Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 El periodista ante los modelos de negocio emergentes en la comunicación: entre la precariedad laboral y las nuevas fórmulas organizativas para los profesionales del sector Cristina Prieto Sánchez – Universidad de Málaga – cpcristinaprieto@gmail.com Resumen: La profesión periodística vive uno de sus peores momentos económicos y de credibilidad. Los modelos de negocio existentes han encontrado la excusa perfecta con la crisis económica para reducir sus plantillas y precarizar aún más el trabajo de los profesionales entre los que las irregularidades laborales, lejos de desaparecer, forman ya parte del día a día de las redacciones. Ni las organizaciones profesionales del sector ni los sindicatos mayoritarios han sabido poner freno a la ilegalidad contractual en la que se mueven miles de periodistas atrapados en la economía sumergida y con unos salarios cada vez más miserables. En 1994 se constituye en Cataluña el primer sindicato de periodistas ante la alarmante escalada de precarización en el sector y, tras asentarse este nuevo modelo en el noreste de España, su experiencia se ha trasladado a otras seis comunidades autónomas con la constitución de sindicatos profesionales de periodistas en Madrid, Andalucía, La Rioja, Baleares, Galicia y Canarias. Con un discurso alejado de los marcados por las cúpulas dirigentes de las grandes centrales aplicado a cualquier actividad laboral –que poco o nada tiene que ver con las singularidades del trabajo en prensa- los sindicatos de periodistas llegan a las redacciones desde la libertad que ofrece la independencia de cualquier partido político y una acción sindical renovada en la que se combina la defensa lo laboral y lo profesional para devolver a la ciudadanía su derecho a recibir información veraz y honesta. Palabras clave: Periodistas, precariedad, sindicatos, medios de comunicación, crisis ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 1 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 1. Introducción La crisis económica que vive España desde hace cinco años ha terminado de dar la puntilla a la profesión periodística. Situaciones enquistadas en las redacciones como los falsos colaboradores, los periodistas “a la pieza”, la ausencia de contratos escritos o el abuso de los becarios se han agravado aún más ante las pérdidas económicas registradas en muchos medios. En los últimos quince años, se asistió “a una expansión del sistema de medios, en parte artificial, vinculada a las tensiones de la vida política y a la permisividad ante soluciones carentes, muchas veces de lógica comunicativa y profesional (Díaz Nosty, 2011: 20)” que ha llevado al sector no sólo a una pérdida de puestos de trabajo muy importante, sino a una merma de credibilidad que será difícil volver a recuperar tal y como se está planteando el negocio de la comunicación en estos momentos. Movidos por los excedentes del negocio inmobiliario, proliferaron “chiringuitos mediáticos” que ni reforzaron la conciencia crítica de los periodistas ni mejoraron sus condiciones de trabajo. Si a esta circunstancia se suman las tres características apuntadas por Ignacio Ramonet para la información en estos momentos -su abundancia, su rapidez y la carencia de valor en sí misma al haberse convertido en una simple mercancía- el cóctel resulta explosivo. Estas circunstancias han encontrado, además, una profesión completamente desregulada y carente de un texto legal que establezca las condiciones en las que debe ejercerse la profesión, determine quién está facultado para ello, fije las obligaciones y los derechos de los profesionales y establezca un régimen de sanciones para aquellos que no cumplan con los principios éticos y deontológicos de la actividad. Derogado, en parte, el Estatuto de 1967 (Escobar Roca, 2002) –que fue redactado al margen de la profesión por técnicos y funcionarios del Ministerio de Información y Turismo- y suprimida la Ordenanza Laboral por la que se regía el trabajo en las redacciones, hoy no hay ninguna regulación legal del ejercicio del periodismo. Se puede decir, sin temor a exagerar, que la profesión periodística se encuentra hoy en un páramo en el que sus profesionales vagan sin expectativas de poder ejercer su trabajo con unas mínimas condiciones ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 2 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 laborales que les hagan dignos merecedores de ser los transmisores del derecho a la información de la ciudadanía, un principio básico del que intentan también adueñarse propietarios y directores de los medios de comunicación. Por otra parte, del gran boom mediático de finales de los 90 se ha pasado a un continuo cierre de cabeceras, televisiones y radios. 