220 - El Periodismo en las crisis humanitarias: una aproximaci n a su estudio en prensa espa ola , Alberto Isaac Ard vol Abreu, Universidad de La Laguna

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Actas – III Congreso Internacional Latina de Comunicación
Social – III CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2011
El Periodismo en las crisis humanitarias: una aproximación a su estudio
en prensa española
Alberto Isaac Ardèvol Abreu – Universidad de La Laguna – alber@ardevol.es
La cobertura de las crisis humanitarias y de las catástrofes que, en ocasiones,
las originan, ha estado presente desde los orígenes del Periodismo. Ya en los
siglos XV, XVI y XVII en Europa podemos encontrar textos de este tipo, aunque
quizá más relacionados con las catástrofes en cuanto a sucesos puntuales que
con las crisis en cuanto a procesos más dilatados en el tiempo. Y es que la
temática abordada en algunas publicaciones de la época incluía sucesos
extraordinarios y catástrofes de todo tipo. Hablamos de las relaciones de
sucesos y de los canards, que, junto a los libelos, preceden históricamente a
las publicaciones periódicas o, lo que es lo mismo, al Periodismo.
En muchas ocasiones, las relaciones relataban catástrofes naturales o
guerras: lo comprobamos en algunos títulos que hemos podido recopilar,
recogidos en las reproducciones de relaciones de Ettinghausen (1995):
- Espantoso hvracan qve vino sobre la vlla de Çafra. (Sevilla, 1624).
- Tragico svceso de la invndacion del Tormes en la Ciudad de Salamanca.
(Salamanca, ¿1626?).
- Copia de vna carta... de Seuilla... Dasse quenta del estrago que hizo en
aquella ciudad y su comarca el Rio Guadalkiuir. (Salamanca, 1626).
- Relacion verdadera... del espantoso incendio de fuego, sucedido en la
montaña de Soma. (Barcelona, 1632).
- Relacion verdadera, en qve se declara los temblores, y vracanes que ha
auido en la montaña de Soma. (Calatayud, 1632).
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La cobertura periodística de las catástrofes y de las crisis ha cambiado
mucho desde entonces, aunque podemos encontrar alguna similitud que ha
resistido al paso de los siglos. Pese a que las crisis humanitarias no
constituyen de modo alguno material para ser tratado exclusivamente como
suceso, lo cierto es que en muchas ocasiones los medios desatienden el
proceso y dan un tratamiento a este material que no ofrece la contextualización
y la profundización necesaria. En otras palabras, los medios tienden a reflejar
las situaciones de crisis humanitaria sólo cuando sobreviene una catástrofe
que causa un elevado número de muertes o afectados (desplazados, personas
que han perdido su hogar, enfermos, víctimas de hambrunas…), especialmente
si se dispone de material visual o audiovisual impactante. Otros factores que
inciden en la cantidad y la calidad de la cobertura mediática son la importancia
política del país que sufre la crisis o la facilidad para desplazarse hasta el lugar
de los hechos. Las situaciones crónicas, por tanto, quedan desatendidas en
favor de estas otras más agudas.
La propia definición de crisis humanitaria1 pone de manifiesto que en
numerosas ocasiones estos sucesos catastróficos se producen en lugares en
los que existen procesos sociopolíticos y económicos que originan una
desprotección previa, un Estado débil y una situación de pobreza generalizada.
No es que en los países desarrollados no se produzcan catástrofes y crisis
humanitarias (recordemos el reciente terremoto y tsunami de Japón o el
huracán Katrina en Estados Unidos), sino que, generalmente, la situación
previa (infraestructuras, preparación de la población) y la respuesta ante el
evento (fundamentalmente por parte de los Estados) disminuyen sus efectos,
convirtiéndolos en situaciones agudas.
1
El informe Alerta 2010 (Escola de Cultura de Pau, 2010: 115) define crisis humanitaria como
“aquella situación en la que existe una excepcional y generalizada amenaza a la vida humana,
la salud o la subsistencia. Tales crisis suelen aparecer dentro de una situación de
desprotección previa donde una serie de factores preexistentes (pobreza, desigualdad, falta de
acceso a servicios básicos), potenciados por el detonante de un desastre natural o un conflicto
armado, multiplican sus efectos destructivos”.
