EL CONCEPTO DE SEGURIDAD Y LA DEFENSA NACIONAL AUTOR: CNL (R ) GUALTERIO BAEZ Aportar distintas ideas y nuevos puntos de vista, tendientes al objetivo común de esclarecer aspectos de elevado interés nacional respecto de la sociedad a la que pertenecemos, es una responsabilidad de todos los argentinos. De acuerdo con ese concepto, resulta positivo que comencemos a ocuparnos hoy, públicamente, del tema de la Seguridad y la Defensa Nacional con la finalidad señalada. Etimología de la palabra “seguridad”. Concepto: “Seguridad”, del latín: “SECURITAS” y su adjetivo “SECURUS”, que califica la condición de vivir “SIN TEMOR” o “DESPREOCUPADOS”1, es un vocablo que por ser tan usado en la lengua general y cotidiana, define un concepto cuyos alcances, generalmente, no se analizan, porque suelen darse por sobreentendidos. Sin embargo, la experiencia demuestra que dicho término ha sido uno de los más problemáticos y difíciles de aceptar, tanto en la comunidad nacional como internacional. Aunque generalmente admitida la definición propuesta por la ONU2, las implicancias del término “seguridad” y su correlato directo, la “seguridad nacional” - en cuanto esta expresión se vincula al concepto de nación - han sido, por lo demás complejas, razones por las cuales merecen un tratamiento particular. Es por ello que nos referiremos – con la brevedad que corresponde al caso - a la aparición y evolución del citado término en la región y nuestro país, como también a la relación que existe entre Seguridad y el concepto de Defensa Nacional, con el cual suele estar íntimamente relacionado en la mayoría de los países del mundo. Rastreo histórico. La expresión “seguridad nacional”, aunque puede ser hallada en documentos de distinta antigüedad histórica, no se incorporó al vocabulario común de las Relaciones Internacionales, sino hasta 1943, con el influyente libro de Walter Lipmann: “Política Exterior de los EEUU: Escudo de la República”. En su texto, y refiriéndose al aislacionismo geográfico natural de su país (“con dos océanos protectores y una benevolente marina inglesa” según decía), el autor resaltaba que en esa precisa combinación de factores se “ocultaba la idea de la seguridad nacional para los norteamericanos”. Tal como allí lo expresara y según su criterio, la fuerza de las circunstancias al final de la Gran Guerra, comenzaba a delinear, para los EEUU, un “perímetro de seguridad” muy superior al de sus simples fronteras. 1 Ver diccionario Pequeño Larousse Ilustrado. Se reconocían así dos hechos relevantes: el primero, referente al desuso y paulatino reemplazo del término “defensa”, con su connotación básica de repeler agresiones, por uno mucho más amplio y complejo como el de “seguridad”, que no sólo sugería resistencia a las amenazas, sino “anticipación y prevención” de las mismas. Respecto del segundo, la expresión “seguridad nacional” era - como afirmaba el autor - una función del poder. A mayor poder nacional se requería mayor alcance o radio de acción de la seguridad. Conforme con estos conceptos, el presidente Harry Truman firmó, en 1947, la Ley de Seguridad Nacional de los EEUU, cuyo texto permitió la reorganización de las FFAA y su estructura superior (Estado Mayor Conjunto y la Junta de Jefes de Estados Mayores), al mismo tiempo que creaba organismos capaces de desarrollar las ideas enunciadas, tales como el Consejo de Seguridad Nacional y la Agencia Central de Inteligencia (la renombrada CIA). Muy pronto en ese país el concepto de “seguridad nacional” comenzó a ser entendido en términos globales, sobrepasando los límites de la región y de sus órganos principales de seguridad, como lo son la Organización de Estados Americanos y la Junta Interamericana de Defensa. La “Seguridad” en la historia nacional y su relación con la “Defensa Nacional”: Considerando ahora lo sucedido en nuestro país, el primer concepto que nos ocupa aparece claramente aplicado en septiembre de 1948. Ello se produjo cuando el Congreso sancionó la “Ley de Organización General de la Nación para tiempo de Guerra”. Dicha ley respondía a la necesidad de adoptar previsiones de Seguridad, que hasta entonces la Nación por distintos motivos había soslayado. Cabe destacar que entre los aspectos sobresalientes de ese momento histórico, y como respuesta a los requerimientos de preparación mencionados en la citada ley, se crearon el Consejo de Defensa Nacional y tres Gabinetes de Seguridad: Interior, Exterior y Económico. Es dable advertir, sin embargo, que para la Argentina, la Seguridad respondía a la tradición y estrategia de un país de paz, sin objetivos de expansión, mientras que su política de Defensa se consagraba a la salvaguarda de su población, territorios, mares y patrimonio nacional. En general, ambos términos - seguridad y defensa - coexistieron sin mayores dificultades hasta promediar la década de los 70, cuando los acontecimientos que enlutaron a nuestra sociedad enfrentaron sus contenidos y los ubicaron en territorios separados, difíciles de reconciliar. Ver Libro Blanco de la Defensa, ed. 1999, Pág., 6-51: Como definición de la ONU: “....situación en la que un Estado se considera a resguardo contra agresiones militares, presiones políticas o coerciones económicas significativas, obteniendo con ello libertad de acción para proseguir con su propio desarrollo y progreso”. 