2. Más precariedad y menor calidad La situación económica ha desplomado los sueldos entre los periodistas, tanto de los profesionales que desarrollan su labor en medios escritos, como de aquellos que prestan sus servicios en plataformas digitales, radios o televisiones, especialmente las de ámbito local. No es difícil encontrarse hoy ofertas que rozan la esclavitud, muchas de ellas recogidas en el perfil de Facebook Gratis no Trabajo, creado en 2012 para denunciar a las empresas que no pagan después de haber realizado el trabajo encargado o aquellas que ofrecen sueldos de miseria (recientemente un diario de tirada nacional ofrecía un euro por información a sus colaboradores). La ausencia de convenios colectivos en muchos medios ha favorecido todas estas situaciones. Los llamados colaboradores –en realidad, en muchas ocasiones redactores sin contratos formalizados- los periodistas “a la pieza” (modalidad de trabajo que sólo se encuentra en este sector), los profesionales vinculados a las empresas con contratos mercantiles (la última argucia legal utilizada por las empresas para encubrir verdaderas relaciones laborales) y los becarios ocupando puestos estructurales supliendo bajas de redactores o cubriendo sus vacaciones, son habituales en las empresas periodísticas y quedan desamparados en los propios convenios colectivos. Incluso el Convenio Marco Estatal de Prensa Diaria que logró firmarse, por primera vez, en 2001 ante la negativa de los editores a reconocerse como patronal del sector al considerarse a sí mismos industrias culturales, deja fuera a estos trabajadores. En 2005 el Juzgado de lo Social número 4 de Sevilla condenó a la Agencia Korpa, dedicada a la cobertura de noticias del corazón, a indemnizar a la familia de Ana Belén García González con 90.000 tras el accidente de tráfico ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 3 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 que sufrió la reportera cuando se dirigía a cubrir una información desde Sevilla a Córdoba en el que perdió la vida. A pesar de cubrir noticias a diario, con medios proporcionados por la empresa, con jornadas laborales establecidas y sus correspondientes descansos semanales, en una oficina facilitada por la agencia con los medios técnicos necesarios, acreditada por su medio y con las gastos cubiertos por Korpa, la reportera trabajaba sin contrato formalizado y era considerada por la Agencia como una profesional freelance.1 Este caso sólo es uno entre miles de situaciones similares que se detectan en los últimos años en los medios de comunicación con el agravante de que las prestaciones salariales han sufrido una merma importante. No es difícil encontrar redactores por 600 euros mensuales y periodistas “a la pieza” que no pueden darse de alta como autónomos porque no pueden hacer frente a las cotizaciones requeridas, lo que les sitúa inexcusablemente en la economía sumergida. Si a esta precariedad se le suma el desempleo, la situación en el sector es insostenible. Y las cifras lo demuestran. En septiembre de 2012, los periodistas que demandaban empleo en primera opción eran 13.383 (Ufarte, 2013) mientras que otras fuentes sitúan el desempleo en el sector en cifras cercanas a los 20.000.2 A esta fuerte subida han contribuido los continuos Expedientes de Regulación de Empleo presentados en medios de comunicación importantes (Telemadrid, El País, El Mundo, Radio Televisión de Valencia, Ser…) que han tenido como consecuencia inmediata miles de empleos destruidos. Pero, los que han logrado escapar a esta purga en sus medios no mantienen una situación cómoda. Las sinergias impuestas por editores y directores que obligan a los redactores a preparar cada información para distintos formatos incide directamente sobre la calidad del producto. Es imposible estar pendiente de recoger una buena imagen y un sonido limpio sin desviar la atención del contenido informativo. Según el informe Periodistas, empresas e instituciones. 1 Sentencia nº 384/06 del Juzgado de lo Social Número 4 de Sevilla, autos nº 853/2005 2 Cálculo aportado por la Federación de Sindicatos de Periodistas en el III Congreso celebrado en Madrid el 19 y 20 de octubre de 2013. ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 4 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 Claves de una relación necesaria, elaborado por Estudio de Comunicación, Demométrica y organizaciones sectoriales como la Federación de Asociaciones de la Prensa (FAPE), Asociación de Periodistas de Información Económica (API) y la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), el tiempo necesario para elaborar con rigor una noticia es de seis horas de media. Ahora bien, no es lo mismo hacerlo para una cadena de televisión que para una agencia. Según los primeros, el tiempo medio ronda las nueve horas, mientras que los últimos sólo precisan de dos horas. Los empleados de los medios escritos emplean ocho horas y los de radio seis. ¿Cómo hacer este cómputo cuando el mismo redactor tiene que preparar la noticia para el medio impreso y la plataforma digital (vídeo y fotografías incluidas)? ¿Y cuándo la misma pieza se ofrece en formato televisivo y en radio?. 3.La escasa conciencia del periodista como trabajador A esta situación no se ha llegado por casualidad. Históricamente, el periodista no se ha considerado a sí mismo trabajador sino un profesional liberal y hay que remontarse a 1919 para encontrar la primera y única huelga general de periodistas convocada por el primer Sindicato Español de Periodistas adscrito a la Unión General de Trabajadores, impulsado por el periodista palentino Ezequiel Endériz. Curiosamente, su plataforma reivindicativa podría retomarse hoy sin variar una coma, es decir, en un siglo poco se ha avanzado en la mejora de las condiciones laborales de los periodistas. Las colaboraciones gratuitas (Humanes, 1999) eran ya una preocupación en el sector que contaba, además, con un escollo aún más difícil de solventar, la escasa conciencia profesional de los periodistas quienes “a pesar de sus condiciones de vida y de trabajo, que en más de un aspecto los equiparaban con los proletarios, […] conservaban el individualismo propio del intelectual y de su clase de origen (Desvois, 1977: 52)”. Mariano González Rothvoss, secretario del Comité Paritario Interlocal de la Prensa de Madrid, recogió en su obra Una experiencia corporativa en la prensa del centro de España una relación detallada de los periodistas que tenían contrato de trabajo en 1929 y empujó a las empresas, con no demasiado éxito, ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 5 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 a formalizar contratos con sus redactores, entre otras cosas, porque eran los propios periodistas los que, en ocasiones, mostraban escaso interés por firmarlos al tener esta actividad como una segunda ocupación. El estallido de la Guerra Civil sumó a la mala situación laboral de los periodistas un aspecto más controvertido: la visión del profesional como un “apóstol del pensamiento”, según consta en el Decreto de 22 de marzo de 1938, conocido como Ley Serrano por ser su principal artífice Ramón Serrano Súñer. La Dictadura del General Franco sometió a los periodistas a la ideología imperante y les hizo funcionarios al servicio de la propagación de unas determinadas ideas. Suprimidos los partidos políticos y los sindicatos –a excepción de la Organización Sindical o Sindicato Vertical creado por la propia dictadura al que era obligatorio pertenecer- la prensa se convertía en el único vehículo transmisor de valores oficiales e instrumento de adoctrinamiento político. La resistencia sindical entre los periodistas era prácticamente inexistente pues sus mayores valedores –en torno a la UGT y la CNT- habían sido encarcelados, fusilados o residían ya en el exilio. La única organización profesional –que no sindical- fueron las Asociaciones de la Prensa que rápidamente se integraron en la estructura del Sindicato Vertical. Los periodistas quedaban, por tanto, neutralizados tanto en su estructura reivindicativa como en el desempeño libre de su actividad bien sujetos por un Decreto que estaría vigente hasta 1966. A pesar de que España en los años treinta, con la existencia de la UGT y la CNT era uno de “los países de Europa más organizados sindicalmente” (Führer, 1996: 52), incluidos los periodistas más comprometidos afiliados a estas dos organizaciones que tuvieron, además, un papel muy importante durante la Guerra Civil, la situación al término de la contienda no tuvo ningún parecido con la realidad anterior. Habrá que esperar hasta la década de los 60 para encontrar los primeros movimientos opositores de periodistas que demandaban, en aquel momento, libertad para el ejercicio profesional por encima de sus reivindicaciones laborales. ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 6 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 El Grupo Democrático de Periodistas de Barcelona fue uno de las organizaciones más reivindicativas. Integrado por periodistas en posesión del carnet profesional –sólo podían acceder a él quienes se encontraban inscritos en el Registro Oficial de Periodistas controlado por el Gobierno-, contratados como redactores y con formación específica para el desarrollo de esta actividad, tenía como objetivo principal asaltar la Asociación de la Prensa de Barcelona y dignificar una profesión que se encontraba secuestrada. Mientras la organización “oficial” de los periodistas de Barcelona se definía como una entidad profesional y cultural y “de beneficencia particular que tiene como fin esencial velar y atender los intereses morales, culturales, profesionales y materiales de los periodistas barceloneses a los que representa corporativamente (Roglam, 1992: 35)”, el Grupo se fijaba como objetivo, dentro de la dignificación de la profesión, terminar con las situaciones de precariedad que obligaban a muchos periodistas a compaginar su trabajo en varios diarios para llegar a final de mes. En la década de los setenta, periodistas de esta organización contactan con miembros de Comisiones Obreras que en aquellos momentos aún no se definía como una organización sindical sino como un movimiento político-social de oposición a la Dictadura. Trabajadores ligados a las Artes Gráficas son los encargados de llevar a cabo estas conversaciones que se materializan, después, en el apoyo a varias acciones reivindicativas. Con la muerte del General Franco en 1975 y la nueva Ley de Asociación Sindical de 1977 que permitía la constitución de sindicatos, los trabajadores fueron abandonando rápidamente la Organización Sindical franquista para integrarse en los nuevos sindicatos legalizados, según sus preferencias. ¿Ocurrió igual con los periodistas? Definitivamente, no. Cegados por los nuevos aires que corrían en España con unas libertades cívicas, políticas y sindicales recuperadas tras cuarenta años, los profesionales de los medios olvidaron su precaria situación laboral para ocuparse en la fundación de nuevos medios, la denuncia de atentados contra algunas cabeceras por parte de organizaciones fascistas, los procesamientos de varios periodistas por supuestos delitos de opinión o de exhibición –“los primeros meses de 1980 ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 7 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 serían sesenta los periodistas, escritores e intelectuales procesados por supuestos delitos relacionados con la libertad de expresión (García Galindo, 2009: 97)”- y el establecimiento de relaciones de camaradería con los políticos. Excepto los más concienciados, pertenecientes en su mayoría a grandes empresas como RTVE y en capitales importantes como Madrid o Barcelona, no se interesaron demasiado por defender sus derechos como trabajadores a través de las organizaciones sindicales. Las Asociaciones de la Prensa, presentes en prácticamente todas las ciudades españolas, continuaron siendo el referente de la profesión pero, además de tardar en reaccionar y adecuarse a los nuevos aires de libertad para la profesión que empezaban a soplar en una España que despertaba de un largo letargo, no entraron en las redacciones para intentar poner freno a las enquistadas situaciones de precariedad laboral que se mantenían en el colectivo. Por otra parte, las grandes centrales sindicales que lograron asentarse en los comités de empresa de los medios más influyentes, no fueron capaces de revertir la situación ya que, frente a la gran concienciación existente entre los trabajadores de los talleres y la administración, la escasa participación de las redacciones tuvo como consecuencia un gran peso de la representación sindical de estos dos sectores en los comités de empresa frente a la de la redacción. Mientras en rotativas, talleres, administración o reparto se controlaban los contratos y no había ningún trabajador en condiciones precarias, los periodistas seguían soportando un catálogo de irregularidades laborales de larga lectura. 