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El predominio de la televisión y, más recientemente, de los medios
online, conjuntamente con las restricciones presupuestarias en la elaboración
de mensajes informativos, han llevado a un menor interés por la
contextualización y profundización en la información y a una atención cada vez
mayor a la escenificación y al modo de difusión. La preeminencia de la imagen,
la tendencia constante a la espectacularización de los contenidos, la
presentación maniqueísta de los acontecimientos y el empleo de estereotipos
no afectan sólo a las informaciones sobre crisis humanitarias, aunque sí lo
hacen de manera especial. Como consecuencia, el tratamiento de las crisis
resulta incompleto y superficial, resaltándose sólo un puñado de crisis entre
todas las existentes y primando los encuadres noticiosos sobre conflicto e
interés humano. Kapuscinski (1998) lo resume así:
Los mecanismos de lucha contra el hambre, en tanto que calamidad
imprevista y puntual, son relativamente eficaces. Para ello se utilizan los
excedentes alimentarios de los países ricos y se envían masivamente
donde hay necesidad. Son estas operaciones de lucha contra el hambre,
como las de Sudán o Somalia, las que nos presentan las pantallas de
televisión. Sin embargo ni una sola palabra se pronuncia sobre la
necesidad de erradicar la miseria mundial.
En la ayuda humanitaria, como en cualquier otra esfera de actividad, los
medios económicos y humanos son limitados, y destinarlos a un lugar implica
no poder destinarlos a otros. Todos los actores humanitarios consideran al
sistema mediático como un factor a tener muy en cuenta en su trabajo pues, a
menudo, lo que no se refleja en los medios no existe para la sociedad ni para
los gobiernos. Una información completa y adecuada sobre las situaciones de
crisis resulta fundamental tanto en las sociedades que la están sufriendo como
en el resto del mundo. Si aceptamos el papel de los medios de comunicación
como informadores y formadores, podemos afirmar que un adecuado
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conocimiento sobre las catástrofes y crisis humanitarias contribuirá a
desarrollar unas relaciones internacionales más justas y solidarias, así como a
tomar conciencia de los propios riesgos y de la necesidad de su gestión, para
crear entornos más seguros.
La capacidad de influencia de los medios en este tipo de acontecimientos
puede ser alta: en 1992, tras la intervención militar en Somalia por parte de
Estados Unidos, se acuñó el término “efecto CNN” para referirse a esta
habilidad de los medios de comunicación para movilizar recursos a favor de un
país en situación de crisis. Esta cobertura puede resultar decisiva para la
implicación de los llamados “actores humanitarios”2 en la crisis, sobre todo
cuando hablamos de hechos en los que se vislumbra con claridad un
planteamiento, un nudo y un desenlace, como los que son consecuencia de un
desastre natural.
Esta relación cobertura mediática / movilización de actores humanitarios
es, no obstante, compleja, y en crisis con muchas partes implicadas, difíciles de
explicar en una noticia de un minuto o en una columna, o con una evolución
larga, la cobertura mediática no asegura una intervención rápida. Como
sostiene Ciancio (2007), las emergencias de Iraq, Palestina o Afganistán son a
la vez las más cubiertas por los medios y las más enconadas, aquéllas en las
que las soluciones políticas no llegan y la situación de los civiles empeora día a
día.
Aplicar una política (o dejar de aplicarla) con la oposición férrea de una
mayoría social es, al menos, complicado. Y es aquí cuando vuelve aparecer el
viejo debate entre los que piensan que los políticos utilizan al sistema
mediático para implementar sus políticas con el beneplácito de la ciudadanía y
los que creen que el poder real reside en los medios, que presionan a la clase
política y determinan su comportamiento. Lo que resulta indudable es que
quien controla el discurso mediático controla, al menos en parte, la ideología de
2
En los últimos tiempos se viene produciendo un aumento de los considerados “actores
humanitarios”. Se consideran como tales organizaciones gubernamentales, organizaciones
internacionales, incluso empresas privadas y fuerzas armadas.
