LA ESCUELA DE MILETO Dentro del pensamiento griego no existía el concepto de creación. Esta idea es inconcebible, siempre tendrá que haber algo, un principio originario, material o arjé, a partir del cual aparecen las cosas. TALES DE MILETO Fundador de la Escuela de Mileto, es considerado el padre de la filosofía occidental. También destaco como matemático y astrónomo. Su afirmación de que el agua es el arjé constituye el punto de partida para una descripción natural de la Phycis. La afirmación de Tales es producto de una observación sistemática de cuanto le rodea. ANAXIMANDRO Discípulo y continuador de Tales, es el primer filósofo al que le atribuye un libro sobre la naturaleza. Aporta un avance sustancial al suponer que el arjé no puede ser ningún elemento concreto, sino el apeirón, es decir, lo ilimitado o indeterminado. La realidad tiene un carácter cíclico, pues todo emana del apeirón y todo vuelve a él. Cabe destacar la existencia de un primer rudimento de evolucionismo en la descripción que hace Anaximandro del origen de los seres vivos. ANAXÍMENES Anaxímenes se caracteriza por la vuelta al arjé infinito pero concreto, el aire. Precisó el proceso físico por el cual el aire se transforma en todas las cosas, y éstas, se convierten en aire. Se trata de un doble proceso de rarefacción y condensación. Este experimento nos muestra la nueva actitud empírico−racional que toman los primeros filósofos al tratar de explicar los fenómenos naturales a partir de las causas naturales. Todo lo comprobaba empíricamente. EL PROBLEMA DEL CAMBIO EN LA NATURALEZA: HERÁCLITO Y PARMÉNIDES. Las concepciones de Heráclito y Parménides representan formas opuestas de concebir la naturaleza y su dinamismo: el primero parte de lo que los sentidos nos muestran; el segundo, nace de los argumentos establecidos por la razón. HERÁCLITO: EL CAMBIO. Heráclito acepta la validez de los sentidos como punto de partida, pero afirma que la verdadera realidad sólo es accesible a la razón. Todo en la naturaleza está en movimiento, todo es devenir, todo fluye. Así, la naturaleza se muestra a la razón como unidad de contrarios, lo que produce un permanente cambio que da lugar a lo que vemos. El planteamiento dialéctico de Heráclito será recogido por Hegel en el siglo XIX. PARMÉNIDES: LA IDENTIDAD. Parménides proclama que la razón es el único camino para alcanzar la auténtica realidad. Lo que propone este filósofo es que lo existente es el ser. Para Parménides, la exigencia de la razón obliga a admitir como verdadero únicamente lo inmutable. 1 El camino seguido es el de mantenerse dentro del rigor de la deducción lógica a partir del principio de identidad. El planteamiento de la identidad sostenido por Parménides se encuentra en Platón y, a través de él, aparecerá en la filosofía cristiana y en toda la ontología occidental. LA MATEMATIZACIÓN DE LA NATURALEZA: LOS PITAGÓRICOS. Pitágoras de Samos propuso en el siglo VI a.C. un modelo de interpretación de la naturaleza. Para sus seguidores, los pitagóricos, lo que permite acceder al conocimiento de la naturaleza es la razón, entendida de uniforma particular, en cuanto razón matemática. Estos números son los verdaderos principios de la naturaleza, en la que todo sería proporción y armonía, de ahí el cosmos. Según los pitagóricos, los números no eran puras abstracciones o meros signos, sino que tenían entidad material, lo que les llevaba a identificarlos con los elementos geométricos. La correspondencia entre los números y la constitución de las cosas y el movimiento inicia el camino de aplicación de las matemáticas al estudio de la naturaleza. Influyen en Platón y en las investigaciones renacentistas de Kepler y Galileo. LOS FILÓSOFOS PLURALISTAS: EMPÉDOCLES, ANAXÁGORAS Y DEMÓCRITO. La explicación monista que proporcionan los primeros filósofos presentaba un obstáculo: como un solo principio o elemento podía convertirse en todas las cosas. Se trata del problema de lo uno y lo múltiple. Para esto aparecieron nuevos sistemas explicativos. EMPÉDOCLES Procedente de las colonias de la Magna Gracia, afirma que existen cuatro elementos en todas las cosas: agua, aire, fuego y tierra. Cada