4. El nuevo modelo impulsado por los sindicatos de Periodistas El asentamiento de la Democracia encontró una profesión completamente desregulada, con una Ley de Prensa de 1966 que algunos consideran aún en vigor en ciertos artículos al no haber sido expresamente derogada, un intrusismo profesional creciente al no existir aún hoy un censo oficial para saber cuántos periodistas hay trabajando en el sector, prácticas abusivas como las que se cometen con los becarios, los periodistas “a la pieza” o los mal llamados colaboradores y la ausencia de un estatuto profesional que ponga fin ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 8 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 a las ambigüedades, las lecturas interesadas y fije un marco estable de relaciones contractuales entre la empresa y el periodista que permita “delimitar el perfil de la profesión” (Desantes, 1992: 23) El panorama empeoró así como el creciente deterioro de la profesión y sus actores en la década de los 90 con una explosión de medios, en su mayor parte aventuras empresariales con dinero procedente de la burbuja inmobiliaria e intereses políticos que demandaban profesionales de la información. El caos en la profesión estaba servido. Miles de recién titulados accedían a puestos de trabajo sin importarles sus condiciones laborales, la sociedad empezó a considerar periodista a todo aquel que se ponía delante de un micrófono a dirigir cualquier concurso radiofónico, a los presentadores más mediáticos de las televisiones que con su gracejo personal encandilaban a las audiencias o a considerar noticia cualquier publirreportaje insertado entre las páginas de información de un diario. Este despropósito ayudó, poco a poco, a desprestigiar la profesión y a los periodistas que, bajo la presión de jornadas interminables y la rapidez para elaborar contenidos olvidaron los principios básicos de la ética profesional y no tuvieron en cuenta la obligación de ofrecer información honesta, veraz, plural y contrastada. Alarmados por este deterioro profesional, un grupo de periodistas de Barcelona, con experiencia en la militancia sindical, constituyeron en 1994 el Sindicato de Periodistas de Cataluña convencidos de que sólo desde la acción sindical en las redacciones y con las armas que pone a disposición de todos los trabajadores el Derecho Laboral se podía actuar contra las paupérrimas condiciones de los periodistas. Su experiencia se ha extendido a otras seis comunidades autónomas –Madrid, Andalucía, La Rioja, Galicia, Baleares y Canarias que cuentan con sindicatos profesionales de ámbito autonómico agrupados a nivel estatal en la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP). ¿Qué han aportado estas nuevas estructuras a la profesión? Principalmente, una forma distinta de entender el sindicalismo en las redacciones pequeñas o en aquellos medios que no tienen suficiente número de trabajadores para ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 9 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 formar un comité de empresa y una defensa combinada de los intereses laborales y los profesionales inherentes a la práctica del periodismo. Hasta la constitución de los sindicatos de periodistas, las grandes organizaciones de trabajadores predominantes en España –y también en este sector- sólo se habían ocupado de los grandes centros de trabajo donde el número de miembros en el comité de empresa es muy importante para el cómputo global de estos sindicatos a la hora de negociar convenios de ámbito estatal. Por otra parte, es en estos centros de trabajo donde se negocian acuerdos importantes que afectan a un gran número de trabajadores. Pero, la puesta en marcha de pequeños medios de ámbito local o provincial – periódicos, emisoras de televisión y radios locales de titularidad pública o privada, medios digitales…- que da trabajo a un gran número de profesionales no cuentan con ningún asesoramiento laboral. Por otra parte, la problemática de estos medios es peculiar, como lo es en general el trabajo en el sector con características singulares que escapan a las que se dan en otras actividades – trabajo en festivos, jornadas laborales especialmente largas en momentos informativos claves como elecciones, sucesos, competiciones deportivas- y el discurso de los grandes sindicatos, más acostumbrados a la defensa de un modelo de producción de fábrica, se situaba muy lejos de estas redacciones. Los sindicatos de periodistas, gestionados y dirigidos por profesionales que conocen muy bien el sector porque desarrollan en él su trabajo, han aportado un discurso cercano a las redacciones donde se registran situaciones impensables para cualquier otro sector productivo. Problemas ya superados en otras actividades profesionales como la obligación de regular la relación laboral con la empresa a través de un contrato de trabajo con arreglo a la legislación vigente en cada momento, la existencia de convenios colectivos de ámbito nacional, autonómico