Las hagiografías: En perspectiva de la edad media y según unos cánones convencionales se presenta la figura del Santo, el ejemplo a seguir y por lo tanto el desarrollo de su vida, sus palabras, sus virtudes y sus milagros como el mensaje a seguir. Las biografías: El objeto de una biografía es describir y en el caso de un santo glorificar la figura de un héroe y proponerla como ejemplo. Esta figura: sus rasgos humanos y espirituales, sus palabras, el proceso de su vida, constituyen el mensaje que el escritor quiere trasmitir a sus lectores. Así la figura se identifica con el mensaje; la figura se hace palabra. Ambas centradas en la figura del héroe, ``celebrando el culto a la personalidad`` Se conoce la figura, su rostro de Francisco: el fundamento lo constituyen los hechos de su corta vida (44 años) y la interpretación que de ellos nos han trasmitido las hagiografías y las biografías. Una figura histórica y el mensaje escrito, cuando ésta existe, no pueden ser pura y simplemente identificados. EL PERSONAJE posee su identidad propia, su atractivo, su destino, su papel; cuando desaparece, se transforma en objeto de interpretaciones sin base alguna. EL MENSAJE, por el contrario tienen un mensaje, y es un proyecto, una cierta concepción de lo real, una visión global de Dios, del hombre, del mundo, así como la propuesta de un itinerario (en la vida Cristiana diríamos una espiritualidad). (Los escritos, hacían el papel de pariente pobre, venían a ser la cenicienta de la que justamente se mencionaba la existencia; habían quedado eclipsados por los gestos y hechos de su autor.) Los escritos de San Francisco, tienen una aproximación a la época Patrística (salmos uso litúrgico) y no al medio evo. SORPRENDE a veces que se hable de los escritos de San Francisco. Fue en el s. XIX cuando se asistió al nacimiento de la biografía moderna, de carácter propiamente histórico, de San Francisco. Bajo la corriente romántica, se despertó en Alemania el interés por el Francisco trovador, poeta, hombre del final de la edad media y se manifestó con fuerza en Francia con f. Ozanam, E. Michelet, Renan y sobre todo Paúl Sabatier, llamado el padre de la moderna historiografía franciscana. (Intuición e Institución) I. VISIÓN SUCINTA DE LA ORDENACIÓN HISTÓRICO LITERARIA DE LAS CARTAS DE FRANCISCO 1.- CONTEXTO En su tiempo, la mayoría de la gente era analfabeta. Francisco, hijo del acaudalado comerciante en telas Pietro di Bernardone, aprende a leer y escribir en la escuela parroquial de San Jorge en Asís. El material didáctico era el Salterio (Salmos para orar en la Iglesia), que más tarde Francisco llegaría a aprender casi de memoria. Pero, sin un secretario, no sabe escribir correctamente. Francisco dice de sí mismo: «Ignoras sum et idiota», «soy ignorante e idiota» (CtaO 39). A pesar de ello, se sirve de la palabra escrita. Las cartas son para él un medio importante, y muchas veces el único medio de comunicación y apostolado. 2. POSIBLES FACTORES DE INFLUENCIA a) Francisco conoce las Cartas del Nuevo Testamento (por la liturgia). b) Francisco debió de entrar en contacto con circulares papales de todo tipo. Sane cum olim(sobre la Eucaristía) c) Pero los obispos y papas se daban a conocer no sólo con sus circulares, sino también con sus cartas a grupos y a particulares. d) Aunque tengan distinto rango y valor que las antes mencionadas, las cartas de los abades y monjes. e) La carta fue utilizada también para la política. II. SOBRE LOS ESCRITOS DE SAN FRANCISCO La primera colección de los Escritos de San Francisco la hicieron los frailes treinta años después de la muerte del Santo. Todavía se conserva, en la Biblioteca Municipal de Asís. Se suelen catalogar en grupos: Legislativos, Oraciones, Cartas, Admoniciones y últimas recomendaciones. La primera edición o publicación de los "Escritos de San Francisco" se hizo en 1623. En 1894 el protestante Paúl Sabatier escribió una “Vida