ANIVERSARIO DE DESEMBARCO DE NORMANDÍA

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ANIVERSARIO DE DESEMBARCO DE NORMANDÍA
Antony Beevor: “No hay una sola batalla decisiva
en la Segunda Guerra Mundial”
El historiador británico, autor de Día D. La batalla de Normandía, cree que “si la invasión llega a fracasar, la historia de la
posguerra en Europa hubiese sido muy diferente”
PERIÓDICO EL PAÍS GUILLERMO ALTARES Madrid 27 MAY 2014 - 19:11 CET
El historiador Antony Beevor, en Madrid en 2005. / GORKA LEJARCEGI
Antony Beevor (1946) encontró un filón en los archivos militares soviéticos tras la apertura que se produjo
después de la desaparición de la URSS. Militar de carrera antes que historiador, autor de varias novelas y
de un libro sobre la guerra civil española que pasó sin pena ni gloria, logró convertir en best
sellers internacionales las grandes batallas de la II Guerra Mundial (1939-1945) con obras comoStalingrado,
La batalla de Berlín o El Día D. La batalla de Normandía(todos en Crítica), además de una imponente
historia global del conflicto, La Segunda Guerra Mundial (Pasado y Presente). Utilizando testimonios
muchas veces inéditos y numerosos relatos a pie de combate, Beevor traza vibrantes y rigurosas
reconstrucciones de las batallas que, además, ofrecen revelaciones importantes, más allá de los tópicos
que rodean muchas veces al conflicto de los conflictos.
Gracias a sus libros volvió a hablarse de los sufrimientos de los civiles alemanes, sobre todo de las
violaciones masivas de mujeres por parte del Ejército Rojo; recordó el sufrimiento de los no combatientes
en Normandía o descubrió que, en los estertores de la guerra, los japoneses utilizaron a prisioneros aliados
como ganado humano en un episodio de canibalismo planificado tan poco conocido como espeluznante.
Beevor respondió por correo electrónico a tres preguntas sobre el Día D, cuyo aniversario ha reunido este 6
de junio a 18 jefes de Estado y de Gobierno en Normandía, además de a cientos de veteranos y sus
familias.
Pregunta. ¿Es el Desembarco de Normandía la batalla más famosa de la II Guerra Mundial?
Respuesta. Han pasado 70 años desde la invasión aliada de junio de 1944. Uno podría esperar que el
interés por la invasión aliada de Europa disminuyese con el paso del tiempo y la paulatina desaparición de
los participantes, pero hay más museos y más visitantes que nunca. Mientras grupos y familias contemplan
desde los acantilados que se alzan sobre la playa de Omaha la bella bahía del Sena, la imagen del mayor
desembarco anfibio de la historia se apodera de su imaginación. El Día D siempre será recordado porque
marcó el principio de la liberación de Europa Occidental de la terrible ocupación nazi.
La escala de los preparativos de la invasión no tenía precedentes. Nunca antes se había puesto en marcha
una operación marítima de esta envergadura. Cuando los soldados se embarcaron y partieron hacia el
Canal de la Mancha, la visión de más de 5.000 naves era asombrosa. Los pilotos de los miles de aviones
que participaron apenas podían creer lo que contemplaban. También fue un acontecimiento de gran
intensidad emocional para todos los aliados: no sólo los estadounidenses, británicos y canadienses, sino
también los soldados de 30 naciones diferentes. Muchos de ellos procedían de países, como Francia,
ocupados durante los últimos cuatro años por la Wehrmacht alemana después de sus victorias
devastadoras en 1940. Para los franceses, el momento de ayudar a liberar a su patria era especialmente
conmovedor. Para los británicos, marcó su regreso al continente de Europa después de la amargura de su
evacuación de Dunkerque. Para los soldados estadounidenses, la invasión representaba un momento de
suprema obligación. Estados Unidos, una vez más, iba a acudir al rescate de una Europa devastada por la
guerra .
La historia puede ser engañosa cuando miramos hacia atrás. A menudo, esto anima a pensar que todos los
eventos tuvieron que salir como salieron. El éxito de la invasión a través del canal el 6 de junio parece
inevitable debido a la superioridad militar de los aliados. Pero el azar jugó un papel muy importante. Un
número de oficiales de alto rango esperaba un desastre. La meteorología era crucial. El general Eisenhower
se enfrentó a una decisión muy difícil. Si hubiera tomado la decisión equivocada sobre si se debía o no
confiar en las estimaciones de los meteorólogos, que le informaron de que iba a haber una breve pausa en
el mal tiempo el 6 de junio, y hubiese retrasado la invasión dos semanas, entonces la flota aliada se
hubiese enfrentado a la peor tormenta conocida en el Canal durante 40 años. Si se llega a posponer la
invasión por segunda vez, esto habría dañado gravemente la moral y casi seguramente revelado el objetivo
a los alemanes.
P. ¿Cambió el Desembarco de Normandía el curso de la guerra o Alemania ya estaba condenada a la
derrota?
R. No hay una sola batalla decisiva en la II Guerra Mundial. El punto de inflexión geopolítico se produjo en
diciembre de 1941, cuando la Wehrmacht no tomó Moscú y Hitler declaró la guerra a Estados Unidos. A
partir de ese momento, era imposible que ganasen las potencias del Eje. Los siguientes siete u ocho
meses, sin embargo, fueron desastrosos para los aliados. El punto de inflexión estratégico y psicológico se
produjo a finales del otoño de 1942, cuando la Wehrmacht había alcanzado su “punto acumulativo” como
consecuencia de combatir a lo largo de un frente demasiado amplio, tanto en el sur de Rusia como en
África del Norte. A partir de ahí, perdió completamente la iniciativa y los aliados estaban destinados a
ganar. Pero el éxito del Día D fue decisivo en otro sentido. Si la invasión llega a fracasar, con los avances
soviéticos en el Rin, la historia de la posguerra de Europa podría haber sido muy diferente.
P. ¿Por qué este año la conmemoración decenal es tan especial y reúne a tantos jefes de Estado y de
Gobierno?
R. El 70 aniversario es probablemente el último al que acudirá un número significativo de veteranos
supervivientes de la batalla. Aquellos que entonces eran adolescentes, ahora tienen en torno a 90 años. El
resto están en su décima década. Esta, creo, es la razón principal por la que vamos a ver en Normandía el
6 de junio a tantos miembros de familias reales, presidentes y jefes de Gobierno. Pero quizás haya otra
razón tácita para este interés internacional. Estamos viviendo un momento histórico que ofrece paralelismos
inquietantes con 1938 y 1939. Es difícil no pensar en las exigencias de Hitler sobre los Sudetes, el corredor
de Danzig y el deseo nacionalista de unir a todas las regiones con minorías alemanas en
una Grossdeutschland. Rusia, bajo la presidencia de Putin, también expresa la misma sensación de
resentimiento y muestra la misma determinación de volver a establecerse como una potencia mundial, la
misma sensación de estar rodeado por el resto del mundo y el mismo egocentrismo nacional que le impide
ser consciente del punto de vista de los demás. Afortunadamente, hay una diferencia importante: Hitler
estaba decidido a desatar una guerra. Putin, en mi opinión, es más realista y no quiere un conflicto. En
cualquier caso, el Día D siempre tendrá una resonancia especial.
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