o de empresa donde se recogen los derechos de los trabajadores, la utilización de becarios para cubrir puestos estructurales en las empresas o la existencia de contratos mercantiles para encubrir relaciones laborales continúan presentes en los medios de comunicación. Esta tónica no sólo no ha mejorado con el paso del tiempo, sino que se ha agravado en los últimos diez años. El descontento entre los periodistas es patente y se refleja ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 10 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 en cada estudio que se realiza sobre la profesión y las condiciones laborales de sus protagonistas. En el realizado por las profesoras Cantalapiedra y Bezunartea y el profesor Coca entre los periodistas del País Vasco publicado en 2000, se ponía de manifiesto que el 40% de los periodistas desarrollan su actividad en régimen de colaboración a lo que se suma un gran porcentaje de becarios, lo que significa que el número del profesionales que trabajan de forma irregular llega a ser superior al que lo hace con un contrato convencional La independencia de estos sindicatos profesionales, definidos cada uno de ellos en sus estatutos fundacionales como una estructura “democrática, profesional, independiente, pluralista, unitaria y de clase”3 les ha dejado las manos libres para actuar en las redacciones sin ningún condicionamiento político o gubernamental y con un lenguaje directo, alejado del dictado por las cúpulas dirigentes de las grandes centrales aplicable a todos los sectores productivos, que les ha permitido entrar en las redacciones donde la concienciación de los periodistas como parte de la masa asalariada es aún escasa. 5- Un Estatuto del Periodista Profesional necesario Una de las propuestas que con más interés ha trabajado la Federación de Sindicatos de Periodistas ha sido la elaboración de un Estatuto del Periodista Profesional para regular el trabajo en prensa. Este texto, consensuado en el Foro de Organizaciones de Periodistas formado por organizaciones profesionales y sindicatos se presentó a la mesa del Congreso de los Diputados en septiembre de 2001 acompañado de una propuesta de Ley de Derechos Laborales de los Periodistas para dotar de un marco legal el contenido de un Estatuto que tenía como finalidad la defensa del derecho a la información de la ciudadanía. Pero la unidad de acción se rompió cuando la Federación de Asociaciones de la Prensa (FAPE) tras cambiar su presidente, decidió abandonar el Foro y presentar un texto alternativo. La excusa que esperaban políticos poco comprometidos con los intereses de los periodistas y 3 Estatutos del Sindicato de Periodistas de Andalucía, Título 1, Artículo 2º. ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 11 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 presionados por los grandes grupos de comunicación, estaba servida. Si no había acuerdo entre los propios periodistas, ¿qué podía hacer el Congreso?. Dardo Gómez, entonces Secretario de Organización de la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP), señalaba en el preámbulo del Estatuto “[…] no se puede hacer un ejercicio independiente del periodismo ni ejercer derechos como la cláusula de conciencia o la confidencialidad de las fuentes ni imponer principios básicos de la deontología profesional desde la precariedad laboral. Redacciones estructuradas sobre plantillas sin contrato alguno carecen de capacidad para oponerse a la manipulación o al tratamiento indecente de la información”.4 Mientras se cumplían largos trámites en el Congreso y sus correspondientes comisiones parlamentarias, donde se propuso escuchar a más de cien expertos, se producía en 2004 el cambio del Gobierno tras las Elecciones Generales y entonces, el PSOE que había dado su visto bueno al Estatuto cuando se encontraba en la oposición, empieza a no tenerlo tan claro cuando accede al Gobierno. Simultáneamente, los grandes grupos mediáticos se alían contra el Estatuto y el 10 de noviembre de 2005, en una coincidencia inédita, publican en El País, ABC, El Mundo, La Razón y La Vanguardia, un editorial contra el Estatuto en el que niegan, incluso, la competencia del Parlamento español para legislar en este asunto. En 2010, casi diez años después de su primera entrada en el Congreso, el Foro de Organizaciones de Periodistas, ante el estancamiento del tema, decide modificar algunos puntos del Estatuto propuesto para intentar aunar voluntades y convertirlo en una Ley Orgánica de Garantías del Derecho a la Información de la Ciudadanía (LOGDIC) que tiene pocas oportunidades de prosperar en este momento. Este ha sido el intento más serio de regular la profesión en Democracia pero los grandes intereses empresariales, en connivencia con políticos y algunas organizaciones profesionales han bloqueado una iniciativa que podía haber 4 Introducción a la edición del Estatuto del Periodista Profesional realizada por Dardo Gómez, Secretario de Organización de la FeSP. Octubre de 2003. ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 12 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 ayudado a poner coto a las malas prácticas laborales y profesionales que presentan los periodistas. Como contrapartida, enarbolan la bandera de la autorregulación que se ha mostrado completamente ineficaz para dignificar el trabajo en prensa. Y a estas dos circunstancias se han sumado las reformas laborales que han terminado de dar la puntilla a la profesión y restan poder a los sindicatos. Precisamente, estas organizaciones han registrado en los últimos años un descenso de la afiliación debido al gran número de profesionales expulsados del mercado laboral o que deciden dedicarse a otras actividades productivas como consecuencia de la precariedad a la que se ven sometidos. Un ejemplo de ello es el Sindicato de Periodistas de Andalucía en el que el porcentaje de afiliados en situación de desempleo ha pasado del 11% en 2010 al 25% en 2013 mientras que el número de bajas se ha situado en 2013 en un 3,5%, siendo la primera vez desde su constitución en diciembre de 1999 en la que la organización registra una bajada de la base afiliativa, realidad que responde al abandono de la profesión en la mayor parte de los casos. (Prieto, 2013: 326) 6.Conclusión Es urgente regular la profesión desde el derecho para garantizar la práctica profesional, preservar los principios deontológicos inherentes a esta actividad y garantizar a la ciudadanía su derecho a ser informados con veracidad y pluralidad. De lo contrario, no nos encontraremos ante una profesión titulada sino ante una práctica a la que puede dedicarse cualquiera sin necesidad de cumplir ningún tipo de código. La precariedad en las redacciones está contribuyendo a degradar la profesión por las malas condiciones de quienes la ejercitan y a los que se les está negando la posibilidad de acogerse a la cláusula de conciencia o el secreto profesional además de privarles de Consejos de Redacción que vigilen la calidad de la información, que no se trata, por otra parte, de una mercancía sino de un derecho. El periodista no es una máquina de hacer noticias, es un profesional reconocido que necesita dotar a su trabajo de calidad atendiendo principios fundamentales cuyo incumplimiento revierte directamente sobre la sociedad. Por tanto, ISBN-13: 978-84-15698-29-6 / D.L.: TF-715-2013 Página 13 Actas on-line: http://www.revistalatinacs.org/13SLCS/2013_actas.html Actas – V Congreso Internacional Latina de Comunicación Social – V CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2013 “la vinculación laboral no puede ser una patente de corso del empresario para obligar a los profesionales de la información a actividades que distan mucho de su función social. La defensa de su estatuto profesional resulta necesaria para garantizar la democracia redaccional. A tal efecto está dirigido el reconocimiento de una serie de derechos de los periodistas frente a la empresa informativa, cuando ésta pueda exigir comportamientos contrarios a la deontología profesional” (Aurrecoechea, 2013: 49). Para reconducir una situación que empeora cada vez más rápidamente, es necesaria la actuación conjunta de organizaciones profesionales, sindicatos, administración e instituciones como las universidades para, desde el ámbito de influencia de cada uno, se defina el ejercicio de la profesión periodística y las condiciones en las que lo hacen sus actores. Se hace imprescindible una actuación contundente de la autoridad laboral, a través de la Inspección de Trabajo, para terminar con las irregularidades contractuales en las redacciones, de las universidades para ejercer un mayor control sobre los becarios y desde las organizaciones profesionales y sindicatos para recuperar el prestigio profesional de los periodistas y denunciar las malas prácticas. En este sentido, el último congreso de la Federación de Sindicatos de Periodistas aprobó iniciar una estrecha colaboración con las inspecciones de trabajo para denunciar las irregularidades laborales de las redacciones. 6. 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