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los receptores y los modelos de representación de la realidad, especialmente
en aquellos acontecimientos con los que el público no tiene un contacto directo,
sino una experiencia vicaria.
Resultados provisionales: análisis de frecuencias
Para nuestro estudio hemos tomado cuatro cabeceras españolas de
información general y difusión nacional, con diferente orientación editorial: El
País, El Mundo, Abc y Público. Hemos analizado el segundo semestre de
2009, aunque los resultados que aquí se ofrecen, por ser parciales, se refieren
sólo al tercer trimestre del año mencionado. Se ha evitado deliberadamente el
año 2010, más reciente, por haberse producido el terremoto de Haití, que
habría desviado mucho los resultados, al constituir lo que los anglosajones
denominan un mega-disaster (con más de 300.000 muertos y casi dos millones
de afectados). 2009 constituye un año poco alejado de las series históricas, de
acuerdo con el informe del Centre for Research on the Epidemiology of
Disasters (CRED) (Vos et al, 2010). En el año 2009 se produjeron 335
catástrofes en todo el mundo, sin incluir las catástrofes biológicas3. Como
consecuencia de estos eventos se contabilizaron 10.655 muertes, más de 119
millones de afectados y unas pérdidas económicas superiores a los 40.000
millones de dólares. A pesar de lo elevado de las cifras, la ausencia de
catástrofes
naturales
de
impacto
extremadamente
grande
(los
antes
comentados mega-desastres) se vio reflejada en el número de muertos y
afectados, así como en las cuantía de las pérdidas económicas, en
comparación con los datos del período 2000-2008 (Vos et al, op. cit.). El evento
causante de mayor número de muertes fue el terremoto de Sumatra, el 30 de
septiembre, con 1.117 muertos y dos millones y medio de afectados.
3
El informe deja fuera del análisis las catástrofes de origen biológico, así como las
tecnológicas.
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Según el informe Alerta!4 (Escola de Cultura de Pau, 2010) 30 países
padecieron crisis humanitarias durante 2009, aunque, como veremos, no todas
recibieron la misma atención por parte de los medios de comunicación.
Considerando la muestra mencionada, hemos encontrado un total de
267 piezas informativas que se refieren a países en situación de crisis
humanitaria. Hemos considerado las noticias, los reportajes, los breves, las
entrevistas, las crónicas y las fotonoticias, descartando los géneros
tradicionalmente considerados de opinión. Hemos analizado todas las
secciones excepto Deportes y Opinión. A continuación podemos ver una tabla
de frecuencias por diario, elaborada con el programa SPSS (v. 19) para
Windows.
Tabla 1. Frecuencias por cabecera
Frecuencia
Válidos
Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
El País
52
19,5
19,5
19,5
El Mundo
63
23,6
23,6
43,1
Público
91
34,1
34,1
77,2
Abc
61
22,8
22,8
100,0
Total
267
100,0
100,0
4
El informe anual Alerta, sobre conflictos derechos humanos y construcción de la paz, se edita
desde 2002 por la Escola de Cultura de Pau. El anuario revisa el estado de la conflictividad y
de la construcción de la paz en el mundo a través de una serie de ítems de análisis que
sintetizan en un capítulo cada uno: conflictos armados, tensiones, procesos de paz, crisis
humanitarias, derechos humanos y dimensión de género en la construcción de la paz. La
Escola de Cultura de Pau es un centro de investigación adscrito a la Universidad Autónoma de
Barcelona creado en 1999 por la Cátedra UNESCO sobre Paz y Derechos Humanos de la
UAB. La URL de su sitio de internet es http://escolapau.uab.cat/ (revisado el 29 de agosto de
2011).
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Si tenemos en cuenta que el total de periódicos estudiado fue de 84 (21
por cabecera), deduciremos que el número de piezas por ejemplar estudiado
fue de poco más de tres. En la prensa más conservadora el número de piezas
ha sido muy similar, mientras que en la considerada como prensa progresista
existe una diferencia importante: 91 piezas de Público frente a sólo 52 de El
País. Cabría esperar un mejor comportamiento del diario de referencia
nacional, al menos en cuanto al número de piezas publicadas, aunque más
adelante podremos comprobar el tratamiento que se ha dado a estas piezas.