de San Francisco” que se hizo muy famosa y renovó el interés por la persona, su mensaje y espiritualidad de San Francisco. Actualmente hay un estudio crítico por el Padre Franciscano Kajetan Esser. ESCRITOS LEGISLATIVOS Existió una regla "primitiva" que presentó San Francisco en 1209 a Inocencio III. La Regla de 1221, que no recibió la aprobación del Papa se llama Regla no bulada. La Regla de 1223 fue expresamente aprobada por el Papa Honorio III con la bula "Solet annuere", que se traduce "Es costumbre acceder". Una "Bula" es un documento papal de mucha importancia. LA REGLA DE 1221 Consta de un prólogo y 23 capítulos. San Francisco mismo encomendó a Cesáreo de Spira, varón culto en las Sagrada Escritura, que adornara con palabras del Evangelio el texto de la Regla que él había escrito con simples palabras. LA REGLA DE 1223 Esta Regla esta dividida en 12 capítulos. El texto original se conserva en el Sacro Convento de Asís. Para escribir esta regla, San Francisco se retiró a unas grutas de Fonte Colombo, en el valle de Rieti, para orar y ayunar. La Regla fue presentada al Capítulo de 1223 y confirmada por el Papa Honorio III, el 29 de noviembre de 1223 con la bula "Solet annuere" ("Es costumbre acceder"). En la elaboración de esta Regla ayudó mucho a San Francisco el cardenal Hugolino, que luego fue Papa con el LA REGLA PARA LOS EREMITORIOS. Una de las características de la vida franciscana primitiva fueron los Eremitorios. Ahí vivían los frailes que deseaban dedicarse a la contemplación en la soledad y lejos del bullicio del mundo. FORMA DE VIDA PARA SANTA CLARA. Las exhorta a mantenerse fieles al ideal Evangélico y les promete cuidarlas con diligente y especial solicitud. Permanezcan fieles a la Santa Pobreza y que no se aparten de ella por ningún motivo ni por consejo de nadie. NORMAS SOBRE EL AYUNO A SANTA CLARA: el primer lugar de la fraternidad; en este caso, las débiles y enfermas; Segundo, su respeto a la libertad individual, presente tantas veces en sus escritos; Tercero, el valor y sentido que tienen para él las fiestas cristianas, en las que ORACIONES Se llama comúnmente a San Francisco "El trovador", "Juglar de Dios". Hubo quien lo llamara "El Orfeo de la Edad Media", refiriéndose a sus cualidades poéticas y a la época en que vivió. La poesía de San francisco es poesía religiosa. Es espontánea y libre. Compone muchas veces sin los ritmos ni las asonancias que imponen las reglas consagradas de la poesía. Sus poemas, sin embargo, no son puras fantasías. Ni canta solamente a la naturaleza: a los astros, a los montañas, a los animales y a las flores. San Francisco canta y hace poesía de la vida real; del sufrimiento, de los que saben perdonar ofensas, de la muerte, de Dios. A.- EL SALUDO A LAS VIRTUDES. San Francisco llama "Reinas" y "Damas" y "Señoras" a las virtudes y las presenta como si fueran personas reales a las que hay que tratar con profunda reverencia y caballerosidad. B.- LAS ALABANZAS DE DIOS. Este documento contiene por un lado Las Alabanzas de Dios compuestas por el mismo San Francisco y por el otro lado la celebre Bendición a Fray León, que comienza: "El Señor te bendiga y te guarde...“ Arriba de la Bendición de Fray León se encuentra, escrita con tinta roja por Fray León, la siguiente explicación: "El Bienaventurado Francisco, dos años antes de su muerte, hizo una cuaresma en el Monte Alberna en honor de la Santísima Virgen, Madre de Dios y de San Miguel Arcángel. La comenzó el día de la Asunción de la Santísima Virgen y la continuó hasta la fiesta de San Miguel en setiembre. Entonces la mano del Señor se manifestó sobre él, por una visión y conversación con un Serafín, y por las llagas de Jesucristo impresas en su cuerpo. Hizo las Alabanzas escritas en el reverso de esta hoja, y escribiólas de su mano dando gracias a Dios por el beneficio recibido". C.- LA SALUTACIÓN A LA VIRGEN MARÍA. Atestigua la devoción que San Francisco profesaba a la Santísima Virgen María. D.