una de éstas es eterna e imperecedera y constituyen la esencia última de la realidad. La multiplicidad puede explicarse por la acción conjunta de dos fuerzas cósmicas de signo contrario, Amor y Odio y los cuatro elementos. Surge así una concepción cíclica de la Naturaleza, donde el predominio alterno del odio y el amor hace que los elementos se unan y se separen, mezclándose de distintas formas y dando lugar a un eterno retorno de lo uno a lo múltiple y viceversa. ANAXÁGORAS. Propone una teoría pluralista según la cual todo procede de la mezcla de innumerables elementos a los que denomina semillas. Estas son a su vez infinitamente divisibles y cualitativamente diferentes. Con todo la aportación mas esencial de Anaxágoras es la introducción del Nous, una especie de inteligencia ordenadora, externa a la materia, que pone en movimiento las partículas seminales y produce las distintas mezclas y divisiones que dan lugar a todos los seres. LOS ATOMISTAS: LEUCIPO Y DEMÓCRITO. Los llamados atomistas afirman la existencia de partículas indivisibles (átomos), cualitativamente idénticas, pero cuantitativamente distintas que por agrupación darían lugar a los distintos cuerpos. Según Demócrito, los átomos se desplazan por el vacío y en el se encuentran espontáneamente y así se constituyen los distintos seres. Bastan tres elementos para explicar la complejidad del universo: átomos, espacio vacío y movimiento. La influencia del atomismo está muy presente en el pensamiento posterior. AMBIENTE SOCIO CULTURAL DE LOS SOFISTAS Y SÓCRATES. 2 Hacia mediados del siglo V a.C., al mismo tiempo que la filosofía de la naturaleza inicia su ocaso, surge en Atenas, un movimiento filosófico cuyo centro de interés se desplaza de la Phycis a la polis, y a todo cuanto en ella acontece. Se trata de los sofistas. Estos desarrollan su actividad en Atenas en la segunda mitad del siglo V a.C. LOS SOFISTAS: MAESTROS DE ARETÉ. El termino sofistas deriva de la palabra griega sofos que significa sabio. Este termino servia para designar a aquellos maestros del saber que se dedican a enseñar a otros cobrando como quien ejerce otro oficio. LA IMPORTANCIA DE LOS SOFISTAS. La labor intelectual de estos sabios esta dirigida a satisfacer la demanda de los ciudadanos. A diferencia de los sabios tradicionales, los sofistas hacen su entrada en la vida social como maestros de cultura y de virtud capaces de hacer prevalecer sus opiniones gracias a su ciencia y a su arte de la oratoria y del discurso. RASGOS CARACTERISTICOS DE LA SOFISTICA. Los sofistas no constituyen una única escuela sino un movimiento integrado por numerosos sabios que comparten convencimientos comunes: • Preocupación humanista • Actitud critica ante las instituciones. • Escepticismo respecto a la capacidad del entendimiento humano. • Relativismo ante la verdad y los valores morales. • Confianza en la educación y en el valor de la retórica y la dialéctica. • Exigencia de pago por su servicio. LA POLÉMICA PHYSIS−NOMOS. La sociedad griega venia aceptando la existencia de la naturaleza como generadora de un saber, de unos valores y de unas leyes universalmente válidas. La originalidad de los sofistas reside en poner en duda que las cosas que habían sido aceptadas como originadas por una ley natural sean realidades puramente convencionales. Los sofistas plantean la necesidad de discutir y distinguir entre lo que es naturaleza o ley natural (Phycis), y lo que es puro convencionalismo o ley humana (nomos). Esta discusión afectaba a las leyes que regían la ciudad. SÓCRATES: LA RELACION FRENTE A LOS SOFISTAS. Ambos tienen muchas cosas en común. Estudian los mismos problemas y viven las mismas preocupaciones sociales y políticas. Sócrates podía ser confundido por un sofista más pero tanto en su método como en sus doctrinas es totalmente contrario. EL PROYECTO SOCRÁTICO. Mientras que los sofistas cobraban por enseñar, Sócrates alardeaba de su pobreza. Comparte con los sofistas la idea de bondad natural del hombre, así como su confianza en la razón y la necesidad de fundamentar la practica política en bases racionales. Crítica al relativismo de los sofistas. 