En cuanto a las crisis humanitarias de las que la prensa se ha ocupado,
podemos afirmar sin temor a equivocarnos que coexisten las “crisis olvidadas”,
junto a una representación muy elevada de algunas crisis “estrella”, que los
lectores conocen bien debido al seguimiento casi diario que de ellas se hace.
Podemos comprobarlo en la tabla mostrada a continuación, en la que el
número de casos es menor al haber excluido las piezas en las que no se habla
de un país o región concreta.
Tabla 2. Países mencionados
Frecuencia
Válidos
Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Colombia
31
12,1
12,1
12,1
Mauritania
6
2,3
2,3
14,4
Afganistán
101
39,3
39,3
53,7
Palestina
39
15,2
15,2
68,9
Iraq
11
4,3
4,3
73,2
Nigeria
4
1,6
1,6
74,7
Pakistán
9
3,5
3,5
78,2
Somalia
10
3,9
3,9
82,1
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Corea del Norte
5
1,9
1,9
84,0
R. D. del Congo
3
1,2
1,2
85,2
África (gral)
6
2,3
2,3
87,5
Zimbabwe
2
,8
,8
88,3
Sudán
7
2,7
2,7
91,1
12
4,7
4,7
95,7
Eritrea
2
,8
,8
96,5
Filipinas
5
1,9
1,9
98,4
Guinea (Conakry)
3
1,2
1,2
99,6
Yemen
1
,4
,4
100,0
257
100,0
100,0
Birmania / Myanmar
Total
De las 30 crisis humanitarias que se producían en el momento, sólo se
mencionaron 17, quedando 13 relegadas al olvido mediático. La tabla muestra
que existe una crisis “estrella”, de la que se habla a diario y que ocupa nada
menos que un 39% del total de piezas dedicadas a crisis humanitarias.
Hablamos de la crisis humanitaria de Afganistán, país en la que España
mantiene tropas “en misión de paz” enviadas por la OTAN y en la que, además,
existe una misión de asistencia de la ONU. Es una crisis que cuenta con todos
los ingredientes y valores-noticia5
para asegurarse una buena cobertura6:
5
Revisar, por ejemplo, la obra de Rodrigo (1996), Muñoz (2002), de Wolf (1987), o de
Diezhandino (1994).
6
Aunque, como explica Martini (2000: 84) los criterios de noticiabilidad varían ligeramente de
una sociedad a otra y de un medio a otro, existen una serie de valores ampliamente
compartidos en la profesión. Hablamos de criterios de selección o de valores-noticia, no
explicitadas por los medios y compartidos por las organizaciones informativas, que se enseñan
en que los primeros cursos de las facultades de periodismo. Son valores como la novedad,
actualidad, originalidad e imprevisibilidad, posible evolución futura de los acontecimientos,
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violencia, conflicto, posibilidad de explicar la crisis de manera dicotómica y
sencilla (buenos = ONU y OTAN, malos = talibanes e insurgentes) imágenes
espectaculares de manera frecuente, presencia de corresponsales y enviados
especiales de todos los grandes medios de comunicación, “cercanía” (en el
sentido de que hay españoles en el país y una fuerte implicación del mundo
occidental), declaraciones frecuentes de altos responsables políticos sobre el
tema, etc.
Tras Afganistán encontramos la ocupación de Palestina por parte de
Israel y la crisis humanitaria que esta situación provoca, que ocupa el 15% de
las piezas analizadas. El conflicto es muy largo y goza de la ventaja de ser bien
conocido por los lectores habituales de prensa, lo que le dota de cierta
familiaridad que juega a su favor a la hora de decidir incluirlo.
Además de estas dos, sólo Colombia consigue llegar al 10%, con poco
más de un 12% de las noticias publicadas. Se trata de un país con lazos
históricos con España y del que se habla fundamentalmente por el conflicto
entre grupos armados de narcotraficantes, guerrilleros, paramilitares y las
denominadas “bandas emergentes”, que obligan a la población a abandonar
sus lugares tradicionales de residencia creando un importante número de
desplazados (González, 2011). En esta época, además, se recogía el
contencioso entre Uribe y un importante número de mandatarios de América
Latina a propósito de un acuerdo con los Estados Unidos para permitir el uso
de siete bases militares colombianas a las fuerzas armadas y de inteligencia
del país norteamericano.
