TEXTOS DE LA GENERACIÓN DEL 98 TEXTO 1 La España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María, de espíritu burlón y de alma quieta, ha de tener su mármol y su día, su infalible mañana y su poeta. El vano ayer engendrará un mañana vacío y ¡por ventura! pasajero. Será un joven lechuzo y tarambana, un sayón con hechuras de bolero; a la moda de Francia realista, un poco al uso de París pagano, y al estilo de España especialista en el vicio al alcance de la mano. Esa España inferior que ora y bosteza, vieja y tahúr, zaragatera y triste; esa España inferior que ora y embiste cuando se digna usar de la cabeza, aún tendrá luengo parto de varones amantes de sagradas tradiciones y de sagradas formas y maneras; florecerán las barbas apostólicas y otras calvas en otras calaveras brillarán, venerables y católicas. El vano ayer engendrará un mañana vacío y ¡por ventura! pasajero, la sombra de un lechuzo tarambana, de un sayón con hechuras de bolero, el vacuo ayer dará un mañana huero. Como la náusea de un borracho ahíto de vino malo, un rojo sol corona de heces turbias las cumbres de granito; hay un mañana estomagante escrito en la tarde pragmática y dulzona. Mas otra España nace, la España del cincel y de la maza, con esa eterna juventud que se hace del pasado macizo de la raza. Una España implacable y redentora, España que alborea con un hacha en la mano vengadora, España de la rabia y de la idea. Antonio Machado Antonio Machado habla de dos Españas. ¿ Con qué expresiones identifica a esas dos Españas? ¿ Qué partes del poema ocupa cada una de ellas? ¿ En quién encarna el poeta esa España contra la que arremete ¿ Qué defectos y vicios denuncia? Nombra con precisión estas faltas y cita la frase o frases que las expresan. En una parte del poema el autor utiliza la ironía. Di qué versos te parecen irónicos y caricaturescos. Cita el nombre de la composición, la medida de los versos y la rima. Algunos versos se repiten casi literalmente. Di cuáles y por qué crees que se repiten. TEXTO 2 ¡Ancha es Castilla! ¡Y qué hermosa la tristeza reposada se ese mar petrificado y lleno de cielo! Es un paisaje uniforme y monótono en sus contrastes de luz y sombra, en sus tintas disociadas y pobres de matices. La tierra se presenta como en inmensa plancha de mosaico de pobrísima variedad, sobre la que se extiende el azul intensísimo del cielo. Faltan suaves transiciones, ni hay otra continuidad armónica que la de la llanura inmensa y el azul compacto que la cubre e ilumina. No despierta este paisaje sentimientos voluptuosos de alegría de vivir, sugiere sensaciones de comodidad y holgura concupiscibles: no es un campo verde y graso en que den ganas de revolcarse, ni hay repliegues de tierra llamen como un nido. No evoca su contemplación al animal que duerme en nosotros todos, y que medio despierto de su modorra se regodea en el deseo de satisfacciones de apetitos amasados con su carne desde los albores de su vida, a la presencia de frondosos campos de vegetación opulenta. No es una naturaleza que recree al espíritu. Nos desase más bien del pobre suelo, envolviéndonos en el cielo puro, desnudo y uniforme. No hay aquí comunión con la naturaleza, ni nos absorbe ésta en sus espléndidas exuberancias; es, si cabe decirlo, más que panteístico, un paisaje monoteístico este campo infinito en que, sin perderse, se achica el hombre, y en que siente en medio de la sequía de los campos sequedades del alma [...]