- LOS LAUDES. Estos Laudes de San Francisco son una compilación de textos de la Sagrada Escritura especialmente del Apocalipsis. E.- EL OFICIO DE LA PASIÓN. Está compuesto de pasajes selectos de la Escritura, especialmente de los Salmos. San Francisco deja de lado las reglas clásicas litúrgicas de todo Oficio Divino y con gran libertad escoge los versículos de los Salmos que más le movían y tenían significado para él. Era para San Francisco y para Santa Clara una especie de Oficio Divino, es decir, que se podía recitar libremente cualquier día del año. En este Oficio San Francisco no solamente canta y celebra la Pasión de Jesucristo sino todo el plan de salvación. F.- EL CÁNTICO AL HERMANO SOL. Este es uno de los escritos más famosos de San Francisco. Se le conoce también con el nombre de “Cántico de las Criaturas”. Lo escribió San Francisco en 1225, un año antes de su muerte. Lo compuso a su regreso del monte Alvernia, después de la estigmatización. Es la única composición que hizo en italiano. Fue compuesto en circunstancias muy significativas y conmovedoras: San Francisco estaba ya muy enfermo y casi ciego. Cierto día quiso bajar a San Damián para visitar a Santa Clara. Santa Clara le arregló una cabaña cerca del convento, desde donde se dominaba el Valle de la Umbría. Los dolores de San Francisco llegaban al extremo y para colmo, le molestaba una plaga de ratones. Entonces fue cuando compuso el Cántico al Hermano Sol. El Cántico consta de tres partes: 1) Una alabanza a Dios por medio de las creaturas, 2) Una referencia al perdón que dieron el Obispo y el Alcalde de Asís. 3) Una estrofa final a la "Hermana Muerte". Francisco regala aquí al mundo entero su más preciosa herencia: se siente perseguido y perdona, se siente fracasado y mantiene plena confianza en Dios, se siente enfermo y nace en cada momento a la verdadera alegría, se siente morir y canta y alaba a "nuestra hermana muerte corporal". G) ORACIÓN ANTE EL CRUCIFIJO DE SAN DAMIÁN. Francisco de regreso de Espoleto a Asís, está en proceso de conversión y busca caminos de luz. Una tarde entra en la Ermita de San Damián y Cristo le dice: “Francisco, ¿no ves que ésta mi casa se derrumba?. Anda, y repárala” Francisco consciente de su pobreza, pide luz para las tinieblas de su corazón. La oración la dirige al sumo y glorioso Dios y Señor, admitiendo y confesando su grandeza y majestad. H) EXHORTACIÓN A LA ALABANZA DE DIOS. Esta exhortación a la alabanza a Dios, que tantos ejemplos tiene en los restantes escritos, no presenta un orden, ni hay un objeto centrado de alabanza. En la oración mantiene un tono general de alabanza al Señor, cortado por el Ave María. I) PARÁFRASIS DEL PADRENUESTRO. Temas principales en este escrito: + Suprema y soberana bondad de Dios + Insistente búsqueda de Dios en este mundo y en el Reino que vendrá + Búsqueda inseparable de amor al prójimo, entregado y comprometido. + La vida centrada en Cristo y en su amor por lo que hizo por nosotros. + El amor a los enemigos LAS CARTAS DE SAN FRANCISCO Nuestro Padre San Francisco con toda seguridad y así lo atestiguan sus biógrafos, escribió muchas cartas a personas de su predilección, que figurarían después en la historia de la Orden, como personas muy importantes: A Fray Elías, que gobernó la Orden todavía viviendo San Francisco; al Cardenal Hugolino, que llegó a ser Papa con el nombre de Gregorio IX; a Santa Clara, la primera mujer que lo siguió; a San Antonio de Padua, el "Santo de todo el mundo" como lo llamó León XIII; a Jacoba de Sietesolios, su amiga romana; a Fray León, su íntimo amigo y confesor. a) CARTA A TODOS LOS FIELES. La carta no va dirigida, ciertamente, a los Frailes; tampoco a los cristianos en general. Está dirigida a cristianos comprometidos y selectos, asociados, íntimamente con San Francisco mismo. Teniendo en cuenta esto y el hecho de que no se conserva la primitiva