocimiento y situarla en el marco general de su reflexión gnoseológica. El alumno hará posible alusión a: - La distinción fenómeno-noumeno o cosa en sí. - La distinción entre ser cognoscible y ser pensable - El contraste de la solución al problema de los límites del conocimiento en Kant frente a las soluciones “dogmáticas” (el racionalismo) y “escépticas” (el empirismo). El Idealismo Trascendentales la culminación del pensamiento moderno, que comienza con el planteamiento cartesiano del problema del conocimiento y que progresivamente va centrando en el sujeto el fundamento de la experiencia humana. Toda la filosofía anterior a la modernidad, mantiene una concepción realista del mundo: los objetos, sus propiedades y relaciones existen independientemente de la experiencia que podamos tener de ellos. Pero con Kant aparece la concepción idealista: no sabemos cómo puede ser el mundo independientemente de nuestra experiencia de él; todo objeto del que tenemos experiencia ha quedado influido por la estructura de nuestro aparato cognoscitivo. Estas ideas llevan a los conceptos de Noúmeno y de Fenómeno: Noúmeno (o Cosa en sí) es la realidad tal y como pueda ser en sí misma, independientemente de nuestra experiencia de ella; Fenómeno es la realidad estructurada por las formas de la Sensibilidad y las categorías del Entendimiento, estructuras puras a priori del Sujeto Trascendental. El sujeto no deja intacta la realidad conocida, la constituye en el propio acto del conocimiento (este es el “giro copernicano” de Kant). El Idealismo Trascendental resuelve el problema del conocimiento estableciendo que: sólo conocemos fenómenos (conocimiento científico), no obstante, los noúmenos podrán ser meramente pensables como ideas de lo incondicionado (ideas metafísicas) que la Razón elabora por su tendencia a fundamentar lo conocido en principios últimos incognoscibles. Esta respuesta a la pregunta ¿qué puedo conocer? exige a Kant señalar los principios y límites del conocimiento científico. Kant defendió en un primer momento la metafísica dogmática racionalista, para la que era posible, por pura deducción racional, alcanzar el conocimiento metafísico de la realidad, pero la lectura de Hume le despertó de este “sueño dogmático”; la experiencia era ineludible en el proceso del conocimiento de dicha realidad. Kant creyó necesario para los intereses y fines últimos del hombre una Crítica o examen de la propia Razón sobre sí misma y sus límites, y propuso, frente a la “filosofía dogmática” una “filosofía crítica”. La solución al problema de si es posible la Metafísica como ciencia, pasa por la determinación de las condiciones que hacen posible la ciencia y este es el objetivo de la “Crítica de la Razón Pura” (1781), obra con la que Kant inaugura el período crítico de su pensamiento, Kant analiza el uso teórico de la razón; es decir, las posibilidades y los límites del conocimiento científico. El prólogo a la 2ª edición de esta obre, escrito en 1787, constituye un magnífico resumen de las principales tesis del idealismo trascendental kantiano. En él, Kant señala que, mientras otras disciplinas como la matemática y la física avanzan de forma segura, la metafísica permanece estancada, por haber mantenido que son los objetos los que determinan nuestro conocimiento, cuando es nuestra mente la que estructura y organiza el objeto conocido mediante una serie de conceptos a priori (independientes de la experiencia). Indicaciones del corrector para la 2ª parte de la pregunta2: El corrector tendrá también en cuenta la capacidad del alumno de desarrollar sistemáticamente las líneas principales del pensamiento de Kant, atendiendo a: - El problema de la posibilidad de la ciencia. - Los diversos juicios científicos. - Los juicios sintéticos a priori. - Las diversas partes de la Crítica de la razón pura como doctrina de las diversas facultades. - La exposición de las formas a priori de la sensibilidad, las categorías y las ideas de la razón. - El establecimiento de lo que es un obrar moral. - La definición de los principios de la razón práctica como a priori, objetivos