El axolote está vivo Nuestro instituto trabaja en forma de convenio con “Casas del Sur”, una comunidad terapéutica para chicos y adolescentes en recuperación de adicciones. El lugar funciona como comunidad de libertad acentuada, en el que los chicos viven y de la que pueden salir libremente sólo cuando su proceso de recuperación lo habilita, y en forma graduada. Natalia y Jael son dos de las tutoras que trabajan con estos jóvenes; van una vez por semana y diseñan talleres que a los alumnos les interesen. Con el grupo de ellas, funcionaba muy bien el tema de biología y entre las dos, futuras maestras, armaron experiencias, bucearon en videos y generaron actividades que giraban en torno al tema ecosistema. En el cierre del proyecto, las tutoras prepararon un power point que permitía integrar lo anteriormente visto; y en él aparecía la foto de un axolote. Los chicos pensaron que era un animal prehistórico y desconfiaban de sus tutoras cuando ellas les decían que viven en la actualidad. Ante la suspicacia de los chicos, una de las tutoras comentó que en el museo del Instituto 35, teníamos un axolote en su pecera. Eso fue el pie para que los chicos comenzaran a preguntar qué otras cosas había en el museo; y también para que empezáramos a preguntarnos si sería posible una visita de los chicos de Casa del Sur al Museo de Ciencias Naturales del ISFD35. ¿Por qué no? El primer por qué no, es fácil de suponer. Los chicos ¿podrían salir de la casa para visitar el museo? Cuando el Director de la Casa dio el sí para la mayoría de los alumnos, preguntamos en el museo si podrían recibirlos. La respuesta también fue sí, y nos asignaron una fecha para la visita guiada. ¿Cómo trasladarse? Fue la segunda pregunta. La comunidad queda a treinta cuadras del instituto. Lo obvio, fue la respuesta: caminando, todos juntos. En un hermoso día soleado y otoñal, los chicos vinieron a visitarnos al museo. El director del museo, Héctor Méndez, mostró los tesoros que encierra ese lugar. Los alumnos se deslumbraron en silencio, boquiabiertos, viendo animales exóticos que allí cuidan, peceras vistosas que además enseñan, terrarios que exhiben gerbos que allí se reproducen, otros. dispositivos para criar Escucharon a Héctor explicar frente a cada terrario y pecera, cómo habían encontrado a su habitante, cómo lo cuidaban, qué hábitos tenía. Y obviamente, conocieron al axolote, motor de la visita, que desde la pecera se mostraba con total indiferencia hacia su público. Conocieron también una réplica del sistema planetario armada a escala que originó mil preguntas. ¿Es cierto lo que se ve en las series de ciencia ficción? ¿Sería posible aterrizar en ese planeta?. Héctor, hábilmente adaptaba sus respuestas al formato de quienes preguntaban…”Y … si existiera un cohete que pudiera desarrollar tal velocidad….”. o “Les cuento cómo es el clima de ese lugar, y ustedes dirán…” Después, el director los condujo a conocer el sector de fósiles. Los chicos se admiraron por los huesos, y por el hecho de que fueran reales, no réplicas. Se sorprendieron por los animales que lograron reconstruir en forma casi completa. Y más se maravillaron cuando vieron el video que muestra que los famosos huesos fueron encontrados en excavaciones realizados por los alumnos y docentes del Profesorado de Biología a los que vieron también en fotos buscando, limpiando los restos, extrayéndolos. Héctor explicó que lo hallaron en varios viajes que hicieron y siguen haciendo con los alumnos del Profesorado de Biología, y que parte de sus hallazgos, permitieron en contacto con otros museos, investigar el A.D.N. de esos animales, e incluso poder precisar el color del pelaje. También mostró viajes conjuntos con otros museos, y a algunos alumnos de viajes de hace tiempo que ahora son profesores en el instituto. Los chicos no dejaban de sorprenderse, y los grandes que los acompañábamos, de renovar nuestra convicción de que en ese museo el axolote está vivo, pero no sólo él lo hace. Viven en ese museo la pasión por conocer, el compromiso con la biología, la comunión de trabajo entre profesores y alumnos, la creación de conocimiento riguroso, la idea de que en conjunto es como mejor se aprende, la noción de que el que hoy aprende, mañana será recibido con satisfacción como compañero profesional de la educación. Chicos de “Casa del Sur” sosteniendo un gerbo El “Famoso” Axolote en su pecera Lo mejor de la visita fue, sin dudas, el cierre. Tímidamente, algunos alumnos se quedaron aparte con Hector, y le preguntaron qué posibilidades tenían, una vez terminado el secundario de adultos que están realizando con ayuda de nuestros tutores y recuperada la libertad, de estudiar en nuestro instituto la carrera de biología. Freire decía que para educar, es imprescindible tener esperanza. Los chicos de Casa del Sur, nos retroalimentaron a todos los tutores y docentes la esperanza que tenemos en las posibilidades del ser humano. Y la importancia de un propósito , esperanzado y a mediano plazo, creemos que también va a ser un motor importante para que estos chicos que hoy están en tratamiento, sientan que hay algo y alguien que allí afuera los espera para hacer algo apasionante juntos: aprender. Prof. Mónica Montero Coordinadora del Área Educación en Contextos de Encierro