Regla redactada por San Francisco para la antigua Tercera Orden (hoy Orden Franciscana Seglar) podemos suponer fácilmente que en esta carta se encuentra lo que San Francisco quería decir a los Franciscanos Seglares. Los temas principales de la carta son los siguientes: a) b) c) d) e) Un llamado a la santificación por la oración y los sacramentos Perdón y amor a los enemigos Devoción al Santísimo Sacramento Vivencia profunda de la vida cristiana Descripción gráfica de la muerte de un pecador impenitente b) CARTA A FRAY LEÓN. Su importancia radica no tanto en el contenido sino en el hecho de ser la única carta autógrafa, es decir, escrita por el puño y letra de San Francisco. Es una verdadera reliquia. Estuvo a punto de ser vendida por el pobre párroco de Spoleto a los Estados Unidos. El Papa León XIII lo supo, la adquirió y le prometió al párroco una pensión anual. La carta se conserva actualmente en la Catedral de Foligno. c) CARTA A SAN ANTONIO DE PADUA. Fue escrita a principios de 1224, antes de que San Antonio iniciara su predicación en el sur de Francia. Nos demuestra la actitud de san Francisco hacia los estudios, sobre todo hacia la Sagrada Teología. d) CARTA A TODOS LOS CLÉRIGOS. Esta carta de san francisco, llena de humildad y simplicidad, refleja lo que pensaba y quería del Santísimo Sacramento del altar. No se trata de una devoción más. Se trata de un amor apasionado y de una especie de "obsesión". e) CARTA A LOS GOBERNANTES DE LOS PUEBLOS. Nos informa que en una ocasión San Francisco quiso presentarse al mismo Emperador para solicitar una ley que protegiera a las alondras y que en la noche de la Navidad, todas las aves, bueyes y asnos fueran protegidos con especial cuidado. f) CARTA A TODOS LOS CUSTODIOS DE LA ORDEN. La palabra "Custodio" es aplicada aquí por San Francisco a todos los superiores de la Orden. Trata de la reverencia a la Eucaristía y a la Palabra de Dios escrita. g) CARTA AL CAPÍTULO GENERAL Y A TODOS LOS HERMANOS. Fue escrita, probablemente antes del Capítulo de Pentecostde 1224. Estos son los puntos principales que trata: Las relaciones entre san Francisco y sus frailes; los oficios dentro de la Orden; la reverencia hacia el Santísimo Sacramento; la celebración de la La oración, que esta carta trae al final, es una joya y un modelo. La vamos a reproducir: "Omnipotente, Eterno, Justo y Misericordioso Dios, concédenos a nosotros, hombres miserables, hacer por ti, lo que sabemos, tú quieres y siempre querer lo que te agrada, para que interiormente purificados, e iluminados y encendidos con el fuego del Espíritu Santo, podamos seguir las huellas de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, y llegar a ti, oh Altísimo, con sola tu gracia. Que vives y reinas y eres glorificado Dios omnipotente, por todos los siglos de los siglos. Amén”. h) CARTA A UN MINISTRO. Se desconoce la fecha y la persona a quien va dirigida, San Francisco responde a un Superior atormentado porque las ocupaciones de su oficio no le dejaban tiempo para orar. San Francisco le dice que se puede ser fiel a la vida de oración en medio del trajín de los quehaceres ordinarios. Esta carta es una buena lección de cómo deben tratar los Superiores a los frailes que pecan. LAS ADMONICIONES O EXHORTACIONES DE SAN FRANCISCO Son resúmenes de reflexiones exhortativas que San Francisco dictaba a sus frailes. Es tan importante esta colección de 28 Exhortaciones, que se ha dado por llamarla el "Sermón franciscano de las Bienaventuranzas". Están llenas del espíritu de San Francisco (evidencia interna) y se encuentran en los más antiguos manuscritos (evidencia externa); sobre todo en el famoso manuscrito de la Biblioteca Municipal de Asís, ya mencionado. Lo más probable es que estas Exhortaciones fueron dictadas por San Francisco en distintas fechas y oportunidades y posteriormente fueron coleccionadas a la manera de proverbios. Son breves, porque son resúmenes