Del resto, sólo Iraq, Somalia y Birmania alcanzan una frecuencia de 10
(es decir, que hemos encontrado 10 piezas periodísticas). Zimbabwe, Yemen y
Eritrea mantienen una presencia testimonial, que no llega al 1%, lo que
representa entre 1 y 2 piezas (de las que, además, la mayoría son breves), por
importancia y gravedad, proximidad geográfica, cantidad de personas afectadas, jerarquía de
personajes implicados, inclusión de desplazamientos, etc. (Martini, 2000: 90) .
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lo que podríamos sumarlas a las 17 crisis olvidadas, concluyendo que sólo 10
de las 30 crisis humanitarias reciben cobertura.
Resultados provisionales: encuadres noticiosos
Tuchman (1989) describe la noticia como una ventana cuyo marco
delimita la realidad a la que tenemos acceso. El marco delimita la porción de la
realidad que vemos, impidiéndonos percibir otra y centrando, por tanto nuestra
atención en ese fragmento de realidad. Algunos aspectos serán más
prominentes que otros (mayor o menor saliencia). La ventana, además, puede
ser grande o pequeña, tener cristales claros u opacos, y proporcionarnos una
perspectiva u otra de la escena que estamos mirando. La noticia, por tanto,
será una construcción, que variará en función del encuadre que apliquemos.
Los medios no funcionarían como determinantes absolutos de nuestras
perspectivas, opiniones y representaciones de la realidad, como pretendía la
teoría de la aguja hipodérmica, pero sí nos proporcionarían un punto de vista,
una atalaya desde donde contemplar la realidad, magnificando algunos de sus
aspectos y minimizando u ocultando otros. La prensa, como el resto de los
medios de comunicación, privilegiaría con su encuadre la saliencia de ciertos
elementos de la realidad en detrimento de otros, y provocaría en sus lectores la
aprehensión de una realidad deformada y estereotípica. Además, el encuadre
es la idea organizadora de la historia, es el punto central en torno al que se
organiza la información, puesto que un conjunto de hechos aislados sin
conexión no configura una noticia (Igartua y Muñiz, 2004).
Para identificar y extraer los diferentes encuadres noticiosos en las crisis
humanitarias en la prensa hemos empleado una perspectiva deductiva,
aplicando los encuadres utilizados, entre otros, por Semetko y Valkenburg
(2000): atribución de responsabilidad, conflicto, interés humano, consecuencias
económicas y moralidad. Para ello se ha empleado la escala desarrollada por
estas autoras para medir la presencia de encuadres a través de preguntas a
las que el codificador debía responder sí o no (variables dicotómicas). Con el
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objeto de constatar la validez de los encuadres, se ha de emplear un tipo de
análisis multivariado denominado extracción de componentes principales con
rotación ortogonal, y la escala, además, ha de someterse a un análisis de
fiabilidad (Alfa de Cronbach). En nuestro estudio, y al haber analizado
solamente el 50% de la muestra prevista, no se ha realizado el análisis
estadístico, y en su lugar se ha tomado la escala validada por Semetko y
Valkenburg (op. cit.) adaptada al español por Igartua y Muñiz (2004), utilizada
también por Aruguete (2010) para medir la presencia de los encuadres
noticiosos. Adjuntamos a continuación la escala, en forma de tabla (tabla 3).
Correspondencia entre encuadres
Encuadre Atribución de responsabilidad
¿La información sugiere que algún nivel de gobierno tiene responsabilidad en el
asunto o problema?
¿La información sugiere que algún nivel del gobierno tiene la habilidad de
resolver el problema?
¿La información sugiere soluciones al tema o problema abordado?
¿La información sugiere que un individuo o grupo social tiene responsabilidad en
el asunto?
¿La información sugiere que el problema requiere una acción urgente?
