día de la Vocación Franciscana Catequesis de niños CATEQUESIS DE NIÑOS “La Osadía para vivir el Evangelio” Podemos empezar la catequesis mostrando el poster de la Jornada Vocacional y explicando lo que significa la palabra “osadía”. En él se ven monjas y frailes franciscanos, pero también jóvenes, sobre todo uno que nos muestra muy nítidamente su rostro. EL CAMPO DE GIRASOLES El sol apretaba más que nunca cuando en aquel campo sembrado de girasoles, las semillas decidieron celebrar una asamblea para ver cuál era la mejor manera de crecer y dar fruto. No se ponían de acuerdo con respecto a su situación porque muchos de ellos querían crecer bajo la tierra, como las patatas o zanahorias para protegerse del calor o de ser comidos por insectos; otros decían que sería mejor abrirse por la noche y cerrarse por el día, así lo hacían otras flores como el diente de león; algunos más, la mayoría, decía que debía hacerse como toda la vida: crecer sobre la tierra e ir girando y girando de espaldas al sol, sin hacer más preguntas. Uno de ellos estaba intrigado. ¿Por qué crecer sin mirar al sol? Al fin y al cabo él era quien le daría la luz, el calor, y haría que madurasen sus frutos (pipas) más rápidamente; ¿no es absurdo dar la espalda a quien te da la vida? Por fin llegó el momento y germinaron todos. Pasado algún tiempo tomaron altura y su flor crecía y engordaba con rapidez. El curioso girasol brotaba y se erguía fuerte y alto entre todos sus hermanos. No se distinguía uno del otro y todos, con la cabeza agachada, miraban al suelo y escondían el rostro del sol que tantos beneficios les daba. Finalmente, un día, nuestro girasol decidió que quería conocer a aquel que tanto bien le había hecho. No podía dejar de sentirse llamado a saber quién era realmente ese que estaba tan cerca y sin embargo era tan ignorado y desconocido por todos. Muchos le aconsejaron que no lo hiciera, que era una locura y que se conformara con vivir como todos porque distinguirse de los demás estaba mal visto. 1 día de la Vocación Franciscana Catequesis de niños Pero la voz de su corazón no dejaba de decirle que estaba llamado a conocer la verdad, a saber a quién le debía la propia vida. De repente se dio la vuelta, miró el mundo al revés que los demás y pudo contemplar por primera vez al sol que lo alimentaba. Entonces comprendió quién era él realmente y de dónde venía la vida que le había sido dada. Desde entonces dejó de ser un girasol como los demás y el resto de sus días vivió sintiendo el agradable calor en su rostro. Comentamos Fijándonos en las expresiones subrayadas podemos comentar qué puede significar y poner ejemplos de: • crecer bajo la tierra, como las patatas o zanahorias, • abrirse por la noche y cerrarse por el día, • debía hacerse como toda la vida: sin hacer más preguntas, Es fácil, por el contrario, darnos cuenta de que Dios es el sol que alimenta nuestro espíritu y nos da la vida. No podemos vivir ignorando quién nos regala tantas cosas buenas que tenemos en la vida y cómo Él está ahí en todo momento iluminando, calentando, nutriendo, nuestro ser. Algo como la aventura del girasol hizo un hombre hace mucho tiempo. Se atrevió a mirar al mundo del revés, es decir, osó a predicar el amor a los enemigos, la riqueza de los que no tienen nada, el escándalo y el grito de los que no tienen voz,... Ese hombre era Jesús, y muchos otros siguieron su ejemplo; se atrevieron a darse la vuelta y puestos de cara al Sol de Dios, contemplar la verdad que habían ignorado por tanto tiempo. Uno de esos hombres fue San Francisco de Asís. Lectura franciscana [quizás la lectura resulte un poco abstracta para los niños, por eso puede no solamente leerla sino irla comentando sobre la marcha] Cierto día, el joven Francisco, paseaba por el campo pensativo y preguntándose sobre su vida y, en concreto, lo que debía hacer con ella, porque ya iba siendo hora de decidir sobre su futuro. Siempre había soñado con ser un gran caballero, igual que sus amigos, también soñadores, y todos deseaban 2 día de la Vocación Franciscana Catequesis de niños alcanzar riquezas y fama. Francisco vivía como todos los demás y era un corriente y buen muchacho. Mientras pensaba sobre estas cosas, oía la voz de Dios en su corazón que le decía: “Francisco, no puedes ser tan materialista y poner tus deseos y tu corazón en el dinero o la fama; yo he puesto en ti muchos otros talentos que deberías hacer crecer, pero no podrás desarrollarlos sin renunciar a ti mismo”. Entonces se encontró, sin saber cómo, con un leproso. Los leprosos vivían alejados de los demás porque estaban enfermos, pero la gente no sólo tenía miedo de contagiarse de la lepra sino que además los maltrataban en lugar de compadecerlos. A Francisco, como a los demás, también le repugnaba ver leprosos. De repente pensó en aquello que todavía resonaba dentro de él: debes vencerte a ti mismo. Por que ¿qué mérito tiene hacer siempre lo que te gusta y vivir cómodamente sin preocuparte ni hacer nada por los demás? ¿No son los despreciados y los que son injustamente castigados los que merecen más comprensión, respeto y amor? Entonces, venciéndose a sí mismo, no sólo tuvo la osadía de acercarse al leproso sino que además le dio una limosna y hasta un beso. Desde aquel momento dejó de repugnarle la visión de los leprosos y comprendió que Dios los amaba a ellos con predilección porque necesitaban más amor. Francisco, que había vencido en esa batalla consigo mismo, empezó a ver el mundo desde el otro lado, y a comprender que renunciando a sí mismo, se convertía cada vez más en lo que Dios pedía de él. ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención? Compara la actitud del girasol y la de Francisco antes y después de acercarse al leproso. 3 día de la Vocación Franciscana Catequesis de niños Oración Después de responder a las preguntas y sacar una conclusión de todo ello, recemos juntos con esta sencilla oración que nos pide un cambio para ser mejores: Señor, En este nuevo día que nace vengo a pedirte paz, sabiduría y fuerza. Quiero mirar hoy el mundo con ojos llenos de amor; ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno. ver detrás de las apariencias a tus hijos como los ves tú mismo, para así, tener la osadía de anunciar tu bondad, de proclamar tu Buena noticia: el Evangelio. Quiero ser como Jesús y Francisco, y que todos los que se acerquen a mi, sientan tu presencia, porque esté yo lleno de ti. Dame valentía para ser discípulo y amigo tuyo. Dame la osadía para anunciar tu Evangelio. Amén. 4