. Siempre que contemplo la llanura castellana recuerdo dos cuadros. Es el uno un campo escueto, seco y caliente, bajo un cielo intenso, en que llena largo espacio inmensa muchedumbre de moros arrodillados, con las espingardas en el suelo, hundidas las cabezas entre las manos apoyadas en tierra, y al frente de ellos, de pie, un caudillo tostado, con los brazos tensos al azul infinito y la vista perdida en él como diciendo: « ¡Sólo Dios es Dios!» En el otro cuadro se presentaban en el inmenso páramo muerto, a la luz derretida del crepúsculo, un cardo quebrando la imponente monotonía en el primer término, y en lontananza las siluetas de Don Quijote y Sancho sobre el cielo agonizante. «Sólo Dios es Dios, la vida es sueño y que el sol no se ponga en mis dominios», se recuerda contemplando estas llanuras. Miguel de Unamuno. En torno al casticismo ¿ Cuáles son las notas que difinen el paisaje castellano, según Unamuno? ¿ Qué sentimientos le produce la contemplación de ese paisaje? ¿ Qué quiere decir el autor cuando califica al paisaje de “ monoteístico”? Unamuno no describe el paisaje de modo objetivo. El lenguaje está lleno de expresividad y de lirismo. Cita las figuras literarias que te parezcan más representativas. ¿ A qué hechos de nuestra historia y de nuestra cultura alude la frase “ Solo Dios es Dios, la vida es sueño y que el sol no se ponga en mis dominios? ¿ Qué significa en el lenguaje coloquial la frase “¡ Ancha es Castilla!”? 1 TEXTOS DE LA GENERACIÓN DEL 98 TEXTO 3 Lee el siguiente fragmento de El árbol de la ciencia, de Baroja y comenta las ideas que contiene, la organización y las características narrativas y estilísticas: Aquel ambiente de inmovilidad, de falsedad, se reflejaba en las cátedras. Andrés Hurtado pudo comprobarlo al comenzar a estudiar Medicina. Los profesores del año preparatorio eran viejísimos; había algunos que llevaban cerca de cincuenta años explicando. Sin duda no los jubilaban por sus influencias y por esa simpatía y respeto que ha habido siempre en España por lo inútil. Sobre todo, aquella clase de Química de la antigua capilla del Instituto de San Isidro era escandalosa. El viejo profesor recordaba las conferencias del Instituto de Francia, de célebres químicos, y creía, sin duda, que explicando la obtención del nitrógeno y del cloro estaba haciendo un descubrimiento, y le gustaba que le aplaudieran. Satisfacía su pueril vanidad dejando los experimentos aparatosos para la conclusión de la clase con el fin de retirarse entre aplausos como un prestidigitador. Los estudiantes le aplaudían, riendo a carcajadas. A veces, en medio de la clase, a alguno de los alumnos se le ocurría marcharse, se levantaba y se iba. Al bajar por la escalera de la gradería los pasos del fugitivo producían gran estrépito, y los demás muchachos sentados llevaban el compás golpeando con los pies y con los bastones. En la clase se hablaba, se fumaba, se leían novelas, nadie seguía la explicación; alguno llegó a presentarse con una corneta, y cuando el profesor se disponía a echar en un vaso de agua un trozo de potasio, dio dos toques de atención; otro metió un perro vagabundo, y fue un problema echarlo. Había estudiantes descarados que llegaban a las mayores insolencias; gritaban, rebuznaban, interrumpían al profesor. Una de las gracias de estos estudiantes era la de dar un nombre falso cuando se lo preguntaban. —Usted —decía el profesor señalándole con el dedo, mientras le temblaba la perilla por la cólera—, ¿cómo se llama usted? —¿Quién? ¿Yo? —Sí, señor ¡usted, usted! ¿Cómo se llama usted? —añadía el profesor, mirando la lista. —Salvador Sánchez. —Alias Frascuelo —decía alguno, entendido con él. —Me llamo Salvador Sánchez; no sé a quién le importará que me llame así, y si hay alguno que le importe, que lo diga —replicaba el estudiante, mirando al sitio de donde había salido la voz y haciéndose el incomodado. —¡Vaya usted a paseo! —replicaba el otro. —¡Eh! ¡Eh! ¡Fuera! ¡Al corral! —gritaban varias voces. —Bueno, bueno. Está bien. Váyase usted —decía el profesor, temiendo las consecuencias de estos altercados. El muchacho se marchaba, y a los pocos días volvía a repetir la gracia, dando como suyo el nombre de algún político célebre o de algún torero. Andrés Hurtado los primeros días de clase no salía de su asombro. Todo aquello era demasiado absurdo. Él hubiese querido encontrar una disciplina fuerte y al mismo tiempo afectuosa, y se encontraba con una clase grotesca en que los alumnos se burlaban del