y porque ese era el estilo que San Francisco usaba y recomendaba a sus frailes. También se le suele llamar "Espejo de Perfección" (Sin confundirlo con uno de los escritos considerado biográfico de San Francisco). Se le aplican estos nombres, sobre todo, porque parecen ser lo máximo que escribió San Francisco sobre la perfección cristiana, Son normas para una vida santa. San Francisco nos propone el ideal del hombre que él procuraba ardientemente realizar en sí mismo. Son una síntesis de las virtudes, imbuidas del Espíritu de San Francisco. ULTIMAS RECOMENDACIONES O TESTAMENTOS Se pueden distinguir en el Testamento dos partes principales: una retrospectiva, en que Francisco recuerda su vida mundana, su conversión, la fe que el Señor le concedió para mirar de un modo nuevo todas las cosas, la inspiración que recibió de lo alto para fundar la Orden y escribir la regla y la simplicidad y el candor de la vida que llevó con sus primeros frailes en Rivotorto. La segunda parte, que mira hacia el futuro, la consagra el santo a los frailes. Estas recomendaciones se pueden sintetizar en tres: Que sean fieles a la fe católica y a la Santa Iglesia, que sean fieles a la regla y a la pobreza y que guarden a toda costa la unidad interna de la Orden. El testamento termina con una bendición hermosísima de San Francisco. TESTAMENTO DE SIENA. La primera es la FRATERNIDAD, “que se amen mutuamente”, que es revelación y don desde la opción por el Evangelio, presente y operante; La segunda es la POBREZA, señora que a la vez que recuerda a Cristo señor, constituye el mejor resumen de su vida, y en consecuente la del hermano menor; el tercer enfoque, es La FIDELIDAD y sujeción a los clérigos y prelados de la Santa Madre Iglesia que representan a Cristo y nos lo dan. BENDICIÓN AL HERMANO BERNARDO. al comenzar su vida de entrega a Cristo, el primero en acudir a acompañarlo fue el hno. Bernardo, fue cuando una mañana se van a la Iglesia de San Nicolás a consultar a Cristo sobre la perfección del Santo Evangelio. La escucha del Evangelio y el abandono de todo a favor de los pobres, los hermanó y selló en ellos para siempre. EXHORTACIÓN CANTADA A SANTA CLARA Y SUS HERMANAS. que consientan, que se dejen conducir; en esto consiste al fin la verdad y la obediencia en las que deben de perseverar. Conseguirán con ello la discreción, plegarse al soplo del Espíritu, a lo que el Señor quiere de cada a una y no a lo que impone un rigor sin misericordia. La paciencia conduce forzosamente a la paz, a la alegría, a la coronación. ÚLTIMA VOLUNTAD A SANTA CLARA. Esta última voluntad a Santa Clara, en su extrema brevedad y sencillez, acierta a subrayar inmejorablemente la primera y definitiva vocación y el querer de Francisco; la voluntad decidida y arrojada que la sostenía; la concretez y el realismo con que la abraza, y que el verbo “seguir” tan claramente expresa, el deseo de que las señoras pobres mantengan fidelidad a la misma vocación. III. RASGOS PERSONALES DE FRANCISCO A LA LUZ DE SUS CARTAS 1. MODESTIA - «VUESTRO PEQUEÑUELO SIERVO» Francisco de Asís se presenta casi siempre como «hermano» y «siervo y pequeñuelo». Sus cartas se abren casi siempre con una amplia fórmula de saludo, en la cual desea a los destinatarios salud y paz. Así escribe a todos los «superiores» de la Orden, a quienes designa con el título general de «custodios»: «A todos los custodios de los hermanos menores a quienes llegue esta carta, el hermano Francisco, vuestro siervo y pequeñuelo en el Señor: salud...» (1CtaCus 1). 2. PROFUNDA CONCIENCIA DE SÍ MISMO Y DE SU PROPIA MISIÓN. Modestia, deseo de servir y de estar sometido a todos, es lo primero que se destaca de las cartas de Francisco sobre sí mismo. Pero hay que añadir enseguida otra cosa, para que el retrato de Francisco no quede incompleto. Quien lee sus cartas, pronto percibe el alto concepto que tiene de sus palabras. 