Encuadre Interés humano
¿La información muestra la cara humana de un tema o problema; con un ejemplo
concreto del problema se presenta su lado más emocional?
¿La información emplea adjetivos o descripciones personales que generan
sentimientos de agravio, empatía, simpatía o compasión?
¿La información enfatiza que los individuos o grupos se ven afectados por el
asunto o problema?
¿La información se introduce en la vida privada o personal de los actores?
¿La información contiene información visual que podría generar sentimientos de
agravio, empatía, simpatía o compasión?
Encuadre Conflicto
¿La información refleja desacuerdo entre partidos políticos, individuos, grupos,
instituciones o países?
¿Algún partido político, individuo, institución o país realiza algún tipo de crítica o
reclama a otro partido político, individuo, institución o país?
¿La información se refiere a dos o más posturas alrededor de un asunto o
problema?
¿La información alude a ganadores o perdedores?
Encuadre Moralidad
¿La información contiene algún tipo de mensaje moral?
¿La información hace referencia a la moralidad, a Dios o a otros principios
religiosos?
¿La historia ofrece prescripciones sociales específicas que indican cómo se
debería actuar?
Encuadre Consecuencias económicas
¿Se mencionan ganancia o pérdidas financieras que puedan producirse en el
momento del relato o en el futuro?
¿Se alude a costes asociados al asunto o problema narrado?
¿Se hace referencia a las consecuencias económicas que puedan emerger si se
sigue o no una determinada acción?
Componente
3
4
1
2
5
0.8
-0.11
0.1
-0.4
0.10
0.74
-0.22
0.12
0.01
0.10
0.69
0.04
-0.02
0.00
0.09
0.67
0.43
-0.22
0.14
-0.07
0.26
0.04
0.01
0.04
0.02
-0.01
0.76
0.06
0.04
-0.04
-0.08
0.69
0.04
0.11
-0.03
-0.08
0.64
0.06
-0.02
-0.00
-0.17
0.61
-0.02
-0.00
-0.00
0.04
0.60
-0.06
0.07
-0.11
-0.10
0.02
0.88
-0.02
0.01
0.01
0.10
0.81
0.03
0.02
0.19
-0.04
0.77
-0.04
0.06
-0.02
0.01
0.29
0.06
-0.02
-0.01
-0.02
0.02
0.97
-0.01
-0.02
0.09
0.05
0.86
-0.03
0.01
0.07
0.04
0.68
-0.03
-0.01
-0.01
0.03
-0.02
0.81
-0.11
-0.03
-0.03
-0.01
0.73
0.23
-0.11
0.03
-0.03
0.74
Fuente: Semetko y Valkenburg (2000). Adaptada al español por Igartua y Muñiz (2004)
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Price, Tewksbury y Powers (1997) tomaron como encuadres de partida
interés humano, conflicto y consecuencias personales. Las conclusiones de
este estudio sostienen que los diferentes encuadres funcionan activando una
serie de pensamientos y disminuyendo la frecuencia de otros. Los
pensamientos de un tipo son estimulados por un encuadre, a la vez que los de
otro tipo son alejados por ese mismo encuadre (Price et al, op. cit.).
Si
extrapoláramos estas conclusiones a nuestro campo de estudio, podríamos
inferir que el predominio de encuadres como consecuencias personales
tendería a activar pensamientos relacionados con la necesidad de gestionar el
riesgo o de intervenir ante una catástrofe. El tratamiento informativo mediante
encuadres como “interés humano” o “conflicto” mitigaría este tipo de
pensamientos, y activaría otros relacionados con las disputas políticas
ocasionadas por la catástrofe o el estado de salud de los afectados. El apoyo a
un tipo u otro de políticas puede estar condicionado, consecuentemente, con
los tipos de encuadre a los que el público se vea expuesto.