profesor. Su preparación para la Ciencia no podía ser más desdichada TEXTO 4 Unamuno, considerado el guía espiritual del 98, expresó en sus textos su preocupación por España. Obsérvalo en los siguientes fragmentos: Todo lo que cuentan a diario los periódicos, la historia toda del "presente momento histórico", no es sino la superficie del mar, una superficie que se hiela y cristaliza en los libros y registros, y una vez cristalizadas así, una capa dura, no mayor con respecto a la vida intrahistórica que esta pobre corteza en que vivimos con relación al inmenso foco ardiente que lleva dentro. Los periódicos nada dicen de la vida silenciosa de millones de hombres sin historia que a todas horas del día y en todos los países del globo se levantan a una orden del sol y van a sus campos a proseguir la oscura y silenciosa labor cotidiana y eterna, esa labor que, como las madréporas suboceánicas, echa las bases sobre las que se alzan los islotes de la Historia.[…] Esa vida intrahistórica, silenciosa y continua como el fondo mismo del mar, es la sustancia del progreso, la verdadera tradición, la tradición eterna, no la tradición mentida que se suele ir a buscar en el pasado enterrado en libros y papeles y monumentos y piedras. MIGUEL DE UNAMUNO, En torno al casticismo, 1905 ¿Está todo moribundo? No, el porvenir de la sociedad española espera dentro de nuestra sociedad histórica, en la intrahistoria, en el pueblo desconocido, y no surgirá potente hasta que le despierten vientos o ventarrones del ambiente europeo. [...]España está por descubrir, y solo la descubrirán españoles europeizados. Se ignora el paisaje, y el paisanaje y la vida toda de nuestro pueblo. [...] En esa muchedumbre que no ha oído hablar de nuestros literatos de cartel hay una vida difusa y rica, un alma inconsciente en ese pueblo zafio al que se desprecia sin conocerlo. [...] . Quisiera sugerir con toda fuerza al lector la idea de que el despertar de la vida de la muchedumbre difusa y de las regiones tiene que ir de par y enlazado con el abrir de par en par las ventanas al campo europeo para que se oree la patria. Tenemos que europeizarnos y chapuzarnos en pueblo 2 TEXTOS DE LA GENERACIÓN DEL 98 Cae la tarde; la sombra enorme de las Lometas se ensancha, cubre el collado, acaba en recia punta sobre los lejanos almendros; se entenebrecen los pinos; resaltan las bermejas hazas labradas; el débil sol rasero ilumina el borde de los ribazos y guarnece con una cinta de verde claro el verde oscuro de los viñedos bañados en la sombra. Cambias la coloración de las montañas. El pico de Cabrera se tinta en rosa; la cordillera del fondo toma una suave entonación violeta; el castillo de Sax refulge áureo; blanquea la laguna; las viñas, en el claror difuso, se tiñen de un morado tenue. Lentamente, la sombra gana el valle. Una a una, las blancas casitas lejanas se van apagando. La tierra se recoge en un profundo silencio; murmuran los pinos; flota en el aire grato olor de resina. El cascabeleo de un verderol suena precipitado; calla, suena de nuevo. Y en la lejanía, el dorado castillo refulge con un postrer destello y desaparece. Azorín Apoyo léxico Bermejo. Rojizo. Haza. Porción de tierra labrantía o de sembradura. Ribazo. Caballón, lomo entre surco y surco de la tierra arada. Verderol. Verderón, ave canora del orden de las Paseriformes, del tamaño y forma del gorrión, con plumaje verde y manchas amarillentas en las remeras principales y en la base de la cola. Guía para el comentario 1. Analizar los recursos sensoriales que emplea Azorín para describir el atardecer en el pueblecito alicantino de Sax. 2. ¿Cómo logra Azorín imprimir un ritmo lento a la descripción de dicho atardecer? 3. ¿Por qué elige Azorín el presente de indicativo como forma verbal para transmitir al lector sus vivencias? 4. Comentar la sencillez de las estructuras sintácticas empleadas por Azorín, tan características de ese estilo desprovisto de retórica que define su prosa. 3