2 Hoy, la condición legal que activa el sistema de defensa es la “externalidad de la agresión”3. Consecuentemente, la defensa nacional, hasta que la amenaza se concrete, convive con la desventaja de la sorpresa y la inacción. Y ello será así, hasta que la duda de su origen se disipe y permita actuar con la preparación necesaria para el éxito. Empero, una aproximación a la solución de estas divergencias, se halla en el Preámbulo de la Constitución Nacional, ya que allí se reclama… “consolidar la paz interior, y proveer a la defensa común ”... Sobre esta base, entonces, es posible entender el concepto de Defensa Nacional como la acción del Estado para proveer y “asegurar los beneficios de la libertad”, tal como termina diciendo el texto constitucional. Se ratificaría así, la interrelación jerárquico-funcional que existe entre seguridad y defensa, considerada la seguridad como “objetivo” o “situación deseada” y la defensa como la concreción de “medidas y acciones” para su consecución. Etimología del concepto de “Defensa”: Respecto del significado etimológico de “defensa”, el término proviene del latín “defendere”, cuyo significado es literalmente “defender a uno frente a un ataque”4. En verdad, y teniendo en cuenta que la supervivencia del Hombre – tal como lo muestran los procesos históricos - dependió de esta acción, no es erróneo afirmar que su origen se remonta al inicio de la humanidad. Con los siglos, y ya asociado al concepto de Nación, el término “defensa” extendió sus alcances semánticos y se transformó entonces en una palabra que designaba una Política del Estado, con vistas a la seguridad integral de una comunidad organizada o sea a su subsistencia, salvación y progreso. La Revolución Francesa y la expresión resultante de “Nación en Armas”, marcaron el inicio de esa responsabilidad de defensa compartida por todos los ciudadanos, civiles y militares5, partícipes de una empresa común en el logro de sus ideales. Basándonos, respecto de esta situación, en el más grande pensador y escritor del fenómeno de la “guerra” – nos referimos a Carl von Clausewitz – comprobamos que la responsabilidad mayor de la Defensa pasaba, poco a poco, del ámbito militar a las esferas de la Conducción Nacional y de la Alta Política. Recordemos su máximo dictum: “ La guerra es la continuación de la política con la intervención de otros medios”. Las vicisitudes de ese proceso pueden ejemplificarse también, citando al Mariscal Luddendorf, que reconocía que "la Política es aquello sólo a cargo de civiles”, o bien recordando las afirmaciones del Mariscal Molke ‘el Joven’, cuando decía: “no me 3 4 Artículo 2 de la Ley de Defensa Nacional. Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado, distraigo con Economía cuando me ocupo de la dirección de la guerra”, o el pensamiento de Clemenceau, quien reconocía que: “la guerra es cosa demasiado grave para quedar sólo en manos militares”. Finalmente, fue Lidell Hart quien con particular vigor resume esos conceptos y nos recuerda que “de ahora en adelante, los estadistas y diplomáticos deben poseer mayor conocimiento de aspectos militares que en el pasado. Ello es tan importante como que los militares acaten la dirección política”. Posibles interrogantes: Tal como lo hemos analizado, es posible – dado el alcance semántico de los términos y el concepto “seguridad nacional” surgida de su interrelación – la aparición de importantes interrogantes, algunos de los cuales transcribimos. Así por ejemplo, cabe preguntarse: ¿Es la Defensa Nacional separable - como sucede en cuanto a la Seguridad, en muchos países -, en áreas de Defensa Política, Económica, Sociocultural y Militar? ¿Es la Defensa Nacional divisible, jurisdiccional o geográficamente?, ¿Cómo afecta a la Seguridad de la Nación, una Defensa Nacional que deba actuar ampliamente desafiada por otros actores no estatales, reales o virtuales, y sin vinculaciones nacionales o internacionales reconocibles? ¿Qué nuevos ámbitos de la seguridad, tal como la llamada “seguridad humana”6, deben ser incorporados a la responsabilidad de los Estados y a sus organismos de seguridad y cooperación internacional? Aclaremos al respecto, que tales interrogantes no sólo han sido producto del fin de la guerra fría o de intereses coyunturales, sino también de la misma complejidad intrínseca que el tema plantea. Y no es ocioso afirmar que la solución a tal problema traducida luego en hechos positivos y cotidianos para todos los ciudadanos argentinos – consistirá, sin duda en delimitar los alcances de dichos conceptos. Para ello, resulta imprescindible encarar las tareas de esclarecimiento con la intervención de todos los mecanismos institucionales que correspondan, tendiendo al objetivo de avanzar hacia conceptos abarcativos y modernos, acerca de lo que debe considerarse como Seguridad Nacional y su relación con la Defensa Nacional. Con el objeto de avizorar la complejidad y gravedad del problema