Como avance de nuestro estudio, mostraremos a continuación los
resultados obtenidos en la medición del encuadre “interés humano” que, de
acuerdo a los estudios mencionados, puede alejar el pensamiento de los
lectores de la necesidad de intervenir en la crisis humanitaria (ya sea a través
de participación en ONG o en proyectos de cooperación internacional,
donaciones a organismos que gestionen las crisis o mediante presión social
para forzar a los diferentes responsables políticos a tomar decisiones). De
acuerdo a Semetko y Valkenburg (op. cit.), este encuadre presenta un
problema o situación desde su cara más humana o desde un ángulo
emocional. También se ha denominado encuadre “impacto humano”. En los
entornos competitivos, donde audiencia y publicidad resultan imprescindibles,
encuadrar la noticia desde esta perspectiva permite capturar el interés de los
públicos.
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Los valores del encuadre se han calculado pasando a cada pieza las
cuestiones de la escala anterior, en el apartado correspondiente a “interés
humano”. Como son 5 cuestiones, y cada una puede puntuar 0 (la cuestión se
responde con un “no”), 1 (la cuestión se responde con un sí, y podemos
comprobarlo en el texto 1 vez) ó 2 (la cuestión se responde con un sí, y
podemos comprobarlo en el texto 2 ó más veces), cada pieza podrá puntuar
globalmente entre 0 (ninguna presencia del encuadre) y 10 (máxima presencia
del encuadre). De acuerdo a este método, hemos calculado la puntuación
media de las noticias en cada periódico, como mostramos en la siguiente tabla.
Tabla 4. Contingencia Diario / Interés humano
Punt. media
Diario
Número de piezas
El País
4.46
52
El Mundo
4.01
63
Público
3.63
91
Abc
3.73
61
49
267
Total
De acuerdo con estos datos, el diario El País es el que obtiene los
valores más altos en el encuadre “interés humano”, y Público los más bajos.
Curiosamente, la puntuación obtenida en este encuadre se relaciona con la
difusión de cada cabecera en el período estudiado, de acuerdo a los datos de
la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD)7. Así, El País fue el periódico
con una mayor difusión promedio en 2009 (391.816 ejemplares). Por detrás, El
Mundo, con 300.030 ejemplares. Le sigue el conservador Abc, con 256.651 y
en último lugar, Público, que pese a ser el que menos uso hace del encuadre
(o quizá por eso) se queda con 74.084. La siguiente tabla muestra el origen de
la tabla 4, mostrando el número de piezas encontradas para cada puntuación
(de 0 a 10), por cabeceras.
7
Datos tirada y difusión proporcionados por la OJD el 27-09-2011, en conversación telefónica,
pues en el sitio de Internet www.ojd.es sólo están disponibles para abonados).
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Tabla 5. Contingencia Diario / Interés Humano
Recuento
Puntuación Interés Humano
Diario
Total
0
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Total
El País
7
1
5
6
5
6
9
8
3
1
1
52
El Mundo
10
2
7
6
12
11
5
5
4
1
0
63
Público
18
6
5
12
17
8
12
8
3
1
1
91
Abc
14
3
5
9
3
5
10
8
1
3
0
61
49
12
22
33
37
30
36
29
11
6
2
267
Conclusiones
El tratamiento que los principales periódicos de nuestro país dan a las
crisis humanitarias es muy heterogéneo, estableciéndose un star system en el
que tres países (Afganistán, Palestina y Colombia) ocupan más de un 66% de
las piezas periodísticas encontradas. Dentro de este star system existen,
además, diferencias entre los tres países, ocupando Afganistán el primer
puesto, a mucha distancia de Colombia y Palestina.
De los 30 países en situación de crisis humanitaria en el momento del
estudio, 17 no aparecieron en ninguna ocasión, y 3 lo hicieron en 1 ó 2 piezas.
Dos terceras partes de las crisis humanitarias del mundo son olvidadas por la
prensa española, con las repercusiones que tal invisibilización tendrá sobre
esos países.
En cuanto al empleo del encuadre noticioso “interés humano”, el diario
progresista Público, el de menor difusión entre los cuatro, es el que ha obtenido
puntuaciones más bajas, en contraste con El País, que obtiene las más altas.
Este tipo de encuadre (junto al de “conflicto”, aún no estudiado en nuestra
muestra) tiene por objetivo llamar el interés de las audiencias, dificultando la
comprensión de los asuntos en toda su complejidad.
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