3 Afirma Sócrates la necesidad de recuperar el diálogo. Para ello se impone una seria reflexión sobre las cosas para buscar su logos; es preciso un conocimiento que nos permita definirlas, decir lo que las cosas son. Mantiene un convencimiento profundo en la existencia de la verdad de valor universal no sujeta a las variables del individuo y de las cosas. A esta afirmación le lleva tanto la razón que posee cada uno como el sentido que para él tiene e sentido de los dioses. Esta voluntad de los dioses avala también la existencia de valores absolutos apoyados tanto en su racionalidad como en esa voluntad divina. Por otra parte, no acepta la escisión entre lo individual y lo colectivo, afirmando que el bien del individuo y de la sociedad de la que forman parte debe coincidir. LA ÉTICA, TAREA FUNDAMENTAL. Sócrates centro su investigación sobre las cuestiones éticas. Afirma que la sabiduría que sirve al hombre no le va a venir de fuera, sino del propio hombre, de su mente, de su nous. La razón estriba en que el hombre es un ser moral. A Sócrates le interesa únicamente la discusión que tenga por objeto el conocimiento de lo bueno y de lo malo, de la justicia y de la virtud. La búsqueda de la esencia. Sócrates coincide con los sofistas. Establece su reflexión desde las situaciones ordinarias que vive el hombre. Pero en Atenas se había llegado a una situación en la que la verdad sobre las cosas se identificaba con la verdad de las opiniones sobre las cosas. Como las opiniones eran muchas prevaleció el convencimiento relativista de que lo que era cada cosa dependía de la visión que cada una tuviese de la realidad. Por este motivo Sócrates quiere partir de las cosas, tal como las descubre cada hombre con la razón. Hay que aplicar la razón al descubrimiento de lo que son las cosas, de su esencia. EL INTELECTUALISMO MORAL. Conseguir definir los conceptos morales es para Sócrates la condición indispensable para restablecer la comunicación y hacer posible el diálogo y el acuerdo. Pero para él existe otra razón más de esta necesidad: hacer posible la conducta y la educación moral del hombre. Este punto de vista se denomina intelectualismo moral y podríamos definirlo como aquella teoría filosófica moral según la cual el saber y la virtud coinciden. Según Sócrates una mala conducta moral es un error de conocimiento, fruto de la ignorancia. Para Sócrates obrar el mal es siempre involuntario ya que entiende que existe en nosotros un deseo tan arraigado del bien y de la felicidad que uno, cuando obra mal, al menos durante un tiempo tiene que engañarse e el sentido de considerar que aquello es bueno. EL MÉTODO SOCRÁTICO. Sócrates decía que ejercía ayudando a que los hombres dieran a luz. Esto encierra tanto una determinada manera de entender el saber como la función de la enseñanza y el camino o medio para acceder a la verdad de las cosas. La verdad la lleva cada uno en sí mismo y tiene que descubrirla, desde fuera sólo cabe que le ayuden a descubrir la verdad de la que es portador. La mayéutica como método socrático consta de dos momentos o partes: negativa y demoledora la primera, constructiva y positiva la segunda. La primera parte consiste en poner al interlocutor en el aprieto de reconocer su ignorancia y, así, disponerlo a buscar la cosa que ignora y aceptar la ayuda que se le ofrece. Una vez que el interlocutor reconoce su limitación y acepta la ayuda, la investigación prosigue mediante la constante aplicación del razonamiento expresado en el diálogo. El diálogo bien levado desemboca en el 4 descubrimiento de la definición acertada de lo que se busca. El resultado de la mayeútica: la definición. La discusión irá poniendo de manifiesto la relatividad y parcialidad de las opiniones particulares y la necesidad de buscar en lo que todos coinciden. Esta parte conduce a la definición: es verdadero lo que aparece a todo como verdadero; con ello se supera el relativismo de las opiniones De esta manera, el acuerdo al que se llega después y como consecuencia del diálogo que adquiere el valor universal frente a la opinión e interés particular. Y es ese concepto universal el que deberá tomarse siempre en consideración. 5