para la seguridad de los Estados, cabe hacer, aunque más no sea, una única referencia como ejemplo. Se trata de comentar una nota reciente de la agencia de noticias Reuters, ( publicada en por lo menos dos matutinos de la prensa nacional), que da cuenta de la interceptación de comunicaciones satelitales de un notorio jefe narcotraficante, quien desde su prisión en un establecimiento de alta seguridad de un país vecino, “arreglaba” la compra de sofisticados misiles tierra – aire, de fabricación norteamericana, pero proveniente del continente Europeo, dejando sobradas sospechas de que ese y otro tipo de armamento de guerra podrían ya haber llegado a territorios sudamericanos. Nuestra actual Ley de Defensa Nacional recoge esta premisa en su artículo 6to al precisar que “ la defensa nacional es un deber y derecho de todos los argentinos,..” 5 Para el piloto de combate de la Fuerza Aérea de ese país, que hipotéticamente pueda ser derribado por tal misil, ¿ la perspectiva personal sería la de una amenaza de orígen externo que posibilitaría su accionar legal o más bien un hecho policial de índole interno que imposibilitaría su reacción, como en el caso de la legislación argentina? Pasemos ahora a un breve recuento de lo que sucede en otros importantes países del hemisferio. Comenzando por el subcontinente de Norte América, hallamos a los EEUU que hace dos años han creado el “Comando del Norte” de sus Fuerzas Armadas para operar en su territorio contra el terrorismo, con participación en la inteligencia interior. Mientras tanto se avanza en la centralización de la obtención de inteligencia necesaria mediante la reunión de los 14 organismos involucrados del Estado en un solo (la CIA). La Defensa Nacional, esto es el poder nacional integral, con sus FFAA como elemento de mayor vigor, conforma el Instrumento para la Seguridad Nacional. Esta, a su vez, es un objetivo fundacional de la Nación expresado en su preámbulo constitucional. Canadá, por su parte, con una ubicación geográfica naturalmente favorecida ( Entre el Ártico y los EEUU) mantiene un concepto amplio de seguridad, tanto para la seguridad de América del Norte como para la seguridad internacional en el marco de la OTAN y la ONU. México, ha colocado en el centro de su agenda nacional el debate de la redefinición de la seguridad en sus vertientes estatal, regional e internacional. Ello, sumado a la creación del cargo de Consejero de Seguridad Nacional y la elaboración de una Ley de Seguridad Nacional, reflejan el nacimiento de una concepción más amplia y flexible de la seguridad. A su vez, países importantes del viejo continente, como Francia, Alemania, España y el Reino Unido, engloban bajo el concepto de Seguridad Nacional las políticas de protección de sus intereses vitales y los de la comunidad a la que pertenecen. La Defensa Nacional, acción integral, que tiene a sus FFAA como el principal elemento, es el medio contribuyente para la seguridad nacional. Por su parte, la responsabilidad comunitaria europea de defensa tiene la fortaleza suficiente como para que la seguridad internacional ayude a la seguridad interior de los Estados miembros. del Interior. Por otro lado, los países del Cono Sur, habiendo percibido los cambios del escenario estratégico y sus nuevas amenazas, se encuentran en un proceso de revisión de sus conceptos doctrinarios. El progreso en el entendimiento de la seguridad como un fenómeno amplio, abarcativo y flexible, tiene su explicación en los avances logrados mediante los encuentros de sus representantes en reuniones auspiciadas por la OEA (reuniones de Ministros de Defensa y de los Altos Mandos de sus FFAA). El tema ha sido desarrollado ampliamente en un valioso libro de la Profesora Rut Diamint, “ Democracia y Seguridad en América Latina”, Cap. 2 Pag. 69.Editorial Nuevohacer, del Grupo Editor Latinoamericano. 6 Conclusiones: De la propia experiencia y la de los países mencionados, surgen importantes consideraciones. Primero, que la Defensa y la Seguridad no son en la generalidad de los casos, dos conceptos antagónicos, ni separables. Por el contrario, mantienen una relación jerárquico funcional que se halla en el preámbulo de la Constitución. Segundo, ambos conceptos son abarcativos de las distintos campos del quehacer nacional, sin significar con ello una militarización del Estado, su securitización y menos su control corporativo. Tercero, la Seguridad Interior es una parte de la Seguridad Nacional, así como lo militar es parte de la Defensa Nacional. Y ambas, la seguridad interior y la defensa nacional, partes de la seguridad nacional. Cuarto, la seguridad internacional o colectiva tiende al afianzamiento de la seguridad nacional, como una retribución lógica del compromiso que una Nación hace a la paz y seguridad internacional. Por último, reiteramos la necesidad del tratamiento institucional, abierto y completo del tema, sin otro cometido que asegurar para nuestro futuro una política de seguridad y defensa compartida, eficiente y acorde con los tiempos que el mundo del tercer milenio nos depare. Buenos Aires, 29 de septiembre de 2003.- CNL ® GUALTERIO M. BAEZ.