Breve reflexión:

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Celebración penitencial
MONICIÓN:
Dialogado (si es posible):
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3.
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3.
Hoy venimos a celebrar el sacramento de la reconciliación, pero la verdad es
que ¿por qué hay que pedir perdón al Señor, aquí y ahora?
Pues muy sencillo, porque estamos en adviento y todos los años lo hacemos.
Eso no me vale, porque hace 50 años a los niños los castigaban de rodillas
porque siempre se había hecho y ahora no se hace.
Pues ahora que lo dices, ¿por qué será?
pues muy sencillo, porque el niño que va a nacer quiere traernos la paz, la
alegría, el amor de verdad, y todo eso no puede llegar si se encuentra con
demasiadas dificultades.
Y esas dificultades, ¿qué son, nuestros pecados?
Eso debe ser.
Dios, nuestro Padre, está deseando que seamos felices y sufre cada vez que
uno de nosotros hacemos algo que no está bien, ya sea hacerle pasar un mal
rato a un compañero, enfadarnos con los amigos, no hacer caso a nuestros
padres o hacernos daño a nosotros mismos, no estudiando u otras cosas.
Pero en el fondo, ¿Para qué sirve confesarse? Porque es que a mí me da un
montón de vergüenza.
A mí me ayuda a querer ser mejor, a fijarme algo más antes de decir las cosas de
cualquier manera. En el fondo, pensar más en lo que hace felices a los demás, a
mí me hace feliz.
Y Dios así, ¿Se pone contento?
2.
3.
Yo creo que sí, si no ¿para que Jesús iba jugándose el tipo, perdonando los
pecados a quienes deseaban ser mejores?
Además, como a Jesús, nos da la fuerza necesaria para cambiar aquello que
queramos.
MONICIÓN ALTERNATIVA:
Hoy venimos a celebrar el sacramento de la reconciliación, pero no porque toque,
sino porque el niño que va a nacer quiere traernos la paz, la alegría, el amor de
verdad, y todo eso no puede llegar si se encuentra con demasiadas dificultades. y
esas dificultades, son nuestros pecados.
Dios, nuestro Padre, está deseando que seamos felices y sufre cada vez que uno de
nosotros hacemos algo que no está bien, ya sea hacerle pasar un mal rato a un
compañero, enfadarnos con los amigos, no hacer caso a nuestros padres o
hacernos daño a nosotros mismos, no estudiando u otras cosas.
A veces nos da vergüenza y decimos que ya hablamos con Dios, que no hace falta
este sacramento, pero cuando nos confesamos, nos sentimos más fuertes para
querer ser mejores, fijarnos algo más antes de decir las cosas de cualquier manera.
Y esto no es una simple sensación, si no que con este sacramento, recibimos de
Dios, a través del sacerdote, la fuerza que nos falta para que esto sea posible.
LECTURA: Jesús charla con Zaqueo
En aquel tiempo, Jesús entró en Jerícó y empezó a atravesar la ciudad. En esto, un
hombre llamado Zaqueo, que era jefe de recaudadores y además rico, trataba de
distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura.
Entonces se adelantó corriendo y, para verlo, se subió a una higuera, porque iba a
pasar por allí. Al llegar a aquel sitio, levantó Jesús la vista y le dijo:
-Zaqueo, baja en seguida, que hoy tengo que alojarme en tu casa.
El bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver aquello, se pusieron todos
a criticarlo diciendo:
-¡Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador!
Zaqueo se puso en pie y dirigiéndose al Señor, le dijo:
-La mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres, y si a alguien he
extorsionado dinero, se lo restituiré cuatro veces.
Jesús le contestó:
-Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también él es hijo de Abrahán.
Porque el Hombre ha venido a buscar lo que estaba perdido y a salvarlo.
Palabra del Señor

Homilia:
Examen:
¿Soy fiel con mis estudios y responsabilidades?
¿Hay alguien a quien debo pedir perdón?
¿Hay alguien a quien debo perdonar?
¿He sabido devolver bien por mal, o soy vengativo y rencoroso?
¿Soy solidario, servicial, comprensivo?
¿Sé escuchar y dialogar, o siempre quiero salirme con la mía?
¿Cómo reacciono ante situaciones de injusticia?
En casa, con los amigos, ¿soy motivo de discordia o fuente de paz?
¿Soy respetuoso y tolerante con los demás?
¿Cómo empleo mi dinero? ¿Soy austero en mis gastos?
¿Soy capaz de renunciar a comprar algo, incluso necesario, para ayudar a los
pobres?
¿Soy solidario? ¿Busco fácilmente excusas para no colaborar?
¿Tengo en cuenta a los pobres y necesitados, a los cercanos y a los lejanos?
Escribo en un papel, aquello por lo que quiero pedir perdón al Señor.
Este papel, se puede echar en una palangana y romperse como símbolo de que
nuestros pecados están perdonados.
Peticiones de perdón
-
Después de cada petición contestamos todos: Perdón, Señor, Perdón”
Por nuestros pecados contra la justicia, por acción u omisión
Por nuestra falta de solidaridad.
Por nuestros gastos superfluos.
Por nuestra vida consumista.
Por nuestra indiferencia hacia los demás.
Por nuestro rechazo al pobre.
Por nuestras ansias de tener y de placer.
Por nuestro egoísmo.
Preces
Señor, te pedimos:
- Un corazón misericordioso, como el tuyo.
- Que tengamos actitud de servicio y ayuda.
- Capacidad para compartir, aun de aquello que necesitamos.
- Capacidad para escuchar.
- Fortaleza para denunciar las injusticias.
- Que sepamos encontrarte en el pobre y en el que sufre.
- Abrirnos de verdad a tu venida.
- Que sepamos empobrecernos para que otros se enriquezcan.
Terminamos juntos, diciendo la oración que Jesús nos enseñó.
Oración final:
Ya es hora de abrir los ojos y ver la luz.
Ya es hora de levantarse.
Ya es hora de percibir lo nuevo.
Ya es hora de descubrir la presencia de Dios y de hacerle un sitio.
Ya es hora de decir sí a Dios.
Ya es hora de dejar atrás el pesimismo.
Ya es hora de poner la mano en las obras del reino y comprometerse un poco más.
¿No veis que Dios lo llena todo?
¿No veis que Dios está naciendo en cosas sencillas?
¿No sentís que todo habla de Dios?
¿No sentís que Dios está llamando a la puerta?
¿No sentís que Dios tiene un sitio aquí?
¿No sentís su brisa, su trueno, su voz…
Material elaborado por el departamento de pastoral
Adviento 2008
Colegio San José (Esclavas)- Cádiz
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