3. DEDICADO A TODOS Y A CADA UNO. La conciencia que Francisco tenía de su misión se manifiesta, entre otras cosas, que en sus cartas se dirige casi siempre a la totalidad de un grupo o simplemente a todos los hombres. La frecuente repetición de las palabras «todos» y «en todas partes» (omnes, universi, ubicumque, etc.), lo demuestra. 4. 5. 6. ANUNCIADOR DE «ESPÍRITU Y VIDA» De hecho, la fuerte conciencia que tenía el Fundador de la Orden de su propia misión ha dado y da pie a sobrevalorar, positiva o negativamente, su cometido, bien sea en el intento, piadoso pero acrítico, de aproximar al máximo Francisco a Cristo HERALDO Y EXHORTADOR PROFÉTICO. Siguiendo el ejemplo de los profetas del Antiguo Testamento, Francisco pregona y amonesta. Pide atención a su palabra: «Escuchad», «recordad», «considerad», «mirad», «sabed», «inclinad el oído de vuestro corazón y obedeced a la voz del Hijo de Dios». CtaO 5 y 21; ExhCl 1 RADICAL EN SUS EXIGENCIAS EVANGÉLICAS. En la forma de vida por la que Francisco se decidió y que condensó paso a paso en las dos Reglas, ocupan un lugar importante las palabras de Jesús que contienen exigencias totales y absolutas. Las palabras radicales de Jesús en los evangelios pasaron casi sin excepción a las Reglas, especialmente a la primera, cuyo esqueleto conforman, y que es el documento fundamental de la Orden. 7. COMPRENSIVO, ABIERTO, CORTÉS Y DISCRETO. a) Consejo - no mandato . b) Como una madre. c) Abierto al talento de cada uno. d) Atento a las exigencias de la Iglesia. e) Discreción 8. DESDE LA ORACIÓN Y CON MIRAS A LA ORACIÓN. No podemos pasar por alto un último punto. En las cartas nos encontramos con un hombre que ora. No habría porqué esperar en ellas fórmulas de oración; sin embargo, las encontramos en casi todas las cartas de Francisco. IV. RESUMEN CONCLUSIVO A modo de introducción se ha intentado presentar el contexto y los modelos que pudieron influir en el apostolado epistolar de San Francisco. Sobre el trasfondo de su auto denominación de «ignorante e idiota», sorprende tanto la cantidad como el contenido espiritual y teológico a menudo profundo de sus cartas. Sólo una ha llegado hasta nosotros en su manuscrito original; algunas otras se han conservado sólo en transcripciones; otras han sido transmitidas en citas de las fuentes más antiguas o conocemos su contenido por esas mismas fuentes, mientras que otras se han perdido irremediablemente. Tras echar una rápida ojeada al «material epistolar», Los escritos: Tienen un mensaje, y es un proyecto, una cierta concepción de lo real, una visión global de Dios, del hombre, del mundo, así como la propuesta de un itinerario (en la vida Cristiana diríamos una espiritualidad). Pero hemos centrado nuestra atención en el autor, más concretamente, en la persona que en las cartas se revela. Es una persona llena de contrastes que tras un estudio más atento, aparece como una unidad PAZ Y BIEN Los signos y símbolos son entidades semióticas, con propiedades diferenciadas. Un signo se da por la relación semiótica de lo designado, el designante y la representación; mientras que un símbolo es una representación gráfica que puede ser parte del signo. Ambos transmiten ideas en las culturas prealfabetizadas o prácticamente analfabetas. Pero su utilidad no es menor entre las verbalmente alfabetizadas: al contrario, es mayor. En la sociedad tecnológicamente desarrollada, con su exigencia de comprensión inmediata, los signos y símbolos son muy eficaces para producir una respuesta rápida. Su estricta atención a los elementos visuales principales y su simplicidad estructural, proporcionan facilidad de percepción y memoria. Un símbolo es la representación perceptible de una realidad, con rasgos asociados por una convención socialmente aceptada. Es un signo sin semejanza ni contigüidad, que solamente posee un vínculo convencional entre su significante y su denotado, además de una clase intencional para su designado. El vínculo convencional