y universales. - El imperativo categórico y sus formulaciones. - Los postulados de la razón práctica Exposición del pensamiento de Kant en la pregunta 2 (empezando por la epistemología): Kant examina las ciencias matemática y física, encontrando que ambas enuncian leyes científicas: un tipo de juicios universalmente válidos y necesariamente verdaderos, y a la vez amplían nuestro conocimiento. ¿Qué tipo de juicios son esos? Leibniz (racionalista) había distinguido entre verdades de razón y verdades de hecho, y Hume (empirista) entre relaciones de ideas y cuestiones de hecho, esto es, entre juicios analíticos, a priori: el predicado está comprendido en la noción del sujeto, no aumentan el conocimiento del sujeto y son siempre verdaderos, pues no dependen de la experiencia; y juicios sintéticos a posteriori: el predicado no está comprendido en la noción del sujeto, amplían el conocimiento y pueden ser falsos, pues dependen de la experiencia. Para Kant, las leyes científicas tienen características de ambos, y propone un tercer tipo de juicios: juicios sintéticos a priori: contendrían, siendo a priori, un conocimiento universal y necesario y, sin embargo, siendo sintéticos, aumentarían mi conocimiento de la realidad. ¿Cómo son posibles? Kant responde a esta pregunta en 3 fases de la “Crítica de la Razón Pura”: En la Estética Trascendental Kant explica que, en el proceso del conocimiento, primero interviene la sensibilidad que, organiza el caos de las sensaciones, construyendo una intuición empírica del objeto o fenómeno, que posee: un contenido material (a posteriori) procedente del objeto; y un contenido formal (a priori), proyectado por el sujeto: espacio (forma a priori de la sensibilidad externa) y tiempo (forma a priori de la sensibilidad interna). Ambos, además de ser a priori y puras, son formas trascendentales: iguales y comunes para todos los seres humanos. Las matemáticas tratan precisamente de las determinaciones del espacio (en la geometría) y del tiempo (en la aritmética), que son las condiciones a priori en las que ha de darse todo fenómeno. En la Analítica Trascendental Kant explica que el entendimiento es la segunda facultad que interviene en el conocimiento: organiza el caos fenoménico permitiendo conocer las leyes que lo gobiernan y nos permite pensar la realidad mediante conceptos empíricos, que poseen: un contenido material (a posteriori) procedente del fenómeno conocido; y un contenido formal (a priori) proyectado por el sujeto: los conceptos puros a priori trascendentales – 12 categorías que organizan los fenómenos según la cualidad, cantidad, relación y modalidad. El resultado de configurar los fenómenos a través de las categorías da lugar a las leyes de la ciencia natural. En último lugar, en la Dialéctica Trascendental, Kant estudia la Razón (facultad de las argumentaciones), que busca encontrar juicios cada vez más generales, aspira a lo incondicionado, al fundamento de los fundamentos. Pero esa tendencia la lleva inevitablemente a traspasar los límites de la experiencia empírica y pretende explicar los fenómenos físicos por medio de teorías metafísicas acerca del mundo, los fenómenos psíquicos a través de teorías metafísicas acerca del alma, y el conjunto de unos fenómenos y otros, la Razón lo intenta explicar y unificar por medio de teorías metafísicas acerca de una causa suprema de ambos tipos de fenómenos: Dios. "Dios", "alma" y "mundo", son pues tres Ideas puras y trascendentales de la Razón; ideas que, sin embargo, no tienen una referencia objetiva, pues no podemos conocer los objetos a los que se refieren. Así Kant concluye que la Metafísica como disciplina científica es imposible, pues quiere alcanzar las cosas tal y como son en sí mismas - noúmenos; sus objetos son transcendentes―no empíricos―. El Idealismo Trascendental rechaza la posibilidad del conocimiento metafísico (de Dios, el alma, la libertad...); pero Kant no negará todo acceso a esa realidades, sólo el intelectual, el conocimiento científico, pues únicamente cabe la ciencia de la realidad fenoménica. Pero para Kant hay otra experiencia