nos permite distinguir al símbolo del icono como del índice y el carácter de intención para distinguirlo del nombre. Los símbolos son pictografías con significado propio. Muchos grupos tienen símbolos que los representan; existen símbolos referentes a diversas asociaciones culturales: artísticas religiosas, políticas, comerciales, deportivas, etc. Los signos pueden ser comprendidos por los seres humanos y, algunos, por los animales; los símbolos no. Los signos señalan; son específicos de un cometido o una circunstancia. Los símbolos tienen un significado más amplio y menos concreto. Los ermitaños usaban la cruz de Cristo en la forma de la letra griega T, para la curación de plagas y enfermedades. Francisco de Asís los trató en los primeros años de su conversión. Concilio de Letrán. 1215. En su inauguración, el Papa Inocencio III invitó a todos los cristianos a la renovación personal, para ser el pueblo fiel que anunció Ezequiel: "Estamos llamados a reformar nuestras vidas, a vivir en presencia de Dios. Él nos reconocerá por el signo de la TAU, marcada sobre nuestras frentes". Francisco tomó para sí el encargo y también el signo de ese pueblo fiel a Dios. Los primeros escudos con los brazos cruzados que han llegado hasta nosotros son del siglo XV. Durante la cuarta parte de este siglo y bien entrado el XVI, la mano de Cristo, desnudo o con manga, se halla a la izquierda del que mira, mientras que la de Francisco, siempre con hábito, está a la derecha, y ambas dentro de un campo limitado por un cordón. El primer escudo del s XV tiene una cruz en la mano de Francisco. En el siglo XVI se cambia la posición a como está hoy. Posteriormente se incluirá la cruz entre los dos brazos. En algún caso ambas manos crucificadas. La difusión del escudo franciscano de los brazos cruzados de Cristo y de Francisco se lleva a cabo durante el generalato de Francisco Sansón (1475-1499), quien a través de las muchas obras de arte que encarga y dona a las iglesias de Asís, Padua, Florencia, Brescia..., hace que se convierta en el escudo propio de la Orden Franciscana. El significado del escudo es la conformidad de Francisco con Cristo: el crucificado del Alverna con el Crucificado del Gólgota. Se han fijado en las alondras del campo, que no atesoran ni poseen graneros, sino que viven de lo que Dios les da cada amanecer. Su vestimenta tiene el color de la tierra, y son así un ejemplo para los frailes de que no hay que tener ropa delicada o de colores, sino sencilla y del color de la tierra" Se conserva en Asís una túnica de Francisco, con forma de cruz y tejida con lana de color blanco y negro. Las ropas de un fraile menor eran la túnica, una capucha, una cuerda, los calzones y las sandalias. Aunque era muy próximo al vestir de los pobres de Asís, era también un distintivo de consagración a Dios. El color del hábito ha variado en el tiempo, y también su forma. Fue San Buenaventura, hacia 1260, el que pensó un hábito igual para todos los hermanos de todas las regiones que pudiera identificarlos. La Orden en Francia comenzó a usar el color marrón, que se impuso para toda la Orden en el capítulo de Asís del 1895, cuando León XIII hizo de observantes, alcantarinos, recoletos y reformados una sola Orden franciscana. Francisco caminó descalzo, siguiendo el mandato evangélico de Jesús a sus apóstoles: "no lleven sandalias para el camino..." Sólo al final de su vida uso un calzado de paño, que le hizo Santa Clara, para ocultar y proteger las llagas de sus pies. En la Regla, Francisco permite a sus hermanos calzar sandalias u otro calzado según la necesidad y la región donde vivan. Las sandalias se impusieron pronto en toda la Orden, como refleja Giotto en sus pinturas, en las que sólo Francisco va descalzo. Cuentan las fuentes franciscanas que Francisco significó su cambio de vida vistiendo un hábito de ermitaño, y tomó para ceñir su cintura una correa de cuero, al igual que los monjes benedictinos. Pero escuchando un día el Evangelio que hablaba del envío de los Apóstoles, y tras pedir al sacerdote una explicación del mismo, decidió cambiar su cinturón de cuero por una cuerda tosca y sencilla. Los biógrafos hablan de que S. Francisco ceñía su cintura con una cuerda anudada. No mencionan el número de nudos. Pero en las primeras representaciones pictóricas del Santo podemos ver lo siguiente. La tabla de San Miniato, de 1228, hoy perdida, representa a Francisco con una cuerda que lleva tres nudos. Posteriormente se añaden más nudos. Con el tiempo se ha cargado a estos nudos de un significado: cada nudo hace referencia a uno de los tres votos de la profesión de vida religiosa: obediencia, sin propio (pobreza) y castidad. Tabla Bizantina de pintor anónimo del siglo XII Asís, Iglesia de Santa Clara desde 1260. El crucifijo de San Damián es un icono de Cristo glorioso. Es el fruto de una reposada meditación, de una detenida contemplación, acompañada de un tiempo de ayuno. El icono fue pintado sobre tela, poco después del 1100, y luego pegado sobre madera. Obra de un artista desconocido del valle de la Umbría, se inspira en el estilo románico de la época y en la iconografía oriental. Esta cruz, de 2'10 metros de alto por 1'30 de ancho, fue realizada para la iglesita de San Damián, de Asís. Quien la pintó, no sospechaba la importancia que esta cruz iba a tener hoy para nosotros. En ella expresa toda la fe de la Iglesia. Quiere hacer visible lo invisible. Quiere adentrarnos, a través y más allá de la imagen, los colores, la belleza, en el misterio de Dios. El de San Damián es, se dice, el crucifijo más difundido del mundo. Es un tesoro para la familia franciscana. A lo largo de siglos y generaciones, hermanos y hermanas de la familia franciscana se han postrado ante este crucifijo, implorando luz para cumplir su misión en la Iglesia. Tras de ellos, y siguiendo su ejemplo, incorporémonos a la mirada de Francisco y Clara. ¡Si este Cristo nos hablara también hoy a nosotros! Orémosle. Está hecho de fieltro marrón sobre el que se cose unas telas o estampados que representan en el centro, dentro de un óvalo: el escudo franciscano: son los brazos de Jesús y Francisco saliendo de nubes y detrás está la Cruz, este escudo, en su parte inferior tiene cadenas, a la derecha una rama de laurel u olivo, sobre la cual hay cuatro coronas y a la izquierda la rama de olivo o laurel, sobre ella se encuentran una Mitra papal, de Obispos, arriba en el centro, un corazón dentro de una corona de espinas; fuera del óvalo, en las esquinas del recuadro, están cuatro escudos: en la parte superior izquierda uno igual al descrito dentro del óvalo; en la parte superior derecha, el de los 5 racimos de uvas, símbolo de las cinco llagas; abajo a la izquierda, un escudo con la Iglesia , abajo a la derecha, otro un escudo con la Iglesia En la otra pieza del Escapulario, que va sobre el pecho, se representa, dentro de un óvalo, la imagen de San Francisco bendiciendo con la mano derecha al Hermano León (de rodillas) y con la izquierda le da un papel, la bendición escrita especialmente para él, que aún se conserva en Asís. Sobre sus cabezas, se ven pequeños ángeles, y uno de medio cuerpo con una cítara. Fuera del oval en la esquina superior izquierda se representa la Inmaculada. Concepción y a derecha el Cristo de San Damián, en la esquina inferior izquierda San Luis IX Rey de Francia y a la derecha Santa Isabel de Hungría. En la parte inferior de este recuadro hay un rectángulo con la representación de una ceremonia en un altar, parece ser San Francisco, dos Hermanos de rodillas y fuera del altar Santos Patronos Franciscanos, de pie y de rodillas. Cada pieza estampada está rodeada por un cordón con nudos. Ambos cuadros de fieltro se unen con cintas para armar el escapulario, éstas son blancas en el período de formación y marrones cuando se hacen los votos definitivos.