que puede vincularnos con lo metafísico: la experiencia moral. La Razón Teórica formula juicios y se ocupa de conocer cómo son las cosas; la Razón Práctica ofrece imperativos y se ocupa de cómo debe ser la conducta de los seres racionales. El punto de partida de la ética kantiana es el "factum de la moralidad", el hecho moral, la existencia del deber: todos los hombres tienen conciencia de estar sometidos a prescripciones morales, se sienten obligados a hacer ciertas cosas y a evitar otras. Esta conciencia del deber es conciencia de una determinación de la voluntad que posee características análogas a las de la experiencia de conocimiento: la universalidad y la necesidad. La ética kantiana es un intento de entender el factum de la moralidad y sus condiciones de posibilidad, del mismo modo que la teoría del conocimiento kantiana es la investigación de las condiciones de posibilidad de la ciencia. Exposición del pensamiento de Kant en la pregunta 2 (empezando por la epistemología): Kant se enfrenta a las éticas heterónomas y materiales (Aristotélica, Tomista, etc.), que han sido incapaces de encontrar el fundamento del deber, porque formulaban imperativos hipotéticos – aquellos que tienen validez condicionada a conseguir algún fin subjetivo, exterior al sujeto (la felicidad, Dios, el placer, la utilidad, etc.) Frente a estas éticas, Kant propone su ética autónoma y formal: el único criterio que permite determinar el valor moral de una acción es la buena voluntad, la que actúa por deber (voluntad autónoma) y no por el interés personal (voluntad heterónoma). Una acción realizada “por deber” se contrapone a una acción “contraria al deber” y se distingue de una acción “sólo conforme al deber” – que carece de valor moral porque persigue un fin distinto al puro cumplimiento del deber. En esta ética, la bondad o maldad de las acciones dependerá no de lo que se haga (contenido) de la intención (la forma) al actuar y esa forma esta expresada en el imperativo categórico que afirma la mera forma del deber y que Kant expresa de tres formas: 1) "Obra sólo según una máxima tal, que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal", 2) "Obra como si la máxima de acción hubiera de convertirse por tu voluntad en ley universal de la naturaleza" y 3) "Obra de tal manera que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin y nunca como un medio". Aunque desde la perspectiva de la razón teórica se concibe al hombre como sometido a la ley de la causalidad y necesidad natural, desde la perspectiva de la razón práctica podemos defender la existencia de la libertad pues la libertad es la condición de posibilidad de la acción moral (únicamente de las acciones libres podemos predicar valor y responsabilidad moral); la libertad es la capacidad de los seres racionales para determinarse a obrar según leyes que son dadas por su propia razón; libertad equivale a autonomía de la voluntad. La ética Kantiana culmina con la formulación de los tres postulados de la razón práctica que responden a la tercera pregunta - ¿qué puedo esperar?: 1) Libertad del sujeto (exigida por la existencia de la ley moral), 2) Inmortalidad del alma (si el hombre no puede alcanzar su fin en esta vida, ha de disponer de una vida futura como garantía para alcanzar la perfección moral), y 3) Existencia de Dios (garantía de que nuestra moralidad será recompensada con la felicidad). Los postulados de la razón práctica no se pueden demostrar científicamente, pero tienen una validez subjetiva ya que sirven para que tenga sentido la experiencia moral, y llevan a lo que Kant llama fe racional: fe porque de ellos sólo cabe un convencimiento subjetivo, pero racional porque no vienen dados por urgencias de la revelación sino de la propia razón. La filosofía moral kantiana, alcanza un valor universal al situar a la persona humana como fin, potenciando su libertad, requisito imprescindible de la conducta moral, y en la buena voluntad, que han de poner las bases de un Estado racional y justo que permita el progreso de la humanidad, ideas expuestas en su obra “La paz perpetua” (1795).